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origen_especias-169

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En primer lugar, nuestra ignorancia por lo que toca al conjunto de la
economía de cualquier ser orgánico es demasiado grande para decir qué
modificaciones pequeñas serán de importancia y cuáles no. En un capítu-
lo anterior he dado ejemplos de caracteres insignificantes -como el vello
de los frutos y el color de su carne, el color de la piel y pelo de los mamí-
feros- sobre los cuales, bien por estar relacionados con diferencias consti-
tucionales, bien por determinar el ataque de los insectos, podía segura-
mente haber obrado la selección natural. La cola de la jirafa parece como
un mosqueador construido artificialmente, y, a primera vista, parece in-
creíble que pueda haberse adaptado a su objeto actual por pequeñas mo-
dificaciones sucesivas, cada vez más adecuadas para un objeto tan trivial
como el de ahuyentar las moscas; sin embargo, tenemos que detenernos
antes de ser demasiado categóricos, aun en este caso, pues sabemos que
la distribución y existencia del ganado vacuno y otros animales en Amé-
rica del Sur depende en absoluto de su facultad de resistir los ataques de
los insectos, de modo que, los individuos que de algún modo pudiesen
defenderse de estos pequeños enemigos, serían capaces de ocupar nue-
vos pastos y de conseguir de este modo una gran ventaja. No es que los
grandes cuadrúpedos sean positivamente destruidos -excepto en algunos
raros casos- por moscas, pero se ven de continuo atormentados, y su
fuerza disminuye de manera que están más sujetos a enfermedades, o no
son tan capaces de buscar alimento en cuanto venga un tiempo de esca-
sez, o de escapar de los ataques de los carnívoros.
Órganos hoy de escasa importancia han sido, probablemente, en algu-
nos casos, de importancia suma a un antepasado remoto, y, después de
haberse perfeccionado lentamente en un período anterior, se han trans-
mitido a las especies actuales, casi en el mismo estado, aunque sean aho-
ra de poquísimo uso; pero cualquier modificación en su estructura real-
mente perjudicial habría sido, sin duda, impedida por selección natural.
De este modo, viendo la importancia que tiene la cola como órgano de
locomoción en la mayor parte de los animales acuáticos, puede quizás
explicarse su presencia general y su uso para muchos fines en tantos ani-
males terrestres que, con sus pulmones o vejigas natatorias modificadas,
denuncian su origen acuático. Habiéndose formado en un animal acuáti-
co una cola bien desarrollada, pudo ésta después llegar a ser modificada
para toda clase de usos, como un mosqueador, un órgano de prensión, o
como ayuda para volverse, según ocurre en el caso del perro, aun cuan-
do la ayuda en este último caso ha de ser muy pequeña, pues la liebre,
que apenas tiene cola, puede dar vuelta aún más de prisa.
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