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animales acuáticos hay muchos hermafroditas que se fecundan a sí mis-
mos; pero aquí las corrientes de agua ofrecen un medio manifiesto para
el cruzamiento accidental. Como en el caso de las flores, hasta ahora no
he conseguido -después de consultar con una de las más altas autorida-
des, el profesor Huxley- descubrir un solo animal hermafrodita con los
órganos de reproducción tan perfectamente encerrados que pueda de-
mostrarse que es físicamente imposible el acceso desde fuera y la infl-
uencia accidental de un individuo distinto. Los cirrípedos me parecieron
durante mucho tiempo constituir, desde este punto de vista, un caso difi-
cilísimo; pero, por una feliz casualidad, me ha sido posible probar que
dos individuos -aun cuando ambos son hermafroditas capaces de fecun-
darse a sí mismos- se cruzan positivamente algunas veces.
Tiene que haber llamado la atención de la mayor parte de los natura-
listas, como una anomalía extraña, el que, tanto en los animales como en
las plantas, unas especies de la misma familia, y hasta del mismo género,
sean hermafroditas y otras unisexuales, a pesar de asemejarse mucho en-
tre sí en toda su organización. Pero si de hecho todos los hermafroditas
se cruzan de vez en cuando, la diferencia entre ellos y las especies unise-
xuales es pequeñísima por lo que se refiere a la función.
De estas varias consideraciones y de muchos hechos especiales que he
reunido, pero que no puedo dar aquí, resulta que, en los animales y plan-
tas, el cruzamiento accidental entre individuos distintos es una ley muy
general -si no es universal- de la naturaleza.
Circunstancias favorables o la producción de nuevas formas por selec-
ción natural
Es éste un asunto sumamente complicado. Una gran variabilidad -y en
esta denominación se incluyen siempre las diferencias individuales- será
evidentemente favorable. Un gran número de individuos, por aumentar
las probabilidades de la aparición de variedades ventajosas en un perío-
do dado, compensará una variabilidad menor en cada individuo, y, es, a
mí parecer, un elemento importantísimo de éxito. Aunque la Naturaleza
concede largos períodos de tiempo para la obra de la selección natural,
no concede un período indefinido; pues como todos los seres orgánicos
se esfuerzan por ocupar todos los puestos en la economía de la naturale-
za, cualquier especie que no se modifique y perfeccione en el grado co-
rrespondiente con relación a sus competidores será exterminada. Si las
variaciones favorables no son heredadas, por lo menos, por algunos de
los descendientes, nada puede hacer la selección natural. La tendencia a
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