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modifica y perfecciona, otras tendrán que perfeccionarse en la medida correspondiente, o serán exterminadas. Cada forma nueva, además, tan pronto como se haya perfeccionado mucho, será capaz de extenderse por el territorio abierto y continuo, y de este modo entrará en competencia con otras muchas formas. Además, grandes territorios actualmente conti- nuos, en muchos casos debido a oscilaciones anteriores de nivel, habrán existido antes en estado fraccionado; de modo que generalmente habrán concurrido, hasta cierto punto, los buenos efectos del aislamiento. Por úl- timo, llego a la conclusión de que, aun cuando los territorios pequeños aislados han sido en muchos conceptos sumamente favorables para la producción de nuevas especies, sin embargo, el curso de la modificación habrá sido generalmente más rápido en los grandes territorios, y, lo que es más importante, que las nuevas especies producidas en territorios grandes, que ya han sido vencedoras de muchos competidores, serán las que se extenderán más lejos y darán origen a mayor número de varieda- des y especies; de este modo representarán el papel más importante en la historia, tan variada, del mundo orgánico. De conformidad con esta opinión, podemos quizá comprender algu- nos hechos, sobre los que insistiremos de nuevo en nuestro capítulo so- bre distribución geográfica; por ejemplo: el hecho de que las produccio- nes del pequeño continente australiano cedan ante las del gran territorio europeo asiático. Así también ha ocurrido que las producciones conti- nentales en todas partes se han llegado a naturalizar en tan gran número en las islas. En una isla pequeña, la lucha por la vida habrá sido menos severa, y habrá habido menos modificación y menos exterminio. Por esto podemos comprender cómo la flora de Madera, según Oswal Heer, se parece, hasta cierto punto, a la extinguida flora terciaria de Europa. To- das las masas de agua dulce, tomadas juntas, constituyen una extensión pequeña, comparada con la del mar o con la de la tierra. Por consiguien- te, la competencia entre las producciones de agua dulce habrá sido me- nos dura que en parte alguna; las nuevas formas se habrán producido, por consiguiente, con más lentitud y las formas viejas habrán sido más lentamente exterminadas. Y es precisamente en las aguas dulces donde encontramos siete géneros de peces ganoideos, resto de un orden pre- ponderante en otro tiempo, y en agua dulce encontramos algunas de las formas más anómalas conocidas hoy en el mundo, como Ornithorhyn- chus y Lepidosiren, que, como los fósiles, unen, hasta cierto punto, órde- nes actualmente muy separados en la escala natural. Estas formas anó- malas pueden ser llamadas fósiles vivientes:han resistido hasta hoy por 90
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