Logo Studenta

Historia De La Enfermeria

¡Este material tiene más páginas!

Vista previa del material en texto

3
Historia de la enfermería
J o s é S i l e s G o n z á l e z
Editorial guaClara
4
Fotocopiar libros no es legal
© del texto: JOSÉ SILES GONZÁLEZ, 1999 Y 2008.
© de esta edición:
EDITORIAL AGUACLARA
Roselló, 55. 03010 Alicante.
Tel.: 965 240 064
Impreso por: PUBLIDISA (Sevilla)
ISBN: 978-84-8018-164-8
Depósito legal: A-1062-2004
Impreso en España
5
0
Índice
6
I. FUNDAMENTOS HISTÓRICOS DE LA ENFERMERÍA. (TEORÍA Y PRÁCTICA DE
LA HISTORIA DE LA ENFERMERÍA.) 15
1. Conceptos de historia e historiografía: su aplicación a la enfermería. 16
2. Etimología de los cuidados de enfermería. 17
3. Objeto de la historia de la enfermería. 18
Campo y objeto de la historia de la enfermería. 18
4. Acontecimiento, tiempo e historia. 19
Tiempo de Chronos. 20
4.1. Interpretación del tiempo y su influencia en el concepto y
forma de la historia. 20
 5. El concepto de kairós: la relación fenomenología-historia de
la enfermería. 24
5.1. Relación kairós-satisfacción de necesidades humanas. 24
5.2. El kairós como mensaje histórico. 25
5.3. Filosofía de la historia de la enfermería. 25
5.4. El «mundo de la vida» y la historia de la enfermería. 26
5.5. «Mundo de la vida» y concepto de cultura. La relación
fenomenología-historia de la enfermería. 27
6. Requisitos para la existencia de historia. 29
6.1. Conexión de acontecimientos. (Continuidad.) 30
6.2. Relación de las conexiones con algo o con alguien que les
dé coherencia específica y forma. 31
6.3. Proceso de interpretación (conceptualización, comprensión y
significado de la historia de la enfermería). 31
7. Praxis histórica e historia de la enfermería. 31
Praxis histórica como utilidad para una disciplina 32
8. La investigación en historia de la enfermería. 33
8.1. La provisionalidad del método: historia general e historia
especializada. 33
8.2. Relación entre método y técnica en historia de la enfermería. 36
8.3. Técnicas cualitativas y cuantitativas para historia de la enfermería. 37
8.4. Observación documental. Observación directa y localización
de fuentes. 38
8.4.1. Observación documental en archivos, hemerotecas y bibliotecas. 38
9. Desarrollo historiográfico de la historia de la enfermería. 42
9.1. Historia social: síntesis histórica e historia total: dos antecedentes
esenciales para la existencia de la historia de la enfermería. 44
9.2. Publicaciones periódicas de historia de la enfermería en el
ámbito anglosajón y en España. 46
9.3. Historiografía española. 48
10. Documentación histórica e historia de la enfermería. 50
10.1. Taxonomía de las fuentes históricas. 50
10.2. Análisis documental (crítica de las fuentes históricas). 52
10.3. Historia oral y enfermería. 53
10.3.1. Introducción. 53
10.3.2. Una forma de actuar en la historia oral. 55
7
10.3.3. El proyecto de historia oral y sus fases. 56
10.4. Métodos y técnicas biográficas: historias de vida. 58
10.4.1. Documentos personales. 59
10.4.2. Documentos biográficos obtenidos por encuesta. 60
10.4.3. Puntos fuertes y débiles de las historias de vida. 61
10.5. El análisis de contenido. 63
10.5.1. Texto y contexto. 64
10.5.2. Fases del análisis cualitativo del contenido. 65
10.5.3. El estilo. 72
10.5.4. El análisis del discurso. 74
10.5.5. Iconografía. 75
Método de análisis iconográfico. 76
11. Las técnicas cuantitativas: la historia serial, sus objetivos, utilidades
y limitaciones. 77
11.1. Fuentes estadísticas para el estudio de grupos profesionales. 79
11.2. La estructura y la coyuntura histórica en enfermería y los
indicadores coyunturales. 80
11.3. El significado de la medición: variables e indicadores. 82
Variables cuantitativas, cualitativas, discretas y continuas. 82
Niveles de medición de las variables (nominal, ordinal,
intervalo y proporción). 82
Indicadores. 83
La estadística. 83
Estadística descriptiva e inferencial. 83
Técnicas de representación gráfica de los datos. 84
Notas. 85
II. PREHISTORIA Y CUIDADOS DE LA SALUD. LOS ORÍGENES DE LOS CUIDADOS:
ANIMISMO Y ENFERMERÍA. 89
1. La división tradicional de la historia en edades. 90
2. Los albores: animismo y enfermería. 90
3. Interpretación de los fenómenos relacionados con la salud-enfermedad:
estado de participación general, animismo, magia y cuidados de
supervivencia. 91
3.1. Origen y evolución del animismo. 92
3.2. La magia. 93
4. La tribu como unidad funcional de los cuidados de la salud. 94
5. Elemento funcional: primeras mujeres cuidadoras y los cuidados
de supervivencia. Hechiceros y brujas. 96
6. El marco funcional en el contexto tribal: el campamento refugio. 100
6.1. El marco funcional en el Paleolítico inferior. 100
6.2. El marco funcional en el Paleolítico medio (Musteriense). 101
6.3. El marco funcional en el Paleolítico superior. 101
7. La fuente de conocimientos de los cuidados de la salud y sus
mecanismos de transmisión. 102
8. El arte como representación de la realidad y aproximación mágica a ésta. 102
9. El Paleolítico en España. 104
8
Organigramas. 105
Notas. 106
III. LA FASE RELIGIOSO-INSTITUCIONAL EN LA HISTORIA DE LA ENFERMERÍA. 107
1. Características generales del periodo religioso-institucional:
la interpretación dualista de la salud y la enfermedad. Mitos
y cuidados de la salud. 108
1.1. Los cuidados de salud en la vida cotidiana: la familia, el hogar y
el papel de la mujer. 109
1.2. Los cuidados de salud en el plano religioso institucional:
sacerdote, templo y familias de dioses protectores. 110
Mito, religión y familia de dioses (unidad funcional). 110
1.3. La interpretación dualista de la salud y la enfermedad: los
mitos y las religiones. 112
Los sacrificios. 113
Tipos de sacrificios en las culturas antiguas. 113
Relación entre arte y cuidados de la salud. 114
Fuente de conocimiento y mecanismos de transmisión. 114
1.4. Los hebreos. 114
1.5. Los egipcios. 115
2. Culturas antiguas del Próximo Oriente y del Mediterráneo. 117
2.1. Las primeras ciudades: el creciente fértil. 119
2.2. Los hebreos. 121
2.3. Egipto. 122
Características generales. 122
La organización política y religiosa. 123
Las pugnas religiosas y el fracaso del monoteísmo en Egipto. 123
La composición social de Egipto. 123
Los cuidados de salud en la vida cotidiana:la familia, el hogar, el
papel de la mujer; los médicos empíricos y otros cuidadores. 123
 El hogar (marco funcional). 125
 La familia (unidad funcional). 126
Los cuidados de salud en el plano religioso-institucional: el
sacerdote, el templo y la religión. 126
2.4. Grecia. 129
Características generales. 129
Organización social, política y religiosa. 130
La religión de los griegos y la interpretación de la salud y la enfermedad. 131
Cuidados de salud en el marco de la vida cotidiana: la mujer,
partera, médicos empíricos y esclavos cuidadores
(elemento funcional). 132
Cuidados de la salud desde la perspectiva religioso-institucional. 136
Fuente de conocimientos sobre salud y enfermedad y la
transmisión de éstos. 139
2.5. Roma. 141
Características generales. 141
Organización social, política y religiosa. 141
9
Cuidados de salud en la vida cotidiana (Roma precristiana). 143
Mujeres, nodrizas, parteras, iatralepta, parabolani,nosocomi,
esclavos y médicos laicos (elemento funcional). 143
El hogar: xenodochia, iatrion, valetudinaria y baños
(marco funcional). 147
La familia (elemento funcional). 148
Cuidados de salud en el plano religioso-institucional de la Roma
precristiana. 148
Cuidados de salud en el marco de la vida cotidiana /Roma cristiana). 151
La mujer (elemento funcional). 151
El hogar (marco funcional). 151
La familia (unidad funcional). 152
Cuidados de salud en el plano religioso-institucional de la Roma cristiana. 152
Los sacerdotes, obispos, matronas, diaconisas
(elemento funcional). 152
El templo, xenodochia, iatrion y diaconías (marco funcional). 154
La religión cristiana (unidad funcional). 154
Fuentes de conocimientos y sus mecanismos de transmisión. 156
Arte y cuidados de la salud en las culturas antiguas. 157
La Península ibérica y el hospitium celtibérico. 158
3. Los cuidados de enfermería en la Edad Media. 159
3.1. Características generales. 159
Organización social, política y religiosa. 160
3.2. Vida cotidiana y cuidados de salud en la Edad Media. Mujeres,
nodrizas, parteras, siervos, médicos, barberos y sangradores
(elemento funcional). 161
La familia (unidad funcional). 163
El hogar, el xenodochium y el iatrion (marco funcional). 164
El significado del lecho en la Edad Media. 165
3.3. Cuidados de salud en el plano religioso-institucional.
Sacerdotes, monjes, beguinas, monjas, mendicantes y
cruzados (elemento funcional). 166
Los cruzados. 169
Monasterios, conventos, beguinajes y hospitales (marco funcional). 170
Magia, religión y familia monástica (unidad funcional). 173
Religión y familia de santos protectores. 174
3.4. Fuente de conocimientos y sus mecanismos de transmisión. 175
3.5. Arte y enfermería en la Edad Media: utilitarismo o estética hospitalaria. 176
3.6. La Edad Media en Hispania. 177
La importancia de las peregrinaciones: la peregrinación a
Santiago de Compostela. 178
4. Los cuidados de enfermería en el Renacimiento. 179
4.1. Características generales. 179
Organización social, política y religiosa. 179
La interpretación de las enfermedades. 180
4.2. Los cuidados de enfermería en el plano de la vida cotidiana. La
10
mujer, la nodriza, la criada, las comadronas, los cirujanos
barberos y sangradores y los médicos (elemento funcional). 180
La familia (unidad funcional). 183
El hogar y el taller del barbero sangrador (marco funcional). 184
4.3. Cuidados de enfermería en el Renacimiento desde la perspectiva
religioso-institucional. Reformismo. 186
Monjas, monjes, sacerdotes (elemento funcional). 187
Los hospitales (marco funcional). 188
Magia, religión, familia de santos protectores (unidad funcional). 189
4.4. Fuente de conocimientos y sus mecanismos de transmisión. 190
4.5. Estética y utilitarismo de la actividad artística en los cuidados
de la salud. 191
4.6. El Renacimiento en España. 192
Organigramas. 195
Notas. 199
IV. LA ENFERMERÍA PREPROFESIONAL: LA LARGA TRANSICIÓN HACIA LA
PROFESIONALIZACIÓN (DE FINALES DEL SIGLO XVIII AL XX). 203
1. La transición hacia la profesionalización de la enfermería: las
revoluciones y el movimiento reformista. 204
1.1. Características generales. 204
1.1.1. Revolución política y geográfica. 205
Mujer, la matrona (elemento funcional) y hogar (marco funcional). 207
1.1.2. Revolución industrial y demográfica. 208
Hogar, hospitales y falansterios (marco funcional). 209
Los falansterios. 211
1.1.3. Revolución científico-tecnológica y cultural. 212
1.2. La incidencia de los conflictos bélicos en la profesionalización
de la enfermería. 213
1.2.1. Introducción. 213
1.2.2. La guerra de Crimea y la obra de Florencia Nightingale. 215
1.2.3. El primer organismo internacional encargado de la atención
a los heridos de guerra: el nacimiento de la Cruz Roja. 217
1.2.4. La guerra de Secesión. 217
La Womens’s Central relief y la formación de enfermeras
en la guerra de Secesión. 218
1.2.5. El conflicto hispano-norteamericano (1898). 220
1.2.6. La guerra civil española. 220
1.2.7. Las dos guerras mundiales. 221
2. El reformismo y la profesionalización de la enfermería. 222
2.1. Movimiento reformista y beneficencia. 222
2.2. Concepto de reformismo. 223
2.3. El reformismo en Europa. 223
Los seguidores de Howard: Elizabeth Gourney Fry, Dorotea
Lynde Dix y las diaconisas de Kaiserswerth. 225
2.4. La profesionalización de la enfermería: la escuela de Nightingale. 227
3. Fuentes de conocimientos y sus mecanismos de transmisión. 231
11
4. Arte y utilidad. 231
5. Reformismo e institucionalización de la enfermería en España. 233
Introducción. 233
5.1. Reformismo, sistema educativo y enfermería. 234
5.1.1. Evolución de las denominaciones preprofesionales de la
 enfermería en España. 234
Practicantes. 235
Cirujanos sangradores. 235
Comadronas y parteras. 236
Barberos. 236
Los ministrantes. 237
Enfermeras: las líneas maestras de su evolución histórica. 237
5.1.2. Evolución histórica de las titulaciones de enfermería (siglo
 XIX y principios del XX). 240
Los intentos de reforma educativa durante el periodo
absolutista. 240
Ensayos educativos de los liberales. 241
Los títulos de enfermería durante la Restauración. 244
La dictadura de Primo de Rivera y la enseñanza de
enfermería. 247
5.1.3. Las primeras escuelas de enfermería en España. 248
La escuela de enfermeras Sta Isabel de Hungría. 248
La escuela de enfermería de la Casa de Salud Valdecilla. 249
Las primeras escuelas de enfermeras catalanas: Sta Madrona
y la escuela de enfermeras de la Mancomunitat. 250
 · La escuela de enfermeras de Sta Madrona. 250
 · La escuela de enfermeras de la Mancomunitat y de la
 Generalitat. 251
5.1.4. La influencia de la Cruz Roja en la enfermería española. 251
5.2. El reformismo en la enfermería española: la figura y la obra
de Concepción Arenal. 254
5.2.1. La situación de la enfermería española: un análisis del
 sistema hospitalario. 254
5.2.2. Los deberes domésticos y las actividades de enfermería: un estudio
 comparativo de la realidad doméstica sanitaria decimonónica. 256
5.2.3. Las actividades de enfermería en el hospital de beneficencia. 257
5.2.4. Las prácticas clínicas de enfermería en el marco del sistema
 benéfico. 259
5.2.5. El proyecto de reforma de la enfermería española presentado
 por Concepción Arenal. 262
5.3. El proceso de institucionalización de la enfermería española (1900-1936). 264
5.3.1. Antecedentes ideológicos, jurídicos y sociales: el Instituto de
 Reformas Sociales y el Instituto Nacional de Previsión. 264
5.3.2. La Escuela Nacional de Puericultura. 265
Orientación curricular en la Escuela Nacional de Puericultura. 266
5.3.3. La Escuela Nacional de Sanidad. 268
12
Orientación curricular de la Escuela Nacional de Sanidad. 268
5.3.4. La institucionalización de la enfermería española en la II República. 269
La reforma de la enfermería mental: practicantes,
enfermeros y visitadoras psiquiátricos. 269
5.3.5. La incidencia de la institucionalización en otras ramas
de la enfermería. 272
Enfermería y lucha antituberculosa. 272
La enfermería y la lucha antivenérea. 272
Matronas, visitadoras, puericultoras y dispensario de
higiene infantil. 273
Practicantes dentistas. 273
Practicantespodólogos. 274
5.3.6. Evolución de los estudios de practicantes, matronas y enfermeras
(desde la legalización del título de enfermería hasta la II República). 274
Los practicantes. 274
Matronas. 275
Enfermeras. 275
Gráficos. 277
Organigramas. 279
Notas. 281
V. LA FORMACIÓN DE LOS PROFESIONALES DE LA ENFERMERÍA TRAS LA GUERRA CIVIL:
DEL NACIONAL-CATOLICISMO Y LA SECCIÓN FEMENINA A LA ETAPA UNIVERSITARIA. 283
1. Evolución de los títulos. 284
1.1. Predominio ideológico de la Falange y la religión. 284
1.2. El inicio de la etapa tecnocrática. 284
1.3. Una ocasión histórica: la opción de integración universitaria. 286
2. Evolución histórica global de los estudios de practicantes, matronas,
enfermeras (1942-43 / 1955-56) y A.T.S. (1956-57 / 1976-77). 287
2.1. Los practicantes. 287
2.2. Las matronas. 288
2.3. Las enfermeras. 289
2.4. Evolución comparada de las carreras de practicante, matrona
y enfermera. 289
2.5. Los Ayudantes Técnicos Sanitarios. 290
3. El inicio de la etapa universitaria: los diplomados de enfermería. 290
Notas. 293
VI. CORPORATIVISMO Y ENFERMERÍA. 295
1. Antedecentes: cofradías y gremios. 296
1.1. La decadencia de los gremios. 297
1.2. Las causas de la ausencia de gremios de enfermeras. 297
1.3. Inicios del corporativismo en la enfermería anglosajona. 298
2 Corporativismo en España. 300
2.1. Introducción. 300
2.2. El origen común de la colegiación en las profesiones sanitarias:
el caso de las matronas y los practicantes. 301
2.3. La tardía colegiación de las enfermeras. 307
13
2.4. Evolución comparada de la colegiación de practicantes,
matronas y enfermeras. 308
2.5. Sindicatos y colegios de enfermería. 309
Notas. 311
VII. EL FUTURO DE LA ENFERMERÍA COMO CIENCIA Y COMO PROFESIÓN. 313
1. Las coordenadas científicas de la enfermería. 314
1.1. El objeto de la disciplina. 314
1.2. Las coordenadas científicas. 314
1.2.1. Supuestos socioantropológicos. 314
1.2.2. El objeto (sujeto) antropológico en enfermería. 315
1.3. Justificación del sistema de necesidades como fuente de
conocimiento de la disciplina (la ciencia como cuerpo de
conocimientos). 316
2. El problema de la naturaleza del conocimiento:
epistemología y enfermería. 317
2.1. Consecuencias de la indefinición epistemológica. 317
2.2. La enfermería como disciplina práxica y prescriptiva. 317
2.3. La posibilidad de una opción de vida no pragmática: libertad
y pragmatismo subjetivo. 319
3. El método y los modelos de enfermería. 320
3.1. Definición y problema del método. 320
3.2. La negligencia en las metodologías actuales. 320
3.3. Los paradigmas y la enfermería. 321
3.4. Niveles de codificación del lenguaje científico. 322
3.5. Los paradigmas imperantes en el contexto científico y su nivel
de adecuación a la enfermería. 323
4. Las coordenadas profesionales de la enfermería. 327
4.1. El concepto de profesión. 327
4.2. Características generales de la profesión de enfermería. 327
4.3. Rol del profesional de enfermería. 328
4.4. Campos de actuación de la enfermería. 329
5. Código deontológico. 330
A modo de conclusión. 331
Gráficos. 332
Notas. 333
CONCLUSIONES. 339
ANEXOS. 345
Anexo I: Archivos. 346
Anexo II: Entrevista oral (no sometida a tratamiento posterior). 350
Anexo III: Análisis de textos. 355
Anexo IV: Análisis iconográfico:
Pintura. 360
Escultura. 361
Anexo V: Recursos de enfermería en internet. 362
BIBLIOGRAFÍA Y FUENTES. 363
This page intentionally left blank 
15
I
Fundamentos históricos de la enfermería
 (Teoría y práctica de la historia de la
enfermería)
16
1. Conceptos de historia e historiografía: su aplicación a la
enfermería.
El término historia ha sido empleado desde tiempos remotos. Del análisis de los
textos de Herodoto, Eforo y Homero, se deducen los tres significados fundamentales
que los griegos asignaron a esta palabra:
—Investigación e información sobre la investigación.
—Descripción exacta de los hechos.
—Historia poética.
Ya Hegel se planteó la cuestión de separar los significados del hecho histórico como
realidad, evento o cosa sucedida (res gestae), y el estudio y relación de esos hechos o rea-
lidades históricas (rerum gestarum), y desde este planteamiento se empezó a desarrollar
la crítica histórica. Sin embargo, la necesidad de separar las ciencias de su campo de
conocimiento se ha atribuido al pensamiento positivista en cuyo marco se opinaba que:
«Primero se descubren los hechos y luego se construye la ciencia» (Aróstegui, 1995).
En conclusión, el término historia debe ser interpretado como realidad, suceso o hecho;
e historiografía, como el arte de escribir la historia1, conjunto de obras e investigaciones
históricas y, en definitiva, como la producción histórica. La historia ha sido definida de
muchas formas, pero quizás una de las definiciones más genéricas sea aquella que afir-
ma que:
La historia es la cualidad temporal que tiene todo lo que existe y también,
en consecuencia, la manifestación empírica —es decir, que puede ser obser-
vada— de tal temporalidad. (Aróstegui, 1995.)
Otras definiciones de historia que no se contradicen con la anterior y la complemen-
tan son las de Febvre y Vilar:
Ciencia del perpetuo cambio de las sociedades humanas, de su perpetuo
y necesario reajuste a nuevas condiciones de existencia materiales, políti-
cas, morales, religiosas e intelectuales. (Febvre, 1970.)
La relación, la conjunción establecida por iniciativa del historiador, en-
tre dos planos de la humanidad: el pasado vivido por hombres de otra época,
y el presente en el que se desarrolla el esfuerzo por la recuperación de aquel
pasado para beneficio del hombre actual y venidero. (Carr, 1979.)
Estudio de la dinámica de las sociedades humanas y todos los tipos de
acontecimientos que constituyen su materia. (Vilar, 1980.)
La historia debe ser considerada como la única ciencia a la vez dinámica
y global de las sociedades. (Vilar, 1976.)
En consecuencia, si todo ser humano y toda sociedad lo son en primer lugar porque
tienen historia, las enfermeras y los enfermeros no constituyen ninguna excepción y en
cada etapa histórica pasada, presente o futura, fueron, son y serán lo que históricamente
sean capaces de demostrar. Por tanto, en el terreno de la historia de la enfermería es
preciso establecer de qué idea de enfermería se parte (¿qué es la enfermería?) para
poder llegar a una idea de su historia, lo que delata la estrechísima e irrenunciable vin-
culación entre la teoría de la enfermería y su historia.
Por último, se puede afirmar que, sin la demostración histórica de la enfermería, es
17
imposible afirmar su existencia como entidad socioprofesional. Al igual que el hombre
sólo puede expresarse a través de su existencia en la sociedad —y como tal ha de ser
estudiado por la historia—, la historia de la enfermería debe ser estudiada teniendo
siempre en cuenta las características de la sociedad a la que pertenece (¿qué es la enfer-
mería en tal o cual sociedad en una época determinada?). Ni siquiera puede hablarse de
una enfermería actual que pueda desvincularse de su historia, dado que la enfermería en
la sociedad del momento es, en cada cultura, el conjunto de reglas, roles, prácticas y
relaciones que condicionan causalmente su acción y su imagen en la sociedad, siendo el
resultado tanto voluntario como involuntario de la acción y el pensamiento estructurante
que se proyecta desde el pasado.
En el marco de la enfermería, los términos historia de la enfermería deben ser em-
pleados para referirse a los hechos, sucesos, eventos o acontecimientos que tienen lugar
en un tiempo dado y que componenla base del estudio historiográfico en materia de
cuidados enfermeros; mientras que la palabra historiografía debe interpretarse como
sinónimo de escritos, estudios, análisis, resultados, explicaciones y conclusiones que,
en conjunto, constituyen la producción historiográfica en enfermería.
2. Etimología de los cuidados de enfermería2.
El análisis antropológico del concepto enfermería contribuye en gran medida a la
clarificación del significado histórico del mismo. El término anglosajón nurse con el
que se designa a la enfermería se deriva de palabras latinas tales como nutrire (alimen-
tar) y nutrix (mujer que cría). Conforme la sociedad fue evolucionando, estas palabras
fueron ampliando su significado para adaptarlo a las nuevas realidades que iban sur-
giendo, tales como la aparición de mujeres que lactaban y criaban niños de otras (nodri-
zas). La palabra enfermería es mucho más reciente pues es coetánea del término «enfer-
medad» (infirmitas) y tal vez por ello, paradójicamente, define de forma mucho más
concreta la actividad del cuidador restringiendo la misma a los cuidados de los enfer-
mos (cuidador de enfermos/enfermero-a), lo cual ha llevado a confusión a la hora de
interpretar de forma demasiado estrecha una actividad ancestral que desde sus orígenes
se ha ocupado de tareas que iban mucho más allá del mero cuidado de enfermos. En
consecuencia, cabe afirmar que, desde los orígenes del hombre, las actividades de enfer-
mería tienen su reflejo en los cuidados más elementales, que son los relacionados con la
supervivencia: los cuidados durante el parto, la crianza, la lactancia y el destete. La
perpetuación de las sociedades tribales dependía del nivel de éxito en tales cuidados,
dada la extremada mortalidad que acechaba ese delicado periodo del que dependía la
reproducción, mantenimiento y mejora del precario sistema social de la época. De esta
situación se deducen dos factores trascendentales en la historia de la enfermería: el gran
protagonismo de la mujer y la importancia de los cuidados directamente implicados en
la satisfacción de necesidades de supervivencia, en general, y de alimentación, en parti-
cular. Todo lo que de bueno o malo haya tenido y tenga la enfermería proviene de ese
núcleo original cuyo carácter vertebrador no debe pasar desapercibido para los historia-
dores de la enfermería contemporánea.
18
3. Objeto de la historia de la enfermería.
La materialidad de la realidad histórica consiste esencialmente en que el hombre
interpreta lo histórico como algo material y tangible (experiencias humanas que, con el
transcurrir del tiempo, son consideradas como huellas, restos, rastros, etc.). A estas hue-
llas se les confiere el rango de «reliquias», y pasan a integrarse en la realidad cultural en
forma de «relatos» (Bueno, 1978).
Campo y objeto de la historia de la enfermería.
El gran handicap en la definición del objeto de la ciencia histórica radica en el carác-
ter global de dicha disciplina, dada la amplitud de la parcela susceptible de investiga-
ción histórica: la sociedad en el tiempo. La historia se ocupa del estudio de la realidad
humana en el tiempo sin excluir ninguno de sus niveles, dimensiones o manifestaciones,
por lo que la complejidad de la realidad humana constituye un hecho que, unido al
desarrollo historiográfico, ha llevado a la historia a la necesidad de acotar su objeto de
estudio. A su vez, esta necesaria y progresiva fragmentación de su objeto de conoci-
miento ha ido vertebrando la ciencia histórica de tal manera que se han generado dife-
rentes subdisciplinas entre las que se encuentra la historia de la enfermería, la cual se ha
ido construyendo desde la aparición de nuevas tendencias historiográficas (Escuelas de
los Annales, desarrollo de la historia social y de la historia de género) fundamentándose
en la experiencia investigadora sobre el fenómeno humano en el contexto de los cuida-
dos y en la reflexión crítica sobre ella (Aróstegui, 1995).
CAMPO:
Conjunto finito de hechos que constituyen la base empírica de un conocimiento.
La historiografía extrae sus datos empíricos de un campo muy concurrido: la socie-
dad. Por supuesto, el campo «sociedad» constituye la parcela de estudio de muchas
disciplinas que comparten el mismo campo: el fenómeno humano. Las ciencias sociales
construyen su conocimiento a partir de la investigación del mismo campo: el fenómeno
humano; y lo hacen desde distintas perspectivas, desde diferentes planteamientos y en-
foques. Esta diferenciación en el enfoque del campo es la que les confiere identidad
específica a todas y cada una de las ciencias. Es decir, sobre el mismo campo del «fenó-
meno humano» se erigen diversas disciplinas que observan el campo «fenómeno huma-
no» desde una óptica particular; a esa forma diferente de estudiar el campo se le deno-
mina objeto, o también problema.
OBJETO O PROBLEMA:
La forma particular de abordar el campo científico que le confiere
identidad propia a una disciplina y que le señala aquello sobre lo que
tiene que indagar dentro de un campo.
Metafóricamente se puede comparar con un banco (campo) en el que las distintas
19
naciones (ciencias) realizan sus transacciones utilizando cada una sus propios intereses
y sus con sus propias monedas. En consecuencia, se puede decir que, si la comprensión
del fenómeno humano puede realizarse desde diferentes manifestaciones, dimensiones
y perspectivas, es lícito afirmar que en un mismo campo pueden establecerse diversos
objetos de conocimiento o problemas. Recapitulando sobre todo lo expuesto, se puede
asegurar que el objeto le confiere identidad específica y autonomía a una ciencia, inde-
pendientemente de que ésta comparta el mismo campo con otras disciplinas. El campo
científico de la historia es el fenómeno humano, y su forma de abordarlo desde la pers-
pectiva temporal es lo que constituye, a grandes rasgos, su objeto. El nacimiento de la
historia de la enfermería está relacionado con esa necesidad que tiene la historia de
acotar cada una de las parcelas de estudio de las experiencias humanas a través del
tiempo, y supone un paso más en el arduo proceso de organización y operativización del
trabajo histórico.
Lo que dota de identidad específica a la historia de la enfermería elevándola a esta-
tuto disciplinar es su objeto-problema (aquello que le corresponde investigar): la evolu-
ción en el tiempo del fenómeno humano en el contexto de los cuidados vinculados al
intervalo salud-enfermedad, que están directamente relacionados con el proceso de sa-
tisfacción de necesidades.
4. Acontecimiento, tiempo e historia.
Tal como señala Kahler, la historia es acontecer, un modo particular de acontecer, y
el torbellino que genera. Donde no hay acontecer no hay historia. La estabilidad perma-
nente, la ausencia de tiempo, el nirvana o el sentimiento de eternidad son esencialmente
ahistóricos, porque no se pueden encadenar los acontecimientos donde no transcurre el
tiempo. He aquí dos conceptos de cuya clasificación dependerá en gran medida la apre-
ciación del tema histórico en general y de la historia de la enfermería en particular: el
tiempo y el acontecimiento. Para Aróstegui, el acontecimiento es el núcleo del proceso
histórico, hasta el punto de que llega a catalogarlo como el agente de la historia (agente
de cambio histórico) (Aróstegui, 1995). Un acontecimiento, evento o suceso está sujeto
a múltiples interpretaciones debido a su gran potencial polisémico: suceso como des-
gracia personal o colectiva; evento como gran episodio; acontecimiento como instante,
como acontecer; acontecimiento fenomenológico como la caída de un cuerpo, el trans-
currir de un minuto o un segundo; pero también comparten este amplio significado del
término eventos tales como batallas, revoluciones, desastres, coronaciones, bodas, etc.
Una definición bastante genérica del término es la aportada por Von Wright: el aconte-
cimiento consiste, sustancialmente, en un par de estados sucesivos. Estado y aconteci-
miento constituyen, pues, dos situaciones correlativas.Estados sucesivos y correlatividad
de las situaciones implicadas en los mismos nos llevan directamente a analizar los con-
ceptos de salud y enfermedad como el resultado de la interpretación de momentos suce-
sivos y diferenciados de la vida de los hombres. La salud y la enfermedad son, en reali-
dad, situaciones que el hombre sólo puede diferenciar en razón de su experiencia histó-
rica... experiencia histórica sustentada en el transcurrir del tiempo.
20
Tiempo3 de Chronos
El tiempo ha sido empleado para medir el movimiento de las cosas sujetas a varia-
ción, cambio. Así, la sociedad, la vida, la enfermedad y todos los fenómenos sin excep-
ción han sido medidos en función de su duranción, es decir, del tiempo que han perma-
necido pudiendo ser observados por la historia.
La acepción cronológica de la historia se aplicó por primera vez en las crónicas:
libros que narran los acontecimientos históricos por orden temporal. La Biblia es una
crónica en tanto que describe los sucesos siguiendo un orden temporal «cronológico».
El concepto tiempo de chronos se opone a la interpretación existencial del tiempo, y esta
circunstancia adquiere especial relieve en la historia de la enfermería. Del término chronos
se deriva el concepto crónico, cuyo significado («proceso que se alarga en el tiempo»),
conjuntamente con el concepto de cambio, fue adaptado por Braudel para clasificar los
diversos tiempos según la duración de los fenómenos históricos. Braudel señala que lo
que más perdura en el tiempo es lo estructural (Vilar, 1980)4. El hombre percibe y
conceptualiza el tiempo mediante la experiencia del cambio. Desde tiempos ancestrales,
los cambios en los estados de salud han constituido la fuente principal de percepción y
conceptualización tanto de la salud como de la enfermedad. (Tabla I. 1.)
Tabla I. 1
Clasificación del tiempo por su duración
Sus correspondencias «situaciones de salud-enfermedad»
• Tiempo de «larga duración», conceptualizado mediante la aplicación del pensa-
miento estructuralista y con perspectiva colectiva.
• Tiempo de «media duración», relacionado con el carácter coyuntural de los fenó-
menos históricos.
• Tiempo de «corta duración», teniendo en cuenta la especificidad de los eventos y
el carácter individual de los fenómenos históricos.
Fuente: BRAUDEL, F. (1968). La historia y las ciencias sociales. Alianza, Madrid.
De forma que, según el historiador vaya acotando su objetivo hasta llegar a los per-
files más individualizados del hecho histórico (enfocado microscópicamente), más cor-
to será el plazo temporal del estudio. Por otro lado, la historia macroscópica, que se
ocupa de grandes periodos de tiempo, intentará abarcar la estructura de los fenómenos
sin que le afecten el cambio de apariencia o los rasgos más individualizados de los mis-
mos mientras se mantengan estables sus cimientos.
Pero tal como señala Vilar, la historia no es producto del tiempo; lo que tiene algún
sentido es afirmar que el tiempo es un producto de la historia. El tiempo interno de las
cosas es el que tiene verdadero sentido, no el tiempo cronológico (Aróstegui, 1995).
4.1. Interpretación del tiempo y su influencia en el concepto y forma de
la historia.
Según se perciba el tiempo de una forma u otra, variará el concepto de historia y la
forma de explicación y análisis de la misma. Se establecen tres niveles diferentes de
21
temporalidad histórica y, por tanto, de concebir, analizar y explicar la historia: historia
tradicional, historia coyuntural y, por último, historia estructural.
Tabla I. 2
• Historia tradicional
• Historia coyuntural
• Historia estructural
La historia tradicional es aquella cuyo análisis y explicación se basan en un aconte-
cimiento episódico, puntual y muy breve. Es la historia característica de las crónicas en
las que los tiempos se marcan por las dinastías y sus cambios, las grandes batallas,
desastres y, en fin, los hitos cuya grandeza acapara toda la atención sin necesidad de
prestar atención a los factores y elementos que convergen en ese momento histórico. La
historia de la enfermería, interpretada desde esta perspectiva episódica, se encargaría de
las gestas de las matronas romanas, de la construcción de grandes hospitales, de recons-
truir hagiográficamente las vidas de heroínas de la enfermería, tales como enfermeras
de campaña bélica, de grandes epidemias, etc.
La historia coyuntural es la que se deriva del análisis y consiguiente explicación de
un tiempo lo suficientemente dilatado y estable como para que se puedan apreciar las
articulaciones de los elementos y los factores que determinan un momento dado de la
historia. En definitiva, el concepto de coyuntura puede interpretarse como:
Conjunto de condiciones articuladas entre sí que caracteriza un momen-
to dado en el movimiento global de la materia histórica [...] se trata de todas
las condiciones, tanto las psicológicas, políticas y sociales como las econó-
micas y meteorológicas. (Vilar, 1980.)
El concepto de coyuntura va ligado a los de ciclo o fluctuación y a los fenómenos a
corto plazo, no permanentes aunque sí lo suficientemente estables como para permitir el
análisis de las interrelaciones entre los diferentes elementos que caracterizan el momen-
to histórico en cuestión. En historia de la enfermería, la perspectiva coyuntural sería
aquella que permitiera realizar el análisis de un periodo de tiempo corto pero lo suficien-
temente duradero y estable como para hacer posible señalar sus características y describir y
explicar ese periodo; como, por ejemplo, el periodo de la enfermería republicana.
La historia estructural es la última en difundirse entre los historiadores, y su naci-
miento está muy vinculado a la historia económica y a la escuela de los Anales5. Esta
perspectiva está vinculada a una interpretación temporal de larga duración y a la percep-
ción de los fenómenos más estables, que son aquellos que se derivan de las relaciones
más profundas y resistentes al cambio que determinan las características de un tiempo
histórico y social de gran permanencia. Estructura se deriva de struere (construir), y ya
en los siglos XVIII y XIX los naturalistas y los médicos utilizaron este término para
comparar la anatomía humana y las secciones vegetales a unas construcciones que había
que analizar y describir antes de estudiar su funcionamiento (Vilar, 1980). Marx, para
referirse a las condiciones materiales de la vida social, empleó el término «sociedad civil»:
...la autonomía de la sociedad civil debe buscarse en la economía políti-
ca. (Vilar, 1980.)
En las Ciencias Sociales, la perspectiva estructuralista se ha difundido desde los
22
modelos aportados por la lingüística. En definitiva, la historia estructural se vincula a
marcos históricos de larga duración dado que, como señala Braudel, la estructura impli-
ca organización, coherencia y estabilidad relacional entre realidades y masas sociales.
Sólo desde esta óptica estructuralista más profunda —y enraizada, por tanto, en los
aspectos más consistentes y duraderos de este complejo compuesto de fenómenos
ancestrales que denominamos enfermería—, se pueden identificar, describir y analizar
los cimientos que se han mantenido relativamente constantes durante el desarrollo his-
tórico de la enfermería. La abundancia de datos obtenidos mediante estudios superficia-
les puede llegar a saturar la visión histórica de la enfermería, ocultando su naturaleza, su
sentido sociohistórico y antropológico; y, asimismo, estos escarceos repletos de la eru-
dición histórica más epidérmica son responsables del enmascaramiento de las líneas
maestras que han ido vertebrando la enfermería desde los comienzos de la humanidad
hasta la actualidad. Por todo ello es preciso que, antes de estudiar las funciones e inter-
relaciones de los distintos elementos y factores implicados en la evolución de la enfer-
mería, se realice el análisis de las estructuras esenciales sobre las que se ha desarrollado
su historia de forma duradera, casi permanente, permaneciendo inalterableshasta el
punto de que constituyen los cimientos del fenómeno enfermero desde los comienzos de
la humanidad hasta nuestros días. Estas estructuras básicas han sido definidas y catalo-
gadas por Siles en un estudio basado en una de las estructuras sociales más longevas: la
estructura familiar (Siles, 1995c), y consiste en la determinación de tres estructuras bá-
sicas para realizar el seguimiento histórico de la enfermería (Tabla I. 3):
Tabla I. 3
Estructuras para el estudio de la historia de la enfermería
UNIDAD FUNCIONAL MARCO FUNCIONAL ELEMENTO FUNCIONAL EVOLUCIÓN
 Tribu Campamento Mujer Prehistoria
 Familia Cueva Hechicero Antigüedad
 Mitos (Familia, Hogar Bruja Cristianismo
 dioses, curación.) Templo Sacerdotisa Edad Media
 Gremio Hospital Dioses/as Renacimiento
 Religión Xenodochia Religiosa/o Siglo de las luces
 Ética y solidaridad Ambulatorio Sirviente Revolución XIX,
 civil Centro A. P. Auxiliar Contemporaneidad
 Corporación, familia
 profesional
—La unidad funcional constituye la estructura y/o institución social y
socializadora básica que influye en la forma de convivencia de sus miembros o elemen-
tos proyectándoles valores, conocimientos y actitudes. La unidad funcional ha variado
en el transcurrir histórico, pero siempre ha dejado un rastro fácil de seguir: la tribu, en
las culturas primitivas; la familia (desde la antigüedad hasta nuestros días); los mitos,
como por ejemplo los dedicados a familias de dioses unidos por la tarea común de los
cuidados de salud (Asklepios); las religiones, como mecanismos de interpretación de
las causas y remedios de enfermedades y dolencias, como medios de explicación y pres-
cripción y represión de determinadas formas y hábitos de vida, y, también, como facto-
res aglutinadores, socializadores y controladores en materia de cuidados de salud.
—El marco funcional se determina identificando el lugar, espacio, sitio o empla-
zamiento donde tienen lugar los fenómenos relacionados con los cuidados de enferme-
ría (tanto las actividades puntuales como los procesos mentales que las determinan). El
23
estudio del marco funcional permite conocer las características de los espacios dedica-
dos a la enfermería: desde las condiciones higiénicas y la situación social, hasta la forma
de interpretar las causas de enfermedades: campamento nómada o cueva en las socieda-
des tribales primitivas; hogar donde convive un grupo familiar unido por lazos parentales,
o un grupo de personas que conviven conjuntamente por necesidad, tradición o solidari-
dad (este tipo de convivencia se mantiene desde la antigüedad hasta nuestros días); los
templos como espacios donde convergen oración para la purificación de las almas y los
cuidados de salud para la curación del cuerpo, y que constituyen una institución que ha
perdurado hasta nuestros días preservando en gran medida sus características esencia-
les; el hospital, que nace como como un trasunto del templo y que siguió funcionando
con una importante presencia religiosa hasta que llegó el siglo XX y, muy lentamente, la
tecnología y la burocracia fueron desplazando y ocupando el lugar de los dioses, desti-
nándose entonces estrictamente a la curación de enfermedades y sus cuidados. Otros
espacios ocupados por la enfermería han sido o son los xenodochia, los hospitales de
campaña (valetudinaria), los ambulatorios, los centros de atención primaria, etc.
—El elemento funcional es el actor social responsable de llevar a cabo, directa o
indirectamente, el proceso de enfermería. Desde los albores de la humanidad, la enfer-
mería estuvo vinculada con los cuidados de alimentación (nutrix, nutrire) y superviven-
cia, constituyendo el parto y los cuidados del recién nacido el problema de superviven-
cia esencial en las culturas primigenias. Debido a esta situación, se distribuyeron las
tareas siguiendo el criterio de división sexual del trabajo y ocupándose la mujer de
realizar las labores de cuidados que hoy interpretaríamos como propias de enfermería.
Esta herencia ancestral ha convertido a la mujer en el elemento funcional por excelen-
cia, contribuyendo poderosamente a la identificación de la enfermería con las activida-
des femeninas. Otros elementos funcionales que han formado parte de la historia de la
enfermería son: el hechicero, brujo o chamán, la bruja, el sacerdote y la sacerdotisa,
dioses o diosas especializados en la curación...
De la identificación y estudio de las características de las estructuras señaladas se
puede llegar al establecimiento de cuatro grandes fases de la enfermería: tribal domés-
tica, religioso-institucional, preprofesional y profesional (Tabla I. 4)), considerando
que es una división genérica, dado que, por ejemplo, la fase religioso-institucional sigue
vigente —aunque no de forma generalizada— en la medida en que la religión sigue
controlando instituciones donde se prestan cuidados de enfermería; y por otro lado, la
fase tribal-doméstica es la que caracteriza, al menos en parte, la vida de algunas tribus
de zonas subdesarrolladas o no «civilizadas» desde la perspectiva occidental. Por últi-
mo, también hay que considerar que la profesionalización de la enfermería no se ha
producido de forma uniforme en todos los países, existiendo notables diferencias.
Tabla 1. 4
Fases de la historia de la enfermería
Tribal doméstica
Religioso-institucional
Preprofesional
Profesional
24
5. El concepto de kairós: la relación fenomenología-historia de la
enfermería.
Para comprender la relación entre tiempo y acontecimiento es aconsejable clarificar
el término kairós, concepto que acuñaron los griegos planteando desde la antigüedad la
interpretación del instante, el momento, como algo más que mero presente, intentando
demostrar que el presente no era únicamente un puente entre el pasado y el futuro cuyo
paso por la historia fuera tan fugaz como irrelevante (Gracia, 1998). Los filósofos grie-
gos emplearon el témino kairós para referirse a la importancia del momento, del tiempo
que requiere cada cosa: tiempo de incubación, tiempo de convalecencia, tiempo de cri-
sis, tiempo de epidemia, tiempo de cuidados, tiempo de tratamiento, tiempo de vacas
flacas o gordas, tiempo de amar, tiempo de morir, tiempo de nacer, tiempo de fecunda-
ción...
5.1. Relación kairós-satisfacción de necesidades humanas.
El momento, el instante, es el lugar donde se escenifica la vida cotidiana y donde se
van configurando la personalidad y las condiciones físicas: momento a momento, ins-
tante a instante, el hombre, mediante la ejecución rutinaria de esos hábitos tan relacio-
nados con la satisfacción de necesidades, puede favorecer el desarrollo de una determi-
nada enfermedad o, por el contrario, potencia una forma determinada de satisfacer sus
necesidades que no sólo no es contraria al mantenimiento de una vida equilibrada y
sana, sino que resulta imprescindible para el sostenimiento de ésta. A largo de la historia
los hombres han estado inmersos en sociedades que les han obligado a llevar diferentes
«ritmos de vida». Esos ritmos de vida han estado formados por diferentes tiempos: des-
de los tiempos de recolección salvaje y caza en las sociedades primitivas, pasando por el
tiempo de siembra y cosecha en las primeras sociedades neolíticas, hasta el tiempo de
guerra de los periodos más importantes de las culturas antiguas y medievales, que eran
seguidos por breves episodios de descanso bélico (tiempo de paz); sin embargo, en
ninguna época histórica el hombre ha estado tan desorientado con respecto a la organi-
zación temporal de sus actividades como lo está a finales del siglo XX. Los cambios
horarios y la generación incesante de nuevas necesidades proyectadas desde los medios
de comunicación han provocado la desvinculación entre la naturaleza y el tiempo con-
tribuyendo a un consumismo desordenado en el que la afirmación «un tiempo para cada
cosa» se ha convertido en una expresión vacía de contenido para una humanidad que
podría pasarse las veinticuatro horas del día delantede un televisor. Desde luego, en este
contexto, es preciso poner orden. Sin duda, sigue existiendo un kairós para satisfacer
cada una de las necesidades humanas y, en un contexto social tan agobiante como el
impuesto por este fin de siglo, se hace preciso que los individuos, las familias y comuni-
dades, encuentren un tiempo idóneo para la satisfacción adecuada de cada una de sus
necesidades, como primer requisito para alcanzar el éxito en dicho proceso (Tabla I. 5).
25
Tabla I. 5
Satisfacción de necesidades y kairós
Kairós—patrón respiratorio
Kairós—comer/beber
Kairós—patrón de eliminación
Kairós—movimiento-mantenimiento
Kairós—dormir-descansar
Kairós—vestido-abrigo adecuados
Kairós—mantenimiento de temperatura
Kairós—aseo-higiene personal.
Kairós—evitar peligros ambientales
Kairós—comunicación.
Kairós—religión.
Kairós—ocupación-empleo
Kairós—lúdico
Kairós—aprendizaje-descubrimiento
Kairós—patrón sexual
Fuente: Elaboración propia, basada en HENDERSON (1991).
5.2. El kairós como mensaje histórico.
El instante va más alla del mero presente, porque puede erigirse en el mensajero de
un asunto tan crucial y revelador que su influencia no va a extinguirse con el presente,
sino que va a ir mucho más allá. Desde el plano subjetivo, el diagnóstico de una enfer-
medad no se agota en el momento de la comunicación, sino que constituye todo un
fenómeno que va a proyectarse durante buena parte de la vida del sujeto y, en algunos
casos, que va a acompañarle durante el resto de su existencia. Es tal la densidad de ese
instante, que genera un tiempo de duda e incertidumbre donde se agolpan los sentimien-
tos, los recuerdos, las expectativas, y exige el replanteamiento del estilo de vida, que
puede ser catalogado como todo un acontecimiento en el plano personal y familiar y,
como tal, debe entenderse por aquellos profesionales responsables de compartir esos
instantes tan cargados de significado.
5.3. Filosofía de la historia de la enfermería.
No se puede acometer la tarea histórica en ninguna disciplina sin que, previamente,
se tenga en cuenta la naturaleza de dicha disciplina, y, aunque no es éste el lugar para
disquisiciones filosóficas6, sí que es necesario recordar rasgos tan consustanciales a la
ciencia enfermera como el holismo, el respeto y consideración por la individualidad de
la persona, y el fomento de la participación y autonomía de individuos, grupos y socie-
dades en el proceso de satisfacción de sus necesidades. Los cuidados constituyen un
fenómeno que trasciende los hechos puntuales y, por estar destinados al hombre, deben
considerarse como parte del fenómeno humano. Por otro lado, el conocimiento relativo
al fenómeno de los cuidados, como todo conocimiento, tiene su dimensión histórica, de
manera que el pasado está presente en cada persona y en el mundo cultural e institucional
que la rodea, constituyendo la historia el mayor receptáculo de la experiencia humana:
Hechos (ideas, eventos, procesos sociales y culturales) filtrados a través
de la inteligencia humana. (Kruman, 1985.)
26
La historia —que es también ciencia y arte— comparte esa dimensión humanística
con la enfermería, la cual, como ciencia, necesita adaptar su metodología para recoger
lo que tienen de esencial los cuidados para cada ser humano. La fenomenología es la
ciencia encargada de clarificar las esencias de las cosas y de los acontecimientos, la
ciencia que pretende ir más allá de las apariencias de los hechos. Ya en el siglo XVIII
Lambert acometió esta tarea mediante una especie de óptica transcendental: «Definir
las verdades a partir de las apariencias y definir las apariencias a partir de las verdades».
Pero fue Husserl, a principios del siglo XX, el que dotó a la fenomenología de un
método adecuado —el reduccionismo fenomenológico—, basado en la obtención de las
esencias de los hechos partiendo de la intuición intelectual. En definitiva, la principal
contribución del enfoque fenomenológico consiste en no permitir que la historia de la
enfermería se agote con el mero relato de la evolución temporal de las técnicas, institu-
ciones, diferentes tipos de profesionales y sus correspondientes escuelas o modelos,
sino que, además, debe tratar de aprehender —con todo lo que este objetivo conlleva de
utopía— los aspectos esenciales del fenómeno desde todos los planos implicados en el
mismo: los pacientes, los cuidadores, otros profesionales sanitarios y otros sectores so-
ciales, religiosos, políticos y económicos. La historia de la enfermería trata del hombre,
de su cuerpo y de su mente, de cómo evolucionan los cuidados... Desde la perspectiva
fenomenológica se asume el cuerpo propio como el punto cero del mundo, como el
centro del entorno, además, de los hechos históricos: las vivencias relacionadas con los
cuidados de salud (experiencias vividas) se han de tener en cuenta, así como las objeti-
vidades esenciales que existen independientemente de que sean experimentadas o no: la
enfermedad, la muerte, el dolor (Husserl, 1994).
5.4. El «mundo de la vida» y la historia de la enfermería.
El paradigma racional tecnológico, heredero del neopositivismo, que postula la objeti-
vación de los hechos y la neutralidad de la ciencia, ha traído como consecuencia el desarrai-
go de las ciencias del sustrato del que emergen: el mundo de la vida. Este desarraigo conlle-
va la pérdida de contexto y, por tanto, la pérdida del sentido; tal divorcio entre el mundo
científico y el mundo de la vida ha provocado la desorientación de las ciencias (Gómez He-
ras, 1989). Husserl, padre de la fenomenología, en un momento histórico tan crítico para
Europa como fue la irrupción del nazismo, intentó recuperar la esfera precientífica de la
vida y crear conciencia de que el saber no era más que una dimensión parcial del mundo de
la vida, retrotrayendo aquél al ámbito subjetivo de las experiencias y llegando a afirmar que
el saber científico debe quedar definido como un proceso de idealización de la realidad
concreta cuya consistencia queda homologada por el mundo de la vida. En este sentido, y
por razones obvias, la historia de los cuidados debe considerarse una disciplina muy sensi-
ble al mundo de la vida, en consonancia con la naturaleza holística de la enfermería.
Husserl construye su visión de la historia sobre tres pilares:
1) La tradición crítica idealista alemana (Kant, Hegel), según la cual el aconte-
cer se contempla como un proceso de desarrollo de la razón.
2) El cartesianismo y el ego transcendente en el que se fundamenta la razón,
constituyendo ésta, por definición, un producto subjetivo. El historiador in-
terpreta los hechos y, por tanto, la ciencia histórica es un producto humano.
27
La subjetividad y el mundo de la vida confieren sentido a la historia.
3) Tradición escéptica (Hume y Kant), desde cuyos planteamientos la razón
supone una radical actitud crítica respecto a sus propios límites y validez.
Husserl encuentra en la Grecia ática el origen ideal de ciencia, reivindicándolo para
la fenomenología. Su Krisis es todo un fresco histórico diseñado desde la perspectiva de
la fenomenología, llegando a afirmar que:
Si el problema de la ciencia se vincula a algo tan histórico como el acon-
tecer, es preciso mirar sobre el pasado para explicar la situación presente.
Para comprender la crisis europea de principios del siglo XX, es preciso
mostrar cómo se formó y evolucionó Europa. (Husserl, 1991).
Partiendo del enfoque fenomenológico, el paralelismo de lo anterior con las situa-
ciones de enfermería es palmario:
—Las necesidades del ser humano están configuradas históricamente en un marco
social concreto, y, asimismo, las alteraciones en las mismas constituyen un
acontecimiento que marca la frontera entre un pasado en el que imperan unas
condiciones determinadas de vida y un futuro en el que existe la necesidad
imperiosa de cambiar los hábitos tradicionales.
—En la anamnesis, el paciente, conjuntamente con el facultativo o el enferme-
ro, realiza una mirada conjunta sobre el pasado cuya finalidad se dirige a
obtener datosrelevantes que ayuden a entender, en su caso, el problema o los
problemas que el paciente tiene en el presente.
—Para explicar y comprender una crisis en las coordenadas fisiológicas y/o
psicológicas de un paciente, es preciso recurrir a la reflexión histórica.
En definitiva, lo que cabe afirmar es que, independientemente de cualquier situa-
ción, el hombre contemporáneo explora su pasado, su historia, con la esperanza de com-
prenderse a sí mismo. La reflexión histórica del paciente sobre su vida anterior y la
confrontación del producto de la misma con la enfermedad recién diagnosticada afectan
tanto al proceso de dicha afección como a la existencia del paciente.
5.5. «Mundo de la vida» y concepto de cultura. La relación
fenomenología-historia de la enfermería.
La relación entre historia y fenomenología se percibe claramente al considerar la
fenomenología como la ciencia que estudia las vivencias a partir de la experiencia, y te-
niendo en cuenta que las vivencias sólo pueden convertirse en objeto de reflexión me-
diante la conciencia histórica, individual o colectiva, de la persona, los grupos..., en de-
finitiva: las diferentes formas de convivencia que constituyen las sociedades humanas.
Husserl, al valorar la historia, solventa el problema relativo a toda interpretación —el
problema de la verdad— mediante el subjetivismo transcendente, y señala que el senti-
do de la vida sólo se puede demostrar estableciendo la relación existente entre el acon-
tecer histórico y la razón. El hombre —la «humanitas»— está empeñado en hallar el
sentido de la existencia, y este empeño se produce en el tiempo, que es la dimensión que
conecta las vivencias (experiencias históricas) de la conciencia histórica. Las situacio-
nes comprendidas dentro del intervalo vida-salud generan experiencias en las personas
que las viven (vivencias), provocando reflexiones que dan lugar a una forma particular
28
de razonamiento que contribuye a encontrarle un sentido a cada proceso en el que se
producen dichas situaciones (cambios provocados por enfermedades, envejecimiento,
accidentes, pérdidas de seres queridos, etc). La utilidad y finalidad de la historia en este
contexto consiste en servir de soporte al hombre para que, mediante el producto de la
reflexión histórica, pueda encontrarle un sentido a cada acontecer, adaptando sus actitu-
des y comportamientos a las exigencias de nuevas situaciones.
La finalidad o teleología de la historia en Husserl tiene el sentido de un
principio regulativo que determina la actitud y el obrar del hombre [...] La
historia se convierte en el escenario de la realización de la razón, la cual
imprime un sentido unitario al acontecer. (Gómez Heras, 1989.)
Habermas, siguiendo esta misma línea de pensamiento, propone entender la socie-
dad simultáneamente como sistema y como mundo de la vida (Habermas, 1991). Si, tal
como se ha señalado, la historia es la ciencia de la dinámica social, según Habermas la
historia se encargaría simultáneamente del estudio de la sociedad (sistema) y de la so-
ciedad (mundo de la vida).
 Para Habermas, todo conocimiento derivado del mundo de la vida lo es a través de
la comunicación. Rompe con la fenomenología tradicional abandonando las categorías
de filosofía de la conciencia (mediante las que Husserl trata los problemas del mundo de
la vida), y sugiere representar el «mundo de la vida» como un acervo de patrones de
interpretación, donde la comunicación resulta esencial. Dicho de otro modo, Habermas,
apoyándose en las categorías de Humbolt, propone interpretar el mundo de la vida te-
niendo siempre presente la existencia de una conexión interna entre las estructuras del
mundo de la vida y la imagen lingüística del mundo (Mèlich, 1996), ya que, siempre
según Habermas, en la vida cotidiana no hay situaciones absolutamente desconocidas,
pues incluso las nuevas situaciones (dentro del intervalo salud-enfermedad) surgen a
partir de un mundo de la vida constituido de un acervo cultural del saber que resulta
siempre familiar.
La cultura se concibe, desde esta perspectiva, como un acervo del saber en el que los
participantes en la comunicación se abastecen de interpretaciones para poder entenderse
sobre algo en el mundo. La cultura histórica sobre el intervalo salud-enfermedad sería,
en este sentido, el resultado de las interpretaciones que sobre dichas situaciones se han
producido en una determinada sociedad a través del tiempo. Con el transcurrir histórico
y la acción comunicativa se ha generado una tradición en torno a los conceptos salud-
enfermedad. Es decir, para que exista tradición en cualquier campo es preciso que exis-
tan mecanismos de transmisión (comunicación) de la información y del modo de inter-
pretar y procesar la misma.
Las nuevas situaciones en «el mundo de la vida» siguen este esquema de reproduc-
ción cultural, de forma que, cuando se da una nueva situación, tal como la aparición de
una nueva enfermedad de la que se desconocen sus causas, efectos y tratamiento, las
pautas a seguir están determinadas históricamente; es decir, en principio todo lo nuevo
o desconocido queda vinculado a lo preexistente o conocido.
Desde un punto de vista parecido, se concibe la cultura como «el entramado de
estructuras significativas (sistemas simbólicos y sígnicos, lenguaje, modos de significa-
do y de interpretación, instituciones) de un mundo de la vida históricamente determina-
do» (Geertz, 1994). Cada sociedad tiene su propia cultura, su mundo de la vida. Sin
embargo, cada sociedad puede tener diferentes «mundos de la vida» diferentes
29
cosmovisiones, lo cual es cada vez más frecuente en las sociedades multiculturales de
los países desarrollados como consecuencia de factores históricos y demográficos (in-
migración, desarrollo democrático que permite la convivencia de grupos minoritarios
respetando sus costumbres, etc.) (Vattimo, 1990). Pues bien, un pilar básico en todas y
cada una de las sociedades y la cultura —o grupo de ellas— que las constituyen, es el
significado de la salud, la enfermedad y de todas las situaciones que se pueden dar en la
realidad acotada entre ambos límites conceptuales. Los cuidados de salud, en general, y
la ciencia enfermera, en particular, deben basar su conocimiento y acción en el estudio
de los entramados conceptuales y los significados implicados en la interpretación que,
sobre la salud y la enfermedad, realiza cada cultura, constituyendo la historia y la antro-
pología dos instrumentos insustituibles en dicho proceso7.
La historia de la enfermería ha de ocuparse de clarificar cómo se han interpretado,
en diferentes sociedades y épocas, ideas trascendentes como la vida y la muerte, la salud
y la enfermedad; y desde el punto de vista de la vida cotidiana, debe acometer la tarea de
buscar los significados que, en cada momento histórico, han estado implicados en el
proceso de satisfacción de necesidades. Pero más concretamente, la relación historia
personal-toma de conciencia se percibe en los cambios que se producen en las situacio-
nes de vida-salud que afectan a los individuos y a las sociedades. Por ejemplo, en el caso
de que a un individuo le sea diagnosticada una hipertensión, éste estará obligado a rea-
lizar unos cambios en sus hábitos de vida, un cambio de conducta, que el paciente per-
cibe de una forma determinada, al que se le ha denominado «puerta giratoria» (Prochaska
& Di Clemente, 1986). (Tabla I. 6.)
Tabla I. 6
Puerta giratoria
• En una primera fase, el paciente se halla en una situación basal o de «precontem-
plación» hasta que percibe la situación.
• Contemplación: en esta fase el paciente percibe la nueva situación y toma con-
ciencia de su estatus de hipertenso despertándosele la intención de actuar en con-
secuencia.
• En una tercera fase tiene lugar el ensayo de cambio; en ésta, el paciente prevé y
calcula el esfuerzo y las estrategias que tiene que desarrollar para el cambio.
• En la cuarta fase se ha comprendido la necesidad del cambio, y se ejecuta el
cambio mediante la acción con la quemodifica su conducta.
• La quinta fase puede tener dos resultados: el mantenimiento del cambio o la recaída.
Fuente: PROCHASKA, J.O. & DI CLEMENTE, C.C. (1986) «Towards a comprehensive model of
change». In: MILLER, W.R. HEALTHER, N. (eds.) Treatting adicitive behaviors.
Processes of change. Plenum Press, New York.
6. Requisitos para la existencia de historia.
Pero la historia de la enfermería no puede limitarse al estudio de los acontecimientos
implicados en los intervalos salud-enfermedad, pues los acontecimientos constituyen
situaciones particulares, y la historia, basada exclusivamente en ellos, no sería de gran
utilidad a la hora de analizar el fenómeno con profundidad, dado que, para reconocer
históricamente una actividad, se deben presuponer los conceptos de identidad comuni-
taria, identidad nacional y de identidad global (en la humanidad). Es decir, para que sea
posible hablar de historia de la enfermería y estudiar e investigar esta disciplina, es pre-
30
ciso que ésta sea una actividad reconocida y, por tanto, que se practique (la identifica-
ción es una consecuencia de la praxis; en este caso, de la práctica del cuidado a través
del tiempo en las distintas culturas); en los tres niveles siguientes: en la comunidad, a
nivel nacional y, por último, en su globalidad, es decir, en la humanidad. Paralelamente
a ese reconocimiento, el colectivo que desarrolla una determinada actividad en la socie-
dad toma conciencia de su historia en común, y de este sentimiento en común o
autoconocimiento colectivo (en tanto que cuidadores/as) se derivan las acciones para
participar en los mecanismos de control socioprofesional. Asimismo, para que se desa-
rrolle la historia de la disciplina enfermera es necesario que se cumplan tres requisitos:
—Continuidad (conexión de acontecimientos).
—Coherencia de la conexión (relación de esa conexión con algo o alguien que
dé a los acontecimientos coherencia específica).
—Interpretación de los dos factores anteriores (hermenéutica), que da lugar a la
comprensión y conceptualización del conjunto de conexiones que acaban tomando for-
ma y significado.
6.1. Conexión de los acontecimientos. (Continuidad.)
No se puede obtener continuidad sin perseguir algo que resulte identificable a tra-
vés del tiempo, a través de los diferentes acontecimientos. Para realizar el seguimiento
histórico de una disciplina, en primer lugar hay que identificar su objeto, o, dicho de
otro modo, de qué trata sustancialmente esa disciplina (asunto dilucidado en el apartado
anterior). La enfermería es una disciplina tan antigua como el propio hombre, dado que
tiene que ver con todos aquellos elementos y factores materiales y humanos que conver-
gen en una actividad innata y esencial en el ser humano: el cuidado del individuo, el gru-
po y la comunidad (Alberdi, 1986). ¿Cómo delimitar todos los elementos, factores y si-
tuaciones que se corresponden de una u otra forma con esta parcela tan necesaria para el
mantenimiento y desarrollo de los seres humanos tanto en el plano individual como en
el colectivo? En realidad, puede ser una tarea bastante sencilla: identificar el objeto (los
cuidados), y trazar su evolución a través del tiempo en distintas culturas, permite cons-
tatar la continuidad de dicha actividad. Pero no es suficiente con la identificación y la
descripción temporal de la actividad de cuidar (continuidad), pues es preciso, además,
conectar los diversos eslabones de la larga cadena de los cuidados, y hacerlo de forma
que la misma resulte coherente8. Ya en el siglo XVIII, Hume, en su Investigación sobre
el conocimiento humano, para demostrar la importancia de las conexiones conceptua-
les, comparaba las mismas con las conexiones del cuerpo humano, señalando la impor-
tancia que éstas tenían para el funcionamiento sistémico del mismo (Hume, 1995). En
este mismo sentido metafórico, hay que interpretar la necesidad de conexión de la histo-
ria de la enfermería en dos frentes:
Tabla I. 7
La disciplina conocida como Enfermería es el resultado de la evolución, dentro
de la sociedad, de una actividad innata y esencial en el ser humano: la actividad
de cuidar.
HALL, D.C . (1980) «The nature of nursing and the education of the nurse». Journal of
Advanced Nursing 5:149-155
31
—Conexión de hechos o realidades, directamente implicados en los cuidados a
través del tiempo (conexión como continuidad del objeto histórico).
—Conexión de estos hechos y realidades con los factores, estructuras y situacio-
nes que los han ido configurando de una u otra manera (conexión como base del estudio
en las relaciones de los cuidados con el resto de la coyuntura histórica).
6.2. Relación de las conexiones con algo o con alguien que les dé
coherencia específica y forma.
En este segundo tipo de conexiones, de la empleada para analizar las relaciones, y
como consecuencia directa de la continuidad de la actividad de cuidar 9 a lo largo de la
historia, se deriva la progresiva constitución de una forma precisa, que se concibe como
tal en razón de la coherencia (coherencia específica como antesala de la forma). No se
puede hacer historia de algo que carece de una forma determinada; no se puede identifi-
car históricamente una actividad que no se diferencia sustancialmente de otras actividades.
6.3. Proceso de interpretación (conceptualización, comprensión y
significado de la historia de la enfermería).
Una vez identificadas y perfiladas las actividades de enfermería a través del tiempo,
y contando, por tanto, con la posibilidad de almacenar gran número de hechos, datos y
realidades útiles para iniciar el proceso de construcción histórica fundamentado en la
existencia de un problema específico (objeto) sobre el que centrar la búsqueda de tales
datos y fuentes (heurística), tiene lugar la interpretación (hermenéutica) de los datos. El
principal resultado de este proceso de interpretación lo constituye, por un lado, la con-
ceptualización, y, por otro, la comprensión de todos los fenómenos implicados en la
actividad de cuidar y su significado como entidad histórica.
El significado de la historia de la enfermería se deriva del orden, unidad de diversos
acontecimientos y fenómenos, tal como los percibe una mente que los comprende, cuando
se afirma de algo superior en sí mismo que no es más que un eslabón de la larga cadena,
o una función dentro de un todo, o que es una parte de un todo compuesto por una serie
de elementos y factores que constituyen un sistema coherente.
Una vez constatada la existencia de la enfermería, el objetivo esencial de la historia
de la enfermería consiste en ofrecer explicaciones sobre el «porqué» de tal existencia. A
esta cuestión preliminar, que dotaría de sentido/significado al fenómeno, seguirían otras
que exigirían la explicación de por qué existe la enfermería en tales o cuales condicio-
nes, extendiéndose como la búsqueda de causas («porqués») de todos aquellos fenóme-
nos relacionados con la enfermería que requieran una explicación, o, lo que viene a ser
lo mismo desde la perspectiva hermenéutica, una interpretación que contribuya a la
aclaración y comprensión del fenómeno en cuestión10. Por poner un ejemplo arquetípico
para la historia de la enfermería: fenómenos como la Reforma han sido explicados —in-
terpretados— de muchas formas y no exclusivamente desde la perspectiva religiosa. Se
trata, pues, de un fenómeno —La Reforma— relativo a muchas causas que, a su vez, ha
generado consecuencias que, con el transcurrir del tiempo, se han transformado en nue-
vas causas: la división genérica de le enfermería en dos grandes bloques con caracterís-
32
ticas distintas ha sido posible merced a la interpretación del fenómeno reformista desde
la perspectiva de la enfermería.
7. Praxis histórica e historia de la enfermería.
Son muchos los autores que se han ocupado de analizar la dimensión pragmática de
la historia, pero quizás una de las definiciones más sencillas y genéricas sobre este tema
sea la aportada por Topolski, quien afirma que, fundamentalmente, la pragmáticade la
historia consiste en «atribuir tareas prácticas a la historia». En definitiva, lo que histo-
riadores como Aróstegui, Carr, Samuel, Vilar, tratan de señalar sobre este tema tan fun-
damental y controvertido es que la historia no consiste en una mera narración o descrip-
ción de acontecimientos, sino que, al indagar sobre sus relaciones y detener su atención
en las causas y consecuencias, permite realizar un análisis cuyos resultados son utiliza-
dos en la vida diaria. Para describir de forma breve y nítida la dimensión práctica de la
historia, se puede afirmar que la producción historiográfica puede ser utilizada desde
criterios de utilidad social, distinguiéndose varios niveles de praxis histórica.
Praxis histórica como utilidad para una disciplina.
La historia de la enfermería contribuye a conocer el desarrollo de lo que ha sido y es
la disciplina11 enfermera desde sus orígenes hasta nuestros días, pero la comprensión de
ese desarrollo, con el análisis de sus pautas, tendencias, problemas y soluciones, no es
sólo útil para la historia de la enfermería, sino que debe rentabilizarse para el desenvol-
vimiento teórico y metodológico de la enfermería.
La investigación metodológica sobre la ciencia no puede realizarse si no
incluye la dimensión histórica. Cualquier análisis metodológico —subrayé-
moslo una vez más— que no tome en cuenta este punto de vista, no puede pro-
ducir soluciones suficientemente amplias en lo referente al lenguaje de una
disciplina dada como un todo histórico, es decir, cuando la abordamos como
un sistema que experimenta cambios constantes podemos advertir la dialécti-
ca de su desarrollo y sus problemas específicos. Esto sacará a relucir también
las tendencias del desarrollo de esta disciplina... (Topolski, 1985: 59.)
La utilidad de la historia respecto a la enfermería se aprecia en su capacidad de
almacenar datos, hechos, conceptos, que pueden ser empleados según demanden las
necesidades de la propia disciplina. En consecuencia, la historia de la enfermería puede
utilizarse como:
a) Historia de la técnica y los métodos. Almacén empírico donde se conserve la
memoria de todas las actividades, tareas, procedimientos e instrumental empleados en
cuidados de salud desde las culturas primitivas hasta la actualidad.
b) Historia de las mentalidades en cuidados de salud. Depósito documental don-
de se preservan los fundamentos sobre la salud, la enfermedad, sus causas y remedios;
principios que han regido en las diferentes culturas y que han servido como soporte o
perspectiva para interpretar los fenómenos implicados en los cuidados.
c) Historia local, regional o nacional. Como instrumento para el estudio monográ-
33
fico de los cuidados de salud-enfermedad contextualizados en épocas y culturas deter-
minadas.
d) Historia de la enfermería comparada. Como pilar que facilita la investigación
comparada de los cuidados de salud en las diferentes culturas, posibilitando el análisis
sistemático de sus diferencias y semejanzas tanto en técnicas y procedimientos como en
aquellos esquemas mentales y factores ideológicos en los que se sustentan.
e) Constituye la base para el estudio de los mecanismos de transmisión tanto de
técnicas y procedimientos como de valores y actitudes asociados al binomio salud-en-
fermedad y sus correspondientes cuidados (historia de la educación).
8. La investigación en la historia de la enfermería.
Es imposible referirse a la investigación sin que se se haga alusión al método cientí-
fico; se puede afirmar que, entre la investigación histórica y el conocimiento histórico
que resulte de dicha investigación, se encuentra el método utilizado para la acción in-
vestigadora. (Tabla I. 8.)
Tabla I. 8
 Investigación Método Conocimiento histórico
 histórica histórico relativo a la historia de la
enfermería
A fin de producir conocimiento en una determinada disciplina es imprescindible el
desarrollo de la actividad investigadora, para lo cual resulta preciso organizar el modo,
la forma, de acometer dicha tarea. A esa forma determinada de estructurar el proceso de
de investigación se la denomina método, que también, de forma ideal, significa camino,
guía que sirve para orientar la acción investigadora de forma estructurada; esto es, si-
guiendo unos criterios, unas normas que resultarán imprescindibles para que dicho mé-
todo sea sistemático y constituya la base adecuada para producir el conocimiento histó-
rico de una disciplina (Calvache, 1989). El método ha sido definido de muchas mane-
ras:
—Jerarquización o estructuración del proceso de búsqueda de conocimiento.
—«Conjunto de procedimientos por los que se plantean problemas y se ponen a
prueba tanto las hipótesis como los instrumentos de trabajo investigativo»
(Tamayo y Tamayo, 1981).
8.1. La provisionalidad del método: historia general e historia
especializada.
El método es dinámico, pues forma parte del proceso de investigación y evoluciona
según va avanzando éste. Sin embargo, se da la necesidad de jerarquizar (estructurar) el
proceso de investigación: el método.
Al hablar de investigación histórica, será preciso clarificar las dos interpretaciones
del concepto: la genérica y la especializada. Sería demasiado arduo profundizar en las
34
causas que exigen la especialización metodológica en la ciencia histórica, de forma que
nos limitaremos a recordar la amplitud y complejidad del objeto de la historia —el fe-
nómeno humano en el tiempo— para justificar sobradamente la necesidad de que exis-
tan diversas especializaciones metodológicas. Lo único cierto es que la metodología de
la historia se puede desarrollar o no según se vayan acumulando reflexiones críticas
sobre los propios estudios históricos.
Por el momento, tanto la metodología general de la historia como, a pos-
teriori, las metodologías especializadas [...] no están dando más que sus pri-
meros pasos. Entre las diversas disciplinas históricas, la historia económica,
la historia de la ciencia, junto con la historia de la historiografía, la historia
de la educación y hasta cierto punto la historia de las artes militares, son las
únicas que pueden vanagloriarse de tener reflexiones metodológicas más o
menos desarrolladas. (Topolski, 1985.)
La metodología general de la historia apenas si ha desarrollado reflexiones sobre la
historia, y, si ha alcanzado cierto relieve, ha sido gracias a las reflexiones generales de la
historia política, de forma que la metodología general de la historia es, en la práctica, la
metodología especializada de la historia política. Otra metodología especializada que
ha alcanzado cierto grado de desarrollo es la historia económica y, en las dos últimas
décadas, se ha producido un espectacular crecimiento de metodologías especializadas,
como la historia de género y la historia social. (Tabla I. 9.)
Tabla I. 9
• METODOLOGÍA GENERAL
◊ Reflexiones sobre la historia general
• METODOLOGÍAS ESPECIALIZADAS
◊ Reflexiones sobre la historia política
◊ Reflexiones sobre la historia de la ciencia
◊ Reflexiones sobre la historia económica
◊ Reflexiones sobre la historia de la educación.
• METODOLOGÍA ESPECIALIZADA EN HISTORIA DE LA ENFERMERÍA
◊ Reflexiones sobre la historia de la enfermería desde diferentes perspec-
 tivas (visión sintética de la disciplina).
◊ Métodos específicos de reconstrucción por parcelas (subespecialidades)
 Fuente: Elaboración propia partiendo de TOPOLSKI, J. (1985) Metodología de la historia.
Respecto a las reflexiones sobre la materia de estudio —es decir, la historia de la
enfermería sometida al proceso de interpretación desde diferentes perspectivas (mundo
de las ideas-mentalidades: evolución del pensamiento sobre los cuidados, los conceptos
de salud y enfermedad; dimensión institucional: templos, hospitales, relaciones políti-
cas; técnicas y procedimientos asistenciales; reflexiones sobre la propia metodología;
análisis historiográficos relativos al avance y tipo de estudios, etc.)—, estas reflexiones
se pueden dividir en dos grandes tipos:
—Reflexiones que se

Continuar navegando