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Arquitectura y calidad ambiental

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La calidad ambiental en arquitectura 11
CAPÍTULO 1 
LA CALIDAD AMBIENTAL EN ARQUITECTURA
El objetivo de este primer capítulo es el de mostrar, estabilizar y definir un primer nivel de 
contenidos que nutra el proceso proyectual de arquitectura. Tratar de elaborar las bases 
conceptuales necesarias en torno a la problemática ambiental, a través de una perspectiva 
sociofísica que posibilite desarrollar una arquitectura comprometida con los nuevos 
paradigmas medioambientales emergentes, al mismo tiempo que con su vinculación a las 
ciencias sociales y a las teorías del mundo del arte. Por otra parte hay que manifestar que 
todo ello solo tendrá sentido si se observa y actúa simultáneamente a través de una dialogía 
arquitectónica, la plataforma desde la cual se podrán reformular estos primeros cimientos 
teóricos imprescindibles para cualquier tipo de actividad proyectual. 
Los arquitectos como proyectistas y responsables de la construcción, en las diferentes obras 
de arquitectura, y la sociedad en general como usuaria debemos ser conscientes de la 
importancia y trascendencia de nuestras actuaciones urbanístico-constructivas. El impacto 
en el medio natural y su modificación deben ser evaluados en los primeros estadios de la 
práctica proyectual arquitectónica. La importancia y la magnitud de la transformación del 
medio natural debe condicionar cualquier actuación urbanística y ser uno de los factores 
esenciales en cuanto a su determinación. Sólo actuando de una forma responsable ante los 
proyectos de arquitectura (implicando y evaluando todos y cada uno de los factores y 
actores relacionados), estaremos dando una respuesta arquitectónicamente válida y 
adecuada a aquella solicitud. 
Es decir, el proyecto se convierte, en manos del arquitecto, en una herramienta muy potente 
(y en algunos casos hasta peligrosa) al servicio de un doble cliente socio-físico, capaz de 
transformar diferentes escalas de entornos o contextos. Cualquier decisión construida o 
programada (planes urbanísticos, proyecto, normativa urbana) es responsabilidad del 
arquitecto (proyectista) que debe ser consciente de los cambios físicos y sociales que 
comportará y que a su vez repercutirá en otros ecosistemas (animales, vegetales, hídricos, 
atmosféricos, etc. ) de difícil evaluación y programación temporal. De manera que en 
primera instancia la difícil tarea de proyectar la arquitectura no es solamente estar dotado de 
conocimientos estéticos (artísticos) y científicos (constructivos), sino que es mucho más 
amplia: hay que estar capacitado y educado moralmente frente a las delicadas y complejas 
decisiones implicadas en el proyecto de arquitectura, capaces de transformar, modificar y en 
ocasiones degradar el planeta. 
Porque, ¿en qué consiste la labor del arquitecto sino es la de construir? (que no la de 
destruir). 
Como decía Heidegger, al habitar sólo podemos llegar desde el construir, que no es más 
que instalar lugares en un instituir y ensamblar de espacios. Para construir sabemos que es 
necesario diseñar nuevos límites espaciales que conformen espacios menos hostiles para el 
hábitat humano. Para ello nos ayudaremos de la técnica y la ciencia como soporte a sus 
solicitudes constructivas, y de las teorías estéticas y las vanguardias artísticas para dotar a 
la obra de contenido poético, necesario también para el habitar humano. 
© Los autores, 2004; © Edicions UPC, 2004© Los autores, 2004; © Edicions UPC, 2004
12 Pautas de diseño para una arquitectura sostenible 
Esta envolvente, pensada en sí misma, puede estar aparentemente completa y bien 
diseñada con los requisitos anteriores, aunque en un verdadero análisis profundo, y como 
hemos venido diciendo más arriba, faltarían unos prerrequisitos esenciales: su evaluación 
del impacto ambiental y social. 
La valoración del entorno se debe efectuar desde el yo (mi obra) hacia el otro (el contexto) y 
viceversa, es decir desde el otro (el contexto) hacia el yo (mi obra). Recordemos aquí que la 
configuración del yo sólo tendrá sentido si existe otro, será precisamente el otro el que 
dotará de sentido y significado al yo. Por tanto, el otro, el medio ambiente (contexto físico y 
social, entorno, etc.), y el otro, el habitante (el ser humano que utilizará la obra construida), 
serán los que activarán el motivo de la existencia de mi obra y la previa creación de la 
misma por el arquitecto. 
Pongamos un ejemplo para que se entienda mejor. Si construyéramos en un medio con 
ausencia de atmósfera, y por tanto sin vientos ni lluvias, no tendríamos la necesidad física 
de protegernos de esos factores climáticos, y si además no hubiese necesidad de aumentar 
o disminuir la temperatura de nuestro hábitat no necesitaríamos aislarnos del exterior. 
Excluyendo en el extremo la posibilidad de ser contemplados por otros seres (y esto fuese 
objeto de molestia), podríamos pensar en un espacio habitable sin límites físicos (sin 
paredes ni techos) donde nuestros enseres estarían ubicados siguiendo un orden espacial 
adaptado a cada una de nuestras funciones biológicas y psíquicas. Entonces es fácil deducir 
cómo la propia construcción se justifica y responde en gran medida a circunstancias 
ambientales. Cometido del arquitecto en primer lugar y del habitante en segundo, será hacer 
que esos “artefactos” artificiales construidos (edificios) sean lo más adaptados al ser 
humano y naturales posibles, tanto para el usuario hombre como para el depositario 
contexto (ciudad, campo, etc.). 
Aunque parezca ciencia ficción lo mencionado más arriba, también es cierto que hoy hay ya 
algunos arquitectos vanguardistas (la mayoría conocidos internacionalmente) que están 
trabajando con varios de los conceptos descritos. Es decir, la necesidad o no de límites 
físicos entre el hábitat y la ciudad, la desmaterialización o transparencia de la arquitectura, 
etc. Nosotros, por el contrario, creemos firmemente que hay que seguir defendiendo una 
actitud atenta y respetuosa hacia el contexto y proponer el diseño de una arquitectura desde 
y para la sociedad con el medio ambiente como interlocutor. 
El objetivo, pues, de nuestra responsabilidad como arquitectos es proporcionar calidad 
ambiental desde la arquitectura: 
- Calidad en el interior de la nueva delimitación espacial hábitat, que permita la 
confortabilidad física y psíquica del usuario. 
- Calidad en la nueva configuración del entorno próximo modificado, que facilite 
una nueva lectura de la arquitectura implantada. 
- Calidad en la definición del nuevo contexto social, aumentado y por consiguiente 
transformado. 
- Calidad en la minimización del impacto que se efectúa en los ecosistemas 
naturales alterados. 
- Calidad en el equilibrio entre los sistemas de nueva creación y los existentes. 
© Los autores, 2004; © Edicions UPC, 2004© Los autores, 2004; © Edicions UPC, 2004

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