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Preocupación ambiental y bienestar humano. Contribuciones desde la Psicología Ambiental JOSÉ-ANTONIO CORRALIZA, JAIME BERENGUER Y ROCÍO MARTÍN Universidad Autónoma de Madrid Resumen En este artículo se presentan una serie de contribuciones desde la Psicología Ambiental. Se describe la Psico- logía Ambiental como un campo dinámico que en las últimas dos décadas ha vivido un cambio de acento desde el interés por la investigación de los aspectos espaciales y sociofísicos, incorporando la investigación sobre las dimensiones psicosociales de la crisis ecológica. Se presentan diferentes contribuciones desde la Psicología Ambiental que abordan dos aspectos complementarios: la preocupación ambiental y el bienestar humano en los escenarios urbanos. Palabras clave: Psicología Ambiental, preocupación ambiental, escenarios urbanos. Environmental concern and human wellbeing. Contributions from Environmental Psychology Abstract In this dossier several contributions from Environmental Psychology are presented. Environmental Psycho- logy is described as a dynamic discipline. In the past two decades the focus has shifted from the interest on spa- tial and socio-physical aspects of human behavior, adding research on socio-psychological dimensions of ecologi- cal crisis. The papers included are focusing on two complementary aspects: Environmental concern, and well- being in urban settings. Keywords: Environmental Psychology, environmental concern, urban settings, human wellbeing. Correspondencia con los autores: Departamento de Psicología Social y Metodología. Facultad de Psicología. Uni- versidad Autónoma de Madrid. 28049 Madrid. E-mail: josea.corraliza@uam.es © 2007 by Fundación Infancia y Aprendizaje, ISSN: 0213-4748 Revista de Psicología Social, 2007, 22 (3), 211-217 01. CORRALIZA 12/9/07 11:58 Página 211 Introducción La Psicología Ambiental es, aún hoy, un campo de trabajo “emergente”, tal y como lo definieran, hace más de treinta años, Proshansky, Ittelson y Rivlin (1970; véase, especialmente, Wohlwill, 1970). “Emergente” describe la cualidad de algo que brota y aparece detrás o del interior de otra cosa. Y la Psicología Ambiental parece poseer esta cualidad, que, además, explica, mejor que ninguna otra, el hecho de estar incorporando novedosos y variados problemas de investi- gación. El resultado es un campo en permanente movimiento, cuya historia pro- porciona un catálogo muy diversificado de centros de interés. El recorrido tiene el encanto de esos viajes cargados de apresuradas experiencias de descubrimiento, sin que haya mucho tiempo para digerir o procesar todo aquello a lo que uno se ve expuesto. En efecto, la diversidad temática de la investigación en Psicología Ambiental, así como la diversidad de propuestas metodológicas, producen una sensación de vértigo intelectual y provocan la sensación de moverse en un campo difícilmente abarcable. Un dato puede resultar revelador del desplazamiento de los centros de interés de los psicólogos ambientales. En el primero de los congre- sos de Psicología Ambiental en España, celebrado en 1986, una docena de las comunicaciones presentadas tuvieron como tema central el estudio de la repre- sentación espacial, fundamentalmente de espacios urbanos (Aragonés y Corrali- za, 1988). En el último de los congresos celebrados, solo una de las noventa y cuatro comunicaciones presentadas aborda el tema de la calidad ambiental urba- na utilizando una aproximación basada en los mapas cognitivos (Corraliza, Berenguer y Martín, 2006) Como campo “emergente”, la primera pregunta que surge es de dónde proce- de. No hay ninguna duda del origen psicológico del interés por el ambiente. En efecto, la topografía conceptual del campo de la Psicología Ambiental está defi- nida por el activo papel de conceptos como el de estímulo, situación, ambiente y contexto, que, cada uno por separado, permiten describir acentos y matices de la clásica definición que Stokols realizara en 1978 como el estudio de las relaciones entre el ambiente físico y el comportamiento humano. El recorrido efectuado desde esta ya lejana fecha ha sido descrito como el tránsito desde la Psicología de la arquitectura a la investigación psicológica centrada en cuestiones ecológicas (la “psicología verde”, véase Pol, 1993). Este mismo cambio ha sido objeto de una descripción detallada incluida en el trabajo escrito por Bonnes y Bonaiuto (2002) como el paso de la Psicología Ambiental centrada en el ambiente socio- físico a la Psicología Ambiental centrada en el “desarrollo sostenible”. Se subraya en este capítulo el giro en el interés por la investigación en problemas tales como la crisis ecológica y el comportamiento frente a los recursos naturales, entre otros. De esta forma, se han sugerido, además de la etiqueta de Psicología verde, antes mencionada, la de “Psicología de la Naturaleza” (Gifford, 1995), la “Psico- logía del cambio ambiental global” (Stern, 1992), Psicología de la conservación (Oskamp, 2000) e, incluso, la “Psicología de la sostenibilidad” (Winter, 2000). Bonnes y Bonaiuto argumentan que este cambio no ha significado el abandono total de otros centros de interés, pero, de hecho, las líneas de investigación y las preocupaciones teóricas han ido sustituyendo en gran medida los tradicionales centros de interés por otros. A pesar de esto, prácticamente todos los investiga- dores se reclaman como pertenecientes al campo de la Psicología Ambiental. Dada esta diversidad temática y la presencia de centros de interés tan diferentes, podría argumentarse que, en realidad, hay muchas “psicologías ambientales” incluidas dentro de la etiqueta de psicología ambiental. Cualquiera que sea el enfoque, todos los trabajos comparten el interés por el referente explicativo externo. Wapner y Demick (2002, 4) lo han descrito con Revista de Psicología Social, 2007, 22 (3), pp. 211-217212 01. CORRALIZA 12/9/07 11:58 Página 212 precisión. Para estos autores, el enfoque psicoambiental “asume que el contexto circunda todos los aspectos de la persona, todos los aspectos del ambiente, y las interacciones que se producen en el sistema ‘persona-en-el ambiente’ (contexto general), así como la gama de situaciones (contextos específicos)” que se produ- cen en el contexto general. Así, estos autores describen seis aspectos que definen los diferentes contextos de las relaciones persona-ambiente: 1) variables físicas más cercanas a la persona, 2) variables psicológicas/intrapersonales que describen a la persona, 3) variables socioculturales que afectan a la persona, 4) variables físi- cas que describen el ambiente, 5) variables interpersonales que definen un con- texto ambiental y 6) variables socioculturales que caracterizan el ambiente. La Psicología Ambiental, así, ha ido desarrollando, a pesar de la diversidad temática, un enfoque de explicación del comportamiento humano que va más allá de la mera referencia a la presión estimular del ambiente físico externo. El discurso psicoambiental se ha desplazado desde la búsqueda de explicaciones deterministas (del ambiente sobre la persona o de la persona sobre el ambiente), a la formulación de explicaciones interaccionistas y transaccionales (Altman y Rogoff, 1987) que describen el complejo entramado de las relaciones persona- ambiente desde múltiples perspectivas. Incluso un psicólogo percepcionista como W. Ittelson se declaraba partidario de utilizar referentes psicosociales y no tanto las referencias de la Psicología de la Percepción clásica para estudiar las relaciones persona-ambiente. Este mismo autor definía el ambiente más como un complejo de estimulación, que como una estímulo discreto y aislable. Y, en un reciente comentario sobre un texto de psicología ecológica, Reser (2007, p. 9) recuerda una sentencia de Gibson hacia el final de su vida. Según recoge este autor, Gibson enuncia: “me he movido hacia una psicología de los valores en lugar de hacia una psicología del estímulo”, queriendo dar a entender el interés por los valores y el significado de los elementosque componen el ambiente, por encima de los parámetros más discretos que lo definen como una oportunidad de acción y que, hipotéticamente, provocarían una respuesta de ajuste de la persona a las condiciones externas. Puede afirmarse, por tanto, que la Psicología Ambiental bebe de muchas fuentes, pero emerge desde la Psicología Social. Un ejemplo específico del uso de referentes psicosociales en la Psicología Ambiental lo podemos encontrar en las teorías con que se intenta explicar la preocupación ambiental y los comporta- mientos proambientales. Bamberg y Möser (2007) realizan un meta-análisis de 46 trabajos publicados desde 1995 sobre distintos aspectos relacionados con la descripción y explicación de los comportamientos proambientales (desde ahorro energético, hasta conducta ecológica del consumidor, entre otros muchos). Estos autores asumen que la mayor parte de los trabajos sobre comportamientos pro- ambientales son vistos como resultado de una mezcla de interés propio (adoptar comportamientos para prevenir riesgos que puedan afectar a la salud o al bienes- tar propio, por ejemplo) y motivos pro-sociales (disminuir factores de riesgo que puedan afectar a los demás, a otras especies o a personas de generaciones futuras, por ejemplo). A la hora de describir los referentes teóricos y conceptuales con los que se pretende explicar los comportamientos proambientales, Bamberg y Möser, en el mencionado trabajo, concluyen que los investigadores que conside- ran que los cambios hacia los comportamientos proambientales son consecuencia de motivos egoístas (interés propio) se basan y utilizan la teoría de la acción pla- neada de Ajzen (junto a otros modelos explicativos de las elecciones racionales). Y aquellos investigadores que consideran que los cambios en los comportamien- tos proambientales reflejan una orientación prosocial utilizan como marco teóri- co el modelo de la activación de la norma de Schwartz y muchos de sus desarro- llos posteriores. 213Preocupación ambiental y bienestar humano / J.-A. Corraliza et al. 01. CORRALIZA 12/9/07 11:58 Página 213 Sirvan estos datos como argumento que permite ver las estrechas relaciones conceptuales entre la Psicología Social y la Psicología Ambiental, y sugiere que entre ambos dominios se produce un flujo permanente de intercambio de infor- mación y desarrollos conceptuales. Junto a esto, la Psicología Ambiental actual refleja en sus contribuciones y temas de investigación un doble interés. Por un lado, la preocupación por la forma y contenidos con que se percibe la crisis ecológica que, al decir de muchos, es una de las características del momento presente; ello va seguido del interés de muchos de los trabajos de investigación por explicar y promover la adopción de comportamientos proambientales (Corral-Verdugo, 2003). Y, por otra parte, el estudio y análisis de distintos aspectos relacionados con la calidad de vida y el bienestar humano, tomando como referencia espacial el entorno urbano. Estructura de los contenidos recogidos en este número Los artículos incluidos en este número fueron presentados en el IX Congreso de Psicología Ambiental (Madrid, 2006). Todos ellos se inspiran en algunos de los fundamentos conceptuales mencionados más arriba. Temáticamente, reflejan la dualidad de contenidos a la que hacían referencia Bonnes y Bonaiuto (2002): análisis de características socio-espaciales y visión de la crisis ecológica. En todos los trabajos seleccionados se abordan aspectos específicos que permiten incluirlos en una u otra categoría. Se han seleccionado algunos trabajos que abordan esta dos temáticas y, posi- blemente, la desproporción entre los trabajos pertenecientes a ambas categorías reflejen la intensidad de los esfuerzos que los psicólogos ambientales dedican a uno y otro campo. Preocupación ambiental y responsabilidad ecológica Centrado en este tema, se encuentra el trabajo realizado por María Amérigo y Arantxa Bernardo. Estas autoras presentan una investigación centrada en los aspectos cognitivos de carácter psicosocial que subyacen a la manera en que las personas entienden sus relaciones con la naturaleza. Para ello proponen un estu- dio integrador entre la perspectiva actitudinal y las representaciones sociales. El objetivo fundamental de su trabajo es determinar si existe una o varias represen- taciones sociales que definan la relación entre los seres humanos y la naturaleza y que explique la dualidad o ambivalencia con la que el ser humano piensa y se comporta en la naturaleza o medio ambiente. Según los resultados de este traba- jo las creencias generales sobre las relaciones del ser humano con la naturaleza constituyen representaciones sociales diferentes. Unas, las denominadas por la literatura como biosféricas que, frente a las antropocéntricas, mantienen una consideración más igualitaria entre la dualidad ser humano-naturaleza. Para ter- minar sugiriendo una visión dualista entre ambas, si bien con algunos nexos de unión al considerar a la naturaleza “fuente de vida”. Bajo el mismo objeto de interés que el artículo anterior, Ernesto Suárez, María E. Salazar, Bernardo Hernández y Ana M. Martín, señalan que entre las dimensiones de ecocentrismo y antropocentrismo no existe una independencia total. Y presentan un trabajo en el que analizan la relación entre ecocentrismo y antropocentrismo atendiendo a la base motivacional sobre la que se sustentan. Según el planteamiento de los autores el ecocentrismo estaría intrínsecamente motivado y “perseguiría” satisfacer necesidades psicológicas de relación, autono- mía y competencia. Mientras que el antropocentrismo estaría motivado por la necesidad de ajuste social, si bien no podría entenderse éste como una respuesta de conformidad. En los resultados de este estudio se pone de manifiesto que Revista de Psicología Social, 2007, 22 (3), pp. 211-217214 01. CORRALIZA 12/9/07 11:58 Página 214 ambas dimensiones (ecocéntrica y antropocéntrica) pueden actuar como motiva- dores con base diferenciada de la acción ambiental. El ecocentrismo como moti- vador interno y el antropocentrismo como motivador externo, lo que según los autores, los define como factores independientes. Esta diferencia entre ambos componentes parece distinguir el mecanismo de internalización de las razones que sostienen la orientación de valor del medio ambiente. En el caso del ecocen- trismo este mecanismo requiere una elaboración cognitiva de significativa com- plejidad, ya que la incorporación de la naturaleza a los juicios morales implica responder ante la disyuntiva sobre si la naturaleza tiene derecho a ser protegida o simplemente que los seres humanos tenemos la responsabilidad de protegerla. Lo que en definitiva plantea considerar el medio ambiente como sujeto o como objeto moral. Para los autores es razonable pensar que este paso en la considera- ción moral de la naturaleza de objeto a sujeto sólo es posible si la persona es capaz de generar una fuerte conexión interna con el medio ambiente e incorporar lo ambiental a su estructura de identidad. Conectando de esta manera el self con las necesidades psicológicas básicas de autorrealización. El trabajo de Claudia Pato y Álvaro Tamayo se centra específicamente en el análisis de acciones de ahorro de agua y ahorro energético. Los autores utilizan tres tipos de instrumentos: la escala de comportamiento ecológico, la escala de creencias ambientales y el conocido perfil de los valores de Schwartz. La primera de ellas, contiene cuatro factores relacionados con el comportamiento ecológico (limpieza urbana, ahorro de agua y energía, consumo y reciclaje). La segunda (la escala de creencias ambientales) permite establecer la conocida diferenciación entre creencias egocéntricas y antropocéntricas. Los resultados, registrados en un análisis de regresión, permiten, entre otras evidencias confirmar el hecho de que los comportamientos de relevancia ecológica están asociados a un específico per- fil de los valores con los que se reconocen los participantes. En ese sentido,los perfiles de valores descritos como de poder y autopromoción están asociados a comportamiento de gasto de energía y agua. El trabajo presentado por Marta Moreno, Juan P. Ruiz y José A. Corraliza se centra en el análisis del dilema referido al uso del transporte público frente al uso del coche privado. Esta dicotomía es analizada como un reflejo de la disparidad de motivaciones en el comportamiento ambiental: en función de los intereses individuales y como reflejo de una motivación “egoísta” (uso del coche privado) o en función de intereses colectivos y como reflejo de una motivación altruista (uso del transporte público). Los resultados muestran, entre otras evidencias, que el conocimiento sobre el impacto del uso del transporte privado no necesaria- mente conduce a un cambio en la elección del modo de transporte, y las ventajas individuales que proporciona el uso del coche privado (tangibles e intangibles) son más importantes que las ventajas de ajuste normativo que pueda proporcio- nar el uso del transporte público. Angela Castrechini, Enric Pol y Tomeu Vidal, a partir de una muestra de noticias ambientales aparecidas en dos periódicos de Barcelona entre 1992 y 2002, analizan la representación social de los problemas ambientales. Para ello, los autores analizan el contenido de los elementos gráficos (fundamentalmente fotografías) que acompañan y con los que se ilustra el texto de los artículos. Se muestra el incremento de la presencia de noticias ambientales en la prensa diaria analizada en el período 1992-2002, así como el hecho de que el tratamiento grá- fico de estas noticias ambientales se base en el uso de referentes que reflejan espa- cios urbanos (en detrimento del uso de elementos gráficos del medio natural, que aparece con más frecuencia ligado a desastres y catástrofes ambientales). Los autores confirman igualmente que se registra una evolución del tratamiento grá- 215Preocupación ambiental y bienestar humano / J.-A. Corraliza et al. 01. CORRALIZA 12/9/07 11:58 Página 215 fico de las noticias ambientales que va dirigido a destacar el papel de los actores (fundamentalmente políticos) que dirigen la acción ambiental. Bienestar humano En esta categoría se consideran dos trabajos presentados que reflejan líneas de investigación diferentes, pero ambas vinculadas al análisis del bienestar humano, con referencia específica a entornos urbanos. El trabajo presentado por José D. Guillén e Isabel López Barrio analiza una muestra de ambientes urbanos caracterizados en función de la calidad perceptiva de su cualidad sonora (ambiente sonoro de parque, de calle peatonal, de vía con tráfico, etc.). Estos ambientes sonoros son evaluados por una muestra de sujetos utilizando una escala de adjetivos antónimos, presentados en el formato de un diferencial semántico. Los resultados obtenidos permiten destacar la importancia que tienen a la hora de clasificar los ambientes sonoros urbanos dos de las dimen- siones obtenidas: el tipo de sonido (humano-tecnológico) y la ruidosidad perci- bida (silencioso-ruidoso). Además, el trabajo incluye una evaluación cualitativa de los ambientes sonoros, destacando el carácter estresante, ruidoso y poco humanizado de los contextos sonoros de tráfico, frente al contexto sonoro de la calle peatonal o el parque, considerados como relajantes y “más humanos”. El trabajo subraya la importancia del perfil acústico de un ambiente urbano como indicador de calidad. Finalmente, el trabajo presentado por Elena Sautkina aborda el problema de la percepción de seguridad e inseguridad en los espacios urbanos. Mediante entrevistas estructuradas, recoge información sobre lugares de la ciudad de Lis- boa en los que los participantes se sienten seguros o inseguros (sienten miedo de ser víctimas de un delito). Los resultados muestran que los criterios por los cuales un lugar es considerado seguro o inseguro no se explican por la existencia efecti- va de delitos y, además, son diferentes. Así, rasgos como la buena iluminación o la presencia de actividades sociales en la calle contribuyen, entre otros, a que un lugar sea considerado seguro. Por el contrario, la presencia de indicios de vanda- lismo, o la presencia de señales de heterogeneidad étnica o indicios de pobreza son rasgos que inducen a sentimientos de inseguridad en un espacio urbano. En suma, los trabajos presentados abordan temáticas relevantes en el campo de la Psicología Ambiental actual, que reflejan la existencia de esos dos polos de interés antes mencionados y recogidos en los dos descriptores utilizados: la preo- cupación ambiental por la explicación psicosocial de las reacciones humanas ante la dimensión que presenta la crisis ecológica y la investigación sobre aspectos relacionados con el bienestar humano y la calidad ambiental de los entornos urbanos. Revista de Psicología Social, 2007, 22 (3), pp. 211-217216 Referencias ALTMAN, I. & ROGOFF, B. (1987). World views in Psychology: Trait, interactional, organismic and transactional perspecti- vas. En D. Stokols & I. Altman (Eds.), Handbook of Environmental Psychology (vol. 1, pp. 7-40). Nueva York: Wiley. ARAGONÉS, J. I. & CORRALIZA, J. A. (1988). Comportamiento Humano y Medio Ambiente. La Psicología Ambiental en España. Madrid: Comunidad de Madrid. BAMBERG, S. & MÖSER, G. (2007). 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