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La compleja naturaleza humana
En función de la teoría de campo y de la teoría de la disonancia 
cognitiva surgen tres enfoques para estudiar la conducta:6
1. La persona como ser transaccional, que no sólo recibe insu-
mos del ambiente y reacciona ante ellos sino que también 
asume una posición proactiva, al anticiparse y muchas 
veces provocar modifi caciones en su entorno.
2. La persona con un comportamiento dirigido hacia un objetivo, 
es decir, la persona es capaz de tener objetivos o aspira-
ciones y esforzarse para alcanzarlos.
3. La persona como modelo de sistema abierto, dirigido a ob-
jetivos, interdependiente con el medio físico y social, con 
una participación activa en transacciones con ese medio 
en la medida en que persigue sus objetivos. Esto exige 
que la persona desarrolle capacidades mentales (pensar, 
decidir, etc.) y que adquiera información y creencias que 
le permitan conocer a los individuos y a las cosas en su 
La motivación humana
De los factores internos que infl uyen en la conducta humana, 
daremos especial atención a la motivación.
Es difícil comprender el comportamiento de las personas 
sin tener un mínimo conocimiento de lo que lo motiva. No es 
fácil defi nir exactamente el concepto de motivación, pues se 
utiliza en sentidos diversos. De manera general, motivo es todo 
lo que impulsa a una persona a actuar de determinada manera 
o que da origen, por lo menos, a una tendencia concreta, a 
un comportamiento específi co.8 Ese impulso a la acción pue-
de ser consecuencia de un estímulo externo (proveniente del 
ambiente) o generarse internamente por los procesos mentales 
del individuo. En ese aspecto, la motivación se relaciona con 
el sistema de cognición9 de la persona. Krech, Crutchfi eld y 
Ballachey explican que
los actos del ser humano están guiados por su cognición —por 
lo que piensa, cree y prevé—. Pero al preguntarse el motivo por 
el que actúa de cierta forma, surge la cuestión de la motiva-
ción. La motivación funciona en términos de fuerzas activas e 
impulsoras que se traducen en palabras como deseo y recelo 
(temor, desconfi anza y sospecha). La persona desea poder y es-
tatus, teme la exclusión social y las amenazas a su autoestima. 
Además, la motivación busca una meta determinada, para cuyo 
alcance el ser humano gasta energía.10
 De vuelta al caso introductorio
Matrix
Claudia Sánchez sabe que para modifi car actitudes en las personas es 
necesario que vean y comprendan por qué tienen que cambiar. Matrix 
quiere dejar de ser un simple centro de trabajo para convertirse en 
una organización de aprendizaje y de oportunidades. Por otro lado, 
desea que las personas se transformen de empleados y trabajadores 
a colaboradores y socios de la empresa. Por último, modifi car la con-
ducta humana no es una tarea fácil. ¿Cómo podría Claudia concretar 
su plan?
Figura 2.4 Factores externos que afectan la conducta de las 
personas en las organizaciones.7
Recuerde
La conducta de las personas
La conducta de las personas dentro de la organización es com-
pleja y depende de factores internos (que resultan de sus propias 
características de personalidad, capacidad de aprendizaje, mo-
tivación, percepción del ambiente interno y externo, actitudes, 
emociones, valores, etc.) y externos (que resultan del ambiente, 
de las características organizacionales, como el sistema de re-
compensas y sanciones, factores sociales y políticos, cohesión 
grupal existente, etc.).
La motivación humana | 41
Presiones de 
los superiores Infl uencia de 
los colegas
Sistemas 
personales
Cambios en la 
tecnología
Estados de 
energía interna
Programas de 
capacitación y 
desarrollo
El individuo
en la
organización
Condiciones 
ambientales
Requerimientos 
de la familia
ambiente, así como enfrentarse a ellos. Es importante co-
nocer las percepciones de las personas y cómo elaboran 
una especie de sistema de fi ltros mediante los cuales con-
ciben su realidad ambiental.
6 THOMPSON, JAMES D. y VAN HOUTEN, DONALD D. As Ciências do 
Comportamento: Uma Interpretação, São Paulo, Atlas, 1975, p. 30. 
7 DUBRIN, ANDREW J. Fundamentals of Organizational Behavior: An 
Applied Perspective, Nueva York, Pergamon Press, 1974, p. 241.
8 KAST, FREMONT E y ROSENZWEIG, JAMES E. Organization and Manage-
ment: A Systems Approach, Tokyo, McGraw-Hill Kogakusha, 1970, p. 245.
9 La cognición representa lo que las personas saben acerca de sí mis-
mas y del ambiente que las rodea. El sistema cognitivo de cada persona 
comprende sus valores, e infl uye en él su ambiente físico y social, su 
estructura fi siológica, sus procesos fi siológicos, sus necesidades y sus 
experiencias anteriores.
10 KRECH, DAVID, CRUTCHFIELD, RICHARD y BALLACHEY, EGERTON L. 
Individual in Society, Nueva York, McGraw-Hill, 1962, p. 17.
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42 | Capítulo 2 Las personas
En ese sentido existen tres premisas que explican la con-
ducta humana:
1. La conducta es producto de estímulos externos o internos. 
Existe una causalidad en la conducta. Tanto la herencia 
como el ambiente infl uyen decisivamente en el compor-
tamiento de las personas.
2. La conducta es motivada, es decir, en toda conducta huma-
na existe una fi nalidad. La conducta no es casual ni alea-
toria, sino que siempre se orienta y dirige a un objetivo.
3. La conducta está orientada a objetivos. En todo comporta-
miento existe siempre un impulso, deseo, necesidad o 
tendencia, expresiones con que se designan los motivos 
de la conducta.11
Si las suposiciones anteriores son correctas, la conducta 
no es espontánea ni está exenta de fi nalidad: siempre hay un 
objetivo explícito o implícito que la explica.
Aunque el modelo básico de motivación anterior sea el 
mismo en todas las personas, el resultado varía indefi nida-
mente, pues depende de la percepción del estímulo (que varía 
de una persona a otra, y con el tiempo en una misma persona), 
de las necesidades (que también varían de una persona a otra) 
y de la cognición de cada quien. La motivación depende sobre 
todo de esas tres variables.
Ciclo motivacional
El ciclo motivacional empieza con el surgimiento de una ne-
cesidad, una fuerza dinámica y persistente que origina el com-
portamiento. Cada vez que surge una necesidad, ésta rompe 
el estado de equilibrio del organismo y produce un estado de 
tensión, insatisfacción, incomodidad y desequilibrio. Ese es-
tado lleva al individuo a un comportamiento o acción capaz 
de aliviar la tensión o de liberarlo de la incomodidad y del 
desequilibrio. Si el comportamiento es efi caz, el individuo en-
contrará la satisfacción a su necesidad y, por tanto, la descarga 
de la tensión producida por ella. Satisfecha la necesidad, el 
organismo vuelve a su estado de equilibrio anterior, a su adap-
tación al ambiente. El ciclo motivacional se esquematiza en la 
fi gura 2.6.
En este ciclo motivacional, la necesidad se satisface. A me-
dida que se repite el ciclo, debido al aprendizaje y la repetición 
(refuerzo), los comportamientos se vuelven más efi caces para 
la satisfacción de ciertas necesidades. Una vez satisfecha, la ne-
cesidad deja de motivar el comportamiento, pues no ocasiona 
tensión ni incomodidad.
Sin embargo, no siempre se satisface la necesidad en el 
ciclo motivacional. También puede frustrarse o compensarse 
(es decir, transferirse a otro objeto, persona o situación). En el 
caso de frustración de la necesidad en el ciclo motivacional, la 
tensión ocasionada por el surgimiento de la necesidad encuen-
tra un obstáculo para su liberación. Al no encontrar una salida 
normal, la tensión acumulada en el organismo busca un me-
dio indirecto de salida, ya sea por vía psicológica (agresividad, 
descontento, tensión emocional, apatía, indiferencia, etc.) o 
por vía fi siológica (tensión nerviosa, insomnio, repercusiones 
cardiacas o digestivas, etc.). 
Recuerde
Las diferencias individuales
Entre las personas hay diferentes motivaciones: las necesidades 
varíande un individuo a otro, lo cual proporciona distintos patro-
nes de conducta. Los valores sociales y las capacidades para lograr 
objetivos son por igual diferentes. Para complicar esto aún más, 
en un mismo individuo, con el tiempo, cambian las necesidades, 
valores sociales y capacidades. A pesar de todas estas diferencias, 
el proceso que dinamiza la conducta es más o menos semejan-
te en todas las personas. En otras palabras, aunque varíen los 
patrones de comportamiento, el proceso que les da origen es en 
esencia el mismo en todas las personas.
Figura 2.5 Modelo básico de motivación.12
Necesidad
(deseo)
Tensión
Incomodidad
Objetivo
Estímulo
(causa)
Conducta
PERSONA
Figura 2.6 Etapas del ciclo motivacional en la satisfacción de una necesidad.
Comportamiento 
o acción
Estímulo o 
incentivo
Necesidad Tensión Satisfacción
Equilibrio 
interno
11 LEAVITT, HAROLD J. Managerial Psychology, Chicago, The University of 
Chicago Press, 1964, p. 9. 12 Ibidem.
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Otras veces, la necesidad no se satisface ni se frustra, sino 
se transfi ere o compensa. Esto se presenta cuando la satisfac-
ción de otra necesidad reduce o mitiga la intensidad de una 
necesidad que no puede satisfacerse, como se ilustra en la fi -
gura 2.7. Es lo que pasa cuando una promoción a un puesto 
superior se cambia por un buen aumento de sueldo o por un 
nuevo lugar de trabajo.
alimentación (hambre o sed), sueño y reposo (cansancio), 
abrigo (contra frío o calor) o deseo sexual (reproducción 
de la especie). Se denominan necesidades biológicas o bá-
sicas y exigen satisfacción cíclica y reiterada, con el fi n 
de garantizar la supervivencia del individuo. Orientan la 
vida humana desde el momento del nacimiento. Es decir, 
al principio, la vida humana es una constante búsqueda 
de satisfacción de las necesidades elementales más impos-
tergables, que monopolizan la conducta del recién naci-
do, y en el adulto predominan sobre las demás necesida-
des mientras no se logre su satisfacción. Se relacionan con 
la subsistencia y existencia del individuo. A pesar de ser 
comunes a todos los seres humanos, requieren distintos 
grados individuales de satisfacción. Su principal caracte-
rística es la urgencia: cuando no se satisface alguna de 
estas necesidades, dirige la orientación de la conducta.
2. Necesidades de seguridad: constituyen el segundo nivel en 
las necesidades humanas. Llevan a las personas a prote-
gerse de cualquier peligro real o imaginario, físico o abs-
tracto. La búsqueda de protección contra una amenaza 
o privación, huir del peligro, el anhelo de un mundo or-
denado y previsible son manifestaciones características 
de estas necesidades. Aparecen en la conducta humana 
cuando las necesidades fi siológicas están relativamente 
satisfechas. Como aquéllas, también están íntimamente 
relacionadas con la supervivencia del individuo. Tienen 
gran importancia, pues en la vida organizacional las per-
sonas dependen de la organización, y es ahí donde las 
acciones gerenciales arbitrarias o las decisiones inconsis-
Figura 2.7 Ciclo motivacional con frustración o compensación.
Barrera
Estímulo o 
incentivo
Necesidad Tensión
Equilibrio 
interno
Compensación
Otro
comportamiento 
derivado
Frustración
Recuerde
El constante fl ujo de necesidades
La satisfacción de ciertas necesidades es temporal y pasajera, es 
decir, la motivación humana es cíclica: la conducta es un proceso 
continuo de resolución de problemas y satisfacción de necesida-
des a medida que surgen.
La motivación humana | 43
Las teorías más conocidas sobre motivación se relacionan 
con las necesidades humanas. Es el caso de la teoría de Maslow 
sobre la jerarquía de las necesidades humanas.
Jerarquía de las necesidades según Maslow
Las teorías de las necesidades parten del principio de que los 
motivos del comportamiento humano residen en el propio in-
dividuo: su motivación para actuar y comportarse proviene de 
fuerzas que existen dentro de él. Algunas de esas necesidades 
son conscientes, mientras que otras no. La teoría motivacional 
más conocida es la de Maslow, y se basa en la jerarquía de las 
necesidades humanas.13
Según Maslow, las necesidades humanas están organiza-
das en una pirámide de acuerdo con su importancia respecto 
de la conducta humana. En la base de la pirámide están las 
necesidades más bajas y recurrentes (las llamadas necesidades 
primarias), mientras que en la cúspide están las más elabo-
radas e intelectuales (necesidades secundarias). La fi gura 2.8 
muestra esta organización jerárquica.
1. Necesidades fi siológicas: constituyen el nivel más bajo de 
necesidades humanas. Son innatas, como la necesidad de 
Figura 2.8 Jerarquía de las necesidades humanas de Maslow.
Necesidades
primarias
Auto-
rrealización
Estima
Sociales
Seguridad
Necesidades fi siológicas
Necesidades
secundarias
13 MASLOW, ABRAHAM H. “A theory of human motivation”, Psychologi-
cal Review, julio de 1943, pp. 370-396.
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44 | Capítulo 2 Las personas
tentes e incoherentes pueden provocar incertidumbre o 
inseguridad en las personas en cuanto a su continuidad 
en el trabajo.
3. Necesidades sociales: surgen de la vida social del individuo 
con otras personas. Son las necesidades de asociación, 
participación, aceptación por parte de sus compañeros, 
intercambio de amistad, afecto y amor. Aparecen en la 
conducta cuando las necesidades más bajas (fi siológicas 
y de seguridad) se encuentran relativamente resueltas. 
Cuando las necesidades sociales no están debidamente 
satisfechas, las personas muestran resistencia, antagonis-
mo y hostilidad frente a quienes se les acercan. La frustra-
ción de esas necesidades conduce a la falta de adaptación 
social y a la soledad. La necesidad de dar y recibir afecto 
es un importante impulsor de la conducta humana cuan-
do se utiliza la administración participativa.
4. Necesidades de aprecio: son las necesidades relacionadas 
con la manera como la persona se ve y valora, es decir, con 
la autovaloración y la autoestima, la confi anza en sí mismo, 
la necesidad de aprobación y reconocimiento social, el es-
tatus, la reputación y el orgullo personal. La satisfacción de 
estas necesidades conduce a un sentimiento de confi anza 
en sí mismo, de valor, fuerza, prestigio, poder, capacidad 
y utilidad. Si estas necesidades no son satisfechas pueden 
producir sentimientos de inferioridad, debilidad, depen-
dencia y desamparo, los que a su vez pueden generar des-
ánimo o actividades compensatorias.
5. Necesidades de autorrealización: son las necesidades hu-
manas más elevadas y se encuentran en lo más alto de 
la jerarquía. Motivan al individuo a emplear su propio 
potencial y a desarrollarse continuamente a lo largo de 
su vida. Esta tendencia se expresa mediante el impulso 
a superarse y a llegar a ser todo lo que se puede ser. Las 
necesidades de autorrealización se relacionan con la auto-
nomía, independencia, control de sí mismo, competencia 
y plena realización del potencial y la virtud que cada per-
sona posee, así como la utilización plena de sus talentos. 
Mientras las cuatro necesidades anteriores pueden satisfa-
cerse por recompensas externas (extrínsecas) a la persona 
y tienen una realidad concreta (como alimento, dinero, 
amistades, elogios de otras personas), las necesidades de 
autorrealización sólo se satisfacen mediante recompen-
sas que las personas se dan a sí mismas intrínsecamente 
(como el sentimiento de realización), y no son observa-
bles ni controlables por los demás. Las otras necesidades, 
una vez satisfechas, ya no motivan la conducta; en cam-
bio, la necesidad de autorrealización puede ser insaciable, 
en el sentido de que entre más satisfacción obtiene la per-
sona, más importancia adquiere para ella y más deseará 
satisfacerla. No importa cuán complacida esté la persona, 
deseará siempre más.
En términosgenerales, la teoría de Maslow presenta los 
aspectos siguientes:
1. Una necesidad satisfecha no es una motivación para la 
conducta. Sólo las necesidades no satisfechas infl uyen en 
ella, orientándola a objetivos individuales.
2. El individuo nace con cierto bagaje de necesidades fi sio-
lógicas, innatas o hereditarias. Al principio, su conducta 
se encamina de manera exclusiva a la satisfacción cíclica 
de esas necesidades: hambre, sed, ciclo sueño/actividad, 
sexo, etcétera.
3. A partir de cierta edad, el individuo inicia una larga trayec-
toria de aprendizaje de nuevos patrones de necesidades. 
Surgen las necesidades de seguridad, encaminadas a la 
Figura 2.9 Jerarquía de las necesidades humanas desde otro ángulo.
• Hambre
• Sed
• Sueño
• Etcétera
Fisiológicas
• Protección
• Vivienda
• Ausencia de 
peligro
Seguridad
• Amistad
• Amor
• Pertenencia a 
un grupo
• Actividades 
sociales
Sociales
• Estatus
• Prestigio
• Respeto a sí 
mismo
• Autoconfi anza
• Reconocimiento
Autoestima
• Crecimiento
• Desarrollo 
personal
• Éxito personal
Realización
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protección contra el peligro, las amenazas y la privación. 
Las necesidades fi siológicas y las de seguridad constitu-
yen las necesidades primarias del individuo, orientadas a 
su conservación personal.
4. A medida que el individuo logra controlar sus necesida-
des fi siológicas y de seguridad, surgen poco a poco las 
necesidades más elevadas: sociales, de estima y de auto-
realización. Pero cuando el individuo alcanza la realiza-
ción de las necesidades sociales, surgen las de autorrea-
lización. Esto signifi ca que las necesidades de estima son 
complementarias de las sociales, y las necesidades de au-
torrealización son complementarias de las de estima. Los 
niveles de necesidad más elevados sólo surgen cuando se 
controlan y satisfacen los niveles más bajos. No todos los 
individuos llegan al nivel de las necesidades de autorrea-
lización o al de las necesidades de estima. Esto constituye 
una conquista individual.
5. Las necesidades más elevadas no sólo surgen a medida 
que se satisfacen las más bajas, sino que predominan so-
bre éstas de acuerdo con la jerarquía de las necesidades. 
Un gran número de necesidades concomitantes infl uyen 
en la conducta del individuo, pero las necesidades más 
elevadas predominan sobre las más bajas.
6. Las necesidades más bajas requieren un ciclo motiva-
cional corto (comer, dormir, etc.), mientras que las más 
elevadas requieren un ciclo largo. Sin embargo, si alguna 
necesidad más baja deja de satisfacerse durante mucho 
tiempo, se vuelve imperativa y neutraliza el efecto de las 
necesidades más elevadas. La privación de una necesidad 
más baja desvía las energías del individuo hacia la lucha 
por su satisfacción.
Aunque el enfoque de Maslow es genérico y amplio, re-
presenta un modelo valioso de funcionamiento de la conducta 
humana y para el área de RH.
Teoría de los dos factores de Herzberg
En tanto Maslow apoya su teoría de la motivación en las di-
ferentes necesidades humanas (perspectiva introvertida), 
Herzberg14 se basa en el ambiente externo (perspectiva extra-
vertida).
Para Herzberg, la motivación para trabajar depende de 
dos factores:15
 a) Factores higiénicos: se refi eren a las condiciones que rodean 
a la persona en su trabajo; comprenden las condiciones 
físicas y ambientales del empleo, salario, benefi cios socia-
les, políticas de la empresa, tipo de supervisión, clima de 
las relaciones entre dirección y empleados, reglamentos 
internos, oportunidades, etcétera. Corresponden a la mo-
tivación ambiental y constituyen los factores con que las 
organizaciones suelen impulsar a los empleados. Sin em-
bargo, los factores higiénicos tienen una capacidad muy 
limitada para infl uir de manera poderosa en la conducta 
de los empleados. La expresión higiene refl eja precisa-
mente su carácter preventivo y profi láctico, e indica que 
sólo se destinan a evitar la insatisfacción en el medio o 
amenazas potenciales al equilibrio. Si estos factores higié-
nicos son óptimos, únicamente evitan la insatisfacción, 
pues su infl uencia en la conducta no eleva la satisfacción 
de manera sustancial y duradera. Pero si son precarios 
provocan insatisfacción, razón por la que se les llama fac-
tores de insatisfacción, y son los siguientes:
• Condiciones de trabajo y bienestar.
• Políticas de la organización y administración.
• Relaciones con el supervisor.
• Competencia técnica del supervisor.
• Salario y remuneración.
• Seguridad en el puesto.
• Relaciones con los colegas.
Los factores higiénicos constituyen el contexto del 
puesto.
 b) Factores motivacionales: se refi eren al contenido del pues-
to, a las tareas y las obligaciones relacionadas con éste; 
producen un efecto de satisfacción duradera y un au-
mento de la productividad muy superior a los niveles 
normales. El término motivación comprende sentimientos 
de realización, crecimiento y reconocimiento profesional 
que se manifi estan en la ejecución de tareas y actividades 
que representan desafíos y tienen signifi cado en el traba-
jo. Si los factores motivacionales son óptimos, elevan la 
satisfacción; si son precarios, la reducen. Por eso se les 
denomina factores de satisfacción. Constituyen el conte-
nido del puesto en sí y comprenden:
• Delegación de responsabilidad.
• Libertad para decidir cómo realizar una labor.
• Posibilidades de ascenso.
• Utilización plena de las habilidades personales.
• Formulación de objetivos y evaluación relacionada con 
ellos.
• Simplifi cación del puesto (por quien lo desempeña).
• Ampliación o enriquecimiento del puesto (horizontal 
o verticalmente).
En esencia, la teoría de los factores afi rma que:16
1. La satisfacción en el puesto depende del contenido o de 
las actividades desafi antes y estimulantes que implica; és-
tos son los llamados factores motivacionales.
La motivación humana | 45
14 HERZBERG, FREDERICK, MAUSNER, BERNARD y SNYDERMAN, 
BARBARA B. The Motivation to Work, Nueva York, John Wiley, 1959.
15 HERZBERG, FREDERICK. Work and Nature of Man, Cleveland, The 
World Press, 1966.
16 KORMAN, ABRAHAM K. Industrial and Organizational Psychology, En-
glewood Cliffs, Nueva Jersey, Prentice-Hall, 1971, p. 147.
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46 | Capítulo 2 Las personas
2. La insatisfacción en el puesto es función del ambiente, de 
la supervisión, de los colegas y del contexto general del 
puesto; son los llamados factores higiénicos.
Herzberg concluyó que los factores responsables de la 
satisfacción profesional están desligados y son diferentes de 
los factores responsables de la insatisfacción profesional. Lo 
opuesto a la satisfacción profesional no es la insatisfacción, 
sino carecer de satisfacción profesional; de la misma manera, 
lo opuesto a la insatisfacción profesional es carecer de insatis-
facción, no la satisfacción.
Para que haya mayor motivación en el trabajo, Herzberg 
propone el enriquecimiento de las tareas (job enrichment), que 
consiste en ampliar deliberadamente los objetivos, las respon-
sabilidades y el desafío de las actividades del puesto. En la 
sección dedicada a los subsistemas de aplicación en Recursos 
Humanos se analizan aspectos del enriquecimiento de tareas o 
enriquecimiento del puesto.
Figura 2.10 Teoría de los dos factores: la satisfacción y la insatisfacción como dos continuos separados.
Factores motivacionales
Factores higiénicos
Ninguna satisfacción
(neutralidad)
Máxima satisfacción
Máxima insatisfacción Ninguna insatisfacción(+)
(–)
(–)
(+)
 Nota interesante
Factores motivacionales o de satisfacción
En la práctica, el enfoque de Herzberg resalta los factores motiva-
cionales que las organizaciones suelen desatender en su afán por 
aumentar el desempeño y la satisfacción de las personas. Hasta 
cierto punto, las conclusiones de Herzberg coinciden con la teoríade Maslow en que, cuando el estándar de vida es elevado, las nece-
sidades humanas de niveles más bajos tienen poco efecto motiva-
cional. Los planteamientos de Maslow y de Herzberg coinciden en 
algunos puntos que permiten una confi guración más amplia y rica 
de la motivación de la conducta humana. No obstante, también 
presentan diferencias importantes. En la fi gura 2.11 se comparan 
estas dos teorías.
Figura 2.11 Comparación de los modelos de motivación de Maslow y de Herzberg.17
Ne-
cesida-
des de auto-
rrealización
Necesidades 
del ego
(estima)
Necesidades 
sociales
Necesidades 
de seguridad
Necesidades
fi siológicas
JERARQUÍA
DE NECESIDADES
DE MASLOW
FACTORES DE
HIGIENE-MOTIVACIÓN 
DE HERZBERG
H
ig
ié
ni
co
s
M
ot
iv
ac
io
na
le
s
El trabajo en sí
Responsabilidad
Progreso
Crecimiento
Realización
Reconocimiento
Estatus
Relaciones
interpersonales
Supervisión
Colegas y subordinados
Supervisión técnica
Políticas administrativas
y empresariales
Seguridad en el trabajo
Condiciones físicas
de trabajo
Salario 
Vida personal
17 DAVIS, KEITH. Human Behavior at Work: Human Relations and Organiza-
tional Behavior, Nueva York, McGraw-Hill, 1977, p. 59.
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 1 
Este texto puede utilizarse y divulgarse libremente, siempre que se cite la fuente: Mariano Chóliz (2005): 
Psicología de la emoción: el proceso emocional 
www.uv.es/=choliz 
PSICOLOGÍA DE LA EMOCIÓN: EL PROCESO EMOCIONAL 
Mariano Chóliz Montañés 
Dpto de Psicología Básica 
Universidad de Valencia 
Mariano Chóliz Montañés 
---------------------------------------------------------------------------------------------------------- 
 
1. INTRODUCCIÓN 
"Casi todo el mundo piensa que sabe qué es una emoción hasta que intenta definirla. 
En ese momento prácticamente nadie afirma poder entenderla" (Wenger, Jones y Jones, 1962, pg. 3). 
 
La psicología de la emoción es una de las áreas de la psicología en la que existe un mayor número de 
modelos teóricos, pero quizás también un conocimiento menos preciso. Posiblemente sea debido a que se 
trata, por las propias características del objeto de estudio, de un campo difícil de investigar, en el que los 
estudios sistemáticos son recientes y quizá hasta hace unas décadas mucho más escasos que en cualquier 
otro proceso psicológico, al tiempo que la metodología utilizada es, si cabe, mucho más variada y diversa. 
En la exposición de los aspectos conceptuales de la motivación vamos a seguir la misma lógica que en lo 
que se refiere a la motivación, esto es, centrarnos en las variables principales que están incidiendo sobre la 
emoción y relacionar en ese contexto las aportaciones teóricas y experimentales de diferentes autores. 
Habitualmente se entiende por emoción una experiencia multidimensional con al menos tres sistemas de 
respuesta: cognitivo/subjetivo; conductual/expresivo y fisiológico/adaptativo. Este planteamiento coincide con el 
modelo tridimensional de la ansiedad propuesto por Lang (1968). Para entender la emoción es conveniente 
atender a estas tres dimensiones por las que se manifiesta, teniendo en cuenta que, al igual que en el caso de 
la ansiedad, suele aparecer desincronía entre los tres sistemas de respuesta. 
Además, cada una de estas dimensiones puede adquirir especial relevancia en una emoción en concreto, 
en una persona en particular, o ante una situación determinada. En muchas ocasiones, las diferencias entre los 
distintos modelos teóricos de la emoción se deben únicamente al papel que otorgan a cada una de las 
dimensiones que hemos mencionado. 
Cualquier proceso psicológico conlleva una experiencia emocional de mayor o menor intensidad y de 
diferente cualidad. Podemos convenir que la reacción emocional (de diversa cualidad y magnitud) es algo 
omnipresente a todo proceso psicológico. 
Desde el advenimiento de la psicología científica ha habido sucesivos intentos por analizar la emoción en 
sus componentes principales que permitieran tanto su clasificación, como la distinción entre las mismas. Quizá 
la más conocida sea la de teoría tridimensional del sentimiento de Wundt (1896), que defiende que éstos se 
pueden analizar en función de tres dimensiones: agrado-desagrado; tensión-relajación y excitación-calma. Cada 
una de las emociones puede entenderse como una combinación específica de las dimensiones que hemos 
mencionado. 
A partir del planteamiento de Wundt se han propuesto diferentes dimensiones que caracterizarían las 
emociones (Schlosberg, 1954; Engen, Levy y Schlosberg, 1958). No obstante, las únicas que son aceptadas 
por prácticamente todos los autores y que además son ortogonales son la dimensión agrado-desagrado y la 
intensidad de la reacción emocional (Zajonc, 1980), si bien atendiendo únicamente a éstas no puede 
 2 
establecerse una clasificación exahustiva y excluyente de todas las reacciones afectivas, puesto que emociones 
como la ira o el odio pueden ser desagradables e intensas y no se trata del mismo tipo de emoción. 
Es difícil, entonces, lograr una clasificación exahustiva de todas las emociones posibles en base a 
dimensiones independientes. No obstante, la dimensión agradodesagrado sería exclusiva y característica de las 
emociones, de forma que todas reacciones afectivas se comprometerían en dicha dimensión en alguna medida. 
Esta dimensión alguedónica de placer-displacer sería la característica definitoria de la emoción respecto a 
cualquier otro proceso psicológico. De forma similar, Oatley (1992) señala que lo realmente definitorio y 
diferenciador de las emociones es la disposición para la acción y la "cualidad fenomenológica". Así, una 
emoción podría definirse como una experiencia afectiva en cierta medida agradable o desagradable, que 
supone una cualidad fenomenológica característica y que compromete tres sistemas de respuesta: cognitivo-
subjetivo, conductual-expresivo y fisiológico-adaptativo. 
 
2. FUNCIONES DE LAS EMOCIONES 
Todas las emociones tienen alguna función que les confiere utilidad y permite que el sujeto ejecute con 
eficacia las reacciones conductuales apropiadas y ello con independencia de la cualidad hedónica que generen. 
Incluso las emociones más desagradables tienen funciones importantes en la adaptación social y el ajuste 
personal. 
Según Reeve (1994), la emoción tiene tres funciones principales: 
a. Funciones adaptativas 
b. Funciones sociales 
c. Funciones motivacionales 
 
2.1. Funciones adaptativas. 
Quizá una de las funciones más importantes de la emoción sea la de preparar al organismo para que 
ejecute eficazmente la conducta exigida por las condiciones ambientales, movilizando la energía necesaria para 
ello, así como dirigiendo la conducta (acercando o alejando) hacia un objetivo determinado. Plutchik (1980) 
destaca ocho funciones principales de las emociones y aboga por establecer un lenguaje funcional que 
identifique cada una de dichas reacciones con la función adaptativa que le corresponde. 
De esta manera será más fácil operativizar este proceso y poder aplicar convenientemente el método 
experimental para la investigación en la emoción. La correspondencia entre la emoción y su función se refleja 
en el siguiente cuadro: 
 
1: Funciones de las emociones (tomado de Plutchik, 1980) 
Lenguaje subjetivo Lenguaje funcional 
Miedo Protección 
Ira Destrucción 
Alegría Reproducción 
Tristeza Reintegración 
Confianza Afiliación 
Asco Rechazo 
Anticipación Exploración 
Sorpresa Exploración 
 
La relevancia de las emociones como mecanismo adaptativo ya fue puesta de manifiesto por Darwin 
(1872/1984), quien argumentó que la emoción sirve para facilitar la conducta apropiada, lo cual le confiere un 
 3 
papel de extraordinaria relevancia en la adaptación. No obstante, las emociones son uno de los procesos 
menos sometidos al principio de selección natural (Chóliz y Tejero, 1995), estando gobernadospor tres 
principios exclusivos de las mismas. Los principios fundamentales que rigen la evolución en las emociones son 
el de hábitos útiles asociados, antítesis y acción directa del sistema nervioso. 
Los autores más relevantes de orientación neo-darwinista son Plutchik (1970), 
Tomkins (1984), Izard (1984) y Ekman (1984). Como veremos más adelante, los investigadores que se 
centran en el análisis de las funciones adaptativas de las emociones ponen especial interés en el estudio de la 
expresión de las emociones, análisis diferencial de las emociones básicas, estudios transculturales de las 
mismas y funciones específicas que representan. 
 
2.2. Funciones sociales. 
Puesto que una de las funciones principales de las emociones es facilitar la aparición de las conductas 
apropiadas, la expresión de las emociones permite a los demás predecir el comportamiento asociado con las 
mismas, lo cual tiene un indudable valor en los procesos de relación interpersonal. Izard (1989) destaca varias 
funciones sociales de las emociones, como son las de facilitar la interacción social, controlar la conducta de los 
demás, permitir la comunicación de los estados afectivos, o promover la conducta prosocial. Emociones como la 
felicidad favorecen los vínculos sociales y relaciones interpersonales, mientras que la ira pueden generar 
repuestas de evitación o de confrontación. De cualquier manera, la expresión de las emociones puede 
considerarse como una serie de estímulos discriminativos que facilitan la realización de las conductas 
apropiadas por parte de los demás. 
La propia represión de las emociones también tiene una evidente función social. En un principio se trata de 
un proceso claramente adaptativo, por cuanto que es socialmente necesaria la inhibición de ciertas reacciones 
emocionales que podrían alterar las relaciones sociales y afectar incluso a la propia estructura y funcionamiento 
de grupos y cualquier otro sistema de organización social. No obstante, en algunos casos, la expresión de las 
emociones puede inducir el los demás altruismo y conducta prosocial, mientras que la inhibición de otras puede 
producir malos entendidos y reacciones indeseables que no se hubieran producido en el caso de que los demás 
hubieran conocido el estado emocional en el que se encontraba (Pennebaker, 1993). Por último, si bien en 
muchos casos la revelación de las experiencias emocionales es saludable y beneficiosa, tanto porque reduce el 
trabajo fisiológico que supone la inhibición (Pennebaker, Colder y Sharp, 1990) como por el hecho de que 
favorece la creación de una red de apoyo social ante la persona afectada (House, Landis y Umberson, 1988), 
los efectos sobre los demás pueden llegar a ser perjudiciales, hecho éste que está constatado por la evidencia 
de que aquéllos que proveen apoyo social al afligido sufren con mayor frecuencia trastornos físicos y mentales 
(Coyne, Kessler, Tal, Turnbull, Wortman y Greden, 1987). 
 
2.3. Funciones motivacionales 
La relación entre emoción y motivación es íntima, ya que se trata de una experiencia presente en cualquier 
tipo de actividad que posee las dos principales características de la conducta motivada, dirección e intensidad. 
La emoción energiza la conducta motivada. 
Una conducta "cargada" emocionalmente se realiza de forma más vigorosa. Como hemos comentado, la 
emoción tiene la función adaptativa de facilitar la ejecución eficaz de la conducta necesaria en cada exigencia. 
Así, la cólera facilita las reacciones defensivas, la alegría la atracción interpersonal, la sorpresa la atención ante 
estímulos novedosos, etc. Por otro, dirige la conducta, en el sentido que facilita el acercamiento o la evitación 
del objetivo de la conducta motivada en función de las características alguedónicas de la emoción. 
 4 
La función motivacional de la emoción sería congruente con lo que hemos comentado anteriormente, de la 
existencia de las dos dimensiones principales de la emoción: dimensión de agrado-desagrado e intensidad de la 
reacción afectiva. 
La relación entre motivación y emoción no se limitan al hecho de que en toda conducta motivada se 
producen reacciones emocionales, sino que una emoción puede determinar la aparición de la propia conducta 
motivada, dirigirla hacia determinado objetivo y hacer que se ejecute con intensidad. Podemos decir que toda 
conducta motivada produce una reacción emocional y a su vez la emoción facilita la aparición de unas 
conductas motivadas y no otras. 
 
3. EMOCIONES BÁSICAS 
Una de las cuestiones teóricas actuales más relevantes, al mismo tiempo que más controvertidas, en el 
estudio de la emoción es la existencia, o no, de emociones básicas, universales, de las que se derivarían el 
resto de reacciones afectivas. La asunción de la existencia de tales emociones básicas deriva directamente de 
los planteamientos de Darwin y significaría que se trata de reacciones afectivas innatas, distintas entre ellas, 
presentes en todos los seres humanos y que se expresan de forma característica (Tomkins, 1962, 1963; 
Ekman, 1984; Izard, 1977). La diferencia entre las mismas no podría establecerse en términos de gradación en 
una determinada dimensión, sino que serían cualitativamente diferentes. 
Según Izard (1991), los requisitos que debe cumplir cualquier emoción para ser considerada como básica 
son los siguientes: 
-Tener un sustrato neural específico y distintivo. 
-Tener una expresión o configuración facial específica y distintiva. 
-Poseer sentimientos específicos y distintivos. 
-Derivar de procesos biológicos evolutivos. 
-Manifestar propiedades motivacionales y organizativas de funciones adaptativas. 
Según este mismo autor, las emociones que cumplirían estos requisitos son: placer, interés, sorpresa, 
tristeza, ira, asco, miedo y desprecio. Considera como una misma emoción culpa y vergüenza, dado que no 
pueden distinguirse entre sí por su expresión facial. Por su parte, Ekman, otro de los autores relevantes en el 
estudio de la emoción, considera que son seis las emociones básicas (ira, alegría, asco, tristeza, sorpresa y 
miedo), a las que añadiría posteriormente el desprecio (Ekman, 1973; 1989, 1993; Ekman, O'Sullivan y 
Matsumoto, 1991a y b). 
En general, quienes defienden la existencia de emociones básicas asumen que se trata de procesos 
directamente relacionados con la adaptación y la evolución, que tienen un sustrato neural innato, universal y un 
estado afectivo asociado único. Para Izard (1977), así como para Plutchik (1980), las emociones son 
fenómenos neuropsicológicos específicos fruto de la selección natural, que organizan y motivan 
comportamientos fisiológicos y cognitivos que facilitan la adaptación. 
Como hemos comentado, la cuestión de la existencia de emociones básicas es un tema controvertido, 
sobre el que no existe todavía el suficiente consenso entre los investigadores. Ortony y Turner (1990) señalan 
que no existen tales emociones básicas a partir de las cuales puedan construirse todas las demás, ya que cada 
autor propone un número y unas emociones determinadas que no suelen coincidir con las que proponen otros 
investigadores. Si realmente existieran emociones básicas claramente distintivas no debería existir tal 
desconcierto. Para Ortony y Turner (1990) existen dos corrientes principales que abordan las emociones 
básicas. Una biológica, que defiende que las emociones básicas han permitido la adaptación al medio, se 
encuentran en diferentes culturas y debe haber un sustrato neurofisiológico común entre las emociones básicas 
de los mamíferos, e incluso de los vertebrados. La otra corriente, psicológica, defiende que todas las emociones 
 5 
se pueden explicar en función de emociones irreducibles. Ambas concepciones están muy relacionadas y su 
distinción es fundamentalmente didáctica. 
Ekman (1992) sale al paso de las críticas de Ortony y Turner para defender la existencia de emociones 
básicas a nivel fisiológicocorroborado por la existencia de una serie de universales en la expresión emocional 
demostrados transculturalmente, así como por un patrón fisiológico que caracterizaría a cada una de ellas. Las 
diferentes manifestaciones de actividad del sistema nervioso autónomo estarían a la base de las conductas 
motoras apropiadas para las distintas emociones, tales como miedo, ira o aversión. Tales emociones estarían 
directamente relacionadas con la adaptación del organismo, y por lo tanto es consecuente que tengan un patrón 
de actividad autonómica específica, no así otras emociones tales como felicidad o desprecio. 
No obstante, los resultados en este particular no son concluyentes, y la existencia de patrones fisiológicos 
de respuesta característicos de cada reacción afectiva es más un ideal que una realidad. El argumento que se 
ha esgrimido con mayor vehemencia para demostrar la existencia de emociones básicas es el hecho de que 
tanto la expresión como el reconocimiento sea un proceso innato y universal. Este argumento darvinista fue 
expuesto inicialmente por Tomkins (1962) y ha sido desarrollado especialmente por Ekman e Izard (Ekman, 
1994; Izard, 1994). No obstante, tampoco sobre esta cuestión existe consenso, más bien al contrario aparecen 
estudios experimentales que no corroboran la hipótesis de la universalidad en la expresión y reconocimiento de 
la expresión facial de las emociones y que ponen de manifiesto que se trata de una conclusión producto de 
importantes sesgos metodológicos (Russell, 1994; Chóliz, 1995c). 
 
4. ANÁLISIS DIMENSIONAL DE LAS EMOCIONES 
Si bien algunas de las principales discusiones teóricas actuales giran en torno a si existen emociones 
básicas y si el reconocimiento de las mismas es universal (y esto es un hecho controvertido, tal y como hemos 
puesto de manifiesto), lo cierto es que existen ciertos patrones de reacción afectiva distintivos, generalizados y 
que suelen mostrar una serie de características comunes en todos los seres humanos. Se trata de las 
emociones de alegría, tristeza, ira, sorpresa, miedo y asco. Podemos defender incluso que se caracterizan por 
una serie de reacciones fisiológicas o motoras propias, así como por la facilitación de determinadas conductas 
que pueden llegar a ser adaptativas. En este apartado vamos a repasar algunas de las características 
principales de dichas emociones, que son sobre las que existe un mayor consenso a la hora de considerarlas 
como distintivas. 
 
FELICIDAD 
Características 
 
La felicidad favorece la recepción e interpretación positiva de los diversos estímulos 
ambientales. No es fugaz, como el placer, sino que pretende una estabilidad emocional 
duradera (Delgado, 1992). 
Instigadores 
 
-Logro, consecución exitosa de los objetivos que se pretenden. 
Congruencia entre lo que se desea y lo que se posee, entre las expectativas y las 
condiciones actuales y en la comparación con los demás (Michalos, 1986) 
Actividad 
fisiológica 
 
Aumento en actividad en el hipotálamo, septum y núcleo amigdalino (Delgado, 1992) 
-Aumento en frecuencia cardiaca, si bien la reactividad cardiovascular es menor que en 
otras emociones, como ira y miedo (Cacioppo y cols., 1993). 
-Incremento en frecuencia respiratoria (Averill, 1969) 
Procesos 
cognitivos 
implicados 
 
-Facilita la empatía, lo que favorecerá la aparición de conductas altruistas (Isen, Daubman 
y Norwicki, 1987) 
-Favorece el rendimiento cognitivo, solución de problemas y creatividad (Isen y Daubman, 
1984), así como el aprendizaje y la memoria (Nasby y Yando, 1982). 
 6 
-Dicha relación, no obstante, es paradójica, ya que estados muy intensos de alegría 
pueden enlentecer la ejecución e incluso pasar por alto algún elemento importante en 
solución de problemas y puede interferir con el pensamiento creativo (Izard, 1991). 
Función 
 
-Incremento en la capacidad para disfrutar de diferentes aspectos de la vida. 
-Genera actitudes positivas hacia uno mismo y los demás, favorece el altruismo y empatía 
(Isen, Daubman y Norwicki, 1987). 
-Establecer nexos y favorecer las relaciones interpersonales (Izard, 1991) 
-Sensaciones de vigorosidad, competencia, trascendencia y libertad (Meadows,1975) 
-Favorece procesos cognitivos y de aprendizaje, curiosidad y flexibilidad mental 
(Langsdorf, Izard, Rayias y Hembree, 1983). 
Experiencia 
subjetiva 
-Estado placentero, deseable, sensación de bienestar. 
-Sensación de autoestima y autoconfianza (Averill y More, 1993). 
 
 
IRA 
Características 
 
La ira es el componente emocional del complejo AHI (Agresividad-Hostilidad-Ira). La 
hostilidad hace referencia al componente cognitivo y la agresividad al conductual. Dicho 
síndrome está relacionado con trastornos psicofisiológicos, especialmente las alteraciones 
cardiovasculares (Fdez-Abascal y Martín, 1994a,b). 
Instigadores 
 
-Estimulación aversiva, tanto física o sensorial, como cognitiva (Berkowitz, 1990) 
-Condiciones que generan frustración (Miller, 1941), interrupción de una conducta 
motivada, situaciones injustas (Izard, 1991), o atentados contra valores morales 
(Berkowitz, 1990). 
-Extinción de la operante, especialmente en programas de reforzamiento continuo 
(Skinner, 1953 
-Inmovilidad (Watson, 1925), restricción física o psicológica (Campos y Stenberg, 1981) 
Actividad 
fisiológica 
 
-Elevada actividad neuronal y muscular (Tomkins, 1963). 
-Reactividad cardiovascular intensa (elevación en los índices de frecuencia cardiaca, 
presión sistólica y diastólica) (Cacioppo y cols., 1993). 
Procesos 
cognitivos 
implicados 
-Focalización de la atención en los obstáculos externos que impiden la consecución del 
objetivo o son responsables de la frustración (Stein y Jewett, 1986). 
-Obnubilación, incapacidad o dificultad para la ejecución eficaz de procesos cognitivos. 
Función 
 
-Movilización de energía para las reacciones de autodefensa o de ataque (Averill, 1982). 
-Eliminación de los obstáculos que impiden la consecución de los objetivos deseados y 
generan frustración. Si bien la ira no siempre concluye en agresión (Lemerise y Dodge, 
1993), al menos sirve para inhibir las reacciones indeseables de otros sujetos e incluso 
evitar una situación de confrontación. 
Experiencia 
subjetiva 
 
-Sensación de energía e impulsividad, necesidad de actuar de forma intensa e inmediata 
(física o verbalmente) para solucionar de forma activa la situación problemática. 
-Se experimenta como una experiencia aversiva, desagradable e intensa. Relacionada 
con impaciencia. 
 
 
 
 7 
MIEDO 
Características 
 
El miedo y la ansiedad quizá sean las emociones que han generado mayor cantidad de 
investigación y sobre las que se han desarrollado un arsenal de técnicas de intervención 
desde cualquier orientación teórica en psicología. El componente patológico son los 
trastornos por ansiedad están relacionados con una reacción de miedo desmedida e 
inapropiada. Es una de las reacciones que produce mayor cantidad de trastornos 
mentales, conductuales, emocionales y psicosomáticos. La distinción entre ansiedad y 
miedo podría concretarse en que la reacción de miedo se produce ante un peligro real y la 
reacción es proporcionada a éste, mientras que la ansiedad es desproporcionadamente 
intensa con la supuesta peligrosidad del estímulo. (Bermúdez y Luna, 1980; Miguel-Tobal, 
1995). 
Instigadores 
 
-Situaciones potencialmente peligrosas o EC's que producen RC de miedo. Los estímulos 
condicionados a una reacción de miedo pueden ser de lo más variado y, por supuesto, 
carecer objetivamente de peligro. 
-Situaciones novedosas y misteriosas, especialmente en niños (Schwartz, Izard y Ansul, 
1985). 
-Abismo visual (Gibson y Walk, 1960) en niños, así como altura y profundidad (Campos, 
Hiatt, Ramsay, Henderson y Svejda, 1978) 
-Procesos de valoración secundaria que interpretan una situación como peligrosa 
(Lazarus, 1977, 1991a). 
-Dolor y anticipacióndel dolor (Fernández y Turk, 1992) 
-Pérdida de sustento (Watson, 1920) y, en general, cambio repentino de estimulación. 
Actividad 
fisiológica 
-Aceleración de la frecuencia cardiaca, incremento de la conductancia y de las 
fluctuaciones de la misma. (Cacioppo y cols., 1993). 
Procesos 
cognitivos 
implicados 
 
-Valoración primaria: amenaza. Valoración secundaria: ausencia de estrategias de 
afrontamiento apropiadas. (Lazarus, 1993). 
-Reducción de la eficacia de los procesos cognitivos, obnubilación. 
Focalización de la percepción casi con exclusividad en el estímulo temido. 
Función 
 
-Facilitación de respuestas de escape o evitación de la situación peligrosa. El miedo es la 
reacción emocional más relevante en los procedimientos de reforzamiento negativo 
(Pierce y Epling, 1995). 
-Al prestar una atención casi exclusiva al estímulo temido, facilita que el organismo 
reaccione rápidamente ante el mismo. 
-Moviliza gran cantidad de energía. El organismo puede ejecutar respuestas de manera 
mucho más intensa que en condiciones normales. Si la reacción es excesiva, la eficacia 
disminuye, según la relación entre activación y rendimiento (Yerkes y Dodson, 1908). 
Experiencia 
subjetiva 
 
-Se trata de una de las emociones más intensas y desagradables. 
Genera aprensión, desasosiego y malestar. 
-Preocupación, recelo por la propia seguridad o por la salud. 
-Sensación de pérdida de control. 
 
 
TRISTEZA 
 8 
Características 
 
-Aunque se considera tradicionalmente como una de las emociones 
displacenteras, no siempre es negativa (Stearns, 1993). Existe gran variabilidad cultural e 
incluso algunas culturas no poseen palabras para definirla. 
Instigadores 
 
-Separación física o psicológica, pérdida o fracaso (Camras y Allison, 1989) 
-Decepción, especialmente si se han desvanecido esperanzas puestas en algo. 
-Situaciones de indefensión, ausencia de predicción y control. Según Seligman (1975) la 
tristeza aparece después de una experiencia en la que se genera miedo debido a que la 
tristeza es el proceso oponente del pánico y actividad frenética. 
-Ausencia de actividades reforzadas y conductas adaptativas (Lewinsohn, 1974) 
-Dolor crónico (Sternbach, 1978, 1982). 
Actividad 
fisiológica 
 
-Actividad neurológica elevada y sostenida (Reeve, 1994). 
-Ligero aumento en frecuencia cardiaca, presión sanguínea y resistencia eléctrica de la 
piel (Sinha, Lovallo y Parsons, 1992). 
Procesos 
cognitivos 
implicados 
 
-Valoración de pérdida o daño que no puede ser reparado (Stein y Levine, 1990). 
-Focalización de la atención en las consecuencias a nivel interno de la situación (Stein y 
Jewett, 1986). 
-La tristeza puede inducir a un proceso cognitivo característico de depresión (tríada 
cognitiva, esquemas depresivos y errores en el procesamiento de la información), que 
son, según Beck, los factores principales en el desarrollo de dicho trastorno emocional 
(Beck, 1983) 
Función 
 
-Cohesión con otras personas, especialmente con aquéllos que se encuentran en la 
misma situación (Averill, 1979). 
-Disminución en el ritmo de actividad. Valoración de otros aspectos de la vida que antes 
de la pérdida no se les prestaba atención (Izard, 1991). 
-Comunicación a los demás que no se encuentra bien y ello puede generar ayuda de otras 
personas (Tomkins, 1963), así como apaciguamiento de reacciones de agresión por parte 
de los demás (Savitsky y Sim, 1974), empatía, o comportamientos altruistas 
(Huebner e Izard, 1988). 
Experiencia 
subjetiva 
-Desánimo, melancolía, desaliento. 
-Pérdida de energía 
 
 
SORPRESA 
Características 
 
-Se trata de una reacción emocional neutra, que se produce de forma inmediata ante una 
situación novedosa o extraña y que se desvanece rápidamente, dejando paso a las 
emociones congruentes con dicha estimulación. (Reeve, 1994). 
Instigadores -Estímulos novedosos débiles o moderadamente intensos, acontecimientos inesperados. 
-Aumento brusco de estimulación. 
-Interrupción de la actividad que se está realizando en ese momento. 
Actividad 
fisiológica 
 
-Patrón fisiológico característico del reflejo de orientación: disminución de la frecuencia 
cardiaca, 
-Incremento momentáneo de la actividad neuronal. 
Procesos 
cognitivos 
-Atención y memoria de trabajo dedicadas a procesar la información novedosa. 
-Incremento en general de la actividad cognitiva. 
 9 
implicados 
Función 
 
-Facilitar la aparición de la reacción emocional y conductual apropiada ante situaciones 
novedosas. Eliminar la actividad residual en sistema nervioso central que pueda interferir 
con la reacción apropiada ante las nuevas exigencias de la situación (Izard, 1991). 
-Facilitar procesos atencionales, conductas de exploración e interés por la situación 
novedosa (Berlyne, 1960). 
-Dirigir los procesos cognitivos a la situación que se ha presentado (Reeve, 1994). 
Experiencia 
subjetiva 
 
- Estado transitorio. Aparece rápidamente y de duración momentánea hasta para dar paso 
a una reacción emocional posterior. 
-Mente en blanco momentáneamente. 
-Reacción afectiva indefinida, aunque agradable. Las situaciones que provocan sorpresa 
se recuerdan no tan agradables como la felicidad, pero más que emociones como ira, 
tristeza, asco o miedo (Izard, 1991). 
-Sensación de incertidumbre por lo que va a acontecer. 
 
 
ASCO 
Características 
 
-El asco es una de las reacciones emocionales en las que las sensaciones fisiológicas son 
más patentes. La mayoría de las reacciones de asco se generan por condicionamiento 
interoceptivo. 
Está relacionado con trastornos del comportamiento, tales como la anorexia y bulimia, 
pero puede ser el componente terapéutico principal de los tratamientos basados en 
condicionamiento aversivo, tales como la técnica de fumar rápido (Becoña, 1985). 
Instigadores 
 
-Estímulos desagradables (químicos fundamentalmente) potencialmente peligrosos o 
molestos. 
-EC´s condicionados aversivamente. Los EI's suelen ser olfativos o gustativos. 
Actividad 
fisiológica 
-Aumento en reactividad gastrointestinal 
-Tensión muscular. 
Función 
 
-Generación de respuestas de escape o evitación de situaciones desagradables o 
potencialmente dañinas para la salud. Los estímulos suelen estar relacionados con la 
ingesta de forma que la cualidad fundamental es olfativa u olorosa (Darwin, 1872/1984), si 
bien los EC's pueden asociarse a cualquier otra modalidad perceptiva (escenas visuales, 
sonidos, etc.) 
-A pesar de que algunos autores restringen la emoción de asco a estímulos relacionados 
con alimentos en mal estado o potencialmente peligrosos para la salud (Rozin y Fallon, 
1987), lo cierto es que esta reacción emocional también se produce ante cualquier otro 
tipo de estimulación que no tenga por qué estar relacionada con problemas 
gastrointestinales. Incluso puede producirse reacción de asco ante alimentos nutritivos y 
en buen estado. 
-Potenciar hábitos saludables, higiénicos y adaptativos (Reeve, 1994). 
Experiencia 
subjetiva 
-Necesidad de evitación o alejamiento del estímulo. Si el estímulo es oloroso o gustativo 
aparecen sensaciones gastrointestinales desagradables, tales como náusea. 
 
Oliva Delgado, A 
 
 
 
 
 
 
TÍTULO 
 
ESTADO ACTUAL DE LA TEORÍA DEL APEGO 
TITLE 
Current state of The Attachment theory 
 
Autor 
Alfredo OLIVA DELGADO 
Dirección del autor: Departamento de Psicología Evolutiva y de la Educación, 
Básica y Metodología. Universidad de Sevilla. Avda. San Francisco Javier, s.n., 
41005. Sevilla.Universidad de Sevilla 
 
 
 
 
 
Oliva Delgado, A 
 
RESUMEN 
 La teoría formulada por John Bowlby y Mary Ainsworth sobre el apego o vínculo 
afectivo que se establece entre madre e hijo constituye uno de los planteamientos 
teóricos más sólidos en el campo del desarrollo socio-emocional. Lejos de verse 
debilitada con el paso del tiempo, dicha teoría se ha visto afianzada y enriquecidapor 
una gran cantidad de investigaciones realizadas en los últimos años que la han 
convertido en una de las principales áreas de investigación evolutiva. 
 En el presente artículo se presentan, partiendo de los planteamientos iniciales, 
las aportaciones más recientes en este campo, tales como la transmisión 
intergeneracional de la seguridad en el apego, las diferencias entre el tipo de apego 
establecido con el padre y con la madre, el apego múltiple a más de una figura, las 
relaciones entre la seguridad en el apego y los cuidados alternativos (day -care), las 
relaciones entre temperamento y apego, y la validez cultural de la teoría del apego. 
 
Palabras clave: Apego, procedimiento de la "Situación del Extraño", modelo 
representacional, validez transcultural 
 
ABSTRAC 
The theory formulated by John Bowlby and Mary Ainsworth on the attachment or affective 
link that is established between mother and son constitutes one of the most solid 
theoretical approaches in the field of the socio-emotional development. Far from turn 
debilitated with the passage of time, the above mentioned theory has met guaranteed 
and enriched by a great quantity of researches realized in the last years that have turned 
her into one of the principal areas of evolutive investigations. 
 In the present article they appear, departing from the initial approaches, the most recent 
contributions in this field, such as the intergenerational transmission of the security in the 
attachment, the differences between the type of attachment established with the father 
and with the mother, the multiple attachment to more than one figure, the relations 
between the security in the attachment and the day-care, the relations between 
temperament and attachment, and the cultural validity of the theory of the attachment. 
Key words: Attachment, "Strange Situation" procedure, internal working model, cross-
cultural validity 
 
 
 
 
 
Oliva Delgado, A 
 
Revista de Psiquiatría y Psicología del Niño y del Adolescente, 2004, 4 (1); 65- 
 
 
 
Antecedentes históricos 
 La teoría del apego constituye una de las construcciones teóricas más solidas 
dentro del campo del desarrollo socioemocional. Desde sus planteamientos iniciales, a 
finales de los 50, esta teoría ha experimentado importantes modificaciones y ha ido 
recogiendo las críticas y las aportaciones de distintos investigadores que, lejos de 
debilitarla, la han dotado de un vigor y una solidez considerable. 
 El surgimiento de la teoría del apego puede considerarse sin ninguna duda uno 
de los hitos fundamentales de la psicología contemporánea. Alejándose de los 
planteamientos teóricos psicoanalíticos, que habían considerado que el estrecho vínculo 
afectivo que se establecía entre el bebé y su madre era un amor interesado que surgía a 
partir de las experiencias de alimentación con la madre, John Bowlby (1907-1991) supo 
elaborar una elegante teoría en el marco de la etología. No obstante, a pesar de mostrar 
una indudable orientación etológica al considerar el apego entre madre e hijo como una 
conducta instintiva con un claro valor adaptativo, su concepción de la conducta instintiva 
iba más allá de las explicaciones que habían ofrecido etólogos como Lorenz, con un 
modelo energético-hidraúlico muy en consonancia con los antiguos postulados de la 
física mecánica. Basándose en la teoría de los sistemas de control, Bolwlby (1969) 
planteó que la conducta instintiva no es una pauta fija de comportamiento que se 
reproduce siempre de la misma forma ante una determinada estimulación, sino un plan 
programado con corrección de objetivos en función de la retroalimentación, que se 
adapta, modificándose, a las condiciones ambientales. 
El modelo de Bolwby 
 El modelo propuesto por Bolwby se basaba en la existencia de cuatro sistemas 
de conductas relacionados entre sí: el sistema de conductas de apego, el sistema de 
exploración, el sistema de miedo a los extraños y el sistema afiliativo. El sistema de 
conductas de apego se refiere a todas aquellas conductas que están al servicio del 
mantenimiento de la proximidad y el contacto con las figuras de apego (sonrisas, lloros, 
contactos táctiles, etc.). Se trata de conductas que se activan cuando aumenta la 
distancia con la figura de apego o cuando se perciben señales de amenazas, 
poniéndose en marcha para restablecer la proximidad. El sistema de exploración está en 
estrecha relación con el anterior, ya que muestra una cierta incompatibilidad con él: 
cuando se activan las conductas de apego disminuye la exploración del entorno. El 
sistema de miedo a los extraños muestra también su relación con los anteriores, ya que 
su aparición supone la disminución de las conductas exploratorias y el aumento de las 
conductas de apego. Por último, y en cierta contradicción con el miedo a los extraños, el 
sistema afiliativo se refiere al interés que muestran los individuos, no sólo de la especie 
humana, por mantener proximidad e interactuar con otros sujetos, incluso con aquellos 
con quienes no se han establecido vínculos afectivos. 
 Por lo tanto, lejos de encontrarnos ante una simple conducta instintiva que 
aparece siempre de forma semejante ante la presencia de un determinado estímulo o 
señal, el apego hace referencia a una serie de conductas diversas, cuya activación y 
desactivación, así como la intensidad y morfología de sus manifestaciones, va a 
depender de diversos factores contextuales e individuales. 
 
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Tipos de apego. 
 Durante los años sesenta, Schaffer y Emerson (1964) realizaron en Escocia una 
serie de observaciones sobre sesenta bebés y sus familias durante los dos primeros 
años de vida. Este estudio puso de manifiesto que el tipo de vínculo que los niños 
establecían con sus padres dependía fundamentalmente de la sensibilidad y capacidad 
de respuesta del adulto con respecto a las necesidades del bebé. Mary Ainsworth, en el 
análisis de los datos que había recogido en sus observaciones de los Ganda en Uganda, 
encontró una información muy rica para el estudio de las diferencias en la calidad de la 
interacción madre-hijo y su influencia sobre la formación del apego. Estos datos también 
revelaron la importancia de la sensibilidad de la madre a las peticiones del niño. 
Ainsworth encontró tres patrones principales de apego: niños de apego seguro que 
lloraban poco y se mostraban contentos cuando exploraban en presencia de la madre; 
niños de apego inseguro, que lloraban frecuentemente, incluso cuando estaban en 
brazos de sus madres; y niños que parecían no mostrar apego ni conductas diferenciales 
hacia sus madres. Otro trabajo realizado posteriormente en Baltimore (Bell y Ainsworth, 
1972) confirmó estos datos. 
 Ainsworth diseñó una situación experimental, la Situación del Extraño (Ainsworth 
y Bell, 1970), para examinar el equilibrio entre las conductas de apego y de exploración, 
bajo condiciones de alto estrés. La Situación del Extraño es una situación de laboratorio 
de unos veinte minutos de duración con ocho episodios. La madre y el niño son 
introducidos en una sala de juego en la que se incorpora una desconocida. Mientras esta 
persona juega con el niño, la madre sale de la habitación dejando al niño con la persona 
extraña. La madre regresa y vuelve a salir, esta vez con la desconocida, dejando al niño 
completamente solo. Finalmente regresan la madre y la extraña. Como esperaba, 
Ainsworth encontró que los niños exploraban y jugaban más en presencia de su madre, y 
que esta conducta disminuía cuando entraba la desconocida y, sobre todo, cuando salía 
la madre. A partir, de estos datos, quedaba claro que el niño utiliza a la madre como una 
base segura para la exploración, y que la percepción de cualquier amenaza activaba las 
conductas de apego y hacía desaparecer las conductas exploratorias. 
 Ainsworth encontró claras diferencias individuales en el comportamientode los 
niños en esta situación. Estas diferencias le permitieron describir tres patrones 
conductuales que eran representativos de los distintos tipos de apego establecidos: 
 1. Niños de apego seguro (B). Inmediatamente después de entrar en la sala de 
juego, estos niños usaban a su madre como una base a partir de la que comenzaban a 
explorar. Cuando la madre salía de la habitación, su conducta exploratoria disminuía y se 
mostraban claramente afectados. Su regreso les alegraba claramente y se acercaban a 
ella buscando el contacto físico durante unos instantes para luego continuar su conducta 
exploratoria. 
 Cuando Ainsworth examinó las observaciones que había realizado en los 
hogares de estos niños, encontró que sus madres habían sido calificadas como muy 
sensibles y responsivas a las llamadas del bebé, mostrándose disponibles cuando sus 
hijos las necesitaban. En cuanto a los niños, lloraban poco en casa y usaban a su madre 
como una base segura para explorar. 
 Ainsworth creía que estos niños mostraban un patrón saludable en sus 
conductas de apego. La responsividad diaria de sus madres les había dado confianza en 
ellas como protección, por lo que su simple presencia en la Situación del Extraño les 
animaba a explorar los alrededores. Al mismo tiempo, sus respuestas a su partida y 
regreso revelaban la fuerte necesidad que tenían de su proximidad. Este modelo ha sido 
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encontrado en un 65-70% de los niños observados en distintas investigaciones 
realizadas en EE.UU. 
 2. Niños de apego inseguro-evitativo (A). Se trataba de niños que se mostraban 
bastante independientes en la Situación del Extraño. Desde el primer momento 
comenzaban a explorar e inspeccionar los juguetes, aunque sin utilizar a su madre como 
base segura, ya que no la miraban para comprobar su presencia, sino que la ignoraban. 
Cuando la madre abandonaba la habitación no parecían verse afectados y tampoco 
buscaban acercarse y contactar físicamente con ella a su regreso. Incluso si su madre 
buscaba el contacto, ellos rechazaban el acercamiento. 
 Debido a su conducta independiente en la Situación del Extraño en principio su 
conducta podría interpretarse como saludable. Sin embargo, Ainsworth intuyó que se 
trataba de niños con dificultades emocionales; su desapego era semejante al mostrado 
por los niños que habían experimentado separaciones dolorosas. 
 Las observaciones en el hogar apoyaban esta interpretación, ya que las madres 
de estos niños se habían mostrado relativamente insensibles a las peticiones del niño y 
rechazantes. Los niños se mostraban inseguros, y en algunos casos muy preocupados 
por la proximidad de la madre, llorando intensamente cuando abandonaba la habitación. 
 La interpretación global de Ainsworth era que cuando estos niños entraban en la 
Situación del Extraño comprendían que no podían contar con el apoyo de su madre y 
reaccionaban de forma defensiva, adoptando una postura de indiferencia. Habiendo 
sufrido muchos rechazos en el pasado, intentaban negar la necesidad que tenían de su 
madre para evitar frustraciones. Así, cuando la madre regresaba a la habitación, ellos 
renunciaban a mirarla, negando cualquier tipo de sentimientos hacia ella. Estos niños 
suponen el 20% del total de niños estudiados en EE.UU. 
 3. Niños de apego inseguro-ambivalente (C). Estos niños se mostraban tan 
preocupados por el paradero de sus madres que apenas exploraban en la Situación del 
Extraño. Pasaban un mal rato cuando ésta salía de la habitación, y ante su regreso se 
mostraban ambivalentes. Estos niños vacilaban entre la irritación, la resistencia al 
contacto, el acercamiento y las conductas de mantenimiento de contacto. 
 En el hogar, las madres de estos niños habían procedido de forma inconsistente, 
se habían mostrado sensibles y cálidas en algunas ocasiones y frías e insensibles en 
otras. Estas pautas de comportamiento habían llevado al niño a la inseguridad sobre la 
disponibilidad de su madre cuando la necesitasen. El porcentaje que los estudios 
realizados en EE.UU. encuentran de este tipo de apego ronda el 10%. Sin embargo, en 
estudios realizados en Israel y Japón se encuentran porcentajes más altos. 
 Además de los datos de Ainsworth, diversos estudios realizados en distintas 
culturas han encontrado relación entre el apego inseguro-ambivalente y la escasa 
disponibilidad de la madre. Frente a las madres de los niños de apego seguro que se 
muestran disponibles y responsivas, y las de apego inseguro-evitativo que se muestran 
rechazantes, el rasgo que mejor define a estas madres es el no estar siempre 
disponibles para atender las llamadas del niño. Son poco sensibles y atienden menos al 
niño, iniciando menos interacciones. Sin embargo, el hecho de que en algunos estudios 
(Isabella, 1993; Stevenson-Hinde y Shouldice, 1995) se haya encontrado que en algunas 
circunstancias estas madres se muestran responsivas y sensibles, podría indicar que 
son capaces de interactuar positivamente con el niño cuando se encuentran de buen 
humor y poco estresadas. 
 Un aspecto muy destacado del comportamiento de estas madres tiene que ver 
con su actitud ante la conducta exploratoria del niño, ya que los estudios que han 
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considerado este aspecto han hallado que tienden a intervenir cuando el niño explora, 
interfiriendo con esta conducta. Este aspecto, unido al anterior, aumenta la dependencia 
y falta de autonomía del niño, y sirve para explicar la percepción que el niño puede llegar 
a tener sobre el comportamiento contradictorio de la madre. 
 Algunos autores (Cassidy y Berlin, 1994) consideran el comportamiento de estas 
madres como fruto de una estrategia, no necesariamente consciente, dirigida a aumentar 
la dependencia del niño, asegurando su cercanía y utilizándole como figura de apego. 
Así, la no responsividad materna puede verse como una estrategia para aumentar la 
petición de atención del niño. Al igual que la inmadurez del niño aumenta la conducta de 
cuidados de la madre, la incompetencia de la madre aumenta la atención del niño a la 
madre, en una reversibilidad de roles. 
 En cuanto al comportamiento del niño, puede explicarse como una respuesta a 
un padre o una madre mínima o inestablemente disponible; el niño puede desarrollar una 
estrategia para conseguir su atención: exhibir mucha dependencia. Esta estrategia 
consistente en acentuar la inmadurez y la dependencia puede resultar adaptativa a nivel 
biológico, ya que sirve para mantener la proximidad de la figura de apego. No obstante, a 
nivel psicológico no resulta tan adaptativa, ya que impide al niño desarrollar sus tareas 
evolutivas. Esta misma estrategia de acentuación de la inmadurez se observa en otras 
situaciones, por ejemplo, ante el nacimiento de un hermanito. 
 Los tres tipos de apego descritos por Ainsworth han sido los considerados en la 
mayoría de las investigaciones sobre apego. Sin embargo, más recientemente se ha 
propuesto la existencia de un cuarto tipo denominado inseguro 
desorganizado/desorientado (D) que recoge muchas de las características de los dos 
grupos de apego inseguro ya descritos, y que incialmente eran considerados como 
inclasificables (Main y Solomon, 1986). Se trata de los niños que muestran la mayor 
inseguridad. Cuando se reúnen con su madre tras la separación, estos niños muestran 
una variedad de conductas confusas y contradictorias. Por ejemplo, pueden mirar hacia 
otro lado mientras son sostenidos por la madre, o se aproximan a ella con una expresión 
monótona y triste. La mayoría de ellos comunican su desorientación con una expresión 
de ofuscación. Algunos lloran de forma inesperada tras mostrarse tranquilos o adoptan 
posturas rígidas y extrañas o movimientos estereotipados. 
 El modelo representacional de la relación de apego 
 Para Bowlby(1980), el modelo interno activo o modelo representacional (internal 
working model) es una representación mental de sí mismo y de las relaciones con los 
otros. Este modelo se va a construir a partir de las relaciones con las figuras de apego y 
va a servir al sujeto para percibir e interpretar las acciones e intenciones de los demás y 
para dirigir su conducta. Un aspecto clave de estos modelos, que incluyen componentes 
afectivos y cognitivos, es la noción de quiénes son las figuras de apego, dónde han de 
encontrarse y qué se espera de ellas. También incluyen información sobre uno mismo; 
por ejemplo, si se es una persona valorada y capaz de ser querida por las figuras de 
apego. En este sentido constituyen la base de la propia identidad y de la autoestima. 
 El hecho de que estos modelos deriven de las experiencias de interacción con 
los cuidadores supone que distintas experiencias llevarán a distintas representaciones 
mentales. Desde este punto de vista sería posible la existencia de infinitos modelos, no 
obstante, estos autores consideran que el aspecto determinante de la relación con el 
cuidador es su reacción ante los intentos del niño de buscar su proximidad. Las posibles 
respuestas del cuidador pueden clasificarse en tres tipos: mostrarse sensible a las 
llamadas del niño y permitir su acceso, que llevaría a un modelo de apego seguro; 
mostrarse insensible e impedir el acceso del niño que supondría un modelo de apego 
inseguro evitativo; y atender y permitir el acceso del niño de forma imprevisible, sólo en 
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algunas ocasiones, lo que generaría un modelo inseguro-ambivalente. Los modelos 
representacionales pueden construirse también en ausencia de interacción con la figura 
de apego, ya que si el niño llora y pide la proximidad del adulto y éste no está presente, 
lo importante será la falta de respuesta del cuidador. 
 El modelo representacional va a tener una profunda influencia sobre las 
relaciones sociales del sujeto. Si una persona, durante su infancia, tuvo un apego seguro 
con sus padres u otras personas significativas que se mostraron sensibles, responsivos y 
consistentes, en su vida posterior tendrá una actitud básica de confianza en las personas 
con las que establezca sus relaciones. Por el contrario, si un sujeto ha tenido 
experiencias negativas con sus figuras de apego, tenderá a no esperar nada positivo, 
estable o gratificante de las relaciones que pueda establecer en su vida adulta. Como 
siempre, esperará rechazos o falta de respuesta empática. 
 Algunos autores (Feeney y Noller, 1990) han comprobado la importancia del 
apego para el establecimiento de relaciones amorosas en la vida adulta. Según los 
estudios realizados por estos autores, aquellos sujetos que tienen una mejor historia de 
apego es más probable que tengan relaciones amorosas más satisfactorias y estables y 
confíen más en la pareja. Esta influencia es justificable, ya que es en la relación con la 
figura de apego cuando se aprende a tocar y ser tocados, mirar y ser mirados, etc. Es 
decir, se aprende a comunicar de manera íntima y lúdica, algo que será esencial en las 
relaciones sexual-amorosas (López, 1993). 
 George, Kaplan y Main (1985) diseñaron un cuestionario, el Adult Attachment 
Inventory (AAI), que sirve para evaluar el modelo interno activo de los personas adultas. 
En este cuestionario se pregunta al sujeto por el recuerdo de las experiencias de apego 
durante su infancia así como por la valoración de estas experiencias. No se trata de 
evaluar las experiencias objetivas del sujeto sino la interpretación y elaboración que hace 
de las mismas. A través de este procedimiento se obtienen tres tipos distintos de 
modelos internos activos: 
 1. Padres seguros o autónomos que muestran coherencia y equilibrio en su 
valoración de las experiencias infantiles, tanto si son positivas como si son negativas. Ni 
idealizan a sus padres ni recuerdan el pasado con ira. Sus explicaciones son coherentes 
y creíbles. Estos modelos se corresponderían con el tipo de apego seguro encontrado en 
niños. Estos padres suelen mostrarse sensibles y afectuosos en sus relaciones con sus 
hijos, que suelen ser clasificados como seguros en la Situación del Extraño. 
 2. Padres preocupados. Muestran mucha emoción al recordar sus experiencias 
infantiles, expresando frecuentemente ira hacia sus padres. Parecen agobiados y 
confundidos acerca de la relación con sus padres, mostrando muchas incoherencias y 
siendo incapaces de ofrecer una imagen consistente y sin contradicciones. Estos padres 
se muestran preocupados por su competencia social. En su relación con sus hijos 
muestran unas interacciones confusas y caóticas, son poco responsivos e interfieren 
frecuentemente con la conducta exploratoria del niño. No es extraño que sus hijos suelan 
ser considerados como inseguros-ambivalentes. 
 3. Padres rechazados. Estos padres quitan importancia a sus relaciones 
infantiles de apego y tienden a idealizar a sus padres, sin ser capaces de recordar 
experiencias concretas. Lo poco que recuerdan lo hacen de una forma muy fría e 
intelectual, con poca emoción. El comportamiento de estos padres con sus hijos, que son 
generalmente considerados como inseguros-evitativos, suele ser frío y, a veces, 
rechazante. 
 Algunos estudios encuentran una cuarta categoría: padres no resueltos, que 
serían el equivalente del apego inseguro desorganizado/desorientado. Se trata de 
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sujetos que presentan características de los tres grupos anteriores y que muestran 
lapsus significativos y desorientación y confusión en sus procesos de razonamiento a la 
hora de interpretar distintas experiencias de pérdidas y traumas (Main y Hesse, 1990). 
La transmisión intergeneracional de la seguridad en el apego 
 El hecho de que los padres seguros tengan hijos con apego seguro, los padres 
preocupados niños con apego inseguro-ambivalente, y los padres rechazados niños de 
apego inseguro-evitativo, ha sido constatado en distintas investigaciones (Benoit y 
Parker, 1994; Fonagy, Steele y Steele, 1991) que han encontrado que la capacidad 
predictiva que las representaciones maternas tienen sobre el tipo de apego que 
establecen sus hijos ronda el 80%. Estos datos ponen de relieve la transmisión 
intergeneracional del tipo de apego entre padres e hijos, que tendría lugar a través de los 
modelos internos activos construidos durante la infancia y reelaborados posteriormente. 
Este aspecto es muy importante, ya que como señala Bretherton (1985) lo importante no 
es el tipo de relación que el adulto sostuvo durante su infancia con las figuras de apego, 
sino la posterior elaboración e interpretación de estas experiencias, que es lo que en 
realidad evalúa el Adult Attachment Inventory. En este sentido, Bretherton destaca el 
papel del proceso de contraidentificación, por el que el sujeto se resiste a identificarse 
con el modelo que ha interiorizado de la figura paterna. 
 En algunos casos (Benoit y Parker, 1994), la transmisión se ha detectado a lo 
largo de tres generaciones. Esta transmisión parece más clara en el caso de las madres 
que en el de los padres, probablemente porque los padres suelen pasar menos tiempo 
interactuando con sus hijos y no suelen representar la figura principal de apego (van 
Ijzendoorn, 1990). 
 El hecho de que la transmisión generacional sea bastante frecuente no debe 
llevarnos a pensar que se trata de un hecho inevitable. Aunque los modelos 
representacionales del tipo de apego parecen mostrar bastante estabilidad, ciertos 
acontecimientos pueden provocar su cambio. Por ejemplo, el establecimiento de una 
relación de pareja satisfactoria, o la experiencia de la maternidad, podrían llevar a una 
reelaboración de este modelo. En este sentido, nos gustaría resaltar algunos datos 
procedentes

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