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Vacunación antigripal y antineumocócica en pacientes ingresados en un servicio de Medicina Interna Sr. Director: Hemos leído con interés el artículo de Sánchez Muñoz-To- rrero et al 1 sobre la utilización de la vacunación antigripal en la prevención de ingresos hospitalarios en el grupo de ries- go integrado por personas mayores de 65 años con enfer- medades crónicas sobreañadidas, principalmente cardiorres- piratorias. En dicho estudio únicamente el 52,6% de 122 pacientes de riesgo ingresados en la planta de Medicina In- terna estaban vacunados contra la gripe, hallando global- mente un índice de vacunación significativamente mayor en los pacientes mayores de 75 años. Dichos autores comen- tan la importancia de una mayor implicación de los médicos hospitalarios, junto con los médicos de Atención Primaria, para recomendar la administración de las vacunas antigripal y antineumocócica en este grupo de riesgo. En nuestro servicio de Medicina Interna, con unas 3.000 al- tas anuales (de las cuales el 18% son por agudización de en- fermedad pulmonar obstructiva crónica [EPOC], el 9% por neumonía y el 8% por insuficiencia cardíaca) realizamos un estudio prospectivo sobre la prevalencia de la vacunación antigripal y antineumocócica en pacientes ingresados por descompensación de su patología de base (bronconeumo- patía o cardiopatía crónicas) por infección respiratoria. El estudio se realizó en pacientes ingresados durante los perío- dos de enero-marzo de 2002 y enero-marzo de 2003. Se empleó un cuestionario estructurado administrado por un médico del servicio entrenado previamente. Se estudiaron 325 pacientes, de los cuales habían recibido la vacuna anti- gripal 228 (70%), la vacuna antineumocócica 119 (37%) y ambas vacunas 108 (33%). La tabla 1 muestra los porcen- tajes de vacunación según grupos de edad. A diferencia del trabajo de Sánchez Muñoz-Torrero et al, en nuestro estudio consideramos por separado el grupo de pacientes mayores de 85 años. Ello nos permitió apreciar que, si bien el por- centaje de vacunación antigripal aumenta ligeramente en los pacientes entre 76 y 85 años, disminuye en los mayores de 85 años. En el caso de la vacunación antineumocócica, que en nuestra comunidad autónoma está recomendada oficial- mente por el Departamento de Sanidad para las personas mayores de 65 años 2, llama la atención una clara disminu- ción del porcentaje de vacunados a medida que aumenta la edad de los pacientes, siendo estadísticamente significativa la diferencia entre mayores y menores de 75 años. Por otra parte, en nuestro estudio observamos que el esta- do de vacunación del paciente sólo se había registrado en la historia clínica hospitalaria en 56 casos (17%), lo que pone en evidencia la escasa concienciación de los médicos res- pecto a la importancia de la vacunación en esta población de riesgo. En resumen, nuestro estudio corrobora que existe una in- frautilización tanto de la vacuna antigripal como de la anti- neumocócica en pacientes con patologías crónicas que ingre- san en el hospital, especialmente en los muy ancianos que, por otra parte, constituyen el grupo de mayor riesgo. Dados los beneficios reconocidos de la vacunación en estos pacien- tes 3,4 debería hacerse un mayor esfuerzo para mejorar los ín- dices de vacunación. En este sentido coincidimos con Sán- chez Muñoz-Torrero et al en la importancia de la colaboración entre los médicos hospitalarios y los de Atención Primaria. BIBLIOGRAFÍA 1. Sánchez Muñoz-Torrero JF, Saponi Cortés JM, Ortiz Descante C, Ojeda García Escribano I, Sánchez Sánchez T, Pérez Reyes F, et al. Utilización y eficacia de la vacunación antigripal en la prevención de ingresos hospitala- rios por descompensación cardiorrespiratoria en pacientes de alto riesgo en Cáceres. Rev Clin Esp. 2003;203:363-7. 2. Generalitat de Catalunya. Department de Sanitat i Seguretat Social. Manual de Vacunacions. 3.ª ed. Dep S. SS. 2000 (Quaderns de Salut Pública; 14). 3. Centers for disease control and prevention. Prevention and control of in- fluenzae: recomendations of the Advisory Committee on Immunization Prac- tices (ACIP). MMWR Morb Mortal Wkly Rep. 2003;52(RR08):1-36. 4. Center for disease control and prevention. Prevention of penumococcal disease: recomendations of the Advisory Committee on Immunization Prac- tices (ACIP). MMWR Morb Mortal Wkly Rep. 1997;46(RR-8):1-24. J. Pons Sempere, B. Beltrán Redondo, A. Riera Mestre y F. Bella Cueto Servicio de Medicina Interna. Hospital Terrassa. Utilización y eficacia de la vacunación antigripal en la prevención de ingresos hospitalarios por descompensación cardiorrespiratoria en pacientes de alto riesgo en Cáceres (réplica) Sr. Director: Queremos agradecer los comentarios de Pons et al a nuestro trabajo sobre la utilización y eficacia de la vacunación antigri- pal en la prevención de ingresos hospitalarios 1. Nos es grato observar el interés que despierta el estudio de la utilización de la vacuna antigripal en las personas con alto riesgo de compli- caciones cardiorrespiratorias. Una medida tan útil, simple y fá- cil de aplicar, pero que a pesar de ello y de las recomendacio- nes al respecto 2 se continúe infrautilizando. Es sorprendente que, aun tratándose de dos trabajos realizados en regiones tan dispares (Cataluña y Extremadura), el grado de utilización glo- bal de la vacunación antigripal fue idéntico (70%), al menos en Sanidad, parece que tendemos a la homogeneización. Nosotros no estudiamos el grado de empleo de la vacuna- ción antineumocócica, en parte porque en el período que se realizó el estudio (diciembre 2000-abril 2001) aún no se re- comendaba, al menos oficialmente, la utilización de esta va- cuna en la población del estudio 3. Nos parece muy interesante el estudiar la aplicación de estas vacunas en los pacientes muy ancianos (mayores de 85 años); nosotros estudiamos el grupo de mayores de 75 años por- que los enfermos de más de 85 años incluidos en el trabajo fueron solamente 11, 8 vacunados (72,7%), porcentaje de empleo similar al global del estudio. En esta población se de- ben considerar dos cuestiones: el grado de respuesta inmu- ne a la vacunación antigripal con nuevas cepas en ancianos discapacitados funcionalmente está disminuida, aunque este hecho no es razón para no vacunar a este colectivo, es más en opinión de algunos autores debería recomendarse el em- pleo de quimioprofilaxis antivírica para influenza A en épocas epidémicas a pesar de haber sido vacunado previamente 4. En nuestro trabajo el beneficio en cuanto a prevención de ingresos disminuye según envejece la población (fig. 1, da- 302 Rev Clin Esp. 2005;205(6):302-4 00 CARTAS AL DIRECTOR TABLA 1 Proporción de enfermos con vacunación antigripal y antineumocócica, según grupos de edad Edad N Vacuna antigripal Vacuna antineumocócica N % N % 75 años 156 107 69* 68 44** 76-85 años 120 90 75* 38 32** > 85 años 49 31 63* 13 27** * Diferencias no estadísticamente significativas. ** p < 0,05 ( 75 años frente a > 75 años). tos no publicados en trabajo original), pero la probabilidad de ingreso no sólo depende de la inmunización efectiva an- tigripal, sino de otros importantes factores, tales como en- fermedades previas, capacidad funcional del paciente, etc., y para valorar los beneficios de la vacunación en esta po- blación debería plantearse un trabajo a gran escala. Un motivo adicional para recomendar la vacunación antigri- pal en estos pacientes muy ancianos es la capacidad de re- ducir el número de ictus y episodios de cardiopatía isquémi- ca. Son muchos los beneficios reconocidos de la vacunación antigripal, por lo que de acuerdo con Pons et al deberíamos fomentar la sensibilización de la comunidad médica en el em- pleo de estas vacunas como medidas de salud muy eficaces. BIBLIOGRAFÍA 1. Sánchez Muñoz-Torrero JF, Saponi Cortés JM, Ortiz Descante C, Ojeda García Escribano I, Sánchez Sánchez T, Pérez Reyes F, et al. Utilización y eficacia de la vacunación antigripal en la prevención de ingresos hospitala- rios por decompensacióncardiorrespiratoria en pacientes de alto riesgo en Cáceres. Rev Clin Esp. 2003;203:363-7. 2. Centers for Disease Control and Prevention. Prevention and control of in- fluenzae: recomendations of the Advisory Committee on Immunization Prac- tices (ACIP). MMWR. 2003;52(RR08):1-36. 3. Bridges CB, Fukuda K, Uyeki TM, Cox NJ, Singleton JA, Centers for Disea- se Control and Prevention, Advisory Committe on Inmunization Practices. Pre- vention and control of influenza: recommendations of the Advisory Committee on Immunizations Practices (ACIP). MMWR Recomm Rep. 2002;51(RR-3):1-31. 4. Remarque EJ, Cools HJ, Boere TJ, van der Klis RJ, Masurel N, Ligthart GJ. Functional disability and antibody response to influenza vaccine in elderly pa- tients in a Dutch nursing home. BMJ. 1996;312:1015. 5. Nichol KL, Nordin J, Mullooly J, Lask R, Fillbrandt K, Iwane M. Influen- za vaccination and reduction in hospitalizations for cardiac disease and stro- ke among the elderly. N Engl J Med. 2003;348:1322-32. J. M. Saponi Cortes, J. F. Sánchez Muñoz-Torrero, T. Sánchez Sánchez y A. Costo Campoamor Servicio de Medicina Interna. Hospital San Pedro de Alcántara. Cáceres. Enfermedad de Kikuchi y tuberculosis Sr. Director: Recientemente hemos leído en Revista Clínica Española un caso aportado por Velasco et al 1 de enfermedad de Kikuchi y tuberculosis pulmonar, destacando los autores la no ob- servación de dicha asociación hasta ahora. Nosotros hemos tenido un caso similar en el que inicialmente se diagnosticó al paciente de linfadenitis necrotizante de Kikuchi por estu- dio histológico compatible y negatividad en las baciloscopias de esputo y adenopatía, aunque finalmente se trató de una linfadenitis tuberculosa con posterior positividad del cultivo de Lowestein de la adenopatía. En nuestro caso se trató de un paciente de origen pakistaní que ingresó para estudio de fiebre, pérdida de peso y linfa- denopatías laterocervicales. Las baciloscopias de esputo se- riadas y de la adenopatía fueron negativas. El examen his- tológico de la adenopatía mostró cambios morfológicos compatibles con linfadenitis necrotizante de Kikuchi. Diag- nóstico provisional que se dio al paciente hasta recibir culti- vo de Lowestein de la adenopatía, que fue positivo para Mycobacterium tuberculosis, recibiendo posteriormente tratamiento con isoniacida, rifampicina y piracinamida. Es cierto que el diagnóstico de enfermedad de Kikuchi es histológico, pero no debemos olvidar que plantea confusión con otras entidades que son siempre necesarias excluir. En la literatura revisada existen casos en los que es difícil dis- tinguir entre la enfermedad de Kikuchi y la linfadenitis tuber- culosa 2,3. En el diagnóstico diferencial deben siempre in- cluirse el linfoma, la tuberculosis y la toxoplasmosis 4. Velasco et al 1 no especifican si lo que se realizó fue una ci- tología por punción aspirado con aguja fina (PAAF) o exa- men histológico por biopsia. En todo caso la citología arroja un índice de falsos positivos para el diagnóstico de enferme- dad de Kikuchi del 37,5% como se deriva del estudio de Tong et al 5, donde analizan 44 PAAF sugerentes de enfer- medad de Kikuchi, de ellas a 8 se les realiza biopsia para con- firmar el diagnóstico, hecho que se constata en 5 de ellas. De los falsos positivos una fue una linfadenitis reactiva y las otras dos una linfadenitis tuberculosa que se diagnosticó finalmen- te por cultivo. Algunos autores 6 aconsejan la PAAF en pa- cientes con lupus y adenopatías para distinguir entre linfade- nitis infecciosa y enfermedad de Kikuchi. Velasco et al 1 no mencionan si además de la baciloscopia de la adenopatía se le realizó cultivo, requisito imprescindible para distinguir la linfadenitis tuberculosa de la enfermedad de Kikuchi, sobre todo en un paciente con tuberculosis pulmonar demostrada, tratándose de dos entidades con solapamiento clínico y mor- fológico y en una zona donde es mucho más prevalente la enfermedad tuberculosa que la linfadenitis de Kikuchi. En nuestro caso tuvimos un falso positivo de la histología. Nosotros, dado el solapamiento clínico y citológico de am- bas entidades, la prevalencia en España de enfermedad tu- berculosa y debido a la importancia a la hora de decidir el tratamiento de estos enfermos, aconsejamos no dar como definitivo el diagnóstico de linfadenitis de Kikuchi sin tener un cultivo de Lowestein negativo. BIBLIOGRAFÍA 1. Velasco MJ, Zambrana JL, Adarraga MD, Rosa F. Enfermedad de Kiku- chi-Fujimoto y tuberculosis pulmonar, una asociación poco frecuente. Rev Clin Esp. 2003;203:508-9. 2. Jayaraj SM, Lloyd J, Frosh AC, Patel KS. Kikuchi-Fujimoto’s syndrome masquerading as tuberculosis. J Laryngol Otol 1999;113:82-4. 3. Dylewski J, Berry G, Pham-Dang H. An unusual cause of cervical lym- phadenitis: Kikuchi-Fujimoto disease. Rev Intet Dis. 1991;13(5):823-5. 4. Madle-Samardzija N, Turkulov V, Vukadinov J, Stajnic S, Canak G. His- tiocytic necrotizing lymphadenitis (Kikuchi-Fujimoto disease). Med Pregl. 2000;53:513-6. 5. Tong TR, Chan OW, Lee KC. Diagnosing Kikuchi disease on fine need- le aspiration biopsy: a retrospective study of 44 cases diagnosed by cytology and 8 by histopathology. Acta Cytol. 2001;45:953-7. 6. Pai MR, Adhikari P, Coimbatore RV, Ahmed S. Fine needle aspiration cytology in systemic lupus erythematosus lymphadenopathy. A case report. Acta Cytol. 2000;44:67-9. L. León Ruiza, J. M. Pérez Serranoa, N. Díaz Ricomáa y M. Olivar Buerab Servicios de a Medicina Interna y b Anatomía Patológica. Hospital La Inmaculada. Huercal-Overa. Almería. CARTAS AL DIRECTOR 00 Rev Clin Esp. 2005;205(6):302-4 303 Fig. 1. Porcentaje de pacientes vacunados que no ingresaron. 54,560 40 20 0 < 75 años (n = 55) > 75 años (n = 60) > 85 (n = 7) 51,6 42,9 Grupos de edad 54,5 51,6 42,9
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