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Contursi, María Eugenia (2004) “Estudios de la comunicación directa: perspectivas disciplinarias” ALGUNOS CONCEPTOS Y CRÍTICAS: GOFFMAN Y GARFINKLE Goffman⇒ MICROSOCIOLOGÍA Interacción comunicacional: Se consideran importantes los aspectos más rutinarios de nuestras interacciones dado que constantemente reconstruimos un ambiente que nos parece normal y sostenemos la mejor imagen posible de nosotros mismos frente a otros. El punto de interés es la estructura de interacción (sus reglas constitutivas), unidad fundamental de la vida social porque el individuo reconstruye una nueva definición de su identidad social en ella. Esta estructura es observable en los microsistemas sociales como, por ejemplo, la calle y los círculos conversacionales. Ocasiones de interacción social cara a cara. En estos microsistemas, los actores deberán definir la situación: identificar cooperativamente una cierta estructura de interacción, expresiones, comportamientos, expectativas, valores. Es decir, deberán estipular el significado del encuentro. Distinciones: 1. Interacción ≠ Comunicación. La interacción refiere a la conducta o comportamiento intersubjetivo; es un fenómeno sociológico. La comunicación tiene que ver con el tipo de lenguaje (verbal y no verbal); es un fenómeno lingüístico. Adhiere al principio de que todo comunica, por ende, siempre que hay interacción hay comunicación y viceversa. 2. El individuo tiene varias facetas: Actor ≠ Personaje. El actor es el soporte material, físico, biológico, cognoscitivo. El personaje, en cambio, es la imagen que el individuo tiene de sí mismo. En su naturaleza de ser interaccional, el individuo tiende a concentrarse todo él, en el personaje. El SELF (Sí mismo) se atribuye al individuo sobre la base de la imagen social que representa su personaje a través de las fachadas que escoge como más apropiadas para cada situación o encuentro. El contexto aparece como espacio temporal, como contexto restringido que determina la fachada que el individuo escoge. Es decir, la imagen social que quiere proyectar de sí para quedar lo mejor parado posible ante determinada situación. La comunicación interaccional está reglada; aún en el más insignificante de los rituales interpersonales (Ej.: saludos) está estructurado de forma más o menos formal. Las reglas deben ser observadas. Hay grados normativos distintos: reglas inconscientes que se cruzan, se superponen y constituyen la competencia que un sujeto debe poseer para interactuar de forma apropiada en una situación (diferentes usos del lenguaje). Goffman retoma el concepto de frame o marco de Bateson: (Bateson⇒ ENFOQUE PSICOLÓGICO O PSIQUIÁTRICO) Está organizado por las premisas (forma normativa) que estructuran la actividad de los actores. Las instituciones son necesarias para descifrar el flujo de los acontecimientos y adoptar la fachada más adecuada. La desviación está estipulada ya que es parte desorden social. Dentro de este marco se estipulan tanto las acciones comunicativas como la implicación de sujeto en ellas. CRÍTICAS A GOFFMAN Desde la microsociología: 1. Falta de historicidad que lo lleva aun descripción fenomenológica. 2. Ideológicamente neutral 3. La dimensión del poder no se enuentra presente, sin embargo, podemos ver que el poder está en quien define la situación. 4. Presta mucha atención a los aspectos irrelevantes de la interacción: desatención de las estructuras que fundamentan la sociedad 5. Falta de sistematicidad. 6. Representa a la sociología naturista. Desde la etnometodología: 1. Adolece de categorías de análisis 2. Elección de un self en lugar de otro. Garfinkel⇒ ETNOMETODOLOGÍA Recomienda no hablar de hechos sociales como cosas sino considerar su objetividad como una realización social: Autoorganización del mundo social que no deriva del Estado, lo político u otra estructura abstracta sino que se origina en las actividades prácticas de la vida cotidiana de los individuos. Se realizan conjuntamente en la interacción y los individuos la efectúan atendiendo a los presupuestos y a los tipos de conocimiento propios de la actitud natural y del sentido común. Racionalidad práctica de la vida cotidiana que pone de manifiesto implícitamente un tipo de conocimiento social en práctica. En esta construcción intersubjetiva del mundo, los actores ponen en práctica un savoir-faire, una metodología. El lenguaje se presenta como elemento constituyente de las situaciones sociales. La lógica de su empleo es fundamental para la construcción de sentido social. Para Garfinkel las actividades mediante las cuales los miembros de una colectividad producen y controlan sus actividades cotidianas son idénticas a los procedimientos que usan para hacer explicables, accountable esos contextos. Quiere decir descriptible, inteligible, relatable, analizable. Mediante esos informes o “glosas” de los actores se constitue el orden social, se hace visible el mundo. No considera el lenguaje como una identidad abstracta sino como una actividad lingüística caracterizada por dos rasgos fundamentales: 1- Es irremediablemente indexical: capacidad que tiene el lenguaje en uso de llenarse de sentido sólo en un contexto particular; 2- Y por tanto, reflexiva: hablan de la práctica y del actor al mismo tiempo. Es una propiedad de la explicación que designa el proceso de autoconstitución de las prácticas sociales; las prácticas sociales son producidas de manera tal que proveen su propia inteligibilidad en tanto tales. No es consciente, solo una crisis, una ruptura en el orden puede volverla evidente. Las descripciones indexicales de los sujetos, por carácter reflexivo, funcionan para el analista como una fuente de datos sobre cómo utiliza los métodos que el sentido común le provee para explicar el mundo y cómo lo concibe su grupo de pertinencia. Entonces: - Todos los comportamientos son observables: se basan en “normas” implícitas, asumidas por los actores como externas pero que surgen como explicación (glosa) de sus propias acciones, y es sobre esas falsas evidencias que se constituye nuestro medio ambiente más familiar. - Las normas que sostienen los comportamientos sociales son sólo en parte preexistentes: son reactualizadas permanentemente y regeneradas por la práctica cotidiana en un movimiento sin fin de construcción interactiva del “orden social”. - La teoría etnometodológica es aplicable a todos los dominios de la actividad social, incluyendo la misma actividad científica. - Toda práctica social, incluida la comunicación, es reflexiva e indexical. La etnometodología ha renovado la concepción de la relación entre la acción y su contexto ya que este influye en el supuesto contenido de la acción y la acción, a su vez, contribuye progresivamente en la elaboración del contexto de la propia situación. CRÍTICAS A GARFINKLE (WOLF): 1. Llega a un relativismo sin salida. Es una teoría circular. 2. No toma en cuenta la perspectiva macrosociológica; no considera el problema de la relación entre vida cotidiana e instituciones sociales, es decir, el problema del poder. 3. Tampoco observa las reglas que se relacionan con la especificidad de los contextos y su carácter normativo (de poder sobre los interactuantes). 4. Uno de los principales problemas es que son los propios actores los que consideran que son las reglas las que determinan la vida del grupo. 5. El sujeto aparece como un Dios cultural que crea la realidad social y saca significados del vacío de una interacción no estructurada. 6. Insuficiente elaboración del concepto de indexicalidad, pues se toma la acción como significado y no como praxis. 7. Se critica el concepto de reflexividad puesto que realizar una práctica social es mucho más que hacerla explicable. 8. La construcción social no puede ser tomada como una cooperación entre iguales. Confunde prácticas con representaciones. UNA COMPARACIÓN: DOS SOCIOLOGÍAS DE LA VIDA COTIDIANA Wolf enmarca las teorías de Goffman y Garfinkel en el mote “sociologíasde la vida cotidiana” porque además de poner el énfasis en las prácticas cotidianas y en el uso del lenguaje verbal y no verbal, pueden resumirse en los siguientes enunciados: Semejanzas 1. Toman como problema central la fundación social y lingüística del mundo, que es conocido intersubjetivamente. 2. Su objeto específico de análisis es la acción (dentro de la cual ubican la interacción comunicativa) en la red de las relaciones intersubjetivas. No toman en cuenta los problemas del cambio institucional o de la interiorización de los valores, del conflicto o la estratificación social. Mucho menos la lucha de clases. 3. El lenguaje es considerado como factor cimentador de la forma social, no como un elemento marginal. Por esto, representan uno de los intentos más acabados de interdisciplinariedad entre la teoría sociológica y el estudio lingüístico. 4. Dan por supuesta la existencia de una competencia socialmente adquirida y necesaria para interactuar en el seno de una sociedad. 5. Toman sus técnicas de la etología: consiste en la observación y registro de las acciones de los individuos y en la experimentación a partir de la deliberada ruptura de los patrones rutinarios de la conducta para ver cómo se restablece el orden normal de los acontecimientos. En el caso de Goffman, esa desviación le permite elicitar la norma que fue transgredida; en el caso de Garfinkle, poner en evidencia el sentido común que es invocado por los actores para romper la normalidad. Los métodos utilizados son cualitativos. Diferencias: 1. Lugar del lenguaje: A) Goffman señala más intensamente la dimensión de acción del lenguaje, el valor se su uso en la interacción estratégica y su fundamento de batalla, de polémica. Hablar es hacer, recrear el orden establecido. Se refiere a las ocasiones sociales, a las pequeñas y transitorias que se transforman en su objeto de estudio privilegiado. B) Garfinkle subraya la constante relación entre el sentido de lo que se comunica y el contexto, la situación en la cual aparece el uso del lenguaje. Su preocupación es cómo funciona el conocimiento implícito del sentido común entre miembros de un grupo. 2. Lugar de las reglas: A) Goffman asume la existencia de un sistema simbólico transituacional. Además, considera los hechos sociales como el principal interés de la sociología y estudia las reacciones de los individuos ante ello. Los actores negocian una definición de la situación, por lo tanto, las reglas que deben aplicarse en ella. Tiende a considerar los encuentros sociales como reproducción de un orden social que aparece como un universo normado. B) Garfinkle considera que no existe un urden social previo a la misma interacción. Es en ella donde ese orden se produce gracias al conocimiento del sentido común que los interactuantes poseen por ser miembros del grupo social. Este supuesto tiene una fundamental implicancia en el tratamiento de las “reglas” de la interacción que no son tales, sino la invocación de principios flexibles ad hoc (fuertemente contextualizados, indexicales), provenientes del sentido común, que se pone en funcionamiento cuando la normalidad de la acción cotidiana es forzada por el investigador. APÉNDICE: ELEMENTOSPARA EL ANÁLISIS DE LA CONVERSACIÓN El ejercicio del habla implica: - Alocución (existencia de un destinatario típicamente diferente del locutor) - Interlocución (intercambio de palabras: el dialogo, donde los roles de emisor y receptor son intercambiables). - Interacción (red de influencias mutuas, de intercambios, de cambios de los participantes durante el intercambio). Noción de Interacción: - Validación interlocutiva: los interactuantes se hablan uno al otro, se comprometen en el intercambio produciendo signos de ese compromiso mutuo: A) Emisor: efectúa procedimientos fáticos, “captadores” como posicionar el cuerpo, direccional la mirada (se asegura que el receptor esté escuchando) B) Receptor: produce “reguladores”, señales que advierten al locutor que está en el circuito comunicadito (no verbales, vocales, verbales) C) La sincronización interaccional: las actividades fáticas y reguladoras no son independientes, son solidarias. Conjunto de mecanismos de ajuste que interviene en todo nivel de funcionamiento de una interacción (Ej.: turnos de habla) En la interacción el discurso es CO-PRODUCIDO enteramente, es el fruto de un TRABAJO COLABORATIVO incesante. Noción de conversación: 1. Diversidad de interacciones comunicativas: A) Puede existir un “distribuidos oficial de turnos” (moderador). B) En ausencia del moderador, la alternancia de turnos se autogenera sobre la base de ciertas reglas interiorizadas por los participantes. C) En ambos casos, el sistema da un lugar importante a las negociaciones interaccionales, pacíficas o conflictivas, corteses o agresivas. D) El sistema puede dar lugar a violaciones deliberadas (interrupciones), pasibles de sanción (lagunas o silencios) 2. Las interacciones se realizan por medios verbales, no verbales, mixtos. 3. Diferentes géneros de interacción verbales: conversación familiar, entrevistas, etc. Contexto: Los componentes del contexto son pertinentes en la interacción bajo la forma de representaciones que tienen los interlocutores: 1. Ingredientes: marco espacio-temporal, finalidad (global/específica), participantes (número, características individuales –status, edad, género) 2. Marco participativo: A) roles interlocutivos: emisor/receptor y múltiples receptores. B) Diferentes tipos de receptores identificables por índices verbales y no verbales (espías, espectadores ocasionales, destinatarios directos o alocutarios) 3. Tropo comunicacional: estrategia comunicativa. 4. Roles interaccionales: son relativamente estables a lo largo de la comunicación. Están ligados al tipo de interacción en curso (médico/paciente; profesor/alumno). 5. Complementarios, pero la interacción es simétrica: el rol interaccional es distinto del status social. El conjunto de roles interaccionales define el contrato de comunicación. Voloshinov (1929) El estudio de las ideologías y la filosofía del lenguaje” Valentín Voloshinov (c. 1894-1936) fue discípulo de Bajtín e integró su círculo de estudios. Algunos especialistas consideran que este texto en realidad es de la autoría de Bajtín, aunque otros, basándose en trabajos de comparación textual y teórica, defienden la autoría de Voloshinov. Lo cierto es que la filiación teórica entre ambos textos es más que clara. Teoría de la ideología desde un enfoque semiótico y comunicacional: la teoría del signo ideológico Cualquier producto ideológico no solo es parte de una realidad natural o social, sino que refleja y refracta otra realidad, la que está más allá de su materialidad. Todo producto ideológico posee una significación: representa, reproduce, sustituye algo que se encuentra fuera de él, es decir, aparece como signo. Donde no hay signo no hay ideología. Cuando una cosa física se convierte en signo, allí ya hay ideología, pues, sin dejar de formar parte de ella, refleja y refracta la realidad. Ejemplo de la hoz y el martillo en el escudo soviético y del pan y el vino como parte del sacramento cristiano. Al reflejar y refractar, el signo puede distorsionar la realidad o serle fiel, percibirla bajo un determinado ángulo de visión. Los signos son cosas materiales que adquieren una significación que rebasa los límites de su dación singular. A todo signo pueden aplicársele criterios de una valoración ideológica (mentira, verdad, corrección, justicia, bien, etc.). Todo lo ideológico posee una significación sígnica. El área de la ideología coincide con la de los signos. Existen diferentes zonas de creatividad ideológica (religión, ciencia, derecho, etc.) que se encuentran orientadas a su modo particular dentro de la realidad y la refractan a su modo. Cada una tiene una función particular en la totalidad de la vida social. El signo es reflejo y parte material de la realidad, por ellola realidad del signo es objetiva. El signo es un fenómeno del mundo exterior. Tanto él como sus efectos transcurren en la experiencia externa. La realidad de los fenómenos ideológicos es la realidad objetiva de los signos sociales (materialidad idelógica). Critica al idealismo y al psicologismo positivista que sitúan a la ideología en la conciencia individual e interior. Para estas corrientes, el signo solo es un recurso técnico exterior para conseguir la comprensión, que es también un fenómeno individual e interior. La comprensión, según Voloshinov, es un fenómeno social y exterior: se responde al signo a través de otros signos conformándose una cadena de la creatividad ideológica, que es unificada y continua y que se produce intersubjetivamente, en la comunicación social. Entonces la ideología no es un hecho de conciencia separado de su materialidad sígnica. La comprensión misma solo puede llevarse a cabo mediante algún material sígnico. Al signo se le opone otro signo y la propia conciencia solo puede realizarse y convertirse en un hecho real después de plasmarse en algún material sígnico. Esa cadena ideológica se tiende entre las conciencias individuales y las une. Los signos surgen tan solo en el proceso de interacción entre conciencias individuales. La conciencia solo deviene conciencia al llenarse de contenido ideológico, es decir, sígnico, y por ende, solo en el proceso de interacción social. La conciencia individual es un hecho ideológico y social. La especificidad de lo ideológico consiste, justamente, en el hecho de situarse entre los individuos organizados en colectivos, de aparecer como su ambiente, como un medio de comunicación semiótico y social. El signo solo puede surgir en un territorio interindividual. La realidad de los signos ideológicos es la realidad objetiva de los signos sociales. Sus leyes son las de la comunicación semiótica, que está determinada por el conjunto de las leyes económicas y sociales. La palabra es el fenómeno ideológico por excelencia por ser el medio más puro y genuino de la comunicación social. Aparece como signo neutral, mero significante, pero su significación se especializa de acuerdo con las áreas de la creatividad ideológica. La palabra es interna (signo del discurso interior) y externa (significante de la comunicación social) a la vez, por eso acompaña y comenta todo acto ideológico y estructura la conciencia. La palabra es fenómeno satélite obligatorio de toda refracción ideológica. Está presente en todo acto de comprensión y de interpretación. Bajtín “El problema de los géneros discursivos” Bajtín (1895-1975) estudió Filosofía y Letras en la Universidad de San Petersburgo. Junto a Voloshinov y Pavel Medvedev creó el Círculo Bajtín. Fue detenido en 1929 por sus ideas religiosas. Fue deportado. En 1937 tuvo que huir de la gran purga stalinista. Por ello se generó a posteriori una polémica sobre la autoría de sus obras y de los demás miembros del círculo. Hay quienes creen que el autor es siempre Bajtín, y que sus discípulos le prestaban el nombre para poder publicar. Su obra se conoció en Europa recién después de su muerte, pero influyó considerablemente en el neomarxismo y en el postestructuralismo, así como en la teoría del discurso europea. Este texto se fecha alrededor de 1952-53. Los conceptos centrales son los de género discursivo, enunciado, palabra y oración. Incluye una crítica a las teorías lingüísticas y literarias hegemónicas en la época: el estructuralismo saussureano o lingüística a secas, al conductismo o lingüística behaviorista y a la estilística, a la que considera una teoría idealista. Teoría del uso de la lengua en sociedad (discurso) basada en esa concepción del signo ideológico, que se centra en el concepto de géneros discursivos Las distintas esferas de la actividad humana están todas relacionadas con el uso de la lengua, por eso su carácter y uso son tan multiformes, pero eso no contradice la unidad nacional de la lengua. El uso de la lengua se lleva a cabo a través de enunciados, orales y escritos, concretos y singulares, que pertenecen a los participantes de una u otra esfera de la praxis humana. Los enunciados reflejan las condiciones específicas y el objeto de cada una de las esferas por su contenido temático (u objeto), su estilo verbal (selección de los recursos léxicos y fraseológicos y gramaticales de la lengua) y por su composición o estructuración. Estos tres aspectos están vinculados indisolublemente a la totalidad del enunciado y están determinados por la especificidad de la esfera de la comunicación. Cada esfera elabora sus tipos relativamente estables de enunciados, los géneros discursivos. Estos son ricos y diversos como las esferas de la praxis, de las que constituyen su repertorio. Son heterogéneos pero tienen una naturaleza verbal, lingüística, común. Pueden ser primarios o simples y secundarios o complejos. Los primeros surgen de la comunicación discursiva inmediata, son sucesos de la vida cotidiana. Los segundos surgen de la comunicación cultural más compleja, más desarrollada y organizada, principalmente escrita. Absorben y reelaboran diversos géneros primarios que se transforman y adquieren un carácter especial: pierden su relación inmediata con la realidad y con los enunciados reales de otros. La novela, por ejemplo, es un acontecimiento artístico. La correlación entre los géneros primarios y secundarios y el proceso de formación histórica de los secundarios hablan de la naturaleza del enunciado, y del complejo problema de la relación mutua entre el lenguaje y la ideología o visión del mundo (crítica a la lingüística behaviorista). El formalismo y las teorías abstractas menosprecian la naturaleza del enunciado y son indiferentes a los detalles de los aspectos genéricos del discurso. Desvirtúan el carácter histórico de la investigación lingüística y debilitan el vínculo entre el lenguaje y la vida. El estilo verbal está indisolublemente ligado con el enunciado y con sus formas típicas (géneros). Todo enunciado puede poseer un estilo individual, pero no todos los géneros se prestan a absorber un estilo individual. Los más productivos en este sentido son los literarios (en los que el estilo verbal forma parte del propósito mismo del enunciado), pero también en la literatura los diferentes géneros ofrecen diversas posibilidades para expresar la individualidad del lenguaje. Ocurre lo contrario con los géneros más estandarizados, en los que la individualidad no forma parte de la finalidad del enunciado. Solo dentro del enunciado la lengua nacional encuentra su individualidad. El estilo está también ligado a determinadas unidades temáticas y a determinadas unidades composicionales. No se debe estudiar aislado de sus condiciones genéricas ni de un estudio preliminar de las clases de géneros discursivos (crítica a la estilística). No existe una buena clasificación de los estilos de lengua, hay que tener en cuenta los géneros y su historia. Los géneros discursivos son correas de transmisión entre la historia de la sociedad y la historia de la lengua. Lo gramatical se vuelve estilístico en la totalidad del enunciado. La selección de una forma gramatical es un acto de estilística. El enunciado es la unidad real de la comunicación discursiva. Se distingue de la palabra y de la oración, que son unidades de la lengua. Persisten ficciones como el “oyente”, “el que comprende”, el “hablante”, la “corriente discursiva única”. El hablante es activo y el oyente pasivo. Este esquema corresponde solo a momentos de la realidad, pero si se presentan como totalidad, constituyen una ficción científica (crítica a la lingüística). El oyente tiene una activa postura de respuesta desde el principio: toda comprensión de un discurso vivo, de un enunciado viviente, tiene un carácter de respuesta: el oyente se convierte en hablante. El hablante mismo cuenta con esa respuesta activa, retardada en los géneros complejos, o inmediata en los simples.Todo hablante es un contestatario, cuenta con ciertos enunciados anteriores, propios y ajenos, con los que su enunciado establece toda suerte de relaciones. Todo enunciado es un eslabón en una cadena, muy complejamente organizada, de otros enunciados (principio del dialogismo y la responsividad). La gramática usa “discurso” significando tanto lengua como habla, los matices dialógicos se dejan de lado. El enunciado es la unidad de la comunicación discursiva, sus fronteras se delimitan por el cambio de sujetos discursivos. El enunciador no es una unidad convencional sino real. La alternancia de los sujetos discursivos adopta formas variadas según el género. La oración: -sus límites no se determinan por el cambio de hablantes -su contexto es el discurso del mismo hablante (no se relaciona directamente con el contexto extraverbal ni con los enunciados de otros hablantes) -es seguida por una pausa determinada y evaluada por el mismo hablante -solo tiene sentido pleno cuando se convierte en enunciado completo -carece de capacidad para generar una respuesta. -tiene significado, en tanto unidad de la lengua, pero no tiene sentido, no suscita respuesta. Es el significante del enunciado. No tiene autor, no le pertenece a nadie (igual que la palabra) ni tiene destinatario. Tampoco recibe entonación expresiva salvo cuando conforma un enunciado. En síntesis, la oración tiene naturaleza gramatical, límites gramaticales, conclusividad y unidad gramaticales. Solo dentro de un enunciado adquiere propiedades estilísticas. El enunciado tiene conclusividad, es decir, la posibilidad de ser contestado que se determina por: ● Cuando el sentido de su objeto (tema) se agota –límites de la intención comunicativa del autor–. ● La intencionalidad discursiva del hablante, que es interpretada por el oyente. Esta determina la elección del objeto, sus límites y su capacidad de agotar el sentido del objeto. También determina la elección de la forma genérica. Es el momento subjetivo del enunciado. ● Las formas genéricas de conclusión. ● La voluntad discursiva del hablante se realiza en la elección de un género discursivo determinado. Esta elección se define por la especificidad de una esfera de la comunicación dada, por el sentido del objeto (tema), por la situación concreta de la comunicación discursiva, por los participantes. La intención del hablante se adapta al género escogido. Los géneros se aprenden igual que la lengua materna, que dominamos antes que su estudio teórico, aunque las formas genéricas son más ágiles, elásticas y libres que las gramaticales. También reciben entonación expresiva, lo que permite la reacentuación de los géneros (paródica o irónica) y la mezcla de diversos géneros, pero para usar libremente los géneros hay que dominarlos bien. El habla, en la forma de los géneros discursivos es sistemática y tiene formas obligatorias para los hablantes (crítica al estructuralismo). La entonación expresiva es un rasgo constitutivo del enunciado. El género incluye una expresividad propia del género dado. Dentro del género la palabra adquiere una expresividad típica y se somete frecuentemente a una reacentuación expresiva, no gramatical. La palabra existe para el hablante en sus tres aspectos: -neutra: unidad de la lengua que no le pertenece a nadie -ajena: llena de ecos de los enunciados de otros, que pertenece a otras personas que aportan su propia expresividad -propia: es mi palabra porque la uso en una situación determinada con una intención discursiva determinada, está compenetrada de mi expresividad dentro de un enunciado real. Reacentuamos la palabra ajena. La entonación expresiva es siempre de respuesta, una reacentuación de los enunciados ajenos (cita, comentario, polémica, crítica) y no solo actitud frente al objeto del propio enunciado (principio del dialogismo). Todo género discursivo posee su propia concepción del destinatario, que lo determina como tal. El tanteo de la respuesta del destinatario determina también el género del enunciado, la selección de los procedimientos de estructuración y de recursos lingüísticos, es decir, el estilo. Incluso los géneros ‘objetivos’ suponen una determinada concepción del destinatario, suponen también una identificación entre hablante y destinatario, la unidad de sus puntos de vista, que se adquiere gracias al rechazo de la expresividad. Lo mismo ocurre con los géneros literarios según la escuela y la época. Existen también formas convencionales de dirigirse a lectores y oyentes y de autores, editores y narradores. Gutiérrez, Juan María (1875). “Carta de un porteño. Carta al Sr. Secretario de la Academia Española” Contursi, María Eugenia et alii (2008). “Políticas del hispanismo en perspectiva histórica: la fundación de la Academia Argentina de Letras (1931-1933)” Contexto para leer la carta de Gutiérrez Juan María Gutiérrez (1809-1878) es representante de la generación de 1837, junto con Alberdi y Sarmiento. Con el primero fundó en 1838 la Asociación de Mayo. Estuvo exiliado durante el gobierno de Rosas. Fue Ministro de Relaciones Exteriores y Rector de la UBA (1868-1873) durante la presidencia de Mitre. En 1876 rechaza el nombramiento de miembro correspondiente de la Real Academia Española (RAE). Estos miembros eran (lo son actualmente) conspicuos representantes de la intelectualidad de los países hispanohablantes invitados por la Academia a colaborar enviando las palabras en uso en sus países, con sus definiciones, para completar el diccionario editado por la Corporación. De esta manera, los miembros y las academias correspondientes contribuían a la riqueza del “español general”. La Real Academia Española de la lengua se fundó el 3 de octubre de 1714, como parte de la política lingüística de la dinastía de los Borbones que se instaló en España. El objetivo era unificar el territorio a través de la unificación lingüística. Sus integrantes eran curas, muchos de la Inquisición, militares o nobles. Este grupo, impulsado por Felipe V, intentó establecer sus estatutos y delimitar sus funciones. El lema de la RAE es “limpia, fija y da esplendor” y su sello un crisol con un fuego. El crisol simboliza las voces de la lengua y el fuego su purificación y esplendor. En 1726 se publica su primera obra, el Diccionario de Autoridades. La primera Gramática (GRAE) es de 1771 y el primer Diccionario (DRAE) de 1780, que es un compendio de los 6 volúmenes del primer Diccionario de Autoridades. El concepto de “pureza de la lengua” que impulsó la Corporación desde su fundación remite a desplazar las palabras de lenguas extranjeras y a retener las consideradas castellanas por etimología. También remite a reprimir lo vulgar, es decir, el habla cotidiana, puesto que se la consideraba corrupta e irracional. Así se fija la norma, que es la “forma pura”, la de las formas tradicionales (etimológicas), que son vistas como racionales. En 1780, Carlos III hace obligatoria la GRAE en todas las escuelas del reino y prohíbe la enseñanza del latín si no es acompañada del castellano. En su versión de 2001, la última edición (se publica cada 10 años), el DRAE expresa en su Preámbulo que la RAE se dice “ajena a un purismo trasnochado” pues incorpora no solo el “genio de la lengua” sino también otro tipo de innovaciones, extranjerismos, “ya asentados en la comunidad hispanohablante”. Termina el texto con la verdadera función de la RAE: “(…) fiel a la tradición, que es riqueza patrimonial de todos, quiere la Real Academia Española servir de modo eficaz, con el concurso de sus academias hermanas, a la unidad del español”. Y es que desde 1870 se esforzó por designar miembros correspondientes en América y por fundar academias correspondientes. En Argentina hubo vanos intentos: en 1873 la Academia Argentina de Ciencias y Letras (que funcionó hasta 1879) y en 1910, la Academia Argentina de la Lengua. Pero solo en 1931, bajo el gobierno de facto de Uriburu, se creó por decreto la Academia Argentinade Letras (AAL), con una doble finalidad: disciplinar los usos lingüísticos de los sectores medios en ascenso, especialmente en el campo literario que se estaba autonomizando del poder político, y servir a los propósitos de la RAE clausurando las polémicas respecto de la lengua nacional: el “idioma de los argentinos” es una particularidad de la lengua general, el español. Nuestra variedad es un “lenguaje” (implica habla, uso, particularidad), mientras que el español peninsular es la “lengua” (implica sistema, totalidad), cuya unidad hay que cuidar y a cuya riqueza hay que contribuir. Dicho de otro modo, la creación de la AAL proyectó en sus comienzos un doble funcionamiento institucional: por un lado, hacia fuera, en relación con la RAE; por otro; hacia adentro, con el campo cultural y educativo nacional. Este doble funcionamiento también se expresa respecto de las concepciones lingüísticas, tal como puede observarse en la distribución semántico discursiva entre lengua y lenguaje. Al incluir el estudio del lenguaje nacional (es decir, de las particularidades argentinas en el uso de la lengua), la creación de la AAL clausura las polémicas sobre la existencia del idioma de los argentinos. Su hispanismo no consiste en excluir la variedad nacional, sino incluirla subordinándola. La carta de rechazo de Gutiérrez (1876) debe ser leída en este contexto de intento de cooptación por parte de la RAE de los intelectuales americanos. La carta es expresión de una posición antiacademicista, antihispanófila, independentista y americanista. Muestra varias aristas del problema de la lengua en un contexto poscolonial. Reflexión sobre el rechazo de Juan María Gutiérrez al diploma de correspondiente de la Real Academia Española. Este rechazo pone en escena una polémica no resuelta aún sobre la existencia de una lengua nacional en Argentina, distinta de la variedad peninsular (el español de la vieja metrópoli). En la carta de Gutiérrez podemos ver que la lengua se convierte ella misma en signo ideológico al constituirse en terreno de disputa sobre la identidad nacional. Muñoz, Blanca (2002) “Los ejes temáticos de la ‘segunda generación’ de la Escuela de Birmingham: las trampas de la subjetividad”. La cotidianeidad refleja la lógica de la dominación en las sociedades de capitalismo tardío. Toda la estructura organizativa capitalista se enfoca y concentra en una sociedad en la que bienes y servicios se producen y consumen con la planificación de un sistema administrado. Las condiciones de la vida diaria revelan las estrategias de una estructura social férreamente desigual. El ocio doméstico se muestra como puente entre las exigencias productivas macroestructurales y los vínculos intersubjetivos de índole microestructural. Relación en la que lo simbólico y lo imaginario se sitúan dentro de unos niveles ideológicos nuevos de efectos y consecuencias mitologizantes y mitologizadoras; es decir, se constata la capacidad de la sociedad para elaborar sistemas de pensamiento elemental y regresivo. El interés por aclarar la capacidad de consumo y de tiempo de ocio del ciudadano de la sociedad de masas estuvo presente desde el inicio de las sociologías de carácter crítico -opuestas al funcional-constructivismo norteamericano que postulaba que emisor, receptor, mensaje, canal y efectos podían ser descriptos sin inconvenientes Tanto la escuela de Frankfurt como la de Birmingham reformularon problemáticamente los elementos que conformaban las prácticas objetivas del consumo cultural y comunicativo, subrayando que sobre los medios de comunicación masificados se sustentaba el factor funcional del capitalismo transnacionalizado. El emisor interesaba ya que conocer sus intereses significaba comprender sus técnicas de dominación colectiva. El receptor, a fines de la década del 70 comienza a tomar importancia como aspecto dinámico del análisis comunicativo. Este cambio tendrá como causas: 1. Las industrias de ocio ocupan un lugar determinante dentro del capitalismo financiero actual. 2. Esto conlleva a un cambio radical en la industrialización del ocio. Los gustos colectivos son impulsados por los consejos de administración de las grandes multinacionales del medio audiovisual. 3. Necesidad de conocer esos gustos colectivos. Se requerirá de especialistas de las ciencias sociales que expliquen la organización y funcionamiento de la audiencia. El marketing y la psicología social entran como parte fundamental de la investigación y control de los ciudadanos, considerados como consumidores receptores de la sociedad capitalista. A la vista de estos procesos, la sociología crítica reacciona elaborando un modelo de análisis macroestructural: Tanto la Escuela de Frankfurt como la de Birmingham se concentran en el tipo de cultura que se está formando y que afecta de forma directa sobre la cultura popular y la alta cultura La diferenciación entre lo culto y lo popular habían sido objeto de reformulación: Dialéctica del Iluminismo, de Adorno y Horkheimer; y La formación histórica de la clase obrera, de Thompson). La aparición de un tercer modelo de cultura, la mediática, denotaba la crisis a la que se había llegado. Esto es la difusión de mensajes industrialmente fabricados con procedimientos de taylorismo serializado y, sobre todo, sometidos a leyes de oferta y demanda. El modelo cultural tenía ahora que dirigirse hacia los universos de sentido que articulaban los nuevos estilos de vida definidos en general como “american way of life”. Ante tales modificaciones se plantean dos perspectivas que ante todo plantean la diferenciación entre lo micro y lo macro, las estructuras y los actores: ● Replanteamiento macroestructural de la tradición de la Teoría Crítica y sus continuadores de la segunda generación; se internan cada vez más en los problemas políticos del nuevo orden, insertando los mass-media dentro de los principios de organización capitalista. ● El estudio microestructural de la segunda generación de la Escuela de Birmingham, más dedicada a lo intersubjetivo y a la investigación de la construcción de los universos de sentido a partir de la acción de los medios de comunicación mediática. Esta segunda generación se definen finalmente como Estudios Culturales y la cotidianeidad se inserta como la problemática central de su modelo. Pero con ello se van diluyendo los planteamientos más novedosos de la primera generación. Los tres ejes temáticos de la teoría de los estudios culturales: 1. La vida cotidiana; 2. Los medios de comunicación 3. La formación de identidades en las sociedades de masas. El consumidor receptor se constituye en el sujeto dominante. En estas condiciones, las prácticas familiares mediáticas centrarán las investigaciones sobre la cotidianeidad. Hay una sustitución del mundo de la vida por el mundo de los medios. La cotidianeidad se formula como la unidad de los multiples fenómenos sociales, culturales, económicos y políticas. En consecuencia, las características que explica la vida cotidiana en los Estudios Culturales (David Morley) son: 1. La cotidianeidad se expresa como rutina conformada por la aceptación de las consignas del capitalismo. 2. El ciudadano se identifica como receptor-consumidor que interioriza los esquemas cognitivos, actitudes y actividades propuestos por la sociedad globalizada. 3. Las expectativas del receptor-consumidor están generadas por la socialización sistemática frente a la grupal. 4. La cotidianeidad se construye como una “cortina de humo” con la que se disuelven las contradicciones y conflictos del sistema productivo. Los productos sustituyen cualquier otra referencia del lugar que ocupa el individuo en el sistema de clases, status u ocupacional. Al considerar la cotidianeidad en su relación comunicativa, el segundo eje problemático queda delimitado: los medios de comunicación de masas. El modelo queda reducido a los productos de la industria mediática y, de esta forma, se van a establecer unas modificaciones paradójicas,ya que los ciudadanos pasan a ser audiencias y los productores consumidores. Esta última modificación muestra las transformaciones de una nueva división del trabajo internacional donde el desempleo es revestido como “tiempo de ocio” y las estructuras simbólicas ocultan el resto de las estructuras sociales colectivas. En consecuencia, la realidad se sustituye por la democracia semiótica, esto es, el imaginario “pluralismo” soberano de los consumidores. La audiencia se identifica con el ciudadano autónomo capaz de convertirse en árbitro de las decisiones cívicas. El poder de la audiencia dará origen a una mutación de conceptos políticos de cultura cívica y de democracia participativa. Los medios de comunicación de masas en los Estudios Culturales pueden definirse como: 1. La construcción social de la realidad se enfoca como construcción mediática de la vida social. Las clases sociales desaparecen frente al concepto de audiencias receptoras. 2. Cotidianeidad y comunicación se hacen inseparables: es el gran ritual colectivo. 3. Frente a la Teoría Crítica y al Estructuralismo, la ideología apenas es considerada como formación de la opinión pública. La audiencia no se relaciona con procesos organizativos o institucionales. En lo privado, los problemas de dominación no existen. La despolitización, define los últimos estudios llevados a cabo por la segunda generación. Sería lógico pensar que la formación de la identidad en la sociedad de masas refiere a las estrategias con los que el receptor construye el yo. No obstante, el tema de la identidad introduce u giro metodológico en los Estudios Culturales. La mayoría de estos estudios se basa se acerca a las audiencias a partir de su dependencia a grupos de pertenencia de carácter periférico, subculturas que concentran la decodificación y descodificación de audiencias fragmentadas no por su clase social sino por su etnia, género o estilo de vida. En este sentido, la cotidianeidad mediática pasa a ser “polisémica y multisistemática”. Dos características resumirán la posición neoculturalista: 1. el papel de las mujeres y su asimilación de la cultura masiva 2. y la etnia como comunidad de conciencia parcial con sus propias estructuras valorativas y simbólicas. Estas estructuras no entran en contradicción con las estructuras mediáticas, sino que sirven a éstas para decodificar sus mensajes en conexión con los códigos culturales de cada grupo específico. La sustitución del concepto de clase por el de etnia modifica las posiciones estructurales por relaciones individuales motivadas por creencias en vez de por complejas articulaciones de categorías que median entre productor y receptor. Al introducir lo étnico como multiculturalismo se asiste a una transformación general de la Escuela. Reemplaza los contextos sociales por un mundo de la vida entendido como una audiencia fragmentada y aislada industrialmente. Reduccionismo que obliga a minusvalorar lo histórico frente a “lo natural” y, a este respecto, la reaparición de la problemática de la raza como identidad originaria de construcción ideológicamente inestable. En esta superestimación de las etnias se produce una profunda distorsión de la esfera pública ya que la reorganización de los ciudadanos incide en las costumbres frente a lo político. La cultura étnica sustituye a la cultura popular, produciéndose una contraposición entre la cultura participativa (cívica) con la cultura racial de cada comunidad. La despolitización toma, de esta manera, un sesgo político. Seso paradójico puesto que lo mediático tratará de asignar unidad ideológica a la fragmentación colectiva en la sociedad del espectáculo. La reformulación de los sistemas de públicos subestima entonces la lógica comercial y sus aplicaciones en la creación de necesidades, actitudes y motivaciones, y aunque las identidades dominadas puedan resistir ante los medios, lo cierto es que la cultura transnacional desarrolla asimismo productos específicamente elaborados para cada comunidad étnica. La solidaridad internacional es solamente una ilusión. Pero las prácticas coercitivas han pasado a ser formas de control suave en la esfera de lo simbólico. Por consiguiente, el derecho legítimo a la diferencia que es el derecho básico de la sociedad civil, política y cultural, se traslada a la parodia comunicativa de un culturalismo que oculta una diferencia basada en la desigualdad. . Morley, David (1993) “Teoría de las audiencias activas: péndulos y trampas”. Investigación de las audiencias: las audiencias de TV eran consideradas como consumidoras pasivas. Después se descubrió que esta teoría era inexacta porque la gente frente al televisor era activa en todo tipo de formas: realizaba lecturas, críticas de las formas de cultura dominante, percibiendo los mensajes ideológicos en forma selectiva/subversiva. No debemos preocuparnos más entonces, pues parece que el consumo pasivo es parte del pasado. El trabajo de las audiencias puede ser caracterizado ampliamente a partir de dos supuestos (Evans): a) que la audiencia es siempre activa (en un sentido no trivial) b) que el contenido del medio es siempre poliscémico o abierto a la interpretación. La cuestión es qué significan exactamente esos supuestos y cuáles son sus consecuencias teóricas y empíricas. Hall: la formulación original del modelo de Hall –codificar/decodificar- contenía el concepto de lectura preferente (el texto intenta dirigirse a un lector) mientras reconocía la posibilidad de lecturas alternativas, negociadas u oposicionales. Este modelo ha sido transformado: muchas veces se sostiene que la mayoría de los miembros de la audiencia modifica o desvía cualquier ideología dominante reflejada en el contenido de los medios, y el concepto de lectura preferente, o de una polisemia estructurada, se pierde de vista. Releyendo la Teoría de la Audiencia Cualquier discurso hegemónico es siempre incompleto e inseguro. No obstante, no hay que desestimar la pregunta que se hace Barbero “cómo comprender la textura de la hegemonía/subalternidad, el entrelazamiento de resistencia y sumisión, oposición y complicidad”. Este, precisamente, es el punto de investigación en el consumo de las audiencias de los textos de los medios. Punto en que ahora, con el descrédito de algunas de las versiones más románticas de las teorías de la audiencia activa, corre el gran peligro de ser oscurecido. El campo esta viciado de una fácil insistencia en la polisemia de los productos de los medios y por una presuposición indocumentada de que las formas de resistencia interpretativa están más extendidas que la subordinación o la reproducción de significados dominantes. En acuerdo con Currant, Morley indica que los recientes estudios de recepción, documentan la autonomía de la audiencia y ofrecen lecturas optimistas/redentoras de tradicionales textos de los medios. Estos estudios han sido utilizados no sólo para representar un modelo simplificado de los efectos de la ideología dominante, sino como documentación de la ausencia total de la influencia de los medios en la “democracia semiótica” del pluralismo posmoderno”. La noción de “democracia semiótica” (Fiske) refiere a una democracia en la cual la gente, inducida desde una amplia y cambiante línea de subculturas y grupos, construye sus propios significados al interior de una economía cultural autónoma. Esto es fácilmente subsumible en una ideología conservadora del soberano pluralismo del consumidor. El problema con el concepto de democracia semiótica es que este modelo de “competencia perfecta” es inútil en la comprensión del funcionamiento del campo cultural ya que es obvio que algunos discursos están respaldados por grandes recursos materiales y promovidos por portavoces con acceso preferencial a los principales medios de publicidad y acción política (Murdock). Como plantea Hall, hablar del campo cultural es hablar de un campo de relaciones estructuradas por el poder y la diferencia en el cual algunas posicionesson dominantes y otras subalternas, posiciones que nunca están fijadas de modo permanente. La decodificación al rescate Los estudios culturales americanos (Bud et al.) sostienen que “la gente habitualmente usa el contenido de los medios dominantes en su contra, para investirlos de poder a ellos mismos”. El mensaje es optimista: “cualquier cosa que el mensaje codifique, la decodificación viene al rescate. La dominación de los medios es débil e ineficaz, en tanto la gente construye sus propios significados y placeres”. La gente es crítica, activa. Si bien Morles no quiere retomar ningún modelo de las audiencias como zombies culturales, el modelo que plantean estos estudios es serio ya que tiende a justificar el descuido de todas las cuestiones que conciernen a las fuerzas económicas, políticas e ideológicas que actúan en la constitución de los textos, en la infundada suposición de que la recepción es la única escena del proceso de comunicación que finalmente importa. Los pecados de la industria (o del mensaje) son redimidos en la recepción. Es importante señalar que el poder de los espectadores para reinterpretar significados es difícilmente equiparable al poder discursivo de las instituciones centralizadas de medios para construir los textos que el espectador luego interpreta: poder sobre el texto y poder sobre la agenda dentro de la cual ese texto es construido y presentado (de Certau; Morley y Silverstone). No se puede igualar activo a poderoso. Entre lo mico y lo macro En los ´80, el boom de la investigación empírica de la audiencia de los medios fue el resultado de la crítica a las aproximaciones demasiado estructuralistas, que utilizaban patrones de consumo de los medios que se entendían como pre-determinados (efecto de alguna estructura más fundamental, sea la económica o la política). Sin embargo, algunos sostienen que el péndulo se ha desplazado tan lejos que estamos frente a la perspectiva de un campo dominado por el análisis micro (etnográfico) de los procesos de consumo de los medios. Esto sólo agrega micronarrativas fuera de cualquier marco macropolítico o cultural efectivo. La actual corriente contraria a la microetnografía corre el peligro de producir un retorno a problemáticas de la macropolítica que, de hecho, se basan en un mal planteo de la relación entre lo micro y lo macro. De esta manera, en las recientes investigaciones se tiende a evitar la cuestión del poder de los medios y que esta investigación culmina en una forma de quietismo sociológico en el cual un énfasis creciente en lo microscópico del las relaciones del ver desplaza al compromiso con las macroestructuras de los medios y la sociedad. Esta formulación, efectuada por Corner, es problemática porque equipara lo micro y lo macro con el reino de lo epifenoménico. Corner falla en reconocer la articulación genérica de las articulaciones micro/macro. Lo macro para Corner representa las estructuras preestablecidas lo que le impide observar que las estructuras macro sólo pueden ser reproducidas a través de los microprocesos. La comprensión de este punto condujo a los estudios culturales a alejarse de cualquier noción de ideología dominante mecánicamente impuesta y esto implicó la noción de hegemonía como un proceso. Todo el interés de ese cambio consistía en la alternativa de encontrar mejores caminos para articular lo micro y lo macro, y no igualarlo o considerar uno teórico y el otro empírico. Todo esto es de vital importancia dado el rol de los medios en la articulación de lo público y lo privado, de procesos globales del imperialismo cultural con procesos locales del consumo situado. El valor de la etnografía se basa en remodelar nuestras macroestructuras dominantes para la comprensión de algunos fenómenos estructurales como los del sistema capitalista mundial, de modo que podamos representar la actual diversidad y complejidad de las situaciones locales que nuestros marcos teóricos intentan explicar en términos generales. Sin embargo, Fiske advierte que cualquier etnografía corre el riesgo de permitir por sí misma ser incorporada a la ideología del individualismo. Si le compete lo específico, ello debe ser incorporado al gran sistema en el seno del cual la cultura y la política se insertan. Ford, Aníbal (1999) “La honda de David. Antropología, comunicología, culturología en el Tercer Mundo”. El juego bifronte1 de los estudios culturales La relación entre la antropología y los estudios comunicacionales y/o semiológicos; el intenso tráfico inter y transdisciplinario forman parte de un proceso mayor, común a varios campos de investigación e incluso están en relación con la política. La Argentina de los años 60 puso sobre la mesa la necesidad de recurrir a diversos saberes para explicar las complejidades de la crisis contemporánea, percibir los complejos conflictos sociales de la sociedad posindustrial y reubicar los focos y los marcos concretos de la crítica y la política. En parte, este proceso fue también producto de la reacomodación y crisis del campo intelectual y del mercado académico. Y de sus conflictivas relaciones con la política y las transformaciones económicas y sociales. De ahí que una de las mayores discusiones plantea la institucionalización de los “estudios culturales” en la medida en que esta institucionalización puede degradarlos o debilitarlos política y críticamente. Los estudios culturales al perder su condición de border entre lo académico y lo político, pueden perder su densidad crítica, su autonomía y transformarse en buenos “instrumentos.” Micro/Macro: un falso binarismo Esto no invalida el valor de las investigaciones sobre lo micro y en clave cualitativa sino que pone en escena los peligros de los avances de los estudios culturales, siempre jugando en una doble pista. Sobre todo cuando se desconectan de los estructural social o económico. Lo micro es un dispositivo fundamental en la elaboración de hipótesis y conjeturas, y aún en la exploración de lo9s conflictos estructurales, puede transformarse en una coartada cuando no es acompañado por lecturas del mismo objeto desde otras escalas. Los análisis culturales exhaustivos pueden transformarse en servicios de control social adecuados más que a la “seguridad nacional”, a las nuevas formas de segmentación de mercado- en la producción y consumo. El binarismo micro/macro es falso. Un mismo objeto puede estudiarse desde diversas escalas, con microscopio o desde un satélite y cada una nos presentará problemas 1 El bifronte es una palabra o frase que permite un sentido leída de izquierda a derecha y otro distinto leída de derecha a izquierda específicos, pero no contradictorios con los otros niveles. El problema es cuando no se produce el enganche entre las visiones micro (a veces endolocalistas y cualitativas) y las visiones macro. Y viceversa, porque no podemos reducir el mundo a un conjunto de estadísticas o ideas (o ideologías) generales. De cómo la Reina Victoria aportó al tercermundismo De la sociedad victoriana que generó la antropología emergió el concepto de cultura tyloriano cuya función era netamente administrativa: ver a las sociedades coloniales como conjuntos “sistémicos”, formalizados, permitía manejarlas mejor. Y para esto era necesario entender a la cultura como un conjunto de creencias, hábitos, destrezas, vida cotidiana, etc. Este concepto, como la visión de las culturas, fue utilizado por los intelectuales del tercermundo para señalar los valores de la creatividad social de sus pueblos. El efecto bumerang del concepto de cultura depende de cómo se lo utilice ya que su aporte puede ser represivo o transformador. El libro de Gramsci sobre el escritorio de Pinochet no deja de ser un ejemplo. Cada avance en el estudio del comportamiento en una villa es un avance en la conciencia colectiva. Pero, también, buen material para los encargados del control social, aunque esté santificado por alguna ONG internacional. Por eso es peligroso que los estudios culturalesse desenganchen del compromiso político macro. Hace años que luchamos contra las concepciones mecanicistas, economicistas e instrumentalistas. Que señalamos la necesidad de analizar las construcciones simbólicas sociales, que razonamos las múltiples variables sobre las que se construye lo político, que le damos importancia a la vida cotidiana, a los saberes… que estudiamos los medios no por “integrados” sino para analizar los usos que se hace de ellos por las diferentes clases sociales. Y de la misma manera hoy atendemos a las nuevas ofertas y segmentaciones, a los conflictos que se generan entre el poder y los medios, a la concentración de estos... No hay avance crítico sin conocimiento concreto de la realidad concreta. Pero también de las nuevas, o viejas, formas en que conocemos. Dónde estoy, dónde me pongo Dentro de este marco, las relaciones entre los estudios antropológicos y etnográficos, los comunicacionales (se los entiende como pragmática o interacción cara a cara o en relación con los medios de comunicación y la nueva tecnología) y los culturales plantean diversos tipos de problema. Ford puntea alguno de ellos: ▪ Autoobservación: Bateson descubrió, después de su experiencia en Bali, que nos comunicamos a través de diversos niveles, nos metacomunicamos y estos niveles pueden entrar en colisión entre sí generando paradojas. Nos comunicamos en diferentes planos, verbales y corporales, y estamos rodeados de “dobles vínculos”. ▪ Pérdida de ingenuidad ante el lenguaje: La autoreflexividad o la autorreferencia quedó ahí flotando hasta que se puso en escena, con diversas estrategias, de Geertz a Clifford, entre otros, semiología mediante. Ese que está hablando en el texto no es el autor, es una creación, el enunciador. Para hablar de los otros hay que tener en cuenta ese otro que habla de los otros. Como constructor/construido se pasó a hablar de la tercera persona a la primera para que el discurso adquiera verdad y relatividad… porque ya no se puede ser ingenuo ante las trampas del lenguaje. Pero, también, llevó a exageraciones. ▪ Aquellos que se relacionan con la decisión de sobre qué hay que hablar o investigar, es decir, de cómo intervenir la sociedad y no quedar encerrado en la problemática endo, desestructurando el propio discurso ad infinitum. Diferentes teorías aportaron a la desmitificación de discursos y retóricas del conocimiento pero hicieron casi imposible hablar sobre los problemas sociales concretos. La pobreza se transformó en discurso sobre la pobreza. Y, como todos sabemos, será simulacro, pero que la gente se caga de hambre no hay duda. También provocan una reacción de rechazo, en aquellos que querían hablar de problemas sociales concretos ignorando cuánto tenían sus discursos de pseudobjetividad. Nadie domina toda la verdad. No es necesario que todo cierre para intervenir en la vida social. Todos los enfoques son necesarios en el análisis cultural. Siempre y cuando no se pierda contacto con los problemas que, concretamente, tiene y vive la sociedad. O no se olvide que la cultura del hombre es una constante lucha entre formalización y ruptura de esa formalización. Cualquier investigador más o menos sensato sabe que sólo puede apresar una parte de su objeto de estudio. Lo otro es retórica de paper. Los hechos Los investigadores de América Latina han escrito en abundancia sobre la transición a la democracia y subtemas relacionados. No obstante, poco aportaron a la explicación de porqué mientras nos democratizamos, más nos empobrecemos y nos endeudamos, o más retroceden las instituciones básicas de la modernidad en nuestros países. También, pareciera desconocerse cómo estos procesos no pueden ser leídos fuera de los reacondicionamientos de la economía internacional y de sus metarrelatos: migraciones (de ilegales), racismo, desempleo, flexibilización de 24 horas, transformaciones en la estructura familiar, crecimiento de las economías informales, etc. Ford no señala la ausencia de este tipo de investigaciones o encuadres sino su debilidad para intervenir en la sociedad. Uno se debe preguntar, entonces, si algo no se quedó mudo… Parecería que frente a los enormes desafíos que nos plantea la cultura contemporánea, nuestra respuesta es Light, desactualizada, retórica, indiferente, nostálgica, provinciana. Y esto no sucede solamente por razones presupuestarias sino por razones que habrá que ir descubriendo para no seguir hundiéndose en este pantano. Esto es a voluntad política. Cuando Rodolfo Walh descifró en Cuba los cables secretos de Ydígoras Fuentes al Departamento de Estado de Estados Unidos lo hizo a solas y sin recursos. Pero fue tan importante su descubrimiento que los yanquis pensaron que había sido un poderoso equipo de inteligencia soviética en Cuba. Y no era así. Era sólo Walsh. Un intelectual de estos pagos. Que pensaba simultáneamente la comunicación, la cultura, la política. Que manejaba la honda de David. Una destreza sencilla y al alcance de todos.
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