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Raymond Williams: El análisis de la cultura
La escuela de Birmingham, los estudios
culturales y la crítica al marxismo
Durante la década de los sesenta, y en el
marco del Centro de Estudios Culturales
Contemporáneos de la Universidad de
Birmingham, Raymond Williams formula una
crítica al marxismo para estudiar la cultura.
Opina que el marxismo trabaja con un concepto
doblemente reducido de cultura: de un lado, la
convierte en un reflejo distorsionado de la
infraestructura económica; del otro, la limita a
las manifestaciones de la cultura letrada: arte,
filosofía, literatura.
La "cultura" por la que Williams se interesa
no es la de los productos simbólicos de las elites,
sino la de la "experiencia vivida" por las clases
trabajadoras inglesas en el seno de las grandes
ciudades industriales. Williams entiende la
cultura como expresión "orgánica" de formas de
vida y valores compartidos que no pueden ser
reducidas a ser epifenómeno de las relaciones
económicas. Los estudios culturales deben
concentrarse en el análisis de las culturas
populares urbanas, descubriendo la "sensibilidad
particular" que atraviesa todas sus estructuras
sociales.
La gran originalidad de Williams es que
abordó sus investigaciones desde una
perspectiva "marxista culturalista", siendo muy
consciente de las implicaciones de la cultura en
los procesos históricos y el cambio social.
Williams se interesó por introducir en el
pensamiento la idea de que la acción política
está orientada por valores culturales, en
oposición al marxismo de la objetividad, que
atribuía el cambio social a una serie de fuerzas
ajenas a la voluntad consciente de los hombres.
El análisis de la cultura
Según Williams, la cultura es una
creación individual y colectiva de significados,
valores (morales y éticos), concepciones del
mundo y modos de sentir y de actuar. Dicha
creación, se encuentra enmarcada en
instituciones sociales concretas, y condicionada
por unas circunstancias materiales determinadas.
De esta manera, la producción cultural es una
manifestación cultural condicionada por el
sustento material. Williams intenta demostrar
con su análisis histórico de la cultura que la
producción cultural siempre ha estado
estrechamente ligada a condiciones materiales e
institucionales que están, a su vez, directamente
relacionadas con el desarrollo concreto de las
fuerzas productivas de la sociedad.
Él entendió la literatura y formas
culturales relacionadas, no como el resultado de
una aventura estética aislada, sino como la
manifestación de un proceso profundamente
social que implica una serie de relaciones
complejas entre la ideología autoral, el proceso
institucional, y la concepción estética.
La tradición selectiva
Williams considera que toda tradición es
selectiva; que es una versión del pasado y que
elige y acentúa ciertos significados y prácticas y
rechaza o excluye otros. Según los intereses
hegemónicos se activan determinadas
conexiones históricas que ratifican aspectos del
dominio presente.
En palabras de Williams: "...ningún
modo de producción y por lo tanto ningún orden
social dominante y por lo tanto ninguna cultura
dominante verdaderamente incluye o agota toda
la práctica humana, toda la energía humana y
toda la intención humana".
Por el contrario, en el proceso de
formación y constante redefinición de la
hegemonía, el orden dominante puede no incluir
a lo residual y a lo emergente y, por lo tanto,
intentar incorporarlos o simplemente negarlos,
excluirlos, reprimirlos y hasta no reconocerlos.
Lo residual es lo que ha sido formado en
el pasado pero todavía se halla en actividad en el
proceso cultural presente. Cuando lo
activamente residual es incorporado al orden
dominante estamos en presencia del "trabajo de
la tradición selectiva".
Por su parte, lo emergente está
constituido por los nuevos significados y
prácticas que se crean continuamente y aún no
han sido incorporados a la cultura dominante.
Mientras que lo emergente mantiene ese carácter
potencial o activamente alternativo, lo
meramente nuevo implica otra fase en el devenir
de lo dominante.
Ejemplos del accionar de la tradición
selectiva
Para ejemplificar, Williams explica cómo
funciona la tradición selectiva en el campo de
los periódicos de la Inglaterra de 1840. Él cree
que la tradicción selectiva fue rescatando el
hecho de que The Times era el periódico más
representativo de la época. Pero para analizar
esa década, hay que partir del hecho de que
había, además de The Times, una cantidad de
periódicos dominicales que publicaban noticias
de deportes, violaciones y romances.
También quiere evidenciar el accionar de
la tradición selectiva en el caso de caso de la
literatura popular decimonónica. Williams
señala el proceso de organización comercial de
la cultura popular en general (para "civilizar" a
la clase trabajadora de esa época) que operó
seleccionando algunas obras y desechando otras.
Los efectos de la estructura de sentimiento en
la cultura
Raymond Williams define la estructura
de sentimiento ("structure of feeling") como el
tono, el latido de una época, "es la cultura de un
período", "el carácter social dominante", algo así
como el estado de ánimo de toda una sociedad
en un período histórico. No tiene que ver sólo
con su conciencia oficial sino también con las
consecuencias que tiene esa conciencia en la
vida mientras se la está viviendo. La estructura
de sentimiento no es uniforme en toda la
sociedad.
Es algo que se palpa y nunca se atrapa
del todo, pero que suele quedar sedimentado en
las obras de arte. Por eso tiene grandes efectos
sobre la cultura, ya que produce explicaciones,
significaciones y justificaciones que influyen
sobre el consumo y la evaluación de la cultura.
Williams vuelve a ejemplificar con los
periódicos de 1840, que reproducían la
convicción de que los pobres lo son por su
propia culpa.
Los estudios culturales hoy
Mucho de lo que hoy se publica o se
escribe bajo la rúbrica de "estudios culturales"
parece ignorar que, en tiempos de globalización,
su objeto de estudio, la cultura, se ha convertido
en un bien de consumo gobernado por los
imperativos del mercado. Esto quiere decir que
sin una consideración seria de los vínculos entre
la cultura y la economía política, los estudios
culturales corren el peligro de ser estudios de
nada, o mejor dicho, de perder de vista su
objeto.
Si los estudios culturales quieren ser,
como pretenden, un paradigma innovador en el
área de las ciencias sociales y las humanidades,
entonces deben reconocer que la cultura se halla
vinculada a un aparato de producción y
distribución que, ya desde Marx, recibe un
nombre propio: el capitalismo. La obra de
Williams colaboraría para una crítica de la
economía política de la cultura, a la que los
estudios culturales deberían abocarse hoy en día.

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