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durante la respuesta inmunitaria adaptativa: las inmunoglobuli- nas (Ig o anticuerpos) producidas por las células B que interac- ciona con los antígeno; los receptores de las células T (TCR), presentes en la superficie de estas células, y las proteínas del com- plejo principal de histocompatibilidad (MHC, del inglés major histocompatibility complex), que presentan antígenos que han sido procesados. Cada una de estas proteínas de unión al antí- geno tiene diferente localización, estructura y función. Las Ig se encuentran en la superficie de los linfocitos B, en el suero y en las secreciones mucosas e interaccionan directamente con antíge- nos extracelulares ( Sección 25.7). Los TCR, presentes exclu- sivamente en las células T, se unen también al antígeno, pero solo cuando es presentado por las proteínas MHC ( Sección 25.4). 26.2 La inmunidad adaptativa y la superfamilia de las inmunoglobulinas La superfamilia de genes de las inmunoglobulinas comprende genes y sus productos proteínicos que comparten característi- cas estructurales, evolutivas y funcionales con las inmunoglo- bulinas y sus genes. Las proteínas de unión al antígeno de la respuesta inmuni- taria adaptativa forman parte de esta extensa familia genética. Como se vio en los capítulos 24 y 25, tres tipos de proteínas de la superficie celular interaccionan directamente con antígenos EXPLORANDO EL MUNDO MICROBIANO L os organismos multicelulares, como los invertebrados y las plantas, care- cen de inmunidad adaptativa, pero tie- nen una respuesta innata bien desarrollada frente a una gran variedad de patógenos. Prácticamente todos ellos responden me- diante el reconocimiento de moléculas que se encuentran en la superficie de la célula o virus patógenos. Dichas moléculas con- tienen estructuras repetitivas conservadas, llamadas patrones moleculares asociados a patógenos (PAMP, del inglés pathogen as- sociated molecular patterns). Entre esas moléculas se encuentran los LPS y la flage- lina de las bacterias gramnegativas, el pep- tidoglicano de las bacterias grampositivas, o las moléculas de RNA de doble cadena ex- clusivas de determinados virus. Al recono- cer características compartidas por muchos patógenos, el mecanismo inmunitario inna- to ha evolucionado para proporcionar pro- tección contra la mayoría de los patógenos comunes. La respuesta a los patógenos por parte de la mosca del vinagre, Drosophila mela- nogaster (Figura 1) han proporcionado una visión de los mecanismos de inmunidad in- nata en muchos otros grupos de organis- mos. Varias proteínas necesarias para el desarrollo de la mosca del vinagre son tam- bién receptores importantes para el recono- cimiento de bacterias invasoras, que funcio- nan como receptores de reconocimiento de patrones (PRR del inglés pattern recognition receptor) e interaccionan con PAMP presen- tes en las macromoléculas del patógeno. El mejor ejemplo de un PRR es el receptor Toll de Drosophila, una proteína transmembrana esencial para la formación del eje dorsoven- tral, así como para la respuesta inmunitaria innata de este insecto. mano proporciona inmunidad innata contra las bacterias gramnegativas mediante inte- racciones indirectas con el LPS, iniciando una cascada de señalización mediada por cinasas y la activación del factor de trans- cripción nuclear NF B. Este último activa la transcripción de citocinas y de otras proteí- nas de fagocitos que intervienen en las res- puestas del hospedador (Figura 26.1). La proteína Toll de Drosophila está rela- cionada, desde el punto de vista evolutivo, estructural y funcional, con los receptores TLR de los vertebrados superiores, entre ellos los humanos. Desde el punto de vista evolutivo, Toll y sus homólogos son antiguos componentes muy conservados del sistema inmunitario innato de los animales e incluso se han encontrado en las plantas. Figura 1 Drosophila melanogaster, la mosca del vinagre común. La proteína Toll, un homólogo de los receptores de tipo Toll de los vertebrados superiores se descubrió en la mosca del vinagre. La señalización inmunitaria mediada por Toll se inicia por la interacción de un pató- geno o de sus componentes con la proteí- na Toll de la superficie de los fagocitos. Sin embargo, el receptor Toll de Drosophila no interacciona directamente con el patógeno. La transducción de señales comienza con la unión de un PAMP, por ejemplo el lipopo- lisacárido (LPS) de bacterias gramnegativas ( Sección 2.11) con una o más proteínas accesorias (la Figura 26.1 muestra el siste- ma TLR-4, un análogo de Toll en seres hu- manos). El complejo LPS-proteína accesoria se une a continuación a Toll. La proteína Toll integrada en la membrana inicia una casca- da de transducción de señales, mediante la activación de un factor de transcripción nu- clear e induciendo la transcripción de varios genes que codifican péptidos antimicrobia- nos. Los factores de transcripción asocia- dos a Toll inducen la expresión de péptidos antimicrobianos como la drosomicina, acti- va contra hongos; la diptericina, activa con- tra bacterias gramnegativas y una defensi- va, activa contra bacterias grampositivas. Los péptidos de Drosophila se producen en un órgano graso semejante al hígado y se li- beran después al sistema circulatorio del in- secto donde interaccionan con el patógeno diana y causan su lisis celular. Estructuralmente, las proteínas Toll están relacionadas con las lectinas, un grupo de proteínas que se encuentran en todos los organismos pluricelulares, invertebrados y plantas incluidos. Las lectinas interaccio- nan específicamente con ciertos monóme- ros de oligosacáridos. En los seres huma- nos, los receptores tipo Toll (TLR, del inglés Toll-like receptors) reaccionan con una gran variedad de PAMP. Como ocurre con los re- ceptores Toll de Drosophila, el TLR-4 hu- Los receptores Toll de Drosophila. Una antigua respuesta a las infecciones 842 J a rm o H o lo p a in e n https://booksmedicos.org booksmedicos.org Botón1:
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