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La Organización Mundial de la Salud (OMS): Del envejecimiento salu-
dable a la vejez como enfermedad. Desafíos para la Gerontología. 
(en prensa Revista IGERMED, Instituto de Gerontología Médica, Murcia, España) 
Graciela Zarebski 
Introducción 
La propuesta de este escrito es revisar, desde una posición gerontológica, los vaivenes que po-
demos observar en las últimas décadas en la posición de la OMS respecto al envejecimiento. 
A tal fin, se realiza un análisis comparativo de los últimos documentos de la OMS relativos al te-
ma, tomando en cuenta los paradigmas en que se sostienen las distintas comisiones de expertos, 
autores de las diversas declaraciones y propuestas por el organismo internacional. 
Se plantea el avance que significó el Informe Mundial sobre el Envejecimiento y la Salud (2015), 
acompañado por una mirada crítica respecto a algunos sustentos en que se basaron las diversas 
versiones del Manual ICOPE (2017-2020), el adelanto que representa la Declaración de la OMS 
(2019-2020): ¨Hacia el Decenio del Envejecimiento Saludable 2021-2030¨ y el sorprendente re-
troceso que implicaría el proyecto del CIE-11, propuesto para entrar en vigencia a partir de enero 
del 2022. 
La última versión del Manual ICOPE de la OMS (2020) introduce cambios que hacen más intere-
sante y necesaria la revisión, reforzado por la propuesta del CIE-11, con la inclusión problemática 
del término ´vejez´ y de la categoría ´período geriátrico´ en el ciclo vital. 
Es importante el análisis desde una mirada gerontológica de los avances, retrocesos e inconsis-
tencias por parte de este organismo internacional, revisando los fundamentos en que se sostie-
nen documentos que incidirán en las políticas públicas y en los manejos terapéuticos hacia las 
personas mayores (PM) en el contexto global, de modo de poder avanzar, finalmente, en la apli-
cación efectiva de las recomendaciones para el Decenio del Envejecimiento Saludable 2021-2030 
(OMS, 2020). 
 
El Informe de la OMS (2015): un hito hacia el envejecimiento saludable. 
El informe de la OMS sobre Envejecimiento y Salud (2015), al formular el marco para la acción de 
salud pública sobre el envejecimiento, introduce un cambio de concepto en el lema vigente hasta 
ese momento, de Envejecimiento Activo, hacia el de Envejecimiento Saludable1, definido éste 
 
11 Todos los destacados que aparecen en el documento son de la autora. 
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como el proceso de fomentar y mantener la capacidad funcional que permite el bienestar en la 
vejez, poniendo así el acento en una perspectiva funcional, desde el enfoque del curso de la vida. 
A los efectos de determinar las formas de considerar la salud y el funcionamiento en la vejez, el 
informe define y distingue dos conceptos importantes. El primero es la capacidad intrínseca, que 
se refiere a la combinación de todas las capacidades físicas y mentales que un individuo puede 
utilizar en un determinado momento. El otro es el entorno en el que habita, con sus recursos y 
obstáculos, y su interacción con él. Siendo la interacción entre el individuo y el entorno en el que 
vive, la capacidad funcional, definida en el informe como los atributos relacionados con la salud 
que permiten a las personas ser y hacer lo que tienen razones para valorar. 
Este Informe fue un hito importante de avance hacia una visión más compleja del envejecimien-
to. Son sus postulados principales: 
- La pérdida de capacidad generalmente asociada con el envejecimiento solo se relaciona va-
gamente con la edad cronológica de una persona. 
- No existe una persona mayor (PM) “típica”. La diversidad resultante se basa en hechos ocurri-
dos a lo largo del curso de la vida que a menudo pueden modificarse. 
- Pone de manifiesto la importancia del enfoque del curso de la vida. 
- Aunque a la larga la mayoría de las personas mayores experimentarán múltiples problemas de 
salud, la edad avanzada no implica dependencia. 
- El envejecimiento tiene mucha menos influencia en los gastos en atención de la salud que 
otros factores, como el alto costo de las nuevas tecnologías médicas. 
- Hace hincapié en que el envejecimiento saludable es algo más que la ausencia de enferme-
dad. Para la mayoría de las personas mayores, lo más importante es mantener la capacidad 
funcional. 
- Requiere transformar los sistemas de salud del modelo curativo a la prestación de cuidados 
integrales, centrados en las necesidades de las personas mayores. 
El mensaje general es optimista: con las políticas y los servicios adecuados, el envejecimiento de 
la población puede verse como una buena y nueva oportunidad, tanto para las personas como 
para las sociedades. Y plantea que: ¨Al elaborar una respuesta de salud pública al envejecimien-
to, por lo tanto, es importante no solo considerar estrategias que contrarresten las pérdidas aso-
ciadas con la edad avanzada, sino también que refuercen la resiliencia y el crecimiento psicoso-
cial¨ (OMS, 2015p. 13). Agregando: 
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la complejidad de los estados de salud y funcionales que presentan las personas mayores 
requiere de nuevos conceptos, definidos no solo por la presencia o la ausencia de una en-
fermedad, sino en términos de la repercusión que las afecciones tienen en el funciona-
miento y el bienestar de una persona mayor. Las evaluaciones exhaustivas de estos esta-
dos de salud predicen considerablemente mejor la supervivencia y otros resultados que la 
presencia de enfermedades en particular o incluso el grado de comorbilidad. (p. 14) 
Es importante destacar que, en el informe del 2015, la OMS se planteaba que ni la capacidad 
intrínseca ni la capacidad funcional se mantienen constantes y que, aunque ambas tienden a 
disminuir con la edad, las opciones de vida o las intervenciones en diferentes momentos del 
curso de vida, determinarán el camino o la trayectoria de cada individuo, pudiendo tornarse 
más o menos positiva. 
A partir de esta definición, se propone adoptar medidas que optimicen las trayectorias de capa-
cidad funcional y la capacidad intrínseca en el curso de la vida: 
¨La figura siguiente identifica tres subpoblaciones diferentes de personas mayores: 
1. Las que tienen capacidad relativamente alta y estable. 
2. Las que tienen capacidad disminuida y 
3. Las que presentan pérdidas significativas de capacidad¨ (OMS, 2015, p. 15). 
Presenta la siguiente figura, la cual nos servirá como un eje central para remarcar las diferencias 
paradigmáticas entre declaraciones que la OMS dará a conocer en los años siguientes. 
 
Fig. 1. Reproduce la figura que presenta el Informe (OMS, 2015, Fig. 5, p. 15): ¨Un marco de salud pública 
para el Envejecimiento Saludable: oportunidades para la acción de salud pública en todo el curso de la vida¨. 
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 Agregaba el Informe que, si se abordan las necesidades de estos subgrupos a través de las esfe-
ras de acción prioritarias que se señalan en el cuadro, se podrá ayudar a la mayoría de las perso-
nas mayores a lograr una mejor capacidad funcional. 
Como se ve, destacaba las ¨vejeces¨ y no el deterioro como camino inevitable. 
El Dr. Luis Miguel Gutiérrez Robledo, presidente del Instituto de Geriatría de México, reafirma 
esta visión en la Clausura del XXXIV Congreso Internacional de la Asociación Mexicana de Geron-
tología y Geriatría (dic. 2020) al considerar que la Capacidad Alta y Estable corresponde al grupo 
poblacional de PM llamadas sanas, robustas, con envejecimiento ideal, o independientes, que 
abarca aproximadamente al 70 por ciento de las PM. Mientras que el Deterioro de la Capacidad 
Funcional abarca a un 25 por ciento de las PM, con enfermedad crónica no dependientes, o in-
dependientes con alto riesgo de fragilidad, o con multimorbilidad o discapacidad, ubicando al 5 
por ciento de las PM en la Pérdida Considerable de la Capacidad Funcional, que comprende a los 
dependientes, o con envejecimiento patológico, con demencia o PM al final de la vida. 
Como podemosapreciar, distintos grupos poblacionales de PM, entre los cuales predominan 
ampliamente quienes envejecen manteniendo una capacidad funcional alta y estable. 
Atención integrada para personas mayores. Directrices sobre intervenciones a 
nivel comunitario para gestionar la disminución de la capacidad intrínseca (ICO-
PE). (OMS, 2017) 
A pesar de este predominio de PM que mantienen una capacidad funcional alta y estable, dos 
años más tarde la OMS decide elaborar directrices para atender a quienes presentan deterioro 
de la capacidad funcional, lo cual de por sí es una propuesta altamente valorable. 
Sin embargo, resulta llamativo que, para proponerlo, haya dado vuelta la perspectiva anterior, en 
un claro retroceso, al plantear que: la capacidad intrínseca y la capacidad funcional no permane-
cen constantes, sino que disminuyen con la edad como resultado de enfermedades subyacen-
tes y el proceso de envejecimiento. 
Es así como realizan un recorte y reinterpretación de la figura de referencia (Fig. 1). Mientras la 
anterior presentaba 3 grupos poblacionales a partir de distintos cursos de vida, relativizando así 
el declive a partir de las intervenciones optimizadoras, la figura que incluyen en el informe del 
2017 (Fig. 2) transforma estas diferentes trayectorias posibles, en los pasos inevitables del curso 
de vida de todo proceso de envejecimiento. Resurge así el modelo generalizador, deficitario y 
centrado en la patología, propio de un paradigma positivista acerca del envejecimiento. 
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Lo que en el Informe OMS (2015) se presentaba como los 3 grupos poblacionales con distinto 
curso de vida, en la figura actual se presenta como la evolución esperable en el envejecimiento 
para todo sujeto, en cuanto a distintos estadíos a atravesar: Capacidad alta y estable, Capacidad 
decreciente y Pérdida significativa de capacidad. Además, ya no presentan en el cuadro las inter-
venciones preventivas recomendadas en el Informe 2015 según los grupos poblacionales. ¨Este 
patrón característico normalmente se divide en tres fases: una primera fase de capacidad rela-
tivamente alta y estable, una fase de declive y una última fase de pérdida significativa de la 
capacidad, caracterizada por la dependencia del cuidado¨ (OMS, 2017, p. 5). 
 
 
Fig. 2. Reproduce la figura del Patrón del envejecimiento en 3 fases. (OMS, 2017, p. 5) 
 
El cuadro confirma este paradigma deficitario respecto al curso de la vida de una persona, dis-
ruptivo respecto a lo que mostraba el mismo cuadro en el 2015, siendo notable cómo su reinter-
pretación obedece y deja a las claras distintos paradigmas desde los que se enfoca el envejeci-
miento. 
 
El Decenio 2021-2030 del Envejecimiento Saludable: consolidación de una pers-
pectiva compleja del envejecimiento 
La propuesta de la OMS para el Decenio del Envejecimiento Saludable (2019), consolidada en los 
sucesivos documentos hasta su versión final (OMS, 2020), retoma el Informe de la OMS sobre 
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Envejecimiento y Salud (2015), a partir de lo cual se propone adoptar medidas que optimicen las 
trayectorias de capacidad funcional y la capacidad intrínseca en el curso de la vida. 
Nuestro interés se centra en la segunda mitad de la vida. Las medidas para asegurar un enve-
jecimiento saludable pueden y deben adoptarse a todas las edades, de acuerdo con un enfo-
que basado en el curso de la vida que promueva la salud desde el primer momento y a lo lar-
go de todas las etapas vitales, así como la satisfacción de las necesidades de las personas en 
momentos cruciales. (OMS, 2020, cap. 2.2. Visión y principios rectores, p. 5). 
Son sus principales postulados: 
- Combatir el edadismo 
- Incorporar los determinantes sociales de la salud 
- Reconocer la amplia diversidad de capacidades y recursos entre las PM. 
- Respetar las decisiones y elecciones de las PM sobre su modo de vida 
- Garantizar a las PM una atención integrada y centrada en la persona 
- Las PM no son meros beneficiarios pasivos de servicios: también son agentes fundamentales del 
cambio. Sus opiniones deben ser escuchadas y su autonomía y dignidad valoradas y apoyadas. 
- Esos objetivos no podrían conseguirse mediante una única disciplina, perspectiva o método, sino 
con la colaboración de una serie de redes de investigación interdisciplinarias 
Como se ve, los paradigmas y conceptos principales en que se sostiene la propuesta del Decenio 
son: 
Curso de la Vida, determinantes sociales, Vejeces, PM como agentes del cambio, Atención Cen-
trada en la Persona, Interdisciplina, Redes de Investigadores. 
Retoma la figura del Informe (OMS, 2015) y la comenta desde la perspectiva del curso de la vida, 
sugiriendo que estilos de vida saludables y entornos propicios durante la edad adulta ayudan a 
mantener las capacidades intrínsecas y minimizan el riesgo de declives tempranos, reduciendo la 
incidencia de enfermedades asociadas con descensos acelerados de las capacidades de las PM. 
Manual ICOPE (OMS, OPS, 2020) 
¿Paradigma del Curso de la Vida? 
Dejando en claro en primer lugar el mérito que en este Manual implica la claridad de la guía 
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 práctica que propone para detectar la pérdida de capacidad intrínseca y el abordaje preciso de 
diversos deterioros, así como la evaluación de las necesidades de atención sociosanitaria, pase-
mos a revisar los puntos considerados cuestionables. 
Las sucesivas revisiones del que finalmente se presenta, en su versión final, como Manual ICOPE 
(OMS, OPS, 2020) elaborada posteriormente a la Declaración del Decenio (2020), presenta cam-
bios interesantes que pasaremos a comentar. 
En primer lugar, cambia el título. Si en la versión OMS 2017 su título era: ¨Guía de intervencio-
nes en la comunidad para abordar declinaciones en la capacidad intrínseca¨, en la nueva versión 
2020, su título pasa a ser: ¨Guía sobre la evaluación y los esquemas de atención centrados en la 
persona en la atención primaria de salud¨ (Manual ICOPE, OMS, OPS, 2020). 
Además, introducen estos capítulos que no estaban en la versión inicial del Manual (OMS, 2017): 
• Optimizar las capacidades hacia el envejecimiento saludable para todos. 
• Evaluar las necesidades de las PM. 
• Elaborar un plan de atención personalizada. 
Cambios muy promisorios que ponen en evidencia el intento de adecuarlo a las directrices del 
Decenio (2020), pero que quedan, en algunos aspectos, en una petición de principios, por lo que 
veremos a continuación. 
En primer lugar, retoma la figura del 2015, que mostraba tres poblaciones, en forma completa, 
con todas las intervenciones a fin de optimizar el envejecimiento y señalan en la figura cuál será 
su ámbito de intervención: 
 MODELO ICOPE 
 
 Fig. 3. Reproduce la Fig. 2 del Manual ICOPE (OMS, OPS, 2020, p. 7) 
8 
 
Sin embargo, la lectura que realizan se sostiene en la concepción deficitaria que señalamos, y la 
reitera: 
En la figura 2 se muestra la evolución de la capacidad intrínseca y la capacidad funcional a lo 
largo de la vida adulta, que disminuyen con la edad como consecuencia del envejecimiento 
y de las enfermedades subyacentes. Este patrón característico normalmente se divide en 
tres fases: una primera fase de capacidad relativamente alta y estable, una fase de declive 
y una última fase de pérdida significativa de la capacidad, caracterizada por la dependen-
cia del cuidado. (p. 5). 
Reiteran la interpretación de la figura como las fases inevitables de todo envejecimiento, en lu-
gar del planteo del Informe del 2015 y de la Declaración del Decenio (OMS, 2020) como tres gru-
pos poblacionales distintos. 
Es importante esta diferencia de interpretación de la figura ya que, mientras la versión 2015 ha-
blaba de distintos cursos de vida dando lugar a distintas vejeces, la versión de ICOPE plantea las 
fases de un curso de vida esperable para todo sujeto por efecto del envejecimiento,conducente 
al deterioro. 
Señalan claramente en la figura qué abarca el Programa ICOPE, dejando de lado el grupo pobla-
cional - o la primera fase del envejecimiento como aquí plantean - que comprende la promoción 
de la salud y la prevención de las patologías, entre ellas las que van a encarar, dejando así de 
lado una parte constitutiva de la Atención Primaria de la Salud (APS), a pesar de lo que proponen 
desde el título. 
 
¿Atención Personalizada? ¿APS? 
En el capítulo 3 (p. 10), que se refiere a la: ¨Evaluación y esquemas de atención centrados en la 
persona en la atención primaria de salud¨, se presenta un ¨Esquema de Atención general para 
detectar las pérdidas de capacidad intrínseca en la comunidad¨. Comenzar por la detección de 
las pérdidas de la capacidad intrínseca NO responde cabalmente a la Atención Primaria de la Sa-
lud. 
En primer lugar, si tomamos en cuenta que la Atención Centrada en la Persona (ACP) implica co-
nocer las Historias de Vida que conectan el pasado de la persona con el momento actual y sus 
deseos futuros, a fin de comprender cómo ha sido su trayectoria de vida, sus decisiones, así co-
9 
 
mo sus preferencias y deseos para acompañarle en la elaboración de su Proyecto de Vida y una 
vida con sentido propio, desde este enfoque, si se propone aplicar el enfoque de APS, no se de-
bería esperar a que aparezca la patología para abordarlo, sino que se debería haber incluido en 
el Manual ICOPE las acciones de promoción de la salud y prevención de las patologías o trastor-
nos que se proponen abordar, en la Atención Primaria desde el enfoque del Curso de la Vida, 
como vienen implementando equipos gerontológicos interdisciplinarios en distintos ámbitos co-
munitarios a nivel internacional. 
 En segundo lugar, si consideramos que la Atención Primaria implica un abordaje longitudinal que 
debe proporcionar y promover el cuidado de la salud a lo largo de la vida de la persona, esta ca-
racterística diferencia la Atención Primaria de otros niveles, donde la atención al individuo es 
transversal, un corte, en un momento o período de su vida, que es lo que vemos en el Manual 
ICOPE. 
Es que la Atención Primaria debe actuar e intervenir para evitar que la enfermedad aparezca o 
retrase su aparición a través de la educación sanitaria individual y colectiva y mediante otras es-
trategias de promoción de la salud, o mediante acciones de prevención que, como dijimos, se 
vienen implementando en la comunidad pero que el Manual no incorpora. Se asienta en detectar 
disminuciones desde un enfoque de riesgo y no a partir de los factores protectores a favorecer 
en la promoción de la salud para un envejecimiento saludable. 
Volviendo a la propuesta de atención personalizada, si bien más adelante plantea evaluar las 
necesidades de las personas mayores y elaborar un plan de atención personalizada y, además, 
que las personas mayores son más que el conjunto de sus trastornos o enfermedades, sólo la 
aplican ante la detección de los deterioros, es decir, a posteriori. Forma parte del plan de aten-
ción una vez detectado el grado de deterioro esperable e inevitable. No se concibe que la per-
sona, como dice el cuadro, pueda no llegar a presentar deterioro. 
Se plantea como primer paso (PASO 1, p. 10) detectar pérdidas de capacidad intrínseca en la co-
munidad. En caso de que no presenten esas pérdidas, se limitan a recomendar: ¨Reforzar los 
consejos genéricos sobre salud y hábitos saludables o la atención habitual¨ (p. 10). 
Desconocen o dejan de lado todo lo que se viene realizando a nivel de atención primaria en la 
comunidad en cuanto a promoción del envejecimiento saludable: talleres diversos participativos 
que pueden ayudar a evitar el decline de las capacidades. No es concebible limitar la Atención 
Primaria a la detección de deterioros. 
10 
 
Lo que transmiten es una forma muy recortada, simplista, reduccionista, de lo que es una perso-
na mayor y de lo que se aplica cotidianamente desde la Atención Primaria en Gerontología. 
Vale la pena recordar en este punto la propuesta del Decenio (OMS, OPS, 2020): 
El envejecimiento saludable puede ser una realidad para todos, pero para ello hay que dejar 
de ver el envejecimiento saludable como la mera ausencia de enfermedades y fomentar en 
cambio la capacidad funcional que permite a las personas mayores ser y hacer lo que ellas 
prefieran. Fomentar un envejecimiento saludable exigirá adoptar medidas en múltiples nive-
les y sectores, encaminadas a prevenir las enfermedades, promover la salud, mantener la 
capacidad intrínseca y facilitar la capacidad funcional. (p. 3). 
Respecto al equipo de abordaje 
El Manual ICOPE se refiere a la intervención de un equipo multidisciplinario. Cabe aclarar que la 
multidisciplina corresponde a paradigmas positivistas de sumatoria de aportes disciplinarios2, a 
diferencia del enfoque inter y transdisciplinario que se propone, desde una visión compleja del 
envejecimiento, integrar el entretejido bio-psico-social-espiritual que va conformando el curso 
de la vida (Morin, 2003, 2004) (Zarebski, 2016). La Declaración del Decenio (2020) marca clara-
mente un diferente planteo, acorde a la complejidad, cuando se refiere a la conformación de 
redes interdisciplinarias. 
Además, el Manual ICOPE pone el eje en garantizar la derivación y el seguimiento del plan de 
atención con enlaces a la atención geriátrica especializada, en lo que se destaca el modelo mé-
dico hegemónico, en lugar de una integración gerontológica de las diversas disciplinas de aborda-
je. 
Cuando la multimorbilidad aumenta con la edad y da lugar a cuadros clínicos complejos, los 
médicos de atención primaria deben derivar a los pacientes a los servicios de geriatría. ¨En 
el modelo ICOPE, los geriatras forman parte del equipo multidisciplinario responsable de la 
 
2 Ferraro (2006) se pregunta: ¿qué es lo que dificulta a la Gerontología instituirse como disciplina, como 
campo de estudio? Y menciona, entre otros obstáculos, La dificultad de integración de las disciplinas de 
base: en especial, la biológica con la social y la psicológica, lo cual se hace notable en la carencia de investi-
gaciones inter y transdisciplinarias. Y agrega que los estudios de Gerontología se sustentan en paradigmas 
positivistas, lo cual otorga a su estudio el carácter de multidisciplinario, al no lograrse la integración. 
 
 
 
11 
 
atención de la persona mayor, ayudan a supervisar los equipos de atención primaria e in-
tervienen cuando se requiere una atención especializada¨ (P. 16). 
Como se ve, el eje y el centro es el Geriatra, mientras que un requisito para el trabajo interdisci-
plinario es la horizontalidad de los vínculos entre disciplinas diversas y modelos flexibles de coor-
dinación. Al decir de Edgar Morin: ¨no hay más privilegios, más tronos, más soberanías epistemo-
lógicas; los resultados de las ciencias del cerebro, del espíritu, de las ciencias sociales, de la histo-
ria de las ideas, deben retroactuar sobre el estudio de los principios que determinan tales resul-
tados¨ (Morin, 2003). En otros lugares hablan del equipo geriátrico multidisciplinario. 
Respecto a la acción social a desplegar, ponen el eje en los Asistentes Sociales, dando cuenta de 
una visión muy recortada de los componentes actuales de un equipo integrado por diversas cien-
cias del envejecimiento, incluidos gerontólogos, profesionales provenientes de distintas discipli-
nas, capacitados y con experiencia en Gerontología. 
 Estamos ante una concepción multidisciplinar -por lo tanto, de sumatorias- propio de esquemas 
de abordaje que intentamos superar desde las últimas décadas del siglo veinte. 
 
La salud mental en el Manual ICOPE 
Respecto a los aspectos psicológicos a evaluar, como ya venimos observando respecto a la apli-
cación habitual de la Valoración Gerontológica Integral (Zarebski, Marconi & Serrani, 2021), se 
recorta a la persona cuando selimita a evaluar su capacidad cognitiva y si cuenta o no con depre-
sión. De este modo quedamos atrapados en un esquema fragmentador, simplificador y reduc-
cionista, del sujeto a valorar. El acento puesto en la detección de la patología, en este caso de la 
salud mental, reafirma la visión deficitaria del envejecimiento ¿Se puede resolver sólo con prue-
bas objetivas lo que le pasa a un ser humano, en este caso con su envejecimiento, mediante he-
rramientas que ubican a la persona según una norma esperable, como ´normal´ o ´patológico´ 
como único parámetro a indagar? Es sabida la importancia, como se mencionó, de la Historia de 
Vida, el Plan de Vida de la persona, sus decisiones, la detección de factores psíquicos protectores 
o de riesgo, para el enfoque de Atención Centrada en la Persona. 
Respecto a la detección del deterioro cognitivo, en el siguiente párrafo vemos una confusión, que 
ya no es posible sostener por expertos, entre decline y deterioro, que se presentan como sinó-
nimos: 
12 
 
El deterioro cognitivo se manifiesta como una creciente falta de memoria, atención y capa-
cidad para resolver problemas… Es posible minimizar el declive de la función cognitiva, y a 
veces incluso revertirlo, mediante hábitos generales más saludables, la estimulación cognitiva 
y una mayor participación social. (p. 19). 
En lo que se refiere a los síntomas depresivos, plantean que se puede esperar que los episodios 
de trastornos afectivos sean más frecuentes en la edad avanzada debido al mayor riesgo de 
eventos adversos en la vida. 
Desde una postura mecanicista respecto a la subjetividad, no toman en cuenta que, ante los 
eventos adversos que pudieran acontecer en el proceso del envejecimiento, las personas podrían 
contar con factores subjetivos, vinculares y de contexto que complejizarán la respuesta ante es-
tos eventos, permitiendo diversos modos de procesarlos, entre ellos, la capacidad resiliente que 
desarrolle la persona, apoyada en su medio, como adelantaba la perspectiva del Informe OMS 
(2015). 
Respecto a la detección de la depresión, considerada como esperable al envejecer, entre otras 
indagaciones, proponen detectar si hubo alguna pérdida importante en los últimos seis meses. 
Pero no aclara que en estos casos de duelo reciente la indicación es no intervenir, respetar el 
duelo. Es importante instruir con precisión a quienes apliquen estas normativas, a fin de evitar 
intervenciones iatrogénicas. 
Además, aclaran quiénes sufren “síntomas depresivos (abatimiento, melancolía o tristeza) ¨ (p. 
59). Tampoco se puede admitir que expertos incluyan la tristeza dentro de los síntomas depresi-
vos. 
 
La vejez como enfermedad en el CIE-11 
 
Está adquiriendo mucha difusión en la actualidad, especialmente en países latinoamericanos, el 
rechazo por parte de organizaciones gerontológicas diversas – científicas, universitarias, de la 
comunidad en general – a la propuesta de la OMS de actualización del Manual de Clasificación 
Estadística Internacional de Enfermedades y Problemas Relacionados con la Salud (CIE-11), que 
se propone entrar en vigencia el 1° de enero del 2022. La novedad es que en el capítulo 21, co-
rrespondiente a ´Síntomas, signos y hallazgos clínicos´, han reemplazado la senilidad y términos 
semejantes que en él figuraban y que aludían a patologías, por el término ´vejez´. 
13 
 
No es necesario explicitar el desacierto que implica el reemplazo. Queda claro que quienes lo 
proponen consideran a la vejez como una condición clínica y problemática. 
 Aún más, como código de extensión opcional en el ¨período de la vida¨, incluyen las categorías 
de: 
- Período geriátrico temprano, entre 65 y 84 años. 
- Período geriátrico tardío, 85 y más. 
De este modo, cuando una persona atraviesa los 65 años, se la observa desde la mirada médica 
geriátrica, recortando así y reduciéndola, a su condición biológica. 
Estamos ante una vuelta a la medicalización del envejecimiento, propio del siglo veinte, concep-
ción que ya creíamos ampliamente superada. Pero evidentemente comprobamos que no lo está 
y que hay tendencias que lo siguen instalando en un claro retroceso respecto a una visión inte-
gradora, interdisciplinaria, centrada en la persona y promotora del envejecimiento saludable. 
 
Conclusiones 
Una primera conclusión de la reseña realizada es que la OMS, cuando se propone elaborar ma-
nuales relativos al envejecimiento, no convoca a expertos que cuenten con una visión gerontoló-
gica, o al menos, que sostengan continuidad con las últimas declaraciones, tanto del Informe del 
2015, como de la propuesta del Decenio del Envejecimiento Saludable 2021-2030. El traspié se 
comete cuando se aborda la vejez desde las patologías, que es cuando se ponen en evidencia 
paradigmas deficitarios del envejecimiento y se tiende a la medicalización. 
En otro orden, pero vinculado a este retroceso, ya se había observado (Zarebski, 2020) que en el 
año 2004 el Consejo de administración de la Asociación Internacional de Gerontología (IAG), que 
ya integraba en su seno las diversas disciplinas del envejecimiento, decidió incluir a la Geriatría 
en el nombre de la asociación, por fuera de un campo interdisciplinario. Por lo tanto, el cambio 
a IAGG fue a partir del 18º Congreso Mundial en el año 2005, celebrado en Río de Janeiro, Bra-
sil. 
Algunos intereses probablemente estén actuando en destacar la patología en el envejecimiento y 
su medicalización, en contraste con lo que muestra la presencia creciente de PM activas y salu-
dables, que conservan una capacidad funcional alta y estable. 
Esta circunstancia da lugar a que se produzca un vaivén notable -y las figuras lo expresan clara-
mente- entre distintos paradigmas, a partir de un organismo como la OMS que rige y genera polí-
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ticas hacia el envejecimiento en cientos de países a nivel global, que incidirán en la capacitación 
de recursos humanos, en la investigación y en las intervenciones en distintos ámbitos. 
El siglo XXI instala con fuerza nuevos paradigmas en la concepción de salud y enfermedad, que 
tornan insoslayable la convergencia interdisciplinaria. En la actualidad es ineludible estudiar y 
abordar el envejecimiento desde los paradigmas de la complejidad y del curso de la vida. Los 
planteamientos clásicos sobre la fragilidad y vulnerabilidad no consideraban lo que sucedía en el 
interior de la persona respecto a su vejez. Hoy en día contamos con bastante evidencia de que 
las personas no necesariamente responden de la misma manera ante un mismo problema, o 
bien, frente a una situación de vulnerabilidad, una enfermedad puede o no desarrollarse en fun-
ción de factores psicológicos, de estilos de vida, del contexto y de las redes de sostén con que 
cuente la persona. 
Más allá de trastornos diversos, deterioros cognitivos y depresiones, hay una gran masa de PM -
las vejeces- que requieren otras escuchas y propuestas de participación y protagonismo, y que 
son las que justamente prevendrán de estos trastornos. 
Es oportuno recordar una de las directrices de la propuesta del Decenio (OMS, 2020), en cuanto 
a poner el acento en cambiar nuestra forma de pensar el envejecimiento: 
Para fomentar un envejecimiento saludable y mejorar las vidas de las personas mayores y 
sus familias y comunidades, será necesario introducir cambios fundamentales no solamente 
en las acciones que emprendamos sino también en nuestra forma de pensar acerca de la 
edad y el envejecimiento. La Década se centrará en cuatro ámbitos de actuación: cambiar 
nuestra forma de pensar, sentir y actuar con respecto a la edad y el envejecimiento; asegu-
rar que las comunidades fomenten las capacidades de las personas mayores; ofrecer una 
atención integrada y centrada en las personas y servicios de salud primarios que respondan 
a las necesidades de las personas mayores; y proporcionar acceso a la atención a largo plazo 
para las personas mayores quelo necesiten. (OMS, 2020, cap. 3. Ámbitos de actuación. p. 9). 
Poner el acento en el curso de la vida implica considerar cómo la persona, desde joven, va ar-
mando su biografía, tanto en intervenciones como en abordajes institucionales y programas, lo 
cual requiere incluir y escuchar al sujeto envejeciente y cómo éste va construyendo a lo largo de 
su historia particular su envejecimiento, incluyendo: cómo trata a su cuerpo y cómo arma su en-
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torno, como sujeto proactivo. Ésta sigue siendo una dificultad para científicos, profesionales, 
gestores de políticas y programas, con lo cual no se favorece la adhesión de las personas mayo-
res a sus propuestas. Para superarlos, se requiere incorporar la voz de los protagonistas, poner el 
centro en la persona y en su entorno. 
Es así como la propuesta de la OMS para el Decenio 2021-2030 apunta, más que a la ausencia de 
enfermedad, a la capacidad funcional, que toma en cuenta la percepción subjetiva, la resiliencia 
y la autonomía. 
A fin de optimizar la capacidad funcional se debe capacitar tanto a los mayores como a los profe-
sionales, miembros de la familia y comunidad, a partir de este reconocimiento y no del deterioro 
inevitable. De otro modo, se cae en actitudes paternalistas, prejuiciosas y se desvirtúa la capaci-
dad de decisión de las personas PM. En las circunstancias actuales de pandemia se torna eviden-
te el daño que contribuyen a reproducir estas actitudes en las políticas que las involucran. 
Volviendo al Informe sobre el envejecimiento (OMS, 2015): ¨La complejidad de los estados de 
salud y funcionales que presentan las personas mayores plantea preguntas fundamentales acer-
ca de qué significa la salud en la vejez, la forma en la que la medimos y cómo podríamos fomen-
tarla¨ (p. 14). Agregando: ¨Será preciso alejar a los sistemas de salud del modelo curativo y acer-
carlos a la prestación de cuidados integrales, centrados en las personas mayores¨ (p. 32). 
He aquí un gran desafío, a fin de contrarrestar propuestas que nos alejan de estos propósitos, 
para que impulsen gerontólogos de diversas disciplinas, incluidos los geriatras formados geronto-
lógicamente. 
Justamente leemos por parte de la Academia Latinoamericana de Medicina del Adulto Mayor 
(2021), con relación al Informe OMS (2015): 
Según esta definición, una persona de edad avanzada puede tener muchas enferme-
dades y tener un envejecimiento saludable si estas no modifican de manera suficien-
te su vida. Por primera vez se alejaban los conceptos de “saludable” y “enfermedad”, 
cambiando —con base en un enfoque de capacidades— el binomio salud-
enfermedad por el de salud-deterioro funcional o salud-pérdida de autonomía fun-
cional. En consecuencia, y en función de otras circunstancias concomitantes cuya 
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consideración excede el propósito de este artículo, se propuso la modificación de los 
sistemas de salud y de los servicios de atención hacia un modelo fundamentado en 
los servicios integrales, coordinados y continuados. (p. 2). 
Y finalizan apelando a que: 
La OMS debería abordar y resolver la contradicción interna que supone para una 
misma organización predicar y promover un “envejecimiento saludable” —para lo 
que ha logrado una concertación mundial— y al mismo tiempo colocar esta etapa de 
la vida en una clasificación de situaciones morbosas o de riesgo. Esta contradicción 
resulta particularmente difícil de justificar al inicio de la Década del Envejecimiento 
Saludable… (p. 3). 
 
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