Logo Studenta

Araujo_MD

¡Este material tiene más páginas!

Vista previa del material en texto

Asociación entre la severidad de lesiones físicas
por violencia de pareja hacia la mujer con la
recurrencia de episodios reportados en una
unidad de medicina forense de Lima, 2016 – 2018
Item Type info:eu-repo/semantics/bachelorThesis
Authors Araujo Mestanza, Diana Mercedes
Publisher Universidad Peruana de Ciencias Aplicadas (UPC)
Rights info:eu-repo/semantics/openAccess; Attribution-
NonCommercial-ShareAlike 4.0 International
Download date 19/02/2024 23:37:45
Item License http://creativecommons.org/licenses/by-nc-sa/4.0/
Link to Item http://hdl.handle.net/10757/658885
http://creativecommons.org/licenses/by-nc-sa/4.0/
http://hdl.handle.net/10757/658885
 
 
 
UNIVERSIDAD PERUANA DE CIENCIAS APLICADAS 
 FACULTAD DE CIENCIAS DE LA SALUD 
PROGRAMA ACADÉMICO DE MEDICINA 
“Asociación entre la severidad de lesiones físicas por violencia de pareja 
hacia la mujer con la recurrencia de episodios reportados en una unidad de 
medicina forense de Lima, 2016 – 2018” 
TESIS 
Para optar el título profesional de Médico Cirujano 
 
AUTOR(ES) 
Araujo Mestanza, Diana Mercedes (0000-0002-4218-9388) 
 
ASESOR(ES) 
Blitchtein Winicki, Dora (0000-0002-9986-7442) 
Lima, 12 de noviembre de 2021
I 
 
RESUMEN 
Objetivo: Identificar la asociación entre la severidad de las lesiones del primer episodio 
registrado de violencia física ejercida por la pareja con la recurrencia de otro episodio en 
mujeres que acuden a una unidad de medicina legal. 
Métodos: Estudio de cohortes retrospectivo que incluyó a 201 mujeres, mayores de 18 años, 
que reportaron violencia física de pareja en una unidad de medicina legal de Lima, en el 
periodo 2016-2018. Los datos demográficos y de las lesiones se obtuvieron de los informes 
médicos y de psicología forense tomados de una unidad de medicina legal. 
La severidad de las lesiones se categorizó según la escala peruana del IML y la escala del 
Instituto Australiano. Se consideró como recurrencia si se confirmó, mediante examen 
médico-legal, un siguiente episodio de violencia física de pareja en el mismo centro de 
medicina legal. Se realizó análisis multivariado utilizando modelos lineales generalizados 
de la familia Poisson con enlace log y varianza robusta para el modelo crudo y ajustado. 
Resultados: 201 mujeres cumplieron con los criterios de selección. 37 de ellas (18,4%) 
reportaron un siguiente episodio de violencia física posterior al evento de referencia. Los 
factores de riesgo asociados con una mayor probabilidad de recurrencia de violencia física 
por parte de la pareja incluyeron el acceso del perpetrador a un arma (RR 5,8; IC95% 
1,7;19,5, p=0,004) y con menor riesgo fue la localización de las lesiones en la cara (RR 0,4; 
IC95% 0,2;0,9 p=0,024) y la severidad de las lesiones evidenciadas durante el primer evento 
registrado (RR 3,5; IC95% 1,07;11,61, p=0,038, según la escala peruana vs. RR 2,3; IC95% 
1,1;4,5, p=0,017, según la escala del Instituto Australiano). 
Conclusiones: Hay mayor riesgo de tener un nuevo episodio de violencia de pareja si la 
lesión inicial reportada ha sido de moderada a severa. Otro factor de riesgo de recurrencia 
identificado fue la posesión de arma de fuego por el agresor mientras que como factor 
protector fue la localización de la lesión en la cara. 
 
Palabras clave: violencia de pareja hacia la mujer, recurrencia, violencia doméstica, 
severidad de lesiones 
II 
 
"Association between the severity of physical injuries due to intimate partner violence 
against women and the recurrence of episodes reported in a legal medicine unit in Lima, 
2016-2018" 
ABSTRACT 
Objective 
To determine associations between the severity of injuries from the first recorded episode of 
physical violence by the partner with the recurrence of another episode in women who attend 
a legal medicine unit. 
Methods 
This is a retrospective cohort study. We identified 201 women (18+ years) who had 
experienced intimate partner violence (IPV) and presented at a legal medicine unit between 
2016 and 2018. Demographic and injury data were retrieved from forensic medical and 
psychological reports. 
Two differents scales (Peruvian and Australian scale) were used to classify general body 
injuries as mild, moderate or severe. Each episode was analyzed 
and categorized as recurrence if a subsequent episode of IPV was confirmed by a medical-
legal examination in the same forensic center. A multivariate 
analysis was performed using Poisson regression with robust variance and adjusting for 
confounding variables. 
Findings 
37 (18.4%) women reported a following episode of IPV since the index event. Risk factors 
associated with a higher risk of recurrence of IPV included the perpetrator's access to a 
weapon (RR 5.8, 95% CI 1.7, 19.5, p = 0.004). Others identified factors were head and face 
injuries (RR 0.4; CI95% 0.2; 0.9 p = 0.024) and the severity of injuries evidenced during the 
first recorded event (RR 3.5; CI95 % 1.07, 11.61, p = 0.038, according to the Peruvian scale, 
vs. RR 2.3; 95% CI 1.1, 4.5, p = 0.017, according to the Australian scale). 
Conclusions 
There is an increased risk of having a new episode of IPV if the initial reported injury has 
been moderate to severe. Another risk factor for recurrence identified was the possession of 
a firearm by the aggressor and as a protective factor was the presence of a head injury. 
 
Keywords: Intimate partner violence, Male to female intimate partner violence, 
Revictimization, Injury Scale 
 
III 
 
 
IV 
 
TABLA DE CONTENIDOS 
1 TABLA DE CONTENIDO 
 
1 INTRODUCCIÓN ....................................................................................................... 1 
2 MÉTODOS ................................................................................................................... 3 
2.1 DISEÑO DEL ESTUDIO .............................................................................................. 3 
2.2 POBLACIÓN ............................................................................................................. 3 
2.3 VARIABLES PRINCIPALES ........................................................................................ 4 
2.4 COVARIABLES ........................................................................................................ 5 
2.5 ANÁLISIS ESTADÍSTICO ........................................................................................... 5 
2.6 CONSIDERACIONES ÉTICAS ..................................................................................... 6 
3 RESULTADOS ............................................................................................................ 6 
4 DISCUSIÓN ................................................................................................................. 8 
5 LIMITACIONES ....................................................................................................... 12 
6 CONCLUSIONES ..................................................................................................... 12 
7 RECOMENDACIONES ........................................................................................... 13 
8 REFERENCIAS ........................................................................................................ 14 
9 ANEXOS .................................................................................................................... 17 
 
 
 
 
 
 
 
 
V 
 
ÍNDICE DE TABLAS 
 
9 ANEXOS .................................................................................................................... 17 
9.1 TABLA 1A .......................................................................................................... 17 
9.2 TABLA 1B .......................................................................................................... 19 
9.3 TABLA 1C ..........................................................................................................20 
9.4 TABLA 2 ............................................................................................................. 21 
9.5 TABLA 3A .......................................................................................................... 21 
9.6 TABLA 3B .......................................................................................................... 22 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
VI 
 
ÍNDICE DE FIGURAS 
 
9.7 FIG. 1. FLUJOGRAMA DE SELECCIÓN DE POBLACIÓN DEL ESTUDIO .......................... 1
1 
 
1 INTRODUCCIÓN 
La violencia de pareja contra la mujer es un problema de salud pública, común en todas las 
sociedades, que representa una falta contra los derechos humanos y conlleva consecuencias 
en la salud física, sexual, reproductiva y mental de la mujer con repercusiones en su familia 
y en la sociedad. La Organización Mundial de la Salud (OMS) señala que una de cada tres 
mujeres en todo el mundo ha sufrido en su vida violencia física y/o sexual por sus parejas 
(1). Además, una gran proporción de estas mujeres son victimizadas repetidamente. En 2010, 
la CDC reportó que, entre las mujeres que sufrieron algún tipo de violencia por su pareja en 
su vida, el 72,3% informó haber experimentado múltiples episodios de eventos abusivos 
dentro de la relación (2). Asimismo, otros estudios mostraron una tasa de recurrencia de 10 
a 25% en un periodo de 2 a 5 años (3). 
En la última década, se han identificado diversos factores de riesgo relacionados con la 
violencia de pareja. Uno de los predictores reconocidos asociados a dicho fenómeno es haber 
tenido un episodio previo de maltrato durante la infancia (4). Asimismo, se incluyen mujeres 
con aislamiento social, pertenecientes a minorías étnicas, con enfermedades de salud mental, 
abuso de sustancias, discapacidades y embarazo (5). 
Sin embargo, pese a su naturaleza repetitiva, escasas investigaciones han volcado su atención 
a las diferencias entre las etapas iniciales y posteriores de la violencia de pareja, con 
consecuencias en el corto y mediano plazo, incluyendo la muerte por homicidio (6). Es así 
que a pesar de que se conocen los factores asociados a la severidad (7), poco se sabe acerca 
de la recurrencia de la violencia (8, 9). Existen vacíos con respecto a la severidad de la 
violencia física de pareja y cómo se relaciona con la recurrencia de esta misma (6). 
Algunas características de los episodios de violencia tales como historia previa de abuso, 
frecuencia, uso de armas, separación/ruptura con la pareja y elevado nivel socioeconómico 
del hombre se asocian más a episodios de violencia severa. Además, la severidad de los 
sucesos puede verse incrementada cuando la mujer reporta el hecho y/o abandona la relación 
(10, 11). 
La aceptación del abuso físico por las víctimas perpetúa el ciclo de la violencia, la cual de 
por sí provoca repercusiones negativas a corto y largo plazo en la salud y calidad de vida de 
la mujer. En Australia, por ejemplo, en mujeres de 18 a 44 años, la violencia de pareja se 
asocia con un 7,9% de la carga de enfermedad (12). Asimismo, las mujeres que reportan 
2 
 
abusos graves repetitivos tienen más probabilidades de experimentar múltiples 
comorbilidades en comparación con las víctimas de abusos menos frecuentes o menos graves 
(13). Esto implica costos enormes para la sociedad en términos de productividad, ausentismo 
en el trabajo y un mayor uso de los servicios de salud. El resultado más severo de la violencia 
de pareja es el homicidio por la pareja que, a pesar de ser mucho menos común, tiene 
consecuencias catastróficas en las familias y en la sociedad, pues se trata de un tema 
relevante para la salud pública (14). 
Por ejemplo, las mujeres que sufren violencia por las parejas son tratadas frecuentemente en 
unidades de emergencia o en servicios de atención primaria (15, 16). A corto plazo, los 
efectos físicos de la violencia pueden incluir desde lesiones leves como hematomas y heridas 
superficiales hasta afecciones graves como huesos fracturados y lesiones a diversos órganos. 
Igualmente, las víctimas reportan enfermedades crónicas como dolor crónico y síntomas que 
comprometen al sistema nervioso central tales como desmayos y convulsiones, 
probablemente por episodios de estrangulamiento y golpes en la cabeza con varios eventos 
de pérdida de conciencia (16, 17). También, se describen diferentes respuestas somáticas 
como el síndrome del intestino irritable y el dolor de pecho. Por otro lado, las mujeres que 
atraviesan una relación violenta son usualmente diagnosticadas de depresión, ansiedad, 
estrés postraumático y tienen mayor riesgo de abuso de alcohol y drogas (18, 19). 
En algunos países se han categorizado las características de las lesiones, sus tipos y 
distribución corporal con el fin de identificar patrones y establecer estrategias para reconocer 
oportunamente potenciales víctimas de violencia de pareja que llegan a los servicios de 
emergencia o que son revisadas por profesionales de salud (10). 
En América Latina, no hemos logrado identificar estudios sobre patrones de lesiones físicas 
en mujeres víctimas de violencia de pareja atendidas en un servicio de medicina legal, ni la 
severidad de estas como factor asociado a la presentación de episodios recurrentes. Tampoco 
hemos encontrado publicaciones en Perú sobre las características de las lesiones asociadas a 
los episodios de violencia de pareja y a su recurrencia, incluso cuando el 30,7% de mujeres 
reportaron ser víctimas de violencia física por su esposo o compañero en la vida y, es más, 
no se sabe con exactitud cuántos de estos episodios son recurrentes (20). 
Tomando en cuenta las diferentes teorías sobre la violencia de pareja contra la mujer se 
asume que, a partir de su inicio, esta se incrementa en frecuencia y severidad; sin embargo, 
3 
 
no queda clara esta progresión (6, 21). En este sentido, el presente estudio busca identificar 
la asociación entre la severidad de lesiones físicas por violencia de pareja contra la mujer y 
la recurrencia del siguiente episodio reportado en una unidad de medicina legal de Lima, 
2016-2018. 
2 MÉTODOS 
2.1 Diseño del estudio 
El diseño de este estudio es de cohorte retrospectivo e incluyó a mujeres mayores de 18 años, 
en el que el agresor era su pareja (ejemplo, expareja, conviviente, esposo, etc.). Los casos 
fueron reportados en una unidad de medicina legal entre enero de 2016 y diciembre de 2018, 
con registro de seguimiento de cuando menos un mes posterior al evento (última revisión de 
registros: 31 de enero de 2019). 
Se utilizó información de registros médicos y psicológicos tomados de bases de datos de una 
unidad de medicina legal. A esa unidad reportaron todas las mujeres que residen en esa 
jurisdicción. Existe un código que permite conocer los eventos recurrentes en la misma 
persona y los factores de riesgo que se registran de manera estándar en cada episodio. Todos 
los datos demográficos de la muestra se midieron en la evaluación inicial (primer evento de 
referencia). 
2.2 Población 
En el estudio se incluyeron mujeres de18 años o más que acudieron a una unidad de medicina 
legal de Lima y que fueron evaluadas por médicos, además de psicólogos forenses, entre 
enero de 2016 y diciembre de 2018, con registro de seguimiento de cuando menos un mes 
posterior al evento de referencia (última revisión de registros: 31 de enero, 2019). Para evitar 
duplicidades, previamente se verificaba que en el sistema de información de la unidad no 
hubiera un registro anterior de violencia de pareja. Por otro lado, el sistema de la unidad de 
medicina legal comprobaba que el centro correspondía al de referencia de la mujer, según el 
lugar de residencia registrado. 
Se excluyeron registros de mujeres en los que no había información de lesiones físicas 
recientes, registros con información insuficiente de evaluación psicológica,así como de 
mujeres que al año 2016 ya tenían un antecedente previo de violencia. 
Para hallar el tamaño de la muestra, se utilizó información del trabajo de Caetano et al., en 
el cual de 362 mujeres el 11,9% habían sufrido violencia moderada y el 14,1%, violencia 
4 
 
severa. Además, la relación entre no expuestas y expuestas era de 0,84. De las víctimas que 
sufrieron violencia moderada, 42% tuvieron recurrencia, y de violencia severa, 72%. 
Considerando un nivel de confianza del 95%, con 80% de potencia, se obtiene un tamaño 
muestral de 85 usando el programa Epidat 4.0. Teniendo en cuenta una pérdida de 15% de 
pacientes por falta de datos, se necesitará incluir 85/ (1-0.15) = 100 pacientes. El tamaño 
muestral final fue de 185 personas. Se utilizó muestreo no probabilístico (22). 
2.3 Variables principales 
La variable independiente fue la severidad de las lesiones y se utilizó la clasificación de 
severidad del Instituto de Medicina Legal y Ciencias Forenses (IML) de Perú que toma en 
cuenta las características de las lesiones según los días de descanso médico legal otorgados 
a las personas víctimas de violencia. En consecuencia, se dividen en tres grupos: leves, si las 
lesiones requirieron de 0 a 10 días de descanso (0); moderada, si requirieron de 11 a 29 días 
(1), y severas (2), si requirieron más de 30 días de descanso médico (23). Para el análisis 
multivariado, se categorizó la severidad en (0) leve y (1) moderada o severa, como lo 
realizaron en otros estudios (24,25). 
Como alternativa adicional, se usó el algoritmo del Instituto Australiano (26, 27) que 
clasifica los episodios de acuerdo a lo siguiente: (0) si presenta lesiones leves sin impacto en 
la funcionalidad física y no requieren tratamiento médico (equimosis/abrasiones <3 cm, 
laceraciones <2cm); (1) si presenta lesiones moderadas que ocasionen pérdida de la 
funcionalidad y/o requieren tratamiento o referencia a hospital (heridas abiertas, 
quemaduras, laceraciones >2 cm, signos de estrangulación no fatal, 10 o más equimosis 
>3cm); (2) si presenta lesiones severas como heridas perforantes, fracturas, estrangulamiento 
no fatal que requieran tratamiento médico (26). 
La variable dependiente fue la recurrencia de episodio de violencia de pareja. La recurrencia 
de violencia física de pareja se clasificó, siguiendo la misma ruta de denuncias del sistema 
legal de reportes de casos de violencia hacia la mujer, sobre la base de la constatación de 
que después del registro del primer episodio de violencia de pareja en la unidad médico-
legal, se identificó un nuevo reporte de caso de violencia física de pareja en una fecha 
posterior, clasificándose en 1 “sí”, si se presentó un nuevo episodio en el periodo incluido y 
0 “no”, si no se presentó un nuevo episodio. 
 
5 
 
Adicionalmente, se reportó el promedio de tiempo en el que las víctimas regresan a la unidad 
de medicina legal por un siguiente episodio de violencia física de pareja. 
2.4 Covariables 
Dentro del análisis se incluyeron las siguientes variables relacionadas con la violencia de 
pareja contra la mujer: (i) las relacionadas a la mujer como la edad de la víctima en años, 
estado civil de la víctima, relación con el agresor, cohabitación con el agresor, tiempo de 
relación con el agresor en meses, educación de la víctima, empleo de la víctima, número de 
hijos de la víctima, hijos con el agresor, hijos con otras parejas. (ii) Las relacionadas al 
episodio de violencia: tipo de lesión, ubicación de las lesiones físicas y si el agresor poseía 
algún tipo de arma de fuego. 
Además, la exposición de la víctima a la violencia doméstica durante la infancia y el 
consumo de alcohol por la víctima y/o por el agresor durante el evento de referencia fueron 
registrados de acuerdo al auto-reporte de la víctima. 
2.5 Análisis estadístico 
En primer lugar, la data fue ingresada directamente en los dispositivos electrónicos a partir 
de los registros de información, a los que se accedió de manera remota, utilizando la 
aplicación Magpi®. Luego, se analizó en STATA/MP versión 16, con nivel de confianza del 
95%. Se realizó el análisis descriptivo, presentando frecuencia y porcentajes si eran variables 
categóricas, y en el caso de las variables cuantitativas, de acuerdo a la distribución normal o 
no, se utilizó media y desviación estándar o mediana e intervalo intercuartílico, 
respectivamente. 
Seguidamente, se efectuó un análisis bivariado para identificar la asociación entre variables 
categóricas, como la recurrencia de episodios, y las variables sociodemográficas o de tipo 
de lesiones. Para las variables categóricas se usó la prueba Chi-cuadrado o la prueba exacta 
de Fisher; si se trataba de variables numéricas, se realizó la prueba de T de Student, previa 
identificación de normalidad de Shapiro Wilk e igual de varianza con la prueba de Levene; 
en caso de que alguna no cumpliera, se utilizó U de Mann Whitney. 
Finalmente, se realizó un análisis multivariado usando modelos lineales generalizados de la 
familia Poisson con enlace log y varianza robusta con el fin de estimar las asociaciones entre 
severidad de las lesiones según las dos escalas y la recurrencia de episodios de violencia 
física, ajustadas por las variables confusoras con evidencia epidemiológica y las otras 
6 
 
variables que resultaron significativas (ubicación de la lesión) en el análisis bivariado. Para 
los modelos ajustados finales, según tipo de escala de severidad, se evaluó la 
multicolinealidad de las variables independientes consideradas en el estudio utilizando el 
factor de inflación de varianza (vif con valor de referencia 10). Asimismo, se evaluó la 
correlación entre ellas sin encontrar ninguna > 0,5. 
2.6 Consideraciones éticas 
El protocolo fue aprobado por el Comité de Ética de la Universidad Peruana de Ciencias 
Aplicadas, bajo los estándares de confidencialidad y con autorización de la unidad del 
Instituto de Medicina Legal y Ciencias Forenses de Perú. 
 
3 RESULTADOS 
Del total de 201 mujeres que cumplieron con los criterios de selección para el estudio (fig. 
1), 37 mujeres (18,4%) reportaron recurrencia de eventos durante el periodo de 2016 a 2018, 
de las cuales 29 (14,4%) tuvieron múltiples recurrencias (> 2 eventos registrados) mientras 
que 17 mujeres (46%) reportaron violencia física de pareja en los primeros seis meses 
posteriores al evento de referencia. 
De acuerdo a los criterios de severidad del IML peruano, 2,5% de las víctimas tuvieron 
lesiones clasificadas como moderadas en el primer evento de violencia de pareja, mientras 
que 0,5% presentaron lesiones severas. En el caso de las mujeres en las que se identificaron 
lesiones moderadas y severas, 60% recurrieron a la unidad de medicina legal. 
Por otro lado, utilizando los criterios de severidad del Instituto Australiano, 23,4% de las 
víctimas tuvieron lesiones clasificadas como moderadas en el primer evento de violencia de 
pareja en tanto que 1,5% reportaron lesiones severas. De las mujeres que reportaron lesiones 
moderadas y severas, 63,1% recurrieron a la unidad de medicina legal. 
 
Características sociodemográficas de la población 
Las características sociodemográficas de las víctimas y de las lesiones se encuentran en la 
tabla 1a y 1b. La mediana de edad de las mujeres fue de 37 años (RIC: 29;44 años). La 
mediana de edad de los agresores identificados fue de 40 años (RIC: 32;48 años). 
7 
 
La mayoría de las lesiones del primer evento fueron clasificadas como leves (97%, de 
acuerdo a criterios del IML peruano; 75,1%, según score del Instituto Australiano). El 99% 
de las lesiones fueron ocasionadas mediante el uso de agentes contundentes. Solo 3% de las 
lesiones lo fueron por agentes con punta y/o filo. 
El 11% de las víctimas autorreportaron historia de estrangulamiento no fatal durante el 
primer episodio de violencia registrado en la unidad de medicina legal, mientras queel 2,5% 
autorreportaron que los perpetradores intentaron o usaron contra ellas algún tipo de arma 
(cuchillo, pistola, vidrios rotos). 
 
Características asociadas a recurrencia 
Utilizando la escala de severidad de Zilkens, con un número total de 201 casos, se encontró 
un mayor porcentaje de recurrencia entre las mujeres con lesiones graves y moderadas en el 
primer evento reportado frente a las que tuvieron lesiones leves (33,3% y 29,8% vs. 14,6%, 
p=0,050). De manera similar, según los criterios de severidad del IML peruano, se encontró 
un mayor porcentaje de recurrencia en aquellas mujeres con lesiones moderadas en 
comparación con las que presentaron lesiones leves (60,0% vs. 17,4%, p=0,077). 
Además, se encontró mayor porcentaje de recurrencia en mujeres que reportaron posesión 
de arma de fuego por el agresor frente a mujeres que no reportaron (100,0% vs. 17,2%, 
p=0,006). Por otro lado, mujeres que no presentaron lesiones en la cabeza tuvieron mayor 
proporción de recurrencia que aquellas que sí las tuvieron (11,6% vs. 2%, p=0,011); mientras 
que, mujeres que tuvieron lesiones en miembros superiores durante el evento de referencia 
presentaron mayor proporción de recurrencia frente a aquellas que no tuvieron lesiones en 
dicha ubicación (22,8% vs. 11,5, p=0,045) (ver tabla 2). 
Utilizando la escala del IML (tabla 3a), respecto a la asociación entre severidad y 
recurrencia, en el modelo crudo, se identificó que las mujeres que tuvieron lesiones físicas 
de moderadas a severas tuvieron 2,9 veces el riesgo de recurrencia a diferencia de aquellas 
que presentaron lesiones leves en el primer evento de referencia, sin ser esto significativo 
(RRc=2,9; IC95% 0,09;9,3, p=0,08). Al ajustarlo por posesión de arma de fuego por el 
agresor, consumo de alcohol por el agresor durante el evento y localización de lesiones en 
cabeza se encontró que las mujeres con lesiones moderadas y severas tuvieron 3,5 veces el 
8 
 
riesgo en comparación con aquellas que tuvieron lesiones leves (RRa=3,5; IC95% 1,07;11,6, 
p=0,038). 
Utilizando los criterios del Instituto Australiano (tabla 3b), las mujeres que reportaron 
lesiones físicas de moderadas a severas tuvieron 2,1 veces el riesgo de recurrencia que las 
que presentaban lesiones leves (RRc=2,1; IC95% 1,1;3,9, p=0,031). Mientras que, en el 
modelo ajustado por consumo de alcohol por el agresor durante el evento, localización de 
lesiones en la cara y si el agresor poseía un arma, se identificó que las mujeres que mostraron 
lesiones de moderadas a severas tuvieron 2,3 veces el riesgo de recurrencia en comparación 
con aquellas que presentaron lesiones leves (RRa 2,3; IC95% 1,1;4,5, p=0,017). 
Adicionalmente, en este estudio (tabla 3a) se identificaron que las mujeres que reportaron 
posesión de arma de fuego por el agresor tienen 5,8 veces el riesgo de recurrencia frente a 
las mujeres que no (RRa 5,8; IC95% 1,7;11,9, p=0,004). Así como, la ubicación de lesiones 
en la cara se relacionó con un 60% menos de riesgo de recurrencia que aquellas que no 
presentaron en esa ubicación (RRa 0,4; IC95% 0,2;0,9, p=0,024). 
4 DISCUSIÓN 
Como resultado de este estudio se identificó que la gravedad entre moderada a severa de las 
lesiones físicas causadas por la pareja, utilizando la escala del IML o del Instituto 
Australiano, implica un mayor riesgo de sufrir un nuevo episodio de violencia de pareja en 
comparación con las mujeres que presentaron lesiones leves en el evento de referencia. 
Esto difiere a la revisión de Cataneo y Goodman, se encontró que la severidad del primer 
episodio de violencia de pareja registrado predijo la recurrencia en solo uno de los cuatro 
estudios que la evaluaron como factor de riesgo (28). Sin embargo, estos hallazgos tuvieron 
en cuenta las percepciones de las víctimas sobre la respuesta policial y la probabilidad de 
que en el futuro estas llamaran a la policía. En el estudio, de manera similar, resultó un factor 
de riesgo la severidad de la lesión en el primer evento con la recurrencia, a pesar del posible 
subregistro y características del reporte de casos, debido a la ruta de procedimientos desde 
la denuncia en la comisaria hasta la revisión médica y psicológica en la unidad de medicina 
legal. 
Por otro lado, Sonny y Langer si bien no asociaron la gravedad de las lesiones con la 
recurrencia de estas; la frecuencia de episodios previos al año anterior a la entrevista de 
referencia aumentó considerablemente las probabilidades de nuevos eventos (8). Por 
9 
 
ejemplo, las víctimas que informaron entre 11 a 170 incidentes en un año tuvieron 3,87 más 
probabilidades de experimentar eventos de violencia física durante el periodo de 
seguimiento, en comparación con las mujeres que reportaron un único episodio, sugiriendo 
que los patrones de abuso establecidos en el año anterior a la entrevista inicial continuaron 
durante el tiempo de vigilancia. 
Así, algunas investigaciones indican que entre el 22 y el 46% de las víctimas experimentaron 
nuevos eventos de violencia durante un período de 6 meses (29). Casi la mitad de las mujeres 
en el presente estudio reportaron episodios posteriores durante los primeros seis meses del 
evento de referencia. Otra literatura ha evidenciado promedios de tiempo de recurrencia de 
hasta dos años (3). La diferencia de tiempos encontrada puede deberse a que la mayoría de 
estas investigaciones se hicieron en unidades de emergencia. Si bien es cierto que se ha 
podido constatar que las lesiones no son el único elemento por el que las víctimas deciden 
reportar violencia de pareja en centros policiales o de medicina legal (28), es posible que las 
mujeres que acudieron a esta unidad registren un mayor número de episodios en un periodo 
menor, que aquellas que no los reportan. 
En una muestra de mujeres, durante un estudio de diseño cuasi-experimental, se observó un 
patrón decreciente entre sucesivos episodios de abuso (30). En otro estudio del Reino Unido 
del año 2016, el fenómeno de recurrencia se asoció con una tendencia creciente de episodios 
de violencia, pero sin un aumento significativo en el nivel de severidad (31, 32). 
Al analizar la asociación entre recurrencia y severidad, según dos diferentes escalas de 
gravedad de lesiones, se obtuvo que el 97% de los episodios fueron categorizados como 
leves, y el 3% como moderados a graves según la escala del IML de Perú, En comparación, 
el Instituto Australiano catalogó aproximadamente el 75% de los episodios como leves y 
casi el 25% restante como moderados a graves. En el presente estudio, según la escala 
peruana, se encontró que mujeres con lesiones de moderadas a graves presentaron 3,5 veces 
más riesgo de recurrencia mientras que, de acuerdo a la Escala Australiana, las víctimas con 
lesiones de moderadas a graves tuvieron 2,3 veces más riesgo de denunciar otro nuevo 
episodio de violencia de pareja. 
Ambas escalas fueron diseñadas específicamente para calificar traumatismos corporales. Los 
examinadores, por lo general, utilizan métodos empíricos para estimar la probabilidad de 
que las conclusiones del examen médico legal sean consistentes con la historia 
10 
 
proporcionada por la víctima, basándose en los instrumentos y en su experiencia clínica. 
Existen otras escalas de gravedad de lesiones físicas pero no para evaluar lesiones por 
violencia de pareja (33, 34). 
No hay una escala única de referencia internacional. En el caso de las escalas utilizadas para 
este estudio (IML e Instituto Australiano), ambas se basan en la inspección por examen 
médico y tienen criterios sistematizados claros para la categorización de las lesiones según 
tipo y gravedad. En este estudio se identificó que, independientemente de cuál de las dos se 
utilice, se encontró riesgo de recurrencia de episodio de violencia contra la mujer cuando en 
el primer evento se clasificó como violencia moderada a severa. 
Asimismo, se analizaron factores sociodemográficostanto de la víctima como del agresor. 
Un estudio exploratorio (22) en un país desarrollado identificó algunos predictores de 
recurrencia tales como pertenecer a una minoría, abuso de alcohol por la mujer e historia de 
abuso físico de los padres durante la infancia. Actualmente, se explica que ciertos factores 
estresantes durante la infancia, como el maltrato, pueden generar desregulaciones biológicas 
tales como alteraciones neuroendocrinas, aumento de la respuesta inflamatoria, alteraciones 
en la función metabólica, estructura y función cerebral atípica, así como envejecimiento 
celular acelerado (35). Sin embargo, en el presente estudio, estos importantes factores de 
riesgo sugeridos en investigaciones anteriores no se encontraron asociados con la recurrencia 
de violencia de pareja. 
Tampoco hubo diferencias significativas en las variables estudiadas en las mujeres como la 
edad, la relación con el agresor al momento del evento registrado, la situación laboral o el 
grado de instrucción. De acuerdo a otros estudios, tener un mayor nivel educativo suele ser 
un factor de protección contra la violencia, pero conforme a investigaciones realizadas en 
Perú (36), se demostró que, en comparación con las mujeres con mayor grado formativo, las 
que poseían nivel primario o secundario tenían más probabilidades de ser víctimas de 
violencia de pareja. De forma paradójica, el mismo estudio indicó que las mujeres sin 
instrucción poseían menos probabilidades de ser victimizadas que las mujeres con educación 
primaria o secundaria. Por lo tanto, se describe una curva en la que la tasa de violencia de 
pareja es baja al principio, pero aumenta hasta que las mujeres tienen educación secundaria; 
y, vuelve a disminuir cuando el nivel educativo es alto, también asociado a un mayor grado 
de riqueza (36). Es necesario recalcar la importancia de futuros estudios que analicen, a la 
vez, factores propios de la víctima, del agresor y la disparidad entre ambos, así como el 
11 
 
estudio de la violencia de pareja en diferentes contextos socioeconómicos de la realidad 
peruana, pues la presente investigación solo trató con población ubicada en un distrito 
urbano. 
Los factores que sí se relacionaron con una mayor recurrencia fueron la ubicación de las 
lesiones en cabeza y/o en miembros superiores, sumado a la posesión de algún tipo de arma 
de fuego por el agresor. Este último hallazgo se ha identificado en otros estudios donde la 
disponibilidad de arma de fuego por la pareja se ha asociado a recurrencia, severidad y 
escalamiento, llegando incluso hasta homicidio (37), lo que coincidiría con nuestros 
hallazgos. En otro estudio (38), encuentran que está relacionada con la severidad, pero no 
con la recurrencia de violencia. Por tal razón, se requieren estudios longitudinales por un 
periodo mayor para distinguir entre estas discrepancias. 
De la misma forma, de acuerdo a investigaciones sobre el patrón de lesiones en violencia de 
pareja, el rostro tiende a ser la región del cuerpo más comúnmente afectada (39). Por 
ejemplo, un estudio en Cuba determinó que, entre las lesiones principales de tejido blando, 
sobresalen las heridas bucofaciales; entre las lesiones que comprometen tejidos duros, 
predominan las fracturas nasales y dentoalveolares (40). En España, una investigación 
estableció que, como consecuencia de la agresión, el 53% de las mujeres sufrieron lesiones 
físicas, básicamente contusiones o hematomas (41,2%) localizadas principalmente en los 
miembros superiores y en la cara (24,4%) (41). 
Otro reporte de un departamento de emergencias (42) señala la mano y los dedos como los 
sitios usualmente dañados, ya sea por fracturas, dislocaciones o lesiones de tejidos blandos. 
Asimismo, las mujeres víctimas de recurrencia de violencia solían tener varias lesiones en 
múltiples localizaciones (42). En el presente estudio, 61,2% de mujeres presentaban señales 
de agresión en los miembros superiores y 51,2%, en la cabeza. La combinación de lesiones 
concomitantes en cabeza, cara y cuello, que puede ser la forma de agredir del perpetrador, 
más lesiones en miembros superiores, que pueden ser resultado de actos defensivos para 
protegerse, sugerirían violencia física por la pareja (30, 42). 
Por otra parte, es posible que las mujeres con lesiones por violencia de pareja no asistan a la 
unidad de medicina legal, lo que genera una subestimación tanto en la prevalencia de 
violencia de pareja como en las características de las lesiones encontradas. Sin embargo, en 
general, las víctimas de violencia de pareja suelen utilizar servicios de atención médica. Pese 
12 
 
a que existe evidencia de alta calidad (43) que recomienda la detección de violencia de pareja 
en servicios de urgencias y de atención primaria, muchas mujeres tratadas en el hospital 
comúnmente no son identificadas como víctimas de violencia de pareja. 
La medicina legal tiene un rol activo que involucra un escenario político, legal y social al 
emitir y presentar informes que pueden apoyar a la toma de decisiones en violencia de pareja, 
tipificando y valorando las lesiones. Las implicaciones de este estudio pueden contribuir a 
la identificación de mujeres con mayor riesgo de recurrencia y, en consecuencia, desarrollar 
estrategias de prevención, así como establecer estándares y coordinaciones de acuerdo al 
riesgo de repetición de los episodios de violencia. 
5 LIMITACIONES 
En el presente estudio, se reconocen varias limitaciones. En primer lugar, solo es 
representativo de las mujeres que acudieron a la unidad de medicina legal donde se realizó 
la investigación. 
En segundo lugar, debido a que esta base de datos solo incluye mujeres que siguieron la ruta 
de procedimientos legales para la denuncia de violencia y que, finalmente, reportaron dicho 
episodio en la misma unidad de medicina legal cuando tuvieron un nuevo evento, esto 
implica un subreporte de registro de recurrencias de episodios de violencia por parejas. No 
es posible tener la información completa si la mujer no reporta una nueva agresión en dicha 
unidad o se muda de residencia fuera de la jurisdicción de la unidad original. 
Debido a que violencia de pareja es dinámica y solo se consideraron las características de 
las mujeres y la relación de pareja del primer reporte, es probable que haya otros factores y 
características diferentes relacionadas al segundo evento o recurrencia que no fueron 
recogidos en este estudio. 
De la misma forma, el uso de un periodo restringido puede haber subestimado la recurrencia, 
pues los posteriores eventos no se pudieron registrar; además, la lesión inicial reportada 
puede no haber sido la primera lesión por violencia de pareja en la vida de la paciente. 
6 CONCLUSIONES 
Se identificó una asociación entre la severidad de las lesiones de moderada a severa por 
causa de violencia de pareja contra la mujer en el primer reporte en una unidad de medicina 
legal y el mayor riesgo de recurrencia de cuando menos un evento posterior. Otro factor de 
13 
 
riesgo de recurrencia identificado fue la posesión de arma de fuego por el agresor, mientras 
que un factor protector del riesgo de recurrencia fue la localización de la lesión en la cara. 
7 RECOMENDACIONES 
Considerar estos hallazgos por la unidad de medicina legal para priorizar y prevenir la 
recurrencia de violencia. 
Identificar de manera más dinámica y efectiva las formas de reportar, la recurrencia y el 
monitoreo a mujeres que denuncian violencia, incluyendo el seguimiento y alertas mediante 
registros y sistemas virtuales. 
Realizar nuevos estudios longitudinales en otros ámbitos que incluyan el seguimiento de 
episodios de violencia con métodos más dinámicos y tecnología virtual durante un periodo 
más extenso. 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
14 
 
8 REFERENCIAS 
1. World Health O. Violencia contra la mujer 2018 [Available from: 
http://www.who.int/es/news-room/fact-sheets/detail/violence-against-women.2. Breiding MJ, Chen J, Black MC. Intimate partner violence in the United States-
2010. 2014. 
3. Kaufman E, Rising K, Wiebe DJ, Ebler DJ, Crandall ML, Delgado MK. Recurrent 
violent injury: magnitude, risk factors, and opportunities for intervention from a statewide 
analysis. The American journal of emergency medicine. 2016;34(9):1823-30. 
4. Bowers ME, Yehuda R. Intergenerational transmission of stress in humans. 
Neuropsychopharmacology. 2016;41(1):232-44. 
5. Ruiz RA, Gonzalez-Calderon MJ. Predictors of Severe Intimate Partner Violence 
Among Antisocial and Family-Only Perpetrators: Victims' and Offenders' Characteristics. 
Journal of Interpersonal Violence.32. 
6. Graham LM, Macy RJ, Rizo CF, Martin SL. Explanatory Theories of Intimate 
Partner Homicide Perpetration: A Systematic Review. Trauma Violence Abus.20. 
7. Strand SJM, Storey JE. Intimate Partner Violence in Urban, Rural, and Remote 
Areas: An Investigation of Offense Severity and Risk Factors. Violence against Women. 
2019;25(2):188-207. 
8. Sonis J, Langer M. Risk and protective factors for recurrent intimate partner 
violence in a cohort of low-income inner-city women. Journal of Family Violence. 
2008;23(7):529-38. 
9. Goldstein DA, Cantos AL, Brenner LH, Verborg RJ, Kosson DS. Perpetrator type 
moderates the relationship between severity of intimate partner violence and recidivism. 
Crim Justice Behav. 2016;43(7):879-98. 
10. Cunha OS, Goncalves RA. Severe and Less Severe Intimate Partner Violence: 
From Characterization to Prediction. Violence and Victims. 2016;31(2):235-50. 
11. Brownridge DA. Violence against women post-separation. Aggression and Violent 
Behavior. 2006;11(5):514-30. 
12. Vos T, Astbury J, Piers L, Magnus A, Heenan M, Stanley L, et al. Measuring the 
impact of intimate partner violence on the health of women in Victoria, Australia. Bulletin 
of the World Health Organization. 2006;84:739-44. 
13. Black MC. Intimate partner violence and adverse health consequences: implications 
for clinicians. American journal of lifestyle medicine. 2011;5(5):428-39. 
14. Abrunhosa C, Rodrigues AD, Cruz AR, Goncalves RA, Cunha O. Crimes Against 
Women: From Violence to Homicide. Journal of Interpersonal Violence. 2018:24. 
15. Leppakoski T, Paavilainen E. Interventions for women exposed to acute intimate 
partner violence: emergency professionals' perspective. J Clin Nurs. 2013;22(15-16):2273-
85. 
16. Wong JY-H, Choi AW-M, Fong DY-T, Wong JK-S, Lau C-L, Kam C-W. Patterns, 
aetiology and risk factors of intimate partner violence-related injuries to head, neck and 
face in Chinese women. BMC Women's Health. 2014;14(1):6. 
17. Savall F, Lechevalier A, Herin F, Vergnault M, Telmon N, Bartoli C. A ten-year 
experience of physical Intimate partner violence (IPV) in a French forensic unit. J Forensic 
Leg Med. 2017;46:12-5. 
18. Beydoun HA, Williams M, Beydoun MA, Eid SM, Zonderman AB. Relationship of 
Physical Intimate Partner Violence with Mental Health Diagnoses in the Nationwide 
Emergency Department Sample. J Womens Health. 2017;26(2):141-51. 
19. Cafferky BM, Mendez M, Anderson JR, Stith SM. Substance Use and Intimate 
Partner Violence: A Meta-Analytic Review. Psychology of Violence. 2018;8(1):110-31. 
http://www.who.int/es/news-room/fact-sheets/detail/violence-against-women
15 
 
20. Instituto Nacional de Estadística e I. Indicadores de violencia familiar y/o sexual, 
2012 a 2019 2020. 
21. Boxall H, Lawler S. How does domestic violence escalate over time? Trends Iss 
Crime Crim Justice. 2021(626):1-17. 
22. Caetano R, Field CA, Ramisetty-Mikler S, McGrath C. The 5-year course of 
intimate partner violence among White, Black, and Hispanic couples in the United States. J 
Interpers Violence. 2005;20(9):1039-57. 
23. Guía Médico Legal de Valoración Integral de Lesiones Corporales, 3963-2016-MP-
FN (2016). 
24. Vieira-Pinto P, Muñoz-Barús JI, Taveira-Gomes T, Vidal-Alves MJ, Magalhães T. 
Intimate partner violence against women. Does violence decrease after the entry of the 
alleged offender into the criminal justice system? Forensic Sci Res. 2021;1–8. 
25. López-Ossorio JJ, González Álvarez JL, Buquerín Pascual S, García LF, Buela-
Casal G. Risk factors related to intimate partner violence police recidivism in Spain. Int J 
Clin Health Psychol. 2017;17(2):107–19. 
26. Zilkens RR, Smith DA, Kelly MC, Mukhtar SA, Semmens JB, Phillips MA. Sexual 
assault and general body injuries: A detailed cross-sectional Australian study of 1163 
women. Forensic SciInt. 2017;279:112-20. 
27. Mukhtar SA, Smith DA, Phillips MA, Kelly MC, Zilkens RR, Semmens JB. 
Capturing sexual assault data: An information system designed by forensic clinicians and 
healthcare researchers. Health Inf Manag J. 2018;47(1):46-55. 
28. Cattaneo LB, Goodman LA. Risk factors for reabuse in intimate partner violence: 
A cross-disciplinary critical review. Trauma, Violence, & Abuse. 2005;6(2):141-75. 
29. Dardis CM, Dichter ME, Iverson KM. Empowerment, PTSD and revictimization 
among women who have experienced intimate partner violence. Psychiatry research. 
2018;266:103-10. 
30. Hayes BE. Impact of victim, offender, and relationship characteristics on frequency 
and timing of intimate partner violence using life history calendar data. Journal of 
Research in Crime and Delinquency. 2016;53(2):189-219. 
31. Barnham L, Barnes GC, Sherman LW. Targeting escalation of intimate partner 
violence: Evidence from 52,000 offenders. Cambridge Journal of Evidence-Based 
Policing. 2017;1(2):116-42. 
32. Bland M, Ariel B. Targeting escalation in reported domestic abuse: Evidence from 
36,000 callouts. International criminal justice review. 2015;25(1):30-53. 
33. Petrucelli E, States JD, Hames LN. The abbreviated injury scale: Evolution, usage 
and future adaptability. Accident Analysis & Prevention. 1981;13(1):29-35. 
34. Baker SP, o'Neill B, Haddon Jr W, Long WB. The injury severity score: a method 
for describing patients with multiple injuries and evaluating emergency care. Journal of 
Trauma and Acute Care Surgery. 1974;14(3):187-96. 
35. Cecil CA, Zhang Y, Nolte T. Childhood maltreatment and DNA methylation: a 
systematic review. Neuroscience & Biobehavioral Reviews. 2020;112:392-409. 
36. R.J. Castro, L.P. Cerellino, R. Rivera, Risk factors of violence against women in 
Peru, J. Fam. Viol. 32 (8) (2017) 807–815. 
37. Lynch KR, Jackson DB. Firearm exposure and the health of high-risk intimate 
partner violence victims. Social Science & Medicine. 2021;270:8. 
38. Folkes SEF, Hilton NZ, Harris GT. Weapon Use Increases the Severity of 
Domestic Violence but Neither Weapon Use nor Firearm Access Increases the Risk or 
Severity of Recidivism. Journal of Interpersonal Violence. 2013;28(6):1143-56. 
16 
 
39. Loder RT, Momper L. Demographics and fracture patterns of patients presenting to 
US emergency departments for intimate partner violence. JAAOS Global Research & 
Reviews. 2020;4(2). 
40. Díaz Fernández JM, Fernández Cardero A. Características clinicoepidemiológicas 
del trauma maxilofacial por violencia física contra la mujer. Medisan. 2014;18(12):1652-
60. 
41. Regueira-Diéguez A, Pérez-Rivas N, Muñoz-Barús JI, Vázquez-Portomeñe F, 
Rodríguez-Calvo MS. Intimate partner violence against women in Spain: A medico-legal 
and criminological study. J Forensic Leg Med. 2015;34:119-26. 
42. Thomas R, Dyer GS, Tornetta Iii P, Park H, Gujrathi R, Gosangi B, et al. Upper 
extremity injuries in the victims of intimate partner violence. European radiology. 2021:1-
8. 
43. Nelson JC, Johnston C. Screening for family and intimate partner violence. Annals 
of internal medicine. 2004;141(1):81. 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
17 
 
9 ANEXOS 
9.1 TABLA 1A 
Tabla 1A. Características sociodemográficas de la mujer víctima, el agresor y la relación 
de la víctima con el agresor, durante el primer episodio de violencia física reportado en 
una unidad de medicinalegal. Periodo 2016-2018 (N=201). 
 
Características 
 
n 
 
(%) 
 
Características de la víctima 
Edad (en años)* 37 (29;44) 
Departamento de nacimiento 
Lima 47 (23,4) 
Fuera de Lima 154 (76,6) 
Estado civil 
Soltera 6 (2,9) 
Conviviente o casada 56 (27,9) 
Separada o divorciada 139 (69,2) 
Grado de educación alcanzado 
Primaria completa o menos 11 (5,5) 
Secundaria incompleta 25 (12,4) 
Secundaria completa 67 (33,3) 
Técnica o superior 98 (48,8) 
Posee trabajo remunerado 120 (59,7) 
Número de hijos 
No tiene hijos 11 (5,5) 
Tiene 1 hijo 55 (27,4) 
Tiene 2 hijos 76 (37,8) 
Tiene 3 o más hijos 59 (29,4) 
Embarazada 9 (4,5) 
Consumo de alcohol 4 (2,0) 
Presenció violencia física de pareja contra su madrea 57 (28,4) 
Características del agresor 
Edad (en años)*,b 40 (32;48) 
Consumo de alcohol 50 (24,9) 
Consumo de drogas 7 (3,5) 
Posee arma de fuego 3 (1,5) 
Características de la relación de la víctima con el agresor 
Relación con el agresor 
Conviviente o casado 82 (40,8) 
Enamorado 1 (0,5) 
Ex pareja conviviente o casado 116 (57,7) 
Ex enamorado 2 (1,0) 
Cohabitación con el agresor 
Viven juntos 81 (40,3) 
Separados luego de vivir juntos 118 (58,7) 
Nunca vivieron juntos 2 (1,0) 
Tiempo de relación (en meses)*,c 132 (72;234) 
Tiempo de abuso (en meses)*,d 72 (36;156) 
18 
 
Notas. 
* Variable expresada en mediana y RIC. 
a 18 sujetos no respondieron. 
b No se identificó la edad de 20 agresores. 
c 17 sujetos no respondieron. 
d 82 sujetos no respondieron. 
 
Víctima tiene hijos con el agresor y/o con otra pareja 
No tiene hijos 11 (5,5) 
Tiene hijos únicamente con el agresor 143 (71,1) 
Tiene hijos con el agresor y con otra pareja 40 (19,9) 
Tiene hijos únicamente con otra pareja 7 (3,5) 
Hijos presencian violencia física entre la víctima y el 
agresor 
147 (74,2) 
Abuso físico a hijos por el agresor 10 (5,0) 
Víctima reporta acoso por parte del agresor 137 (68,2) 
Tipos de violencia durante el primer episodio 
Víctima reporta estrangulamiento no fatal 22 (11,0) 
El agresor utilizó algún tipo de arma 5 (2,5) 
Víctima reporta abuso sexual 15 (7,5) 
Víctima recibe atención médica 8 (4,0) 
19 
 
9.2 TABLA 1B 
 
 
Tabla 1B. Características de las lesiones físicas del primer episodio registrado de 
violencia física de pareja en mujeres que acuden a la Unidad de Medicina Legal de 
Chorrillos II Lima Sur. Ministerio Público. Periodo 2016-2018 (N=201). 
 
Características 
 
n 
 
(%) 
Localización de las lesiones 
Cabeza 103 (51,2) 
Tronco 33 (16,4) 
Miembros superiores 123 (61,2) 
Miembros inferiores 65 (32,3) 
Tipo de lesiones 
Equimosis 152 (75,6) 
Laceración 7 (3,5) 
Abrasión 67 (33,3) 
Fractura 2 (1,0) 
Tipo de agente que produjo la lesión 
Agente contuso 199 (99,0) 
Agente con punta y/o filo 6 (3,0) 
Grado de severidad de la lesión del primer episodio de violencia física de pareja 
reportado, según el IML peruano 
Leve 195 (97,0) 
Moderado 5 (2,5) 
Grave 1 (0,5) 
Grado de severidad de la lesión del primer episodio de violencia física de pareja 
reportado, según algoritmo del Instituto Australiano 
Leve 151 (75,1) 
Moderado 47 (23,4) 
Grave 3 (1,5) 
20 
 
9.3 TABLA 1C 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
TABLA 1C. Recurrencia de episodios de violencia de pareja reportados en una unidad de 
medicina legal. Periodo 2016-2018 (N=201). 
Episodios reportados N (%) 
Víctima reporta más de un episodio 
de violencia física de pareja 
37 (18,4) 
Número de episodios reportados de violencia física por persona 
Un evento 164 (81,6) 
Dos eventos 29 (14,4) 
Tres eventos 4 (2,0) 
Cuatro eventos 4 (2,0) 
Tiempo de recurrencia 
Hasta los seis meses 17 (46,0) 
Seis meses a un año 12 (32,4) 
Más de un año 8 (21,6) 
21 
 
 
 
 
9.4 TABLA 2 
 
TABLA 2. Análisis bivariado de la asociación entre características del primer episodio de violencia 
de pareja reportado una unidad de medicina legal con la recurrencia de eventos reportados en la 
misma unidad, periodo 2016-2018. 
 
Características No recurrentes 
(N=164) 
Recurrentes 
(N=37) 
Valor de p 
N (%) N (%) 
Características sociodemográficas de la víctima 
Edad (en años)* 37 (29;44) 38 (27;46) 0,921 
Departamento de nacimiento 0,254 
Lima 123 (79,8) 31 (20,1) 
Fuera de Lima 41 (87,2) 6 (12,7) 
Estado civil 0,327 
Soltera 5 (83,3) 1 (16,6) 
Conviviente o casada 49 (87,5) 7 (12,5) 
Separada o divorciada 110 (79,1) 29 (20,8) 
Grado de educación alcanzado 0,567 
Primaria completa o 
menos 
10 (90,9) 1 (9,1) 
Secundaria incompleta 22 (88) 3 (12,0) 
Secundaria completa 52 (77,6) 15 (22,4) 
Técnica o superior 80 (81,6) 18 (18,4) 
Víctima posee trabajo 
remunerado 
 0,147 
Sí 94 (78,3) 26 (21,7) 
No 70 (86,4) 11 (13,6) 
22 
 
Número de hijos 0,967 
No posee hijos 99 (81,8) 2 (18,2) 
Tiene 1 hijo 46 (83,6) 9 (16,3) 
Tiene 2 hijos 61 (80,3) 15 (19,7) 
Tiene 3 o más hijos 48 (81,4) 11 (18,6) 
Embarazada 0,672 
 Sí 7 (77,8) 2 (22,2) 
No 157 (81,8) 35 (8,2) 
Consumo de alcohol 1 
Sí 4 (100) 0 (0,0) 
No 160 (81,2) 37 (8,8) 
Características del agresor 
Edad (en años)* 39 (31;48) 44 (33;50) 0,236 
Consumo de alcohol 0,738 
Sí 40 (80,0) 10 (20,0) 
No 124 (82,1) 27 (17,9) 
Consumo de drogas 0,118 
Sí 4 (57,1) 3 (42,9) 
No 160 (82,5) 34 (17,5) 
Posee arma de fuego 0,006 
Sí 0 (0,0) 3 (100,0) 
No 164 (82,8) 34 (17,2) 
Características de la relación de la víctima con el agresor 
Relación con el agresor 0,652 
Conviviente o casado 64 (78,1) 18 (21,9 
Enamorado 1 (100,0) 0 (0,0) 
Ex pareja conviviente o 
casado 
97 (83,6) 19 (16,4) 
Ex enamorado 2 (100,0) 0 (0,0) 
Cohabitación con el agresor 
23 
 
Viven juntos 63 (77,8) 18 (22,2) 0,570 
Separados luego de vivir 
juntos 
99 (83,9) 19 (16,1) 
Nunca vivieron juntos 2 (100,0) 0 (0,0) 
Tiempo de relación (en meses)* 132 (72;228) 132 (60;240) 0,664 
Tiempo de abuso (en meses)* 72 (36;150) 48 (24;156) 0,853 
Víctima posee hijos con el agresor y/o con otras parejas 0,905 
No posee hijos 9 (81,8) 2 (18,2) 
Tiene hijos únicamente 
con el agresor 
118 (82,5) 25 (17,5) 
Tiene hijos con el 
agresor y con otra pareja 
31 (77,5) 9 (22,5) 
Tiene hijos únicamente 
con otra pareja 
6 (85,7) 1 (14,3) 
Hijos presencian violencia física 
entre la víctima y el agresor 
 0,291 
Sí 44 (86,3) 7 (13,7) 
No 117 (79,6) 30 (20,4) 
Abuso físico a hijos de la 
víctima por el agresor 
 0,213 
Sí 10 (100,0) 0 (0,0) 
No 154 (80,6) 37 (19,4) 
Víctima reporta acoso por parte 
del agresor 
 0.487 
Sí 110 (81,6) 37 (18,4) 
No 
 
54 (84,4) 10 (15,6) 
Tipos de violencia durante primer episodio 
Víctima reporta 
estrangulamiento no fatal 
 0,139 
Sí 15 (68,2) 7 (31,8) 
24 
 
No 149 (83,2) 30 (16,8) 
El agresor utilizó algún tipo de 
arma 
 0,229 
Sí 3 (60,0) 2 (40,0) 
No 161 (82,1) 35 (17,9) 
Víctima reporta abuso sexual 0,742 
Sí 12 (80) 3 (20,0) 
No 
 
 
 
152 (81,7) 34 (18,3) 
Víctima recibe atención médica 0,165 
Sí 5 (62,5) 3 (37,5) 
No 159 (82,4) 34 (17,6) 
Características del primer evento registrado de violencia física de pareja 
Localizaciónde las lesiones 
Cabeza 0,011 
Sí 91 (88,4) 12 (11,6) 
No 73 (74,5) 25 (25,5) 
Tronco 0,649 
Sí 26 (78,8) 7 (21,2) 
No 138 (82,1) 30 (17,9) 
Miembros superiores 0,045 
Sí 95 (77,2) 28 (22,8) 
No 69 (88,5) 9 (11,5) 
Miembros inferiores 0,238 
Sí 50 (76,9) 15 (23,1) 
No 114 (83,8) 22 (16,2) 
Tipo de lesión 
Equimosis 0,207 
Sí 127 (83,5) 25 (16,5) 
25 
 
 
 
 
No 37 (75,5) 12 (24,5) 
Laceración 1 
Sí 6 (85,7) 1 (14,3) 
No 158 (81,4) 36 (18,6) 
Abrasión 0,303 
Sí 52 (77,61) 15 (22,39) 
No 112 (83,6) 22 (16,4) 
Fractura 1 
Sí 2 (100,0) 0 (0,00) 
No 162 (81,4) 37 (18,6) 
Tipo de agente 
Agente contuso 0,335 
Sí 163 (81,9) 36 (18,1) 
No 1 (50,0) 1 (50,0) 
Agente con punta y/o filo 1 
Sí 5 (83,3) 1 (16,7) 
No 159 (81,5) 36 (18,5) 
Grado de severidad de la lesión del primer episodio de violencia física de pareja 
reportado, según IML peruano 
0,077 
Leve 161 (82,6) 34 (17,4) 
Moderado 2 (40,0) 3 (60,0) 
Grave 1 (100,0) 0 (0,0) 
Grado de severidad de la lesión del primer episodio de violencia física de pareja 
reportado, según algoritmo del Instituto Australiano 
0,050 
Leve 129 (85,4) 22 (14,6) 
Moderado 33 (70,2) 14 (29,8) 
Grave 2 (66,7) 1 (33,3) 
26 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
1 
 
9.5 TABLA 3A 
 
 
 
 
Tabla 3A. Modelo crudo y ajustado de asociación entre severidad de lesiones físicas y recurrencia de violencia de pareja, según escala del IML 
peruano (a). 
 RRcb IC 95% p RRac IC 95% p 
Severidad 
Leve Ref. Ref. 
Moderada o Severa 2,9 0,9-9,3 0,080 3,5 1,07-11,6 0,038 
Consumo de alcohol por el agresor durante el evento 
No Ref. Ref. 
Sí 1,1 0,5-2,3 0,762 1,3 0,6-2,7 0,493 
Localización de lesión en cabeza 
No Ref. Ref. 
Sí 0,5 0,2-0,9 0,026 0,4 0,2-0,9 0,024 
Agresor posee arma de fuego 
No Ref. Ref. 
Sí 5,8 1,7-18,9 0,003 5,8 1,7-19,5 0,004 
(a) Modelo lineal generalizado de la familia y opción de enlace log Poisson varianza robusta. 
b RR= Riesgo Relativo. RRc = Modelo lineal generalizado de la familia y opción de enlace log Poisson 
con varianza robusta crudo. 
c RRa = Modelo lineal generalizado de la familia y opción de enlace log Poisson con varianza robusta ajustado por: consumo de alcohol por agresor durante el evento, localización de lesión 
en cabeza, posesión de arma de fuego por el agresor. 
2 
 
9.6 TABLA 3B 
 
 
 
 
Tabla 3B. Modelo crudo y ajustado de asociación entre severidad de lesiones físicas y recurrencia de violencia de pareja, según Algoritmo 
Australiano (a). 
 RRcb IC 95% p RRac IC 95% p 
Severidad 
Leve Ref. Ref. 
Moderada o Severa 2,1 1,1-3,9 0,031 2,3 1,1-4,5 0,017 
Consumo de alcohol por el agresor durante el evento 
No Ref. Ref. 
Sí 1,1 0,5-2,3 0,762 1,1 0,5-2,4 0,781 
Localización de lesión en cabeza 
No Ref. Ref. 
Sí 0,4 0,2-0,9 0,026 0,4 0,2-0,8 0,015 
Agresor posee arma de fuego 
No Ref. Ref. 
Sí 5,8 1,7-18,9 0,003 5,5 1,6-18,3 0,005 
(a) Modelo lineal generalizado de la familia y opción de enlace log Poisson varianza robusta. 
b RR= Riesgo Relativo. RRc = Modelo lineal generalizado de la familia y opción de enlace log Poisson 
con varianza robusta crudo. 
c RRa = Modelo lineal generalizado de la familia y opción de enlace log Poisson con varianza robusta ajustado por: consumo de alcohol por agresor durante el evento, localización de lesión 
en cabeza, posesión de arma de fuego por el agresor. 
1 
 
9.7 Fig. 1. Flujograma de selección de población del estudio 
 
*Mujeres agredidas por otro familiar que no fuera la pareja o expareja, mujeres menores de 18 años, sin lesiones recientes, sin registros 
psicológicos y/o datos incompletos. 
 
Todas las visitas por lesiones 
codificadas como violencia familiar 
durante los años 2016-2018 
n=3429
Mujeres estudiadas
n=201
No presentan criterios de inclusión 
para el estudio*: n=2338

Continuar navegando