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Definición de Autoestima

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Definición de Autoestima 
Por lo general, la autoestima se entiende como el conjunto de actitudes que una 
persona tiene sobre sí misma, es decir, al total de las evaluaciones positivas y 
negativas que cada persona construye sobre su propio ser. Se observa que, si bien 
hay una gran cantidad de producciones teóricas y empíricas sobre la autoestima, los 
investigadores no han logrado consensuar una única definición. 
Es una cualidad intrínseca al ser humano, por lo que no es posible no tener 
autoestima. De hecho, desde que adquirimos el lenguaje y desarrollamos nuestra 
autoconciencia nos formamos juicios de valor sobre nosotros mismos. La autoestima 
se desarrolla a medida que crecemos y cambia en función la maduración y de la 
experiencia. Una forma posible de representarla es como un gradiente, en el que en 
uno de extremos se encuentra una baja autoestima y en el otro, una alta autoestima. 
Una baja autoestima se conforma principalmente por evaluaciones y juicios de valor 
negativos que generan un malestar subjetivo asociado frecuentemente a emociones 
como la tristeza y la ira. Por el contrario, una persona con alta autoestima tiende a 
realizar evaluaciones y juicios más positivos sobre sí misma y a sentir mayor 
satisfacción personal, lo cual se relaciona con estados emocionales más alegres. 
 
¿Es lo mismo la autoestima que el autoconcepto? 
Son constructos que muchas veces se utilizan como sinónimos, pero que en realidad 
presentan una diferencia. El autoconcepto refiere al contenido descriptivo que 
realiza una persona sobre sí misma. Por ejemplo, alguien puede decir que se 
considera una persona comprometida con su trabajo. Esta descripción forma parte 
de un conjunto de ideas que la persona tiene sobre su propio ser y que por sí misma 
no poseen un valor positivo o negativo, por lo tanto, forman parte del autoconcepto. 
Siguiendo el mismo ejemplo, podríamos pensar que una persona con baja 
autoestima haría una evaluación negativa al respecto y pondría el foco en que se 
compromete con su trabajo porque es lo único que sabe hacer bien, lo cual le 
aumenta la frustración en los demás ámbitos de su vida y le genera sensaciones de 
malestar, incluso, en el trabajo. Por el contrario, una persona con alta autoestima 
podría evaluar positivamente su compromiso con el trabajo, ya que le permite lograr 
sus objetivos profesionales, lo cual le genera sensaciones de bienestar y satisfacción. 
 
La relación entre la autoestima y la personalidad 
Si bien los estudios de la personalidad tienen una larga data, los que la relacionan 
con la autoestima son relativamente recientes. Los aportes realizados por Paul T. 
Costa y Robert McCrae, referentes internacionales de la investigación en 
personalidad, señalan la influencia que tiene la misma en la forma de percibirnos y 
evaluarnos a nosotros mismos. Por ejemplo, hay estudios que relacionan la 
inestabilidad emocional, la preocupación constante y la dificultad para desarrollar 
estrategias que permitan resolver los conflictos de una manera eficaz con la baja 
autoestima. Por el contrario, aquellas personas que no se preocupan constantemente, 
que tienen mayor estabilidad emocional y que encuentran maneras eficaces para 
resolver situaciones estresantes, tienden a formar evaluaciones más positivas sobre 
sí mismos, lo cual se asemeja a una alta autoestima. 
Al mismo tiempo, las personas que tienen más confianza en sus capacidades, que 
tienen mayor conciencia sobre su comportamiento y las consecuencias de los 
mismos, que tienen autocontrol y pueden por ejemplo postergar una gratificación 
inmediata por el logro de una meta futura, presentan niveles más altos de 
autoestima. Respecto a las relaciones interpersonales, hay estudios que sostienen 
que el hecho de funcionar como líder dentro de un grupo de pertenencia se asocia 
con una autoestima alta. 
¿Cómo influye nuestra autoestima en las atribuciones de 
nuestros logros? 
Hay veces que las personas le atribuyen la causa de las cosas que les suceden a 
cuestiones personales y otras veces a cuestiones externas que no dependen de ellas 
mismas. Hay investigaciones que señalan que la tendencia a atribuir los logros a 
causas internas se relaciona con una alta autoestima. Por ejemplo, aquellas personas 
que suelen creer que les fue bien en un examen porque estudiaron bien, es probable 
que presenten un nivel más alto de autoestima que aquellas personas que le 
atribuyen su logro a una causa externa, como podría ser la suerte. 
En un sentido inverso, la tendencia a atribuir los errores a causas internas se 
relaciona con niveles bajos de autoestima y la tendencia a atribuirlos a factores 
externos se correlaciona con un nivel más alto. En el ejemplo del examen podríamos 
suponer que la persona con autoestima baja tenderá a atribuir su fracaso a una causa 
interna, tal como a su falta de lucidez en el momento de rendir. Por el contrario, una 
persona con autoestima alta podrá pensar que su desaprobación se debió a una falla 
en la corrección.

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