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Fertilidad de la pareja humana Pilar Vigil 2013

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La	Fertilidad
de	la	Pareja	Humana
EDICIONES	UNIVERSIDAD	CATÓLICA	DE	CHILE
Vicerrectoría	de	Comunicaciones	y	Educación	Continua
Alameda	390,	Santiago,	Chile
editorialedicionesuc@uc.cl
www.ediciones.uc.cl
FERTILIDAD	DE	LA	PAREJA	HUMANA
Pilar	Vigil	Portales
©	Inscripción	N°	139.271
Derechos	reservados
2013
http://mailid:editorialedicionesuc@uc.cl
http://www.ediciones.uc.cl
ISBN	Nº	978-956-14-1333-7
eISBN	Nº	978-956-14-1430-3
Cuarta	edición	ampliada,	julio	2013
Diseño	portada:	Paulina	Lagos	e	Isabel	del	Río
CLP.	-	Pontificia	Universidad	Católica	de	Chile
Vigil	P.,	Pilar
Fertilidad	de	la	pareja	humana	/	Pilar	Vigil	Portales
colaboradores	Rosa	Riquelme	Rivera,	Susana	Godoy	Hidalgo,
Héctor	Rodríguez	Bustos,	Ricardo	D.	Moreno.
I.	Fecundidad	Humana.	I.	Riquelme	Rivera,	Rosa	Ester.
II.	Godoy	Hidalgo,	Susana,	Rodríguez	Bustos,	Héctor.
III.	Moreno,	Ricardo	D.
2004					612.6	de	21					RCA2
La	Fertilidad
de	la	Pareja	Humana
Pilar	Vigil
Cuarta	edición	ampliada
ÍNDICE
INTRODUCCIÓN
1.	SISTEMA	REPRODUCTOR
Anatomía	del	sistema	reproductor	femenino
Ovogénesis	y	función	endocrina	del	ovario
Anatomía	del	sistema	reproductor	masculino
Regulación	hormonal	del	sistema	reproductor	masculino
2.	ESPERMATOGÉNESIS
El	testículo	y	su	organización	interna
La	espermatogénesis	en	mamíferos
Espermiogénesis
Formación	del	acrosoma
Transformaciones	del	núcleo
Interacciones	celulares	en	el	testículo
Estados	del	ciclo
Regulación	hormonal	de	la	espermatogénesis
Otros	factores	que	regulan	la	espermatogénesis
3.	EMBRIOLOGÍA	DEL	APARATO	REPRODUCTOR
Formación	y	desarrollo	temprano	de	la	gónada
Control	genético	del	sexo	gonadal
El	sexo	gonadal
Diferenciación	hacia	Ovario
Diferenciación	hacia	Testículo
Síntesis	de	esteroides	durante	el	desarrollo	embrionario
Formación	y	diferenciación	de	los	conductos	genitales	internos
Diferenciación	del	Conducto	de	Müller
Diferenciación	del	Conducto	de	Wolff
Formación	y	diferenciación	de	los	genitales	externos
Genitales	externos	masculinos
Genitales	externos	femeninos
Cuadro	Resumen
4.	CAMBIOS	HORMONALES	EN	LA	ADOLESCENCIA
La	adrenarquia
La	maduración	del	eje	hipotálamo-hipófisis
Gonadarquia
Otras	hormonas	que	se	asocian	con	el	inicio	de	la	pubertad
Estadios	de	cambios	puberales	en	la	adolescencia
Crecimiento	corporal
Pubarquia	(desarrollo	del	vello	pubiano	y	axilar)
Desarrollo	del	vello	axilar
Telarquia	(desarrollo	de	las	mamas)
Desarrollo	peneano	y	testicular
5.	CICLO	MENSTRUAL
Cambios	en	el	ciclo	menstrual	desde	la	menarquia	hasta	la	adultez
Regulación	hormonal	del	ciclo	menstrual
Fases	del	ciclo	menstrual
Fase	folicular
Fase	lútea
Cambios	hormonales	durante	el	ciclo	menstrual
Fase	folicular
Fase	lútea
Respuesta	del	endometrio	a	las	variaciones	hormonales	del	ciclo	menstrual
Respuesta	del	cuello	uterino	a	las	variaciones	hormonales	del	ciclo	menstrual
Moco	cervical
Funciones	del	moco	cervical
Cambios	en	la	elevación,	consistencia	y	abertura	del	cuello	uterino
Cambios	en	la	temperatura	corporal	basal
Cambios	fisiológicos	durante	el	ciclo	menstrual
6.	RECONOCIMIENTO	DE	LA	FERTILIDAD	EN	LA	PAREJA	HUMANA
Método	de	la	ovulación	de	Billings
Análisis	de	ciclos	menstruales
Ciclos	probablemente	ovulatorios
Ciclos	con	situaciones	especiales	(probablemente	ovulatorios)
Ciclos	probablemente	anovulatorios
Método	basado	en	la	variación	de	la	temperatura	basal	corporal
Método	sintotérmico
7.	DESÓRDENES	DE	FERTILIDAD	Y	MÉTODO	DE	OVULACIÓN	DE
BILLINGS	(MOB)
8.	MÉTODOS	CLÍNICOS	UTILIZADOS	PARA	EL	DIAGNOSTICO	DE	LA
OVULACIÓN
Bases	fisiológicas	del	diagnóstico	de	la	ovulación
Técnicas	utilizadas	en	el	diagnóstico	de	la	ovulación
Monitoreo	ecográfico	de	maduración	folicular
Cristalización	salival
Detección	del	alza	de	LH	en	la	orina
Medición	de	progesterona
Medición	de	la	TBC	(Bio-Self	110)
Cambios	de	resistencia	eléctrica	(Monitor	de	Fertilidad	CUE)
Medición	de	hormonas	esteroidales	(Monitor	oválico)
GLOSARIO
ÍNDICE	TEMÁTICO
PRÓLOGO
La	fertilidad	es	una	condición	que	al	estar	presente	en	un	hombre	y	una	mujer	en
forma	simultánea	brinda	a	la	pareja	humana	la	posibilidad	de	engendrar	un	hijo.
El	conocer	como	personas	nuestros	períodos	de	fertilidad	e	infertilidad	nos
permite	decidir	libremente	cuándo	queremos	ser	padres.	La	fertilidad,	sin
embargo,	no	es	una	condición	permanente	del	ser	humano,	sino	que	es	un	don
transitorio.	Entendida	de	esta	manera,	la	fertilidad	es	un	estado	que	debemos
conocer	y	cuidar.
El	estudio	de	los	fenómenos	biológicos	que	ocurren	en	nuestro	organismo	nos
ayuda	a	conocer	nuestra	fertilidad.	Se	considera	que	el	hombre	adulto	normal	es
siempre	fértil,	pues	es	capaz	de	producir	millones	de	espermatozoides
diariamente.	Por	el	contrario,	la	mujer	normalmente	libera	sólo	un	ovocito
durante	su	ciclo	menstrual	y	éste	tiene	una	corta	vida	de	aproximadamente
24	horas.	El	período	de	fertilidad	de	la	pareja	humana	entonces	está	dado	por	el
período	fértil	de	la	mujer,	pues	es	en	ella	donde	normalmente	se	suceden
períodos	de	fertilidad	e	infertilidad,	y	también	por	la	sobrevida	de	los
espermatozoides	en	el	tracto	reproductor	femenino.
Este	texto	entrega	conocimientos	del	sistema	reproductor	del	hombre	y	de	la
mujer,	del	período	embrionario	humano,	de	los	cambios	experimentados	durante
una	de	las	etapas	más	críticas	del	desarrollo,	como	es	la	adolescencia,	y	también
información	sobre	el	ciclo	menstrual.	Estos	temas	permiten	comprender	las
bases	fisiológicas	sobre	las	que	se	sustenta	el	reconocimiento	de	la	fertilidad	de
la	pareja	humana.	Por	último,	este	libro	entrega	información	acerca	de	los
métodos	clínicos	actualmente	utilizados	para	el	diagnóstico	de	la	ovulación.
Esta	edición	corresponde	a	una	versión	ampliada	y	revisada	respecto	a	las
anteriores,	entregándose	una	actualización	de	los	conceptos	acerca	de	los
mecanismos	endocrinos	que	controlan	el	inicio	de	la	pubertad;	el	rol	de	las
hormonas	esteroidales	sexuales	en	los	eventos	asociados	a	la	fecundación;	y
acerca	del	síndrome	de	ovario	poliquístico,	la	principal	patología	endocrino-
metabólica	asociada	a	disfunción	ovulatoria.
En	la	preparación	de	esta	cuarta	edición	ampliada	se	agradece	a	las	profesoras
Rosa	Riquelme	y	Ana	María	Salgado,	al	Dr.	Héctor	Rodríguez	Bustos,	a	la
enfermera-matrona	Susana	Godoy	y	al	Dr.	Manuel	E.	Cortés.
Pilar	Vigil
Santiago,	Chile
1.	SISTEMA	REPRODUCTOR
Anatomía	del	sistema	reproductor	femenino
El	tracto	genital	femenino	se	compone	de	genitales	externos	y	genitales
internos.	Los	genitales	externos	son	la	vulva	(clítoris,	labios	menores	y
mayores),	el	himen	y	el	orificio	vaginal	(Fig.	1).	Los	genitales	internos	son	la
vagina,	el	útero,	las	trompas	de	Falopio	y	los	ovarios	(Fig.	2).
Figura	1
Genitales	femeninos	externos.
La	vagina	es	un	órgano	tubular	fibromuscular,	ubicado	entre	el	cuello	del	útero	y
la	vulva.	Mide	alrededor	de	7	a	8	cm	de	longitud.	En	su	parte	superior	se
deposita	el	semen	durante	la	relación	sexual.
El	útero	es	un	órgano	en	forma	de	pera,	de	paredes	musculares	gruesas.	En	una
mujer	adulta	mide	7	a	8	cm	de	largo	y	3	a	5	cm	de	ancho.	Se	ubica	en	el	centro
de	la	pelvis.	Presenta	una	parte	superior	ancha,	el	cuerpo,	y	una	inferior	angosta,
el	cérvix	o	cuello	uterino.	El	cuerpo	es	de	forma	triangular	y	en	su	interior	se
implanta	y	desarrolla	el	embrión.	El	cuello	uterino	es	de	forma	cilíndrica	y	mide
aproximadamente	2	a	3	cm	de	largo.	Su	superficie	presenta	pliegues	que
determinan	la	formación	de	«criptas»	o	reservorios,	donde	pueden	ser
almacenados	los	espermatozoides	o	gametos	masculinos.
Las	trompas	de	Falopio	corresponden	a	dos	órganos	tubulares	ubicados	a	cada
lado	del	útero.
Miden	entre	10	a	12	cm	de	longitud.	Su	función	es	transportar	los	ovocitos
(gametos	sexuales	femeninos),	desde	los	ovarios	al	útero	y	permitir	el	paso	de
los	espermatozoides	(gametos	sexuales	masculinos),	hasta	el	sitio	de	la
fecundación.
Los	ovarios	son	los	órganos	primarios	del	sistema	reproductor.	Su	forma	es
ovalada	y	miden	aproximadamente	4	cm	de	largo,	2	cm	de	ancho	y1	cm	de
espesor.	Se	encuentran	situados	uno	a	cada	lado	del	útero.	Estos	órganos	tienen
la	función	de	secretar	hormonas	y	liberar	los	ovocitos.
Figura	2
Vista	frontal	de	los	genitales	femeninos	internos.
Ovogénesis	y	función	endocrina	del	ovario
Dentro	del	ovario	se	encuentran	los	folículos,	éstos	corresponden	a	unas
estructuras	esféricas	conformadas	por	el	ovocito	y	están	rodeados	de	un	grupo	de
células	llamadas	foliculares,	que	le	sirven	de	sostén	y	mantención.	En	la	mujer,
el	desarrollo	de	estos	folículos	se	inicia	durante	la	vida	embrionaria	y	al	tercer
mes	después	del	nacimiento	existen	aproximadamente	400.000	folículos	en	los
ovarios,	los	cuales	no	aumentarán	en	número	durante	su	vida	(2).	Sin	embargo,
esta	cantidad	de	folículos	es	suficiente	ya	que	de	ellos,	sólo	400	a	500
completarán	su	desarrollo	durante	la	etapa	reproductiva.
Figura	3
Diagrama	de	un	ovocito	en	estado	avanzado	de	desarrollo.
Con	el	inicio	de	los	ciclos	reproductivos,	cada	mes	se	inicia	la	maduración	de	un
grupo	de	folículos	de	los	cuales	sólo	uno	liberará	un	ovocito.	Esta	maduración
involucra	la	formación	de	la	cavidad	antral	y	el	aumento	del	número	de	capas	de
células	granulosas	que	rodean	al	ovocito.	Un	folículo	a	punto	de	ovular	está
formado	por	la	teca	externa,	la	teca	interna,	una	membrana	basal,	varias	capas	de
células	granulosas,	la	zona	pelúcida,	el	ovocito	y	una	cavidad	antral	(Fig.	3).
Una	vez	producida	la	ovulación,	el	ovocito	inicia	su	viaje	a	través	de	las	trompas
de	Falopio.	En	el	ovario	la	estructura	folicular	que	queda	comienza	una	serie	de
cambios	bioquímicos	y	morfológicos.	La	membrana	basal	se	rompe	y	los
capilares	sanguíneos	de	la	teca	invaden	a	las	células	de	la	granulosa.	Este
proceso	llamado	luteinización	permite	la	formación	del	cuerpo	lúteo	(cuerpo
amarillo).	En	ausencia	de	embarazo,	el	cuerpo	lúteo	degenera,	pasando	a
llamarse	cuerpo	albicans	(cuerpo	blanco).
El	ovario	además	es	la	estructura	responsable	de	la	producción	de	la	mayor
cantidad	de	estradiol	y	progesterona.	El	precursor	del	estradiol	es	el	colesterol	el
cual	puede	ser	obtenido	por	tres	vías:	a)	de	origen	plasmático,	circulando	en	la
sangre	en	las	de	lipoproteínas	e	ingresando	a	las	células	mediante	un	receptor	b)
por	síntesis	de	novo	en	las	células	del	ovario	a	partir	de	unidades	de	dos
carbonos	(acetato)	y	c)	del	colesterol	intracelular	almacenado	en	forma	de	éster
de	colesterol.	Las	estructuras	productoras	de	estas	hormonas	en	el	ovario	son	el
folículo	y	el	cuerpo	lúteo.
Durante	la	primera	mitad	del	ciclo	reproductivo	la	producción	de	estradiol	es
realizada	por	los	folículos	en	desarrollo.	Las	células	de	la	teca	interna
transforman	el	colesterol	primeramente	a	pregnenolona	y	posteriormente	a
androstenediona	(un	andrógeno).	Esta	hormona	atraviesa	desde	las	células	de	la
teca	interna	hasta	las	células	de	la	granulosa	donde	es	transformada	en	estrona
para	finalmente	llegar	a	17β-estradiol	(un	estrógeno)	(Fig.	4).	Durante	la
segunda	mitad	del	ciclo	reproductivo,	el	cuerpo	lúteo	es	el	encargado	de	producir
estradiol	y	progesterona.	(La	regulación	hormonal	del	ovario	se	verá	en	el
capítulo	sobre	ciclo	menstrual).
Figura	4
Producción	de	estradiol	a	nivel	del	folículo	durante	la	fase	folicular.
(Adaptada	de	Carr	B.R.,	et.	al.	The	role	oflipoproteins	in	the	regulation	of
progesterone	secretion	by	the	corpus	luteum.	Fértil.	Steril.	1982;	38;	303-311).
Figura	5
Vista	lateral	del	aparato	reproductor	masculino.
Anatomía	del	sistema	reproductor	masculino
1.	Pene:	El	pene	está	compuesto	por	una	raíz	y	un	cuerpo.	La	raíz	consiste
en	masas	de	tejido	eréctil	y	el	cuerpo	corresponde	a	la	porción	libre	cubierta
por	la	piel,	que	termina	en	una	expansión	llamada	glande.	El	glande	está
limitado	circunferencialmente	por	el	cuello,	que	se	encuentra	rodeado	por
un	borde	conocido	como	corona.	Cerca	de	la	punta	del	glande	se	encuentra
una	perforación	medial,	el	orificio	uretral.	El	glande	está	cubierto	por	una
doble	capa	de	piel	que	se	extiende	desde	el	cuello,	llamada	el	prepucio.	Un
pliegue	medial,	el	frenillo,	está	presente	cerca	de	la	abertura	uretral
(Fig.	5).
2.	Complejo	sistema	de	conductos:	Conducto	eferente,	epidídimo,	conducto
deferente	y	conducto	eyaculador.
a.	Conducto	eferente:	Está	integrado	en	el	testículo.
b.	Epidídimo:	Es	un	tubo	enrollado	que	mide	entre	4	y	5	m	de	longitud	y	que	se
extiende	desde	la	parte	posterior	del	testículo	hasta	el	conducto	deferente.	Su
función	está	asociada	a	los	procesos	de	almacenamiento,	maduración	y
reabsorción	espermática.
c.	Conducto	deferente:	Conecta	el	conducto	del	epidídimo	con	el	conducto
eyaculador	mide	entre	33	y	45	cm	de	largo.	Comienza	en	la	cola	del	epidídimo
como	una	continuación	del	conducto	epididimal	y	termina	en	la	cara	posterior	de
la	vejiga,	uniéndose	con	el	del	lado	opuesto.	Su	parte	terminal	o	ampolla	se	une
con	el	extremo	inferior	de	la	vesícula	seminal	de	ese	lado	para	formar	el
conducto	eyaculador.
d.	Conducto	eyaculador:	Forma	la	parte	final	de	la	vía	seminal.	Atraviesa	la
próstata	y	desemboca	en	la	parte	superior	de	la	uretra	prostática.
3.	Dos	glándulas	exocrinas:	Las	vesículas	seminales	y	la	próstata.
a.	Vesículas	seminales:	Son	dos	estructuras	de	forma	piriforme,	ubicadas	detrás
de	la	vejiga	y	cuyo	extremo	inferior	se	une	con	la	porción	terminal	del	conducto
deferente.	El	fluido	proveniente	de	estas	vesículas	aporta	un	66	%	del	total	del
fluido	seminal.
b.	Próstata:	Es	un	órgano	fibromuscular	que	rodea	la	uretra	masculina	y	contiene
glándulas	cuyas	secreciones	se	vierten	en	la	uretra	prostática	y	constituyen	el	30
%	del	fluido	seminal.
4.	Testículos	o	gónadas	masculinas:	Son	dos	glándulas	ovoides	que	producen
espermatozoides	y	secretan	diversas	hormonas.	Los	testículos	se	sitúan	bajo	el
pene,	en	el	interior	de	las	bolsas	escrotales,	lo	que	favorece	la	existencia	de	una
temperatura	inferior	a	la	abdominal.	Dentro	de	cada	testículo	hay	una	red	de
túbulos	seminíferos,	donde	se	producen	los	espermatozoides	(1,	3).	Estos	túbulos
entregan	su	contenido	al	epidídimo.
Durante	el	proceso	de	espermiación,	el	espermatozoide	maduro	es	liberado	a	la
luz	del	túbulo	seminífero.	Posteriormente	experimenta	una	serie	de	cambios,
especialmente	durante	su	paso	por	la	cabeza	del	epidídimo.	Estos	cambios	son
morfológicos,	citoquímicos	y	del	patrón	de	motilidad.	En	el	adulto,	la	duración
de	la	espermatogénesis	es	de	74	±	4	días.	El	tiempo	de	tránsito	del
espermatozoide	a	lo	largo	del	epidídimo	se	estima	en	8	a	17	días	(Fig.	6)	(3).
Los	espermatozoides	producidos	son	almacenados	en	el	epidídimo	desde	donde
se	liberan	instantes	antes	de	la	eyaculación.	Durante	ésta,	el	contenido
epididimario	sale	por	el	conducto	deferente	y	se	mezcla	con	secreciones	de	las
vesículas	seminales	y	próstata	para	formar	el	semen.	Éste	sale	por	la	uretra	y	es
depositado	por	el	pene	erecto	en	la	vagina	de	la	mujer,	durante	una	relación
sexual.
La	espermatogénesis	ocurre	estrechamente	asociado	a	un	grupo	de	células
llamadas	células	de	Sertoli.	La	base	de	éstas	se	encuentra	ubicada	adjunta	a	la
membrana	basal	del	túbulo	y	su	citoplasma	orientado	hacia	el	lumen,	semejante
a	una	arborización	que	envuelve	a	las	células	gaméticas	en	proceso	de
maduración.	Estas	células	poseen	uniones	intercelulares	formando	así	la	barrera
hematotesticular,	que	divide	al	testículo	en	dos	compartimentos	funcionales:	el
compartimento	basal	y	el	adluminal.
Figura	6
Histología	testicular	esquemática.
Adaptado	de	Bustos	Obregón,	E.	1999,	Andrología.	Ed.	Universitaria,	p.	22
Esta	barrera	es	impermeable	a	moléculas	de	gran	tamaño	y	es	necesaria	para
prevenir	que	el	sistema	inmunitario	del	cuerpo	destruya	las	células	espermáticas
en	proceso	de	maduración.	El	compartimento	basal	está	compuesto	por	las
células	de	Leydig	y	las	células	mioides,	ubicadas	extratubularmente	y	por	las
espermatogonias	ubicadas	dentro	de	los	túbulos	seminíferos.	El	compartimento
adluminal	contiene	las	células	germinales	en	estados	más	avanzados	de
desarrollo	(8).
Además	de	constituir	la	barrera	hemato-testicular,	las	célulasde	Sertoli	cumplen
otras	funciones	como	ser	receptoras	de	la	hormona	estimulante	de	los	folículos
(FSH),	sintetizar	una	proteína	fijadora	de	andrógenos	(ABP),	dar	origen	a	un
ambiente	óptimo	para	la	diferenciación	de	las	células	espermáticas	y	facilitar	la
liberación	de	los	espermatozoides	maduros.
La	secreción	de	testosterona	testicular	es	realizada	por	las	células	de	Leydig	bajo
el	estímulo	de	una	gonadotrofina:	la	hormona	luteinizante	(LH).	La	síntesis	de	la
testosterona	utiliza	como	sustrato	al	colesterol	intracelular	presente	en	forma	de
gotas	lipídicas,	el	que	es	transformado	a	pregnonelona	para	posteriormente	ser
convertido	en	testosterona.	La	testosterona	es	responsable	de	la	aparición	de	los
caracteres	sexuales	secundarios:	actúa	sobre	las	glándulas	accesorias:	próstata,
vesículas	seminales	y	glándulas	de	Cowper;	influye	en	el	crecimiento	somático	y
contribuye	a	la	producción	de	espermatozoides	maduros.
Esta	hormona	también	produce	cambios	psíquicos,	aumento	de	la	líbido,	mayor
potencia	sexual	y	una	actitud	más	agresiva.	Además,	en	la	vida	fetal	determina	el
desarrollo	de	los	órganos	derivados	del	seno	urogenital.
Regulación	hormonal	del	sistema	reproductor	masculino
•			Hipotálamo:	En	esta	estructura	cerebral	se	encuentra	el	centro	de	control
gonadotrófico.	Este	centro	es	estimulado	por	neuronas	de	otras	regiones
cerebrales	para	la	producción	de	la	hormona	liberadora	de	gonadotrofinas
hipofisiarias	(GnRH),	cuya	función	es	estimular	la	liberación	de	las	hormonas
hipofisiarias.
•			Hipófisis:	Las	células	de	la	hipófisis	responden	al	estímulo	del	hipotálamo
liberando	sus	gonadotrofinas:	las	hormonas	FSH	y	LH.
•			Testículos:	Estas	estructuras	responden	a	las	gonadotrofinas	hipofisiarias.	La
hormona	gonadotrófica	LH	se	une	a	receptores	ubicados	en	la	membrana	de	las
células	de	Leydig	(5)	estimulando	la	producción	de	testosterona.	Se	piensa	que
la	FSH	tiene	un	rol	importante	en	la	espermatogénesis,	induciendo	a	las	células
de	Sertoli	(6,	7)	a	producir	la	proteína	ABP.	Esta	proteína	se	uniría	a	la
testosterona	y	se	liberaría	a	los	espacios	intercelulares	de	las	células	germinales,
(1)	promoviendo	la	diferenciación	de	las	células
gaméticas.
La	FSH	produce	además	una	inducción	en	la	maduración	de	las	células	de
Leydig	durante	el	desarrollo	y	aumenta	el	número	de	receptores	para	LH	en	estas
células	(4).
El	control	completo	de	secreción	gonadotrófica	es	desconocido,	pero	se	sabe	que
sustancias	como	la	kispeptina,	la	inhibina,	la	activina,	la	testosterona	y	el
estradiol	juegan	un	rol	importante	en	este	proceso.	Se	sabe	que	la	secreción	de
LH	es	inhibida	por	los	esteroides	gonadales	y	que	la	inhibina	secretada	por	el
testículo	y	el	ovario,	es	capaz	de	inhibir	la	secreción	de	FSH	a	nivel	hipofisiario.
BIBLIOGRAFÍA
1.			Arrau,	J.;	Bustos,	E.,	Hoecker,	G.;	Ramos,	A.	1981.	Biología	de	la
Reproducción.	Santiago,	Andrés	Bello.	170	pp.
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2.	ESPERMATOGÉNESIS
El	éxito	en	la	reproducción	depende	de	muchos	factores	a	nivel
molecular,	celular	y	fisiológico.	Entre	los	más	importantes	destacan	el	proceso
de	fecundación,	el	que	requiere	la	participación	de	gametos	competentes.	El
espermatozoide	de	mamífero	es	una	célula	haploide	(n)	cuyo	material	genético
se	encuentra	en	la	cabeza.	Por	sobre	éste,	se	encuentra	una	vesícula	llamada
acrosoma	que	en	su	interior	contiene	numerosas	enzimas	que	ayudan	al
espermatozoide	a	cruzar	la	zona	pelúcida	y	llegar	hasta	el	ovocito	durante	el
proceso	de	fecundación.	El	flagelo,	es	el	organelo	encargado	de	dar	la	movilidad
al	espermatozoide,	cuenta	con	estructuras	como	las	fibras	densas	y	un	conjunto
de	mitocondrias	que	le	proveen	de	energía	y	otorgan	fuerza	al	batido	flagelar
(Fig.7).	En	resumen,	el	espermatozoide	de	mamífero	tiene	una	serie	de	organelos
que	son	únicos,	cuya	función	es	esencial	para	el	proceso	de	fecundación,	como
se	mencionó	anteriormente.	El
espermatozoide	se	produce	en	el	testículo	en	un	proceso	de	diferenciación
altamente	regulado	y	complejo	llamado	espermatogénesis,	que	comprende	todos
los	fenómenos	a	través	de	los	cuales	un	grupo	de	células	diploides	(2n),	llamadas
espermatogonias,	se	diferencian	(transforman)	en	espermatozoides	haploides.	En
este	capítulo	revisaremos	algunas	de	las	etapas	más	importantes	del	proceso	de
espermatogénesis	y	qué	factores	regulan	su	velocidad	y	progresión.
Figura	7
Diagrama	de	un	espermatozoide	humano.
El	testículo	y	su	organización	interna
El	órgano	encargado	de	la	producción	de	espermatozoides	es	el	testículo.	Los
testículos	están	cubiertos	por	una	cápsula	fibrosa	denominada	túnica	albugínea,
la	que	está	formada	por	fibras	de	colágeno	y	células	musculares	lisas	(14).	En	el
testículo	se	pueden	distinguir	dos	compartimentos	principales:	el	compartimento
intersticial,	altamente	vascularizado	y	que	participa	en	la	función	endocrina	de
este	órgano
(esteroidogénesis);	y	un	compartimento	tubular,	donde	se	encuentran	los
túbulos	seminíferos	formando	asas	contorneadas,	con	sus	dos	extremos
conectados	a	la	rete	testis.	Los	túbulos	seminíferos	están	separados	del	intersticio
por	la	«lámina	propia»,	una	serie	de	capas	celulares	y	acelulares	que	se
encuentran	ubicadas	entre	la	circulación	sistémica	y	la	membrana	plasmática
basal	de	las	células	de	Sertoli	y	las	espermatogonias	(14).	Las	paredes	de	los
túbulos	(Fig.	6)	están	formadas	por	una	lámina	basal,	compuesta	principalmente
por	componentes	de	matriz	extracelular	(MEC):	laminina,	colágeno	tipo	IV,
sulfato	de	heparán,	entactina;	y	por	una	o	más	capas	de	células	mioides	(o
peritubulares),	ricas	en	miosina,	actina	y	fibronectina	(9).	La	MEC	de	la	lámina
propia	testicular	se	encuentra	ubicada	en	la	capa	no	celular	de	ésta	y	participa	de
la	formación	de	la	barrera	hematotesticular,	mediante	la	generación	de	una
barrera	no	específica	para	células	y	macromoléculas.	El	concepto	de	barrera
hematotesticular	(4,14)	se	formuló	muchos	años	atrás	al	observar	que	algunas
substancias	que	se	inyectaban	por	vía	sanguínea	no	llegaban	a	los	túbulos
seminíferos.	Por	otro	lado	se	ha	determinado	que	el	fluido	testicular,	que	se
encuentra	al	interior	de	los	túbulos	seminíferos,	tiene	una	composición	muy
diferente	a	la	linfa	y	la	sangre.	Por	lo	tanto,	el	interior	del	túbulo	seminífero	se
encuentra	aislado	del	resto	del	cuerpo.	Ésta	trae	una	importante	consecuencia
funcional:	las	células	germinales	se	encuentran	aisladas	del	sistema	inmune,
razón	por	la	cual,	el	sistema	inmune	de	un	adulto	no	reconoce	a	sus	propios
espermatozoides	y,	en	caso	de	existir	alguna	falla	en	la	barrera	hemato-testicular,
podría	atacar	a	sus	propias	células	germinales.	Esto	puede	ser	causa	de
infertilidad	masculina	en	pacientes	infértiles	que	tienen	autoanticuerpos	en
contra	de	sus	propios	espermatozoides.
Aparte	de	formar	espermatozoides,	el	testículo	es	el	órgano	encargado	de
secretar	varias	hormonas,	entre	ellas	la	testosterona,	que	es	la	hormona	que
masculiniza.
La	espermatogénesis	en	mamíferos
La	espermatogénesis	se	puede	dividir	en	tres	etapas	funcionalmente	distintas:	La
etapa	de	proliferación,	la	etapa	de	meiosis	y	la	etapa	de	diferenciación	o
espermiogénesis.	Al	momento	de	entrar	en	la	pubertad,	las	célulasgerminales
primordiales	(CPG)	se	han	diferenciado	en	espermatogonias,	la	cuales	entran	de
nuevo	al	ciclo	celular	y	comienza	su	proliferación.	En	este	período	las
espermatogonias	inician	el	período	proliferativo	de	lo	que	se	llama	la	primera
onda	de	la	espermatogénesis.	Cabe	destacar	que	la	espermatogénesis	es	un
proceso	continuo	y	que	se	produce	durante	toda	la	vida	del	macho	una	vez
llegada	a	la	pubertad	(11).	Es	por	esto	que	constantemente	se	están	produciendo
espermatozoides	nuevos.	El	testículo	de	un	roedor	o	un	humano	puede	llegar	a
producir	alrededor	de	70	millones	de	espermatozoides	diarios,	en	tanto	que	en
los	caballos	las	cifras	pueden	llegar	a	los	6.500	millones	diarios	por	testículo.	En
el	curso	normal	de	los	acontecimientos,	algunas	espermatogonias	tipo	A
abandonan	la	población	de	células	madre	y	dan	origen	a	generaciones	sucesivas
de	espermatogonias	(Ap,	A1,	A2,	A3	y	A4),	cada	una	de	ellas	más	diferenciada
que	la	anterior	(3).	Una	vez	que	se	ha	completado	la	última	división	de	las
células	de	tipo	A	se	forman	las	espermatogonias	de	tipo	B.	Las	espermatogonias
tipo	B	entran	en	meiosis	y	se	pasan	a	llamar	espermatocitos.	Los	espermatocitos
primarios	entran	en	una	profase	prolongada	(22	días)	seguida	por	la	terminación
rápida	de	la	primera	meiosis	y	la	formación	de	espermatocitos	secundarios.	Estas
células	comienzan	inmediatamente	la	segunda	división	meiótica	para	formar	las
espermátidas,	que	contienen	un	número	haploide	de	cromosomas,	que	en	el	caso
humano	es	de	23.	Las	espermátidas	entran	posteriormente	en	el	proceso	de
diferenciación	celular	conocido	como	espermiogénesis.
Durante	esta	serie	de	acontecimientos,	desde	el	momento	en	que	las	células	de
tipo	A	abandonan	la	población	de	células	madre	hasta	la	formación	de
espermátidas,	la	citocinesis	es	incompleta	de	modo	tal	que	las	generaciones
celulares	sucesivas	están	unidas	por	puentes	citoplasmáticos	(17).	La	progenie
de	una	sola	espermatogonia	de	tipo	A	forma	un	grupo	de	células	germinativas
que	mantiene	contacto	entre	ellas	por	puentes	citoplasmáticos	formados
producto	de	una	citocinesis	incompleta.	Este	tipo	de	comunicación	permite	una
gran	sincronía	en	la	división	de	grandes	grupos	de	células	agrupados	en	colonias.
Estudios	teóricos	indican	que	una	espermatogonia	de	tipo	As	puede	dividirse	por
mitosis	8	a	9	veces	antes	de	entrar	en	meiosis.	Esto	significa	que	una	sola
espermatogonia	podría	producir	512	espermatogonias	tipo	B,	las	cuales	podrían
generar,	una	vez	ocurrida	la	meiosis	y	la	espermiogénesis,	un	total	de	4096
espermatozoides	(14).	Sin	embargo,	el	máximo	número	de	espermátidas	en
«clones»	observado	ha	sido	de	650,	y	en	la	mayoría	de	los	casos	es	de	un
máximo	de	100.	Por	lo	tanto,	durante	las	primeras	etapas	de	la	espermatogénesis
ocurre	una	masiva	muerte	de	espermatogonias	(o	espermatocitos)	(11).	Esta
muerte	celular	programada,	llamada	apoptosis,	se	produce	debido	principalmente
a	que	existe	una	selección	estricta	en	cuanto	a	la	«calidad»	de	las
espermatogonias	que	proliferan.	Por	otro	lado,	se	ha	propuesto	que	la	célula	de
Sertoli,	que	es	aquella	que	otorga	gran	parte	del	sustento	metabólico	y
fisiológico	a	las	células	germinales,	no	daría	abasto	con	tantas	células	germinales
que	sustentar	(13).	De	esta	manera	se	piensa	que	existiría	una	competencia	entre
las	espermatogonias,	que	están	en	proliferación	por	lograr	establecer	una	unión
fuerte	y	estable	que	permita	que	las	células	de	Sertoli	las	puedan	nutrir	y
sustentar.	Aquellas	espermatogonias	que	no	alcancen	a	lograr	esta	unión	con	la
célula	de	Sertoli	mueren	por	apoptosis.	De	esta	manera	aproximadamente	un	75
%	de	todas	las	espermatogonias	que	se	producen	en	cada	ciclo	de	división
mueren	por	apoptosis.	Por	lo	tanto,	la	apoptosis	es	un	proceso	muy	importante
en	el	control	de	la	homeostasis	y	balance	entre	las	interacciones	intercelulares
que	se	producen	en	el	testículo.
Espermiogénesis
La	serie	de	cambios	que	experimentan	las	espermátidas	para	su	transformación
en	espermatozoides	recibe	el	nombre	de	espermiogénesis.	La	espermiogénesis
comienza	con	la	formación	de	la	espermátida,	la	que	es	el	fruto	de	la	meiosis
experimentada	por	los	espermatocitos.	Por	lo	tanto,	las	espermátidas	son	células
haploides	que	ahora	deben	diferenciarse	en	un	espermatozoide	funcional.
Formación	del	acrosoma
Entre	los	numerosos	cambios	que	experimenta	la	espermátida	se	encuentra	la
formación	del	acrosoma.	Ésta	es	una	vesícula	que	se	forma	sobre	el	núcleo	de	la
espermátida	y	contiene	enzimas	que	ayudan	posteriormente	al	espermatozoide	a
cruzar	la	zona	pelúcida	(1).	El	acrosoma	se	forma	a	partir	de	pequeñas	vesículas
que	se	forman	en	el	aparato	de	Golgi.	Estas	vesículas	se	juntan	entre	sí	y	luego
se	adhieren	a	la	superficie	del	núcleo	de	la	espermátida.	Posteriormente	esta
vesícula	acrosómica	crece	notablemente	en	volumen	y	llega	a	cubrir	hasta	2/3	de
la	superficie	total	de	la	cabeza	del	espermatozoide	(2).	El	aparato	de	Golgi
modifica	y	empaqueta	todas	las	enzimas	y	proteínas	necesarias	para	el	buen
funcionamiento	del	acrosoma	durante	el	proceso	de	fecundación	(12).
Transformaciones	del	núcleo
Otro	de	los	drásticos	cambios	que	ocurre	durante	la	espermiogénesis	es	la
modificación	tanto	en	el	contenido	como	en	la	forma	del	núcleo	de	la
espermátida.	Esta	transformación	se	traduce	en	que	el	núcleo	de	la	espermátida
se	reduce	en	volumen,	el	que	finalmente	llega	a	ser	no	más	del	5	%	del	volumen
nuclear	de	una	espermatogonia	(16).	Esto	conlleva	a	que	el	material	genético
(ADN)	se	encuentre	enormemente	compactado,	gracias	a	la	participación	de
unas	proteínas	específicas	llamadas	protaminas.	Las	protaminas	sólo	se
encuentran	en	las	espermátidas	y	los	espermatozoides.	La	particular
organización	del	material	genético	en	el	espermatozoide	hace	que	éste	sea
transcripcionalmente	inactivo	(16).	En	otras	palabras,	el	espermatozoide	no
podría	sintetizar	ninguna	proteína.
Interacciones	celulares	en	el	testículo
Las	interacciones	celulares	en	el	testículo	son	un	requisito	importante	para	la
espermatogénesis	y	la	maduración	espermática.	Durante	todos	los	estados	de	la
espermatogénesis,	las	células	germinales	y	las	de	Sertoli	se	encuentran
comunicadas	a	través	de	contactos	directos	célula-célula	y	por	interacciones
paracrinas;	sin	embargo,	las	bases	moleculares	de	estas	interacciones	no	han	sido
completamente	definidas	(5).	Varios	tipos	de	uniones	morfológicas	y	funcionales
han	sido	descritas	en	el	testículo.	Este	tipo	de	uniones	permite	que	se	establezcan
numerosas	formas	de	interacciones	entre	tipos	celulares	específicos	y	con	la
célula	de	Sertoli.	Por	ejemplo,	se	sabe	que	las	células	más	indiferenciadas,	que
son	las	espermatogonias,	se	alojan	en	la	parte	basal	del	túbulo	seminífero.	Una
vez	que	entran	en	meiosis	y	comienza	su	diferenciación,	los	espermatocitos,	y
luego	las	espermátidas,	van	desplazándose	hacia	el	lado	luminal	del	túbulo
seminífero	(10).	Una	vez	que	la	espermátida	ha	logrado	su	forma	y
funcionalidad	final,	se	desprende	de	la	célula	de	Sertoli	y	se	libera	al	lumen	del
túbulo	seminífero	(espermiación).	Los	espermatozoides	completamente
formados	llegan	a	la	luz	de	los	túbulos	seminíferos,	desde	donde	son	empujados
hacia	el	epidídimo	por	los	elementos	contráctiles	que	se	encuentran	en	la	pared
de	aquéllos.	Aunque	en	un	principio	son	poco	móviles,	los	espermatozoides
alcanzan	su	movilidad	completa	en	el	epidídimo.	Durante	todo	este	proceso	de
movimiento,	desde	la	parte	basal	hacia	la	parte	luminal	del	túbulo	seminífero,	las
células	germinales	no	pierden	su	interacción	con	la	célula	de	Sertoli.	Para	lograr
este	movimiento,	las	células	germinales	(y	las	células	de	Sertoli)	establecen	una
relación	dinámica	de	interacciones	celulares	en	que	las	proteínas	que	las
componen	están	en	constante	proceso	de	degradación	y	de	reformación.	Por	otro
lado,	se	expresan	tipos	específicos	de	unión	dependiendo	del	tipo	celular	que	se
trate.	Por	ejemplo,	las	espermatogonias	y	las	células	de	Sertoli	expresan	un	tipo
de	proteínas	de	unión	llamadas	integrinas;	estas	moléculas	les	permiten	a	ellas
unirsea	la	lámina	basal.	Por	otro	lado,	las	especializaciones	ectoplasmáticas	se
forman	como	una	especialización	de	la	membrana	plasmática	de	la	célula	de
Sertoli	y	que	envuelve	el	acrosoma	de	las	espermátidas.
Estados	del	ciclo
Un	estado	del	ciclo	se	define	como	una	agrupación	de	células	germinales	que
tiene	una	composición	constante	en	el	tiempo.	Esto	significa	que	ciertos	estados
de	diferenciación	siempre	se	encuentran	asociados	a	otros	de	manera	específica.
Es	decir,	todo	este	conjunto	de	células	se	desarrolla	de	manera	sincrónica	y
armoniosa.	Existen	numerosos	estados	y	su	número	varía	según	la	especie	en
estudio.	Por	ejemplo,	en	el	ratón	se	sabe	que	hay	14	estados	(14	asociaciones
distintas	de	células).	Los	estados	del	ciclo	sirven	para	estudiar	el	proceso	de
espermatogénesis;	pero	además	nos	revelan	que	la	diferenciación	en	el	testículo
es	un	proceso	que	requiere	fuertemente	las	interacciones	celulares.	Los	estados
nos	ayudan	a	entender	el	ciclo	del	epitelio	seminífero,	que	es	la	secuencia
ordenada	de	estados,	los	cuales	ocurren	de	manera	secuencial	en	un	segmento
del	túbulo	seminífero	(5,	14).
En	resumen,	la	espermatogénesis	es	un	proceso	complejo	que	requiere	la
interacción	entre	diversos	tipos	celulares	y	con	la	matriz	extracelular.	Este
proceso	puede	ser	regulado	por	numerosos	factores	intrínsecos	o	extrínsecos	a
las	células	germinales.
Regulación	hormonal	de	la	espermatogénesis
Bajo	el	control	del	hipotálamo,	la	glándula	pituitaria	(hipófisis)	secreta	dos
hormonas	glicoproteicas	que	son	la	LH	y	FSH.	La	LH	tiene	un	efecto	directo
sobre	la	espermatogénesis	al	estimular	la	célula	de	Leydig,	que	es	la	productora
de	testosterona	en	el	testículo.	La	célula	de	Sertoli	tiene	receptores	para	la
hormona	testosterona,	la	cual	puede	influenciar	la	progresión	y	la	velocidad	de	la
espermatogénesis.	Además,	los	niveles	de	testosterona	tienen	una	estrecha
correlación	con	los	niveles	de	apoptosis	que	se	observan	en	la	senescencia	o	en
animales	expuestos	a	contaminantes	ambientales.	La	segunda	hormona
importante	es	la	FSH,	ella	controla	más	bien	la	velocidad	con	la	cual	se	produce
la	espermatogénesis	y	pareciera	actuar	tanto	a	nivel	de	las	células	de	Sertoli
como	a	nivel	de	las	células	germinales	(15).
Se	sabe	que	la	FSH	es	muy	importante	durante	el	inicio	de	la	espermatogénesis
en	la	pubertad.	Durante	este	período,	pareciera	ser	que	la	FSH	y	la	testosterona
tienen	un	efecto	sinérgico	en	el	desarrollo	de	las	distintas	etapas	del	desarrollo
del	testículo.	Si	se	elimina	la	glándula	hipófisis	se	ha	observado	que	se	detiene
completamente	la	espermatogénesis,	y	las	células	que	quedan	mueren	por
apoptosis.	A	largo	plazo,	los	túbulos	seminíferos	se	comienzan	a	achicar.	Las
células	de	Leydig	disminuyen	en	tamaño	y	en	número.
Otros	factores	que	regulan	la	espermatogénesis
Entre	otros	factores	que	modulan	la	espermatogénesis	se	encuentran	la
temperatura	y	los	contaminantes	ambientales.
Temperatura:	Uno	de	los	factores	que	regula	la	espermatogénesis	es	la
temperatura.	En	el	caso	del	testículo,	es	un	órgano	que	funciona	a	una
temperatura	3	a	4	°C	menor	que	el	resto	del	cuerpo.	Se	ha	observado	que	en
condiciones	en	que	los	testículos	no	son	capaces	de	descender	al	escroto,	no
comienza	la	espermatogénesis.	Por	otra	parte,	en	animales	con	reproducción
estacional,	como	algunos	hámsteres	del	ártico,	los	testículos	suben	a	la	cavidad
abdominal	durante	la	época	no	reproductiva	(18).	Durante	este	período	de
tiempo,	se	produce	una	masiva	muerte	celular	de	espermatocitos	y	espermátidas
y	una	detención	en	la	espermatogénesis.	Por	último,	es	posible	en	condiciones
experimentales	subir	de	2	a	3°C	la	temperatura	del	testículo,	y	con	ello	se	ha
visto	que	se	provoca	una	masiva	muerte	celular	(apoptosis)	tanto	en
espermatocitos	como	en	espermátidas	(8).	En	conclusión,	la	temperatura	es	un
factor	clave	en	la	regulación	de	la	programación	y	la	velocidad	de	la
espermatogénesis.
Contaminantes	ambientales:	Muchos	de	los	contaminantes	ambientales	que
afectan	la	espermatogénesis	son	estructuralmente	muy	parecidos	a	los
estrógenos,	hormonas	sexuales	derivadas	de	la	testosterona.	Estos	químicos,
tienen	la	capacidad	de	unirse	a	los	receptores	endógenos	de	hormonas	y	afectar
la	expresión	génica	de	las	células,	es	por	ello	que	han	sido	implicados	en	la
disminución	en	la	fertilidad	y	aumento	de	cánceres	testiculares	(7).	En
particular,	se	cree	que	actúan	al	romper	la	comunicación	entre	el	hipotálamo	y
la	hipófisis,	de	manera	que	disminuyen	los	niveles	circulantes	de	la	FSH	y	así
afectan	a	la	espermatogénesis.	Se	sabe,	que	uno	de	estos	compuestos,	el
dietilestilbestrol,	además	causa	muerte	celular	por	apoptosis	en	espermatocitos
en	estado	de	paquiteno	y	espermátidas	en	ratas	tratadas	con	esta	droga	(6).	De
esta	manera,	los	contaminantes	ambientales	podrían	afectar	la
espermatogénesis	tanto	en	forma	directa	como	en	forma	indirecta.
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3.	EMBRIOLOGÍA	DEL	APARATO
REPRODUCTOR
El	sexo	se	define	al	momento	de	la	fecundación,	cuando	el	espermatozoide
participante	transporta	un	cromosoma	X	o	Y.	Conociendo	que	el	ovocito
contiene	un	cromosomasexual	X,	las	posibilidades	de	apareamiento	gamético
serán	XX	o	XY	(Fig.	8),	femenino	o	masculino,	respectivamente	(3,	4).
Figura	8
Cariotipo	de	un	varón	XY	(izquierda),	cariotipo	de	una	mujer	XX	(derecha).
(Adaptado	de	An	Atlas	of	mammalian	chromosomes	NSUT,	Benerschke.	Volumen
I,	folio	50,	1967.	Springer-Verlag.	New	York	Inc.
Una	vez	definido	el	sexo	genético,	morfológicamente	el	embrión	progresa	en
forma	indiferenciada	durante	el	desarrollo	embriofetal	temprano,	siendo
imposible	identificar	el	sexo	gonadal	y	genital.
La	gónada	indiferenciada	se	forma	durante	el	desarrollo	embrionario	temprano,
cuando	las	células	germinales	migran	y	colonizan	el	ribete	genital	o	futura
gónada.	Aquí	la	gónada	definirá	su	destino	hacia	masculino	o	femenino,	según
su	condición	genética	y	la	diferenciación	de	las	células	somáticas	que
acompañan	a	las	células	germinales.
Teóricamente,	las	células	germinales	aseguran	su	existencia	desde	la
compartimentalización	del	citoplasma	del	ovocito	y	acumulación	de
concentraciones	definidas	de	una	sustancia,	el	ARN-OSKAR,	a	nivel	del	polo
vegetal	de	la	célula	(5).	Esta	sustancia	sería	el	llamado	«plasma	germinal»,	el
cual	después	de	la	fecundación	se	distribuye	a	los	blastómeros,	que	formarán	las
futuras	células	germinales,	transportando	los	genes	OSKAR,	que	definen	el
destino	hacia	las	células	de	la	línea	germinal	y,	por	lo	tanto,	a	la	formación	de	los
gametos.
La	distribución	del	ARN	progresa	durante	la	ovogénesis	y	continúa	en	el	ovocito
fecundado	(cigoto),	para	luego	identificarse	con	las	células	que	corresponden	a
los	elementos	de	la	línea	germinal	(células	que	pueden	reconocerse	por	su
contenido	rico	en	glicógeno	y	fosfatasa	alcalina);	es	decir,	desde	temprano	en	el
desarrollo,	las	células	que	heredan	parte	de	este	material	serán	las	futuras	(CGP).
Formación	y	desarrollo	temprano	de	la	gónada
En	embriones	al	estado	de	4	a	8	células,	ya	es	posible	reconocer	la	presencia	de
CGP.	En	estado	más	avanzado,	se	reconoce	la	presencia	de	las	CGP	en	las
paredes	del	saco	vitelino,	el	cual	forma	parte	de	los	llamados	anexos
embrionarios.	Desde	allí	éstas	deberán	migrar	hacia	el	mesoderma	que	rodea	al
alantoides,	para	avanzar	por	el	mesenterio	dorsal	hacia	la	región	de	la	futura
gónada;	es	decir,	el	epitelio	celómico	y	mesénquima	subyacente	que	cubre	al
mesonefros	en	su	porción	ventro-craneal.
Durante	la	migración	de	las	CGP,	éstas	proliferan,	de	modo	que	a	las	8	semanas
de	gestación,	en	la	gónada	en	desarrollo	existen	aproximadamente	600.000	CGP.
Control	genético	del	sexo	gonadal
Durante	la	década	de	1950,	se	describió	la	asociación	del	cromosoma	Y	con	la
diferenciación	y	desarrollo	de	la	gónada	hacia	un	testículo.	Se	observó	que	los
genotipos	XY,	XXY	o	XXXXY	desarrollan	un	fenotipo	masculino	y	que	los	XX,
XO,	o	XXX	presentan	un	fenotipo	femenino.
El	estudio	de	la	secuencia	génica	del	cromosoma	Y	permitió	describir	que	éste
transporta	una	secuencia	específica	determinante	testicular,	denominado	factor
determinante	testicular	(TDF)	o	gen	determinante	testicular	del	cromosoma	Y
(TDY).
Durante	la	década	del	60	se	demostró	que	el	TDY	se	encuentra	presente	en	el
brazo	corto	del	cromosoma	Y,	que	es	idéntico	al	antígeno	H-Y	específico	o
antígeno	de	histocompatibilidad.	Este	antígeno	es	específico	de	las	células
masculinas	(XY),	aunque	también	se	ha	encontrado	en	machos	XX,	donde	el	gen
TDY	está	presente	en	el	cromosoma	X	de	origen	paterno,	probablemente
provocado	por	una	meiosis	defectuosa.	Adicionalmente,	se	ha	descrito	la
existencia	de	hembras	XY.	Estas	hembras	carecen	de	TDY.
Posterior	a	1971	se	describió	el	gen	ZFY,	que	contiene	una	secuencia	altamente
conservada	a	través	de	la	evolución	en	mamíferos.	Este	gen	codifica	una
proteína	cuya	función	sería	regular	la	transcripción,	y	podría	corresponder	al	gen
TDY,	participando	en	el	desarrollo	de	las	células	germinales	masculinas.
Con	posterioridad	a	1990	se	determinó	que	en	el	sitio	de	la	secuencia	génica	del
TDY,	en	el	brazo	corto	del	cromosoma	Y,	se	encontraba	el	gen	SRY,	al	que	se	le
atribuye	actualmente	el	desarrollo	gonadal	hacia	la	formación	de	un	testículo	y,
por	lo	tanto,	a	fenotipo	masculino.	Su	expresión	y	regulación	es	independiente
de	factores	androgénicos	endógenos	o	exógenos.
Actualmente,	se	considera	que	el	gen	SRY	inicia	y	desencadena	una	cascada	en
la	expresión	génica	que	lleva	a	la	gónada	hacia	la	diferenciación	masculina	(6).
El	sexo	gonadal
Estructuralmente,	la	gónada	indiferenciada	se	encuentra	organizada	en	el
blastema	gonadal	donde	las	CGP,	en	asociación	con	las	células	somáticas
locales,	constituyen	los	cordones	sexuales	primitivos,	que	ocupan	la	totalidad	del
blastema	(Fig.	9).	Al	colonizar	la	gónada	reciben	la	influencia	de:
El	epitelio	celómico,	cuyas	células	formarán	las	células	de	pre-Sertoli	(XY)	en	el
hombre	o	pregranulósicas	(XX)	en	la	mujer.
Figura	9
Imagen	de	la	gónada	indiferenciada.	Obsérvese	a	la	derecha	el	blastema	gonadal
cubierto	por	el	epitelio	celómico	y	subyacente	a	él	la	celularidad	del	parénquima
indiferenciado.	A	la	izquierda	se	destaca	el	mesonefros:	túbulo	mesonéfrico
(parte	media),	conducto	mesonéfrico	o	de	Wolff	(al	centro)	y	el	conducto
paramesonéfrico	o	de	Müller	(extremo	inferior)	(100x).
Las	células	del	mesonefros	o	sistema	renal	en	involución.	Esto	permite	a	los
derivados	celulares	mesonéfricos	transformarse	hacia	células	mesenquimáticas
que	migran	hacia	las	células	germinales	primordiales	hasta	alcanzar	una	relación
estrecha	con	ellas	y	constituir	las	células	de	pre-Leydig	(o	pre-Sertoli,
según	otros	investigadores).
En	general,	la	estructura	genital	está	programada	básicamente	para	feminizarse.
Sin	embargo,	la	presencia	del	TDY	implicaría	la	diferenciación	hacia	masculino,
como	una	«oposición»	al	programa	femenino	(2).
El	momento	de	la	diferenciación	hacia	masculino	corresponde	a	un	«tiempo
ventana»	o	«tiempo	crítico»,	en	el	cual	deben	aparecer	los	productos	de
expresión	génica	del	gen	SRY.	La	ausencia	del	gen	SRY	implica	una
diferenciación	posterior,	más	tardía	hacia	el	sexo	femenino.
Diferenciación	hacia	Ovario
La	diferenciación	de	la	gónada	hacia	ovario	se	inicia	con	la	regresión	y
mesenquimatización	gradual	del	tejido	mesonéfrico	proveniente	de	los	túbulos
mesonéfricos.	El	mesonefros	es	el	segundo	sistema	renal	que	se	forma	en	el
embrión	humano	y	participará	principalmente	en	la	formación	del	testículo.
La	región	central	de	la	gónada	(futura	médula)	es	invadida	por	células
mesonéfricas	(rete	intraovárica),	desplazando	a	las	células	germinales	hacia	la
periferia	(futura	corteza),	donde	probablemente	reciben	la	influencia	del	epitelio
celómico	que	continúa	organizando	su	lámina	basal	(Fig.	10).	Las	células
germinales	son	distribuidas	uniformemente	en	verdaderos	«nidos»	a	nivel	de	la
región	cortical	del	ovario.
Figura	10
Fotografía	de	un	ovario	en	diferenciación	que	muestra	la	distribución	de	las	CGP
asociadas	a	una	monocapa	de	células	somáticas.	Se	observa	un	estroma	muy
celular	(100x).
En	la	mujer,	la	meiosis	se	inicia	al	comienzo	del	período	fetal.	Estas	células	se
dividirán	por	mitosis	en	forma	sincrónica,	pues	están	comunicadas	por	puentes
de	comunicación	intercelulares.	Esta	es	una	etapa	muy	sensible	a	noxas
ambientales,	p.	ej.,	radiaciones	X.	Al	rodearse	las	CGP	por	una	capa	de	células
foliculares	primordiales	se	inicia	la	meiosis.	Esto	tiene	una	profase	muy	larga	y
se	detiene	en	la	etapa	de	diploteno.	Permanece	así	hasta	el	comienzo	de	la	vida
reproductiva.	El	ovocito	completa	la	meiosis	sólo	después	de	la	fecundación.	La
meiosis	es	fundamental	para	reducir	la	cantidad	de	ADN	(material	genético)	que
aporta	el	ovocito	a	un	contenido	haploide.
Probablemente	el	inicio	de	la	meiosis	es	la	respuesta	a	una	sustancia	inductora
de	la	meiosis	(MIS),	sintetizada	por	las	células	derivadas	del	mesonefros.
Durante	el	proceso	meiótico	y	luego	de	haber	alcanzado	la	etapa	de	diploteno,	el
ovocito	debe	interactuar	con	las	células	somáticas	de	sostén	o	células
granulósicas,	generando	el	folículo	primordial.
Los	folículos	primordiales	conel	«ovocito	I»	detenido	en	la	profase	de	la
primera	división	meiótica	en	la	etapa	de	diploteno,	permanecen	así	hasta	la
pubertad	donde,	por	acción	de	los	cambios	hormonales,	se	inicia	el
reclutamiento	cíclico	folicular	y	su	desarrollo	hacia	folículo	maduro	preantral.
Diferenciación	hacia	Testículo
En	el	embrión	masculino	la	diferenciación	hacia	testículo	a	partir	de	la	gónada
indiferenciada	(XY),	depende	de	la	diferenciación	específica	de	dos	líneas
celulares:	células	de	Leydig	y	células	de	Sertoli,	para	constituir	y	coordinar	la
formación	de	los	cordones	testiculares	(Fig.	11).
Las	células	de	Leydig,	productoras	de	esteroides	(testosterona)	se	encuentran	en
el	intersticio	de	la	gónada,	ocupando	el	compartimento	intertubular	(entre
túbulos).	Las	células	de	Sertoli,	productoras	de	la	hormona	antimülleriana
(HAM)	constituyen	el	compartimento	tubular,	junto	con	la	línea	de	células
germinales	que	producen	los	espermatozoides.	Aparentemente,	en	las	células	de
pre-Sertoli,	es	donde	se	hace	efectiva	la	expresión	del	gen	SRY,	necesario	para
iniciar	la	diferenciación	testicular,	independiente	de	gonadotrofinas	y	hormonas
esteroidales.
En	un	embrión	humano	de	14	mm,	entre	las	células	de	la	línea	germinal	y	las	de
Sertoli,	aparecen	las	primeras	uniones	estrechas,	lo	que	va	generando	el	epitelio,
que	se	organiza	en	una	red	de	estructuras	cordonales.	Estos	son	los	precursores
de	los	cordones	testiculares.	Los	cordones	testiculares	están	formados	por	los
túbulos	seminíferos,	donde	se	llevará	a	cabo,	después	de	la	pubertad,	la
espermatogénesis.
Figura	11
Fotografía	de	un	testículo	indiferenciado	(100x).
A	medida	que	progresa	el	desarrollo	y	diferenciación,	los	cordones	aumentan	en
longitud	y	circunvoluciones.
La	porción	terminal	de	los	cordones	testiculares,	aún	mantiene	su	relación	con	el
mesonefros	a	través	de	la	rete-testis.
Al	inicio	de	la	diferenciación	testicular,	el	epitelio	celómico	está	conectado	a	los
cordones	testiculares.	Sin	embargo,	pronto	comienza	un	proceso	de	retracción	de
los	cordones	testiculares,	separándose	del	epitelio	celómico.	Paralelamente,	el
epitelio	celómico	refuerza	y	da	continuidad	a	su	lámina	basal.	Ambos	eventos,
permiten	la	aparición	de	un	tejido	conectivo	denso	subepitelial	que	va	a
constituir	la	túnica	albugínea.	La	túnica	albugínea	emite	prolongaciones	de
tabicación	hacia	el	interior	del	testículo	en	diferenciación,	generando	la
compartimentalización	del	testículo.
En	esta	organización	testicular,	las	células	germinales	que	ocupan	el
compartimento	intratubular	pasan	a	llamarse	espermatogonias,	mientras	que	las
células	germinales	extratubulares	degeneran.
Tanto	las	células	de	Sertoli	como	las	germinales	proliferan	constantemente
durante	el	desarrollo	fetal	y	neonatal,	pero	cuando	se	inicia	la	espermatogénesis,
las	células	de	Sertoli	pierden	su	capacidad	proliferativa.
En	el	epitelio	seminífero,	inicialmente	las	células	de	Sertoli	son	columnares	y	de
forma	irregular,	con	las	células	germinales	entre	ellas.	Gradualmente	su	forma
irregular	se	acentúa,	generando	extensas	protrusiones	hacia	las	células	vecinas.
Este	cambio	de	forma	obliga	a	las	espermatogonias	a	cambiar	de	posición	desde
central	hacia	la	periferia	del	cordón,	lo	que	permite	la	formación	de	desmosomas
y	uniones	estrechas	inter-Sertoli	que	en	el	adulto	formarán	la	barrera	hemato-
testicular.
En	el	intersticio,	las	células	de	Leydig	se	desarrollan	después	de	iniciada	la
diferenciación	testicular.	Durante	los	estados	tempranos	del	desarrollo,	las
células	de	Leydig	muestran	una	tasa	proliferativa	baja,	pero	al	acercarse	a	la
pubertad	comienzan	a	aumentar	su	proliferación.
Síntesis	de	esferoides	durante	el	desarrollo	embrionario
En	la	especie	humana,	el	ovario	fetal	secreta	esteroides	sólo	al	final	del	período
fetal.	Sin	embargo,	en	el	varón	los	esteroides	testiculares	son	responsables	de	la
mantención	del	crecimiento	y	diferenciación	de	los	genitales	masculinos	internos
y	externos,	así	como	también	de	la	masculinización	del	sistema	nervioso	central.
Los	estímulos	para	la	producción	de	esteroides	son	la	gonodotrofina	coriónica
humana	(hCG)	y	LH,	aunque	en	la	especie	humana	parece	que	la	hCG	es	la
responsable	directa,	dada	la	aparición	creciente	de	receptores	para	ella	durante
este	período.
Formación	y	diferenciación	de	los	conductos	genitales	internos
En	la	formación	de	los	genitales	femeninos	y	masculinos	participan	los
conductos	de	Müller	y	Wolff	respectivamente.	Estos	se	organizan	y	desarrollan
previo	a	la	formación	de	la	gónada	(Fig.	12).
Figura	12
Corte	transversal	de	un	embrión	de	seis	semanas	por	la	región	lumbar,	en	el	cual
se	observan	los	cordones	sexuales	primitivos,	los	conductos	mesonéfricos	(de
Wolff)	y	de	Müller	(paramesonéfrico).
En	el	estado	de	desarrollo	temprano	(antes	de	la	quinta	semana)	debe	formarse	el
sistema	holonefrótico,	constituido	por	el	pronefros,	mesonefros	y	metanefros,
iniciándose	en	la	porción	cefálica	del	mesodermo	intermedio.	El	desarrollo
cráneo-caudal	de	este	sistema,	permite	que	en	la	futura	región	gonadal,	el
mesonefros	genere	contactos	tubulares	y	organización	de	nefrones	transitorios.
Luego	se	continúa	a	caudal	y,	antes	de	abrirse	en	el	futuro	seno	urogenital
(cloaca),	emite,	por	evaginación,	la	formación	del	metanefros	(futuro	riñón
verdadero)	con	la	yema	ureteral.
El	segundo	sistema	renal	que	se	forma	en	el	embrión	se	llama	mesonefros.	Éste
se	forma	paralelo	a	la	gónada.	Externamente	al	mesonefros	aparece	una
invaginación	del	epitelio	celómico	que	va	a	constituir	el	conducto	de	Müller.
En	un	estado	inicial,	ambos	conductos	(Wolff	y	Müller)	son	tubos	rectos
tapizados	por	una	lámina	epitelial	de	células	planas	a	cilíndricas.	A	medida	que
avanza	el	desarrollo	este	epitelio	se	hace	más	alto,	con	un	núcleo	ubicado	en	el
tercio	basal.	Paralelo	al	tejido	epitelial	en	crecimiento,	el	tejido	mesenquimático
circundante	se	ordena	en	láminas	concéntricas	alrededor	de	los	conductos.
Posteriormente,	la	diferenciación	de	los	conductos	será	por	la	interacción
epitelio-mesénquima,	donde	el	mesénquima	será	el	blanco	y	el	mediador	para	la
acción	morfogénica	de	la	testosterona	y	HAM	(1).
Diferenciación	del	Conducto	de	Müller
Este	proceso	de	diferenciación	ocurre	después	del	tercer	mes	de	edad
gestacional,	y	se	considera	que	el	inicio	hacia	la	diferenciación	ocurre
autónomamente,	sin	requerir	estimulación	especial	para	ella.	Se	sabe	que	es	un
proceso	independiente	de	esteroides	(Fig.	13).
La	porción	craneal	del	conducto	mülleriano	se	desarrollará	para	constituir	el
oviducto	(trompa	de	Falopio).	La	sección	media	dará	origen	a	la	formación	del
útero,	mientras	que	la	parte	caudal	contribuye	al	origen	del	tercio	superior	de	la
vagina.	La	diferenciación	uterina	comienza	simultáneamente	con	la	de	las
trompas	de	Falopio,	las	que	se	diferencian	en	tres	segmentos:	ámpula,
infundíbulum	e	istmo.
En	la	mujer,	por	falta	de	testosterona,	sólo	una	parte	del	conducto	de	Wolff
permanece	y	contribuye	a	la	organización	de	los	uréteres	y	a	la	formación	de	la
vejiga	y	de	la	uretra	(1).
Figura	13
Esquema	que	muestra	el	origen	de	los	órganos	genitales	femeninos	internos	(en
negro):	A:	Conductos	genitales	femeninos	al	final	del	segundo	mes	de	vida.	B:
Conductos	genitales	después	del	descenso	del	ovario.
(Adaptado	de	Langman.	Embriología	Médica;	Sadler	T.	W.;	1996;	277).
Diferenciación	del	Conducto	de	Wolff
La	diferenciación	y	desarrollo	del	conducto	de	Wolff	es	de	inicio	temprano	y
requiere	de	la	presencia	de	testosterona,	proveniente	del	testículo.
La	sección	craneal	dará	origen	al	epidídimo,	de	la	parte	central	derivará	el
conducto	deferente	y	el	segmento	caudal	formará	el	conducto	eyaculador	y	las
vesículas	seminales.	Algunos	túbulos	mesonéfricos	conectados	con	la	rete	testis
son	retenidos	y	formarán	los	conductillos	eferentes	(Fig.	14).
Figura	14
Esquema	que	muestra	el	origen	de	los	órganos	genitales	masculinos	internos	(en
negro):	A:	Conductos	genitales	en	el	varón	en	el	cuarto	mes	de	desarrollo.	B:
Conductos	genitales	después	de	descender	el	testículo.(Adaptado	de	Langman.	Embriología	Médica;	Sadler	T.	W.;	1996;	276).
El	conducto	epididimario	es	rodeado	concéntricamente	por	células
mesenquimáticas,	que	luego	se	diferenciarán	en	una	lámina	fina	de	células
musculares	lisas.	La	conexión	entre	epidídimo	y	conducto	deferente	se	marca
claramente	por	la	aparición	de	una	pared	muscular	trilaminar.
En	el	varón,	el	conducto	de	Müller	comienza	una	regresión	inmediatamente
después	de	la	diferenciación	testicular.	Esta	regresión	depende	de	las	células	de
Sertoli	con	la	secreción	de	HAM.	La	HAM	también	se	asocia	como	factor
inhibidor	de	la	meiosis	y	posteriormente	en	la	iniciación	del	descenso
testicular	(1).
Formación	y	diferenciación	de	los	genitales	externos
a.	Genitales	externos	masculinos
El	pene	deriva	de	una	estructura	llamada	tubérculo	genital.	Éste	requiere	para	su
desarrollo	de	dihidrotestosterona	(DHT)	y	se	elonga	distalmente	arrastrando
consigo	a	los	pliegues	genitales.	Paralelamente,	las	prominencias	genitales	se
agrandan	para	dar	origen	a	las	bolsas	escrotales.
Durante	el	alargamiento	del	pene,	se	desarrolla	un	surco	en	la	superficie	caudal
que	se	continúa	proximalmente	con	la	estrecha	abertura	del	seno	urogenital.
Posteriormente,	este	surco	formado	por	los	pliegues	genitales	se	fusiona
ventralmente,	constituyendo	la	porción	peneana	de	la	uretra.	Mientras	que	la
uretra	prostática	se	forma	de	la	parte	del	seno	urogenital	entre	el	cuello	de	la
vejiga	y	la	abertura	externa	original	del	seno	urogenital.	Desde	la	porción	más
distal	de	la	uretra	prostática	nace	un	cordón	celular	ectodérmico	que	se	extiende
distalmente	para	encontrarse	con	la	uretra	peneana.	Luego	este	cordón	se
canaliza	y	permite	la	continuidad	y	desembocadura	urogenital	definitiva.
b.	Genitales	externos	femeninos
En	la	mujer,	a	partir	de	los	genitales	externos	indiferenciados,	el	tubérculo
genital	da	origen	al	clítoris,	los	pliegues	genitales	originan	los	labios	menores	y
las	prominencias	genitales	se	convierten	en	los	labios	mayores.
La	abertura	original	del	seno	urogenital	no	experimenta	grandes	cambios	y
permanece	en	su	posición	original.	Sin	embargo,	su	orificio	se	elonga	para
formar	en	conjunto	con	los	labios,	el	vestíbulo,	en	el	que	desembocan	la	vagina	y
la	uretra.	Por	lo	tanto,	en	la	mujer,	la	uretra	se	deriva	del	seno	urogenital	y	es
homologa	a	la	porción	prostática	de	la	uretra	masculina	(1).
Cuadro	Resumen
Estructura	embrionaria Varón
Gónada	indiferenciada Testículo.
Corteza Túbulos	seminíferos.
Médula Rete-testis	e	hilio.
Túbulos	mesonéfricos Conductos	eferentes,	paradídimo
Conducto	mesonéfrico	(de	Wolff) Conducto	epididimario,	deferente,	eyaculador	y	vesícula	seminal.	Uréter,	pelvis	renal,	cálices	y,	conductos	colectores.
Conducto	paranesonéfrico	(de	Müller) Apéndice	testicular.
Seno	urogenital Vejiga,	uretra,	utrículo	prostático,	glándulas	prostáticas	y	bulbouretrales.
Tubérculo	sinusal Colículo	seminal.
Tubérculo	genital Pene,	glande	del	pene,	cuerpos	cavernosos,	cuerpo	esponjoso.
Pliegues	genitales Cara	ventral	del	pene.
Prominencias	genitales Bolsas	escrotales.
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72:167-169.
4.	CAMBIOS	HORMONALES	EN	LA
ADOLESCENCIA
Durante	su	desarrollo,	el	ser	humano	experimenta	una	serie	de	etapas	que	lo
preparan	para	su	vida	adulta.	Una	de	estas	etapas	es	la	pubertad,	período	en	el
cual	el	niño	entra	en	un	proceso	de	grandes	cambios	fisiológicos,	psicológicos	y
sociológicos.	Por	esto,	corresponde	a	una	de	las	etapas	más	críticas	del
desarrollo.
La	adolescencia	puede	definirse	como	la	edad	que	sucede	a	la	niñez	y
comprende	desde	la	pubertad	hasta	el	desarrollo	en	adulto.	En	la	pubertad	es
donde	comienzan	las	modificaciones	que	permiten	el	ingreso	a	la	vida	adulta.
Los	eventos	que	desencadenan	la	pubertad	no	se	conocen	completamente,	sin
embargo,	se	cree	que	estarían	regulados	genética	y	ambientalmente.	La	duración
de	la	adolescencia	es	variada	y,	por	lo	general,	se	considera	entre	los	10	y	19
años	de	edad.
Desde	el	nacimiento	hasta	la	pubertad	son	pocos	los	cambios	visibles	que
ocurren	en	el	individuo,	debido	a	que	el	sistema	hipotálamo-hipófisis-gónada	se
encuentra	en	un	estado	de	relativo	reposo.	Durante	la	pubertad,	es	posible
observar	en	la	mujer	un	pequeño	desarrollo	mamario	asociado	a	un	crecimiento
de	los	ovarios.	En	el	hombre,	los	cambios	a	nivel	testicular	y	de	los	genitales
accesorios	constituyen	los	primeros	signos	visibles	del	comienzo	de	la	pubertad
(17).
En	la	adolescencia	se	desarrollan	los	caracteres	sexuales	secundarios	que	son
diferentes	en	el	hombre	y	la	mujer.	Por	ejemplo,	el	tono	de	voz,	los	ciclos
reproductivos	y	las	características	externas	típicamente	masculinas	o	femeninas.
En	general,	la	secuencia	de	aparición	de	eventos	es	un	crecimiento	corporal
acelerado,	desarrollo	mamario,	adrenarquia,	gonadarquia	y	menarquia.	Las
hormonas	involucradas	en	el	desarrollo	de	estos	caracteres	sexuales	secundarios
tienen	dos	vías	de	origen,	uno	de	tipo	suprarrenal	y	otro	del	eje	hipotálamo-
hipófisis-gónada	(22,	29).
Durante	la	infancia,	la	ausencia	de	los	caracteres	sexuales	secundarios	se	debe
principalmente	a	una	alta	sensibilidad	del	eje	hipotálamo-hipófisis-gónada	a	los
esteroides	gonadales.	Estas	características	se	mantienen	así	hasta	la	prepubertad.
En	la	infancia	el	eje	es	6	a	15	veces	más	sensible	a	los	esteroides	gonadales	que
en	el	adulto.	Así,	los	niveles	bajos	de	esteroides	gonadales	durante	la	infancia
son	suficientes	para	inhibir	el	funcionamiento	del	eje	(7,	30,	31).	Como
consecuencia	de	lo	anterior,	los	niveles	de	gonadotrofinas	en	este	período	son
bajas	y	se	mantienen	constantes	durante	las	24	horas	del	día,	no	registrándose
diferencias	sustanciales	entre	los	períodos	de	vigilia	y	de	sueño.
A	medida	que	se	avanza	en	la	adolescencia,	es	posible	distinguir	la	aparición	de
tres	eventos	importantes:
1.	La	adrenarquia	o	inicio	de	la	secreción	androgénica	de	origen	adrenal.
2.	La	«maduración»	del	eje	hipotálamo-hipófisis-gónada.	Se	produce	la
disminución	de	la	sensibilidad	del	eje	hipotálamo-hipófisis-gónada	a	los
esteroides	gonadales,	(5).	Se	desencadena	el	inicio	de	la	producción	de	GnRH,
con	un	aumento	consecuente	en	la	secreción	de	gonadotrofinas.
3.	La	gonadarquia	o	aumento	en	la	secreción	de	esteroides	gonadales.
La	adrenarquia
Este	proceso	se	caracteriza	por	un	aumento	progresivo	de	las	concentraciones
plasmáticas	de	ciertas	hormonas	de	origen	suprarrenal:	la
deshidroepiandrosterona	(DHEA),	sulfato	de	deshidroepiandrosterona	(DHEA-
S)	y	androstenediona.	La	secreción	aumentada	de	estas	hormonas	se	inicia
alrededor	de	los	6-7	años	y	se	prolonga	hasta	los	13-15	años	(6,	13).	Al	inicio	de
la	pubertad,	la	secreción	de	estas	hormonas	es	similar	en	ambos	sexos,	pero
alrededor	de	los	9	años,	ésta	comienza	a	ser	mayor	en	la	mujer.	Los	andrógenos
suprarrenales	después	de	ser	secretados,	son	transformados	a	androstenediona,
testosterona	y	estradiol.	Los	andrógenos	se	convierten	en	los	tejidos	periféricos	a
DHT,	un	compuesto	de	gran	potencia	androgénica,	responsable	de	los	caracteres
sexuales	secundarios;	específicamente	del	desarrollo	del	vello	púbico	y	axilar.
La	maduración	del	eje	hipotálamo-hipófisis
Éste	es	un	proceso	que	depende	del	sistema	nervioso	central	y	se	caracteriza	por
una	progresiva	disminuciónde	la	sensibilidad	hipotalámica-hipofisiaria	a	la
acción	de	la	retroalimentación	negativa	de	las	hormonas	gonadales	y	por	el
establecimiento	de	los	mecanismos	de	retroalimentación	positivo	de	los
estrógenos	y	la	testosterona	sobre	el	complejo	hipotálamo-hipófisis,	que	inicia
en	la	mujer	los	ciclos	reproductivos	y	en	el	hombre	la	producción	de
espermatozoides.
Hasta	hace	unos	años	atrás	se	sabía	que	el	evento	fundamental	que	conducía	al
inicio	de	la	pubertad	era	la	activación	del	eje	hipotalámico-hipofisiario-gonadal,
pero	los	mecanismos	involucrados	en	dicha	activación	eran	poco	claros.	Hoy	en
día	se	sabe	que	las	principales	hormonas	involucradas	en	la	activación	de	dicho
eje	y,	por	tanto,	en	el	inicio	a	la	pubertad	son	principalmente:	la	hormona	del
crecimiento	(15);	la	leptina,	hormona	proteica	liberada	desde	el	tejido	adiposo
(9);	y	la	kispeptina,	hormona	proteica	expresada	en	el	hipotálamo	(25,	12).
Recientes	investigaciones	indican	que	las	proyecciones	de	las	neuronas
kispeptinérgicas	controlan	la	secreción	pulsátil	de	GnRH	y,	además,	se	ha
descubierto	que	este	control	también	involucra	a	la	hormona	leptina	(25,	12).	A
medida	que	la	pubertad	se	acerca,	la	leptina	es	liberada	en	mayor	proporción
desde	el	tejido	adiposo,	ocasionando	esto	un	incremento	en	la	expresión	de
kispeptina	a	nivel	hipotalámico.	El	alza	en	el	nivel	de	kispeptina	produciría	en
las	neuronas	productoras	de	GnRH	un	aumento	en	los	pulsos	de	secreción	de
esta	hormona	hacia	la	hipófisis	(25,	12).	La	estimulación	de	GnRH	sobre	la
adenohipófisis	ocasiona	que	ésta	libere	las	gonadotrofinas	FSH	y	LH,	las	cuales
comienzan	a	ejercer	sus	efectos	a	nivel	gonadal	(27),	produciendo	un	aumento
en	la	biosíntesis	de	las	hormonas	esteroidales	sexuales,	entre	otros	cambios	(21;
27).	Una	de	las	principales	consecuencias	de	la	pubertad	a	nivel	reproductivo	es
la	gonadarquia,	evidenciada	ésta	por	la	activación	del	mecanismo	ovulatorio	en
las	niñas	y	la	maduración	testicular	en	los	varones.
En	general,	la	maduración	del	eje	se	caracteriza	por:
1.	Secreción	en	aumento,	de	las	gonadotrofinas	(LH	y	FSH).	Durante	el	inicio	de
la	pubertad,	en	la	mujer,	aumentan	los	niveles	de	FSH,	siendo	éstos	superiores	a
los	de	LH.	A	medida	que	se	avanza	hacia	el	final	de	la	pubertad	los	niveles
gonadotróficos	se	mantienen	elevados	pero	la	relación	entre	ambas
gonadotrofinas	se	invierte,	siendo	mayor	la	secreción	de	LH.
Esto	se	mantiene	durante	la	vida	reproductiva.	En	la	menopausia	la	razón
FSH/LH	nuevamente	se	invierte,	haciéndose	mayor	que	1.
En	el	hombre	también	existe	un	aumento	en	la	secreción	de	gonadotrofinas
durante	la	pubertad.	Se	ha	comprobado	que	este	aumento	responde	a	una
disminución	de	la	retroalimentación	negativa	gonadal	y	también	se	debe	a	los
cambios	que	ocurren	en	el	hipotálamo	(30).
2.	El	establecimiento	del	ritmo	de	secreción	vigilia-sueño.	Es	decir,	durante	el
día	los	niveles	de	LH	y	FSH	registrados	son	muy	similares	a	los	del	período
prepuberal,	mientras	que	durante	las	horas	de	sueño	se	evidencia	un	pulso	de
secreción	episódico	mayor	de	estas	gonadotrofinas,	con	niveles	dos	a	cuatro
veces	más	elevados	en	estas	horas	(3,	29)	(Fig.	15).
El	hecho	de	que	estas	hormonas	se	secreten	en	forma	pulsátil,	demuestran	que	la
liberación	del	GnRH	por	parte	del	hipotálamo	también	es	pulsátil	(29).	Esta
pulsatilidad,	con	una	frecuencia	y	concentraciones	dentro	de	ciertos	límites,	es
muy	importante	para	la	secreción	normal	de	las	hormonas	gonadotróficas	y
gonádicas,	según	ya	se	han	explicado.
En	la	mujer,	los	ciclos	menstruales	normales	requieren	del	mantenimiento	de	la
liberación	pulsátil	de	GnRH	dentro	de	una	amplitud	crítica	(18).	En	la	fase
folicular	temprana	del	ciclo	menstrual,	los	pulsos	de	LH	(y	presumiblemente	los
de	GnRH)	son	más	frecuentes	y	de	menor	amplitud	comparados	con	los	de	la
fase	lútea	y	se	piensa	que	esta	frecuencia	aumentada	trae	consigo	un	aumento	en
la	secreción	de	estradiol	por	parte	del	ovario	(19).
Gonadarquia
Como	consecuencia	del	aumento	de	los	niveles	plasmáticos	de	LH	y	FSH,	en	la
mujer	se	provoca	un	crecimiento	de	los	folículos	ováricos	que	comienzan	a
secretar	cantidades	crecientes	de	estradiol.	Las	cantidades	de	estradiol
plasmático	aumentan	progresivamente	y	son	acompañadas	de	la	maduración	de
los	caracteres	sexuales	secundarios.	El	aumento	en	los	niveles	de	estradiol
durante	la	pubertad	tardía,	activa	el	mecanismo	de	retroalimentación	positivo	a
nivel	del	sistema	hipotálamo-hipofisiario	con	la	consiguiente	producción	de	la
cúspide	de	LH	y	FSH,	para	determinar	la	ovulación	en	la	mujer.	Este	proceso
llevará,	por	primera	vez	en	las	etapas	de	la	vida	de	la	mujer,	a	la	formación	del
cuerpo	lúteo,	que	produce	progesterona,	un	evento	característico	de	la	segunda
fase	del	ciclo	menstrual.
Cuando	las	concentraciones	plasmáticas	de	las	hormonas	ováricas	alcanzan	un
nivel	que	les	permite	provocar	una	proliferación	suficiente	del	endometrio,
ocurre	el	primer	flujo	menstrual	o	menarquia.
La	edad	de	la	menarquia	depende	de	factores	genéticos,	socioculturales,
geográficos,	económicos,	nutricionales,	entre	otros	(1,	31).	Existe	una
correlación	entre	la	edad	de	la	menarquia	entre	madres,	hijas	y	hermanas	(20).
También	se	ha	observado	que	el	mejoramiento	de	los	estándares	nutricionales	y
de	vida	ha	provocado	una	maduración	sexual	más	temprana	(Fig.	16).
Figura	15
Ontogenia	de	la	secreción	de	LH.	En	la	sección	inferior	se	muestra	el	patrón	de
secreción	en	la	pubertad.	En	la	sección	media	y	superior	se	observa	la	secreción
de	LH	con	diferencias	entre	vigilia	y	sueño.
En	niñas	hispánicas	se	ha	observado	que	la	edad	de	aparición	de	la	menarquia	es
de	alrededor	de	los	13	años.	Por	otra	parte,	la	edad	promedio	de	aparición	de	la
menarquia	en	niñas	norteamericanas	es	de	12,8	años	con	una	variación	entre	los
9	y	los	18	años	(4,	20,	28).
Figura	16
Diagrama	de	la	disminución	en	la	edad	de	la	menarquia,	desde	1840.
Los	estrógenos	en	la	mujer	son	responsables	de:
1.	El	desarrollo	y	actividad	funcional	de	los	órganos	genitales	accesorios:	útero,
trompas	de	Falopio,	vagina	y	vulva.
2.	El	desarrollo	y	funcionamiento	de	las	mamas,	estimulando	el	crecimiento	de
los	conductos	glandulares.
3.	Influir	en	el	crecimiento	del	vello	púbico	y	axilar.
4.	Modificar	la	distribución	del	tejido	adiposo,	y	de	la	adquisición	del	contorno
femenino	dependiente	de	los	estrógenos.
5.	Influir	directa	o	indirectamente	en	el	comportamiento	característico	de	la
mujer.
6.	Favorecer	el	almacenamiento	de	agua	y	electrólitos.
7.	Participar	en	la	pigmentación	del	pezón	y	areola	mamarios.
En	el	hombre,	los	cambios	anatómicos	y	funcionales	de	la	pubertad	son
consecuencia	del	aumento	de	los	andrógenos	(DHT	y	testosterona),	provocado
esto	por	el	aumento	en	los	niveles	de	LH	y	FSH.	Como	los	andrógenos
testiculares	dependen	de	los	niveles	de	gonadotrofinas	circulantes,	al	igual	que
ellas,	se	encuentran	en	niveles	bajos	durante	la	infancia,	pero	más	altos	en	los
varones	que	en	las	niñas.	Durante	la	pubertad	los	niveles	de	testosterona
comienzan	a	aumentar	en	los	varones	(8),	presentando	también	una	secreción
pulsátil	en	este	período,	hasta	alcanzar	los	niveles	normales	de	un	adulto	durante
la	pubertad	tardía	(Fig.	17).
Esta	elevación	es	responsable,	en	el	hombre	del	inicio	de	la	producción	de
espermatozoides	y	de	la	capacidad	de	secretar	de	las	glándulas	accesorias
(próstata	y	vesículas	seminales)	lo	que	se	manifiesta	a	través	de	las	primeras
eyaculaciones.	La	presencia	de	espermatozoides	maduros	en	el	semen	se	obtiene
generalmente	entre	los	12	y	15	años.
Figura	17
Esquema	de	la	producción	de	testosterona	en	el	varón	desde	el	nacimiento	a	la
adultez.
Los	andrógenos:
1.	Estimulan	el	crecimiento	del	pene,	del	escroto,	de	la	próstata,	vesículas
seminales,	glándulas	de	Cowper
y	epidídimo.
2.	Estimulan	el	crecimiento	del	vello	púbico	y	axilar	y	dan	origen	a	la
distribución	masculina	del	pelo	de	la	cara,	abdomen	y	extremidades.
3.	Son	determinantes	de	la	conducta	masculina.
4.	Estimulan	la	potencia	y	el	impulso	sexual.
5.	Causan	voz	grave,por	engrosamiento	de	las	cuerdas	vocales.
6.	Estimulan	el	crecimiento	y	desarrollo	de	los	músculos.
Otras	hormonas	que	se	asocian	con	el	inicio	de	la	pubertad
Prolactina:	es	una	hormona	que	se	ha	visto	asociada	al	aumento	de	los	niveles
estrogénicos	y	a	la	maduración	del	sistema	hipotálamo-hipofisiario	durante	el
período	puberal.	Sus	niveles	elevados	en	el	nacimiento,	disminuyen
sucesivamente	durante	la	infancia,	permaneciendo	bajos	y	presentando	luego	un
ligero	e	irregular	aumento	hacia	los	8	años.
Hormona	del	crecimiento	(GH):	es	liberada	por	la	adenohipófisis	y	se	encuentra
relacionada	con	los	fenómenos	normales	del	crecimiento	producidos	en	la
pubertad	y	en	la	adolescencia.	La	liberación	de	la	GH	durante	el	período
prepuberal	es	episódica	(16)	y	se	produce	solamente	durante	las	horas	de	sueño.
En	la	pubertad	sigue	siendo	pulsátil	pero	se	extiende	a	las	horas	de	vigilia	y
posteriormente	su	secreción	va	disminuyendo	pero	conserva	su	patrón	de
secreción	pulsátil.	Durante	la	pubertad	tanto	en	el	hombre	como	en	la	mujer,	se
verifica	un	aumento	de	la	velocidad	de	crecimiento	corporal.	Este	crecimiento
rápido	señala	la	iniciación	de	los	procesos	de	desarrollo	físico	que	se	acompañan
con	la	maduración	en	la	edad	puberal	y	de	la	adolescencia	(23,	24).
El	crecimiento	en	las	niñas	empieza	con	anterioridad	al	de	los	hombres.	En	las
niñas	se	inicia	entre	los	11	a	12	años	mientras	que	en	los	hombres	se	produce
entre	los	13	y	14	años.	En	las	niñas,	la	cúspide	de	crecimiento	ocurre	alrededor
de	dos	años	después	de	la	aparición	del	brote	mamario	y	un	año	antes	de	la
menarquia,	lo	que	indicaría	que	el	estradiol	(principal	estrógeno)	también	se
encuentra	involucrado	en	este	proceso	(2,	11).	Por	lo	tanto,	el	crecimiento	en	este
período	involucra	la	acción	conjunta	de	la	GH	y	la	presencia	de	esteroides
sexuales,	tanto	en	niñas	como	varones.	Además,	se	sabe	que	en	la	detención	del
crecimiento,	lo	que	ocurre	alrededor	de	los	20	años,	intervienen	las	hormonas
sexuales.
Una	vez	que	el	joven	ha	pasado	la	edad	de	la	cúspide	del	crecimiento	se	inicia	el
desarrollo	de	los	caracteres	sexuales	secundarios.
Estadios	de	cambios	puberales	en	la	adolescencia
Crecimiento	corporal
El	crecimiento	se	ha	dividido	en	tres	estadios:
Pubarquia	(desarrollo	del	vello	pubiano	y	axilar)	(10,	14,	23)
Tanner	clasificó	el	crecimiento	del	vello	pubiano	en	estadios	de	desarrollo	(Fig.
18).
Figura	18
Esquema	que	muestra	el	desarrollo	del	vello	púbico	en	la	mujer	de	acuerdo	a	los
estadios	de	Tanner.
Desarrollo	del	vello	axilar
Este	rasgo	aparece	en	forma	más	tardía	(de	seis	meses	a	un	año)	con	respecto	a
la	iniciación	de	la	pubarquia.	Su	desarrollo	completo	se	registra	un	año	más
tarde.	La	aparición	es	similar	al	del	vello	púbico,	lisos	en	un	comienzo,	luego	se
van	pigmentando	haciéndose	rugosos	y	rizados.
Estadio Características
1 Ausencia	de	vello	axilar.
2. Algunos	rastros	de	vello	axilar.
3. Cantidad	y	distribución	del	vello	axilar,	típicos	de	la	edad	adulta.
Telarquia	(desarrollo	de	las	mamas)
El	desarrollo	mamario	(Fig.	19)	es	el	primer	signo	de	inicio	puberal,	este
desarrollo	puede	presentarse	en	una	forma	asimétrica	en	la	niña,	lo	cual	se
corrige	hacia	el	final	de	la	pubertad.	Para	este	desarrollo	se	requiere	de	la
interacción	de	varias	hormonas	entre	las	cuales	se	encuentran	los	estrógenos,	que
permiten	la	división	de	las	células	germinales	epiteliales	mamarias,	la	prolactina,
que	permite	una	diferenciación	final	de	la	célula	láctea	y	la	progesterona,	que
actúa	sinérgicamente	con	el	estradiol	y	es,	sobre	todo,	la	responsable	del
desarrollo	de	la	estructura	glandular	(26).	La	presencia	de	un	desarrollo	de	la
glándula	mamaria	en	el	hombre,	proceso	llamado	ginecomastia,	puede
presentarse	en	un	tercio	de	los	adolescentes.	Este	desarrollo	puede	presentarse
entre	los	estados	de	Tanner	2	y	4.	Cuando	se	encuentra	en	un	nivel	inferior	a	3	el
crecimiento	mamario	retrocede	espontáneamente.
Estadio Rango	mujer	(años) Características
1 0-15 Mama	preadolescente,	se	observa	una	ligera	elevación	del	pezón.	En	la	mujer	el	diámetro	de	la	aréola	mamaria	es	de	alrededor	de	12	mm.
2 8,5-15 Estado	del	botón	mamario.	La	masa	glandular	se	hace	más	consistente	y	el	pezón	más	prominente.	El	diámetro	del	botón	mamario	es	de	alrededor	de	23,5	mm.
3 10-15 Se	produce	un	mayor	ensanchamiento	de	la	areola	con	bordes	más	difusos.	La	mama	se	desarrolla	y	la	masa	glandular	se	extiende	más	allá	del	perímetro	areolar.
4 10-17 Continúa	el	crecimiento	de	la	mama.	Se	produce	la	elevación	de	la	aréola	y	pezón	por	sobre	el	nivel	de	la	mama.
5 12,5-18 Mama	con	características	adultas.	La	aréola	es	pigmentada	con	un	diámetro	de	33-40	mm.	El	pezón	se	hace	saliente	y	posee	una	base	de	implantación	inferior	de	10	mm	de	diámetro.
Figura	19
Esquema	que	muestra	el	desarrollo	mamario	en	la	mujer	de	acuerdo	a	los
estadios	de	Tanner.
Desarrollo	peneano	y	testicular
El	desarrollo	peneano	se	ha	dividido	en	5	estadios	(Fig.	20-21):
En	promedio	el	tiempo	de	aparición	de	todos	los	eventos	anteriormente
mencionados	abarca	un	período	de	4,5	años	(rango	entre	1,5	y	6	años)	y	cada
estadio	se	presenta	dentro	de	un	rango	normal.	Las	figuras	20	y	21	muestran	el
rango	de	aparición	de	algunas	características	sexuales	secundarias.
Figura	20
Esquema	de	la	secuencia	de	eventos	durante	la	pubertad	masculina.
Figura	21
Esquema	que	muestra	la	edad	a	la	cual	se	alcanzan	los	estadios	puberales	en	la
mujer,	desarrollo	mamario
(M),	desarrollo	del	vello	púbico	(VP)	y	crecimiento	corporal	acelerado	(CCA).
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