Descarga la aplicación para disfrutar aún más
Vista previa del material en texto
Desarrollo y migración: desafíos y oportunidades en los países del norte de Centroamérica 109 Gráfico I.44 Estados Unidos: tasa de deportación de inmigrantes de los países del norte de Centroamérica, según país de origen, 2011-2016 Fuente: US Department of Homeland Security, Yearbook of Immigration Statistics, Washington, D.C., Estados Unidos, 2011-2016. Este proceso de deportaciones masivas se sustenta en una compleja y vasta maquinaria legislativa y judicial construida desde la década de los noventa y que ha permitido expulsar de ese país a los extranjeros utilizando diversos pretextos legales, entre los que adquiere un papel preponderante la criminalización de la migración indocumentada. Desde siempre los delitos y faltas relacionadas con la inmigración se habían tratado en el sistema judicial norteamericano dentro del ámbito de las leyes civiles. Sin embargo, las reformas implementadas después de los atentados del 11 de septiembre de 2001 han transformado estas violaciones civiles en crímenes y han aumentado además las penas asociadas a ellas (Meissner y otros, 2013). Estos cambios en la política migratoria de los Estados Unidos han modificado el concepto de felony, incluyendo dentro de esa categoría distintas faltas y violaciones que anteriormente eran consideradas como menores y administrativas. De los cuatro delitos que el marco legal consideraba graves hasta los años ochenta, se ha ampliado a más de 50 “crímenes” con el nuevo marco legal, algunos de los que son considerados como delitos no graves (misdemeanors) y otros como delitos agravados (agravated felonies) (Alarcón, 2016). Entre estos últimos se encuentran, entre otros, el ingreso en forma irregular de un extranjero, así como el reingreso de un extranjero que ha sido previamente deportado, es decir, la propia condición de irregularidad puede incluso interpretarse como una falta no menor. Estos cambios en la ley de remoción y deportaciones han agravado aún más la condición de vulnerabilidad de las personas migrantes indocumentadas y han aumentado el riesgo a que sean detenidas y deportadas. Esto se constata al revisar la tasa de criminalización de las deportaciones de las personas migrantes centroamericanas, esto es, la proporción que los deportados por faltas agravadas (delitos criminales) representan respecto al total de remociones en cada año. En el caso de las personas migrantes centroamericanas, por ejemplo, entre 2003 y 2009 la proporción de inmigrantes removidos por haber cometido alguna falta o delito apenas alcanzaba el 22%, esto es, casi uno de cada 3,0% 7,3% 7,8% El Salvador Guatemala Honduras
Compartir