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123Trastornos benignos de la porción inferior del aparato reproductor CA P ÍTU LO 4 Tratamiento. Los quistes pequeños y asintomáticos en el con- ducto de la glándula de Bartholin no necesitan intervención alguna, salvo cierta medida para descartar neoplasias en mujeres >40 años de edad. Un quiste asintomático puede atenderse con varias técnicas, las cuales incluyen incisión y drenaje (I&D), mar- supialización y extirpación de la glándula, que se describen e ilus- tran en las Secciones 41-18 a 41-20. Los abscesos son tratados con incisión y drenaje o marsupialización. Cánceres. Después de la menopausia, los quistes y los abscesos del conducto de la glándula de Bartholin aparecen rara vez y, en tales casos, habrá que sospechar la posibilidad de neoplasias. Sin embargo, son raros los carcinomas de dicha glándula y su inciden- cia es de ∼0.1 por 100 000 mujeres (Visco, 1996). Casi todos son carcinomas epidermoides o adenocarcinomas (Copeland, 1986). Dada la rareza de dichos cánceres, de forma típica no está indicada la extirpación de la glándula de Bartholin. Como otra posibilidad, en mujeres que tienen >40 años de vida, por medio del drenaje del quiste y el estudio de biopsia de zonas sospechosas de su pared, se podrá descartar la existencia de cáncer (Visco, 1996). Quiste y absceso de la glándula de Skene La oclusión del conducto de esta glándula puede ocasionar agran- damiento quístico y posible formación de absceso. Como es costumbre, las lesiones comentadas se identifi can durante la explo- ración física. Los quistes de la glándula de Skene no comunican con el interior de la uretra y su contenido no es compresible. De manera característica, tales cúmulos están en la zona distal de la uretra y a menudo deforman el meato, situación diferente a lo que ocurre con muchos de los divertículos uretrales que aparecen más a menudo en las zonas media y proximal de la uretra. Se desconoce aún el origen de esos cúmulos, pero muchos especulan que entre los factores predisponentes están la infección y los traumatismos. Las principales manifestaciones incluyen obs- trucción urinaria, dispareunia y dolor. El tratamiento primario de las lesiones crónicas es la extirpación. En el caso de los abscesos agudos, se prefi eren la marsupialización o la incisión y el drenaje. Divertículo uretral Las glándulas parauretrales están a lo largo de la pared inferior de la uretra y al haber alguna dilatación quística de una de ellas, se forma un divertículo. Los sacos anormales suelen comunicarse de manera directa con la uretra y sobresalen en la cara anterior de la vagina (fi g. 26-3) (Lee, 2005). La molestia clásica es el goteo posmiccio- nal, pero algunas mujeres también perciben dolor, dispareunia o síntomas del aparato urinario. En la exploración física, se puede palpar el divertículo uretral en la forma de una zona levemente laxa en el trayecto de la uretra. El operador, al “exprimir” la zona, puede hacer que salga orina o una secreción purulenta. El tema de los divertículos uretrales se expone con mayor detalle en el capítulo 26 (pág. 683) y su tratamiento quirúrgico, que típicamente com- prende su extirpación, se ilustra en la Sección 43-9 (pág. 1203). Quistes epidermoides Éstos, conocidos también como quistes de inclusión epidérmica o quis- tes sebáceos, aparecen a menudo en la vulva y con menor frecuencia en la vagina. Su estructura histológica es muy parecida a la del epi- telio plano y está revestido por este último, pero no se sabe si cons- tituyen entidades patológicas diferentes. Por lo regular, los quistes epidermoides de la vulva se forman a partir de unidades pilosebá- ■ Quistes vulvares Quistes y abscesos del conducto de la glándula de Bartholin Fisiopatología. El moco producido para humedecer la vulva es generado en parte en las glándulas de Bartholin. La obstrucción del conducto de dichas glándulas es frecuente y puede surgir como consecuencia de infecciones, traumatismos, cambios en la consis- tencia del moco o angostamiento congénito de los conductos. Sin embargo, casi nunca se identifi ca la causa primaria. En algunos casos, el contenido del quiste se infecta y forma abs- cesos; estos últimos tienden a aparecer en poblaciones con perfi les demográfi cos similares a las personas con gran riesgo de presentar infecciones de transmisión sexual (Aghajanian, 1994). En el pasado, se suponía que las mujeres con quistes en el conducto de ambas glándulas de Bartholin estaban infectadas por Neisseria gonorrhoeae. Sin embargo, algunos estudios han demostrado un espectro más amplio de microorganismos que causan los quistes y los abscesos. De manera específi ca, Tanaka et al. (2005) estudiaron a 224 muje- res y aislaron en promedio dos especies bacterianas por caso. Como dato adicional, la mayor parte provino de bacterias aeróbicas de las cuales la más común fue Escherichia coli. Sólo en cinco casos se detectaron N. gonorrhoeae o Chlamydia trachomatis. Manifestaciones clínicas. Casi todos los quistes del conducto de la glándula de Bartholin son pequeños y no causan síntomas, salvo molestias menores durante la fase de excitación sexual (fig. 4-13). Sin embargo, si alcanzan mayor tamaño o se infectan, la mujer puede señalar dolor intenso en la vulva que impide la loco- moción, estar sentada o la actividad sexual (fi g. 3-27). En la exploración física, de forma típica los quistes se manifi es- tan en un solo lado, son redondos u ovoides y fl uctuantes o tensos. Si están infectados, a su alrededor presentan eritema y duelen a la palpación. La masa por lo común está en la zona inferior de los labios mayores o del vestíbulo. Muchos quistes y abscesos origi- nan asimetría de labios, pero los de menor tamaño se detectan a veces sólo por palpación. Los abscesos en la glándula de Bartholin, a punto de la descompresión espontánea, presentan una zona de reblandecimiento que muy probablemente se romperá. FIGURA 4-13. Quiste del conducto de Bartholin que tiene aspecto de masa asimétrica que sobresale en la porción inferior y derecha del vestíbulo. 04_Chapter_04_Hoffman_4R.indd 12304_Chapter_04_Hoffman_4R.indd 123 06/09/13 20:5206/09/13 20:52 GINECOLOGÍA������������������������������������������������� SECCIÓN 1 GINECOLOGÍA GENERAL������������������������������������������������������������������������������������������������������� 4. TRASTORNOS BENIGNOS DE LA PORCIÓN INFERIOR (...)������������������������������������������������������������������������������������������������������������������������������������������������������������������������� LESIONES VULVARES������������������������������������������������������������������� QUISTES VULVARES����������������������������������������������������������������
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