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01 Todo Sobre Los Ángeles autor Dr Andrew Sulavik

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V
VERITAS
Todo Sobre Los Ángeles 
Dr. Andrew Sulavik
L A F E
La Serie Veritas está dedicada a Padre Michael J. 
McGivney (1852-1890), sacerdote de Jesucristo y 
fundador de los Caballeros de Colón. 
Todo Sobre 
los 
Ángeles 
 
 
POR 
DR. ANDREW SULAVIK 
Caballeros de Colón presenta 
La Serie Veritas 
“Proclamando la fe en el Tercer Milenio”
Editor General 
Padre Gabriel B. O’Donnell, O.P. 
Servicio de Información Católica 
Consejo Supremo de los Caballeros de Colón
Imprimatur 
Daniel A. Cronin, S.T.D. 
Arzobispo de Hartford 
8 de noviembre de 1999 
(provisto para el texto en inglés) 
 
Derechos de Autor © 2007-2017 del Consejo Supremo de los Caballeros de 
Colón. Todos los derechos reservados. 
 
Las citas del Catecismo de la Iglesia Católica están tomadas de la traducción al 
español del Catecismo de la Iglesia Católica, Segunda Edición: Modificaciones 
basadas en la Editio Typica, Derechos de Autor © 1994, United States 
Catholic Conference, Inc. – Librería Editrice Vaticana. Todos los derechos 
reservados. 
 
Para la versión en español, se usan con autorización los textos de la Biblia de 
Jerusalén, Nueva edición revisada y aumentada © 1998 Equipo de traductores de 
la edición española de la Biblia de Jerusalén, Desclée De Brouwer, S.A. 
Bilbao, España. 
 
Portada: The Archangel Michael (14th c.). Tretyakov Gallery, Moscow, Russia. 
© Scala/Art Resource, New York. 
 
Ninguna parte de este folleto puede ser reproducida o transmitida en 
cualquier forma o por ningún medio, electrónico o mecánico, incluyendo 
fotocopias, grabaciones o archivada en un sistema de reproducción sin el 
permiso escrito del editor. Escriba a: 
 
 
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800-735-4605 Fax 
Impreso en los Estados Unidos de América
Índice 
 
Lo que los católicos creen acerca de los ángeles .........................5 
Lo visible ..................................................................................5 
Lo invisible...............................................................................6 
La creación, los ángeles y Cristo ................................................6 
Los ángeles en la Biblia.............................................................8 
El Antiguo Testamento.............................................................9 
El Nuevo Testamento .............................................................11 
Pronunciamientos doctrinales 
 de la Iglesia respecto a los ángeles.........................................12 
La teología católica .................................................................14 
Ángel: ¿Mito o leyenda? .........................................................14 
Las órdenes angélicas ..............................................................15 
¿Qué es un ángel?...................................................................18 
Ángeles y ángeles caídos .........................................................19 
¿Una Nueva Era para los ángeles? ...........................................20 
Los ángeles en la liturgia romana ............................................21 
Lo que implica esta creencia....................................................24
LO QUE LOS CATÓLICOS CREEN ACERCA DE LOS ÁNGELES 
 Un aspecto esencial de la forma en que los católicos 
comprenden a los ángeles es la creencia fundamental de que el 
amor de Dios se derrama sobre su creación, la redención y la 
consumación del mundo. Los ángeles son una manifestación 
significativa del amor generoso, transformador y perfeccionador 
de Dios para toda su creación. Las mentes inquietas que deseen 
conocer más sobre estas criaturas espirituales descubrirán 
entonces que los ángeles forman parte de la vasta creación 
invisible de Dios; que ellos ayudan diligentemente a la redención 
de la humanidad y que ellos serán partícipes de la nueva creación, 
cuando Cristo vuelva en su gloria (cf. Apocalipsis 21, 1). 
La noción católica delos ángeles comienza con la creencia de 
que vivimos en un universo creado de cosas visibles e invisibles. 
Las cosas visibles incluyen el aspecto material de la creación, es 
decir, aquellas cosas que podemos percibir con nuestros sentidos. 
Las cosas invisibles incluyen el aspecto espiritual de la creación 
que escapa a la vista, al oído, el olfato, el gusto y el tacto. 
LO VISIBLE 
Pensemos en cómo vivimos en el mundo material. Como 
ciudadanos del ciberespacio, aceptamos sin cuestionarla una 
visión científica y tecnológica del universo, una visión que no 
deja espacio para la posible existencia de los ángeles y su 
presencia activa en el mundo. La mente moderna tiende a 
considerar con escepticismo lo que no puede probar con 
evidencias empíricas y acepta sólo lo que puede medirse 
físicamente. Medir los límites del mundo sólo con los cinco 
sentidos conduce a la limitada conclusión de que sólo existe un 
mundo material. Tal conclusión deja a la persona aparentemente 
satisfecha con lo visible, relegando lo invisible. 
-5-
LO INVISIBLE 
Quienes creen en un mundo espiritual y lo reconocen, van 
más allá de los confines del mundo físico. Tanto la fe como la razón 
apuntan a una dimensión espiritual poblada por ángeles. Sin 
embargo, aun con el apoyo de la fe y la razón, los seres humanos 
no podemos ver a los ángeles a menos que ellos se nos revelen. 
Debido a que el mundo visible y sensible nos parece más real que 
el mundo insensible e invisible, debemos hacer un esfuerzo 
constante para hacerlo real para nosotros mismos, si deseamos 
trascender, como nos dice San Pablo, de las cosas visibles y 
creadas a las cosas invisibles de Dios (cf. Romanos 1, 20). 
Afortunadamente, no tenemos que hacerlo solos, ya que 
contamos con ayuda divina para poder penetrar en el mundo 
secreto de los ángeles. Dios nos revela a sus criaturas espirituales 
mediante la revelación divina y la tradición cristiana. La Biblia, 
las enseñanzas de la Iglesia (doctrina), la teología y la liturgia dan 
amplio testimonio de la existencia de los ángeles y les garantizan 
un lugar prominente en las creencias católicas. De acuerdo con 
estas fuentes, en realidad el mundo rebosa de seres espirituales. 
Cuando la fe busca entender la vasta parte invisible del universo, 
eleva y amplia en la mente la conciencia de los horizontes de la 
creación. En el camino, las verdades sobre los ángeles pueden 
influir en nuestra fe en Dios y en su Hijo y abrir nuestras mentes 
en lo que respecta al próximo mundo.1 
LA CREACIÓN, LOS ÁNGELES Y CRISTO 
La visión católica cristiana del mundo comienza con la 
creencia en un Creador invisible y omnipotente, cuya voluntad 
fue que existieran los ángeles con el propósito de que ellos lo 
adoraran, le sirvieran y lo glorificaran. Todo en la creación, desde 
los ángeles hasta los átomos que son los elementos básicos del 
universo, tiene su Creador. En sus Confesiones, San Agustín 
-6-
describe cómo toda la creación apunta más allá de sí misma hacia 
su Creador: 
Vemos que existen el cielo y la tierra: claman que han sido 
hechos…Claman también que no se han hecho a sí mismos: 
“Por eso somos, porque hemos sido hechos: no éramos, pues, 
antes que fuésemos, para que pudiéramos hacernos a 
nosotros mismos”. Y la voz de los que lo dicen es la misma 
evidencia. (XI, 4, 6).2 
Puesto que los ángeles son obra de Dios, todas las verdades 
que nos entregue el conocimiento de los ángeles nos permitirán 
conocer mejor a su Creador. Asimismo, todo concepto equivocado 
sobre los ángeles corromperá nuestro entendimiento de Dios. 
Esto es así porque Dios da testimonio de sí mismo a través de su 
creación. El conocimiento sobre los ángeles también nos revela 
algo sobre Dios, que se humilló a sí mismo para hacerse hombre 
en la persona de Jesucristo. Las más profundas verdades acerca de 
Dios, los ángeles y la salvación resplandecen en la persona de 
Cristo, quien es: 
Imagen de Dios invisible,primogénito de toda la creación; 
porque en él fueron creadas todas las cosas, en los cielos y en 
la tierra, las visibles y las invisibles, los tronos, las 
dominaciones, los principados, las potestades: todo fue 
creado por él y para él, él existe con anterioridad a todo, todo 
tiene en él su consistencia (Colosenses 1, 15-17). 
La naturaleza y propósito de los ángeles sólo pueden 
entenderse apropiadamente en relación con Cristo, por y para 
quien fueron creados. El Catecismo de la Iglesia Católica asevera 
que “Cristo es el centro del mundo de los ángeles” (n. 331) 
precisamente porque en Cristo “todo tiene su consistencia”. Las 
riquezas inimaginables de Cristo y la salvación que sólo él ofrece 
son cosas que los ángeles ansían mirar (cf. 1.a Epístolas de Pedro 
1, 12). Su misión, inextricablemente unida a Cristo y a su 
Iglesia, es la de ayudarnos a alcanzar la salvación; porque ellos 
-7-
son “espíritus servidores con la misión de servir a los que han de 
heredar la salvación” (Hebreos 1, 14). 
¿Cómo fue que esta inmensa parte de la creación, que no 
podemos ver, entró en el panorama del mundo cristiano? La 
existencia de los ángeles ha sido aceptada por los cristianos a 
través de los tiempos porque la Biblia habla de su existencia y 
porque el entendimiento judeocristiano de un Creador 
omnipotente hace de su existencia una posibilidad razonable. 
LOS ÁNGELES EN LA BIBLIA 
Israel y el mundo antiguo aceptaban la noción de que los 
ángeles son parte del orden creado. Por lo tanto, no es de 
estrañarse que toda la Biblia, desde el Génesis hasta el 
Apocalipsis, dé testimonio de la existencia de los ángeles. 
Aparece una amplia gama de términos en hebreo, arameo y griego 
que expresan la naturaleza y función de los ángeles. Muchos de 
estos términos, que se encuentran principalmente en los Salmos y 
en el Libro de Job, describen a los ángeles como “los poderosos”, 
“hijos de Dios”, “dioses”, “ministros”, “servidores”, 
“observadores”, “las huestes” y “los santos”. Sin embargo, el 
término más común para la palabra “ángel” viene del griego 
aggelos, una traducción del hebreo mal’ak, que significa 
“mensajero”. No obstante, cualquiera que sea el término bíblico 
que se utilice, no debemos perder de vista de que cada término 
significa un ser real, superior a los seres humanos pero inferior a 
Dios. La presencia de los ángeles en la Biblia no debe reducirse a 
un mito que simboliza la providencia de Dios, ni tampoco a una 
expresión literaria del inconsciente humano. Los autores bíblicos, 
en la mayoría de los casos, tuvieron la clara intención de que sus 
referencias a los ángeles se entendieran, primordialmente en un 
sentido literal y sólo en segundo lugar en un sentido figurativo o 
metafórico. 
-8-
EL ANTIGUO TESTAMENTO 
Los hebreos creían que el mundo visible representaba sólo 
una fracción de la diversidad y la belleza del universo creado y que 
la parte más grande e invisible del universo estaba poblada de 
seres espirituales. Resulta claro, por las dos explicaciones de la 
creación que da el Génesis, que el propósito de Dios era crear un 
universo ordenado con gran diversidad y categorías de criaturas. 
En las palabras iniciales del Génesis, la frase “los cielos” puede 
interpretarse por las palabras que siguen como un indicación de 
que existe tanto un mundo visible como uno invisible. Según 
leemos el Antiguo Testamento, se nos ofrecen recuentos 
esporádicos de ángeles que rompen la barrera celestial para hacer 
su aparición. La primera vez que se habla de la aparición de un 
ángel es después de la caída de Adán y Eva. En este recuento se 
nos dice que Dios colocó un querubín con una espada flameante 
para evitar que la pareja se volviera a acercar al árbol de la vida 
(Génesis 3, 24). 
Con más frecuencia, sin embargo, los ángeles aparecen en 
multitud (cf. Daniel 7, 10). Cuando lo hacen, los escritores del 
Antiguo Testamento utilizan metáforas militares para describir 
su presencia colectiva. Metáforas tales como “las huestes” o “el 
ejército del Señor” y “el ángel del Señor acampa”, sugieren que 
los ángeles pueden encontrarse en grandes grupos, en ordenados 
destacamentos. En las escasas manifestaciones de saludos 
cordiales entre los hombres y los ángeles, se nos ofrecen los 
nombres de tres ángeles: Miguel (Daniel 10, 13), que significa 
“¿Quién es como Dios?”; Gabriel (Daniel 8, 16), que significa 
“Poder de Dios”; y Rafael (Tobías 7, 8) que significa “Dios ha 
sanado”. Estos seres nombrados fueron identificados más tarde 
por la tradición católica como “arcángeles”. Aunque estos 
nombres personales nos dicen algo sobre la naturaleza de Dios, no 
deben considerarse exclusivamente como metáforas de los 
-9-
atributos de Dios. El nombre de un arcángel, como el nuestro, 
revela la identidad de un ser único y personal. 
El universo hebreo está dominado por un Creador que 
inspira adoración y alabanza a todas las criaturas celestiales. La 
alabanza y glorificación de Dios por los ángeles les da su plena 
significación. En las visiones proféticas de la corte y el concilio 
celestial, los querubines y serafines se distinguen porque rodean 
el trono de Dios. El profeta Ezequiel, en dos visiones distintas de 
los querubines, los describe de pie, más abajo del trono de Dios. 
En una visión, Ezequiel describe a los querubines con cuatro alas 
y cuatro caras (Ezequiel 1, 6), mientras que en la otra los describe 
con dos caras, una de hombre y otra de león (Ezequiel 41, 18-19). 
El profeta Isaías tuvo la visión de un serafín de pie sobre el trono 
de Dios, que tenía “seis alas: con un par se cubría la faz, con otro 
par se cubría los pies y, con el otro par volaba. Y se gritaban el 
uno al otro: ‘Santo, santo, santo Yahveh Sebaot: llena está toda la 
tierra de su gloria’” (Isaías 6, 2, 3). 
Las Escrituras atestiguan que los ángeles no sólo alaban a 
Dios, sino que le sirven. En el cielo, como en la tierra, los ángeles 
son los primeros servidores de Dios. Esto lo ve el salmista quien 
canta, “Bendecid a Yahveh, ángeles suyos, héroes potentes, 
ejecutores de sus órdenes, en cuanto oís la voz de su palabra. 
Bendecid a Yahveh, todas las huestes, servidores suyos, ejecutores 
de su voluntad” (Salmo 103, 20-21). La función primordial de un 
ángel es escuchar la voluntad de Dios y comunicársela a los 
hombres. Los ángeles montaron guardia a la entrada del Jardín 
del Edén (Génesis 3, 24); advirtieron a Lot de la inminente 
destrucción de Sodoma (Génesis 19, 15); preservaron la vida de 
Agar y de su hijo (Génesis 21, 17); sujetaron la mano de Abraham 
para evitar que sacrificara a su hijo Isaac (Génesis 22, 11); se le 
aparecieron a Jacob en un sueño, ascendiendo y descendiendo por 
una escalera (Génesis 28, 12); guiaron a los israelitas al salir de 
Egipto (Éxodo 23, 20); anunciaron el nacimiento de Sansón a 
-10-
Manóaj y su mujer (Jueces 13, 7); protegieron a Ananías, Azarías 
y Misael de las llamas del horno (Daniel 3, 25); y salvaron a 
Daniel de los leones (Daniel 6, 22), para citar sólo algunos 
ejemplos. Para actuar en el mundo en favor de aquellos a quienes 
tienen la misión de ayudar, los ángeles asumen a veces la 
apariencia de hombres. “Tres hombres” visitaron a Abraham para 
informarle que su esposa Sara tendría un hijo, a pesar de su 
avanzada edad (Génesis 18, 2); y Tobías fue acompañado en su 
viaje por un “hombre joven”, que más tarde se revelaría como el 
arcángel Rafael (Tobías 5, 5-6). 
EL NUEVO TESTAMENTO 
En el Nuevo Testamento la presencia de los ángeles es 
esencial para el mensaje del Evangelio. Jesús y la mayoría de sus 
contemporáneos creían que los ángeles servían para cumplir el 
plan divino. Las referencias sobre ángeles y demonios en el Nuevo 
Testamento, mucho más numerosas que en el Antiguo 
Testamento, revelan más información sobre los ángeles y sus 
funciones en el gobierno de Dios. Más importante aún, los 
escritores del Nuevo Testamento revelan que los ángeles ya no son 
los intermediarios primarios entre Dios y el hombre. En elAntiguo Testamento los ángeles fungían como mensajeros de la 
Ley de Dios hacia el hombre, pero en el Nuevo Testamento ellos 
sirven a Cristo, quien es el cumplimiento de la Ley (Gálatas 3, 19; 
Hebreos 2, 2). Aunque la mediación perfecta de Jesucristo opaca 
a los intermediarios angélicos, lo hace sin eliminarlos. Los ángeles 
del Nuevo Testamento siguen actuando como mensajeros y 
guardianes, pero su función primordial es servir a Cristo (Hechos 
de los Apóstoles 8, 26; 10, 3; 22; 27, 23-24) y a quienes 
heredarán la salvación (Hebreos 1, 14). 
Los ángeles fueron los primeros heraldos de la Venida de 
Cristo. Ellos anunciaron a Zacarías que su hijo, Juan el Bautista, 
prepararía el camino para el Señor (Lucas 1, 14-17); anunciaron 
la Encarnación a María (Lucas 1, 26, 28); y anunciaron el 
-11-
nacimiento de Cristo a los pastores (Lucas 2, 9-14). Los ángeles 
también protegieron a Cristo durante toda su vida. Advirtieron 
a José, a través de un sueño, que huyera con Cristo y su madre a 
Egipto (Mateo 2, 13) y doce legiones de ángeles montaron 
guardia para asistir a Cristo cuando él fue arrestado por los 
romanos en el Huerto de los Olivos (Mateo 26, 53). Los ángeles 
también ayudaron a Cristo en el desierto (Mateo 4, 11) y en el 
Huerto de Getsemaní (Mateo 26, 36; Lucas 22, 43). Los ángeles, 
que son inferiores a Cristo (Hebreos 1, 4), lo adoran (Hebreos 1, 
6) y permanecen sujetos a su autoridad por siempre (Efesios 1, 
20-22; Hebreos 2, 5-18; 1 Epístolas de Pedro 3, 22; Apocalipsis 
22, 16). En el Día del Juicio Final los ángeles separarán a los 
malvados de los justos (Mateo 13, 41) y, junto a los santos, se 
congregarán en torno a la Santa Trinidad para participar de la 
gloria divina (Lucas 9, 26; Mateo 25, 31). 
PRONUNCIAMIENTOS DOCTRINALES DE LA IGLESIA 
RESPECTO A LOS ÁNGELES 
El propósito de los pronunciamientos doctrinales es 
establecer y confirmar lo que la Iglesia ha recibido y creído desde 
el comienzo, la enseñanza de los apóstoles y lo que las Sagradas 
Escrituras y la tradición cristiana han fijado como cuestión de fe. 
La tradición doctrinal de la Iglesia sobre la existencia y creación 
de los ángeles no desarrolla lo que las Escrituras dicen sobre los 
ángeles. De hecho, los pronunciamientos sobre la existencia de los 
ángeles son escasos y por demás sucintos. No hay duda de que la 
historia doctrinal de la Iglesia Católica afirma la existencia de los 
ángeles. Además, los numerosos escritos de los Padres de la 
Iglesia, y los documentos de los concilios y los Papas, que sin ser 
definitorios, sí son importantes, también afirman la existencia de 
los ángeles. 
Hasta la publicación del Catecismo de la Iglesia Católica en 
1992, sólo contábamos con una escasa colección de 
pronunciamientos doctrinales sobre los ángeles, derivados de la 
-12-
Biblia, los primeros credos y los ritos litúrgicos. Los primeros 
pronunciamientos sobre los ángeles están claramente 
subordinados a las declaraciones del credo de que Dios es el 
creador de todo lo visible e invisible. Esos primeros 
pronunciamientos presumen que la existencia de los ángeles es un 
artículo de fe. El Cuarto Concilio Laterano (1215) declaró no sólo 
que Dios creó a los ángeles antes de crear el mundo, sino también 
que los demonios (ángeles malévolos) fueron creados buenos por 
naturaleza y que ellos cayeron en la maldad por su propia culpa. 
El concilio, sin embargo, no explica cómo cayeron esos ángeles. 
La encíclica Humani generis del Papa Pío XII (1950) señala que 
esos seres espirituales (los ángeles), son seres personales, no 
meramente poderes. El Catecismo, no obstante, establece 
explícitamente que la existencia de los ángeles es una “verdad de 
fe” (n. 328). 
La Iglesia enseña claramente que la creencia en los ángeles 
es un elemento esencial de la fe cristiana. Los ángeles existen de 
verdad, como seres personales y espirituales, y nos han sido 
revelados por Dios para aumentar nuestra fe. El Catecismo centra 
nuestra atención en cómo nuestra creencia en los ángeles aumenta 
nuestra fe en Dios: los ángeles glorifican a Dios sin cesar (n. 350); 
rodean a Cristo y le asisten en su misión salvífica (n. 351); ayudan 
a la Iglesia en su peregrinar terrestre (n. 352); y mediante su 
cuidado e intercesión protegen cada vida humana desde su 
comienzo hasta la muerte (n. 336). 
Sin duda, las mentes inquisitivas deben sentirse 
decepcionadas ante la parquedad de los pronunciamientos 
doctrinales. El intelecto humano exige un mayor entendimiento 
de las realidades espirituales, tales como los ángeles. 
Afortunadamente, algunas de las más preclaras mentes de todos 
los siglos han reflexionado sobre las enseñanzas de las Escrituras 
y de la Iglesia para reunir un conocimiento especulativo adicional 
sobre estas criaturas espirituales. 
-13-
LA TEOLOGÍA CATÓLICA 
Es importante recordar que la teología católica no es la 
doctrina “oficial” de la Iglesia. La tarea del teólogo es investigar, 
de forma piadosa, el contenido de la fe por la vía de la razón 
iluminada por la fe. Las opiniones que presenta esta sección no 
son simplemente un destilado de la tradición católica, sino un 
sumario de algunas de las mejores opiniones teológicas y 
filosóficas acerca de los ángeles. Reflejan gran aprecio por la 
providencia de Dios y un reverente asombro por la riqueza, 
diversidad y orden del mundo. 
ÁNGEL: ¿MITO O LEYENDA? 
Como hemos visto, las Sagradas Escrituras y la doctrina 
católica dan testimonio de la existencia de los ángeles. Sin 
embargo, los que sólo admiten la existencia del mundo material 
aseguran que los ángeles pertenecen a esa caterva de hadas, 
traviesos diablillos, enanos y otras extrañas criaturas 
mitológicas. A través de los siglos se han desarrollado argumentos 
sobre la existencia de los ángeles para que lo que de ellos se cree 
sea inteligible y racional. Ya que los ángeles constituyen ante 
todo un objeto de creencia religiosa, cualquier argumento 
racional sobre su existencia debe tomarse con precaución. La 
siguiente “prueba” sólo tiene fuerza probable, no se presenta 
como prueba irrefutable, ya que no es necesariamente posible 
tener cierto conocimiento sobre ellos. 
Esta “prueba” de la existencia de los ángeles nace del 
principio de adecuación. Básicamente, significa que si uno está 
dispuesto a aceptar como evidente el principio de que el universo 
que Dios creó tiene cierta medida de perfección, entonces es 
apropiado creer que esta perfección no se limita a las criaturas 
corporales, sino que también incluye a los seres espirituales. 
El argumento sugiere que la perfección y grandeza del 
universo requieren una jerarquía ininterrumpida. Para poder 
-14-
apreciar esta jerarquía, debemos imaginar que entramos en la 
gran cadena del ser, es decir, la gran escalera que se extiende desde 
la tierra hasta Dios. Un boceto rudimentario de esta escalera de la 
creación sería el siguiente: en el escalafón más bajo está la materia 
inorgánica, tal como los minerales; el siguiente escalón incluye 
las plantas y otros organismos vivientes sin mente propia; 
subiendo aun más alto encontramos a los animales con mentes y 
cuerpos animados; entonces llegamos a los seres humanos que 
poseen mente y combinan espíritu y cuerpo. Finalmente llegamos 
al escalafón más alto donde se encuentran las criaturas más 
perfectas, los ángeles, que son seres puramente espirituales sin 
cuerpos materiales. 
Como sucede con cualquier otra teoría, siempre existe el 
peligro de caer en lo simplista. Al reducir este complejo orden a 
sus partes elementales, se define el lugar de los ángeles en el 
escenario de la creación, y nos permite ver que eliminar a los 
ángeles de este esquema nos deja con una inexplicable brecha 
entre los seres humanos y Dios. 
LAS ÓRDENES ANGÉLICAS 
Desde el siglo IV, los cristianos han tratado de elaborar listas 
de todos los seres espirituales mencionados en la Biblia. En algún 
momento, se compiló una lista de nueve rangos de ángeles a 
partir de varios libros bíblicos.Señalamos anteriormente que el 
Antiguo Testamento nombra tres grupos de seres angélicos: los 
querubines, los serafines y los ángeles. En el Nuevo Testamento, San 
Pablo nos ofrece los otros seis grupos, nombrándolos tronos, 
dominaciones, principados, potestades, virtudes y arcángeles (cf. Epístola 
a los Colosenses 1, 16; 1 Tesalonicenses 4, 16; Efesios 1, 21). 
Estos variados seres espirituales tienen un solo fin, el bien último, 
o sea, Dios, quien creó a cada ángel para contribuir a la 
perfección de un todo, del cual es parte. Por su grado de 
conocimiento, su amor a Dios y la forma en que lo sirven, los 
ángeles se clasifican en nueve diferentes rangos. 
-15-
En su tratado, La Jerarquía Celestial, Pseudo Dionisio 
Areopagita (A.D. 500) fue el primero en explicar cómo los nueve 
rangos de ángeles transmiten el amor y la verdad de Dios a los 
hombres. El modelo de Areopagita ha resistido la prueba del 
tiempo, en gran medida porque ofrece una armoniosa síntesis del 
mundo angelical basada en las descripciones bíblicas. Su modelo 
opera sobre el principio de que en el mundo de los espíritus, así 
como en el mundo de los cuerpos, Dios actúa a través de una serie 
de intermediarios. Así pues, el amor y conocimiento de Dios 
descienden de Él gradualmente hasta los seres humanos, 
mediante una serie ordenada de seres, los nueve rangos de 
ángeles. Mediante esta comunidad de seres espirituales, Dios 
comunica Su amor, Su conocimiento y Su interés por toda Su 
creación. Esta multitud de seres angelicales hace que el universo 
sea ordenado y comprensible. 
Los nueves rangos de ángeles están organizados en tres 
rangos de tres, en un orden que se puede entender en términos de 
su proximidad o distancia de Dios. El primer rango de seres 
angelicales consiste de los serafines, los querubines y los tronos. Este 
rango es el más próximo a Dios, contemplando Su esencia, Dios 
en Sí mismo. Los serafines, cuyo nombre significa “los hacedores 
del fuego” o “portadores de la calidez”, poseen el más perfecto 
conocimiento de Dios y por lo tanto están encendidos por Su 
amor. Los querubines, cuyo nombre indica que son “llenos de 
conocimiento”, o “rebosantes de sabiduría”, contemplan la 
bondad y providencia de Dios. Los tronos contemplan el juicio 
divino de Dios. Aquellos que sean redimidos por Cristo y a 
quienes se otorgue la visión beatífica de Dios compartirán la vida 
de Dios más íntimamente que estos rangos angelicales. 
El segundo rango de seres angelicales son las dominaciones, las 
virtudes y las potestades. Son responsables del orden universal de la 
creación. No conocen a Dios en Sí mismo, sino Sus efectos, la 
razón de las cosas, lo que llamamos las leyes de la naturaleza. Las 
-16-
dominaciones, cuyo nombre refleja autoridad, dirigen las 
actividades de las virtudes. Éstas, a su vez, son responsables del 
funcionamiento de los cuerpos celestes como los planetas y las 
estrellas. Las potestades, en tanto, trabajan para evitar que se 
infiltren influencias malvadas y alteren el orden de la divina 
providencia. 
El último rango está formado por los principados, los 
arcángeles y los ángeles. Este rango pone orden en los asuntos 
humanos. Los principados se ocupan del bien común y el bienestar 
general de los reinos, las naciones y las ciudades. Los arcángeles 
están a cargo de proteger a individuos o multitudes y de llevar los 
mensajes solemnes de Dios al hombre, como cuando el Arcángel 
Gabriel saludó a la Virgen María con la nueva de la Encarnación. 
Finalmente, llegamos a los ángeles, también conocidos como 
Ángeles Guardianes, cuya tarea es proteger a cada persona y 
llevarle mensajes de menor importancia. 
De todos los seres espirituales que hemos analizado, los 
Ángeles Guardianes son los más próximos a nosotros. La 
existencia de los Ángeles Guardianes es una convicción que la 
Iglesia, la Biblia y los santos han confirmado. La Iglesia autoriza 
una fiesta en su honor en el calendario romano. Dos textos 
bíblicos apuntan a su existencia: “He aquí que yo voy a enviar un 
ángel delante de ti, para que te guarde en el camino” (Éxodo 23, 
20-23); y las palabras de Jesús: “Os digo que sus ángeles en los 
cielos ven continuamente el rostro de mi Padre que está en los 
cielos” (Mateo 18, 11). Numerosos santos han estado también 
convencidos de su existencia. En particular, San Bernardo de 
Claraval nos dice: 
Y así, los ángeles están aquí; están a vuestro lado, presentes 
para vuestro beneficio. Están aquí para protegeros y serviros. 
Más aun si es Dios quien les ha dado esta encomienda, 
debemos estar agradecidos a ellos por el gran amor con que 
-17-
le obedecen y vienen en nuestra ayuda en nuestra gran 
necesidad.3 
Es importante recordar que los Ángeles Guardianes son 
capaces de dirigirnos a nuestro propio fin particular (la 
salvación), y a nuestro supremo destino común (la comunión con 
el Dios trino), solamente porque ellos están dedicados a cumplir 
la voluntad y divina providencia de Dios. Los Ángeles Guardianes 
glorifican a Dios al guiar a los seres humanos de vuelta a su 
Creador. Sin estos ángeles perdemos una guía efectiva y 
significativa para volver a Dios. 
 ¿QUÉ ES UN ÁNGEL? 
Hasta este momento hemos dado una idea general de lo que 
hacen los ángeles, pero no hemos explicado nada sobre su 
naturaleza. San Agustín escribió que “‘ángel’ es el nombre de su 
función, no de su naturaleza. Si se busca el nombre de su 
naturaleza, éste es ‘espíritu’”.4 Qué es de manera precisa un 
“espíritu” puro o un ángel es un punto que ha sido objeto de 
grandes debates teológicos. Santo Tomás de Aquino pensaba que 
un ángel es un ser totalmente inmaterial y limitado que posee 
una sustancia intelectual independiente. Así, vemos que de 
ninguna forma se debe confundir a un ángel con un fantasma o 
un alma separada de un cuerpo material. Un ángel, por 
naturaleza, ha sido creado para existir sin un cuerpo. Ya que los 
ángeles no se componen de ninguna sustancia material, sino que 
deben su existencia a Dios, no pueden decaer ni perecer; y no son 
vulnerables al daño corporal o la muerte a manos de otras 
criaturas. Los ángeles, como las almas humanas, no ocupan un 
espacio cuantitativo. El alma humana no ocupa un solo espacio 
del cuerpo humano y sin embargo ejerce su poder en todo ese 
cuerpo. En ese sentido, los ángeles son similares al alma humana, 
ya que ellos actúan sobre el mundo físico con grandes y pequeños 
efectos, sin ocupar ningún espacio en particular. 
-18-
Además de desempeñarse como mensajeros celestiales entre 
Dios y los seres humanos, los ángeles también pueden actuar 
directamente en asuntos materiales y pueden influir en las 
acciones humanas de diversas formas. Como ya hemos señalado, 
la acción de los ángeles en la tierra y en relación con los seres 
humanos requiere a veces que cobren una forma cuasi humana 
para cumplir su misión. Sin embargo, el cuerpo que adoptan no 
es un organismo viviente, solamente luce y actúa como si lo fuera. 
El modo como los ángeles se apropian de la materia para lograr 
una forma humana es algo que sólo ellos saben. Lo que a nosotros 
nos interesa es que la causa última de ese cambio es Dios. 
Igualmente, cuando un ángel mueve un objeto material, lo hace 
sólo a través de la voluntad de Dios. Los ángeles sólo nos ayudan 
y realizan milagros como agentes de Dios, con Su orden y Su 
consentimiento. 
Un ángel puede actuar indirectamente sobre el intelecto y la 
voluntad de una persona casi como un ser humano influye en 
otro. Sin embargo, la capacidad del ángel para influir en alguien 
es mucho más poderosa que cualquier intento humano. Aun así, 
a pesar de la superioridad de su intelecto y voluntad, un ángel no 
tiene acceso privilegiado a nuestros pensamientos o a nuestro 
libre albedrío. Puede incidir en la imaginación y las emociones de 
una persona en forma persuasiva y efectiva para influir en su 
voluntad. Lo que no puede es implantar conocimientos en la 
mente humana, al igual que un maestro tampoco puede verterideas en la mente de un estudiante. 
ÁNGELES Y ÁNGELES CAÍDOS 
El Génesis nos dice que Dios todo lo creó bueno, incluyendo 
a los ángeles. Si todos los ángeles fueron creados buenos, ¿por qué 
algunos cayeron? Nuestro conocimiento de los ángeles caídos 
viene sólo de las numerosas referencias a Satán y los demonios en 
el Nuevo Testamento. Una explicación de su caída, que da San 
Agustín, es que los ángeles se centraron en sí mismos, es decir, se 
-19-
deleitaron en sí mismos más que en Dios. Estos ángeles, por 
orgullo, escogieron libremente rechazar a Dios. En cuanto a 
aquellos que eligieron libremente permanecer en unión con Dios, 
la Iglesia los considera santos. El por qué algunos ángeles 
rechazaron a Dios no es tan importante como el hecho de que haya 
ocurrido. La tradición católica establece que, como resultado de la 
caída, que afectó a toda la creación, existen seres espirituales 
malévolos que crean confusión y desorden en los asuntos humanos. 
El Catecismo enseña que Satán puede causar “graves daños – de 
naturaleza espiritual e indirectamente de naturaleza física – en 
cada hombre y en la sociedad” (n. 395), pero no puede impedir la 
edificación del Reino de Dios. A pesar de los intentos de Satán por 
alejar a las personas de Dios, la providencia de Dios “interviene 
para bien de los que le aman” (Romanos 8, 28). 
¿UNA NUEVA ERA PARA LOS ÁNGELES? 
El movimiento llamado “New Age”, o Nueva Era, ha 
modificado lo que piensan muchos católicos y no católicos sobre 
los ángeles. Aunque este movimiento sí propone algunas 
enseñanzas positivas sobre los ángeles, también distorsiona la 
verdad sobre ellos. En el aspecto positivo, algunos adeptos de la 
Nueva Era enseñan que los ángeles son seres espirituales reales 
que nunca interfieren con la libertad humana. Superficialmente, 
esta enseñanza es compatible con la creencia católica sobre los 
ángeles. Pero sus enseñanzas no terminan ahí. El movimiento de 
la Nueva Era está empeñado en crear mayor conciencia de la 
existencia de los ángeles porque éstos proporcionan a la 
humanidad una información esencial para la llegada de una era de 
nueva cultura espiritual. Muchos propulsores de la Nueva Era 
creen también que los ángeles, o “guías espirituales” son 
benévolos por naturaleza y que “tocan” las vidas humanas en 
formas que son siempre espiritualmente benéficas. Así pues, la 
práctica de participar con los ángeles y trabajar con su guía 
espiritual se estimula a través de un proceso llamado canalización. 
-20-
La canalización, o contacto con un ángel, se realiza usualmente 
con el propósito de obtener ayuda personal o información acerca 
del futuro. 
Los católicos piensan que la afirmación de la Nueva Era de 
que todos los ángeles son benévolos es una verdad a medias que 
puede resultar alarmante, porque no toma en cuenta plenamente 
lo que la Biblia y las enseñanzas católicas revelan sobre el mundo 
del espíritu. Como ya hemos visto, la visión católica del mundo 
considera un mundo espiritual dividido, compuesto tanto de 
seres espirituales benévolos como malévolos. Más aún, las 
apariencias pueden ser engañosas. Decidir cuáles espíritus son 
buenos y cuáles malos es una tarea difícil y a veces peligrosa. 
Desde los primeros tiempos del cristianismo se ha advertido a la 
gente que no se deje engañar por las apariencias angélicas. San 
Pablo advirtió a los corintios que “el mismo Satanás se disfraza de 
ángel de luz” (2 Corintios 11, 14). Los peligros de hoy son los 
mismos que en los tiempos de San Pablo. El Catecismo advierte a 
los católicos que no traten de establecer contacto con los poderes 
espirituales (especialmente los demonios o Satanás) con el fin de 
adquirir “poder sobre el tiempo, la historia y, finalmente, los 
hombres”, porque esa acción contradice “el honor y el respeto, 
mezclados de temor amoroso que debemos solamente a Dios” 
(n. 2116). Se debe señalar, finalmente, que los miembros de la 
Nueva Era a menudo canalizan o contactan a un ángel 
adjudicándole un nombre. La Iglesia considera como peligrosa y 
falsa la práctica de adjudicarle nombres a los ángeles, excepto a 
Miguel, Gabriel y Rafael. 
LOS ÁNGELES EN LA LITURGIA ROMANA 
En el nivel práctico, la liturgia aumenta nuestro amor por 
Cristo y nos acerca en comunión con las verdades y los seres 
espirituales. Como parte integral de la liturgia católica, los 
ángeles no pueden separarse de la plena vida litúrgica de la 
Iglesia. Uniéndose a los creyentes en la tierra (quienes disfrutan 
-21-
una probada de la gloria celestial al participar activamente en la 
liturgia), los ángeles y santos del cielo glorifican eternamente a 
Dios en Su presencia. Como en la visión de Jacob donde los 
ángeles ascienden y descienden por una escalera que llega del 
cielo a la tierra, los ángeles están constantemente “volando” entre 
la liturgia eterna y celestial y la liturgia temporal del mundo. 
Esta relación angelical que conecta a ambas liturgias se resume de 
manera conmovedora en una frase tomada de la Primera Oración 
Eucarística: “Dios Todopoderoso, pedimos que tu ángel lleve este 
sacrificio hasta tu altar en el cielo”. 
Los rezos litúrgicos de la Misa nos enseñan que estamos en 
la presencia de una sociedad angelical que eternamente glorifica 
y alaba a Dios. Al comienzo de la Misa confesamos nuestros 
pecados en la presencia de los ángeles y les pedimos que recen por 
nosotros al Señor, nuestro Dios. Al final de cada Prefacio unimos 
nuestras voces con los ángeles para proclamar la alabanza del tres 
veces santo Dios en el Sanctus (Santo, santo, santo es el Señor…), 
que es el cántico de los ángeles en el cielo. La Oración sobre las 
Ofrendas para la Misa Votiva de los Ángeles nos recuerda que 
ellos son los intermediarios que llevan a Dios nuestro sacrificio de 
la Misa: “Señor, por el ministerio de tus ángeles, haz que el 
sacrificio de alabanza que te ofrecemos llegue hasta Ti”. El 
Prefacio de la Cuarta Oración Eucarística enfatiza el hecho de que 
los ángeles se apegan constantemente a la voluntad de Dios y lo 
adoran sin cesar: 
Incontables huestes de ángeles están ante Ti para hacer tu 
voluntad; miran Tu esplendor y Te alaban de noche y de día. 
Unidos a ellos y en el nombre de cada criatura bajo el cielo, 
nosotros también alabamos Tu Gloria mientras decimos: 
Santo, santo, santo… 
Finalmente, la Oración después de la Comunión en la 
Festividad de los Arcángeles sirve para recordarnos que la divina 
providencia nos ha colocado “bajo el cuidado vigilante de los 
-22-
ángeles” para que “podamos avanzar en el camino a la salvación”. 
La liturgia de la Misa nos exhorta a amar, respetar e invocar a los 
ángeles. 
Invocar a los ángeles puede parecer algo extraño, pero 
cuando recordamos que aquellos ángeles que no rechazaron a Dios 
son santos, entendemos de inmediato que no hay diferencia entre 
esta práctica y la antigua costumbre de invocar a los santos 
humanos. Oramos a los ángeles, como lo hacemos con los santos, 
por las mismas razones; sencillamente para que nos guíen y nos 
protejan e intercedan ante Dios por nosotros. Al final de la 
liturgia fúnebre, en la Oración de Encomendación, invocamos a 
los ángeles y a los santos para que nos ayuden y acompañen 
cuando dejamos este mundo: 
Santos de Dios, vengan en su ayuda. 
Vengan a recibirle, ángeles del Señor. 
Reciban su alma y preséntenla a Dios, el Altísimo. 
Que Cristo, quien te llamó, te lleve con él; 
que los ángeles te guíen al lado de Abraham. 
El calendario romano reserva dos días de fiesta en honor a los 
servidores invisibles de Dios. Como consecuencia de la reforma de 
la sagrada liturgia del Concilio Vaticano II, seguimos celebrando 
(como desde hace siglos) las fiestas de los arcángeles y de los 
santos ángeles guardianes. La fiesta de San Miguel, San Gabriel y 
San Rafael, que ahora la Iglesia celebra el 29 de septiembre, fue 
aprobada por primera vez por el Concilio Laterano en el año 745. 
La fiesta de los Ángeles Guardianes, celebrada el 2 de octubre, se 
originó enValencia, España. La celebración litúrgica de ambas 
nos recuerda nuestra comunión con los ángeles y la inmensa 
extensión de la Iglesia, que comprende el cielo y la tierra. La 
Oración de Entrada para la fiesta de los arcángeles enfatiza el 
alcance universal de la providencia de Dios: “Dios, Padre nuestro, 
de manera maravillosa guías el trabajo de los ángeles y de los 
-23-
hombres. Que quienes te sirven constantemente en el cielo 
mantengan nuestras vidas libres de mal en la tierra”. 
Finalmente, la liturgia inspira una devoción benéfica y 
auténtica por los ángeles que siempre nos dirige a la alabanza y 
glorificación del Dios Creador. El Prefacio de las Misas en honor 
a los ángeles señala este punto importante: “Al alabar a vuestros 
fieles ángeles y arcángeles, también alabamos Tu gloria, pues al 
honrarlos a ellos, te honramos a Ti, su Creador”. 
LO QUE IMPLICA ESTA CREENCIA 
Partiendo del conocimiento de las Escrituras hemos revisado 
los pronunciamientos doctrinales, la especulación teológica acerca 
de los ángeles y, finalmente, en la liturgia romana, el 
conocimiento práctico de los ángeles. Estas fuentes de la tradición 
cristiana confirman las enseñanzas de la Iglesia Católica de que la 
existencia de los ángeles es una verdad de fe. Sin embargo, estas 
fuentes para el conocimiento y experiencia sobre los ángeles de la 
Iglesia Católica no vienen sólo del pasado; son también una 
expresión de la fe contemporánea de la Iglesia. Esa fe en la 
existencia de los ángeles da forma a la vida de los católicos y se 
dirige a las necesidades y experiencias particulares de cada época, 
incluyendo la nuestra. El presente y el pasado se entrelazan 
constantemente para articular una visión católica uniforme que 
ayuda a explicar el lugar de los ángeles en el universo creado. 
Pero, ¿pueden aún los católicos reconciliar esta enseñanza con 
nuestros conocimientos modernos sobre el funcionamiento del 
universo? 
Si tomamos en serio a Dios como el Creador del universo, 
como el Arquitecto de sus leyes y Fuente de su existencia, 
entonces la contestación es un rotundo ¡Sí! La verdad acerca de los 
ángeles se vuelve mucho más creíble cuando aceptamos que Dios 
es capaz de crear seres de un orden superior al nuestro en un 
universo multidimensional. Sin negarle a Dios la posibilidad de 
-24-
gobernar el universo mediante leyes naturales, no es difícil 
comprender el lugar de los ángeles en el entendimiento general 
del gobierno de Dios. Más aun, la creencia de que los ángeles 
guían los eventos naturales nos ayuda a evitar el error de atribuir 
todo lo que vemos a supuestas leyes naturales. También nos ayuda 
a evitar la noción equivocada, pero generalizada, de que vivimos 
en un universo mecánico donde la presencia de Dios y su 
gobierno no son necesarios. 
Si tomamos en serio nuestras creencias y abrazamos la 
convicción de que se trata de un universo multidimensional 
poblado por ángeles, entonces nos vemos obligados a 
reconsiderar nuestro lugar en el universo y debemos admitir 
humildemente que no somos el pináculo de la creación divina. 
Así pues, no ilógico creer que Dios, preocupado por nuestro 
bienestar, ha creado seres espirituales con intelecto y voluntad 
superior a las nuestras con el propósito de protegernos y guiarnos 
en nuestra ardua peregrinación de vuelta a Él mismo. Dios creó a 
los ángeles como un medio para pastorear su creación, ya que la 
actividad angelical representa el cuidado amoroso de Dios hacia 
cada criatura, Mientras más entendamos cómo nos cuidan los 
ángeles, mejor apreciaremos el amoroso interés de Dios por 
nuestro bienestar. 
En una época que tiende a olvidar a Dios, o que cuando 
menos, mantiene a Dios a distancia, nuestra creencia en los 
ángeles es un poderoso recordatorio de que Cristo es el centro del 
mundo humano y del mundo angelical. La Carta a los Efesios nos 
recuerda el propósito que estableció Dios en Cristo “para 
realizarlo en la plenitud de los tiempos: hacer que todo tenga a 
Cristo por Cabeza, lo que está en los cielos y lo que está en la 
tierra” (Efesios 1, 9-10). Debemos entender que estamos unidos 
con los ángeles en Cristo y que compartimos una misión común, 
es decir, anunciar la Buena Nueva de Cristo a todas las naciones. 
Nuestro conocimiento y reverencia de los ángeles contribuyen a 
-25-
prepararnos para una nueva etapa de evangelización en este nuevo 
milenio al recordarnos que hemos sido llamados a la santidad de 
una vida dedicada a conocer, amar y servir a Dios. 
En conclusión, Dios creó todas las cosas visibles e invisibles 
para compartir la santidad de Su Vida con los ángeles y los 
humanos. En un sermón sobre la Ascensión, San Juan Crisóstomo 
(A.D. 400-450) describe la felicidad que los ángeles sentirán al ver 
a Cristo dirigiendo a la humanidad de vuelta al cielo en la 
Ascensión. Los ángeles se regocijarán con nosotros en ese 
momento, porque verán “lo que siempre esperaron: la naturaleza 
humana resplandeciendo en belleza y gloria”.5 Así es como, para 
el cristiano, una vida de gracia significa la incansable esperanza 
de disfrutar una “vida perfecta con la Santísima Trinidad, esta 
comunión de vida y de amor con ella, con la Virgen María, los 
ángeles y todos los bienaventurados” (Catecismo de la Iglesia 
Católica, n. 1024). 
 
NOTAS 
1 De un sermón de John Henry Newman titulado “The Powers of Nature” 
publicado en Parochial and Plain Sermons. London: Longmans, Green and 
Co., 1902. 
2 San Agustín, Confesiones. Traducido al inglés por Henry Chadwick. Oxford 
University Press, 1991, p. 224. 
3 Sermo 12 in psalmum Qui habitat (Liturgia Horarum IV, 1263). 
4 Enarrationes in Psalmos (Salmo 103), eds. D. Eligius Delckers, OSB et 
Iohannes Fraipont. CCSL 40. Turnholti: Brepols, 1990, p. 1488. CCSL 40, 
p. 1488, par. 15, vs 8-9: “Angelus enim officii nomen est, non naturae”. 
5 Sermo in Ascensionem Domini nostri Jesu Christi “bodie aspexerunt archangeli, quod 
diu concupierant: hodie nostram naturam de throno regali fulgoris instar 
resplendentem gloria et pulchritudine immortali viderunt.” J. P Migne, Patrologia 
Graeca, S.P.N. Joannis Chrysostomi Opera Omnia que Exstant, t. II, vol. 50, col. 
447 (Paris, 1862). 
-26-
 
“La Fe es un regalo de Dios que nos permite conocerlo y 
amarlo. La Fe es una forma de conocimiento, lo mismo que la 
razón. Pero no es posible vivir en la fe a menos que lo 
hagamos en forma activa. Por la ayuda del Espíritu Santo 
somos capaces de tomar una decisión para responder a la 
divina Revelación y seguirla viviendo nuestra respuesta”. 
Catecismo Católico de los Estados Unidos para los Adultos, 38. 
 
Acerca del Servicio de Información Católica 
Los Caballeros de Colón, desde su fundación, han participado en 
la evangelización. En 1948, los Caballeros iniciaron el Servicio de 
Información Católica (SIC) para ofrecer publicaciones católicas 
a bajo costo al público en general, lo mismo que a las 
parroquias, escuelas, casas de retiro, instalaciones militares, 
dependencias penales, legislaturas, a la comunidad médica, o a 
personas particulares que las soliciten. Por más de 70 años, el 
SIC ha impreso y distribuido millones de folletos y miles de 
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303-S 9/17
SERVICIO DE INFORMACIÓN CATÓLICA 
Verdadera información católica y no simples opiniones. 
 
En relación con la nuevas generaciones, los fieles laicos deben ofrecer una 
preciosa contribución, más necesaria que nunca, a una sistemática labor de 
catequesis.Los Padres sinodales han acogido con gratitud el trabajo de los 
catequistas, reconociendo que éstos “tienen una tarea de gran peso en la 
animación de las comunidades eclesiales”. Los padres cristianos son, desde 
luego, los primeros e insustituibles catequistas de sus hijos... pero, todos 
debemos estar conscientes del “derecho” que todo bautizado tiene de ser 
instruido, educado, acompañado en la fe y en la vida cristiana. 
Papa Juan Pablo II, Christifideles Laici 34 
Exhortación Apostólica sobre la Vocación y Misión 
de los Laicos en la Iglesia y en el Mundo. 
 
Acerca de los Caballeros de Colón 
Los Caballeros de Colón, una sociedad de beneficios fraternales fundada en 
1882 en New Haven, Connecticut por el Venerable Siervo de Dios el Padre 
Michael J. McGivney, es la organización más grande de laicos católicos, con 
más de 1.9 millones de miembros en América, Europa y Asia. Los Caballeros 
ayudan a su comunidad y a las demás comunidades, y cada año contribuyen 
con millones de horas de servicio voluntario a causas caritativas. Los 
Caballeros fueron los primeros en brindar apoyo financiero a las familias de 
los policías y del personal del departamento de bomberos que fallecieron en 
los ataques terroristas del 11 de septiembre de 2001 y trabajan muy de cerca 
con los obispos católicos para proteger la vida humana inocente y el 
matrimonio tradicional. Para buscar más acerca de los Caballeros de Colón 
visita el sitio www.kofc.org. 
 
Si tiene preguntas especificas o desea obtener un conocimiento más amplio 
y profundo de la fe católica, el SIC le puede ayudar. Póngase en contacto con 
nosotros en: 
Knights of Columbus, Catholic Information Service 
Po Box 1971 New Haven, CT 06521-1971 
Teléfono 203-752-4267 Fax 800-735-4605 
cis@kofc.org 
www.kofc.org/sic 
 
Proclamando la Fe 
 En el Tercer Milenio

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