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LA MUDA EN LOS INSECTOS
Los insectos, como todos los  artrópodos, tienen un esqueleto duro, externo, denominado exoesqueleto. Este exoesqueleto confiere al animal una estructura determinada, pero que le impide aumentar de tamaño de forma continuada. Por este motivo, para desarrollarse y alcanzar el estado de adulto, el insecto debe liberarse de su exoesqueleto, mediante un complejo mecanismo, denominado muda o ecdisis.
- Los  insectos hemimetábolos son aquellos que  sufren mudas sencillas, como los saltamontes. Los jóvenes (ninfas) son muy similares a los adultos (imagos). La transformación de uno a otro se realiza mediante mudas simples.
- Otros insectos realizan cambios más complicados. Estos son los holometábolos, como, por ejemplo, las mariposas. En este caso, los jóvenes (larvas), para transformarse en adulto (imago), realizan una muda compleja, llamada metamorfosis.
 En el control de la muda intervienen células neurosecretoras, productoras de ecdisotropina (neurohormona) y glándulas secretoras. Aparecen dos tipos de glándulas, que son los cuerpos alados, que liberan neotenina (hormona juvenil), y las glándulas ecdisisales, estas sintetizan ecdisona, que es la hormona responsable de la muda.
El estímulo que dispara el proceso de la muda es la presión que ejercen los tejidos sobre la pared del cuerpo cuando se alcanza la máxima capacidad del exoesqueleto. Los estímulos son recibidos por el cerebro. Las células neurosecretoras, que allí se encuentran, liberan ecdisotropina a la hemolinfa. Esta neurohormona actúa sobre las glándulas hormonales.
Durante el estadío larvario (o juvenil), las glándulas de los cuerpos alados liberan neotenina. Así se mantienen las características larvarias. Al desencadenar el proceso de la muda, la ecdisotropina actúa a dos niveles. Primero, inhibe la liberación de neotenina. Posteriormente, estimula la producción de ecdisona por las glándulas ecdisiales. Estos cambios hormonales provocan la muda y el desprendimiento del exoesqueleto.
El crecimiento de los artrópodos requiere que se desprendan periódicamente de su esqueleto externo, fenómeno al que nos referimos como muda o ecdisis. Cuando llega el momento el animal pasa a un estado de quiescencia (reposo), durante el cual se afloja la consistencia de las partes internas de la cutícula, a la vez que la epidermis, que está debajo, se prepara para la síntesis y secreción de los componentes de la nueva cutícula. Por un aumento de la presión interna, o a veces por otro mecanismo, se desgarra la vieja cutícula y el animal realiza los esfuerzos necesarios para desprenderse de ella a la vez que secreta la nueva. Cuando sale se encuentra en un estado de debilidad y su consistencia es blanda. En un plazo más o menos breve la nueva cubierta se endurece.
La ecdisis afecta, naturalmente, a los recubrimientos de las cavidades internalizadas, de origen ectodérmico (los dos extremos del tracto digestivo y, en artrópodos aéreos, las tráqueas o pulmones).

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