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1 Grado en Historia LA CULTURA DE NAGADA: ANÁLISIS DE LAS NECRÓPOLIS DEL EGIPTO PREDINÁSTICO Autor: Alejandro Gómez Arzúa Tutora: Dra. María Lazarich González Facultad de Filosofía y Letras, Universidad de Cádiz Curso 2021/2022 23/05/2022 TABLA DE CONTENIDOS RESUMEN ........................................................................................................................... 3 INTRODUCCIÓN ............................................................................................................... 4 CAPÍTULO 1. ESTADO DE LA CUESTIÓN SOBRE LOS ESTUDIOS DEL EGIPTO PREDINÁSTICO ................................................................................................ 6 CAPÍTULO 2. ALGUNOS DATOS DE INTERÉS PARA ENTENDER LA BASE CONSTRUCTIVA DEL MUNDO EGIPCIO EN GENERAL Y DE LA CULTURA DE NAGADA EN PARTICULAR ................................................................................... 11 2.1. LA ECOLOGÍA DEL CONTINENTE AFRICANO ............................................... 11 2.2. EL NILO: LA BASE DE LA VIDA EN EL MUNDO EGIPCIO ............................ 13 2.3. ALGUNOS EJEMPLOS DE LA CERÁMICA Y LA INDUSTRIA LÍTICA PRODUCIDA EN LAS FASES DE NAGADA I Y NAGADA II ................................. 18 2.3.1. CERÁMICA ....................................................................................................... 18 2.3.2. OBJETOS DE PIEDRA, MARFIL, HUESO, O MADERA ............................. 24 CAPÍTULO 3. ESTUDIO DE LAS NECRÓPOLIS DE NAGADA ............................. 26 3.1. IMPORTANCIA DEL ESTUDIO DE LAS NECRÓPOLIS PARA CONOCER LA HISTORIA DEL EGIPTO PREDINÁSTICO ................................................................. 26 3.2. LAS TIPOLOGÍAS CONSTRUCTIVAS DE NAGADA I Y NAGADA II ........... 27 3.3. PRINCIPALES NECRÓPOLIS DE LA CULTURA DE NAGADA ...................... 30 3.3.1. CEMENTERIO HK43 DE HIERAKÓMPOLIS. .............................................. 31 3.3.2. CEMENTERIO HK6 DE HIERAKÓMPOLIS. ................................................ 33 3.3.3. CEMENTERIO DE ABIDOS: NECRÓPOLIS DE UMM EL QAAB ............. 38 3.4. LA MOMIFICACIÓN Y LOS RITUALES FUNERARIOS ................................... 40 3.4.1. EL PROCESO DE MOMIFICACIÓN .............................................................. 40 CONCLUSIONES ............................................................................................................. 45 BIBLIOGRAFÍA ............................................................................................................... 47 MANUALES Y MONOGRAFÍAS ................................................................................. 47 PÁGINAS WEB CONSULTADAS ................................................................................ 51 OTRAS FUENTES .......................................................................................................... 51 3 RESUMEN A lo largo de las próximas páginas hablaremos de las necrópolis de la cultura de Nagada, una de las últimas de la etapa predinástica del Antiguo Egipto. Su particularidad radica en que concluye precisamente con la lucha entre el Bajo y el Alto Egipto y su unificación. A través del análisis de los restos materiales que nos dejó esta cultura en sus cementerios, podremos acercarnos a su modo de vida y descubriremos lo que serán algunas de las características más destacadas de la cultura egipcia. Palabras Clave: Nagada; necrópolis; Egipto predinástico; cultura material ABSTRACT Throughout the following pages we will talk about the necropolis of the Naqada culture, one of the last of the predynastic stage of Ancient Egypt. Its peculiarity is in the fact that it concludes precisely with the fight between Lower and Upper Egypt and its unification. Trough the analysis of the remaining materials that this culture left us in its cemeteries, we will be able to get closer to its way of life and discover what will be some of the most outstanding characteristics of the Egyptian culture. Keywords: Naqada; necropolis; predynastic Egypt; material culture. 4 INTRODUCCIÓN A modo de introducción de este Trabajo de Fin de Grado, nos gustaría explicar el motivo de la elección de este tema. Siempre hemos sido grandes admiradores del mundo egipcio. Sin embargo, teníamos mucha curiosidad por entender las bases que construyeron la civilización faraónica, pues es esta la que suele estudiarse en el instituto o la universidad, pero se olvida el mundo predinástico. Uniendo este interés a nuestra otra gran fascinación, la Prehistoria, decidimos realizar este trabajo. De esta manera hemos podido trabajar con el egipcio predinástico, y en concreto con la cultura de Nagada, predecesora de la dinastía I. El principal objetivo que nos proponemos con este trabajo es unir, en un solo documento, los aspectos más importantes de esta cultura, y con ello sentar las bases de lo que luego será el Egipto de época histórica. De esta manera, se ha llevado a cabo la lectura de numerosas publicaciones, muchas de conocidos especialistas en el mundo egipcio, así como la elaboración de un curso de la Universidad Autónoma de Barcelona titulado “Egiptología”, impartido por los profesores Josep Cervelló y José Lull. Con este curso hemos aprendido las características generales del mundo egipcio y, además, una de sus partes trataba el Egipto predinástico. A diferencia de lo que se pueda pensar, el mundo predinástico es muy poco conocido. Aquí radica uno de los principales problemas bibliográficos que nos hemos encontrado para hacer este trabajo. La mayor parte de bibliografía que existe sobre este período no trata el Egipto predinástico de una forma general, sino que habla de aspectos y lugares concretos. Esto hace más difícil, al menos al principio, tener una idea global de este periodo. El otro problema ha sido que en ocasiones no hemos tenido acceso a algunos artículos y libros, y eso ha complicado la obtención de la información. Aun así, consideramos que se ha logrado reunir una buena cantidad de bibliografía de temas muy variados, y que a través de su lectura y análisis hemos conseguido entender parte de las claves de esta etapa. Siguiendo con la bibliografía, se han empleado documentos en inglés, español, y francés. Como ya hemos mencionado, el mundo egipcio ha impresionado e interesado a numerosos países, sobre todo del mundo Occidental. Se han consultado algunos artículos en alemán, pero no han sido incluidos en la bibliografía debido a que no se han utilizado finalmente. 5 A lo largo de las siguientes páginas hablaremos de las necrópolis de la cultura de Nagada. Para ello, hemos estructurado el trabajo en un total de tres capítulos: - El primero de ellos nos sirve para conocer los estudios que existen sobre la etapa predinástica del mundo egipcio, desde las campañas napoleónicas hasta las últimas actualizaciones sobre la datación de la cultura de Nagada. - El segundo está destinado a introducir al lector en el mundo egipcio. Hablaremos del medio natural, la función del río Nilo en la construcción (y evolución) de las primeras sociedades, y la cultura material (cerámica, industria lítica, y objetos de marfil, hueso, madera...) - El tercer y último capítulo, el más extenso, es donde hablaremos concretamente de los aspectos funerarios y religiosos de la cultura nagadiense. Abarcaremos desde una introducción sobre la importancia que tiene estudiar las necrópolis, hasta la explicación de algunos de sus cementerios más destacados, y finalizaremos con el papel que jugaron el proceso de la momificación y los rituales funerarios en la cultura egipcia. AGRADECIMIENTOS Nos gustaría concluir esta introducción agradeciendo primeramente a mi tutora, doña María LazarichGonzález, por su gran apoyo y sus consejos, tanto en este trabajo como en los años que llevo a su lado. Agradecer también a mis amigas Esther y Sara, que me han dado su opinión sobre algunas partes del trabajo y me han ayudado modificando algunas expresiones. Por último, dedicar este trabajo a mis dos hermanos, Esther y Javier, a mi abuela Estrella, y a mi madre Mercedes, por haberme apoyado estos años en mi formación como historiador. 6 CAPÍTULO 1. ESTADO DE LA CUESTIÓN SOBRE LOS ESTUDIOS DEL EGIPTO PREDINÁSTICO Los estudios que se han realizado sobre el Antiguo Egipto han dividido esta civilización en un total de 30 dinastías, a raíz de los trabajos del sacerdote Manetón (que vivió en el siglo III a. C.), personaje al que se encomendó la redacción de la historia del país (MÜLLER DE SOYANO, 2017: 15). Dentro de toda la Historia de Egipto, conocemos como “etapa predinástica” al período comprendido entre finales del VIº (c. 5100 a. C.) y finales del IVº milenio a. C. (c. 3100 a. C.). A lo largo de todo el territorio egipcio se dará el surgimiento y desarrollo de numerosas culturas, tanto en la zona del Delta (Bajo Egipto) como a lo largo del cauce del río. Para este trabajo nos centraremos en las culturas del Alto Egipto, y en concreto en la cultura de Nagada (también conocida como etapa Nagadiense), que recibe ese nombre debido a que se desarrolló en la actual localidad de Nagada, considerada la predecesora del Egipto faraónico. Como detallaremos más adelante, esta cultura queda tradicionalmente dividida en tres grandes períodos: Amratiense, Gerzeense, y Semaniense. Consideramos que el conocimiento y estudio de este período del mundo egipcio es imprescindible para comprender la formación del estado faraónico a través del análisis de las diversas culturas que ya entonces coexistían en los lindes del río Nilo (HENDRICKX y VERMEERSCH, 2000, en CHAPON, 2011: 85). A lo largo de la Historia, en numerosas ocasiones se ha dado el interés por el mundo egipcio y sus particularidades. Ya en tiempos de la Antigüedad destacadas figuras como Heródoto, Diodoro de Sicilia, Estrabón, o Plutarco, quedaron fascinadas por las maravillas arquitectónicas y culturales de los antiguos egipcios. Sin embargo, el inicio de la arqueología egipcia se dará muchos siglos después, durante las expediciones llevadas a cabo por Napoleón Bonaparte a finales del siglo XVIII y principios del siglo XIX. Será a raíz de sus campañas y al descubrimiento de increíbles hallazgos como el de la Piedra Rosetta (1799), cuando numerosos arqueólogos e investigadores quedarán cautivados por el proceso egiptizante que recorrió Europa durante estos años, llevándose a cabo muchas intervenciones arqueológicas por todo Egipto (URRUELA, 2006: 25-26; MATTHEW y YOSERIZAL, 2012: 4792-4793). 7 Figura 1. Pintura de Napoleón en sus campañas en Egipto. Fuente: https://acortar.link/UZh45q En este contexto se dará el nacimiento de la egiptología como la ciencia que estudia el mundo egipcio desde un enfoque histórico, cultural, lingüístico, tradicional, e institucional (URRUELA, 2006: 25-26; MATTHEW y YOSERIZAL, 2012: 4792-4793). No obstante, el desconocimiento del mundo predinástico trajo graves problemas a los primeros egiptólogos. A finales del siglo XIX, durante unas excavaciones en la zona de Koptos, el arqueólogo Flinders Petrie encontró los llamados “Colosos de Koptos” y pensó que se trataba de los restos más antiguos de todos los que se conocían hasta el momento del Antiguo Egipto. Sin embargo, los consideró como obra de un pueblo invasor que había habitado el Alto Egipto, a los que llamó the New Race, pero fue Jacques de Morgan quien afirmaría que estos restos hallados por Petrie correspondían a los antecesores de los egipcios de la etapa dinástica, a raíz de una serie de excavaciones de cementerios en la región de Abidos (GRAFF, 2009: 11; MARTÍNEZ, 2019: 15-16). Esta disciplina recibiría un nuevo impulso a partir de las excavaciones en el Valle de los Reyes y el descubrimiento de la Tumba de Tutankamón (1923) (Fig. 2), desarrolladas a lo largo del siglo XX (URRUELA, 2006: 25-26; MATTHEW y YOSERIZAL, 2012: 4792- 4793). https://acortar.link/UZh45q 8 Debemos tener en cuenta que la hipótesis de Morgan hace referencia exclusivamente a las culturas existentes en el Alto Egipto, pues se desconocían los pueblos neolíticos del Bajo Egipto. Tras el descubrimiento de Petrie, muchos otros cementerios de la zona que ocupó la cultura Nagada fueron descubiertos en los años siguientes, lo que ocupará gran parte de las excavaciones en Egipto de finales del siglo XIX y el siglo XX (HENDRICKX, 2012: 1-2). Las teorías de Petrie fueron revisadas por otros autores como Kaiser o Baumgartel, pero la documentación arqueológica de Egipto que aún se toma como punto de partida es la lograda por este egiptólogo británico (DELIBES y FERNÁNDEZ, 1993: 43). El mismo Petrie dividirá el período predinástico en tres etapas, las mismas que se mantienen en la actualidad y de las que partiremos para este Trabajo Fin de Grado: Amratiense, Gerzeense, y Semaniense. Sin embargo, pocos años después, Scharff preferirá los nombres de Nagada I y II para los dos primeros períodos. El sistema de Petrie también será criticado por Kaiser, que propuso un sistema alternativo (DELIBES y FERNÁNDEZ, 1993: 43). Actualmente podemos dividirlo del siguiente modo: Amratiense, que pertenece a Nagada I o Temprano, y que son el Grupo I y IIa y IIb de Kaiser. Gerzeense, que se corresponde con Nagada II o Tardío, que son el Grupo IIc y IId de Kaiser. Semaniense, que se refiere a Nagada III de Kaiser Figura 2. Fotografía de Howard Carter analizando la tumba de Tutankamón. Fuente: https://acortar.link/QWdFRW https://acortar.link/QWdFRW 9 La cronología más aceptada entre los investigadores del mundo predinástico es la que mostramos en la siguiente tabla (Fig. 3).1 Etapa Cultura Fechas Aproximadas Periodo Fin del Paleolítico c. 8000 a. C. Mesolítico c. 8000-5200 a. C. AE Tarifiense BE Qarumiense/ Fayum B Playa Nabta c. 6000-5000 a. C. C. 6000-5000 a. C. Predinástico Primitivo Neolítico c. 5200-4200 a. C. Merimde Beni-Salama El-Omari c. 4800-4200 a. C. c. 4600-4400 a. C. Predinástico Primitivo Predinástico Primitivo Neolítico Final c. 4200-3500 a. C. Badariense Maadi-Buto Nagada I c. 4400-4000 a. C. c. 4000-3400 a. C. c. 4000-3500 a. C. Predinástico Antiguo Predinástico Antiguo Predinástico Medio Edad del Cobre y Bronce Nagada II c. 3500-3200 a. C. Predinástico Reciente Nagada III c. 3200-3100 a. C. Pretinita/Protodinástico Dinastía 0 Dinastía I Dinastía II Dinastía III c. 3100-3030 a. C. c. 3030-2853 a. C. c. 2853-2700 a. C. c. 2700-2630 a. C. Periodo Tinita Periodo Tinita Periodo Tinita Periodo Tinita Como observamos en la tabla, existen muchas más culturas anteriores al Nagadiense, e incluso alguna contemporánea (caso de Maadi-Buto), pero para el desarrollo de este trabajo nos centraremos exclusivamente en las dos primeras fases de la cultura de Nagada, debido a que la última etapa está muy vinculada a la época tinita, y por ello escapa al ámbito de estudio de este Trabajo Fin de Grado. A pesar de estas cronologías, algunos investigadores optan por el empleo de “fósiles guía”, una técnica que suele emplearse para las dataciones de la Prehistoria. De esta manera, facilitan la identificación de las fases de Nagada adscribiendo las tipologías, en esta ocasión cerámicas, para definir cada una de las etapas que conforman esta cultura: en el caso del Badariense, se trata de cerámicas rojas con bordes negros; cuando son del Amratiense, hablamos de cerámica roja con decoraciones figurativas en tonos blancos; y parael Gerzeense, cerámica beige con decoraciones figurativas marrones o rojo oscuro2. 1 Como queda indicado en negrita, nuestro marco de estudio se limita al IV milenio a. C. 2 Según el profesor Josep Cervelló en el curso Egiptología de la Universidad Autónoma de Barcelona Figura 3. Tabla 1 de la cronología del Egipto predinástico, realizada por el autor a partir de la tabla de BARD, 2000, en CHAPON, 2011: 86 10 La interpretación más tradicional sobre el origen de esta cultura en el Alto Egipto se corresponde con la invasión de grupos humanos del sur que se mezclan con la población neolítica del final del Badariense. Como ejemplo está el yacimiento de Hammamiya3, cerca de Badari, donde se ha demostrado la existencia de un brusco cambio en la estratigrafía de estos momentos, lo que se ha vinculado a la transición entre ambos grupos. No obstante, existen otras interpretaciones que muestran el continuismo cultural de ambas poblaciones: por ejemplo, el mantenimiento de la cerámica característica del Badariense durante las primeras fases de la cultura de Nagada. Como hemos observado, el motivo del cambio entre Badariense y Nagadiense es todavía muy debatido, y existen varias interpretaciones al respecto (DELIBES Y FERNÁNDEZ, 1993: 44). El sistema de seriación que creó Petrie, a través del análisis de las cerámicas halladas en yacimientos predinásticos, es el conocido sistema sequence dates, seguido hasta la actualidad por los investigadores. Si bien se han realizado algunas modificaciones muy someras, lo cierto es que las tres fases establecidas por este egiptólogo a comienzos del siglo XX no han sido puestas en duda hasta los tiempos actuales, y son la clave para entender y estudiar parte de la Prehistoria de Egipto (Fig. 4). (SHAW, 2000: 75–77). Sobre esta última cuestión, pensamos que ha habido cierto abandono por parte de los historiadores por intentar concretar más las fechas del mundo predinástico. Con las nuevas tecnologías aplicadas a la investigación científica, podría hacerse una revisión del material existente y volver a someterlo a dataciones, y quizás se obtengan nuevos enfoques sobre la cronología de estas etapas. 3 En la zona del Egipto Medio (entre Suhag y Asiut, en la orilla este del río Nilo). Fuente: https://acortar.link/M7Zxvr Figura 4. Fotografía de Flinders Petrie. Fuente: https://acortar.link/a2Lyy9 https://acortar.link/M7Zxvr 11 CAPÍTULO 2. ALGUNOS DATOS DE INTERÉS PARA ENTENDER LA BASE CONSTRUCTIVA DEL MUNDO EGIPCIO EN GENERAL Y DE LA CULTURA DE NAGADA EN PARTICULAR Este segundo capítulo lo hemos introducido para entender el medio físico en el que vivieron los antiguos egipcios del mundo predinástico. A lo largo de las siguientes páginas hablaremos de la geografía general de África, para luego volcarnos en el análisis de la importancia que tendrá el río Nilo para el surgimiento y desarrollo de las primeras sociedades de este territorio. Mediante el estudio de algunos aspectos de la cultura material nagadiense (cerámica, industria lítica, objetos de hueso o marfil, etcétera) podremos conocer algunos datos de esta cultura, como la fauna, la flora, o las diferentes herramientas que empleaban. 2.1. LA ECOLOGÍA DEL CONTINENTE AFRICANO África es el segundo continente más grande del mundo (30,3 millones de Km2). A pesar de ello, está muy poco poblado, debido a factores económicos, geográficos, y climáticos (continente aislado y sometido a temperaturas muy extremas). Debido a su posición geográfica en el globo, es el más cálido de la Tierra, con temperaturas medias anuales que superan los 20ºC, y un régimen de vientos que forma lluvias en su centro durante todo el año, formándose grandes selvas y áreas desérticas al norte (Kalahari y Sáhara). Las variaciones climáticas sucedidas durante el Cuaternario afectaron en África de un modo diferente a Europa y América del Norte: alternancia de etapas pluviales y áridas. Durante los primeros momentos, se produce la expansión de la selva y la sabana, así como la retirada o desaparición del desierto en numerosas zonas; durante los momentos áridos, sucede lo contrario. (FERNÁNDEZ MARTÍNEZ, 1996: 7-10). En torno al 10000 a. C. sucede un nuevo cambio climático, centrado esta vez en una fase más pluvial, con un aumento de la humedad y las lluvias que bordeaban el Nilo, lo que propició el repoblamiento de estas zonas. Poco después se dará la desertización definitiva de las zonas adyacentes al río, lo que condicionó la evolución de la población y el desarrollo de la civilización egipcia ya en época histórica. La desertización obligó nuevamente a los grupos poblacionales a replegarse a la zona del valle, apareciendo así los primeros poblados agrícolas (mitad del VIº milenio a. C.) (ARROYO, 2004: 3), lo que se relaciona con la migración de los animales a los lindes del Nilo. A pesar de ello, la sedentarización se daría poco a poco (CAMPS, 2005: 2) 12 Como observamos en la imagen satelital de África (Fig. 5), el continente queda delimitado al norte por el Mar Mediterráneo; al oeste por el Océano Atlántico; al sur el Océano Índico; y al este nuevamente por el Índico, y el Mar Rojo. A nivel climatológico, en todo el territorio egipcio se presenta el clima desértico, y en la zona del nacimiento del río Nilo clima semiárido y ecuatorial. El desierto está presente en casi toda África septentrional, con la excepción del valle del río Nilo4. Los alrededores de este valle están formados por varios desiertos y oasis. El desierto ocupa prácticamente todo el territorio egipcio, y aunque pueda parecer una desventaja, lo cierto es que sirvió como barrera natural con respecto al resto de territorios poblados por el ser humano. Los oasis se utilizaban como refugio durante las noches, ante los peligros del desierto. Entre una zona y otra, es interesante el contraste natural (clima, vegetación, fauna…) y humano (BOLAÑOS, 2003: 92–93). 4 Indicado en una elipse de color roja en la imagen (Fig. 5). Figura 5. Visión satélite del continente africano. Fotografía extraída por el autor a través de la herramienta cartográfica: Google Earth 13 No se conoce la fecha exacta de la domesticación de animales y vegetales, aunque es evidente que miles de años antes de la sedentarización habrían sido conscientes de que tanto de plantas como de animales surgían nuevas generaciones. Cuando además conocen la fertilidad de las tierras limosas del Nilo, que explicaremos más adelante, es cuando comienzan a cultivar sus primeros vegetales. La sedentarización lleva al control de las especies y el medio natural, para asegurar el autoabastecimiento y la pervivencia de la comunidad (CAMPS, 2005: 3–4). En cuanto a la fauna, en la región de Nagada podemos encontrar una gran variedad de especies. De todas ellas, las que fueron domesticadas y contribuyeron a la evolución de las primeras sociedades fueron: en primer lugar, el perro, que llegó a tiempos del Neolítico totalmente domesticado (se conoce que se separó genéticamente del lobo hace 100.000 años), siendo más comunes los perros de caza; a esta especie le sigue, en orden de importancia: la oveja, el asno, la cabra, la vaca, el dromedario, el cerdo, la oca, las abejas, el gato y la paloma5 (CAMPS, 2005: 6–9). 2.2. EL NILO: LA BASE DE LA VIDA EN EL MUNDO EGIPCIO Desde los tiempos más remotos de la Tierra, el agua ha sido un elemento clave para la evolución de la vida en el planeta. Con la aparición de los primeros grupos humanos, el agua jugó un papel fundamental en sus modos de vida, suponiendo un factor determinante para la evolución de las especies. En el Mediterráneo antiguo, los primeros grupos que lograron establecer una sedentarización en los lindes de un río constituirán lo que la historiografía ha llamado “civilización potámica”. Este nombre seatribuye a aquellos grupos humanos que se aprovechan de las posibilidades que puede ofrecer la vida cerca de un río para su desarrollo sociopolítico y económico6. 5 En el Egipto dinástico se añadirán el caballo y la gallina, y se intentará (sin éxito) domesticar al ganso, el papión sagrado, el cercopiteco, la tórtola, la hiena rayada, las serpientes, las mangostas, el ibis, y la garza blanca (CAMPS, 2005: 9-10). 6 Esta información se ha obtenido del conocimiento en la asignatura Historia Antigua Universal I, impartida por el profesor Javier Guzmán en el Grado en Historia de la Universidad de Cádiz. 14 Figura 6. Dibujo del cauce del río Nilo y las principales ciudades de Egipto. Indicado con un cuadrado rojo la zona de estudio de las necrópolis para este Trabajo Fin de Grado. Fuente: https://cutt.ly/QFgGmXw https://cutt.ly/QFgGmXw 15 La civilización egipcia se desarrolla a lo largo del Nilo (Fig. 6), un río de 6.000 kilómetros de longitud por el que discurren hasta seis cataratas, alimentado por las aguas procedentes de dos sistemas hidrográficos: el de las montañas de Etiopía y los grandes lagos de África. Distinguimos el Nilo Azul (el que viene de Etiopía) del Nilo Blanco (el de los lagos), que se unifican a la altura de Jartum (Sudán) y continúan hasta su desembocadura en el delta en el Mediterráneo (CERVELLÓ y TORRAS, 2018: 10). A raíz de los estudios topográficos, se conoce que el río modificó su localización y curso a lo largo del tiempo. De cualquier modo, sin las posibilidades que ofreció el río y su entorno al ser humano, es improbable que la civilización egipcia pudiera haber tenido el desarrollo que llegó a alcanzar (SHAW y NICHOLSON, 1995: 259) Las condiciones que ofrece el valle del río fueron clave para la construcción de esta civilización (de ahí que sea identificada como una sociedad potámica). En cuanto a la ideología y el pensamiento egipcio, un fenómeno sucedido con las aguas de este río supone la concepción del ciclo vital para los antiguos egipcios: una vez al año, durante la estación del akhet, las aguas del monzón de las montañas de Etiopía hacían que el río se desbordara en una lenta crecida que duraba varios meses. El lugar de nacimiento del río era desconocido durante el mundo egipcio, y despertaba gran curiosidad e interés por parte de la población autóctona y extranjera. Así nos lo cuenta Heródoto en uno de sus pasajes de la obra Historia: Pues bien, el Nilo, durante sus crecidas, inunda no solo el Delta, sino también parte del territorio que suele decirse que pertenece a Libia y a Arabia, y ello hasta una distancia de dos días de camino a una y otra margen; y a veces incluso más y a veces menos. Ahora bien, sobre la naturaleza del río no pude obtener informe alguno ni de los sacerdotes ni de ninguna otra persona. (Heródoto Historiae II:19-22). Como vemos en este fragmento, aún en época dinástica los sacerdotes no conocían la causa de las crecidas del río ni su origen, y por ende entendemos que ningún habitante del período predinástico lo conocía. El interés que muestra Heródoto por conocer las particularidades del río es bastante común en los documentos del mundo antiguo. 16 Hoy sabemos que, cuando el agua se retiraba y volvía a su cauce natural, depositaba en la tierra una sustancia negra conocida como limo, que daba gran fertilidad al terreno. Los egipcios lo observaban en las pequeñas colinas que sobresalían del agua y donde brotaban algunas plantas7. Todo este ciclo de destrucción y nacimiento del terreno que rodeaba el río constituye uno de los elementos más concurrentes en las creencias funerarias de los antiguos egipcios, pues de esto deriva la existencia del Nun, la colina primigenia, y la coordenada de nacimiento (el sur, donde nacía el río) de los egipcios (PARRA, 2010: 42–43). Un rasgo que debemos tener en cuenta es que la cosmogonía egipcia posee una base ecológica, siendo en este caso el factor clave el valle del Nilo. De esta manera, entender el funcionamiento de las inundaciones (para un egipcio) suponía entender la creación del mundo (BOLAÑOS, 2003: 78). Quizás aquí radique el continuo interés de los egipcios por darle una explicación al fenómeno nilótico, empleando normalmente aspectos mágicos que justificasen el aumento y decrecimiento del cauce del río. A estas particularidades se les dará una explicación en época dinástica, vinculada con la magia egipcia, como apreciamos en el siguiente fragmento de una de las historias que recoge el papiro Westcar8. En concreto, hablaremos de la historia de Djadjamanj y la joya verde: […] Entonces, el jefe sacerdote recitó un hechizo e hizo que un lado del lago se colocara encima del otro, y encontró el pendiente en forma de pez encima de un trozo de un jarrón roto […]. El agua, que tenía doce codos antes del hechizo, tenía ahora veinticuatro codos de altura. Recitó su hechizo y cada parte del lago regresó a su posición original. (ARRIES, 2021: 118- 119) A pesar de que la historia hable de un lago y no de un río, bajo nuestra opinión puede tener reflejada también esa explicación mágica que se le daba a las crecidas del Nilo, pues en este caso, el sacerdote logra con su hechizo duplicar la cantidad de agua que había en el lago de este pasaje9. 7 Curiosamente, para la mentalidad egipcia, estas colinas las asimilaban a la Colina Primigenia de la que nació el mundo, un símbolo del inicio de un nuevo ciclo vital. 8 Este papiro, catalogado el nº 3033 del Museo Egipcio de Berlín, narra algunas historias donde se explica el poder del uso de la magia en el Antiguo Egipto (ARRIES, 2021: 115) 9 Como anotación, esta historia también se ha comparado con la apertura de las aguas de Moisés 17 Figura 7. Ilustración de Egipto donde podemos apreciar la tierra cubierta de limo que dejaba el Nilo al retirarse. Fuente: https://cutt.ly/fFgJ17S El limo era conocido por los egipcios bajo el nombre de kemet (mismo nombre que daban a su país, observando aquí la importancia que tiene esta tierra negruzca para los egipcios) (Wikipedia: https://cutt.ly/WFgKpQY) (Fig. 7). El control que esta civilización va a necesitar sobre el río va a conllevar al desarrollo de un sistema de organización social que quizás diera pie a la estratificación de las poblaciones. Era fundamental tener controlado el cauce del río para evitar que el desbordamiento arrasara con los poblados y con las tierras de cultivo, así como conocer el momento exacto en que se producía su desbordamiento. Algunos estudios apuntan a que éste podría ser uno de los motivos de la invención del calendario egipcio10. La neolitización del valle del Nilo se llevará a cabo de manera paulatina a lo largo del VIº milenio a. C., destacando las culturas de Omari y El Badari (MARTÍNEZ, 2019: 17). A lo largo del desarrollo de la cultura de Nagada, podemos ver una evolución en la estructuración de los poblados. Durante Nagada I, se ubicaban las aldeas cerca del río, tratándose de cabañas de planta elíptica y paredes de adobe. En Nagada II, a las estructuras de planta elíptica, características del anterior período, se le unen otras rectangulares y de mayor tamaño (quizás un indicio de diferenciación social) (DELIBES y FERNÁNDEZ, 1993: 44–46). 10 Esta información también se ha obtenido del conocimiento en la asignatura Historia Antigua Universal I, impartida por el profesor Javier Guzmán en el Grado en Historia de la Universidad de Cádiz. https://cutt.ly/WFgKpQY 18 2.3. ALGUNOS EJEMPLOS DE LA CERÁMICA Y LA INDUSTRIA LÍTICA PRODUCIDA EN LAS FASES DE NAGADA I Y NAGADA II Esta parte del capítulo está dedicada a una serie de aspectos que consideramos importantes para conocer, de manera general, a la cultura de Nagada. De esta manera, cuando nos centremos en el mundo funerario y susnecrópolis, podremos entender el contexto en que se mueven estos enterramientos. Además, debemos tener en cuenta la importancia del estudio de la cultura material, pues por ejemplo gracias a ella se conoce que no hubo una ruptura social entre el Badariense y Nagada I, sino que ambas coexistieron durante un determinado tiempo. 2.3.1. CERÁMICA La cerámica es uno de los elementos más destacados de la cultura material egipcia, a pesar de que hasta los últimos años no se ha tenido en cuenta como elemento útil para las dataciones, estando presente desde tiempos predinásticos neolíticos. Podemos dividirla, a grosso modo, en dos grandes tipologías, en función del tipo de barro empleado: por un lado, tendríamos la cerámica fabricada a partir del limo negro que deja el Nilo (un tipo muy común, asociado al uso doméstico) y, por otro lado, aunque con menor frecuencia, encontramos cerámicas fabricadas a base de arcillas margosas11, que sólo aparecen en algunas zonas puntuales del valle del Nilo, siendo Qena12 el lugar más conocido. (SHAW y NICHOLSON, 1995: 82–83). Como ejemplo, en las tumbas badarienses era común el empleo de cerámicas fabricadas a mano y de paredes finas, de buena calidad, que se colocaban como ofrendas para acompañar a los difuntos en el viaje al más allá (MARTÍNEZ, 2019: 18). 11 Se denomina “arcilla margosa” a aquella que presenta alto contenido de carbonato cálcico en su composición (Wikipedia, https://acortar.link/dhFqdP ) 12 Qena es una ciudad del Alto Egipto, ubicada a unos 70 km al norte de Luxor. (Wikipedia, https://acortar.link/zPS9Jn ). https://acortar.link/dhFqdP https://acortar.link/zPS9Jn 19 Las principales cerámicas extraídas de los asentamientos de Nagada I y principios de Nagada II está vinculada al uso doméstico, clasificadas como “rough ware” (Fig. 8). (FRIEDMAN, 1994, en MĄCZYŃSKA, 2015: 72), que responden a las necesidades del uso diario. Estas observaciones sugieren que la especialización en las producciones cerámicas fue muy limitada, sobre todo al contexto simbólico. Como ejemplo ponemos el yacimiento de Adaïma13, de donde se extrajeron numerosos recipientes de cocina de época de Nagada II, con fin exclusivamente doméstico (BUCHEZ, 2004, en MĄCZYŃSKA, 2015: 72). Durante Nagada I encontramos principalmente objetos cerámicos legados del badariense, aunque la más característica de esta cultura serán las llamadas cerámicas “White Cross-lined” (líneas entrecruzadas), que según algunos autores tienen un origen asiático. Se corresponden con las fabricadas con la primera tipología anteriormente mencionada, recubiertas con una capa de engobe rojo y bruñidas. (DELIBES y FERNÁNDEZ, 1993: 44). La fauna que suele representarse en los recipientes suelen ser hipopótamos, cocodrilos, lagartijas, flamencos, escorpiones, gacelas, jirafas, icneumones14 y bóvidos. (SHAW, 2000: 79). 13 Se trata de un yacimiento del período predinástico, situado a unos 8 kilómetros al sur de la ciudad de Esna. Fue descubierta por Henri de Morgan en el siglo XX, pero cuando esto sucedió ya había sido brutalmente saqueada (Wikipedia: https://cutt.ly/xFgLedG). 14. Los icneumones son un tipo de mangosta comunes en el continente africano, y que llegó a convertirse en un animal sagrado en época dinástica (en SHAW y NICHOLSON, 1995: 174–175). Figura 8. Algunos ejemplos de la cerámica nagadiense. Fuente: https://cutt.ly/KFgKVQt (izquierda); https://cutt.ly/IFgKXD9 (derecha) https://cutt.ly/xFgLedG 20 Además de tratarse de un buen indicador cronológico, pues sobre ellas se han aplicado algunas técnicas de datación muy eficaces como la termoluminiscencia, es común plasmar sobre sus paredes algunos motivos culturales (como escenas de caza, recolección, o pesca) que nos permiten conocer la fauna y la flora del Egipto predinástico, entre otras cuestiones. Las cerámicas White Cross – lined (principalmente vasos alargados y cuencos) eran pintadas con una gama de colores que iría del blanco al beige, aunque también existieron algunas con pequeñas figurillas de barro adheridas a las paredes del objeto en cuestión (Fig. 9). Dentro de esta amplia tipología, el egiptólogo J. Vandier distinguió cuatro grandes grupos en función de los motivos que aparecían en las cerámicas: geométricos; decoraciones florales y geométricos; vasos decorados con animales sin figuras humanas; y escenas complejas con o sin personajes (VANDIER, 1952: 261–288, en NAVAJAS, 2007: 32). Figura 9. Vasos alargados de cerámica con decoraciones zoomorfas aplicadas. Fuente: https://cutt.ly/HFgLR1h (izquierda); https://cutt.ly/KFgLTHS (derecha) 21 En esta imagen (Fig.10) podemos ver algunos motivos zoomórficos en cerámicas halladas en la ciudad de Nagada. Tanto Navajas como Finkenstaedt consideran que se trata de escenas de pastoreo, lo que significa que en esta ciudad ya se habían domesticado a algunos animales, y existen diversas teorías a la hora de asignar la especie animal a la que corresponden: carneros, cabras, u ovejas. Sin embargo, se conoce que el carnero no se introdujo en Egipto hasta el Imperio Medio, por lo que quizás estas figuras sean muflones, una especie salvaje, lo que elimina la teoría de la domesticación. Es más, la presencia de perros que los rodean ha llevado a pensar en una escena de caza. (FINKENSTAEDT, 1981, en NAVAJAS, 2007: 34). Hendrickx también considera estas representaciones como escenas de pastoreo, aunque piensa que los pequeños animales se corresponden con un tipo de perro característico del mundo egipcio, el perro Tesem (Fig.11). Basa esta teoría en los pequeños círculos que rodean los cuellos de estos animales, muy similares a una representación que existe en otro cuenco localizado actualmente en Moscú (HENDRICKX, 1992: 19, en NAVAJAS, 2007: 34). Con esto queremos mostrar que es muy complicado analizar las representaciones de momentos tan antiguos del mundo egipcio, debido a la gran diversidad de opiniones entre los autores, y el esquematismo de algunas de las figuras. Figura 10. Diferentes formas y decoraciones de zoomorfos en las cerámicas de Nagada. A: Oxford, Ashmolean Museum 1895.487 (según Crowfoot Payne, J., 1993, Fig.30, nº 423). B: Oxford, Ashmolean Museum 1895.482 (según Crowford Payne, J., 1993, Fig 30, nº 422). C: Princeton, Art Museum 30-491 (según Kantor, H.J., 1962, Fig. 4-A). D: University of Pennsylvania E 1418 (según Petrie, W.M.F., 1921, Pl.XXV, C91), en NAVAJAS, 2007: 32. 22 También es muy común la representación de elementos relacionados con el agua (Fig. 12), en esta ocasión parecen unos flamencos (debido a las características anatómicas que presentan estos animales) a orillas del río. Durante Nagada II encontramos muchas cerámicas decoradas con líneas onduladas o en zigzag, que pueden representar el agua en movimiento (Fig. 12 y 13.), aunque algunos autores consideran que se trata de la ondulación de la arena del desierto. En esta ocasión, se muestran estas líneas onduladas acompañadas de las aves de cuello largo, lo que puede representar a estos animales a orillas del río Nilo. (NAVILLE 1917, en GREGORIO, 2003: 18–19). Figura 12. Vistas de una pieza cerámica de casquete esférico y base plana. Pieza donada por la Egypt Exploration Fund en 1901 a el Etnografisk Museum de Oslo. En GREGORIO, 2003: 35. Figura 11 Relieve de la tumba de Keops: escena de caza de un perro Tesem. Fuente: https://acortar.link/zbU02v https://acortar.link/zbU02v 23 En esta misma figura (Fig.13) apreciamos que también se representaban animales acuáticos, en este caso un cocodrilo. Es interesante la representación de las redes de pesca, una herramienta muy utilizada para esta práctica. Normalmente,éstas llevaban adheridas unas pesas para hacer contrapeso y facilitar la captura de la presa (en esta cerámica se ha representado este elemento en el exterior del cuenco, marcado con un círculo rojo). El otro gran animal que se cazará en el río Nilo será el hipopótamo, para lo que se empleaban tanto redes como arpones. (NAVAJAS, 2007: 39–41). Parece que las representaciones zoomorfas fueron más comunes a inicios del predinástico, y a partir de Nagada II se aprecia el aumento de representaciones antropomorfas. Destacamos la plasmación de figuras femeninas en algunas de las cerámicas de época Gerzeense. La que mostramos a continuación (Fig. 14) muestra a varias mujeres, y llama la atención que su tamaño es mayor que el de los hombres que la acompañan, lo que podría indicar una mayor relevancia de éstas sobre el hombre, por lo que posiblemente se trate de alguna divinidad (al tener en la cabeza lo que parece el disco solar). La imagen que mostramos ha sido identificada con algún tipo de ritual funerario (GREGORIO, 2009: 283–284). Figura 13. Oxford, Ashmolean Museum E 3101 (según Crowfoot Payne, J., 1993, Fig.27, nº 388). En NAVAJAS, 2007: 40. 24 2.3.2. OBJETOS DE PIEDRA, MARFIL, HUESO, O MADERA En cuanto a la industria lítica, se da el perfeccionamiento de la talla bifacial con retoques paralelos de tipo cubriente, siendo los útiles más característicos las puntas de flecha y los puñales. Esto supera a la etapa badariense y se llegó a extender a lo largo de Nagada II, quedando restringida con la llegada de la época dinástica. También existen objetos de cobre, aunque son muy escasos, y se limitan a alfileres, amuletos, o piezas decorativas (DELIBES Y FERNÁNDEZ, 1993: 45). En Nagada I se conocen algunas armas realizadas en piedra, entre ellas puntas de flechas y lanzas, además de hachas, cuchillos o mazas. Estos útiles podrían haberse empleado para actividades de cacería o, como plantea Campagno, armas vinculadas a una especie de ejército, debido a que eran las armas características del ejército faraónico en la etapa histórica (CAMPAGNO, 2002: 164 en OLIVARES, 2009: 5). La novedad en cuanto a la cultura material de Nagada II se da con la aparición de objetos de plata y oro (posiblemente importados del Sinaí), siendo la producción metálica más frecuente a finales del IV milenio a. C., donde veremos hachas y puñales de metal. (DELIBES Y FERNÁNDEZ, 1993: 45). Además de las herramientas líticas, existen gran variedad de objetos realizados en piedra u otros materiales como el marfil, el hueso, o la madera. Entre ellos, destacamos estas figurillas de estos tres últimos materiales (Fig. 16). Figura 14. Dos detalles de un mismo vaso cerámico del Metropolitan Museum of Art (Nueva York). Nº de Inventario: 20.2.10. En GREGORIO, 2009: 284. 25 Figura 15. Estatuillas de marfil, esquisto y hueso de Nagada II (Vercoutter, 1992, 110; Midant- Reynes, 1992, 170, en CAMPAGNO, 2003: 50) 26 CAPÍTULO 3. ESTUDIO DE LAS NECRÓPOLIS DE NAGADA Este tercer capítulo recoge el tema central de nuestro Trabajo Fin de Grado. En estas páginas conoceremos la importancia que tiene el estudio de las necrópolis para conocer la historia de cualquier pueblo. Entrando en materia, introduciremos las principales tipologías de tumbas que encontramos en el Amratiense y el Gerzeense, para luego centrarnos en las principales necrópolis estudiadas del Egipto predinástico (Hierakómpolis y Abidos). Por último, hablaremos de la religión egipcia enfocada desde el punto de vista funerario, y así poder acercarnos al pensamiento de esta gran civilización del mundo antiguo y entender por qué le daban tanta importancia a la muerte (quizás hasta más que a la propia vida). 3.1. IMPORTANCIA DEL ESTUDIO DE LAS NECRÓPOLIS PARA CONOCER LA HISTORIA DEL EGIPTO PREDINÁSTICO Desde el punto de vista de la arqueología, los primeros indicios de rituales funerarios y enterramientos se conocen desde el Paleolítico (c. 100.000 años antes del presente). En el Nilo, el primer enterramiento conocido es el cuerpo de un niño fechado en 55.000 años antes del presente. (PARRA, 2010: 42). Debido a la agrafía de las sociedades predinásticas, las evidencias de sus estructuras sociales, políticas, económicas… debemos obtenerla de la arqueología. Kathryn Bard nos dice que ya desde tiempos predinásticos podemos observar numerosas formas de simbolización en los restos materiales, sobre todo en las formas de enterramiento y sus correspondientes ajuares funerarios, así como en el arte rupestre (en OLIVARES, 2009: 2): El conocimiento que tenemos de las necrópolis nagadienses se basan fundamentalmente en las dataciones y registros arqueológicos de 85 cementerios y más de 50 asentamientos. Los principales estudios sobre Nagada se han llevado a cabo mediante la excavación de las necrópolis (MĄCZYŃSKA, 2015: 67; 70). Las evidencias que allí encontramos acerca de las sociedades predinásticas presentan notables diferencias entre las dos zonas del mundo egipcio: en el primer caso (Alto Egipto) se encuentran gran cantidad de necrópolis, y en el segundo (Bajo Egipto) gran variedad de asentamientos (SHAW y NICHOLSON, 1995: 297-298). Desde el Amratiense se conoce una progresiva evolución de las estructuras funerarias. Las primeras encontradas apenas muestran diferenciación social entre unos individuos y otros, pero según avanza el tiempo la estructura se va haciendo más grande y compleja, como clara muestra de la estratificación de la sociedad egipcia (MARTÍNEZ, 2019: 19). 27 3.2. LAS TIPOLOGÍAS CONSTRUCTIVAS DE NAGADA I Y NAGADA II A la hora de estudiar el mundo funerario de cualquier cultura, es necesario fijarse en una serie de aspectos que pueden parecer irrelevantes en un primer momento. Este es, por ejemplo, el caso del tamaño o la forma de las tumbas, así como su contenido, que pueden mostrar que en la cultura que se esté estudiando ya existieron diferencias sociales e incluso una jerarquización encabezada por la figura de un jefe o un rey. En el caso de Egipto, la aparición de los jefes en las comunidades predinásticas, según plantea Campagno, se pueden explicar a través de cuatro factores: necesidades de producción; intercambios; caracteres ideológicos; y la guerra. De todas ellas, el autor apunta hacia la guerra como algo indivisible a estas primeras sociedades, siendo entonces el principal factor que explicaría el surgimiento de esta figura, pues actuaría de un modo bifuncional: como medio de fortalecimiento de la identidad propia de cada sociedad; y como factor que configura la división social (CAMPAGNO, 2002: 155-158 en OLIVARES, 2009: 3-4). De hecho, desde el 5500 a. C. se conocen, en diversas partes del Alto Egipto, enterramientos de humanos mutilados o con algunas lesiones de armas, víctimas de una posible agresión por motivos bélicos (GAYUBAS, 2006: 62 en OLIVARES, 2009: 5). Desde el Amratiense es conocida la progresiva evolución de las estructuras funerarias. En las más antiguas apenas se aprecia diferenciación social entre los individuos, pero según avanzamos en el tiempo estas estructuras aumentan su tamaño y se hacen más complejas. Además, se distinguen también por su forma: hay algunas rectangulares (reservadas para la élite); y otras ovales (el resto de la sociedad). Aquí ya podríamos tener indicios del inicio de la estratificación de la sociedad egipcia predinástica (CAMPAGNO, 2003: 30; y MARTÍNEZ, 2019: 19). Hoffmann establece una comparación entre las tumbas de Nagada I y las tumbas badarienses, explicando que las de Nagada tienen un tamaño mayor y mejores ajuares, reflejando claras diferencias en cuanto a la riqueza y el status social con respecto a las tumbas badarienses (HOFFMAN, 1988: 40 en CAMPAGNO, 2003: 30). Debemos tener presente que sólo un reducidonúmero de tumbas destaca por sus dimensiones y por un rico ajuar funerario. De acuerdo con Castillos, sólo el 12% de las tumbas de este período, excavadas hasta la fecha, cuentan con más de 10 objetos a modo de ofrenda, y el 80% son de tamaño reducido (más similares a las de Badari) (CASTILLOS, 1982: 175-176 en CAMPAGNO, 2003: 31) 28 Esto parece indicar que la existencia de una élite parece posible a partir de Nagada I, viéndose intensificada durante el Gerzeense Temprano. Como ejemplo de ello tenemos el Cementerio T de la ciudad de Nagada, donde se aprecia un aparente espacio reservado para una clase social más alta. Según Bard, en este espacio encontramos “una concentración de riqueza y poder simbólico de una élite, posiblemente gobernante, que no es conocido con anterioridad”. El Cementerio T de Nagada presenta tumbas construidas con ladrillo de adobe y varios compartimentos internos, con gran cantidad de cuencos cerámicos, vasos de piedra, paletas estéticas, herramientas, cuentas, y objetos de materiales lujosos como el marfil, el lapislázuli, la cornalina, la esteatita, o el cobre (KEMP, 1973: 38-43; DAVIS, 1983: 17-28; TRIGGER, 1985: 57-58; BARD, 1989: 237, 240-243; y MIDANT-REYNES, 1992: 178-179; en CAMPAGNO, 2003: 32). En la obra de Javier Martínez Pina podemos ver los resultados del estudio de Maciver y Mace sobre los enterramientos de Nagada I, de los cuales distinguieron tres tipologías de tumbas, que llamaremos para el resto de este trabajo “tipo 1A”, “tipo 2A”, y “tipo 3A15” (MARTÍNEZ, 2019: 19-20). TIPOLOGÍAS DE ESTRUCTURAS DE NAGADA I TIPO 1A Fosas poco profundas y redondeadas, donde se deja espacio suficiente para la colocación de los ajuares funerarios. Profundidad aproximada de 1,30 metros. TIPO 2A Tumbas alargadas y redondeadas, algunas de un tamaño mayor que otras (posible muestra de estratificación social). Profundidad aproximada de 2 metros TIPO 3A Tumbas de nicho que deja un mayor espacio a los ajuares funerarios, colocados en un piso superior a donde se encontraba el cuerpo, o bien en habitaciones colindantes con la cámara principal. Figura 16. Tabla 2, realizada por el autor a raíz de la división tipológica de la obra de Maciver y Mace, en MARTÍNEZ, 2019: 19-20 15 El número se corresponde al tipo de estructura, y la “A” hace referencia a la primera etapa de Nagada, el Amratiense. 29 Con el paso de Nagada I a Nagada II se aprecia sobre todo el considerable aumento de las estructuras, presentándose unas tumbas más elaboradas y con unos ajuares más ricos. En cuanto a su tipología, destacaremos la tumba de forma rectangular con varias cámaras anexadas para depositar los ajuares funerarios (a la que llamaremos “tipo 1G16”). Una de las más características es la tumba T5 del Cementerio T (Fig.18), en la ciudad de Nagada. Esta estructura alcanza los 5 metros de largo y 2,8 de ancho (MARTÍNEZ, 2019: 20-21). En la siguiente imagen observamos un dibujo de esta tumba. Figura 17. Dibujo de la T5 del cementerio de Nagada. MIDANT-REYNES, 2003: 193 en CHAPON, 2011: 89. 16 Igual que con las tipologías de Nagada I, pero esta vez con la letra “G” referente al período Gerzeense o Nagada II. 30 Figura 18 Enterramiento de la necrópolis de Nagada. Por la tipología de su estructura, podría tratarse de una tumba de tipo 3A (según las hemos enumerado para este trabajo). Fuente de la imagen: https://acortar.link/N6g02v 3.3. PRINCIPALES NECRÓPOLIS DE LA CULTURA DE NAGADA A pesar de que el período es poco conocido, algunos de los cementerios del Alto Egipto durante su etapa predinástica han sido excavados a lo largo de los siglos XIX y XX. Entre todos los que se han trabajado, para este trabajo académico vamos a centrarnos en los siguientes: - Abidos: Es una de las localidades más importantes del Antiguo Egipto, con un gran recorrido histórico a lo largo de las etapas de esta civilización. Ya en tiempos predinásticos tuvo una gran importancia, y en su necrópolis aparecen algunas tumbas de posibles gobernantes de la etapa predinástica (en SHAW y NICHOLSON, 1995: 10-11). - Hierakómpolis: Se trata de uno de los principales cementerios egipcios de época predinástica, situado a unos 80 km al sur de Luxor. Se divide en tres partes principales: asentamientos predinásticos; necrópolis predinásticas; y una fortaleza de la Dinastía III (en SHAW y NICHOLSON, 1995: 162 – 163. https://acortar.link/N6g02v 31 Estos dos lugares son los más conocidos con enterramientos predinásticos, aunque nos gustaría mencionar la necrópolis de Nag el-Deir. Fue descubierta en 1901 por Reisner, y se sitúa en la zona septentrional del Alto Egipto, un poco al sur de Akhmim17. En ella encontramos enterramientos desde la etapa predinástica hasta el Reino Medio (en SHAW y NICHOLSON, 1995: 249-250). A continuación, analizamos con detalle los cementerios HK43 y HK6 de Hierakómpolis y la necrópolis Umm el Qaab de Abidos. 3.3.1. CEMENTERIO HK43 DE HIERAKÓMPOLIS. Entre todas las prácticas funerarias existentes dentro de esta etapa del mundo egipcio, se ha observado desde simples alteraciones del cuerpo hasta decapitaciones y cortes (CRUBÉZY, 2000: 15, en CHAPON, 2011: 89). En el cementerio HK43 de Hierakómpolis aparecen 21 individuos con cortes en las vértebras, posiblemente debido a una decapitación. De ellos, 5 presentan cortes que se corresponden con el desollamiento del cuero cabelludo (posible “trofeo”, acto de canibalismo, o algún tipo de tortura). Estos son los únicos casos en Egipto (DOUGHERTY y FRIEDMAN, 2008, en CHAPON, 2011: 90). Figura 19 Fragmento de cráneo con marcas de cortes que debieron de servir para arrancar la cabellera del individuo (NEKHEM NEWS 16, 2004, en CHAPON, 2011: 90) 17 Conocida como Ipu, fue capital del noveno nomo del Egipto faraónico. Se encuentra en la orilla opuesta de la ciudad de Sohag, entre Asiut y Qina (en SHAW y NICHOLSON, 1995: 24). 32 Analizando los restos óseos, podemos encontrar e identificar una serie de patologías y enfermedades comunes en este período. En el HK43 se han identificado enfermedades degenerativas, con leves diferencias entre hombres y mujeres, lo que podría explicarse con el desempeño del mismo tipo de actividades por parte de ambos (KUMAR, 2009: 207, en CHAPON, 2011: 93). También se han estudiado los restos del intestino de algunos de estos individuos momificados para extraer algunos datos acerca de la dieta (FAHMY, 2008, en CHAPON, 2011: 95). Figura 20. Cuerpo de uno de los individuos del cementerio HK43 de Hierakómpolis del cual se conservan los restos de los intestinos (NEKHEM NEWS 20, 2008, en CHAPON, 2011: 95) 33 3.3.2. CEMENTERIO HK6 DE HIERAKÓMPOLIS18. El asentamiento y la necrópolis de Hierakómpolis se encuentran a 80 km al sur de Luxor, especialmente asociadas al dios Horus (hasta el punto de que la ciudad, si la traducimos del griego, significa “ciudad del halcón”). Fue una ciudad floreciente desde el período predinástico y durante gran parte del dinástico temprano (SHAW y NICHOLSON, 1995: 162). Esta necrópolis ha sido foco de las investigaciones desde comienzos del siglo XXI (FRIEDMAN, 2002: 67). Se corresponde con un cementerio de las élites de la localidad de Hierakómpolis durante el período predinástico. Podemos destacar hasta tres zonas de enterramientos, cada una adscrita a una fase de Nagada, que llamaremos 1, 2, y 3, para poderlas identificar más fácilmente: • (1) La zona central (fin de Nagada I – inicios de Nagada II): se corresponde con pequeñas tumbas de fosa, entre las que destacamos la T16. • (2) Una zona situada al sur de la primera (Nagada II A-B), caracterizada por sus tumbas de mayores dimensiones que la primera zona, destacando la T23. • (3)La última zona, a ambos lados de las anteriores (Nagada III), donde apreciamos tumbas monumentales construidas en adobe. 18 Información obtenida del curso “Egiptología” impartido por los profesores Josep Cervelló y José Lull, titulares en la Universidad de Barcelona. Página del curso: https://acortar.link/LnnMwv Figura 21 Plano general del cementerio HK6 de Hierakómpolis (FRIEDMAN, 2008: 7) https://acortar.link/LnnMwv 34 En la imagen que mostramos arriba (Fig.22), observamos un mapa dibujado del cementerio HK6, donde vemos las tumbas T16 y T23, mencionadas anteriormente. - La T16 es una tumba principal que se corresponde a la de un posible jefe o rey, rodeada por una serie de tumbas menores (39 inhumaciones de individuos de 8 a 40 años, aunque la mayoría tenía 15 años, y se cree que fueron sacrificados al morir el rey para servirles en el más allá). Las tumbas que están más alejadas se corresponden con enterramientos de animales (elefantes, hipopótamos, cocodrilos, babuinos, bueyes, vacas, terneros, y perros). Está formada por una subestructura excavada en el terreno, y una superestructura construida con material vegetal, que no se ha conservado. Además, parece que estuvo rodeada de una valla. Es muy parecida a las mastabas del Reino Antiguo. - La T23 es de mayores dimensiones (5,5 m de largo y 3,1 m de ancho), resultando ser la tumba más larga conocida de este período (FRIEDMAN, 2002: 68), pero realmente cuenta con la misma estructura que la T16. La diferencia se encuentra en una pequeña capilla construida dentro del complejo de esta tumba, de la que se han extraído los siguientes objetos: útiles tallados de sílex, pequeñas tallas de animales salvajes, vértebras humanas con signos de decapitación, un posible mango de una maza (objeto ritual). Es interesante que, cerca de la capilla, se encontraron alrededor de 600 fragmentos de una estatua de piedra caliza (la más Figura 22. Plano de las zonas 1 y 2 del cementerio HK6 de Hierakómpolis (FRIEDMAN, 2002: 80). 35 antigua documentada del arte egipcio), que han sido interpretados como la representación del rey que ahí yacía (Fig. 24). La teoría más aceptada hasta la fecha es que la presencia del elefante puede estar asociada a esta tumba, siendo todo el complejo propiedad del jefe/rey que en este enclave se enterrase. Sin embargo, los nuevos estudios replantean la teoría y se tienen dos consideraciones: la primera es que todo el conjunto formase una especie de “palacio para la eternidad” y por tanto fueran propiedad de un rey principal; o si por el contrario eran estructuras independientes ubicadas en una misma zona. Lo que sí tenemos claro es que la presencia de este animal supone un gran poder y riqueza (FRIEDMAN, 2002: 71). Figura 23 Mapa de la T23 y sus inmediaciones (FRIEDMAN, 2008: 14). 36 - El área de la T23 no sólo comprende estructuras funerarias, sino que también tenemos un santuario (HK6/07). En la Fig. 23 podemos observar esta estructura, en la parte más al sur de la imagen. Está compuesta por seis filas con cuatro postes cada una, lo que se ha interpretado como la primera sala hipóstila de la arquitectura del mundo egipcio. De ella se ha encontrado una estatuilla de malaquita que representa a un halcón, por lo que se ha entendido que el santuario estaba dedicado a la divinidad “Horus”. Figura 24 Fragmento de nariz y oreja de la estatua de piedra caliza de la T23. (FRIEDMAN, 2002: 81) - Haremos una mención a la T26, situada en los alrededores de la T23. Se corresponde con una de las estructuras más grandes del complejo, que también contaba con una superestructura de madera que rodeaba la tumba. Al igual que ocurrió con la T26, y muchas otras del cementerio, fue brutalmente saqueada (FRIEDMAN, 2002: 69). Antes de concluir con este cementerio, nos gustaría mostrar una tabla (Fig. 25) con todos los enterramientos existentes en esta zona, debido a que por la extensión que se pide en el Trabajo Fin de Grado, no podemos explicar todas las tumbas, y por ello hemos hecho una selección de las más destacadas. Tumba/Estructura Tamaño Ocupantes Fecha Tumba 3 2.36 x 2.6 x 1.8m 2 humanos, 2 cabras Nagada II – A Tumba 5 1.2 x 0.75 x 0.40m 2 humanos, 2 perros Nagada II – A Tumba 6 2.9 x 1.6 x 1.5m 5 humanos Nagada II – A Tumba 9 2.0 x 1.1 x 1.25m 1 humano, 3 calaveras de perro Nagada II – A Tumba 12 1.5 x 1.0 x 0.9m 7 babuinos, 1 gato, 1 hipopótamo Nagada II Tumba 29 2.0 x 1.8 x 0.9 3 humanos Nagada II – A Tumba 24 c.4.0 x 3.0m oval Elefantes y calaveras de bóvidos Nagada II – A 37 Estructura E8 17 x 9.75m Nagada II Tumba 23 5.4 x 3.1 x 1.17m 12 humanos Nagada II – AB Tumba 25 1.65 x 1.4 x 0.65 Nagada II – AB Estructura 08-1a 7.2 x 5m Nagada II – A? Estructura 08-1b 5 x 3m Nagada II Estructura 08-2 6.5 x 3.5m Nagada II – A? Estructura 08-3 17.8-15.6 x 17.8-17.2 Nagada II – A Estructura D9 9.5 x 5.75m Nagada II – AB Estructura 07 10.5 x 15m Nagada II – AB Estructura 08-4 4.5 x 5m Nagada II Tumba 26 3.3 x 1.45 x 1.07m 3 humanos Nagada II – B Tumba 27 1.9 x 1.2 x c.1m 2 humanos Nagada II – B Tumba 28 1.2 x 0.70 x 1m 1 oveja, 1 perro Nagada II Tumba 13 2.4 x 2.2 x 0.9m ¿oval? 1 humano, 2 cabras, 2 perros Nagada I– C/ Nagada II – A Tumba 14 3.0 x 2.3 x 1m ¿oval? 1 humano, ¿elefantes?, 7 perros, 1 cabra Nagada I – C/ Nagada II – A Tumba 15 Diámetro 1.8 oval 2 humanos Nagada I – C/ Nagada II – A Tumba 16 4.3 x 2.6 x 1.2m 1 humano Nagada I – C/ Nagada II – A Tumba 18 3.45 x 2.44 x 1.15m 5 humanos, 1 perro, 4 ovejas/cabras Nagada II – A Tumba 17 1.52 x 1.4 x 1.12m 3 humanos, 1 babuino, 3 ovejas/cabras Nagada II – A Tumba 19 2.96 x 1.97 x 1.4m Uros, 7 ovejas/cabras Nagada I – C/ Nagada II – A Figura 25. Tabla 3. Principales localizaciones del cementerio HK6 (FRIEDMAN, 2008: 12). Tabla traducida por el autor (marcadas en negrita las mencionadas en este trabajo). 38 3.3.3. CEMENTERIO DE ABIDOS: NECRÓPOLIS DE UMM EL QAAB19 Las necrópolis de la localidad de Abidos (definida en página 30) fueron excavadas a finales del siglo XIX e inicios del siglo XX por Auguste Mariette y Emile Amélineau, y también por Flinders Petrie y Eric Peet. Un estudio del equipo de investigadores alemanes sugirió, tras las excavaciones de 1973, que existieron grandes vínculos culturales entre esta necrópolis y el Cementerio U del Predinástico Tardío (SHAW y NICHOLSON, 1995: 11). En árabe, el término “Umm el-Qaab” significa “la madre de los fragmentos de cerámica”, haciendo referencia a la gran cantidad de objetos encontrados de este material en las tumbas de la necrópolis. Entre estas tumbas, se encuentran las de los reyes predinásticos de la región de Abidos y los faraones de la I dinastía. De hecho, una de estas tumbas fue identificada como la del dios Osiris, y esto explica el flujo migratorio que había hacia Abidos durante el Imperio Medio, a modo de peregrinación anual entre el Templo de Osiris y su tumba en Umm el-Qaab. De todo el complejo, destacaremos el Cementerio U (Fig. 26), nombre que recibió por los arqueólogos la zona de la necrópolis con enterramientos predinásticos. En esta zona se han identificado hasta tres tipos de sepulcros: 19 Al igual que sucede con el cementerio HK6, la información de esta necrópolis fue obtenida del curso “Egiptología” impartido por los profesores Josep Cervelló y José Lull, titulares en la Universidad Autónoma de Barcelona. Página del curso: https://acortar.link/LnnMwv Figura 20 Plano de la necrópolis de Umm el-Qaab, Cementerio U y B (HARTUNG, 2018: 319). https://acortar.link/LnnMwv 39 - Tumbas de planta circular y pequeño tamaño (ej. T.131), correspondiente a Nagada I – Nagada II A-B - Tumbas de planta circular y mayor tamaño (ej.T.132, T.133, y T.134) vinculada a Nagada II C-D. Se han documentado sarcófagos de madera o cerámica. Entre los ajuares se encontraron objetos de prestigio, algunos de los cuales fueron esenciales para comprender el origen de la monarquía faraónica y su simbolismo - Tumbas de forma rectangular construidas en adobe (ej. Tumba O), que pertenece a Nagada III. De todas destacaremos la Tumba U-j cuyo propietario puede ser considerado un rey, debido a la presencia entre los ajuares de un cetro heka20. Se han extraído las primeras escrituras documentadas del Valle del Nilo: inscripciones en tinta sobre vasos cerámicos de asas onduladas. En la siguiente imagen (Fig. 27) observamos la tumba que anteriormente llamamos de tipo 1G21. Como se aprecia, la tumba presenta un total de doce cámaras Figura 21 Fotografía de la tumba U-j de Umm el-Qaab (Fuente: https://acortar.link/UEATtV ) 20 El Cetro Heka lo porta el faraón junto con el Nejej. Su función es simbólica: ya que con él dirige a su pueblo, al igual que lo hace el pastor al ganado con un cayado. Al faraón es frecuente que se le represente con los brazos cruzados y portando en cada uno de ellos, estos símbolos del poder (Wikipedia https://cutt.ly/2HDuxdr. 21 Recordamos que se trata de aquellas estructuras funerarias integradas por varias cámaras anexadas para depositar los ajuares y los difuntos (pág 29). https://acortar.link/UEATtV https://cutt.ly/2HDuxdr 40 3.4. LA MOMIFICACIÓN Y LOS RITUALES FUNERARIOS 3.4.1. EL PROCESO DE MOMIFICACIÓN Para introducir este apartado, lo haremos con unas citas de Frankfort: “Egipto, de acuerdo con su interpretación estática del cosmos, pensaba que la vida era eterna y, paradójicamente, negaba la realidad de la muerte. El cuerpo dejaba de funcionar, pero el hombre sobrevivía; vivía en la tumba como un pájaro, pero podía visitar el Valle del Nilo cuando quisiera”; y “para obtener la vida eterna, la parte que sobrevivía del hombre no debía disociarse por completo de la sede de su identidad: del cuerpo” (FRANKFORT, 1976: 29, en OLIVARES, 2009: 10). La muerte en el mundo egipcio era entendida como una etapa más de la vida, a diferencia de nuestra mentalidad occidental en la cual supone el fin de esta. Para ellos, morir suponía abrir un nuevo camino, y para poder disfrutar de él era necesario que el cuerpo se conservara de la mejor forma posible. Incluso, en las pinturas se llevaba a cabo una técnica conocida como “ley de máxima claridad”, consistente en plasmar todas las extremidades, inferiores y superiores, para que se mantuviera completo y pudiera gozar de la inmortalidad en caso de que el cuerpo físico sufriera algún tipo de deterioro. Según Parra, en el ciclo de la vida y la muerte también juega un papel esencial el Sol. Como mencionamos anteriormente, el Sol de África es más intenso y fuerte que en otros lugares, debido al tipo de clima existente en este continente. Por ello, no es de extrañar que su divinidad, Ra, se convirtiera en la más importante de los antiguos egipcios. Aunque era el que daba la vida (según la mentalidad egipcia), el Sol moría día tras día al caer la noche, para volver a resurgir a la mañana siguiente. Esto supone una simbiosis entre el amanecer y la vida (al Este, por donde sale el Sol), y el anochecer y la muerte (al Oeste, por donde se pone el Sol), lo que explica el establecimiento de las necrópolis en la franja occidental del río Nilo, y de las ciudades en la zona opuesta. (PARRA, 2010: 43). Hay que tener en cuenta que los egipcios se mostraron reacios a eliminar cualquier logro ideológico, y esto nos permite deducir que, como muchas otras cosas, durante todas las etapas del Antiguo Egipto fue muy importante la conservación de los cadáveres. Durante el Reino Nuevo, aún eran válidos algunos conceptos y procesos aparecidos durante el Egipto predinástico. Es evidente que las técnicas aplicadas al tratamiento de los cuerpos de cara a su momificación evolucionaron a la par que la civilización nilótica, pero el concepto y la intención siempre fueron el mismo. (PARRA, 2010: 42). 41 Pero ¿cómo es posible que en época tan antigua se conociera el fenómeno de desecación de un cadáver? Esto tiene una explicación climática. Cuando muere un ser vivo, las condiciones meteorológicas a las que se expone influyen en su conservación. En el caso de Egipto, la aridez y sequedad del desierto ralentizan la descomposición del cuerpo, al impedir el desarrollo de microorganismos destructivos. En los tiempos más remotos, los cuerpos se dejaban secar directamente sobre la arena desértica, cubiertos y protegidos. Debido a la extrema aridez del desierto, rápidamente eran desecados y no llegaban al punto de putrefacción (CRUBÉZY, 2000: 28, en CHAPON, 2011: 88). Sin embargo, de esta manera quedaban totalmente expuesto a los animales carroñeros (como el chacal), lo que conllevó al empleo de ataúdes o envoltorios de cestería. Así, al mismo tiempo que las creencias funerarias de los egipcios se hacía mayor, las técnicas para la preservación de los cuerpos fueron evolucionando (TAYLOR, 2001: 11; NUNN, 2002: 78; en CHAPON, 2011: 88). Otros de los problemas que podemos encontrar a la hora de estudiar estos restos es la destrucción de algunos restos por los propios arqueólogos o la ausencia de una buena metodología como la que existe actualmente según Chapon (CHAPON, 2011: 86). Fue tal la complejidad técnica y la perfección en la práctica de la momificación, que hoy en día aún tenemos momias con más de 4.000 años de antigüedad. Todo esto que explicamos tiene un origen, y lo encontramos precisamente durante la etapa predinástica. Las primeras momias22 conocidas se corresponden con la tipología de “momia natural intencionada”, aquellas en las que la intervención humana se limita a la deposición del cuerpo en el entorno (PARRA, 2010: 59-63). Como hemos mencionado anteriormente, en el caso del territorio egipcio, es la escasa humedad y las cualidades secantes de la arena del desierto los responsables de este tipo de momificación. Es necesario distinguir estas momificaciones de las artificiales (realizadas directamente por el hombre), aunque sus orígenes no están muy claros. Por ejemplo, J. Jones sostiene que el inicio de esta tipología de momificación se encuentra en la cultura badariense, donde se enterraban cuerpos vendados con lino empapado en resina. (JONES, 2002: 13, en PARRA, 2010: 59-63). 22 (Definida en Parra, (2010): “cuerpo humano o animal que, de forma natural o artificial, ha conseguido evitar todos los fenómenos de descomposición cadavérica que sobrevienen tras la muerte y conserva una apariencia física perfectamente reconocible”, p. 62. 42 Además de la resina, para proteger el cuerpo se utilizaban diversos tipos de envoltura: esteras, pieles de animales (sobre todo, cabras y gacelas), o telas. Durante el Nagadiense se extenderá el uso de ataúdes de madera. Las primeras evidencias de envolturas suceden en el Badariense, y continúa durante Nagada I y II (CHAPON, 2011: 89). Algunas veces, los muertos reposaban la cabeza sobre una almohada de paja o cuero. Hay algunos indicios de que se enterraban vestidos con una especie de sudario de tela o un taparrabos de cuero y tela (SHAW, 2000: 78). En cuanto a los ajuares funerarios, existe una gran variedad que podemos encontrar en las tumbas: desde vasos, jarras, y paletas cosméticas, hasta mazas y objetos de metal, marfil, hueso, piedra… (CAMPAGNO, 2003: 30–31). Es interesante destacar la presencia de ataúdes de barro sin cocer o de madera, aunque lo más destacado son los primeros intentos de momificación artificial, con cuerpos envueltos en tiras de lino (yacimiento de Adaima23). Continúan siendo abundantes los enterramientos individuales, aunque poco a poco se va generalizando la tumba colectiva. 23 El yacimiento de Adaïmase encuentra en la ladera oeste del Nilo, a algunos kilómetros al norte de la ciudad de Hierakómpolis. La zona fue ocupada desde el Predinástico, y sus excavaciones comenzaron en la década de los 90’ del pasado siglo. Actualmente siguen excavándose los Cementerios Este y Oeste (RODRÍGUEZ, 2019: 25-26). Figura 22 Sepultura de Matty (B362), procedente del cementerio HK43 de Hierakómpolis, en dónde se observan las esteras que cubrían el cuerpo (NEKHEM NEWS 17, 2003). (en CHAPON, 2011: 88) 43 Los arqueólogos se dieron cuenta de este fenómeno de desecación cuando encontraron las primeras momias, aunque es evidente que los propios egipcios ya lo conocían y sabían utilizarlo para sus rituales. (RENFREW y BAHN, 2013: 64). Estas prácticas empleadas para conservar un cuerpo es lo que conocemos como “momificación”. El mejor testimonio escrito acerca de estos procesos nos lo dio Heródoto en el siglo V a. C, cuando ya la momificación se encontraba en su momento de mayor desarrollo y complejidad, aunque entendemos que muchos de estos procesos que el historiador griego nos describe eran conocidos desde la etapa prefaraónica (SHAW y NICHOLSON, 1995: 241-244). Para finalizar, deberíamos preguntarnos: ¿existía algún modelo de enterramiento? La respuesta es sí. El modo de enterramiento es distinto según nos encontremos en el Alto Egipto o en el Bajo Egipto. En la primera zona, el muerto se enterraba tumbado sobre su lado izquierdo, normalmente en posición fetal, con la cabeza orientada hacia el sur y mirando hacia el oeste. Como mencionamos anteriormente, el sur era un punto de referencia para los egipcios, debido a que el origen del río Nilo era todavía desconocido, y este lugar significaba el inicio de la vida del río que a su vez daba la vida a los cultivos y la sociedad egipcia. Otro punto de referencia era el oeste, que representaba la muerte, lugar donde moría el sol cada día. Sin embargo, en el Bajo Egipto, los cuerpos se Figura 29. Sepultura B432 en el cementerio HK43 de Hierakómpolis. Fuente: https://cutt.ly/nOHDizJ https://cutt.ly/nOHDizJ 44 recostaban sobre el lado derecho y con la cabeza orientada hacia el sureste (con la cara hacia el este-noreste). Incluso, la orientación del rostro varía en época dinástica, encontrando algunos cuerpos que miran hacia el este, lugar donde sale el Sol. (MARTÍNEZ, 2019: 18). En la figura anterior (Fig. 29), observamos un cuerpo recostado sobre el lado izquierdo, orientado hacia el sur y con la cabeza girada hacia el oeste: por tanto, estamos ante un enterramiento característico del Alto Egipto. Estas diferencias entre las dos zonas del Antiguo Egipto podríamos relacionarlas con la etapa dinástica. En tiempo faraónicos, el Bajo Egipto se presenta repleto de pirámides (que colocaban al enterrado en una posición más elevada al reino de los cielos donde mora Ra), mientras que en el Alto Egipto se encuentra el conocido Valle de los Reyes, caracterizado por los enterramientos subterráneos (más cercanos al mundo de Osiris)24. 24 Este párrafo es una hipótesis propia del autor en base al conocimiento previo adquirido en el Grado en Historia y el curso “Egiptología” de la Universidad Autónoma de Barcelona, impartido por los profesores Josep Cervelló y José Lull. 45 CONCLUSIONES A lo largo de las presentes páginas hemos intentado abarcar, de un modo sintético, las principales características de las necrópolis estudiadas de la cultura de Nagada. Este estudio podría ampliarse, y concretarse de un modo más específico para la realización de un TFM, e incluso se le podría dedicar una tesis doctoral, por ejemplo, al análisis de cada una de las tumbas que hemos visto en la tabla del cementerio HK6 de Hierakómpolis (Figura 25). Con este trabajo podemos entender: qué es el mundo predinástico en el Alto Egipto; cuáles son las características de la cultura más influyente para la época tinita (el Nagadiense); las investigaciones llevadas a cabo desde su descubrimiento por Petrie hasta la actualidad; y los principales yacimientos arqueológicos que tenemos sobre ella, así como gran información sobre su medio natural y su cultura material. Como breve síntesis de todo el contenido recogido en este trabajo, diremos que la cultura de Nagada se extiende cronológicamente (según las sequence dates de Flinders Petrie a comienzos del siglo XX) desde el 4.000 a. C. al 3.100 a. C., aproximadamente. No se conoce si surge de forma autónoma o evoluciona desde otra cultura desarrollada en un territorio muy próximo: la cultura badariense. El período nagadiense nos ha legado una rica documentación arqueológica y gran cantidad de información sobre el territorio egipcio. En sus cerámicas encontramos representados animales y plantas, que parecen tener un significado simbólico, aunque nos aportan también información sobre la vegetación y la fauna de la época. En sus tumbas aparecen objetos de lujo, industria lítica, cerámicas, así como otros enseres elaborados en marfil o hueso, y que nos permiten conocer el desarrollo tecnológico alcanzado. Igualmente, las características constructivas de las tumbas, el ritual practicado a los cadáveres, nos informan sobre su pensamiento sobre la muerte. Todo ello queda recogido en las necrópolis, muy importantes para el conocimiento del mundo religioso y funerario de los antiguos egipcios y, para nosotros como historiadores, una rica fuente de información para conocer mejor a esta cultura que constituye la base de la civilización egipcia y que con la guerra de unificación llevada a cabo por el rey Narmer, concluirá esta etapa predinástica y dará lugar a la época conocida como tinita. 46 Tras la lectura de los documentos bibliográficos utilizados para este Trabajo Fin de Grado, hemos echado en falta las menciones a las características antropológicas de los individuos localizados en las necrópolis. No nos referimos a trabajos específicos o monográficos sobre este tema, ya que su inclusión en este trabajo hubiese sido excesiva. Sin embargo, creemos que estos aspectos son tan importantes que nos extraña que los autores los hayan omitido. Para el conocimiento de estas poblaciones tan antiguas, y de las cuales no tenemos documentación escrita que nos pueda ayudar a conocer los aspectos que la definían, los estudios antropológicos de los cuerpos se hacen fundamentales en la labor multidisciplinar del historiador. Citaremos algunos ejemplos de la información que puede aportarnos el análisis antropológico de un cuerpo: con los dientes podemos conocer la dieta que llevaba y también el último alimento que consumió antes de morir; analizando los huesos podemos saber si padecieron alguna enfermedad ósea, o si sufrieron alguna fractura (y en caso de una fractura letal, el motivo del fallecimiento); en función del estudio de algunas partes concretas del esqueleto (como la cadera o, en algunos casos, el hueso llamado apófisis mastoide), podemos saber el género del fallecido, y en función del tamaño de los huesos, la edad aproximada. Toda esta información no la hemos encontrado es los trabajos consultados. A modo de conclusión de este Trabajo Fin de Grado, nos gustaría remarcar una serie de apreciaciones acerca de la cultura de Nagada. En primer lugar, consideramos que el tema es muy poco conocido, y cuenta con una información muy diversificada. Sería interesante que existiera un trabajo que explicara de manera extendida el mundo predinástico, que creemos importante para entender las bases de las etapas históricas de Egipto. En segundo lugar, consideramos que debería realizarse una revisión sobre la cronología del período nagadiense, debido a que no ha sido modificada desde la aportación de Petrie (solo unos someros cambios), y con las evolucionadas técnicas que tenemos hoy en
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