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Grado en Historia 
 
LA CULTURA DE NAGADA: ANÁLISIS 
DE LAS NECRÓPOLIS DEL EGIPTO 
PREDINÁSTICO 
 
Autor: Alejandro Gómez Arzúa 
 
Tutora: Dra. María Lazarich González 
 
 
Facultad de Filosofía y Letras, Universidad de Cádiz 
Curso 2021/2022 
 
23/05/2022 
 
 
 
 
 
TABLA DE CONTENIDOS 
 
RESUMEN ........................................................................................................................... 3 
INTRODUCCIÓN ............................................................................................................... 4 
CAPÍTULO 1. ESTADO DE LA CUESTIÓN SOBRE LOS ESTUDIOS DEL 
EGIPTO PREDINÁSTICO ................................................................................................ 6 
CAPÍTULO 2. ALGUNOS DATOS DE INTERÉS PARA ENTENDER LA BASE 
CONSTRUCTIVA DEL MUNDO EGIPCIO EN GENERAL Y DE LA CULTURA 
DE NAGADA EN PARTICULAR ................................................................................... 11 
2.1. LA ECOLOGÍA DEL CONTINENTE AFRICANO ............................................... 11 
2.2. EL NILO: LA BASE DE LA VIDA EN EL MUNDO EGIPCIO ............................ 13 
2.3. ALGUNOS EJEMPLOS DE LA CERÁMICA Y LA INDUSTRIA LÍTICA 
PRODUCIDA EN LAS FASES DE NAGADA I Y NAGADA II ................................. 18 
2.3.1. CERÁMICA ....................................................................................................... 18 
2.3.2. OBJETOS DE PIEDRA, MARFIL, HUESO, O MADERA ............................. 24 
CAPÍTULO 3. ESTUDIO DE LAS NECRÓPOLIS DE NAGADA ............................. 26 
3.1. IMPORTANCIA DEL ESTUDIO DE LAS NECRÓPOLIS PARA CONOCER LA 
HISTORIA DEL EGIPTO PREDINÁSTICO ................................................................. 26 
3.2. LAS TIPOLOGÍAS CONSTRUCTIVAS DE NAGADA I Y NAGADA II ........... 27 
3.3. PRINCIPALES NECRÓPOLIS DE LA CULTURA DE NAGADA ...................... 30 
3.3.1. CEMENTERIO HK43 DE HIERAKÓMPOLIS. .............................................. 31 
3.3.2. CEMENTERIO HK6 DE HIERAKÓMPOLIS. ................................................ 33 
3.3.3. CEMENTERIO DE ABIDOS: NECRÓPOLIS DE UMM EL QAAB ............. 38 
3.4. LA MOMIFICACIÓN Y LOS RITUALES FUNERARIOS ................................... 40 
3.4.1. EL PROCESO DE MOMIFICACIÓN .............................................................. 40 
CONCLUSIONES ............................................................................................................. 45 
BIBLIOGRAFÍA ............................................................................................................... 47 
MANUALES Y MONOGRAFÍAS ................................................................................. 47 
PÁGINAS WEB CONSULTADAS ................................................................................ 51 
OTRAS FUENTES .......................................................................................................... 51 
 
 
 
 
 
 
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RESUMEN 
A lo largo de las próximas páginas hablaremos de las necrópolis de la cultura de Nagada, 
una de las últimas de la etapa predinástica del Antiguo Egipto. Su particularidad radica en 
que concluye precisamente con la lucha entre el Bajo y el Alto Egipto y su unificación. A 
través del análisis de los restos materiales que nos dejó esta cultura en sus cementerios, 
podremos acercarnos a su modo de vida y descubriremos lo que serán algunas de las 
características más destacadas de la cultura egipcia. 
Palabras Clave: Nagada; necrópolis; Egipto predinástico; cultura material 
ABSTRACT 
Throughout the following pages we will talk about the necropolis of the Naqada culture, one 
of the last of the predynastic stage of Ancient Egypt. Its peculiarity is in the fact that it 
concludes precisely with the fight between Lower and Upper Egypt and its unification. 
Trough the analysis of the remaining materials that this culture left us in its cemeteries, we 
will be able to get closer to its way of life and discover what will be some of the most 
outstanding characteristics of the Egyptian culture. 
Keywords: Naqada; necropolis; predynastic Egypt; material culture. 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
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INTRODUCCIÓN 
 
A modo de introducción de este Trabajo de Fin de Grado, nos gustaría explicar el 
motivo de la elección de este tema. Siempre hemos sido grandes admiradores del mundo 
egipcio. Sin embargo, teníamos mucha curiosidad por entender las bases que construyeron 
la civilización faraónica, pues es esta la que suele estudiarse en el instituto o la universidad, 
pero se olvida el mundo predinástico. Uniendo este interés a nuestra otra gran fascinación, 
la Prehistoria, decidimos realizar este trabajo. De esta manera hemos podido trabajar con el 
egipcio predinástico, y en concreto con la cultura de Nagada, predecesora de la dinastía I. 
El principal objetivo que nos proponemos con este trabajo es unir, en un solo 
documento, los aspectos más importantes de esta cultura, y con ello sentar las bases de lo 
que luego será el Egipto de época histórica. De esta manera, se ha llevado a cabo la lectura 
de numerosas publicaciones, muchas de conocidos especialistas en el mundo egipcio, así 
como la elaboración de un curso de la Universidad Autónoma de Barcelona titulado 
“Egiptología”, impartido por los profesores Josep Cervelló y José Lull. Con este curso hemos 
aprendido las características generales del mundo egipcio y, además, una de sus partes 
trataba el Egipto predinástico. 
 A diferencia de lo que se pueda pensar, el mundo predinástico es muy poco conocido. 
Aquí radica uno de los principales problemas bibliográficos que nos hemos encontrado para 
hacer este trabajo. La mayor parte de bibliografía que existe sobre este período no trata el 
Egipto predinástico de una forma general, sino que habla de aspectos y lugares concretos. 
Esto hace más difícil, al menos al principio, tener una idea global de este periodo. El otro 
problema ha sido que en ocasiones no hemos tenido acceso a algunos artículos y libros, y 
eso ha complicado la obtención de la información. Aun así, consideramos que se ha logrado 
reunir una buena cantidad de bibliografía de temas muy variados, y que a través de su lectura 
y análisis hemos conseguido entender parte de las claves de esta etapa. 
 Siguiendo con la bibliografía, se han empleado documentos en inglés, español, y 
francés. Como ya hemos mencionado, el mundo egipcio ha impresionado e interesado a 
numerosos países, sobre todo del mundo Occidental. Se han consultado algunos artículos en 
alemán, pero no han sido incluidos en la bibliografía debido a que no se han utilizado 
finalmente. 
 
5 
 
 A lo largo de las siguientes páginas hablaremos de las necrópolis de la cultura de 
Nagada. Para ello, hemos estructurado el trabajo en un total de tres capítulos: 
- El primero de ellos nos sirve para conocer los estudios que existen sobre la etapa 
predinástica del mundo egipcio, desde las campañas napoleónicas hasta las últimas 
actualizaciones sobre la datación de la cultura de Nagada. 
- El segundo está destinado a introducir al lector en el mundo egipcio. Hablaremos del 
medio natural, la función del río Nilo en la construcción (y evolución) de las primeras 
sociedades, y la cultura material (cerámica, industria lítica, y objetos de marfil, 
hueso, madera...) 
- El tercer y último capítulo, el más extenso, es donde hablaremos concretamente de 
los aspectos funerarios y religiosos de la cultura nagadiense. Abarcaremos desde una 
introducción sobre la importancia que tiene estudiar las necrópolis, hasta la 
explicación de algunos de sus cementerios más destacados, y finalizaremos con el 
papel que jugaron el proceso de la momificación y los rituales funerarios en la cultura 
egipcia. 
 
AGRADECIMIENTOS 
Nos gustaría concluir esta introducción agradeciendo primeramente a mi tutora, doña 
María LazarichGonzález, por su gran apoyo y sus consejos, tanto en este trabajo como 
en los años que llevo a su lado. Agradecer también a mis amigas Esther y Sara, que me 
han dado su opinión sobre algunas partes del trabajo y me han ayudado modificando 
algunas expresiones. Por último, dedicar este trabajo a mis dos hermanos, Esther y Javier, 
a mi abuela Estrella, y a mi madre Mercedes, por haberme apoyado estos años en mi 
formación como historiador. 
 
 
 
 
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CAPÍTULO 1. ESTADO DE LA CUESTIÓN SOBRE LOS ESTUDIOS DEL EGIPTO 
PREDINÁSTICO 
 
Los estudios que se han realizado sobre el Antiguo Egipto han dividido esta 
civilización en un total de 30 dinastías, a raíz de los trabajos del sacerdote Manetón (que 
vivió en el siglo III a. C.), personaje al que se encomendó la redacción de la historia del país 
(MÜLLER DE SOYANO, 2017: 15). 
Dentro de toda la Historia de Egipto, conocemos como “etapa predinástica” al 
período comprendido entre finales del VIº (c. 5100 a. C.) y finales del IVº milenio a. C. (c. 
3100 a. C.). A lo largo de todo el territorio egipcio se dará el surgimiento y desarrollo de 
numerosas culturas, tanto en la zona del Delta (Bajo Egipto) como a lo largo del cauce del 
río. Para este trabajo nos centraremos en las culturas del Alto Egipto, y en concreto en la 
cultura de Nagada (también conocida como etapa Nagadiense), que recibe ese nombre 
debido a que se desarrolló en la actual localidad de Nagada, considerada la predecesora del 
Egipto faraónico. Como detallaremos más adelante, esta cultura queda tradicionalmente 
dividida en tres grandes períodos: Amratiense, Gerzeense, y Semaniense. Consideramos que 
el conocimiento y estudio de este período del mundo egipcio es imprescindible para 
comprender la formación del estado faraónico a través del análisis de las diversas culturas 
que ya entonces coexistían en los lindes del río Nilo (HENDRICKX y VERMEERSCH, 
2000, en CHAPON, 2011: 85). 
A lo largo de la Historia, en numerosas ocasiones se ha dado el interés por el mundo 
egipcio y sus particularidades. Ya en tiempos de la Antigüedad destacadas figuras como 
Heródoto, Diodoro de Sicilia, Estrabón, o Plutarco, quedaron fascinadas por las maravillas 
arquitectónicas y culturales de los antiguos egipcios. Sin embargo, el inicio de la arqueología 
egipcia se dará muchos siglos después, durante las expediciones llevadas a cabo por 
Napoleón Bonaparte a finales del siglo XVIII y principios del siglo XIX. Será a raíz de sus 
campañas y al descubrimiento de increíbles hallazgos como el de la Piedra Rosetta (1799), 
cuando numerosos arqueólogos e investigadores quedarán cautivados por el proceso 
egiptizante que recorrió Europa durante estos años, llevándose a cabo muchas intervenciones 
arqueológicas por todo Egipto (URRUELA, 2006: 25-26; MATTHEW y YOSERIZAL, 
2012: 4792-4793). 
 
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Figura 1. Pintura de Napoleón en sus campañas en Egipto. Fuente: https://acortar.link/UZh45q 
En este contexto se dará el nacimiento de la egiptología como la ciencia que estudia 
el mundo egipcio desde un enfoque histórico, cultural, lingüístico, tradicional, e institucional 
(URRUELA, 2006: 25-26; MATTHEW y YOSERIZAL, 2012: 4792-4793). No obstante, el 
desconocimiento del mundo predinástico trajo graves problemas a los primeros egiptólogos. 
A finales del siglo XIX, durante unas excavaciones en la zona de Koptos, el arqueólogo 
Flinders Petrie encontró los llamados “Colosos de Koptos” y pensó que se trataba de los 
restos más antiguos de todos los que se conocían hasta el momento del Antiguo Egipto. Sin 
embargo, los consideró como obra de un pueblo invasor que había habitado el Alto Egipto, 
a los que llamó the New Race, pero fue Jacques de Morgan quien afirmaría que estos restos 
hallados por Petrie correspondían a los antecesores de los egipcios de la etapa dinástica, a 
raíz de una serie de excavaciones de cementerios en la región de Abidos (GRAFF, 2009: 11; 
MARTÍNEZ, 2019: 15-16). 
Esta disciplina recibiría un nuevo impulso a partir de las excavaciones en el Valle de 
los Reyes y el descubrimiento de la Tumba de Tutankamón (1923) (Fig. 2), desarrolladas a 
lo largo del siglo XX (URRUELA, 2006: 25-26; MATTHEW y YOSERIZAL, 2012: 4792-
4793). 
 
 
https://acortar.link/UZh45q
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Debemos tener en cuenta que la hipótesis de Morgan hace referencia exclusivamente a 
las culturas existentes en el Alto Egipto, pues se desconocían los pueblos neolíticos del Bajo 
Egipto. Tras el descubrimiento de Petrie, muchos otros cementerios de la zona que ocupó la 
cultura Nagada fueron descubiertos en los años siguientes, lo que ocupará gran parte de las 
excavaciones en Egipto de finales del siglo XIX y el siglo XX (HENDRICKX, 2012: 1-2). 
Las teorías de Petrie fueron revisadas por otros autores como Kaiser o Baumgartel, pero la 
documentación arqueológica de Egipto que aún se toma como punto de partida es la lograda 
por este egiptólogo británico (DELIBES y FERNÁNDEZ, 1993: 43). 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
El mismo Petrie dividirá el período predinástico en tres etapas, las mismas que se 
mantienen en la actualidad y de las que partiremos para este Trabajo Fin de Grado: 
Amratiense, Gerzeense, y Semaniense. Sin embargo, pocos años después, Scharff preferirá 
los nombres de Nagada I y II para los dos primeros períodos. El sistema de Petrie también 
será criticado por Kaiser, que propuso un sistema alternativo (DELIBES y FERNÁNDEZ, 
1993: 43). Actualmente podemos dividirlo del siguiente modo: 
 Amratiense, que pertenece a Nagada I o Temprano, y que son el Grupo I y IIa y IIb 
de Kaiser. 
 Gerzeense, que se corresponde con Nagada II o Tardío, que son el Grupo IIc y IId de 
Kaiser. 
 Semaniense, que se refiere a Nagada III de Kaiser 
Figura 2. Fotografía de Howard Carter analizando la tumba de Tutankamón. 
Fuente: https://acortar.link/QWdFRW 
https://acortar.link/QWdFRW
 
 
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La cronología más aceptada entre los investigadores del mundo predinástico es la que 
mostramos en la siguiente tabla (Fig. 3).1 
Etapa Cultura Fechas Aproximadas Periodo 
Fin del Paleolítico c. 8000 a. C. 
Mesolítico 
c. 8000-5200 a. C. 
AE Tarifiense 
BE Qarumiense/ 
Fayum B 
Playa Nabta 
 
c. 6000-5000 a. C. 
C. 6000-5000 a. C. 
 
 
Predinástico Primitivo 
Neolítico 
c. 5200-4200 a. C. 
Merimde 
Beni-Salama 
El-Omari 
c. 4800-4200 a. C. 
c. 4600-4400 a. C. 
Predinástico Primitivo 
Predinástico Primitivo 
Neolítico Final 
c. 4200-3500 a. C. 
Badariense 
Maadi-Buto 
Nagada I 
c. 4400-4000 a. C. 
c. 4000-3400 a. C. 
c. 4000-3500 a. C. 
Predinástico Antiguo 
Predinástico Antiguo 
Predinástico Medio 
 
 
 
Edad del Cobre y 
Bronce 
Nagada II c. 3500-3200 a. C. Predinástico Reciente 
Nagada III c. 3200-3100 a. C. Pretinita/Protodinástico 
Dinastía 0 
Dinastía I 
Dinastía II 
Dinastía III 
 
c. 3100-3030 a. C. 
c. 3030-2853 a. C. 
c. 2853-2700 a. C. 
c. 2700-2630 a. C. 
Periodo Tinita 
Periodo Tinita 
Periodo Tinita 
Periodo Tinita 
 
 
Como observamos en la tabla, existen muchas más culturas anteriores al Nagadiense, 
e incluso alguna contemporánea (caso de Maadi-Buto), pero para el desarrollo de este trabajo 
nos centraremos exclusivamente en las dos primeras fases de la cultura de Nagada, debido a 
que la última etapa está muy vinculada a la época tinita, y por ello escapa al ámbito de estudio 
de este Trabajo Fin de Grado. 
A pesar de estas cronologías, algunos investigadores optan por el empleo de “fósiles 
guía”, una técnica que suele emplearse para las dataciones de la Prehistoria. De esta manera, 
facilitan la identificación de las fases de Nagada adscribiendo las tipologías, en esta ocasión 
cerámicas, para definir cada una de las etapas que conforman esta cultura: en el caso del 
Badariense, se trata de cerámicas rojas con bordes negros; cuando son del Amratiense, 
hablamos de cerámica roja con decoraciones figurativas en tonos blancos; y parael 
Gerzeense, cerámica beige con decoraciones figurativas marrones o rojo oscuro2. 
 
1 Como queda indicado en negrita, nuestro marco de estudio se limita al IV milenio a. C. 
2 Según el profesor Josep Cervelló en el curso Egiptología de la Universidad Autónoma de Barcelona 
Figura 3. Tabla 1 de la cronología del Egipto predinástico, realizada por el autor a partir de la tabla 
de BARD, 2000, en CHAPON, 2011: 86 
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La interpretación más tradicional sobre el origen de esta cultura en el Alto Egipto se 
corresponde con la invasión de grupos humanos del sur que se mezclan con la población 
neolítica del final del Badariense. Como ejemplo está el yacimiento de Hammamiya3, cerca 
de Badari, donde se ha demostrado la existencia de un brusco cambio en la estratigrafía de 
estos momentos, lo que se ha vinculado a la transición entre ambos grupos. No obstante, 
existen otras interpretaciones que muestran el continuismo cultural de ambas poblaciones: 
por ejemplo, el mantenimiento de la cerámica característica del Badariense durante las 
primeras fases de la cultura de Nagada. Como hemos observado, el motivo del cambio entre 
Badariense y Nagadiense es todavía muy debatido, y existen varias interpretaciones al 
respecto (DELIBES Y FERNÁNDEZ, 1993: 44). 
El sistema de seriación que creó Petrie, a través del análisis de las cerámicas halladas 
en yacimientos predinásticos, es el conocido sistema sequence dates, seguido hasta la 
actualidad por los investigadores. Si bien se han realizado algunas modificaciones muy 
someras, lo cierto es que las tres fases establecidas por este egiptólogo a comienzos del siglo 
XX no han sido puestas en duda hasta los tiempos actuales, y son la clave para entender y 
estudiar parte de la Prehistoria de Egipto (Fig. 4). (SHAW, 2000: 75–77). 
Sobre esta última cuestión, pensamos que ha habido cierto abandono por parte de los 
historiadores por intentar concretar más las fechas del mundo predinástico. Con las nuevas 
tecnologías aplicadas a la investigación científica, podría hacerse una revisión del material 
existente y volver a someterlo a dataciones, y quizás se obtengan nuevos enfoques sobre la 
cronología de estas etapas. 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
3 En la zona del Egipto Medio (entre Suhag y Asiut, en la orilla este del río Nilo). Fuente: 
https://acortar.link/M7Zxvr 
Figura 4. Fotografía de Flinders Petrie. Fuente: https://acortar.link/a2Lyy9 
https://acortar.link/M7Zxvr
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CAPÍTULO 2. ALGUNOS DATOS DE INTERÉS PARA ENTENDER LA BASE 
CONSTRUCTIVA DEL MUNDO EGIPCIO EN GENERAL Y DE LA CULTURA 
DE NAGADA EN PARTICULAR 
 
Este segundo capítulo lo hemos introducido para entender el medio físico en el que 
vivieron los antiguos egipcios del mundo predinástico. A lo largo de las siguientes 
páginas hablaremos de la geografía general de África, para luego volcarnos en el análisis 
de la importancia que tendrá el río Nilo para el surgimiento y desarrollo de las primeras 
sociedades de este territorio. Mediante el estudio de algunos aspectos de la cultura 
material nagadiense (cerámica, industria lítica, objetos de hueso o marfil, etcétera) 
podremos conocer algunos datos de esta cultura, como la fauna, la flora, o las diferentes 
herramientas que empleaban. 
2.1. LA ECOLOGÍA DEL CONTINENTE AFRICANO 
África es el segundo continente más grande del mundo (30,3 millones de Km2). A 
pesar de ello, está muy poco poblado, debido a factores económicos, geográficos, y 
climáticos (continente aislado y sometido a temperaturas muy extremas). Debido a su 
posición geográfica en el globo, es el más cálido de la Tierra, con temperaturas medias 
anuales que superan los 20ºC, y un régimen de vientos que forma lluvias en su centro 
durante todo el año, formándose grandes selvas y áreas desérticas al norte (Kalahari y 
Sáhara). Las variaciones climáticas sucedidas durante el Cuaternario afectaron en África 
de un modo diferente a Europa y América del Norte: alternancia de etapas pluviales y 
áridas. Durante los primeros momentos, se produce la expansión de la selva y la sabana, 
así como la retirada o desaparición del desierto en numerosas zonas; durante los 
momentos áridos, sucede lo contrario. (FERNÁNDEZ MARTÍNEZ, 1996: 7-10). 
En torno al 10000 a. C. sucede un nuevo cambio climático, centrado esta vez en 
una fase más pluvial, con un aumento de la humedad y las lluvias que bordeaban el Nilo, 
lo que propició el repoblamiento de estas zonas. Poco después se dará la desertización 
definitiva de las zonas adyacentes al río, lo que condicionó la evolución de la población 
y el desarrollo de la civilización egipcia ya en época histórica. La desertización obligó 
nuevamente a los grupos poblacionales a replegarse a la zona del valle, apareciendo así 
los primeros poblados agrícolas (mitad del VIº milenio a. C.) (ARROYO, 2004: 3), lo que 
se relaciona con la migración de los animales a los lindes del Nilo. A pesar de ello, la 
sedentarización se daría poco a poco (CAMPS, 2005: 2) 
12 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
Como observamos en la imagen satelital de África (Fig. 5), el continente queda 
delimitado al norte por el Mar Mediterráneo; al oeste por el Océano Atlántico; al sur el 
Océano Índico; y al este nuevamente por el Índico, y el Mar Rojo. A nivel climatológico, 
en todo el territorio egipcio se presenta el clima desértico, y en la zona del nacimiento del 
río Nilo clima semiárido y ecuatorial. 
El desierto está presente en casi toda África septentrional, con la excepción del 
valle del río Nilo4. Los alrededores de este valle están formados por varios desiertos y 
oasis. El desierto ocupa prácticamente todo el territorio egipcio, y aunque pueda parecer 
una desventaja, lo cierto es que sirvió como barrera natural con respecto al resto de 
territorios poblados por el ser humano. Los oasis se utilizaban como refugio durante las 
noches, ante los peligros del desierto. Entre una zona y otra, es interesante el contraste 
natural (clima, vegetación, fauna…) y humano (BOLAÑOS, 2003: 92–93). 
 
4 Indicado en una elipse de color roja en la imagen (Fig. 5). 
Figura 5. Visión satélite del continente africano. Fotografía extraída por el autor a través de la 
herramienta cartográfica: Google Earth 
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No se conoce la fecha exacta de la domesticación de animales y vegetales, aunque es 
evidente que miles de años antes de la sedentarización habrían sido conscientes de que 
tanto de plantas como de animales surgían nuevas generaciones. Cuando además conocen 
la fertilidad de las tierras limosas del Nilo, que explicaremos más adelante, es cuando 
comienzan a cultivar sus primeros vegetales. La sedentarización lleva al control de las 
especies y el medio natural, para asegurar el autoabastecimiento y la pervivencia de la 
comunidad (CAMPS, 2005: 3–4). 
En cuanto a la fauna, en la región de Nagada podemos encontrar una gran variedad 
de especies. De todas ellas, las que fueron domesticadas y contribuyeron a la evolución 
de las primeras sociedades fueron: en primer lugar, el perro, que llegó a tiempos del 
Neolítico totalmente domesticado (se conoce que se separó genéticamente del lobo hace 
100.000 años), siendo más comunes los perros de caza; a esta especie le sigue, en orden 
de importancia: la oveja, el asno, la cabra, la vaca, el dromedario, el cerdo, la oca, las 
abejas, el gato y la paloma5 (CAMPS, 2005: 6–9). 
 
2.2. EL NILO: LA BASE DE LA VIDA EN EL MUNDO EGIPCIO 
Desde los tiempos más remotos de la Tierra, el agua ha sido un elemento clave para 
la evolución de la vida en el planeta. Con la aparición de los primeros grupos humanos, 
el agua jugó un papel fundamental en sus modos de vida, suponiendo un factor 
determinante para la evolución de las especies. En el Mediterráneo antiguo, los primeros 
grupos que lograron establecer una sedentarización en los lindes de un río constituirán lo 
que la historiografía ha llamado “civilización potámica”. Este nombre seatribuye a 
aquellos grupos humanos que se aprovechan de las posibilidades que puede ofrecer la 
vida cerca de un río para su desarrollo sociopolítico y económico6. 
 
 
 
 
5 En el Egipto dinástico se añadirán el caballo y la gallina, y se intentará (sin éxito) domesticar al ganso, el 
papión sagrado, el cercopiteco, la tórtola, la hiena rayada, las serpientes, las mangostas, el ibis, y la garza 
blanca (CAMPS, 2005: 9-10). 
6 Esta información se ha obtenido del conocimiento en la asignatura Historia Antigua Universal I, impartida 
por el profesor Javier Guzmán en el Grado en Historia de la Universidad de Cádiz. 
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Figura 6. Dibujo del cauce del río Nilo y las principales ciudades de Egipto. Indicado con un 
cuadrado rojo la zona de estudio de las necrópolis para este Trabajo Fin de Grado. Fuente: 
https://cutt.ly/QFgGmXw 
https://cutt.ly/QFgGmXw
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La civilización egipcia se desarrolla a lo largo del Nilo (Fig. 6), un río de 6.000 
kilómetros de longitud por el que discurren hasta seis cataratas, alimentado por las aguas 
procedentes de dos sistemas hidrográficos: el de las montañas de Etiopía y los grandes 
lagos de África. Distinguimos el Nilo Azul (el que viene de Etiopía) del Nilo Blanco (el 
de los lagos), que se unifican a la altura de Jartum (Sudán) y continúan hasta su 
desembocadura en el delta en el Mediterráneo (CERVELLÓ y TORRAS, 2018: 10). A 
raíz de los estudios topográficos, se conoce que el río modificó su localización y curso a 
lo largo del tiempo. De cualquier modo, sin las posibilidades que ofreció el río y su 
entorno al ser humano, es improbable que la civilización egipcia pudiera haber tenido el 
desarrollo que llegó a alcanzar (SHAW y NICHOLSON, 1995: 259) 
Las condiciones que ofrece el valle del río fueron clave para la construcción de esta 
civilización (de ahí que sea identificada como una sociedad potámica). En cuanto a la 
ideología y el pensamiento egipcio, un fenómeno sucedido con las aguas de este río 
supone la concepción del ciclo vital para los antiguos egipcios: una vez al año, durante la 
estación del akhet, las aguas del monzón de las montañas de Etiopía hacían que el río se 
desbordara en una lenta crecida que duraba varios meses. El lugar de nacimiento del río 
era desconocido durante el mundo egipcio, y despertaba gran curiosidad e interés por 
parte de la población autóctona y extranjera. Así nos lo cuenta Heródoto en uno de sus 
pasajes de la obra Historia: 
Pues bien, el Nilo, durante sus crecidas, inunda no solo el Delta, sino también 
parte del territorio que suele decirse que pertenece a Libia y a Arabia, y ello 
hasta una distancia de dos días de camino a una y otra margen; y a veces 
incluso más y a veces menos. Ahora bien, sobre la naturaleza del río no pude 
obtener informe alguno ni de los sacerdotes ni de ninguna otra persona. 
(Heródoto Historiae II:19-22). 
Como vemos en este fragmento, aún en época dinástica los sacerdotes no conocían la 
causa de las crecidas del río ni su origen, y por ende entendemos que ningún habitante 
del período predinástico lo conocía. El interés que muestra Heródoto por conocer las 
particularidades del río es bastante común en los documentos del mundo antiguo. 
 
 
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Hoy sabemos que, cuando el agua se retiraba y volvía a su cauce natural, depositaba 
en la tierra una sustancia negra conocida como limo, que daba gran fertilidad al terreno. 
Los egipcios lo observaban en las pequeñas colinas que sobresalían del agua y donde 
brotaban algunas plantas7. Todo este ciclo de destrucción y nacimiento del terreno que 
rodeaba el río constituye uno de los elementos más concurrentes en las creencias 
funerarias de los antiguos egipcios, pues de esto deriva la existencia del Nun, la colina 
primigenia, y la coordenada de nacimiento (el sur, donde nacía el río) de los egipcios 
(PARRA, 2010: 42–43). Un rasgo que debemos tener en cuenta es que la cosmogonía 
egipcia posee una base ecológica, siendo en este caso el factor clave el valle del Nilo. De 
esta manera, entender el funcionamiento de las inundaciones (para un egipcio) suponía 
entender la creación del mundo (BOLAÑOS, 2003: 78). 
Quizás aquí radique el continuo interés de los egipcios por darle una explicación al 
fenómeno nilótico, empleando normalmente aspectos mágicos que justificasen el 
aumento y decrecimiento del cauce del río. A estas particularidades se les dará una 
explicación en época dinástica, vinculada con la magia egipcia, como apreciamos en el 
siguiente fragmento de una de las historias que recoge el papiro Westcar8. En concreto, 
hablaremos de la historia de Djadjamanj y la joya verde: 
[…] Entonces, el jefe sacerdote recitó un hechizo e hizo que un lado del 
lago se colocara encima del otro, y encontró el pendiente en forma de pez 
encima de un trozo de un jarrón roto […]. El agua, que tenía doce codos 
antes del hechizo, tenía ahora veinticuatro codos de altura. Recitó su hechizo 
y cada parte del lago regresó a su posición original. (ARRIES, 2021: 118-
119) 
A pesar de que la historia hable de un lago y no de un río, bajo nuestra opinión puede 
tener reflejada también esa explicación mágica que se le daba a las crecidas del Nilo, pues 
en este caso, el sacerdote logra con su hechizo duplicar la cantidad de agua que había en 
el lago de este pasaje9. 
 
 
7 Curiosamente, para la mentalidad egipcia, estas colinas las asimilaban a la Colina Primigenia de la que 
nació el mundo, un símbolo del inicio de un nuevo ciclo vital. 
8 Este papiro, catalogado el nº 3033 del Museo Egipcio de Berlín, narra algunas historias donde se explica 
el poder del uso de la magia en el Antiguo Egipto (ARRIES, 2021: 115) 
9 Como anotación, esta historia también se ha comparado con la apertura de las aguas de Moisés 
17 
 
 
Figura 7. Ilustración de Egipto donde podemos apreciar la tierra cubierta de limo que dejaba el 
Nilo al retirarse. Fuente: https://cutt.ly/fFgJ17S 
 El limo era conocido por los egipcios bajo el nombre de kemet (mismo nombre 
que daban a su país, observando aquí la importancia que tiene esta tierra negruzca para 
los egipcios) (Wikipedia: https://cutt.ly/WFgKpQY) (Fig. 7). El control que esta 
civilización va a necesitar sobre el río va a conllevar al desarrollo de un sistema de 
organización social que quizás diera pie a la estratificación de las poblaciones. Era 
fundamental tener controlado el cauce del río para evitar que el desbordamiento arrasara 
con los poblados y con las tierras de cultivo, así como conocer el momento exacto en que 
se producía su desbordamiento. Algunos estudios apuntan a que éste podría ser uno de 
los motivos de la invención del calendario egipcio10. 
La neolitización del valle del Nilo se llevará a cabo de manera paulatina a lo largo del 
VIº milenio a. C., destacando las culturas de Omari y El Badari (MARTÍNEZ, 2019: 17). 
A lo largo del desarrollo de la cultura de Nagada, podemos ver una evolución en la 
estructuración de los poblados. Durante Nagada I, se ubicaban las aldeas cerca del río, 
tratándose de cabañas de planta elíptica y paredes de adobe. En Nagada II, a las 
estructuras de planta elíptica, características del anterior período, se le unen otras 
rectangulares y de mayor tamaño (quizás un indicio de diferenciación social) (DELIBES 
y FERNÁNDEZ, 1993: 44–46). 
 
10 Esta información también se ha obtenido del conocimiento en la asignatura Historia Antigua Universal 
I, impartida por el profesor Javier Guzmán en el Grado en Historia de la Universidad de Cádiz. 
https://cutt.ly/WFgKpQY
18 
 
 2.3. ALGUNOS EJEMPLOS DE LA CERÁMICA Y LA INDUSTRIA LÍTICA 
PRODUCIDA EN LAS FASES DE NAGADA I Y NAGADA II 
Esta parte del capítulo está dedicada a una serie de aspectos que consideramos 
importantes para conocer, de manera general, a la cultura de Nagada. De esta manera, 
cuando nos centremos en el mundo funerario y susnecrópolis, podremos entender el 
contexto en que se mueven estos enterramientos. Además, debemos tener en cuenta la 
importancia del estudio de la cultura material, pues por ejemplo gracias a ella se conoce 
que no hubo una ruptura social entre el Badariense y Nagada I, sino que ambas 
coexistieron durante un determinado tiempo. 
2.3.1. CERÁMICA 
La cerámica es uno de los elementos más destacados de la cultura material egipcia, a 
pesar de que hasta los últimos años no se ha tenido en cuenta como elemento útil para las 
dataciones, estando presente desde tiempos predinásticos neolíticos. Podemos dividirla, 
a grosso modo, en dos grandes tipologías, en función del tipo de barro empleado: por un 
lado, tendríamos la cerámica fabricada a partir del limo negro que deja el Nilo (un tipo 
muy común, asociado al uso doméstico) y, por otro lado, aunque con menor frecuencia, 
encontramos cerámicas fabricadas a base de arcillas margosas11, que sólo aparecen en 
algunas zonas puntuales del valle del Nilo, siendo Qena12 el lugar más conocido. (SHAW 
y NICHOLSON, 1995: 82–83). Como ejemplo, en las tumbas badarienses era común el 
empleo de cerámicas fabricadas a mano y de paredes finas, de buena calidad, que se 
colocaban como ofrendas para acompañar a los difuntos en el viaje al más allá 
(MARTÍNEZ, 2019: 18). 
 
 
 
 
 
 
11 Se denomina “arcilla margosa” a aquella que presenta alto contenido de carbonato cálcico en su 
composición (Wikipedia, https://acortar.link/dhFqdP ) 
12 Qena es una ciudad del Alto Egipto, ubicada a unos 70 km al norte de Luxor. (Wikipedia, 
https://acortar.link/zPS9Jn ). 
https://acortar.link/dhFqdP
https://acortar.link/zPS9Jn
19 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
Las principales cerámicas extraídas de los asentamientos de Nagada I y principios de 
Nagada II está vinculada al uso doméstico, clasificadas como “rough ware” (Fig. 8). 
(FRIEDMAN, 1994, en MĄCZYŃSKA, 2015: 72), que responden a las necesidades del 
uso diario. Estas observaciones sugieren que la especialización en las producciones 
cerámicas fue muy limitada, sobre todo al contexto simbólico. Como ejemplo ponemos 
el yacimiento de Adaïma13, de donde se extrajeron numerosos recipientes de cocina de 
época de Nagada II, con fin exclusivamente doméstico (BUCHEZ, 2004, en 
MĄCZYŃSKA, 2015: 72). Durante Nagada I encontramos principalmente objetos 
cerámicos legados del badariense, aunque la más característica de esta cultura serán las 
llamadas cerámicas “White Cross-lined” (líneas entrecruzadas), que según algunos 
autores tienen un origen asiático. Se corresponden con las fabricadas con la primera 
tipología anteriormente mencionada, recubiertas con una capa de engobe rojo y bruñidas. 
(DELIBES y FERNÁNDEZ, 1993: 44). La fauna que suele representarse en los 
recipientes suelen ser hipopótamos, cocodrilos, lagartijas, flamencos, escorpiones, 
gacelas, jirafas, icneumones14 y bóvidos. (SHAW, 2000: 79). 
 
 
13 Se trata de un yacimiento del período predinástico, situado a unos 8 kilómetros al sur de la ciudad de 
Esna. Fue descubierta por Henri de Morgan en el siglo XX, pero cuando esto sucedió ya había sido 
brutalmente saqueada (Wikipedia: https://cutt.ly/xFgLedG). 
14. Los icneumones son un tipo de mangosta comunes en el continente africano, y que llegó a convertirse 
en un animal sagrado en época dinástica (en SHAW y NICHOLSON, 1995: 174–175). 
Figura 8. Algunos ejemplos de la cerámica nagadiense. Fuente: https://cutt.ly/KFgKVQt (izquierda); 
https://cutt.ly/IFgKXD9 (derecha) 
https://cutt.ly/xFgLedG
20 
 
Además de tratarse de un buen indicador cronológico, pues sobre ellas se han aplicado 
algunas técnicas de datación muy eficaces como la termoluminiscencia, es común 
plasmar sobre sus paredes algunos motivos culturales (como escenas de caza, recolección, 
o pesca) que nos permiten conocer la fauna y la flora del Egipto predinástico, entre otras 
cuestiones. Las cerámicas White Cross – lined (principalmente vasos alargados y 
cuencos) eran pintadas con una gama de colores que iría del blanco al beige, aunque 
también existieron algunas con pequeñas figurillas de barro adheridas a las paredes del 
objeto en cuestión (Fig. 9). Dentro de esta amplia tipología, el egiptólogo J. Vandier 
distinguió cuatro grandes grupos en función de los motivos que aparecían en las 
cerámicas: geométricos; decoraciones florales y geométricos; vasos decorados con 
animales sin figuras humanas; y escenas complejas con o sin personajes (VANDIER, 
1952: 261–288, en NAVAJAS, 2007: 32). 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
Figura 9. Vasos alargados de cerámica con decoraciones zoomorfas aplicadas. Fuente: 
https://cutt.ly/HFgLR1h (izquierda); https://cutt.ly/KFgLTHS (derecha) 
21 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
En esta imagen (Fig.10) podemos ver algunos motivos zoomórficos en cerámicas 
halladas en la ciudad de Nagada. Tanto Navajas como Finkenstaedt consideran que se 
trata de escenas de pastoreo, lo que significa que en esta ciudad ya se habían domesticado 
a algunos animales, y existen diversas teorías a la hora de asignar la especie animal a la 
que corresponden: carneros, cabras, u ovejas. Sin embargo, se conoce que el carnero no 
se introdujo en Egipto hasta el Imperio Medio, por lo que quizás estas figuras sean 
muflones, una especie salvaje, lo que elimina la teoría de la domesticación. Es más, la 
presencia de perros que los rodean ha llevado a pensar en una escena de caza. 
(FINKENSTAEDT, 1981, en NAVAJAS, 2007: 34). 
Hendrickx también considera estas representaciones como escenas de pastoreo, 
aunque piensa que los pequeños animales se corresponden con un tipo de perro 
característico del mundo egipcio, el perro Tesem (Fig.11). Basa esta teoría en los 
pequeños círculos que rodean los cuellos de estos animales, muy similares a una 
representación que existe en otro cuenco localizado actualmente en Moscú 
(HENDRICKX, 1992: 19, en NAVAJAS, 2007: 34). Con esto queremos mostrar que es 
muy complicado analizar las representaciones de momentos tan antiguos del mundo 
egipcio, debido a la gran diversidad de opiniones entre los autores, y el esquematismo de 
algunas de las figuras. 
 
Figura 10. Diferentes formas y decoraciones de zoomorfos en las cerámicas de Nagada. A: 
Oxford, Ashmolean Museum 1895.487 (según Crowfoot Payne, J., 1993, Fig.30, nº 423). B: 
Oxford, Ashmolean Museum 1895.482 (según Crowford Payne, J., 1993, Fig 30, nº 422). C: 
Princeton, Art Museum 30-491 (según Kantor, H.J., 1962, Fig. 4-A). D: University of 
Pennsylvania E 1418 (según Petrie, W.M.F., 1921, Pl.XXV, C91), en NAVAJAS, 2007: 32. 
 
22 
 
 
 
 
 
 
 
 
También es muy común la representación de elementos relacionados con el agua (Fig. 
12), en esta ocasión parecen unos flamencos (debido a las características anatómicas que 
presentan estos animales) a orillas del río. Durante Nagada II encontramos muchas 
cerámicas decoradas con líneas onduladas o en zigzag, que pueden representar el agua en 
movimiento (Fig. 12 y 13.), aunque algunos autores consideran que se trata de la 
ondulación de la arena del desierto. En esta ocasión, se muestran estas líneas onduladas 
acompañadas de las aves de cuello largo, lo que puede representar a estos animales a 
orillas del río Nilo. (NAVILLE 1917, en GREGORIO, 2003: 18–19). 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
Figura 12. Vistas de una pieza cerámica de casquete esférico y base plana. Pieza donada por la 
Egypt Exploration Fund en 1901 a el Etnografisk Museum de Oslo. En GREGORIO, 2003: 35. 
 
 
Figura 11 Relieve de la tumba de Keops: escena de caza de un perro Tesem. Fuente: 
https://acortar.link/zbU02v 
https://acortar.link/zbU02v
23 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
En esta misma figura (Fig.13) apreciamos que también se representaban animales 
acuáticos, en este caso un cocodrilo. Es interesante la representación de las redes de pesca, 
una herramienta muy utilizada para esta práctica. Normalmente,éstas llevaban adheridas 
unas pesas para hacer contrapeso y facilitar la captura de la presa (en esta cerámica se ha 
representado este elemento en el exterior del cuenco, marcado con un círculo rojo). El 
otro gran animal que se cazará en el río Nilo será el hipopótamo, para lo que se empleaban 
tanto redes como arpones. (NAVAJAS, 2007: 39–41). 
Parece que las representaciones zoomorfas fueron más comunes a inicios del 
predinástico, y a partir de Nagada II se aprecia el aumento de representaciones 
antropomorfas. Destacamos la plasmación de figuras femeninas en algunas de las 
cerámicas de época Gerzeense. La que mostramos a continuación (Fig. 14) muestra a 
varias mujeres, y llama la atención que su tamaño es mayor que el de los hombres que la 
acompañan, lo que podría indicar una mayor relevancia de éstas sobre el hombre, por lo 
que posiblemente se trate de alguna divinidad (al tener en la cabeza lo que parece el disco 
solar). La imagen que mostramos ha sido identificada con algún tipo de ritual funerario 
(GREGORIO, 2009: 283–284). 
Figura 13. Oxford, Ashmolean Museum E 3101 (según Crowfoot Payne, J., 1993, Fig.27, nº 388). 
En NAVAJAS, 2007: 40. 
 
24 
 
 
 
 
2.3.2. OBJETOS DE PIEDRA, MARFIL, HUESO, O MADERA 
En cuanto a la industria lítica, se da el perfeccionamiento de la talla bifacial con 
retoques paralelos de tipo cubriente, siendo los útiles más característicos las puntas de 
flecha y los puñales. Esto supera a la etapa badariense y se llegó a extender a lo largo de 
Nagada II, quedando restringida con la llegada de la época dinástica. También existen 
objetos de cobre, aunque son muy escasos, y se limitan a alfileres, amuletos, o piezas 
decorativas (DELIBES Y FERNÁNDEZ, 1993: 45). 
En Nagada I se conocen algunas armas realizadas en piedra, entre ellas puntas de 
flechas y lanzas, además de hachas, cuchillos o mazas. Estos útiles podrían haberse 
empleado para actividades de cacería o, como plantea Campagno, armas vinculadas a una 
especie de ejército, debido a que eran las armas características del ejército faraónico en 
la etapa histórica (CAMPAGNO, 2002: 164 en OLIVARES, 2009: 5). 
La novedad en cuanto a la cultura material de Nagada II se da con la aparición de 
objetos de plata y oro (posiblemente importados del Sinaí), siendo la producción metálica 
más frecuente a finales del IV milenio a. C., donde veremos hachas y puñales de metal. 
(DELIBES Y FERNÁNDEZ, 1993: 45). 
 Además de las herramientas líticas, existen gran variedad de objetos realizados en 
piedra u otros materiales como el marfil, el hueso, o la madera. Entre ellos, destacamos 
estas figurillas de estos tres últimos materiales (Fig. 16). 
Figura 14. Dos detalles de un mismo vaso cerámico del Metropolitan Museum of Art (Nueva York). 
Nº de Inventario: 20.2.10. En GREGORIO, 2009: 284. 
25 
 
 
 
 
 
 
 
Figura 15. Estatuillas de marfil, esquisto y hueso de Nagada II (Vercoutter, 1992, 110; Midant-
Reynes, 1992, 170, en CAMPAGNO, 2003: 50) 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
26 
 
CAPÍTULO 3. ESTUDIO DE LAS NECRÓPOLIS DE NAGADA 
Este tercer capítulo recoge el tema central de nuestro Trabajo Fin de Grado. En 
estas páginas conoceremos la importancia que tiene el estudio de las necrópolis para 
conocer la historia de cualquier pueblo. Entrando en materia, introduciremos las 
principales tipologías de tumbas que encontramos en el Amratiense y el Gerzeense, para 
luego centrarnos en las principales necrópolis estudiadas del Egipto predinástico 
(Hierakómpolis y Abidos). Por último, hablaremos de la religión egipcia enfocada desde 
el punto de vista funerario, y así poder acercarnos al pensamiento de esta gran civilización 
del mundo antiguo y entender por qué le daban tanta importancia a la muerte (quizás hasta 
más que a la propia vida). 
3.1. IMPORTANCIA DEL ESTUDIO DE LAS NECRÓPOLIS PARA CONOCER 
LA HISTORIA DEL EGIPTO PREDINÁSTICO 
Desde el punto de vista de la arqueología, los primeros indicios de rituales 
funerarios y enterramientos se conocen desde el Paleolítico (c. 100.000 años antes del 
presente). En el Nilo, el primer enterramiento conocido es el cuerpo de un niño fechado 
en 55.000 años antes del presente. (PARRA, 2010: 42). Debido a la agrafía de las 
sociedades predinásticas, las evidencias de sus estructuras sociales, políticas, 
económicas… debemos obtenerla de la arqueología. Kathryn Bard nos dice que ya desde 
tiempos predinásticos podemos observar numerosas formas de simbolización en los restos 
materiales, sobre todo en las formas de enterramiento y sus correspondientes ajuares 
funerarios, así como en el arte rupestre (en OLIVARES, 2009: 2): 
El conocimiento que tenemos de las necrópolis nagadienses se basan 
fundamentalmente en las dataciones y registros arqueológicos de 85 cementerios y más 
de 50 asentamientos. Los principales estudios sobre Nagada se han llevado a cabo 
mediante la excavación de las necrópolis (MĄCZYŃSKA, 2015: 67; 70). Las evidencias 
que allí encontramos acerca de las sociedades predinásticas presentan notables diferencias 
entre las dos zonas del mundo egipcio: en el primer caso (Alto Egipto) se encuentran gran 
cantidad de necrópolis, y en el segundo (Bajo Egipto) gran variedad de asentamientos 
(SHAW y NICHOLSON, 1995: 297-298). Desde el Amratiense se conoce una progresiva 
evolución de las estructuras funerarias. Las primeras encontradas apenas muestran 
diferenciación social entre unos individuos y otros, pero según avanza el tiempo la 
estructura se va haciendo más grande y compleja, como clara muestra de la estratificación 
de la sociedad egipcia (MARTÍNEZ, 2019: 19). 
27 
 
3.2. LAS TIPOLOGÍAS CONSTRUCTIVAS DE NAGADA I Y NAGADA II 
 A la hora de estudiar el mundo funerario de cualquier cultura, es necesario fijarse 
en una serie de aspectos que pueden parecer irrelevantes en un primer momento. Este es, 
por ejemplo, el caso del tamaño o la forma de las tumbas, así como su contenido, que 
pueden mostrar que en la cultura que se esté estudiando ya existieron diferencias sociales 
e incluso una jerarquización encabezada por la figura de un jefe o un rey. 
En el caso de Egipto, la aparición de los jefes en las comunidades predinásticas, según 
plantea Campagno, se pueden explicar a través de cuatro factores: necesidades de 
producción; intercambios; caracteres ideológicos; y la guerra. De todas ellas, el autor 
apunta hacia la guerra como algo indivisible a estas primeras sociedades, siendo entonces 
el principal factor que explicaría el surgimiento de esta figura, pues actuaría de un modo 
bifuncional: como medio de fortalecimiento de la identidad propia de cada sociedad; y 
como factor que configura la división social (CAMPAGNO, 2002: 155-158 en 
OLIVARES, 2009: 3-4). De hecho, desde el 5500 a. C. se conocen, en diversas partes del 
Alto Egipto, enterramientos de humanos mutilados o con algunas lesiones de armas, 
víctimas de una posible agresión por motivos bélicos (GAYUBAS, 2006: 62 en 
OLIVARES, 2009: 5). 
Desde el Amratiense es conocida la progresiva evolución de las estructuras funerarias. 
En las más antiguas apenas se aprecia diferenciación social entre los individuos, pero 
según avanzamos en el tiempo estas estructuras aumentan su tamaño y se hacen más 
complejas. Además, se distinguen también por su forma: hay algunas rectangulares 
(reservadas para la élite); y otras ovales (el resto de la sociedad). Aquí ya podríamos 
tener indicios del inicio de la estratificación de la sociedad egipcia predinástica 
(CAMPAGNO, 2003: 30; y MARTÍNEZ, 2019: 19). Hoffmann establece una 
comparación entre las tumbas de Nagada I y las tumbas badarienses, explicando que las 
de Nagada tienen un tamaño mayor y mejores ajuares, reflejando claras diferencias en 
cuanto a la riqueza y el status social con respecto a las tumbas badarienses (HOFFMAN, 
1988: 40 en CAMPAGNO, 2003: 30). 
Debemos tener presente que sólo un reducidonúmero de tumbas destaca por sus 
dimensiones y por un rico ajuar funerario. De acuerdo con Castillos, sólo el 12% de las 
tumbas de este período, excavadas hasta la fecha, cuentan con más de 10 objetos a modo 
de ofrenda, y el 80% son de tamaño reducido (más similares a las de Badari) 
(CASTILLOS, 1982: 175-176 en CAMPAGNO, 2003: 31) 
28 
 
Esto parece indicar que la existencia de una élite parece posible a partir de Nagada I, 
viéndose intensificada durante el Gerzeense Temprano. Como ejemplo de ello tenemos 
el Cementerio T de la ciudad de Nagada, donde se aprecia un aparente espacio reservado 
para una clase social más alta. Según Bard, en este espacio encontramos “una 
concentración de riqueza y poder simbólico de una élite, posiblemente gobernante, que 
no es conocido con anterioridad”. El Cementerio T de Nagada presenta tumbas 
construidas con ladrillo de adobe y varios compartimentos internos, con gran cantidad de 
cuencos cerámicos, vasos de piedra, paletas estéticas, herramientas, cuentas, y objetos de 
materiales lujosos como el marfil, el lapislázuli, la cornalina, la esteatita, o el cobre 
(KEMP, 1973: 38-43; DAVIS, 1983: 17-28; TRIGGER, 1985: 57-58; BARD, 1989: 237, 
240-243; y MIDANT-REYNES, 1992: 178-179; en CAMPAGNO, 2003: 32). 
 En la obra de Javier Martínez Pina podemos ver los resultados del estudio de 
Maciver y Mace sobre los enterramientos de Nagada I, de los cuales distinguieron tres 
tipologías de tumbas, que llamaremos para el resto de este trabajo “tipo 1A”, “tipo 2A”, 
y “tipo 3A15” (MARTÍNEZ, 2019: 19-20). 
TIPOLOGÍAS DE ESTRUCTURAS DE NAGADA I 
TIPO 1A Fosas poco profundas y redondeadas, donde se deja espacio 
suficiente para la colocación de los ajuares funerarios. Profundidad 
aproximada de 1,30 metros. 
TIPO 2A Tumbas alargadas y redondeadas, algunas de un tamaño mayor que 
otras (posible muestra de estratificación social). Profundidad 
aproximada de 2 metros 
TIPO 3A Tumbas de nicho que deja un mayor espacio a los ajuares 
funerarios, colocados en un piso superior a donde se encontraba el 
cuerpo, o bien en habitaciones colindantes con la cámara principal. 
 
Figura 16. Tabla 2, realizada por el autor a raíz de la división tipológica de la obra de 
Maciver y Mace, en MARTÍNEZ, 2019: 19-20 
 
 
 
15 El número se corresponde al tipo de estructura, y la “A” hace referencia a la primera etapa de Nagada, el 
Amratiense. 
29 
 
Con el paso de Nagada I a Nagada II se aprecia sobre todo el considerable aumento 
de las estructuras, presentándose unas tumbas más elaboradas y con unos ajuares más 
ricos. En cuanto a su tipología, destacaremos la tumba de forma rectangular con varias 
cámaras anexadas para depositar los ajuares funerarios (a la que llamaremos “tipo 1G16”). 
Una de las más características es la tumba T5 del Cementerio T (Fig.18), en la ciudad de 
Nagada. Esta estructura alcanza los 5 metros de largo y 2,8 de ancho (MARTÍNEZ, 2019: 
20-21). En la siguiente imagen observamos un dibujo de esta tumba. 
 
Figura 17. Dibujo de la T5 del cementerio de Nagada. MIDANT-REYNES, 2003: 193 en 
CHAPON, 2011: 89. 
 
16 Igual que con las tipologías de Nagada I, pero esta vez con la letra “G” referente al período Gerzeense o 
Nagada II. 
30 
 
 
Figura 18 Enterramiento de la necrópolis de Nagada. Por la tipología de su estructura, podría 
tratarse de una tumba de tipo 3A (según las hemos enumerado para este trabajo). Fuente de la 
imagen: https://acortar.link/N6g02v 
 
3.3. PRINCIPALES NECRÓPOLIS DE LA CULTURA DE NAGADA 
A pesar de que el período es poco conocido, algunos de los cementerios del Alto 
Egipto durante su etapa predinástica han sido excavados a lo largo de los siglos XIX y 
XX. Entre todos los que se han trabajado, para este trabajo académico vamos a centrarnos 
en los siguientes: 
- Abidos: Es una de las localidades más importantes del Antiguo Egipto, con un gran 
recorrido histórico a lo largo de las etapas de esta civilización. Ya en tiempos 
predinásticos tuvo una gran importancia, y en su necrópolis aparecen algunas tumbas 
de posibles gobernantes de la etapa predinástica (en SHAW y NICHOLSON, 1995: 
10-11). 
- Hierakómpolis: Se trata de uno de los principales cementerios egipcios de época 
predinástica, situado a unos 80 km al sur de Luxor. Se divide en tres partes principales: 
asentamientos predinásticos; necrópolis predinásticas; y una fortaleza de la Dinastía 
III (en SHAW y NICHOLSON, 1995: 162 – 163. 
 
 
https://acortar.link/N6g02v
31 
 
Estos dos lugares son los más conocidos con enterramientos predinásticos, aunque 
nos gustaría mencionar la necrópolis de Nag el-Deir. Fue descubierta en 1901 por Reisner, 
y se sitúa en la zona septentrional del Alto Egipto, un poco al sur de Akhmim17. En ella 
encontramos enterramientos desde la etapa predinástica hasta el Reino Medio (en SHAW 
y NICHOLSON, 1995: 249-250). A continuación, analizamos con detalle los cementerios 
HK43 y HK6 de Hierakómpolis y la necrópolis Umm el Qaab de Abidos. 
3.3.1. CEMENTERIO HK43 DE HIERAKÓMPOLIS. 
Entre todas las prácticas funerarias existentes dentro de esta etapa del mundo 
egipcio, se ha observado desde simples alteraciones del cuerpo hasta decapitaciones y 
cortes (CRUBÉZY, 2000: 15, en CHAPON, 2011: 89). En el cementerio HK43 de 
Hierakómpolis aparecen 21 individuos con cortes en las vértebras, posiblemente debido 
a una decapitación. De ellos, 5 presentan cortes que se corresponden con el desollamiento 
del cuero cabelludo (posible “trofeo”, acto de canibalismo, o algún tipo de tortura). Estos 
son los únicos casos en Egipto (DOUGHERTY y FRIEDMAN, 2008, en CHAPON, 
2011: 90). 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
Figura 19 Fragmento de cráneo con marcas de cortes que 
debieron de servir para arrancar la cabellera del individuo 
(NEKHEM NEWS 16, 2004, en CHAPON, 2011: 90) 
 
17 Conocida como Ipu, fue capital del noveno nomo del Egipto faraónico. Se encuentra en la orilla opuesta 
de la ciudad de Sohag, entre Asiut y Qina (en SHAW y NICHOLSON, 1995: 24). 
32 
 
Analizando los restos óseos, podemos encontrar e identificar una serie de 
patologías y enfermedades comunes en este período. En el HK43 se han identificado 
enfermedades degenerativas, con leves diferencias entre hombres y mujeres, lo que podría 
explicarse con el desempeño del mismo tipo de actividades por parte de ambos (KUMAR, 
2009: 207, en CHAPON, 2011: 93). También se han estudiado los restos del intestino de 
algunos de estos individuos momificados para extraer algunos datos acerca de la dieta 
(FAHMY, 2008, en CHAPON, 2011: 95). 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
Figura 20. Cuerpo de uno de los individuos del cementerio HK43 de Hierakómpolis del cual se 
conservan los restos de los intestinos (NEKHEM NEWS 20, 2008, en CHAPON, 2011: 95) 
 
33 
 
3.3.2. CEMENTERIO HK6 DE HIERAKÓMPOLIS18. 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
El asentamiento y la necrópolis de Hierakómpolis se encuentran a 80 km al sur de 
Luxor, especialmente asociadas al dios Horus (hasta el punto de que la ciudad, si la 
traducimos del griego, significa “ciudad del halcón”). Fue una ciudad floreciente desde 
el período predinástico y durante gran parte del dinástico temprano (SHAW y 
NICHOLSON, 1995: 162). 
Esta necrópolis ha sido foco de las investigaciones desde comienzos del siglo XXI 
(FRIEDMAN, 2002: 67). Se corresponde con un cementerio de las élites de la localidad 
de Hierakómpolis durante el período predinástico. Podemos destacar hasta tres zonas de 
enterramientos, cada una adscrita a una fase de Nagada, que llamaremos 1, 2, y 3, para 
poderlas identificar más fácilmente: 
 
• (1) La zona central (fin de Nagada I – inicios de Nagada II): se corresponde con 
pequeñas tumbas de fosa, entre las que destacamos la T16. 
• (2) Una zona situada al sur de la primera (Nagada II A-B), caracterizada por sus 
tumbas de mayores dimensiones que la primera zona, destacando la T23. 
• (3)La última zona, a ambos lados de las anteriores (Nagada III), donde apreciamos 
tumbas monumentales construidas en adobe. 
 
18 Información obtenida del curso “Egiptología” impartido por los profesores Josep Cervelló y José Lull, 
titulares en la Universidad de Barcelona. Página del curso: https://acortar.link/LnnMwv 
Figura 21 Plano general del cementerio HK6 de Hierakómpolis (FRIEDMAN, 2008: 7) 
https://acortar.link/LnnMwv
34 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
En la imagen que mostramos arriba (Fig.22), observamos un mapa dibujado del 
cementerio HK6, donde vemos las tumbas T16 y T23, mencionadas anteriormente. 
- La T16 es una tumba principal que se corresponde a la de un posible jefe o rey, 
rodeada por una serie de tumbas menores (39 inhumaciones de individuos de 8 a 
40 años, aunque la mayoría tenía 15 años, y se cree que fueron sacrificados al 
morir el rey para servirles en el más allá). Las tumbas que están más alejadas se 
corresponden con enterramientos de animales (elefantes, hipopótamos, 
cocodrilos, babuinos, bueyes, vacas, terneros, y perros). Está formada por una 
subestructura excavada en el terreno, y una superestructura construida con 
material vegetal, que no se ha conservado. Además, parece que estuvo rodeada de 
una valla. Es muy parecida a las mastabas del Reino Antiguo. 
- La T23 es de mayores dimensiones (5,5 m de largo y 3,1 m de ancho), resultando 
ser la tumba más larga conocida de este período (FRIEDMAN, 2002: 68), pero 
realmente cuenta con la misma estructura que la T16. La diferencia se encuentra 
en una pequeña capilla construida dentro del complejo de esta tumba, de la que se 
han extraído los siguientes objetos: útiles tallados de sílex, pequeñas tallas de 
animales salvajes, vértebras humanas con signos de decapitación, un posible 
mango de una maza (objeto ritual). Es interesante que, cerca de la capilla, se 
encontraron alrededor de 600 fragmentos de una estatua de piedra caliza (la más 
Figura 22. Plano de las zonas 1 y 2 del cementerio HK6 de Hierakómpolis (FRIEDMAN, 2002: 
80). 
35 
 
antigua documentada del arte egipcio), que han sido interpretados como la 
representación del rey que ahí yacía (Fig. 24). La teoría más aceptada hasta la 
fecha es que la presencia del elefante puede estar asociada a esta tumba, siendo 
todo el complejo propiedad del jefe/rey que en este enclave se enterrase. Sin 
embargo, los nuevos estudios replantean la teoría y se tienen dos consideraciones: 
la primera es que todo el conjunto formase una especie de “palacio para la 
eternidad” y por tanto fueran propiedad de un rey principal; o si por el contrario 
eran estructuras independientes ubicadas en una misma zona. Lo que sí tenemos 
claro es que la presencia de este animal supone un gran poder y riqueza 
(FRIEDMAN, 2002: 71). 
 
Figura 23 Mapa de la T23 y sus inmediaciones (FRIEDMAN, 2008: 14). 
 
 
36 
 
- El área de la T23 no sólo comprende estructuras funerarias, sino que también 
tenemos un santuario (HK6/07). En la Fig. 23 podemos observar esta estructura, 
en la parte más al sur de la imagen. Está compuesta por seis filas con cuatro postes 
cada una, lo que se ha interpretado como la primera sala hipóstila de la 
arquitectura del mundo egipcio. De ella se ha encontrado una estatuilla de 
malaquita que representa a un halcón, por lo que se ha entendido que el santuario 
estaba dedicado a la divinidad “Horus”. 
 
 
 
 
 
 
 
 
Figura 24 Fragmento de nariz y oreja de la estatua de piedra caliza de la T23. (FRIEDMAN, 2002: 
81) 
- Haremos una mención a la T26, situada en los alrededores de la T23. Se 
corresponde con una de las estructuras más grandes del complejo, que también 
contaba con una superestructura de madera que rodeaba la tumba. Al igual que 
ocurrió con la T26, y muchas otras del cementerio, fue brutalmente saqueada 
(FRIEDMAN, 2002: 69). 
Antes de concluir con este cementerio, nos gustaría mostrar una tabla (Fig. 25) 
con todos los enterramientos existentes en esta zona, debido a que por la extensión 
que se pide en el Trabajo Fin de Grado, no podemos explicar todas las tumbas, y por 
ello hemos hecho una selección de las más destacadas. 
Tumba/Estructura Tamaño Ocupantes Fecha 
Tumba 3 2.36 x 2.6 x 1.8m 2 humanos, 2 cabras Nagada II – A 
Tumba 5 1.2 x 0.75 x 0.40m 2 humanos, 2 perros Nagada II – A 
Tumba 6 2.9 x 1.6 x 1.5m 5 humanos Nagada II – A 
Tumba 9 2.0 x 1.1 x 1.25m 1 humano, 3 calaveras de perro Nagada II – A 
Tumba 12 1.5 x 1.0 x 0.9m 7 babuinos, 1 gato, 1 hipopótamo Nagada II 
Tumba 29 2.0 x 1.8 x 0.9 3 humanos Nagada II – A 
Tumba 24 c.4.0 x 3.0m oval Elefantes y calaveras de bóvidos Nagada II – A 
37 
 
Estructura E8 17 x 9.75m Nagada II 
Tumba 23 5.4 x 3.1 x 1.17m 12 humanos Nagada II – 
AB 
Tumba 25 1.65 x 1.4 x 0.65 Nagada II – 
AB 
Estructura 08-1a 7.2 x 5m Nagada II – 
A? 
Estructura 08-1b 5 x 3m Nagada II 
Estructura 08-2 6.5 x 3.5m Nagada II – 
A? 
Estructura 08-3 17.8-15.6 x 17.8-17.2 Nagada II – A 
Estructura D9 9.5 x 5.75m Nagada II – 
AB 
Estructura 07 10.5 x 15m Nagada II – 
AB 
Estructura 08-4 4.5 x 5m Nagada II 
Tumba 26 3.3 x 1.45 x 1.07m 3 humanos Nagada II – B 
Tumba 27 1.9 x 1.2 x c.1m 2 humanos Nagada II – B 
Tumba 28 1.2 x 0.70 x 1m 1 oveja, 1 perro Nagada II 
Tumba 13 2.4 x 2.2 x 0.9m ¿oval? 1 humano, 2 cabras, 2 perros Nagada I– C/ 
Nagada II – A 
Tumba 14 3.0 x 2.3 x 1m ¿oval? 1 humano, ¿elefantes?, 7 perros, 1 
cabra 
Nagada I – C/ 
Nagada II – A 
Tumba 15 Diámetro 1.8 oval 2 humanos Nagada I – C/ 
Nagada II – A 
Tumba 16 4.3 x 2.6 x 1.2m 1 humano Nagada I – C/ 
Nagada II – A 
Tumba 18 3.45 x 2.44 x 1.15m 5 humanos, 1 perro, 4 
ovejas/cabras 
Nagada II – A 
Tumba 17 1.52 x 1.4 x 1.12m 3 humanos, 1 babuino, 3 
ovejas/cabras 
Nagada II – A 
Tumba 19 2.96 x 1.97 x 1.4m Uros, 7 ovejas/cabras Nagada I – C/ 
Nagada II – A 
 
Figura 25. Tabla 3. Principales localizaciones del cementerio HK6 (FRIEDMAN, 2008: 12). 
Tabla traducida por el autor (marcadas en negrita las mencionadas en este trabajo). 
 
 
 
 
38 
 
3.3.3. CEMENTERIO DE ABIDOS: NECRÓPOLIS DE UMM EL QAAB19 
Las necrópolis de la localidad de Abidos (definida en página 30) fueron excavadas a 
finales del siglo XIX e inicios del siglo XX por Auguste Mariette y Emile Amélineau, y 
también por Flinders Petrie y Eric Peet. Un estudio del equipo de investigadores alemanes 
sugirió, tras las excavaciones de 1973, que existieron grandes vínculos culturales entre 
esta necrópolis y el Cementerio U del Predinástico Tardío (SHAW y NICHOLSON, 
1995: 11). 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
En árabe, el término “Umm el-Qaab” significa “la madre de los fragmentos de 
cerámica”, haciendo referencia a la gran cantidad de objetos encontrados de este material 
en las tumbas de la necrópolis. Entre estas tumbas, se encuentran las de los reyes 
predinásticos de la región de Abidos y los faraones de la I dinastía. De hecho, una de estas 
tumbas fue identificada como la del dios Osiris, y esto explica el flujo migratorio que 
había hacia Abidos durante el Imperio Medio, a modo de peregrinación anual entre el 
Templo de Osiris y su tumba en Umm el-Qaab. De todo el complejo, destacaremos el 
Cementerio U (Fig. 26), nombre que recibió por los arqueólogos la zona de la necrópolis 
con enterramientos predinásticos. En esta zona se han identificado hasta tres tipos de 
sepulcros: 
 
19 Al igual que sucede con el cementerio HK6, la información de esta necrópolis fue obtenida del curso 
“Egiptología” impartido por los profesores Josep Cervelló y José Lull, titulares en la Universidad 
Autónoma de Barcelona. Página del curso: https://acortar.link/LnnMwv 
Figura 20 Plano de la necrópolis de Umm el-Qaab, Cementerio U y B (HARTUNG, 2018: 319). 
https://acortar.link/LnnMwv
39 
 
- Tumbas de planta circular y pequeño tamaño (ej. T.131), correspondiente a 
Nagada I – Nagada II A-B 
- Tumbas de planta circular y mayor tamaño (ej.T.132, T.133, y T.134) vinculada 
a Nagada II C-D. Se han documentado sarcófagos de madera o cerámica. Entre 
los ajuares se encontraron objetos de prestigio, algunos de los cuales fueron 
esenciales para comprender el origen de la monarquía faraónica y su simbolismo 
- Tumbas de forma rectangular construidas en adobe (ej. Tumba O), que pertenece 
a Nagada III. 
De todas destacaremos la Tumba U-j cuyo propietario puede ser considerado un rey, 
debido a la presencia entre los ajuares de un cetro heka20. Se han extraído las primeras 
escrituras documentadas del Valle del Nilo: inscripciones en tinta sobre vasos 
cerámicos de asas onduladas. En la siguiente imagen (Fig. 27) observamos la tumba 
que anteriormente llamamos de tipo 1G21. Como se aprecia, la tumba presenta un total 
de doce cámaras 
 
Figura 21 Fotografía de la tumba U-j de Umm el-Qaab (Fuente: https://acortar.link/UEATtV ) 
 
20 El Cetro Heka lo porta el faraón junto con el Nejej. Su función es simbólica: ya que con él dirige a su 
pueblo, al igual que lo hace el pastor al ganado con un cayado. Al faraón es frecuente que se le represente 
con los brazos cruzados y portando en cada uno de ellos, estos símbolos del poder (Wikipedia 
https://cutt.ly/2HDuxdr. 
21 Recordamos que se trata de aquellas estructuras funerarias integradas por varias cámaras anexadas para 
depositar los ajuares y los difuntos (pág 29). 
https://acortar.link/UEATtV
https://cutt.ly/2HDuxdr
40 
 
3.4. LA MOMIFICACIÓN Y LOS RITUALES FUNERARIOS 
3.4.1. EL PROCESO DE MOMIFICACIÓN 
Para introducir este apartado, lo haremos con unas citas de Frankfort: “Egipto, de 
acuerdo con su interpretación estática del cosmos, pensaba que la vida era eterna y, 
paradójicamente, negaba la realidad de la muerte. El cuerpo dejaba de funcionar, pero 
el hombre sobrevivía; vivía en la tumba como un pájaro, pero podía visitar el Valle del 
Nilo cuando quisiera”; y “para obtener la vida eterna, la parte que sobrevivía del 
hombre no debía disociarse por completo de la sede de su identidad: del cuerpo” 
(FRANKFORT, 1976: 29, en OLIVARES, 2009: 10). La muerte en el mundo egipcio era 
entendida como una etapa más de la vida, a diferencia de nuestra mentalidad occidental 
en la cual supone el fin de esta. Para ellos, morir suponía abrir un nuevo camino, y para 
poder disfrutar de él era necesario que el cuerpo se conservara de la mejor forma posible. 
Incluso, en las pinturas se llevaba a cabo una técnica conocida como “ley de máxima 
claridad”, consistente en plasmar todas las extremidades, inferiores y superiores, para que 
se mantuviera completo y pudiera gozar de la inmortalidad en caso de que el cuerpo físico 
sufriera algún tipo de deterioro. 
Según Parra, en el ciclo de la vida y la muerte también juega un papel esencial el Sol. 
Como mencionamos anteriormente, el Sol de África es más intenso y fuerte que en otros 
lugares, debido al tipo de clima existente en este continente. Por ello, no es de extrañar 
que su divinidad, Ra, se convirtiera en la más importante de los antiguos egipcios. Aunque 
era el que daba la vida (según la mentalidad egipcia), el Sol moría día tras día al caer la 
noche, para volver a resurgir a la mañana siguiente. Esto supone una simbiosis entre el 
amanecer y la vida (al Este, por donde sale el Sol), y el anochecer y la muerte (al Oeste, 
por donde se pone el Sol), lo que explica el establecimiento de las necrópolis en la franja 
occidental del río Nilo, y de las ciudades en la zona opuesta. (PARRA, 2010: 43). 
Hay que tener en cuenta que los egipcios se mostraron reacios a eliminar cualquier 
logro ideológico, y esto nos permite deducir que, como muchas otras cosas, durante todas 
las etapas del Antiguo Egipto fue muy importante la conservación de los cadáveres. 
Durante el Reino Nuevo, aún eran válidos algunos conceptos y procesos aparecidos 
durante el Egipto predinástico. Es evidente que las técnicas aplicadas al tratamiento de 
los cuerpos de cara a su momificación evolucionaron a la par que la civilización nilótica, 
pero el concepto y la intención siempre fueron el mismo. (PARRA, 2010: 42). 
41 
 
Pero ¿cómo es posible que en época tan antigua se conociera el fenómeno de 
desecación de un cadáver? Esto tiene una explicación climática. Cuando muere un ser 
vivo, las condiciones meteorológicas a las que se expone influyen en su conservación. En 
el caso de Egipto, la aridez y sequedad del desierto ralentizan la descomposición del 
cuerpo, al impedir el desarrollo de microorganismos destructivos. En los tiempos más 
remotos, los cuerpos se dejaban secar directamente sobre la arena desértica, cubiertos y 
protegidos. Debido a la extrema aridez del desierto, rápidamente eran desecados y no 
llegaban al punto de putrefacción (CRUBÉZY, 2000: 28, en CHAPON, 2011: 88). Sin 
embargo, de esta manera quedaban totalmente expuesto a los animales carroñeros (como 
el chacal), lo que conllevó al empleo de ataúdes o envoltorios de cestería. Así, al mismo 
tiempo que las creencias funerarias de los egipcios se hacía mayor, las técnicas para la 
preservación de los cuerpos fueron evolucionando (TAYLOR, 2001: 11; NUNN, 2002: 
78; en CHAPON, 2011: 88). Otros de los problemas que podemos encontrar a la hora de 
estudiar estos restos es la destrucción de algunos restos por los propios arqueólogos o la 
ausencia de una buena metodología como la que existe actualmente según Chapon 
(CHAPON, 2011: 86). 
Fue tal la complejidad técnica y la perfección en la práctica de la momificación, que 
hoy en día aún tenemos momias con más de 4.000 años de antigüedad. Todo esto que 
explicamos tiene un origen, y lo encontramos precisamente durante la etapa predinástica. 
Las primeras momias22 conocidas se corresponden con la tipología de “momia natural 
intencionada”, aquellas en las que la intervención humana se limita a la deposición del 
cuerpo en el entorno (PARRA, 2010: 59-63). Como hemos mencionado anteriormente, 
en el caso del territorio egipcio, es la escasa humedad y las cualidades secantes de la arena 
del desierto los responsables de este tipo de momificación. Es necesario distinguir estas 
momificaciones de las artificiales (realizadas directamente por el hombre), aunque sus 
orígenes no están muy claros. Por ejemplo, J. Jones sostiene que el inicio de esta tipología 
de momificación se encuentra en la cultura badariense, donde se enterraban cuerpos 
vendados con lino empapado en resina. (JONES, 2002: 13, en PARRA, 2010: 59-63). 
 
 
22 (Definida en Parra, (2010): “cuerpo humano o animal que, de forma natural o artificial, ha conseguido 
evitar todos los fenómenos de descomposición cadavérica que sobrevienen tras la muerte y conserva una 
apariencia física perfectamente reconocible”, p. 62. 
42 
 
Además de la resina, para proteger el cuerpo se utilizaban diversos tipos de 
envoltura: esteras, pieles de animales (sobre todo, cabras y gacelas), o telas. Durante el 
Nagadiense se extenderá el uso de ataúdes de madera. Las primeras evidencias de 
envolturas suceden en el Badariense, y continúa durante Nagada I y II (CHAPON, 2011: 
89). Algunas veces, los muertos reposaban la cabeza sobre una almohada de paja o cuero. 
Hay algunos indicios de que se enterraban vestidos con una especie de sudario de tela o 
un taparrabos de cuero y tela (SHAW, 2000: 78). En cuanto a los ajuares funerarios, existe 
una gran variedad que podemos encontrar en las tumbas: desde vasos, jarras, y paletas 
cosméticas, hasta mazas y objetos de metal, marfil, hueso, piedra… (CAMPAGNO, 2003: 
30–31). 
Es interesante destacar la presencia de ataúdes de barro sin cocer o de madera, aunque 
lo más destacado son los primeros intentos de momificación artificial, con cuerpos 
envueltos en tiras de lino (yacimiento de Adaima23). Continúan siendo abundantes los 
enterramientos individuales, aunque poco a poco se va generalizando la tumba colectiva. 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
23 El yacimiento de Adaïmase encuentra en la ladera oeste del Nilo, a algunos kilómetros al norte de la 
ciudad de Hierakómpolis. La zona fue ocupada desde el Predinástico, y sus excavaciones comenzaron en 
la década de los 90’ del pasado siglo. Actualmente siguen excavándose los Cementerios Este y Oeste 
(RODRÍGUEZ, 2019: 25-26). 
Figura 22 Sepultura de Matty (B362), procedente del cementerio HK43 de Hierakómpolis, 
en dónde se observan las esteras que cubrían el cuerpo (NEKHEM NEWS 17, 2003). (en 
CHAPON, 2011: 88) 
43 
 
Los arqueólogos se dieron cuenta de este fenómeno de desecación cuando 
encontraron las primeras momias, aunque es evidente que los propios egipcios ya lo 
conocían y sabían utilizarlo para sus rituales. (RENFREW y BAHN, 2013: 64). Estas 
prácticas empleadas para conservar un cuerpo es lo que conocemos como 
“momificación”. El mejor testimonio escrito acerca de estos procesos nos lo dio Heródoto 
en el siglo V a. C, cuando ya la momificación se encontraba en su momento de mayor 
desarrollo y complejidad, aunque entendemos que muchos de estos procesos que el 
historiador griego nos describe eran conocidos desde la etapa prefaraónica (SHAW y 
NICHOLSON, 1995: 241-244). 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
Para finalizar, deberíamos preguntarnos: ¿existía algún modelo de enterramiento? 
La respuesta es sí. El modo de enterramiento es distinto según nos encontremos en el Alto 
Egipto o en el Bajo Egipto. En la primera zona, el muerto se enterraba tumbado sobre su 
lado izquierdo, normalmente en posición fetal, con la cabeza orientada hacia el sur y 
mirando hacia el oeste. Como mencionamos anteriormente, el sur era un punto de 
referencia para los egipcios, debido a que el origen del río Nilo era todavía desconocido, 
y este lugar significaba el inicio de la vida del río que a su vez daba la vida a los cultivos 
y la sociedad egipcia. Otro punto de referencia era el oeste, que representaba la muerte, 
lugar donde moría el sol cada día. Sin embargo, en el Bajo Egipto, los cuerpos se 
Figura 29. Sepultura B432 en el cementerio HK43 de Hierakómpolis. Fuente: 
https://cutt.ly/nOHDizJ 
 
https://cutt.ly/nOHDizJ
44 
 
recostaban sobre el lado derecho y con la cabeza orientada hacia el sureste (con la cara 
hacia el este-noreste). Incluso, la orientación del rostro varía en época dinástica, 
encontrando algunos cuerpos que miran hacia el este, lugar donde sale el Sol. 
(MARTÍNEZ, 2019: 18). En la figura anterior (Fig. 29), observamos un cuerpo recostado 
sobre el lado izquierdo, orientado hacia el sur y con la cabeza girada hacia el oeste: por 
tanto, estamos ante un enterramiento característico del Alto Egipto. 
Estas diferencias entre las dos zonas del Antiguo Egipto podríamos relacionarlas 
con la etapa dinástica. En tiempo faraónicos, el Bajo Egipto se presenta repleto de 
pirámides (que colocaban al enterrado en una posición más elevada al reino de los cielos 
donde mora Ra), mientras que en el Alto Egipto se encuentra el conocido Valle de los 
Reyes, caracterizado por los enterramientos subterráneos (más cercanos al mundo de 
Osiris)24. 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
24 Este párrafo es una hipótesis propia del autor en base al conocimiento previo adquirido en el Grado en 
Historia y el curso “Egiptología” de la Universidad Autónoma de Barcelona, impartido por los profesores 
Josep Cervelló y José Lull. 
45 
 
CONCLUSIONES 
A lo largo de las presentes páginas hemos intentado abarcar, de un modo sintético, 
las principales características de las necrópolis estudiadas de la cultura de Nagada. Este 
estudio podría ampliarse, y concretarse de un modo más específico para la realización de 
un TFM, e incluso se le podría dedicar una tesis doctoral, por ejemplo, al análisis de cada 
una de las tumbas que hemos visto en la tabla del cementerio HK6 de Hierakómpolis 
(Figura 25). Con este trabajo podemos entender: qué es el mundo predinástico en el Alto 
Egipto; cuáles son las características de la cultura más influyente para la época tinita (el 
Nagadiense); las investigaciones llevadas a cabo desde su descubrimiento por Petrie hasta 
la actualidad; y los principales yacimientos arqueológicos que tenemos sobre ella, así 
como gran información sobre su medio natural y su cultura material. 
 Como breve síntesis de todo el contenido recogido en este trabajo, diremos que la 
cultura de Nagada se extiende cronológicamente (según las sequence dates de Flinders 
Petrie a comienzos del siglo XX) desde el 4.000 a. C. al 3.100 a. C., aproximadamente. 
No se conoce si surge de forma autónoma o evoluciona desde otra cultura desarrollada en 
un territorio muy próximo: la cultura badariense. El período nagadiense nos ha legado 
una rica documentación arqueológica y gran cantidad de información sobre el territorio 
egipcio. En sus cerámicas encontramos representados animales y plantas, que parecen 
tener un significado simbólico, aunque nos aportan también información sobre la 
vegetación y la fauna de la época. En sus tumbas aparecen objetos de lujo, industria lítica, 
cerámicas, así como otros enseres elaborados en marfil o hueso, y que nos permiten 
conocer el desarrollo tecnológico alcanzado. Igualmente, las características constructivas 
de las tumbas, el ritual practicado a los cadáveres, nos informan sobre su pensamiento 
sobre la muerte. Todo ello queda recogido en las necrópolis, muy importantes para el 
conocimiento del mundo religioso y funerario de los antiguos egipcios y, para nosotros 
como historiadores, una rica fuente de información para conocer mejor a esta cultura que 
constituye la base de la civilización egipcia y que con la guerra de unificación llevada a 
cabo por el rey Narmer, concluirá esta etapa predinástica y dará lugar a la época conocida 
como tinita. 
 
 
 
46 
 
Tras la lectura de los documentos bibliográficos utilizados para este Trabajo Fin de 
Grado, hemos echado en falta las menciones a las características antropológicas de los 
individuos localizados en las necrópolis. No nos referimos a trabajos específicos o 
monográficos sobre este tema, ya que su inclusión en este trabajo hubiese sido excesiva. 
Sin embargo, creemos que estos aspectos son tan importantes que nos extraña que los 
autores los hayan omitido. 
Para el conocimiento de estas poblaciones tan antiguas, y de las cuales no tenemos 
documentación escrita que nos pueda ayudar a conocer los aspectos que la definían, los 
estudios antropológicos de los cuerpos se hacen fundamentales en la labor 
multidisciplinar del historiador. Citaremos algunos ejemplos de la información que puede 
aportarnos el análisis antropológico de un cuerpo: con los dientes podemos conocer la 
dieta que llevaba y también el último alimento que consumió antes de morir; analizando 
los huesos podemos saber si padecieron alguna enfermedad ósea, o si sufrieron alguna 
fractura (y en caso de una fractura letal, el motivo del fallecimiento); en función del 
estudio de algunas partes concretas del esqueleto (como la cadera o, en algunos casos, el 
hueso llamado apófisis mastoide), podemos saber el género del fallecido, y en función 
del tamaño de los huesos, la edad aproximada. Toda esta información no la hemos 
encontrado es los trabajos consultados. 
A modo de conclusión de este Trabajo Fin de Grado, nos gustaría remarcar una serie 
de apreciaciones acerca de la cultura de Nagada. En primer lugar, consideramos que el 
tema es muy poco conocido, y cuenta con una información muy diversificada. Sería 
interesante que existiera un trabajo que explicara de manera extendida el mundo 
predinástico, que creemos importante para entender las bases de las etapas históricas de 
Egipto. En segundo lugar, consideramos que debería realizarse una revisión sobre la 
cronología del período nagadiense, debido a que no ha sido modificada desde la 
aportación de Petrie (solo unos someros cambios), y con las evolucionadas técnicas que 
tenemos hoy en

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