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Arte y memoriA indígenA de méxicoii iii
Carrusel, Alfonso Martínez Estanislao, 2005. 
Cultura Nahua. 
Temalacatzingo, Olinalá, Guerrero. 
Madera tallada y laqueada. 
54 x 34 cm. 
Colección ĈĉĎ: Núm. inv. 17502.
Foto: Jorge Moreno Cárdenas.
A R T E
 
M E M O R I A
I N D Í G E N A D E 
M É X I C O
Arte y memoriA indígenA de méxicoiv v
Primera edición, 2014
D.R. © 2014 Comisión Nacional para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas
Av. México Coyoacán 343, Colonia Xoco, Delegación Benito Juárez, 
C.P. 03330, México, D.F. 
www.cdi.gob.mx
ISBN: 978-607-718-035-7 Arte y memoria indígena de México: El Acervo de Arte Indígena de 
la Comisión Nacional para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas.
Fotografías: Fototeca “Nacho López”
Diseño editorial: Pragmática Estudio
Dirección de arte: Clay Gibson | Cheryl Santos
Impreso y hecho en México
Queda prohibida la reproducción parcial o total del contenido de la presente obra, sin contar 
previamente con la autorización de los titulares, en términos de la Ley Federal del Derecho de Autor 
y, en su caso, de los tratados internacionales aplicables. La persona que infrinja esta disposición se 
hará acreedora a las sanciones legales correspondientes.
 CDI
 745.5
 C65a
México. Comisión Nacional para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas
 Arte y memoria indígena de México: El Acervo de Arte Indígena de la Comisión Nacional para el Desarrollo de los 
Pueblos Indígenas. / Comisión Nacional para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas ; textos de Sol Rubín de la Borbolla, 
Alejandro de Ávila Blomberg y Octavio Murillo Alvarez de la Cadena. -- México : CDI, 2014.
253 p. : Fotografías
Incluye bibliografía
ISBN: 978-607-718-035-7
1. ARTE INDÍGENA – MÉXICO - FOTOGRAFÍAS 2. MUSEO NACIONAL DE ARTES E INDUSTRIAS 
POPULARES – CREACIÓN, ESTRUCTURA, FUNCIONES 3. ARTE INDÍGENA 4. ARTE POPULAR 5. ACERVO 
DE ARTE INDÍGENA - CREACIÓN, ESTRUCTURA, FUNCIONES 6. TEXTILES COMO FUENTES DE 
INFORMACIÓN I. Rubín de la Borbolla, Sol, texto I. Ávila Blomberg, Alejandro de, texto II. Murillo Alvarez de 
la Cadena, Octavio, texto III. t.
A R T E
 
M EM O R I A
I N D Í G E N A D E 
M É X I C O
El Acervo de Arte Indígena de la Comisión Nacional 
para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas 
Arte y memoriA indígenA de méxicovi vii
Comisión Nacional para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas
Nuvia Mayorga Delgado
Directora General 
Pablo Uribe Fuentes
Coordinador de Asesores
Víctor Manuel Rojo Leyva
Director Ejecutivo de Investigación
Octavio Murillo Alvarez de la Cadena
Subdirector de Conservación y Resguardo
Coatí, hacia 1970. 
Cultura Huasteca. 
Tanute, Aquismón, San Luis Potosí. 
Barro modelado y engobado con óxido de hierro. 
12 x 23 x 10 cm. 
Colección ĈĉĎ: Núm. inv. 5050. 
Foto: Michel Zabé.
INTRODUCCIÓN
PRESENTACIÓN 10
20
30
70
Nuvia Mayorga Delgado
EL MUSEO NACIONAL 
DE ARTES E INDUSTRIAS POPULARES
LA FAJA DE JOSEFA BANDALA 
Y EL RETRATO DEL “TURCO”: 
TESTIMONIOS DEL AAI PARA REPENSAR 
LA HISTORIA CULTURAL DE MÉXICO
UNA HISTORIA
EN CONSTRUCCIÓN: 
EL ACERVO DE ARTE DE LA CDI
A MANERA DE CONCLUSIÓN
Alejandro de Ávila Blomberg
Sol Rubín de la Borbolla
Í N D I C E
Octavio Murillo Alvarez de la Cadena
196
248
BIBLIOGRAFÍA 252
Arte y memoriA indígenA de méxico8 9
Plato, hacia 1950. 
Coroneo, Guanajuato, o Esteban 
Valdez (Atr.), Cultura Otomí, 
Rancho Las Flores, Presa Allende, 
Allende, Guanajuato. 
Barro moldeado, decorado con 
óxido de hierro y vidriado. 
6 x 27 cm. 
Colección CDI: Núm. inv. 15801. 
Foto: Michel Zabé.
Arte y memoriA indígenA de méxico10 11
Por Nuvia Mayorga Delgado*
PRESENTACIÓN
PREsENtACIóN
*
Directora General de la Comisión Nacional para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas.
Bastón de mando, 2006. 
Cultura Huichol. 
san Andrés Cohamiata, Mezquitic, Jalisco. 
Madera tallada y listones. 
49 x 2 cm. 
Colección CDI: Núm. inv. 17945. 
Foto: Jorge Moreno Cárdenas.
Los Pueblos Indígenas de México son excepcionalmente diversos y heterogéneos, sus culturas son dinámicas y representan una invaluable 
riqueza nacional, sólo comparable con la multiplicidad de entornos naturales en 
que habitan. En nuestro país coexisten más de 60 Pueblos Indígenas, cada uno 
con diferentes identidades, maneras de ver el mundo, de pensar, de comunicarse 
y de expresarse; hoy en día, representan más del once por ciento de la población 
mexicana, se adaptan a los cambios globales y entablan un nuevo diálogo con 
todos los sectores de la sociedad actual.
México es un país pluricultural sustentado originalmente en sus Pueblos 
Indígenas: Así define a nuestra nación la Constitución Política de los Estados 
Unidos Mexicanos, es por ello que una de las metas primordiales del Gobierno de 
la República es promover la construcción de un México Incluyente, para ello pone 
en marcha el Plan Nacional de Desarrollo 2013-2018, cuyo objetivo en palabras 
del Presidente de la República, Enrique Peña Nieto, consiste en “hacer realidad 
un país donde se garantice el ejercicio efectivo de los derechos sociales y donde el 
ciudadano sea un agente de cambio, protagonista de su propia superación a través 
de su organización y participación activa”. 
En México, sea en las ciudades o en el campo, la diversidad se manifiesta siempre 
y en todo: Se hablan 68 lenguas indígenas con 364 variantes; cada cultura posee un 
complejo sistema de conocimientos y tradiciones, y existe una enorme variedad 
de expresiones artísticas que, a lo largo del tiempo, han sido objeto de distintas 
valoraciones. Las manifestaciones tangibles de las culturas no han escapado al afán 
de coleccionarlas y conservarlas como parte de la memoria de la humanidad.
El Instituto Nacional Indigenista (INI), creado en 1948, y posteriormente la 
Comisión Nacional para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas (CDI) creada en 
2003, han sido los responsables de documentar a los Pueblos Indígenas mediante 
la conformación de una de las colecciones etnográficas más importantes a nivel 
mundial: El Acervo de Arte Indígena (AAI). Este Acervo, conformado en el 
desaparecido Museo Nacional de Artes e Industrias Populares (MNAIP), es en la 
actualidad un extraordinario testimonio de la historia, las concepciones estéticas, 
las tecnologías, la vida cotidiana y ritual de los Pueblos Indígenas de México, así 
como de las políticas públicas ejercidas alrededor de ellos. Pese a que la colección 
tuvo, en las postrimerías del siglo XX, un destino que la apartó del imaginario 
colectivo, recientemente se ha ido posicionando como una herramienta importante 
para la difusión de los Pueblos Indígenas en exposiciones de museos de varias 
entidades públicas y en el reciente Museo Indígena.
Arte y memoriA indígenA de méxico12 13tR ADICIONEs y COLECCIONEs DE ARtEsANíAs EN MéxICO
Calavera Rey, Wenceslao Rivas, hacia 1980. 
toluca de Lerdo, Estado de México. 
Pasta de azúcar coloreada, con aplicaciones 
de papel metálico y lentejuelas. 
30 x 31 cm. 
Colección CDI: Núm. inv. 10718. 
Foto: Michel Zabé.
No obstante, es prioritario para el Gobierno del Presidente Enrique Peña Nieto 
difundir la riqueza nacional hacia grupos más extensos de la población, fomentar 
la valoración de los Pueblos Indígenas por parte de la sociedad en su conjunto y 
promover el respeto por las manifestaciones de las culturas originarias de nuestro 
territorio. Por ello el presente libro, además de constituir un reconocimiento al 
quehacer artístico de los Pueblos Indígenas de México, tiene como objetivos hacer 
más visible su patrimonio cultural, compartir el Acervo de Arte Indígena con públicos 
diversos a través de un atractivo discurso visual, analizar las posturas institucionales 
históricas y contemporáneas ante las expresiones culturales indígenas, recuperar 
parte de la historia del Acervo y difundir la función social del mismo.
Los textos, enriqueciendo el discurso de más de un centenar de espléndidas 
imágenes, contribuyen a describir la importanciade la colección, en su calidad 
de testimonio histórico, etnográfico, artístico e iconográfico, con el propósito de 
revalorarlo para su mejor aprovechamiento en el futuro.
El Plan Nacional de Desarrollo 2013- 2018 pone un acento especial en la atención 
a las problemáticas y necesidades de los Pueblos Indígenas de México, así como al 
fortalecimiento de sus potencialidades y características particulares con el propósito 
de que estos pueblos se desarrollen acorde a las realidades actuales de la nación y 
el mundo, y sin perder sus distintivos culturales alcancen los niveles de bienestar, 
crecimiento socioeconómico y ejercicio de sus derechos plenos que les permitan 
transitar a una mejor calidad de vida. 
Como parte de las líneas de acción encaminadas a ampliar el acceso a la cultura 
como medio para la formación de los ciudadanos y a proteger y preservar el 
patrimonio cultural nacional, propone : “Reconocer, valorar, promover y difundir 
las culturas indígenas vivas en todas sus expresiones y como parte esencial de la 
identidad y la cultura nacionales”.
Arte y memoriA indígenA de méxico14 15PREsENtACIóN
Consciente de la realidad que enfrentan 
actualmente los indígenas, quienes 
permanecen mayoritariamente excluidos de 
las oportunidades de desarrollo (Las cifras 
son contundentes al respecto, ocho de cada 
diez indígenas mexicanos son pobres y la 
mitad de ellos se encuentran en situación 
de pobreza extrema), y con el propósito 
de revertir esta situación de injusticia, el 
Presidente Enrique Peña Nieto, en el mensaje 
inicial del Programa Especial de los Pueblos 
Indígenas 2014- 2018 manifiesta:
Bule, Cayetano Martínez de Jesús, 2004. 
Cultura Nahua. 
temalacatzingo, Olinalá, Guerrero. 
Calabazo laqueado. 
35 x 24 cm. 
Colección CDI: Núm. inv. 17069. 
Foto: Jaime Hernández Gaspar.
“Existe el firme compromiso de la Presidencia de la República de apoyar a las comunidades 
indígenas de todo el país, para que participen del desarrollo y contribuyan vitalmente al 
progreso de México. En este sentido, el Ejecutivo Federal impulsa políticas públicas que 
respetan los derechos y la identidad cultural de los Pueblos Indígenas. 
El Gobierno de la República no desistirá de su empeño de llevar servicios y garantizar los 
derechos de las comunidades indígenas. El reto es trabajar conjuntamente en la superación 
de las dificultades y lograr mejorar las condiciones en que viven los indígenas mexicanos.
Sabemos que sólo el trabajo conjunto y luchando codo a codo con la sociedad, con 
las comunidades, podremos superar este tipo de problemas y ofrecer a los pueblos y 
comunidades indígenas el respeto y el trato que merecen. 
Es un compromiso presidencial y personal lograr que los pueblos y comunidades 
indígenas vivan en condiciones sociales y económicas dignas, dentro de un marco de 
igualdad y respeto intercultural. 
Exigiré, en el ámbito de mi responsabilidad que todas las políticas públicas y acciones 
del Gobierno Federal respeten los derechos de la población indígena, su identidad, 
cultura y lenguas. 
Que se reconozca y asuma que para el Gobierno de la República es prioritario que 
la participación activa de la población indígena sea un principio de actuación del 
Estado Mexicano”.
La Comisión Nacional para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas (CDI), tiene la 
responsabilidad de orientar, coordinar, impulsar, apoyar, fomentar, dar seguimiento y 
evaluar eficazmente las políticas, los programas, los proyectos, las estrategias y acciones 
encaminados a la promoción del desarrollo integral y sustentable de los pueblos y 
comunidades indígenas. Así hemos trabajado, con gran voluntad y con la firme convicción 
de que nuestros esfuerzos y dedicación contribuirán a alcanzar las metas propuestas por 
el Gobierno Federal para el presente sexenio. Con esta base y como consecuencia de un 
ejercicio de consulta y validación de nuestro Consejo Consultivo, se definió para el periodo 
2014-2018 una estrategia de trabajo que contempla los cinco ejes estratégicos de atención 
que aquí presento:
Derechos Indígenas y acceso a la Justicia, impulsando la armonización legislativa y el apoyo 
legal a indígenas encarcelados;
Desarrollo Social, a través del cual se dotará de más y mejor infraestructura básica a las 
comunidades y hogares indígenas, además de atender las necesidades de salud y educación; 
Desarrollo Económico, el cual considera la promoción de fuentes de ingreso monetario y no 
monetario para las comunidades y familias indígenas; 
Participación de la sociedad indígena y coordinación intergubernamental, para la 
planeación y gestión del desarrollo de los Pueblos Indígenas.
En relación directa con los temas concernientes al patrimonio cultural y a la 
publicación y contenido de la presente edición destaca: 
Un gran eje transversal de preservación y promoción de las culturas indígenas y sus formas 
tradicionales de organización y participación.
Arte y memoriA indígenA de méxico16 17
Nasa (Trampa para pesca), hacia 1950. 
Cultura Otomí. 
Hidalgo. 
Carrizo tejido a mano y cuero. 
71 x 11 cm. 
Colección CDI: Núm. inv. 4092. 
Foto: Michel Zabé.
Considerando que es una prioridad nacional 
revalorar las culturas indígenas con todo su potencial, 
y que se precisa emprender acciones que implican 
redefinir las categorías de valor sobre la producción 
artesanal indígena, fomentar la concurrencia de 
los pueblos para el fortalecimiento de su propio 
patrimonio, contribuir a la conservación y fomento 
de las expresiones culturales tangibles y difundir a 
la sociedad en general la grandeza que representa la 
diversidad cultural de México; durante estos casi dos 
años de administración, hemos puesto especial interés 
en hacer accesible a grandes públicos la riqueza que 
representan las culturas indígenas, y a la vez hemos 
replanteado los alcances de las acciones museológicas 
institucionales. Lo anterior con la finalidad de 
concebir y posicionar a la cultura como un medio para 
la formación integral de los ciudadanos y de preservar 
y fortalecer la de los Pueblos Indígenas al reconocer su 
carácter de patrimonio nacional. 
En ese sentido, se ha logrado en este corto periodo 
una amplia difusión del patrimonio artístico y cultural 
que la Comisión Nacional para el Desarrollo de los 
Pueblos Indígenas tiene bajo su resguardo en el Acervo 
de Arte Indígena, a través de dos acciones: Los préstamos 
de piezas que se integran a diversas exposiciones 
temporales y el montaje y exhibición de museografías 
propias de esta Comisión, dentro de las que destaca la 
exposición itinerante “Norte infinito: Pueblos Indígenas 
en movimiento” montada en el Museo Nacional de 
Historia Castillo de Chapultepec en febrero de 2014.
Con la perspectiva de combinar las exposiciones 
museográficas con la venta artesanal que beneficie 
directamente a las organizaciones indígenas, 
promovimos en 2014, en coordinación con Petróleos 
Mexicanos (PEMEX), un ciclo de cinco exposiciones 
especiales y diez expo-ventas en sus instalaciones de 
la Avenida Marina Nacional en el Distrito Federal. Este 
innovador concepto se gestó por vez primera durante 
la II Cumbre Continental de Comunicación Indígena 
celebrada en Santa María Tlahuitoltepec, Oaxaca, en 
octubre de 2013. Para esa ocasión se diseñó y produjo 
el Pabellón de la Cultura, que se instaló en un área 
rural de difícil acceso; el gran acierto consistió en 
llevar un recinto museográfico a personas que nunca 
antes lo habían visto.
En el Museo Indígena, ubicado en la Antigua Aduana 
de Peralvillo en la colonia Morelos de la Ciudad de 
México, se presentó la exposición “México artístico: 
La diversidad cultural indígena”, que concluyó en 
julio de 2013, integrada con 160 piezas del Acervo de 
Arte Indígena; y se exhiben actualmente “Pueblos sin 
fronteras: Mayas en el sur de México”, inaugurada en 
mayo de 2014, conformada por 55 piezas, y “Norte 
infinito: Pueblos Indígenas en movimiento”,abierta al 
público en agosto de 2014 y constituida por 207 piezas.
Las acciones citadas constituyen algunos de los 
mayores logros en lo que va del presente gobierno, 
y perfilan la proyección que tendrá el Acervo de 
Arte Indígena y sus productos derivados en el futuro 
como puente de diálogo entre las culturas indígenas 
y la sociedad nacional.
Sea esta publicación un recurso para contrarrestar 
los procesos de debilitamiento de las tradiciones 
culturales que experimentan los Pueblos Indígenas 
en virtud del deterioro del tejido social, de los 
procesos de transculturización y de las condiciones 
adversas del día a día. Sirva también para que los 
propios pueblos conozcan el trabajo de la Comisión 
Nacional para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas 
para ampliar el ejercicio de sus derechos culturales, 
preservar y fortalecer las artes indígenas, y para que 
estén en condiciones de rescatar y reproducir diseños 
y técnicas que ya han desaparecido. Ofrezcamos, 
con este libro, un reconocimiento a los artesanos y 
las artesanas indígenas de nuestro país que día con 
día tejen, bordan, construyen y reconstruyen su 
identidad, lo que los hace únicos y diferentes, lo que 
los engrandece y los dignifica. Celebremos, pues, la 
magnificencia y la diversidad artística y artesanal de 
los Pueblos Indígenas de México.
Estamos comprometidos en continuar apoyando 
e impulsando los mecanismos que permitan el 
acceso a la cultura para todos los mexicanos y el 
desarrollo integral de los Pueblos Indígenas, para 
así cumplir con los grandes objetivos nacionales 
que nos hemos propuesto.
PREsENtACIóN
Arte y memoriA indígenA de méxico18 19
Xicalpextle, siglo xIx. 
Cultura Purépecha. 
Uruapan, Michoacán. 
Calabazo maqueado. 
17 x 47 cm. 
Colección CDI: Núm. inv. 291. 
Foto: Michel Zabé.
Arte y memoriA indígenA de méxico20 21INtRODUCCIóN
La formación del mundo, José Benítez sánchez (†), 2001. 
Cultura Huichol. 
san sebastián teponahuaxtlán, Mezquitic, Jalisco. 
Estambre adherido con cera de Campeche sobre tabla. 
135 x 135 cm. 
Colección CDI: Núm. inv. 16485. 
Foto: Michel Zabé.
INTRODUCCIÓN El arte que se ha creado en México desde la época prehispánica se caracteriza por su diversidad, riqueza y complejidad, atributos que son resultado del 
florecimiento de las civilizaciones del México antiguo, su confluencia con las 
tradiciones culturales europeas, africanas y asiáticas, y el influjo de los cambios 
globales contemporáneos. Las artes de los Pueblos Indígenas son la expresión más 
significativa de estos procesos.
La pluralidad de objetos de uso cotidiano, ritual y ornamental que conforma el 
patrimonio artístico de los Pueblos Indígenas de México es expresión tangible de 
los saberes, experiencias, valores y anhelos que, históricamente, han caracterizado 
a sus culturas. En consecuencia, estos objetos constituyen una síntesis de los 
conocimientos acumulados por la sociedad en la que se producen, responden 
a contextos marcados por necesidades específicas y contienen, por lo tanto, 
información invaluable sobre las colectividades que les dieron origen. 
Al integrarse en una colección y redefinirse como bienes culturales, los objetos 
artesanales indígenas adquieren un valor adicional como obras artísticas y como 
documentos, es decir, como testimonios que, clasificados y puestos a disposición 
del público, permiten construir nuevos conocimientos y generar experiencias 
estéticas individuales. En este sentido, el Acervo de Arte Indígena (AAI) de la 
Comisión Nacional para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas (CDI), es una de 
las colecciones etnográficas más representativas de México a nivel mundial, que 
resguarda más de 20 mil piezas que documentan el patrimonio de los Pueblos 
Indígenas desde el siglo XVII1 hasta la actualidad.
El actual Acervo de Arte Indígena de la Comisión Nacional para el Desarrollo 
de los Pueblos Indígenas, se formó en el extinto Museo Nacional de Artes e 
Industrias Populares (MNAIP) del entonces Instituto Nacional Indigenista 
(INI), por medio de convenios institucionales, donaciones, adquisición de 
colecciones particulares, concursos de arte popular, investigaciones y proyectos 
de documentación. A lo largo de sus casi cincuenta años de trayectoria (1951-
1998) ocupando el Ex Templo de Corpus Christi, frente a la Alameda Central de 
la Ciudad de México, este Museo se consolidó como la referencia fundamental 
para la protección y fomento de las artes indígenas y populares. El MNAIP fue, 
además, un espacio que contribuyó de manera sustancial al desarrollo de la 
museografía mexicana, proceso encabezado por Daniel Rubín de la Borbolla y 
Alfonso Soto Soria. La fundación del Museo, impulsada por destacados personajes 
de la política y la cultura de la época, representó también una encarnación de los 
principios del nacionalismo posrevolucionario.
1
La pieza fechada más 
antigua del Acervo de Arte 
Indígena es un camarín 
de laca del siglo xVII. 
Posiblemente existan piezas 
más antiguas, aunque sin 
fechar.
Arte y memoriA indígenA de méxico22 23
La desaparición del MNAIP provocó que su acervo perdiera la presencia social que había tenido hasta entonces 
y sólo permaneciera en la memoria de especialistas y de su propio personal. La ausencia del museo en el imaginario 
colectivo abrió camino a la construcción de nuevos discursos que, al orientarse hacia la reivindicación individual 
de los creadores, han opacado la concepción del arte popular como expresión colectiva de culturas dinámicas. En 
contraparte, la Comisión Nacional para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas ha generado líneas de trabajo que 
consideran a la cultura como un eje estratégico en torno al cual también debe articularse el desarrollo integral de 
los pueblos y las comunidades indígenas.
En el Plan Nacional de Desarrollo 2013- 2018 se propone un conjunto de metas nacionales para llevar a 
México a su máximo potencial, dos de ellas, México Incluyente y México con Educación de Calidad, contemplan 
objetivos, estrategias y líneas de acción que atienden directamente a los Pueblos Indígenas Mexicanos. 
Caballito para ofrenda de 
difuntos, hacia 1950. 
Cultura Nahua. 
teloloapan, Guerrero. 
Zacatón tejido a mano. 
19 x 14 x 2 cm. 
Colección CDI: Núm. inv. 6800. 
Foto: Jaime Hernández Gaspar.
En el objetivo 2.2 del Plan Nacional se propone: “Transitar 
hacia una sociedad equitativa e incluyente” y se formula la 
siguiente estrategia: “Fomentar el bienestar de los pueblos y 
comunidades indígenas, fortaleciendo su proceso de desarrollo 
social y económico, respetando las manifestaciones de su 
cultura y el ejercicio de sus derechos”; dicha estrategia deviene 
en un conjunto de líneas de acción que abordan distintos 
aspectos, entre las que destacan, para el tema que nos ocupa: 
• Desarrollar mecanismos para que la acción pública dirigida a la 
atención de la población indígena sea culturalmente pertinente.
• Impulsar la armonización del marco jurídico nacional en 
materia de derechos indígenas, así como el reconocimiento y 
protección de su patrimonio y riqueza cultural, con el objetivo 
de asegurar el ejercicio de los derechos de las comunidades y 
Pueblos Indígenas.
• Fomentar la participación de las comunidades y Pueblos 
Indígenas en la planeación y gestión de su propio desarrollo 
comunitario, asegurando el respeto a sus derechos y formas 
de vida.
• Promover el desarrollo económico de los pueblos y 
comunidades indígenas, a través de la implementación de 
acciones orientadas a la capacitación, desarrollo de proyectos 
productivos y la comercialización de los productos generados 
que vaya en línea con su cultura y valores.
El objetivo 3.3 propone: “Ampliar el acceso a la cultura como un medio para la 
formación integral de los ciudadanos”, y destacan como parte de sus estrategias y 
líneas de acción las siguientes premisas:
Proteger y preservar el patrimonio cultural nacional.
• Reconocer,valorar, promover y difundir las culturas indígenas vivas en todas sus 
expresiones y como parte esencial de la identidad y la cultura nacionales.
Fomentar el desarrollo cultural del país a través del apoyo a industrias culturales y 
vinculando la inversión en cultura con otras actividades productivas.
• Estimular la producción artesanal y favorecer su organización a través de 
pequeñas y medianas empresas.
En el Programa Especial de los Pueblos Indígenas para el período 2014- 2018, se 
dan a conocer los cinco ejes estratégicos de atención enunciados en la Presentación 
de este libro, y se propone una estrategia clave en materia de cultura: “Promover 
acciones orientadas a la preservación, desarrollo y difusión de las expresiones 
artísticas y culturales de los pueblos y comunidades indígenas”; para ello se definen 
un conjunto de líneas de acción entre las que destacan:
• Difundir el patrimonio cultural de los pueblos y comunidades indígenas, en 
especial de sus expresiones históricas, artísticas y sus conocimientos tradicionales.
• Impulsar programas de trabajo conjuntos en materia de reproducción, rescate, 
resignificación y difusión del patrimonio cultural indígena.
• Fortalecer los mecanismos de registro, protección, recuperación y preservación 
del patrimonio y riqueza cultural de los pueblos y comunidades indígenas.
• Impulsar acciones para la resignificación de las culturas en zonas metropolitanas.
En este contexto, la publicación de esta obra se ciñe a los postulados del Plan 
Nacional de Desarrollo 2013- 2018 y a los objetivos, estrategias y líneas de acción 
del Programa Especial de los Pueblos Indígenas 2014- 2018, asimismo pone en 
evidencia la relevancia social del Acervo de Arte Indígena como testigo del arte y 
la memoria de los Pueblos Indígenas. A través de sus páginas, este libro tiende un 
puente que puede restituir los vínculos aparentemente perdidos entre el actual 
acervo y el museo que le dio origen. 
INtRODUCCIóN
Arte y memoriA indígenA de méxico24 25
Olla, Concepción García Calvillo, 2008. 
Cultura Nahua. 
Cachán de santa Cruz, Aquila, Michoacán. 
Barro modelado y decorado con tinte de 
caracol púrpura. 
38 x 36 cm. 
Colección CDI: Núm. inv. 18027. 
Foto: Jaime Hernández Gaspar.
El protagonista del presente documento es el 
Acervo de Arte Indígena, es decir, la colección de 
piezas que conforman este magnífico patrimonio. El 
discurso principal se construye a partir de una atractiva 
secuencia de imágenes que presenta destacados 
ejemplos de esta colección. Los textos enriquecen el 
compendio, dan información que el discurso visual 
no aporta, nos hablan de aspectos importantes 
relativos a la conformación del Acervo, sus etapas de 
construcción, sus impulsores, los artífices, sus piezas y 
una revisión de la situación actual. Se trata de un libro 
que presenta de manera muy sugerente un recorrido 
general por la colección del AAI para que los lectores la 
conozcan, la admiren, se interesen y sorprendan, pero 
también para que comprendan de dónde viene, cómo 
surgió, cómo se conformó. Los ensayos van a potenciar 
el conocimiento, a complementar el recorrido 
visual que ofrece el libro y a despejar dudas. Estas 
cualidades editoriales permiten a los lectores conocer 
la importancia, características, belleza, diversidad y 
riqueza de este Acervo a golpe de vista en un diálogo 
permanente con la palabra escrita.
La publicación también tiene como propósitos 
presentar a las colecciones de arte como una 
herramienta clave para la revaloración de las culturas 
indígenas por los demás sectores de la sociedad nacional 
y fomentar el diálogo intercultural, la inclusión y el 
respeto a las diferencias. La obra contribuye a apuntalar 
la identidad de México como un país pluriétnico y 
multicultural en donde coexisten diferentes formas de 
ser, actuar y pensar, condición que constituye una de 
las principales fortalezas de la Nación. Asimismo, es 
un instrumento para difundir la riqueza cultural de los 
Pueblos Indígenas como elemento fundamental de la 
identidad de los mexicanos.
Además, da cuenta del funcionamiento y usos del 
Acervo en el presente y la proyección que podría tener 
en el futuro para incidir en la conciencia colectiva 
de los mexicanos. Asimismo, esta publicación 
es un testimonio que conmemora el inicio de la 
conformación de las colecciones de la Comisión 
Nacional para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas 
hace poco más de 60 años.
El proyecto editorial se estructuró con una visión 
que permite contrastar el pasado con el presente, es 
decir, contando la historia de la colección a partir de 
los conceptos que dieron origen a la misma, hasta 
la actualidad. Para ello, se invitó a reconocidos 
especialistas que pudieran introducir al lector a 
los temas tratados, exponer la situación actual 
de la artesanía indígena, relatar la importancia 
del Acervo, así como documentar las acciones 
institucionales recientes. Derivado de las visiones 
de los autores, cada uno aborda, desde diferentes 
perspectivas, aspectos generales y particulares 
del arte popular mexicano y del Acervo de Arte 
Indígena; es decir, cada texto es una totalidad en 
sí mismo, diferente del otro, y pueden denotar las 
diversas posturas sobre un mismo asunto.
Arte y memoriA indígenA de méxico26 27
Colcha, hacia 1950. 
tonalá, Chiapas. 
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garza y gallina sobre algodón. 
160 x 140 cm. 
Colección CDI: Núm. inv. 14304. 
Foto: Martha Covarrubias Newton.
La obra inicia con el artículo de Sol Rubín de la Borbolla, quien escribe sobre 
El Museo Nacional de Artes e Industrias Populares y estudia el proceso que 
condujo a la creación del recinto. Especialista en arte popular y patrimonio 
cultural intangible, la autora es también la principal depositaria del legado y la 
documentación del fundador del MNAIP, Daniel Rubín de la Borbolla. En este 
artículo se exponen las condiciones históricas que hicieron posible el surgimiento 
del INI y, años después, la fundación del MNAIP, sus primeros años de operación 
y su importancia en la conformación de políticas públicas sobre el patrimonio 
cultural de los Pueblos Indígenas.
La obra continúa con La faja de Josefa Bandala y el 
retrato del “Turco”: Testimonios del AAI para repensar 
la historia cultural de México, artículo de Alejandro 
de Ávila Blomberg, el título hace alusión a dos piezas 
emblemáticas del Acervo, con este juego de palabras el 
autor abre y cierra la exposición de su ensayo. De Ávila 
revela facetas poco exploradas de la cultura mexicana 
a partir del estudio pormenorizado de algunas piezas 
excepcionales de la colección. El autor, autoridad en 
etnobotánica y textiles, trasciende sus especialidades 
y aborda con rigor y elocuencia una amplia gama de 
temáticas relacionadas con la producción cultural. El 
texto da cuenta de sugerentes hallazgos que aportan las 
claves para reconstruir los vínculos entre circunstancias, 
procesos y acontecimientos aparentemente ajenos, como 
los diseños y las técnicas empleados en la ornamentación 
de textiles, y la gestación de movimientos sociales de 
carácter político y religioso. 
El documento concluye con Una historia en 
construcción: El Acervo de Arte de la CDI, artículo en 
el que Octavio Murillo Alvarez de la Cadena recupera 
parte de la historia reciente del Acervo de Arte 
Indígena desde la desaparición del MNAIP y expone 
las condiciones actuales de operación del AAI. El autor, 
especialista en conservación, responsable del Acervo 
en la última década y curador de las exposiciones de 
la Comisión Nacional para el Desarrollo de los Pueblos 
Indígenas, ofrece una perspectiva generada por el 
trabajo directo con la colección.
Estos contenidos se despliegan mediante un 
innovador trabajo de diseño editorial que trasciende 
la histórica dicotomía entre el arte y la artesanía, y 
que convierte al libro en un objeto artístico en símismo, sin menoscabo de las cualidades estéticas 
de cada una de las piezas fotografiadas en su 
interior. La curaduría de imágenes aproxima al lector 
a la riqueza del patrimonio cultural resguardado 
en el Acervo de Arte Indígena y evidencia valores 
auténticos de la producción artesanal, alejados de 
la espectacularidad y el folclorismo que a menudo 
se asocia con este tipo de expresiones. Las imágenes 
son producto de la sensibilidad y experiencia de 
fotógrafos como Michel Zabé, entre otros, y enfatizan 
los atributos plásticos de las obras. 
Como ya precisamos en líneas anteriores, este 
documento expone la colección del AAI a través de 
un atractivo discurso visual que se complementa y 
enriquece con los textos que lo conforman, las imágenes 
fluyen libremente interactuando con las palabras para 
darnos una visión completa de este extraordinario 
Acervo; sólo en el ensayo de Alejandro de Ávila 
Blomberg, La faja de Josefa Bandala y el retrato del 
“Turco”: Testimonios del AAI para repensar la historia 
cultural de México”, las fotografías seleccionadas se 
corresponden directamente con las emblemáticas piezas 
descritas por el autor. En resumen, la edición invita a 
quien hojea el libro a moverlo, sentirlo y disfrutarlo. 
Como la institución responsable de coordinar 
las políticas públicas para el desarrollo integral de 
los Pueblos Indígenas, la Comisión Nacional para el 
Desarrollo de los Pueblos Indígenas trae a la luz este 
documento dedicado a las colecciones etnográficas 
bajo su resguardo. En esta obra el público se encuentra 
con una colección de la diversidad cultural de México, 
el recuerdo del Museo Nacional de Artes e Industrias 
Populares, el trabajo desarrollado en el Acervo de Arte 
Indígena y el potencial del reciente Museo Indígena 
instalado en la Antigua Aduana de Peralvillo de la 
Ciudad de México —sitio en donde se pueden apreciar 
la mayor parte de las piezas presentadas en el libro—. 
Esta obra surge así como un testimonio tangible de la 
historia y la trascendencia del patrimonio cultural de 
la institución y, sobre todo, del significado que éste 
posee como memoria de todos los mexicanos.
INtRODUCCIóN
Arte y memoriA indígenA de méxico28 29
Laberinto de I'itoi, óscar Velasco, 1997. 
Cultura Pápago. 
Quitovac, General Plutarco Elías Calles, sonora. 
Piedra grabada y pintada con aceites. 
62 x 58 x 8 cm. 
Colección CDI: Núm. inv. 15261. 
Foto: Martha Covarrubias Newton.
Arte y memoriA indígenA de méxico30 31
Antecedentes
La apertura del Museo Nacional de Artes e Industrias Populares el 23 de mayo de 1951, marcó un parte aguas en las políticas públicas y programas cuyos objetivos eran la 
valoración, el rescate y la promoción del arte popular mexicano.
Cuando terminó la fase armada del movimiento social conocido como 
Revolución Mexicana, los artistas, los intelectuales y los maestros participaron 
activamente en la construcción de una Nación moderna donde tuvieran 
cabida los diferentes grupos de la población en las mismas condiciones de 
vida. Bajo esa premisa, la política indigenista buscó incorporar a los Pueblos
Indígenas a los beneficios que el Estado ofrecía en educación, salud, comunicaciones, 
vivienda, electricidad, etc., lo cual se reflejó en la creación de instituciones y organismos 
públicos que ejecutaran tales políticas.
La construcción de la Nación se aceleró en las primeras décadas del siglo XX mediante 
un rápido crecimiento económico; sin embargo, el desarrollo social no se reflejaba de la 
misma manera en ciertos grupos de la población, en especial en los Pueblos Indígenas, a 
pesar de los esfuerzos y presupuestos destinados a ese propósito durante ese periodo. 
Por Sol Rubín de la Borbolla*
*
Centro de Documentación Daniel Rubín de la Borbolla, A.C.
DE ARtEs E 
INDUstRIAs
POPULAREs
EL MUSEO
N A C I O N A L
Como parte del discurso en esta etapa de edificación 
de la Nación se manejaron elementos históricos: El 
glorioso pasado indígena; la guerra de Independencia 
y sus héroes libertarios; la Reforma y la modernización 
que trajo consigo; la población: El mestizaje, la “raza de 
bronce”; la lengua: La enseñanza obligatoria del español 
como lengua única (A pesar de que se tenía conocimiento 
de la existencia de más de 100 lenguas indígenas que en 
aquel momento aún sobrevivían), etcétera.
Entre esos elementos usados por el discurso 
posrevolucionario estuvieron las artes populares por 
ser representativas de la creatividad, el colorido y la 
diversidad de las diferentes regiones de México. 
Este discurso se tradujo en acciones como “[enviar] 
a un grupo de artistas a zonas de producción artesanal 
para que mejoraran las técnicas y los recursos 
estéticos” en 1919, a cargo del Departamento de 
Etnografía del Museo Nacional de Arqueología, 
Historia y Etnología (Cordero, K., 2008).
Con motivo de la celebración del centenario 
de la consumación de la Independencia, en 1921 
el Presidente de la República, General Álvaro 
Obregón, encargó a los artistas Roberto Montenegro 
y Jorge Enciso que organizaran una gran exposición 
a manera de “homenaje oficial del Gobierno de la 
República al ingenio y a la habilidad del pueblo de 
México” (Dr. Atl, 1922: 7) y el Ingeniero Alberto J. 
Pani, Secretario de Relaciones Exteriores, solicitó 
una monografía al pintor Dr. Atl que se publicó 
con el nombre de “Las artes populares en México”, 
en cuya introducción el pintor escribió:
EL MUsEO NACIONAL DE ARtEs 
E INDUstRIAs POPUL AREs
Costal, primera mitad del siglo xx. 
Cultura Cora. santa teresa, Del 
Nayar, Nayarit. 
Algodón hilado a mano y lana teñida 
con añil, tejidos en telar de cintura 
con técnica de tela doble. 
18 x 17 cm. 
Colección CDI: Núm. inv. 7567. 
Foto: Michel Zabé.
Arte y memoriA indígenA de méxico32 33
“En la denominación de artes populares están 
comprendidas todas las manifestaciones del ingenio y 
de la habilidad del pueblo de México —las que tienen 
un carácter puramente artístico y las de carácter 
industrial. Incluyo también en esta denominación las 
producciones literarias y musicales. Las artes y las 
industrias encerradas dentro de este título no son todas 
rigurosamente autóctonas, pero el sentimiento popular 
les ha impreso a las importadas un sello muy peculiar, 
específicamente mexicano.” (Dr. Atl, 1922: 11).
Cesto, hacia 1960. 
¿Cultura Matlatzinca? 
santa Ana tlapaltitlán, toluca de Lerdo, 
Estado de México. 
Palma real teñida con anilinas, tejida a mano 
con técnica de cosido en espiral. 
41 x 24 cm. 
Colección CDI: Núm. inv. 4036. 
Foto: Michel Zabé.
Arte y memoriA indígenA de méxico34 35
Entre 1920 y 1950 se abrieron varios museos 
de artes populares: El Museo de Arte Popular en 
el Palacio de Bellas Artes de la Ciudad de México, 
en 1934, organizado y curado por el pintor 
Roberto Montenegro; el Museo Regional de Artes 
e Industrias Populares de la Ciudad de Pátzcuaro, 
Michoacán, inaugurado en el año 1938; y el Museo 
de Arte Popular de la Ciudad de Toluca, en el 
Estado de México, inaugurado por el Gobernador 
Isidro Fabela en 1944. En todos ellos se destacaban 
la belleza, los materiales, la tradición y la variedad 
de los objetos.
También se organizaron diversas exposiciones 
como la de 1930, exhibida primero en la Secretaría 
de la Economía Nacional en la Ciudad de México 
y después en Los Ángeles, California, promovida 
por Alfonso Caso con la colaboración de artistas 
y personalidades como Diego Rivera, Adolfo Best 
Maugard, Miguel Covarrubias, Xavier Guerrero, 
Carlos Mérida, Emilio Amero, Vicente Lombardo 
Toledano, Juan Samaniego (Puebla), Ixca Farías 
(Guadalajara), entre otros, además de Roberto 
Montenegro y Jorge Enciso (Caso, 1950).
En 1940, en el Museo de Arte Moderno de Nueva York 
se exhibió la tan importante exposición “20 Siglos de Arte 
Mexicano”, en cuya introducción de su catálogo se leía:
“Por primera vez en la historia de las exposiciones 
de arte se reúne en unmismo edificio una colección 
orgánica y representativa del arte mexicano desde 
las culturas arcaicas hasta las últimas escuelas 
de pintura. La exposición está dividida en cuatro 
secciones. La primera corresponde al arte prehistórico 
y ha sido formada por el doctor Alfonso Caso, Director 
del Instituto Nacional de Antropología e Historia y 
autoridad internacional en el campo de la arqueología 
mexicana. La segunda comprende el arte colonial 
y ha estado a cargo del profesor Manuel Toussaint, 
Director del Instituto de Investigaciones Estéticas de la 
Universidad Nacional de México, cuyo conocimiento 
en la materia nadie supera. La tercera comprende las 
artes populares y ha sido organizada por el distinguido 
pintor Don Roberto Montenegro, que fue Director del 
primer Museo de Arte Popular fundado en México en 
1934. La cuarta sección corresponde al arte moderno y 
ha estado a cargo de Don Miguel Covarrubias, famoso 
caricaturista y pintor que ha vivido sinceramente las 
inquietudes de nuestro tiempo” (Castro Leal, 1940).
Desgranador de maíz, hacia 1960. 
Cultura Mazahua. 
Estado de México. 
Olotes y alambre. 
14 x 51 cm. 
Colección CDI: Núm. inv. 3911. 
Foto: Michel Zabé.
“Imposible sería enumerar cada una de las formas en 
que el artífice popular expresa su amor por la belleza y su 
natural instinto estético en objetos que no son sólo útiles, sino 
que ostentan a la vez hermosura y gracia. Hay que agregar 
que la pureza de estilo y autenticidad de los objetos que el 
indígena conserva para su particular empleo y uso cotidiano 
se diferencian extraordinariamente de los objetos que van al 
comercio, cuyo nivel decae haciendo de un arte trascendental 
y puro un objeto turístico sin mayor importancia. Nuestras 
artes populares, por sí mismas y en todas las épocas, han 
dado una idea exacta del poderoso instinto artístico del 
pueblo mexicano.” (Montenegro, 1940).
En este mismo catálogo de la exposición, Roberto Montenegro señalaba:
Cruz de la Pasión, posiblemente colonial, 
con intervenciones del siglo xx. 
Cultura Maya. 
tekit, yucatán. 
Madera tallada y policromada al temple sobre 
policromía antigua con hoja de oro. 
102 x 55 x 20 cm. 
Colección CDI: Núm. inv. 5301. 
Foto: Jaime Hernández Gaspar.
EL MUsEO NACIONAL DE ARtEs 
E INDUstRIAs POPUL AREs
Arte y memoriA indígenA de méxico36 37tR ADICIONEs y COLECCIONEs DE ARtEsANíAs DE MéxICO
Tinaja para agua bendita, hacia 1950. 
Cultura Nahua. 
Chililico, Huejutla de Reyes, Hidalgo. 
Barro modelado y decorado con pigmentos. 
22 x 29 cm. 
Colección CDI: Núm. inv. 4696. 
Foto: Michel Zabé.
Arte y memoriA indígenA de méxico38 39
Plato, taller de Miguel Hidalgo y Costilla, hacia 1800. 
san Felipe [torres Mochas], Guanajuato. 
Cerámica mayólica. 
18 x 22 x 4 cm. 
Colección CDI: Núm. inv. 3247. 
Foto: Jaime Hernández Gaspar.
Los Pueblos Indígenas fueron indudablemente una preocupación de los 
gobiernos federales, en especial el que encabezaba el General Lázaro Cárdenas, bajo 
cuyo mandato se creó el Departamento de Asuntos Indígenas. En 1940 se eligió a 
la Ciudad de Pátzcuaro, Michoacán, como sede del Primer Congreso Indigenista 
Interamericano. Como parte del comité organizador, Alfonso Caso y Daniel Rubín 
de la Borbolla, junto con otros participantes, trabajaron para darle presencia a la 
producción artesanal indígena, lo cual se expresó en las siguientes resoluciones y 
recomendaciones adoptadas:
Resolución XIII. Protección de las artes populares indígenas por medio de organismos nacionales:
Proteger las artes populares indígenas, tanto las 
plásticas como las auditivas, porque sus productos 
constituyen exponentes de valor cultural y fuente de 
ingresos para el productor. La protección debe tender a la 
conservación de la autenticidad artística y al mejoramiento 
de la producción y la distribución de las artes populares.
Crear organismos nacionales que tengan suficiente 
autonomía técnica, económica y administrativa 
para la protección y el desarrollo de las artes populares.
Que toda acción oficial que tenga por objeto 
influir de algún modo en la producción del 
arte popular se consulte previamente con el organismo 
nacional creado al efecto.
Se recomienda que el Instituto Indigenista 
Interamericano recopile e intercambie entre los 
países que adopten esta proposición el material informativo 
sobre los proyectos que se formulen y las experiencias que 
se realicen (aprobadas abril 18).
Resolución XIV. Exposición interamericana de muestras de artes populares
El Primer Congreso Indigenista Interamericano, habiendo escuchado las proposiciones en materia de artes populares 
trasmitidas por los delegados de las tribus indígenas Cuna, de Panamá; Mapuche- Araucana, de Chile; Apache, Tewa, 
Hopi, Taos y de Isleta y Santa Clara, de Estados Unidos; y Tzotzil, Tarasca, Huaxteca, Otomí, Mexicana, Mixteca, Zapoteca, 
Mazahua, Tarahumara, Totonaca y Cora, de México, reunidos en sección especial, recomienda:
En razón de ser Panamá el país por cuyo Canal se 
cruzan todas las rutas del mundo, que el Instituto 
Indigenista Interamericano promueva la instalación de una 
exposición interamericana de muestras que exhiba, ante los 
viajeros de todos los países, los artículos de la producción 
artística de los indígenas de América, indicando el puerto 
en que esa exhibición deba establecerse como permanente, o 
resolviendo sobre las ventajas que ofrezca dividirla entre los 
dos puertos extremos del Canal.
Que los gobiernos de los países americanos 
proporcionen los contingentes de exhibición 
para Panamá, a la vez que procuren establecer, en el 
lugar más apropiado de cada uno de ellos, otra exposición 
interamericana que, además de contener los ejemplares 
nacionales, cuente con los de los países americanos de 
población india.
Que se haga una campaña a favor de la mayor 
utilización de los productos indígenas, a fin de que su 
consumo se incorpore a los mercados americanos en proporción 
creciente y permita aumentar los ingresos de los productores y 
ampliar las oportunidades de la oferta a los distintos mercados 
de consumo nacional, sobrepasando la demanda actual de 
uso e intercambio entre los productores, de adquisición por los 
coleccionistas y de compra para recuerdos y regalos.
Que los gobiernos de los países americanos concedan 
exención de derechos arancelarios a favor de los 
artículos producidos por los indígenas; que se intercambien 
o remitan con destino a las exposiciones interamericanas 
propuestas, a reserva de que entre los distintos países se 
convenga un tratamiento especial de exención a favor de 
la importación y la exportación de dichos productos del 
Continente (aprobadas, abril 20). Boletín Indigenista, 1948).
EL MUsEO NACIONAL DE ARtEs 
E INDUstRIAs POPUL AREs
Arte y memoriA indígenA de méxico40 41
Tibor, Balbino Lucano, hacia 1925. 
tlaquepaque, Jalisco. 
Barro torneado, moldeado, decorado con técnica 
de petatillo y vidriado. 
81 x 50 cm. 
Colección CDI: Núm. inv. 8286. 
Foto: Cecilia Ibáñez Rosas.
La celebración de este Congreso dio origen 
al surgimiento de un grupo de importantes 
instituciones como el Instituto Indigenista 
Interamericano y varios de los institutos 
indigenistas nacionales, entre ellos el de 
México, creado en 1948. 
En 1942, Alfonso Caso publicó un 
ensayo titulado “La protección de las artes 
populares” que seguramente sirvió años más 
tarde para la creación del Instituto Nacional 
Indigenista y del Museo Nacional de Artes e 
Industrias Populares.
En ese ensayo, Caso, con una visión más allá 
de la estética, le otorgaba valor económico y 
social al arte popular, señalando la diferencia 
entre arte popular e industrias populares, 
aunque reconociendo que debido: “al buen 
gusto innato del indio o mestizo… algunas veces 
estos productos, puramente utilitarios, tengan 
un sello de originalidad y de simplicidad que 
los transforma en objetos de arte.” (Caso, 1958).
En el mismoartículo diagnosticaba la 
problemática principal de la producción 
artesanal:
Máscara de Caporal para danza de Negritos, 
hacia 1920. 
Cultura totonaca. 
Papantla de Olarte, Papantla, Veracruz. 
Madera de cedro tallada. 
18 x 12 x 10 cm. 
Colección CDI: Núm. inv. 1241. 
Foto: Jaime Hernández Gaspar.
EL MUsEO NACIONAL DE ARtEs 
E INDUstRIAs POPUL AREs
Arte y memoriA indígenA de méxico42 43
“La gran corriente de turismo que se dirige actualmente 
hacia México, en virtud de estar prácticamente cerrados 
los países europeos y determinada también por la baja 
de nuestra moneda, señala para las artes populares de 
México un auge desde el punto de vista económico, pero 
también un grave peligro de intromisión, dentro del arte 
popular, de ciertos elementos ajenos a él. La demanda 
de los artículos de arte popular puede engendrar, y ya 
lo está haciendo, una producción en gran escala, que 
poco a poco va perdiendo sus características populares 
por la introducción de ideas y motivos extraños entre 
los productores, los vendedores y los compradores de los 
objetos de arte popular” (Caso, 1958).
Quechquémitl, primera mitad del siglo xx. 
Cultura Nahua. 
Cuatlamayán, tancanhuitz de santos, san Luis Potosí. 
Algodón hilado a mano, tejido en telar de cintura con técnica de brocado y bordado 
con lana en punto de cruz. 
86 x 92 cm. 
Colección CDI: Núm. inv. 14313. 
Foto: Mercedes Aguado.
Quechquémitl, hacia 1930. 
Cultura Nahua. Atla, Pahuatlán, Puebla. 
Algodón y lana hilada a mano, tejidos en telar de cintura 
con técnicas de gasa y brocado. 
67 x 57 cm. 
Colección CDI: Núm. inv. 7150. 
Foto: Michel Zabé.
Por lo que Caso proponía crear un 
Consejo de Arte Popular que realizara 
el estudio de las condiciones en que se 
encontraban las artes populares, de las 
materias primas, de los costos, del mercado, 
de los intermediarios y de los “métodos 
para su protección, como exención de 
determinados impuestos, formación de 
cooperativas de productores y vendedores, 
aumento de precio por mejoras en la 
materia prima etc...,” así como la creación 
de museos regionales donde los artesanos 
y el público puedan comparar entre los 
“modelos típicos, genuinos y perfectos con 
los degenerados…” (Caso, 1958).
Arte y memoriA indígenA de méxico44 45
Amuleto para buenas cosechas, hacia 1950. 
Cultura Nahua. 
Ahuacatlán, Olinalá, Guerrero. 
Madera de zompantle tallada y policromada al 
temple de cola. 
17 x 3 cm. 
Colección CDI: Núm. inv. 9044. 
Foto: Michel Zabé.
Nahual, Candelario Medrano, hacia 1950. 
santa Cruz de las Huertas, tonalá, Jalisco. 
Barro “Betus” (Modelado, decorado al pastillaje, 
policromado al temple de cola con anilinas y barnizado). 
27 x 27 x 12 cm. 
Colección CDI: Núm. inv. 16317. 
Foto: Michel Zabé.
El 10 de noviembre de 1948 apareció publicada 
la Ley que creaba el Instituto Nacional Indigenista. 
En el Reglamento de esta Ley, en su artículo 21, 
se propone formar el Patronato de las Artes e 
Industrias Populares con las siguientes funciones:
I. Proteger, desarrollar y fomentar las artes e industrias 
populares.
II. Realizar investigaciones sobre distintos aspectos 
de las artes e industrias populares, con el objeto de 
proponer las medidas necesarias para su conservación 
y mejoramiento.
III. Crear expendios en que se venda al público una 
selección de las mejores muestras de las artes e 
industrias populares. (Caso, 1955). 
En este reglamento se proyectaba también la creación 
del Museo Nacional de Artes e Industrias Populares, 
dependiente de dicho Patronato y del acuerdo celebrado 
entre el Instituto Nacional de Antropología e Historia 
y el Instituto Nacional Indigenista, mediante el cual 
el primero facilitaba, entre otras cosas, el Ex Templo 
de Corpus Christi ubicado en la Avenida Juárez de la 
Ciudad de México, y el segundo, las colecciones que se 
fueran formando a lo largo del tiempo.
EL MUsEO NACIONAL DE ARtEs 
E INDUstRIAs POPUL AREs
Arte y memoriA indígenA de méxico46 47
El Museo, sus primeros años
Con todos esos antecedentes, el Museo abrió sus puertas con salas para exposiciones 
temporales, un gran espacio para la tienda y áreas de servicios administrativos, bodega 
para colecciones y taller museográfico. Además de los arreglos necesarios para el 
acondicionamiento del edificio, se pidió al pintor Miguel Covarrubias realizar un mural en 
el que se plasmara la geografía artesanal de México, lo cual Covarrubias llevó a cabo con 
extraordinaria maestría y conocimiento del tema.
Se nombró como Vocal Ejecutivo del Patronato y primer Director del Museo al 
Doctor Daniel F. Rubín de la Borbolla, quien había sido Director del Museo Nacional de 
Antropología y primer Director de la Escuela Nacional de Antropología e Historia. Como 
Director de dicha escuela, había promovido la creación de la carrera de museografía junto 
con el pintor Miguel Covarrubias y el artista Fernando Gamboa, por lo que no fue extraño 
que en el proyecto de este nuevo museo se incorporaran conceptos innovadores que 
beneficiaron tanto al visitante de las salas de exposición —todas ellas temporales— como 
a los compradores de la tienda, quienes contaban con la seguridad de llevarse una pieza 
de la más alta calidad técnica y artística, ya que detrás de cada una de ellas había habido 
un programa de búsqueda de las mejores manos artesanas, de recuperación de técnicas en 
peligro de extinguirse, de manejo de las materias primas de mejor calidad; programa en 
que no se trataba de competir con los comerciantes de artesanías ya establecidos, sino de 
llevar a cabo un proyecto a mediano y largo plazos de rescate, conservación y promoción 
del arte popular, en el cual el Estado apoyaba a los artesanos con acciones de investigación, 
capacitación, financiamiento, comercialización y difusión.
Museo Nacional de Artes e Industrias Populares, autor desconocido, 
Ciudad de México, Distrito Federal, hacia 1970. 
Plata sobre gelatina. 
5 x 7 pulgadas. 
Fototeca Nacho López de la CDI.
EL MUsEO NACIONAL DE ARtEs 
E INDUstRIAs POPUL AREs
Arte y memoriA indígenA de méxico48 49
Los siguientes testimonios dan cuenta de los primeros años de consolidación 
del proyecto:
“No fue crear sólo el Museo, sino todo un movimiento de rescate del arte popular 
mexicano, que para mí constituyó un renacimiento. Fue una fortuna haber 
participado en ese equipo de pioneros y recorrer todo el complejo indígena y 
mestizo que se dedicaba a hacer objetos artesanales. Una forma de darle impulso, 
consistió en hacer un estudio y un análisis de lo que existía, de lo que se había 
hecho y de lo que se tenía que hacer. Comenzaron las incursiones a todos los centros 
artesanales, y el inicio de su despertar, a través de una estrategia económica, 
para que los artesanos hicieran de nuevo los objetos que estaban en desuso. Fue 
un movimiento que englobaba todo el complejo mundo artesanal de nuestro país. 
Rodolfo Rivera González, museógrafo.” (Rivera González, R. 1991: 81).
“[…] En esa época, el museo a cargo del Doctor de la Borbolla concedió una Serie 
de créditos para los artesanos, independientemente de que tuvieran o no una 
garantía real; y tuvieron mucho éxito, porque casi no hubo cartera vencida, sino 
que el préstamo lo recuperó el patronato. Eso fue muy importante, porque era la 
primera vez que se otorgaba crédito sin garantías reales; era un primer ensayo, 
un primer esfuerzo por combatir uno de los grandes problemas del artesano de 
aquel entonces y de ahora, que es el económico. Porfirio Martínez Peñaloza, 
quien colaboraba en el Banco de México en ese tiempo, convirtiéndose después en 
especialista del arte popular.” (Martínez Peñaloza, P., 1991: 77).
a.
Máscara de Perro para danza 
de Paixtles, 1922. Cultura Nahua. 
tuxpan, Jalisco. Madera de 
colorín tallada y pintada al óleo, y 
pergamino. 23 x 18 x 11 cm. Colección 
CDI: Núm. inv. 1456. 
Foto: Michel Zabé.
b. 
Máscara de Zorra para danza de 
Los Cazadores, hacia 1960. Culturatlapaneca. Iliatenco, Guerrero. 
Madera de colorín tallada y pintada 
con aceites. 27 x 10 x 7 cm. Colección 
CDI: Núm. inv. 1342. 
Foto: Jaime Hernández Gaspar.
c.
Máscara de Isaac para danza 
de Las Alabanzas, 1981. Cultura 
Maya. Dzidnup, Valladolid, yucatán. 
Madera de cedro tallada. 37 x 17 x 9 
cm. Colección CDI: Núm. inv. 1225. 
Foto: Michel Zabé.
d.
Máscara de Chinelo, 1907. Cultura 
Nahua. tepoztlán, Morelos. Cera 
moldeada sobre tela, y pelo humano. 
34 x 18 x 13 cm. Colección CDI: Núm. 
inv. 1289. 
Foto: Michel Zabé.
a. b.
c. d.
“Cuando se hizo la exposición de los huicholes mandaron a Alfonso Soto para que se entrevistara con sus 
principales jefes, y trajera lo mejor que ellos producían. Se hizo un adoratorio con adobe, una copia fiel de los 
originales. El Doctor era también una parte muy importante al momento de escoger la mercancía para la venta, 
así como para las exposiciones. Otra cosa importante que él hizo fue la organización de los concursos los cuales se 
iniciaron en 1951[...]" Dolores Castro, Secretaria del Director del Museo. (Castro, D., 1991: 65).
“En la década de los cincuentas no podía haberse encontrado guía más agradable y dedicado que el Doctor Daniel 
Fernando Rubín de la Borbolla, quien acudió en mi auxilio para la ejecución de la obra de mi taller de platería, que 
ya daba cabida a más de setenta plateros maestros. Posteriormente le llevé dos iniciativas, una, solicitar al señor 
presidente de la República una premiación: El “Galardón Nacional” y premiar al mejor platero de México en el 
concurso Nacional de la Platería, evento anual con sede en Taxco. Gracias a las gestiones del Doctor de la Borbolla y 
del Doctor Alfonso Caso, el Presidente Ruiz Cortines aprobó con un decreto esas iniciativas. Antonio Pineda, platero 
de Taxco, Guerrero.” (Pineda, A., 1991:73).
EL MUsEO NACIONAL DE ARtEs 
E INDUstRIAs POPUL AREs
Arte y memoriA indígenA de méxico50 51
"Una de las cosas más importantes que se lograron 
en el Museo y que se deben al Doctor fue el rescate de 
la grana cochinilla, que desde la Colonia fue una 
producción muy apreciada hasta que aparecieron las 
anilinas alemanas y bajó la producción. Francisco 
"Chico" Ortega, promotor y personaje clave en Oaxaca 
para el rescate del tinte." (Ortega, F., 1991: 68).
“Este mejoramiento de las artesanías, de toda 
esta concepción nueva de alta calidad y de muy 
buen negocio —tanto para los artesanos como para 
los comercializadores— se debe a que el Doctor de 
la Borbolla tenía una visión muy clara de lo que se 
debería hacer; este ejemplo ha sido aprendido por 
toda América. La misma estrategia que ha manejado 
aquí, se aplica ahorita en Ecuador, en el norte de 
Argentina, en Colombia, y en todos lados. En cierta 
forma es una influencia de la actividad que el Doctor 
de la Borbolla echó a andar en el Museo de Artes 
Populares, que después reafirmó y reafianzó con sus 
relaciones en el CIDAP, —Centro Interamericano de 
Artesanías y Artes Populares- en Ecuador, a través 
de los programas de la OEA. Alfonso Soto Soria, 
Antropólogo y Museógrafo.” (Soto Soria, A., 1991: 65).
Por acuerdo del Patronato, en los primeros años 
del Museo se formaron equipos de investigadores 
que viajaron a las principales ciudades del norte 
del país para estudiar la posibilidad de abrir 
museos-expendios en esos lugares, y al resto del 
país para conocer el estado de la producción y la 
comercialización del arte popular. (Rubín de la 
Borbolla, 1959).
Estos recorridos, que se generalizaron a 
todo el país, fueron hechos por antropólogos 
y personal del Museo levantando una amplia 
información sistematizada que hoy constituye un 
valioso acervo de datos acerca de la producción 
artesanal: Condiciones en las que ésta se realizaba, 
especialidades y objetos; el mercado: Ubicación de 
expendios, número, tipo, monto de ventas etc., y en 
muchos casos el potencial turístico de los lugares. 
A la fecha no se ha vuelto a hacer un diagnóstico 
semejante acerca de la producción artesanal. (Rubín 
de la Borbolla, s/f).
Otro logro que contribuyó en su momento al 
rescate de técnicas y objetos recién desaparecidos, 
al mejoramiento de técnicas de producción y 
manejo de materias primas, y al estímulo a la 
creatividad de los artesanos fueron los concursos 
que se instituyeron a lo largo de todo el país, 
muchos de los cuales continúan celebrándose 
ininterrumpidamente, como los concursos del 
Domingo de Ramos en Uruapan, Michoacán y el 
de la Laca en Chiapa de Corzo, Chiapas.
Jarra patriótica, hacia 1900. 
Metepec, Estado de México. 
Barro modelado, decorado al pastillaje, 
vidriado y policromado en frío. 
40 x 30 cm. 
Colección CDI: Núm. inv. 17212. 
Foto: Jaime Hernández Gaspar.
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E INDUstRIAs POPUL AREs
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En el informe presentado en 1960 a diez años de 
haberse creado el Museo, su Director Daniel Rubín de 
la Borbolla escribía en el preámbulo:
“[…] el Gobierno y las instituciones interesadas decidieron 
cambiar radicalmente su política y acercarse a la realidad 
artesanal para ensayar medidas prácticas tendientes a 
conservar, defender, proteger y fomentar el arte popular. Esto 
suponía conocerlo, estudiarlo, trabajar directamente con el 
artesano, darle ayuda técnica y económica y asegurarle la 
venta de sus productos en condiciones que le garantizaran 
un precio más equitativo, de acuerdo con la calidad y la 
destreza manual del artesano […] este Museo como se verá ha 
venido a revolucionar accidentalmente [sic] la organización 
y el funcionamiento de otros museos dentro y fuera del país.” 
(Patronato de las Artes e Industrias Populares, 1960).
Como puede apreciarse, desde sus inicios las diversas acciones 
de investigación, rescate, conservación, fomento económico y 
promoción de las artes populares estuvieron incluidas en las 
actividades del museo, por lo que tomando otra vez el informe antes 
referido se hace un recuento de ellas:
Zood’ (Collar de cuentas antiguas). 
Cultura Zapoteca. 
san Pedro Quiatoni, Oaxaca. 
Cuentas de vidrio veneciano y coral. 
30 cm. 
Colección CDI: Núm. inv. 17230. 
Foto: Michel Zabé.
“El Museo está alojado en un edificio del siglo XVII, el ex templo de Corpus Christi, 
en el número 44 de la avenida Juárez. 
Actualmente dispone de dos salones de exhibición, un expendio para la venta de 
arte popular, locales para oficina y bodegas para colecciones, un departamento 
técnico y de museografía. Cuenta con colecciones de arte popular antiguo y 
moderno, archivo científico y fotográfico y muestrarios de arte popular para 
usos comerciales.
Su programa de actividades se puede resumir de la manera siguiente:
Conservación: Formación de colecciones de arte popular para conocer todos los 
aspectos del arte popular antiguo y moderno. Estas colecciones, además de la 
finalidad de formar las colecciones básicas de arte popular nacional que son 
tan necesarias y deseables, tienen propósitos científicos de estudio, educativos 
tanto para el uso de los artesanos como para el público en general mediante las 
exposiciones de ellas.
Máscara de Fariseo para Semana Santa, hacia 
1970. 
Cultura Pima. 
tónichi, soyopa, sonora. 
Cartón aglutinado, modelado, policromado con 
aceites y decorado con diamantina. 
42 x 49 x 15 cm. 
Colección CDI: Núm. inv. 1182. 
Foto: Jorge Moreno Cárdenas.
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Jarra, siglo xIx. 
Aguascalientes. 
Cerámica mayólica. 
34 x 18 cm. 
Colección CDI: Núm. inv. 8366. 
Foto: Cecilia Ibáñez Rosas.
Máscara de Cojó para danza de El Pochó, 1991. 
tenosique, tabasco. 
Madera de cedro tallada y pintada con laca automotiva. 
20 x 16 x 12 cm. 
Colección CDI: Núm. inv. 1219. 
Foto: Michel Zabé.
La conservación comprende también la enseñanza práctica de las artesanías, 
especialmente de aquellas que amenazan su desaparición por falta de buenos artesanos. 
El Museo maneja los siguientes establecimientosde enseñanza o práctica artesanal: 
En estos establecimientos imparten enseñanza práctica maestros artesanos 
competentes; se da ayuda técnica a los artesanos de la región; se les proporcionan 
materias primas de la más alta calidad; se les proporciona ayuda económica 
abriéndoles crédito a los más capaces y experimentados; se les atiende en otros 
servicios sociales y se les abre mercado a la mejor producción.
La conservación comprende también un programa general educativo tanto para el 
artesano como para el público en general. El Museo ofrece exposiciones temporales 
de arte popular en el país y en el exterior, en colaboración con diversos organismos 
oficiales o extranjeros, como la Secretaría de Industria y Comercio, la Secretaría 
de Relaciones Exteriores, el Departamento de Turismo, la Universidad Nacional 
Autónoma de México y museos e instituciones extranjeras como !e University of 
Michigan, !e Boston Art Festival, la Casa TakashiMaya en Tokio, etc. (Patronato 
de las Artes e Industrias Populares, 1960).”
Para cumplir con los objetivos mencionados, 
se establecieron museos en varios estados de la 
República: El Museo Regional de la Cerámica en 
Tlaquepaque, Jalisco; el Museo Regional de Arte 
Popular en Uruapan, Michoacán; el Museo de 
Arte Popular en Álamos, Sonora, y el Museo de 
la Laca en Chiapa de Corzo, Chiapas.
“Los museos, además de sus funciones propias, 
tienen a su cargo el estudio de las artesanías 
regionales; el programa de asistencia técnica 
y económica, el programa de conservación, 
adquisición de colecciones y el fomento del 
arte popular [...] el trabajo [con] los artesanos 
abriéndoles mercado por medio de los expendios 
de venta locales o enviando parte de la mejor 
producción al Museo de México […].
La mejor manera de fomentar el arte popular 
genuino es abriéndole mercado a los productos 
de la más alta calidad artesanal y artística… 
La tarea comercial del Museo tiene como fin 
principal elevar la calidad de la producción 
artesanal, elevar a niveles justos y equitativos 
la remuneración económica al artesano y abrir 
mercado nacional y extranjero al verdadero y 
tradicional arte popular mexicano […].
La política de fomento artesanal tiene un 
principio básico fundamental en todos sus 
actos de relaciones con los artesanos del 
país: el Museo es absolutamente respetuoso 
de la expresión artística del artesano, 
por considerarla como el resultado de la 
sensibilidad individual y de la expresión 
artística tradicional del artesano que no 
debe ser dirigida ni manejada por nadie [...].”
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Arte y memoriA indígenA de méxico56 57
Peribana, hacia 1970. 
Cultura Purépecha. 
Uruapan, Michoacán. 
Madera tallada y maqueada. 
9 x 100 cm. 
Colección CDI: Núm. inv. 16487. 
Foto: sergio Pérez Vázquez.
Máscara de Tigre para danza de 
Tejorones, hacia 1950. 
Cultura Mixteca. 
santa María Huazolotitlán, Oaxaca. 
Madera de parota tallada y pintada al 
temple, decorada con borlas. 
19 x 18 x 20 cm. 
Colección CDI: Núm. inv. 1536. 
Foto: Michel Zabé.
Y en los resultados y comentarios finales, dice:
La obra más sobresaliente del Museo hasta ahora es la de haber salvado y 
revivido artes populares genuinamente mexicanas como el arte del maque 
(laca) de Uruapan, Pátzcuaro, Olinalá, México [sic] y Chiapa de Corzo; la 
hechura del buen rebozo tradicional de Santa María del Río, especialmente 
del rebozo de seda natural; el haber fomentado la producción y mejorado 
la calidad artesanal de muchas cerámicas como “la talavera” poblana, 
otras que se hacen en el Valle de Atemajac en Jalisco, en Metepec, en varias 
partes de Oaxaca, en Michoacán, en Chiapas y en otros lugares del país. 
Ha mejorado el teñido de muchos tejidos y se ha revivido la cestería, la 
hojalatería, el tallado de madera, hueso, cuerno y de otros materiales. 
En general el panorama de las artes populares hoy día ha cambiado 
considerablemente después de diez años de trabajo. No han desaparecido 
las baratijas de mala calidad, pero [en cambio] existen permanentemente 
en el mercado nacional objetos de arte popular genuino de alta calidad y 
de gran valor artístico […] (Patronato de las Artes e Industrias Populares, 
informe del vocal ejecutivo, 1960).
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La primera publicación del Museo era un recorrido por el arte popular mexicano escrito por Daniel Rubín de la Borbolla; en él daba cuenta de las diferentes ramas 
artesanales, y explicaba en qué consistía cada una de ellas, las técnicas de elaboración y 
de acabado, las formas y la procedencia de los objetos. Con la intención de enseñar a los 
visitantes a valorar estas manifestaciones de la cultura, en dicha publicación se incluyó 
un fragmento del mapa de Miguel Covarrubias (Historia artesanal, 1951).
1951. Exposición y catálogo “La indumentaria indígena en la Sierra 
de Puebla”
La exposición tenía entre sus objetivos dar a conocer el arte popular de la región de la 
Sierra de Puebla y, por razones étnicas, incluía también objetos de algunas áreas de los 
estados de Hidalgo y Veracruz.
“[…] abundan otras razones para presentar esta exposición. Las artes e industrias 
de la Sierra apenas si son conocidas por un reducido número de especialistas. 
Para el mexicano de la ciudad será una grata revelación descubrir nuevos valores 
estéticos en el arte popular y poder contemplar, aunque muy panorámicamente, 
la belleza de este paisaje natural, humano y cultural.” (Rubín de la Borbolla, 1951).
La región que mostraba la exposición incluía grupos indígenas Nahuas, Tepehuas, 
Otomíes y Totonacas que tenían en común algunas expresiones culturales como una 
industria textil muy desarrollada; el uso del quechquémitl; la producción de papel amate 
y ciertas danzas, elementos todos que sirvieron como referencias para esta exposición. 
Los objetos provenían de las colecciones de Bodil Christensen, del Museo Nacional de 
Antropología y de las adquisiciones recientes del MNAIP.
La exposición la planearon y montaron Miguel Covarrubias, Bodil Christensen, Isabel 
Marín, Eduardo Pareyón, Ricardo Pozas, Arturo Romano, Luis Covarrubias y técnicos del 
Museo, con la valiosa colaboración de Irmgard W. Johnson; el catálogo lo escribió Daniel 
Rubín de la Borbolla apoyándose en las notas de Bodil Christensen. Los mapas los hizo 
Héctor García Manzanedo, y las fotografías, Bodil Christensen y Arturo Romano.
Primeras exposiciones y publicaciones
Arpa, Valente Hurtado, 1997. 
Cultura Guarijío. 
san Bernardo, Álamos, sonora. 
Maderas de cedro y pino, y cuerdas de nailon. 
130 x 61 x 32 cm. 
Colección CDI: Núm. inv. 15889. 
Foto: Martha Covarrubias Newton.
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Arracadas, 1999. 
Cultura Mazahua.
Zitácuaro, Michoacán. 
Filigrana de plata y cuentas de 
vidrio. 
7 x 7 cm c/u. 
Colección CDI: Núm. inv. 17215. 
Foto: Michel Zabé.
1952. Exposición y catálogo “Platería popular mexicana”
Esta exposición tenía por objetivo:
“[…] analizar y estudiar las piezas expuestas y que sirvan de estímulo y 
ejemplo a los orfebres mexicanos contemporáneos. Esto no quiere decir que se 
pretenda imponer el estilo artístico de las piezas que se exhiben, sino que por 
este medio objetivo, sus formas, su técnica, y su gran sentido estético, hagan que 
se conserve y se acreciente este impulso vigoroso de la platería de otras épocas, 
con el objeto de alcanzar una mayor superación en este aspecto […] se muestran 
y analizan sus principales centros mineros, así como las notables técnicas 
aplicadas en su explotación y beneficio […]” (Hernández Serrano, F., 1952).
La organización y el plan general de la exposición estuvo a cargo de Daniel 
Rubín de la Borbolla; la coordinación y redacción de textos, de Federico Hernández 
Serrano; la carátula del catálogo, de Zita Canessi; las fotografías,de Juan Guzmán 
y las fotografías artísticas para la colección del Museo, de Manuel Álvarez Bravo. 
Como asesores figuraron Jorge Enciso y Frederick Davis; los museógrafos fueron 
Isabel Marín y Eduardo Pareyón auxiliados por los técnicos del Museo.
En los agradecimientos se mencionan el apoyo y las colecciones de los 
Museos Nacional de Historia, Nacional de Antropología, de Arte Religioso, 
Regional de Oaxaca, Tecnológico Industrial; la Escuela de Artes Plásticas; el 
Instituto de Geología de la UNAM; la Casa de Moneda y el Banco de México; 
la Platería Ortega; la Casa Sanborns; Frederick Davis, Antonio Pineda; “Los 
Castillo” de Taxco; Piedra y Plata Martínez; Pedro Aspe; María Lombardo de 
Caso; Artemio del Valle Arizpe; Víctor Fosado; Rafaela García Pimentel de 
Bernal; María Josefa Martínez del Río; Pablo Martínez del Río; Franz Mayer; 
Carlos Novoa; Gonzalo Obregón; María M. de Orozco; María Josefa de Redo; 
Frida Kahlo de Rivera; Sol Arguedas de Rubín de la Borbolla; María Luisa 
Toscano; Felipe Teixidor; José Suinaga Luján y Galerías Montecristo.
Nacimiento, León solís, 2009. 
La Cantera, Fresnillo, Zacatecas. 
Basalto tallado. 
Dimensiones variables. 
Colección CDI: Núm. inv. 18066. 
Foto: Jaime Hernández Gaspar.
1952. Exposición y catálogo “Posadas, Navidad y Reyes”
La exposición tenía el fin de:
“[…] presentar un tema en el que existía un gran acervo de expresiones del arte popular como la 
juguetería tradicional, las piñatas, los festones de agujas de pino y el papel picado, los puestos de 
colación, los juguetes de porcelana de Francia y Alemania, las figuras de madera estofada del siglo 
XVIII, los marfiles para nacimientos traídos de Filipinas, selectas pinturas de la época colonial con 
el tema de la “Adoración de los Reyes” y fotograbados de las popularísimas posadas.” (Enciso, J., 1952).
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Diligencia (Figura ritual para Fiesta de la Cosecha), hacia 1960. 
Cultura Pápago. 
Caborca, sonora. 
Barro modelado y policromado, con aplicaciones de cuero. 
13 x 31 x 15 cm. 
Colección CDI: Núm. inv. 5083. 
Foto: Jorge Moreno Cárdenas.
Dama decimonónica, hacia 1960. 
Barrio de la Luz, Puebla de 
Zaragoza, Puebla. 
Barro moldeado, decorado con 
almagre y vidriado. 
31 x 13 cm. 
Colección CDI: Núm. inv. 17210. 
Foto: Jaime Hernández Gaspar.
La organización y el plan general de la exposición las efectuó Daniel Rubín de la Borbolla; 
la redacción del catálogo, Jorge Enciso; la carátula, Adolfo Best Maugard; las fotografías, Luis 
Limón y Juan Guzmán.
El montaje de la exposición estuvo a cargo de los museógrafos Isabel Marín y Eduardo 
Pareyón con la colaboración del personal del Museo y el apoyo de Lola Cueto, Rufino 
Tamayo, Rosa y Miguel Covarrubias, Roberto Montenegro y Ceferino Palencia. Participaron 
con un Nacimiento de vidrio los artesanos Francisco y Camilo Ávalos.
Los agradecimientos por el préstamo de colecciones y colaboración se dirigieron a los museos 
Nacional de Historia, de Arte Religioso, Religioso de la Basílica de Guadalupe; a Galerías 
Lourdes; a José Suinaga Luján; Manuel Perusquía; Frederick Davis; Gonzalo Obregón; Elisa Baz 
de Armida; María Cecilia A. de Van Rhyn; Manuel Sánchez Gavito; Guadalupe Rivera de López 
Malo; Justina Marín; Julia Morner; Flora Fierro de Asúnsolo; Guadalupe Díaz de León; Federico 
Canessi; Josefina Mendoza y Margarita de Garcidueñas.
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1954. Exposición y catálogo “Los huicholes”
La exposición tenía el objetivo de:
“[…] dar a conocer la vida, la cultura y las artesanías de los grupos indígenas del país. El material 
y la información que presentamos son el resultado de una investigación directa en la zona huichol y 
de valiosas informaciones técnicas que proporcionaron Bodil Christensen e Irmgard Johnson. En la 
fabricación y adquisición de algunos objetos colaboraron huicholes de diversos puntos de la región como 
José Guadalupe de la Cruz Candelaria de Tuxpan; Pedro de Haro de San Sebastián y Pedro González de 
la Cruz de San Andrés Cohamiata.” (Museo Nacional de Artes e Industrias Populares, 1954).
El trabajo estuvo a cargo de Alfonso Soto Soria auxiliado por Carlos Navarrete y por Mario Vázquez, así como 
el montaje en el que también colaboraron Isabel Marín, Eduardo Pareyón, Elvira Tovar, Susana Pérez, Abel 
Mendoza y personal del Museo especializado bajo la supervisión de Daniel Rubín de la Borbolla. La carátula del 
catálogo de Alfonso Soto Soria; las fotografías de Bodil Christensen, Donald Cordry, E. Discúa, Juan Guzmán y 
Alfonso Soto Soria; las ampliaciones por Hugo Brehme; los dibujos de Abel Mendoza.
Se ofrece agradecimiento especial por el préstamo de colecciones y por fungir como patronos a los 
museos Nacional de Antropología y Nacional de Historia; a los institutos de Investigaciones Sociales de 
la UNAM, y de Ciencias de Zacatecas; a Donald Cordry; Frederick Davis; Alma Rosa Martínez; Dr. H. R. 
Merttens y al Gobernador del Estado de Zacatecas José Minero Roque.
Jícara votiva con representación de 
lugares sagrados, hacia 1920. 
Cultura Huichol. 
san Andrés Cohamiata, Mezquitic, 
Jalisco. 
Calabazo fondeado con almagre y 
aplicaciones de chaquira sobre cera de 
Campeche. 
7 x 21 cm. 
Colección CDI: Núm. inv. 4886. 
Foto: Michel Zabé.
Árbol candelabro, Herón 
Martínez (†), hacia 1960. 
Cultura Mixteca. 
Acatlán, Puebla. 
Barro modelado, decorado 
al pastillaje, engobado con 
pigmentos y bruñido. 
174 x 67 x 25 cm. 
Colección CDI: Núm. inv. 16484. 
Foto: Christian Fuentes Ordaz.
1953. Exposición y catálogo “Obras selectas del arte popular”
El pintor Miguel Covarrubias escribió para el catálogo de esta exposición 
una reflexión acerca del estado en que se encontraba el arte popular en los 
años previos a la creación del Museo:
“Gracias a esta experiencia se ha podido comprobar que el arte popular 
mexicano en la actualidad cuenta con muy escasas colecciones de 
su pasado; que el Estado y las instituciones deben hacer un esfuerzo 
sobrehumano para salvarlas, estudiarlas y conservarlas y fomentar 
la colaboración de los coleccionistas particulares, a fin de lograr un 
resurgimiento vigoroso de esta importante manifestación estética del 
pueblo mexicano […] todos los pintores mexicanos contemporáneos 
se han asomado y han bebido plenamente de las fuentes del arte 
popular […].” (Covarrubias, M., 1953).
El arreglo museográfico estuvo a cargo de Isabel Marín y de Eduardo 
Pareyón, con la colaboración de Rosa Covarrubias, Jorge Enciso, Frederick 
Davis, Miguel Covarrubias y Daniel Rubín de la Borbolla; la carátula 
del catálogo y el texto del mismo los realizó Miguel Covarrubias, y las 
fotografías, Juan Guzmán.
Además de los objetos de la colección del propio Museo, contó con 
piezas de los museos Nacional de Antropología, de la Laca en Chiapa de 
Corzo, Chiapas, y Regional de Pátzcuaro, Michoacán.
En el texto aparece un agradecimiento especial a los amigos del Museo 
que colaboraron en esta exposición: Irmgard Johnson, Frida Kahlo de 
Rivera, Rafaela G. Pimentel de Bernal, Virginia Armella de Aspe, Carmen 
Cook de Leonard, Juan Soriano, Jesús Reyes Ferreira, Roberto Montenegro, 
José Juan Suinaga Luján, José Covarrubias, Víctor Fosado, Rufino Tamayo, 
Manuel Santamaría, Eduardo Pareyón, Salvador Solchaga, Francisco y 
Camilo Ávalos y José Servín Palencia. 
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Máscara de Matachín, hacia 1930. 
Cultura tarahumara. 
Caborachi, Guachochi, Chihuahua. 
Madera de colorín tallada, con aplicaciones de 
pelo. 
25 x 17 x 9 cm.
Colección CDI: Núm. inv. 1236. 
Foto: Jaime Hernández Gaspar.
Conclusiones
La creación del Museo Nacional de Artes e Industrias Populares convocó 
a artistas, intelectuales, artesanos, empresarios, coleccionistas, antropólogos, 
investigadores e instituciones públicas y privadas que colaboraron de diversas

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