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Durante los últimos 20 años se han llevado a cabo numero-
sos estudios científicos acerca de los beneficios de la psi-
locibina, extracto psicoactivo de los hongos sagrados, en 
el campo de la salud mental, con resultados prometedores. 
Las investigaciones se han centrado principalmente en el 
trastorno obsesivo compulsivo, las adicciones al alcohol y 
a la nicotina, trastornos de la conducta alimenticia, duelos 
complicados, depresión, trastornos de ansiedad asocia-
dos al cáncer terminal o al síndrome de inmunodeficiencia 
humana, migrañas en racimo y enfermedades neurodege-
nerativas (Mertens et al., 2021; Garcia-Romeu et al., 2021).
Si bien ha existido en México un uso terapéutico an-
cestral de los hongos psilocibios que se conserva hasta 
la actualidad en diversas culturas indígenas, la mayoría de 
las investigaciones en el siglo XXI provienen de universida-
des de Estados Unidos y Europa. Recientemente, grupos 
mexicanos han comenzado a indagar las potencialida-
des terapéuticas de este particular género de hongos en 
nuestro país situando sus trabajos en el intersticio entre 
la llamada ciencia psiquedélica y las prácticas y saberes 
Jesús M. González Mariscal
Anja Loizaga-Velder
Roberto E. Mercadillo
Proyecto teonanácatl
R e t o m a n d o e l c a m i n o p a r a u n a 
t e r a p é u t i c a i n t e r c u l t u r a l y c i e n t í f i c a 
c o n l o s h o n g o s s a g r a d o s e n M é x i c o
E l e m e n t o s 1 3 1 , 2 0 2 3 , p p . 1 1 - 1 8 11
González Mariscal J. M. et al. Proyecto teonanácatl. Retomando el camino 
para una terapéutica intercultural y científica con los hongos sagrados en México.
Elementos 131 (2023) 11-18
w w w. e l e m e n t o s . b u a p . m x
www.openaccessweek.org
https://elementos.buap.mx/index.php
www.creativecommons.org
de las medicinas tradicionales mexicanas que los 
siguen usando. El análisis histórico ha mostrado de 
forma prolija cómo la investigación científica acerca 
de los hongos que contienen psilocibina fue iniciada 
en México. En 1919, Blasius Pablo Reko, médico 
austriaco con gran interés en los conocimientos 
indígenas mexicanos, describió en su artículo “De 
los nombres botánicos aztecas” un hongo negro 
llamado nanacate con efecto narcótico. En 1938, 
Reko y el etnobotánico estadounidense Richard 
Evans Schultes identificaron tres variedades distin-
tas de hongos visionarios provenientes de Huautla 
de Jiménez, Oaxaca (Glockner, 2014). Ese mismo 
año, Reko y Schultes coincidieron en Huautla de 
Jiménez con dos jóvenes antropólogos estadouni-
denses, Irmgard Weitlaner y Jean Basett Johnson, 
quienes asistieron a una ceremonia con hongos, 
aunque no los ingirieron y no pudieron experimentar 
sus efectos.
Quizá las primeras personas occidentales que 
vivieron la experiencia de los hongos Psilocybe y 
publicaron sus efectos fueron el banquero R. Gor-
don Wasson y su esposa, la pediatra Valentina Pa-
vlovna. Desde 1953, después de haber contactado a 
Schultes, Reko, Weitlaner y Johnson, el matrimonio 
Wasson comenzó a viajar a Huautla de Jiménez 
para explorar el uso de los hongos sagrados. En el 
verano de 1955 ambos participaron en una velada 
guiada por la sabia mazateca María Sabina. En 
1957, los Wasson publicaron en la revista Life y en el 
periódico dominical This week su experiencia sobre 
los efectos y usos tradicionales de los hongos den-
tro de la comunidad mazateca, transgrediendo así 
el acuerdo que habían hecho con la sabia para no 
compartir fotografías, su identidad y la de su comu-
nidad (Wasson, 1983). De esta forma, los inicios de 
la exploración científica sobre los hongos sagrados 
fueron empañados por el abuso cultural y una frágil 
ética en su proceder, así como por un acentuado 
carácter colonial propio de estos tiempos.
En este contexto situamos el presente artículo 
con el propósito de ofrecer una invitación y llama-
miento a que las investigadoras e investigadores 
de esta nueva generación asumamos el compro-
miso y reto de indagar los efectos de los hongos 
sagrados con sensibilidad ética, apertura intelectual 
y afirmación del conocimiento mexicano. Se trata de 
una propuesta que nosotros estamos asumiendo y 
comenzando a caminar en el proyecto de investiga-
ción que estamos desarrollando, el “Proyecto Teo-
nanácatl”, centrado en explorar las potencialidades 
terapéuticas de los hongos psilocibios desde una 
perspectiva transdisciplinaria e intercultural, que to-
ma como metodología central el diálogo de saberes 
(teonanacatl.com.mx).
ALGO DE HISTORIA EN MÉXICO Y EN EL MUNDO
En el ámbito internacional, las décadas de 1950 y 
1960 fueron muy abundantes en la producción de 
investigaciones clínicas acerca de los psiquedéli-
cos. Se invirtieron una gran cantidad de recursos 
públicos y privados, se fundaron revistas, equipos 
de investigación e institutos, y se crearon proto-
colos para el tratamiento de diversos desórdenes 
mentales (Presser-Velder, 2012). A lo largo de este 
periodo se desarrollaron tres propuestas princi-
pales para la investigación clínica con sustancias 
psicoactivas: la psicomimética, la psicolítica y la 
psiquedélica (Yensen, 1998). La propuesta psico-
mimética surgió de la analogía que los primeros 
investigadores encontraron entre los estados de Jesús M. González Mariscal et al
Fotografía de Joan Souder
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teonanacatl.com.mx
consciencia generados por estas sustancias y la 
fenomenología de la psicosis. Un nutrido grupo de 
psiquiatras vio la oportunidad de generar “psico-
sis experimentales” mediante la administración de 
moléculas psicoactivas en personas sanas y así 
tener un modelo para estudiar las enfermedades 
mentales, la relación mente-cerebro y formar profe-
sionales que trataban a pacientes con psicosis. En 
tanto, la propuesta psicolítica abrió la posibilidad 
de que estas mismas sustancias, administradas 
en dosis bajas, se usaran como coadyuvantes o 
catalizadores de los procesos psicoterapéuticos, 
ya que se consideraba que facilitaban el acceso al 
contenido inconsciente de los pacientes. Por último, 
tras observar buenos resultados en el tratamiento 
del alcoholismo mediante la administración de la 
dietilamida de ácido lisérgico (LSD), la propuesta 
psiquedélica expuso las propiedades terapéuticas 
de usar dosis altas de dichas sustancias. El gran 
hallazgo de la propuesta psiquedélica fueron las 
experiencias místicas facilitadas frecuentemente por 
estas dosis en contextos favorables, las cuales in-
ducían efectos psicológicos con valor terapéutico 
y no los contenidos delirantes y aterradores que 
esperaban observar en su intento por inducir deli-
rium tremens (Méndez, 2013).
Un hecho poco conocido a nivel mundial es que 
la investigación clínica sobre las propiedades te-
rapéuticas de la psilocibina comenzó en México, 
antes de recibir las primeras partidas de la síntesis 
química producida por los laboratorios Sandoz. En 
1958, Albert Hofmann y sus colegas en Suiza aislaron 
la sustancia psicoactiva de los hongos Psilocybe 
mexicana (la psilocibina). Por ese tiempo, gracias a 
la iniciativa del fisiólogo Efrén del Pozo se cultivaron, 
por primera vez, hongos procedentes de Huautla de 
Jiménez en el Instituto de Biología de la Universidad 
Nacional Autónoma de México (Guzmán, 2014; Pé-
rez, 1964; Singer, 1958). Pocos meses después, en 
1959, Dionisio Nieto, psiquiatra de origen español 
nacionalizado mexicano, publicó el artículo “Psicosis 
experimentales. Efectos psíquicos del hongo Stro-
pharia cubensis de Oaxaca”, en el cual expuso el 
primer trabajo de investigación clínica en México, 
con la particularidad de haber empleado el hongo 
completo y no solo el extracto de psilocibina. Fue 
hasta 1962 que Nieto presentó los resultados del 
primer estudio con la psilocibina sintetizada de los 
laboratorios Sandoz. Tras ello, se iniciaron ensayos 
clínicos con diversos trastornos mentales, consoli-
dándose la historia contemporánea de la investiga-
ción científica y clínica con psilocibina en México.
Bajo el modelo de las psicosis experimentales,Nieto encabezó durante algo más de una década 
numerosos ensayos clínicos con resultados llama-
tivos. Dos de sus estudiantes más destacados, Jo-
sé Luis Díaz Gómez y César Pérez de Francisco, 
dieron continuidad a su trabajo hasta que la sus-
tancia y su fuente (el hongo) fueron fiscalizadas e 
integradas a la lista de las drogas más peligrosas 
para la salud humana con la “Ley de sustancias 
controladas” de 1970 (Guzmán, 2014). 
Aprobada por razones principalmente políticas y 
sociales, esta ley carecía de fundamento científico, 
ya que más de 1,000 estudios con sustancias psi-
codélicas fueron realizados en los años 50 y 60 en 
aproximadamente 40,000 pacientes, indicando segu-
ridad bajo condiciones adecuadamente estructura-
das y eficacia terapéutica para diversas patologías, 
Proyecto teonanácatl. Retomando el camino...
Fotografía de Joan Souder
13
incluidas aquellas resistentes a tratamientos con-
vencionales (Grinspoon y Bakalar, 1979).
En 1972, Pérez de Francisco escribió el que po-
demos considerar el último artículo científico de 
esta primera etapa de investigación en torno a la 
psilocibina en México. En él, entre otros contenidos, 
resumió los resultados obtenidos a lo largo de trece 
años, con el afán de comprender la psicosis me-
diante la administración de psilocibina en personas 
sanas. La metodología utilizada era principalmente 
fenomenológica y enfatizaba las descripciones de 
las experiencias provocadas por los efectos de la 
sustancia. Sin embargo, también se realizaron “en-
sayos de bloqueo” para descubrir fármacos que 
suprimieran el efecto de la psilocibina y así pudieran 
servir para el tratamiento de enfermedades mentales 
bajo el supuesto de que dicha sustancia generaba 
un estado análogo al de ciertas psicopatologías. 
En ese tiempo, la idea de emplear psilocibina 
como instrumento terapéutico era muy cuestionada 
entre los estudiosos mexicanos. El paradigma cien-
tífico en el que trabajaban, anclado al supuesto bio-
logicista y neurofisiológico de la enfermedad men-
tal, hacía que el resto de investigaciones en otros 
países se vieran con recelo y como expresiones 
de una inmadura fase experimental (Pérez, 1972).
RETOMANDO EL CAMINO: PROYECTO TEONANÁCATL
Después de una interrupción de más de 50 años en la 
investigación científica sobre los psiquedélicos, debi-
do en buena parte a las políticas prohibicionistas, hoy 
estamos viviendo un significativo resurgimiento a ni-
vel mundial. La psilocibina ha ido cobrando poco a 
poco un papel protagónico en este nuevo periodo y 
actualmente es la sustancia que recibe más financia-
miento para la investigación en salud mental. El pro-
tagonismo de la psilocibina podría atribuirse a que Jesús M. González Mariscal et al
Fotografía de Joan Souder
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no posee el sesgo contracultural que sí tienen otras 
sustancias, como el LSD, pero también a su baja to-
xicidad, buena tolerabilidad, seguridad de su uso en 
ambientes profesionales bien estructurados y a que 
sus efectos psicoactivos se mantienen por 5-6 horas, 
lo cual favorece un manejo psicoterapéutico in situ.
El que se considera el primer ensayo clínico que 
dio origen al denominado “renacimiento psiquedé-
lico” fue llevado a cabo por un psiquiatra de origen 
mexicano, Francisco Moreno, en la Universidad de 
Arizona, Estados Unidos. Moreno investigó la efecti-
vidad de la psicoterapia asistida con psilocibina para 
tratar el trastorno obsesivo compulsivo. A partir de 
entonces, se han llevado a cabo decenas de ensa-
yos clínicos y cerca de 100 ensayos están actualmen-
te en proceso alrededor del mundo, para explorar el 
beneficio de la psicoterapia con psilocibina sobre la 
depresión y sobre un amplio espectro de otras indi-
caciones psicológicas, psiquiátricas y neurológicas. 
Debido a que la investigación hecha durante las 
dos últimas décadas fue impulsada por filántropos, 
organizaciones civiles, y después también por em-
presas farmacéuticas en Estados Unidos, Canadá 
y Europa, la mayoría de los resultados provienen 
de esas regiones del mundo. México, país con la 
mayor riqueza cultural y biológica de psicodélicos 
de uso natural, se ha quedado atrás debido, princi-
palmente, a obstáculos regulatorios que dificultan 
y retrasan la investigación, así como a prejuicios, 
apatía por visiones innovadoras y rechazo a saberes 
tradicionales que han contribuido a la fragmentación 
del conocimiento y a la falta de apoyo financiero.
Como hemos visto, el sello que imprimió Dionisio 
Nieto para la conformación de la psiquiatría experi-
mental, la neurofisiología y la psicofarmacología en 
México, influyó para que la primera etapa de trabajos 
con psilocibina en nuestro país adoptara un mode-
lo somaticista, centrado en estudiar las funciones 
del cerebro y las bases biológicas de las enferme-
dades mentales (Reda, Medrano y Pacheco, 2019). 
Sin embargo, nos encontramos en un momento 
histórico crucial para reabrir los previos esfuerzos 
mexicanos con una perspectiva contemporánea. 
Tenemos la oportunidad de proponer un nuevo pa-
radigma para estudiar la psilocibina que se sustente 
no solo en los instrumentos científicos de frontera, 
sino también en las particularidades ecológicas, 
culturales, históricas y sociales de México, país en 
el que se encuentran 180 especies de hongos psi-
coactivos identificadas hasta ahora, y único país del 
mundo en el que diversos pueblos indígenas han 
conservado el uso de los hongos psilocibios como 
parte íntegra de su medicina tradicional.
Con el auspicio del Consejo Nacional de Cien-
cia y Tecnología, el “Proyecto Teonanácatl” reúne a 
investigadoras, investigadores, estudiantes de diver-
sas universidades y organizaciones de la sociedad 
civil que pensamos y trabajamos desde la antropolo-
gía, la historia, la psicología, la psiquiatría y las neu-
rociencias. Juntos, pretendemos valorar y legitimar 
el conocimiento tradicional sobre los hongos sagra-
dos para contribuir desde nuestro país al desarrollo 
de terapéuticas innovadoras que den el lugar que co-
rresponde al patrimonio biocultural de una medicina 
tradicional integrada al ámbito científico nacional e 
internacional. Hacia esas miras, las y los integrantes 
del “Proyecto Teonanácatl” estamos trabajando en 
el diseño y desarrollo de un estudio observacional y 
un ensayo clínico exploratorio transdisciplinario. El 
estudio observacional se plantea desde un enfoque 
ecológico que considera el ambiente físico y social 
en el cual se despliegan las expresiones de quienes 
ingieren los hongos sagrados en la búsqueda de sa-
lud mental o en el encuentro con su mundo interior, 
tanto en contextos indígenas como no indígenas.
Las investigaciones ecológicas dirigidas a com-
prender el potencial terapéutico de la psilocibina son 
valiosas, pues no solo consideran la intervención 
terapéutica aislada, típica de los ensayos clínicos, 
sino que también toman en cuenta los elementos 
que integran el contexto más amplio como factores 
determinantes en el resultado. Es por eso que la in-
tervención, registro y evaluaciones observacionales 
y clínicas involucran metodologías mixtas, cualitati-
vas y cuantitativas, que serán interpretadas desde la 
antropología y las ciencias de la salud mental con el 
fin de conocer las experiencias subjetivas de quie-
nes ingieren los hongos, al mismo tiempo que las 
Proyecto teonanácatl. Retomando el camino... 15
midan y sistematicen para contrastarlas con otras 
poblaciones. Para el ensayo observacional, hasta 
el momento, mediante entrevistas semiestructura-
das y herramientas psicodiagnósticas estándares, 
hemos dado seguimiento a 45 pacientes que han 
asistido a médicos tradicionales o terapeutas híbri-
dos para usar los hongos sagrados con propósitos 
terapéuticos. Se trata de personas que han solici-
tado atención para una diversidad de problemas 
del ámbito de la salud mental, con los que estamos 
trabajando para evaluar la efectividad y seguridad 
de los tratamientos recibidos. Además, estamos 
diseñando lo que hemos denominadoun “ensayo 
clínico intercultural”, con el propósito de integrar un 
equipo de especialistas de la salud mental confor-
mado por médicos tradicionales y profesionales clí-
nicos occidentales para la intervención terapéutica 
en la depresión resistente a tratamiento, condición 
psiquiátrica que requiere de alternativas a las po-
co eficaces terapias psicológicas o farmacológicas 
convencionales. Se trata de construir un modelo de 
intervención terapéutica con los hongos sagrados 
que incorpore las prácticas y saberes de la me-
dicina tradicional indígena al abordaje clínico en 
salud mental, sin reduccionismos ni apropiaciones, 
sino como un ejercicio ético, íntegro y auténtico de 
diálogo de saberes, de diálogo y trabajo conjunto 
entre diferentes especialistas terapéuticos. 
Con ello, estamos planteando la hipótesis de que 
la perspectiva transdisciplinaria e intercultural no solo 
puede optimizar los resultados terapéuticos del tra-
bajo con los hongos psilocibios en los retos de salud 
mental, sino contribuir al desarrollo en la compren-
sión de la consciencia, la enfermedad mental, el ser 
humano y la vida. Por otro lado, contribuye a integrar 
los marcos históricos, sociales y culturales en los 
procesos de investigación acerca de los hongos sa-
grados, así como tener en cuenta los marcos econó-
micos, políticos y ambientales en los que acontece. 
En resumen, estamos tratando de construir una 
propuesta de hacer ciencia con consciencia, de ma-
nera que no se reduzca la complejidad y riqueza 
del hongo sagrado y su contexto en México a las 
tendencias contemporáneas de una ciencia reduc-
cionista y neocolonial, así como a los intereses eco-
nómicos de la industria farmacéutica.
CONCLUSIONES
El resurgimiento de la medicina psiquedélica ha 
brindado evidencia clínica y científica durante las 
últimas décadas sobre los efectos terapéuticos de 
la psilocibina para un amplio abanico de padeci-
mientos psicológicos, psiquiátricos y neurológicos. 
Sin embargo, las investigaciones realizadas no han 
contemplado la perspectiva intercultural ni la inte-
gración de las formas tradicionales del uso de esta 
clase de hongos. Ninguna investigación ha sido 
desarrollada en México en cinco décadas, a pesar 
de que nuestro país cuenta con la infraestructura y 
especialistas capacitados, tanto en el dominio de 
las técnicas y saberes científicos, como de conoci-
mientos sobre las formas tradicionales para su uso 
terapéutico. Ante el renovado interés de la ciencia 
a nivel internacional por las propiedades terapéuti-
cas de las sustancias psicoactivas, las instituciones 
mexicanas podrían posicionarse como organiza-
ciones pioneras en la generación de alternativas 
terapéuticas interculturales, creando terapias in-
novadoras para la salud mental basadas en el uso 
científico, clínico y tradicional de los hongos. El 
resurgimiento mexicano tendría la responsabilidad 
no solo de incorporar los saberes tradicionales, sino 
de investigar y relacionarse con estos saberes de 
forma ética, íntegra, consentida y mutualista, así 
como con la apertura necesaria para el recono-
cimiento de los errores cometidos en el pasado.
B I B L I O G R A F Í A
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Jesús M. González Mariscal
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Instituto de Medicina Intercultural, Nierika, A. C.
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