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REVISTA 
C E P A L 
NUMERO 64 
ABRIL 1998 
SANTIAGO DE CHILE 
OSCAR ALTIMIR 
Director 
EUGENIO LAHERA 
Secretario Técnico 
NACIONES UNIDAS
R E V I S T A DE LA C E P A L 64 
S U M A R I O 
Instituciones y crecimiento ¿Puede el capital humano ser un vínculo?
 
7 
Nauro Campos y Jeffrey B. Nugent 
Flujos de capital externo en América Latina y el Caribe en los 
años noventa: experiencias y políticas 29 
Gunther Held y Raquel Szalachman 
El Banco Central y la política macroeconómica de Chile 
en ios años noventa 47 
Roberto Zahler 
Política fiscal, ciclo y crecimiento 73 
Ricardo Mariner 
La convergencia hacia mejores prácticas productivas y de políticas: el 
acuerdo de la OMC sobre medidas de inversión vinculadas al comercio 91 
Francisco Sercovich 
Efectos para América Latina de la expansión de la Unión Europea 111 
Peter Nunnenkamp 
La dimensión Norte-Sur de las industrias de limpieza ambiental 
y la difusión de tecnologías limpias 129 
Jonathan R. Barton 
La evolución del papel del Estado en la regulación del 
transporte terrestre 151 
Ian Thomson 
Manejo integrado del recurso agua, con la perspectiva de los 
Principios de Dublin 165 
Miguel Solanes 
Publicaciones recientes de la CEPAL 189 
ABRIL 1998 
R E V I S T A D E L A C E P A L 6 4 129 
La dimensión Norte-Sur 
de las industrias de limpieza 
ambiental y la difusión de 
tecnologías limpias 
Jonathan R. Barton 
Escuela de Estudios sobre 
el Desarrollo, Universidad 
de East Anglia, Norwich, 
Reino Unido 
La ecoindustria, que abarca una amplia variedad de productos 
y servicios relacionados con e! monitoreo, tratamiento, control 
y gestión de la contaminación industrial y doméstica, se desa-
rrolló rápidamente en los años ochenta y noventa, en respuesta 
a las reglamentaciones ambientales. Gracias a la aplicación 
relativamente temprana de estas reglamentaciones en los Es-
tados Unidos, Europa y Japón, estas regiones entraron en 
competencia como productores y exportadores de productos y 
servicios ambientales. A medida que se desarrollaba el sector 
industrial, aumentó la sensibilidad ambiental y expandió la 
competencia y el comercio internacionales en la ecoindustria. 
Hay ahora una clara dimensión Norte/Sur en los patrones in-
ternacionales de desarrollo de la industria y su comercio. Las 
ecoindustrias se establecieron para ocuparse de la reducción y 
eliminación de los desechos, pero también han impulsado la 
producción menos contaminante. En representación del Norte 
se examina el medio ambiente europeo y las industrias con 
tecnología menos contaminante a fin de establecer su compe-
titividad y la evolución entre los dos criterios de gestión am-
biental: el paliativo, aplicado por las ecoindustrias, y el pre-
ventivo, que aboga por el empleo de tecnologías menos conta-
minantes en los procesos de producción. En representación del 
Sur, se analiza lo ocurrido en América Latina. Se cuestiona la 
naturaleza de la expansión del sector encargado de la gestión 
ambiental de la industria, sobre todo su composición y cómo 
se interpreta en distintos países. El artículo plantea que la 
ecoindustria y las tecnologías menos contaminantes deberían 
entenderse como industrias y no como conjuntos de productos 
y servicios de valor ecológico incuestionable. Asimismo, se 
analiza la medida en que estas industrias revelan lagunas de 
información y tecnología en materia de gestión ambiental. 
Estas lagunas podrían ser útiles para ayudar los gestores am-
bientales del Sur, pero podrían también generar una condición 
de dependencia en esta materia. 
A B R I L 1 9 9 8 
130 R E V I S T A DE LA C E P A L 64 A B R I L 19 9 8 
I 
La relación entre el medio 
ambiente y la industria 
La relación entre el medio ambiente y la industria ha 
estado en el centro del debate sobre el desarrollo lati-
noamericano desde 1972, cuando la Declaración de 
Estocolmo hizo tomar conciencia del impacto de la 
contaminación ambiental. En los 25 años transcurridos 
desde esa Declaración, el medio urbano de América 
Latina ha aportado estudios de caso notables en mate-
ria de degradación ambiental y políticas ambientales 
innovadoras. El problema ambiental ha tenido una fi-
guración fundamental en los debates relativos a la pla-
nificación urbana, la salud y el desarrollo económico. 
Por estas razones, merecen atención los cambios en el 
binomio medio ambiente-industria, sobre todo ahora, 
a mediados de la década de 1990, puesto que, tras 20 
años de contaminación industrial relativamente desen-
frenada, ha habido en el último quinquenio una evo-
lución importante en la relación medio ambiente-indus-
tria. Los cambios principales se refieren al surgimien-
to de las "ecoindustrias" y a la medida en que éstas 
pueden promover una producción menos contaminan-
te en las industrias latinoamericanas "más sucias". 
El surgimiento de las ecoindustrias, sobre todo de 
las dedicadas a la producción de bienes y servicios des-
tinados a reducir la contaminación (principalmente 
tecnologías de última etapa), fue un fenómeno univer-
sal durante el decenio de 1980 como respuesta a la 
aplicación de sistemas reguladores más estrictos. Los 
Estados Unidos, Japón y Alemania fueron los pione-
ros en el desarrollo de la ecoindustria, pero será rele-
vante el papel de la ecoindustria en el desarrollo indus-
trial latinoamericano en el próximo siglo, tanto en tér-
minos del suministro de bienes y servicios como del 
mejoramiento de la calidad ambiental de la región. 
El presente artículo examinará los cambios que 
han ocurrido en la relación medio ambiente-industria 
en el transcurso de estos años y destacará el papel 
importante que las ecoindustrias cumplirán a principios 
del próximo siglo, así como la necesidad de que las em-
presas y los gobiernos latinoamericanos le tomen el 
peso a estos hechos y puedan aplicar las medidas co-
rrespondientes. Si el grueso de los bienes y servicios 
de las ecoindustrias sigue siendo suministrado por 
empresas extranjeras, su costo futuro para las empre-
sas latinoamericanas repercutirá notoriamente sobre los 
precios de sus productos de exportación y pondrá en 
peligro el éxito económico de los modelos orientados 
hacia el mercado externo. 
Así como la polémica en torno a la reglamenta-
ción ambiental y sus efectos sobre la competitividad 
industrial sigue dividiendo a industrialistas y ambien-
talistas, también el impacto de esas reglamentaciones 
y sus fallas se experimentan a nivel mundial.1 Las 
instituciones multilaterales reconocen plenamente los 
lazos entre la economía y el medio ambiente, así como 
las consecuencias sociales de los mismos (Munasinghe 
y Cruz, 1995). Fruto de la reglamentación ambiental 
de los sectores industriales ha sido el surgimiento de un 
vasto sector que ha venido a conocerse como la eco-
industria. Esta se ha ampliado para dar cabida a las de-
mandas de un número creciente de industrias que aca-
tan las recomendaciones en materia de política ambien-
tal; por ejemplo, en el caso de la Unión Europea hay 
160 directivas (Comisión Europea, 1993). A fin de 
cumplir con las nuevas reglamentaciones, las industrias 
han tenido que invertir grandes sumas en la lucha con-
tra la contaminación (véase el cuadro 1). 
El desarrollo de la ecoindustria y de tecnologías 
menos contaminantes, así como las polémicas que 
suscitan, son en muchos sentidos una prolongación de 
las preocupaciones anteriores sobre el traslado de in-
dustrias a países que permiten la contaminación sin 
restricciones, y en forma más general sobre la "fuga 
de industrias" (véase Stafford, 1985 y Hesselberg y 
Knutsen, 1994). Se trataba de analizar el traslado de 
las industrias más contaminantes desde las regiones con 
reglamentaciones ambientales más estrictas a aquellas 
con reglamentaciones más relajadas. En estos análisis 
ha habido una clara dimensión Norte/Sur, dimensión 
que persiste respecto a la ecoindustria y a la difusión de 
tecnologías menos contaminantes, pesea que las in-
vestigaciones muestran que, en general, las empresas 
más contaminantes no se han visto obligadas a reubi- 
1 El presente artículo forma parte del cuarto proyecto marco sobre 
el medio ambiente y el clima de la Comisión Europea titulado 
"Reglamentación ambiental, globalización de la producción y cam-
bio tecnológico". Agradezco las observaciones de Rhys Jenkins. 
LA DIMENSION NORTE-SUR DE LAS INDUSTRIAS DE LIMPIEZA AMBIENTAL Y LA DIFUSIÓN DE 
TECNOLOGÍAS LIMPIAS • JONATHAN R. BARTON 
 R E V I S T A DE LA C E P A L 64 • A B R I L 1 9 9 6 131
CUADRO 1 
 Gasto en reducir y combatir l a contaminación 
 (Como porcentaje de la formación 
i 
bruta de capital 
fijo)
 
 Sector público Sector empresarial Total Porcentaje del PIB 
 1985 1990 1985 1990 1985 1990 1990 
Estados Unidos 1.1 1.4 2.0 2.0 3.1 3.4 
Japón 2.9 2.6 0.5 0.3 3.4 3.0 
Alemania 1.9 2.1 1.6 1.4 3.5 3.5 1.6
Francia 0.8 0.7 0.4 0.4 1.2 1.1 1.0
Italia 1.0 0.9 - _ _ 0.8
Austria 2.7 1.0
Dinamarca 1.0 1.8 _ _ _ 1.1
Países Bajos 2.2 1.0 1.0 1.3 3.2 2.3 1.4
Portugal 1.0 1.0 0.5 0.7 1.5 1.6 0.8
España 0.6 0.8 - - 0.6
Suecia - - 0.8 1.2 - 
Fuente: OCDE (1993a) y Comisión Europea (1993). 
carse por efecto de las presiones reglamentarias (Leo-
nard 1984 y 1988). 
Mientras las reglamentaciones ambientales en 
América del Norte, Europa occidental y Japón preten-
dían disminuir la contaminación y se pensaba que las 
industrias más contaminantes corrían el riesgo de ser 
expulsadas, las ecoindustrias que se crearon en respuesta 
a las demandas de las industrias reguladas pasaron a 
ser las pioneras y se hallan ahora en buen pie para 
aprovechar la globalización de las políticas de regula-
ción ambiental. Por tal motivo, el surgimiento de eco-
industrias europeas fuertes y de iniciativas tecnológi-
cas menos contaminantes durante los años ochenta y 
noventa ha generado ventajas potenciales en la relación 
de intercambio de los bienes y servicios de base euro-
pea ecológica. Fue en Alemania y los Países Bajos don-
de más se promovieron las ecoindustrias durante los 
años ochenta, luego de la rápida adopción de nuevas 
normas, un incremento abrupto del gasto público en in-
vestigación y desarrollo (I&D), y la puesta en marcha 
de estrategias empresariales agresivas en el mercado 
ambiental (Comisión Europea, 1989). Estos países si-
guen siendo los líderes del mercado en bienes y servi-
cios ecológicos. 
Se considera que las ecoindustrias y aquellas que 
emplean tecnología menos contaminante son por esen-
cia pioneras. Gran parte de la I&D en el sector se basa 
en la conciencia de que la inversión de capital dará 
buena rentabilidad a largo plazo a medida que las re-
glamentaciones se vuelvan más generalizadas y más 
estrictas, lo que exigirá mejores tecnologías y estrate-
gias de gestión. Ser pionero es beneficiarse de las ven-
tajas competitivas en el mercado y se considera una de 
las razones fundamentales que explica el proceso de 
desarrollo. Como los altos costos de la I&D han sido 
prohibitivos en muchas partes del mundo donde los 
marcos reguladores siguen siendo permisivos o no se 
aplican con rigor, las ventajas pioneras han beneficiado 
a las empresas establecidas en los países sujetos 
desde temprano a reglamentos estrictos como los Es-
tados Unidos, Alemania y Japón. Estas empresas, que 
han arriesgado capital en I&D en las etapas de inno-
vación, están ahora en condiciones de lucrar con la de-
manda creciente a medida que reglamentaciones simi-
lares se aplican en otros países del mundo y los indu-
cen a aceptar esos bienes y servicios. El vínculo entre 
los modelos reguladores y el comercio de la ecoindus-
tria es muy fuerte; por ejemplo, el sistema regulador 
estadounidense fue adoptado en México, y son las em-
presas estadounidenses las que abastecen el mercado. 
En cuanto a las tecnologías menos contaminantes, los 
costos de la I&D suelen ser prohibitivos, puesto que en 
muchos casos hay que reorganizar todo el sistema 
productivo para evaluar cuáles son las áreas de los 
máximos beneficios posibles. No obstante, las ventajas 
de ser el primero siguen siendo las mismas y es 
probable que en un futuro cercano se demanden cada 
vez más sistemas menos contaminantes a medida que 
la presión pública por lo ambiental influya en el apa-
rato político y, por ende, en las políticas reguladoras. 
Es poco probable que la demanda de tecnologías de úl-
tima etapa se mantenga elevada debido al costo cre-
ciente de la eliminación de desechos y al problema de 
la competencia con las empresas productoras de pocos 
desechos; en este cambio también hay que considerar 
factores internos como la calidad del producto, el costo 
de las materias primas y las necesidades energéticas 
(Rajagopal, 1992). La inversión en la ecoindustria 
LA DIMENSION NORTE-SUR DE LAS INDUSTRIAS DE LIMPIEZA AMBIENTAL Y LA DIFUSIÓN DE 
TECNOLOGÍAS LIMPIAS • JONATHAN R. BARTON 
132 R E V I S T A DE LA C E P A L 64 A B R I L 1 9 9 8 
 
es un reconocimiento de la necesidad de mantenerse a 
la par de los rápidos cambios imperantes en la regula-
ción y gestión ambientales; en Alemania, por ejemplo, 
la ecoindustria invierte en promedio 3.1% de su volu-
men de negocios en I&D, comparado con sólo 1,8% 
en la industria manufacturera en general (Vickery y 
larrera, 1996). Es probable que Alemania mantenga en 
Europa su posición predominante en este sector. 
La ecoindustria es una proveedora de tecnología 
y de servicios conexos como consultoría, mantenimien-
to y perfeccionamiento. La industria es a la vez muy 
sofisticada y de baja tecnología en cuanto a los pro-
ductos suministrados, dada la amplia gama de necesi-
dades industriales y ambientales: los componentes de 
baja tecnología como el simple revestimiento del equi-
po existente para reducir la pérdida de calor o de agua 
es tan importante como el equipo de alta tecnología, 
por ejemplo, plantas para la desulfurización del gas de 
combustión. La baja tecnología es un tema importante 
en la ecoindustria, sobre todo en el contexto del he-
misferio Sur. Por ejemplo, un informe de la Comisión 
de Comercio Internacional de los Estados Unidos 
(1995, pp. 6-22) sobre la tecnología para tratar las 
aguas industriales y servidas señaló que los productos 
estadounidenses solían considerarse demasiado sofis-
ticados y caros, y que en muchos casos convenía adop-
tar criterios más sencillos para exportar a las econo-
mías menos desarrolladas. 
La tecnología menos contaminante difiere de las 
ecoindustrias en que la primera procura reorganizar el 
proceso productivo a fin de reducir los desechos, mien-
tras que estas últimas se centran en tratar los desechos 
remanentes del proceso industrial. Aunque en nume-
rosas definiciones estas dos áreas de la gestión ambien-
tal industrial figuran juntas, para los fines de este artí-
culo se tratarán por separado dadas sus posiciones ra-
dicalmente diferentes respecto a cómo combatir los 
desechos y la contaminación. 
En términos de crecimiento, la ecoindustria (en 
este caso incluidas las tecnologías menos contaminan-
tes) es uno de los sectores de más rápida expansión en 
la economía mundial. En 1992, Bill Clinton señalaba 
que la ecoindustria de bienes y servicios era el único 
sector de la economía nacional que había mostrado un 
nivel de crecimiento imprevisto en los últimos cinco 
años {Corriere della Sera, 10 de noviembre de 1992, 
citado por Malaman, 1996). Europa y Japón también 
han registrado tasas de crecimiento similares. Para 
complementar su declaración, en 1993 Clinton ordenó 
a los organismos gubernamentales estadounidenses 
que evaluaran las tecnologías ambientales y su compe-
titividad y que elaboraran estrategias comerciales, fi-
nancieras y técnicas para incrementar las exportacio- 
nes y el empleo en la ecoindustria (Estados Unidos, 
Departamento de Comercio, 1994a y b). Este fuerte 
respaldo estatal a un sector industrial pujante revela la 
importancia actual y futura que se da a la ecoindustria 
en la economíamundial. 
La ecoindustria se centra en la producción de 
equipo para reducir ¡a contaminación y en el tratamiento 
y la eliminación de desechos. Estos dos campos dan 
origen a las nueve subdivisiones principales de las 
actividades de la ecoindustria: tratamiento de desechos; 
tratamiento de aguas servidas; lucha contra la conta-
minación atmosférica; gestión energética; lucha contra 
la contaminación de los mares; vigilancia e instru-
mentación ambiental; servicios ambientales; lucha 
contra el ruido y la vibración y recuperación de tierras 
contaminadas. El conjunto de estas actividades ha dado 
lugar al establecimiento de una industria avaluada en 
200 mil millones de dólares (1990) con expectativas 
de crecimiento de un 50% para el año 2000 (OCDE, 
1992a). La Corporación Financiera Internacional del 
Banco Mundial va más allá y plantea un 100% de cre-
cimiento para el año 2000, situando el mercado anual 
de la ecoindustria por encima del de la industria quí-
mica (en, 1992 y Karliner, 1994). 
La definición de subsectores de la ecoindustria 
como los señalados es un tema espinudo que ha pre-
ocupado a los investigadores. El informe de la OCDE 
(1992a), que fue el primero en examinar la industria 
en su conjunto, tropezó con dificultades debido a la 
forma en que los diferentes Estados miembros de la 
OCDE interpretaban y medían el sector industrial (véase 
el recuadro 1). La definición sigue siendo el obstáculo 
que torna problemático el análisis de datos. La reunión 
de Washington sobre la ecoindustria, realizada en 
octubre de 1994, también tuvo que luchar contra 
estos inconvenientes. Mientras los autores procuran 
esclarecer cómo ellos y determinados Estados han in-
terpretado los términos industria del medio ambiente, 
industria ambiental, ecoempresa o ecoindustria, las difi-
cultades que plantea el análisis comparativo seguirán 
siendo muy complejas (véase Noble, 1996 y Gastón y 
Santiago, 1996). Por ejemplo, la definición de la Co-
misión Europea (1993) es genérica pero tan amplia que 
se vuelve inoperante: "Se entiende por ecoindustrias 
aquellas empresas productoras de bienes y servicios 
capaces de medir, prevenir, limitar o corregir el daño 
ambiental, como la contaminación de! agua, el aire, y 
el suelo, así como los problemas relacionados con los 
desechos y el ruido. Comprenden las tecnologías me-
nos contaminantes en que se minimiza la contamina-
ción y el uso de materias primas." 
Las dificultades con la definición se vuelven es-
pecialmente complejas cuando se trata de las tecnolo- 
LA DIMENSION NORTE-SUR DE LAS INDUSTRIAS DE LIMPIEZA AMBIENTAL Y LA DIFUSIÓN DE 
TECNOLOGÍAS LIMPIAS • JONATHAN R, BARTON 
R E V I S T A D E L A C E P A L 6 A • A B R I L 1 9 8 8 133 
Recuadro I DEFINICIONES DE ECOINDUSTRIA EN PAÍSES 
DETERMINADOS 
Gobierno de los Estados Unidos - Tecnología ambiental 
Una tecnología que promueve el desarrollo sostenible mediante la reducción de riesgos, el fomento de la eficacia en 
función de los costos, el mejoramiento de la eficiencia de los procesos y la creación de productos y procesos que son 
ambienlalmente beneficiosos o benignos. Se entiende que la expresión "tecnología" incluye equipos, programas, sis-
temas y servicios. 
Ministro de Comercio Internacional e Industria de Japón - Ecoempresas 
Sectores industriales con un potencial para ayudar a reducir la carga ambiental. 
Comisión de Industria de Australia - Industria de equipos, sistemas y servicios para el tratamiento de dese-
chos ambientales 
Un abanico de productores industriales y proveedores de servicios que engloba a toda entidad que ofrece soluciones 
vinculadas con la tecnología o los servicios para los problemas de tratamiento de desechos sólidos, líquidos o gaseo-
sos. Por ende, abarca parte de los sectores industriales que prestan servicios técnicos, de construcción, diseño, instru-
mentación científica y consultoría. 
Países Bajos - Asociación de Proveedores de Equipo Ambiental 
Empresas que producen, suministran y/o instalan (partes de) equipo/máquinas para reducir el daño ambiental (salvo 
la reducción del ruido) así como empresas asesoras en cuestiones ambientales. 
Fuente: OCDE (1993a). 
gías menos contaminantes, puesto que cuesta separar 
estos perfecciónamientos tecnológicos de otros adelan-
tos (OCDE, 1995). La definición de la OCDE de 1992 no 
incluyó la dimensión de la tecnología menos contami-
nante, sin embargo, la división entre ecoindustria y tec-
nología menos contaminante no es tajante. La defini-
ción varía ampliamente según las fuentes debido a la 
asociación relativamente reciente de los productos y 
servicios ambientales con la industria en gran escala y 
el comercio internacional. 
La gran variedad de productos y servicios, desde 
la consultoría y vigilancia hasta las tecnologías de últi-
ma etapa y de producción menos contaminante, com-
plica aún más el panorama del comercio internacional. 
Ahora último, la OCDE (1996a) ha desglosado la indus-
tria en tres áreas: equipo ambiental, servicios ambien-
tales y tecnologías ambientales integradas (en proce-
sos industriales y productos menos contaminantes) 
(véanse el recuadro 2 y el cuadro 2). Así, la OCDE dis-
tingue en forma explícita las tecnologías menos con-
taminantes. En el plano nacional, los Estados Unidos, 
Canadá y Japón tienen definiciones genéricas de la 
ecoindustria en tanto que Italia, Noruega y Alemania, 
por ejemplo, han optado por definiciones más preci-
sas (véase Vickery e Iarrera, 1996); en Japón, la defi-
nición es tan amplia que se incluyen todos los servi-
cios municipales. La divergencia de definiciones se ex-
plica por las rápidas innovaciones que han experimen-
tado las ecoindustrias y la gama de servicios, equipo 
y aplicaciones que utilizan. Así como la estructura in-
dustrial de las economías nacionales varía considera- 
blemente, ha variado también la gama de bienes y ser-
vicios incluidos en la definición de ecoindustria. 
Es evidente la necesidad de una definición uni-
versal que permita hacer comparaciones: sin embargo, 
Recuadro 2 
DESGLOSE DE LA ECOINDUSTRIA 
Equipa ambiental 
Equipo para el tratamiento de aguas servidas 
Equipo para la gestión y el reciclaje de desechos 
Equipo para combatir la contaminación atmosférica 
Equipo para reducir el ruido 
Instrumentos de vigilancia, equipo científico, de investigación 
y de laboratorio Conservación/protección de los recursos 
naturales y medios 
de esparcimiento urbano 
Servicios ambientales 
Operaciones en materia de aguas servidas Operaciones en 
materia de manipulación de desechos Operaciones en 
materia de reducción de ruido Servicios analíticos, de 
vigilancia y de conservación y 
protección conexos Servicios técnicos y 
de ingeniería Investigación y desarrollo 
ambiental Capacitación y educación 
ambiental Servicios contables y legales 
Servicios de consultoría Otros servicios 
ambientales a las empresas Otros; 
ecoturismo 
Tecnologías menos contaminantes: Tecnologías 
ambientales integradas 
Equipo para producción menos contaminante Equipo 
eficiente para la generación y conservación de 
energía 
Ecoproductos 
Fuente: OCDE (1996a). 
LA DIMENSION NORTE-SUR DE LAS INDUSTRIAS DE LIMPIEZA AMBIENTAL Y LA DIFUSIÓN DE 
TECNOLOGÍAS LIMPIAS • JONATHAN R. BARTON 
134 R E V I S T A DE LA C E P A L 64 A B R I L 1 9 9 8 
 
CUADRO 2 
Componentes principales de la ecoindustria, 1990 
(En porcentaje) 
 
 América Europa Japón Total Miles de millones Crecimiento 
del Norte OCDE de ecu anual porcentual
 1990 2000 estimado 
Equipo/servicios conexos 74 76 79 76 119 172 5,0 
Tratamiento del agua y efluentes 24 34 22 29 47 65 4.0
Gestión de desechos 25 15 22 21 31 49 6.4
Control de la calidad del aire 12 17 25 15 23 33 4,4
Otros (recuperación de tierras, ruido) 13 10 10 11 17 25 5.1 
Servicios generales 26 24 2! 24 37 62 7.4 
Total 100 100 100 100 156 234 5.5 
Fuente: Comisión Europea, 1993, sobre la base de datos de la OCDE. 
será problemático determinar qué bienesy servicios 
son explícitamente ambientales, y no industriales per 
se. Se corre el gran peligro de que casi todas las inno-
vaciones conducentes a reducir los desechos y la conta-
minación se rotulen de ambientales, aunque sean inci-
dentales y no prioritarias. En la reunión de Washing-
ton sobre la ecoindustria en 1994, se reconoció que la 
dificultad para recopilar datos consistentes había obsta-
culizado el análisis de la industria y que una manera de 
avanzar consistía en identificar grupos de productos 
básicos y no básicos (Vickery e larrera, 1996). El gru-
po básico incluiría a los productores de equipo de úl-
tima etapa y de limpieza y a los proveedores de servi-
cios ambientales conexos, así como los servicios con 
una clara finalidad ambiental única. El grupo no bási-
co incluiría a los productos y tecnologías menos conta-
minantes, así como a los productos intermedios (tam-
bién llamados productos multiuso). 
En este artículo se define operativamente a la eco-
industria como aquella que es proveedora de tecnolo- 
gía y sus servicios conexos tales como consultoría, 
mantenimiento y mejoramiento. Es a la vez altamente 
sofisticada y de baja tecnología y es uno de los secto-
res en más rápida expansión en la economía mundial. 
Su razón de ser es la reducción y eliminación de dese-
chos de las etapas finales de la producción industrial. 
Las tecnologías menos contaminantes están vinculadas 
con la ecoindustria pero pueden diferenciarse de ella 
en términos de enfoque, en el sentido de que aquellas 
procuran reducir los desechos mediante la revisión y 
modificación de todo el proceso industrial, con lo que 
se reduce la necesidad de contar con estrategias de úl-
tima etapa. Estados Unidos encabeza el mercado mun-
dial de la ecoindustria con 39% del total, seguido por 
la Unión Europea con 24%; en esta última, Alemania 
predomina con 36% del mercado. En términos de cre-
cimiento potencial, Canadá en particular ha venido 
incrementando su participación en los mercados inter-
nacionales de la ecoindustria (Fouillard, 1992 y 
Higgins, 1996). 
II 
La respuesta a la regulación de la 
contaminación 
La regulación de las industrias "más contaminantes" 
durante los años setenta favoreció la adopción genera-
lizada de tecnologías y tratamientos de última etapa. 
Estas tecnologías buscaban reducir la emisión de con-
taminantes en vez de modificar el proceso productivo 
y reducir la producción de contaminantes. Con la de- 
manda de tecnologías de última etapa para frenar las 
emisiones y responder a las normas legales para redu-
cir la contaminación, surgieron las firmas proveedoras. 
Estas firmas estaban involucradas en un comienzo en 
otras actividades mecánicas y de ingeniería pero res-
pondieron a esta nueva demanda mediante la diversi- 
LA DIMENSION NORTE-SUR DE LAS INDUSTRIAS DE LIMPIEZA AMBIENTAL Y LA DIFUSIÓN DE 
TECNOLOGÍAS LIMPIAS • JONATHAN R. BARTON 
R E V I S T A D E L A C E P A L 6 4 • A B R I L 1 9 9 8 135 
 
ficación o, en muchos casos, el establecimiento de 
nuevas empresas pequeñas y consultoras. Más adelan-
te, algunas de las empresas multinacionales más gran-
des advirtieron las ventajas competitivas de suminis-
trar equipo para reducir la contaminación. Por ejem-
plo, Joshua Karliner (1994) señala que la Dow Corpo-
ration y DuPont son dos proveedores importantes de 
esos equipos en los Estados Unidos. Destaca asimis-
mo a !a firma especializada Waste Management Tech-
nologies (WMX) que representa aproximadamente el 
10% de los ingresos de la ecoindustria estadounidense 
y rivaliza en tamaño con la fabricante de aeronaves 
Lockheed. Estas grandes empresas han logrado expan-
dirse hacia los mercados internacionales con mucha 
mayor facilidad que las empresas pequeñas debido a 
que poseen la organización necesaria. Por ejemplo, 
WMX aumentó rápidamente sus operaciones en Europa 
desde 1991, particularmente en el Reino Unido y Fran-
cia. En Europa, la firma alemana Deutsche Babcock 
fue un líder temprano en el mercado, pues ya en 1998 
tenía un volumen de negocios de 650 millones de ecu: 
pero comparada con la WMX con un volumen de tres 
mil millones de ecu, es evidente la diferencia entre las 
industrias estadounidenses y europeas (Comisión Eu-
ropea, 1989 y 1993). 
En términos geográficos, la ventaja pionera ha 
hecho surgir ecoindustrias especializadas en los países 
con una regulación ambiental temprana. Como los 
movimientos ecológicos se desarrollaron con mayor 
fuerza en Estados Unidos y Europa, en ellos la regula-
ción temprana dio origen al desarrollo de la ecoindus-
tria (véase el cuadro 3). Las empresas japonesas tam-
bién surgieron al mismo tiempo en respuesta a los pro-
blemas de la contaminación atmosférica. En Europa, 
el mercado de la tecnología del tratamiento del agua y 
los efluentes es el mejor establecido dentro de la eco-
industria de la Unión Europea y representa 34% de su 
valor productivo (Comisión Europea, 1993). 
El crecimiento de determinadas áreas básicas y la 
especialización ha dotado a algunos países de empre-
sas fuertes en ciertas áreas básicas de la industria. En 
Japón, Mitsubishi e Hitachi están a la vanguardia en 
equipo de control de la contaminación atmosférica en 
tanto que las empresas europeas tienen una ventaja 
pionera en el tratamiento de aguas servidas (las holan-
desas en recuperación de tierras contaminadas) y las 
norteamericanas en tratamiento de desechos. El surgi-
miento de estas empresas, que ahora poseen fuertes 
ventajas comparativas en I&D y experiencia producti-
va en el mercado mundial de bienes y servicios am-
bientales, ha sido la reacción directa a una regulación 
ambiental temprana en determinados países. Hay dos 
procesos que operan en la ecoindustria mundial: uno, 
es la especialización de empresas en determinados 
países en áreas de la ecoindustria, el otro, es la índole 
geográfica de las relaciones comerciales que se han 
desarrollado en el comercio y la transferencia de bie-
nes y servicios ambientales. Algunos países han bus-
cado ocupar nichos en el mercado mundial de bienes y 
servicios ambientales, a menudo con fuerte apoyo es-
tatal, mientras otros han procurado dominar las rela-
ciones comerciales de determinadas regiones en la 
ecoindustria. Los ejemplos más obvios de este último 
son la promoción de los bienes y servicios ambienta-
les estadounidenses en América Latina, así como el fo-
mento de productos y servicios japoneses en Asia sud-
oriental (véase Ecotec, Research and Consulting Ltd., 
1994). En el caso de Japón, la estrategia del gobierno 
titulada "Visión ambiental de la industria" se centró en 
mejorar el desempeño ambiental en 15 sectores indus-
triales seleccionados. Con ello se ha conseguido que los 
conocimientos técnicos acumulados conforme a esta 
estrategia puedan ahora transarse en el exterior. 
A medida que las reglamentaciones ambientales 
van dejando a un lado las tecnologías de última etapa 
para favorecer la introducción de cambios fundamen-
tales en los procesos productivos, las empresas del 
Norte (sobre todo de América del Norte, Europa occi-
dental y Japón) han procurado beneficiarse de la de-
manda creciente de bienes y servicios ambientales en 
el Sur al ponerse en vigor las reglamentaciones perti-
nentes, principalmente debido a presiones en el ámbito 
internacional. Karliner (1994, p. 60) observa que esta es 
la tercera etapa de un proceso más largo que consiste 
en exportar el desarrollo industrial tóxico al Sur: 
primero, se exporta "desarrollo económico" mediante 
las políticas de libre comercio y el financiamiento por 
organismos multilaterales y bilaterales; luego, se intro-
ducen reglamentaciones ambientales para controlar los 
excesos de este desarrollo; y por último, se exporta 
tecnología y servicios "ambientales" para cumplir con 
estas reglamentaciones. 
LA DIMENSION NORTE-SUR DE LAS INDUSTRIAS DE LIMPIEZA AMBIENTAL Y LA DIFUSIÓN DE 
TECNOLOGÍAS LIMPIAS • JONATHAN R. BARTON 
R E V I S T A D E L A C E P A L 6 4136 
CUADRO 3 
Mercado ambiental mundial
 (En miles de millones de dólares)" 
 Environment 
OCDE ECOTEC ETDC Business Internat.
 1990 2000 1990 2000 1990 2000 1990 2000 
América del Norte 
Estados Unidos 78 113 85 125 115 185 134 180
Canadá 7 12 14 18 7 14 10 17
México 1 5 3 18 1 2
Subtotal 85 125 100 147 125 217 145 199 
América Latina _ ™ 2 5 _ _ 6 10 
Europa 
Francia 10 15 - 10 30 „ 
Alemania 17 23 60b 89b 21 65 94 132
Reino Unido 7 11 - 11 28 —
Resto de la Unión Europea 12 20 - - 15 48 
Resto de Europa occidental 5 9 - - 6 17 
Europa oriental/Nuevos estados 
independiente 15 21 5 9 15 25 14 27
Subtotal 66 99 65 98 78 213 108 159
Asia-Pacífico 
Japón 24 39 30 44 24 65 21 31
Australia/Nueva Zelandia 2 3 2 4 3 5
Provincia China de Taiwán 5 30 
Hong Kong - - 5C 12U - 3 - 
República de Corea - - - - 1 8 — -
Resto del Asia Pacifico - — • - 14 28 6 13
China 2 5 -
India - - 1 2 „ 
Subtotal 26 42 85 63 46 138 30 49
Resto del mundo 21 34 - _ 6 12 6 9 
Total mundial 200 300 210 320 255 580 295 426 
A B R I L 1 9 9 8
Fuente: OCDE, 1996a. 
a La categorization de los productos y servicios ambientales difiere entre las distintas fuentes, sobre todo en cuanto a la inclusión, exclusión 
y definición de las tecnologías menos contaminantes. b 
Toda Europa occidental. c Asia oriental y sudoriental. 
III 
La competencia y el comercio en 
la ecoindustria 
La ecoindustria no es homogénea y es difícil compa-
rarla con muchos sectores industriales. A diferencia de 
la industria siderúrgica en que los productos son va-
riados pero provienen de los mismos materiales, la 
ecoindustria, en particular en cuanto al desglose de pro-
ductos y servicios, es más difícil de catalogar. Por ello, 
el desarrollo del sector no ha sido uniforme y los fac-
tores tecnológicos, geográficos y de inversión han se-
guido diferentes trayectorias en las diferentes áreas 
básicas de la industria. Son las áreas básicas más gran-
des, a saber, tratamiento de aguas servidas, tratamien-
to de desechos y lucha contra la contaminación de los 
mares, las que han despertado más interés en términos 
de cambio tecnológico e inversión. Otros sectores, de-
bido a su escala y desarrollo relativos, han seguido otra 
evolución. Por ejemplo, la consultoría ambiental ha 
crecido considerablemente, pero como está basada en 
el capital humano, no atrae grandes inversiones ni res- 
LA DIMENSION NORTE-SUR DE LAS INDUSTRIAS DE LIMPIEZA AMBIENTAL Y LA DIFUSIÓN DE 
TECNOLOGÍAS LIMPIAS • JONATHAN R. BARTON 
R E V I S T A DE LA C E P A L 64 A B R I L 1 9 9 8 137 
 
ponde al cambio tecnológico en la misma escala que la 
producción de equipos. Igual cosa ocurre con la lucha 
contra el ruido y las vibraciones la que, aunque preva-
lente en muchos contextos, todavía está en sus inicios. 
Según la escala de la empresa, la demanda y la 
tecnología, hay claras divisiones sectoriales en la ecoin-
dustria que revelan que ésta es altamente heterogénea 
en muchos sentidos, es decir, en capitalización, empleo, 
velocidad de cambio y densidad de recursos humanos y 
tecnológicos. Por estas razones, ha sido más difícil ras-
trear las pautas competitivas y comerciales de la indus-
tria en su conjunto. Su acelerado y notable crecimien-
to durante los años ochenta y noventa ha ido de la 
mano con un aumento paralelo de la competencia y el 
comercio en el sector en todas las áreas básicas. Co-
mo ocurre cada vez que se examina la industria, ésta se 
fragmenta cuando se intenta analizar ambos factores. 
Así como en el plano nacional, la competencia 
internacional ha dependido de la naturaleza y longevi-
dad de las reglamentaciones y también de la capaci-
dad de las empresas para establecerse, operar y com-
petir en igualdad de condiciones en otros países; la 
cuestión del comercio resultante plantea el debate de la 
competencia internacional, la globalización de la eco-
industria y la búsqueda y el desarrollo de nuevos mer-
cados. Es en el contexto de esto último que la ecoin-
dustria pasa a ser un sector industrial muy importante 
que rivaliza con muchos otros sectores como los pro-
ductos farmacéuticos y los vehículos automotores en 
términos de sus dimensiones Norte/Sur. Con la inver-
sión en investigación y desarrollo concentrada en las 
empresas con sede en el Norte, las pautas comerciales 
que han surgido en la industria, aparte de determina-
dos lazos horizontales dentro y entre América del Nor-
te, Europa y Japón, son aquellas que vinculan el Norte 
con el Sur (véase el cuadro 4). Estos vínculos Norte/ 
Sur son fundamentales para el desarrollo de la indus-
tria y han recibido en muchos casos un apoyo guber-
namental considerable, sobre todo del gobierno estado-
unidense, traducido en el fomento a las exportaciones. 
La competencia en la industria varía considerable-
mente de un país a otro. Las reglamentaciones naciona-
les específicas y sus cronogramas de aplicación han 
otorgado diferentes ventajas pioneras a los Estados que 
han promovido la creación de empresas que sirven este 
sector dejándolas bien situadas para expandirse a los 
mercados internacionales. Dentro de esta ecuación, 
algunas empresas han captado cuotas de mercado con-
siderables para ciertos productos y servicios, adquirien-
do una escala suficiente para competir a nivel interna-
cional. Una cuestión en el debate sobre la competi- 
CUADRO 4 
Comercio de la OCDE en productos ambien-
tales, 1990 
 
 Proporción exportada Balanza comercial 
{como porcentaje de la (en millones de ecu)
 producción exportada) 
Estados Unidos 10 3 120 
Europa 20 6 240
Alemania 40 7 800
Reino Unido 17 390
Francia 14 390
Japón 6 2 340 
Fuente: Comisión Europea, 1993, sobre la base de datos de la OCDE. 
tividad es el tamaño predominante de las empresas en 
la ecoindustria. Hasta los años noventa, ésta se carac-
terizaba por empresas pequeñas y medianas, pero esto 
ha venido cambiando considerablemente. En las ecoin-
dustrias maduras de los Estados Unidos y Alemania, 
por ejemplo, las empresas son generalmente de un ta-
maño mayor que el promedio nacional. En los Esta-
dos Unidos esto se explica por la desaceleración de las 
tasas de crecimiento de la industria en los años noventa 
y el aumento de las fusiones y adquisiciones (Vickery 
e Iarrera, 1996). En Alemania, las ecoindustrias son 
mayores que el promedio sectorial nacional como re-
sultado de su excelente desempeño y gran importan-
cia como sector estratégico (Walter y Horbach, 1996). 
Es difícil examinar la competencia en todos los 
ramos de la ecoindustria por dos motivos: primero, la 
rapidez del cambio en la mayoría de las áreas básicas; 
y segundo, la variedad de sectores y subsectores, sus 
definiciones, y el tamaño de las operaciones, lo que tor-
na problemático el análisis comparativo. Lo que es cla-
ro es que las ventajas competitivas de las empresas que 
operan en uno o varios de los campos delineados en 
la industria dependen sobremanera de la I&D para es-
tablecerse. Para muchas empresas la magnitud de sus 
operaciones y las restricciones financieras, como el ac-
ceso al capital, son un contratiempo. 
En el comercio internacional de la ecoindustria, 
Alemania es el primer exportador del mundo en tér-
minos de la proporción de su producción exportada. 
Alemania exporta 40% de su valor de producción, prin-
cipalmente equipo para el tratamiento del agua y tec-
nologías para reducir la contaminación atmosférica. 
Las exportaciones alemanas se reparten entre los paí-
ses europeos y otros destinos como América del Nor-
te, Europa oriental, el Oriente medio y África. Dentro 
de la Unión Europea, el Reino Unido, los Países Ba-
jos y Francia son también exportadores netos (1994) 
LA DIMENSION NORTE-SUR DE LAS INDUSTRIAS DE LIMPIEZA AMBIENTAL Y LA DIFUSIÓN DE 
TECNOLOGÍAS LIMPIAS • JONATHAN R. BARTON 
138 R E V I S T A D E L A C E P A L A B R I L 1 9 9 8 
 
(OCDE, 1996a). Tal como las reglamentaciones nacio-
nales estrictas iniciaron el desarrollo de la ecoindustria 
enAlemania, las nuevas presiones por tecnologías y 
procesos menos contaminantes (ambos destinados a 
reducir la necesidad de tecnologías de última etapa) 
bien podrían significar ventajas pioneras o de líder del 
mercado para ese país en las dos primeras décadas del 
próximo siglo. 
IV 
La ecoindustria europea 
Crecimiento del mercado ambiental en Europa occidental, por segmentos 
(En miles de millones de dolares) 
1990 1995 Crecimiento anual 
(en porcentaje) 
 
Gestión de desechos 
Agua y aguas servidas 
Lucha contra la 
contaminación 
atmosférica 
Recuperación de tierras 
Total 
20.9 
12.8 
9.6 
1.0 
44.3 
28.0 
21.3 
12.8 
2.3 
64.4 
4.5 
9.1 
4.3 
16.1 
8.5 
Fuente: Congreso de los Estados Unidos, Oficina de Evaluación Tecnológica, 1994. 
La ecoindustria europea se ha convertido en una indus-
tria importante en las economías nacionales, sobre todo 
en Europa septentrional, en términos de la producción 
y la oferta nacional e internacional. Es un vasto sector 
que favorece el empleo y el comercio en la Unión Eu-
ropea, y es probable que siga mostrando una tasa de 
crecimiento vigorosa mientras se mantenga la presión 
por reducir la contaminación ambiental, especialmente 
en vista de su proximidad geográfica para comerciar 
con países de Europa oriental y central que demandan 
productos y servicios ambientales. 
Alemania domina la ecoindustria europea en tér-
minos de empresas, producción, empleo y gasto en 
productos de esa industria (véanse los cuadros 6 y 7). 
Habiendo establecido marcos tempranos de reglamen-
tación ambiental en comparación con otros Estados 
miembros de la Unión Europea, las empresas alema-
nas involucradas en el sector pudieron establecer ven-
tajas pioneras cuando otros Estados recién comenza-
ban a establecer sus propias reglamentaciones. El auge 
y la consolidación de la ecoindustria alemana y su éxito 
en los mercados de exportación ha hecho que este Es-
tado lidere este sector en Europa en forma tan abruma-
dora que a menudo es seguido de cerca por los Esta-
dos Unidos y Japón por sus propios méritos y no como 
parte de la Unión Europea. En Europa, es Alemania el 
competidor y no la Unión propiamente tal. 
La OCDE (1996a) calcula que el mercado de la 
ecoindustria alemana (17 500 millones de dólares en 
1992) representa 30% del total europeo. El proceso de 
reunificación, mediante el cual un país con estándares 
ambientales elevados se fusionó con otro con estánda-
res ambientales deficientes, ha generado un gran mer-
cado interno para los productos y servicios ambientales, 
aunque el financiamiento de estas demandas deter-
minará la medida en que la industria es capaz de apro-
vechar una demanda tan cercana. El financiamiento de 
la demanda de productos y servicios ambientales cons-
tituye la barrera más grande al desarrollo de la ecoin-
dustria mundial, ya sea en Europa central y oriental, 
Asia meridional y sudoriental o América Latina. Lo 
que es claro es que la ecoindustria europea debería es-
tar en condiciones de desarrollarse basada sobre todo 
en la demanda de las economías en transición de 
Europa oriental y central que tienen acceso a ayuda fi-
nanciera vinculada para reducir la contaminación pro-
veniente de fuentes domésticas e industriales. 
La directiva sobre las aguas servidas urbanas ha 
sido fundamental para desarrollar la ecoindustria en 
Europa, debido a las necesidades y tecnologías en 
LA DIMENSION NORTE-SUR DE LAS INDUSTRIAS DE LIMPIEZA AMBIENTAL Y LA DIFUSIÓN DE 
TECNOLOGÍAS LIMPIAS • JONATHAN R. BARTON 
R E V I S T A DE LA C E P A L A B R I L 1 9 9 8 139 
 
CUADRO 6 
Producción de la ecoindustria 
por países, 1990 
CUADRO 7 
Número de empresas y estimaciones 
de empleo 
 
En miles de millones de ECU En porcentaje 
 
Alemania 17 0
Francia 10.0 
Reino Unido 7.0 
Italia 5.0 
Países Bajos 2.7 
España 1.8 
Bélgica 1.4 
Dinamarca 1.0 
Portugal 0.4 
Irlanda 0.3 
Grecia 0.3 
Total de la Comisión 
Europea 46.9 
Comisión Europea 46.9 
Estados Unidos 78.0 
Otros 75.1 
Total mundial 200.1 
Fuente: Comisión Europea, 1993, sobre la base de datos de la OCDE. 
materia de tratamiento de aguas que se han generado; 
el tratamiento del agua y de las aguas servidas absor-
be el 45% de la producción de la ecoindustria europea 
en comparación con el 20% para la gestión de dese-
chos, 22% para la lucha contra la contaminación at- 
 
Alemania Francia Reino 
Unido Italia Europa 
fuente: Comisión 
Europea, 1993, sobre la base de datos de la OCDE. 
mosférica, y 13% para otros (incluidos la lucha contra 
el ruido, el equipo de laboratorio, la recuperación de 
tierras y la conservación de recursos). Aunque es im-
portante reconocer el predominio de Alemania en el 
ámbito del tratamiento de las aguas servidas y otras 
áreas, otros Estados miembros avanzados han estable-
cido ventajas comparativas en determinadas áreas bá-
sicas. Por ejemplo, las empresas de Francia y el Rei-
no Unido han establecido posiciones firmes en mate-
ria de tratamiento de aguas servidas mientras que los 
Países Bajos poseen empresas con conocimientos es-
pecializados en recuperación de tierras. En Europa 
meridional, los nuevos miembros de la Unión tienen 
ecoindustrias mucho más pequeñas con poca especia-
lización (Ecotec Research and Consulting Ltd., 1994). 
V 
La ecoindustria latinoamericana 
Los argumentos acerca del medio ambiente en Amé-
rica Latina están inextricablemente unidos con los re-
lacionados con el desarrollo en si. La tradicional in-
serción de las economías latinoamericanas en la eco-
nomía internacional como proveedoras de productos 
básicos ha ejercido presiones sostenidas sobre el en-
torno natural (véase Sánchez, 1993). Hasta mediados 
del siglo XX, estas presiones se concentraban en los 
medios rurales donde los efectos de la producción 
agrícola conducían a la desertificación, la erosión y 
pérdida de fertilidad, compactación y salinización del 
suelo, y también en las zonas mineras y forestales 
donde la extracción dejaba sus huellas. Respecto al 
medio urbano, ya había presiones ambientales durante 
el siglo XIX y comienzos del siglo XX, debido a las 
demandas de la urbanización y de servicios básicos 
adecuados; junto con intensificarse el proceso de indus-
trialización a partir de mediados del siglo XX, se acen-
tuaron esas presiones. 
Mientras que la ecoindustria de Europa septentrio-
nal se desarrollaba con rapidez durante los años ochen-
ta y noventa, las economías latinoamericanas luchaban 
contra los obstáculos financieros del sector público y 
el lento avance de la conciencia, la legislación y la 
reglamentación ambientales. Durante los años noventa, 
la reacción nacional ante las cuestiones ambientales, 
inducida por presiones internas, pero sobre todo por las 
preocupaciones ambientales y condiciones comerciales 
internacionales, se ha traducido en un aumento de la 
demanda de productos y servicios ambientales. 
LA DIMENSION NORTE-SUR DE LAS INDUSTRIAS DE LIMPIEZA AMBIENTAL Y LA DIFUSIÓN DE 
TECNOLOGÍAS LIMPIAS • JONATHAN R. BARTON 
Número de empresas Empleo
(en s) mile250 
90 
75 
40
600
4 
000 
1 500
1 500
2 300
36.2
21.3
14.9
10.7
5.8
3.8
3.0
2.1 
0.9
0.6
0.6
¡00.0
23.5 
39.0 
37.6 
¡00.0
140 R E V I S T A D E L A C E P A L 6 4 • A B R I L 1 9 9 8 
 
El grueso de los sistemas más sofisticados ha sido 
suministrado por el Norte, sobre todo por los Estados 
Unidos. 
Entre las economías latinoamericanas, es México 
el que ha estado en la mira de la ecoindustria esta-
dounidense. Con un mercado de la ecoindustria de las 
seis economías más grandes de América Latina equi-
valente a 2 500 millones de dólares en 1992 (40% 
producto de las importaciones) y previéndose una tasa 
de crecimiento de 25% en los próximos años, el fomen-
to de los productos y servicios no nacionales aumenta 
con rapidez (Karlimer, 1994) (véase el cuadro 8). Los 
ingentes capitales necesarios para la adopción de nue-
vas tecnologías y servicios conexos están vinculados 
conlos programas de ayuda al desarrollo de fuentes 
bilaterales y multilaterales. Mediante estos programas, 
los Estados del Norte ofician efectivamente de agen-
tes de sus productores nacionales promoviendo sus 
tecnologías y suministrando fondos a los gobiernos del 
Sur para que compren su equipo. Aunque es induda-
ble que esta tecnología es valiosa para reducir la con-
taminación, los fundamentos políticos y económicos de 
este proceso no están basados en la sustentabilidad del 
medio ambiente meridional sino en los criterios indus-
triales de competencia y venta del Norte (Gligo, 1995). 
También se argumenta que las tecnologías que ahora 
son menos adecuadas a los sistemas reguladores vigen-
tes en el Norte se están exportando al Sur, Este tipo de 
comercio se parece mucho a las transferencias de tec-
nología de los años sesenta y setenta a América Lati-
na, cuando se transferían y vendían a la región plantas 
y equipos obsoletos, a menudo por ser contaminantes, a 
fin de colaborar en sus programas de industrialización. 
Un ejemplo ilustrativo es el caso de Cubatao en Bra-
sil, donde se reconstruyó una ex planta refinadora de 
petróleo estadounidense para sostener el "milagro eco-
nómico" brasileño. Esta refinería, junto con numero-
sas otras plantas fabricantes de productos químicos, 
petroquímicos y otros de la industria pesada, provocó 
la concentración de los niveles más elevados de con-
taminación ambiental en el país. El informe ECOTEC 
(Ecotec Research and Consulting Ltd., 1994, p. 83) 
sobre la ecoindustria, preparado para el Gobierno del 
Reino Unido, recomienda que las empresas no traten 
de vender tecnología antigua en los mercados en de-
sarrollo. Éste es el criterio actual qué preconiza el em-
pleo de plantas y tecnologías nuevas en los mercados 
en desarrollo donde las normas han aumentado y las 
reglamentaciones se han vuelto más estrictas; sin em-
bargo, subsiste la interrogante de cómo puede finan-
ciarse esta nueva tecnología. Sin esta solución inter- 
 
CUADRO 8 
Mercados e imp ciones ambientales en 
América Latina, 2 
orta
199
rca
168 
015 
614
44 
560
45
Argentina 
Brasil 
México 
Venezuela 
Chile 
Colombia 
Fuente: Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Interna-
cional (USAID), en Congreso de los Estados Unidos, Oficina de 
Evaluación Tecnológica. 
media de utilizar tecnología barata de segunda mano, 
es probable que muchas empresas no puedan adquirir 
el equipo necesario, lo que hará que transcurra mucho 
tiempo antes de que las autoridades reguladoras pue-
dan obligar a las empresas a invertir en dicho equipo o 
en su defecto sancionarlas. 
El resultado de la transferencia de equipo obsoleto 
y métodos anticuados para reducir la contaminación 
será inevitablemente la persistencia de la brecha tec-
nológica entre el Norte y el Sur; sin embargo, esto tam-
bién ocurrirá si se importan nuevas tecnologías. Es pro-
bable que cuando las tecnologías de última etapa cedan 
el paso a métodos integrados para combatir la contami-
nación en el proceso productivo, las empresas del Sur 
tendrán que volver a importar sistemas de producción 
nuevos (o antiguos) desarrollados en el Norte. Por ello, 
la ecoindustria no es la manera de reducir la brecha 
entre el Norte y el Sur en términos de producción in-
dustrial y crecimiento económico, sino es más bien 
la continuación de una serie de etapas industriales 
—desde la producción de bienes de consumo interme-
dios, pasando por la producción de la industria pesa-
da, hasta llegar a los productos de alta tecnología— en 
que el desfase en introducirlas lleva a la persistencia 
de la brecha tecnológica. Ya en el decenio pasado Os-
valdo Sunkel (1980) señalaba el vínculo existente en-
tre las estrategias de desarrollo y el medio ambiente; 
la ecoindustria es otra manifestación de esta conexión. 
Esto aumenta a su vez la brecha de los términos de in-
tercambio. Si se toma en cuenta el panorama nacional 
de la relación entre el medio ambiente y la economía, 
cosa que es destacada por la OCDE (1996C), el papel de 
la tecnología, las repercusiones sociales de la adopción 
tecnológica y los impactos ambientales (no sólo de la 
reducción de las emisiones industriales sino también 
de aquellas desplazadas por la nueva tecnología) de- 
LA DIMENSION NORTE-SUR DE LAS INDUSTRIAS DE LIMPIEZA AMBIENTAL Y LA DIFUSIÓN DE 
TECNOLOGÍAS LIMPIAS • JONATHAN Ft. BARTON 
Me do Por taje
(en millones de dólares) imp ado
cen
ort
25 
19 
24 
97 
89 
78
R E V I S T A D E L A C E P A L 6 4 • A B R I L 1 9 9 3 141 
 
ben considerarse dentro de una estrategia integral. Las 
tecnologías forman a su modo el vínculo esencial en-
tre el medio ambiente y los sistemas sociales, y las po-
líticas de gestión ambiental orientan este vínculo (Tol-
ba, 1980 y Bustamante y Torres, 1990). 
Aunque Birdsall y Wheeler (1993) y Wheeler y 
Martin (1992) sostienen con razón que la apertura eco-
nómica latinoamericana fomenta de hecho una indus-
tria menos contaminante y normas anticontaminantes 
más estrictas, las consecuencias financieras, comercia-
les y competitivas de dicha apertura son más comple-
jas. Esto se da sobre todo cuando se considera cuáles 
empresas son capaces de contribuir a una producción 
menos contaminante debido a su posición financiera 
y cuáles no. Asimismo, hay notorias diferencias entre 
los ramos sectoriales en una misma economía nacio-
nal; así, la reestructuración de la industria siderúrgica 
en Argentina durante los años noventa y ochenta ge-
neró también tecnologías ambientales perfeccionadas, 
respecto, por ejemplo, a la industria petroquímica de 
ese país (véanse López y Chidialc, 1995 y Bisang y 
Chidiak, 1995). La amenaza de que surja un sistema 
de normas ambientales sujeto a un doble estándar es 
muy cierta en el contexto latinoamericano. Si las re-
glamentaciones ambientales y los productos y servicios 
de la ecoindustria provocan el desplazamiento de las 
empresas nacionales por las extranjeras, hay que con-
siderar en detalle las consecuencias socioeconómicas 
de dichas estrategias (Cramer y Zegveld, 1991). Otro 
aspecto que merece tomarse en cuenta son las incon-
gruencias entre las reglamentaciones legales, y su se-
guimiento y observancia. En América Latina, hay mu-
chas reglamentaciones estatutarias, pero la mala situa-
ción financiera del sector público hace que a menudo 
falten recursos para su seguimiento y observancia. 
Ramón López (1992) dice que las políticas ambienta-
les pueden incidir en la intensidad de la contaminación, 
pero que dependen esencialmente de la dictación y 
aplicación de un marco regulador adecuado para inter-
nalizar los verdaderos costos sociales de los recursos 
utilizados. Este enfoque aseguraría un sistema legisla-
tivo de mayor raigambre local, en vez de un modelo 
importado indiferente a las necesidades y sensibilida-
des locales. Los organismos no gubernamentales que 
se ocupan del medio ambiente en América Latina han 
sostenido persistentemente este criterio (Faure, 1995). 
México ha sido el mercado latinoamericano pre-
ferido para promover las exportaciones por su amplia 
base industrial, gran conciencia ambiental emanada de 
la experiencia con la mala calidad del aire de Ciudad 
de México, y la Ley General del Equilibrio Ecológico 
y la Protección al Ambiente promulgada en 1988 que 
brindó el marco legislativo para la reglamentación y 
abrió, por ende, un mercado para la ecoindustria. Mé-
xico ha sido el mercado principal para el tratamiento 
de aguas servidas, puesto que el abastecimiento de agua 
potable ha sido una prioridad social del gobierno, así 
como Ciudad de México lo ha sido para la lucha con-
tra la contaminación atmosférica. 
La índole de la evolución política mexicana ha 
asegurado la persistencia de un considerable control es-
tatal de los servicios básicos y de utilidad pública. Por 
ello, el sector público ha sido el principal comprador de 
bienes y servicios ambientales; hecho que por lo de-
más es una característica de la industria mundial. Esta 
demandaha creado un vasto mercado para los exporta-
dores extranjeros, sobre todo para las empresas esta-
dounidenses que han sido respaldadas decididamente 
por el gobierno de ese país y sus organismos de promo-
ción comercial tales como la Administración de Co-
mercio Internacional del Departamento de Comercio, 
la Comisión de Comercio Internacional y la Agencia 
para el Desarrollo Internacional. Las publicaciones de 
esos organismos que asesoran a las empresas sobre las 
oportunidades de mercado en México han sido decisi-
vas para el desarrollo de una fuerte presencia estado-
unidense en ese mercado. Otro factor importante ha 
sido la relación comercial establecida por el Tratado de 
Libre Comercio de América del Norte (TLC), así como 
la proximidad geográfica de ambos países y el movi-
miento de bienes y servicios entre ellos (CFI, 1992 y 
Nadal, 1995). Por el lado de México, la amenaza de un 
impuesto futuro a las exportaciones de las industrias 
más contaminantes destinadas a los Estados Unidos, 
por falta de cumplimiento de ciertas normas ambien-
tales, ha sido también un factor que se ha considerado 
(Low, 1992). 
Aunque México está ahora bien adelantado como 
importador dentro de la ecoindustria mundial, y tam-
bién como proveedor nacional en ciertas áreas básicas, 
en América Latina sólo Brasil puede comparársele en 
cuanto al tamaño del mercado. Otros países como 
Argentina, Venezuela y Chile, con economías indus-
triales avanzadas, necesitan productos y servicios 
ambientales importados, pero sus necesidades depen-
den de las reglamentaciones ambientales respectivas. 
Dentro de la estrategia estadounidense para promover 
la ecoindustria en América Latina, los próximos candi-
datos son Chile y Argentina (Estados Unidos, Departa-
mento de Comercio, 1994b). Hasta que la conciencia 
y las demandas ecológicas no se vuelvan más espe- 
LA DIMENSION NORTE-SUR DE LAS INDUSTRIAS DE LIMPIEZA AMBIENTAL Y LA DIFUSIÓN DE 
TECNOLOGÍAS LIMPIAS • JONATHAN R. BARTON 
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cíficas y no se establezcan las reglamentaciones con-
siguientes, las demás economías latinoamericanas no 
estarán sujetas al mismo asedio que el ya experimen-
tado por México. En estas economías sudamericanas 
es probable que surja un mercado más abierto en el que 
habrá competencia entre las empresas estadounidenses, 
europeas y japonesas. En Chile, por ejemplo, con su 
avanzada economía neoliberal, su apertura a las firmas 
que compiten en esta área derivará en una competen-
cia más libre que trascenderá los intereses geopolíticos 
que han predominado hasta ahora: por ejemplo, los Es-
tados Unidos en México, y Japón en Asia sudoriental. 
VI 
El futuro: la campaña por una 
tecnología menos contaminante 
En los Estados Unidos, la Unión Europea y Japón está 
más despejada la vía para los procesos productivos me-
nos contaminantes que para los equipos descontami-
nantes de última etapa. Es muy probable que se gene-
ren así presiones por imponer normas ambientales más 
estrictas a los bienes importados de otras partes, sobre 
todo en los foros ambientales internacionales, donde el 
desplazamiento de las actividades productivas más con-
taminantes desde las áreas con normas ambientales más 
estrictas hacia otras áreas se considera contraproducente 
en términos del mejoramiento del ambiente global. Por 
lo tanto, el etiquetado ecológico y la capacidad de las 
empresas latinoamericanas para ceñirse a las normas 
comerciales y reglamentarias existentes en los países 
de destino de sus exportaciones pasarán a revestir un 
interés primordial. La confluencia de las restricciones 
al comercio con las restricciones ambientales también 
podría ser importante para cerrar los mercados 
nacionales del hemisferio norte a determinados 
bienes. 
Como ocurrió con las ecoindustrias, las tecnolo-
gías menos contaminantes surgieron con rapidez en 
Europa (así como en los Estados Unidos y Japón); la 
primera Mesa redonda europea sobre programas de 
producción menos contaminante se realizó en octubre 
de 1994 en Graz, Austria, y tuvo por objeto comparar 
y contrastar los programas nacionales y regionales, los 
proyectos demostrativos de producción menos conta-
minante, y las ideas de ecología industrial y socieda-
des sustentables (Cleaner Production, 1995). Es inten-
sa la investigación y el desarrollo tanto en el ámbito de 
las ecoindustrias como en el de las tecnologías menos 
contaminantes y hacia ellas se dirige la inversión. Es 
por ello que ambos campos se han juntado para fines 
de definición en ciertos países; son similares en apa- 
riencias, pero, en esencia, radicalmente distintos. El 
alto costo de la investigación y el desarrollo ha influi-
do para restringir la innovación en ciertos países y de-
terminadas empresas, aunque la producción menos 
contaminante supone que las propias empresas parti-
cipen más activamente en su desarrollo. Mientras que 
los productos de las ecoindustrias podrían comprarse 
—por ejemplo, un equipo para la desulfurización del 
gas de combustión o un servicio de consultoría ambien-
tal— la producción menos contaminante exige repen-
sar todo el proceso de producción en su contexto so-
cial, así como la base de recursos locales, lo que es de 
suma importancia en términos de la globalización de 
las estrategias de producción menos contaminantes 
(Georg, Jorgensen y Ropke, 1990, Cramer y Zegveld, 
1991; y Rajagopal, 1992). Sólo si se presta atención a 
estos aspectos del contexto social y de la base de re-
cursos locales podrá llegar a descubrirse cómo difun-
dir las tecnologías menos contaminantes. 
Un ejemplo del desarrollo de tecnología menos 
contaminante en Europa, realizado conforme al progra-
ma BRITE/EURAM, ha sido coordinado por la empresa 
italiana SEPAREM. Esta empresa se ha vinculado con los 
participantes del proyecto en Italia, Alemania y Fran-
cia para fabricar una membrana que reduce la conta-
minación generada por la industria textil. La membra-
na permite purificar las aguas residuales y recuperar 
la mayoría de los agentes químicos utilizados en el 
proceso; asimismo, reduce el consumo de agua en 80% 
(Comisión Europea, 1993). Esta capacidad para recupe-
rar y rectelar los insumos de materias primas y redu-
cir a la vez los costos de explotación mediante un bajo 
consumo de agua caracteriza a los proyectos de tec-
nología menos contaminante comparados con las tec-
nologías de última etapa. 
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R E V I S T A DE LA C E P A L 64 A B R I L 1 9 9 8 143 
 
Aunque son la conciencia y los movimientos am-
bientales que la han propiciado los que han llevado la 
contaminación industrial a la agenda política y regla-
mentaria, no cabe duda que son los factores económi-
cos los que configurarán el desarrollo de las industrias 
menos contaminantes. Hay altísimos costos involu-
crados en la aplicación de tecnologías menos contami-
nantes y en la reestructuración industrial, que exceden 
en valor, por ejemplo, a los costos iniciales del equi-
po de última etapa. En términos de la relación costo-
beneficio, serán los adelantos futuros en determinadas 
industrias y sus productos los que determinarán la in-
versión de aquí al año 2000. La aplicación de esas 
tecnologías tiene consecuencias negativas de corto pla-
zo en el sentido de que se inspira en objetivos de lar-
go plazo como las ventajas pioneras, la previsión de 
las modalidades futuras de consumo basada en la con-
ciencia ambiental y otros beneficios de tipo Porter 
(Porter y Van der Linde, 1995). La OCDE (1995) iden-
tifica tres impedimentos para adoptar tecnologías me-
nos contaminantes: estructurales (por ejemplo, la ne-
cesidad de amortizar el equipo ya instalado); cíclicos 
(por ejemplo, las tendencias de mercado y la situación 
financiera de la empresa); y comerciales (por ejemplo, 
la dificultad de comercializar nuevos procesos opro-
ductos). Los factores institucionales como la inercia de 
la gestión y la falta de comunicación entre los ingenie-
ros y la dirección ejecutiva son también posibles impe-
dimentos, sobre todo cuando la gerencia percibe la 
tecnología menos contaminante como un costo mera-
mente ambiental y no como un beneficio futuro en 
términos de competitividad. 
Aunque las tecnologías menos contaminantes van 
a determinar en el corto plazo la forma de la relación 
competitiva industria-medio ambiente, no deben con-
siderarse como soluciones en sí ya que la noción de 
"contaminación nula" es abstracta. Si bien las investi-
gaciones revelan que 70% a 90% de las emisiones 
actuales pueden reducirse mediante el uso de tecnolo-
gías menos contaminantes, éstas tendrán que superar 
barreras relacionadas con diversos factores (Rajagopal, 
1992 y OCDE, 1994a y b): económicos (en función de 
la relación inversión-rentabilidad); institucionales (co-
nocimientos, información y capacidad de I&D); tecno-
lógicos (el contexto local de aplicación); educativos (la 
base de recursos humanos para el desarrollo tecnoló-
gico); reglamentarios (adecuados para complementar 
los procesos en cuestión); de información (difusión y 
transferencia, sobre todo en el eje Norte/Sur); e instru-
mentos gubernamentales de apoyo financiero para fo-
mentar una tecnología menos contaminante (como el 
programa de instrumentos financieros para el medio 
ambiente (UFE) de la Comisión Europea que entró en 
vigor en julio de 1992 y orienta 40% de sus fondos a 
la aplicación de tales tecnologías). 
La magnitud de estas barreras futuras sugiere que 
la adopción de tecnologías menos contaminantes estará 
condicionada por la geografía. Por ello, la cuestión del 
comercio de productos menos contaminantes podría 
ser de suma importancia, ya que las iniciativas en pro 
del etiquetado ecológico, los bienes favorables al 
medio ambiente y el movimiento "verde" entre los 
consumidores internacionales podrían generar políticas 
comerciales proteccionistas respecto a las normas en 
materia de productos. Ya en 1989 había en Alemania 
2 500 productos que se vendían con el rótulo de "fa-
vorables al medio ambiente" (Comisión Europea, 
1988) y este país bloquea ahora los productos que han 
sido fabricados con materiales prohibidos en Alema-
nia. 
Dentro del proceso regulador, hay claras presio-
nes por una producción menos contaminante y no por 
procesos que simplemente reduzcan la contaminación. 
Éste es en sí un cambio fundamental de orientación, 
dado que las ecoindustrias se han desarrollado para 
ocuparse de los desechos y subproductos industriales, 
A estas alturas conviene aclarar dónde pueda estable-
cerse la línea divisoria entre las ecoindustrias y una 
producción menos contaminante. Esta división no es 
en modo alguno evidente lo que ha contribuido a nu-
merosos problemas vinculados con la medición de las 
ecoindustrias: en algunos países los procesos de pro-
ducción menos contaminante figuran junto con las 
ecoindustrias en las definiciones operativas, en otros 
están separados. Para los fines de este artículo se con-
sideran por separado. Esto obedece a la diferencia fun-
damental en lo que cada uno trata de hacer. 
Las ecoindustrias se establecieron para reducir la 
contaminación y desarrollaron tecnologías de última 
etapa para tratar de reducir las emisiones y la disper-
sión de contaminantes. Estos productos contaminantes 
se recolectan y eliminan mediante transferencias ga-
seosas o mediante la eliminación de desechos en lu-
gares autorizados. En estas industrias y tecnologías no 
hay un proceso de transformación industrial. La pro-
ducción y los procesos menos contaminantes no están 
centrados en los productos y en cómo los buenos pue-
den separarse de los malos. La producción menos con-
taminante procura transformar todo el proceso produc-
tivo de modo que los insumos, procesos y productos 
se consideren en función de su potencial contaminan- 
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te. Esta perspectiva exige una nueva visión de todo el 
proceso industrial. 
Las estrategias adoptadas corresponden a cinco 
áreas: optimizar procesos; innovar en materia de pro-
cesos y productos; reciclar y recuperar subproductos; 
compartir y optimizar el uso de recursos; y adoptar un 
criterio de coproductividad entre las empresas (Sutter, 
1989 y Rajagopal, 1992). La medida en que estas es-
trategias pueden aplicarse depende sobremanera de la 
madurez del mercado ambiental de la economía en 
cuestión. Ecotec (1992) identifica tres fases de madu-
rez del mercado: Fase I: mercados en desarrollo con 
escasa legislación ambiental, uso predominante de tec-
nologías de última etapa en la gestión ambiental, acuer-
dos de concesión de licencias o penetración directa del 
mercado por empresas extranjeras; Fase II: mercados 
más desarrollados con una legislación ambiental más 
amplia y un mayor énfasis en la innovación tecnoló-
gica en materia de gestión ambiental; Fase III: merca-
dos maduros en que se adopta un enfoque integrado 
ante la evolución de las normas, y las tecnologías 
menos contaminantes son el centro de la gestión am-
biental. En Europa, el mercado tiene muy diversos 
grados de madurez, sobre todo en el sentido Norte/Sur, 
lo que significa que hay un gran mercado potencial en 
la Unión Europea, y también que resulta problemático 
el establecimiento de medidas de gestión ambiental que 
la abarquen totalmente. Es evidente que va a ser difí-
cil establecer medidas ambientales globales sobre la 
base de la cooperación internacional, ya que hay varia-
ciones tan claras incluso en el seno del mismo Norte, 
entre las llamadas economías desarrolladas. 
Así como las ecoindustrias fueron la respuesta a 
las reglamentaciones y a la conciencia ambiental duran-
te los años ochenta, puede decirse que las tecnologías 
menos contaminantes son la respuesta a los mismos 
factores durante los años noventa. Es evidente que el 
costo de la eliminación de desechos y el principio bá-
sico de producirlos se ha revisado con detención y que 
ahora el objetivo es reducirlos, basado en el supuesto 
de que gran parte de estos desechos, ya sean gaseosos, 
hídricos o sólidos serán potencialmente contaminantes. 
La dinámica que explica este cambio de enfoque es a 
la vez ambiental y económica: mientras los políticos 
adoptan el programa ambiental cediendo a las presio-
nes de grupos de intereses, los industriales están cada 
vez más conscientes de los beneficios de reducir los 
desechos (a medida que aumentan los costos de elimi-
narlos), de las ventajas de ¡a innovación pionera, y de 
las demandas apremiantes de productos favorables al 
medio ambiente para fines de etiquetado y comercia-
lización. 
VII 
La problemática del desarrollo lineal de la 
relación entre el medio ambiente y la industria 
Aunque nadie sugiere que hay un desarrollo lineal sos-
tenido de la relación medio ambiente-industria —de las 
industrias más contaminantes, pasando por las ecoin-
dustrias y culminando en las industrias menos conta-
minantes—, es evidente que el desarrollo industrial 
latinoamericano va a ir a la zaga en esta evolución. Co-
mo sugiere Joseph Karliner (1994), la importación de 
productos y servicios de la ecoindustria constituye otra 
etapa del desarrollo industrial y de los vínculos inter-
continentales de dicho desarrollo. Debido a la alta tec-
nología involucrada en las ecoindustrias y los proce-
sos productivos menos contaminantes, son escasas las 
posibilidades de que las empresas nacionales satisfa-
gan las necesidades ambientales de la industria nacio-
nal y, por lo tanto, es difícil crear una capacidad local 
y un núcleo de desarrollo endógeno (Duran de la Fuen-
te, 1991, p. 133). Lo que es claro es que las demandas 
ambientales serán cubiertas en su mayoría por las em-
presas extranjeras. Las industrias latinoamericanasserán incapaces de exportar productos sin usar equipo 
de última etapa y, posteriormente, sin emplear proce-
sos productivos menos contaminantes. Habrá que 
internalizar los costos de tales mejoras de alguna ma-
nera. Al aumentar las presiones internacionales por el 
mejoramiento ambiental, como las contenidas en el 
Protocolo de Montreal y el Programa 21, aumentará 
también la demanda de que las industrias mejoren su 
relación con el medio local. Estas presiones podrían 
perjudicar las exportaciones manufactureras latinoame-
ricanas y elevar los costos de la producción industrial. 
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Lo positivo será el mejoramiento de la calidad ambien-
tal en términos de las emisiones y la contaminación in-
dustrial. Lo negativo se dará en las repercusiones la-
borales derivadas de los costos de producción más ele-
vados y en los costos de largo plazo derivados de la 
intensificación del dominio del mercado extranjero y 
la transferencia de tecnología que transforma la bre-
cha tecnológica en un abismo. 
Joseph Karliner (1994) señala una anomalía im-
portante en las actividades de la ecoindustria. Obser-
va que hay muchas empresas que infringen las regla-
mentaciones ambientales (que han estado sujetas a 
acciones judiciales) que también son proveedoras de 
bienes y servicios ambientales. No cabe duda que ésta 
es una situación que hay que superar antes de que la 
interfase reglamentación ambiental/ecoindustria pueda 
reducir los niveles de contaminación. 
Lo que revela esta situación es que la ecoindustria, 
como cualquier otro sector industrial con un volumen 
de negocios de miles de millones de dólares, no es una 
respuesta altruista a los argumentos ecológicos o a las 
demandas de calidad ambiental. La industria funciona 
como cualquier otra, rigiéndose por la economía de 
mercado, y tenderá a seguir el mismo curso que las de-
más. Por ello, el término ecoindustria no debe prestar-
se a confusiones. Tal como otras industrias que han 
llevado a la relocalización de actividades, cambios en 
la división internacional del trabajo (por ejemplo, la 
industria de vehículos automotores) y nuevas modali-
dades de comercio e inversión, sobre todo en el contex-
to del Sur, la ecoindustria debería ponerse en tela de 
juicio. Los costos y beneficios de la ecoindustria me-
recen el mismo grado de escrutinio que otras industrias. 
Cramer y Zegveld (1991) observan que la relación 
entre tecnología y gestión ambiental suele ser ambigua, 
dado que hay efectos positivos y negativos sobre el 
medio ambiente. Subrayan que la tecnología también 
exige cambios en las estructuras socioorganizativas y 
la consideración de los contextos sociales conexos; lo 
mismo ocurre en el caso de las tecnologías menos 
contaminantes (Rajagopal, 1992). La OCDE (1996d) 
destaca la necesidad de usar tecnologías menos 
contaminantes sólo con el apoyo y cambios adecuados 
en las modalidades productivas, que incluye el 
componente social de la producción. Es preciso 
considerar las repercusiones más amplias de los 
servicios y productos ambientales, su aplicación y 
gestión. Dado que es un sector industrial basado en la 
tecnología, los impactos sociales de la adopción de los 
productos ambientales son inmensos. Son los efectos 
sociales los que hay que considerar de una manera 
integral junto con los argu- 
mentos tecnológicos y económicos, así como las pro-
pias reglamentaciones. 
En cuanto a la ecoindustria mundial es evidente 
que los pioneros están situados en el Norte y que los 
costos de la I&D se traspasarán al Sur cuando las re-
glamentaciones ambientales, sugeridas y seguidas por 
los organismos del Norte (grupos ambientales y orga-
nizaciones supranacionales), se intensifiquen en esos 
países. La mayoría de las empresas nacionales acusa-
rán los costos de la transición a una tecnología menos 
contaminante ya que tendrán que importar equipos y 
servicios, pero no así las empresas multinacionales que 
transferirán tecnología y conocimiento en forma intra-
empresarial o que ya cuentan con un ala de su estruc-
tura corporativa dedicada a la ecoindustria. Una regu-
lación ambiental más rigurosa en el contexto global y 
la evolución de la ecoindustria mundial —el servidor 
de este auge regulador— podrían conducir a un forta-
lecimiento del capital multinacional en el Sur respecto 
de las empresas nacionales, y a una mayor depen-
dencia de esos países receptores de las decisiones en 
materia de comercio e inversión de los ejecutivos del 
Norte. Esto revela que la ecoindustria tipifica en mu-
chas maneras el carácter de la globalización de las 
actividades económicas, en el sentido de que las solu-
ciones que se perciben para los males contemporáneos 
se hallarían en una mayor integración de la economía 
capitalista mundial. 
Asimismo, es bien claro que la transferencia de 
reglamentaciones conduce a la transferencia de tecno-
logía, de modo que la aplicación de modelos norteños 
de regulación ambiental conducirá a la necesidad de 
importar nuevas tecnologías. Este conjunto de circuns-
tancias incrementará notoriamente las expoliaciones de 
las ecoindustrias del Norte y representará costos ele-
vados para las industrias más contaminantes del Sur. 
Aunque conforme a la argumentación económica estos 
mayores costos deberían traspasarse al consumidor, es 
más probable que para seguir siendo competitivas, las 
empresas nacionales se vean obligadas a racionalizar 
sus operaciones, desacatar en lo posible las regla-
mentaciones existentes o resignarse a que los compe-
tidores multinacionales tengan una participación ma-
yoritaria en ellas. Los informes sobre las exportacio-
nes de la ecoindustria reiteran que la falta de financia-
miento para satisfacer la demanda seguirá siendo una 
valla importante para la expansión global de la indus-
tria, sobre todo hacia el Sur (CFI, 1992; Congreso de 
los Estados Unidos, Oficina de Evaluación Tecnoló-
gica, 1994 y Estados Unidos, Comisión de Comercio 
Internacional, 1995 y 1996). Es poco lo que la ayuda 
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para el desarrollo y la asistencia financiera multilateral 
pueden hacer para satisfacer estas demandas. Estas 
demandas dependen a su vez del establecimiento de 
reglamentaciones ambientales en estas áreas, las que 
suelen seguir un lento trámite legislativo. Por ambas 
razones, el impacto de la ecoindustria en el Sur es y 
seguirá siendo importante. 
El pronóstico menos probable es que vaya a sur-
gir un sector industrial nacional vigoroso, que convierta 
a las industrias "más contaminantes" en industrias 
"menos contaminantes" y amplíe los beneficios eco-
nómicos en la socioeconomía nacional. El escenario 
más probable es que las empresas multinacionales 
incrementen su participación en el sector industrial de 
las economías del Sur, sobre todo en la elaboración de 
recursos naturales como los minerales y los productos 
forestales. Esto lleva a la repatriación de utilidades, y 
la racionalización de la mano de obra y de la produc-
ción para los mercados internacionales en vez de los 
nacionales. Esta situación es excelente para los accio-
nistas de las empresas, pero no tan buena para los que 
sacarán poco provecho del auge del sector industrial 
exportador. 
La ecoindustria es un sector en rápida evolución 
(véase el cuadro 9). Es probable que haya un cambio 
significativo en la estructura del sector industrial y su 
geografía en términos de I&D y orientación comercial. 
Un buen ejemplo de este cambio ya es evidente: la 
importancia que ha cobrado el comercio de licencias 
tecnológicas en comparación con el comercio del equi- 
CUADRO 9 
Pronósticos de las tendencias de mercado 
de la ecoindustria

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