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El_perfil_del_joven_de_Dios_-_Renato_Cardoso

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Copyright © 1999 Unipro Editora
Reservados todos los derechos. Esta publicación no puede ser reproducida en su totalidad o en parte sin el permiso expreso del editor
 
Dirección General | A. Lobato
Editor | Mauro Rocha
Traducción | Marta Angélica Corvino (Universal)
Coordinación de Creación | Paulo S. Rocha Jr.
Portada | Samay Millet
Diagramación | Camila Saldanha
Revisión | Marta Angélica Corvino (Universal)
Asistente Editorial | Regina Dias
Conversión a epub | CumbucaStudio
 
 
 
 
C268p
Cardoso, Renato 1972
El perfil del jovén de Dios (e-pub)/ Renato Cardoso 2a ed. - Rio de Janeiro, Unipro Editora 2018.
Traducción de: O Perfil do Jovem de Deus
ISBN 978-85-7140-865-4
1. Ciencias de la Religión. 2. Corvino, Marta - Traducción
I. Título.
CDD 248.83
Estrada Adhemar Bebiano, 3.610 – Inhaúma
CEP 20766-720 – Rio de Janeiro – RJ
www.unipro.com.br
http://www.cumbucastudio.com/
http://www.unipro.com.br/
 Para conocer sabiduría y disciplina; para comprender los dichos de inteligencia; para adquirir disciplina y enseñanza,
justicia, derecho y equidad; para dar sagacidad a los ingenuos y a los jóvenes conocimiento y prudencia. 
Proverbios 1.2-4
Índice
Prefacio
Introducción
Capítulo
1 La encrucijada del adolescente
Capítulo
2 El encuentro con Dios
Capítulo
3 El nuevo mundo del joven cristiano
Capítulo
4 El noviazgo del joven cristiano
Capítulo
5 El matrimonio
Capítulo
6 El sexo
Capítulo
7 Preguntas francas... Respuestas sinceras
Prefacio
Hace más de treinta años nacía la Iglesia Universal del Reino de Dios. Por lo tanto, es una iglesia
nueva para jóvenes de todas las edades.
Con su mensaje alentador y desafiante, que enseña a vivir la Palabra de Dios en su integridad, la
Universal encontró una profunda aceptación en el corazón de millares de jóvenes en muchos países del
mundo.
Jóvenes sinceros, listos para experimentar la más fascinante de todas las aventuras posibles al alma
humana, ¡que es vivir por la fe en alianza con Dios!
Jóvenes de todas las clases sociales y de los más diversos orígenes aprendieron a usar la Palabra de
Dios para vencer obstáculos y conquistar sus sueños e ideales. Muchos se convirtieron en ingenieros,
médicos, empresarios, además de formar sus familias; otros fueron llamados para el ministerio con el fin
de ganar almas para el Señor Jesús, entre ellos está el autor de este libro.
Aún siendo joven y viviendo en un hogar con muchos problemas, el obispo Renato Cardoso fue
alcanzado por el poder del mensaje de la cruz del Calvario y su vida cambió completamente.
Fracasos, dudas, inseguridades y miedos dieron lugar a los frutos del Espíritu de Dios. ¡Y una vida sin
perspectivas dio lugar a una vida de victorias!
El libro el Perfil del Joven de Dios es, por lo tanto, un libro escrito con conocimiento de causa. Solo
alguien que realmente haya vivido las luchas comunes de la juventud y las haya vencido a través de un
verdadero encuentro con Dios podría escribir con tamaña claridad lo que el joven necesita saber para
vivir una vida de aventuras y de victorias.
Tengo la seguridad de que las enseñanzas de este libro serán de gran valor y le sumarán fuerza y fe a
todos los que lo lean. Ser un joven de Dios - así nos referimos al chico y a la chica - no es para nada
llevar una vida aburrida y sin gracia. ¡Al contrario! Es una vida de conquistas y victorias, donde la fe
valiente vence a este mundo del diablo y los sueños se vuelven realidad. Es sentir la presencia de Dios y
la fuerza inexplicable de la fe. En fin, es vivir la más extraordinaria experiencia que un ser humano puede
vivir. Los que dicen que la vida de un joven cristiano es monótona y sin sentido están completamente “en
ayunas”.
La juventud es el mejor momento para unirse en alianza a Dios. Cuando eso sucede, todo, pero
realmente todo es posible, y el fracaso jamás será conocido.
El autor de este libro, en la trayectoria que Dios le determinó para ganar almas, ya trabajo en Brasil,
en Estados Unidos, en África y, como misionero, comenzó el trabajo en Inglaterra. ¡Qué extraordinario
camino para un joven de origen humilde!
Así como tú, que estás leyendo ahora estas páginas, el obispo Renato jamás hubiera podido imaginar
cuán fascinante y desafiante iba a ser su vida cuando se la entregó al Señor Jesús. Son esas experiencias
y victorias las que él compartirá con nosotros en este libro.
¡Nuestra oración es que la fuerza y la energía del joven se alíen a la grandeza de Dios y que el nombre
del Señor Jesús sea glorificado en este mundo!
Obispo Marcelo Crivella
“Acuérdate de tu Creador en los días de tu juventud, antes que vengan los días malos, y lleguen los años de los
cuales digas: No tengo en ellos contentamiento.”
Eclesiastés 12:1
Introducción
La adolescencia es una encrucijada. Es en este período donde tomamos algunas decisiones que
pueden determinar el rumbo de nuestra vida. Y, si tales decisiones son conducidas por el impulso o los
instintos propios de la edad, pueden convertir al sueño de un futuro brillante en una terrible pesadilla.
Los estudios, el noviazgo, los padres, los amigos, la moda, el sexo, la elección de la carrera, en fin, el
joven de repente se ve dejando las cosas de niño atrás y lanzándose a un mundo fascinante de nuevos
descubrimientos.
¿Cómo hacer la elección correcta? ¿Cómo soportar la presión de las nuevas responsabilidades? ¿Cómo
debe ser el joven cristiano? ¿Es posible ser joven y ser de Dios? ¿A quién debe oír? ¿Qué consejos debe
seguir? Estas son algunas preguntas que buscaremos responder en este libro.
“Mejor es el muchacho pobre y sabio, que el rey viejo y necio que no admite consejos...”
Eclesiastés 4:13
Capítulo 1
La encrucijada
del adolescente
¿En dónde ocurren los más graves accidentes de tránsito? En las encrucijadas. Sí, cuando un chofer
se acerca a una encrucijada, sus chances de involucrarse en un accidente se multiplican. Vehículos
viniendo de todas las direcciones, señales de tránsito, peatones cruzando la calle, etc. Un pequeño
descuido y su vida y la de los demás estarán en peligro.
Así es la adolescencia: una encrucijada. Es un período de tránsito entre la infancia y la fase adulta. Es
por eso que el joven a veces se porta como un adulto, y otras como un niño. Es un período de
autoafirmación, o sea, el joven está descubriéndose y siente la necesidad de mostrarse a sí mismo y de
mostrarles a los demás su identidad. Para eso, muchas veces lleva al extremo sus actitudes, tamaña es
su necesidad de autoafirmación.
Por eso, es común ver a adolescentes fumando, bebiendo y buscando hacer cosas que puedan darle al
mundo que lo rodea una imagen del tipo: “¡Vean todos cómo sé lo que estoy haciendo!” Sin duda, eso es
muy perjudicial para el joven.
Es por esa razón que tú, joven de Dios, debes dar un paso adelante de los demás y reconocer que tu
vida es extremadamente importante. Todo lo que te rodea en este mundo tiene una gran influencia en lo
que eres, en lo que haces y en lo que serás.
Eres el blanco de muchas cosas. ¿Ya notaste que casi todos los periódicos, las revistas y la TV tienen
un programa o una nota dirigida especialmente a ti?
¿Ya te diste cuenta cómo en muchos de los anuncios y propagandas hay un llamado muy especial
para influenciarte? ¿Por qué sucede eso? Porque los profesionales de los medios de comunicación
conocen la inestabilidad característica de esa fase, o sea, la facilidad que tiene el adolescente de
prestarles atención a esos llamados, y sacan provecho de eso para ganarse al público.
Porque el joven, en general, no quiere ser diferente a sus compañeros. Él quiere sentirse en la “onda”,
insertado en el grupo. Entonces, se viste con la ropa a la moda, usa zapatos a la moda, canta la canción
del momento, ve la película que todos están comentando... Así, se vuelve un blanco: todos quieren llegar
hasta él, cautivarlo y hacerlo seguir un determinado camino. Es utilizando recursos y argumentos que
penetran directamente en esa inestabilidad, que el traficante de drogas busca ganar la simpatía del joven
paraque después se convierta en un adicto.
Entonces, amigo lector, podemos imaginarnos al adolescente como a esa oveja solitaria, perdida entre
lobos hambrientos: cada uno quiere un pedazo. Pero, ¿qué tiene el joven de tan valioso que hay una
disputa para alcanzarlo?
El apóstol Juan ya lo sabía: “Os he escrito a vosotros, jóvenes, porque sois fuertes...” (1 Juan 2:14)
¡Exactamente eso! Esa fuerza de la que habla el versículo anterior es el punto decisivo para definir las
actitudes del joven y el futuro que resultará de eso. ¿Y quién está interesado en esa fuerza? El diablo,
obviamente. Sin embargo, mucho más interés tiene Dios, para que a través de los jóvenes la humanidad
pueda redimirse de sus pecados. Por lo tanto, que los jóvenes de ambos sexos se hagan disponibles en
Sus manos, ¡para que Él pueda utilizar esa fuerza y energía en favor de Su obra!
La relación familiar
Sin duda, la familia es la responsable directa en la formación del joven. Si el adolescente no tiene el
buen ejemplo de sus padres, tiene mucha más probabilidad de lanzarse por el camino de la perdición.
Si la chica no ve en su madre, o el chico en su padre, la imagen positiva en la cual se debe reflejar, no
se puede exigir de ellos que sean jóvenes ejemplares.
Es por eso que la Palabra de Dios afirma: “Instruye al niño en su camino, y aun cuando fuere viejo no se
apartará de él.” (Proverbios 22:6)
Sin embargo, es bueno recordarles a los padres que la enseñanza no es dada solo con palabras, sino
principalmente con el ejemplo.
Es verdad, no obstante, que existen crisis en la relación entre padres e hijos, especialmente en la
adolescencia de estos.
Creemos que uno de los factores responsables por la difícil relación entre el joven y sus padres es el
deseo que él tiene de sentirse autosuficiente. De ahí proviene la razón de que el adolescente, muchas
veces, se resista a oír los consejos de sus padres. Es su manera de decir: “Yo sé lo que estoy haciendo” o
“Ya no soy un niño”.
Lo interesante es que aunque demuestre toda esa autosuficiencia en lo que se refiere a oír los consejos
de sus padres, muchas veces está listo para escuchar los consejos e imitar las actitudes de los extraños
que no tienen nada que ver con él ni están preocupados por su bienestar.
Creemos que fueron esas las causas que llevaron al hijo pródigo a rebelarse contra su padre e irse de
su casa.
En esta parábola, el Señor Jesús dice:
“… Un hombre tenía dos hijos; y el menor de ellos dijo a su padre: Padre, dame la parte de los bienes que me
corresponde; y les repartió los bienes.
No muchos días después, juntándolo todo el hijo menor, se fue lejos a una provincia apartada; y allí desperdició sus
bienes viviendo perdidamente.”
Lucas 15:11-13
Entonces, ese hijo más chico, joven, en un ímpetu de independencia y libertad, pensó que tenía el
derecho para tomar lo que era suyo y vivir su vida lejos de su padre. Es importante que notemos que él se
fue a una tierra lejana, como para evitar que su padre jamás se entrometiera en su vida y lo vigilara.
Así también, vemos a muchos adolescentes actuando hoy en día: no tienen la menor consideración
con sus padres, mucho menos con lo que ellos dicen. A veces, solo no viven solos por falta de dinero,
porque si no lo harían. Buscan vivir como si estuvieran en una tierra lejana; aunque vivan con sus
padres, su corazón y su mente están más metidos con las cosas del mundo que con su propia familia.
Semejante al hijo pródigo, que no quiso vivir con su padre ni prestarle atención, sino que se fue a vivir
y a prestarle atención a un extraño que lo mandaba a apacentar cerdos, el chico y la chica muchas veces
tienen como ejemplo a sus amigos de la escuela, las novelas sucias, las revistas y los artistas de cine.
Moldean sus vidas de acuerdo con la de esos “modelos”, hacen lo que mandan y enseñan, pero no lo
que sus padres les orientan. ¡Así, la juventud se va perdiendo! El joven o la joven que actúa así no sabe
que está pecando, primero contra Dios, después contra sus padres, como el propio hijo pródigo reconoció:
“... Padre, he pecado contra el cielo y contra ti” (Lucas 15:18), debido a que la obediencia y el temor a la
autoridad de los padres es el primer mandamiento con promesa: “Honra a tu padre y a tu madre, para que
tus días se alarguen en la tierra…” (Éxodo 20:12)
El joven que no respeta a sus padres, no respeta a Dios
Quién sabe si tú, joven, vives en una familia desestructurada. Incluso, es común hoy en día ver un
hogar donde hay desacuerdos, borracheras, vicios, traición, agresión, falta de respeto, abuso, etc.
Entonces, tal vez te preguntes: “¿Cómo puedo respetar a mis padres y ser bueno en un ambiente como
este?”
La verdad es que, lamentablemente, no todo joven tienen una familia que le pueda servir como un
buen ejemplo. Aun así, eso no te da el derecho de decir o pensar: “Mi padre es un ladrón, entonces voy a
ser ladrón también.” Tú, aún siendo joven, recibiste de Dios una consciencia para discernir entre lo
correcto y lo incorrecto.
Además, la Palabra de Dios es bien clara con respecto a eso. Los hombres del pasado, que fueron
pésimos ejemplos para sus hijos, no siempre fueron imitados por estos en su maldad. Fue el caso del rey
Ezequías. Su padre, el rey Acab, fue una persona de un muy mal comportamiento e hizo todo lo que
desagradaba a Dios. Sin embargo, Ezequías no siguió su ejemplo, sino que, al contrario, se reflejó en
David, el mayor rey en la historia de Israel, del cual era descendiente, por eso, la Biblia se refiere a este
también como el padre de Ezequías:
“Comenzó a reinar Ezequías siendo de veinticinco años, y reinó veintinueve años en Jerusalén. El nombre de su
madre fue Abías, hija de Zacarías. E hizo lo recto ante los ojos del Señor, conforme a todas las cosas que había
hecho David su padre.”
2 Crónicas 29:1-2
Entonces, joven, tú puedes no haber sido privilegiado en poseer una buena familia, pero la elección
entre seguir el bien o el mal te pertenece a ti, y tener una familia mala no justifica tu mala conducta,
pues, en el mundo, en las diversas situaciones en las que te deparas y las personas con las que te
relacionas, seguramente, encontrarás buenos ejemplos de vida, de los cuales puedes aprender una línea
de conducta adecuada.
Los pensamientos:
¿quién tiene el mando?
Como ya dijimos, el joven tiene un gran potencial energético listo para ser utilizado. Sabiendo eso, el
diablo intenta de todas las formas dominar o apoderarse de esa energía que tiene el joven, para usarla
para sus propios deseos satánicos. Una de las maneras más eficaces que el diablo encuentra para hacerlo
es trabajando en la mente del joven.
Una forma muy común es la apelación para inducir al joven para adherirse a modismos, que incluyen
vicios, comportamiento, manera de hablar, etc., que muchas veces trasmiten una conducta agresiva
delante de la sociedad.
Influyente vs. Influenciado
Existe el joven influyente, o sea, el que tiene el poder de influenciar a los demás a su alrededor. Casi
siempre el mundo le da importancia al mal influyente y no al bueno.
Así, hemos visto a jóvenes artistas llevando mensajes destructivos, sea a través de la música o de las
películas, de las novelas, etc. Les pasan a sus admiradores una incentivación a la prostitución, a los
vicios, al sexo deliberado, a la rebeldía contra sus padres y a toda clase de males.
Vea si se le da alguna consideración a aquel o aquella joven que es aplicado/a en los estudios, que
respeta a sus padres, que guarda su pureza y que practica una vida saludable. Claro que no. Al contrario,
estos son tildados de “anticuados”, “bobos”, que no saben aprovechar la vida, etc. En eso, vemos una
estrategia diabólica.
Entonces, con toda esa presión solo les resta a los más débiles y desprevenidos, los influenciables,
seguir ese camino y buscar ser iguales a los influyentes.
En medio a tantos aciertos y errores, ha comenzado una verdadera batalla en la mente del
adolescente: “¿Será que soy homosexual?”; “¿Será que soy atractivo?”; “¡Pienso que no le gusto a nadie!”;“¡Nunca voy a tener novio!”; “¡Nadie me entiende!; “¡Pienso que sería mejor que me muriera!”; “¡Soy burro,
nunca aprendo nada, pienso que nunca voy a ser alguien!”; “¿En qué me voy a graduar?”; “¿Qué carrera
debo seguir?”; “¿Cómo será cuando tenga mi primer experiencia sexual?”; “¡Pienso que voy a dejar los
estudios!”, y cosas de ese tipo.
Esto es denominado por la Psicología “crisis de identidad”. Pero, sin desconsiderar la importancia de
esos estudios, ya que corresponden a cuestiones que no están relacionadas al área espiritual, también
debemos saber que, espiritualmente hablando, el diablo ejerce una presión muy grande en la mente del
joven, con el propósito de hacerlo elegir el camino equivocado.
Cuestiones como esas son capaces de dejar al adolescente confuso, deprimido y desorientado. Por eso,
es necesario que entiendas lo siguiente:
1. No eres el único
La adolescencia en sí es un período de transición y todos los jóvenes, en mayor o menor escala,
tienen sus miedos y preocupaciones.
2. No te dejes influenciar
No seas igual al piojo, que anda por la cabeza de los demás. Ten personalidad para decidir lo que
es mejor para ti.
3. No actúes precipitadamente
Hoy, muchos adultos lloran amargamente por una decisión que tomaron en la juventud sin
pensar. Si, cuando eran jóvenes, hubieran tenido la mente que tienen hoy, jamás habrían dejado
de estudiar o se habrían entregado sexualmente antes del casamiento, etc.
4. Busca ayuda
En quien pueda ayudarte, obviamente. Tu primera opción debe ser tu padre o tu madre. Si no
encuentras apoyo en ellos, no le vayas contando tus problemas a cualquiera. El pastor o el obrero
de cualquier templo de la Iglesia Universal tendrá placer en ayudarte. En el caso de la chica,
puede buscar a la esposa del pastor para que la aconseje.
Los complejos
No son pocos los jóvenes que tienen una adolescencia problemática, debido a los complejos cargados
desde la infancia o incluso desarrollados durante la juventud.
Puedo decir, con firmeza, que esos complejos solo pueden ser superados con la ayuda del Espíritu
Santo. Es como la historia del pequeño diamante en la tierra. Se cuenta que a muchos metros debajo de
la tierra, por la fuerza de la naturaleza, nació un diamante en medio de muchas otras rocas que estaban
a su alrededor.
Muy antiguas y astutas, y sabiendo el valor del recién nacido, las rocas comenzaron a criticarlo de
todas las formas. Ellas temían que el diamante descubriera cuánto valía y que un día las dominara.
La piedra granito le decía: “Eres tan pequeño, diamante, que nunca llegarás a ser algo”. El basalto
añadía: “Así es, seguro te desharás dentro de poco tiempo”. Y la piedra calcárea le daba el golpe final: “Te
convertirás en polvo”.
Hasta que un día, un explorador de minerales, cavando aquella tierra, encontró al pequeño diamante
y, feliz de la vida, lo llevó a que lo pulieran. Cuando el diamante se vio brillando y puesto por encima de
los rubíes, esmeraldas y demás piedras preciosas, se dijo a sí mismo: “He sido una joya todo el tiempo y
no lo sabía.”
Así son los que viven escondidos detrás de sus complejos, causados la mayoría de las veces por las
demás personas - generalmente las más cercanas - a través de palabras negativas. Por otra parte, dice la
Palabra de Dios: “La muerte y la vida están en poder de la lengua, y el que la ama comerá de sus frutos.”
(Proverbios 18:21)
Si tú, joven, te sientes abatido por los complejos, porque piensas que eres: feo, gordo, flaco, demasiado
alto o bajo; tímido, incapaz, sientes que a nadie le gustas; disminuido por ser negro o tener un defecto
físico; infeliz por no tener una familia estabilizada, o quién sabe si fuiste violado cuando eras pequeño,
etc., tienes que saber que eres como el pequeño diamante. A tu alrededor pueden haber muchos granitos,
basaltos y piedras calcáreas, ¡pero solo recuerda lo que hay dentro tuyo!
Porque la verdad es que todos nosotros fuimos hechos a imagen y semejanza del Dios Altísimo,
dotados de dones especiales y formados de una manera única.
No hay una sola persona entre más de seis mil millones de seres humanos que sea igual a ti, pues tú
eres único, y el valor que tienes es tan alto que fue necesario que Jesús derramara Su Sangre preciosa
para rescatarte de tus pecados: “Porque habéis sido comprados por precio...” (1 Corintios 6:20)
Por lo tanto, cuando el diablo venga a tentarte, haciéndote sentir disminuido, repréndelo, afirmando y
pensando lo siguiente: “¡Mi vida tiene tanto valor, que Jesús Se dio por mí!”
Las dificultades en la
escuela y en el trabajo
En Brasil, el joven, a excepción de unos pocos privilegiados, tiene un gran dilema: continuar
estudiando o comenzar a trabajar desde temprano. Las condiciones económicas no siempre le permiten
dedicarse a los estudios y finalizarlos para, entonces, comenzar a trabajar.
Lo que ha ocurrido de forma generalizada actualmente es que el joven, sea chico o chica, se enfrenta
desde temprano a la necesidad de conseguir un empleo para contribuir con los gastos familiares,
principalmente el muchacho.
Eso se refleja negativamente en su aprovechamiento escolar, pues no logrará dedicarse plenamente a
sus estudios por tener que dividirse entre el trabajo y la escuela.
Mientras que la cuestión económica de Brasil no cambie, poco podemos hacer al respecto. ¡Lo que
importa es que tenemos que aprender a hacer del limón una limonada!
O sea, de un contexto desfavorable como ese se debe sacar el ejemplo de disciplina, por ejemplo,
porque un joven disciplinado y esforzado, con seguridad, tendrá todo para ganar en su futuro. Y es en esa
fase de la vida que se delimita una vida plena de éxito profesional.
Los años de la juventud son los que forman la base de la vida. Lo que hagas en esa época se va a
reflejar durante toda tu vida. Por ejemplo: Si alguien quiso hacer algo cuando tenía 20 años, pero no
pudo, ¿qué le impide hacerlo a los 50?
Aparentemente nada, pues esa persona puede hacer lo que quiera a los 50 años, pero, ciertamente, la
oportunidad no será aprovechada de la misma forma, pues esa fase ya pasó, y las cosas inherentes a ella
también. La adolescencia y la juventud son períodos de siembra y aprendizaje.
Hemos visto a muchos jóvenes simplemente tirando su futuro por la ventana, cuando no se dedican
como deberían a sus estudios. Cuando llegan a la edad adulta, se ven forzados a realizar cualquier
trabajo para no morir de hambre, sufriendo el resto de la vida por ese error.
Tenemos que enfatizar también que el joven debe tener mucho cuidado al discernir las cosas que
aprende: lo que es bueno y lo que es malo. Sí, porque es justamente la confusión en el momento de
separar las dos cosas lo que causa el alejamiento de Dios. Eso resulta en que, cada vez más, las
enseñanzas y los principios cristianos sean cambiados por otros, totalmente contrarios a la Palabra de
Dios.
Antiguamente, era enseñado en las escuelas, por ejemplo, acerca de la creación del mundo y de la
posible Teoría de la Evolución. Actualmente, la enseñanza es enfatizada en favor de la Teoría de la
Evolución y la Creación es totalmente descartada. Muchos jóvenes cristianos han pasado momentos
difíciles en el aula al ser ridiculizados por creer en lo que dice la Biblia.
Esa forma de pensar va pasando de generación en generación, y no es en vano que los grandes
estudiosos son también los más incrédulos. Por lo tanto, el joven debe mirar hacia su futuro siempre
visualizando que estará bajo la orientación de Dios, independientemente de cualquier desacuerdo con su
forma de pensar.
Tal vez necesite enfrentar dificultades y esforzarse para trabajar, estudiar y todo lo demás. Pero si
tiene la visión de lo que quiere y cree que está bajo la protección de Aquel que lo creó, entonces estará
dispuesto a sacrificarse y tendrá el éxito garantizado.
La influencia de los
amigos: moda y drogas
“Hay camino que al hombre le parece derecho; pero su fin es camino de muerte.”
Proverbios 14:12
La Palabra de Dios dice:
“Bienaventurado el varón que no anduvo en consejo de malos,ni estuvo en camino de pecadores...”
Salmos 1:1
Eso realmente se aplica a los jóvenes, pues uno de los mayores peligros en la juventud son las malas
compañías. La mayoría de las veces, los males de la vida del joven vienen a través de amigos. Las drogas
son un ejemplo clásico de eso. Ningún chico o chica se despierta por la mañana de un bello día y se dice a
sí mismo: “Hoy voy a comenzar a consumir drogas”.
Son las amistades con quien anda y cuyos “consejos” oye lo que introduce el deseo o la simple
curiosidad por la droga. Muchas veces, por el simple deseo de ser como los demás o por la presión del
grupo de amigos, el adolescente, fácil e inocentemente, se entrega al vicio.
Lo mismo sucede con la moda. Creo que ese mal es aún más fuerte, pues es evidente y prácticamente
impuesto no solo al joven, sino a todos en general. Es muy frustrante para el joven el hecho de no tener
ese calzado a la moda, el corte de cabello, la ropa, como todos los demás.
Prefiere no salir de su casa a pasar la vergüenza de no andar a la moda. Recuerdo que me indignaba
por no poder consumir lo que veía anunciar en la televisión, como lo hacían mis compañeros. A veces,
culpaba incluso a mis padres por no tener las condiciones para proporcionarme esas cosas.
Las chicas, principalmente, son muy influenciadas por las demás y hacen de todo para andar siempre
a la última moda. Se guían por las revistas y novelas y buscan imitar todo lo que ven.
No es que haya algún problema con que la persona quiera vestirse bien, de ningún modo. Es un deseo
natural y honesto que alguien quiera arreglarse bien, pero la moda en sí va más allá de eso.
Por eso, hoy en día vemos a hombres con aros, mujeres “vistiéndose” indecentemente, etc., y la
juventud siguiendo esos modelos. Mientras que la Palabra de Dios nos advierte: “No creáis en amigo, ni
confiéis en príncipe; de la que duerme a tu lado cuídate, no abras tu boca.” (Miqueas 7:5)
El joven de Dios se preocupa más por su interior que por su exterior. ¿Por qué? Porque Dios no ve
como el hombre; el hombre mira la apariencia, pero el Señor mira el corazón. (Vea 1 Samuel 16:7)
En el pasaje del libro de Isaías 3:16-24, el Señor Dios le hace una exhortación muy interesante a Su
pueblo:
“Asimismo dice el Señor: Por cuanto las hijas de Sion se ensoberbecen, y andan con cuello erguido y con
ojos desvergonzados; cuando andan van danzando, y haciendo son con los pies; por tanto, el Señor raerá la
cabeza de las hijas de Sion, y el Señor descubrirá sus vergüenzas. Aquel día quitará el Señor el atavío del
calzado, las redecillas, las lunetas, los collares, los pendientes y los brazaletes, las cofias, los atavíos de las
piernas, los partidores del pelo, los pomitos de olor y los zarcillos, los anillos, y los joyeles de las narices,
las ropas de gala, los mantoncillos, los velos, las bolsas, los espejos, el lino fino, las gasas y los tocados. Y
en lugar de los perfumes aromáticos vendrá hediondez; y cuerda en lugar de cinturón, y cabeza rapada en
lugar de la compostura del cabello; en lugar de ropa de gala ceñimiento de cilicio, y quemadura en vez de
hermosura.”
¡Cuán actual es
la Palabra de Dios!
¡Parece incluso que el profeta Isaías, por un momento, tuvo una visión de las pasarelas de la moda del
siglo XXI! Así como describe ese mensaje, andan los que siguen a los gurús de la moda, o sea, ese es un
texto que refleja perfectamente el momento actual.
Pero su hermosura y belleza exterior nada pueden hacer para encubrir la desmoralización de su
interior. Cuando uno tiene el Espíritu de Dios en su interior, su belleza viene desde adentro, invadiendo el
exterior.
Por eso, los jóvenes de Dios no dependen de adornos exteriores. Se visten en los moldes de la decencia
y del buen criterio para agradarse a sí mismos, de acuerdo a lo que Dios espera de ellos, y no a los
demás, que se amoldan a lo que el mundo les dicta.
Lo demás, todo es “Vanidad de vanidades, dijo el Predicador; vanidad de vanidades, todo es vanidad.”
(Eclesiastés 1:2)
Recuerdo a una chica que vino a la iglesia a pedir oración por su vida económica. Le pregunté si
estaba desempleada, me dijo que tenía un buen empleo y que tampoco estaba endeudada. Y continuó:
“Pastor, mi problema es que gano un buen salario, pero no logro controlarme y lo gasto todo en ropa.
Muchas veces ni lo necesito, pero cuando veo las vidrieras, no resisto.”
Aquí vemos representada la historia de una persona consumista y la manera como mantenerse a la
moda, por ejemplo, puede volverse un vicio dulce al principio y terriblemente amargo al final.
Si has sido víctima de cualquier vicio - cigarrillo, bebida, drogas, prostitución, etc. -, solo existe una
solución: necesitas liberarte. Esa liberación solo la conseguirás en el nombre de Jesús y participando de
las oraciones de fe y liberación. Millares de jóvenes, que llegan a nuestra Iglesia, por ejemplo, han logrado
esa liberación.
Tu perspectiva
Como ya dijimos, hay muchas fuerzas interesadas en atraer al joven hacia ellas, pues él es una fuente
de energía lista para ser utilizada.
Todo joven, en su interior, tiene el sueño de ser feliz y exitoso en la vida, tener una casa, una familia,
un buen trabajo y dinero. Pero casi siempre ese sueño es frustrado por las voces que, por todos lados,
presumen saber lo que es mejor para él: “¡Tienes que aprovechar bien tu juventud!”; “¡Nada de casarte
inmediatamente, lo que tienes que hacer es tener muchos noviazgos para obtener experiencia!”; “¡Eso de
ir a la iglesia es para cuando seas viejo!”; etc.
Los comportamientos diabólicos se han infiltrado en las escuelas actualmente. Ya no nos quedamos
tranquilos cuando mandamos a un hijo a la escuela, pues no tenemos la seguridad de que durante todo
el período que allí esté adquiera solo buenas enseñanzas y consejos.
En fin, cada día que pasa, el mundo está peor y mucho más difícil para que el adolescente vea su
sueño ideal realizado. Poco a poco, las transformaciones por las cuales pasa la humanidad también
transforman la mentalidad de la juventud.
A partir de un determinado momento, ellos no quieren obedecer más a sus padres, el deseo de casarse
y formar una familia es cambiado por el pensamiento de tener varios novios o novias y mantener una
relación abierta.
El sueño de graduarse y ser alguien en la vida es opacado por una fantasía - vendida por los medios
de comunicación - de tener mucho dinero, una mansión y un auto importado, como si eso fuera posible
fácilmente. Los sentimientos de respeto y amor al prójimo son considerados “anticuados” y le dan lugar al
egoísmo y a la indiferencia. Ese es el presente que la sociedad escéptica le ofrece al adolescente.
Entonces, podemos concluir que su perspectiva en este mundo no es muy optimista, a no ser que tú,
joven, tomes la dirección y sigas el camino correcto.
Sí. Tú, y solamente tú, puedes cambiar tu suerte. Y digo más: ¡ahora es el momento para hacerlo!
¡Mañana puede ser demasiado tarde!
No aceptes que el mal que hay en este mundo te domine y dirija tu vida. No te conformes con tener tu
vida arruinada y destruida por las fuerzas negativas del mundo.
Dios te dio vida con un objetivo: glorificarlo. ¿Será que puedes decir, en este exacto momento, que tu
vida está glorificando a Dios?
“Alégrate, joven, en tu juventud, y tome placer tu corazón en los días de tu adolescencia; y anda en los caminos de
tu corazón y en la vista de tus ojos; pero sabe, que sobre todas estas cosas te juzgará Dios.
Quita, pues, de tu corazón el enojo, y aparta de tu carne el mal; porque la adolescencia y la juventud son vanidad.”
Eclesiastés 11:9-10
	Hoja de rostro
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	Índice
	Prefacio
	Introducción
	Capítulo 1 La encrucijada del adolescente
	Capítulo 2 El encuentro con Dios
	Capítulo 3 El nuevo mundo del joven cristiano
	Capítulo 4 El noviazgo del joven cristiano
	Capítulo 5 El matrimonio
	Capítulo 6 El sexo
	Capítulo 7 Preguntas francas... Respuestas sinceras

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