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Manuel Vivanco Crítica a la moral conservadora Aborto, eutanasia, drogas, matrimonio igualitario. Lom palabra de la lengua yámana que significa Sol Vivanco Arancibia, Manuel Crítica a la moral conservadora: Aborto, eutanasia, drogas, y matrimonio igualitario [texto impreso] / Manuel Vivanco Arancibia.– 1ª ed. – Santiago: Lom Ediciones; 2015. 138 p.: 21,5x14 cm. (Colección Ciencias Humanas). isbn: 978-956-00-0614-1 1. Derechos Civiles y Politicos I. Título. II. Serie Dewey: 323.– cdd 21 Cutter: V855c fuente: Agencia Catalográfica Chilena © LOM ediciones Primera edición, 2015 Impreso en 1.000 ejemplares isbn: 978-956-00-0614-1 rpi: 255.119 edición, diseño y diagramación LOM ediciones. Concha y Toro 23, Santiago teléfono: (56-2) 2688 52 73 lom@lom.cl | www.lom.cl infografías Juan Carlos Hernández diseño de colección Estudio Navaja Tipografí a: Karmina impreso en los talleres de lom Miguel de Atero 2888, Quinta Normal Impreso en Santiago de Chile Política Pública | ciencias sociales y humanas Crítica a la moral conservadora Aborto, eutanasia, drogas, matrimonio igualitario. Manuel Vivanco Índice Agradecimientos | 9 Prólogo | 11 Aborto. Delito de mujer por mujer | 17 Eutanasia y suicidio. Salida de urgencia | 45 Drogas. El experimento de la prohibición | 71 Matrimonio igualitario. El derecho a un símbolo | 105 Epílogo | 133 – 9 – Agradecimientos Finalizada la escritura de un libro y definido su título a veces es necesario mirar hacia atrás y reconocer a quienes hicieron viable el empeño. En primer lugar, mencionar a los correctores que sugirieron mejoras a un texto inicial en desarrollo: Pablo Razeto, Erick Pohlhammer, Miguel Urrutia, Marcela Ferrer, Silvia Lamadrid. En segundo término, reconocer a quienes tuvieron a bien escribir un comentario que ha sido incluido sea en el prólogo o en la contratapa: Gabriel Boric, Manuel Antonio Garretón, Alberto Mayol, Sonia Montecino. Por otra parte, agradecer a LOM ediciones en los nombres de Silvia Aguilera y Braulio Olavarría que han sido eficaces y diligentes para resolver las tareas que supone optimizar la factura de un libro. Quizás lo más importante ha sido el apoyo del Departamento de Sociología de la Universidad de Chile. Durante décadas me ha permitido publicar libros de carácter científico propios de mi especialización disciplinar y en esta oportunidad he tenido la libertad para escribir una obra para público general basada en mis convicciones morales, o sea, políticas. – 11 – Prólogo Esta obra problematiza el discurso conservador en temas valóricos. Presenta una particularidad destacable. El resultado final es más que la suma de las partes. El hilo conductor que subyace a cada capítulo va acumulando razones que en su conjunto develan las señas de identidad del discurso conservador: falaz, ingenuo y autoritario. Por cierto, se puede presentar el texto desde las ideas matrices que enjuician la moral conservadora. Sin embargo, optaré por examinar cada parte por separado delegando en el lector la comprensión de la obra como una totalidad. Aborto. Delito de mujer por mujer El aborto es un tema caracterizado por ser áspero y emocional, basado en que las partes no comparten las mismas definiciones ni lenguaje. Existe unanimidad en que un embrión es una entidad de nuestra especie –con su respectivo código genético– y está vivo –aunque no respire–. Unos le asignan el derecho inalienable a la vida como si fuera una persona igual que nosotros y otros consideran que es un conjunto inorgánico de células cuya muerte es moralmente más próxima a la contracepción que al asesinato. ¿La vida de la persona se inicia en el momento de la fecundación? ¿Un embrión compuesto por un conjunto de células tiene el mismo estatus moral que un niño? ¿Resulta éticamente pertinente considerar el aborto temprano aceptable y el aborto tardío inaceptable según distinción realizada por países que han despenalizado el aborto? ¿Corresponde delegar en la mujer la decisión respecto al aborto apelando a su auto- nomía? ¿La penalización del aborto tiene efecto disuasivo respecto al número de abortos? Son preguntas que parecieran volverse ajenas al ciudadano medio. La ciencia ha sido desplazada en un debate que se basa en creencias y doctrinas de orden filosófico o religioso. De hecho, la discusión se centra en el carácter moral del aborto. – 12 – En este debate subyacen concepciones distintas respecto al rol de la mujer, la igualdad de género, los derechos reproductivos, la sexualidad y la autonomía. Si el embrión es la vida de una persona, el embarazo implica para la mujer la subordinación de todos sus intereses al buen término del embarazo. El rol reproductivo resulta prioritario a cualquier otro rol y de mayor jerarquía que cualquier otra consideración. Así, la opinión sobre el embrión da lugar a un enfoque que condiciona la fun- ción de las mujeres, su trabajo y familia. Lo que resulta central, para efectos del autor, es el carácter político asociado a la discusión del aborto. Pero no se aboca sólo a eso, sino que se propone refutar los argumentos que se esgrimen para postular que el aborto es inmoral y argumentar a favor de un criterio que justifique moralmente la pertinencia del aborto hasta un período definido del embarazo, ambos cometidos realizados en forma elegante y clara. En definitiva, contra la opinión fácil de que el debate del aborto es insoluble, aquí se presenta una solución. Es una solución atendible para los críticos al aborto que no sustenten su posición en creencias sobre- naturales. Los argumentos que apelan a la razón son inconmensurables para las verdades reveladas. Eutanasia. Salida de urgencia Sin anuencia del paciente no hay eutanasia, sino homicidio. Sea eutanasia pasiva o activa, siempre hay una decisión que conduce a la muerte en complicidad con el enfermo. Ese es un punto de partida para la discusión sobre la eutanasia, sea en sus versiones más activas o pasivas. Distintos puntos de vista se utilizan en la comprensión del suicidio. Por una parte, está el principio de autonomía, que supone respetar las decisiones que las personas toman en ejercicio de su soberanía como agentes morales capacitados para autodeterminarse. Desde esta perspec- tiva, la voluntad de alguien que en su sano juicio decide poner fin a su vida debe ser respetada. Por otro lado, está el principio de beneficencia, que predica hacer bien al prójimo tanto como sea posible. El juramento hipocrático hace suyo este enfoque que compromete al médico en be- neficio de la salud del paciente. En virtud del principio de beneficencia, si alguien ingresa al hospital después de un intento de suicidio, se decide mantener su vida y no se respeta su voluntad como suicida. El ejemplo ilustra la tensión entre respetar la autodeterminación versus la práctica que beneficia a terceros. Pues bien, el autor aboga por acatar la decisión autónoma de un adulto capacitado que con conciencia de juicio decide poner fin a su vida. Para – 13 – estos efectos establece condiciones que otorgan legitimidad a la decisión de terminar con una vida que para el interesado resulta indeseable. También se produce una colisión entre moral y derecho. Si se asume autonomía recíproca entre uno y otro, la presunta inmoralidad del suicidio no sería razón suficiente para que el derecho lo considere un ilícito. En tal caso la reprobación moral del suicidio no es motivo para su penalización legal. Esta perspectiva es del todo pertinente, porque la eutanasia es un suicidio, sea por mano propia o de consuno con un tercero. La autonomía recíproca sustenta la secularización del derecho y es la base de la ética laica que avala la libertad de conciencia. Habiendo libertad de conciencia, se produce necesariamente pluralismo moral. Precisamente en virtud del pluralismo moral el autor reivindica para todos «el ejercicio libre y responsable de sus convicciones morales», incluidala convicción de cada cual respecto al modo conveniente de morir. Estas son ideas que han fluido de un texto que a todo evento tiene una inspiración encomiable. En definitiva, se reivindica la compasión y misericordia para enfermos que sufren, y el respeto a la decisión soberana de un adulto capacitado para decidir si su vida tiene sentido. Matrimonio igualitario. El derecho a un símbolo El matrimonio igualitario también es un tema que suele discutirse desde los derechos, la moral, religión o cultura. El matrimonio como institución social resulta de particular relevancia, por lo tanto cualquier cambio genera aprehensiones. Así ha sido con las variaciones que ha experimentado en los últimos tiempos. Por ejemplo, cuando dejó de ser un arreglo en que el hombre tenía el mando según mandato expreso de la ley. Cuando pasó de ser un contrato de por vida a un contrato que expira y se renueva. Siempre los cambios que afectan al matrimonio son fuente de debate. En este contexto se inscribe la demanda por matrimonio igualitario. ¿Por qué una severa oposición al matrimonio entre personas del mismo sexo? En términos del texto, ¿por qué algunos están dispuestos a violar la igualdad ante la ley? La respuesta del libro alude al valor del matrimonio como institución cargada de poder simbólico y la familia como célula base del orden social. En consecuencia, el matrimonio igualitario pondría en cuestión las «representaciones y significados que todos tenemos del matrimonio y la familia». Otra entrada que amerita considerar es la dificultad para asumir la homosexualidad como una condición homologable moralmente a la heterosexualidad. Se puede tolerar la homosexualidad y aceptar sus – 14 – expresiones culturales, prácticas sexuales y modo de vida. Aceptar el matrimonio igualitario implica dar un paso más. Supone que el amor entre personas de distinto o del mismo sexo merece el mismo respeto. Es decir que las relaciones sexuales de unos y otros son moralmente equivalentes. Ese es un paso que muchos aún no están dispuestos a dar. El debate resulta trabado porque tiene un componente religioso que por definición es indiferente al juicio racional. Tener fe no es tener prejuicios y tampoco tener argumentos. ¿Cómo dar el paso que iguala la condición heterosexual y la homosexual en contra de las Sagradas Escrituras? Sin duda este es uno de los nudos que dificultan la legitimidad social del amor entre personas del mismo sexo. El debate trasciende el ámbito del matrimonio y la homosexualidad. En efecto, un grupo de ciudadanos esgrime argumentos acerca de la igualdad y recibe como respuesta que una venerable institución le está vedada. En caso de acogerlos, ésta se degrada irremediablemente. Los demandantes tienen un estigma. Como bien lo señala el autor, lo que está en juego es la igualdad ante la ley. Es decir, los fundamentos de una convivencia civilizada. ¿Qué solución? La política está mandatada para resolver estas contradicciones insolubles. La plaza pública es el lugar en que los ciudadanos dirimen sus controversias. Drogas. El experimento de la prohibición El autor somete el experimento de la prohibición a severo escrutinio. La penalización y el combate al consumo de drogas ilegales son muy recientes. En 1910 todas las drogas eran legales. El texto examina no sólo los resultados, sino también las bases políticas y científicas que sustentan el discurso oficial. Es un lugar común que las drogas causan adicción, son germen de delitos y que los adictos deben tratarse como enfermos. Todas estas verdades son puestas en discusión. En general, lo que se discute es el razonamiento que subyace a la política de guerra total contra las drogas prohibidas, incluyendo la legitimidad de la distinción entre drogas legales e ilegales. ¿Por qué consumir drogas es un crimen? ¿Por qué el alcohol es legal y la marihuana ilegal atendiendo sus efectos? ¿Por qué se prohíbe con- sumir plantas silvestres de uso milenario? ¿Cuál es la prueba de que las drogas causan adicción? ¿Qué enfermedad aqueja a los adictos? ¿Por qué una persona competente no puede decidir respecto al uso recreativo de drogas? ¿Corresponde que el Estado decida por los ciudadanos lo que es beneficioso para ellos? – 15 – Tales preguntas permiten ilustrar las inquietudes que se plantean a propósito del discurso y práctica que oficialmente mantienen los Estados signatarios de diversos tratados prohibicionistas, incluido Chile. La sola formulación de preguntas nos permite deducir la posición crítica desarrollada en detalle en el texto, invocando hechos, argumentos y cifras. Sus respuestas permiten una conceptualización alternativa que no tiene efectos sólo en la teoría. De hecho se formula una propuesta para que la sociedad se haga cargo del negocio de las drogas. La apuesta es que un mercado regulado por ley administraría mejor el negocio que el mercado negro desregulado afín a los narcotraficantes. El autor se suma a una sólida corriente minoritaria que, ante el enorme costo y escaso resultado de una guerra incierta, busca nuevas opciones. Los datos presentados para ilustrar el fracaso de la guerra en curso son impactantes. Cabe agregar un nuevo antecedente: si la guerra rindiera frutos, se obtendrían algunos de las siguientes resultados: disminución de las zonas cultivadas que producen marihuana, cocaína y opio; dis- minución de la oferta de esas drogas en los mercados consumidores; aumento sostenido de precios en el transcurso del tiempo; disminución del número de consumidores. Nada de ello ha ocurrido durante décadas de guerra total. Gabriel Boric Font Punta Arenas, Junio de 2015 – 17 – Aborto. Delito de mujer por mujer El aborto no alude sólo a la interrupción del embarazo. El modo en que se conceptualiza evidencia una concepción de la vida y el orden social, la familia y la sexualidad. El aborto no se reduce a un tema de salud pública porque las concepciones en juego son culturales y políticas, religiosas y morales. La carga emocional asociada es de tal magnitud que resulta sorprendente un católico a favor del aborto o una feminista en contra. Sin duda, el aborto es más que el aborto. Los que participan en el debate tematizan el aborto a partir de un conjunto de convicciones que sustenta la posición. En virtud de lo cual el debate resulta especialmente virulento. Porque, en rigor, no es un debate sólo sobre el aborto. Para no enfrascarse en un ejercicio estéril cada uno debe responder la pregunta siguiente, ¿estoy dispuesto a cambiar de opinión si los argumentos expuestos son convincentes e irrebatibles? Si la respuesta es sí tiene sentido que continúe leyendo. Sostengo que vía argumentación racional el problema moral del aborto puede ser resuelto de modo tal que los críticos al aborto puedan asumir las conclusiones como propias. Para estos efectos discuto el origen de la vida humana y las paradojas que supone considerar un embrión equivalente a un ser humano adulto. Posteriormente me explayo en refutar argumentos que habitualmente se esgrimen para justificar la penalización del aborto. El propósito es evidenciar que el aborto no viola el derecho moral de nadie. A continuación propongo un criterio que permite distinguir entre el aborto temprano admisible y el aborto tardío restringido o inadmisible. Se responde la pregunta, ¿cuándo y por qué el aborto es permitido? Luego se tratan diversos temas contingentes: criminalización del aborto, derechos reproductivos, aborto terapéutico, soberanía de la mujer. Finalizo remarcando que el debate del aborto no es sólo sobre la vida del feto porque afecta la libertad y la autonomía, el pluralismo y la tolerancia. – 18 – Contexto El aborto existirá mientras se produzcan embarazos no deseados. Históricamente el aborto ha sido una cuestión personal que la mujer resolvía según el patrón cultural y legal imperante. La emergencia de las mujeres como grupo de interés reivindicando el abortocomo un derecho transformó una decisión personal en un tema de agenda pública. El movimiento feminista desafió el orden imperante al reclamar para las mujeres el derecho a controlar el aborto. Un tema personal se transformó en una reivindicación política cuando se asoció con el derecho a la igualdad y la no discriminación. La demanda original postula que una mujer es libre si puede elegir acaso desea continuar con su embarazo. Problematizar la normativa vigente y otorgar centralidad a la mujer puso en entredicho muchos supuestos culturales que se asumían como evidentes. En particular, respecto al rol de la mujer, su acceso al trabajo y la remuneración a percibir. Quedó de manifiesto que la igualdad laboral es una ilusión sin una maternidad planificada. Que la maternidad planificada es indisoluble al control de la mujer sobre su propio cuerpo. Desde una perspectiva tradicional las reivindicaciones del movimiento feminista resultan disfuncionales. Sea porque los roles familiares se alteran si la mujer es económicamente independiente o porque la maternidad se asume como una opción entre otras prioridades y, por último, porque la sexualidad se trivializa en desmedro de la procreación y en beneficio del sexo casual. Para el estilo de vida tradicional cambios en curso en ciudadanía sexual, derechos reproductivos y formas familiares constituyen una severa amenaza. El movimiento pro vida es la respuesta a la reivindicación por otorgar a la mujer la decisión respecto a embarazos no deseados. El lenguaje crea realidad y atribuirse la reivindicación de la vida es un éxito a nivel simbólico aunque no sea coherente en el orden de lo real. Como corrige Singer (1997) el movimiento por la penalización del aborto no defiende la vida de animales no humanos –no son vegetarianos– ni está contra los asesinatos en las guerras –no son pacifistas– por tanto una definición apropiada es «pro vida humana inocente». Por la elección se proclaman los partidarios de la despenalización del aborto, reivindicando para la mujer el derecho a decidir ante un embarazo inesperado. Una mala definición que enfatiza en la decisión individual. Se invisibilizan aspectos sociales y morales asociados al aborto. En rigor, definir a un grupo pro vida y al contrario pro elección es confuso. Queda en evidencia si los calificamos por sus antónimos: anti vida y anti elección. ¿Qué significa? Son denominaciones equívocas – 19 – que escamotean el tema central del aborto. La centralidad reside en su legitimidad moral. ¿El aborto es moral o inmoral? Nótese que no todo lo inmoral es sujeto de sanción penal. El adulterio es inmoral y no está penalizado. Por otra parte, no todo lo moral está libre de pena. Compartir marihuana es moralmente inocuo y legalmente punible. Independiente del estatus moral queda planteada la potestad del Estado para encarcelar a las mujeres que abortan. ¿El aborto es un crimen? La primera disyuntiva del aborto es respecto al castigo. Los grupos en pugna se distinguen claramente. Teniendo el castigo como referencia un sector es pro penalización («pro vida») y otro es pro despenalización («pro elección»). Planteado así, los nombres corresponden a las propuestas. Las paradojas de la fecundización En el debate sobre el aborto el origen de la vida humana es un tema en disputa. Para quienes critican el aborto hay una respuesta clara y precisa. La vida humana se inicia en el momento de la fecundación. El término «concepción» usado habitualmente es equívoco. Faúndez et al. (2007) lo evita por confuso: «El término concepción se usa de una manera vaga y sin un significado biológico exacto y en algunos debates religiosos se alude con él al momento de la animación (ensoulement), cuando se cree que el alma entra al cuerpo del individuo». En verdad, la fecundación no es un momento preciso en el tiempo. Se inicia cuando el espermatozoide contacta al óvulo y finaliza cuando el material genético se combina en una nueva célula con ADN único. El cigoto es una célula con genotipo propio que emerge después de veinticuatro horas concluyendo la fase de fecundación. Si la pregunta es cuándo hay una nueva entidad con un código genético propio la respuesta es de consenso. El cigoto es tal entidad. Sin embargo, el cigoto no es un nuevo ser humano. Sostener que la vida humana se inicia con la fecundación da lugar a incoherencias insolubles. Ha sido demostrado que la individualidad genética no coincide con la identidad humana. Todas las células generadas a partir del cigoto tienen el mismo código genético, conformando un embrión. En línea con la bibliografía, usamos el término embrión para el conjunto de células posteriores al cigoto y anteriores al feto. Un cigoto puede dividirse y varios cigotos pueden fusionarse. El cigoto no es un individuo humano en un sentido biológico u ontológico. Cómo serlo si antes de la implantación el cigoto no ha decidido aún cuántos individuos será –más individuos si un cigoto se divide y menos si varios – 20 – cigotos se fusionan. En efecto, hasta la segunda semana, como parte del proceso natural, un cigoto puede dividirse en varios independientes entre sí y cada uno de los cuales da lugar a un individuo distinto. La división del cigoto en dos o más entidades genéticamente iguales instala una incógnita. El enigma del cigoto es, ¿qué sucede con el individuo único que existía antes de la división que dará lugar a dos gemelos? ¿Murió? En tal caso, ¿dónde está el cuerpo? Del mismo modo, en lo que se conoce como quimerismo, dos cigotos independientes, es decir, de código genético propio, pueden fusionarse, desarrollándose un nuevo organismo que dará lugar a un solo individuo. El nuevo individuo tendrá un código genético formado por el ADN de los dos cigotos originales. ¿Qué sucedió con las dos unidades con ADN propio producidas por la fecundación? Si han dejado de existir dónde están. ¿Quién es el individuo nuevo que tiene el código genético de ambos cigotos? ¿Tiene identidad propia o es un híbrido de sus antecesores? Los dos cigotos «desaparecidos», ¿requieren de honras fúnebres en tanto seres humanos? Postular que la vida humana se inicia en el momento de la fecundación nos obliga a especulaciones absurdas. Es una tesis que es refutada por incoherencias empíricas. Si existimos desde la fecundación es porque somos un organismo único e identificable. Como organismo humano empiezo a existir cuando nace el organismo que soy. ¿Cómo existir desde la fecundación si no existe el organismo material que sustenta mi existencia como individuo singular? Por supuesto, puede datarse el inicio de la vida humana en el momento en que la individualidad está asegurada, en la fase embrionaria. Sin embargo, esta solución abre la posibilidad de establecer convencionalmente otros momentos como los del verdadero comienzo de la vida humana. Se presenta un menú de opciones posibles: -Implantación (dos semanas). Cuando el embrión se adhiere al útero materno. Inicio del embarazo. -Corteza cerebral (ocho semanas). Formación inicial del cerebro que será un órgano fundamental para la identidad del ser humano. -Movimiento del feto (diecisiete semanas). Cuando la madre siente movimientos que evidencian un ser vivo. Para algunos teólogos del pasado el momento en que el alma ingresa al cuerpo. -Viabilidad (aproximadamente veintiséis semanas). Momento en que el feto puede sobrevivir fuera del útero materno. -Nacimiento. El inicio de la existencia legal y demográfica. – 21 – ¿Cuál de estas opciones representa mejor el inicio de la vida humana? Las ciencias de la vida no tienen respuesta para una pregunta que está condicionada por un supuesto filosófico. ¿Cuándo un ser humano es parte de la comunidad moral? Por último, se puede postular que es imposible establecer un momento mágico en el que la vida humana irrumpe repentinamente. Desde esta perspectiva, avalada por contundente producción científica, el origen de un ser humanoes un desarrollo continuo desde el óvulo y espermatozoide hasta que el niño adquiere conciencia de sí y actúa racionalmente. ¿Quién es el embrión? El embrión en su etapa inicial no es un organismo con una unidad intrínseca. El cigoto ingresa al útero cuando tiene entre ocho y dieciséis células. Siendo dieciséis células opera como dieciséis unidades independientes más que como un organismo multicelular. Ford (1988) ilustra este punto: «Podemos concluir que en el estado de mórula (dieciséis células) es difícil establecer la presencia del tipo de unidad que se requeriría para identificar a un individuo ontológico». El embrión es una entidad diminuta que varía de menos de un milímetro hasta pocos centímetros. El embrión no tiene órganos. Puede vivir fuera del cuerpo humano y mantenerse vivo vía criopreservación. El trabajo con células madre ha establecido una relación menos unívoca entre el embrión y el embarazo. Las células madres embrionarias son las de mayor uso en investigación médica. Los embriones congelados son un insumo clave en la fecundación in vitro. La acumulación de embriones ha dado lugar a la eliminación periódica de éstos. A la fecha hay millares de embriones congelados y en un sólo evento pueden ser desechados decenas de miles. La primera eliminación masiva de conocimiento público se realizó en Inglaterra en 1998 con más de 5.000 embriones muertos. ¿Cuál es el estatus moral del embrión? El embrión es una entidad genéticamente humana. No cabe asignarle un estatus moral por ello. Cada célula del organismo tiene inscrito el código genético. No es la posesión del genoma humano la que da una condición moral. Una célula del cerebro o del riñón no nos interpela moralmente. Los embriones son insensibles. No tienen intereses de ningún tipo. Nada que le ocurra a ellos le interesa a ellos mismos. ¿Significa que puedan ser tratados con desidia o irrespeto? Para responder es necesario distinguir entre entidades que tienen estatus moral de aquellas con valor moral. – 22 – – 23 – – 24 – Estatus moral poseen quienes tienen intereses propios. Todo juicio moral que se haga debe considerar el respeto a los intereses del enjuiciado. Valor moral tienen entidades que no teniendo intereses nos interpelan moralmente. Le asignamos un trato deferente porque les otorgamos un valor moral que las distingue. Es el caso de los embriones. Steinbock (1992) ilustra el tipo de entidades que tienen valor moral: «Considere la bandera nacional. La bandera es un trozo de tela sin ningún valor en sí. Sin embargo, la bandera tiene un profundo significado para muchas personas. Desde el punto de vista simbólico la bandera no es un trozo de tela. Tiene un valor moral como símbolo de la nación». Sin duda, el cadáver de una persona tiene valor moral y merece un trato apropiado. Su dignidad proviene de haber sido habitado por una persona y de la ausencia de la persona que lo habitó. Para los embriones vale ser germen de una existencia humana. Todos fuimos un embrión. Las entidades dignas de valor moral regularmente tienen normado el proceder conveniente a su dignidad moral. Respecto a los embriones utilizados en fecundación in vitro o en estudio de células madres corresponde tratarlos según los protocolos correspondientes. ¿Tienen los embriones el mismo estatus moral que un recién nacido? Para responder realice el siguiente experimento mental. Usted está en una clínica de fertilización asistida donde hay una caja con cien embriones congelados y en el pasillo un recién nacido. Se produce un terremoto grado nueve y usted puede huir con la caja de embriones o con el recién nacido. Uno u otro. Nadie sensato elegiría la caja de cien embriones: de hacerlo podría ser enjuiciado pese a que era cien a uno. Esta conclusión devela la retórica inconsistente de quienes consideran que la vida de unas células fruto de la fecundación vale tanto como la suya y mía. ¿Quién es persona? En el debate del aborto la noción de persona es polémica. Quienes defienden que la vida humana se inicia con la fecundación discurren que el feto es una persona. Siendo una persona se reclama su derecho a la vida tal como el de una persona adulta. ¿Es el feto parte de la comunidad humana? ¿Qué dice el Código Civil? Distintas aproximaciones respecto a qué constituye la comunidad humana. Un principio básico es que está compuesta de miembros que mantienen una conexión psicológica directa, continua y mutua. En efecto, es condición para la comunidad mantenerse psicológicamente conectada y es necesario que cada miembro esté capacitado para conectarse con sus semejantes. – 25 – Para estos efectos, es preciso disponer de ciertas características que permitan operar como actor en la red de comunicaciones que sustenta la comunidad humana. En particular, ser una entidad distinta, con existencia continuada en el tiempo y capacitada para intercambiar información. Es decir, ser un sujeto que procesa experiencias. Las personas mantienen conexión psicológica entre sí. Requisito indispensable para poder construirse a sí mismas y construir la comunidad a la que pertenecen. El concepto de persona remite a un ser social. ¿El feto está capacitado para ser miembro de la comunidad moral? La conexión entre el adulto y el feto no es del tipo de las que mantenemos entre nosotros. Por ejemplo, no pueden establecer interacción directa con otra persona. En consecuencia, sería impropio otorgarle el estatus de persona. Por lo mismo no tiene los derechos que la ley asigna a las personas. ¿Un feto humano podría recibir una herencia? El Código Civil en el artículo 74 es categórico: «La existencia legal de toda persona principia al nacer, esto es, al separarse completamente de su madre. La criatura que muere en el vientre materno [...] se reputará no haber nacido jamás». Los argumentos El aborto no es sólo un tema de salud pública. Es del ámbito de la política y en último término de la moral. Si fuera aceptado moralmente no habría una demanda masiva por criminalizarlo. Si hubiera unanimidad en que es un crimen pocas mujeres estarían dispuestas a cometer un asesinato para no continuar un embarazo. Se argumentará para demostrar que el aborto es un acto que no viola el derecho moral de nadie. Es decir, que es moralmente aceptable. Éste énfasis se explica porque los partidarios de penalizar el aborto postulan básicamente que el aborto es inmoral. En consecuencia, esta es la tesis a refutar. Para que los argumentos sean eficaces es condición que no vulneren supuestos que los críticos al aborto asumen como lógica y racionalmente pertinentes. Por cierto, muchos críticos al aborto sostienen que la vida es un don de Dios asignándole a ésta un carácter metafísico. En tal caso son inmunes al juicio racional y los argumentos resultan improcedentes. Cuando los críticos al aborto apelan al derecho a la vida del feto utilizan variantes del siguiente silogismo. El feto humano tiene derecho a la vida El aborto mata la vida de un feto humano El aborto es moralmente inaceptable – 26 – Sin embargo, hay argumentos críticos al aborto que no recurren a esta línea de argumentación. No se sustentan en que el feto tenga derecho a la vida. Los razonamientos son heterogéneos y serán considerados oportunamente. No es el propósito ser exhaustivo aunque sí examinar distintas variantes que consideran el aborto inmoral y materia de ley penal. Se examinarán los cinco argumentos a los que se recurre con mayor frecuencia para justificar la penalización del aborto. Amerita distinguir entre las siguientes afirmaciones: El aborto es moralmente inaceptable; el aborto es moralmente criticable. Se argumentará para refutar la primera afirmación. Siempre es posible que una acción sea moralmente criticable. En una sociedad plural hay múltiples perspectivas morales. El que existan variedad de perspectivas no significa que todas sean igualmente verdaderas. Como señala Singer (1984)la cuestión moral respecto al aborto no es –como muchos creen– un tema ajeno al juicio y racionalmente insoluble. En el ámbito de la moral secular existe una respuesta concluyente y quienes no la aceptan están simplemente equivocados. A continuación se discuten los principales argumentos que esgrimen los críticos al aborto. Serán sometidos al discernimiento racional y criticados en sus propios términos sin considerar las premisas que los avalan. Primer argumento El argumento basado en la capacidad potencial del feto apela a su potencial para desarrollarse como persona adulta. Lo común entre un feto y nosotros es que en el pasado fuimos un feto. Es obvio que el feto es potencialmente un individuo con derecho a la vida. ¿La posesión potencial de un derecho permite ejercitarlo anticipadamente? El derecho del joven a votar, y el derecho del adulto a jubilar, no se pueden ejercer a voluntad. Poseer potencialmente un bien no permite disponer de éste en el acto. Los derechos potenciales no operan como derechos actuales. Es una incoherencia lógica. No es igual matar a una madre potencial que a una madre real. Quemar un saco de semillas de araucaria no equivale a incendiar un bosque. Sólo un truco de la razón permite actualizar lo potencial al tiempo presente. Conceptualmente el argumento potencial es arbitrario. Potencialmente cualquier cosa es posible si se cumplen ciertas condiciones. Cada uno de los doscientos millones de espermatozoides es potencialmente un ser humano. ¿Derecho a la vida para cada espermatozoide? – 27 – Harris (1985) ilustra el punto según escenarios potenciales: «Decir que un óvulo fertilizado es potencialmente un ser humano equivale a decir que si suceden ciertas cosas (como la implantación) y no suceden otras (como un aborto espontáneo) podría gestarse un ser humano. Pero esto también es verdad para cualquier óvulo o espermatozoide. Si le suceden ciertas cosas al óvulo (como encontrarse con un espermatozoide) y le suceden ciertas cosas al espermatozoide (como encontrase con un óvulo) y ciertas cosas no suceden (como encontrarse con un anticonceptivo) entonces también podría gestarse un ser humano». La vida de las personas es protegida porque son agentes morales autónomos. La comunidad resulta inviable sin una férrea protección de sus vidas. ¿Corresponde misma protección a los fetos humanos en su calidad de personas potenciales? La condición potencial no es fuente de derechos. El derecho de las personas a la vida no es extrapolable a personas potenciales. No se adquiere estatus moral en virtud de cualidades potenciales. Nótese que se puede asignar otro significado a la condición de ser potencial. En efecto, se puede señalar que interrumpir la vida de un feto genera un daño en cuanto se elimina la posibilidad de contar con una persona que aportará al bien común. Una inteligencia menos. Esta variante de la condición potencial se rebate reduciéndola al absurdo. Todos los métodos anticonceptivos tienen como propósito impedir que una vida potencial llegue a término. Su uso inhibe una persona potencial. ¿Acaso son condenables? Otra variante de la condición potencial se sustenta en la genética. El desarrollo del ser humano es un proceso que progresa de acuerdo con información genética inscrita desde el origen. La genética enseña que desde el inicio hemos sido lo que llegamos a ser sea a nivel individual como a nivel de especie. Somos el mismo ser vivo desde el embrión al anciano. ¿Acaso por sus potencialidades el embrión tiene derecho a la vida? Si bien es cierto que no somos genéticamente distintos al embrión no es menos cierto que somos mucho más que nuestra identidad cromosómica. El nexo genético entre un adulto y un embrión no supone necesariamente reconocer derechos al embrión. ¿Por qué un dato genético habría de ser moralmente relevante? – 28 – Segundo argumento El argumento de la regla de oro no apela al derecho a la vida del feto. Se sustenta en un clásico de la moral desde tiempos ancestrales. La regla de oro postula que debes tratar al otro como quieres que te traten a ti. La regla de oro invoca que como todos fuimos embrión debemos tratar a los embriones tal como fuimos tratados nosotros en nuestra época de embrión. En suma, el aborto es moralmente inaceptable porque impide que un embrión tenga el trato que yo tuve cuando embrión. El aborto viola la regla de oro. ¿Cómo aplicar la regla de oro al embrión de un embarazo no deseado? Acaso el hijo debería sentirse apenado porque significó un problema para su madre y a su vez contento de haber nacido fruto de ese embarazo no deseado. ¿Cómo aplica al embrión fruto de una violación? Si la regla de oro vale para el aborto por extensión también vale para los métodos anticonceptivos. Un aborto me hubiera eliminado como embrión por lo que el aborto es repudiable y me alegro que mi madre no haya usado un método anticonceptivo porque no hubiera llegado a ser embrión. Que un nacimiento se impida vía aborto o pastilla del día después produce igual resultado. ¿El aborto y los procedimientos anticonceptivos son igualmente repudiables? Todos impiden el natural desarrollo del embrión. Una conclusión que los críticos al aborto no aceptarían. Tercer argumento El argumento de la ignorancia profunda se sustenta en la dificultad de establecer el estatus del embrión. La discusión respecto a quién es un embrión y quién un feto da lugar a rechazar el aborto aduciendo una incertidumbre ontológica en relación con estas entidades. La Iglesia Católica ha recurrido a este argumento en palabras de Juan Pablo II (1995): «Lo que está en juego es tan importante que, desde el punto de vista de la obligación moral, la sola probabilidad que una persona esté implicada es suficiente para justificar la prohibición absoluta de matar un embrión». Grisez (1970) en virtud de la incertidumbre estima que matar un embrión es un crimen: «La voluntad de matar a quien por lo que sabemos podría ser una persona equivale a matar a una persona. Dado que no podemos determinar si es una persona excepto por postulados metafísicos, para todos los efecto prácticos la voluntad de matar un embrión equivale a matar una persona». El argumento se construye a partir de dos premisas. En primer lugar, la incertidumbre respecto al estatus moral del embrión y, por otra parte, un principio de elección moral en condiciones de incertidumbre. – 29 – La lógica es sencilla pero contundente. Implementar una política de aborto legal sobre supuestos falsos es más grave que implementar una de aborto prohibido sobre supuestos falsos. En efecto, supóngase que se actúa según el criterio de aborto legal y el supuesto es falso, el resultado es el asesinato masivo de personas inocentes. Por el contrario, si se actúa sobre el supuesto que el aborto es prohibido y el supuesto es falso, el resultado es el nacimiento masivo de niños fruto de embarazos no deseados. Habiendo en pugna dos opciones morales inciertas es obvio que se debe elegir aquella que produce el menor daño relativo. Dado que no sabemos cuál de las opciones es verdadera, lo racional es evitar el asesinato de inocentes y prohibir el aborto. La conclusión aparentemente es incuestionable, sin embargo, es falaz. Asume la premisa de que mientras no estamos totalmente seguros que un acto es moralmente aceptable debemos actuar como si fuera inaceptable. No es ése el razonamiento que utilizamos en decisiones cotidianas. Se ha argumentado con sólidas bases que es moralmente incorrecto matar a animales no humanos más sensibles que un niño de un año – serían seres con intereses propios y derecho a la vida. La bibliografía al respecto es extensa. Sin embargo, los críticos al aborto no se convertirían en vegetarianos sólo por la incertidumbre moral asociada a la muerte de animales que no son de nuestra especie. Por supuesto, se podrá argumentar contra los defensores del derecho a la vida de animales utilizadoscomo alimento y demostrar que sus argumentos son débiles. Sin embargo, por débiles que éstos sean no tendremos la certeza total de que tales animales no tienen derecho a la vida. En consecuencia, dada la relativa incertidumbre deberíamos aceptar el derecho a la vida de animales que son nuestro alimento. La incertidumbre obliga porque no respetar el derecho a la vida de animales no humanos podría ser un error y, en tal caso, motivo del asesinato masivo de seres inocentes. Conclusión inaceptable para los críticos al aborto. Cuarto argumento Morowitz et al. (1992) discurren que los seres humanos son particularmente distintos a otras especies del reino animal. Su pregunta es cuándo el feto adquiere propiedades que lo distinguen como ser humano. Para responder establecen los atributos propios del ser humano y, posteriormente, examinan en qué momento del desarrollo el feto adquiere tales atributos. La respuesta se funda en las ciencias que estudian el desarrollo fetal. – 30 – No hay supuestos religiosos o morales sino la convergencia entre atributos reconocidamente humanos y el desarrollo natural del feto. ¿Cuáles son los atributos que distinguen al ser humano de otros primates? En términos de los autores el desarrollo de la corteza cerebral, posible por el andar erguido, es el rasgo distintivo del ser humano. En definitiva, el tamaño del cerebro nos separa sustantivamente de nuestros parientes más cercanos. Distintas áreas del cerebro se asocian con capacidades típicamente humanas como el habla, la aptitud numérica y otras. A continuación, corresponde establecer en qué punto del desarrollo fetal se verifica esta característica propiamente humana. La neurofisiología permite una respuesta acotada a un período de tiempo conocido. Morowitz y Trefil considerando la génesis de la corteza cerebral concluyen: «Sólo cuando el desarrollo de las células cerebrales y de las conexiones inter células se ha completado estamos en condiciones de decir que el feto ha adquirido aquellas propiedades que distinguen al ser humano de cualquiera otro ser vivo» El electroencefalograma es un procedimiento clásico para evaluar la actividad cerebral. Interpretar la actividad eléctrica del cerebro de un feto es particularmente difícil. Sin embargo, por analogía se puede concluir comparando las señales eléctricas del feto con las de un recién nacido. Esta coincidencia ocurre en la semana veinticinco del embarazo. Momento en que el feto adquiere estructural y funcionalmente los rasgos que distinguen al ser humano de los animales no humanos. En consecuencia, se puede dar una respuesta científica en relación con la humanidad del feto humano. Planteado como silogismo el argumento es el siguiente: -Los seres humanos tenemos derecho a la vida en virtud de atributos que nos distinguen del reino animal. -Las características distintivas se adquieren fruto de la actividad eléctrica organizada en nuestra corteza cerebral -Los fetos humanos desarrollan una corteza cerebral que les permite actividad eléctrica organizada similar a la de un recién nacido. -Los fetos son seres humanos con derecho a la vida cuando adquieren los atributos humanos. Se trata de un argumento científico basado en lo que nos dice el desarrollo actual de la neurociencia avalado por la medición de la actividad cerebral. – 31 – Más allá de los datos científicos quedan instaladas preguntas decisivas para aprobar el argumento. ¿Por qué la presencia en el feto de atributos que nos distinguen de otras especies le asigna a éste un estatus significativo? ¿Por qué la actividad eléctrica organizada del cerebro es una propiedad moralmente relevante? Establecer el momento en que el feto adquiere atributos de ser humano no nos dice nada respecto del derecho a la vida si estos atributos son moralmente inocuos. Establecer una diferencia distintiva de los seres humanos es intrascendente si esa diferencia no implica consecuencias morales. Si se trata de diferencias entre los seres humanos y otros seres vivos el listado puede ser interminable. Por ejemplo, el modo de aparearse, el tiempo de gestación y la forma de dar a luz en gran medida es distinto a la de otros mamíferos. ¿Acaso podemos concluir que éstos son atributos que nos distinguen otorgándonos un estatus especial? El desarrollo de la corteza cerebral no nos permite emitir un juicio moral respecto al derecho a la vida de un feto. Las señales eléctricas en sí son un dato éticamente imponderable. Quinto argumento El argumento de la especie humana apela a que el feto es un ser de nuestra especie. Si hubiera que establecer un rasgo común entre nosotros y los fetos el más obvio es que somos seres humanos. Un feto es un ser humano y como tal pertenece a la especie Homo sapiens. Quienes critican el aborto lo hacen apelando a que los seres humanos tienen derecho a la vida desde la fecundación. Sin embargo, que un individuo sea un ser humano no implica que tenga derecho a la vida. Es una afirmación que hay que probar. ¿Por qué los seres humanos tienen la ventaja del derecho a la vida? Un procedimiento sencillo es preguntar mediante encuesta quiénes tienen derecho a la vida. La respuesta mayoritaria es los seres humanos. Si se pregunta cuál es el atributo que le otorga tal privilegio la respuesta más frecuente es «somos de la misma especie». Esta es la respuesta del sentido común y evidente en sí misma. Así el ser miembro de la especie humana es la mejor razón para tener derecho a la vida. Este razonamiento aplicado a la vida del feto se explicita en tres sentencias: -El feto es un ser humano -Es incorrecto matar seres humanos -Es incorrecto matar un feto humano – 32 – Este argumento puede ser refutado desde dos perspectivas. La primera se sustenta en la relatividad del derecho a la vida de los seres humanos. Es el caso de una persona que tiene daño cerebral irreversible y sólo puede vivir conectado a máquinas auxiliares. Se trata de un ser humano en una situación vital controversial. Que un individuo en tales condiciones tenga derecho a la vida es discutible. En la práctica suele ser desconectado. El hecho que algunos seres humanos tengan derecho a la vida no permite concluir que todos los seres humanos per se tengan el mismo derecho. Hay casos controversiales donde tal derecho queda entre paréntesis. En consecuencia, defender que el feto humano tiene derecho a la vida porque es un ser humano es inconsistente con la no aplicación de ese derecho a seres humanos cuya vida es controversial. La segunda refutación discute la importancia de ser miembro de una especie determinada. Desde Darwin sabemos que en el proceso de hominización no hay una ruptura respecto a nuestros antecesores. El Homo sapiens es resultado de una evolución continua desde el Homo habilis, Homo erectus y los predecesores de éstos. Nuestra especie evolucionó por adaptación gradual –incluido el cerebro– tal como los demás miembros del reino animal. Desde una perspectiva especista corresponden tratos desiguales en virtud de la especie de pertenencia. El trato desigual no se sustenta en una justificación –tratar distinto a peces que a pájaros– sino en la mera pertenencia a la especie. Se establece un criterio de discriminación moral según especie. En el mismo sentido que el sexismo y el racismo son discriminaciones fundadas en la pertenencia a un sexo y una raza. Se acepta que tener prejuicios y discriminar según raza o sexo es impropio. Sin embargo, respecto a especie la discriminación es de sentido común. La lógica siempre es la misma. Se identifican rasgos biológicos y se discrimina en consecuencia. ¿Por qué raza, sexo y especie son moralmente imponderables? La raza y el sexo son condiciones fortuitas. Atributos fortuitos son irrelevantes desde el punto de vista moral. Las características biológicas en sí no generan distinciones a este respecto. No son datos moralmente pertinentes. La lotería natural en la que todosparticipamos nos asigna ciertos atributos. Éstos no son de interés para la ética. Todo lo que sea moralmente atingente respecto a raza y sexo es extrapolable a la especie. Ningún dato biológico tiene pertinencia moral. Pertenecer a una especie animal es del orden de la zoología. – 33 – En consecuencia, es un prejuicio atribuirle derecho a la vida al Homo sapiens por el sólo hecho de serlo. El punto de vista del interés El derecho a la vida del feto se reclama aduciendo razones fundadas en la ciencia, la teología y la filosofía. Para conceptualizar el derecho a la vida del feto asumimos el principio del interés. Desde esta perspectiva se puede verificar empíricamente quiénes tienen derechos. Feinberg (1974) ante la pregunta de los derechos responde que la función de éstos es defender intereses. En consecuencia, quienes gozan de derechos son entidades que tienen intereses y legítimo derecho a que éstos sean protegidos. ¿Quiénes tienen derechos? Quien tiene intereses propios cumple con la condición para tener derechos. Sus intereses son protegidos por derechos que se fundamentan en los intereses existentes. La comunión de intereses y derechos permite establecer la condición moral de cualquier entidad. Las entidades con intereses son sujetos morales. ¿Quiénes tienen estatus moral? Todos los seres que al ser examinados moralmente tienen intereses propios que exigen ser respetados. ¿Por qué la distinción entre seres sensibles e insensibles es moralmente relevante? Porque para los seres sensibles no experimentar dolor es un interés vital. El dolor es un mal para todo el que lo padezca. En virtud de lo cual los seres sensibles tienen intereses propios y son sujetos de consideración moral. Los seres insensibles no tienen intereses en sí mismos. Las cosas inanimadas no tienen motivos propios. Su continuidad como entidad no les compete. Un ser que no tiene intereses es moralmente imponderable. No se puede ser cruel con un árbol. Feinberg (1984) en relación a un feto insensible establece su condición moral: «Si el feto no tiene intereses es imposible una acción en contra de su propio bien. El estatus moral está limitado a seres a los que su bienestar le concierne. Dado que un feto insensible no tiene intereses propios, ni bienestar personal, tampoco tiene estatus moral. Sin embargo, tiene valor moral lo que condiciona el modo en que debe ser tratado». – 34 – El interés del feto ¿Las personas que nos reemplazarán en la sociedad del futuro inmediato tienen intereses? Si los tuvieran, ¿tenemos obligaciones morales para con ellos? Acaso tienen estatus moral. ¿Por qué habrían de tenerlo? Nos hacemos cargo desde la perspectiva de los intereses. No caben elucubraciones abstractas o supuestos metafísicos. Los intereses son contingentes y posibles de ser ponderados en su mérito. Cuestionar que los fetos en camino tengan intereses y que éstos sean conocidos es atendible. Revisamos estas objeciones. ¿Cómo asignarle interés propio a una generación que todavía no existe? Respecto al futuro no somos ignorantes o indiferentes. Diariamente actuamos en función de cómo prevemos el porvenir. En virtud de lo cual podemos actuar considerando los intereses previsibles de los ciudadanos del futuro. Que no existan aún no implica que estén desprovistos de intereses. Por ejemplo, un hábitat degradado atentaría contra su bienestar. La segunda objeción invoca la dificultad de saber cómo se verán afectados sus intereses futuros según nuestras decisiones actuales. ¿Qué certeza tenemos respecto a beneficios o daños para la población futura dado el vértigo del desarrollo científico actual? La imprevisibilidad del futuro no nos releva de nuestro compromiso. Nuestros descendientes vienen en camino. Su existencia nos compromete moralmente. Su estatus moral emana de sus intereses. Tienen el derecho a que sus intereses sean considerados como sucede con todos quienes tienen intereses propios. Nuestro compromiso moral es con los fetos sensibles actuales. No con entidades inciertas de un momento futuro cualquiera. Nos interpelan moralmente nuestros descendientes. Lo hacen porque tienen intereses en juego. La aplicación del principio según el cual sólo los seres con intereses tienen derechos permite realizar varias distinciones pertinentes al caso. Un recién nacido disfruta de una vida que es buena para él. Continuar vivo es de su máximo interés. Tiene motivos para que su interés sea protegido. Tiene derecho a la vida. Un feto próximo a nacer es un ser sensible. Puede padecer dolor y probablemente placer. Es de suyo que tiene interés en continuar viviendo y ampliar sus experiencias. Su vida tiene valor para sí, razón suficiente para que sea considerada. Un feto sin sistema nervioso o con desarrollo cerebral inicial no tiene una vida valiosa para sí mismo. A un ser insensible no es posible producirle daño. Lo que le suceda es indiferente para él. No teniendo – 35 – intereses tampoco tiene derechos. Su vida no es distinta a la de un embrión o un cigoto. La vida de un cigoto no nos interpela moralmente. Lo que importa a un feto insensible es teleológico basado en que es un organismo vivo. Puede estar sano o enfermo, ser normal o anormal, ser fuerte o débil sin que ninguno de estos estados le signifique algo. Lo que sucede con él no es asunto de él. Aplicado el principio de interés queda en evidencia que los fetos sensibles tienen intereses que deben ser reguardados. Tienen intereses, tienen derechos. El criterio de demarcación Los conocimientos neurológicos a la fecha enseñan que las conexiones sinápticas se inician en el cerebro en torno a la vigésima semana de gestación. Las conexiones en el tálamo se producen en la semana veintiséis a partir de la cual el feto está en condiciones de percibir dolor. La capacidad de sentir dolor es un dato respecto a la aptitud para tener experiencias. Un ser que tiene experiencias tiene interés propio por expandir su ámbito de sensaciones. Esto no significa que su derecho a la vida sea homologable al de un adulto. En efecto, el feto habita en un lugar habitado. Warren (1985) establece una distinción decisiva: «Normalmente el lugar en que se está no es relevante en relación con el estatus moral; pero este caso es único. Mientras el feto permanezca en el cuerpo de la mujer es imposible considerarlo una persona plena de derechos, sin al mismo tiempo, disminuir a la mujer en los suyos». El interés del feto en seguir vivo impone una condición a la mujer que lo engendra. Condición que desaparece después del nacimiento. En virtud de esta particularidad no cabe asignar al feto el derecho a la vida de los recién nacidos. La calidad de criatura con intereses propios no le concede a un feto sensible un estatus moral comparable al estatus de un agente moral autónomo consciente de sí mismo y de sus intereses como persona. ¿Cuándo adquiere el feto estatus moral que lo distingue respecto a un embrión o cigoto? ¿Cuándo un aborto es una acción que nos interpela moralmente? Según la evolución neurológica del feto cabe distinguir el aborto temprano del tardío. La distinción refiere al nivel de desarrollo de la corteza cerebral y de la actividad del cerebro. Un aborto temprano está asociado a desarrollo nulo o básico de la corteza tal que el organismo no tiene sensaciones y no hay un afectado. No muere nadie, ni muere – 36 – alguien. El aborto tardío sucede cuando la acción del cerebro es verificable vía electroencefalograma tal que el organismo es capaz de sentir y tener experiencias. La legalización del aborto en Estados Unidos se fundamentó en que el Estado tenía la obligación de proteger la vida del feto desde el momento en que éste es viable. En consecuencia, la viabilidad de existir fuera del útero materno fue el criterio demarcador. El criterio de la viabilidad se sustenta en que si el feto puede vivir fuera del útero amerita que el Estado proteja sus intereses.En Europa se han utilizados diversos criterios demarcadores. La legislación regula el derecho al aborto considerando el aborto temprano permisible sin condiciones y el tardío sujeto a restricciones o prohibido. La diversidad de criterios demarcadores es inevitable porque el dato empírico es impreciso y sujeto a interpretaciones. La dificultad de establecer un principio normativo universal no implica que el aborto resulte moralmente problemático. La legislación vigente utiliza diversos criterios de demarcación revelando que se interpreta desde distintas perspectivas cuándo el feto nos interpela. Desde el enfoque de los intereses el punto de inflexión es la sensibilidad del feto. Es decir, a partir del momento en que el feto tiene intereses propios. Estos por sí mismos le otorgan el derecho a que sean protegidos. Según la neurofisiología corresponde a la semana veintiséis asociada al funcionamiento del tálamo. En términos prácticos el efecto del criterio de demarcación es marginal. En los países en que el aborto es legal la mitad de los abortos se realizan en las primeras nueve semanas, el noventa por ciento durante el primer semestre y prácticamente todos antes de la vigésima semana de gestación. Sin embargo, el criterio de demarcación conceptualmente es relevante porque la defensa del derecho al aborto no puede fundarse sólo en la autonomía de la mujer respecto a su propio cuerpo. El feto en tanto ser sensible tiene una condición moral que es preciso resguardar. La situación actual La criminalización del aborto no reduce el número de abortos. La evidencia empírica enseña que aumenta la mortalidad y morbilidad materna. Barcelato (1996) señala que para los servicios de salud el gasto asociado al aborto clandestino es considerable: «Un estudio reciente calcula para Chile un costo de 15 millones de dólares por año. En contraste, la mortalidad materna por aborto practicado en condiciones óptimas es sólo de 1 por 100.000». – 37 – En países de aborto legal la estadística comparada indica que posterior a la despenalización la tasa de aborto aumenta, luego se produce un descenso y finalmente se estabiliza. La tasa de abortos en países en que es legal es heterogénea. Por ejemplo, Rumania 36%, EEUU 22%, Alemania 14%, Suiza 12%. Las diferencias se explican en buena medida por la calidad de las políticas implementadas para prevenir el embarazo no deseado. En particular, fácil acceso a métodos anticonceptivos y educación sexual de calidad en la enseñanza media. El Gráfico 1 enseña la evolución de la tasa de aborto legal por 1.000 mujeres de 15-44 años. Las fechas de legalización son las siguientes: Inglaterra 1971, Francia 1976, Italia 1982. Gráfico 1. Dinámica tasa de aborto posterior a legalización fuente: faúndes et al., (2007) Según la Organización Mundial de la Salud (OMS, 2004) cada año se producen 210 millones de embarazos, 46 millones terminan en aborto, 20 millones en aborto inseguro por prohibición legal. Faúndez et al. (2007) calculan que una de cada 28 mujeres en edad fértil se realiza un aborto al año en el mundo. El aborto no es una conducta desviada. Abouzahr et al. (2003), estima que todos los años mueren entre 70.000 y 80.000 mujeres como consecuencia de un aborto inducido. En consecuencia, cada siete minutos muere una mujer por abortos en condiciones inadecuadas. El aborto es una de las prácticas médicas más seguras. Según Maine (1994) es menos riesgoso que una operación de amígdalas. Datos de la OMS (1997) indican que el riesgo de muerte aumenta sustancialmente – 38 – cuando es practicado en condiciones inseguras. En particular, el riesgo de muerte por interrupción del embarazo en una mujer de Nigeria o Bolivia es cientos de veces mayor al riesgo de una mujer escandinava. ¿Por qué se decide abortar? El aborto está asociado a la pobreza y la ignorancia. Es transversal a todas las mujeres pero es en las más desamparadas donde se da con más frecuencia y en forma más insegura. Las mujeres abortan por motivos atendibles. Por ejemplo, concentrar tiempo y recursos en los hijos; evitar interrumpir actividades como estudio o trabajo; ruptura con el padre de la criatura; inviabilidad económica para criar un hijo responsablemente; incapacidad para ser una buena madre; razones de salud; dificultad para acceder a anticonceptivos. El aborto frívolo es minoritario. En Chile la mayoría está de acuerdo con la interrupción del embarazo por los motivos invocados en el aborto terapéutico. Menos de un tercio apoya el aborto basado únicamente en la libertad de la mujer para elegir La tabla 1 ilustra al respecto. Tabla 1. Porcentaje acuerdo con aborto según circunstancias Situación % de acuerdo Si una mujer no desea tener un hijo 28,9 Si una pareja en conjunto decide no tener un hijo 29,3 Si la salud de la madre corre serio peligro por embarazo 66,5 Si el bebé tiene un serio defecto 46,3 Si la mujer quedó embarazada producto de violación 66,9 Si la mujer o la pareja no tiene medios económico para criar 17,5 fuente: herrera et al. www.eticayreproduccionhumana.udp.cl (2014) El gráfico 2 ilustra que a menor nivel socioeconómico mayor rechazo a la interrupción del embarazo. En los sectores de mayores ingresos siempre de acuerdo es más frecuente que nunca está de acuerdo. En consecuencia, si la despenalización del aborto dependiera de los sectores más acomodados estaría despenalizado. – 39 – Gráfico 2. Opinión del aborto según grupo socioeconómico fuente: herrera et al. www.eticayreproduccionhumana.udp.cl (2014) Lagos (2001) concluye que la mayoría de los abortos se realiza a madres de más de un hijo. Los abortos inseguros se practican a mujeres pobres. Las mujeres económicamente solventes tienen acceso a abortos seguros aún en condiciones de ilegalidad. En aborto el bolsillo establece la diferencia respecto a riesgo en salud y riesgo de cárcel. La mujer no aborta con el código penal en el bolsillo. El número de abortos es independiente de la legislación. Suponer que la penalización disminuye el número de abortos es desconocer las condiciones en que los seres humanos ejercemos nuestra sexualidad. La penalización como tantas prohibiciones sólo provoca mercado negro. El aborto inseguro es fuente de muerte y sufrimiento siendo un acto médico simple y seguro. Como señalan Faúndez et al. (2007): «Muchos dirigentes políticos y religiosos, así como las personas que se identifican con el movimiento pro vida, parecen creer que la prohibición legal y moral es el medio más eficaz para reducir la cantidad de abortos. De ese modo, ignoran de manera sistemática las pruebas recogidas en todo el mundo, que muestran la ineficacia de esa prohibición en reducir la incidencia del aborto». El aborto terapéutico es una discusión ociosa. En Europa es un tema zanjado hace más de cuarenta años. En Estados Unidos el aborto es legal desde 1973. Tematizar el aborto en estos términos invisibiliza el aborto como una demanda por los derechos reproductivos y sexuales. Pone una agenda trivial acotada a un grupo ínfimo estableciendo un velo respecto al tema real. Es una batalla tramposa. Todos saben que el aborto es de otro orden. El terapéutico enmascara el aborto clandestino y precario – 40 – a que se someten decenas de miles de mujeres todos los años. Por lo demás, ¿cuál es la diferencia entre un feto producto de una violación y otro deseado por sus padres? Lo artificioso del aborto terapéutico queda en evidencia a propósito de la causal más evidente. Se justificaría el aborto para salvar la vida de la madre con lo que se exime al médico moral y penalmente. Pero acaso es legítimo que alguien –en su rol de médico– mate a una persona inocente para salvar a otra persona inocente ¿En que se funda la legitimidad moral del acto médico? Dworkin (1993) pone el punto en el desliz lógico: Cuántas más excepciones se permitan, más claro queda que la oposición de los conservadores al aborto no parte dela premisa que el feto es una persona con derecho a la vida. Sería contradictorio insistir que el derecho a la vida del feto es tan importante que se debe prohibir el aborto [...] pero deja de serlo cuando el embarazo es consecuencia de un delito sexual, del que el feto, naturalmente, es completamente inocente. La causal de violación permite un contrapunto ilustrativo. Sería intolerable que una mujer embarazada por violación tuviera la obligación legal de abortar. En sentido inverso también funciona el argumento. Sería intolerable que una mujer embarazada por violación tuviera la obligación legal de dar a luz. En ambos casos se ofende la dignidad de la mujer al obligarla contra su voluntad. La penalización del aborto vulnera derechos consagrados en múltiples organismos y conferencias internacionales. Es una discriminación contra las mujeres por su naturaleza. Se atenta contra su integridad personal al someterla a la penuria que supone engendrar un hijo contra su propia voluntad. Nadie está obligado por ley a una imposición contra sí mismo como la del embarazo no deseado. Las mujeres son víctimas de la tiranía de expertos que no son mujeres. La autodeterminación reproductiva es condición para desarrollarse libremente como agente moral autónomo. La maternidad voluntaria es un ejercicio de soberanía inherente a cada mujer. ¿Por qué prohibirle la facultad de decidir sobre su integridad personal, ejercer el control sobre sí misma, su cuerpo y su vida? ¿Por qué la ley la considera imbécil moral? El derecho al uso soberano del cuerpo emerge de la evidencia que la persona y su cuerpo son una unidad indisoluble. Los derechos de la persona son también los de su cuerpo que constituye la misma identidad. En consecuencia, violar la integridad corporal es violar a la persona misma. Criminalizar el aborto implica negar a la mujer la soberanía – 41 – sobre su cuerpo. Es decir, restringir su libertad como persona soberana de sí misma. Tratar al feto como una persona independiente limita el ejercicio de autonomía de la madre. Tratarlo como una persona implica negarle a la madre su integridad corporal y, en consecuencia, su calidad de persona con intereses propios. La madre en tal caso existe como un medio para el feto. Despojada del control de su cuerpo es forzada a dedicarse a un tercero por imposición legal. Se ha construido un imaginario respecto al aborto que se sustenta en posiciones metafísicas sobre la vida humana. Desnaturalizado el aborto se utiliza la ciencia como un arma al servicio de una agenda política. En este contexto se han inventado patologías asociadas al aborto el margen de toda evidencia empírica. El aborto no causa cáncer. El aborto no genera un imaginario síndrome pos aborto. Forzando la realidad se ha sostenido que el aborto provoca una enfermedad mental. Ninguna sociedad científica ha reconocido la existencia de este trastorno. La American Psychiatric Asociation produce el DSM (Diagnostical and Statistical Manual of Mental Disorders) texto que establece el canon en enfermedades mentales. El DSM no incluye esta patología asociada al aborto. Los movimientos conservadores norteamericanos inventores del síndrome pos aborto enseñan que éste se produce por la responsabilidad de la madre en la muerte del feto y puede prolongarse por años. Se ha tratado de equiparar el síndrome pos aborto con la depresión pos parto. El primero es un invento parte de una agenda política y la segunda es una enfermedad real que requiere tratamiento médico. Si para las mujeres que abortan el feto es una entidad inanimada sin ninguna condición moral, ¿por qué habrían de padecer una enfermedad mental al abortar? Más bien es una acción liberadora ante todas las implicancias que supone un embarazo no deseado. Si la mujer que aborta piensa que está cometiendo un asesinato va a tener sentimientos de culpa, remordimiento, etc. porque en tal caso el aborto es una verdadera acción criminal. Siendo una acción criminal no debe llevarse a cabo y de realizarse el síndrome pos aborto será una profecía auto cumplida. ¿Acaso los médicos que en Norteamérica y Europa practican abortos diariamente sufren algún trauma mental? El aborto es un delito sin víctimas. Para prevenir embarazos no deseados la evidencia de décadas enseña que el camino es políticas públicas que promuevan la educación sexual escolar y el acceso a métodos anticonceptivos. En consecuencia, quienes – 42 – consideran el aborto un crimen deberían ser los más entusiastas impulsores de políticas que aseguran la disminución de abortos. Sin embargo, los activistas contra el aborto también están contra la educación sexual escolar y la distribución de dispositivos anticonceptivos. Paradojalmente quienes consideran que el aborto es un asesinato se oponen decididamente a las medidas que internacionalmente se reconocen como las más eficaces para evitar el aborto. Quienes defienden la criminalización del aborto desde estrictas posiciones religiosas no se proponen convencer o establecer su punto moral. Las políticas antiaborto que promueven son inútiles –abstinencia, etc. Su oposición dogmática a políticas públicas de prevención necesariamente aumentan los embarazos no deseados. La libertad para elegir tan reclamada en asuntos económicos en este caso es anulada. ¿Por qué si el aborto es un asesinato contribuyen objetivamente a aumentar embarazos no deseados que originan nuevos abortos? Porque el debate del aborto no es sólo sobre el aborto. No es sobre el derecho a la vida del feto. Es sobre el rol de la mujer y la familia; las libertades individuales y la ciudadanía sexual. Pluralismo moral versus doctrinas dogmáticas. Es un debate político e ideológico. Se enfrentan dos racionalidades que apelan a distintas tradiciones. Para la tradición conservadora si un comportamiento es inmoral debe ser penalizado; si un comportamiento es pecado también es delito. El aborto se inscribe en una historia de prohibiciones que ayer tuvo como protagonistas la homosexualidad (penalizada hasta 1998) y el divorcio (ilegal hasta 2004). El debate genera más diatribas que argumentos. No refiere únicamente al asunto concreto en discusión. En todo caso por enconado que sea el futuro es previsible. Nos homologaremos a los países de la zona euro apartándonos de Somalia, Uganda, Pakistán e Irán. – 43 – Bibliografía Abouzhar, C. et al. 2003. Maternal Mortality in 2000. Ginebra: Organización Mundial de la Salud. Barcelato, J. et al. 1995. El Aborto en Chile: elementos para el debate. Santiago: Corsaps. Dworkin, R. 1993. Life’s Dominion. Nueva York: Random House. Faúndez, A. et al. 2007. El Drama del Aborto. Santiago: LOM ediciones. 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En consecuencia, la reivindicación sobre el control de nuestra muerte apela al derecho a la eutanasia. Hay dos posturas en relación con la muerte y cómo morir. Por una parte el principio fundado en la santidad de la vida, que asume que la vida, siendo parte del plan divino, no es de libre disposición y, por otra parte, el principio del sujeto moral autónomo que apela a la soberanía del individuo para decidir en relación con su vida o su muerte. Las religiones monoteístas creen que, siendo una gracia de Dios, la vida está santificada. San Agustín marca la línea: la vida es sagrada y el suicidio un pecado. Somos responsables de nuestra vida pero no tenemos dominio sobre ella. Debemos cuidarla aunque no podemos disponer de ella a voluntad. La vida no es sagrada porque tenga un valor intrínseco o sea inviolable. Es sagrada porque es una obra de Dios. Todos estamos santificados porque Él nos creó. La santidad de la vida queda entre paréntesis a propósito de la pena de muerte o la guerra. Así, la vida es un valor absoluto relativo. La alternativa secular se funda en el principio de la soberanía personal. Se invoca la capacidad de autodeterminación respecto a uno mismo y se concede libertad para decidir cuándo la calidad de vida se degrada más allá de una vida humana plena. ¿Qué criterio de decisión? La calidad de vida y la capacidad para realizarla son los criterios a considerar. La vida no es un fin en sí mismo sino un medio para desarrollarse como ser humano. En lo sucesivo se presentan nociones y distinciones necesarias para conceptualizar el debate sobre la eutanasia. Posteriormente se discuten – 46 – casos típicos y casos límites para ilustrar el dilema propio del debate. Subyace a la casuística una inquietud moral, ¿el derecho del paciente a tener el control en el proceso de su muerte es moralmente legítimo? Sostengo que una sociedad laica y plural está habilitada para acceder a la voluntad de un paciente que en ejercicio de su autonomía decide poner fin a una agonía insoportable. Para ilustrar la polémica se discuten argumentos esgrimidos a favor y en contra de la eutanasia. Por último, se reivindica el derecho a una buena muerte en el contexto tecnológico en que se desarrolla el proceso de morir en el siglo XXI. La eutanasia remite al suicidio sea por mano propia o en pacto con un tercero. En una segunda parte se reflexiona respecto al suicidio como decisión soberana de un adulto competente. ¿Cabe reivindicar el derecho al suicidio considerando que el derecho a la vida es inalienable? 1. Calidad de vida Es un lugar común que la calidad de vida es un parámetro a propósito de vivir y morir. No es fácil conceptualizar calidad de vida y establecer criterios normativos. Para producir mediciones objetivas se utilizan indicadores. La bioética utilitarista jerarquiza la vida utilizando indicadores de humanidad. El principal refiere a la conciencia porque permite hacer distinciones en términos morales y jurídicos. Desde esta perspectiva Kuhse et al. [citada en Cohen–Almagor (2001)] formulan una propuesta basada en indicadores de humanidad: «La vida humana tiene especial valor porque los individuos son criaturas racionales y conscientes, con sentido del tiempo y control de su existencia, sujetos morales que tienen deseos, metas, y muchas otras cualidades que hacen de ellos personas. Cada una de estas cualidades (o combinación de ellas) sirve como base para hacer una distinción moral entre las personas y otras criaturas». Los indicadores de humanidad implican conclusiones que han sido objeto de intenso debate. La utilización de indicadores permitiría establecer grados de humanidad entre individuos de nuestra especie. Por ejemplo, la vida de un individuo en estado de inconsciencia permanente es de peor calidad y menor valor que la de un individuo sano y vital. Su condición como persona sería controversial. Una alternativa menos polémica son los indicadores de calidad de vida. La definición de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) concita amplio respaldo aunque no unanimidad por una limitación propia de los indicadores objetivos. Para los indicadores resulta imposible evaluar la subjetividad del individuo sometido a medición. – 47 – ¿Cuál es para mí el umbral biológico y psicológico que transforma mi vida en una experiencia indeseable? La calidad de vida depende de las expectativas, valor y sentido que cada cual asigna a su existencia. El valor de la vida personal sólo puede medirse en referencia a lo que he decidido hacer con ella como agente moral autónomo. El cuerpo es sólo el envase de la persona. Cada cual reconoce en sí mismo cuándo la calidad de vida se ha deteriorado al nivel de no ser tolerable. Ese umbral de tolerancia no es un valor objetivo. Pese a la dificultad de su medición la calidad de vida es el criterio a usar en los momentos decisivos. El punto no es si un paciente puede continuar vivo. La tecnología médica puede mantener vivos artificialmente a la mayoría de los pacientes. ¿Qué tipo de vida es la que se prolonga? La respuesta es en términos de calidad de vida. La antinomia calidad de vida versus cantidad de vida se funda en la distinción entre respeto por la persona (entidad mortal susceptible de degradación) versus respeto por la vida (para algunos bien sagrado venerable). El respeto por la vida en sí misma es problemático. La eutanasia precisamente discute el valor de la vida biológica y social en la persona humana. 2. Generalidades en eutanasia El control sobre nuestra vida es uno de los bienes más valiosos que podemos disfrutar. Como pacientes podemos asimismo querer tener el control sobre nuestra muerte. En particular, si nos aqueja una enfermedad incurable o padecemos una enfermedad degenerativa que sin ser mortal en lo inmediato significa un deterioro severo de la calidad de vida. Éste es el contexto general en que se genera la demanda por una muerte digna. Dos datos tornan la demanda más acuciante. En primer lugar, máquinas auxiliares que pueden prolongar la vida independiente de la salud y, por otra parte, enfermedades degenerativas crónicas principal causa de muerte en la vejez. Se apela también a la muerte por compasión. Cuando una persona sufre dolores intolerables que lo llevarán a la muerte en el futuro mediato adelantar el fin puede ser un alivio deseado intensamente. ¿Es cruel no acceder a tales peticiones? La eutanasia es un procedimiento en que un tercero a petición mía me produce la muerte. Etimológicamente es la buena muerte. La muerte que pone fin a la vida de alguien que sufre una enfermedad incurable que le provoca sufrimientos insoportables. La buena muerte es un acto de compasión ante la petición de un moribundo doliente. – 48 – A modo de referencia algunas definiciones de eutanasia. Kuhse (1995): «la procura de una buena muerte en el que una persona A pone fin a la vida de una persona B por el bien de ésta». Teichman (1998): «muerte de una persona por el bien o, por el supuesto bien, de la persona que muere». Martín Mateo (1987): «anticipación intencional de la muerte de una persona en su propio interés, o al menos, sin perjuicio para ella». El acento está en el enfermo y en la protección de su interés. La reivindicación por legalizar
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