Logo Studenta

Vivanco-Manuel -Critica-A -La-Moral-Conservadora

¡Este material tiene más páginas!

Vista previa del material en texto

Manuel Vivanco
Crítica a la moral conservadora
Aborto, eutanasia, drogas, matrimonio igualitario. 
Lom
 palabra de la lengua 
yámana que significa 
Sol
Vivanco Arancibia, Manuel
Crítica a la moral conservadora: Aborto, eutanasia, 
drogas, y matrimonio igualitario [texto impreso] / 
Manuel Vivanco Arancibia.– 1ª ed. – Santiago: 
Lom Ediciones; 2015.
138 p.: 21,5x14 cm. (Colección Ciencias Humanas).
 isbn: 978-956-00-0614-1
1. Derechos Civiles y Politicos I. Título. II. Serie 
 Dewey: 323.– cdd 21
 Cutter: V855c
fuente: Agencia Catalográfica Chilena
© LOM ediciones
Primera edición, 2015
Impreso en 1.000 ejemplares
isbn: 978-956-00-0614-1
rpi: 255.119
edición, diseño y diagramación
LOM ediciones. Concha y Toro 23, Santiago
teléfono: (56-2) 2688 52 73 
lom@lom.cl | www.lom.cl
infografías Juan Carlos Hernández
diseño de colección Estudio Navaja
Tipografí a: Karmina
impreso en los talleres de lom
Miguel de Atero 2888, Quinta Normal
Impreso en Santiago de Chile
Política Pública | ciencias sociales y humanas
Crítica a la moral conservadora
Aborto, eutanasia, drogas, matrimonio igualitario. 
Manuel Vivanco
Índice
Agradecimientos | 9
Prólogo | 11
Aborto. Delito de mujer por mujer | 17
Eutanasia y suicidio. Salida de urgencia | 45
Drogas. El experimento de la prohibición | 71
Matrimonio igualitario. El derecho a un símbolo | 105
Epílogo | 133
– 9 –
Agradecimientos
Finalizada la escritura de un libro y definido su título a veces es necesario 
mirar hacia atrás y reconocer a quienes hicieron viable el empeño. En 
primer lugar, mencionar a los correctores que sugirieron mejoras a un 
texto inicial en desarrollo: Pablo Razeto, Erick Pohlhammer, Miguel 
Urrutia, Marcela Ferrer, Silvia Lamadrid. En segundo término, reconocer 
a quienes tuvieron a bien escribir un comentario que ha sido incluido 
sea en el prólogo o en la contratapa: Gabriel Boric, Manuel Antonio 
Garretón, Alberto Mayol, Sonia Montecino. Por otra parte, agradecer 
a LOM ediciones en los nombres de Silvia Aguilera y Braulio Olavarría 
que han sido eficaces y diligentes para resolver las tareas que supone 
optimizar la factura de un libro. Quizás lo más importante ha sido el 
apoyo del Departamento de Sociología de la Universidad de Chile. 
Durante décadas me ha permitido publicar libros de carácter científico 
propios de mi especialización disciplinar y en esta oportunidad he tenido 
la libertad para escribir una obra para público general basada en mis 
convicciones morales, o sea, políticas.
– 11 –
Prólogo
Esta obra problematiza el discurso conservador en temas valóricos. 
Presenta una particularidad destacable. El resultado final es más que 
la suma de las partes. El hilo conductor que subyace a cada capítulo va 
acumulando razones que en su conjunto develan las señas de identidad 
del discurso conservador: falaz, ingenuo y autoritario. Por cierto, se 
puede presentar el texto desde las ideas matrices que enjuician la moral 
conservadora. Sin embargo, optaré por examinar cada parte por separado 
delegando en el lector la comprensión de la obra como una totalidad. 
Aborto. Delito de mujer por mujer
El aborto es un tema caracterizado por ser áspero y emocional, basado en 
que las partes no comparten las mismas definiciones ni lenguaje. Existe 
unanimidad en que un embrión es una entidad de nuestra especie –con 
su respectivo código genético– y está vivo –aunque no respire–. Unos 
le asignan el derecho inalienable a la vida como si fuera una persona 
igual que nosotros y otros consideran que es un conjunto inorgánico 
de células cuya muerte es moralmente más próxima a la contracepción 
que al asesinato. 
¿La vida de la persona se inicia en el momento de la fecundación? ¿Un 
embrión compuesto por un conjunto de células tiene el mismo estatus 
moral que un niño? ¿Resulta éticamente pertinente considerar el aborto 
temprano aceptable y el aborto tardío inaceptable según distinción 
realizada por países que han despenalizado el aborto? ¿Corresponde 
delegar en la mujer la decisión respecto al aborto apelando a su auto-
nomía? ¿La penalización del aborto tiene efecto disuasivo respecto al 
número de abortos? Son preguntas que parecieran volverse ajenas al 
ciudadano medio.
La ciencia ha sido desplazada en un debate que se basa en creencias 
y doctrinas de orden filosófico o religioso. De hecho, la discusión se 
centra en el carácter moral del aborto. 
– 12 –
En este debate subyacen concepciones distintas respecto al rol de la 
mujer, la igualdad de género, los derechos reproductivos, la sexualidad 
y la autonomía. Si el embrión es la vida de una persona, el embarazo 
implica para la mujer la subordinación de todos sus intereses al buen 
término del embarazo. El rol reproductivo resulta prioritario a cualquier 
otro rol y de mayor jerarquía que cualquier otra consideración. Así, la 
opinión sobre el embrión da lugar a un enfoque que condiciona la fun-
ción de las mujeres, su trabajo y familia. 
Lo que resulta central, para efectos del autor, es el carácter político 
asociado a la discusión del aborto. Pero no se aboca sólo a eso, sino que 
se propone refutar los argumentos que se esgrimen para postular que 
el aborto es inmoral y argumentar a favor de un criterio que justifique 
moralmente la pertinencia del aborto hasta un período definido del 
embarazo, ambos cometidos realizados en forma elegante y clara. 
En definitiva, contra la opinión fácil de que el debate del aborto es 
insoluble, aquí se presenta una solución. Es una solución atendible para 
los críticos al aborto que no sustenten su posición en creencias sobre-
naturales. Los argumentos que apelan a la razón son inconmensurables 
para las verdades reveladas.
Eutanasia. Salida de urgencia
Sin anuencia del paciente no hay eutanasia, sino homicidio. Sea eutanasia 
pasiva o activa, siempre hay una decisión que conduce a la muerte en 
complicidad con el enfermo. Ese es un punto de partida para la discusión 
sobre la eutanasia, sea en sus versiones más activas o pasivas.
Distintos puntos de vista se utilizan en la comprensión del suicidio. 
Por una parte, está el principio de autonomía, que supone respetar las 
decisiones que las personas toman en ejercicio de su soberanía como 
agentes morales capacitados para autodeterminarse. Desde esta perspec-
tiva, la voluntad de alguien que en su sano juicio decide poner fin a su 
vida debe ser respetada. Por otro lado, está el principio de beneficencia, 
que predica hacer bien al prójimo tanto como sea posible. El juramento 
hipocrático hace suyo este enfoque que compromete al médico en be-
neficio de la salud del paciente. 
En virtud del principio de beneficencia, si alguien ingresa al hospital 
después de un intento de suicidio, se decide mantener su vida y no se 
respeta su voluntad como suicida. El ejemplo ilustra la tensión entre 
respetar la autodeterminación versus la práctica que beneficia a terceros. 
Pues bien, el autor aboga por acatar la decisión autónoma de un adulto 
capacitado que con conciencia de juicio decide poner fin a su vida. Para 
– 13 –
estos efectos establece condiciones que otorgan legitimidad a la decisión 
de terminar con una vida que para el interesado resulta indeseable.
También se produce una colisión entre moral y derecho. Si se asume 
autonomía recíproca entre uno y otro, la presunta inmoralidad del suicidio 
no sería razón suficiente para que el derecho lo considere un ilícito. En tal 
caso la reprobación moral del suicidio no es motivo para su penalización 
legal. Esta perspectiva es del todo pertinente, porque la eutanasia es un 
suicidio, sea por mano propia o de consuno con un tercero.
La autonomía recíproca sustenta la secularización del derecho y es 
la base de la ética laica que avala la libertad de conciencia. Habiendo 
libertad de conciencia, se produce necesariamente pluralismo moral. 
Precisamente en virtud del pluralismo moral el autor reivindica para 
todos «el ejercicio libre y responsable de sus convicciones morales», 
incluidala convicción de cada cual respecto al modo conveniente de morir.
Estas son ideas que han fluido de un texto que a todo evento tiene 
una inspiración encomiable. En definitiva, se reivindica la compasión 
y misericordia para enfermos que sufren, y el respeto a la decisión 
soberana de un adulto capacitado para decidir si su vida tiene sentido. 
Matrimonio igualitario. El derecho a un símbolo
El matrimonio igualitario también es un tema que suele discutirse 
desde los derechos, la moral, religión o cultura. El matrimonio como 
institución social resulta de particular relevancia, por lo tanto cualquier 
cambio genera aprehensiones. Así ha sido con las variaciones que ha 
experimentado en los últimos tiempos. Por ejemplo, cuando dejó de ser 
un arreglo en que el hombre tenía el mando según mandato expreso de 
la ley. Cuando pasó de ser un contrato de por vida a un contrato que 
expira y se renueva. Siempre los cambios que afectan al matrimonio 
son fuente de debate. En este contexto se inscribe la demanda por 
matrimonio igualitario. 
¿Por qué una severa oposición al matrimonio entre personas del 
mismo sexo? En términos del texto, ¿por qué algunos están dispuestos 
a violar la igualdad ante la ley? La respuesta del libro alude al valor del 
matrimonio como institución cargada de poder simbólico y la familia 
como célula base del orden social. En consecuencia, el matrimonio 
igualitario pondría en cuestión las «representaciones y significados que 
todos tenemos del matrimonio y la familia». 
Otra entrada que amerita considerar es la dificultad para asumir la 
homosexualidad como una condición homologable moralmente a la 
heterosexualidad. Se puede tolerar la homosexualidad y aceptar sus 
– 14 –
expresiones culturales, prácticas sexuales y modo de vida. Aceptar el 
matrimonio igualitario implica dar un paso más. Supone que el amor 
entre personas de distinto o del mismo sexo merece el mismo respeto. 
Es decir que las relaciones sexuales de unos y otros son moralmente 
equivalentes. Ese es un paso que muchos aún no están dispuestos a dar. 
El debate resulta trabado porque tiene un componente religioso que por 
definición es indiferente al juicio racional. Tener fe no es tener prejuicios 
y tampoco tener argumentos. ¿Cómo dar el paso que iguala la condición 
heterosexual y la homosexual en contra de las Sagradas Escrituras? Sin 
duda este es uno de los nudos que dificultan la legitimidad social del 
amor entre personas del mismo sexo. 
El debate trasciende el ámbito del matrimonio y la homosexualidad. 
En efecto, un grupo de ciudadanos esgrime argumentos acerca de la 
igualdad y recibe como respuesta que una venerable institución le está 
vedada. En caso de acogerlos, ésta se degrada irremediablemente. Los 
demandantes tienen un estigma. Como bien lo señala el autor, lo que 
está en juego es la igualdad ante la ley. Es decir, los fundamentos de una 
convivencia civilizada. ¿Qué solución? La política está mandatada para 
resolver estas contradicciones insolubles. La plaza pública es el lugar 
en que los ciudadanos dirimen sus controversias.
Drogas. El experimento de la prohibición
El autor somete el experimento de la prohibición a severo escrutinio. 
La penalización y el combate al consumo de drogas ilegales son muy 
recientes. En 1910 todas las drogas eran legales. El texto examina no 
sólo los resultados, sino también las bases políticas y científicas que 
sustentan el discurso oficial. Es un lugar común que las drogas causan 
adicción, son germen de delitos y que los adictos deben tratarse como 
enfermos. Todas estas verdades son puestas en discusión. En general, lo 
que se discute es el razonamiento que subyace a la política de guerra total 
contra las drogas prohibidas, incluyendo la legitimidad de la distinción 
entre drogas legales e ilegales. 
¿Por qué consumir drogas es un crimen? ¿Por qué el alcohol es legal 
y la marihuana ilegal atendiendo sus efectos? ¿Por qué se prohíbe con-
sumir plantas silvestres de uso milenario? ¿Cuál es la prueba de que las 
drogas causan adicción? ¿Qué enfermedad aqueja a los adictos? ¿Por qué 
una persona competente no puede decidir respecto al uso recreativo de 
drogas? ¿Corresponde que el Estado decida por los ciudadanos lo que 
es beneficioso para ellos? 
– 15 –
Tales preguntas permiten ilustrar las inquietudes que se plantean a 
propósito del discurso y práctica que oficialmente mantienen los Estados 
signatarios de diversos tratados prohibicionistas, incluido Chile. La 
sola formulación de preguntas nos permite deducir la posición crítica 
desarrollada en detalle en el texto, invocando hechos, argumentos y 
cifras. Sus respuestas permiten una conceptualización alternativa que 
no tiene efectos sólo en la teoría. De hecho se formula una propuesta 
para que la sociedad se haga cargo del negocio de las drogas. La apuesta 
es que un mercado regulado por ley administraría mejor el negocio que 
el mercado negro desregulado afín a los narcotraficantes.
El autor se suma a una sólida corriente minoritaria que, ante el enorme 
costo y escaso resultado de una guerra incierta, busca nuevas opciones. 
Los datos presentados para ilustrar el fracaso de la guerra en curso son 
impactantes. Cabe agregar un nuevo antecedente: si la guerra rindiera 
frutos, se obtendrían algunos de las siguientes resultados: disminución 
de las zonas cultivadas que producen marihuana, cocaína y opio; dis-
minución de la oferta de esas drogas en los mercados consumidores; 
aumento sostenido de precios en el transcurso del tiempo; disminución 
del número de consumidores. Nada de ello ha ocurrido durante décadas 
de guerra total. 
Gabriel Boric Font
Punta Arenas, Junio de 2015
– 17 –
Aborto. Delito de mujer por mujer
El aborto no alude sólo a la interrupción del embarazo. El modo en que 
se conceptualiza evidencia una concepción de la vida y el orden social, 
la familia y la sexualidad. El aborto no se reduce a un tema de salud 
pública porque las concepciones en juego son culturales y políticas, 
religiosas y morales. La carga emocional asociada es de tal magnitud 
que resulta sorprendente un católico a favor del aborto o una feminista 
en contra. Sin duda, el aborto es más que el aborto.
Los que participan en el debate tematizan el aborto a partir de un 
conjunto de convicciones que sustenta la posición. En virtud de lo cual 
el debate resulta especialmente virulento. Porque, en rigor, no es un 
debate sólo sobre el aborto.
Para no enfrascarse en un ejercicio estéril cada uno debe responder 
la pregunta siguiente, ¿estoy dispuesto a cambiar de opinión si los 
argumentos expuestos son convincentes e irrebatibles? Si la respuesta 
es sí tiene sentido que continúe leyendo. 
Sostengo que vía argumentación racional el problema moral del aborto 
puede ser resuelto de modo tal que los críticos al aborto puedan asumir 
las conclusiones como propias. Para estos efectos discuto el origen de 
la vida humana y las paradojas que supone considerar un embrión 
equivalente a un ser humano adulto. Posteriormente me explayo en 
refutar argumentos que habitualmente se esgrimen para justificar la 
penalización del aborto. El propósito es evidenciar que el aborto no viola 
el derecho moral de nadie. A continuación propongo un criterio que 
permite distinguir entre el aborto temprano admisible y el aborto tardío 
restringido o inadmisible. Se responde la pregunta, ¿cuándo y por qué 
el aborto es permitido? Luego se tratan diversos temas contingentes: 
criminalización del aborto, derechos reproductivos, aborto terapéutico, 
soberanía de la mujer. Finalizo remarcando que el debate del aborto no 
es sólo sobre la vida del feto porque afecta la libertad y la autonomía, 
el pluralismo y la tolerancia. 
– 18 –
Contexto
El aborto existirá mientras se produzcan embarazos no deseados. 
Históricamente el aborto ha sido una cuestión personal que la mujer 
resolvía según el patrón cultural y legal imperante. La emergencia de las 
mujeres como grupo de interés reivindicando el abortocomo un derecho 
transformó una decisión personal en un tema de agenda pública. El 
movimiento feminista desafió el orden imperante al reclamar para las 
mujeres el derecho a controlar el aborto. Un tema personal se transformó 
en una reivindicación política cuando se asoció con el derecho a la 
igualdad y la no discriminación. La demanda original postula que una 
mujer es libre si puede elegir acaso desea continuar con su embarazo.
Problematizar la normativa vigente y otorgar centralidad a la mujer 
puso en entredicho muchos supuestos culturales que se asumían como 
evidentes. En particular, respecto al rol de la mujer, su acceso al trabajo 
y la remuneración a percibir. Quedó de manifiesto que la igualdad 
laboral es una ilusión sin una maternidad planificada. Que la maternidad 
planificada es indisoluble al control de la mujer sobre su propio cuerpo.
Desde una perspectiva tradicional las reivindicaciones del movimiento 
feminista resultan disfuncionales. Sea porque los roles familiares se 
alteran si la mujer es económicamente independiente o porque la 
maternidad se asume como una opción entre otras prioridades y, por 
último, porque la sexualidad se trivializa en desmedro de la procreación y 
en beneficio del sexo casual. Para el estilo de vida tradicional cambios en 
curso en ciudadanía sexual, derechos reproductivos y formas familiares 
constituyen una severa amenaza. 
El movimiento pro vida es la respuesta a la reivindicación por otorgar 
a la mujer la decisión respecto a embarazos no deseados. El lenguaje 
crea realidad y atribuirse la reivindicación de la vida es un éxito a nivel 
simbólico aunque no sea coherente en el orden de lo real. Como corrige 
Singer (1997) el movimiento por la penalización del aborto no defiende 
la vida de animales no humanos –no son vegetarianos– ni está contra los 
asesinatos en las guerras –no son pacifistas– por tanto una definición 
apropiada es «pro vida humana inocente».
Por la elección se proclaman los partidarios de la despenalización del 
aborto, reivindicando para la mujer el derecho a decidir ante un embarazo 
inesperado. Una mala definición que enfatiza en la decisión individual. 
Se invisibilizan aspectos sociales y morales asociados al aborto.
En rigor, definir a un grupo pro vida y al contrario pro elección es 
confuso. Queda en evidencia si los calificamos por sus antónimos: anti 
vida y anti elección. ¿Qué significa? Son denominaciones equívocas 
– 19 –
que escamotean el tema central del aborto. La centralidad reside en su 
legitimidad moral. ¿El aborto es moral o inmoral?
Nótese que no todo lo inmoral es sujeto de sanción penal. El adulterio 
es inmoral y no está penalizado. Por otra parte, no todo lo moral está 
libre de pena. Compartir marihuana es moralmente inocuo y legalmente 
punible.
Independiente del estatus moral queda planteada la potestad del Estado 
para encarcelar a las mujeres que abortan. ¿El aborto es un crimen?
La primera disyuntiva del aborto es respecto al castigo. Los grupos en 
pugna se distinguen claramente. Teniendo el castigo como referencia un 
sector es pro penalización («pro vida») y otro es pro despenalización («pro 
elección»). Planteado así, los nombres corresponden a las propuestas.
Las paradojas de la fecundización
En el debate sobre el aborto el origen de la vida humana es un tema en 
disputa. Para quienes critican el aborto hay una respuesta clara y precisa. 
La vida humana se inicia en el momento de la fecundación. El término 
«concepción» usado habitualmente es equívoco. Faúndez et al. (2007) 
lo evita por confuso: «El término concepción se usa de una manera vaga 
y sin un significado biológico exacto y en algunos debates religiosos se 
alude con él al momento de la animación (ensoulement), cuando se cree 
que el alma entra al cuerpo del individuo».
En verdad, la fecundación no es un momento preciso en el tiempo. 
Se inicia cuando el espermatozoide contacta al óvulo y finaliza cuando 
el material genético se combina en una nueva célula con ADN único. 
El cigoto es una célula con genotipo propio que emerge después de 
veinticuatro horas concluyendo la fase de fecundación.
Si la pregunta es cuándo hay una nueva entidad con un código genético 
propio la respuesta es de consenso. El cigoto es tal entidad. Sin embargo, 
el cigoto no es un nuevo ser humano. Sostener que la vida humana se 
inicia con la fecundación da lugar a incoherencias insolubles. Ha sido 
demostrado que la individualidad genética no coincide con la identidad 
humana. Todas las células generadas a partir del cigoto tienen el mismo 
código genético, conformando un embrión. En línea con la bibliografía, 
usamos el término embrión para el conjunto de células posteriores al 
cigoto y anteriores al feto. 
Un cigoto puede dividirse y varios cigotos pueden fusionarse. El cigoto 
no es un individuo humano en un sentido biológico u ontológico. Cómo 
serlo si antes de la implantación el cigoto no ha decidido aún cuántos 
individuos será –más individuos si un cigoto se divide y menos si varios 
– 20 –
cigotos se fusionan. En efecto, hasta la segunda semana, como parte del 
proceso natural, un cigoto puede dividirse en varios independientes entre 
sí y cada uno de los cuales da lugar a un individuo distinto. La división 
del cigoto en dos o más entidades genéticamente iguales instala una 
incógnita. El enigma del cigoto es, ¿qué sucede con el individuo único 
que existía antes de la división que dará lugar a dos gemelos? ¿Murió? 
En tal caso, ¿dónde está el cuerpo?
Del mismo modo, en lo que se conoce como quimerismo, dos cigotos 
independientes, es decir, de código genético propio, pueden fusionarse, 
desarrollándose un nuevo organismo que dará lugar a un solo individuo. 
El nuevo individuo tendrá un código genético formado por el ADN de 
los dos cigotos originales. ¿Qué sucedió con las dos unidades con ADN 
propio producidas por la fecundación? Si han dejado de existir dónde 
están. ¿Quién es el individuo nuevo que tiene el código genético de ambos 
cigotos? ¿Tiene identidad propia o es un híbrido de sus antecesores? Los 
dos cigotos «desaparecidos», ¿requieren de honras fúnebres en tanto 
seres humanos? 
Postular que la vida humana se inicia en el momento de la fecundación 
nos obliga a especulaciones absurdas. Es una tesis que es refutada por 
incoherencias empíricas.
Si existimos desde la fecundación es porque somos un organismo 
único e identificable. Como organismo humano empiezo a existir 
cuando nace el organismo que soy. ¿Cómo existir desde la fecundación 
si no existe el organismo material que sustenta mi existencia como 
individuo singular? 
Por supuesto, puede datarse el inicio de la vida humana en el momento 
en que la individualidad está asegurada, en la fase embrionaria. Sin 
embargo, esta solución abre la posibilidad de establecer convencionalmente 
otros momentos como los del verdadero comienzo de la vida humana. 
Se presenta un menú de opciones posibles:
-Implantación (dos semanas). Cuando el embrión se adhiere al útero 
materno. Inicio del embarazo.
-Corteza cerebral (ocho semanas). Formación inicial del cerebro que será 
un órgano fundamental para la identidad del ser humano.
-Movimiento del feto (diecisiete semanas). Cuando la madre siente 
movimientos que evidencian un ser vivo. Para algunos teólogos del 
pasado el momento en que el alma ingresa al cuerpo.
-Viabilidad (aproximadamente veintiséis semanas). Momento en que el 
feto puede sobrevivir fuera del útero materno.
-Nacimiento. El inicio de la existencia legal y demográfica.
– 21 –
¿Cuál de estas opciones representa mejor el inicio de la vida humana? 
Las ciencias de la vida no tienen respuesta para una pregunta que está 
condicionada por un supuesto filosófico. ¿Cuándo un ser humano es 
parte de la comunidad moral?
Por último, se puede postular que es imposible establecer un momento 
mágico en el que la vida humana irrumpe repentinamente. Desde 
esta perspectiva, avalada por contundente producción científica, el 
origen de un ser humanoes un desarrollo continuo desde el óvulo y 
espermatozoide hasta que el niño adquiere conciencia de sí y actúa 
racionalmente.
¿Quién es el embrión?
El embrión en su etapa inicial no es un organismo con una unidad intrínseca. 
El cigoto ingresa al útero cuando tiene entre ocho y dieciséis células. 
Siendo dieciséis células opera como dieciséis unidades independientes 
más que como un organismo multicelular. Ford (1988) ilustra este punto:
«Podemos concluir que en el estado de mórula (dieciséis células) es 
difícil establecer la presencia del tipo de unidad que se requeriría para 
identificar a un individuo ontológico». 
El embrión es una entidad diminuta que varía de menos de un 
milímetro hasta pocos centímetros. El embrión no tiene órganos. Puede 
vivir fuera del cuerpo humano y mantenerse vivo vía criopreservación. 
El trabajo con células madre ha establecido una relación menos unívoca 
entre el embrión y el embarazo. Las células madres embrionarias son 
las de mayor uso en investigación médica.
Los embriones congelados son un insumo clave en la fecundación 
in vitro. La acumulación de embriones ha dado lugar a la eliminación 
periódica de éstos. A la fecha hay millares de embriones congelados y 
en un sólo evento pueden ser desechados decenas de miles. La primera 
eliminación masiva de conocimiento público se realizó en Inglaterra 
en 1998 con más de 5.000 embriones muertos.
¿Cuál es el estatus moral del embrión?
El embrión es una entidad genéticamente humana. No cabe asignarle un 
estatus moral por ello. Cada célula del organismo tiene inscrito el código 
genético. No es la posesión del genoma humano la que da una condición 
moral. Una célula del cerebro o del riñón no nos interpela moralmente. 
Los embriones son insensibles. No tienen intereses de ningún tipo. Nada 
que le ocurra a ellos le interesa a ellos mismos. ¿Significa que puedan ser 
tratados con desidia o irrespeto? Para responder es necesario distinguir 
entre entidades que tienen estatus moral de aquellas con valor moral.
– 22 –
– 23 –
– 24 –
Estatus moral poseen quienes tienen intereses propios. Todo juicio 
moral que se haga debe considerar el respeto a los intereses del enjuiciado. 
Valor moral tienen entidades que no teniendo intereses nos interpelan 
moralmente. Le asignamos un trato deferente porque les otorgamos un 
valor moral que las distingue. Es el caso de los embriones.
Steinbock (1992) ilustra el tipo de entidades que tienen valor moral:
«Considere la bandera nacional. La bandera es un trozo de tela sin 
ningún valor en sí. Sin embargo, la bandera tiene un profundo significado 
para muchas personas. Desde el punto de vista simbólico la bandera no 
es un trozo de tela. Tiene un valor moral como símbolo de la nación».
Sin duda, el cadáver de una persona tiene valor moral y merece un 
trato apropiado. Su dignidad proviene de haber sido habitado por una 
persona y de la ausencia de la persona que lo habitó. Para los embriones 
vale ser germen de una existencia humana. Todos fuimos un embrión.
Las entidades dignas de valor moral regularmente tienen normado 
el proceder conveniente a su dignidad moral. Respecto a los embriones 
utilizados en fecundación in vitro o en estudio de células madres 
corresponde tratarlos según los protocolos correspondientes.
¿Tienen los embriones el mismo estatus moral que un recién nacido?
Para responder realice el siguiente experimento mental. Usted está 
en una clínica de fertilización asistida donde hay una caja con cien 
embriones congelados y en el pasillo un recién nacido. Se produce un 
terremoto grado nueve y usted puede huir con la caja de embriones o 
con el recién nacido. Uno u otro. 
Nadie sensato elegiría la caja de cien embriones: de hacerlo podría ser 
enjuiciado pese a que era cien a uno. Esta conclusión devela la retórica 
inconsistente de quienes consideran que la vida de unas células fruto 
de la fecundación vale tanto como la suya y mía. 
¿Quién es persona?
En el debate del aborto la noción de persona es polémica. Quienes 
defienden que la vida humana se inicia con la fecundación discurren 
que el feto es una persona. Siendo una persona se reclama su derecho 
a la vida tal como el de una persona adulta. ¿Es el feto parte de la 
comunidad humana? ¿Qué dice el Código Civil?
Distintas aproximaciones respecto a qué constituye la comunidad 
humana. Un principio básico es que está compuesta de miembros que 
mantienen una conexión psicológica directa, continua y mutua. En 
efecto, es condición para la comunidad mantenerse psicológicamente 
conectada y es necesario que cada miembro esté capacitado para 
conectarse con sus semejantes. 
– 25 –
Para estos efectos, es preciso disponer de ciertas características que 
permitan operar como actor en la red de comunicaciones que sustenta 
la comunidad humana. En particular, ser una entidad distinta, con 
existencia continuada en el tiempo y capacitada para intercambiar 
información. Es decir, ser un sujeto que procesa experiencias.
Las personas mantienen conexión psicológica entre sí. Requisito 
indispensable para poder construirse a sí mismas y construir la comunidad 
a la que pertenecen. El concepto de persona remite a un ser social.
¿El feto está capacitado para ser miembro de la comunidad moral? La 
conexión entre el adulto y el feto no es del tipo de las que mantenemos 
entre nosotros. Por ejemplo, no pueden establecer interacción directa 
con otra persona. En consecuencia, sería impropio otorgarle el estatus 
de persona. Por lo mismo no tiene los derechos que la ley asigna a las 
personas. ¿Un feto humano podría recibir una herencia?
El Código Civil en el artículo 74 es categórico: «La existencia legal de 
toda persona principia al nacer, esto es, al separarse completamente de 
su madre. La criatura que muere en el vientre materno [...] se reputará 
no haber nacido jamás». 
Los argumentos
El aborto no es sólo un tema de salud pública. Es del ámbito de la política 
y en último término de la moral. Si fuera aceptado moralmente no habría 
una demanda masiva por criminalizarlo. Si hubiera unanimidad en que 
es un crimen pocas mujeres estarían dispuestas a cometer un asesinato 
para no continuar un embarazo. 
Se argumentará para demostrar que el aborto es un acto que no viola 
el derecho moral de nadie. Es decir, que es moralmente aceptable. 
Éste énfasis se explica porque los partidarios de penalizar el aborto 
postulan básicamente que el aborto es inmoral. En consecuencia, esta 
es la tesis a refutar.
Para que los argumentos sean eficaces es condición que no vulneren 
supuestos que los críticos al aborto asumen como lógica y racionalmente 
pertinentes. Por cierto, muchos críticos al aborto sostienen que la vida 
es un don de Dios asignándole a ésta un carácter metafísico. En tal caso 
son inmunes al juicio racional y los argumentos resultan improcedentes. 
Cuando los críticos al aborto apelan al derecho a la vida del feto 
utilizan variantes del siguiente silogismo.
El feto humano tiene derecho a la vida
El aborto mata la vida de un feto humano
El aborto es moralmente inaceptable
– 26 –
Sin embargo, hay argumentos críticos al aborto que no recurren a esta 
línea de argumentación. No se sustentan en que el feto tenga derecho 
a la vida. Los razonamientos son heterogéneos y serán considerados 
oportunamente. No es el propósito ser exhaustivo aunque sí examinar 
distintas variantes que consideran el aborto inmoral y materia de ley 
penal. Se examinarán los cinco argumentos a los que se recurre con 
mayor frecuencia para justificar la penalización del aborto. 
Amerita distinguir entre las siguientes afirmaciones: El aborto 
es moralmente inaceptable; el aborto es moralmente criticable. Se 
argumentará para refutar la primera afirmación. Siempre es posible 
que una acción sea moralmente criticable. En una sociedad plural hay 
múltiples perspectivas morales. El que existan variedad de perspectivas 
no significa que todas sean igualmente verdaderas.
Como señala Singer (1984)la cuestión moral respecto al aborto no es 
–como muchos creen– un tema ajeno al juicio y racionalmente insoluble. 
En el ámbito de la moral secular existe una respuesta concluyente y 
quienes no la aceptan están simplemente equivocados. 
A continuación se discuten los principales argumentos que esgrimen 
los críticos al aborto. Serán sometidos al discernimiento racional y 
criticados en sus propios términos sin considerar las premisas que 
los avalan. 
Primer argumento 
El argumento basado en la capacidad potencial del feto apela a su 
potencial para desarrollarse como persona adulta. Lo común entre un 
feto y nosotros es que en el pasado fuimos un feto. Es obvio que el feto 
es potencialmente un individuo con derecho a la vida. 
¿La posesión potencial de un derecho permite ejercitarlo 
anticipadamente? 
El derecho del joven a votar, y el derecho del adulto a jubilar, no se 
pueden ejercer a voluntad. Poseer potencialmente un bien no permite 
disponer de éste en el acto. Los derechos potenciales no operan como 
derechos actuales. Es una incoherencia lógica. No es igual matar a una 
madre potencial que a una madre real. Quemar un saco de semillas de 
araucaria no equivale a incendiar un bosque. Sólo un truco de la razón 
permite actualizar lo potencial al tiempo presente. 
Conceptualmente el argumento potencial es arbitrario. Potencialmente 
cualquier cosa es posible si se cumplen ciertas condiciones. Cada uno 
de los doscientos millones de espermatozoides es potencialmente un 
ser humano. ¿Derecho a la vida para cada espermatozoide?
– 27 –
Harris (1985) ilustra el punto según escenarios potenciales:
«Decir que un óvulo fertilizado es potencialmente un ser humano 
equivale a decir que si suceden ciertas cosas (como la implantación) 
y no suceden otras (como un aborto espontáneo) podría gestarse 
un ser humano. Pero esto también es verdad para cualquier óvulo o 
espermatozoide. Si le suceden ciertas cosas al óvulo (como encontrarse 
con un espermatozoide) y le suceden ciertas cosas al espermatozoide 
(como encontrase con un óvulo) y ciertas cosas no suceden (como 
encontrarse con un anticonceptivo) entonces también podría gestarse 
un ser humano». 
La vida de las personas es protegida porque son agentes morales 
autónomos. La comunidad resulta inviable sin una férrea protección 
de sus vidas. ¿Corresponde misma protección a los fetos humanos en 
su calidad de personas potenciales?
La condición potencial no es fuente de derechos. El derecho de las 
personas a la vida no es extrapolable a personas potenciales. No se 
adquiere estatus moral en virtud de cualidades potenciales.
Nótese que se puede asignar otro significado a la condición de ser 
potencial. En efecto, se puede señalar que interrumpir la vida de un feto 
genera un daño en cuanto se elimina la posibilidad de contar con una 
persona que aportará al bien común. Una inteligencia menos.
Esta variante de la condición potencial se rebate reduciéndola al 
absurdo. Todos los métodos anticonceptivos tienen como propósito 
impedir que una vida potencial llegue a término. Su uso inhibe una 
persona potencial. ¿Acaso son condenables? 
Otra variante de la condición potencial se sustenta en la genética. El 
desarrollo del ser humano es un proceso que progresa de acuerdo con 
información genética inscrita desde el origen. La genética enseña que 
desde el inicio hemos sido lo que llegamos a ser sea a nivel individual 
como a nivel de especie. 
Somos el mismo ser vivo desde el embrión al anciano. ¿Acaso por 
sus potencialidades el embrión tiene derecho a la vida? Si bien es cierto 
que no somos genéticamente distintos al embrión no es menos cierto 
que somos mucho más que nuestra identidad cromosómica. El nexo 
genético entre un adulto y un embrión no supone necesariamente 
reconocer derechos al embrión. ¿Por qué un dato genético habría de 
ser moralmente relevante?
– 28 –
Segundo argumento
El argumento de la regla de oro no apela al derecho a la vida del feto. Se 
sustenta en un clásico de la moral desde tiempos ancestrales. La regla 
de oro postula que debes tratar al otro como quieres que te traten a ti. 
La regla de oro invoca que como todos fuimos embrión debemos tratar 
a los embriones tal como fuimos tratados nosotros en nuestra época de 
embrión. En suma, el aborto es moralmente inaceptable porque impide 
que un embrión tenga el trato que yo tuve cuando embrión. El aborto 
viola la regla de oro.
¿Cómo aplicar la regla de oro al embrión de un embarazo no deseado? 
Acaso el hijo debería sentirse apenado porque significó un problema para 
su madre y a su vez contento de haber nacido fruto de ese embarazo no 
deseado. ¿Cómo aplica al embrión fruto de una violación? 
Si la regla de oro vale para el aborto por extensión también vale para los 
métodos anticonceptivos. Un aborto me hubiera eliminado como embrión 
por lo que el aborto es repudiable y me alegro que mi madre no haya usado 
un método anticonceptivo porque no hubiera llegado a ser embrión. 
Que un nacimiento se impida vía aborto o pastilla del día después 
produce igual resultado. ¿El aborto y los procedimientos anticonceptivos 
son igualmente repudiables? Todos impiden el natural desarrollo del 
embrión. Una conclusión que los críticos al aborto no aceptarían.
Tercer argumento 
El argumento de la ignorancia profunda se sustenta en la dificultad de 
establecer el estatus del embrión. La discusión respecto a quién es un 
embrión y quién un feto da lugar a rechazar el aborto aduciendo una 
incertidumbre ontológica en relación con estas entidades. La Iglesia 
Católica ha recurrido a este argumento en palabras de Juan Pablo II (1995):
«Lo que está en juego es tan importante que, desde el punto de vista de 
la obligación moral, la sola probabilidad que una persona esté implicada 
es suficiente para justificar la prohibición absoluta de matar un embrión».
Grisez (1970) en virtud de la incertidumbre estima que matar un embrión 
es un crimen:
«La voluntad de matar a quien por lo que sabemos podría ser una persona 
equivale a matar a una persona. Dado que no podemos determinar si es 
una persona excepto por postulados metafísicos, para todos los efecto 
prácticos la voluntad de matar un embrión equivale a matar una persona».
El argumento se construye a partir de dos premisas. En primer lugar, la 
incertidumbre respecto al estatus moral del embrión y, por otra parte, un 
principio de elección moral en condiciones de incertidumbre.
– 29 –
La lógica es sencilla pero contundente. Implementar una política de 
aborto legal sobre supuestos falsos es más grave que implementar una de 
aborto prohibido sobre supuestos falsos. En efecto, supóngase que se actúa 
según el criterio de aborto legal y el supuesto es falso, el resultado es el 
asesinato masivo de personas inocentes. Por el contrario, si se actúa sobre 
el supuesto que el aborto es prohibido y el supuesto es falso, el resultado 
es el nacimiento masivo de niños fruto de embarazos no deseados. 
Habiendo en pugna dos opciones morales inciertas es obvio que se debe 
elegir aquella que produce el menor daño relativo. Dado que no sabemos 
cuál de las opciones es verdadera, lo racional es evitar el asesinato de 
inocentes y prohibir el aborto. 
La conclusión aparentemente es incuestionable, sin embargo, es falaz. 
Asume la premisa de que mientras no estamos totalmente seguros que un 
acto es moralmente aceptable debemos actuar como si fuera inaceptable. 
No es ése el razonamiento que utilizamos en decisiones cotidianas. 
Se ha argumentado con sólidas bases que es moralmente incorrecto 
matar a animales no humanos más sensibles que un niño de un año –
serían seres con intereses propios y derecho a la vida. La bibliografía al 
respecto es extensa. Sin embargo, los críticos al aborto no se convertirían 
en vegetarianos sólo por la incertidumbre moral asociada a la muerte de 
animales que no son de nuestra especie. 
Por supuesto, se podrá argumentar contra los defensores del derecho 
a la vida de animales utilizadoscomo alimento y demostrar que sus 
argumentos son débiles. Sin embargo, por débiles que éstos sean no 
tendremos la certeza total de que tales animales no tienen derecho a la 
vida. En consecuencia, dada la relativa incertidumbre deberíamos aceptar 
el derecho a la vida de animales que son nuestro alimento. 
La incertidumbre obliga porque no respetar el derecho a la vida de 
animales no humanos podría ser un error y, en tal caso, motivo del 
asesinato masivo de seres inocentes. Conclusión inaceptable para los 
críticos al aborto.
Cuarto argumento 
Morowitz et al. (1992) discurren que los seres humanos son particularmente 
distintos a otras especies del reino animal. Su pregunta es cuándo el feto 
adquiere propiedades que lo distinguen como ser humano. Para responder 
establecen los atributos propios del ser humano y, posteriormente, 
examinan en qué momento del desarrollo el feto adquiere tales atributos. 
La respuesta se funda en las ciencias que estudian el desarrollo fetal. 
– 30 –
No hay supuestos religiosos o morales sino la convergencia entre 
atributos reconocidamente humanos y el desarrollo natural del feto.
¿Cuáles son los atributos que distinguen al ser humano de otros 
primates?
En términos de los autores el desarrollo de la corteza cerebral, posible 
por el andar erguido, es el rasgo distintivo del ser humano. En definitiva, 
el tamaño del cerebro nos separa sustantivamente de nuestros parientes 
más cercanos. Distintas áreas del cerebro se asocian con capacidades 
típicamente humanas como el habla, la aptitud numérica y otras. 
A continuación, corresponde establecer en qué punto del desarrollo 
fetal se verifica esta característica propiamente humana. La neurofisiología 
permite una respuesta acotada a un período de tiempo conocido. Morowitz 
y Trefil considerando la génesis de la corteza cerebral concluyen:
«Sólo cuando el desarrollo de las células cerebrales y de las conexiones 
inter células se ha completado estamos en condiciones de decir que el 
feto ha adquirido aquellas propiedades que distinguen al ser humano 
de cualquiera otro ser vivo» 
El electroencefalograma es un procedimiento clásico para evaluar 
la actividad cerebral. Interpretar la actividad eléctrica del cerebro de 
un feto es particularmente difícil. Sin embargo, por analogía se puede 
concluir comparando las señales eléctricas del feto con las de un recién 
nacido. Esta coincidencia ocurre en la semana veinticinco del embarazo. 
Momento en que el feto adquiere estructural y funcionalmente los rasgos 
que distinguen al ser humano de los animales no humanos.
En consecuencia, se puede dar una respuesta científica en relación 
con la humanidad del feto humano. Planteado como silogismo el 
argumento es el siguiente:
-Los seres humanos tenemos derecho a la vida en virtud de atributos que 
nos distinguen del reino animal.
-Las características distintivas se adquieren fruto de la actividad eléctrica 
organizada en nuestra corteza cerebral
-Los fetos humanos desarrollan una corteza cerebral que les permite 
actividad eléctrica organizada similar a la de un recién nacido.
-Los fetos son seres humanos con derecho a la vida cuando adquieren los 
atributos humanos.
Se trata de un argumento científico basado en lo que nos dice el 
desarrollo actual de la neurociencia avalado por la medición de la 
actividad cerebral.
– 31 –
Más allá de los datos científicos quedan instaladas preguntas decisivas 
para aprobar el argumento. ¿Por qué la presencia en el feto de atributos que 
nos distinguen de otras especies le asigna a éste un estatus significativo? 
¿Por qué la actividad eléctrica organizada del cerebro es una propiedad 
moralmente relevante?
Establecer el momento en que el feto adquiere atributos de ser humano 
no nos dice nada respecto del derecho a la vida si estos atributos son 
moralmente inocuos. Establecer una diferencia distintiva de los seres 
humanos es intrascendente si esa diferencia no implica consecuencias 
morales.
Si se trata de diferencias entre los seres humanos y otros seres vivos 
el listado puede ser interminable. Por ejemplo, el modo de aparearse, el 
tiempo de gestación y la forma de dar a luz en gran medida es distinto a 
la de otros mamíferos. ¿Acaso podemos concluir que éstos son atributos 
que nos distinguen otorgándonos un estatus especial?
El desarrollo de la corteza cerebral no nos permite emitir un juicio 
moral respecto al derecho a la vida de un feto. Las señales eléctricas 
en sí son un dato éticamente imponderable.
Quinto argumento 
El argumento de la especie humana apela a que el feto es un ser de 
nuestra especie. Si hubiera que establecer un rasgo común entre nosotros 
y los fetos el más obvio es que somos seres humanos. Un feto es un ser 
humano y como tal pertenece a la especie Homo sapiens. 
Quienes critican el aborto lo hacen apelando a que los seres humanos 
tienen derecho a la vida desde la fecundación. Sin embargo, que un 
individuo sea un ser humano no implica que tenga derecho a la vida. 
Es una afirmación que hay que probar. 
¿Por qué los seres humanos tienen la ventaja del derecho a la vida? 
Un procedimiento sencillo es preguntar mediante encuesta quiénes 
tienen derecho a la vida. La respuesta mayoritaria es los seres humanos. 
Si se pregunta cuál es el atributo que le otorga tal privilegio la respuesta 
más frecuente es «somos de la misma especie». Esta es la respuesta del 
sentido común y evidente en sí misma. Así el ser miembro de la especie 
humana es la mejor razón para tener derecho a la vida. 
Este razonamiento aplicado a la vida del feto se explicita en tres 
sentencias: 
-El feto es un ser humano
-Es incorrecto matar seres humanos 
-Es incorrecto matar un feto humano
– 32 –
Este argumento puede ser refutado desde dos perspectivas. La 
primera se sustenta en la relatividad del derecho a la vida de los seres 
humanos. Es el caso de una persona que tiene daño cerebral irreversible 
y sólo puede vivir conectado a máquinas auxiliares. Se trata de un ser 
humano en una situación vital controversial. Que un individuo en tales 
condiciones tenga derecho a la vida es discutible. En la práctica suele 
ser desconectado.
El hecho que algunos seres humanos tengan derecho a la vida no 
permite concluir que todos los seres humanos per se tengan el mismo 
derecho. Hay casos controversiales donde tal derecho queda entre 
paréntesis. En consecuencia, defender que el feto humano tiene derecho 
a la vida porque es un ser humano es inconsistente con la no aplicación 
de ese derecho a seres humanos cuya vida es controversial.
La segunda refutación discute la importancia de ser miembro de 
una especie determinada. Desde Darwin sabemos que en el proceso de 
hominización no hay una ruptura respecto a nuestros antecesores. El 
Homo sapiens es resultado de una evolución continua desde el Homo 
habilis, Homo erectus y los predecesores de éstos. Nuestra especie 
evolucionó por adaptación gradual –incluido el cerebro– tal como los 
demás miembros del reino animal.
Desde una perspectiva especista corresponden tratos desiguales en 
virtud de la especie de pertenencia. El trato desigual no se sustenta en 
una justificación –tratar distinto a peces que a pájaros– sino en la mera 
pertenencia a la especie. Se establece un criterio de discriminación 
moral según especie. En el mismo sentido que el sexismo y el racismo 
son discriminaciones fundadas en la pertenencia a un sexo y una raza.
Se acepta que tener prejuicios y discriminar según raza o sexo es 
impropio. Sin embargo, respecto a especie la discriminación es de 
sentido común. La lógica siempre es la misma. Se identifican rasgos 
biológicos y se discrimina en consecuencia. 
¿Por qué raza, sexo y especie son moralmente imponderables? 
La raza y el sexo son condiciones fortuitas. Atributos fortuitos son 
irrelevantes desde el punto de vista moral. Las características biológicas 
en sí no generan distinciones a este respecto. No son datos moralmente 
pertinentes. La lotería natural en la que todosparticipamos nos asigna 
ciertos atributos. Éstos no son de interés para la ética.
Todo lo que sea moralmente atingente respecto a raza y sexo es 
extrapolable a la especie. Ningún dato biológico tiene pertinencia 
moral. Pertenecer a una especie animal es del orden de la zoología. 
– 33 –
En consecuencia, es un prejuicio atribuirle derecho a la vida al Homo 
sapiens por el sólo hecho de serlo. 
El punto de vista del interés
El derecho a la vida del feto se reclama aduciendo razones fundadas en 
la ciencia, la teología y la filosofía. Para conceptualizar el derecho a la 
vida del feto asumimos el principio del interés. Desde esta perspectiva 
se puede verificar empíricamente quiénes tienen derechos. Feinberg 
(1974) ante la pregunta de los derechos responde que la función de éstos 
es defender intereses. En consecuencia, quienes gozan de derechos 
son entidades que tienen intereses y legítimo derecho a que éstos sean 
protegidos. 
¿Quiénes tienen derechos? Quien tiene intereses propios cumple 
con la condición para tener derechos. Sus intereses son protegidos por 
derechos que se fundamentan en los intereses existentes.
La comunión de intereses y derechos permite establecer la condición 
moral de cualquier entidad. Las entidades con intereses son sujetos 
morales.
¿Quiénes tienen estatus moral? Todos los seres que al ser examinados 
moralmente tienen intereses propios que exigen ser respetados.
¿Por qué la distinción entre seres sensibles e insensibles es moralmente 
relevante? Porque para los seres sensibles no experimentar dolor es un 
interés vital. El dolor es un mal para todo el que lo padezca. En virtud 
de lo cual los seres sensibles tienen intereses propios y son sujetos de 
consideración moral.
Los seres insensibles no tienen intereses en sí mismos. Las cosas 
inanimadas no tienen motivos propios. Su continuidad como entidad no 
les compete. Un ser que no tiene intereses es moralmente imponderable. 
No se puede ser cruel con un árbol.
Feinberg (1984) en relación a un feto insensible establece su condición 
moral:
«Si el feto no tiene intereses es imposible una acción en contra de su 
propio bien. El estatus moral está limitado a seres a los que su bienestar 
le concierne. Dado que un feto insensible no tiene intereses propios, ni 
bienestar personal, tampoco tiene estatus moral. Sin embargo, tiene 
valor moral lo que condiciona el modo en que debe ser tratado».
– 34 –
El interés del feto
¿Las personas que nos reemplazarán en la sociedad del futuro inmediato 
tienen intereses? Si los tuvieran, ¿tenemos obligaciones morales para 
con ellos? Acaso tienen estatus moral. ¿Por qué habrían de tenerlo?
Nos hacemos cargo desde la perspectiva de los intereses. No caben 
elucubraciones abstractas o supuestos metafísicos. Los intereses son 
contingentes y posibles de ser ponderados en su mérito. 
Cuestionar que los fetos en camino tengan intereses y que éstos sean 
conocidos es atendible. Revisamos estas objeciones.
¿Cómo asignarle interés propio a una generación que todavía no existe? 
Respecto al futuro no somos ignorantes o indiferentes. Diariamente 
actuamos en función de cómo prevemos el porvenir. En virtud de 
lo cual podemos actuar considerando los intereses previsibles de 
los ciudadanos del futuro. Que no existan aún no implica que estén 
desprovistos de intereses. Por ejemplo, un hábitat degradado atentaría 
contra su bienestar.
La segunda objeción invoca la dificultad de saber cómo se verán 
afectados sus intereses futuros según nuestras decisiones actuales. 
¿Qué certeza tenemos respecto a beneficios o daños para la población 
futura dado el vértigo del desarrollo científico actual? 
La imprevisibilidad del futuro no nos releva de nuestro compromiso. 
Nuestros descendientes vienen en camino. Su existencia nos compromete 
moralmente. Su estatus moral emana de sus intereses. Tienen el derecho 
a que sus intereses sean considerados como sucede con todos quienes 
tienen intereses propios. Nuestro compromiso moral es con los fetos 
sensibles actuales. No con entidades inciertas de un momento futuro 
cualquiera. Nos interpelan moralmente nuestros descendientes. Lo 
hacen porque tienen intereses en juego.
La aplicación del principio según el cual sólo los seres con intereses 
tienen derechos permite realizar varias distinciones pertinentes al caso.
Un recién nacido disfruta de una vida que es buena para él. Continuar 
vivo es de su máximo interés. Tiene motivos para que su interés sea 
protegido. Tiene derecho a la vida.
Un feto próximo a nacer es un ser sensible. Puede padecer dolor y 
probablemente placer. Es de suyo que tiene interés en continuar viviendo 
y ampliar sus experiencias. Su vida tiene valor para sí, razón suficiente 
para que sea considerada. 
Un feto sin sistema nervioso o con desarrollo cerebral inicial no 
tiene una vida valiosa para sí mismo. A un ser insensible no es posible 
producirle daño. Lo que le suceda es indiferente para él. No teniendo 
– 35 –
intereses tampoco tiene derechos. Su vida no es distinta a la de un 
embrión o un cigoto. La vida de un cigoto no nos interpela moralmente.
Lo que importa a un feto insensible es teleológico basado en que es 
un organismo vivo. Puede estar sano o enfermo, ser normal o anormal, 
ser fuerte o débil sin que ninguno de estos estados le signifique algo. 
Lo que sucede con él no es asunto de él.
Aplicado el principio de interés queda en evidencia que los fetos 
sensibles tienen intereses que deben ser reguardados. Tienen intereses, 
tienen derechos.
El criterio de demarcación
Los conocimientos neurológicos a la fecha enseñan que las conexiones 
sinápticas se inician en el cerebro en torno a la vigésima semana de 
gestación. Las conexiones en el tálamo se producen en la semana 
veintiséis a partir de la cual el feto está en condiciones de percibir 
dolor. La capacidad de sentir dolor es un dato respecto a la aptitud 
para tener experiencias. 
Un ser que tiene experiencias tiene interés propio por expandir 
su ámbito de sensaciones. Esto no significa que su derecho a la vida 
sea homologable al de un adulto. En efecto, el feto habita en un lugar 
habitado. Warren (1985) establece una distinción decisiva:
«Normalmente el lugar en que se está no es relevante en relación con 
el estatus moral; pero este caso es único. Mientras el feto permanezca 
en el cuerpo de la mujer es imposible considerarlo una persona plena 
de derechos, sin al mismo tiempo, disminuir a la mujer en los suyos».
El interés del feto en seguir vivo impone una condición a la mujer 
que lo engendra. Condición que desaparece después del nacimiento. 
En virtud de esta particularidad no cabe asignar al feto el derecho a la 
vida de los recién nacidos. 
La calidad de criatura con intereses propios no le concede a un feto 
sensible un estatus moral comparable al estatus de un agente moral 
autónomo consciente de sí mismo y de sus intereses como persona. 
¿Cuándo adquiere el feto estatus moral que lo distingue respecto a un 
embrión o cigoto? ¿Cuándo un aborto es una acción que nos interpela 
moralmente?
Según la evolución neurológica del feto cabe distinguir el aborto 
temprano del tardío. La distinción refiere al nivel de desarrollo de la 
corteza cerebral y de la actividad del cerebro. Un aborto temprano está 
asociado a desarrollo nulo o básico de la corteza tal que el organismo 
no tiene sensaciones y no hay un afectado. No muere nadie, ni muere 
– 36 –
alguien. El aborto tardío sucede cuando la acción del cerebro es 
verificable vía electroencefalograma tal que el organismo es capaz de 
sentir y tener experiencias. 
La legalización del aborto en Estados Unidos se fundamentó en que el 
Estado tenía la obligación de proteger la vida del feto desde el momento 
en que éste es viable. En consecuencia, la viabilidad de existir fuera del 
útero materno fue el criterio demarcador. El criterio de la viabilidad 
se sustenta en que si el feto puede vivir fuera del útero amerita que el 
Estado proteja sus intereses.En Europa se han utilizados diversos criterios demarcadores. La 
legislación regula el derecho al aborto considerando el aborto temprano 
permisible sin condiciones y el tardío sujeto a restricciones o prohibido. 
La diversidad de criterios demarcadores es inevitable porque el dato 
empírico es impreciso y sujeto a interpretaciones. La dificultad de 
establecer un principio normativo universal no implica que el aborto 
resulte moralmente problemático. La legislación vigente utiliza diversos 
criterios de demarcación revelando que se interpreta desde distintas 
perspectivas cuándo el feto nos interpela.
Desde el enfoque de los intereses el punto de inflexión es la sensibilidad 
del feto. Es decir, a partir del momento en que el feto tiene intereses 
propios. Estos por sí mismos le otorgan el derecho a que sean protegidos. 
Según la neurofisiología corresponde a la semana veintiséis asociada 
al funcionamiento del tálamo.
En términos prácticos el efecto del criterio de demarcación es 
marginal. En los países en que el aborto es legal la mitad de los abortos 
se realizan en las primeras nueve semanas, el noventa por ciento durante 
el primer semestre y prácticamente todos antes de la vigésima semana 
de gestación. Sin embargo, el criterio de demarcación conceptualmente 
es relevante porque la defensa del derecho al aborto no puede fundarse 
sólo en la autonomía de la mujer respecto a su propio cuerpo. El feto en 
tanto ser sensible tiene una condición moral que es preciso resguardar.
La situación actual
La criminalización del aborto no reduce el número de abortos. La 
evidencia empírica enseña que aumenta la mortalidad y morbilidad 
materna. Barcelato (1996) señala que para los servicios de salud el gasto 
asociado al aborto clandestino es considerable: «Un estudio reciente 
calcula para Chile un costo de 15 millones de dólares por año. En 
contraste, la mortalidad materna por aborto practicado en condiciones 
óptimas es sólo de 1 por 100.000». 
– 37 –
En países de aborto legal la estadística comparada indica que posterior 
a la despenalización la tasa de aborto aumenta, luego se produce un 
descenso y finalmente se estabiliza. La tasa de abortos en países en 
que es legal es heterogénea. Por ejemplo, Rumania 36%, EEUU 22%, 
Alemania 14%, Suiza 12%. Las diferencias se explican en buena medida 
por la calidad de las políticas implementadas para prevenir el embarazo 
no deseado. En particular, fácil acceso a métodos anticonceptivos y 
educación sexual de calidad en la enseñanza media. 
El Gráfico 1 enseña la evolución de la tasa de aborto legal por 1.000 
mujeres de 15-44 años. Las fechas de legalización son las siguientes: 
Inglaterra 1971, Francia 1976, Italia 1982.
Gráfico 1. Dinámica tasa de aborto posterior a legalización
fuente: faúndes et al., (2007)
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS, 2004) cada año se 
producen 210 millones de embarazos, 46 millones terminan en aborto, 
20 millones en aborto inseguro por prohibición legal. Faúndez et al. 
(2007) calculan que una de cada 28 mujeres en edad fértil se realiza 
un aborto al año en el mundo. El aborto no es una conducta desviada. 
Abouzahr et al. (2003), estima que todos los años mueren entre 
70.000 y 80.000 mujeres como consecuencia de un aborto inducido. 
En consecuencia, cada siete minutos muere una mujer por abortos en 
condiciones inadecuadas. 
El aborto es una de las prácticas médicas más seguras. Según Maine 
(1994) es menos riesgoso que una operación de amígdalas. Datos de la 
OMS (1997) indican que el riesgo de muerte aumenta sustancialmente 
– 38 –
cuando es practicado en condiciones inseguras. En particular, el riesgo 
de muerte por interrupción del embarazo en una mujer de Nigeria o 
Bolivia es cientos de veces mayor al riesgo de una mujer escandinava. 
¿Por qué se decide abortar?
El aborto está asociado a la pobreza y la ignorancia. Es transversal a 
todas las mujeres pero es en las más desamparadas donde se da con más 
frecuencia y en forma más insegura. Las mujeres abortan por motivos 
atendibles. Por ejemplo, concentrar tiempo y recursos en los hijos; evitar 
interrumpir actividades como estudio o trabajo; ruptura con el padre de 
la criatura; inviabilidad económica para criar un hijo responsablemente; 
incapacidad para ser una buena madre; razones de salud; dificultad para 
acceder a anticonceptivos. El aborto frívolo es minoritario. 
En Chile la mayoría está de acuerdo con la interrupción del embarazo 
por los motivos invocados en el aborto terapéutico. Menos de un tercio 
apoya el aborto basado únicamente en la libertad de la mujer para elegir 
La tabla 1 ilustra al respecto.
Tabla 1. Porcentaje acuerdo con aborto según circunstancias
Situación % de acuerdo
Si una mujer no desea tener un hijo 28,9
Si una pareja en conjunto decide no tener un hijo 29,3
Si la salud de la madre corre serio peligro por embarazo 66,5
Si el bebé tiene un serio defecto 46,3
Si la mujer quedó embarazada producto de violación 66,9
Si la mujer o la pareja no tiene medios económico para criar 17,5
fuente: herrera et al. www.eticayreproduccionhumana.udp.cl (2014)
El gráfico 2 ilustra que a menor nivel socioeconómico mayor rechazo 
a la interrupción del embarazo. En los sectores de mayores ingresos 
siempre de acuerdo es más frecuente que nunca está de acuerdo. En 
consecuencia, si la despenalización del aborto dependiera de los sectores 
más acomodados estaría despenalizado.
– 39 –
Gráfico 2. Opinión del aborto según grupo socioeconómico
fuente: herrera et al. www.eticayreproduccionhumana.udp.cl (2014)
Lagos (2001) concluye que la mayoría de los abortos se realiza a 
madres de más de un hijo. Los abortos inseguros se practican a mujeres 
pobres. Las mujeres económicamente solventes tienen acceso a abortos 
seguros aún en condiciones de ilegalidad. En aborto el bolsillo establece 
la diferencia respecto a riesgo en salud y riesgo de cárcel.
La mujer no aborta con el código penal en el bolsillo. El número de 
abortos es independiente de la legislación. Suponer que la penalización 
disminuye el número de abortos es desconocer las condiciones en que 
los seres humanos ejercemos nuestra sexualidad. La penalización como 
tantas prohibiciones sólo provoca mercado negro. El aborto inseguro es 
fuente de muerte y sufrimiento siendo un acto médico simple y seguro. 
Como señalan Faúndez et al. (2007):
«Muchos dirigentes políticos y religiosos, así como las personas que se 
identifican con el movimiento pro vida, parecen creer que la prohibición 
legal y moral es el medio más eficaz para reducir la cantidad de abortos. 
De ese modo, ignoran de manera sistemática las pruebas recogidas en 
todo el mundo, que muestran la ineficacia de esa prohibición en reducir 
la incidencia del aborto». 
El aborto terapéutico es una discusión ociosa. En Europa es un tema 
zanjado hace más de cuarenta años. En Estados Unidos el aborto es legal 
desde 1973. Tematizar el aborto en estos términos invisibiliza el aborto 
como una demanda por los derechos reproductivos y sexuales. Pone una 
agenda trivial acotada a un grupo ínfimo estableciendo un velo respecto 
al tema real. Es una batalla tramposa. Todos saben que el aborto es de 
otro orden. El terapéutico enmascara el aborto clandestino y precario 
– 40 –
a que se someten decenas de miles de mujeres todos los años. Por lo 
demás, ¿cuál es la diferencia entre un feto producto de una violación y 
otro deseado por sus padres? 
Lo artificioso del aborto terapéutico queda en evidencia a propósito de 
la causal más evidente. Se justificaría el aborto para salvar la vida de la 
madre con lo que se exime al médico moral y penalmente. Pero acaso es 
legítimo que alguien –en su rol de médico– mate a una persona inocente 
para salvar a otra persona inocente ¿En que se funda la legitimidad 
moral del acto médico? 
Dworkin (1993) pone el punto en el desliz lógico:
Cuántas más excepciones se permitan, más claro queda que la oposición 
de los conservadores al aborto no parte dela premisa que el feto es una 
persona con derecho a la vida. Sería contradictorio insistir que el derecho 
a la vida del feto es tan importante que se debe prohibir el aborto [...] pero 
deja de serlo cuando el embarazo es consecuencia de un delito sexual, del 
que el feto, naturalmente, es completamente inocente.
La causal de violación permite un contrapunto ilustrativo. Sería 
intolerable que una mujer embarazada por violación tuviera la obligación 
legal de abortar. En sentido inverso también funciona el argumento. 
Sería intolerable que una mujer embarazada por violación tuviera la 
obligación legal de dar a luz. En ambos casos se ofende la dignidad de 
la mujer al obligarla contra su voluntad. 
La penalización del aborto vulnera derechos consagrados en múltiples 
organismos y conferencias internacionales. Es una discriminación contra 
las mujeres por su naturaleza. Se atenta contra su integridad personal al 
someterla a la penuria que supone engendrar un hijo contra su propia 
voluntad. Nadie está obligado por ley a una imposición contra sí mismo 
como la del embarazo no deseado. Las mujeres son víctimas de la tiranía 
de expertos que no son mujeres.
La autodeterminación reproductiva es condición para desarrollarse 
libremente como agente moral autónomo. La maternidad voluntaria es 
un ejercicio de soberanía inherente a cada mujer. ¿Por qué prohibirle la 
facultad de decidir sobre su integridad personal, ejercer el control sobre 
sí misma, su cuerpo y su vida? ¿Por qué la ley la considera imbécil moral?
El derecho al uso soberano del cuerpo emerge de la evidencia que 
la persona y su cuerpo son una unidad indisoluble. Los derechos de la 
persona son también los de su cuerpo que constituye la misma identidad. 
En consecuencia, violar la integridad corporal es violar a la persona 
misma. Criminalizar el aborto implica negar a la mujer la soberanía 
– 41 –
sobre su cuerpo. Es decir, restringir su libertad como persona soberana 
de sí misma.
Tratar al feto como una persona independiente limita el ejercicio de 
autonomía de la madre. Tratarlo como una persona implica negarle a la 
madre su integridad corporal y, en consecuencia, su calidad de persona 
con intereses propios. La madre en tal caso existe como un medio para 
el feto. Despojada del control de su cuerpo es forzada a dedicarse a un 
tercero por imposición legal.
Se ha construido un imaginario respecto al aborto que se sustenta en 
posiciones metafísicas sobre la vida humana. Desnaturalizado el aborto 
se utiliza la ciencia como un arma al servicio de una agenda política. En 
este contexto se han inventado patologías asociadas al aborto el margen 
de toda evidencia empírica. 
El aborto no causa cáncer. El aborto no genera un imaginario síndrome 
pos aborto. Forzando la realidad se ha sostenido que el aborto provoca 
una enfermedad mental. Ninguna sociedad científica ha reconocido la 
existencia de este trastorno. La American Psychiatric Asociation produce 
el DSM (Diagnostical and Statistical Manual of Mental Disorders) texto 
que establece el canon en enfermedades mentales. El DSM no incluye 
esta patología asociada al aborto. Los movimientos conservadores 
norteamericanos inventores del síndrome pos aborto enseñan que éste 
se produce por la responsabilidad de la madre en la muerte del feto y 
puede prolongarse por años.
Se ha tratado de equiparar el síndrome pos aborto con la depresión 
pos parto. El primero es un invento parte de una agenda política y la 
segunda es una enfermedad real que requiere tratamiento médico.
Si para las mujeres que abortan el feto es una entidad inanimada sin 
ninguna condición moral, ¿por qué habrían de padecer una enfermedad 
mental al abortar? Más bien es una acción liberadora ante todas las 
implicancias que supone un embarazo no deseado.
Si la mujer que aborta piensa que está cometiendo un asesinato va a 
tener sentimientos de culpa, remordimiento, etc. porque en tal caso el 
aborto es una verdadera acción criminal. Siendo una acción criminal 
no debe llevarse a cabo y de realizarse el síndrome pos aborto será una 
profecía auto cumplida. ¿Acaso los médicos que en Norteamérica y 
Europa practican abortos diariamente sufren algún trauma mental? El 
aborto es un delito sin víctimas.
Para prevenir embarazos no deseados la evidencia de décadas enseña 
que el camino es políticas públicas que promuevan la educación sexual 
escolar y el acceso a métodos anticonceptivos. En consecuencia, quienes 
– 42 –
consideran el aborto un crimen deberían ser los más entusiastas impulsores 
de políticas que aseguran la disminución de abortos. Sin embargo, los 
activistas contra el aborto también están contra la educación sexual escolar 
y la distribución de dispositivos anticonceptivos. Paradojalmente quienes 
consideran que el aborto es un asesinato se oponen decididamente a las 
medidas que internacionalmente se reconocen como las más eficaces 
para evitar el aborto. 
Quienes defienden la criminalización del aborto desde estrictas 
posiciones religiosas no se proponen convencer o establecer su punto moral. 
Las políticas antiaborto que promueven son inútiles –abstinencia, etc. Su 
oposición dogmática a políticas públicas de prevención necesariamente 
aumentan los embarazos no deseados. La libertad para elegir tan reclamada 
en asuntos económicos en este caso es anulada. 
¿Por qué si el aborto es un asesinato contribuyen objetivamente 
a aumentar embarazos no deseados que originan nuevos abortos? 
Porque el debate del aborto no es sólo sobre el aborto. No es sobre el 
derecho a la vida del feto. Es sobre el rol de la mujer y la familia; las 
libertades individuales y la ciudadanía sexual. Pluralismo moral versus 
doctrinas dogmáticas. Es un debate político e ideológico. Se enfrentan 
dos racionalidades que apelan a distintas tradiciones. Para la tradición 
conservadora si un comportamiento es inmoral debe ser penalizado; si 
un comportamiento es pecado también es delito. El aborto se inscribe 
en una historia de prohibiciones que ayer tuvo como protagonistas la 
homosexualidad (penalizada hasta 1998) y el divorcio (ilegal hasta 2004). 
El debate genera más diatribas que argumentos. No refiere únicamente 
al asunto concreto en discusión. En todo caso por enconado que sea el 
futuro es previsible. Nos homologaremos a los países de la zona euro 
apartándonos de Somalia, Uganda, Pakistán e Irán.
– 43 –
Bibliografía
Abouzhar, C. et al. 2003. Maternal Mortality in 2000. Ginebra: Organización 
Mundial de la Salud.
Barcelato, J. et al. 1995. El Aborto en Chile: elementos para el debate. Santiago: 
Corsaps.
Dworkin, R. 1993. Life’s Dominion. Nueva York: Random House.
Faúndez, A. et al. 2007. El Drama del Aborto. Santiago: LOM ediciones.
Feinberg, J. 1974. «The rights of animals and unborn generations» en William 
Blackstone, ed. Philosophy and Environments Crisis. Atenas: University of 
Georgia Press.
. 1984. Harm to Others. Oxford: Oxford University Press.
Ford, N. 1988. When Did I Begin. Nueva York: Cambridge University Press.
Grisez, J. 1970. Abortion: The Myths, the Realities and the Arguments. Nueva York: 
Corpus Book.
Harris, J. 1985. The Value of Life: an introduction to medical ethics. Londres: 
Routledge and Kegan.
Herera, F. et al. 2014. «Opiniones de los Chilenos sobre el Aborto», 
<www.eticayreproduccionhumana.udp.cl>.
Juan Pablo II. 1995. The Gospel of Life. Nueva York: Random House.
Lagos C. 2001. Aborto en Chile. Santiago: LOM ediciones.
Maine D. et al. 1994. «The bad old days are still here: abortion mortality in 
developing countries», Journal of the American Medical Women´s Association 
49/5:137-142.
Morowitz H. et al. 1992. The Facts of Life. Nueva York : Oxford University Press.
Organización Mundial de la Salud. 1997. Planificación Familiar Postaborto. 
Ginebra: OMS.
Organización Mundial de la Salud. 2008. Unsafe Abortion. Ginebra: OMS. 
Organización Mundial de la Salud. 2004. Unsafe Abortion. Ginebra: OMS. 
Singer P. 1984. Ética Práctica. Cambridge: UniversityPress Cambridge. 
Singer P. 1997. Repensar la Vida y la Muerte. Barcelona: Paidós.
Steinbock B. 2011. Life Before Birth. Nueva York: Oxford University Press.
Warren M. 1985. Gendercide: the implications of sex selection. Nueva Yersey: 
Rowman and Allenheld.
– 45 –
Eutanasia y suicidio. Salida de urgencia
La eutanasia es un término polisémico que se ha usado para denotar 
muerte digna, derecho al suicidio, dejar morir, buena muerte o suicidio 
asistido. Sin embargo, es difícil prescindir de él porque las distinciones 
eutanasia activa y pasiva resultan claves. Los países que legislan utilizan 
el término eutanasia para regular el fin de la vida. En consecuencia, la 
reivindicación sobre el control de nuestra muerte apela al derecho a la 
eutanasia.
Hay dos posturas en relación con la muerte y cómo morir. Por una 
parte el principio fundado en la santidad de la vida, que asume que la 
vida, siendo parte del plan divino, no es de libre disposición y, por otra 
parte, el principio del sujeto moral autónomo que apela a la soberanía 
del individuo para decidir en relación con su vida o su muerte. 
Las religiones monoteístas creen que, siendo una gracia de Dios, la 
vida está santificada. San Agustín marca la línea: la vida es sagrada y el 
suicidio un pecado. Somos responsables de nuestra vida pero no tenemos 
dominio sobre ella. Debemos cuidarla aunque no podemos disponer de 
ella a voluntad. La vida no es sagrada porque tenga un valor intrínseco 
o sea inviolable. Es sagrada porque es una obra de Dios. Todos estamos 
santificados porque Él nos creó. La santidad de la vida queda entre 
paréntesis a propósito de la pena de muerte o la guerra. Así, la vida es 
un valor absoluto relativo.
La alternativa secular se funda en el principio de la soberanía personal. 
Se invoca la capacidad de autodeterminación respecto a uno mismo y se 
concede libertad para decidir cuándo la calidad de vida se degrada más 
allá de una vida humana plena. ¿Qué criterio de decisión? La calidad 
de vida y la capacidad para realizarla son los criterios a considerar. La 
vida no es un fin en sí mismo sino un medio para desarrollarse como 
ser humano. 
En lo sucesivo se presentan nociones y distinciones necesarias para 
conceptualizar el debate sobre la eutanasia. Posteriormente se discuten 
– 46 –
casos típicos y casos límites para ilustrar el dilema propio del debate. 
Subyace a la casuística una inquietud moral, ¿el derecho del paciente 
a tener el control en el proceso de su muerte es moralmente legítimo? 
Sostengo que una sociedad laica y plural está habilitada para acceder 
a la voluntad de un paciente que en ejercicio de su autonomía decide 
poner fin a una agonía insoportable. Para ilustrar la polémica se discuten 
argumentos esgrimidos a favor y en contra de la eutanasia. Por último, 
se reivindica el derecho a una buena muerte en el contexto tecnológico 
en que se desarrolla el proceso de morir en el siglo XXI. 
La eutanasia remite al suicidio sea por mano propia o en pacto con 
un tercero. En una segunda parte se reflexiona respecto al suicidio 
como decisión soberana de un adulto competente. ¿Cabe reivindicar el 
derecho al suicidio considerando que el derecho a la vida es inalienable?
1. Calidad de vida
Es un lugar común que la calidad de vida es un parámetro a propósito 
de vivir y morir. No es fácil conceptualizar calidad de vida y establecer 
criterios normativos. Para producir mediciones objetivas se utilizan 
indicadores. La bioética utilitarista jerarquiza la vida utilizando indicadores 
de humanidad. El principal refiere a la conciencia porque permite hacer 
distinciones en términos morales y jurídicos. Desde esta perspectiva 
Kuhse et al. [citada en Cohen–Almagor (2001)] formulan una propuesta 
basada en indicadores de humanidad:
«La vida humana tiene especial valor porque los individuos son 
criaturas racionales y conscientes, con sentido del tiempo y control de 
su existencia, sujetos morales que tienen deseos, metas, y muchas otras 
cualidades que hacen de ellos personas. Cada una de estas cualidades (o 
combinación de ellas) sirve como base para hacer una distinción moral 
entre las personas y otras criaturas».
Los indicadores de humanidad implican conclusiones que han sido 
objeto de intenso debate. La utilización de indicadores permitiría 
establecer grados de humanidad entre individuos de nuestra especie. Por 
ejemplo, la vida de un individuo en estado de inconsciencia permanente 
es de peor calidad y menor valor que la de un individuo sano y vital. Su 
condición como persona sería controversial. 
Una alternativa menos polémica son los indicadores de calidad de 
vida. La definición de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo 
Económico (OCDE) concita amplio respaldo aunque no unanimidad por 
una limitación propia de los indicadores objetivos. Para los indicadores 
resulta imposible evaluar la subjetividad del individuo sometido a medición. 
– 47 –
¿Cuál es para mí el umbral biológico y psicológico que transforma mi 
vida en una experiencia indeseable? 
La calidad de vida depende de las expectativas, valor y sentido que 
cada cual asigna a su existencia. El valor de la vida personal sólo puede 
medirse en referencia a lo que he decidido hacer con ella como agente 
moral autónomo. El cuerpo es sólo el envase de la persona. Cada cual 
reconoce en sí mismo cuándo la calidad de vida se ha deteriorado al nivel 
de no ser tolerable. Ese umbral de tolerancia no es un valor objetivo.
Pese a la dificultad de su medición la calidad de vida es el criterio a 
usar en los momentos decisivos. El punto no es si un paciente puede 
continuar vivo. La tecnología médica puede mantener vivos artificialmente 
a la mayoría de los pacientes. ¿Qué tipo de vida es la que se prolonga? 
La respuesta es en términos de calidad de vida. 
La antinomia calidad de vida versus cantidad de vida se funda en 
la distinción entre respeto por la persona (entidad mortal susceptible 
de degradación) versus respeto por la vida (para algunos bien sagrado 
venerable). El respeto por la vida en sí misma es problemático. La 
eutanasia precisamente discute el valor de la vida biológica y social en 
la persona humana.
2. Generalidades en eutanasia 
El control sobre nuestra vida es uno de los bienes más valiosos que 
podemos disfrutar. Como pacientes podemos asimismo querer tener el 
control sobre nuestra muerte. En particular, si nos aqueja una enfermedad 
incurable o padecemos una enfermedad degenerativa que sin ser mortal 
en lo inmediato significa un deterioro severo de la calidad de vida. 
Éste es el contexto general en que se genera la demanda por una 
muerte digna. Dos datos tornan la demanda más acuciante. En primer 
lugar, máquinas auxiliares que pueden prolongar la vida independiente 
de la salud y, por otra parte, enfermedades degenerativas crónicas 
principal causa de muerte en la vejez. Se apela también a la muerte 
por compasión. Cuando una persona sufre dolores intolerables que lo 
llevarán a la muerte en el futuro mediato adelantar el fin puede ser un 
alivio deseado intensamente. ¿Es cruel no acceder a tales peticiones? 
La eutanasia es un procedimiento en que un tercero a petición mía 
me produce la muerte. Etimológicamente es la buena muerte. La muerte 
que pone fin a la vida de alguien que sufre una enfermedad incurable 
que le provoca sufrimientos insoportables. La buena muerte es un acto 
de compasión ante la petición de un moribundo doliente. 
– 48 –
A modo de referencia algunas definiciones de eutanasia. Kuhse (1995): 
«la procura de una buena muerte en el que una persona A pone fin a la 
vida de una persona B por el bien de ésta». Teichman (1998): «muerte 
de una persona por el bien o, por el supuesto bien, de la persona que 
muere». Martín Mateo (1987): «anticipación intencional de la muerte de 
una persona en su propio interés, o al menos, sin perjuicio para ella». El 
acento está en el enfermo y en la protección de su interés. 
La reivindicación por legalizar

Continuar navegando

Contenido elegido para ti

Otros materiales