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¿Sabías que aquellos que controlan el mundo son personas sin alma? INFINITE III Un libro sobre el sistema de control en la Tierra, entidades negativas, las personas sin alma y el futuro que nos espera. el Yugo de Orión David Topí STAR SEED A todos aquellos que están conmigo en cada momento, en cada actividad, en cada viaje. Invisibles al ojo humano, protegiéndome, guiándome y animándome. Porque hacen su trabajo como si tal cosa, para que yo pueda hacer el mío sin preocuparme. Gracias. © David Topí, 2013 © Diseño gráfico: Alejandro González, 2013 (www.comunicacionfotografica.com) © Starseed Ediciones 2013 Primera edición Febrero de 2013. Reservados todos los derechos. «No está permitida la reproducción total o parcial de este libro, ni su tratamiento informático, ni la transmisión de ninguna forma o por cualquier medio, ya sea mecánico, electrónico, por fotocopia, por re- gistro u otros métodos, sin el permiso previo y por escrito de los titula- res del copyright.» Colección Infinite. Starseed Ediciones Impreso en Service Point. Febrero de 2013 ISBN: 978-84-939113-4-8 Depósito Legal: B.1 2047-2013 Hecho e impreso en España Made and printed in Spain Índice Prólogo ...................................................................................13 Introducción ...........................................................................19 Primera parte: el sistema de vida en la Tierra .................23 Un sueño para ser libre ..........................................................24 Mi interpretación personal .....................................................25 La vida como un juego muy sofisticado ................................28 Los jugadores .........................................................................28 Primera densidad, el primer nivel evolutivo ..........................32 Segunda densidad ...................................................................33 Tercera densidad, nuestro nivel actual ...................................35 El planeta Gaia, el tablero de juego .......................................35 Vida orgánica como transmutador energético ........................36 Volviendo al sueño .................................................................40 Portales orgánicos y personas con alma .................................40 Distribución actual de la vida orgánica en el planeta.............42 Portales orgánicos frente a la raza adámica ...........................45 Nutrición energética ...............................................................47 Mezcla de razas ......................................................................51 ¿Cómo ve un portal orgánico el mundo? ...............................52 Portales orgánicos en posiciones de poder .............................53 Las fuentes de la información ................................................54 Un mundo basado en tres chakras ..........................................58 Portales orgánicos defectuosos: psicópatas............................59 Pequeños rasgos que nos pueden hacer reconocer a un portal orgánico................................................................67 Portales orgánicos como vehículos de entidades negativas ...69 Servicio a Otros, Servicio a Uno Mismo ...............................70 Jerarquía de absorción de energía frente a intercambio libre y cooperación .................................................................73 Pirámide de absorción ............................................................76 Cooperación e intercambio energético ...................................77 ¿Y quiénes son estas entidades STS? .....................................78 Los motivos ocultos de la situación del planeta .....................81 El valor del libre albedrío ......................................................82 Aprender a reconocer ataques o influencias externas negativas . 84 ¡Pero yo nunca he dado permiso! ...........................................88 Escapar del sistema de control completando el ciclo 3D. Paso a 4D: graduación ...........................................................89 Portales orgánicos, psicópatas y graduación 4D negativa .....92 Más complicado aún: graduación STS o graduación STO ....94 La complejidad del rompecabezas .........................................95 Segunda parte: cómo funciona el mecanismo de control . 97 Yo Superior, alma y relaciones del sistema energético ..........98 La realidad es una ilusión mental ........................................ 116 Proceso de transmutación de energías genéricas .................121 La decodificación de la realidad ..........................................127 Construir la realidad común .................................................130 Minimizar la influencia de este sistema de control: niveles de realidad ................................................................134 Las figuras de control ...........................................................138 Tercera parte: la estructura del sistema de control .......141 La pirámide de poder ...........................................................142 La estructura de control nivel a nivel ...................................161 Nivel 7. Los verdaderos amos del mundo y la interfaz 3D-4D 162 Nivel 6. Las sociedades secretas .........................................167 Niveles 5 y 4. Las sociedades públicamente «secretas» y sus ramificaciones semipúblicas .......................................168 Niveles 2 y 3. Grandes conglomerados empresariales, sistema financiero, educativo, social, etc., y gobiernos públicos .....218 Cuarta parte: el futuro no está escrito en piedra .........257 La foto actual del entorno en el que vivimos .......................265 Primer paso: polarizarnos en el servicio a otros y preparar nuestra graduación 4D STO...................................270 Las tres premisas del servicio a otros ..................................273 Segundo paso: dejar de alimentar el sistema de control ......278 Tercer paso: Modificar la línea temporal de los sucesos para el resto de la tercera densidad ......................................285 Todos para uno y uno para todos .........................................287 Creación y modificación de líneas temporales personales ...289 Sé el cambio que quieres ver en el mundo ...........................292 Epílogo ..................................................297 Sobre el autor .......................................................................301 Otros libros del autor ...........................................................303 13 Prólogo Este libro que tienes en tus manos no se suponía que iba a ser el siguiente que iba a escribir. De hecho, tengo más de cien pági- nas escritas de otro, cuya publicación he querido retrasar, porque tenía que comprender e investigar ciertos temas de ese nuevo li- bro. Antes que nada, necesitaba sentir que había sabido compren- der y explicar ciertos aspectos complejos de nuestra existencia en los que personalmente estoy interesado. Resultó que, a medida que investigaba para completar esos puntos del otro libro, surgió tal cantidad de información y material que, al escribirlo, tomó forma por sí solo en esta obra que lees ahora. Así que este es el tercer volumen de la serie «Infinite», que inicié con El poder de la intuición y que siguió con la publica- ción de El Yo Interior, los dos libros anteriores en los que he ido plasmando todo aquello que personalmente he ido encontrando y aprendiendo en mi propio camino de crecimiento personal. Dicen muchos refranes populares que sin esfuerzo no hay recompensa, o que nada que valga la pena se consigue sin que pongamos de nuestra parte tiempo, recursos, energía, atención, dedicación, etc. Esto, que en el mundo físico es más que cierto, lo es mucho más en el mundo no físico, espiritual, energético, de crecimiento personal. Porque los esfuerzos no están destinadosa conseguir algo externo, sino a cambiarnos a nosotros mismos. En estos temas, los resultados solo se obtienen cuando uno se decide conscientemente a recorrer el arduo camino del despertar interior. Los que seguís mi trabajo sabéis que estoy metido en muchos frentes. Pero no se trata de dispersión ni de que me interesen tantos temas que quiera abarcar un poco de todo. Lo que ocurre es que mi propia experiencia me ha hecho separar en tres grandes tramos el camino de crecimiento personal por el que transito y, por consiguiente, en esa forma transmito y comparto lo que voy aprendiendo. 14 No podemos empezar a comprender cómo funciona este jue- go de la existencia en el que estamos involucrados si no entende- mos cómo han manipulado el tablero de juego que usamos. Esto quiere decir que es necesario romper la visión actual promulgada por las estructuras sociales, económicas y educativas sobre cómo es la realidad de ahí fuera. Esta no tiene nada que ver con la realidad que nos venden los medios de comunicación, nuestros líderes políticos, los grupos que manejan los hilos. Los que ya habéis pasado esta fase y veis claramente la manipulación a la que nos han sometido estáis ya cansados de los artículos que sigo publicando acerca de las mentiras sobre la situación geopolítica del mundo, sobre alimentación y la salud, sobre la manipulación de la historia, la economía, etc. Los que aún estáis en la fase de descubrir que nos han tomado el pelo, seguís pidiendo más infor- mación para poder romper esa visión actual y comprender mejor por qué pasan las cosas que pasan. Como decía un alumno tras uno de mis cursos: «He salido cabreado con el mundo porque me he dado cuenta de cómo me han timado todos estos años». Todos pasamos por esta primera fase del despertar interior. Descubrir que lo que creías que era real no lo es, que absoluta- mente todas las cosas que parecían de una forma son de otra, es un shock para algunos, y es un proceso natural y paulatino para otros. Pero, cuando se rompen ciertas estructuras, tienes dos op- ciones: cerrar los ojos y no querer ver nada más, volviendo tran- quilamente al sueño ilusorio en el que todo es bonito, o tirar hacia delante y terminar de desmontar la visión que nos cuentan sobre lo que pasa en el planeta, en todos los niveles, para poder liberar- nos de ese control y manipulación lo más rápidamente posible. Pero la evolución personal, espiritual, no se termina cuando uno despierta a la realidad del mundo, sino que en ese momento no hace más que empezar. Porque es entonces cuando se te ac- tivan las ganas de conocer más, especialmente de conocerte a ti mismo, entre otras cosas porque descubres que tienes en algún lado un potencial latente impresionante a la espera de ser acti- vado. Descubres que hay una parte de ti, que llamamos el Yo Superior, que te sirve de guía y de brújula permanente; descubres 15 que la meditación es una maravilla que no entiendes cómo no enseñan en la escuela desde primaria; descubres que tienes un montón de posibilidades de trabajar con entidades que llamamos guías; descubres que tus lecciones de vida se pueden aprender sin tener que sufrir con ellas y que tienes una misión que cumplir, escogida por ti mismo, para ver si echas un cable al planeta, para reorientarnos un poco y sacarnos del pozo energético en el que estamos metidos. Y todo esto en paralelo con lo anterior. Yo no dejo nunca de investigar y aprender cómo funciona el mundo real en el que vivo; de tratar de desmontar las mentiras de las estructuras que me han impuesto y que, por ignorancia, he aceptado, por lo que además tengo que aceptar parte de mi responsabilidad en que el mundo esté como está. Como todo esto forma parte de mi trabajo personal, sigo rompiendo mi propia visión de las cosas externas, buscando entender la realidad de la forma más objetiva posible, mientras continúo trabajando en mi autoconocimiento y desper- tar interior y adquiriendo cada vez más herramientas. Así, cuando tienes más o menos ubicada la realidad de la ter- cera densidad, cuando no te dejas manipular tan fácilmente por elementos físicos y no físicos, cuando has superado una serie de ataques del sistema por querer desconectarte del mismo (y ha- cer que otros también lo logren), entonces llega, al menos en mi caso, la sed de conocimiento cosmológico: de entender el univer- so, la creación, los niveles evolutivos, las polaridades, al resto de los seres, la conciencia, las energías, las formas evolutivas, etc. Ya no te conformas con fuentes de bajo nivel para que te expli- quen las cosas, porque además tienes un pelín más desarrollada la intuición que te dice si algo es correcto o es desinformación, o si las cosas están mezcladas y hay que separar la paja del trigo. Lo único malo de esta etapa (que sigue en paralelo con las dos anteriores, porque ya metidos en el tema no se puede trabajar solo en una dirección) es que ya no hay vuelta atrás. Es decir que, cuando te pones a ver si eres capaz de entender conceptos meta- físicos, esotéricos, místicos, espirituales, etc., no tienes otra cosa en la cabeza hasta que no vas atando cabos y uniendo las piezas 16 del Tetris que conforma la suma del juego físico y del juego no físico de tu existencia. En realidad todo este proceso es bastante divertido, a pesar de que pasas por épocas de bajón mental, anímico, energético, etc. Cuando estás en la primera fase, hay momentos en que, si se desmontan muchas cosas de golpe, uno se queda bastante tocado y cuesta rehacer la visión de la vida con la nueva información adquirida, lo que no es más que aceptar que uno de los múltiples filtros y velos que teníamos en los ojos se ha caído para siem- pre. Mientras trabajas en ti en la segunda fase, hay momentos en los cuales energéticamente estás por los suelos, sobre todo si vas sanando heridas del pasado, traumas, bloqueos autogenerados, cosas que arrastras de otras encarnaciones, etc. Si tienes que es- tar pendiente de ataques psíquicos o energéticos, hay días que lo pasas mal. Pero, como dice el refrán, «lo que no te mata te hace más fuerte» (o algo así), por lo que todo forma parte del mismo proceso de crecimiento. Al mismo tiempo, sigues en la tercera fase, y hay días que no hay forma de dormir, porque estás rom- piéndote los cuernos tratando de entender mentalmente el con- cepto X o el concepto Y: que si el tiempo no existe, que si todo es simultáneo, que si el alma esto, que si las dimensiones paralelas, que si lo otro. Afortunadamente la brújula interna que representa la conexión con el Yo Superior está siempre ahí para echar un cable, y entonces se te enciende la luz, te llega mentalmente la explicación de las cosas, te levantas a las dos de la mañana, lo anotas todo, haces un esquema y te vas a dormir. Más o menos todo este proceso está contenido en este libro, que es diferente a casi todo lo que he escrito anteriormente, por- que trata de ser una explicación al enorme rompecabezas que es la vida en nuestro planeta, aunando la parte más espiritual de la misma con la parte más física, terrenal, y de pura actualidad. Lo que he querido es comprender qué hago yo aquí en este mundo, en el que sé que estoy de paso, en una escuela, en pos de un aprendizaje y un crecimiento, y para ello necesitaba enlazar todas las facetas y áreas de vida de las que me veo rodeado a diario. 17 He tratado de reflejar la realidad de este momento que esta- mos viviendo, el control de la sociedad por un grupo de personas con carácter psicopático, que buscan su propio beneficio, mien- tras suceden cambios en el planeta que lo están poniendo literal- mente patas arriba: la interacción con ciertas energías llegadas de los confines del universo; los cambios físicos que se están produciendo, y el posible, y probable, salto de nivel evolutivo en los próximos años para algunas personas. Me daba cuenta de que todo eso debía tener sentido y tenía que estar conectado de alguna forma, tenía quehaber datos que pudiera verificar y usar para atar cabos y tenía que poner en su si- tio todos los temas que, a lo largo de estos años, han aparecido en mi vida. Todo, para llegar a entender que vivimos en un mundo totalmente bajo el control de un grupo de entidades de un nivel evolutivo que no percibimos, cuyas marionetas han implementa- do un sistema de control en el planeta que nos asfixia cada vez más, porque simplemente somos recursos baratos, prescindibles, y por supuesto, alimento energético. Pero de todo eso hablaremos largo y tendido en las próximas páginas. David Topí 19 Introducción Cuando la película The Matrix se estrenó en el año 1999 y dio a conocer un escenario según el cual todos nosotros viviríamos en una proyección holográfica creada para mantener un sistema de control sobre las personas, simples pilas de energía para un mundo dominado por máquinas, solo unos cuantos se pararon a pensar que aquello podía ser algo más que una buena trilogía de Hollywood. Pero, poco a poco, con el paso de los años, gracias a las pu- blicaciones, experiencias e investigaciones de muchos de los que están en esa Matrix, la cosa realmente pinta de otra forma. Estadísticamente, por pura matemática, en un mundo normal, gobernado por el libre albedrío de sus habitantes, los sucesos, ac- ciones, situaciones o experiencias que suceden y se manifiestan a nivel global deberían comprender aproximadamente un cincuen- ta por ciento de eventos positivos y un cincuenta por ciento de eventos negativos. Si partiéramos del supuesto de que las perso- nas tendemos a generar y a trabajar para generar elementos posi- tivos en nuestras vidas, que indudablemente tendrían algún tipo de repercusión a nivel global, podríamos vivir en un planeta en el cual el setenta u ochenta por ciento de las cosas que sucedieran podrían etiquetarse como «buenas». Sin embargo, creo que esta- mos de acuerdo en que ocurre más bien todo lo contrario. Según el científico suizo Jean-Jacques Babel, en los últimos cinco mil seiscientos años la humanidad ha luchado en catorce mil quinientas guerras, y ha habido tres mil quinientos millones de muertos en ellas (la mitad de la población actual). A principios de los años 90, había cincuenta y dos guerras y conflictos en el planeta, con ciento cuatro ideologías distintas oponiéndose las unas a las otras. 20 Una de las razones de esta situación es sutilmente deducible: en algún nivel, nuestra realidad y esos sucesos parecen estar ma- nipulados para que provoquen exactamente lo contrario de lo que de forma natural, a priori, sucedería. Quedan incluidas las teorías de que la maldad es inherente al ser humano, que es posible, que somos una raza que tiende al caos, a la autodestrucción, al con- flicto. Esto es correcto, principalmente porque estamos polariza- dos de esa manera, y porque es parte de nuestra naturaleza, o eso creemos. Pero yo no conozco a nadie a quien no le guste ser feliz y vivir libre de problemas o, por lo menos, libre de problemas de una escala tan enorme que no pueda solucionar de ninguna manera. A esos niveles, no se entiende la situación del planeta si no es a través de alguna forma de distorsión y manipulación, consciente o inconsciente, de la deriva de la humanidad, con o sin un fin concreto. El problema es que, cuando uno se pregunta de dónde viene esta hipotética manipulación, en términos macrosociales, ma- croeconómicos y macroenergéticos, cuando empiezas a indagar, excavar, sortear y digerir información, a separar cada pequeño trozo de verdad de miles de trozos de desinformación o infor- mación contradictoria, desembocas inexorablemente en teorías, hipótesis y supuestos sobre conspiraciones, grupos de manipu- lación secretos (y no tan secretos), densidades superiores, otras dimensiones, entidades de otro tipo y otros planos frecuenciales, etc. Y claro, aquí es decisión de cada uno dónde poner el límite de lo que se quiere o se es capaz de creer. La disparidad entre lo que las personas en general percibimos como real y las verdaderas dimensiones de esa realidad es in- creíble. Es tan increíble que muchos bloqueos mentales, innatos en las personas, se activan cuando son expuestas a este tipo de información y, sencillamente, se mira para otro lado, porque se siente que no se puede hacer nada cuando la estructura de nues- tra realidad, tal y como creíamos que era, se ve amenazada y de repente se desmorona. Porque nada es realmente como pensába- mos que era. 21 Básicamente la población humana ha sido guiada ciegamen- te por un sinfín de falsos caminos, y manipulada según ciertos intereses y agendas, muchas veces contradictorios, entre varios grupos, que han provocado todo tipo de acontecimientos con ne- fastas consecuencias para el grupo teóricamente más frágil: la masa general de la población. La información está tan compartimentada, y ha sido tan ma- nipulada y escondida, que lo que uno cree que sabe no es sino una fracción de lo que saben aquellos que se encuentran en un escalón superior en los círculos y estructuras de poder del pla- neta. De hecho, la investigadora, historiadora y escritora Laura Knight escribió una vez que lo que una persona normal sabe al salir tan ricamente con su título universitario bajo el brazo no es sino un 0,02 por ciento de lo que en realidad saben aquellos que están en las posiciones de poder más altas en este planeta, los que controlan el juego en el que estamos metidos. Si ya nos cuesta aceptar que un grupo de políticos se reúna para crear una guerra por motivos económicos o geopolíticos, ¿cómo no nos vamos a resistir a aceptar que hay entidades de otros lugares que nos tratan como elementos prescindibles, su- jetos para experimentar, peones en un tablero que manejan a su antojo e incluso como comida? Parte de este proceso de supresión de la información está di- señado para mantener estas estructuras de poder sobre las que hablaremos más adelante, para negar la existencia de niveles fue- ra de aquellos perceptibles por el humano medio, especialmente en lo que concierne a la interacción y sumisión a otras razas off- planet durante milenios. Abrirse a estos otros niveles de realidad no está al alcance de todo el mundo. Es más, no todo el mundo quiere ni debe hacerlo. Ya se encargará nuestro destino, dependiendo de los planes evo- lutivos para nuestra encarnación, de acercarnos a la información, abrirnos la puerta a ciertas realidades o cerrar el candado a cal y canto para que no nos enteremos de todo esto y evitar así que suponga un problema en algún sentido. 22 Lo que es más importante aún es que quien quiera o necesite darse cuenta ya lo hará y quien quiera mantener los ojos cerrados tiene todo el derecho de hacerlo. Si de los siete mil millones de personas, casi cuatro no tienen más interés que el de disfrutar de la realidad material y física en la que se encuentran (entre portales orgánicos y encarnaciones básicas, suman mucho más de la mitad de la población del planeta), ¿pensáis que los niveles superiores de esta estructura de poder tienen muchas dificultades para mantener a la gran masa de la humanidad bajo control? Aquellos que son conscientes de que todo esto parece más un circo que otra cosa siguen creciendo en número, y se em- pieza a hacer mucho ruido para hacerles notar a los de arriba que los de abajo se empiezan a cansar de tanta manipulación. Pero difícilmente podrá el sistema actual derrumbarse mientras no se produzca un cambio de paradigma y situación total. Para conseguirlo, es necesario que los que estamos aquí consigamos enderezar, cambiar o atenuar los sucesos que nos esperan. Para ello hemos de seguir en la senda por la que estamos transitando en estos momentos. En la película, Morfeo le dice a Neo que Matrix es «el mundo que fue plantado ante sus ojos para esconderle la verdad […] y mientras exista Matrix, la humanidad no puede ser libre». Pues bien, quizás va siendo hora de empezar a desmontarla.Primera parte: el sistema de vida en la Tierra 24 Un sueño para ser libre Hace tiempo que vengo practicando diferentes técnicas de meditación que he aprendido a lo largo de los años, y uno de los ejercicios que más me gustan sirve básicamente para encontrar res- puestas a problemas o preguntas; respuestas que en un estado nor- mal de conciencia no se alcanzan, pues requieren conectar con el subconsciente, el inconsciente colectivo o el propio Yo Superior. En una de las sesiones de práctica, puesto que no se me ocu- rría ningún problema específico que plantear, decidí preguntar de forma general cuál era la información más importante que nece- sitaba conocer en ese momento. Durante la sesión no sucedió nada en particular, pero unas pocas horas después, al irme a dormir, tuve un sueño lúcido par- ticularmente vivo. En ese sueño me encontraba con otras dos personas muy cer- canas a mí en una especie de base subterránea extremadamente grande, una especie de macrogimnasio con cientos de kilómetros de largo, lleno de diferentes espacios pero sin separaciones entre ellos. Había millones de personas haciendo ejercicio vigorosa- mente, trabajando duro y sudando a raudales. Nadie estaba especialmente contento con esa actividad, por- que percibían que eran controlados por unas pocas personas (que no pude ver, pero que pude notar). Las personas que hacían de- porte (pues estábamos en un gimnasio) de cuando en cuando co- gían una botella vacía que tenían cerca, la llenaban con su energía y se la pasaban a los controladores. Todo lo que veía en el sueño era blanco puro, ultralimpio, y recuerdo que me sorprendía mucho no ver ninguna especie de ba- rrera o separación entre las diferentes zonas (por ejemplo, entre aquellos que usaban bicicletas estáticas y los que levantaban pe- sas en la sección de al lado). Y sabía que todo era falso. Éramos esclavos, nos explotaban para extraernos la energía. Alguien me dijo en el sueño que era muy difícil sobrellevar ese conocimien- 25 to, y que era mejor que me hiciera a la idea de que no iba a ser fácil transmitir algo así, si es que deseaba hacerlo. Mis amigos y yo no hacíamos ningún deporte, sino que tratábamos de encontrar una forma de escapar de aquello. Nos escondíamos y pasábamos de zona a zona procurando no ser vistos por los controladores. Encontramos unas enormes es- caleras que ascendían. De nuevo, todo blanco, totalmente pu- lido, limpio, radiante. Nadie controlaba esa salida, como si no fuera necesario. Es decir, se podía salir, nada lo impedía. Así que empecé a correr, empujé a mis amigos y fuimos hacía la escalera. Pero de repente una de las personas que me acompañaba quiso cambiarse de ropa (cosas que pasan en los sueños) para estar más cómoda. Mientras nos acercábamos a las escaleras, vimos una salita de televisión con dos baños, clara- mente marcados para hombres y mujeres. Decenas de personas miraban la televisión mientras hacían una pausa para descansar del deporte. Entonces entendí que esa era la razón por la que nadie es- capaba: la televisión los mantenía a todos en un nivel de con- ciencia en el cual ni siquiera se daban cuenta de que existía la posibilidad de correr para salir de allí. También me di cuenta de que los baños tan claramente señalados servían para hacer- nos creer que estábamos separados los unos de los otros. Lo bueno era que se podía salir de allí. Lo malo era que nadie lo sabía. Entonces desperté y me puse rápidamente a escribir lo que había soñado para no perder detalle. Mi interpretación personal Cuando comenté el sueño con las dos personas que salían en él, ambas lo interpretaron de manera similar, lo cual me hizo pensar que quizás no fuera tan difícil transmitir el mensaje que implicaba (y que yo al menos, al despertar, tuve muy claro): La gran mayoría de los humanos vivimos como borregos • sin saberlo, obedeciendo órdenes sutiles, que casi no parecen órdenes, de unos pocos controladores: empresas, gobiernos, 26 bancos, etc. Nadie te apunta con una pistola y te obliga a ha- cer nada, sino que se hace con leyes, obligaciones, a veces dis- frazadas de derechos, que siempre se presentan como buenas y necesarias, y que a veces lo son, como parte del entendimiento que todos necesitamos para vivir juntos, pero que muchas veces restringen, obligan, controlan y limitan. Las dictan las élites den- tro de las élites, organizadas de forma piramidal. En lo más alto, solo unos pocos, muy pocos, tienen control sobre todo lo demás. Los niveles medios de la pirámide, que también creen que tienen cierto control, están a su vez manipulados por los de más arriba. Vivimos sumidos en un mundo en el cual se nos mantiene • atontados para que no sea demasiado difícil controlarnos. Los medios para lograrlo son la televisión en primer lugar, pero tam- bién la pésima educación que se recibe por los canales oficiales, la publicidad, el consumismo masivo, las largas horas de trabajo para ganarnos el pan, etc. Se nos mantiene en un estado de miedo y preocupación cons-• tante: atentados preparados por los mismos que proponen las so- luciones para evitarlos, pandemias y enfermedades creadas en laboratorios y esparcidas por el planeta, guerras y conflictos en los cuales ambos bandos están financiados y manipulados por las mismas personas. Siempre además desde una perspectiva que nos hace sentir impotentes, sin poder para solucionar nada, ya que se nos induce a creer que no tenemos ningún control sobre esos problemas y debemos confiar en nuestros dirigentes para que tomen las medidas necesarias. Se nos hace creer que estamos divididos, que somos enemigos • unos de otros, que la derecha radical se opone a la izquierda ra- dical, cuando los que han creado ambos sistemas son los mismos grupos que mueven los hilos y financian ambas partes. Se hace énfasis en la separación de la gente. Se invierten energía y recursos en todo lo que divida a las personas, y nunca en lo que nos une. Se nos explota económicamente, a través de todo tipo de arti-• mañas. Se crean mentiras a escalas planetarias para crear impues- 27 tos y subir tasas. Se crean crisis económicas para que la gente no tenga otra preocupación más que su hipoteca, su trabajo y sus pocas posesiones. Se crean todas esas distracciones, y muchas más, para que no • prestemos atención a otras cosas también muy importantes, sobre las cuales esas élites no tienen control: los cambios en el planeta. Nos fomentan que busquemos la solución a todo fuera, que nos • mantengamos separados lo más posible de lo que llevamos dentro, que no es nada más ni nada menos que el poder de ser lo que que- ramos, cuando queramos y como queramos. Ese poder nos llevaría directamente a la felicidad, y destruiría por completo el control que ejercen sobre nosotros aquellos que nos manipulan. Donde hay conciencia, no existe forma de control que pueda con ella. El problema es que no sabemos nada de esto último o, más bien, que le ponemos etiquetas a este conocimiento, como mo- vimiento «nueva era» o «despertar humano», etc., como si fuera algo nuevo, recién descubierto o recién instaurado. Pero este po- tencial siempre ha estado ahí, no es nuevo, aunque ser consciente de él para poder desconectar del todo de «Matrix» requiere cono- cer muchas cosas sobre el sistema de vida en nuestro planeta. No sé si pensáis lo mismo que yo, o si por lo menos tenéis la sospecha de que algo realmente no va bien y que estas cosas que os cuento puede, quizás puede, que sean reales. No todo el mundo tienen esa sensación, y no todos los que la tienen creen que realmente sea así porque así está diseñado. Pero la cuestión es que hay algo que no cuadra en el mundo en el que vivimos, y solo cuando nos detenemos a pensar en ello nos damos cuenta de que, al menos, hay que tratar de entenderlo para saber cómo hemos llegado a esta situación y ver si se puede hacer algo para cambiarla. Así que, sea o no cierto que todo lo anterior está cau- sado por una ciertamanipulación de los eventos y los habitantes del planeta, la pregunta es sin duda la misma: ¿por qué? ¿Por qué tanto empeño, tantas artimañas, tantas mentiras, tan- ta desinformación, tanta ocultación de eventos, tantas manipula- ciones y tanto trabajo para controlar el barco en el que viajamos? 28 ¿Cómo se han creado todas esas estructuras, distracciones y sis- temas? ¿Para qué? La respuesta tiene pinta de ir en la dirección de que de esta forma no prestamos atención a otras cosas también muy importantes, que iremos viendo a lo largo del libro. Pero no nos adelantemos. La vida como un juego muy sofisticado ¿Cómo hemos llegado a esta situación en la cual, cuando no es una guerra, tenemos una crisis económica, una pandemia mundial u otros eventos por el estilo que absolutamente ninguno de nosotros ha deseado o planeado, y cuya causa, preguntes a quien preguntes, está siempre en la otra punta del globo? ¿Cuál es el origen de todo esto? ¿Cómo es posible que un diez por cien- to, a lo sumo, de la población, controle el noventa por ciento de los recursos del planeta? La respuesta a estas preguntas es tan compleja que podríamos llenar volúmenes tratando de abarcar todo el espectro de información que nos ayude a entender el ca- mino recorrido hasta encontrarnos con este mundo que vemos ante nuestros ojos (si queremos), cada mañana. Así que empecemos por lo básico. La vida es como un juego muy sofisticado, tremendamente complejo, con millones de componentes, piezas y accesorios. Y si no lo comprendemos mínimamente, no hay forma de aprender a jugar con las reglas impuestas por los que sí lo comprenden (y lo gestionan). Los jugadores En el sueño que tuve los seres humanos estábamos sudando la gota gorda para proveer de energía a una serie de controladores. ¿Por qué nosotros? ¿Quiénes somos que tenemos el dudoso be- neficio de ser algo así como un «generador eléctrico» para algo 29 que no vemos pero que parece que está ahí sin poder hacer nada para evitarlo? Bueno, somos seres humanos. ¿Pero qué somos los seres hu- manos? La forma más simple de expresarlo sería que somos al- mas «dentro» de cuerpos orgánicos, físicos, en simbiosis perfecta con estos. Y esta alma, ¿de dónde viene? O mejor dicho: ¿qué es el alma en realidad? Esta pregunta es una de esas que podrían hacernos discutir durante horas, por no decir meses, y aun así no llegaríamos a ninguna conclusión consensuada. Pero, como no tenemos tanto tiempo, si queremos avanzar algo, imaginemos al alma simple- mente como una porción de energía, de conciencia, como una entidad compleja que vamos a decir que nace o es creada o pro- viene de lo que llamaremos la «Fuente», «Todo lo que existe», el «Absoluto», etc. Que cada cual le ponga el nombre que desee. Yo uso términos genéricos para evitar connotaciones religiosas o sociales que puedan generar conflictos entre nosotros. Nuestra alma es un ser consciente, de un determinado nivel evolutivo, nacido o creado directamente de la Fuente primaria y original, con una parte que llamamos el Yo Superior en otro nivel de existencia, que monitoriza, supervisa, planifica la multitud de experiencias y lecciones por las que pasamos en cada encarna- ción. Mi Yo Superior se define a sí mismo como una porción unitaria de inteligencia infinita, es decir, un «trozo» de la energía o conciencia que es la Fuente o el TODO. Yo, la persona que está escribiendo esto en estos momentos, y tú, la persona que lo está leyendo, somos como un trocito de esa magnífica entidad encar- nando en un cuerpo físico. Si nuestra alma es una parte del impresionante ser que en realidad somos, ¿por qué nos encarnamos en un cuerpo físico? ¿Cuál es el propósito? La respuesta más sencilla es que el juego de la creación es un juego de aprendizaje. Todo lo que podemos comprender es que estamos aquí para aprender y evolucionar, y para ello parece que hay diferentes «cursos» por los que podemos pasar en el proceso. 30 Estos «cursos» no son más que una analogía para definir los diferentes niveles de crecimiento de nuestra conciencia o alma. Cada curso tiene una serie de experiencias y lecciones asocia- das a nivel macro, repartidas en múltiples vidas y encarnaciones. A medida que vamos aprendiendo esas lecciones y experiencias nos expandimos, crecemos e incrementamos nuestro potencial, por lo que necesitamos vehículos físicos cada vez más complejos para sostener el nuevo nivel energético y evolutivo. Así que, a partir de ahora, consideremos la vida, esto de estar correteando por aquí en un cuerpo físico, tratando de comprender este viacrucis (para algunos) en el que estamos metidos, como un juego de aprendizaje. A los diferentes cursos, los llamamos «densidades», no di- mensiones. A priori, existen siete, según diferentes tradiciones y enseñanzas metafísicas y esotéricas, en un ciclo infinito desde que salimos del TODO, hasta que volvemos a ese TODO. En la literatura esotérica o espiritual, siempre ha habido cierta confusión entre términos como densidades, dimensiones, vidas paralelas, vidas simultáneas, etc. No ayuda el hecho de que, cuando traducimos textos de unos idiomas a otros, los términos usados pueden parecerse y sus significados se contaminan, lo que nos lleva a no entender de qué estamos hablando. Es lo que suele suceder con los conceptos dimensiones y densidades. Nos encontramos actualmente en un nivel evolutivo que co- rresponde o que llamamos tercera densidad. Densidad, no dimen- sión. Las densidades son niveles de expansión de la conciencia, niveles de crecimiento. Por supuesto, están relacionadas con di- ferentes niveles de vibración frecuencial, pero no son más que los diferentes «cursos» por los cuales vamos pasando en nuestro camino evolutivo. Existen siete densidades, en un ciclo continuo desde que salimos del TODO, como seres conscientes, hasta que volvemos a reintegrarnos en ese TODO. Las tres primeras densidades que conocemos son puramente físicas y sólidas, la cuarta densidad es en parte material y en parte etérica. 5D, 6D y 7D son puramente etéricas o sin ningún tipo de materialidad. Los pasos de densidad se producen cuando uno ha 31 completado los aprendizajes de cada uno de los niveles. Decimos que un alma se «gradúa» y accede al siguiente curso. Por ello, al crecer tu conciencia, tu potencial, necesitas un vehículo físico acorde a ese nuevo nivel de vibración, de ahí que vayamos ocu- pando diferentes «trajes» para esta evolución. Las dimensiones, por otro lado, son realidades paralelas, pla- nos horizontales dentro de un nivel de densidad. Es decir, en el nivel común de la densidad 3D que todos compartimos, existen infinitas dimensiones. La teoría conocida en física como de los «muchos mundos» habla de ello. Estas dimensiones están sepa- radas las unas de las otras por finas membranas energéticas que pueden ser rotas o traspasadas mediante portales, a veces abiertos a propósito, a veces natural o espontáneamente. En otras dimen- siones coexisten todo tipo de entidades y realidades, que pueden ser tan reales como la nuestra, con sus pequeñas o vastas diferen- cias respecto a la dimensión en la que vivimos, ya que, a pesar de existir dentro de un mismo nivel evolutivo (3D), la realidad de esa otra dimensión puede sernos completamente extraña. Dimensiones paralelas son, por ejemplo, aquellas en las que sucedieron eventos que aquí no han pasado, y viceversa, cosas que han pasado en nuestra dimensión, dentro de nuestra densi- dad, no han sucedido en otras dimensiones paralelas, por seguir líneas temporales diferentes. La serie de televisión «Sliders» es una pequeña muestra de ello. Sigamos. Puesto que en este momento nos interesa compren- der muy bien el concepto de densidades o niveles evolutivos, volviendo al tema del aprendizaje por cursos, vamos a explicarlo desde el punto de vista del Yo Superior. Y voy a explicarlo de for- ma muy genérica, sin entrar en complicaciones metafísicas, eso, para los que estéisinteresados, lo dejo para el siguiente libro. Imaginad una entidad que se encuentra a punto de comenzar su ciclo evolutivo, que acaba de tomar conciencia de su indivi- dualidad al separarse de esa Fuente a la que pertenecía, y que debe encontrar un lugar en la inmensidad de la creación, donde evolucionar, dar sus primeros pasos, empezar su primer curso. 32 Tiene múltiples opciones, ya que en cada parte de este universo existen infinitos rincones para iniciar el camino evolutivo. En cada nivel evolutivo, existe un «vehículo físico» que po- demos usar para ese aprendizaje, al menos en los sistemas que actualmente conocemos. De forma que, mientras que la esencia de una persona es el alma, que es una parte de la entidad total que somos, el vehículo físico, el traje que las almas se ponen para evolucionar, son res- ponsabilidad y fruto del ser que da vida al sitio donde se puede encarnar, en este caso, nuestro planeta, que sirve como escuela. Una vez elegida esa escuela, es solo cuestión de meterse dentro de uno de los cuerpos orgánicos disponibles, dependiendo del propio nivel y de la clase de traje que se necesite. Toda entidad pasa por diferentes niveles evolutivos desde su nacimiento o creación hasta que alcanza lo que llamamos tercer nivel o tercera densidad, el nivel en el cual nos encontramos en- carnados como seres humanos. El proceso básicamente empieza en un nivel de conciencia de primera densidad, pasa a otro de segunda densidad, luego a esta tercera y pronto, posiblemente, algunos pasarán a una cuarta. Sin embargo, estos saltos no son bruscos, sino que los hace- mos progresivamente y usamos diferentes vehículos físicos para ello. Lo que llamamos primera densidad no es sino el nivel de conciencia que un alma tiene recién nacida (no hay otra forma de describirlo, aunque no sea correcto), y cuyo soporte físico y vehículo evolutivo es aquel que tiene el nivel adecuado para este tipo de conciencia. Primera densidad, el primer nivel evolutivo Como decimos, toda alma inicia su camino evolutivo con un nivel muy básico, que llamamos primera densidad. Para aquellas entidades de 1D, el vehículo físico que nuestro planeta, la Tierra, diseñó, puso y pone a disposición de toda conciencia o entidad que desee encarnar en este nivel son los minerales, rocas y pie- 33 dras. Estructuras con vida propia básica, con niveles frecuencia- les determinados, con funciones concretas cada una de ellas. Un yacimiento entero de un determinado tipo de cristal o mineral, puede ser perfectamente una entidad 1D adquiriendo las experiencias que son necesarias para ese nivel evolutivo, formando parte automáticamente de la energía o campo ener- gético de ese tipo de piedra en general. Es decir, la conciencia de esa entidad a nivel 1D forma parte de la conciencia general de, por ejemplo, las amatistas o los cuarzos, de forma indivisi- ble. Aunque exista una conexión con un Yo Superior, de la que no somos conscientes, en otro nivel evolutivo, en este nivel somos parte de la energía o campo mórfico de la estructura física que usamos para avanzar, no somos entidades indivi- dualizadas y no tenemos ningún tipo de conciencia de nuestra conexión con ningún otro plano, que no sea la pertenencia a la energía del TODO. Segunda densidad A medida que crecemos, llega un momento en el que el poten- cial, el nivel evolutivo de esa conciencia, necesita otro vehículo más potente para poder seguir evolucionando. Es cuando deci- mos que nos graduamos y pasamos al siguiente curso: la segunda densidad. La completa integración con la conciencia del vehículo evolutivo que usábamos, digamos, por ejemplo, el campo mór- fico de los cuarzos, se rompe, y esa conciencia se convierte de nuevo en una proyección semi-individual, pues ha considerado alcanzado el nivel evolutivo suficiente para poder cambiar de ni- vel, de forma que la identificación con la energía de esas piedras deja de existir. En este momento podemos encarnar en un vehí- culo orgánico de orden superior. En este nivel un poco más alto, evolutivamente hablando, los trajes físicos para aquellas conciencias que llamamos de segunda densidad, que nuestro planeta pone a disposición de todas aque- llas entidades de ese nivel, son la flora y la fauna de la Tierra. 34 El proceso empieza encarnando en plantas de orden menor y, a medida que evolucionamos, empezamos a usar plantas, arbustos y árboles que sean capaces de albergar una conciencia que se está expandiendo y creciendo progresivamente. No tiene sentido hablar de cuántas encarnaciones hemos tenido, sino más bien de cuánto tiempo hemos tardado en dar esos pequeños saltos. Después de haber crecido y encarnado en la flora, pasamos a ocupar cuerpos un poco más desarrollados en formas animales básicas, pero con mayor potencial para albergar una conciencia que ya tiene un mínimo nivel 2D. Tras diferentes periodos, inde- terminados, ocupamos cuerpos animales cada vez más desarro- llados y más inteligentes, hasta llegar a aquellas formas animales que interactúan con seres humanos, el siguiente nivel evolutivo, como preparación para el salto que vamos a dar. Como en el ni- vel anterior, en todos los casos, este alma 2D se integra com- pletamente en la conciencia general de la especie que le sirve como traje evolutivo, forma parte de la piscina de energía, campo mórfico o inconsciente colectivo, como se lo quiera llamar, de la especie de los robles, de los conejos o de los pingüinos. El alma no se encuentra individualizada tampoco en la segunda densidad, a pesar de que, a medida que avanza la recopilación de expe- riencias, esta crece en potencial y llega un momento en el cual determina que el cúmulo de lecciones del segundo nivel ha sido completado, de nuevo, simbólicamente hablando, pues no es una cuestión de exámenes. En este punto, es la propia alma la que realiza su autoseparación de la conciencia de la especie a la que ha pertenecido en sus últimas encarnaciones, a través del con- tacto físico con entidades del siguiente nivel evolutivo, es decir, nosotros, los seres humanos. Es precisamente la encarnación en animales que tienen una estrecha relación con las personas lo que hace que una conciencia 2D reciba un influjo de una entidad 3D que le permita prepararse para dar el salto evolutivo. La individualización de un alma 2D que pertenece a la raza X de perros, gatos o cualquier otro animal de compañía principalmente, es debida a la influencia que ejer- cen las entidades 3D (seres humanos) con las que interacciona, 35 que proporciona el detonante energético para que esa alma 2D pueda, tras su fallecimiento, sustraerse del campo mórfico o in- consciente colectivo de la raza a la que pertenecía, y empezar a encarnar, bajo la supervisión de su Yo Superior, en un cuerpo físico del siguiente nivel evolutivo. Tercera densidad, nuestro nivel actual Y así llega el día en que completamos, tras eones, un periplo que nos lleva hasta donde nos encontramos ahora, y en el cual lle- vamos inmersos muchísimo tiempo, posiblemente unos cuantos miles de años, en unas cuantas miles de encarnaciones. Para que una entidad termine encarnando en un cuerpo humano, como mí- nimo tiene que haber alcanzado un estado evolutivo equivalente al nivel frecuencial que llamamos la tercera densidad. Para este nivel se desarrollaron inicialmente las primeras razas homínidas, que fueron evolucionando a medida que las conciencias que las habitaban les proporcionaban el potencial para ello. A estas al- mas, que actualmente somos nosotros, les corresponde un estado vibracional en el cual no pueden usar ningún otro traje físico que no sea este que tenemos, el cuerpo humano, ya que nuestro nivel energético no “cabe” en una planta o en un animal. Así, en este momento, en nuestro planeta, conviven básica- mente entidades de los tres niveles evolutivos diferentes que he- mos comentado (1D a 3D). El planeta Gaia, el tablero de juego Ya hemos completado la primeraparte de ese juego tan sofis- ticado: quiénes somos nosotros, los que estamos jugando en él. Si nosotros somos los jugadores, analicemos entonces el ta- blero de juego, el lugar físico en el que nos encontramos encar- nados: la Tierra. La habita una entidad a quien llamamos Gaia, noosfera o el espíritu planetario, un ser o conciencia tan vasta y enorme que 36 abruma pensar que necesita un cuerpo físico tan imponente como un planeta para su propia evolución. Efectivamente, como en- tidad en sí misma, y como todo lo que existe, tiene su propio proceso evolutivo de crecimiento y, por tanto, tiene sus reglas, lecciones y experiencias. Gaia es a la Tierra lo que el alma es a nuestro cuerpo físico. Actualmente, nuestro camino evolutivo como seres humanos está estrechamente ligado al camino evolutivo del planeta que nos hospeda, ya que es aquí donde se nos permite encarnar para avanzar, usando los vehículos que Gaia pone a nuestra disposi- ción. La simbiosis no puede ser más perfecta, tal y como vamos a ver a continuación. Vida orgánica como transmutador energético Una de las razones por las cuales existe vida orgánica en nues- tro planeta, de la que forman parte los cuerpos que habitamos, es porque es necesaria como transmutador energético para el cre- cimiento del planeta, para la evolución de Gaia. De hecho, es posible que esta vida orgánica, flora, fauna y cuerpos humanos, existiera aunque no hubiese ninguna entidad consciente que qui- siera encarnar en ellos, puesto que, sin ella, sin la vida orgánica actuando como transmutador energético, la Tierra (o Gaia, como su conciencia) no podría avanzar en su camino. La razón es que, para que nuestro planeta pueda evolucionar como tal, trabajar, crecer y avanzar, necesita utilizar las ener- gías cósmicas, de la galaxia, del sistema solar, de nuestra estrella. Aunque a nivel físico poco hay que discutir sobre la influencia de los planetas y del Sol en los campos electromagnéticos de la Tierra, a nivel metafísico estas energías conscientes o de creci- miento no pueden ser transmutadas o ancladas sino a través de un paso intermedio, la vida orgánica en el planeta. La explicación es «simple». Los diferentes niveles jerárqui- cos y evolutivos a nivel cósmico podrían representarse como 37 una escala musical, tal y como explicaba Ouspensky en su libro Fragmentos de una enseñanza desconocida.1 ¿Cómo? Empecemos por imaginar que asignamos la nota Do al nivel de conciencia que representa el Todo, el Absoluto. Asignemos ahora la nota Si al nivel de conciencia que repre- sentan los universos, energías o entes, tan vastos, que contienen en sí mismos todo lo que conocemos como el universo en el que existimos. Bajemos luego otro nivel de conciencia en esta escala de evolu- ción cósmica, y asignemos la nota La al nivel evolutivo que corres- ponde a una galaxia, a entidades tan enormes que encarnan y dan vida a cada una de las innumerables galaxias de cada universo. A continuación asignemos la nota Sol a la conciencia global o energía de los sistemas solares, a los conjuntos de planetas, como el que nos alberga en este momento, y un nivel evolutivo más bajo, la nota Fa, a la conciencia, al espíritu o entidad que da vida, espiri- tualmente hablando, a las estrellas y, en nuestro caso, al Sol. Finalmente asignemos la nota Mi al nivel evolutivo que co- rresponde a los planetas, en este caso a la Tierra, y la nota Re al de la Luna, como satélite. Pues bien, si tenemos esto en cuenta —y a los que sois aficio- nados a la música quizás os suene—, existen dos saltos principa- les en términos frecuenciales, y para nosotros evolutivos, entre las notas. El primero es el salto o semitono que existe entre el do y el si, entre el nivel de conciencia que asignamos al Todo y el de un universo. ¿Cómo se cubre este salto? ¿Cómo se hace la transición del nivel evolutivo que corresponde a un universo de regreso a la integración con la Fuente? Es fácil, gracias a la ener- gía infinita de ese Todo, que ocupa y manifiesta el paso necesario para unir ambos niveles de existencia. ¿Pero y el siguiente salto importante? Se encuentra entre los niveles fa y mi, es decir, entre el nivel evolutivo que corresponde a nuestra estrella y el nivel evolutivo, de conciencia, que posee la Tierra. Si en la jerarquía cósmica de evolución cada conciencia 1 P. D. Ouspensky, publicación original en inglés In Search of the Miraculous, donde recoge las enseñanzas recibidas del místico ruso George Gurdjieff. 38 tiende a evolucionar hacia el nivel siguiente (planeta a estrella, estrella a galaxia, galaxia a universo ), ¿cómo puede nuestro pla- neta interaccionar con la energía del Sol y de los niveles superio- res para llevar a cabo este crecimiento? La única forma es usando y anclando esas energías, las frecuencias existentes en el cosmos, en el sistema solar y las provenientes de nuestra estrella, y usán- dolas como detonantes para los cambios en el propio planeta. ¿Y cuál es la relación con la vida orgánica? Simplemente que el planeta necesita ciertas antenas y receptores para poder canali- zarlas a su cuerpo físico (la Tierra). Evidentemente, esos recepto- res son los componentes de la vida orgánica del planeta. Esta es la razón de que diferentes vehículos físicos se en- cuentren en planetas vivos como el nuestro, en el estado en el que se encuentran, tengan o no almas que los gobiernen, ya que, sin ellos, la conciencia del planeta no puede avanzar por su camino evolutivo, recoger y anclar ciertas frecuencias que lo ayuden a pasar hacia una nota superior, en infinitos pasos y etapas (un camino que es totalmente independiente, aunque relacionado, con el camino evolutivo de un Yo Superior que usa ese traje o vehículo físico orgánico para su propia evolución). En este sistema planetario, y en cualquier otro que se rija por estas mismas leyes evolutivas, ha de existir vida orgánica de un tipo u otro para que esa entidad que se encarna en el pla- neta pueda ser capaz de evolucionar a partir de la influencia de las entidades de orden superior de las que depende a nivel cosmológico. Cuando la futura cuarta densidad (activa actual- mente solo en los planos internos o metafísicos de la Tierra) se encuentre totalmente anclada a nivel físico, los cuerpos o vehí- culos que existirán para las almas que los tengan que usar serán diferentes, pero no porque esas almas lo hayan decidido así, sino porque el entorno que usarán para encarnar tendrá otro tipo de vibración base, mucho más elevada, y la vida orgánica de cuarta densidad se adecuará a esa nueva vibración, por requeri- miento de Gaia, para seguir interactuando con las energías del exterior a partir de un nuevo modelo de “antena”, parcialmente físico, parcialmente etérico. 39 Sin la vida orgánica, el planeta no puede sobrevivir, por eso somos extremadamente importantes para el avance de Gaia. Recibimos, anclamos y transmutamos todas las energías que provienen del exterior, y somos la única forma que existe en la Tierra de que esto ocurra. No se trata solo de que las almas que habitan estos cuerpos tengan una misión; los simples cuerpos físicos que usamos son necesarios como antenas, receptores y anclajes. Según el nivel evolutivo o proceso en el cual se encuentre el planeta, los organismos que habitan en él corresponderán a las necesidades que tenga el espíritu planetario en ese momento. Por eso, la vida orgánica se ha de adaptar constantemente a la situa- ción del planeta y de las energías que le llegan del exterior, por- que así lo requiere el planeta en su conjunto para su crecimiento. Es una función extremadamente importante. Una gran simbiosis. Mientras Gaia, en términos genéricos, nos deja que usemos los cuerpos humanos creados como herramientas para su evolución, nosotros les damos vida y contribuimos a esa evolución a través de la nuestra propia. Un destino indivisible. Por eso, si alguna vez te han dicho que tu misión es re- cibir y anclar energías, ahoraya sabes que es algo que has estado haciendo desde que naciste, y no solo eso, sino que es algo que todo ser viviente del planeta comparte y hace, sea o no consciente de ello. ¿Cuál es la diferencia? Que algunas antenas son mejores que otras, captan frecuencias más altas, más limpias y más potentes. De hecho, por eso ciertas per- sonas son mejores canalizadores, receptores o sintonizadores frecuenciales, porque su cuerpo físico, el hardware que usan, tiene características que lo hacen más adecuado para este tra- bajo. Además, si la entidad que lo anima y encarna en ese cuerpo físico lo cuida, lo conserva energéticamente sano, el sintonizador mantiene sus capacidades al máximo; y puede ofrecer un servicio de nivel mucho más alto al planeta, y a todos nosotros que convivimos en él. 40 Volviendo al sueño He dicho que, como tantos millones de personas, somos usados y manipulados como generadores energéticos, y se nos entretiene pensando en otras cosas de forma que no podamos darnos cuenta de cuál es la verdadera situación en la que nos encontramos. ¿Cómo es posible que millones de personas estén sometidas a ese control de forma voluntaria? ¿Cómo es posible que no nos rebelemos al ver que el conjunto del planeta está yendo en la dirección equivocada? Primero, porque el sistema de control es muy efectivo; segun- do, porque no hay demasiadas personas que sepan que están siendo controladas; tercero, porque a los que saben que son controlados se los mantiene a raya, y cuarto, porque una gran parte de la pobla- ción es muy fácil de dominar y se deja controlar a gusto. Portales orgánicos y personas con alma ¿Qué significa eso de que una gran parte de la población sea fácil de controlar? ¿Qué tal si os dijera que un porcentaje impor- tante de las personas son simplemente parte de la vida orgánica sin que tengan una entidad o alma, tal y como entendemos este término en nuestra tercera densidad, que les dé vida? Entramos en un tema muy importante para entender la realidad en la que vivimos: el de los llamados portales orgánicos. En el capítulo anterior he comentado que a toda conciencia le llega un momento en que encarna en algún tipo de raza de animal cercano al hombre (si ha sido en nuestro planeta; si no, podéis imaginar el equivalente a un cuerpo 2D interactuando con enti- dades 3D donde sea). Este tipo de encarnaciones son las últimas como puras entidades 2D, ya que se trata de un nivel evolutivo lo suficientemente desarrollado para dar el salto. Sin embargo, este salto a 3D es grande, y no se hace siempre directamente, sino que existe la posibilidad, si lo deseas, de usar un tipo de vehículo intermedio, que llamamos portal orgánico, 41 que nos sirve de preparación. Estos cuerpos físicos son idénti- cos al cuerpo físico que ocupa una entidad 3D completa, pero genéticamente tienen menos posibilidad de desarrollo. Son sim- plemente vehículos evolutivos de paso más básicos. Los portales orgánicos son la pieza que nos falta en el rompecabezas para en- tender cómo es posible que el mundo esté como está. Quizás a alguno le suene el nombre de George Gurdjieff. Fue uno de los místicos de principios de 1900 más importantes de toda la enseñanza esotérica y de escuelas de misterio que tene- mos hoy en día. Formado en las tradiciones y enseñanzas anti- guas que recibió en Asia central, Gurdjieff dijo una vez: Un porcentaje considerable de las personas que encontra- mos en la calle están vacías por dentro, es decir, están actual- mente muertas. Somos afortunados de no poder verlo y de no saberlo. Si conociéramos el número de personas que están realmente muertas y el número de personas que gobiernan nuestras vidas en estos momentos, nos volveríamos locos de horror. Es cierto. Una gran parte de la población son personas «muer- tas»: personas sin alma tal y como hemos descrito el concepto de una entidad 3D encarnada en un cuerpo físico. Poseen lo que po- dríamos llamar un alma 2D, un nivel evolutivo correspondiente a una entidad animal muy avanzada, pero no son encarnaciones de lo que entendemos por un alma de tercera densidad. Si ya te preguntabas cuándo iba a romperte ciertas estructuras de nuestra realidad, empezaremos directamente por la más gorda. Vivimos en una época interesante. Por un lado, están suce- diendo enormes cambios en el planeta a escala global, que no pueden ser ignorados durante mucho más tiempo, por más que intenten ocultarlos a nuestros ojos. Por el otro, la mayoría de las personas siguen viviendo como si todo fuera igual que siempre y como si siempre fuera a ser así, bloqueadas en una visión de la realidad muy cerrada, por interés personal y material, y sobre 42 todo por un enorme miedo a los cambios en los que nos vemos involucrados. Nos cuesta reconocer ciertas cosas, porque, si lo hiciéramos, se romperían nuestros esquemas mentales, aquellos que nos he- mos formado para sobrevivir en el día a día. Si cambiáramos radicalmente nuestra visión del mundo en el que vivimos, ten- dríamos ataques de pánico y estrés imposibles de controlar. Cuando hablamos del proceso evolutivo del alma, dijimos que, cada vez que completamos las experiencias y lecciones que debemos aprender en cada nivel evolutivo, podemos graduar- nos o pasar de curso, camino de un nivel superior. Este cambio depende solo y exclusivamente de nosotros, y de que hayamos hecho los deberes que nos convierten en candidatos para pasar al siguiente nivel. Que la Tierra por sí sola cambie de nivel no implica que todos vayamos a hacerlo. De hecho, ya se está dando esta posibilidad en los llamados planos no físicos del planeta, pero una gran parte de las personas del planeta no la aprovechará en estos primeros compases de la cuarta densidad, por dos moti- vos: el primero, porque aún no han completado su proceso 3D; el segundo, porque no son capaces de hacerlo de ninguna forma. Distribución actual de la vida orgánica en el planeta ¿Por qué digo esto? Porque, actualmente, la distribución de la vida orgánica en la Tierra presenta más o menos la estructura que muestra la figura de la página siguiente. Ya he hablado de los vehículos evolutivos para entidades 1D y 2D: rocas, plantas y animales. Así como los que estamos ahora en este nivel evolutivo que llamamos tercera densidad en algún momento vamos a acceder al siguiente nivel, la cuarta densidad, también aquellas conciencias o entidades que se encuentran en el nivel 2D pueden pasar al nivel 3D. Es decir, cualquier alma en un animal, especialmente en animales de compañía, por su proximidad con entidades pu- 43 ramente 3D y nuestra influencia en ellos, en sus próximas encar- naciones puede convertirse en un alma o entidad que encarne en un cuerpo humano. Pero ¿en qué cuerpo humano? ¿Pasa una conciencia 2D a al- bergar un cuerpo físico tal y como lo conocemos cuando se con- vierte en conciencia 3D? No siempre sucede exactamente así. Más bien se le permite usar un traje intermedio si esa conciencia así lo desea. Es como las carreras de motos, tú corres con una 125 cc, pero te entrenas y crees que tienes el nivel suficiente para ma- nejar una 500 cc. Sin embargo, temporalmente, te invitan a pasar primero por una 250 cc para que te acostumbres a ese cambio de potencia y a dirigir un vehículo físico diferente. ¿Cómo son esos vehículos intermedios que el planeta diseñó y puso a servicio de conciencias 2D listas para dar el salto a 3D 44 para que se entrenaran? Son cuerpos humanos genéticamente in- completos. Son portales orgánicos. En los albores de la creación de la vida orgánica, dos tipos de vehículos se desarrollaron en paralelo para convertirse en reci- pientes de las entidades que estaban a punto de entrar en el nivel de conciencia correspondiente a la tercera densidad. Estos dos tipos de recipientes físicos eran iguales por fuera desde el punto de vista biológico, pero ligeramente diferentes por dentro a nivel genético y sobre todo energético. Es algo similar a lo queocurre con las diferentes especies de pájaros que existen en nuestro pla- neta: todas vuelan menos un par de ellas, a pesar de tener alas. Podríamos decir que la entidad que encarna en esa especie de pájaro no volador se encuentra en un proceso de transición de un animal menor a uno que todavía no domina del todo (el ave vola- dora), de ahí que escoja un cuerpo físico intermedio para ello. Lo mismo ocurrió con los cuerpos físicos para entidades 3D. Dos razas de homínidos, imposibles de distinguir externamente hoy, nacieron (o fueron creadas) con diferentes misiones: una, para servir de traje a entidades 3D durante su crecimiento y aprendizaje; otra, para entidades 2D en proceso de convertirse en 3D. La diferencia es ligeramente genética, a nivel de chakras o centros energéticos. La primera raza tiene una configuración parcial limitada a los tres primeros vórtices, los únicos necesa- rios para el trabajo de un alma 2D en transición, mientras que la otra raza está plenamente equipada con un sistema energético completo de siete chakras y sus correspondientes cuerpos sutiles, necesarios para la encarnación de una entidad 3D. Dos razas diferentes, dos humanidades distintas, coexisten en la Tierra. Idénticas en el exterior, parcialmente diferentes en el interior. Uno de estos tipos humanos no tiene conexión con los centros universales de conciencia, con energías superiores, pues en él no encarna ninguna entidad consciente de nivel 3D. No posee los chakras superiores y, por esa razón, no puede albergar 45 una conciencia con ese nivel evolutivo. Muy probablemente esta división proviene de tiempos mucho más antiguos de los regis- trados en los archivos de nuestra historia. Así que, aunque las llamemos personas sin alma (término usa- do por Gurdjieff y por otros transmisores de esta información), sí tienen una, pero un alma 2D, o 2.5D. Los portales orgánicos forman parte de su propia conciencia colectiva, como la forman los osos o los leones marinos. Su inconsciente colectivo no puede compararse con el de los humanos con alma 3D. Cuando un PO (portal orgánico) fallece, su esencia o alma migra de vuelta al colectivo de la especie PO, y no existe posibilidad alguna de que esa esencia vuelva a encarnar como tal hasta que ese PO acumula el suficiente potencial evolutivo para poder ser individualizado en una encarnación. Entonces, tras el fallecimiento del cuerpo físico, no se reúne con el campo energético de su especie, sino que da el salto directamente a un cuerpo humano completo. Esto, desde el punto de vista del planeta que diseñó este es- quema, no supone ningún problema. Es parte del gran juego cós- mico de la vida, está hecho así por diseño evolutivo, y así debería funcionar, si lo hiciera correctamente. El problema es que prácti- camente la mitad de la población mundial corresponde a este tipo de ser humano, y esta es una de las causas por las que las cosas no están en su sitio, en el sitio que originariamente se les designó. Como decía Gurdjieff, si pudiéramos ver realmente a las perso- nas que tenemos alrededor, nos encontraríamos con que una gran parte de ellas son zombis, seres sin alma, que viven animados por una conciencia grupal de tipo animal. Conforman la llamada raza preadámica —término acuñado por Boris Mouravieff en su trilo- gía «Gnosis», donde trata también este tema en profundidad—, en contraposición con aquellos cuerpos físicos que pueden ser usados por un alma 3D para encarnar, y que llamamos raza adámica. Portales orgánicos frente a la raza adámica Así que los portales orgánicos son cuerpos humanos, vehícu- los físicos, que evolucionaron originariamente para ser receptá- 46 culos de entidades 2D en transición a convertirse en entidades 3D. Su función, limitada al uso de los tres primeros chakras o centros energéticos, era la de proporcionar un nuevo traje a enti- dades, seres, conciencias, que empezaban su andadura camino de la tercera densidad o estaban en proceso de transición a ella. Por esta razón, son personas que no están genéticamente ha- bilitadas para percibir emociones (una faceta del cuarto chakra principalmente), pero son capaces de imitarlas, es decir, pueden mimetizar y emular las funciones de los centros energéticos su- periores que no poseen. Ese es el gran secreto preadámico: una función incorporada o desarrollada con el paso del tiempo, que permite a los miembros de esta raza formar parte de la sociedad sin que sepamos diferenciarlos. Cuando esto fue planificado, te- nía su razón de ser, y aún la tiene: la función de mimetización está concebida para que estos portales orgánicos puedan desarrollar, en cooperación con la raza adámica, el potencial necesario para dar el salto que les falta. Es decir, así como un animal de com- pañía 2D desarrolla las características que le permiten graduarse y convertirse en alma 3D por el influjo y potencial que recibe de los seres humanos con los que convive, de igual manera funciona para los portales orgánicos si lo miramos desde el punto de vista de la evolución del alma. Es gracias a esta función de imitación que pueden pasar desapercibidos, lo que les permite coexistir con nosotros y seguir con su proceso de crecimiento. Pero, desde el punto de vista de la raza adámica, la perspecti- va es distinta. Pues descubres que estás rodeado de personas que hablan de amor, de sentimientos, de empatía, de espiritualidad, pero no pueden experimentarlos. Son conceptos ajenos a ellas porque solo los pueden intuir tras la observación de aquellos que sí los experimentan, por poseer los siete centros energéticos y ser receptáculos de un alma 3D que los gobierna. Los portales orgánicos son personas cuyas habilidades de imi- tación están tan desarrolladas que solo pueden ser descubiertas tras años de observación, y a veces ni así. Si convives con uno, o tienes alguno en tu círculo cercano, lo único que podrás achacar- le es una cierta frialdad bien disimulada, o tendrás la sensación 47 de que «algo no está bien» con esa persona, pero sin ser capaz de determinar qué es. ¿Son estos portales orgánicos el problema principal del mun- do, los responsables de que la situación esté como está? No del todo, al menos no por ellos mismos, y además no todos ellos. La mayoría de las personas «sin alma» pueden resultarnos muy corrientes, normalitas. No destacan en ningún sentido. Po- siblemente no tengan ninguna inclinación a saltarse leyes ni de- seen ser el foco de atención de portadas de periódicos, sino que más bien se inclinan a seguir las normas sociales en términos de carrera, sexo, matrimonio, fama o cualquiera de los ideales que nuestra sociedad ofrece a todos desde temprana edad. Estas conductas son las que están gobernadas energéticamente por esos tres primeros chakras, los únicos que poseen plenamente desa- rrollados. Su consecución de estos objetivos es la culminación de su búsqueda de la felicidad, a pesar de que sea evidente en nuestro mundo hoy en día que la verdadera felicidad permanece tan elusiva como siempre, al menos para aquellos, como estos portales orgánicos, que aplican la máxima «tiene que haber algo más» exclusivamente en estas áreas de la vida. Así ven el mundo y así se mueven en él. Solo están actuando según su naturaleza, que simplemente es la manifestación de un cuerpo con una conciencia colectiva con el nivel evolutivo de un animal de compañía, un robot biológico, sin alma, tal y como nosotros entendemos el concepto. Repito: no hay nada malo en ser un portal orgánico. Tienen una función específica en el esquema cósmico de la existencia, y no pueden ser nada más que lo que son. Nutrición energética Sin embargo, sí que existe un problema para los miembros de la otra raza, la adámica, pues los portales orgánicos se nutren principalmente de la energía de las personas con las que entran en contacto. Al no poseer los chakras superiores (por diseño ge- nético), han de falsearlos en su interacción con la otra mitad de48 la población. Lo hacen mimetizando y reflejando la energía de los demás, de forma tan perfecta que es extremadamente difícil detectar si una persona es una encarnación de una entidad 3D o si es un puro cilindro sin alma 3D (con otro tipo de alma, del nivel evolutivo 2D, conectada al campo mórfico o energía colectiva de todos los portales orgánicos, lo que sería equivalente al colectivo de cualquier otra raza animal). Puesto que no poseen conexión energética con planos superiores de existencia, toda su energía proviene de la absorción de la energía del entorno a través de los chakras inferiores. Todo lo que una persona con alma percibe de un portal orgánico es un reflejo y una falsificación de emociones y comportamientos. Ahora quizás podamos entender un poco mejor los conceptos de donantes energéticos, ladrones y vampiros energéticos. To- dos sentimos de vez en cuando que, según con quién hablamos o interactuamos, acabamos con una sensación u otra en el cuerpo y con un determinado estado de ánimo. Algunas reuniones nos dejan realmente animados, contentos y como si hubiéramos te- nido un subidón, mientras que en otras ocasiones encontrarnos o hablar con alguien nos deja mal, cansados o desmotivados, y no sabemos ni siquiera por qué o cómo ha podido cambiar nuestro ánimo tan drásticamente. La explicación se encuentra en la forma en que los humanos interactuamos y, en este caso especial, en el proceso de intercam- bio energético que sucede cada vez que se encuentran dos o más personas adámicas y preadámicas. La vibración electromagnética que nos rodea varía e interac- túa con todo lo que tenemos alrededor. Así como consciente- mente podemos enviar parte de nuestra energía a otras personas solo pensándolo, también podemos absorber, queriéndolo o no, la energía de los otros. Todo este proceso se hace normalmente de forma inconsciente, dependiendo de con quién estemos, de nuestros sentimientos hacia él o ella, de nuestra forma de ser o, en este caso, de la raza a la que pertenezcamos. En una escena de la película Las nueve revelaciones, el pro- tagonista aborda a una chica y su campo energético se enfoca 49 fuertemente en ella. Ella se siente incómoda y de alguna mane- ra eso se refleja en su aura comprimiéndose hacia dentro. Esto clarifica los dos tipos de personas que existen y la forma en que interactúan. Las personas que, por su forma de ser, carácter, personalidad o configuración genética, proporcionan a los demás más energía de la que toman son los llamados «donantes de energía». Si inte- ractúas con un donante, normalmente te revitalizas, te animas, te sientes cómodo, alegre, motivado y contento. Son personas llenas de vitalidad, optimismo, que rebosan alegría y fortaleza. Pueden convertirse en sanadores, y sus campos electromagnéticos pueden afectar el estado de ánimo de mucha gente a cientos de metros de distancia. En el día a día, las personas que, tras unos minutos de estar con ellas, te hacen sentir bien (aunque no te des cuenta) son donantes de energía. Un portal orgánico nunca podrá ser un donan- te energético, pues no posee el potencial necesario para ello. En el otro lado, están las personas que absorben más energía de la que dan, ya que la necesitan como parte de su soporte vital y no saben cómo obtenerla si no es a través de otros. A estos in- dividuos los llamamos «ladrones de energía». Un portal orgánico siempre es un ladrón energético. Cuando interactúas con ellos, te sueles sentir más cansado —por ejemplo, tras una larga conver- sación—, quizás más triste y apagado que antes del encuentro, con cierta sensación de incomodidad o incluso un pequeño va- cío. El proceso de robo energético muchas veces es inconsciente, pero se realiza a través de la actitud, carácter o forma de interac- tuar que tiene esa persona, pues está diseñada para nutrirse de lo que pueda conseguir de nuestro campo electromagnético como forma de recargarse a sí misma. Este robo energético forma par- te del proceso de mimetización de las funciones gobernadas por los chakras que no posee, y que debe imitar para seguir pasando desapercibida. La clase extrema de ladrones de energía son los vampiros, por llamarlos de alguna manera. Son personas que realmente te dejan exhausto cada vez que hablas o te encuentras con ellas. Casi to- dos son portales orgánicos con extremas necesidades energéticas. 50 Siempre provocan situaciones en las cuales salen ganando, y tú te quedas aturdido, confuso, decaído y agotado. Además, lo hacen con una sutileza terrible. Viven de la energía que absorben de los demás como parte de su día a día para reforzar su ser interior, su propio sentido de la existencia, su visión de sí mismos. Puedes tener muchos vampiros energéticos cerca: tu jefe que no deja de ponerte contra las cuerdas y en evidencia delante de otros, tu compañero o compañera que exige atención constante, tus amigos en plan víctima que siempre necesitan que los animes y cuides, etc. Tener un portal orgánico con este comportamiento en el entorno cercano es realmente agotador; en muchos casos no somos capaces de entender por qué siempre terminamos la jorna- da cansados y deseando irnos directamente a la cama. Para abandonar el hábito de ser el plato principal de quienes roban energía, lo primero es tomar conciencia de la situación. No existe robo energético si eres consciente de lo que sucede. Al igual que se pueden enviar buenas vibraciones consciente- mente, también es posible evitar perder energía si no se quiere entrar en el juego de aquel que intenta crear este tipo de situa- ciones en las que siempre salimos perdiendo. Por eso es con- veniente aprender técnicas de protección energética y a poner límites a esas personas para no caer en el drama en el que pre- tenden involucrarnos. Son diferentes formas de evitar acabar como merienda para el aura de otro. Muchas personas a las cuales podemos asignarles la etiqueta de vampiro energético son portales orgánicos extremos, y pueden nutrirse energéticamente de las personas de forma activa y pasiva. Los métodos activos incluyen la confrontación directa, la manipu- lación y saber dónde «pincharnos» emocionalmente hablando. Los métodos pasivos son más sutiles. Pueden drenar tu energía sim- plemente estando en la misma habitación que tú o interactuando contigo, un drenaje que se traduce en una reducción de la energía física, la motivación, el ánimo, la claridad mental, etc. Debido a que las personas adámicas recargan mejor sus ener- gías durante el sueño, si has sido exprimido por un portal orgánico, puedes sentir una fuerte necesidad de descansar. Como los aguje- 51 ros negros, los portales orgánicos succionan la energía del ambien- te, en especial de las personas susceptibles. En un ambiente social, pueden seleccionar una persona en particular, drenarla, y después dirigirse a otra del grupo. Mientras tanto, el portal orgánico se ani- ma, se siente más satisfecho y opera más sutilmente. En el lado opuesto, un portal orgánico carente de energía pue- de actuar de forma errática, experimentar privación y sentirse desesperado por conseguir «comida», lo que lo lleva a emplear y exagerar comportamientos más acordes con el carácter de un psicópata. De todas formas, son increíblemente astutos y sutiles, y a veces utilizan sus conexiones con la mente colectiva (se den cuenta o no, ya que su nivel de conciencia es como el de cual- quier raza animal que trabaja en grupo) para compartir la tarea de control, alimentación y sabotaje con otros portales orgánicos. Mezcla de razas Por otro lado, es extremadamente importante entender que los dos grupos, adámicos y preadámicos, se han mezclado durante mi- les de años, por lo que no se puede decir que una de las actuales razas de nuestro planeta (blanca, negra, etc.), sea más preadámica que otra, ya que el ADN de ambas clases (portal orgánico y adá- mico) puede encontrarse dentro de las mismas familias, mezclado completamente. Tampoco podemos
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