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El Yugo de Orion

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¿Sabías que aquellos que controlan el 
mundo son personas sin alma?
INFINITE III 
Un libro sobre el sistema de control en la Tierra, entidades 
negativas, las personas sin alma y el futuro que nos espera.
el Yugo
de Orión
David Topí
STAR SEED
A todos aquellos que están conmigo en cada momento, 
en cada actividad, en cada viaje. Invisibles al ojo humano, 
protegiéndome, guiándome y animándome.
Porque hacen su trabajo como si tal cosa, para que yo 
pueda hacer el mío sin preocuparme. Gracias.
© David Topí, 2013 
© Diseño gráfico: Alejandro González, 2013 
(www.comunicacionfotografica.com) 
© Starseed Ediciones 2013
Primera edición Febrero de 2013. Reservados todos los derechos. 
«No está permitida la reproducción total o parcial de este libro, ni su 
tratamiento informático, ni la transmisión de ninguna forma o por 
cualquier medio, ya sea mecánico, electrónico, por fotocopia, por re-
gistro u otros métodos, sin el permiso previo y por escrito de los titula-
res del copyright.»
Colección Infinite. Starseed Ediciones 
Impreso en Service Point. Febrero de 2013
ISBN: 978-84-939113-4-8 
Depósito Legal: B.1 2047-2013
Hecho e impreso en España 
Made and printed in Spain
Índice
Prólogo ...................................................................................13
Introducción ...........................................................................19
Primera parte: 
el sistema de vida en la Tierra .................23
Un sueño para ser libre ..........................................................24
Mi interpretación personal .....................................................25
La vida como un juego muy sofisticado ................................28
Los jugadores .........................................................................28
Primera densidad, el primer nivel evolutivo ..........................32
Segunda densidad ...................................................................33
Tercera densidad, nuestro nivel actual ...................................35
El planeta Gaia, el tablero de juego .......................................35
Vida orgánica como transmutador energético ........................36
Volviendo al sueño .................................................................40
Portales orgánicos y personas con alma .................................40
Distribución actual de la vida orgánica en el planeta.............42
Portales orgánicos frente a la raza adámica ...........................45
Nutrición energética ...............................................................47
Mezcla de razas ......................................................................51
¿Cómo ve un portal orgánico el mundo? ...............................52
Portales orgánicos en posiciones de poder .............................53
Las fuentes de la información ................................................54
Un mundo basado en tres chakras ..........................................58
Portales orgánicos defectuosos: psicópatas............................59
Pequeños rasgos que nos pueden hacer reconocer 
a un portal orgánico................................................................67
Portales orgánicos como vehículos de entidades negativas ...69
Servicio a Otros, Servicio a Uno Mismo ...............................70
Jerarquía de absorción de energía frente a intercambio 
libre y cooperación .................................................................73
Pirámide de absorción ............................................................76
Cooperación e intercambio energético ...................................77
¿Y quiénes son estas entidades STS? .....................................78
Los motivos ocultos de la situación del planeta .....................81
El valor del libre albedrío ......................................................82
Aprender a reconocer ataques o influencias externas negativas . 84
¡Pero yo nunca he dado permiso! ...........................................88
Escapar del sistema de control completando el ciclo 3D. 
Paso a 4D: graduación ...........................................................89
Portales orgánicos, psicópatas y graduación 4D negativa .....92
Más complicado aún: graduación STS o graduación STO ....94
La complejidad del rompecabezas .........................................95
Segunda parte: 
cómo funciona el mecanismo de control . 97
Yo Superior, alma y relaciones del sistema energético ..........98
La realidad es una ilusión mental ........................................ 116
Proceso de transmutación de energías genéricas .................121
La decodificación de la realidad ..........................................127
Construir la realidad común .................................................130
Minimizar la influencia de este sistema de control: 
niveles de realidad ................................................................134
Las figuras de control ...........................................................138
Tercera parte: 
la estructura del sistema de control .......141
La pirámide de poder ...........................................................142
La estructura de control nivel a nivel ...................................161
Nivel 7. Los verdaderos amos del mundo y la interfaz 3D-4D 162
Nivel 6. Las sociedades secretas .........................................167
Niveles 5 y 4. Las sociedades públicamente «secretas» 
y sus ramificaciones semipúblicas .......................................168
Niveles 2 y 3. Grandes conglomerados empresariales, sistema 
financiero, educativo, social, etc., y gobiernos públicos .....218
Cuarta parte: 
el futuro no está escrito en piedra .........257
La foto actual del entorno en el que vivimos .......................265
Primer paso: polarizarnos en el servicio a otros y 
preparar nuestra graduación 4D STO...................................270
Las tres premisas del servicio a otros ..................................273
Segundo paso: dejar de alimentar el sistema de control ......278
Tercer paso: Modificar la línea temporal de los sucesos 
para el resto de la tercera densidad ......................................285
Todos para uno y uno para todos .........................................287
Creación y modificación de líneas temporales personales ...289
Sé el cambio que quieres ver en el mundo ...........................292
Epílogo ..................................................297
Sobre el autor .......................................................................301
Otros libros del autor ...........................................................303
13
Prólogo
Este libro que tienes en tus manos no se suponía que iba a ser 
el siguiente que iba a escribir. De hecho, tengo más de cien pági-
nas escritas de otro, cuya publicación he querido retrasar, porque 
tenía que comprender e investigar ciertos temas de ese nuevo li-
bro. Antes que nada, necesitaba sentir que había sabido compren-
der y explicar ciertos aspectos complejos de nuestra existencia en 
los que personalmente estoy interesado. Resultó que, a medida 
que investigaba para completar esos puntos del otro libro, surgió 
tal cantidad de información y material que, al escribirlo, tomó 
forma por sí solo en esta obra que lees ahora. 
Así que este es el tercer volumen de la serie «Infinite», que 
inicié con El poder de la intuición y que siguió con la publica-
ción de El Yo Interior, los dos libros anteriores en los que he ido 
plasmando todo aquello que personalmente he ido encontrando y 
aprendiendo en mi propio camino de crecimiento personal.
Dicen muchos refranes populares que sin esfuerzo no hay 
recompensa, o que nada que valga la pena se consigue sin que 
pongamos de nuestra parte tiempo, recursos, energía, atención, 
dedicación, etc. Esto, que en el mundo físico es más que cierto, 
lo es mucho más en el mundo no físico, espiritual, energético, de 
crecimiento personal. Porque los esfuerzos no están destinadosa 
conseguir algo externo, sino a cambiarnos a nosotros mismos. En 
estos temas, los resultados solo se obtienen cuando uno se decide 
conscientemente a recorrer el arduo camino del despertar interior.
Los que seguís mi trabajo sabéis que estoy metido en muchos 
frentes. Pero no se trata de dispersión ni de que me interesen 
tantos temas que quiera abarcar un poco de todo. Lo que ocurre 
es que mi propia experiencia me ha hecho separar en tres grandes 
tramos el camino de crecimiento personal por el que transito y, 
por consiguiente, en esa forma transmito y comparto lo que voy 
aprendiendo.
14
No podemos empezar a comprender cómo funciona este jue-
go de la existencia en el que estamos involucrados si no entende-
mos cómo han manipulado el tablero de juego que usamos. Esto 
quiere decir que es necesario romper la visión actual promulgada 
por las estructuras sociales, económicas y educativas sobre cómo 
es la realidad de ahí fuera. Esta no tiene nada que ver con la 
realidad que nos venden los medios de comunicación, nuestros 
líderes políticos, los grupos que manejan los hilos. Los que ya 
habéis pasado esta fase y veis claramente la manipulación a la 
que nos han sometido estáis ya cansados de los artículos que sigo 
publicando acerca de las mentiras sobre la situación geopolítica 
del mundo, sobre alimentación y la salud, sobre la manipulación 
de la historia, la economía, etc. Los que aún estáis en la fase de 
descubrir que nos han tomado el pelo, seguís pidiendo más infor-
mación para poder romper esa visión actual y comprender mejor 
por qué pasan las cosas que pasan. Como decía un alumno tras 
uno de mis cursos: «He salido cabreado con el mundo porque me 
he dado cuenta de cómo me han timado todos estos años».
Todos pasamos por esta primera fase del despertar interior. 
Descubrir que lo que creías que era real no lo es, que absoluta-
mente todas las cosas que parecían de una forma son de otra, es 
un shock para algunos, y es un proceso natural y paulatino para 
otros. Pero, cuando se rompen ciertas estructuras, tienes dos op-
ciones: cerrar los ojos y no querer ver nada más, volviendo tran-
quilamente al sueño ilusorio en el que todo es bonito, o tirar hacia 
delante y terminar de desmontar la visión que nos cuentan sobre 
lo que pasa en el planeta, en todos los niveles, para poder liberar-
nos de ese control y manipulación lo más rápidamente posible. 
Pero la evolución personal, espiritual, no se termina cuando 
uno despierta a la realidad del mundo, sino que en ese momento 
no hace más que empezar. Porque es entonces cuando se te ac-
tivan las ganas de conocer más, especialmente de conocerte a ti 
mismo, entre otras cosas porque descubres que tienes en algún 
lado un potencial latente impresionante a la espera de ser acti-
vado. Descubres que hay una parte de ti, que llamamos el Yo 
Superior, que te sirve de guía y de brújula permanente; descubres 
15
que la meditación es una maravilla que no entiendes cómo no 
enseñan en la escuela desde primaria; descubres que tienes un 
montón de posibilidades de trabajar con entidades que llamamos 
guías; descubres que tus lecciones de vida se pueden aprender sin 
tener que sufrir con ellas y que tienes una misión que cumplir, 
escogida por ti mismo, para ver si echas un cable al planeta, para 
reorientarnos un poco y sacarnos del pozo energético en el que 
estamos metidos.
Y todo esto en paralelo con lo anterior. Yo no dejo nunca de 
investigar y aprender cómo funciona el mundo real en el que 
vivo; de tratar de desmontar las mentiras de las estructuras que 
me han impuesto y que, por ignorancia, he aceptado, por lo que 
además tengo que aceptar parte de mi responsabilidad en que el 
mundo esté como está. Como todo esto forma parte de mi trabajo 
personal, sigo rompiendo mi propia visión de las cosas externas, 
buscando entender la realidad de la forma más objetiva posible, 
mientras continúo trabajando en mi autoconocimiento y desper-
tar interior y adquiriendo cada vez más herramientas.
Así, cuando tienes más o menos ubicada la realidad de la ter-
cera densidad, cuando no te dejas manipular tan fácilmente por 
elementos físicos y no físicos, cuando has superado una serie de 
ataques del sistema por querer desconectarte del mismo (y ha-
cer que otros también lo logren), entonces llega, al menos en mi 
caso, la sed de conocimiento cosmológico: de entender el univer-
so, la creación, los niveles evolutivos, las polaridades, al resto de 
los seres, la conciencia, las energías, las formas evolutivas, etc. 
Ya no te conformas con fuentes de bajo nivel para que te expli-
quen las cosas, porque además tienes un pelín más desarrollada 
la intuición que te dice si algo es correcto o es desinformación, o 
si las cosas están mezcladas y hay que separar la paja del trigo. 
Lo único malo de esta etapa (que sigue en paralelo con las dos 
anteriores, porque ya metidos en el tema no se puede trabajar 
solo en una dirección) es que ya no hay vuelta atrás. Es decir que, 
cuando te pones a ver si eres capaz de entender conceptos meta-
físicos, esotéricos, místicos, espirituales, etc., no tienes otra cosa 
en la cabeza hasta que no vas atando cabos y uniendo las piezas 
16
del Tetris que conforma la suma del juego físico y del juego no 
físico de tu existencia.
En realidad todo este proceso es bastante divertido, a pesar 
de que pasas por épocas de bajón mental, anímico, energético, 
etc. Cuando estás en la primera fase, hay momentos en que, si se 
desmontan muchas cosas de golpe, uno se queda bastante tocado 
y cuesta rehacer la visión de la vida con la nueva información 
adquirida, lo que no es más que aceptar que uno de los múltiples 
filtros y velos que teníamos en los ojos se ha caído para siem-
pre. Mientras trabajas en ti en la segunda fase, hay momentos en 
los cuales energéticamente estás por los suelos, sobre todo si vas 
sanando heridas del pasado, traumas, bloqueos autogenerados, 
cosas que arrastras de otras encarnaciones, etc. Si tienes que es-
tar pendiente de ataques psíquicos o energéticos, hay días que lo 
pasas mal. Pero, como dice el refrán, «lo que no te mata te hace 
más fuerte» (o algo así), por lo que todo forma parte del mismo 
proceso de crecimiento. Al mismo tiempo, sigues en la tercera 
fase, y hay días que no hay forma de dormir, porque estás rom-
piéndote los cuernos tratando de entender mentalmente el con-
cepto X o el concepto Y: que si el tiempo no existe, que si todo es 
simultáneo, que si el alma esto, que si las dimensiones paralelas, 
que si lo otro. Afortunadamente la brújula interna que representa 
la conexión con el Yo Superior está siempre ahí para echar un 
cable, y entonces se te enciende la luz, te llega mentalmente la 
explicación de las cosas, te levantas a las dos de la mañana, lo 
anotas todo, haces un esquema y te vas a dormir.
Más o menos todo este proceso está contenido en este libro, 
que es diferente a casi todo lo que he escrito anteriormente, por-
que trata de ser una explicación al enorme rompecabezas que es 
la vida en nuestro planeta, aunando la parte más espiritual de la 
misma con la parte más física, terrenal, y de pura actualidad. Lo 
que he querido es comprender qué hago yo aquí en este mundo, 
en el que sé que estoy de paso, en una escuela, en pos de un 
aprendizaje y un crecimiento, y para ello necesitaba enlazar todas 
las facetas y áreas de vida de las que me veo rodeado a diario. 
17
He tratado de reflejar la realidad de este momento que esta-
mos viviendo, el control de la sociedad por un grupo de personas 
con carácter psicopático, que buscan su propio beneficio, mien-
tras suceden cambios en el planeta que lo están poniendo literal-
mente patas arriba: la interacción con ciertas energías llegadas 
de los confines del universo; los cambios físicos que se están 
produciendo, y el posible, y probable, salto de nivel evolutivo en 
los próximos años para algunas personas. 
Me daba cuenta de que todo eso debía tener sentido y tenía 
que estar conectado de alguna forma, tenía quehaber datos que 
pudiera verificar y usar para atar cabos y tenía que poner en su si-
tio todos los temas que, a lo largo de estos años, han aparecido en 
mi vida. Todo, para llegar a entender que vivimos en un mundo 
totalmente bajo el control de un grupo de entidades de un nivel 
evolutivo que no percibimos, cuyas marionetas han implementa-
do un sistema de control en el planeta que nos asfixia cada vez 
más, porque simplemente somos recursos baratos, prescindibles, 
y por supuesto, alimento energético. 
Pero de todo eso hablaremos largo y tendido en las próximas 
páginas. 
David Topí
19
 
Introducción
Cuando la película The Matrix se estrenó en el año 1999 y dio 
a conocer un escenario según el cual todos nosotros viviríamos 
en una proyección holográfica creada para mantener un sistema 
de control sobre las personas, simples pilas de energía para un 
mundo dominado por máquinas, solo unos cuantos se pararon a 
pensar que aquello podía ser algo más que una buena trilogía de 
Hollywood. 
Pero, poco a poco, con el paso de los años, gracias a las pu-
blicaciones, experiencias e investigaciones de muchos de los que 
están en esa Matrix, la cosa realmente pinta de otra forma.
Estadísticamente, por pura matemática, en un mundo normal, 
gobernado por el libre albedrío de sus habitantes, los sucesos, ac-
ciones, situaciones o experiencias que suceden y se manifiestan a 
nivel global deberían comprender aproximadamente un cincuen-
ta por ciento de eventos positivos y un cincuenta por ciento de 
eventos negativos. Si partiéramos del supuesto de que las perso-
nas tendemos a generar y a trabajar para generar elementos posi-
tivos en nuestras vidas, que indudablemente tendrían algún tipo 
de repercusión a nivel global, podríamos vivir en un planeta en el 
cual el setenta u ochenta por ciento de las cosas que sucedieran 
podrían etiquetarse como «buenas». Sin embargo, creo que esta-
mos de acuerdo en que ocurre más bien todo lo contrario.
Según el científico suizo Jean-Jacques Babel, en los últimos 
cinco mil seiscientos años la humanidad ha luchado en catorce 
mil quinientas guerras, y ha habido tres mil quinientos millones 
de muertos en ellas (la mitad de la población actual). A principios 
de los años 90, había cincuenta y dos guerras y conflictos en el 
planeta, con ciento cuatro ideologías distintas oponiéndose las 
unas a las otras.
20
Una de las razones de esta situación es sutilmente deducible: 
en algún nivel, nuestra realidad y esos sucesos parecen estar ma-
nipulados para que provoquen exactamente lo contrario de lo que 
de forma natural, a priori, sucedería. Quedan incluidas las teorías 
de que la maldad es inherente al ser humano, que es posible, que 
somos una raza que tiende al caos, a la autodestrucción, al con-
flicto. Esto es correcto, principalmente porque estamos polariza-
dos de esa manera, y porque es parte de nuestra naturaleza, o eso 
creemos. Pero yo no conozco a nadie a quien no le guste ser feliz 
y vivir libre de problemas o, por lo menos, libre de problemas 
de una escala tan enorme que no pueda solucionar de ninguna 
manera. A esos niveles, no se entiende la situación del planeta 
si no es a través de alguna forma de distorsión y manipulación, 
consciente o inconsciente, de la deriva de la humanidad, con o 
sin un fin concreto.
El problema es que, cuando uno se pregunta de dónde viene 
esta hipotética manipulación, en términos macrosociales, ma-
croeconómicos y macroenergéticos, cuando empiezas a indagar, 
excavar, sortear y digerir información, a separar cada pequeño 
trozo de verdad de miles de trozos de desinformación o infor-
mación contradictoria, desembocas inexorablemente en teorías, 
hipótesis y supuestos sobre conspiraciones, grupos de manipu-
lación secretos (y no tan secretos), densidades superiores, otras 
dimensiones, entidades de otro tipo y otros planos frecuenciales, 
etc. Y claro, aquí es decisión de cada uno dónde poner el límite 
de lo que se quiere o se es capaz de creer.
La disparidad entre lo que las personas en general percibimos 
como real y las verdaderas dimensiones de esa realidad es in-
creíble. Es tan increíble que muchos bloqueos mentales, innatos 
en las personas, se activan cuando son expuestas a este tipo de 
información y, sencillamente, se mira para otro lado, porque se 
siente que no se puede hacer nada cuando la estructura de nues-
tra realidad, tal y como creíamos que era, se ve amenazada y de 
repente se desmorona. Porque nada es realmente como pensába-
mos que era.
21
Básicamente la población humana ha sido guiada ciegamen-
te por un sinfín de falsos caminos, y manipulada según ciertos 
intereses y agendas, muchas veces contradictorios, entre varios 
grupos, que han provocado todo tipo de acontecimientos con ne-
fastas consecuencias para el grupo teóricamente más frágil: la 
masa general de la población. 
La información está tan compartimentada, y ha sido tan ma-
nipulada y escondida, que lo que uno cree que sabe no es sino 
una fracción de lo que saben aquellos que se encuentran en un 
escalón superior en los círculos y estructuras de poder del pla-
neta. De hecho, la investigadora, historiadora y escritora Laura 
Knight escribió una vez que lo que una persona normal sabe al 
salir tan ricamente con su título universitario bajo el brazo no es 
sino un 0,02 por ciento de lo que en realidad saben aquellos que 
están en las posiciones de poder más altas en este planeta, los que 
controlan el juego en el que estamos metidos. 
Si ya nos cuesta aceptar que un grupo de políticos se reúna 
para crear una guerra por motivos económicos o geopolíticos, 
¿cómo no nos vamos a resistir a aceptar que hay entidades de 
otros lugares que nos tratan como elementos prescindibles, su-
jetos para experimentar, peones en un tablero que manejan a su 
antojo e incluso como comida?
Parte de este proceso de supresión de la información está di-
señado para mantener estas estructuras de poder sobre las que 
hablaremos más adelante, para negar la existencia de niveles fue-
ra de aquellos perceptibles por el humano medio, especialmente 
en lo que concierne a la interacción y sumisión a otras razas off-
planet durante milenios.
 Abrirse a estos otros niveles de realidad no está al alcance de 
todo el mundo. Es más, no todo el mundo quiere ni debe hacerlo. 
Ya se encargará nuestro destino, dependiendo de los planes evo-
lutivos para nuestra encarnación, de acercarnos a la información, 
abrirnos la puerta a ciertas realidades o cerrar el candado a cal 
y canto para que no nos enteremos de todo esto y evitar así que 
suponga un problema en algún sentido.
22
Lo que es más importante aún es que quien quiera o necesite 
darse cuenta ya lo hará y quien quiera mantener los ojos cerrados 
tiene todo el derecho de hacerlo. Si de los siete mil millones de 
personas, casi cuatro no tienen más interés que el de disfrutar 
de la realidad material y física en la que se encuentran (entre 
portales orgánicos y encarnaciones básicas, suman mucho más 
de la mitad de la población del planeta), ¿pensáis que los niveles 
superiores de esta estructura de poder tienen muchas dificultades 
para mantener a la gran masa de la humanidad bajo control?
Aquellos que son conscientes de que todo esto parece más 
un circo que otra cosa siguen creciendo en número, y se em-
pieza a hacer mucho ruido para hacerles notar a los de arriba 
que los de abajo se empiezan a cansar de tanta manipulación. 
Pero difícilmente podrá el sistema actual derrumbarse mientras 
no se produzca un cambio de paradigma y situación total. Para 
conseguirlo, es necesario que los que estamos aquí consigamos 
enderezar, cambiar o atenuar los sucesos que nos esperan. Para 
ello hemos de seguir en la senda por la que estamos transitando 
en estos momentos.
En la película, Morfeo le dice a Neo que Matrix es «el mundo 
que fue plantado ante sus ojos para esconderle la verdad […] y 
mientras exista Matrix, la humanidad no puede ser libre». 
Pues bien, quizás va siendo hora de empezar a desmontarla.Primera parte: el sistema 
de vida en la Tierra
24
Un sueño para ser libre
Hace tiempo que vengo practicando diferentes técnicas de 
meditación que he aprendido a lo largo de los años, y uno de los 
ejercicios que más me gustan sirve básicamente para encontrar res-
puestas a problemas o preguntas; respuestas que en un estado nor-
mal de conciencia no se alcanzan, pues requieren conectar con el 
subconsciente, el inconsciente colectivo o el propio Yo Superior. 
En una de las sesiones de práctica, puesto que no se me ocu-
rría ningún problema específico que plantear, decidí preguntar de 
forma general cuál era la información más importante que nece-
sitaba conocer en ese momento.
Durante la sesión no sucedió nada en particular, pero unas 
pocas horas después, al irme a dormir, tuve un sueño lúcido par-
ticularmente vivo.
En ese sueño me encontraba con otras dos personas muy cer-
canas a mí en una especie de base subterránea extremadamente 
grande, una especie de macrogimnasio con cientos de kilómetros 
de largo, lleno de diferentes espacios pero sin separaciones entre 
ellos. Había millones de personas haciendo ejercicio vigorosa-
mente, trabajando duro y sudando a raudales. 
Nadie estaba especialmente contento con esa actividad, por-
que percibían que eran controlados por unas pocas personas (que 
no pude ver, pero que pude notar). Las personas que hacían de-
porte (pues estábamos en un gimnasio) de cuando en cuando co-
gían una botella vacía que tenían cerca, la llenaban con su energía 
y se la pasaban a los controladores.
Todo lo que veía en el sueño era blanco puro, ultralimpio, y 
recuerdo que me sorprendía mucho no ver ninguna especie de ba-
rrera o separación entre las diferentes zonas (por ejemplo, entre 
aquellos que usaban bicicletas estáticas y los que levantaban pe-
sas en la sección de al lado). Y sabía que todo era falso. Éramos 
esclavos, nos explotaban para extraernos la energía. Alguien me 
dijo en el sueño que era muy difícil sobrellevar ese conocimien-
25
to, y que era mejor que me hiciera a la idea de que no iba a ser 
fácil transmitir algo así, si es que deseaba hacerlo.
Mis amigos y yo no hacíamos ningún deporte, sino que 
tratábamos de encontrar una forma de escapar de aquello. Nos 
escondíamos y pasábamos de zona a zona procurando no ser 
vistos por los controladores. Encontramos unas enormes es-
caleras que ascendían. De nuevo, todo blanco, totalmente pu-
lido, limpio, radiante. Nadie controlaba esa salida, como si no 
fuera necesario. Es decir, se podía salir, nada lo impedía.
Así que empecé a correr, empujé a mis amigos y fuimos 
hacía la escalera. Pero de repente una de las personas que me 
acompañaba quiso cambiarse de ropa (cosas que pasan en los 
sueños) para estar más cómoda. Mientras nos acercábamos a las 
escaleras, vimos una salita de televisión con dos baños, clara-
mente marcados para hombres y mujeres. Decenas de personas 
miraban la televisión mientras hacían una pausa para descansar 
del deporte.
Entonces entendí que esa era la razón por la que nadie es-
capaba: la televisión los mantenía a todos en un nivel de con-
ciencia en el cual ni siquiera se daban cuenta de que existía la 
posibilidad de correr para salir de allí. También me di cuenta 
de que los baños tan claramente señalados servían para hacer-
nos creer que estábamos separados los unos de los otros. 
Lo bueno era que se podía salir de allí. Lo malo era que 
nadie lo sabía. Entonces desperté y me puse rápidamente a 
escribir lo que había soñado para no perder detalle.
Mi interpretación personal
Cuando comenté el sueño con las dos personas que salían 
en él, ambas lo interpretaron de manera similar, lo cual me hizo 
pensar que quizás no fuera tan difícil transmitir el mensaje que 
implicaba (y que yo al menos, al despertar, tuve muy claro):
La gran mayoría de los humanos vivimos como borregos • 
sin saberlo, obedeciendo órdenes sutiles, que casi no parecen 
órdenes, de unos pocos controladores: empresas, gobiernos, 
26
bancos, etc. Nadie te apunta con una pistola y te obliga a ha-
cer nada, sino que se hace con leyes, obligaciones, a veces dis-
frazadas de derechos, que siempre se presentan como buenas y 
necesarias, y que a veces lo son, como parte del entendimiento 
que todos necesitamos para vivir juntos, pero que muchas veces 
restringen, obligan, controlan y limitan. Las dictan las élites den-
tro de las élites, organizadas de forma piramidal. En lo más alto, 
solo unos pocos, muy pocos, tienen control sobre todo lo demás. 
Los niveles medios de la pirámide, que también creen que tienen 
cierto control, están a su vez manipulados por los de más arriba. 
Vivimos sumidos en un mundo en el cual se nos mantiene • 
atontados para que no sea demasiado difícil controlarnos. Los 
medios para lograrlo son la televisión en primer lugar, pero tam-
bién la pésima educación que se recibe por los canales oficiales, 
la publicidad, el consumismo masivo, las largas horas de trabajo 
para ganarnos el pan, etc.
Se nos mantiene en un estado de miedo y preocupación cons-• 
tante: atentados preparados por los mismos que proponen las so-
luciones para evitarlos, pandemias y enfermedades creadas en 
laboratorios y esparcidas por el planeta, guerras y conflictos en 
los cuales ambos bandos están financiados y manipulados por 
las mismas personas. Siempre además desde una perspectiva que 
nos hace sentir impotentes, sin poder para solucionar nada, ya 
que se nos induce a creer que no tenemos ningún control sobre 
esos problemas y debemos confiar en nuestros dirigentes para 
que tomen las medidas necesarias. 
Se nos hace creer que estamos divididos, que somos enemigos • 
unos de otros, que la derecha radical se opone a la izquierda ra-
dical, cuando los que han creado ambos sistemas son los mismos 
grupos que mueven los hilos y financian ambas partes. Se hace 
énfasis en la separación de la gente. Se invierten energía y recursos 
en todo lo que divida a las personas, y nunca en lo que nos une.
Se nos explota económicamente, a través de todo tipo de arti-• 
mañas. Se crean mentiras a escalas planetarias para crear impues-
27
tos y subir tasas. Se crean crisis económicas para que la gente no 
tenga otra preocupación más que su hipoteca, su trabajo y sus 
pocas posesiones.
Se crean todas esas distracciones, y muchas más, para que no • 
prestemos atención a otras cosas también muy importantes, sobre 
las cuales esas élites no tienen control: los cambios en el planeta.
Nos fomentan que busquemos la solución a todo fuera, que nos • 
mantengamos separados lo más posible de lo que llevamos dentro, 
que no es nada más ni nada menos que el poder de ser lo que que-
ramos, cuando queramos y como queramos. Ese poder nos llevaría 
directamente a la felicidad, y destruiría por completo el control 
que ejercen sobre nosotros aquellos que nos manipulan. Donde 
hay conciencia, no existe forma de control que pueda con ella.
El problema es que no sabemos nada de esto último o, más 
bien, que le ponemos etiquetas a este conocimiento, como mo-
vimiento «nueva era» o «despertar humano», etc., como si fuera 
algo nuevo, recién descubierto o recién instaurado. Pero este po-
tencial siempre ha estado ahí, no es nuevo, aunque ser consciente 
de él para poder desconectar del todo de «Matrix» requiere cono-
cer muchas cosas sobre el sistema de vida en nuestro planeta.
No sé si pensáis lo mismo que yo, o si por lo menos tenéis 
la sospecha de que algo realmente no va bien y que estas cosas 
que os cuento puede, quizás puede, que sean reales. No todo el 
mundo tienen esa sensación, y no todos los que la tienen creen 
que realmente sea así porque así está diseñado. Pero la cuestión 
es que hay algo que no cuadra en el mundo en el que vivimos, 
y solo cuando nos detenemos a pensar en ello nos damos cuenta 
de que, al menos, hay que tratar de entenderlo para saber cómo 
hemos llegado a esta situación y ver si se puede hacer algo para 
cambiarla. Así que, sea o no cierto que todo lo anterior está cau-
sado por una ciertamanipulación de los eventos y los habitantes 
del planeta, la pregunta es sin duda la misma: ¿por qué?
¿Por qué tanto empeño, tantas artimañas, tantas mentiras, tan-
ta desinformación, tanta ocultación de eventos, tantas manipula-
ciones y tanto trabajo para controlar el barco en el que viajamos? 
28
¿Cómo se han creado todas esas estructuras, distracciones y sis-
temas? ¿Para qué? La respuesta tiene pinta de ir en la dirección 
de que de esta forma no prestamos atención a otras cosas también 
muy importantes, que iremos viendo a lo largo del libro. Pero no 
nos adelantemos.
La vida como un juego muy sofisticado
¿Cómo hemos llegado a esta situación en la cual, cuando 
no es una guerra, tenemos una crisis económica, una pandemia 
mundial u otros eventos por el estilo que absolutamente ninguno 
de nosotros ha deseado o planeado, y cuya causa, preguntes a 
quien preguntes, está siempre en la otra punta del globo? ¿Cuál 
es el origen de todo esto? ¿Cómo es posible que un diez por cien-
to, a lo sumo, de la población, controle el noventa por ciento de 
los recursos del planeta? La respuesta a estas preguntas es tan 
compleja que podríamos llenar volúmenes tratando de abarcar 
todo el espectro de información que nos ayude a entender el ca-
mino recorrido hasta encontrarnos con este mundo que vemos 
ante nuestros ojos (si queremos), cada mañana.
Así que empecemos por lo básico. 
La vida es como un juego muy sofisticado, tremendamente 
complejo, con millones de componentes, piezas y accesorios. Y 
si no lo comprendemos mínimamente, no hay forma de aprender 
a jugar con las reglas impuestas por los que sí lo comprenden (y 
lo gestionan).
Los jugadores
En el sueño que tuve los seres humanos estábamos sudando la 
gota gorda para proveer de energía a una serie de controladores. 
¿Por qué nosotros? ¿Quiénes somos que tenemos el dudoso be-
neficio de ser algo así como un «generador eléctrico» para algo 
29
que no vemos pero que parece que está ahí sin poder hacer nada 
para evitarlo?
Bueno, somos seres humanos. ¿Pero qué somos los seres hu-
manos? La forma más simple de expresarlo sería que somos al-
mas «dentro» de cuerpos orgánicos, físicos, en simbiosis perfecta 
con estos. 
Y esta alma, ¿de dónde viene? O mejor dicho: ¿qué es el alma 
en realidad?
Esta pregunta es una de esas que podrían hacernos discutir 
durante horas, por no decir meses, y aun así no llegaríamos a 
ninguna conclusión consensuada. Pero, como no tenemos tanto 
tiempo, si queremos avanzar algo, imaginemos al alma simple-
mente como una porción de energía, de conciencia, como una 
entidad compleja que vamos a decir que nace o es creada o pro-
viene de lo que llamaremos la «Fuente», «Todo lo que existe», 
el «Absoluto», etc. Que cada cual le ponga el nombre que desee. 
Yo uso términos genéricos para evitar connotaciones religiosas o 
sociales que puedan generar conflictos entre nosotros. 
Nuestra alma es un ser consciente, de un determinado nivel 
evolutivo, nacido o creado directamente de la Fuente primaria y 
original, con una parte que llamamos el Yo Superior en otro nivel 
de existencia, que monitoriza, supervisa, planifica la multitud de 
experiencias y lecciones por las que pasamos en cada encarna-
ción. Mi Yo Superior se define a sí mismo como una porción 
unitaria de inteligencia infinita, es decir, un «trozo» de la energía 
o conciencia que es la Fuente o el TODO. Yo, la persona que está 
escribiendo esto en estos momentos, y tú, la persona que lo está 
leyendo, somos como un trocito de esa magnífica entidad encar-
nando en un cuerpo físico.
Si nuestra alma es una parte del impresionante ser que en 
realidad somos, ¿por qué nos encarnamos en un cuerpo físico? 
¿Cuál es el propósito? La respuesta más sencilla es que el juego 
de la creación es un juego de aprendizaje. Todo lo que podemos 
comprender es que estamos aquí para aprender y evolucionar, y 
para ello parece que hay diferentes «cursos» por los que podemos 
pasar en el proceso.
30
Estos «cursos» no son más que una analogía para definir los 
diferentes niveles de crecimiento de nuestra conciencia o alma. 
Cada curso tiene una serie de experiencias y lecciones asocia-
das a nivel macro, repartidas en múltiples vidas y encarnaciones. 
A medida que vamos aprendiendo esas lecciones y experiencias 
nos expandimos, crecemos e incrementamos nuestro potencial, 
por lo que necesitamos vehículos físicos cada vez más complejos 
para sostener el nuevo nivel energético y evolutivo.
Así que, a partir de ahora, consideremos la vida, esto de estar 
correteando por aquí en un cuerpo físico, tratando de comprender 
este viacrucis (para algunos) en el que estamos metidos, como un 
juego de aprendizaje. 
A los diferentes cursos, los llamamos «densidades», no di-
mensiones. A priori, existen siete, según diferentes tradiciones 
y enseñanzas metafísicas y esotéricas, en un ciclo infinito desde 
que salimos del TODO, hasta que volvemos a ese TODO.
En la literatura esotérica o espiritual, siempre ha habido cierta 
confusión entre términos como densidades, dimensiones, vidas 
paralelas, vidas simultáneas, etc. No ayuda el hecho de que, 
cuando traducimos textos de unos idiomas a otros, los términos 
usados pueden parecerse y sus significados se contaminan, lo que 
nos lleva a no entender de qué estamos hablando. Es lo que suele 
suceder con los conceptos dimensiones y densidades. 
Nos encontramos actualmente en un nivel evolutivo que co-
rresponde o que llamamos tercera densidad. Densidad, no dimen-
sión. Las densidades son niveles de expansión de la conciencia, 
niveles de crecimiento. Por supuesto, están relacionadas con di-
ferentes niveles de vibración frecuencial, pero no son más que 
los diferentes «cursos» por los cuales vamos pasando en nuestro 
camino evolutivo. Existen siete densidades, en un ciclo continuo 
desde que salimos del TODO, como seres conscientes, hasta que 
volvemos a reintegrarnos en ese TODO.
Las tres primeras densidades que conocemos son puramente 
físicas y sólidas, la cuarta densidad es en parte material y en parte 
etérica. 5D, 6D y 7D son puramente etéricas o sin ningún tipo de 
materialidad. Los pasos de densidad se producen cuando uno ha 
31
completado los aprendizajes de cada uno de los niveles. Decimos 
que un alma se «gradúa» y accede al siguiente curso. Por ello, 
al crecer tu conciencia, tu potencial, necesitas un vehículo físico 
acorde a ese nuevo nivel de vibración, de ahí que vayamos ocu-
pando diferentes «trajes» para esta evolución. 
Las dimensiones, por otro lado, son realidades paralelas, pla-
nos horizontales dentro de un nivel de densidad. Es decir, en el 
nivel común de la densidad 3D que todos compartimos, existen 
infinitas dimensiones. La teoría conocida en física como de los 
«muchos mundos» habla de ello. Estas dimensiones están sepa-
radas las unas de las otras por finas membranas energéticas que 
pueden ser rotas o traspasadas mediante portales, a veces abiertos 
a propósito, a veces natural o espontáneamente. En otras dimen-
siones coexisten todo tipo de entidades y realidades, que pueden 
ser tan reales como la nuestra, con sus pequeñas o vastas diferen-
cias respecto a la dimensión en la que vivimos, ya que, a pesar de 
existir dentro de un mismo nivel evolutivo (3D), la realidad de 
esa otra dimensión puede sernos completamente extraña.
Dimensiones paralelas son, por ejemplo, aquellas en las que 
sucedieron eventos que aquí no han pasado, y viceversa, cosas 
que han pasado en nuestra dimensión, dentro de nuestra densi-
dad, no han sucedido en otras dimensiones paralelas, por seguir 
líneas temporales diferentes. La serie de televisión «Sliders» es 
una pequeña muestra de ello. 
Sigamos. Puesto que en este momento nos interesa compren-
der muy bien el concepto de densidades o niveles evolutivos, 
volviendo al tema del aprendizaje por cursos, vamos a explicarlo 
desde el punto de vista del Yo Superior. Y voy a explicarlo de for-
ma muy genérica, sin entrar en complicaciones metafísicas, eso, 
para los que estéisinteresados, lo dejo para el siguiente libro.
Imaginad una entidad que se encuentra a punto de comenzar 
su ciclo evolutivo, que acaba de tomar conciencia de su indivi-
dualidad al separarse de esa Fuente a la que pertenecía, y que 
debe encontrar un lugar en la inmensidad de la creación, donde 
evolucionar, dar sus primeros pasos, empezar su primer curso. 
32
Tiene múltiples opciones, ya que en cada parte de este universo 
existen infinitos rincones para iniciar el camino evolutivo. 
En cada nivel evolutivo, existe un «vehículo físico» que po-
demos usar para ese aprendizaje, al menos en los sistemas que 
actualmente conocemos.
De forma que, mientras que la esencia de una persona es el 
alma, que es una parte de la entidad total que somos, el vehículo 
físico, el traje que las almas se ponen para evolucionar, son res-
ponsabilidad y fruto del ser que da vida al sitio donde se puede 
encarnar, en este caso, nuestro planeta, que sirve como escuela. 
Una vez elegida esa escuela, es solo cuestión de meterse dentro 
de uno de los cuerpos orgánicos disponibles, dependiendo del 
propio nivel y de la clase de traje que se necesite. 
Toda entidad pasa por diferentes niveles evolutivos desde su 
nacimiento o creación hasta que alcanza lo que llamamos tercer 
nivel o tercera densidad, el nivel en el cual nos encontramos en-
carnados como seres humanos. El proceso básicamente empieza 
en un nivel de conciencia de primera densidad, pasa a otro de 
segunda densidad, luego a esta tercera y pronto, posiblemente, 
algunos pasarán a una cuarta. 
Sin embargo, estos saltos no son bruscos, sino que los hace-
mos progresivamente y usamos diferentes vehículos físicos para 
ello. Lo que llamamos primera densidad no es sino el nivel de 
conciencia que un alma tiene recién nacida (no hay otra forma 
de describirlo, aunque no sea correcto), y cuyo soporte físico y 
vehículo evolutivo es aquel que tiene el nivel adecuado para este 
tipo de conciencia. 
Primera densidad, el primer nivel evolutivo
Como decimos, toda alma inicia su camino evolutivo con un 
nivel muy básico, que llamamos primera densidad. Para aquellas 
entidades de 1D, el vehículo físico que nuestro planeta, la Tierra, 
diseñó, puso y pone a disposición de toda conciencia o entidad 
que desee encarnar en este nivel son los minerales, rocas y pie-
33
dras. Estructuras con vida propia básica, con niveles frecuencia-
les determinados, con funciones concretas cada una de ellas. 
Un yacimiento entero de un determinado tipo de cristal o 
mineral, puede ser perfectamente una entidad 1D adquiriendo 
las experiencias que son necesarias para ese nivel evolutivo, 
formando parte automáticamente de la energía o campo ener-
gético de ese tipo de piedra en general. Es decir, la conciencia 
de esa entidad a nivel 1D forma parte de la conciencia general 
de, por ejemplo, las amatistas o los cuarzos, de forma indivisi-
ble. Aunque exista una conexión con un Yo Superior, de la que 
no somos conscientes, en otro nivel evolutivo, en este nivel 
somos parte de la energía o campo mórfico de la estructura 
física que usamos para avanzar, no somos entidades indivi-
dualizadas y no tenemos ningún tipo de conciencia de nuestra 
conexión con ningún otro plano, que no sea la pertenencia a la 
energía del TODO.
 
Segunda densidad
 A medida que crecemos, llega un momento en el que el poten-
cial, el nivel evolutivo de esa conciencia, necesita otro vehículo 
más potente para poder seguir evolucionando. Es cuando deci-
mos que nos graduamos y pasamos al siguiente curso: la segunda 
densidad. La completa integración con la conciencia del vehículo 
evolutivo que usábamos, digamos, por ejemplo, el campo mór-
fico de los cuarzos, se rompe, y esa conciencia se convierte de 
nuevo en una proyección semi-individual, pues ha considerado 
alcanzado el nivel evolutivo suficiente para poder cambiar de ni-
vel, de forma que la identificación con la energía de esas piedras 
deja de existir. En este momento podemos encarnar en un vehí-
culo orgánico de orden superior.
En este nivel un poco más alto, evolutivamente hablando, los 
trajes físicos para aquellas conciencias que llamamos de segunda 
densidad, que nuestro planeta pone a disposición de todas aque-
llas entidades de ese nivel, son la flora y la fauna de la Tierra. 
34
El proceso empieza encarnando en plantas de orden menor y, a 
medida que evolucionamos, empezamos a usar plantas, arbustos 
y árboles que sean capaces de albergar una conciencia que se 
está expandiendo y creciendo progresivamente. No tiene sentido 
hablar de cuántas encarnaciones hemos tenido, sino más bien de 
cuánto tiempo hemos tardado en dar esos pequeños saltos.
Después de haber crecido y encarnado en la flora, pasamos a 
ocupar cuerpos un poco más desarrollados en formas animales 
básicas, pero con mayor potencial para albergar una conciencia 
que ya tiene un mínimo nivel 2D. Tras diferentes periodos, inde-
terminados, ocupamos cuerpos animales cada vez más desarro-
llados y más inteligentes, hasta llegar a aquellas formas animales 
que interactúan con seres humanos, el siguiente nivel evolutivo, 
como preparación para el salto que vamos a dar. Como en el ni-
vel anterior, en todos los casos, este alma 2D se integra com-
pletamente en la conciencia general de la especie que le sirve 
como traje evolutivo, forma parte de la piscina de energía, campo 
mórfico o inconsciente colectivo, como se lo quiera llamar, de la 
especie de los robles, de los conejos o de los pingüinos. El alma 
no se encuentra individualizada tampoco en la segunda densidad, 
a pesar de que, a medida que avanza la recopilación de expe-
riencias, esta crece en potencial y llega un momento en el cual 
determina que el cúmulo de lecciones del segundo nivel ha sido 
completado, de nuevo, simbólicamente hablando, pues no es una 
cuestión de exámenes. En este punto, es la propia alma la que 
realiza su autoseparación de la conciencia de la especie a la que 
ha pertenecido en sus últimas encarnaciones, a través del con-
tacto físico con entidades del siguiente nivel evolutivo, es decir, 
nosotros, los seres humanos. 
Es precisamente la encarnación en animales que tienen una 
estrecha relación con las personas lo que hace que una conciencia 
2D reciba un influjo de una entidad 3D que le permita prepararse 
para dar el salto evolutivo. La individualización de un alma 2D 
que pertenece a la raza X de perros, gatos o cualquier otro animal 
de compañía principalmente, es debida a la influencia que ejer-
cen las entidades 3D (seres humanos) con las que interacciona, 
35
que proporciona el detonante energético para que esa alma 2D 
pueda, tras su fallecimiento, sustraerse del campo mórfico o in-
consciente colectivo de la raza a la que pertenecía, y empezar 
a encarnar, bajo la supervisión de su Yo Superior, en un cuerpo 
físico del siguiente nivel evolutivo.
Tercera densidad, nuestro nivel actual
Y así llega el día en que completamos, tras eones, un periplo 
que nos lleva hasta donde nos encontramos ahora, y en el cual lle-
vamos inmersos muchísimo tiempo, posiblemente unos cuantos 
miles de años, en unas cuantas miles de encarnaciones. Para que 
una entidad termine encarnando en un cuerpo humano, como mí-
nimo tiene que haber alcanzado un estado evolutivo equivalente 
al nivel frecuencial que llamamos la tercera densidad. Para este 
nivel se desarrollaron inicialmente las primeras razas homínidas, 
que fueron evolucionando a medida que las conciencias que las 
habitaban les proporcionaban el potencial para ello. A estas al-
mas, que actualmente somos nosotros, les corresponde un estado 
vibracional en el cual no pueden usar ningún otro traje físico que 
no sea este que tenemos, el cuerpo humano, ya que nuestro nivel 
energético no “cabe” en una planta o en un animal. 
Así, en este momento, en nuestro planeta, conviven básica-
mente entidades de los tres niveles evolutivos diferentes que he-
mos comentado (1D a 3D). 
El planeta Gaia, el tablero de juego
Ya hemos completado la primeraparte de ese juego tan sofis-
ticado: quiénes somos nosotros, los que estamos jugando en él.
Si nosotros somos los jugadores, analicemos entonces el ta-
blero de juego, el lugar físico en el que nos encontramos encar-
nados: la Tierra. 
La habita una entidad a quien llamamos Gaia, noosfera o el 
espíritu planetario, un ser o conciencia tan vasta y enorme que 
36
abruma pensar que necesita un cuerpo físico tan imponente como 
un planeta para su propia evolución. Efectivamente, como en-
tidad en sí misma, y como todo lo que existe, tiene su propio 
proceso evolutivo de crecimiento y, por tanto, tiene sus reglas, 
lecciones y experiencias. Gaia es a la Tierra lo que el alma es a 
nuestro cuerpo físico.
Actualmente, nuestro camino evolutivo como seres humanos 
está estrechamente ligado al camino evolutivo del planeta que 
nos hospeda, ya que es aquí donde se nos permite encarnar para 
avanzar, usando los vehículos que Gaia pone a nuestra disposi-
ción. La simbiosis no puede ser más perfecta, tal y como vamos 
a ver a continuación.
Vida orgánica como transmutador 
energético
Una de las razones por las cuales existe vida orgánica en nues-
tro planeta, de la que forman parte los cuerpos que habitamos, es 
porque es necesaria como transmutador energético para el cre-
cimiento del planeta, para la evolución de Gaia. De hecho, es 
posible que esta vida orgánica, flora, fauna y cuerpos humanos, 
existiera aunque no hubiese ninguna entidad consciente que qui-
siera encarnar en ellos, puesto que, sin ella, sin la vida orgánica 
actuando como transmutador energético, la Tierra (o Gaia, como 
su conciencia) no podría avanzar en su camino.
La razón es que, para que nuestro planeta pueda evolucionar 
como tal, trabajar, crecer y avanzar, necesita utilizar las ener-
gías cósmicas, de la galaxia, del sistema solar, de nuestra estrella. 
Aunque a nivel físico poco hay que discutir sobre la influencia 
de los planetas y del Sol en los campos electromagnéticos de la 
Tierra, a nivel metafísico estas energías conscientes o de creci-
miento no pueden ser transmutadas o ancladas sino a través de un 
paso intermedio, la vida orgánica en el planeta.
La explicación es «simple». Los diferentes niveles jerárqui-
cos y evolutivos a nivel cósmico podrían representarse como 
37
una escala musical, tal y como explicaba Ouspensky en su libro 
Fragmentos de una enseñanza desconocida.1
¿Cómo? Empecemos por imaginar que asignamos la nota Do 
al nivel de conciencia que representa el Todo, el Absoluto. 
Asignemos ahora la nota Si al nivel de conciencia que repre-
sentan los universos, energías o entes, tan vastos, que contienen 
en sí mismos todo lo que conocemos como el universo en el que 
existimos.
Bajemos luego otro nivel de conciencia en esta escala de evolu-
ción cósmica, y asignemos la nota La al nivel evolutivo que corres-
ponde a una galaxia, a entidades tan enormes que encarnan y dan 
vida a cada una de las innumerables galaxias de cada universo.
A continuación asignemos la nota Sol a la conciencia global o 
energía de los sistemas solares, a los conjuntos de planetas, como 
el que nos alberga en este momento, y un nivel evolutivo más bajo, 
la nota Fa, a la conciencia, al espíritu o entidad que da vida, espiri-
tualmente hablando, a las estrellas y, en nuestro caso, al Sol.
Finalmente asignemos la nota Mi al nivel evolutivo que co-
rresponde a los planetas, en este caso a la Tierra, y la nota Re al 
de la Luna, como satélite.
Pues bien, si tenemos esto en cuenta —y a los que sois aficio-
nados a la música quizás os suene—, existen dos saltos principa-
les en términos frecuenciales, y para nosotros evolutivos, entre 
las notas. El primero es el salto o semitono que existe entre el 
do y el si, entre el nivel de conciencia que asignamos al Todo y 
el de un universo. ¿Cómo se cubre este salto? ¿Cómo se hace la 
transición del nivel evolutivo que corresponde a un universo de 
regreso a la integración con la Fuente? Es fácil, gracias a la ener-
gía infinita de ese Todo, que ocupa y manifiesta el paso necesario 
para unir ambos niveles de existencia.
¿Pero y el siguiente salto importante? Se encuentra entre los 
niveles fa y mi, es decir, entre el nivel evolutivo que corresponde 
a nuestra estrella y el nivel evolutivo, de conciencia, que posee la 
Tierra. Si en la jerarquía cósmica de evolución cada conciencia 
1 P. D. Ouspensky, publicación original en inglés In Search of the Miraculous, 
donde recoge las enseñanzas recibidas del místico ruso George Gurdjieff.
38
tiende a evolucionar hacia el nivel siguiente (planeta a estrella, 
estrella a galaxia, galaxia a universo ), ¿cómo puede nuestro pla-
neta interaccionar con la energía del Sol y de los niveles superio-
res para llevar a cabo este crecimiento? La única forma es usando 
y anclando esas energías, las frecuencias existentes en el cosmos, 
en el sistema solar y las provenientes de nuestra estrella, y usán-
dolas como detonantes para los cambios en el propio planeta.
¿Y cuál es la relación con la vida orgánica? Simplemente que 
el planeta necesita ciertas antenas y receptores para poder canali-
zarlas a su cuerpo físico (la Tierra). Evidentemente, esos recepto-
res son los componentes de la vida orgánica del planeta.
Esta es la razón de que diferentes vehículos físicos se en-
cuentren en planetas vivos como el nuestro, en el estado en 
el que se encuentran, tengan o no almas que los gobiernen, ya 
que, sin ellos, la conciencia del planeta no puede avanzar por 
su camino evolutivo, recoger y anclar ciertas frecuencias que 
lo ayuden a pasar hacia una nota superior, en infinitos pasos 
y etapas (un camino que es totalmente independiente, aunque 
relacionado, con el camino evolutivo de un Yo Superior que usa 
ese traje o vehículo físico orgánico para su propia evolución). 
En este sistema planetario, y en cualquier otro que se rija por 
estas mismas leyes evolutivas, ha de existir vida orgánica de 
un tipo u otro para que esa entidad que se encarna en el pla-
neta pueda ser capaz de evolucionar a partir de la influencia 
de las entidades de orden superior de las que depende a nivel 
cosmológico. Cuando la futura cuarta densidad (activa actual-
mente solo en los planos internos o metafísicos de la Tierra) se 
encuentre totalmente anclada a nivel físico, los cuerpos o vehí-
culos que existirán para las almas que los tengan que usar serán 
diferentes, pero no porque esas almas lo hayan decidido así, 
sino porque el entorno que usarán para encarnar tendrá otro tipo 
de vibración base, mucho más elevada, y la vida orgánica de 
cuarta densidad se adecuará a esa nueva vibración, por requeri-
miento de Gaia, para seguir interactuando con las energías del 
exterior a partir de un nuevo modelo de “antena”, parcialmente 
físico, parcialmente etérico.
39
Sin la vida orgánica, el planeta no puede sobrevivir, por eso 
somos extremadamente importantes para el avance de Gaia. 
Recibimos, anclamos y transmutamos todas las energías que 
provienen del exterior, y somos la única forma que existe en la 
Tierra de que esto ocurra. No se trata solo de que las almas que 
habitan estos cuerpos tengan una misión; los simples cuerpos 
físicos que usamos son necesarios como antenas, receptores y 
anclajes.
Según el nivel evolutivo o proceso en el cual se encuentre el 
planeta, los organismos que habitan en él corresponderán a las 
necesidades que tenga el espíritu planetario en ese momento. Por 
eso, la vida orgánica se ha de adaptar constantemente a la situa-
ción del planeta y de las energías que le llegan del exterior, por-
que así lo requiere el planeta en su conjunto para su crecimiento. 
Es una función extremadamente importante. Una gran simbiosis. 
Mientras Gaia, en términos genéricos, nos deja que usemos los 
cuerpos humanos creados como herramientas para su evolución, 
nosotros les damos vida y contribuimos a esa evolución a través 
de la nuestra propia. Un destino indivisible.
Por eso, si alguna vez te han dicho que tu misión es re-
cibir y anclar energías, ahoraya sabes que es algo que has 
estado haciendo desde que naciste, y no solo eso, sino que es 
algo que todo ser viviente del planeta comparte y hace, sea 
o no consciente de ello. ¿Cuál es la diferencia? Que algunas 
antenas son mejores que otras, captan frecuencias más altas, 
más limpias y más potentes. De hecho, por eso ciertas per-
sonas son mejores canalizadores, receptores o sintonizadores 
frecuenciales, porque su cuerpo físico, el hardware que usan, 
tiene características que lo hacen más adecuado para este tra-
bajo. Además, si la entidad que lo anima y encarna en ese 
cuerpo físico lo cuida, lo conserva energéticamente sano, el 
sintonizador mantiene sus capacidades al máximo; y puede 
ofrecer un servicio de nivel mucho más alto al planeta, y a 
todos nosotros que convivimos en él.
40
Volviendo al sueño
He dicho que, como tantos millones de personas, somos usados 
y manipulados como generadores energéticos, y se nos entretiene 
pensando en otras cosas de forma que no podamos darnos cuenta 
de cuál es la verdadera situación en la que nos encontramos.
¿Cómo es posible que millones de personas estén sometidas 
a ese control de forma voluntaria? ¿Cómo es posible que no nos 
rebelemos al ver que el conjunto del planeta está yendo en la 
dirección equivocada?
Primero, porque el sistema de control es muy efectivo; segun-
do, porque no hay demasiadas personas que sepan que están siendo 
controladas; tercero, porque a los que saben que son controlados se 
los mantiene a raya, y cuarto, porque una gran parte de la pobla-
ción es muy fácil de dominar y se deja controlar a gusto.
Portales orgánicos y personas con alma
 
¿Qué significa eso de que una gran parte de la población sea 
fácil de controlar? ¿Qué tal si os dijera que un porcentaje impor-
tante de las personas son simplemente parte de la vida orgánica 
sin que tengan una entidad o alma, tal y como entendemos este 
término en nuestra tercera densidad, que les dé vida? Entramos 
en un tema muy importante para entender la realidad en la que 
vivimos: el de los llamados portales orgánicos.
En el capítulo anterior he comentado que a toda conciencia le 
llega un momento en que encarna en algún tipo de raza de animal 
cercano al hombre (si ha sido en nuestro planeta; si no, podéis 
imaginar el equivalente a un cuerpo 2D interactuando con enti-
dades 3D donde sea). Este tipo de encarnaciones son las últimas 
como puras entidades 2D, ya que se trata de un nivel evolutivo lo 
suficientemente desarrollado para dar el salto.
Sin embargo, este salto a 3D es grande, y no se hace siempre 
directamente, sino que existe la posibilidad, si lo deseas, de usar 
un tipo de vehículo intermedio, que llamamos portal orgánico, 
41
que nos sirve de preparación. Estos cuerpos físicos son idénti-
cos al cuerpo físico que ocupa una entidad 3D completa, pero 
genéticamente tienen menos posibilidad de desarrollo. Son sim-
plemente vehículos evolutivos de paso más básicos. Los portales 
orgánicos son la pieza que nos falta en el rompecabezas para en-
tender cómo es posible que el mundo esté como está.
Quizás a alguno le suene el nombre de George Gurdjieff. Fue 
uno de los místicos de principios de 1900 más importantes de 
toda la enseñanza esotérica y de escuelas de misterio que tene-
mos hoy en día. Formado en las tradiciones y enseñanzas anti-
guas que recibió en Asia central, Gurdjieff dijo una vez:
Un porcentaje considerable de las personas que encontra-
mos en la calle están vacías por dentro, es decir, están actual-
mente muertas. Somos afortunados de no poder verlo y de no 
saberlo. Si conociéramos el número de personas que están 
realmente muertas y el número de personas que gobiernan 
nuestras vidas en estos momentos, nos volveríamos locos de 
horror.
Es cierto. Una gran parte de la población son personas «muer-
tas»: personas sin alma tal y como hemos descrito el concepto de 
una entidad 3D encarnada en un cuerpo físico. Poseen lo que po-
dríamos llamar un alma 2D, un nivel evolutivo correspondiente 
a una entidad animal muy avanzada, pero no son encarnaciones 
de lo que entendemos por un alma de tercera densidad. Si ya te 
preguntabas cuándo iba a romperte ciertas estructuras de nuestra 
realidad, empezaremos directamente por la más gorda. 
Vivimos en una época interesante. Por un lado, están suce-
diendo enormes cambios en el planeta a escala global, que no 
pueden ser ignorados durante mucho más tiempo, por más que 
intenten ocultarlos a nuestros ojos. Por el otro, la mayoría de las 
personas siguen viviendo como si todo fuera igual que siempre 
y como si siempre fuera a ser así, bloqueadas en una visión de 
la realidad muy cerrada, por interés personal y material, y sobre 
42
todo por un enorme miedo a los cambios en los que nos vemos 
involucrados.
Nos cuesta reconocer ciertas cosas, porque, si lo hiciéramos, 
se romperían nuestros esquemas mentales, aquellos que nos he-
mos formado para sobrevivir en el día a día. Si cambiáramos 
radicalmente nuestra visión del mundo en el que vivimos, ten-
dríamos ataques de pánico y estrés imposibles de controlar.
Cuando hablamos del proceso evolutivo del alma, dijimos 
que, cada vez que completamos las experiencias y lecciones que 
debemos aprender en cada nivel evolutivo, podemos graduar-
nos o pasar de curso, camino de un nivel superior. Este cambio 
depende solo y exclusivamente de nosotros, y de que hayamos 
hecho los deberes que nos convierten en candidatos para pasar 
al siguiente nivel. Que la Tierra por sí sola cambie de nivel no 
implica que todos vayamos a hacerlo. De hecho, ya se está dando 
esta posibilidad en los llamados planos no físicos del planeta, 
pero una gran parte de las personas del planeta no la aprovechará 
en estos primeros compases de la cuarta densidad, por dos moti-
vos: el primero, porque aún no han completado su proceso 3D; el 
segundo, porque no son capaces de hacerlo de ninguna forma.
Distribución actual de la vida orgánica en el 
planeta
¿Por qué digo esto? Porque, actualmente, la distribución de 
la vida orgánica en la Tierra presenta más o menos la estructura 
que muestra la figura de la página siguiente.
Ya he hablado de los vehículos evolutivos para entidades 1D 
y 2D: rocas, plantas y animales. 
Así como los que estamos ahora en este nivel evolutivo que 
llamamos tercera densidad en algún momento vamos a acceder al 
siguiente nivel, la cuarta densidad, también aquellas conciencias 
o entidades que se encuentran en el nivel 2D pueden pasar al 
nivel 3D. Es decir, cualquier alma en un animal, especialmente 
en animales de compañía, por su proximidad con entidades pu-
43
ramente 3D y nuestra influencia en ellos, en sus próximas encar-
naciones puede convertirse en un alma o entidad que encarne en 
un cuerpo humano.
Pero ¿en qué cuerpo humano? ¿Pasa una conciencia 2D a al-
bergar un cuerpo físico tal y como lo conocemos cuando se con-
vierte en conciencia 3D? No siempre sucede exactamente así. 
Más bien se le permite usar un traje intermedio si esa conciencia 
así lo desea. Es como las carreras de motos, tú corres con una 125 
cc, pero te entrenas y crees que tienes el nivel suficiente para ma-
nejar una 500 cc. Sin embargo, temporalmente, te invitan a pasar 
primero por una 250 cc para que te acostumbres a ese cambio de 
potencia y a dirigir un vehículo físico diferente.
¿Cómo son esos vehículos intermedios que el planeta diseñó 
y puso a servicio de conciencias 2D listas para dar el salto a 3D 
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para que se entrenaran? Son cuerpos humanos genéticamente in-
completos. 
Son portales orgánicos.
En los albores de la creación de la vida orgánica, dos tipos de 
vehículos se desarrollaron en paralelo para convertirse en reci-
pientes de las entidades que estaban a punto de entrar en el nivel 
de conciencia correspondiente a la tercera densidad. Estos dos 
tipos de recipientes físicos eran iguales por fuera desde el punto 
de vista biológico, pero ligeramente diferentes por dentro a nivel 
genético y sobre todo energético. Es algo similar a lo queocurre 
con las diferentes especies de pájaros que existen en nuestro pla-
neta: todas vuelan menos un par de ellas, a pesar de tener alas. 
Podríamos decir que la entidad que encarna en esa especie de 
pájaro no volador se encuentra en un proceso de transición de un 
animal menor a uno que todavía no domina del todo (el ave vola-
dora), de ahí que escoja un cuerpo físico intermedio para ello.
Lo mismo ocurrió con los cuerpos físicos para entidades 3D. 
Dos razas de homínidos, imposibles de distinguir externamente 
hoy, nacieron (o fueron creadas) con diferentes misiones: una, 
para servir de traje a entidades 3D durante su crecimiento y 
aprendizaje; otra, para entidades 2D en proceso de convertirse 
en 3D. La diferencia es ligeramente genética, a nivel de chakras 
o centros energéticos. La primera raza tiene una configuración 
parcial limitada a los tres primeros vórtices, los únicos necesa-
rios para el trabajo de un alma 2D en transición, mientras que la 
otra raza está plenamente equipada con un sistema energético 
completo de siete chakras y sus correspondientes cuerpos sutiles, 
necesarios para la encarnación de una entidad 3D.
Dos razas diferentes, dos humanidades distintas, coexisten en 
la Tierra. Idénticas en el exterior, parcialmente diferentes en el 
interior. Uno de estos tipos humanos no tiene conexión con los 
centros universales de conciencia, con energías superiores, pues 
en él no encarna ninguna entidad consciente de nivel 3D. No 
posee los chakras superiores y, por esa razón, no puede albergar 
45
una conciencia con ese nivel evolutivo. Muy probablemente esta 
división proviene de tiempos mucho más antiguos de los regis-
trados en los archivos de nuestra historia. 
Así que, aunque las llamemos personas sin alma (término usa-
do por Gurdjieff y por otros transmisores de esta información), 
sí tienen una, pero un alma 2D, o 2.5D. Los portales orgánicos 
forman parte de su propia conciencia colectiva, como la forman 
los osos o los leones marinos. Su inconsciente colectivo no puede 
compararse con el de los humanos con alma 3D. Cuando un PO 
(portal orgánico) fallece, su esencia o alma migra de vuelta al 
colectivo de la especie PO, y no existe posibilidad alguna de que 
esa esencia vuelva a encarnar como tal hasta que ese PO acumula 
el suficiente potencial evolutivo para poder ser individualizado 
en una encarnación. Entonces, tras el fallecimiento del cuerpo 
físico, no se reúne con el campo energético de su especie, sino 
que da el salto directamente a un cuerpo humano completo.
Esto, desde el punto de vista del planeta que diseñó este es-
quema, no supone ningún problema. Es parte del gran juego cós-
mico de la vida, está hecho así por diseño evolutivo, y así debería 
funcionar, si lo hiciera correctamente. El problema es que prácti-
camente la mitad de la población mundial corresponde a este tipo 
de ser humano, y esta es una de las causas por las que las cosas no 
están en su sitio, en el sitio que originariamente se les designó.
Como decía Gurdjieff, si pudiéramos ver realmente a las perso-
nas que tenemos alrededor, nos encontraríamos con que una gran 
parte de ellas son zombis, seres sin alma, que viven animados por 
una conciencia grupal de tipo animal. Conforman la llamada raza 
preadámica —término acuñado por Boris Mouravieff en su trilo-
gía «Gnosis», donde trata también este tema en profundidad—, en 
contraposición con aquellos cuerpos físicos que pueden ser usados 
por un alma 3D para encarnar, y que llamamos raza adámica.
Portales orgánicos frente a la raza adámica
Así que los portales orgánicos son cuerpos humanos, vehícu-
los físicos, que evolucionaron originariamente para ser receptá-
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culos de entidades 2D en transición a convertirse en entidades 
3D. Su función, limitada al uso de los tres primeros chakras o 
centros energéticos, era la de proporcionar un nuevo traje a enti-
dades, seres, conciencias, que empezaban su andadura camino de 
la tercera densidad o estaban en proceso de transición a ella. 
Por esta razón, son personas que no están genéticamente ha-
bilitadas para percibir emociones (una faceta del cuarto chakra 
principalmente), pero son capaces de imitarlas, es decir, pueden 
mimetizar y emular las funciones de los centros energéticos su-
periores que no poseen. Ese es el gran secreto preadámico: una 
función incorporada o desarrollada con el paso del tiempo, que 
permite a los miembros de esta raza formar parte de la sociedad 
sin que sepamos diferenciarlos. Cuando esto fue planificado, te-
nía su razón de ser, y aún la tiene: la función de mimetización está 
concebida para que estos portales orgánicos puedan desarrollar, 
en cooperación con la raza adámica, el potencial necesario para 
dar el salto que les falta. Es decir, así como un animal de com-
pañía 2D desarrolla las características que le permiten graduarse 
y convertirse en alma 3D por el influjo y potencial que recibe de 
los seres humanos con los que convive, de igual manera funciona 
para los portales orgánicos si lo miramos desde el punto de vista 
de la evolución del alma. Es gracias a esta función de imitación 
que pueden pasar desapercibidos, lo que les permite coexistir con 
nosotros y seguir con su proceso de crecimiento.
Pero, desde el punto de vista de la raza adámica, la perspecti-
va es distinta. Pues descubres que estás rodeado de personas que 
hablan de amor, de sentimientos, de empatía, de espiritualidad, 
pero no pueden experimentarlos. Son conceptos ajenos a ellas 
porque solo los pueden intuir tras la observación de aquellos que 
sí los experimentan, por poseer los siete centros energéticos y ser 
receptáculos de un alma 3D que los gobierna.
Los portales orgánicos son personas cuyas habilidades de imi-
tación están tan desarrolladas que solo pueden ser descubiertas 
tras años de observación, y a veces ni así. Si convives con uno, o 
tienes alguno en tu círculo cercano, lo único que podrás achacar-
le es una cierta frialdad bien disimulada, o tendrás la sensación 
47
de que «algo no está bien» con esa persona, pero sin ser capaz de 
determinar qué es. 
¿Son estos portales orgánicos el problema principal del mun-
do, los responsables de que la situación esté como está? No del 
todo, al menos no por ellos mismos, y además no todos ellos.
 La mayoría de las personas «sin alma» pueden resultarnos 
muy corrientes, normalitas. No destacan en ningún sentido. Po-
siblemente no tengan ninguna inclinación a saltarse leyes ni de-
seen ser el foco de atención de portadas de periódicos, sino que 
más bien se inclinan a seguir las normas sociales en términos 
de carrera, sexo, matrimonio, fama o cualquiera de los ideales 
que nuestra sociedad ofrece a todos desde temprana edad. Estas 
conductas son las que están gobernadas energéticamente por esos 
tres primeros chakras, los únicos que poseen plenamente desa-
rrollados. Su consecución de estos objetivos es la culminación 
de su búsqueda de la felicidad, a pesar de que sea evidente en 
nuestro mundo hoy en día que la verdadera felicidad permanece 
tan elusiva como siempre, al menos para aquellos, como estos 
portales orgánicos, que aplican la máxima «tiene que haber algo 
más» exclusivamente en estas áreas de la vida.
Así ven el mundo y así se mueven en él. Solo están actuando 
según su naturaleza, que simplemente es la manifestación de 
un cuerpo con una conciencia colectiva con el nivel evolutivo 
de un animal de compañía, un robot biológico, sin alma, tal y 
como nosotros entendemos el concepto. Repito: no hay nada 
malo en ser un portal orgánico. Tienen una función específica 
en el esquema cósmico de la existencia, y no pueden ser nada 
más que lo que son.
Nutrición energética
Sin embargo, sí que existe un problema para los miembros 
de la otra raza, la adámica, pues los portales orgánicos se nutren 
principalmente de la energía de las personas con las que entran 
en contacto. Al no poseer los chakras superiores (por diseño ge-
nético), han de falsearlos en su interacción con la otra mitad de48
la población. Lo hacen mimetizando y reflejando la energía de 
los demás, de forma tan perfecta que es extremadamente difícil 
detectar si una persona es una encarnación de una entidad 3D o si 
es un puro cilindro sin alma 3D (con otro tipo de alma, del nivel 
evolutivo 2D, conectada al campo mórfico o energía colectiva de 
todos los portales orgánicos, lo que sería equivalente al colectivo 
de cualquier otra raza animal). Puesto que no poseen conexión 
energética con planos superiores de existencia, toda su energía 
proviene de la absorción de la energía del entorno a través de los 
chakras inferiores. Todo lo que una persona con alma percibe de 
un portal orgánico es un reflejo y una falsificación de emociones 
y comportamientos.
Ahora quizás podamos entender un poco mejor los conceptos 
de donantes energéticos, ladrones y vampiros energéticos. To-
dos sentimos de vez en cuando que, según con quién hablamos o 
interactuamos, acabamos con una sensación u otra en el cuerpo 
y con un determinado estado de ánimo. Algunas reuniones nos 
dejan realmente animados, contentos y como si hubiéramos te-
nido un subidón, mientras que en otras ocasiones encontrarnos o 
hablar con alguien nos deja mal, cansados o desmotivados, y no 
sabemos ni siquiera por qué o cómo ha podido cambiar nuestro 
ánimo tan drásticamente.
La explicación se encuentra en la forma en que los humanos 
interactuamos y, en este caso especial, en el proceso de intercam-
bio energético que sucede cada vez que se encuentran dos o más 
personas adámicas y preadámicas.
La vibración electromagnética que nos rodea varía e interac-
túa con todo lo que tenemos alrededor. Así como consciente-
mente podemos enviar parte de nuestra energía a otras personas 
solo pensándolo, también podemos absorber, queriéndolo o no, 
la energía de los otros. Todo este proceso se hace normalmente 
de forma inconsciente, dependiendo de con quién estemos, de 
nuestros sentimientos hacia él o ella, de nuestra forma de ser o, 
en este caso, de la raza a la que pertenezcamos. 
En una escena de la película Las nueve revelaciones, el pro-
tagonista aborda a una chica y su campo energético se enfoca 
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fuertemente en ella. Ella se siente incómoda y de alguna mane-
ra eso se refleja en su aura comprimiéndose hacia dentro. Esto 
clarifica los dos tipos de personas que existen y la forma en que 
interactúan.
Las personas que, por su forma de ser, carácter, personalidad 
o configuración genética, proporcionan a los demás más energía 
de la que toman son los llamados «donantes de energía». Si inte-
ractúas con un donante, normalmente te revitalizas, te animas, te 
sientes cómodo, alegre, motivado y contento. Son personas llenas 
de vitalidad, optimismo, que rebosan alegría y fortaleza. Pueden 
convertirse en sanadores, y sus campos electromagnéticos pueden 
afectar el estado de ánimo de mucha gente a cientos de metros de 
distancia. En el día a día, las personas que, tras unos minutos de 
estar con ellas, te hacen sentir bien (aunque no te des cuenta) son 
donantes de energía. Un portal orgánico nunca podrá ser un donan-
te energético, pues no posee el potencial necesario para ello.
En el otro lado, están las personas que absorben más energía 
de la que dan, ya que la necesitan como parte de su soporte vital 
y no saben cómo obtenerla si no es a través de otros. A estos in-
dividuos los llamamos «ladrones de energía». Un portal orgánico 
siempre es un ladrón energético. Cuando interactúas con ellos, te 
sueles sentir más cansado —por ejemplo, tras una larga conver-
sación—, quizás más triste y apagado que antes del encuentro, 
con cierta sensación de incomodidad o incluso un pequeño va-
cío. El proceso de robo energético muchas veces es inconsciente, 
pero se realiza a través de la actitud, carácter o forma de interac-
tuar que tiene esa persona, pues está diseñada para nutrirse de lo 
que pueda conseguir de nuestro campo electromagnético como 
forma de recargarse a sí misma. Este robo energético forma par-
te del proceso de mimetización de las funciones gobernadas por 
los chakras que no posee, y que debe imitar para seguir pasando 
desapercibida.
La clase extrema de ladrones de energía son los vampiros, por 
llamarlos de alguna manera. Son personas que realmente te dejan 
exhausto cada vez que hablas o te encuentras con ellas. Casi to-
dos son portales orgánicos con extremas necesidades energéticas. 
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Siempre provocan situaciones en las cuales salen ganando, y tú te 
quedas aturdido, confuso, decaído y agotado. Además, lo hacen 
con una sutileza terrible. Viven de la energía que absorben de los 
demás como parte de su día a día para reforzar su ser interior, su 
propio sentido de la existencia, su visión de sí mismos. 
Puedes tener muchos vampiros energéticos cerca: tu jefe que 
no deja de ponerte contra las cuerdas y en evidencia delante de 
otros, tu compañero o compañera que exige atención constante, 
tus amigos en plan víctima que siempre necesitan que los animes 
y cuides, etc. Tener un portal orgánico con este comportamiento 
en el entorno cercano es realmente agotador; en muchos casos no 
somos capaces de entender por qué siempre terminamos la jorna-
da cansados y deseando irnos directamente a la cama.
Para abandonar el hábito de ser el plato principal de quienes 
roban energía, lo primero es tomar conciencia de la situación. 
No existe robo energético si eres consciente de lo que sucede. 
Al igual que se pueden enviar buenas vibraciones consciente-
mente, también es posible evitar perder energía si no se quiere 
entrar en el juego de aquel que intenta crear este tipo de situa-
ciones en las que siempre salimos perdiendo. Por eso es con-
veniente aprender técnicas de protección energética y a poner 
límites a esas personas para no caer en el drama en el que pre-
tenden involucrarnos. Son diferentes formas de evitar acabar 
como merienda para el aura de otro.
Muchas personas a las cuales podemos asignarles la etiqueta 
de vampiro energético son portales orgánicos extremos, y pueden 
nutrirse energéticamente de las personas de forma activa y pasiva. 
Los métodos activos incluyen la confrontación directa, la manipu-
lación y saber dónde «pincharnos» emocionalmente hablando. Los 
métodos pasivos son más sutiles. Pueden drenar tu energía sim-
plemente estando en la misma habitación que tú o interactuando 
contigo, un drenaje que se traduce en una reducción de la energía 
física, la motivación, el ánimo, la claridad mental, etc. 
Debido a que las personas adámicas recargan mejor sus ener-
gías durante el sueño, si has sido exprimido por un portal orgánico, 
puedes sentir una fuerte necesidad de descansar. Como los aguje-
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ros negros, los portales orgánicos succionan la energía del ambien-
te, en especial de las personas susceptibles. En un ambiente social, 
pueden seleccionar una persona en particular, drenarla, y después 
dirigirse a otra del grupo. Mientras tanto, el portal orgánico se ani-
ma, se siente más satisfecho y opera más sutilmente.
En el lado opuesto, un portal orgánico carente de energía pue-
de actuar de forma errática, experimentar privación y sentirse 
desesperado por conseguir «comida», lo que lo lleva a emplear 
y exagerar comportamientos más acordes con el carácter de un 
psicópata. De todas formas, son increíblemente astutos y sutiles, 
y a veces utilizan sus conexiones con la mente colectiva (se den 
cuenta o no, ya que su nivel de conciencia es como el de cual-
quier raza animal que trabaja en grupo) para compartir la tarea de 
control, alimentación y sabotaje con otros portales orgánicos. 
Mezcla de razas
Por otro lado, es extremadamente importante entender que los 
dos grupos, adámicos y preadámicos, se han mezclado durante mi-
les de años, por lo que no se puede decir que una de las actuales 
razas de nuestro planeta (blanca, negra, etc.), sea más preadámica 
que otra, ya que el ADN de ambas clases (portal orgánico y adá-
mico) puede encontrarse dentro de las mismas familias, mezclado 
completamente. Tampoco podemos

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