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ver y sentir a javier bardem, estrella de cine Samuel Amago College of Staten Island (CUNY) “la historia social de una nación puede ser escrita en términos de sus estrellas de cine” (Raymond Durgnat citado en Dyer 6). La capacidad de las estrellas de cine de encarnar y extender o refinar tipos cultura- les les confiere prestigio y popularidad en el ámbito cultural (Spicer 2); estudiarlas nos permite percibir las formas típicas de comportamiento, pensamiento y senti- miento que son consideradas más valiosas en las sociedades contemporáneas (Dyer 15-16). La cita de Durgnat que sirve de epígrafe para este ensayo apunta a sus fun- ciones de indexación, pero los valores socioculturales de las estrellas de cine no son exclusivos de los contextos nacionales de los que emergen. a medida que se mue- ven por distintos textos (televisión, películas, libros, revistas, internet) y contextos (local, nacional, global), las estrellas de cine cumplen una variedad de funciones culturales, sociales, sexuales e ideológicas que, a su vez, cambian o toman nuevos matices en los distintos lugares en los que aparecen. En el contexto ibérico, Chris Perriam ha descrito cómo las estrellas de cine se inscriben a sí mismas en el cons- tructo social-real e imaginario que es España, tanto para los españoles como para el resto del mundo (Stars and Masculinities 10). Perriam analiza, además, la manera en que, al moverse de contextos nacionales a trasnacionales, las estrellas del cine español evocan “memorias de España” al mismo tiempo que se erigen como con- figuraciones emblemáticas de lo nacional; no son únicamente una consecuencia o derivado de las coproducciones, sino también agentes intersticiales, motivos de an- siedad, a los que llama en inglés “walking remakes” (“Two Transnational Spanish Stars” 43).1 al enfocarnos en las estrellas que participan en producciones trasnacio- nales, podemos comprender las maneras en que nociones culturalmente específicas de género, raza y clase – que son siempre influenciadas por la sexualidad, la nacio- 195 nalidad y una amplia gama de factores emocionales e intelectuales (Perriam, Stars and Masculinities 12) – funcionan en distintos contextos nacionales. Por ser un fenómeno multimediático y pluriterritorial (Pavlović, Perriam, Tria- na Toribio 339), las actuaciones de las estrellas transnacionales también nos remi- ten a características específicas, como lo son sus personalidades extra-fílmicas y sus identidades nacionales mientras se mueven fuera de sus países. Este ensayo se enfoca en Javier Bardem, quien desde el 2000 ha surgido como quizá el actor más visible de una larga lista de actores españoles (varones) con papeles importantes en películas producidas fuera de España. Paco Rabal y Fernando Rey disfrutaron de cierto grado de notoriedad en producciones europeas y norteamericanas en la déca- da de los setenta y los tempranos años ochenta del siglo veinte, mientras que anto- nio Banderas, casi ubicuo en los filmes comerciales de Hollywood de los noventa y de la primera mitad de los años 2000, aparece hoy como la voz acentuada de “Puss in Boots” en la serie de películas Shrek de Dreamworks.2 Pero Bardem ha sido capaz de logros inéditos para las estrellas del cine español que lo precedieron; nominado tres veces para el Óscar (Before Night Falls, 2000; No Country for Old Men, 2007; Biutiful, 2010), fue el primer actor español en ganar un premio de la academia Norteamericana al mejor actor (No Country for Old Men). Y aunque muchos de sus roles protagónicos conforman con rancios estereotipos comúnmente asignados a los actores españoles, el matizado estilo de actuación de Bardem, su selección estratégica de papeles y su asociación con temas políticos específicos en España le han permitido escaparse a un temprano encasillamiento como “macho sexualizado” (Fernández Labayen y Rodríguez Ortega 166). así ha podido trans- formar su identidad étnica, trascender su nacionalidad española y emerger como una figura transnacional cosmopolita lista para ser consumida por audiencias glo- bales (Fernández Labayen y Rodríguez Ortega 182). Javier Bardem ha interpretado a donjuanes y villanos, pero en sus roles protagóni- cos internacionales más prominentes también ha encarnado a parias y a otras vícti- mas sociales. Es precisamente su historia de representaciones de la masculinidad bajo situaciones de estrés la que, según Chris Perriam, se constituye como un com- ponente central de su atractivo nacional e internacional (Stars and Masculinities 104). Perriam también subraya la personalidad comedida de una estrella de cine como Bardem, con ese sentido de interacción entre la emoción, las ideas y su pre- sencia física. Las páginas que siguen analizan cómo las emociones, las ideas y la presencia física de Bardem funcionan en dos películas recientes rodadas en Barcelo- na, Vicky Cristina Barcelona (Woody allen, 2008) y Biutiful (alejandro González Iñárritu, 2010). al trazar los “significados” de esta estrella de cine en estos dos fil- mes tan disímiles, realizados bajo condiciones de producción muy diferentes, este ensayo busca demostrar el tipo de conclusiones que podemos sacar en el campo de estudio de las estrellas de cine. Después de hacer un repaso de las representaciones de Bardem como estrella y de Barcelona como lugar, este ensayo concluye conside- rando cómo los estudios de estrellas de cine pueden ser leídos a través de la lente de las teorías fenomenológicas del espectador, las cuales enfatizan los aspectos corpo- rales de la experiencia del cine. 196 Samuel Amago Javier Bardem constituye un caso de estudio interesante por “la polisemia es- tructurada” de su estampa, el resultado de una variedad de guiones, técnicas de ac- tuación y rasgos personales que funcionan para promover la empatía, la compasión y el deseo.3 aun en aquellos filmes en los que hace de malo transmite una masculi- nidad sensible y una cierta vulnerabilidad que le confieren un grado de conexión afectiva con los espectadores. Desde el peinado queer de personajes perturbados como anton Chigurh (No Country for Old Men) y Silva (Skyfall; Sam Mendes 2012), hasta la iconicidad heterosexual más escultural de sus papeles estelares como “macho ibérico” (Eat, Pray, Love; Ryan Murphy 2010 and Vicky Cristina Barcelo- na), Bardem es uno de los cuerpos más multivalentes del cine internacional. Si, como sugiere Dyer, las estrellas de cine son ejemplos de cómo la gente se re- laciona con los medios de producción en la sociedad capitalista (Heavenly Bodies 5), las estrellas de cine trasnacional como Bardem aportan maneras útiles de pensar sobre la sociedad capitalista global. Vicky Cristina Barcelona (2008) de Woody allen y Biutiful (2010) de González Iñárritu constituyen ejemplos particularmente interesantes de cine global, ya que ambos filmes son doblemente transnacionales por encontrarse en una doble situación de otredad con respecto al cine de Hollywo- od tradicional y con respecto a la industria de cine nacional español. ambos largo- metrajes son coproducciones internacionales producidas por directores no españoles en España utilizando actores españoles e internacionales, y los dos filmes dan pauta a las inflexiones cada vez más globales de la producción cultural ibérica. Deleyto y López señalan que, tomados en conjunto, estas dos películas no sólo forman un díp- tico privilegiado de la exitosa proyección de Barcelona como marca global y como una ciudad transnacional, sino que a la vez trazan un mapa conjunto de una ciudad imaginada, en parte, pero también reconocible (159). Estas películas íntegramente transnacionales ofrecen una imagen contrastante de España como escenario o tras- fondo en el que la figura estelar de Bardem se articula de manera distintiva. Entre el pulido filme turístico de Woody allen y la más cruda puesta en escenade González Iñárritu, el espectador puede discernir dos maneras de mirar, dos construcciones cul- turales altamente mediadas – Bardem como estrella y Barcelona como lugar – que han sido producidas para evocar determinadas ideas sobre el cuerpo del hombre es- pañol y el espacio social en el que se sitúa. En Vicky Cristina Barcelona, Bardem y Barcelona aparecen como objetos de- seables dispuestos para ser consumidos por una audiencia global. En este sentido, el filme reproduce una visión capitalista de la identidad y el espacio españoles, presentando a la ciudad y al hombre como cosas que pueden ser disfrutadas por una acaudalada élite internacional. Biutiful, por otra parte, revela el otro lado del deseo del consumidor; su narrativa visual se organiza en torno a los conceptos inte- rrelacionados de deshechos, residuos y basura que siempre acompañan al consumo capitalista de la manera en que éste se practica hoy en día. Como nota Begin en su análisis de Biutiful, la puesta en escena de entornos industriales como el Polígono Sur de Badalona se corresponde con el amplio discurso sobre la inmigración y la explotación que aparece en el filme, específicamente en lo que respecta a la migra- ción contemporánea proveniente de China (6).4 Los lugares pintorescos por los que Ver y sentir a Javier Bardem, estrella de cine 197 se pasea el filme de allen están casi ausentes del Barcelona de González Iñárritu, donde tanto inmigrantes como españoles luchan para salir adelante en un medio más inhóspito.5 En un creciente número de producciones internacionales Barcelona aparece como un destino turístico al que llegan protagonistas extranjeros para acudir a una variedad de festivales e instituciones artísticas y para experimentar distintas prácti- cas culturales y culinarias. Marsha Kinder ha notado cómo el hecho de asistir al cine es una forma de turismo que promueve una subjetividad nómada (87), pero Vicky Cristina Barcelona (al igual que Zindagi Na Milegi Dobara [2011] de Zoya akhtar, una película hindi también filmada en lugares emblemáticos y soleados de España) es un ejemplo fehaciente de que algunas películas son más turísticas que otras. Varias sinergias económicas transnacionales quedan reflejadas en la temática y la forma de Vicky Cristina Barcelona, cuya narrativa turística sigue a las protagonis- tas epónimas a través de una ciudad luminosamente fotografiada, en la cual una serie de paneos y fundidos empapan al espectador con atractivas y estilizadas imágenes de arte, comida y arquitectura catalanas, desde la Sagrada Familia hasta el Parc Güell y desde las Ramblas hasta la Fundació Joan Miró. No es de sorprender, entonces, que desde la perspectiva disciplinaria de los negocios y el mercadeo, Rodríguez Campo, Fraiz Brea y Rodríguez-Toubes Muñiz se hayan valido de métodos cuantitativos propios de su campo para intentar demostrar cómo Vicky Cristina Barcelona ha lo- grado promocionar a Barcelona como un destino para viajeros internacionales a tra- vés de su premeditada exposición de destinos turísticos. El turismo y la visualidad óptica aparecen interconectados y tematizados a lo largo del filme, ya que en éste se destacan el arte, la producción artística, las galerías de arte y el entendimiento artís- tico. Por medio de una variedad de planos panorámicos, la fotografía de Javier aguirresarobe enfatiza la distancia, el control óptico y una serie de exteriores por lo general fuertemente atrayentes. La fotografía de la película se utiliza para crear dis- tancia y cosificar la ciudad, y logra producir lustrosas postales para ser contempladas y absorbidas por los espectadores. De esta manera, en el fondo, la película intenta producir imágenes atractivas tanto de Bardem como de Barcelona; es un filme liviano y divertido en el que se crea un deseo por nuevas experiencias que es luego satisfe- cho mediante la forma narrativa y la técnica cinemática. a Cristina se le da por aprender fotografía durante su estadía en Barcelona, y Juan antonio (Bardem) y María Elena (Penélope Cruz) no sólo son sus maestros en la materia, sino también los principales objetivos de su lente. Como texto turístico, el retrato que allen pinta de Barcelona se estructura fundamentalmente en base a lo que John Urry ha descrito como la naturaleza fundamentalmente visual de las experien- cias de turismo (145). Es el aspecto visual de la práctica cultural del turismo la que les permite a los viajeros distanciarse del “otro” nativo con el que entran en contacto, permitiéndoles tomar posesión de objetos y ambientes, comúnmente desde una dis- tancia que hace que el mundo del “otro” pueda ser controlado desde lejos, en una ambigua combinación de desapego y control (Urry 147). Los cuerpos autóctonos son objetos de crucial importancia para la mirada del turista, ya que a menudo son produ- cidos para ser vistos, exhibiéndose, exaltando ciertos comportamientos y seduciendo a los visitantes con su habilidad, carisma, fuerza y sexualidad (156). De modo que la 198 Samuel Amago cámara de Cristina es una metonimia del filme en el que aparece, ya que cosifica a bellos cuerpos españoles organizados artísticamente dentro de un ambiente de alta cultura. a medida que Vicky y Cristina se mueven por lugares en donde hay todo tipo de arte y arquitectura, las mujeres posan y entrenan sus ojos en otros iconos de lo español contemporáneo: Juan antonio y, luego, María Elena. El personaje de Bar- dem, que primero aparece en un museo de arte – un objet d’art listo para ser obser- vado y consumido por ojos norteamericanos – funciona como la encarnación misma de la experiencia turística de Vicky y Cristina en España.6 La reflexividad del cuadro que muestra a Bardem como símbolo que circula dentro de estos ambientes sobrede- terminados de la cultura española resalta una vez más las aspiraciones de lo que es fundamentalmente un filme sobre el arte, la apreciación del arte, la adquisición del arte y el turismo cultural. Por ello es quizá pertinente que domine un vocabulario so- bre economía en muchas de las conversaciones que Vicky y Cristina mantienen con sus anfitriones estadounidenses y con su Don Juan de verano y guía turístico español. Como he notado en otra parte, el guion contiene un subtexto en el que contratos, compras, adquisiciones y transacciones son discutidos, evaluados y consumados. Judy (Patricia Clarkson) y su esposo Mark (Kevin Dunn) compran arte y hacen en- cargos a artistas para exhibir en su hogar y en las paredes de la oficina de Mark. En la primera propuesta que les hace a las jóvenes, Juan antonio recurre también, signi- ficativamente, a un vocabulario del mundo de la economía y los negocios (“No ne- gociemos como en un contrato. Vine aquí sin rodeos y les presenté mi mejor oferta”). La relación entre los personajes españoles y los norteamericanos se establece en base a una lógica de intercambios económicos. Una característica emblemática del turis- mo es el intercambio de dinero por diversas experiencias, y en este filme, Cristina y Vicky exploran una serie de experiencias, desde la cocina catalana hasta el vino espa- ñol y desde la fotografía y las clases de idioma a los encuentros sexuales con fogosos y apasionados personajes españoles. Los acuerdos íntimos entre anfitriones españoles y visitantes de los Estados Unidos quedan reflejados también en la financiación del filme, ya que las productoras Mediapro y Gravier aparece después de Weinstein Company, en asociación con antena 3 Films y antena 3 TV. Los títulos finales tam- bién reconocen los fondos proporcionados por el Ministerio de Cultura, el ICaa, la Generalitat de Catalunya, el Institut Català de les Indústries Culturals, Catalan Films & TV, y Turisme de Catalunya (amago 147-48). Si las prácticas económicas y sociales del turismo constituyen la dinámica con- ceptual central del filme de Woody allen, Biutiful de González Iñárritu ofreceuna vi- sión contrastante de la deyección producida por el mismo sistema económico en el que el capitalismo global, el turismo, las industrias de cultura trasnacional y la eco- nomía neoliberal consumen y desechan tanto cuerpos autóctonos como extranjeros. En el 2008 Vicky y Cristina podían devorar el paisaje, la cultura y los hombres espa- ñoles, pero dos años más tarde Biutiful representa los efectos de la última crisis eco- nómica en España, mostrando una ciudad en la que los capitales globales parecen ha- berse fugado, y en la cual escasean las oportunidades y la esperanza. Cotejar y contrastar estos filmes nos permite percibir cómo Barcelona y Bardem desempeñan la función de significantes flotantes que no sólo representan dos visiones contrastan- tes de la realidad y corporalidad española, sino también las dos caras de la moneda Ver y sentir a Javier Bardem, estrella de cine 199 del capitalismo global. al representar las experiencias sin sobresaltos de Vicky y Cristina en un ambiente limpio y metropolitano, la Barcelona de allen engendra de- seos de consumo en una audiencia internacional, mientras que Biutiful descubre la sórdida contracara de esos mismos ambientes urbanos, despertando de manera osten- sible la consciencia social del público. En este sentido, Deborah Shaw afirma que los filmes de González Iñárritu siempre se han caracterizado por plantear que la humani- dad sufre en conjunto, y que su cine, una suerte de esperanto visual sustentado en la globalización de la emoción, puede unir a los pueblos del mundo (141-42). Los irresistibles placeres bacanales en la Barcelona de Woody allen son reempla- zados por una experiencia española muy diferente en Biutiful. La cinematografía de Rodrigo Prieto esboza una visión proporcionalmente oscura, filtrada en azul, de una Barcelona multicultural desordenada, en la cual trabajadores migrantes en situación irregular trabajan en lugares apenas iluminados, sitios de construcción y negocios de bandas o reventa. Si Bardem fue el vehículo que les permitió a los personajes de allen experimentar el espacio y la cultura de España de una manera divertida y su- perficial, el Bardem que aparece en el filme de Iñárritu funciona como un tipo de in- termediario muy diferente, que autoriza el acceso de otros personajes al mundo de los espíritus y que también participa y es cómplice de las economías informales que operan en los patios de fábricas y otros callejones de una Barcelona industrial.7 Si Vicky Cristina Barcelona funciona de manera más efectiva como una ficción que promociona a España como un destino turístico, Biutiful proporciona una imagen igualmente ficticia del pesimismo generalizado que existe en torno a la incómoda re- lación entre la Europa continental y sus otros étnicos y económicos. Como nota Be- gin en su astuto ensayo sobre la película de González Iñárritu, aunque la versión de Barcelona transmitida por el director es la de un espacio complejo, marginal y mul- tiétnico, representativo de otras capitales europeas que también están experimentan- do reconfiguraciones debido a la inmigración y las fluctuaciones de los mercados globales (2), al asignarle la culpa de la explotación laboral y la violencia a los perso- najes chinos, el filme, de manera un tanto problemática, consolida estereotipos y re- fuerza los miedos neoliberales hacia la inmigración (12). Begin ensancha su crítica del filme al referirse al papel protagónico de Bardem dentro del mismo, notando que el perfil de estrella de Hollywood del actor, como ocurriera con Brad Pitt y Cate Blanchet en Babel, en realidad le resta autoridad a lo que de otra manera constituye una meritoria perspectiva del tercer mundo (Shaw 153, Begin 7). Sin negar que la imagen estelar de Bardem distrae la atención de algunos de los temas sociales del filme en el que aparece, en este momento quiero ocuparme del impacto fenomenológico que el desempeño del actor puede tener en sus espectado- res internacionales. Ya he sugerido que como símbolo corporal, el personaje de Ux- bal interpretado por Bardem representa una cepa herida de la masculinidad españo- la, el cuerpo desechado que queda después del deseo. Parte del patetismo melodramático de Biutiful se deriva de su exploración de los límites ontológicos de la humanidad de Uxbal. El film comienza y termina en el momento de su muerte, y la narrativa en su totalidad es un flashback extendido encuadrado por escenas en que un padre y una hija hablan íntimamente en su lecho de muerte. El deterioro del cuerpo de Uxbal se documenta mediante una variedad de estrategias cinemáticas di- 200 Samuel Amago señadas para activar reflejos ópticos y hápticos en los espectadores.8 Un temprano primerísimo plano de Uxbal lo muestra haciendo gestos de dolor mientras un doctor le hace un examen rectal. Mientras el médico le pregunta por qué esperó tanto en hacerse examinar, una enfermera entra para penetrarlo nuevamente, esta vez en el brazo, con una jeringa. Los numerosos intentos de atravesar la piel para alcanzar la vena frustran a un Uxbal que está en un mal estado de salud evidente. Lo que llama la atención de esta escena en el hospital es cómo destaca los límites del cuerpo de Bardem, activando el sentido del tacto del espectador (la jeringa que pincha su bra- zo, el examen rectal que enfatiza su malestar, la grasosa arruga en la cara de Bar- dem en un primerísimo plano). La penetración y violación del cuerpo de Uxbal fun- cionan a la vez como alegoría de un cuerpo político español sitiado y como un recordatorio mortal de la corporalidad material de la estrella de cine.9 La aguzada consciencia táctil promovida por la fotografía, el posicionamiento de la cámara y el desarrollo narrativo de Biutiful es complementada por una varie- dad de estructuras sónicas que también ponen al espectador en contacto auditivo con el protagonista. En las secuencias inicial y final del filme, la voz susurrante de Uxbal domina las texturas auditivas de la pista de audio, y el tema central de la con- versación post mórtem con su padre en el bosque son los efectos de sonido del vien- to y del mar, que su padre imita con la boca. El conjunto de fenómenos auditivos enfatizados en estas secuencias (los susurros, el sonido de la nieve crujiendo bajo los pies, los efectos de sonido practicados por Uxbal y su padre) tiende a situar al espectador de manera más completa como un ente corporal que se encuentra, tal y como han descrito varias teorías fenomenológicas del cine, involucrado de manera acústica, sensomotriz, somática y afectiva en la textura visual del filme y su paisaje sonoro (Elsaesser y Hagener 10). Las estructuras auditivas y visuales son parte inse- parable de la forma melodramática del filme, que funciona reflexivamente para pro- mover lo que Vivian Sobchack y Laura Marks han descrito como una autoconscien- cia de la corporalidad de nuestro ser mediante una condición de empatía radicalmente irreducible. La permeabilidad de la piel, el poder envolvente del soni- do y la puesta en escena de procesos biológicos desordenados son subrayados en el filme de González Iñárritu para lograr activar en los espectadores la percepción de la ubicación de su propia subjetividad dentro de un cuerpo vivo. No sólo vemos el sufrimiento de Uxbal; lo sentimos, lo palpamos y lo escuchamos. La prominencia sostenida del deterioro corporal de Uxbal – que a la vez repre- senta y refleja el más amplio contexto urbano de una ciudad postindustrial en deca- dencia – puede ser entendido como parte de la estética “feel-bad-kumbaya” (Begin 2) de González Iñárritu, que funciona narrativamente haciendo que una serie de si- tuaciones miserables se sucedan una tras otra. En Biutiful, el énfasis en el lado más oscuro y desaliñado del cuerpo de Bardem – y de la Barcelona en la que vive – re- fleja el continuo interés de González Iñárritu por explorar cómo la gente navegalos espacios y lugares deshumanizados de la modernidad global del capitalismo tardío, así como su intento sostenido de hacer emerger, a través del melodrama, la cons- ciencia y el patetismo en los espectadores.10 El filme de allen también tiene importantes cosas para mostrarnos sobre la cor- poralidad de sus estrellas protagónicas. Pero Vicky Cristina Barcelona se ocupa de lo externo, de la superficie; es una película voyeurista, un espectáculo visual ligero Ver y sentir a Javier Bardem, estrella de cine 201 cuya función es más que nada libidinal y gastronómica. El filme de allen es una máquina que crea y satisface deseos turísticos y heterosexuales. Juan antonio es un macho ibérico sexualmente apto, un cocinero, un poeta, un pintor, un piloto. En mu- chos sentidos se comporta como el guía turístico ideal, satisfaciendo los deseos de las jóvenes que quieren participar en enriquecedoras experiencias culturales y ro- mánticas. Biutiful, por otro lado, es una máquina que genera otro tipo de respuestas en los espectadores. La valorización melodramática del sufrimiento por parte del filme – manifiesta en la consciencia y el cuerpo torturados de Bardem – considerada junto a las elaboradas reflexiones en torno al alejamiento de un padre de sus hijos, pretenden llevar al espectador a las lágrimas. Si Vicky Cristina Barcelona es una co- media romántica global, Biutiful es un melodrama global que deriva su poder emotivo de una cuidadosa disección forense de la versión de masculinidad ya algo castigada de Bardem (Perriam 98), quien es luego situado dentro de un ambiente urbano co- rrespondientemente sombrío.11 Desde el comienzo de su carrera como director de cine, González Iñárritu se ha interesado en explorar el lado más oscuro de la condi- ción humana post-industrial, la contracara más sórdida del globalismo neoliberal y las decadentes puestas en escena de las megalópolis globales. Las imágenes de Bar- celona que vemos en Biutiful se destacan por su profundidad, cercanía y oscuridad; los personajes del filme pasan sus días en ambientes subterráneos, a veces sin que- rerlo, en los sótanos y almacenes de Barcelona, en los fríos y húmedos apartamentos en los que los españoles autóctonos e inmigrantes se ven forzados a vivir. La situa- ción corporal de Uxbal se enlaza con la más amplia visión melodramática de Gon- zález Iñárritu en torno a los sistemas globales deshumanizantes que han emergido como parte de la modernidad del capitalismo tardío. al comenzar Biutiful, el sonido íntimo del corazón de una niña sumida en un abrazo domina las estructuras sónicas diegéticas y, a medida que avanza el filme, la orina de Uxbal toma un color cada vez más oscuro y profundo, entre el marrón y el rojo.12 Estos recordatorios de las necesidades fisiológicas y de los sentidos (la cali- dez y la intimidad táctil evocada por las palpitaciones del corazón de la niña, la aversión que causa ver orina de color bermejo) logran desencadenar sensaciones y sentimientos corporales en el espectador, y ponerlo al tanto de los límites físicos, temporales y ontológicos del cuerpo humano. Tomados en conjunto, la inoportuna muerte de Uxbal, su deterioro y el desmoronamiento de su mundo, forman parte del retrato melodramático que hace el filme de la anomia del capitalismo tardío, y son también parte de la estética de la precariedad que ha tendido a caracterizar las reali- zaciones de González Iñárritu. Los primeros planos de insectos que aparecen en va- rios pasajes del filme – polillas, gusanos, hormigas – subrayan claramente que los seres humanos también están hechos de carne y que, por tanto, pronto no serán más que polvo y cenizas. La legibilidad internacional del valor de Javier Bardem como estrella masculina depende del conjunto de representaciones culturales de su figura o imagen, tal y como se la percibe en películas y otros medios audiovisuales en España y el extranje- ro. al analizar la representación multivalente de su cuerpo en estos dos filmes tan di- ferentes, podemos apreciar la corporalidad de la estrella dentro del contexto de una masculinidad española disputada y bajo constante reconstrucción, producida por un 202 Samuel Amago espacio español que es ocasionado, a su vez, por las fuerzas políticas y económicas del capitalismo tardío. En ambos largometrajes de directores norteamericanos se in- tenta dirigir al espectador a “sentir” a Javier Bardem, y a percibirlo a él, a su cuerpo y su imagen como una extensión semántica productiva (Elsaesser and Hagener 116) inscrita dentro de un espacio citadino polisémico de similar estructura. Los irresisti- bles placeres de estos filmes son transmitidos mediante representaciones cinemáticas codificadas de diferente manera, en las que Bardem aparece como un objeto de la mirada del espectador, con su correspondiente efecto estético y cenestésico. No sólo vemos a Bardem en estos filmes, lo sentimos de maneras diferentes. a medida que su imagen es traducida por nuestro sensorio en respuestas físicas, nuestros cuerpos en- tran en un contacto sensual con Bardem. La estrella de cine y el espectador ya no funcionan como unidades discretas. Como postula Elena del Río, en cambio, imagen y cuerpo se convierten en superficies en contacto, sumidas en una actividad constan- te de realineamiento e inflexión recíprocos (citado en Sobchack “What My Fingers Knew”). El significado de Bardem no sólo emerge de las imágenes de él que vemos en la pantalla; también lo hace de nuestro propio contacto multisensorial con dichas imágenes. De esta manera, el significado y el lugar de donde proviene no tiene un origen único en los cuerpos o en la representación, sino que éste aflora de ambos al mismo tiempo. Nuestra interacción con las estructuras formales del cine no es meta- fórica; es fenomenológica.13 Considerar la manera en que las estrellas de cine producen significado es tam- bién una forma de estudiar cómo nuestros cuerpos entran en contacto con las imáge- nes y sonidos de los suyos. al observar cómo la imagen de Bardem aparece en estos dos filmes tan diferentes, también podemos percibir los dos extremos de un espectro estético y fenomenológico. La versión de Javier Bardem de allen enfatiza la mascu- linidad escultural y vivaz del actor; es representado como una fuerza creativa, ani- mada, erecta y penetrante que se mueve con facilidad a través de una variedad de terrenos y de ambientes urbanos. Vuela, conduce, camina y monta libremente por el espacio ibérico sin que se le interpongan fronteras u otros cuerpos. La experiencia del espectador del filme se basa en la ficción del movimiento fácil, de la visualidad óptica y de los irresistibles placeres propios de la comedia y el romance que Bar- dem y sus compatriotas suministran en abundancia. González Iñárritu, por otra parte, transforma a Bardem en un ser penetrado, per- forado y en decadencia que vive al borde de la muerte. La versión de Bardem que aparece en Biutiful es probablemente más completa, ya que sus estructuras estéticas están organizadas de manera más deliberada para activar la totalidad de nuestro ser corporal, en base a toda la historia y el conocimiento de nuestro sensorio (Sob- chack, Carnal Thoughts 63). El conocimiento corporal catalizado por la presencia de Bardem en pantalla depende de una conciencia compartida aguda, mientras avanza el filme, de que aun las estrellas de cine son desechables. Los indicadores fí- sicos y somáticos de deterioro corporal en Biutiful ponen de relieve la composición orgánica del cuerpo de la estrella de cine, que también tiene una existencia temporal y una fecha de expiración, y que, muy a pesar de su perpetuidad en el celuloide y la tecnología digital, también volverá algún día a transformarse en polvo. Traducción de Francisco Brignole Ver y sentir a Javier Bardem, estrella de cine 203 NOTaS 1 Perriam arguye que la tipicidad y el estatus mítico de las estrellas transnacionalesdel cine español persiste aun cuando se mueven en otros contextos nacionales e internacionales, donde su iconicidad es intersectada por la especificidad de un nuevo espacio de representa- ción social “glocalizado”, y aun cuando son asimilados por audiencias que poco tienen que ver con el público español (“Two Transnational Spanish Stars” 43). 2 aunque este ensayo se enfoca en Javier Bardem, futuros trabajos podrían trazar los movimientos de otros actores españoles e hispanoamericanos con presencia en los me- dios audiovisuales globales. Perriam escribe que “el enorme volumen de producciones inter- europeas y transatlánticas y el cada vez más grande impacto de la transferencia de estrellas, tanto en las coproducciones de España con Europa como en aquellas con Latinoamérica (Imanol arias, Marisa Paredes y Eduardo Noriega en una dirección; Federico Luppi, Cecilia Roth, Salma Hayek y Leonardo Sbaraglia en la otra, por ejemplo) exigen que se les preste más atención crítica con el fin de abrir el debate sobre las complicaciones y las imposibilida- des de la españolidad” (“Two Transnational Spanish Stars” 31). 3 “La polisemia estructurada” es un concepto de Dyer que aparece en Heavenly Bodies (92). 4 Véase también el capítulo 19, de Benjamin Fraser. 5 Maria DiFrancesco apunta cómo estos espacios se organizan según una lógica abyecta y fantasmal, y analiza cómo esta lógica se puede entender como un indicio de la re- lación desigual entre un pasado histórico de emigración española y la creciente inmigración presente. 6 Las performances en vivo, el baile y otros modos performativos en los que se ex- hibe el cuerpo son centrales en muchas industrias del turismo, especialmente en los trópicos, donde el cuerpo en movimiento es frecuentemente objeto de miradas y donde una “corporali- dad espectacular” es cada vez más un rasgo característico del turismo global (Urry 156). 7 Deleyto y López, en un ensayo sobre el aburguesamiento (“gentrification”) y la representación del espacio urbano de Barcelona en estos filmes, enfatiza que Uxbal es tanto un producto como una encarnación de las identidades de frontera y que, por tanto, con su im- ponente presencia logra transformar la ciudad que habita en una zona fronteriza (168). 8 Laura Marks utiliza la teoría de visualidad háptica para describir las diferentes maneras en que las películas pueden evocar memorias físicas y sensaciones normalmente asociadas con otros sentidos como el olfato, el tacto y el gusto. 9 Biutiful, al ser considerada junto a Birdman (2014), el filme más reciente de González Iñárritu, sugiere que el interés del director por la interconectividad humana en una era de precariedad económica está empezando a ceder en sus filmes más recientes, favore- ciendo en cambio a una documentación más exhaustiva de lo que se percibe como una crisis de la masculinidad heterosexual del hombre blanco. 10 Begin critica el filme por su uso del melodrama para promover valores morales conservadores implícitos y por su abuso innecesario de primeros planos para subrayar el do- lor emocional y la inocencia de niños que sufren injustamente por las fallas morales de los adultos (12). 11 Fouz-Hernández y Martínez-Expósito han descrito la encarnación de la dis- capacidad masculina por parte de Bardem en Mar adentro y Carne trémula (96-110), pelí- 204 Samuel Amago culas en las cuales la imagen del actor se ha asociado con la discapacidad y la enfermedad. En estas y otras actuaciones de actores españoles, los autores perciben una arraigada ansie- dad en torno a cuestiones relacionadas con la belleza y la normalidad física en el cine espa- ñol reciente (109). 12 Para más sobre el efecto de la banda sonora, véanse los capítulos 1, de Kathleen M. Vernon, y 17, de Matthew J. Marr. 13 Véase también el capítulo 11 de Nilo Fernando Couret. OBRaS CITaDaS amago, Samuel. Spanish Cinema in the Global Context: Film on Film. Nueva York: Routled- ge, 2013. Begin, Paul. “Empathy y Sinophobia: Depicting Chinese Migration in Biutiful (Iñárritu, 2010)”. Transnational Cinemas (2015): 1-16. Deleyto, Celestino y Gemma López. “Catalan Beauty and the Transnational Beast: Barcelona on the Screen”. Transnational Cinemas 3.2 (2012): 157-75. DiFrancesco, Maria. “Facing the Specter of Immigration in Biutiful”. Symposium: A Quar- terly Journal in Modern Literatures 69:1 (2015): 25-37. Dyer, Richard. Heavenly Bodies: Film Stars and Society. 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