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Nuestra Señora Santa María de Guadalupe, 
Estrella de la Nueva Evangelización 
 
“Qui incredulus est infiliter agit” (Isaías 21, 2) 
 
 
 
Antonio RAMIRO CHICO 
Técnico Archivo-Biblioteca 
Real Monasterio de Guadalupe 
antonioramirochico@gmail.com 
 
 
 
I. María, madre y maestra. 
 
II. Guadalupe, río escondido de gracia. 
 
III. Guadalupe, santuario nacional y patrimonio de la humanidad. 
 
IV. Guadalupe, estrella y camino. 
 
V. Conclusión. 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
España y la Evangelización de América y Filipinas (siglos XV-XVII) 
San Lorenzo del Escorial 2021, pp. 21-46. ISBN: 978-84-09-33392-9 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
I. MARÍA, MADRE Y MAESTRA 
 
María, como madre del Salvador fue iluminada desde el mismo instante de 
su concepción, al anunciar un ángel del Señor a sus padres simultáneamente, 
que sus ruegos habían sido escuchados y que concebirían un hijo, tal como 
se recoge en el Protoevangelio de Santiago, escrito probablemente hacia el año 
150 y que el arte ha representado, magníficamente, con el conocido abrazo de 
san Joaquín y santa Ana ante la Puerta Dorada de Jerusalén, cuya escena está 
contenida en el Anuncio del nacimiento de María en el mismo Camarín de 
Nuestra Señora de Guadalupe. 
 
La originalidad y la maestría del pintor napolitano, Luca Giordano, recrea 
en nueve lienzos la vida de la Virgen María, que comienza con el Anunció del 
Nacimiento de María, presentando en primer plano, la figura turbada de Joaquín 
ante el ángel, cuyos brazos indican la dirección de ese encuentro de gracia de 
los esposos, mientras en la parte superior, sobre un difuso fondo se dibujan las 
figuras de ambos que ascienden hacia el templo1. 
 
“No tengas miedo, Ana, ni creas que es un fantasma lo que tienes a tu 
vista. Soy el ángel que presentó vuestras oraciones y limosnas ante el 
acatamiento de Dios. Ahora acabo de ser enviado a vosotros para 
anunciaros el nacimiento de una hija cuyo nombre será María y que 
ha de ser bendita entre todas las mujeres. Desde el momento mismo de 
nacer rebosará en ella la gracia del Señor…Levántate, pues, sube a 
Jerusalén. Y cuando llegues a aquella puerta que llaman Aurea por estar 
dorada, encontrarás allí, en confirmación de lo que digo, a tu marido, 
por cuya salud estás acongojada. Ten, pues, seguro, cuando tuvieren 
cumplimiento estas cosas, que el contenido de mi mensaje se realizará 
sin duda alguna”2. 
 
1 TEJADA VIZUETE, F., El Camarín de Guadalupe. Historia y esplendor. Arganda del 
Rey, 1996, pp. 160-162, 
2 Liber de Nativitate Mariae, Caps. III-IV. Edición de SANTOS OTERO, A. de, Los Evangelios 
Apócrifos. B.A.C. Madrid 1985. En adelante citaremos con las iníciales L.N.M. 
NUESTRA SEÑORA SANTA MARÍA DE GUADALUPE… 
 
 
23
Ana, era natural de Belén y prometió si Dios le daba un hijo dedicarle al 
servicio de Dios. Pasados los nueve meses, dio a luz a una niña a la que llamó 
Miriam (María), tal como le había anunciado el ángel. En esta escena, del 
Nacimiento de la Virgen, Luca Giordano la presenta en dos planos: en el 
primero, María recién nacida está sobre los brazos robustos de una matrona 
que aparece de espaldas y sentada, rodeada de otras cuatro jóvenes que la 
auxilian, de las que tres de ellas marcan una línea ascendente en paralelo con el 
plano superior que inicia san Joaquín, que de píe contempla la escena y que 
finaliza con santa Ana incorporada sobre un alto lecho, a la que asisten dos 
doncellas. La luz una vez más irrumpe entre oscuros nubarrones y tras iluminar 
a santa Ana cae de lleno sobre la humanidad de la criatura. Compositivamente la 
escena es aparentemente simple, aunque tiene la virtud de permitirnos apreciarla 
de una sola mirada, incluso en sus pequeños detalles, como es la presencia 
de un gato, cuya presencia humaniza aun más la escena. 
 
“Dios es verdaderamente vengador del delito, más no de la naturaleza. Y 
por eso, cuando tiene a bien cerrar la matriz, lo hace para poder abrirla 
de una manera más admirable y para que quede bien claro que la 
prole no es fruto de la pasión, sino de la liberalidad divina” (Caps. 
III-IV del L.N.M.). 
 
Al cumplir los tres años, y por tanto acabado el periodo de lactancia 
materna, Joaquín y Ana llevaron a María al templo para que fuera allí educada 
con las demás doncellas. La bienaventurada Virgen María mientras su padres 
estaban entretenidos en cambiar sus vestidos de viajes por otros más limpios y 
curiosos comenzó por si sola su primera peregrinación, subiendo los quince 
peldaños hasta la entrada del templo para cumplir con el sacrificio prescrito 
por la Ley, tal como se puede contemplar en la tercera escena de la vida de la 
Virgen, la presentación de Nuestra Señora en el templo de Luca Giordano, en la 
que destaca esa línea ascendente de María subiendo las gradas del templo hasta 
llegar a la reverente figura del sumo sacerdote, que sale a su encuentro. Esa 
misma línea diagonal en paralelo a la principal la proyectan también tres 
personajes que acompañan la escena, un hombre y dos mujeres, portando la 
primera un cesto con un pichón, cumpliendo así la Ley del Señor, todo ello 
envuelto sobre cromáticas nubes, que buscan ese efecto pictórico entre el plano 
espiritual y terrenal, y que el italiano tan sabiamente utilizó en toda la serie 
de la vida de la Virgen, quizás consciente de que la luz que penetra en esta 
antesala del cielo, penetra únicamente por la linterna del lucernario. 
 
Aquí inició la gloriosa Virgen María su verdadero camino como Madre 
del Señor y de todos los hombres. 
 
ANTONIO RAMIRO CHICO 
 
 
24
“Y cuando estaban entretenidos… la Virgen del Señor se fue subiendo 
una a una todas las gradas, sin que nadie le diera la mano para 
levantarla y guiarla, de manera, que, por lo menos en este punto, 
nadie podría decirle que le faltaba gravedad propia de edad madura…” 
(Cap. VI del L.N.M.). 
 
Ese camino de peregrinación le va madurando la Virgen hasta que cumplió 
los 14 años, cuando el sumo sacerdote hacía volver a sus casas a las doncellas 
que vivían en el templo con el fin de que contrajeran matrimonio. María de 
nuevo, sigue los designios de Altísimo y se niega a volver a su casa, alegando su 
consagración a Dios, manifestando así su voluntad y la de sus padres, respetando 
el voto de virginidad que había hecho al Señor. Dichos desposorios se exhiben 
frente a la imagen de Nuestra Señora de Guadalupe, en los que el Giordano 
ha sido fiel a los hechos fundamentales del texto, mostrando a José con la 
vara florecida sobre la que reposa el espíritu del Señor en forma de paloma, 
extendiendo su mano hacia María en presencia del sumo sacerdote, y como 
un testigo más de dicha escena, el napolitano se asoma con sus antiparras en 
su propio autorretrato. 
 
“De acuerdo, pues, con esta profecía (Isaías) mando que todos los varones 
pertenecientes a la casa y familia de David, aptos para el matrimonio y no 
casados, llevaran sendas varas de altar. Y dijo que el dueño de la vara 
que, una vez depositada, hiciera germinar una flor y en cuyo ápice se 
posará el Espíritu del Señor en forma de paloma, sería el designado 
por custodio y esposo de la Virgen...” (Caps. VII-VIII del L.N.M.). 
 
Desposada la Virgen su camino no se desvió y recogida en su humilde 
oratorio particular, al sexto mes la visitó el ángel Gabriel inundando la estancia 
con un fulgor extraordinario para anunciarle su maternidad divina. La Virgen, 
no se asustó por la visión del ángel ni quedó aturdida por la magnitud del 
resplandor sino que se recogió sobre sí misma y aceptó la gracia derramada 
por el Espíritu Santo. Ese recogimiento el napolitano le ha envuelto sobre un 
manto azul cielo en el que apenas se deja ver el color purpura de su vestido. 
Arrodillada sobre su oratorio el ángel Gabriel genuflecto, sobre arrebol de 
nubes, le ofrece con su diestra la vara de azucenas, símbolo de su pureza, 
mientras con la siniestra indica la fuerza del Altísimo que desciende en forma de 
palomaa través de un perfecto rompimiento de gloria que inunda con su gracia a 
María, en cuya base hace depositar un jarrón con rosas blancas, recordando 
así los misterios gozosos del rosario. 
 
“María respondió al ángel: ¿Cómo será esto, puesto que no conozco 
varón? El ángel le respondió: El Espíritu Santo vendrá sobre ti y el 
NUESTRA SEÑORA SANTA MARÍA DE GUADALUPE… 
 
 
25
poder del Altísimo te cubrirá con su sombra; por eso el que ha de nacer 
será santo y será llamado Hijo de Dios… Dijo María: He aquí la esclava 
del Señor; hágase en mi según tu palabra…” (Lc 1, 26-38). 
 
Llena de gracia, María prosigue su camino de peregrinación, en busca de 
su prima Isabel para felicitarla por haber concebido en su vejez, tal como le 
había anunciado el ángel, momento en que entonó el canto sublime del Magníficat 
alabando a Dios tras subir las montañas de Ain Karin (Karen) y poder servir 
así a su pariente Isabel en casa de Zacarías, tal como recoge el Evangelio de 
San Lucas (Luc. 1,39-46) y las antiguas liturgias de la iglesia. Para ello, Luca 
Giordano sigue la misma línea compositiva de los demás lienzos presentando la 
Visitación con esas rotundas y oscuras nubes orladas de reflejos dorados, 
encumbradas en la parte superior de cada lienzo y esas elegantes y sólidas 
arquitecturas, con las que logra ese doble efecto, profundidad y realismo, que se 
hace evidente en los primeros peldaños del pórtico, cuya línea ascendente nos 
lleva hasta la figura maternal de santa Isabel, que sale al encuentro de la Madre 
del Señor, cuyo saludo proclama la humildad de María, como así se pone de 
manifiesto en los demás personajes y animales que siguen expectante el 
acontecimiento. 
 
“Proclama mi alma a la grandeza del Señor, y se alegra mi espíritu en 
Dios, mi Salvador; porque ha puesto sus ojos en la humildad de su 
esclava, y por eso desde ahora todas las generaciones me llamarán 
bienaventurada, porque el Poderoso ha hecho obras grandes en mí: su 
nombre es Santo, y su misericordia llega a sus fieles de generación en 
generación” (Lc. 1, 46-50). 
 
El contexto de la espiritualidad española de la contrarreforma y la nueva 
plástica de la corriente barroca van a potenciar las escenas de la vida de la Virgen 
relacionadas con la infancia de Jesús, ajenas incluso a los mismos apócrifos, 
aunque de los viejos relatos de la Huida a Egipto quedó el detalle de la palmera, 
que alivió la fatiga de María causada por la canícula del desierto y alimentó 
con sus frutos a la familia de Nazaret. Giordano que sigue en esta escena a 
los grabados de Martín Schongaüer y Durero presenta a la Virgen con el Niño 
montada sobre el asno, mientras encima y al fondo se divisa la palmera. En ésta 
de Guadalupe, san José acompaña a María siguiendo los pasos que marca el 
ángel que tira del ronzal del animal hacia la orilla del río, de contrapunto otro 
ángel de mayor estatura parece sujetar a la Virgen por el otro lado, siguiendo las 
acostumbradas reiteraciones temáticas del napolitano. 
 
“Su sombra alivió la fatiga de María causada por la canícula del desierto; 
su fruto mitigaría el hambre; de sus raíces brotarían raudales de agua 
ANTONIO RAMIRO CHICO 
 
 
26
cristalina. Por todo ello la bendijo Jesús e hizo que sus ángeles trasportaran 
una de sus ramas para plantarla en el jardín del paraíso” (Evangelio 
del Pseudo Mateo, caps. XX-XXI). 
 
En frente, y a mano izquierda de la entrada del Camarín de Nuestra Señora 
de Guadalupe queda la escena de la Sagrada Familia, premonitoria de la 
pasión de Cristo, que María vive como madre y maestra, en un ambiente intimista 
que Giordano recrea con sencillez compositiva, utilizando una cortina recogida a 
la altura del arco, mientras que José muestra a María la cruz que sostiene un 
ángel sobre el banco. María por su parte medita con alegría, mientras tiene sobre 
su regazo a Jesús, aceptando con dolor la voluntad del Padre, cuando Jesús 
se dispone a coger con su diestra la corona de espina que le ofrecen los dos 
angelitos. En la quietud de la escena familiar, en primer plano, aparecen las 
herramientas del carpintero y la figura de un gato, que ya utilizó también el 
napolitano en la contemplación del nacimiento de la Virgen, como muestra 
de esa humanidad que Cristo abrazó al ser concebido dentro del vientre de su 
madre, la Virgen María. 
 
“Cuando lo miré y contemplé su belleza, la alegría desbordó mi alma, 
sabiéndome indigna de un Hijo así. Cuando consideré los lugares en 
los que, como sabía a través de los profetas, sus manos y pies serían 
perforados en la crucifixión, mis ojos se llenaron de lágrimas y se me 
partió el corazón de tristeza. Mi hijo miró a mis ojos llorosos y se 
entristeció casi hasta morir. Pero al contemplar su divino poder, me 
consolé de nuevo, dándome cuenta de que esto era lo que el quería y, 
por ello, como era lo correcto, conformé toda mi voluntad a la suya. Así, 
mi alegría siempre se mezclaba con el dolor” (Revelaciones de Santa 
Brígida, cap. 10). 
 
Antes de entrar a la edícula o trono de Nuestra Señora de Guadalupe, el 
visitante debe detenerse en la última escena de la vida de la Madre de Dios, la 
Asunción de María, en la que Luca Giordano seguirá los pasos que narraron los 
apócrifos asuncionistas, dotando a su composición de un intenso dinamismo, 
desde la propia base del sepulcro vacío, contemplado por varios apóstoles e 
inundado de rosas que perfuman todo el ambiente, mientras otros elevan su 
mirada hacia lo alto para contemplar a María, que es elevada en cuerpo y 
alma en un arrebol de nubes por ángeles y querubines. Envuelta sobre su manto 
azul cielo, la Virgen abre sus brazos de par en par y fija su mirada hacia lo alto, 
donde la contemplan la Santísima Trinidad, como madre y maestra de toda la 
humanidad. 
 
NUESTRA SEÑORA SANTA MARÍA DE GUADALUPE… 
 
 
27
“Nosotros, pues, los apóstoles, al contemplar el repentino y venerable 
traslado del santo cuerpo de María, dimos gloria a Dios que nos 
manifestó sus maravillas acerca del tránsito de la madre de nuestro 
Señor Jesucristo” (Libro de San Juan Evangelista, c. 50). 
 
Por tanto, toda evangelización está siempre precedida por la intervención 
materna de María. Quién como Ella puede revelar a Jesús ¿No fue en sus manos 
que el mundo, pastores y reyes magos encontraron a Jesús? ¿No es Ella quien 
presenta a Cristo al Mundo? ¿No es Ella quien como Maestra y testigo 
singular revela a la Iglesia naciente los misterios de Cristo?3. 
 
El papa Pablo VI nos dijo que el hombre moderno escucha más a quien 
testifica con su vida que al que enseña con palabras, y si llegase a escuchar a 
maestros, sería solo si son testigos. Es por ello que la figura de la Virgen María 
ilumina la misión evangelizadora. Ella es evangelizadora porque es evangelio 
vivido, modelo real que el evangelizador puede presentar al hombre al que 
propone la palabra salvadora como la más alta realización del mensaje cristiano. 
 
 
II. GUADALUPE, RÍO ESCONDIDO DE GRACIA 
 
Proclamar hoy el nombre de Guadalupe, tanto en el viejo como en el nuevo 
mundo, es invocar a la Madre de Dios, que bajo este bendito nombre se apareció 
a finales del siglo XIII, a un vaquero de Cáceres, llamado Gil Cordero, a quien 
le confió su mensaje salvífico4. 
 
“Este sitio y lugar, a lo antiguo se llamaba Cecilia Germilina, según lo 
afirman graves autores, Pedro Apiano, cosmógrafo excelente y Gemma 
Frisio, insigne matemático, en la descripción que hacen de las provincias 
de España. Pero, ahora siguiendo a los modernos, confina este lugar y 
está vecino al Reino de Toledo, entre poniente y mediodía, honrado de 
soberano apellido de Nuestra Señora de Guadalupe, casa en religión 
célebre, en la majestad grande, en el edificio peregrina, en los milagros 
famosa, en el concurso de gente, memorable, que con devoción acuden a 
visitar este santo lugar: estación dichosa de peregrinos, puerto seguro 
de los que en el desembarcan, pues con tanta humanidad, amor y regalo, 
son recibidos”5.3 GALINDO, A., SCTJM, “La Virgen María, Estrella de la Nueva Evangelización”, en 
https//corazones.org 
4 GARCÍA, S., OFM, y RAMIRO CHICO, A., “Guadalupe, origen y leyenda, en I Jornadas 
Internacionales de Historia y Literatura en la Comarca de Las Villuercas. Madrid 2010, pp. 253-302. 
5 TALAVERA, G. de, OSH, Historia de Nuestra Señora de Guadalupe. Toledo1597, pp. 8-12 
ANTONIO RAMIRO CHICO 
 
 
28
Con anterioridad a la centuria decimotercera Guadalupe de Extremadura, era 
solamente el gentilicio de un río que formaba parte del conjunto orográfico de 
los Montes de Toledo, cuyo topónimo evidencia ese fecundo mestizaje de las 
culturas islámica y cristiana, que sufrió durante la reconquista toda esta zona de 
Extremadura (714-1492). Dicha raíz hidronímica, seguramente preindoeuropea 
justifica la fertilidad de estos valles de las Villuercas, de cuyas estribaciones 
apalachenses nacen cinco cursos fluviales: Almonte, Ibor, Vieja, Ruecas y 
Guadalupe, de los cuales, los tres primeros vierten sus aguas al Tajo, mientras 
los dos últimos rinden tributo al Guadiana. 
 
Guadalupe no es onomástico privativo de la región extremeña, pues aparece 
con anterioridad al siglo XIII en otros lugares de España: Cádiz, Almería, 
Ávila,… y en Portugal, no será hasta la época renacentista cuando la curiosidad 
de los humanistas, debido en gran parte, a la expansión e importancia del 
Santuario de las Villuercas, muestren interés por su etimología, originando 
desde entonces hasta nuestros días, una abundante fronda de exégesis: río de 
lobo, río de Ibn Lubb, río de oso, río escondido, entre otras6. 
 
De todas ellas, ciertamente que la etimología árabe de Guadalupe es la 
más aceptada desde el siglo XV, bien por su entronque faunístico, bien por la 
presencia onomástica personal, bien por la situación orográfica, ya que la mayoría 
de los guadalupes registrados están situados en zonas de larga pervivencia y 
presencia cultural musulmana, como fue ésta, aunque no es menos cierto que 
la terminación “lupe”, puede tener, lingüísticamente hablando, una procedencia 
latina. Sea una u otra, lo cierto es que la Virgen tomó el nombre del río, por 
haberse aparecido en su ribera. 
 
Durante el último cuarto del siglo XIII, el hecho milagroso, recogido en 
crónicas y leyendas, como veremos posteriormente, despertó el cauce del río 
Guadalupe, que nace a 1.210 metros de altitud entre encinas achaparradas 
y blancas piedras, cuyas aguas bajan serpenteantes por umbrías y solanas, 
acariciando las raíces de loros, sauces, castaños y chopos. Aunque, no sabemos 
con exactitud la fecha concreta del acontecimiento, podemos afirmar que fue 
posterior a 1268, según se deduce del deslinde entre los concejos de Trujillo y 
Talavera, cuya línea divisoria pasaba justo por el emplazamiento de la primitiva 
iglesia de Santa María de Guadalupe, a la que dicho documento no hace 
referencia alguna7. 
 
6 TERRÓN ALBARRÁN, M., “El nombre de Guadalupe”, en Guadalupe: siete siglos de 
fe y de Cultura”. Arganda del Rey 1993, pp. 157-195. 
7 AMT, Legajo 1.1, núm. 32 fols. 121 r. y vto: “Carta plomada del rey D. Alfonso X, confirmando 
el amojonamiento realizado entre los términos de Trujillo, Toledo y Talavera por D. Durante, 
NUESTRA SEÑORA SANTA MARÍA DE GUADALUPE… 
 
 
29
Recibida la noticia de la aparición y del hallazgo de la imagen, varios 
clérigos de la Villa de Cáceres y algunos vecinos acompañaron al pastor y 
familia por sendas abruptas, peregrinando al lugar del milagroso suceso, donde 
excavaron la tierra y encontraron una imagen de María, dentro de un sarcófago de 
mármol blanco. 
 
Entonces construyeron allí una ermita o “casilla de piedra seca, en 
manera de chozo, cubierta de ramos y corchos; y asimismo, juntaron 
algunas piedras, a manera de altar, sobre el cual pusieron la dicha 
imagen. Y hecho así, todo lo sobredicho, los clérigos, con todo el pueblo 
que allí era venido se volvieron, dando muchos loores a Nuestro Señor 
Dios y a su Santísima Madre, que tan gloriosa se quiere demostrar en 
esta tierra y contaron a todos los ausentes cómo había sido verdad 
todo lo que el vaquero había dicho”8. 
 
Esta sería la primera choza o eremitorio que tuvo Nuestra Señora, que 
debido a su fragilidad no quedan vestigios alguno, sólo dos trozos de mármol 
del sepulcro en el que fue encontrada la venerable imagen, expuestos desde 
el siglo XV a la veneración de los fieles en la entrada de la Basílica, cuyo 
testimonio sólo ha quedado, de momento, reflejado en la leyenda. 
 
Ciertamente, que el hecho aparicionista debió calar de inmediato entre las 
gentes del lugar, cuyo milagro corrió de boca en boca, hasta llegar al reino de 
Castilla y desde allí a la sede de Avignon, ya que en 1326 tenemos el primer 
testimonio escrito9, firmado y sellado por 19 prelados (2 patriarcas, 2 arzobispos 
y 15 obispos). Se trata de un testimonio episcopal, "Virgo venustíssima", de 
concesión de indulgencias a visitantes y peregrinos de la iglesia de la biena-
venturada Virgen María de Guadalupe10. 
 
Este río escondido de gracia fue estrella evangelizadora en el viejo mundo 
como en el nuevo, como podremos ver a continuación en la leyenda e historia 
 
alcalde del rey, y Martín Muñoz de Medellín ante los representantes de Trujillo y Toledo. 
Traslado dado en Trujillo el 20 de mayo de 1405. Agradezco este interesante dato y documento al 
profesor y amigo Juan Gil Montes, quien tan generosamente me facilitó esta documentación 
en su día. 
8 ÉCIJA, D. de, OSH, Libro de la Invención de esta Santa Imagen de Guadalupe y de la 
erección y fundación de este Monasterio y de algunas cosas particulares y vida de algunos 
religiosos de él. Cáceres 1953, p. 49. AHN, Códice 48 B, fol. 8v. 
9 LINEHAN, P., “The Beginnings of Santa María de Guadalupe and the Direction of 
Fourteenth- Century Castile”, en revista Journal of Ecclesiastical History, Vol.36, Nº 2 (April 
1985) 284-304. 
10 AHN, Sellos 84/9. Testimonio episcopal. Indulgencias: Virgo venustíssima, sin fecha. 
Puede datarse en 1326. Publicado por LINEHAN, P., o.c., p. 304. 
ANTONIO RAMIRO CHICO 
 
 
30
de Nuestra Señora de Guadalupe, que según la misma, su imagen salió de las 
manos de san Lucas Evangelista, quien conoció a María, la madre de Jesús y 
se hizo enterrar junto a la imagen tallada de Nuestra Señora. Posteriormente, 
sus huesos fueron trasportados a Constantinopla a la basílica de los Santos 
Apóstoles. Cuando sus restos sufrieron aquel primer traslado, el emperador 
Flavio Mauricio se hizo cargo de aquella imagen tallada, la cual originaría 
(siglos después) el culto a la Virgen de Guadalupe de España. 
 
La leyenda de la imagen de Nuestra Señora Santa María de Guadalupe 
tiene dos partes claramente diferenciadas. La primera, remonta sus orígenes 
legendarios al siglo primero del cristianismo, atribuyendo la autoría de la talla de 
la Virgen a san Lucas, quien muerto en Acaya (Asia Menor) fue enterrado con 
ella. Posteriormente, en el siglo IV al hallar sus restos y la imagen, ambos fueron 
trasladados a Bizancio, donde el icono de María gozó de gran devoción por su 
intercesión en el terremoto que asoló la ciudad en el año 446. De allí pasó a 
Constantinopla, donde permaneció hasta el año 590, que elegido Papa Gregorio 
Magno, recibió esta imagen que le regaló el emperador Mauricio como testimonio 
de su amistad. Llevada a Roma, la expuso en su propio oratorio. 
 
Una gran peste asoló la ciudad de Roma y el Papa no dudó en pedir la 
protección de María por medio de su efigie. Llevada por calles, entre el clamor 
de la gente vio el pueblo como cesaba la peste, mientras que un ángel limpiaba su 
espada de sangre, sobre un castillo, llamado desde entonces Sant’Angelo. 
 
“E en aquella proçesión llevaba una ymagen que él tenía en su 
oratorio e oyó a los ángeles cantar en el ayre e loar a la S[an]ta Virgen 
diziendo: <<Alégrate, Reyna del çielo, ca el que merecisteconcebir e 
parir ya ha resuçitado, segund dixo: E diçen que añadió sant Gregorio al 
canto angelical que oyó e dixo:«Alégrate e ruega por nos»”11. 
 
Como obsequio de afectuosa amistad san Gregorio Magno envío por medio 
de su hermano Isidoro, la Imagen de Nuestra Señora a san Leandro, arzobispo 
de Sevilla, ocupado entonces en la conversión de Recaredo e implantación del 
catolicismo en el reino visigodo. Durante la travesía desde Roma a Sevilla, una 
muy gran tempestad les sorprendió, estando a punto de perecer todos en la mar e 
invocada de nuevo la intercesión de María, la imagen y tripulación llegaron 
intactas al puerto fluvial hispalense, donde fue recibida por san Leandro, que 
la entronizó en la iglesia principal de San Juan Bautista, donde recibió culto 
hasta la invasión árabe, hacia el 711. 
 
11 RAMBLA, A., OSH (+1484), “Crónica Vieja del Monasterio de Guadalupe”. Edición 
y notas a cargo de Fray Antonio Arévalo Sánchez, OFM, Sevilla 2016, p. 43. 
NUESTRA SEÑORA SANTA MARÍA DE GUADALUPE… 
 
 
31
“Más uno de los clérigos que en aquella compañía venían, movido 
con mucha fe y devoción, sacó la santa imagen de la milagrosa Reina 
del Cielo, e hincando todos las rodillas delante de Ella, suplicaron a 
la Madre de misericordia, con muchas lágrimas y entrañal devoción y 
humildad profunda, los quisiese librar de tan gran peligro. Y apareciendo 
en el navío gran claridad de muchas candelas encendidas, cesó aquella 
brava tempestad”12. 
 
Perdido su culto durante varios siglos, será en plena reconquista, a finales del 
siglo XIII, en los últimos años del reinado de Alfonso X el Sabio (1252-1284) 
cuando un hecho prodigioso estremeció las sierras de las Villuercas, con la 
aparición de Nuestra Señora y posterior encuentro de la imagen junto al río 
Guadalupe13. 
 
La segunda parte de la leyenda, iniciada con el hallazgo, comienza con la 
aparición de la Imagen a un sencillo vaquero, vecino de Cáceres, quién, al 
recontar su rebaño, advirtió que le faltaba una vaca. Marchó en su búsqueda 
entre encinas, castaños y robledales hasta llegar a un río de escasas aguas, bastante 
escondido y después de andar durante tres días por la ribera derecha del mismo, 
encontró la vaca muerta, aunque intacta. Quiso entonces aprovechar su piel y 
al hacer en el pecho del animal la señal de la Cruz con incisiones de cuchillo, 
como era costumbre, se levantó viva la vaca. 
 
Momento en que se apareció María al pastor, en su tribulación, le dijo 
estas palabras: 
 
“No hayas miedo; ca, yo soy la Madre de Dios, por la cual alcanzó la 
humanal generación redención. Toma tu vaca y ve, ponla con las otras; ca, 
de aquesta vaca habrás otras muchas en memoria de aqueste aparecimiento 
que aquí te apareció. Y desque la pusieres con las otras vacas, irás a tu 
tierra y dirás a los clérigos y a las otras gentes que vengan aquí a este 
lugar donde te aparecí, y que caven aquí y hallarán una imagen mía”14. 
 
El vaquero, tras escuchar el mensaje de la Señora, marchó a su ciudad para 
comunicar la buena nueva. Cuando llegó a su casa, encontró a su mujer llorando 
 
12 ECIJA, D. de, OSH, o.c., p. 39. 
13 AHN, Códice 48 B. Fundación antigua de esta Casa de Guadalupe. Leyenda: Caps. I-IV, 
fols. 1-14; AME, Códice IV. a. 10: Nuestra Señora de Guadalupe. Leyenda, fols. 5 vto.-26 vto. 
14 RUBIO, G., OFM, Historia de Nuestra Señora de Guadalupe. Barcelona 1926, p. 21. 
[Texto del C- AHN, anterior a 1400]; AMG, Códice 10: ECIJA, D. de, OSH, Libro de la 
Invención de esta Sancta Imagen de Guadalupe y de la erección y fundación de este Monasterio, 
de algunas cossas particulares y vidas de algunos religiosos. Siglo XVI, fols. 7 y 8; AMG, Códice 1: 
Milagros de Nuestra Señora de Guadalupe, 1407-1497. Leyenda, caps. I-VII, fols.1-12 vto. 
ANTONIO RAMIRO CHICO 
 
 
32
por un hijo que acababa de fallecer. El pastor la consoló y sin dudarlo encomendó 
su pena a la Madre de Dios: 
 
-“No hayas cuidado ni llores; ca yo lo prometo a Santa María de 
Guadalupe, que Ella me lo dará vivo e sano y yo (se) lo prometo para 
servidor de su Casa”. 
 
Y en esa hora se levantó el moço vivo e sano y dixo a su padre: 
 
-“Señor padre, aguisad y vamos para Santa María de Guadalupe”. 
 
En ese momento los clérigos de Cáceres llegaban a su casa para dar 
sepultura a su hijo recién fallecido y el pastor le dijo: 
 
-“Señores, sabed que me apareció Santa María en unas montañas, 
cerca del río Guadalupe; y mandóme que os dijese que fuésedes allí 
donde me apareció, y cavasedes en aquel mismo lugar donde me Ella 
me apareció; y que hallaredes ahí una imagen suya, y que la sacásedes 
de alla y que le hiciese una casa. 
- Y mandóme más, que dijese a los que tuviesen cargo de su Casa que 
diesen a comer a todos los pobres que a ella viniesen (raspado y luego 
tachado) una vez al día. 
- Y díjome más, que haría venir a esta su Casa muchas gentes, de muchas 
partes, por muchos miraglos que haría por todas partes del mundo, así 
por mar e por tierra. 
- Y díjome más, que allí, en aquella grande montaña, se haría un 
pueblo”15. 
 
El hecho se difundió por toda la ciudad y fue suficiente para persuadir a 
los clérigos de la verdad de las apariciones. El vaquero, acompañado por los 
clérigos y su familia, peregrinó hasta el lugar, en que se le había aparecido la 
Señora y fiel a su mensaje excavaron la roca y encontraron la imagen de María, 
acompañada de algunos objetos y documentos que justificaban la antigüedad 
y origen de esta gloriosa imagen, momento en que comenzó este río a aumentar su 
caudal de gracia hasta llegar al nuevo mundo, donde como veremos más adelante 
florecieron innumerables topónimos, santuarios y trasuntos bajo este universal 
nombre de la Madre de Dios. 
 
Con los propios medios y elementos de la zona construyeron una pequeña 
ermita y levantaron un altar a la vetusta imagen de María, que recibió el nombre 
del río Guadalupe, en cuya orilla comenzó a florecer una aldea. El rumor de sus 
 
15 RUBIO, G., OFM, o.c., pp. 21-22. 
NUESTRA SEÑORA SANTA MARÍA DE GUADALUPE… 
 
 
33
milagros y favores en calamidades públicas, en peligros de mar, en resurrecciones, 
en cautiverio y en otras enfermedades, pronto se extendieron por los Reinos 
de Castilla y Portugal y los caminos de Guadalupe comenzaron a ser transitados 
por romeros y peregrinos de toda condición16. 
 
El propio rey Alfonso XI (1311-1350) que, frecuentaba estas tierras, buenas 
para la caza del oso, en su primera visita, hacia 1330, contempló esta pequeña 
iglesia en estado ruinoso y enterado de sus favores, no dudó en encomendar a 
Nuestra Señora de Guadalupe la batalla del Salado (1340). Obtenida la victoria 
contra los benimerines, último reino magrebí que trataba de invadir la península 
Ibérica, mandó ensancharla y le otorgó varios beneficios y ordenó edificar en 
sus alrededores hospitales y albergues para peregrinos17. 
 
 
III. GUADALUPE, SANTUARIO NACIONAL Y PATRIMONIO DE 
LA HUMANIDAD 
 
El rey Alfonso XI deseaba levantar un gran santuario al Oeste de su Reino, por 
lo que favoreció la ampliación del templo, especialmente después de 1340, cuando 
confió a Nuestra Señora la batalla del Salado. Conseguida la victoria, el monarca 
volvió a Guadalupe para dar gracias y mandó “ensanchar y ennoblecer con honrados 
beneficios”, constituyendo el priorato secular y declarándole de Patronato real, 
convirtiendo así la pequeña iglesia en el primer Santuario Nacional del Reino de 
Castilla18. 
 
Años después, el propio monarca, concedió al prior mediante un Real 
privilegio, el 28 de agosto de 1348, el Señorío temporal sobre la Puebla, dejando 
así su condición de realengo a población autónoma sujeta al señorío eclesiástico y 
jurisdiccional del prior. También la carta, dada en Cadalso19, manda ensanchar y 
ennoblecer el templo de Guadalupe, que tras sucesivas edificaciones llegó a 
convertirse enel templo gótico-mudéjar que actualmente existe20. 
 
De esta forma, el Santuario adquiere durante el Priorato secular (1340-
1389), un importante patrimonio espiritual y económico, gracias a las concesiones 
 
16 CRÉMOUX, F., Pèlerinages et miracles à Guadalupe au XVI siècle. Madrid 2001. 
17 AHN, Clero, Leg. 1422, doc. 1 y carpeta 391 doc. 10. 
18 GARCÍA, S., OFM, “Guadalupe: Santuario, Monasterio y Convento”, en Guadalupe: Siete 
siglos de fe y de arte. Arganda del Rey 1993, pp. 25-34. 
19 ALFONSO XI, Carta dada en Cadalso, 25 de diciembre de 1340, de institución del 
Patronato Real y del Priorato Secular. Traslado: AMG. Legajo 1. 
20 ANDRÉS, P., Guadalupe, un centro histórico de desarrollo artístico y cultural. Salamanca 
2001, pp. 63-78. 
ANTONIO RAMIRO CHICO 
 
 
34
reales, el favor de los sumos pontífices, adquisiciones, bienhechores y peregrinos 
de la Santa Casa21. 
 
Aunque, esto también generó una serie de conflictos sociales, que irán 
minando a la institución, entre otras cosas, porque cada vez se necesita un mayor 
número de eclesiásticos para atender el culto, así como los problemas de la iglesia 
y del pueblo. De esta manera se gestó en 1389, la fundación de la Orden de San 
Jerónimo en Guadalupe22, convirtiendo el santuario en monasterio, para lo que se 
hicieron en el templo importantes reformas para acomodarlo a la vida monástica, 
ya que la vida de los monjes estaba centrada en la oración y el trabajo. 
 
Durante más de cuatro siglos (1389-1835) la Orden de San Jerónimo cuidó 
de forma extraordinaria el culto litúrgico y rigió con pulcritud y escrupulosidad 
todos los servicios y oficios23 organizados en torno a la Santa Casa “para honra 
y gloria de Dios y de Santa María de Guadalupe”, haciendo de este lugar de 
peregrinación uno de los centros más importantes, por la devoción popular, la 
cultura y las artes24. Para ello se dotó al Santuario de espacios verdaderamente 
suntuarios: Claustro Mudéjar o de los Milagros (S.XV), Capilla de San José 
o Relicario (S.XVI), Sacristía (S.XVII) y Camarín (S.XVIII), en los que las 
almas de los peregrinos buscaron la paz de espíritu y ante la Señora, bebieron a 
raudales ansias de santidad25. 
 
Al mismo tiempo, los romeros hallaban sanaciones y cuidados para sus 
cuerpos maltrechos y doloridos en los afamados hospitales guadalupenses26, 
en los que se les atendía sus dolencias físicas durante tres días, dándoles comida, 
ropa y un par de zapatos. 
 
 
21 LLOPIS AGELÁN, E., “La gestión de un gran holding de empresas en la España medieval y 
moderna: el monasterio de Guadalupe”, en Guadalupe y la Orden Jerónima. Una empresa 
innovadora. Actas del congreso. Badajoz 2008, pp. 31-68; RAMIRO CHICO, A., “El Monasterio 
de Guadalupe: De Real Santuario a despojo nacional (1808-1835)”, en La desamortización: 
El expolio de Patrimonio artístico y cultural de la Iglesia en España. R.C.U. Escorial-Mª Cristina. 
Madrid 2007, pp. 652-680. 
22 GARCÍA, S., OFM, “Real Monasterio de Santa María de Guadalupe: Historia y actualidad”, 
en Monjes y Monasterios Españoles.... Actas del Simposium, R.C.U. Escorial-Mª Cristina. Madrid 
1995, Vol. II, pp. 195-279. 
23 AMG, Códice 99: Libro de los Oficios del Monasterio de Guadalupe. 1499; ALOVERA, P. 
de, OSH., Libro de la Hacienda que la Sta. Casa de Nuestra Señora de Guadalupe tiene en 
heredades, dehesas, rentas, juros, otros aprovechamientos. 1641. 
24 CRÉMOUX, F., o.c. 
25 VARIOS, Modelos Arquitectónicos del Real Monasterio de Guadalupe. Sevilla 2004; 
ÁLVAREZ, A., Guadalupe. Madrid 1964, pp. 167-173. 
26 MUÑOZ, A., Los Hospitales docentes de Guadalupe... Badajoz 2008, pp. 22-29. 
NUESTRA SEÑORA SANTA MARÍA DE GUADALUPE… 
 
 
35
Todo esto hizo que la devoción guadalupense, se extendiera en estos siglos, 
igualmente por tierra que por mar, tanto en el antiguo como en el nuevo mundo, 
como lo demuestran las continuas peregrinaciones, sus constantes prodigios y 
favores, sus prácticas devocionales, sus comedias o autos sacramentales, sus 
templos, ermitas y altares, sus copias y trasuntos, algunos de incalculable riqueza, 
que hacen de este topónimo el nombre más universal que tiene la Madre de Dios27. 
 
Durante el siglo XIX este Real Santuario, con motivo de la Desamortización 
de Mendizábal (1835) y la expulsión de los monjes jerónimos de su monasterio, 
pasó a ser despojo nacional28, si bien la devoción a Nuestra Señora de Guadalupe, 
la antiguamente hallada, tuvo en su icono de la Guadalupana, la nuevamente 
aparecida29, el mejor timbre de voz y la más bella estampa de su tez morena 
en cada uno de los corazones que seguían invocando a la Madre de Dios bajo 
este bendito nombre. 
 
La entrega del Santuario y de su Parroquia a la Orden Franciscana se llevó a 
cabo mediante una Real Orden de Alfonso XIII, de 20 de mayo de 1908 y en 
fuerza de un Rescripto de la Santa Sede, de 1 de agosto, oportunamente 
ejecutado por el Ministro General, Fray Dionisio Schuler (1903-1911), el 8 
del mismo mes y por el Cardenal Arzobispo de Toledo, Ciriaco María Sancha y 
Hervás (1898-1909), el 3 de noviembre. Convertido el Real Monasterio en 
convento franciscano. 
 
La presencia de la Orden Franciscana fue la savia que necesitaba este 
vetusto cenobio. Sus celdas cobraron vida, sus claustros y arcadas se volvieron a 
inundar de paz y oración, sus muros grieteados encontraron la soldadura perfecta, 
sus voces volvieron a sonar en el coro conventual, junto a los músicos de Juan 
de Flandes y los rosetones mudéjares, volvieron de nuevo a tamizar la luz que 
cada día penetra en el templo, recobrando así, todo el esplendor que atesora este 
Patrimonio de la Humanidad, reconocido por la Unesco en 199330. 
 
El Santuario de Guadalupe en sí, es como la nueva Jerusalén, en cuyas 
caras poliédricas podemos apreciar las formas hieráticas del románico; la 
elevación espiritual del estilo ojival caracterizado por el empleo del arco 
apuntado, que se transforma en conopial, escarzano y mixtilíneo con decoración 
 
27 ÁLVAREZ Á., La Virgen de Guadalupe en el Mundo. Culto e Imágenes antiguas. 
Madrid 2000. 
28 RAMIRO CHICO, A., a.c., pp. 653-680. 
29 TEJADA VIZUETE, F., “La devoción guadalupense en Indias”, en revista Guadalupe, 
713 (1991) 39-46. 
30 RAMIRO CHICO, A., “Bosquejo histórico-literario de Guadalupe, en Raíces de 
Guadalupe. Cáceres 2015, p. 48. 
ANTONIO RAMIRO CHICO 
 
 
36
de calados y adornos asimétricos, sus arbotantes y agujas, sus traslucidos rosetones y 
vidrieras que inundan de luz sus estancias adornadas con esa monumentalidad que 
le dan sus imágenes que van desde ese idealismo solemne y mayestático hasta 
ese realismo expresionista siempre bello y sereno que aquí se fusionó con esas 
formas almohades y nazaríes, dando lugar a esas expresiones tan delicadas del 
mudéjar, cuya máxima expresión la hallamos en el claustro de los Milagros con 
su monumental templete; ante la barbarie de la Edad Media, el Renacimiento se 
recrea de nuevo en los modelos clásicos, aunque sin renunciar a la tradición 
cristiana, por ello sustituye el teocentrismo por el antropocentrismo, donde se 
afirman los valores del mundo y del hombre como bien queda de manifiesto en 
el ochavo del Relicario y en la sublime y sin par Sacristía guadalupense, en la 
que también se dejaron sentir esas notas musicales de la polifonía de sus monjes; 
la abundancia de ornamentación y predominio de la línea curva de la arquitectura 
barroca también halló cobijo en el Camarín de Nuestra Señora, con esa profusión 
de volutas, roleos, simbolismo y ornato, cuyo efecto deslumbrador no oscurece 
la presencia de María sino más bien la ensalza31. 
 
Como dejó escrito nuestro paisano y dramaturgo, Antonio Reyes Huerta, 
Guadalupe para el mundo será un museo, tal como lo reconoció la Real 
Orden de 1 de marzo de 1879, declarando su Santuario Monumento Nacional 
Histórico Artístico32,ampliando dicho estatus en 1929 a todo el conjunto del 
Real Monasterio y más tarde, en 1943 a toda la Puebla y Villa, así como a 
sus granjas de Mirabel y Valdefuentes y la ermita del Humilladero (1931) . 
También la Iglesia a través del S. S. Pío XII quiso reconocer en 1955 este 
singular patrimonio elevando su Santuario a los honores de Basílica33. La 
propia UNESCO a través de su Comité del Patrimonio Mundial otorgó en 
1993 el honroso título de Patrimonio de la Humanidad al Real Monasterio 
por su valor excepcional y universal34, al mismo tiempo que reconocía que la 
Virgen de Guadalupe ha sido el símbolo más representativo de la cristianización 
de una gran parte del Nuevo Mundo. 
 
 
IV. GUADALUPE, ESTRELLA Y CAMINO 
 
Nuestra Señora Santa María de Guadalupe como bien narra su propia 
leyenda fue esa estrella que salió de Oriente anunciando la Buena Nueva, 
 
31 RAMIRO CHICO, A., o.c., pp.53-54. 
32 GARCÍA, S., OFM, “Guadalupe: Santuario, Monasterio y Convento”, en Guadalupe 
siete siglos de fe y de cultura. Arganda del Rey 1993, p.113 
33 AMG, Bularium: Breve <<Augusta Virgo Deípara>>, de Pío XII de 17 de junio de 1955. 
34 VARIOS, El Real Monasterio de Santa María de Guadalupe Patrimonio de la Humanidad. 
Número monográfico revista Guadalupe, 726-727 (1994) 118. 
NUESTRA SEÑORA SANTA MARÍA DE GUADALUPE… 
 
 
37
bajo las manos de san Lucas Evangelista, a través de ese rostro moreno, quemado 
por los rayos del sol:“Tengo la tez morena, pero hermosa, muchachas de 
Jerusalén, como las tiendas de Cadar, como los pabellones de Salomón. No os 
fijéis en mi tez, es que el sol me la ha bronceado” (Cantar de los Cantares, cap. 
I, 5-6), y como verdadera aurora se mostró en Occidente, cuando San Gregorio 
Magno invocó en Roma su protección sobre el castillo de Sant’Angelo, pero fue 
sobre el trono de su santa Casa de Guadalupe cuando comenzó a resplandecer 
como verdadera estrella de la mañana, entregando a san Juan de Dios su querido 
Hijo, para que aprendiera a vestir a los pobres. 
 
“Llegó a Guadalupe procedente del hospital de locos de Granada, donde 
lo tuvieron internado y donde conoció al Maestro Juan de Ávila. Costeaba 
su viaje, largo y lleno de peripecias, vendiendo haces de leña. Andrajoso, 
llegó a la Casa de la Señora, en cuyo templo se ocultó una noche, cuando 
el sacristán cerraba sus puertas y corría la cortina de la Virgen. Escondido 
tras una columna, rezó a la Virgen la plegaria de la Salve y, al llegar a las 
palabras «Vuelve a nosotros tus ojos misericordiosos», se descorrió 
milagrosamente la cortina y pudo contemplar los ojos de la sagrada 
Imagen, quien le habló mostrándole a su Hijo desnudo y le dijo: «Juan, 
viste a mi Hijo para que aprendas a vestir a los pobres». Sabido el 
milagro por el prior, padre Benavides, le tuvo veintidós días ayudando 
en los hospitales de Guadalupe con el hábito de donado, -que seguiría 
vistiendo durante muchos años-. Juan marchó a Granada, donde puso en 
prácticas el mensaje de Nuestra Señora y fundó la Orden de Hermanos 
en una vieja casa, que él convirtió en Hospital de pobres, ayudado 
por el prior de los monjes jerónimos de esta ciudad”35. 
 
La Orden Hospitalaria, fundada por San Juan de Dios, fue aprobada por 
San Pío V en 1572, en la que sus miembros se obligan, con un cuarto voto, a 
dedicarse al cuidado de los enfermos aún a riesgo de la propia vida. El 4 de 
noviembre de 1982, san Juan Pablo II quiso peregrinar también hasta el Santuario 
de Guadalupe, igual que lo habían hecho con anterioridad sus predecesores 
san Vicente Ferrer, san Pedro de Alcántara, san Juan de Ávila, san Francisco 
de Borja, santa Teresa de Jesús, san Juan de Ribera, Santa Beatriz de Silva, 
san Antonio María Claret, san Josemaría Escriva de Balaguer, entre otros, 
para manifestar que, 
 
“junto con los hombres, junto con las generaciones de esta tierra 
extremeña y de España caminaba también María, la Madre de Cristo. 
 
35 CRÓNICA HOSPITALARIA y Resumen Historial de San Juan de Dios. Madrid 1715-
1716, cap. 43; ÁLVAREZ, A., o.c., p. 99. 
ANTONIO RAMIRO CHICO 
 
 
38
En los nuevos lugares de habitación ella saludaba, en el poder del 
Espíritu Santo a los nuevos pueblos que respondían con la fe y la 
veneración a la Madre de Dios. De esta manera, la promesa mesiánica 
se difundía en el Nuevo Mundo y en Filipinas… ¡Bendita tú! Este saludo 
une a millones de corazones de estas tierras, de España, de otros 
continentes, acomunados entorno a María, a Guadalupe, en tantas parte 
del mundo”36. 
 
En esa misma mañana, el Cardenal primado de España y arzobispo de Toledo, 
don Marcelo González Martín saludaba al santo Padre, dándole las gracias: 
 
“vuestra visita será fecunda para la evangelización de hoy. La Virgen 
de Guadalupe es también Madre de la evangelización y por eso ha 
sido llamada Reina de la Hispanidad”. 
 
Si por Hispanidad entendemos el encuentro entre dos mundos ésta se 
gestó en la Puebla y Villa de Guadalupe, bajo la protección de Nuestra Señora 
de Guadalupe, como la verdadera Estrella de la Nueva Evangelización, tal 
como lo ha reconocido la Conferencia Episcopal Española en la Jornada 
Mundial de la Juventud de 2011 en Madrid: 
 
“A la Virgen de Guadalupe, que se venera en Extremadura, se la 
considera patrona de la Evangelización del Nuevo Mundo, porque 
Colón recibió en el Monasterio de Guadalupe el decreto de los Reyes 
Católicos que le permitió emprender su viaje a América. Cuando 
regresó en 1493, lo primero que hizo fue volver al Santuario para 
agradecer su protección a la Virgen”37. 
 
Dentro de este concepto tiene la Hispanidad una especial connotación en lo 
mariano: con aplicaciones concretas a advocaciones de Nuestra Señora, íntima-
mente relacionadas con los hechos más trascendentes de la presencia de España 
en América, desde su comienzo hasta nuestros días. Ningún título de María está tan 
íntimamente unido a los hechos que integran la Hispanidad, que el de Nuestra 
Señora de Guadalupe y por su indiscutible presencia hispánica, que se fundamenta 
en derechos históricos que sin desestimar en nada la protección de otras 
tierras son altamente significativas en España y en el Mundo Hispanoamericano38. 
 
36 JUAN PABLO II, “Homilía de Juan Pablo II en Guadalupe, en revista Guadalupe, 661 
(1982) 295-299. 
37 DÍEZ DE RIVERA, C., y VELASCO, M. (Cord.)I, “España, país de santos, tierra de 
María”, en La Guía. Madrid 2011, pp. 22-23. 
38 GARCÍA, S., OFM, Guadalupe de Extremadura en América. Madrid 1990. 
NUESTRA SEÑORA SANTA MARÍA DE GUADALUPE… 
 
 
39
Nos permitimos señalar los principales hechos que forjaron la Hispanidad 
en Guadalupe: 
 
- Su condición de lugar colombino que actualmente tiene Guadalupe 
(Cáceres), por las visitas que durante los años 1486-1496, realizó antes 
y después del descubrimiento, Cristóbal Colón a Nuestra Señora de las 
Villuercas. 
 
- La firma en Guadalupe, por los Reyes Católicos, Isabel de Castilla y 
Fernando de Aragón, a 20 de junio de 1492, de dos sobrecartas dirigidas a 
Juan de Peñalosa, contino de la Casa Real, natural de Villanueva de la 
Serena y capitán de gente de guerra. La primera para Moguer y otras 
poblaciones y la segunda para los habitantes de Palos, urgiendo en ambas 
el cumplimiento de las reales provisiones, de 30 de abril de 1492, es 
decir, el pronto descubrimiento de nuevas tierras. 
 
- El voto hecho en alta mar, el 14 de febrero de 1493, al regreso del primer 
viaje, como se dice en el Diario de a bordo, de la primera navegación 
descubridora, en cuyo cumplimiento vino Colón a Guadalupe, como romero 
para dar gracias a Nuestra Señora, después de entrevistarse en Barcelona 
con los Reyes Católicos. 
 
- La imposición del nombre Guadalupe a la isla Turuqueira, en las Antillas 
Menores del Caribe, el 4 de noviembre de 1493, en el segundo viaje, como 
atestigua el mismo Colón, en una carta escritaen la Española, en enero 
de 1494, dirigida a los Reyes Católicos. 
 
- El bautizo en la Basílica de Guadalupe de los indios Cristóbal y Pedro, 
criados de Cristóbal Colón, el 29 de julio de 1496, que señala este sitio, 
con documentación oficial, con el primer lugar de cristianización de 
indios, como ofrenda espiritual a Nuestra Señora de Guadalupe y por 
tal motivo recibe el sobre nombre de “Pila Bautismal de América”. 
 
- Las íntimas relaciones que durante el tiempo de la incorporación de 
América a la Corona de España tuvieron en Guadalupe los más insignes 
conquistadores, regidores y muchos colonizadores, pobladores y otros 
personajes indianos. 
 
- La importancia que Guadalupe tuvo en América como signo de evange-
lización por medio de misioneros, hermandades y prácticas devocionales. 
 
- Las leyes indianas, cuyo máximo legislador fue el guadalupense Gregorio 
López, alcalde de la Puebla, jurista y abogado de la Real Chancillería 
ANTONIO RAMIRO CHICO 
 
 
40
de Granada, oidor regio de la de Valladolid, fiscal del Consejo de Indias 
(1543-1556), donde destacó como visitador de la Casa de Contratación 
de Sevilla, elaborando las ordenanzas de la misma y en la fundación de la 
Real Audiencia de Lima, por todo ello es considerado como el verdadero 
padre del derecho indiano. 
 
- Los santuarios, ermitas y altares alzados en toda América a Nuestra Señora 
de Guadalupe de Extremadura, como medio de devoción y expresión de la 
fama que tenía en todas partes, que todavía pervive en el pueblo. 
 
- La abundante toponimia guadalupense en el Nuevo Mundo, prueba la 
devoción sentida hacia el santuario extremeño. 
 
- Su condición y devoción marinera ha estado siempre muy unida a esta 
advocación de Guadalupe, a la que los hombres de la mar y navegantes 
la han sentido como su verdadera Patrona y Estrella, a quien obedece el 
mar y respetan los vientos, como así lo proclaman los nueve códices de 
milagros que se conservan en su archivo histórico. 
 
- Los testimonios de estrechas relaciones, devocionales e históricas, del 
Guadalupe extremeño con el Nuevo Mundo (favores, ofrendas, mandas 
y otras manifestaciones) recogidas en códices y legajos, en crónicas de 
Indias, en historias antiguas del monasterio y en otros documentos. 
 
- Su aparición en la Rada de Puntallana (La Gomera), desde donde alumbró 
como faro de gracia la gesta descubridora en ese ineludible tránsito 
entre el viejo Mundo y el nuevo, significándose así las islas afortunadas 
como el verdadero puente o puerta entre las Españas39. 
 
- El hecho guadalupano del Tepeyac, en México, relacionado, al menos 
en lo que se refiere al nombre Guadalupe, con el santuario extremeño40. 
 
En este aspecto, que tanto afecta a Extremadura y en concreto a Nuestra 
Señora de Guadalupe, nos complacemos en señalar los nombres más destacados 
de insignes extremeños que, bajo el signo de su fervor guadalupense, llevaron al 
Nuevo Mundo, la devoción sincera a Nuestra Señora de Guadalupe: Hernán 
Cortés, Francisco Pizarro, Núñez de Balboa, Pedro Alvarado, Hernando de Soto, 
Sebastián de Belálcazar y Pedro de Valdivia, entre otros. Junto a estos hombres 
de acción, otros muchos extremeños, partieron al Nuevo Mundo para evangelizar 
las nuevas tierras descubiertas, como los Doce Apóstoles de México, que desde 
 
39 ÁLVAREZ, A., La Virgen de Guadalupe en el Mundo. Culto e imágenes antiguas. Madrid 
2000. 
40 RAMIRO CHICO, A., Museo de la Hispanidad. Sevilla 2014. 
NUESTRA SEÑORA SANTA MARÍA DE GUADALUPE… 
 
 
41
el convento de San Francisco de Belvís de Monroy marcharon a Nueva España, o 
el humilde porquero de Ribera del Fresno, san Juan Macías, que cambio su 
tierra por dar de comer a los pobres allende de los mares. Especial mención 
merece también fray Diego de Ocaña, monje de Guadalupe, que recorrió la 
América andina dejando varias pinturas, obras suyas de Nuestra Señora de 
Guadalupe, entre las que descuella el cuadro de la catedral de Sucre, enriquecido 
con infinidad de alhajas y perlas41. 
 
Son incontables los evangelizadores del Nuevo Mundo vinculados con Gua-
dalupe, que recoge el manuscrito de las Capellanías, Lámparas y Bienhechores, 
códice 90 del archivo del Monasterio, junto a otros personajes importantes 
que peregrinaron hasta este Real Santuario para enaltecer a Nuestra Señora 
de Guadalupe. 
 
Con razón se puede afirmar que la incorporación que recibió América entre 
1493 y 1550 fue, en gran parte, obra extremeña y más en concreto guadalupense, 
pues bajo el nombre de Guadalupe, surgían en las ciudades, templos y altares 
en honor de la Virgen extremeña. 
 
Fue María, en su advocación universal de Guadalupe, la de Extremadura, la 
que alentó el descubrimiento y colonización del Nuevo Mundo, dejando por 
todo el nuevo continente, especialmente en la América andina, recuerdos en 
Santuarios, lugares, estatuas y cuadros de su Imagen prodigiosa de Extremadura. 
 
Todas estas relaciones históricas han contribuido a la configuración del 
título de Reina de las Españas, otorgado a Nuestra Señora de Guadalupe, de 
Extremadura por el rey y por el cardenal arzobispo de Toledo, Primado de 
España, en el acto solemne de la Coronación Pontificia y Real de la Imagen, 
celebrada el 12 de octubre de 1928. 
 
El título de Hispaniarum Regina esculpido en la corona, labrada por Félix 
Granda con autorización del rey y del primado, no expresa un plural 
mayestático, cuya traducción sería Reina de España, de por sí bastante 
importante y significativo, sino Reina de las Españas y de las otras naciones, 
especialmente del Nuevo Mundo, que habiendo pertenecido a la Corona 
española, siguen unidos por vínculos de sangre, de religión, costumbres y 
otros signo de identidad hispánicas. 
 
Pero no hay evangelización si no hay camino: “Yo soy el Camino, la 
Verdad y la Vida”. Es el mensaje que Nuestra Señora de Guadalupe confió 
 
41 OCAÑA, Fray Diego, ÁLVAREZ, Fray Arturo, Un viaje fascinante por la América Hispana. 
Madrid 1969. 
ANTONIO RAMIRO CHICO 
 
 
42
al pastor Gil Cordero, que vengan a este lugar dónde ahora estás, donde los 
peregrinos hallaran: El camino de la fe (Via fidei); El camino de la belleza 
(Via Pulchritudinis) y el camino de la sabiduría (Via Sapientiae)42. Así lo vivió 
el príncipe de las letras españolas, Miguel de Cervantes en 1580, cuando visitó a 
Nuestra Señora como cautivo redimido: 
 
“Cuatro días se estuvieron los peregrinos en Guadalupe, en los cuales 
comenzaron a ver las grandezas de aquel santo monasterio, y digo 
comenzaron, porque acabarlas de ver es imposible…, cuyas murallas 
encierran la santísima Imagen de la Emperatriz de los Cielos, la santísima 
Imagen otra vez, que es libertad de los cautivos, lima de sus hierros y 
alivio de sus prisiones, la santísima Imagen, que es salud de los enfermos, 
consuelo de los afligidos, madre de los huérfanos y reparo de las desgracias. 
Entraron en su templo y donde pensaron hallar en sus paredes pendientes 
por adorno, las púrpuras de Tiro, los damascos de Siria, los brocados 
de Milán, hallaron en lugar suyo, muletas que dejaron los cojos, ojos de 
cera que dejaron los ciegos, brazos que colgaron los mancos, mortajas 
de que se desnudaran los muertos, todos después de haber caído en el 
suelo de las miserias, ya vivos, ya sanos, ya libres y ya contentos, merced 
a la larga misericordia de la Madre de las misericordias”43. 
 
 
V. CONCLUSIÓN 
 
Juan Pablo II con motivo del inicio del Tercer Milenio llamaba a la 
Iglesia a una Nueva Evangelización y nos decía: 
 
“Mira la estrella, invoca a María, ella es siempre faro, sostén y estímulo 
para el cristiano en su navegación por el mar agitado de este mundo. Ella 
es también la estrella de la evangelización, que evoca el sello mariano de 
la evangelización y es también invitación apremiante a reunirnos con 
María, la esposa del Espíritu Santo y para invocar con ella y por maternal 
mediación,la fuerza transformadora del Espíritu Santo, que haga 
de nosotros testigos de Cristo en el mundo, agentes vivos de nueva 
evangelización”. 
 
42 GARCÍA, S., OFM., y RAMIRO CHICO, A., “Los caminos de Guadalupe, vías de progreso 
y desarrollo para Extremadura”, en Guadalupe y la Orden Jerónima. Una empresa innovadora. 
Actas del congreso. Badajoz 2008, pp. 135-163. 
43 CERVANTES SAAVEDRA, M. de, Los Trabajos de Persiles y Segismunda. Libro III, 
caps. IV, V y VI. 
NUESTRA SEÑORA SANTA MARÍA DE GUADALUPE… 
 
 
43
Guadalupe siempre será camino de nueva evangelización porque este río 
escondido de gracia siempre nos invita a remar mar adentro como faro de fe 
que es, pues Ella siempre está dispuesta como buena madre a guiarnos por 
las aguas difíciles de la vida hacia ese puerto seguro que es Cristo. 
 
Es necesario volver de nuevo a evangelizar con María para que esta tierra 
nuestra vuelva a germinar, en principios, en valores, en sabiduría, porque en 
Ella está toda gracia, vida y verdad, porque en Ella está toda esperanza de virtud 
y vida, porque su memoria es loada de generación en generación y los que 
una vez la gustaren, nunca la podrán olvidar, mas siempre la desearán. Y los que 
beben de la fuente de los dones y gracias que en Ella puso su Hijo y Señor, 
siempre tendrán sed. Y los que oyeren de voluntad sus consejos y doctrinas, no 
serán confundidos. Y los que hicieren buenas obras por su servicio, les dará 
todo favor y ayuda para que alcancen, la vida y gloria perdurable. 
 
Por este motivo, debe callar la razón y los hechos que jalonan la historia de 
esta advocación para dar paso al corazón, a la plegaria sentida, a la oración 
encendida, al recogimiento, a la acción de gracias por ese don que es la fe, 
que en María se hizo tabernáculo, engendrando vida eterna de salvación. 
 
De todos seáis loada, oh Virgen de Guadalupe, en Europa, América, África y 
Filipinas, porque “Tú eres nuestra gloria, Tú eres nuestra alegría y el honor 
de nuestro pueblo”. 
 
 
 
1. Anunciación de María. Lienzo de Luca Giordano en el Camarín. Siglo XVIII. 
ANTONIO RAMIRO CHICO 
 
 
44
 
 
2. Nuestra Señora Santa María de Guadalupe, Patrona de Extremadura y 
Reina de la Hispanidad 
 
 
 
3. Procesión de Nuestra Señora en Roma. Pintura de Fray Juan de Santa María, 
siglo XVII. 
NUESTRA SEÑORA SANTA MARÍA DE GUADALUPE… 
 
 
45
 
 
4. San Juan de Dios recibiendo a Jesús. Esmalte trono Virgen de Guadalupe. 
Siglo XX. 
 
 
 
5. Fiesta de la Hispanidad, 12 de octubre. Procesión de la Real Asociación 
de Caballeros de Guadalupe. 
ANTONIO RAMIRO CHICO 
 
 
46
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
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