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Arquitectura Como Generadora DeComunidades-

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[ 158 ] Diciembre de 2016. ISSN 2011-3188. E-ISSN 2215-969X. Bogotá, pp. 158-161. http://dearq.uniandes.edu.co
dearq 19. ARQUITECTURA Y ANTROPOLOGÍA
Arquitectura como generadora de comunidades. 
Covivienda, una necesidad emergente
María Angélica Ospina Sierra 
 ma.ospina10@uniandes.edu.co
Esteban Hernández Echeverry
 e.hernandez301@uniandes.edu.co
Estudiantes del Departamento de Arquitectura, Universidad de los Andes
La arquitectura se potencia en el momen-
to en que se combina con otras disciplinas 
que permiten enriquecer su propia obra y 
complementarla. Cuando descomponemos 
la palabra arquitectura desde su raíz grie-
ga, resultan dos palabras: arké (origen) y 
tekné (técnica). ¿Cuál es el origen de la ar-
quitectura? ¿Qué es inherente sin importar 
la cultura o el tiempo? A pesar de no tener 
una respuesta clara, el individuo cumple un 
papel importante dentro de todos los pro-
yectos arquitectónicos, en cualquier época y 
sociedad, y la antropología y la arquitectura 
son dos disciplinas que están totalmente li-
gadas. Por esto, creando arquitectura desde 
la misma arquitectura y teniendo en cuenta 
la naturaleza humana, podría ser posible 
encontrar un nuevo camino para una mejor 
convivencia dentro de nuestra sociedad:
La primera consecuencia del propósito 
de habitar no es la habitación, sino el 
hábito. El habitar crea hábitos y los 
hábitos constituyen un principio de ha-
bitación: habitar es habituarse. Existen 
tres nociones del hábito: como vestido 
o lo que representa cierta condición u 
oficio del espacio; como facilidad o la 
habilidad técnica para el saber hacer 
y, como comportamientos o pautas de 
conducta. Y es a esa vida pautada, a la 
que responde sus recintos la habitación 
humana. […] Puede haber habitaciones, 
porque hay hábitos: de estudio, de repo-
so, de aseo, de restauración, de trabajo, 
de convivencia. Estos hábitos son las 
costumbres que los romanos antiguos 
llaman mores. […] El que habita mora, y 
el que mora tiene moral. La arquitectura 
pues, se cruza con la ética.1
¿Cuál es el límite de nuestro hogar? Esta 
pregunta parece variar según la cultura en la 
que se examine; sin embargo, pareciera que 
en las sociedades arraigadas a las ciudades 
modernas esta idea de hogar está mayori-
tariamente reducida o, por lo menos, frag-
mentada. Lo anterior nos permite pensar 
sobre la influencia que la arquitectura puede 
tener en el individuo; nos da a entender que 
la arquitectura y la antropología son disci-
plinas complementarias y no excluyentes, 
y podemos pasar a establecer las maneras 
como la arquitectura se cruza con la ética. 
Aunque la primera no crea la segunda, esta 
tiene una gran influencia en la primera, pues 
la arquitectura misma crea los espacios que 
permiten generar costumbres o morales y 
contribuir a la formación de una persona. 
No obstante, vivimos en una sociedad, pero 
nuestras casas nos aíslan, lo cual genera indi-
viduos que buscan abstraerse de la sociedad. 
Así, es urgente encontrar un modo de habi-
tar capaz de reflejar la búsqueda natural del 
ser humano de agruparse; después de todo, 
“habitar es la acción de convivir y el edificio 
actúa como mediador con el entorno”2
Entre los vecinos, los espacios de encuen-
tro y de interacción se han limitado a cir-
culaciones que no ofrecen ningún tipo de 
permanencia. Por esto, es común que los 
residentes no se conozcan entre ellos, y 
ello lleva a que las comunidades se vuelvan 
cada vez más escasas y se pierda un factor 
importante dentro de la arquitectura: el 
componente social. Por ejemplo, hoy en día 
se han popularizado los edificios donde el
Resumen 
Antes, para tener una buena comunicación den-
tro de la ciudad, era necesaria la interacción en-
tre las personas; sin embargo, con la llegada del 
automóvil, la tecnología y la concentración de 
usos, la ciudad ha perdido dicha necesidad, lo cual 
implica una individualidad que hace olvidar que 
convivir enriquece la vivienda y la ciudad. Pero no 
podemos perder el progreso para regresar a esta 
necesidad; es necesario generarla respetando el 
mundo actual, generando comunidades volunta-
rias que tengan en cuenta las bases de la sociedad 
tecnológica, es decir, por medio de la covivienda. 
Palabras claves: covivienda, comunidades, ética, 
convivencia, sostenibilidad.
Abstract
In the old days, to have good communication in 
the city it was necessary the interaction between 
people; however, with the arrival of the automo-
bile, technology, and the concentration of uses 
the contemporary city has lost that need, which 
leads to individuality forgetting that is co-living 
which enriches dwelling and the city. But we can`t 
lose our trajectory and return to the old ways to 
revive the necessity for interaction, we must find 
another way to supply this need. Maybe thinking 
in the co-housing as a way to make communities 
which see the man as a social species, while re-
specting the way of the world today. 
Keywords: cohousing, communities, ethics, co-
existence, sustainability.
1 Sarquis, Arquitectura y modos de habitar, 16 y 17. Cursivas de los autores.
2 Norberg-Schulz, The Concept of Dwelling, 13.
Arquitectura como generadora de comunidades. Covivienda, una necesidad emergente. María Angélica Ospina Sierra, Esteban Hernández Echeverry [ 159 ]
dearq 19. DEUNIANDES
ascensor llega directamente a la vivienda, 
lo cual genera que desaparezca lo comunal. 
Al analizar la arquitectura vernácula, obser-
vamos cómo el límite entre el habitáculo 
personal y el espacio circundante es difuso 
desde el interior y cómo está definido des-
de el exterior. Dichos límites generan espa-
cios comunales que permiten la interacción 
entre vecinos, lo que a su vez proporciona 
seguridad. Esto no solo es observable en cul-
turas antiguas o distantes a la nuestra, sino 
también en pequeñas poblaciones o barrios 
tradicionales en las cuales el turismo no ha 
desarraigado a sus pobladores originales. 
Como arquitectos, en esta época contempo-
ránea, debemos tener en cuenta el constante 
cambio de la estructura social que estamos 
presenciando, y saber que el punto de parti-
da para hacer vivienda se toma conociendo 
los procesos biológicos y sociológicos del 
hombre. Las familias ya no se componen por 
un núcleo predeterminado; por el contrario, 
están en un constante cambio a individuos 
independientes que comparten un mismo es-
pacio. Por consiguiente, las viviendas tienen 
la emergente obligación de ser flexibles para 
poder albergar la mayor diversidad de tipo-
logías habitacionales existentes, sin olvidar 
el componente social, es decir, la necesaria 
convivencia de la cual deben constar dichas 
viviendas. Así, en gran parte, la arquitectura 
es la encargada de promover la flexibilidad 
de la que se habla, en especial la convivencia 
que se debe crear para vivir en comunidad. 
Teniendo en cuenta que siempre se nos ha 
enseñado a crear arquitectura aprendiendo 
de esta, se debe buscar la solución en lo exis-
tente; sin embargo, esta debe reaparecer 
revestida para que funcione correctamente 
en nuestro contexto específico. Este cambio 
de la manera de habitar, que llega revesti-
do de una manera diferente, se denomina 
covivienda. 
La covivienda es una forma alternativa de 
habitar que se ha popularizado en ciertos 
países, pero en Colombia le falta recono-
cimiento. Esta surgió a mediados del siglo 
XX, en Dinamarca, como una respuesta a la 
falta de comunidad evidente en las ciuda-
des metropolitanas. Es una manera de vivir 
que se conforma por medio de varios indi-
viduos que se convierten en un grupo, a fin 
de compartir diversas actividades y espacios 
cotidianos sin perder su espacio personal y 
formar, así, su propia comunidad. Fue crea-
da con la intención de recrear la antigua 
costumbre de sentido de vecindad que se ha 
ido perdiendo en la actualidad, a través de 
la participación de los residentes respecto al 
diseño y la operación de sus propias comu-
nidades. Además, es un sistema que permite 
no solo a individuos, sino tambiéna familias 
completas, ocupar un espacio privado y 
personal paralelamente con espacios comu-
nales para facilitar sus vidas. Esta forma de 
habitar funciona como una agrupación vo-
luntaria de individuos que viven en unidades 
privadas en torno a un espacio comunal. Los 
servicios compartidos suelen incluir, como 
mínimo, un centro comunitario, comedor, 
cocina, sala social y lavandería; pero tam-
bién se ven casos con espacios para el cuida-
do de los niños, piscinas, canchas, parques 
infantiles, y demás servicios que la comuni-
dad decida (fig. 1).
Figura 1. Creando comunidad a partir de la convi-
vencia. Fuente: Creative Commons
Este tipo de vivienda cambia la idea de di-
señar espacios desde su percepción física 
actual, para pasar a diseñarlos desde el 
acto mismo, es decir, no se piensa desde la 
habitación, sino desde el hábito. Aquellas 
acciones humanas que se convierten en po-
tenciales para crear vínculos entre las perso-
nas se llevan del habitáculo privado a zonas 
comunes donde puedan ser mejor aprove-
chadas; sin embargo, aquellos hábitos que 
por su misma naturaleza requieren privaci-
dad mantienen su carácter individual. Estos 
proyectos incautan valores de comunidad 
en sus habitantes, los cuales luego se llevan 
a la sociedad, debido a que convivir con per-
sonas se convierte en lo habitual y genera 
que se fomenten valores positivos por este 
tipo de actividad, como compartir o ayudar 
al prójimo. 
La covivienda cuenta, además, con un sinfín 
de beneficios y ventajas que se pueden abar-
car dentro del concepto de sostenibilidad:
La arquitectura sostenible es aquella 
manera de concebir el diseño, gestión y 
ejecución de un “hecho arquitectónico” 
a través del aprovechamiento racional, 
apropiado y apropiable de los recursos 
naturales y culturales del lugar de su empla-
zamiento buscando minimizar sus impactos 
ambientales sobre los contextos naturales 
y culturales en cuestión.3
Los edificios deben ser diseñados y 
construidos de manera que sus fines (los 
aspectos: ambiental, funcional, socio-
lógico y simbólico) se interrelacionen 
y se alcancen a través de sus medios 
(aspectos: tecnológico y morfológico) 
con el objeto de permitir su habitabilidad, 
funcionamiento y mantenimiento con el 
uso eficiente de los recursos naturales y 
culturales del sitio con niveles bajos de 
dependencia (energética, económica, 
etc.) para minimizar los impactos hacia 
sus contextos. De este modo se logrará 
una arquitectura sostenible.4
3 Garzón, Arquitectura sostenible, 11.
4 Ibid., 9.
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En otras palabras, la arquitectura sostenible 
es la que logra un armonioso equilibrio entre 
sus tres factores principales: el aspecto eco-
nómico, el social y el ambiental. 
En el caso de la covivienda, por el lado eco-
nómico se puede ahorrar dinero respecto a 
temas de materialidad y construcción, ya 
que en muchos de los casos de covivienda en 
el mundo los mismos propietarios constru-
yen su propia comunidad teniendo en cuen-
ta materiales económicos y amigables con el 
medio ambiente para su construcción. Ade-
más, hacer mercados al por mayor, y com-
partir servicios como la lavandería y la coci-
na, también genera ganancias económicas a 
largo plazo, ya que se produce un ahorro en 
servicios y materia prima. 
En segunda instancia, respecto al tema am-
biental, al compartir servicios y espacios 
comunes, se puede contribuir al ahorro de 
energía en las comunidades; además, es 
posible tener innovación en estos proyec-
tos, adecuando espacios que pueden tener 
dispositivos pasivos que colaboren en el 
aprovechamiento del entorno, como ge-
nerar espacios exteriores privados, entre 
otros, y dispositivos activos que ayuden a 
la recolección de aguas lluvias, etc. Otro 
beneficio de vivir en comunidad respecto 
al ámbito ambiental es el reciclaje que se 
puede generar: al conocer a cada uno de los 
residentes de la comunidad, es más factible 
generar un aprovechamiento de elementos 
que ya no se usen, pero que pueden llegar 
a ser útiles para otras familias, desde mo-
biliario y ropa hasta alimentos. Así, dichos 
elementos alargarán su vida útil y genera-
rán sostenibilidad.
Para finalizar con el aspecto social, gracias al 
tipo de proyecto de la covivienda, fácilmen-
te se pueden dar interacciones sociales, lo 
cual genera pertenencia a su lugar de resi-
dencia y sentido de comunidad, que influiría 
de forma positiva en las personas, al generar 
una red de apoyo, tanto moral como física. 
También se dan oportunidades de aprender 
de personas con más experiencia, debido a 
que, normalmente, en estos proyectos hay 
una mezcla de edades. 
Además de compartir equipamientos, la 
covivienda ofrece la posibilidad de repartir 
labores y responsabilidades, lo cual se re-
fleja en una diversidad de actividades. Es 
común observar cenas grupales, cuidado de 
niños, transporte compartido, actividades 
de integración, tutoría entre residentes, 
habitaciones satélites o para invitados, etc. 
La covivienda propone un nuevo camino 
distinto al del mundo tecnológico que nos 
separa físicamente y nos conecta a través 
de instrumentos. 
Por ejemplo, el primer caso de covivien-
da en Londres: Copper Lane, localizado en 
Stoke Newington, consiste en seis casas 
agrupadas alrededor de un patio debajo del 
cual se encuentra el salón comunitario. Las 
viviendas son de tres y dos pisos cada una 
con dos entradas, una por el patio y otra por 
un pasillo. La construcción simultánea de 
los hogares generó un notable ahorro en el 
proceso de compra del lote, pago de hono-
rarios, materiales para la construcción, entre 
otros aspectos. En el complejo se comparten 
actividades como el cuidado de los niños, la 
preparación y consumo de alimentos, la jar-
dinería del lugar y también espacios como 
la lavandería, una biblioteca, oficinas y jar-
dines. Estas actividades tienen un mayor 
sentido y se ven potencializadas por el uso 
comunal sobre el individual (fig. 2). 
Para concluir, podemos decir que, debido a 
la facultad asociativa que posee el ser huma-
no, el vivir dentro de una comunidad le facili-
tará generar y pertenecer a comunidades en 
otras condiciones y lugares. No es un secreto 
que, en la medida en la que somos partícipes 
de una acción, el tiempo y la experiencia nos 
vuelven más adeptos. Si la experiencia es 
positiva para la persona, esta va a tener una 
predisposición a repetirla; por ende, si vivir 
en comunidad le resulta beneficioso, la per-
sona va a buscar repetir la condición y va a 
generar cada vez más comunidades.
Por ejemplo, Aldo van Eyck habla sobre 
la ciudad como una casa grande y la casa 
como una ciudad pequeña; por esto, en la 
medida en la que se engloba la comunidad 
en la escala menor, los efectos positivos 
serán transmitidos a la ciudad. Por ende, la 
covivienda se convierte en generadora de 
ciudadanos que buscan la buena conviven-
cia, ya que cuando se vive en comunidad, 
se nota una mayor disposición de ayudar al 
prójimo, por la generación de amistades y 
empatía por el otro, al fin de encontrar un 
sentido de pertenencia que la ciudad nece-
sita desesperadamente. 
Bibliografía
1. Eyck, Aldo van, Vincent Ligtelijn y Fran-
cis Strauven. The Child, the City and the 
Artist: An Essay on Architecture. The In-
between Realm. Amsterdam: SUN, 2008.
2. Garzón, Beatriz. Arquitectura sostenible: 
bases, soportes y casos demostrativos. 
Buenos Aires: Nobuko, 2010.
3. Henley Halebrown Rorrison. “Copper 
Lane”. Acceso 29 de junio de 2016. http://
hhbr.co.uk/work/copper-lane/.
4. Ingold, Tim. The Perception of the Envi-
ronment. New York: Routledge, 2000. 
5. Muxí, Zaida. La arquitectura de la ciudad 
global. Barcelona: Gustavo Gili, 2004.
6. Norberg-Schulz, Christian. The Concept 
of Dwelling: On the Way to Figurative 
Architecture. New York: Rizzoli, 1985.
Sarquis, Jorge. Arquitectura y modos de 
habitar. Buenos Aires: Nobuko, 2006.7. The Cohousing Association. “The Cohou-
sing Association”. Acceso 29 de junio de 
2016. http://cohousing.org/.
Arquitectura como generadora de comunidades. Covivienda, una necesidad emergente. María Angélica Ospina Sierra, Esteban Hernández Echeverry [ 161 ]
dearq 19. DEUNIANDES
Figura 2. Sección y planta del proyecto Copper Lane

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