Descarga la aplicación para disfrutar aún más
Vista previa del material en texto
2 Avda. Príncep d’Astúries, 61, 8.º 1.ª 08012 Barcelona (España) Tel.: 93 344 47 18 Fax: 93 344 47 16 e-mail: lwwespanol@wolterskluwer.com Traducción Elisabet Carreras Goicoechea Traductora Revisión Víctor Götzens García Profesor Titular de Anatomía Humana, Facultad de Medicina, Universidad de Barcelona Josep Mª de Anta Vinyals Profesor Agregado de Anatomía Humana, Facultad de Medicina, Universidad de Barcelona El editor no es responsable de los errores u omisiones del texto ni de las consecuencias que se deriven de la aplicación de la información que contiene. Esta publicación contiene información general relacionada con tratamientos e interacciones farmacológicos que no debería utilizarse en pacientes individuales sin antes contar con el consejo de un profesional médico. Se insta al lector a consultar los prospectos informativos de los fármacos para obtener la información referente a las indicaciones, contraindicaciones, dosis, advertencias y precauciones que deben tenerse en cuenta. El editor ha hecho todo lo posible para confirmar y respetar la procedencia del material que se reproduce en este libro y su copyright. En caso de error u omisión, se enmendará en cuanto sea posible. Derecho a la propiedad intelectual (C. P. Art. 270) Se considera delito reproducir, plagiar, distribuir o comunicar públicamente, en todo o en parte, con ánimo de lucro y en perjuicio de terceros, una obra literaria, artística o científica, o su transformación, interpretación o ejecución artística fijada en cualquier tipo de soporte o comunicada a través de cualquier medio, sin la autorización de los titulares de los correspondientes derechos de propiedad intelectual o de sus cesionarios. Reservados todos los derechos. 3 Copyright de la edición en español © 2012 Wolters Kluwer Health España, S.A., Lippincott Williams & Wilkins ISBN edición española: 978-84-15169-03-1 Edición española de la obra original en lengua inglesa Neuroanatomy. An Atlas of Structures, Sections, and Systems, 8th edition, de Duane E. Haines, publicada por Lippincott Williams & Wilkins. Copyright © 2012 Lippincott Williams & Wilkins 530 Walnut Street Philadelphia, PA 19106 (USA) 351 West Camden Street Baltimore, MD 21201 ISBN edición original: 978-1-60547-653-7 Composición: Alimon, Barcelona Impresión: R.R. Donnelley-Shenzhen Impreso en China 4 5 Q Agradecimientos uiero agradecer la gentileza de mis colegas, profesores y clínicos, así como la de los estudiantes de medicina y los residentes (sobre todo los de neurología y neurocirugía), al ofrecerme sus comentarios y sugerencias para esta nueva edición. De hecho, tuvieron mucha paciencia con mis numerosas y constantes preguntas, tanto complicadas como sencillas. El objetivo siempre ha sido crear un documento educativo de utilidad. En esta 8.ª edición hay grandes modificaciones y de un modo u otro han afectado a todos los capítulos. A la vez que se ha introducido nueva información anatómica y clínica, a lo largo de todo el libro se ha realizado un especial esfuerzo para centrarse en mejorar el enfoque clínico y su aplicabilidad. Para ambos fines, las siguientes personas han hecho sugerencias especialmente intuitivas y han sido de gran ayuda: Dres. Paul May y James Lynch (anatomía); Dres. Andy Parent, Gustavo Luzardo, James Walker, Jared Marks (por su excelente esfuerzo para conseguir muchas de las imágenes que necesitaba), Louis Harkey y Razvan Buciuc (neurocirugía); Dres. Allissa Willis y Hartmut Uschman (neurología); Dr. Bob Wineman (radiología); Emily Young, Matt Rhinewalt y Joey Verzwyvelt (estudiantes de medicina); todos ellos del University of Mississippi Medical Center. Otras personas me hicieron interesantes sugerencias: Dra. Barbara Puder (Samuel Merritt University), Dra. Ann Butler (George Mason University), Dr. George Martin (Ohio State University) y Dr. Cristian Stefan. Los revisores de LWW fueron: Dra. Patricia A. Brewer, Phil DeVasto, Lauren Ehrlichman, Dra. Erica M. Fallon, Dr. Charles H. Hubscher, Dra. Julie A. Kmiec, Dr. George F. Martin, Ahmed Miam, Brent G. Mollon, Asheer Singh, Dr. Cristian Stefan y Dra. Maria Thomadaki. Muchas interacciones proporcionan ideas que ciertamente se han incorporado a esta nueva edición. A veces se trata de conversaciones casuales mantenidas en el vestíbulo, de algún asunto tratado durante una sesión anatomoclínica o de un comentario realizado en una sesión de repaso con residentes. Por consiguiente, es posible que se haya olvidado el origen específico del comentario. Aceptando esto, me gustaría expresar mi más sincero agradecimiento a mis cole-gas de la facultad, en la University of Mississippi Medical Center, de los Departamentos de Anatomía, Neurología (Dr. Alec Auchus, Chairman), Neurocirugía (Dr. Louis Harkey, Chairman), Radiología (Dr. Tim McCowan, Chairman), y a los residentes de Neurología y Neurocirugía, por los comentarios e indicaciones que he incluido en la presente edición. La excelente colaboración y las fructuosas relaciones entre el Departamento de Anatomía y estos departamentos clínicos han sido siempre absolutamente excepcionales. También quiero agradecer a W. (Eddie) Herrington y a Joe Barnes, Chief CT/MRI Technologist y Senior MRI Technologist, respectivamente, su constante colaboración durante la preparación de esta edición; David Case ocupa actualmente el cargo de Chief CT/MRI Technologist. Debo un 6 agradecimiento especial a Madelene Hyde por permitirme robarle una gran idea. Las modificaciones, tanto las grandes como las pequeñas, de las ilustraciones y del esquema de las leyendas, así como la generación de muchas nuevas interpretaciones y tablas, fueron trabajo de Michael Schenk (Director of Biomedical Illustration Services) y de Walter (Kyle) Cunningham (Medical Illustrator). Chuck Runyan (Biomedical Photography) escaneó y limpió con paciencia las secciones utilizadas para las imágenes en color de las secciones teñidas de los capítulos 6 y 7. Bill Armstrong (Director of Biomedical Photography) realizó las versiones preliminares de muchas de las imágenes de esta edición. Agradezco enormemente el tiempo, la energía, la dedicación y la profesionalidad en la creación de las imágenes, fotografías e ilustraciones, las mejores posibles, para esta nueva edición. Aprecio mucho el interés demostrado a la hora de hacer un esfuerzo adicional para que «fuera perfecto», y la colaboración excepcional (y debería añadir la paciencia) con el autor. Lisa Boyd, mi secretaria durante muchos años, se encargó de mecanografiar el manuscrito para la 8.ª edición. Le agradezco mucho su paciencia, su colaboración y su amabilidad, sobre todo en lo que respecta a todos los detalles tediosos. Ha sido un elemento fundamental en la obtención del borrador final en el plazo previsto. A lo largo de los años he recibido muchos comentarios útiles por parte de varios colegas, amigos y estudiantes (que ahora forman parte del profesorado o que ejercen como médicos de familia u odontólogos). Vuelvo a mencionarlos porque sus comentarios previos han seguido influyendo en el libro: Dres. A. Agmon, A. Alqueza, B. Anderson, C. Anderson, R. Baisden, S. Baldwin, R. Borke, A.S. Bristol, Patricia Brown, Paul Brown, T. Castro, B. Chronister, C. Constantinidis, A. Craig, J.L. Culberson, V. Devisetty, E. Dietrichs, J. Evans, B. Falls, C. Forehand, R. Frederickson, G.C. Gaik, E. Garcis-Rill, G. Grunwald, B. Hallas, T. Imig, J. King, P.S. Lacy, A. Lamperti, G.R. Leichnetz, E. Levine, R.C.S. Lin, J.C. Lynch, T. McGraw-Ferguson, G.F. Martin, G.A. Mihailoff, M.V. Mishra, R.L. Norman, R.E. Papka, A.N. Perry, K. Peusner, C. Phelps, H.J. Ralston, J. Rho, L.T. Robertson, D. Rosene, A. Rosenquist, I. Ross, J.D. Schlag, M. Schwartz, J. Scott, V. Seybold, L. Simmons, K.L. Simpson, D. Smith, S. Stensaas, C. Stefan, D.G. Thielemann, S. Thomas, M. Tomblyn, J.A. Tucker, D. Tolbert, F. Walberg, S. Walkley, M. Woodruff, M. Wyss, R. Yezierski y A.Y. Zubkov. Agradezco mucho sus comentarios y sugerencias. Las secciones teñidas utilizadas en este atlas proceden de lacolección del Departamento de Anatomía de la West Virginia University School of Medicine, de cuyo cuerpo docente el autor formó parte entre 1973 y 1985. Esta 8.ª edición no habría sido posible sin el interés y el apoyo de la editorial Lippincott Williams & Wilkins. Quiero dar las gracias al personal editorial, Crystal Taylor (Acquisitions Editor), Catherine Noonan (Associate Product Manager), Joy Fisher-Williams (Marketing Manager), Bridgett Dougherty (Vendor Manager), Amanda Ingold (Editorial Assistant) y en especial a Kelly Horvath (Freelance Editor) por su apoyo, constante interés y confianza en este proyecto. Su colaboración me ha permitido realizar las mejoras que aquí aparecen. Por último, pero desde luego no menos importante, quiero expresar mi más sincero agradecimiento a mi esposa Gretchen. Para realizar los cambios más significativos de esta edición fue necesario prestar atención a muchos y múltiples 7 detalles. Mi esposa revisó cuidadosamente y de manera crítica todo el texto, escuchó con paciencia más neurobiología de la que jamás habría imaginado y me explicó muy contenta normas de gramática y puntuación que yo no estaba seguro de que existieran. Con mucho gusto dedico esta 8.ª edición a Gretchen. 8 9 E Prefacio a la 8.ª edición n esta nueva edición de Neuroanatomía. Atlas de estructuras, secciones y sistemas se ha hecho un esfuerzo por: 1) seguir proporcionando una base anatómica sólida para relacionar estructura y función; 2) introducir información nueva con resonancias magnéticas (RM), tomografías computarizadas (TC), texto e ilustraciones que integran y explican conceptos que pueden aparecer en clínica; 3) utilizar la terminología contemporánea tanto en ciencia básica como en clínica, y 4) ampliar el tratamiento de la neurociencia tal como se ve en clínica mediante ejemplos adicionales, revisiones de texto y una visión general más exhaustiva de la neurobiología de sistemas. Comprender la neurobiología de sistemas es el elemento clave para el correcto diagnóstico del paciente con una afección neurológica. En esta nueva edición he tenido en cuenta las indicaciones y los comentarios de mis colegas, tanto profesores como clínicos, así como de los estudiantes de medicina y de los residentes. Estas observaciones han sido muy útiles a la hora de decidir qué imágenes y texto serían apropiados de cara al nuevo entorno educativo. Se han hecho modificaciones, mejoras y correcciones en las ilustraciones ya existentes, y se han revisado muchas partes del texto. Los principales cambios o información nueva introducidos en la 8.ª edición de Neuroanatomía son: Primero, se ha revisado el capítulo sobre nervios craneales (cap. 3) y se ha añadido información clínica nueva, así como remisiones a figuras de otros capítulos donde se proporciona información y/o ilustraciones sobre nervios craneales. Esto permitirá al lector saber con rapidez dónde se encuentra la información clave relacionada con los nervios craneales que aparece a lo largo del libro cuando consulte este capítulo en concreto. Además, todos los nervios craneales que aparecen en las ilustraciones del capítulo 2 están destacados en amarillo para indicar con mayor claridad su posición y relación con estructuras contiguas. Segundo, se han añadido numerosas imágenes, acompañadas de texto, para ofrecer ejemplos de situaciones clínicas que tienen una correlación anatómica importante. Entre éstas se incluyen, por ejemplo, meningitis y meningiomas, que se relacionan con la estructura de las meninges, así como tumores del plexo coroideo que ilustran bien la relación entre la forma y el tamaño ventriculares con los efectos del bloqueo del líquido cefalorraquídeo. También se ha revisado y ampliado el texto que describe las causas de la meningitis. En un 25 % de los sujetos se observa la persistencia de una arteria cerebral posterior fetal (lo que normalmente se denomina ACP fetal). En esta edición también aparecen como novedad ejemplos de esta observación relativa al desarrollo, así como ejemplos del desarrollo de una arteria cerebral anterior aberrante. Tercero, un cambio importante del capítulo 6 es la sustitución de todas las imágenes en blanco y negro de secciones teñidas por sus versiones en color. Esto 10 proporciona un detalle anatómico excelente, sobre todo en el tronco encefálico, de muchos núcleos y tractos con implicaciones clínicas importantes. Además, a lo largo de todo el capítulo se han revisado las descripciones de los «síndromes vasculares» y se han modificado algunas de las leyendas de las ilustraciones. Cuarto, de igual modo, todas las imágenes en blanco y negro de las secciones teñidas del capítulo 7 se han sustituido por sus versiones en color. Esto mejora la claridad y el impacto visual, y ha permitido modificar las leyendas, siempre que era necesario, para identificar otras estructuras importantes. Además, se han cambiado de lugar o sustituido algunas de las RM que acompañan a las secciones teñidas. Quinto, el capítulo 8, que ofrece un amplio estudio de los sistemas neurales directamente aplicable a la neurociencia clínica, se ha revisado y actualizado de diversas maneras. En primer lugar, se ha modificado el texto que acompaña a cada figura con el fin de mejorar la información clínica y su aplicabilidad. En segundo lugar, se ha añadido una nueva serie de 10 ilustraciones que muestran los reflejos medulares y de los nervios craneales, cada una de ellas acompañada de una descripción. Estas imágenes y texto nuevos aparecen a continuación de las vías sensitivas y de las vías motoras y eferentes de los nervios craneales. Es la ubicación más apropiada para estos reflejos porque van a continuación de las vías principales y de las proyecciones de los nervios craneales que constituyen una parte esencial de los reflejos. Además, en una tabla se resumen otros reflejos que forman parte de la exploración neurológica o que habitualmente se encuentran en situaciones clínicas. En tercer lugar, se ha añadido otro apartado nuevo en el cual se muestran con detalle la estructura y las conexiones del hipotálamo, la hipófisis, la organización de las fibras que atraviesan la cápsula interna y la topografía de las proyecciones talamocorticales. Estas seis ilustraciones se acompañan de texto explicativo que, en la mayor parte de los casos, también incluye información clínicamente relevante. La adición de este material aporta importante información clínica y de ciencia básica que no aparecía en ediciones anteriores, y también responde a las indicaciones de mis colegas de que mejoraría el valor educativo de este atlas. Sexto, se han revisado las preguntas y respuestas del capítulo 10 y se han añadido algunas que reflejan la nueva información (clínica y de ciencia básica) introducida junto con las imágenes que aparecen ahora en los capítulos 2 a 4 y 8. En esta nueva edición destacan otros dos aspectos. Primero, la cuestión acerca de si utilizar o no epónimos en su forma posesiva. Parafraseando a uno de mis colegas clínicos, «Parkinson no murió a causa de su propia enfermedad (la llamada enfermedad de Parkinson); murió a causa de un ictus. Nunca sufrió la enfermedad que lleva su nombre». Hay algunas excepciones, como la de la enfermedad de Lou Gehrig, pero la observación es correcta. McKusick (1998)1,2 también ha dado razones convincentes a favor de utilizar la forma no posesiva de los epónimos. No obstante, es sabido que las opiniones respecto a esta cuestión son tan diversas como discutir acerca del sexo de los ángeles. Al consultarlo con mis colegas en neurología y neurocirugía, el estilo adoptado por el Dorland’s Illustrated Medical Dictionary (2007)3 y el Stedman’s Medical Dictionary (2008)4, una revisión de algunos de los textos en neurología más exhaustivos (p. ej., Rowland, 20055; Victor y Ropper, 20016), los criterios establecidos en el Council of Biology Editors Manual for 11 Authors, Editors, and Publishers (1994)7 y el American Medical Association’s Manual of Style (1998)8, indican claramente una preferenciaabrumadora por la forma no posesiva. Al darnos cuenta de que muchos lectores de este libro eran futuros médicos, se consideró apropiado fomentar un enfoque contemporáneo. Por consiguiente, se utiliza la forma no posesiva del epónimo. La segunda cuestión hace referencia al uso de la terminología anatómica más reciente. Con la publicación de la Terminologia Anatomica (1998)9 se dispone de una nueva lista internacional oficial de los términos anatómicos para neuroanatomía. Esta nueva publicación, que ha sido adoptada por la International Federation of Associations of Anatomists, sustituye a todas las listas terminológicas anteriores. Se ha llevado a cabo el mayor esfuerzo posible por incorporar en este libro cualquier término nuevo o modificado aplicable. Los cambios realizados son moderados y se relacionan principalmente con términos relativos a la dirección: «posterior» por «dorsal», «anterior» por «ventral», etc. En la mayor parte de los casos, el término previo aparece entre paréntesis a continuación del término oficial (es decir, núcleo coclear posterior [dorsal]). Además, se ha adoptado una nueva terminología para los núcleos de Edinger-Westphal (Kozic et al., 2011)10 que tiene en cuenta los descubrimientos actuales en neurobiología de sistemas. Por último, pero ciertamente no menos importante, la 8.ª edición cuenta con unas 15 páginas menos que la anterior, a pesar de haber añadido numerosas ilustraciones nuevas con su texto correspondiente. Esto se debe a que muchas de las preguntas y respuestas se hallan ahora disponibles como recurso online en thePoint. En la versión impresa se dedica un capítulo a estas preguntas y respuestas, aunque la mayoría se encuentran online como material adicional. La decisión de hacer este cambio en el diseño, con la consiguiente disminución del número de paginas, se justifica por el notable valor añadido de la nueva información clínica, RM y TC, ilustraciones de las vías y texto nuevo. Duane E. Haines Jackson, Mississippi Bibliografía 1. McKusick VA. On the naming of clinical disorders, with particular reference to eponyms. Medicine 1998a;77:1–2. 2. McKusick VA. Mendelian Inheritance in Man, A Catalog of Human Genes and Genetic Disorders, 12th ed. Baltimore: The Johns Hopkins University Press, 1998b. 3. Dorland’s Illustrated Medical Dictionary, 31st ed. Philadelphia: Saunders/Elsevier, 2007. 4. Stedman’s Medical Dictionary, 28th ed. Philadelphia: Lippincott Williams & Wilkins, 2006. 5. Rowland LP. Merritt’s Neurology, 11th ed. Baltimore: Lippincott Williams & Wilkins, 2005. 6. Victor M, Ropper AH. Adams and Victor’s Principles of Neurology, 7th ed. New York: McGraw-Hill, Medical Publishing Division, 2001. 7. Council of Biology Editions Style Manual Committee. Scientific Style and Format—The CBE Manual for Authors, Editors, and Publishers, 6th Ed. Cambridge: Cambridge University Press, 1994. 8. Iverson C, et al. American Medical Association Manual of Style—A Guide for Authors and Editors, 10th ed. New York: Oxford University Press, 2007. 9. Federative Committee on Anatomical Terminology. Terminologia Anatomica. New York: Thieme, 1998. 10. Kozicz T, Bittencourt JC, May PJ, Reiner A, Gamlin PDR, Palkovits M, Horn AKE, Toledo CAB, Ryabinin AE. The Edinger-Westphal nucleus: A historical, structural and functional perspective on a dichotomous terminology. J Comp Neurol (in press, January 2011). 12 Índice de capítulos Agradecimientos Prefacio a la 8.ª edición Introducción y guía del lector Incluye explicaciones sobre las leyendas y las abreviaturas Morfología externa del sistema nervioso central Médula espinal: visión macroscópica y vascularización Cerebro: lóbulos, áreas principales de Brodmann, somatotopía sensitivomotora Encéfalo: visión macroscópica, vascularización y RM Cerebelo: visión macroscópica y RM Ínsula: visión macroscópica, vascularización y RM Arteria cerebral posterior fetal, arteria cerebral anterior aberrante Nervios craneales Sinopsis de los nervios craneales Nervios craneales en la RM Déficit en los movimientos oculares en el plano horizontal Déficit de los nervios craneales en lesiones representativas del tronco encefálico Remisión a nervios craneales Meninges, cisternas, ventrículos y hemorragias relacionadas Meninges y hemorragias meníngeas y cerebrales Meningitis Hemorragias epidural y subdural Cisternas y hemorragia subaracnoidea Meningioma Ventrículos y hemorragias en los ventrículos Plexo coroideo: ubicación, irrigación sanguínea, tumores Hemorragia en el cerebro: hemorragia intracerebral Morfología interna del encéfalo en cortes sin teñir y en RM Parte I: cortes del encéfalo en el plano coronal y su correlación con la RM Parte II: cortes del encéfalo en el plano transversal (axial) y su correlación con la RM Morfología interna de la médula espinal y el encéfalo en cortes teñidos 13 Médula espinal en la TC y la RM Patrones arteriales dentro de la médula espinal con síndromes vasculares Deterioro del tracto corticoespinal Médula oblongada en la RM y la TC Patrones arteriales en la médula oblongada con síndromes vasculares Núcleos cerebelosos Puente en la RM y la TC Patrones arteriales en el puente con síndromes vasculares Mesencéfalo en la RM y la TC Patrones arteriales en el mesencéfalo con síndromes vasculares Diencéfalo y núcleos basales en la RM Patrones arteriales en el prosencéfalo con síndromes vasculares Morfología interna del encéfalo en cortes teñidos: correlación de los planos transversal (axial) y sagital con la RM Correlaciones de los planos transversal (axial) y sagital Sinopsis de componentes, tractos, vías y sistemas funcionales: ejemplos en orientación anatómica y clínica Componentes de los nervios craneales y de los nervios espinales Orientación Vías sensitivas Vías motoras Nervios craneales Reflejos de los nervios espinales y craneales Cerebelo y núcleos basales Sistemas óptico, auditivo y vestibular Cápsula interna y conexiones talamocorticales Sistema límbico: hipocampo y amígdala Hipotálamo e hipófisis Correlaciones anatomoclínicas: angiografía cerebral, angio-RM y flebo-RM Angiografía cerebral, angio-RM y flebo-RM Visión general de las arterias vertebral y carótida Preguntas de estudio y repaso con respuestas razonadas Bibliografía recomendada Índice alfabético de materias 14 2008 Henry Gray/Elsevier Distinguished Educator Award from The American Association of Anatomists Fellow of the American Association of Anatomists and Fellow of the American Association for the Advancement of Science 2010 Alpha Omega Alpha Robert J. Glaser Distinguished Teacher Award from AOA and the Association of American Medical Colleges Neuroanatomy Consultant for Stedman’s Medical Dictionary and for Dorland’s Illustrated Medical Dictionary 15 16 Introducción y guía del lector 17 L nueva edición de este atlas sigue la tradición de insistir en la importancia de laanatomía del sistema nervioso central (SNC) en un formato clínicamente relevante. Permite un primer aprendizaje, tanto relevante como razonablemente posible, sobre cómo se aplicará la misma información en la práctica clínica. Este enfoque incluye, pero no sólo: 1) correlacionar la anatomía del SNC con lo que se observa en una resonancia magnética (RM) y en una tomografía computarizada (TC), y recurre a estas imágenes para explicar conceptos básicos; 2) introducir, en el momento adecuado, cientos de términos, expresiones y ejemplos clínicos en un contexto anatómico y clínico apropiado; 3) destacar la anatomía vascular cerebral con ejemplos clínicos; 4) adquirir habilidades y comprender los conceptos básicos que agilizarán el diagnóstico del paciente con una afección neurológica; 5) centrarse en temas muy relacionados en capítulos específicos, y 6) hacer énfasis en la estructura y el funcionamiento de las vías, así como en los déficits correspondientes cuando éstas resultan lesionadas, con una orientación clínica. Comprender la estructura del SNC es fundamental para aprender sobre las vías nerviosas y la función neuronal, así como paradesarrollar habilidades y diagnosticar al paciente con un trastorno neurológico. Tras un periodo de tiempo destinado al dominio de la morfología del SNC, una parte importante de la mayoría de los cursos se dedica al aprendizaje de los sistemas funcionales en su contexto clínico. Este aprendizaje puede tener lugar en un laboratorio o como una experiencia independiente de aprendizaje autodirigida. Este atlas sigue ofreciendo una orientación exhaustiva e integrada que correlaciona: 1) la anatomía externa del encéfalo con la RM y la irrigación sanguínea; 2) las meninges y los ventrículos con ejemplos de infecciones meníngeas, hemorragias meníngeas, tumores y presencia de sangre en los ventrículos; 3) la anatomía interna del encéfalo en las orientaciones clínica y anatómica con la RM y la irrigación, incluyendo la organización de los tractos y los núcleos, así como muchos ejemplos clínicos; 4) resúmenes de las vías nerviosas clínicamente importantes en las orientaciones anatómica y clínica con neurotransmisores, numerosas correlaciones clínicas y con el concepto básico de lateralidad, y 5) una gran variedad de imágenes, tales como angiografías, TC, RM, angiografías por RM (angio-RM) y flebografías por RM (flebo-RM). Todo ello en un formato adecuado e ilustrativo en el cual la información se encuentra en páginas enfrentadas. El objetivo de este atlas es mostrar cuán esencial es tener un sólido conocimiento de la anatomía para la experiencia clínica, insistiendo en las aplicaciones clínicas de esta información y proporcionando numerosos ejemplos clínicos en un contexto adecuado. El formato es dinámico, flexible, enfatiza conceptos relativos a la estructura/función y a la lesión/déficit, y convierte la experiencia del aprendizaje (o del repaso) en un ejercicio interesante y provechoso. Se hace hincapié en que aproximadamente el 50 % de los sucesos intracraneales causantes de déficits neurológicos están relacionados con el sistema vascular, la anatomía y las áreas cerebrales. Los patrones vasculares, tanto el superficial como el profundo, se correlacionan con la médula espinal y con la anatomía cerebral externa (cap. 2), y con estructuras internas, tales como los tractos y los núcleos (cap. 6); se 18 analizan en cada esquema sobre las vías (cap. 8), y se muestran en angiografías, angio-RM y flebo-RM (cap. 9). Este enfoque tiene varias ventajas: 1) el patrón vascular está directamente relacionado con las estructuras que se acaban de explicar; 2) los patrones vasculares se muestran en los apartados del atlas que les corresponden y en un contexto adecuado; 3) el lector no puede avanzar al siguiente apartado del atlas sin que se acuerde de la irrigación, y 4) se insiste repetidamente en la importancia conceptual del patrón de distribución de los vasos sanguíneos en el SNC. Para el diagnóstico del paciente con una afección neurológica es esencial un conocimiento completo de los sistemas (vías nerviosas y reflejos), incluyendo su irrigación. Con este fin, el capítulo 8 ofrece una serie de ilustraciones semiesquemáticas de varias vías nerviosas clínicamente relevantes en las orientaciones clínica y anatómica. Una novedad de este capítulo es una amplia serie de reflejos medulares y del tronco del encéfalo, que incluye el ramo aferente y el tipo de fibra, el circuito dentro del SNC, el ramo eferente y las características funcionales del reflejo. Estas imágenes de las vías nerviosas y de los reflejos muestran: 1) la trayectoria de las fibras que comprenden la totalidad del reflejo o la vía nerviosa; 2) la lateralidad de las fibras que comprenden el reflejo o la vía nerviosa, lo que constituye un concepto muy importante en el diagnóstico; 3) las posiciones y la somatotopía de las fibras que comprenden cada vía nerviosa a niveles representativos; 4) un análisis de la irrigación de toda la vía nerviosa; 5) los neurotransmisores importantes asociados con las fibras de la vía nerviosa; 6) ejemplos de déficits observados tras lesiones de la vía nerviosa a varios niveles a lo largo del neuroeje, y 7) correlatos funcionales de reflejos normales y dañados. Las ilustraciones de las vías nerviosas con orientación clínica destacan la localización de los tractos en la RM, por lo que sitúan el tracto en el contexto clínico adecuado. Estas figuras también proporcionan numerosos ejemplos representativos de lesiones, así como de los correspondientes déficits, a distintos niveles del tracto a medida que éste pasa a lo largo del SNC. Este enfoque permite al lector una gran libertad en el aprendizaje de la organización de las vías nerviosas y los reflejos, pero destaca esta información en una orientación que será de mayor utilidad en clínica. El diseño de este capítulo hace que sea de utilidad por sí solo o integrado con otras secciones del atlas; proporciona al lector los fundamentos estructurales y clínicos de una vía nerviosa en una serie de ilustraciones, con orientaciones clínica y anatómica, y satisface una variedad de enfoques para el aprendizaje. La aparición y el uso habitual de métodos de diagnóstico por la imagen (RM, TC, angio-RM y flebo-RM) requiere que tales imágenes constituyan una parte integral del proceso educativo cuando se enseña o se aprende neurociencia aplicable a la clínica. Con este fin, el libro contiene unas 260 RM, TC, angio-RM y flebo-RM, además de una variedad de angiografías. La mayor parte de estas imágenes están directamente correlacionadas con la anatomía externa del cerebro, como los giros y los surcos; con estructuras internas, entre ellas las vías nerviosas y los núcleos, los nervios craneales y las estructuras adyacentes; o bien muestran ejemplos de hemorragias relacionadas con las meninges y los ventrículos o el parénquima cerebral. Obtención de imágenes cerebrales 19 La obtención de imágenes del cerebro in vivo es habitual en los pacientes con déficits neurológicos. Incluso la mayor parte de los hospitales rurales cuentan con aparatos de TC o RM, o tienen un fácil acceso a ellos. Teniendo esto en cuenta, es conveniente hacer algunos comentarios generales sobre estas técnicas de diagnóstico por la imagen y sobre lo que suele observarse, o se visualiza mejor, en cada una de ellas. Para más detalles sobre los métodos y las técnicas de TC y RM pueden consultarse otras fuentes, como Grossman (1996)1, Lee et al. (1999)2, Osborn (1994, 2008)3,4 o Buxton (2002)5. Tomografía computarizada En la TC, el paciente se coloca entre una fuente de rayos X y una serie de detectores. La densidad del tejido se determina por los efectos de los rayos X sobre sus átomos al atraversar el tejido. Los átomos de número atómico más alto tienen una mayor capacidad de atenuar (detener) los rayos X, mientras que los de número atómico más bajo no pueden atenuarlos tanto. Las diversas intensidades de atenuación se convierten informáticamente en números (unidades Hounsfield o números de TC). El hueso recibe el valor +1000 y es blanco, mientras que al aire se le da el valor –1000 y es negro. En este sentido, una lesión o un defecto en una TC que sea hiperdenso adquiere el aspecto de hueso; es más blanco. Por ejemplo, una hemorragia aguda en el espacio subaracnoideo aparece en una TC como hiperdensa en relación al cerebro circundante; es más blanca que el cerebro y su aspecto es más parecido al del hueso (fig. 1-1). Una lesión que en la TC sea hipodensa tiene un aspecto parecido al del aire o el del líquido cefalorraquídeo (LCR); es más negra que el cerebro circundante (fig. 1-2). En este ejemplo, el territorio de la arteria cerebral media es hipodenso (fig. 1-2). En una TC, el término isodenso se refiere a una situación en la cual la lesión y el cerebro circundante tienen texturas y/o tonos de gris esencialmente iguales. En griego, iso- significa igual: «de igual densidad». La sangre extravascular, un tumor realzado, la grasa, el cerebro (la sustancia gris y la blanca) y el LCR muestran un color intermedio entre el blanco y el negro. La TC de un paciente con una hemorragia subaracnoidea ilustra las diversas tonalidadesobservadas en este tipo de imágenes (fig. 1-1). En general, en la tabla 1-1 se resumen las intensidades del blanco al negro que muestran algunos tejidos en la TC. 20 Figura 1-1 TC en el plano axial (transversal) de un paciente con hemo rragia subaracnoidea. El hueso es blanco, lahe morragia aguda (blanca) delimita el espacio subaracnoideo, el encéfalo es gris y el líquido cefalorraquídeo del tercer ventrículo y del ventrículo lateral es negro. Figura 1-2 TC axial (transversal) que muestra un área hipodensa dentro del territorio de la arteria cerebral mediaen el lado derecho del paciente. Esto es indicativo de una lesión en esta región que causaría déficits considerables. 21 Las ventajas de la TC son: 1) se obtiene con rapidez, lo que es de especial importancia en caso de traumatismo; 2) muestra con claridad las hemorragias agudas y subagudas en los espacios meníngeo y cerebral; 3) es especialmente útil en los traumatismos en niños; 4) muestra el hueso (y las fracturas de cráneo) con claridad, y 5) es menos cara que la RM. Los inconvenientes de la TC son: 1) no muestra con claridad los infartos o la isquemia agudos o subagudos, ni el edema cerebral; 2) no diferencia tan claramente como la RM la sustancia blanca de la sustancia gris, y 3) expone al paciente a radiación ionizante. Resonancia magnética Los tejidos del cuerpo contienen proporcionalmente una gran cantidad de protones (hidrógeno). Los protones tienen un núcleo positivo, una cubierta de electrones negativos, y un polo norte y un polo sur; actúan como diminutas barras imantadas en rotación. En condiciones normales, estos átomos se encuentran dispuestos de manera aleatoria en cuanto a la relación que establecen entre sí debido al campo magnético cambiante producido por los electrones. La RM utiliza esta característica de los protones para generar imágenes del encéfalo y del cuerpo. Cuando se envían ondas de radio en ráfagas breves al imán que rodea al paciente, se habla de pulso de radiofrecuencia. La potencia de este pulso puede variarse. Cuando la frecuencia del pulso de radiofrecuencia se corresponde con la frecuencia del protón en rotación, el protón absorbe energía de la onda de radio (resonancia). El efecto es doble. Primero, los efectos magnéticos de algunos protones se anulan, y segundo, los efectos magnéticos y los niveles de energía de otros aumentan. Cuando el pulso de radiofrecuencia se detiene, los protones relajados liberan energía (un «eco»), que es recibida por una bobina y transformada informáticamente en una imagen de esa parte del cuerpo. 22 Figura 1-3 RM sagital potenciada en T1. El encéfalo es gris y el líquido cefalorraquídeo es negro. Figura 1-4 RM sagital potenciada en T2. El encéfalo es gris, los vasos sanguíneos habitualmente aparecen de color negro y el líquido cefalo rraquídeo es blanco. Los dos tipos principales de imágenes de RM (en T1 y en T2) están relacionados con el efecto de la radiofrecuencia sobre los protones y las reacciones de éstos (relajación) cuando se detiene el pulso de radiofrecuencia. En general, los protones anulados recuperan lentamente su fuerza magnética original. La imagen elaborada a partir de esta constante de tiempo se denomina T1 (fig. 1-3). Por otro lado, los protones que han adquirido una mayor energía (no fueron anulados) la pierden más rápidamente a medida que recuperan su estado original; la imagen elaborada a partir de esta constante de tiempo es T2 (fig. 1-4). La elaboración de una imagen potenciada en T1 frente a una potenciada en T2 se basa en una variación de los tiempos utilizados para recibir el «eco» de los protones relajados. 23 Figura 1-5 RM axiales (transversales) que muestran una lesión hiperintensa, un meningioma y edema (A), áreas hipointensas en la sustancia blanca del hemisferio (B, flechas) y un tumor hipofisario que es iso intenso (C). 24 Los términos hiperintenso, hipointenso e isointenso se aplican a las RM potenciadas en T1 y T2. En T1, hiperintenso es una desviación hacia el aspecto de la grasa, que es blanca en el sujeto normal; una lesión hiperintensa en T1 es más blanca que el cerebro circundante (fig. 1-5 A; tabla 1-2). En este ejemplo, el tumor (un meningioma) y las áreas edematosas circundantes son hiperintensos: más blancos que el cerebro circundante (fig. 1-5 A). En T2, hiperintenso es una desviación hacia el aspecto del LCR, que también es blanco en el sujeto normal (fig. 1-4); de igual manera, una alteración hiperintensa en T2 es más blanca que el encéfalo circundante (tabla 1-2). Tanto en T1 como en T2, hipointenso es una desviación hacia el aspecto del aire o del hueso en un sujeto normal; se trata de una desviación a un tono más negro que el encéfalo circundante. En este ejemplo de una RM en T1 hay áreas hipointensas (flechas) adyacentes a los ventrículos laterales en las áreas frontal y occipital (fig. 1-5 B), que son más oscuras que el cerebro circundante. Isointenso se refiere a aquella situación en la cual una lesión y el encéfalo circundante presentan tonos de gris y/o texturas que son básicamente iguales. En este ejemplo de un tumor hipofisario en una RM en T2, el color y la textura del tumor son esencialmente iguales que los del encéfalo circundante; son isointensos (fig. 1-5 C). En griego, iso- significa igual: «de igual intensidad». En la tabla 1-2 se resumen las intensidades del blanco al negro observadas en las imágenes de RM potenciadas en T1 en comparación con las potenciadas en T2. Hay que insistir en que en la práctica clínica se observan algunas variaciones de estas dos RM generales. Las ventajas de la RM son: 1) puede manipularse para visualizar una amplia variedad de anomalías o situaciones anómalas en el encéfalo, y 2) puede mostrar con gran detalle el encéfalo tanto en situaciones normales como anómalas. Los inconvenientes de la RM son: 1) no muestra la hemorragia subaracnoidea aguda ni subaguda, ni la hemorragia en la sustancia del encéfalo; 2) requiere más tiempo de realización, y por ello no es habitual en situaciones urgentes ni en algunos tipos de traumatismo; 3) comparativamente es más cara que la TC, y 4) es sumamente ruidosa y puede requerir sedación en los niños. A continuación se comentan brevemente las características más destacables de 25 cada capítulo. En algunas secciones el formato es mucho más flexible, y en tal caso se dan indicaciones acerca de cómo utilizar el atlas. Además, se han incluido nuevas correlaciones clínicas y ejemplos, así como el capítulo 10, que contiene preguntas del estilo de las del examen que debe superar todo médico en Estados Unidos para poder ejercer su profesión. Capítulo 2 Este capítulo presenta: 1) la anatomía macroscópica de la médula espinal y de sus principales arterias, y 2) la morfología externa del encéfalo en todas las proyecciones, incluida la corteza insular, junto con RM y esquemas de los patrones de vascularización desde la misma perspectiva. En la revisión/reorganización de este capítulo se ha puesto énfasis en la correlación entre la anatomía externa del encéfalo y la de la médula espinal, junto con sus respectivos patrones vasculares. Se destaca la terminología utilizada en clínica de los principales patrones de ramificación de las arterias cerebrales anterior, media y posterior (A1-A5, M1-M5 y P1-P5, respectivamente). Capítulo 3 Este capítulo se centra en: 1) las relaciones de los nervios craneales;2) sus salidas del tronco del encéfalo; 3) su aspecto en RM representativas, y 4) ejemplos de déficits de los nervios craneales observados en casos de lesiones del tronco del encéfalo. La mayoría de sus páginas están dispuestas de modo que en la parte superior hay una fotografía de una vista macroscópica de uno o más nervios craneales, y a continuación hay varias RM del mismo nervio o nervios craneales. También se incluye una nueva tabla que recoge muchos aspectos estructurales y funcionales relacionados con los nervios craneales. Además, hay referencias cruzadas con otras secciones del atlas en las que puede hallarse informaciónsobre los nervios craneales. Capítulo 4 La revisión de este capítulo se centra en cuatro cuestiones básicas para la medicina clínica en relación con el sistema nervioso: primero, la estructura de las meninges, con ejemplos de tumores, infecciones y hemorragias relacionados con ellas; segundo, las cisternas, su relación con el tronco del encéfalo y ejemplos de hemorragias subaracnoideas (es decir, en pocas palabras, presencia de sangre en las cisternas); tercero, la forma de los ventrículos y las relaciones entre ellos, con ejemplos de presencia de sangre en el sistema ventricular; y cuarto, la localización del plexo coroideo en el sistema ventricular y ejemplos de tumores de esta importante estructura. También se han incluido información y nuevos conceptos clínicos de interés. 26 Capítulo 5 El estudio de la morfología general del hemisferio y del tronco del encéfalo continúa en las dos secciones del capítulo 5. La primera contiene una serie representativa de cortes coronales del encéfalo, cada uno acompañado, en la misma página, de RM. Los cortes del encéfalo incluyen los nombres completos, con algunas abreviaturas, y las RM contienen abreviaturas que se corresponden con las del corte del encéfalo. El segundo apartado ofrece una serie de cortes encefálicos en el plano transversal (axial), cada uno de ellos acompañado, de nuevo en la misma página, de RM. Las leyendas de los cortes transversales (axiales) siguen los mismos criterios que las de los cortes coronales. Las semejanzas entre los cortes encefálicos y las RM son notables, y esta forma de presentación integra con detalle la anatomía del corte y la que se observa en la RM correspondiente. Puesto que el encéfalo, tal como se secciona en la autopsia o en sesiones clínicas de anatomía patológica, se visualiza como una muestra sin teñir, se ha preferido presentar el material en un formato que establezca el mejor paralelismo con lo observado en estas situaciones clínicas. Capítulo 6 Esta nueva edición mejora con la innovación de las imágenes en su orientación anatómica clásica y su conversión a la orientación clínica en cada serie de páginas enfrentadas. La orientación clínica es aceptada universalmente en el contexto clínico y en las técnicas clínicas de diagnóstico por la imagen. La edición anterior ofrecía numerosos extras online, entre ellos disecciones macroscópicas del encéfalo, aproximadamente 38 cortes en color del encéfalo en los planos transversal (axial), coronal y sagital, y la posibilidad de convertir imágenes axiales seleccionadas del tronco del encéfalo en orientación anatómica a orientación clínica. Esta tercera opción se aplica sobre todo a la medicina clínica. Convertir una imagen de orientación anatómica a orientación clínica hace que todo lo que aparece en ella (tanto si se trata de un esquema como de una sección teñida) esté en formato clínico: 1) la forma de la imagen se corresponde directamente con la RM o la TC correspondiente; 2) ahora la imagen tiene un lado derecho y un lado izquierdo (recuerde que se corresponde con la RM y la TC), y 3) todos los tractos de la imagen se ajustan exactamente en su posición, topografía, etc., tal como aparecen en la clínica. Las imágenes del capítulo 6 que pueden convertirse a una orientación clínica se indican, abajo a la izquierda, con el siguiente símbolo: Todos los cortes teñidos y los esquemas con este símbolo pueden convertirse, utilizando los recursos online interactivos, de una orientación anatómica a una orientación clínica (al colocar el cursor sobre la flecha curvada aparece “Flip the image” en el margen derecho inferior de la pantalla). Todas las leyendas seguirán la conversión, de modo que puedan identificarse, o utilizarse en otros formatos (con 27 leyendas o sin ellas), todas las estructuras internas en la orientación clínica. Un ejemplo especialmente significativo de la importancia de la orientación clínica es que la cara se representa al revés en el tracto y el núcleo espinales del nervio trigémino en la orientación anatómica, pero aparece del derecho en la orientación clínica. El valor de la orientación clínica es intuitivamente evidente. El capítulo 6 consta de seis apartados que tratan, de manera secuencial, la médula espinal, la médula oblongada, los núcleos cerebelosos, el puente, el mesencéfalo y el diencéfalo, y los núcleos basales, todo mediante RM. En este formato, la página de la derecha contiene una imagen completa del corte teñido, y la página de la izquierda un esquema con leyendas del corte teñido, junto con una descripción de la figura y un pequeño dibujo sobre la orientación. En esta nueva edición, todos los cortes teñidos del SNC en sección transversal (axial) (médula espinal a través del prosencéfalo) del capítulo 6 están en color. Empezando con el primer nivel de la médula espinal (sacro, fig. 6-1), los tractos largos más importantes para comprender cómo diagnosticar a un paciente con una afección neurológica aparecen en color. Estos son el sistema del cordón posterior- lemnisco medial, el tracto corticoespinal lateral y el sistema anterolateral. En el tronco del encéfalo, estos tractos se unen en el tracto trigeminoespinal, el tracto trigeminotalámico anterior y todos los núcleos motores y sensitivos de los nervios craneales, todos ellos en color. Este esquema sigue en dirección rostral hasta los núcleos caudales del tálamo dorsal y el segmento posterior de la cápsula interna. En cada página hay un código de colores que especifica la estructura y la función de cada estructura coloreada. Este enfoque destaca la integración de la anatomía con la clínica. Cada serie de esquemas y cortes teñidos se acompaña de representaciones semiesquemáticas de la irrigación interna de la mé dula espinal, la médula oblongada, el puente, el mesencéfalo y el prosencéfalo. Esto permite correlacionar directamente, y de modo conveniente, la estructura con su irrigación al estudiar la anatomía interna del neuroeje. Además, las tablas que resumen los síndromes o lesiones vasculares de la médula espinal, la médula oblongada, el puente, el mesencéfalo y el prosencéfalo se encuentran en las páginas enfrentadas a las de estos esquemas vasculares. Esto permite establecer fácilmente la correlación entre el vaso que puede estar ocluido, las estructuras que se localizan dentro de ese territorio vascular y los déficits que pueden derivarse. Un diagnóstico correcto requiere un conocimiento excelente de qué vaso irriga cada estructura. La anatomía interna del tronco del encéfalo se explica habitualmente con una orientación clínica. Es decir, las estructuras posteriores, tales como los núcleos vestibulares y los colículos, están «hacia arriba» en la imagen, mientras que las estructuras anteriores, como la pirámide de la médula oblongada y el pie del pedúnculo cerebral, están «hacia abajo». No obstante, cuando se visualiza el tronco del encéfalo en clínica, como en una TC o una RM, esta orientación está invertida. En la orientación clínica, las estructuras posteriores (4.º ventrículo, colículos) están «hacia abajo» en la imagen, mientras que las estructuras anteriores (pirámide de la médula oblongada, porción basilar del puente, pie del pedúnculo cerebral) están «hacia arriba». 28 Figura 1-6 Ejemplo del tronco del encéfalo que muestra las orientaciones anatómica y clínica de aproximadamente el tercio caudal de la médula oblongada, y sus correspondientes RM potenciada en T1 (con leyendas en las estructuras espe cialmente importantes), RM potenciada en T2 y cisternografía por TC. En el capítulo 6, las abreviaturas se explican en la leyenda completa de la página enfrentada. Para otros ejemplos y detalles del tronco del encéfalo y la médula espinal, véase el capítulo 6. Puesto que muchos de los lectores de este libro están realizando una carrera profesional sanitaria, es básico relacionar la anatomía del tronco del encéfalo con la RM y la TC. Esto permite relacionar el tamaño, la forma y la configuración de las secciones del tronco del encéfalo (esquemas y cortesteñidos) con la RM y la TC a niveles comparables. También ofrece al lector la posibilidad de visualizar cómo aparecen los núcleos, los tractos (y su somatotopía) y los territorios vasculares en la RM y la TC. La comprensión del encéfalo en una orientación clínica (tal como se ve en la RM y la TC) es absolutamente fundamental para el diagnóstico. 29 Figura 1-7 TC de un paciente tras la inyección de un medio de contraste radioopaco en la cisterna lumbar. En esteejemplo, a nivel de la médula oblongada (cisternografía), las estructuras neurales aparecen de color gris yel espacio subaracnoideo de color claro. La continuidad desde la orientación anatómica hasta la orientación clínica se consigue: 1) situando una versión reducida del esquema coloreado en la página enfrentada (página con el corte teñido) en orientación anatómica; 2) mostrando cómo se convierte la imagen de arriba abajo en una orientación clínica, y 3) haciendo un seguimiento de la imagen convertida a RM (habitualmente) en T1 y T2 a niveles comparables a los de los esquemas y los cortes teñidos que acompañan a la imagen (fig. 1-6). Las estructuras internas destacadas en cada RM potenciada en T1 (tronco del encéfalo) y en cada TC (médula espinal) a niveles que se corresponden con el corte teñido y el esquema son fundamentales para comprender la afección neurológica del paciente. Este enfoque ilustra claramente cómo se dispone, y utiliza, la información anatómica y los conceptos en las imágenes (RM y TC) habituales en clínica. Se ha realizado el máximo esfuerzo para utilizar RM y TC que se ajusten, lo mejor posible, a los esquemas y cortes teñidos de partes de la médula espinal y del tronco del encéfalo. Teniendo en cuenta que este ajuste o correspondencia está sujeto a las vicisitudes del ángulo y a las variaciones individuales, en el capítulo 6 se han utilizado series especiales de imágenes. La primera consiste en RM potenciadas en T1 y T2 de un mismo sujeto. La segunda serie incluye imágenes de TC de un paciente a quien se ha inyectado un medio de contraste radioopaco (iopamidol al 41 %) en la cisterna lumbar, que se ha difundido por todo el espacio subaracnoideo medular y craneal, delimitando la médula espinal y el tronco del encéfalo (fig. 1-7). Las imágenes tomadas a niveles medulares muestran estructuras neurales de color gris circundadas por un espacio sub aracnoideo claro; es una «mielografía por TC». Una imagen comparable a nivel del tronco del encéfalo es una «cisternografía por TC». La yuxtaposición de la RM al corte teñido es aplicable a los cortes del prosencéfalo del capítulo 6. Muchas características anatómicas observadas en cortes 30 teñidos del prosencéfalo se identifican fácilmente en la RM adyacente. Estas RM carecen de leyendas para que el lector pueda desarrollar y poner en práctica sus habilidades interpretativas. Los distintos subapartados del capítulo 6 pueden utilizarse de diversos modos y adaptarse a las preferencias de los estudiantes o de los profesores. Capítulo 7 Las fotografías de cortes transversales (axiales) y sagitales teñidos del capítulo 7 se presentan ahora a todo color, siguen acompañándose de las RM respectivas y están organizadas con el fin de proporcionar cuatro niveles importantes de información. Primero, en cada imagen puede identificarse la anatomía interna general de las estructuras cerebrales. Segundo, las imágenes axiales se encuentran en las páginas de la izquierda y se disponen de anterior a posterior (figs. 7-1 a 7-9), mientras que las imágenes sagitales están en las páginas de la derecha y su disposición es de medial a lateral (figs. 7-2 a 7-10). Esto proporciona una completa representación del encéfalo en ambos planos, para realizar un estudio independiente (sólo en el plano axial o en el sagital) o integrado que relacione ambos planos (comparando las páginas enfrentadas). Tercero, puesto que los cortes axiales y sagitales se encuentran en páginas enfrentadas y el plano de cada corte está indicado en la figura asociada con una línea gruesa, el lector puede visualizar fácilmente las posiciones de las estructuras internas en más de un plano y hacerse una idea clara de la topografía tridimensional. En otras palabras, pueden identificarse estructuras posteriores o anteriores del plano axial comparándolas con el sagital, y estructuras mediales o laterales del plano sagital comparándolas con el axial. Y cuarto, la inclusión de RM junto con cortes teñidos transversales (axiales) y sagitales representativos proporciona ejemplos excelentes de que las estructuras visualizadas en cortes teñidos son fáciles de identificar en imágenes clínicas. Capítulo 8 Este capítulo contiene resúmenes de diversos tractos y vías nerviosas clínicamente relevantes, en las orientaciones anatómica y clínica, e introduce una nueva serie de esquemas sobre circuitos y diagramas de flujo que detallan vías nerviosas para los reflejos de los nervios espinales y craneales del tronco del encéfalo. Tiene cuatro características que mejoran la comprensión por parte del lector y que son especialmente relevantes en la clínica. Primero, la inclusión de información sobre las vías nerviosas en un formato de atlas amplía la base que puede utilizarse para enseñar neurobiología funcional. Éste es especialmente el caso cuando las vías nerviosas se presentan en un estilo que mejora la adquisición de habilidades diagnósticas. Segundo, cada figura, tanto en orientación anatómica como en orientación clínica, ilustra por completo una vía nerviosa, mostrando: 1) su origen, alcance longitudinal, curso a lo largo del neuroeje y terminación; 2) su lateralidad, una cuestión de suma importancia para el diagnóstico; 3) el punto de decusación, si es aplicable; 4) su 31 posición en cortes transversales representativos del tronco del encéfalo y la médula espinal, y 5) la organización somatotópica de las fibras dentro de la vía nerviosa, si es el caso. También se analiza la irrigación de cada vía nerviosa. Tercero, un breve resumen menciona las principales sustancias neuroactivas asociadas con las células y fibras que componen los segmentos particulares de la vía nerviosa considerada. La acción de la sustancia, siempre que esté muy clara, se indica como excitadora (+) o inhibidora (–). Esto permite al lector correlacionar estrechamente un neurotransmisor en particular con una población específica de neuronas de proyección y sus terminales. Los límites de este enfoque, dentro de las limitaciones del formato de un atlas, son evidentes: los transmisores asociados con algunas vías nerviosas no son bien conocidos, no se han identificado las sustancias colocalizadas, y no se comentan la síntesis y la degradación de los neurotransmisores. Cuarto, las relaciones clínicas que acompañan a cada esquema de una vía nerviosa proporcionan ejemplos de déficits producidos por lesiones, a varios niveles del neuroeje, de las fibras que componen aquella vía nerviosa en particular. También se proporcionan ejemplos de síndromes o enfermedades en que se ven estos déficits. Las ilustraciones de esta sección se han elaborado para ofrecer la máxima cantidad de información, reducir al máximo las cuestiones superfluas y conseguir una ilustración simple y fácil de interpretar. Intercaladas con las ilustraciones de las vías nerviosas en su orientación anatómica hay 13 pares de páginas (en total 26 páginas) de vías nerviosas en orientación clínica (figs. 1-8 y 1-9). Están espaciadas a fin de poder seguirlas de inmediato y complementadas con la vía nerviosa correspondiente presentada en orientación anatómica. Estas vías nerviosas en orientación clínica se centran en los nervios craneales y en los tractos largos que son especialmente importantes para el diagnóstico del paciente. Las lesiones a niveles representativos, y los déficits correspondientes, también constituyen una característica de estas vías nerviosas en orientación clínica (fig. 1-9). Este enfoque tiene en cuenta que en algunos contextos educativos las vías nerviosas se explican anatómicamente, mientrasque en otros se da importancia a la clínica; en este atlas se acomodan ambas visiones. No obstante, cabe insistir en que cuando se visualizan RM de pacientes con alguna afección neurológica causada por una lesión o una enfermedad, toda la anatomía interna y los tractos están en orientación clínica. Es fundamental que los estudiantes tengan en cuenta y comprendan esta realidad clínica. Puesto que no es posible prever todas las vías nerviosas que pueden explicarse en una amplia variedad de cursos de neurobiología, el capítulo 8 es flexible. La última figura de cada sección está en blanco, pero con el mismo formato general de las figuras anteriores. El estudiante puede utilizar fotocopias de estas figuras en blanco para estudiar o repasar cualquier vía nerviosa, y el profesor para enseñar vías adicionales no incluidas en el atlas o para utilizarlas como base para las preguntas delos exámenes. 32 Figura 1-8 La médula oblongada, el puente y partes del mesencéfalo de la vía del cordón posterior- lemnisco medial (v. fig. 8-5 A para la vía completa) superpuestos sobre RM y dispuestos en orientación clínica. Aquí, por conveniencia, este ejemplo de la figura 8-5 A aparece reducido para que ocupe una sola columna. Figura 1-9 La médula oblongada, el puente y partes del mesencéfalo de la vía del cordón posterior- 33 lemnisco medial(v. fig. 8-5 B para la vía completa) superpuestos sobre RM en orientación clínica, con lesiones y sus correspondientes déficits a niveles representativos. Aquí, por conveniencia, este ejemplo de la figura 8-5 B aparece reducido para que ocupe una sola columna. Capítulo 9 Este capítulo contiene una serie de angiografías (fases arterial y venosa) e imágenes de angio-RM y flebo-RM. Las angiografías se muestran en proyección lateral y anteroposterior, y algunas de ellas en proyección estándar con las imágenes sustraídas digitalmente correspondientes. La tecnología de la angio-RM y de la flebo-RM es un método no invasivo que permite visualizar arterias (angio-RM) y venas y senos venosos (flebo-RM). Sin embargo, en muchas situa ciones, tanto las arterias como las venas se ven con cualquiera de los dos métodos. El uso de angio-RM y de flebo-RM es habitual, y son una importante herramienta diagnóstica. Capítulo 10 Un primer objetivo del estudio de la neurobiología humana funcional es llegar a ser un profesional sanitario competente. Otro objetivo, igualmente importante, es superar los exámenes. Puede que se trate de exámenes de curso, del National Board Subject Examination (muchos cursos lo exigen); o de los exámenes de nivel 1 y 2 del USMLE (United States Medical Licensing Examination), convocados en fechas preestablecidas y a los que deben someterse todos los estudiantes. Las preguntas del capítulo 10 se han elaborado teniendo en cuenta que los exámenes son una parte fundamental del proceso educativo. Siempre que ha sido posible, y factible, las preguntas se han ajustado al estilo de las del USMLE de nivel 1 (respuesta única válida). Estas preguntas insisten en: 1) conceptos anatómicos y clínicos, y su correlación; 2) la aplicación de la neurobiología humana básica a la práctica de la medicina, y 3) cómo los déficits y enfermedades neurológicos se relacionan con la lesión de partes específicas del sistema nervioso. En general, las preguntas se agrupan por capítulos, pero en algunos casos se refieren a información proporcionada en más de un capítulo. A veces esto resulta esencial para intentar establecer las relaciones adecuadas entre estructura, función y clínica. Al final de cada grupo de preguntas se encuentran las respuestas correctas, se explican y se remite a la página (o páginas) donde puede hallarse más información. Aunque no es exhaustiva, esta lista de preguntas puede proporcionar al lector una excelente oportunidad de autoevaluación en una gran variedad de temas clínicamente relevantes. Bibliografía 1. Grossman CB. Magnetic Resonance Imaging and Computed Tomography of the Head and Spine. 2nd Ed. Baltimore: Williams & Wilkins, 1996. 2. Lee SH, Roa KCVG, Zimmerman RA. Cranial MRI and CT. 4th Ed. New York, NY: McGraw-Hill Health Professions Division, 1999. 3. Osborn AG. Diagnostic Neuroradiology. St. Louis: Mosby, 1994. 34 4. Osborn AG. Year Book of Diagnostic Radiology. St. Louis: Mosby, 2008. 5. Bruxton RB. Introduction to Functional Magnetic Resonance Imaging, Principles and Techniques. Cambridge, UK: Cambridge University Press, 2002. 35 36 Morfología externa del sistema nervioso central 37 Médula espinal: visión macroscópica y vascularización Figura 2-1 Visiones posterior (arriba) y anterior (abajo) que muestran las características generales de la médula espinal tal como se ve a nivel de C2-C5. La duramadre y la aracnoides aparecen reclinadas, y la piamadre está íntimamente adherida a la médula espinal y los filetes radiculares. Las arterias medulares espinales posterior y anterior (v. también fig. 2-3) siguen sus respectivas raíces. La arteria espinal posterior es medial a los filetes radiculares posteriores aferentes (y el surco posterolateral), mientras que la arteria espinal anterior se encuentra en la fisura media anterior (v. también fig. 2-2). La radiculopatía se debe a la afectación de la raíz del nervio espinal. Las causas más habituales son discopatía intervertebral/hernia discal o espondilosis, y los síntomas principales son irradiación del dolor a una raíz o de distribución dermatómica, y debilidad e hiporreflexia de los músculos inervados por la raíz afectada. Los discos que con mayor frecuencia se afectan a nivel cervical (C) y lumbar (L) son C6-C7 (65- 70%), C5-C6 (16-20%), L4-L5 (40-45%) y L5-S1 (35-40%). La afectación de discos torácicos es poco frecuente, muy por debajo del 1% de todas las hernias discales. 38 Figura 2-2 Visiones posterior (arriba) y anterior (abajo) que muestran detalles de la médula espinal tal como se ven en el segmento C7. El ganglio espinal (de la raíz posterior) se halla parcialmente cubierto por duramadre y tejido conectivo. Figura 2-3 Representación semiesquemática que muestra el origen y la localización general de las principales arterias que irrigan la médula espinal. Las arterias radiculares anterior y posterior se originan en 39 cada nivel medular e irrigan sus respectivas raíces y ganglios. Las arterias medulares espinales anterior y posterior (también llamadas arterias nutricias medulares o arterias medulares segmentarias) se originan a intervalos y su función es aumentar la irrigación de la médula espinal. La arteria de Adamkiewicz es una arteria medular espinal inusualmente grande, que en general se origina en el lado izquierdo en los niveles torácico inferior o lumbar superior (T9-L1). La corona vascular arterial es un plexo anastomótico difuso que cubre la superficie de la médula. Figura 2-4 Visiones generales posteriores (A y B) y RM sagital (C, potenciada en T2), de los segmentos torácico inferior, lumbar, sacro y coccígeo de la médula espinal y de la cola de caballo. En A y en B, la duramadre y la aracnoides se encuentran retraídas. La cola de caballo se muestra in situ en A, y en B se han extendido lateralmente sus raíces nerviosas para exponer el cono medular y el filum terminal interno. Esta última estructura también se denomina porción pial del filum terminal. Véanse las figuras 6-1 y 6-2 en las páginas 94 a 97 para las visiones transversales de la cola de caballo. En la RM sagital (C) se ven claramente las partes inferiores de la médula, el filum terminal interno y la cola de caballo. También se ven con claridad los discos intervertebrales y los cuerpos de las vértebras. La cisterna lumbar es una parte ensanchada del espacio subaracnoideo, caudal al extremo de la médula espinal. Este espacio contiene las raíces anteriores y posteriores de la parte inferior de la médula espinal que forman conjuntamente la cola de caballo. El filum terminal interno también desciende desde el cono medular a través de la cisterna lumbar para unirse a la superficie interna del saco dural.El saco dural termina aproximadamente a nivel de la vértebra S2 y está unido al cóccix por el filum terminal externo (v. también fig. 4-1 en pág. 57). Para realizar una punción lumbar se inserta una aguja de calibre grueso (18-22 G) entre las vértebras L4 y L5 40 (preferiblemente) o L3 y L4, y se extrae una muestra de líquido cefalorraquídeo de la cisterna lumbar. Esta muestra puede utilizarse en numerosos procedimientos diagnósticos. Puede observarse un síndrome de la cola de caballo en una hernia discal (el nivel más habitual es L4-L5) que afecte a la cola de caballo, así como en pacientes con un tumor, un traumatismo u otras afecciones que lesionen estas raíces nerviosas. Los síntomas suelen ser bilaterales y pueden incluir: 1) debilidad considerable (la paraplejia es un posible resultado) e hiporreflexia o arreflexia del miembro inferior; 2) anestesia en silla de montar (frecuente), que aparece como ausencia de sensibilidad en las nalgas, las caras medial y posterior de los muslos, los genitales, el ano y el periné; 3) retención urinaria (frecuente) o incontinencia, disminución del tono esfinteriano e incontinencia fecal; y 4) alteración de la función sexual (puede aparecer más tarde si no se trata la causa). Aunque la pérdida de sensibilidad es frecuente, estos pacientes pueden experimentar o no lumbalgia o ciática. Cerebro: lóbulos, áreas principales de Brodmann, somatotopía sensitivomotora 41 Figura 2-5 Visiones lateral (A) y medial (B) del hemisferio cerebral que muestran las delimitaciones establecidas para dividir la corteza en los lóbulos principales. En la cara lateral, el surco central (de Rolando) separa los lóbulos frontal y parietal. El surco lateral (de Silvio) forma el límite entre los lóbulos frontal y temporal. El lóbulo occipital se localiza caudal a una línea arbitraria dibujada entre el extremo del surco parieto-occipital y la incisura preoccipital. Una línea horizontal dibujada desde aproximadamente los dos tercios superiores del surco lateral hasta el extremo rostral del lóbulo occipital representa el límite entre los lóbulos parietal y temporal. La corteza insular (v. también figs. 2-39 a 2-41 en págs. 38 y 39) se sitúa dentro del surco lateral. Esta parte de la corteza consta de giros (circunvoluciones) largos y cortos separados entre sí por el surco central o la ínsula. La ínsula, en su totalidad, está separada de las partes adyacentes de los opérculos frontal, parietal y temporal por el surco circular. En la cara medial, el surco del cíngulo separa las porciones mediales de los lóbulos frontal y parietal del lóbulo límbico. La continuación imaginaria del surco central interseca con el surco del cíngulo y forma el límite entre los lóbulos frontal y parietal. El surco parietooccipital y una continuación arbitraria de esta línea hasta la incisura preoccipital separan los lóbulos parietal, límbico y temporal del lóbulo occipital. Figura 2-6 Visiones lateral (A) y medial (B) del hemisferio ce rebral que muestran las áreas de Brodmann más habitualmente descritas. En general, el área 4 comprende la corteza somatomotora primaria; 42 las áreas 3, 1 y 2 la corteza somatosensitiva primaria; y el área 17, la corteza visual primaria. El área 41 corresponde a la corteza auditiva primaria, y la porción del área 6 situada en la parte caudal del giro frontal medio se conoce habitualmente como campo visual frontal. El giro frontal inferior consta de tres porciones: una porción opercular, una porción triangular y una porción orbitaria. Una lesión que se localice en las áreas 44 y 45 (sombreadas) originará lo que se denomina afasia de Broca, también llamada afasia motora, expresiva o no fluente. Estos pacientes no presentan parálisis del aparato vocal, sino que tienen grandes dificultades para transformar las ideas en palabras con significado. Pueden presentar mutismo o hablar con lentitud y torpeza, es decir, con pocas palabras y conocidas o con frases cortas y olvidando palabras (habla telegráfica). Los pacientes son conscientes de sus déficits. El lóbulo parietal inferior consta de los giros supramarginal (área 40) y angular (área 39). Las lesiones en esta área general de la corteza (sombreadas), que a veces se extienden hacia el área 22, producen lo que se conoce como afasia de Wernicke, a veces también llamada afasia sensitiva, receptiva o fluente. Los pacientes con una afasia sensitiva hablan libremente y sin dudar, pero lo que dicen carece de sentido porque utilizan palabras inadecuadas en lugares inadecuados de la frase (parafasia, a veces llamada ensalada de palabras). Los pacientes no son conscientes de sus déficits. Figura 2-7 Visiones lateral (A) y medial (B) del hemisferio cerebral que muestran la organización somatotópica de las cortezas somatomotora y somatosensitiva primarias. Las áreas del miembro inferior y del 43 pie se localizan en las caras mediales del hemisferio, en los giros paracentral anterior (motor) y paracentral posterior (sensitivo). Las partes restantes del cuerpo se extienden desde el borde del hemisferio hasta el surco lateral sobre la convexidad de los giros precentral y poscentral. Una manera sencilla de recordar la somatotopía de estas áreas corticales importantes es dividir los giros precentral y poscentral en tercios: un tercio lateral que representa el área de la cara, un tercio medio que representa el miembro superior y la mano, en el cual se da especial importancia a la mano, y un tercio medial que representa el tronco y la cadera. El resto de la representación corporal, el miembro inferior y el pie, se localizan en la cara medial del hemisferio en los giros paracentral anterior (motor) y paracentral posterior (sensitivo). Las lesiones de la corteza somatomotora causan déficits motores en el lado contrario del cuerpo, mientras que las lesiones de la corteza somatosensitiva causan una pérdida de la percepción sensitiva en el lado contrario del cuerpo. La superficie medial del hemisferio derecho (B) ilustra la posición de las partes izquierdas del campo visual. El cuadrante visual inferior se localiza en la corteza visual primaria, encima del surco calcarino, mientras que el cuadrante visual superior se encuentra en la corteza debajo del surco calcarino. Encéfalo: visión macroscópica, vascularización y RM 44 Figura 2-8 Visión superior (dorsal) de los hemisferios cerebrales que muestra los principales giros y surcos, y RM (inversión recuperación inversa, abajo a la izquierda) y TC (abajo a la derecha) en las que se identifican las estructuras desde la misma perspectiva. Obsérvese el área de infarto que representa el territorio de la arteria cerebral anterior (ACA). El área infartada afecta a las áreas corticales del miembro inferior, la cadera y posiblemente el tronco inferior; puesto que la lesión se halla en el hemisferio izquierdo, los déficits aparecen en el lado derecho del paciente. 45 Figura 2-9 Visión superior (dorsal) de los hemisferios cerebrales que muestra la localización y los patrones generales de ramificación de las arterias cerebrales anterior (ACA), media (ACM) y posterior (ACP). Compárese la distribución de las ramas de la ACA con el área infartada de la figura 2-8. 46 Figura 2-10 Visión superior (dorsal) de los hemisferios cerebrales que muestra la localización del seno sagital superior, y la localización y los patrones generales de ramificación de las venas. Véanse las figuras 9-4 y 9-5 (págs. 297 y 298) para angiografías comparables (fase venosa) del seno sagital superior. 47 Figura 2-11 Visión lateral del hemisferio cerebral izquierdo que muestra los giros y surcos principales, y RM (inversión recuperación) en la que se identifican muchas de estas estructuras desde la misma perspectiva. Las áreas corticales de especial importancia son los giros precentral y poscentral (cortezas somatomotora y somatosensitiva primarias, respectivamente, para el cuerpo, excluyendo el miembro inferior), las porciones del giro frontal inferior (porciones opercular, triangular y orbitaria), y los girossupramarginal y angular, que en conjunto forman el lobulillo parietal inferior. El campo visual frontal se localiza principalmente en el área inferior del giro frontal medio, adyacente al giro precentral. 48 Figura 2-12 Visión lateral del hemisferio cerebral izquierdo que muestra el patrón de ramificación de la arteria cerebral media (ACM). Inicialmente se ramifica en la parte profunda del surco lateral (en los segmentos M2 y M3; v. figs. 2-40 y 2-41 en pág. 39); estas ramas, cuando se observan en la superficie del hemisferio, representan el segmento M4. Cada una de las ramas de todo el segmento M4 suele denominarse según su relación con los giros, surcos o posición en un lóbulo. Las ramas terminales de las arterias cerebrales posterior y anterior discurren sobre los extremos de los lóbulos temporal y occipital, y de los lóbulos parietal y frontal, respectivamente (v. fig. 2-9 en pág. 17). Véase la figura 9-1 (pág. 294) para una angiografía comparable de las arterias cerebrales media y anterior. Figura 2-13 Visión lateral del hemisferio cerebral izquierdo que muestra la localización de los senos y los patrones generales de ramificación de las venas. También se indica la comunicación entre venas y senos, o entre senos. Véanse las figuras 9-2 (pág. 295) y 9-11 (pág. 304) para una angiografía y una flebo-RM 49 comparables de los senos y las venas superficiales. Figura 2-14 Visión inferior (ventral) de los hemisferios cerebrales y del diencéfalo, eliminada la parte del tronco del encéfalo caudal al mesencéfalo, y dos RM (inversión recuperación, abajo a la izquierda; potenciada en T2, abajo a la derecha) que muestran muchas estructuras desde la misma perspectiva. Obsérvese la relación entre el mesencéfalo y las estructuras circundantes (cerebelo, cara medial del lóbulo temporal, uncus [en relación con la hernia tentorial], hipotálamo y tracto óptico) y con las cisternas. 50 Figura 2-15 Visión inferior (ventral) del hemisferio cerebral, eliminado el tronco del encéfalo, que muestra los segmentos P1 a P4 de la arteria cerebral posterior (ACP), una porción reducida de la arteria cerebral anterior (ACA) y la ramificación inicial del segmento M1 de la arteria cerebral media (ACM) en los troncos superior e inferior. La relación entre los troncos superior e inferior de la ACM y los segmentos M2 a M4 se muestran en la figura 2-41 de la página 39. Hay cuatro segmentos de la ACP: P1 a P4. 51 Figura 2-16 Visión inferior (ventral) del hemisferio cerebral, eliminado el tronco del encéfalo, que muestra la relación existente entre los principales senos y la vena cerebral anterior, la vena cerebral media profunda y la vena cerebral media superficial. Véanse las figuras 9-5 (pág. 298), 9-9 (pág. 302) y 9-11 (pág. 304) para visiones comparables de estas venas y senos. 52 Figura 2-17 Visión inferior (ventral) de los hemisferios cerebrales, el diencéfalo, el tronco del encéfalo y el cerebelo, y dos RM (ambas potenciadas en T1) que muestran estructuras desde la misma perspectiva. Obsérvense las ligeras diferencias en el tamaño del cuarto ventrículo. El mayor espacio observado en la RM de la derecha es representativo de un plano axial ligeramente inferior a través del puente, cuando se compara con la RM de la izquierda, que representa un plano axial ligeramente más superior. Esta última está delimitada por los pedúnculos cerebelosos superiores. En la figura 2-20 de la página 24 puede verse una visión detallada de la cara inferior (ventral) del tronco del encéfalo. 53 Figura 2-18 Visión inferior (ventral) de los hemisferios cerebra les, diencéfalo, tronco del encéfalo y cerebelo, que muestra los patrones arteriales creados por el sistema de la carótida interna y el sistema vertebrobasilar. Obsérvese el círculo arterial cerebral (de Willis). Los detalles del círculo arterial cerebral y el patrón arterial vertebrobasilar se muestran en la figura 2-21 de la página 25. Véanse las figuras 9-9 y 9-10 (págs. 302 y 303) para angio-RM comparables del círculo arterial cerebral y de sus principales ramas. 54 Figura 2-19 Visión inferior (ventral) de los hemisferios cerebrales, diencéfalo, tronco del encéfalo y cerebelo, que muestra la localización de los senos y de las venas principales, así como la relación que se establece entre ellos. Compárese con la figura 2-16 (pág. 21). 55 Figura 2-20 Visión detallada de la cara inferior (ventral) del diencéfalo y el tronco del encéfalo, en la cual se destacan los puntos de entrada y salida en el tronco del encéfalo de los nervios craneales (nervios craneales III a XII), y su relación general con el nervio, el quiasma y el tracto ópticos. El recuadro de arriba a la izquierda ilustra una relación importante: el nervio oculomotor sale entre las arterias cerebelosa superior y cerebral posterior (segmento P1). En este punto, puede ser lesionado por un aneurisma originado en la bifurcación basilar o en la arteria comunicante posterior/intersección de la arteria cerebral posterior. Tales lesiones causan déficits (aislados o combinados entre sí) característicos de una lesión del nervio craneal III, como pupila dilatada, pérdida de la mayor parte de la movilidad ocular y diplopía. Otra relación importante es la que se establece entre los nervios craneales de la unión entre el puente y la médula oblongada (VI, VII y VIII) y los nervios craneales asociados al ángulo pontocerebeloso (VII, VIII, IX y X). En esta visión es fácil apreciar que los nervios craneales VI a XII ocupan un área compacta en la cara inferior del puente y la parte lateral de la médula oblongada. Las lesiones en esta zona pueden producir varios déficits en los nervios craneales, y posiblemente otros déficits. 56 Figura 2-21 Visión inferior (ventral) del tronco del encéfalo que muestra la relación entre las estructuras del encéfalo y los nervios craneales con las arterias que forman el sistema vertebrobasilar y el círculo arterial cerebral (de Willis). La arteria espinal posterior normalmente se origina de la arteria cerebelosa inferior posterior (izquierda), pero puede hacerlo de la vertebral (derecha). Aunque la arteria laberíntica a veces puede ramificarse de la basilar (derecha), con mayor frecuencia se origina de la arteria cerebelosa inferior anterior (izquierda). Muchos vasos que se originan ventralmente discurren alrededor del tronco del encéfalo para irrigar estructuras dorsales. La arteria cerebral anterior consta de los segmentos A1 (entre la bifurcación de la carótida interna y la arteria comunicante anterior) y A2-A5, que son distales a la arteria comunicante anterior (v. fig. 9-3 en pág. 296 para más detalles). Lateral a la bifurcación de la carótida interna está el segmento M1 de la arteria cerebral media, que normalmente se divide en los troncos superior e inferior que continúan como segmento M2 (ramas) en la corteza insular. Las ramas M3 se localizan en la superficie interna de los opérculos, y las ramas M4 en la cara lateral del hemisferio (v. fig. 2-41 en pág. 39). Entre la bifurcación basilar y la arteria comunicante posterior está el segmento P1 de la arteria cerebral posterior; el P2 se halla entre la comunicante posterior y las primeras ramas temporales. Véanse las figuras 9-9, 9-10 y 9-12 (págs. 302, 303 y 305) para angio-RM comparables del círculo arterial cerebral y del sistema vertebrobasilar. Véase la figura 4-10 en la página 62 para la irrigación sanguínea del plexo coroideo. 57 Figura 2-22 Visión lateral del lado izquierdo del tronco del encéfalo en la cual se destacan estructuras y nervios craneales en la cara ventral del tálamo y el tronco del encéfalo. Compárese con la figura 2-24. Se han eliminado el cerebelo y porciones del lóbulo temporal. Figura 2-23 Visión de la cara inferior (ventral) del diencéfalo y parte del tronco del encéfalo, en la cual se han eliminado las porciones mediales del lóbulo temporal. Obsérvense las estructuras del hipotálamo, los nervios craneales y las estructuras ópticas, incluyendo el cuerpo geniculado lateral. Obsérvese
Compartir