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© 2018. Elsevier España, S.L.U. Reservados todos los derechos Quemaduras Marc G. Jeschke, David N. Herndon Í N D I C E Etiología de las lesiones por quemaduras Fisiopatología de las quemaduras Tratamiento básico de las quemaduras Tratamiento específico de las quemaduras Reducción de la reacción hipermetabólica Consideraciones especiales: quemaduras eléctricas y químicas Resultados Unidades de quemados Resumen Cada año se producen más de 500.000 quemaduras en EE. UU.1 Aunque la mayor parte de estas lesiones son leves, cerca de 40.000- 60.000 pacientes con quemaduras precisan ser ingresados en un hos- pital o un centro de quemados para recibir el tratamiento adecuado. La comunidad médica ha reconocido las devastadoras consecuencias de las quemaduras, y la asignación de ingentes recursos y la realización de múltiples investigaciones han logrado mejorar estas sombrías estadís- ticas.2 Centros especializados en quemaduras (cuadro 19-1) y los avan- ces de las estrategias terapéuticas, basadas en un mejor conocimiento de la reanimación, mayor cobertura de las heridas, control de infecciones más adecuado, mejor tratamiento de las lesiones por inhalación y un mayor tratamiento de soporte de la respuesta hipermetabólica a la lesión han mejorado la evolución clínica de este grupo específico de pacientes durante los últimos años.3,4 No obstante, las quemaduras graves siguen siendo un conjunto de lesiones de consecuencias devas- tadoras, con afectación de prácticamente todos los sistemas, y que es origen de una notable morbilidad y mortalidad.5,6 ETIOLOGÍA DE LAS LESIONES POR QUEMADURAS No hay traumatismo mayor que una lesión importante por que- maduras, que pueden clasificarse según sus causas o según su profundidad (cuadro 19-2). En total, casi 4.000 personas mueren por las complicaciones secundarias a la quemadura.7 Como sucede en todos los fallecimientos debidos a traumatismos, las muertes por quemaduras pueden producirse inmediatamente después de la lesión, o semanas después como resultado del fallo multiorgánico. De todas las quemaduras, el 66% se producen en el domicilio, y los fallecimientos son más frecuentes en los extremos de edad, en niños de corta edad y personas de edad avanzada. Las causas más frecuentes de las quemaduras son las llamas y las escaldaduras.8 Las quemaduras por escaldadura son más frecuentes en niños de hasta 5 años.8 Un porcentaje significativo de las quemaduras en niños se debe a maltrato infantil. Varios factores de riesgo se han ligado a las quemaduras, en concreto edad, localización, factores demográficos y estatus socioeconómico bajo.9 Estos factores de riesgo subrayan el hecho de que la mayoría de las quemaduras y muertes pueden prevenirse, y obligan a estrategias de intervención y prevención. Globalmente, ningún grupo es inmune a las deficiencias que en el ámbito de la salud pública generan las quemaduras. El lugar de residencia es un factor muy importante en el riesgo y el tratamiento de las quemaduras. Los recursos disponibles en una comunidad determinada afectan sobremanera a la morbilidad y la mor- talidad. La ausencia de recursos adecuados influye en la educación, la rehabilitación y las tasas de supervivencia de las víctimas. Una persona con quemaduras graves en un medio rico en recursos puede recibir atención en minutos, mientras que otra que habita en un entorno humilde tal vez tenga que esperar mucho tiempo el tratamiento. El tratamiento óptimo de las quemaduras precisa la colaboración de cirujanos, anestesiólogos, terapeutas ocupacionales, fisioterapeutas, pro- fesionales de enfermería, nutricionistas, rehabilitadores y trabajadores sociales solo para satisfacer las necesidades muy básicas de un paciente con quemaduras graves.10 Cualquier demora en acceder a estos recursos conlleva un retraso en la reanimación y, por tanto, aumenta el riesgo de muerte.11 Para aquellos con acceso al tratamiento adecuado para las lesiones, la supervivencia en caso de quemaduras importantes es la norma y no la excepción. De hecho, la tasa de supervivencia para el total de las quemaduras es del 94,6%; sin embargo, en poblaciones en riesgo, comunidades sin recursos médicos, legales y de salud pública, la supervivencia es a veces imposible.8 FISIOPATOLOGÍA DE LAS QUEMADURAS Alteraciones locales Localmente, las quemaduras causan necrosis por coagulación de la epidermis y los tejidos subyacentes y la profundidad de la lesión depen- de de la temperatura a la que se expuso la piel, el calor específico del agente causal y la duración de la exposición. Las quemaduras se dividen en cinco categorías según la causa y la profundidad de la lesión. Las causas son lesiones por llama (fuego), líquidos a elevada temperatura (escaldadura), contacto con objetos muy fríos o muy calientes, sus- tancias químicas y conducción de electricidad (v. cuadro 19-2). Las tres primeras causan lesión celular por la transferencia de energía, que induce necrosis por coagulación. Las quemaduras químicas y eléctricas producen lesión directa a las membranas celulares además Descargado para Anonymous User (n/a) en Universidad Nacional Autonoma de Mexico de ClinicalKey.es por Elsevier en septiembre 21, 2017. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2017. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. http://booksmedicos.org http://booksmedicos.org III Traumatismos y cuidados críticos506 de la transferencia de calor, y son capaces de provocar necrosis por coagulación o colicuación. La piel, que es el órgano de mayor tamaño del cuerpo humano, constituye una barrera sólida a la transferencia de energía a tejidos más profundos, confinando así buena parte de la lesión a esta capa. Sin embargo, una vez eliminado el foco causal, la reacción de los tejidos locales puede causar lesiones en capas más profundas. El área de lesión cutánea o superficial se ha dividido en tres zonas: zona de coagulación, zona de estasis y zona de hiperemia (fig. 19-1). El área necrótica de la quemadura donde las células han sido dañadas se denomina zona de coagulación. Este tejido presenta un daño irreversible en el momento de la lesión. El área alrededor de la zona necrótica tiene un grado moderado de lesión, con menor perfusión tisular. Se denomina zona de estasis y, según el ambiente de la herida, puede sobrevivir o trans- formarse en necrosis por coagulación. La zona de estasis se asocia con lesión vascular y extravasación de sangre. El tromboxano A2, un potente vasoconstrictor, está presente en altas concentraciones en las quemaduras y la aplicación local de inhibidores mejora el flujo san- guíneo y reduce la zona de estasis. Los antioxidantes, los antagonistas de bradicinina y las presiones subatmosféricas en la lesión también mejoran el flujo sanguíneo y afectan a la profundidad de la lesión. Las interacciones del endotelio local con los neutrófilos median algunas de las respuestas inflamatorias locales asociadas a la zona de estasis. El tratamiento dirigido a controlar la inflamación local inmediatamente después de la lesión podría salvar la zona de estasis, como indican los estudios que ponen de manifiesto el bloqueo de la adherencia leucocítica mediante anti-CD18 o antimoléculas de adhesión inter- celular; los anticuerpos monoclonales mejoran la perfusión tisular y la supervivencia del tejido en modelos animales. La última zona, zona de hiperemia, se caracteriza por vasodilatación secundaria a la inflamación que rodea la quemadura. Esta región contiene el tejido claramente viable desde el que se inicia la cicatrización, y que, por lo general, no se necrosa posteriormente. Profundidad de las quemaduras La profundidad de la quemadura varía en función del grado de lesión tisular. La profundidad se clasifica de acuerdo con el alcance de la lesión en la epidermis, la dermis, la grasa subcutánea y las estructuras subyacentes (fig. 19-2). Por definición, las quemaduras de primer grado están limitadasa la epidermis. Son dolorosas, eritematosas, y palidecen al contacto, con una barrera epidérmica intacta. Ejemplos son quemaduras solares o las pequeñas escaldaduras accidentales en la cocina. Estas quemaduras no dejan cicatrices y el tratamiento se centra en aliviar las molestias mediante lociones balsá- micas, con o sin aloe, y fármacos antiinflamatorios no esteroideos orales. Las quemaduras de segundo grado se dividen en dos tipos, superfi- ciales y profundas. Todas las quemaduras de segundo grado tienen por definición cierto grado de afectación dérmica y su subdivisión depende de la profundidad de la lesión en la dermis. Las quemaduras dérmicas superficiales son eritematosas, dolorosas, palidecen al contacto y a menudo forman ampollas. Ejemplos de estas lesiones son las escalda- duras por el agua demasiado caliente de la bañera y las quemaduras por llamas súbitas. Estas heridas se reepitelizan espontáneamente a partir de estructuras epidérmicas mantenidas en crestas interpapilares, folículos pilosos y glándulas sudoríparas en 1-2 semanas. Tras la cicatrización, es posible que presenten cambio de color cutáneo a largo plazo. Las FIGURA 19-1 Zonas de lesión en las quemaduras. La zona de coagulación es la parte irreversiblemente dañada. Las zonas de estasis e hiperemia se producen como reacción a la lesión. CUADRO 19-1 Organización y personal de las unidades de quemados Cirujanos expertos en quemaduras (director de la unidad de quemados y ciru- janos cualificados) Personal de enfermería especializado Fisioterapeutas y terapeutas ocupacionales Trabajadores sociales Dietistas Farmacéuticos Terapeutas respiratorios Psiquiatras y psicólogos clínicos Protésicos CUADRO 19-2 Clasificaciones de las quemaduras Causas Llama: lesión por aire oxidado supercalentado Escaldadura: lesión por contacto con líquidos calientes Contacto: lesión por contacto con materiales sólidos fríos o calientes Química: contacto con sustancias químicas nocivas Electricidad: transmisión de la corriente eléctrica a través de los tejidos Profundidad Primer grado: lesión confinada a la epidermis Segundo grado superficial: lesión en epidermis y dermis superficial Segundo grado profundo: lesión desde epidermis hasta zona profunda de la dermis Tercer grado: lesión de espesor completo, en epidermis, dermis y grasa sub- cutánea Cuarto grado: lesión que atraviesa toda la piel y la grasa subcutánea hasta músculo o hueso subyacentes Descargado para Anonymous User (n/a) en Universidad Nacional Autonoma de Mexico de ClinicalKey.es por Elsevier en septiembre 21, 2017. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2017. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. http://booksmedicos.org http://booksmedicos.org 19 Quemaduras 507 © E lse vi er . F ot oc op ia r s in a ut or iza ci ón e s u n de lit o. quemaduras dérmicas profundas, que alcanzan la dermis reticular, son más blanquecinas y moteadas, no palidecen al contacto, pero conservan la sensibilidad dolorosa al explorarlas con aguja. Curan en 2-5 semanas por reepitelización a partir de queratinocitos de folículos pilosos y glándulas sebáceas, a menudo con cicatrices importantes debidas a la ausencia de dermis. Las quemaduras de tercer grado son lesiones que comprenden todo el espesor de la epidermis y la dermis, y se caracterizan por una escara dura y coriácea indolora y de color negro, blanco o rojo intenso. No queda ningún apéndice dérmico ni epidérmico; por tanto, estas quemaduras tienen que cicatrizar por reepitelización procedente de los bordes de la herida. Las quemaduras dérmicas profundas y de todo el espesor requieren escisión e injertos de piel del propio paciente para curar las heridas en el momento apropiado. Las quemaduras de cuarto grado afectan a otros órganos además de la piel, como músculo, hueso o cerebro. Actualmente, el método más preciso para valorar la profundidad de las quemaduras es el criterio de los médicos experimentados. La deter- minación exacta de la profundidad es esencial para la cicatrización, dado que las quemaduras que curarán con tratamiento local se tratan de distinto modo que aquellas que precisan cirugía. La evaluación de toda la lesión por parte de los médicos encargados del tratamiento definitivo es el procedimiento de referencia utilizado para dirigir futuras decisiones terapéuticas. Las tecnologías modernas, como el medidor de flujo Doppler por láser multisensor, parecen prometedoras para determinar cuantitativamente la profundidad de la quemadura. Varios informes han alegado que este método es superior al criterio clínico en la determinación de qué heridas requieren injertos de piel para cicatrizar en el momento oportuno, lo que quizás cambie el tratamiento de referencia en un futuro próximo. Extensión de la quemadura La determinación del tamaño de la quemadura calcula la extensión de la lesión. La extensión de las quemaduras se valora habitualmente mediante la «regla de los nueves» (fig. 19-3). En adultos, cada extremi- dad superior y la cabeza y el cuello corresponden al 9% de la superficie corporal total (SCT), las extremidades inferiores y la parte anterior y posterior del tronco son el 18% cada una, al periné y los genitales se los asigna un 1% de la SCT. Otro método de estimar quemaduras más pequeñas es asumir que el área de la mano extendida del paciente (palma y dedos en extensión) equivale aproximadamente al 1% de la SCT, y llevar visualmente esa medida a la quemadura para determinar su tamaño. Este método es crucial al evaluar quemaduras de distribu- ción mixta. Los niños tienen una porción relativamente mayor de la superficie corporal en cabeza y cuello, que se compensa por un área relativamente menor en las extremidades inferiores. Los lactantes suman el 21% de la SCT con cabeza y cuello y el 13% en cada pierna, que se acerca progresivamente a las proporciones del adulto a medida que avanza la edad. Para determinar con exactitud el tamaño de las quemaduras en niños se utiliza la fórmula de Berkow (tabla 19-1). Alteraciones sistémicas Las quemaduras graves que abarquen más del 20% de la SCT en los adultos y del 40% en los pacientes pediátricos se siguen caracterís- ticamente de un período de estrés, inflamación e hipermetabolismo, caracterizado por una reacción circulatoria hiperdinámica con aumento de la temperatura corporal, glucólisis, proteólisis, lipólisis y ciclos inútiles de sustratos (fig. 19-4). Estas reacciones aparecen en todos los pacientes con traumatismos, cirugía y enfermedades muy graves, pero la gravedad, duración y magnitud son únicas en los pacientes quemados.5 FIGURA 19-2 Profundidad de las quemaduras. Las quemaduras de pri- mer grado están confinadas a la epidermis. Las quemaduras de segundo grado se extienden hasta la dermis (quemaduras dérmicas). Las quema- duras de tercer grado abarcan «todo el espesor» a través de la epider- mis y la dermis. Las quemaduras de cuarto grado implican lesiones de estructuras tisulares subyacentes como músculos, tendones y hueso. FIGURA 19-3 Cálculo de la extensión de las quemaduras con la regla de los nueves. SCT, superficie corporal total. (Tomado de Advanced Burn Life Support Provider Manual, Chicago, IL, 2005, American Burn Association.) Descargado para Anonymous User (n/a) en Universidad Nacional Autonoma de Mexico de ClinicalKey.es por Elsevier en septiembre 21, 2017. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2017. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. http://booksmedicos.org http://booksmedicos.org III Traumatismos y cuidados críticos508 Reacción hipermetabólica a las quemaduras Se cree que el aumento notable y mantenido de la secreción de cate- colaminas, glucocorticoides, glucagón y dopamina inicia la cascada de procesos que conducen a la reacción hipermetabólica aguda, con su consiguiente estado catabólico.12 No se conoce bien la causa de esta compleja reacción.No obstante, cascadas de interleucina 1 y 6, factor activador de plaquetas, factor de necrosis tumoral, endotoxinas, com- plejos de adhesión de neutrófilos, compuestos de oxígeno reactivos, óxido nítrico, coagulación y cascadas del complemento también se han implicado en la regulación de esta reacción a las quemaduras.13 Una vez puestas en marcha estas cascadas, sus mediadores y productos intermediarios parecen estimular la tasa metabólica aumentada y persis- tente asociada a la alteración del metabolismo de la glucosa observada en quemaduras graves.13 Los fenómenos metabólicos posquemadura se producen en una secuencia temporal determinada, indicativa de dos patrones dis- tintos de regulación metabólica tras la lesión. La primera fase tiene lugar en las primeras 48 h después de la lesión y se ha denominado clásicamente fase de disminución o reflujo, caracterizada por reduc- ción del gasto cardíaco, consumo de oxígeno y tasa metabólica, así como tolerancia alterada a la glucosa asociada al estado hiper- glucémico. Estas variables metabólicas aumentan gradualmente en los 5 días siguientes a la lesión hasta alcanzar una fase de meseta (denominada fase aumento o flujo), asociada típicamente con circu- lación hiperdinámica y el estado hipermetabólico.12,14 Se descubrió que la liberación de insulina durante este período en respuesta a una sobrecarga de glucosa era el doble de la cifra de los controles,15 y las concentraciones plasmáticas de glucosa están notablemente elevadas, indicativo de la aparición de resistencia a la insulina.15 Según los conocimientos actuales, estas alteraciones metabólicas se resuelven poco después del cierre completo de la herida. Sin embargo, en los estudios se ha observado que la respuesta hipermetabólica a las quemaduras puede durar más de 12 meses después del episodio inicial.16 Hemos descubierto que las alteraciones hipermetabólicas sostenidas después de una quemadura, que se manifiestan por el aumento persistente de las concentraciones urinarias totales de cortisol, las citocinas séricas, las catecolaminas y las necesidades basales de energía, se acompañan de alteraciones del metabolismo TABLA 19-1 Fórmula de Berkow para calcular la extensión de las quemaduras (%) según el área de la quemadura en regiones corporales específicas* REGIÓN CORPORAL 0-1 AÑOS 1-4 AÑOS 5-9 AÑOS 10-14 AÑOS 15-18 AÑOS ADULTOS Cabeza 19 17 13 11 9 7 Cuello 2 2 2 2 2 2 Tronco, parte anterior 13 13 13 13 13 13 Tronco, parte posterior 13 13 13 13 13 13 Región glútea derecha 2,5 2,5 2,5 2,5 2,5 2,5 Región glútea izquierda 2,5 2,5 2,5 2,5 2,5 2,5 Genitales 1 1 1 1 1 1 Brazo derecho 4 4 4 4 4 4 Brazo izquierdo 4 4 4 4 4 4 Antebrazo derecho 3 3 3 3 3 3 Antebrazo izquierdo 3 3 3 3 3 3 Mano derecha 2,5 2,5 2,5 2,5 2,5 2,5 Mano izquierda 2,5 2,5 2,5 2,5 2,5 2,5 Muslo derecho 5,5 6,5 8 8,5 9 9,5 Muslo izquierdo 5,5 6,5 8 8,5 9 9,5 Pierna derecha 5 5 5,5 6 6,5 7 Pierna izquierda 5 5 5,5 6 6,5 7 Pie derecho 3,5 3,5 3,5 3,5 3,5 3,5 Pie izquierdo 3,5 3,5 3,5 3,5 3,5 3,5 *Los valores se estiman, registran y suman para lograr un cálculo preciso de la superficie corporal quemada. FIGURA 19-4 Efectos sistémicos de las quemaduras graves. Descargado para Anonymous User (n/a) en Universidad Nacional Autonoma de Mexico de ClinicalKey.es por Elsevier en septiembre 21, 2017. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2017. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. http://booksmedicos.org http://booksmedicos.org 19 Quemaduras 509 © E lse vi er . F ot oc op ia r s in a ut or iza ci ón e s u n de lit o. de la glucosa y de la sensibilidad a la insulina que persisten hasta 3 años después de la lesión inicial.16 En las quemaduras graves, las concentraciones plasmáticas de cate- colaminas y corticoesteroides se multiplican por 10-50, aumento que persiste hasta 3 años después de la lesión.5,14,16 Las concentraciones de citocinas alcanzan el máximo inmediatamente después de la quema- dura, normalizándose solo 1 mes después. Las proteínas constitutivas y reactantes de fase aguda comienzan a alterarse 5-7 días después de la quemadura, y siguen en valores anómalos todo el ingreso hospitalario agudo. Las concentraciones séricas del factor de crecimiento similar a la insulina 1 (IGF-1), proteína 3 de unión al IGF (IGFBP-3), hormona paratiroidea y osteocalcina son 10 veces menores inmediatamente des- pués de la lesión, y permanecen significativamente reducidas hasta 6 meses, comparado con las cifras normales.14 Los valores de hormonas sexuales y hormona del crecimiento endógena disminuyen a las 3 semanas de la quemadura, aproximadamente (fig. 19-5).14 En pacientes con quemaduras graves, la tasa metabólica en reposo con una temperatura neutra (30 °C) supera el 140% de lo normal al ingreso, desciende al 130% una vez las heridas han cicatrizado por completo, y después al 120% a los 6 meses de la lesión y 110% a los 12 meses.14 El aumento del catabolismo ocasiona pérdida de las proteínas totales del organismo, menores defensas inmunitarias y reducción de la cicatrización de heridas.5,14 Inmediatamente después de la quemadura, los pacientes tienen el bajo gasto cardíaco característico del shock inicial. Sin embargo, 3-4 días después, el gasto cardíaco es más de 1,5 veces el gasto car- díaco de un voluntario sano sin quemaduras.14 La frecuencia cardíaca de pacientes pediátricos quemados se acerca a 1,6 veces la cifra de voluntarios sanos sin quemaduras.12 Después de una quemadura, los pacientes tienen más gasto cardíaco.5 El consumo de oxígeno por parte del miocardio supera al de corredores de maratón y se mantiene elevado buena parte del período de rehabilitación. Tras la lesión se produce una hepatomegalia importante. El hígado aumenta de tamaño hasta el 225% de lo normal antes de que trans- curran 2 semanas de la lesión, y sigue aumentado de tamaño al alta, un 200% de lo normal.14 Con las quemaduras, las proteínas del músculo se degradan mucho más rápido de lo que se sintetizan.17 La pérdida neta de proteínas causa reducción de la masa corporal magra y pérdida muscular grave, que ocasiona menos fuerza e incapacidad para una rehabilitación plena. La notable reducción de la masa corporal magra asociada a las enfermedades crónicas o el hipermetabolismo puede tener consecuencias nefastas. Una pérdida del 10% de masa corporal magra se asocia con disfunción inmunitaria. Una pérdida del 20% se correlaciona positivamente con menor cicatrización de heridas. La pérdida del 30% de masa corporal magra aumenta el riesgo de neumonía y úlceras por presión. Una pérdida del 40% puede ocasionar la muerte. Pacientes con quemaduras graves no complicadas pueden llegar a perder hasta el 25% de la masa corporal total tras la lesión.14 La degradación de proteínas se mantiene hasta casi 1 año después de quemaduras graves, con el resultado de un significativo equilibrio de nitrógeno negativo global y de piernas cruzadas (fig. 19-6).5 El catabolismo proteínico tiene una correlación positiva con el incre- mento de la tasa metabólica. Pacientes con quemaduras graves tienen una pérdida diaria de nitrógeno de 20-25 g/m2 de piel quemada.5 Con esta tasa, es posible llegar a una caquexia mortal en menos de 1 mes. La pérdida de proteínas en niños quemados produce un importante retraso del crecimiento hasta 24 meses después de la lesión.16 Las elevadas concentraciones circulantes de catecolaminas, glucagón y cortisol tras quemaduras graves estimulan la liberación de ácidos grasos libres y glicerol a partir de la grasa y de aminoácidos a partir del músculo, así como la producción de glucosa en el hígado (fig. 19-7).5,12 En concreto, el ciclo glucólisis-gluconeogenia aumenta al 250% duran- te la reacción hipermetabólica posquemadura, acompañado de un incremento del 450% en el ciclo de triglicéridos-ácidos grasos.5 Estas anomalías provocan hiperglucemia y alteración de la sensibilidad a la insulina relacionada con resistenciaa la insulina posreceptor, puesta de manifiesto por concentraciones elevadas de insulina y glucosa en ayunas, y notable reducción del aclaramiento de la glucosa. Aunque el aporte de glucosa a los tejidos periféricos es hasta tres veces mayor, la oxidación de la glucosa está limitada. El aumento en la producción de glucosa está dirigido parcialmente a la quemadura, para favorecer el metabolismo anaeróbico relativamente ineficaz de los fibroblastos y las células inflamatorias y endoteliales. El producto final de la oxidación anaeróbica de la glucosa, el lactato, se recicla al hígado para producir más glucosa mediante gluconeogenia.5 Las concentraciones séricas de glucosa e insulina aumentan tras las quemaduras y permanecen significativamente elevadas durante el ingreso hospitalario agudo. La resistencia a la insulina aparece en la primera semana y persiste mucho después del alta, hasta 3 años después.14,16 Los pacientes con septicemia tienen un notable incremento de la tasa metabólica y el catabolismo proteínico, hasta el 40% más que aquellos con quemaduras de un tamaño comparable sin septicemia.18,19 Se produce un círculo vicioso, porque los pacientes en estado catabó- lico son más susceptibles a la septicemia debido a alteraciones de la función y la respuesta inmunitarias. La aparición de organismos resis- tentes a múltiples antibióticos ha conducido al aumento de septicemia, catabolismo y mortalidad (fig. 19-8). La modulación de la respuesta hipercatabólica hipermetabólica, que previene así lesiones secundarias, es importantísima para la recuperación estructural y funcional de los pacientes con quemaduras graves. Inflamación y edema Las quemaduras importantes están asociadas con una liberación masiva de mediadores de la inflamación, en la lesión y en otros tejidos. Estos mediadores producen vasoconstricción y vasodilatación, aumento de la permeabilidad capilar y edema local y en órganos distantes. El edema generalizado se debe a la alteración de las fuerzas de Starling en la piel quemada e indemne. Inicialmente, la presión hidrostática intersticial de la piel quemada disminuye, y se produce un aumento asociado en la presión intersticial de la piel no quemada. A medida que se reduce la presión oncótica plasmática y aumenta la presión oncótica intersticial por la pérdida de proteínas causada por la mayor permeabilidad capilar, se forma el edema en los tejidos, quemados o no. El edema es mayor en los tejidos quemados por la menor presión intersticial. Se han propuesto muchos mediadores para explicar las alteraciones de la permeabilidad tras las quemaduras, como histamina, bradicinina, aminas vasoactivas, prostaglandinas, leucotrienos, complemento acti- vado y catecolaminas, entre otros. Los mastocitos de la piel quemada liberan grandes cantidades de histamina inmediatamente después de la lesión, que suscita una reacción característica en las vénulas al aumentar la formación de espacios en las uniones intercelulares. Sin embargo, el empleo de antihistamínicos para tratar el edema de las quemaduras ha tenido un éxito limitado. Además, las plaquetas agregadas liberan serotonina, que tiene una función importante en la formación del edema. Esta sustancia aumenta directamente la resistencia vascular pulmonar, agravando indirectamente los efectos vasoconstrictores de varias aminas vasoactivas. El bloqueo de la serotonina mejora el índice cardíaco, reduce la presión en la arteria pulmonar y disminuye el consumo de oxígeno en las quemaduras. Cuando se administró el antiserotoninérgico metisergida a animales con lesiones por escaldadu- ra, se redujo la formación del edema en la herida por los efectos locales. Otro mediador que probablemente participe en las alteraciones de la permeabilidad y el trasvase de líquidos es el tromboxano A2. El tromboxano aumenta espectacularmente en el plasma y las heridas del paciente quemado. Este potente vasoconstrictor provoca vaso- constricción y agregación plaquetaria en la lesión, contribuyendo a la expansión de la zona de estasis. En modelos animales, también ha causado vasoconstricción mesentérica importante y reducción del flujo sanguíneo intestinal, con compromiso de la integridad de la mucosa intestinal y menor función inmunitaria intestinal. Efectos sobre el aparato cardiovascular Los cambios microvasculares inducen alteraciones cardiopulmonares caracterizadas por pérdida del volumen plasmático, mayor resistencia Descargado para Anonymous User (n/a) en Universidad Nacional Autonoma de Mexico de ClinicalKey.es por Elsevier en septiembre 21, 2017. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2017. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. http://booksmedicos.org http://booksmedicos.org FIGURA 19-5 Cambios fisiológicos y metabólicos después de una quemadura grave. Los cambios se manifies- tan por el gasto energético en reposo (GER), las hormonas del estrés (adrenalina), la función cardíaca (gasto cardíaco), las hormonas sexuales (testosterona), las citocinas (interleucina 6) y la composición corporal (masa corporal magra). Los datos se resumieron a partir de trabajos publicados de nuestra institución. Los valores promedio de los pacientes con quemaduras se representan por curvas continuas. Los valores de los pacientes normales, no quemados, están representados por líneas discontinuas. (Tomado de Williams FN, Jeschke MG, Chinkes DL, et al: Modulation of the hypermetabolic response to trauma: Temperature, nutrition, and drugs. J Am Coll Surg 208:489–502, 2009.) Descargado para Anonymous User (n/a) en Universidad Nacional Autonoma de Mexico de ClinicalKey.es por Elsevier en septiembre 21, 2017. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2017. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. http://booksmedicos.org http://booksmedicos.org 19 Quemaduras 511 © E lse vi er . F ot oc op ia r s in a ut or iza ci ón e s u n de lit o. vascular periférica y el consiguiente descenso del gasto cardíaco inme- diatamente después de la lesión. El gasto cardíaco permanece des- cendido por el menor volumen sanguíneo y el aumento de la viscosidad de la sangre, así como por reducción de la contractilidad cardíaca. La disfunción ventricular durante este período se atribuye a un factor circulante inhibidor del miocardio presente en la linfa, aunque nunca se ha aislado el factor en cuestión. Los pacientes con quemaduras en más del 40% de la SCT muestran un aumento del gasto cardíaco, que dis- minuye notablemente con el tiempo. Este se acompaña de un aumento de la frecuencia cardíaca. Los pacientes pediátricos con quemaduras graves tienen taquicardia marcada del 160 al 170% del valor previs- to, que se mantiene elevada en el momento del alta de la unidad de cuidados intensivos (UCI) en torno al 150%. El gasto cardíaco en el momento del ingreso es el 150% y permanece elevado en el momento del alta en torno al 130% del valor esperado. Existe alguna evidencia de que la frecuencia cardíaca permanece alta hasta 2 años después de producirse las quemaduras.14 En varios estudios se ha observado que el aumento del estrés cardíaco después de las quemaduras se asocia a depresión del miocardio.20 En un estudio retrospectivo de autopsias se confirmó la hipótesis de que uno de los principales factores que contribuyen a la mortalidad en las quemaduras grandes puede ser el estrés cardíaco y la disfunción miocárdica, lo que implica la necesidad terapéutica de mejorar la función y el estrés cardíacos.21 Efectos sobre el sistema renal La disminución del volumen sanguíneo y el gasto cardíaco provoca la reducción del flujo sanguíneo renal y la tasa de filtración glomerular. Otras hormonas y mediadores inducidos por el estrés, como angiotensi- na, aldosterona y vasopresina, reducen aún más el flujo sanguíneo renal inmediatamente después de la lesión. Estos efectos resultan en oliguria, que, sin tratamiento, causaránecrosis tubular aguda e insuficiencia renal. Hace 20 años, la insuficiencia renal aguda de las quemaduras casi siempre era mortal. Hoy en día, se emplean ampliamente técnicas más modernas de diálisis para sustituir el riñón durante la recuperación. Las últimas descripciones indican una tasa de mortalidad del 88% en adultos y del 56% en niños con quemaduras graves en los que se desa- rrolla insuficiencia renal en el período posquemadura. La reanimación inicial reduce los riesgos de la insuficiencia renal y mejora la morbilidad y mortalidad asociada.11 Efectos sobre el aparato digestivo La reacción gastrointestinal a las quemaduras se pone de manifiesto por atrofia de la mucosa, alteraciones de la absorción digestiva y mayor permeabilidad intestinal. La atrofia de la mucosa del intestino delgado aparece en las 12 h siguientes a la lesión en proporción a la extensión de la quemadura, y está relacionada con un aumento de la muerte de células epiteliales por apoptosis. El citoesqueleto del borde en cepillo de la mucosa sufre atrofia asociada a vesiculación de las microvellosidades y desorganización de la red terminal de filamentos de actina. Estos cambios son más pronunciados 18 h después de la lesión, lo que indica que las alteraciones del citoesqueleto, al igual que las asociadas con la muerte celular por apoptosis, son procesos implicados en la alteración de la mucosa intestinal. La quemadura también produce un descenso de la captación de glucosa y aminoácidos, menor absorción de ácidos grasos y reducción de la actividad lipasa del borde en cepillo. Estas alteraciones alcanzan su cénit en las primeras horas después de la lesión y se normalizan 48-72 h después, en paralelo con la atrofia de la mucosa. La permeabilidad intestinal a las macromoléculas, que normalmen- te son repelidas por una barrera mucosa indemne, aumenta tras las quemaduras. La permeabilidad intestinal al polietilenglicol 3350, a la lactulosa y al manitol aumenta tras la lesión, correlacionándose con la extensión de la quemadura. La permeabilidad intestinal aumenta aún más si se infectan las quemaduras. Un estudio con dextranos fluores- centes ha demostrado que las moléculas de mayor tamaño parecían atravesar la mucosa entre las células, mientras que las de menor tamaño cruzaban la mucosa a través de las células epiteliales, presumiblemente por pinocitosis y vesiculación. La permeabilidad de la mucosa también era paralela al aumento de la apoptosis del epitelio intestinal. Las alteraciones del flujo sanguíneo intestinal están relacionadas con variación de la permeabilidad. Se demostró que el flujo sanguíneo intestinal disminuía en animales, un cambio asociado con mayor permeabilidad intestinal a las 5 h de la lesión. Este efecto desaparecía a las 24 h. Se ha demostrado que se produce hipotensión sistólica en las horas inmediatamente después de la quemadura en animales con lesiones de todo el espesor en el 40% de la SCT. Estos animales pre- sentaron una correlación inversa entre flujo sanguíneo y permeabilidad a microorganismos intactos de Candida. Efectos sobre el sistema inmunitario Las quemaduras causan una reducción global de la función inmunitaria, demostrada por la supervivencia prolongada de aloinjertos de piel en las heridas por quemadura. Así pues, los pacientes quemados tienen más riesgo de sufrir distintas complicaciones infecciosas, como infección bacteriana de las heridas, neumonía e infecciones por hongos y virus. Esta susceptibilidad y los distintos trastornos se deben a la menor función celular de todo el sistema inmunitario, incluidas activación FIGURA 19-6 Efecto de la extensión de la quemadura sobre la masa corporal, el gasto energético en reposo y la degradación de las proteínas. Los cambios en el equilibrio proteínico neto de la síntesis y la degradación de las proteínas musculares inducidos por las quemaduras se midieron mediante estudios con isótopos estables utilizando una infusión de d5-fenilalanina. Los gráficos son los promedios ± el error estándar de la media. Las barras amarillas representan a pacientes con quemadu- ras < 40% de la superficie corporal total (SCT). Las barras azules repre- sentan a pacientes con quemaduras ≥ 40% de la SCT. Los valores de los pacientes normales, sin quemaduras, están representados por líneas discontinuas. (Tomado de Williams FN, Jeschke MG, Chinkes DL, et al: Modulation of the hypermetabolic response to trauma: Temperature, nutrition, and drugs. J Am Coll Surg 208:489–502, 2009.) Descargado para Anonymous User (n/a) en Universidad Nacional Autonoma de Mexico de ClinicalKey.es por Elsevier en septiembre 21, 2017. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2017. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. http://booksmedicos.org http://booksmedicos.org III Traumatismos y cuidados críticos512 y actividad de neutrófilos, macrófagos, linfocitos T y linfocitos B. Con quemaduras superiores al 20% de la SCT, la alteración de estas funciones inmunitarias es proporcional a la extensión de la quemadura. La generación de macrófagos tras las quemaduras está reducida, lo que se relaciona con la elaboración espontánea de reguladores negativos del crecimiento mieloide. Este efecto se ve facilitado por la presencia de endotoxinas, y puede revertirse parcialmente mediante el tratamiento con factor estimulador de colonias de granulocitos (G-CSF) o inhibición de la prostaglandina E2. Los investigadores han demostrado que las concentraciones de G-CSF realmente aumentan en las quemaduras graves. Sin embargo, la expresión de receptores de G-CSF en la médula ósea está reducida, lo que podría explicar en parte la inmunodeficiencia observada en las quemaduras. Los neu- trófilos totales están aumentados inicialmente tras la lesión, fenómeno relacionado con una reducción de la muerte celular por apoptosis. No obstante, los neutrófilos presentes son disfuncionales en lo que respecta a diapédesis, quimiotaxia y fagocitosis. Estos efectos quedan explicados parcialmente por una deficiencia de la expresión de CD11b/CD18 tras los estímulos inflamatorios, menor explosión respiratoria asociada a un déficit de la actividad de p47phox, y alteración de la mecánica de la actina relacionada con la respuesta de motilidad de neutrófilos. Tras 48-72 h, la cifra de neutrófilos disminuye un poco, similar a los macrófagos y por causas parecidas. La función de los linfocitos T cooperadores está reducida en las quemaduras graves, asociada con polarización de la respuesta del linfocito T cooperador 1 (Th1) basada en citocinas interleucina 2 e interferón γ respecto a la respuesta de Th2. La respuesta de Th2 se caracteriza por la producción de interleucina 4 e interleucina 10. La respuesta de Th1 es importante en la defensa inmunitaria mediada por células, mientras que la de Th2 es importante para la producción de anticuerpos ante infecciones. Cuanto más aumenta esta polarización, mayor es la tasa de mortalidad. La administración de anticuerpos interleucina 10 y hormona del crecimiento ha logrado revertir par- cialmente esta respuesta y mejorar la tasa de mortalidad en animales con quemaduras. Las quemaduras también alteran la actividad de los linfocitos T citolíticos de forma proporcional a la extensión de la quemadura, aumentando así el riesgo de infección, especialmente por hongos y virus. La escisión precoz de las heridas mejora la actividad de los linfocitos T citolíticos. TRATAMIENTO BÁSICO DE LAS QUEMADURAS Tratamiento prehospitalario Antes de recibir un tratamiento específico, los pacientes quemados deben ser retirados de la fuente, y hay que poner fin al proceso de combustión. Siempre debe sospecharse lesión por inhalación y admi- nistrar oxígeno al 100% mediante mascarilla. Al retirar al paciente de la causa de la lesión, hay que tener cuidado para que el rescatador no se convierta en otra víctima. Todos los cuidadores deben ser conscientes de que pueden resultarlesionados por el contacto con el paciente o las ropas del paciente. Siempre que sea probable el contacto con sangre o líquidos corporales hay que adoptar ciertas precauciones universales, como uso de guantes, batas, mascarilla y gafas protectoras. Debe apagarse la ropa que esté ardiendo y retirarse en cuanto sea posible para prevenir más lesiones. Hay que quitar todos los anillos, relojes, joyas y cinturones porque retienen calor y pueden producir un efecto de torniquete. En los primeros 15 min tras la quemadura, se puede verter agua a temperatura ambiente en la lesión para reducir la profundidad de la herida, pero debe evitarse cualquier otra medida FIGURA 19-7 Efectos de la alteración metabólica tras quemaduras. (Tomado de Williams FN, Jeschke MG, Chinkes DL, et al: Modulation of the hypermetabolic response to trauma: Temperature, nutrition, and drugs. J Am Coll Surg 208:489–502, 2009.) Descargado para Anonymous User (n/a) en Universidad Nacional Autonoma de Mexico de ClinicalKey.es por Elsevier en septiembre 21, 2017. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2017. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. http://booksmedicos.org http://booksmedicos.org 19 Quemaduras 513 © E lse vi er . F ot oc op ia r s in a ut or iza ci ón e s u n de lit o. posterior destinada a enfriar la quemadura para prevenir la hipotermia durante la reanimación. Valoración inicial Del mismo modo que en pacientes con traumatismos, la valoración inicial del paciente quemado se divide en reconocimiento primario y secundario. En el reconocimiento primario, se identifican y tratan con celeridad trastornos inmediatamente mortales. En el reconocimiento secundario se realiza una evaluación más exhaustiva del paciente, de pies a cabeza. La exposición a gases calientes y humo lesiona las vías respiratorias superiores. La quemadura directa de las vías respiratorias superiores provoca edema, que junto al edema generalizado asociado a las que- maduras graves, puede obstruir las vías respiratorias. Hay que sos- pechar lesión de las vías respiratorias en caso de quemaduras faciales, pelos de la nariz chamuscados, esputos como carbón y taquipnea. La obstrucción de las vías respiratorias superiores puede instaurarse muy rápido, y hay que vigilar continuamente la situación respiratoria para valorar la necesidad de control de las vías y el soporte respiratorios. La ronquera progresiva es un signo de obstrucción inminente de las vías respiratorias, y la intubación endotraqueal debe realizarse pronto, antes de que el edema distorsione la anatomía de las vías respiratorias superiores. Esto resulta particularmente importante en pacientes con quemaduras masivas, que parece que respiran sin problemas al principio del período de reanimación hasta que se les administran volúmenes líquidos de varios litros para mantener la homeostasis, lo que provoca un edema importante de las vías respiratorias. Hay que desnudar el tórax para valorar la respiración; solo la permeabilidad de las vías respiratorias no asegura una ventilación adecuada. La expansión torácica y los ruidos respiratorios iguales con salida de CO2 por la cánula endotraqueal significan un adecuado intercambio gaseoso. Puede ser difícil determinar la presión arterial en pacientes quema- dos con extremidades edematosas o calcinadas. Es posible utilizar el pulso como medida indirecta de la circulación; no obstante, la mayoría de los pacientes quemados presenta taquicardia continua, incluso con una reanimación apropiada. Para el reconocimiento primario de los pacientes quemados puede ser adecuado medir la presencia de pulsos o señales Doppler en las extremidades distales para determinar si la circulación sanguínea es apropiada hasta que puedan establecerse formas mejores de seguimiento, como las mediciones de la presión arterial y la producción de orina. En pacientes involucrados en una explosión o un accidente por deceleración, existe la posibilidad de lesión medular. Hay que lograr una estabilización adecuada de la columna cervical por cualquier medio necesario, incluido el uso de collarines cervicales, para mantener inmo- vilizada la cabeza hasta que pueda ser evaluado el trastorno. Tratamiento inicial de las heridas El tratamiento prehospitalario de la quemadura es básico y simple porque solo requiere protegerla del medio ambiente, aplicando un apósito (o sábana) seco y limpio para cubrir la zona afectada. No deben utilizarse apósitos húmedos. Hay que tapar al paciente con una manta para minimizar la pérdida de calor y controlar la temperatura durante el traslado. El primer paso en la reducción del dolor es cubrir las heridas para impedir el contacto con terminaciones nerviosas expues- tas. Nunca hay que administrar inyecciones de opiáceos por vía i.m. o s.c. porque la absorción de fármacos está reducida como resultado de la vasoconstricción periférica. Esto podría ser un problema después, cuando el paciente sea reanimado, y la vasodilatación aumente la absorción del opiáceo almacenado, con la apnea resultante. Es posible administrar morfina intravenosa en dosis bajas una vez completada la valoración del paciente y cuando un médico con experiencia determine que es seguro. Aunque el tratamiento prehospitalario es sencillo, a menudo resulta difícil ponerlo en práctica, especialmente en poblaciones en riesgo. En un estudio realizado en Nueva Zelanda se demostró que el tratamiento inicial de primeros auxilios para las quemaduras era inadecuado en el 60% de los pacientes entrevistados. Estos autores también observaron que los primeros auxilios inadecuados se aso- ciaban claramente a resultados peores. Indicaron que los programas educativos definidos dirigidos a las poblaciones en riesgo podrían mejorar estos resultados.22 Traslado El traslado rápido incontrolado de la víctima no es una prioridad, a no ser que existan otros trastornos potencialmente mortales. En la mayoría de los accidentes que ocasionan quemaduras graves, es apropiado tras- ladar por carretera a las víctimas hasta el hospital receptor. El traslado por helicóptero alcanza su máxima utilidad cuando la distancia entre accidente y hospital es de 50 a 250 km. Para distancias superiores a 250 km, el traslado en avión es lo más adecuado. Todas las modalidades de transporte deben tener el tamaño apropiado y disponer de equipos de urgencias, con personal formado a bordo, como profesionales de enfermería, médicos, paramédicos o terapeutas respiratorios que estén familiarizados con pacientes politraumatizados. FIGURA 19-8 Efecto de la septicemia sobre el gasto energético en reposo, la degradación de proteínas musculares y la tasa de síntesis fraccionaria de la síntesis de proteínas musculares, en comparación con quemaduras de extensión similar. Las alteraciones en el equilibrio proteínico neto de la síntesis y el catabolismo de las proteínas mus- culares producidas por quemaduras se midieron mediante estudios con isótopos estables, empleando una perfusión de d5-fenilalanina. Los gráficos representan el promedio ± error estándar de la media. Las barras amarillas representan a los pacientes sin septicemia con quemaduras ≥ 40% de la superficie corporal total (SCT). Las barras azules muestran a los pacientes con septicemia y quemaduras ≥ 40% de la SCT. Las líneas discontinuas representan los valores de pacientes normales sin quemaduras. (Tomado de Williams FN, Jeschke MG, Chinkes DL, et al: Modulation of the hypermetabolic response to trauma: Temperature, nutrition, and drugs. J Am Coll Surg 208:489–502, 2009.) Descargado para Anonymous User (n/a) en Universidad Nacional Autonoma de Mexico de ClinicalKey.es por Elsevier en septiembre 21, 2017. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2017. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. http://booksmedicos.org http://booksmedicos.org III Traumatismos y cuidados críticos514Reanimación La reanimación adecuada del paciente quemado depende del esta- blecimiento y el mantenimiento de un acceso intravenoso seguro. La demora en el inicio de la reanimación de pacientes con quemaduras da resultados peores y debe minimizarse. El acceso venoso se logra mejor a través de vías periféricas cortas en piel no quemada; no obstante, es posible utilizar venas en piel quemada y son preferibles a carecer de acceso intravenoso. Las venas superficiales suelen estar trombosadas en lesiones de todo el espesor y, por tanto, no es posible canularlas. El acceso a la vena safena mediante una incisión es útil en casos difíciles y es preferible a las vías centrales, porque su tasa de complicaciones es menor. En niños menores de 6 años, un médico con experiencia puede utilizar el acceso intraóseo en la tibia proximal hasta conseguir un acceso intravenoso. La solución de lactato de Ringer sin glucosa es el líquido de elección, excepto en niños menores de 2 años, que deberían recibir lactato de Ringer con glucosa al 5%. La velocidad inicial puede calcularse rápidamente multiplicando la SCT quemada por el peso del paciente en kilogramos y, a continuación, dividiendo por 8. De este modo, la velocidad de perfusión para un hombre de 80 kg con una quemadura del 40% de la SCT puede calcularse con la siguiente fórmula: × =80kg 40% de la SCT/8 400ml/h Hay que continuar con esta velocidad hasta que pueda realizarse un cálculo formal de los requerimientos de la reanimación. Se han desarrollado muchas fórmulas para determinar la cantidad apropiada de líquidos en pacientes quemados, todas ellas con origen en estudios experimentales sobre la fisiopatología del shock por que- maduras. Estos estudios experimentales establecieron la base de los modernos protocolos de la reanimación con líquidos. Se demostró que el líquido del edema en las quemaduras es isotónico y contiene la misma cantidad de proteínas que el plasma, y que la mayor pérdida de líquido se produce al intersticio.23 Se emplearon varios volúmenes de líquido intravascular para determinar la cantidad óptima en lo que respecta al gasto cardíaco y al volumen extracelular en un modelo canino de quemaduras; esto se aplicó al contexto clínico mediante la fórmula de Parkland. Los cambios en el volumen plasmático no estaban relacionados con el tipo de líquido de reanimación en las primeras 24 h, pero después las soluciones coloides podían aumentar el volumen plasmático según la cantidad administrada. Con estos hallazgos, se llegó a la conclusión de que no deben utilizarse soluciones coloides en las primeras 24 h, hasta que la permeabilidad capilar vuelva a acercarse a valores normales. Otros han argumentado que la permeabilidad capilar se normaliza en un momento anterior (de 6 a 8 h después de la quemadura) y, por tanto, los coloides pueden administrarse antes. Al mismo tiempo, los investigadores han demostrado los efectos hemodinámicos de la reanimación con líquidos en las quemaduras, que culminaron en la fórmula de Brooke. Se descubrió que la reanimación con líquidos causa un descenso obligatorio del 20% en el líquido extracelular y el volumen plasmático que concluye a las 24 h. En las 24 h siguientes, el volumen plasmático vuelve a la normalidad con la administración de coloides. El gasto cardíaco es bajo el primer día a pesar de la reanimación, pero aumenta posteriormente hasta niveles por encima de lo normal a medida que se establece la segunda fase del hipermetabolismo. Con esos estudios, se ha descubierto que buena parte de los requerimientos de líquidos se debe a capilares «hiper- permeables» que permiten el paso de moléculas grandes al espacio intersticial para aumentar la presión osmótica coloide extravascular. El volumen intravascular sigue el gradiente hacia los tejidos, tanto en la quemadura como en tejidos indemnes. Cerca del 50% de los líquidos necesarios en la reanimación quedan retenidos en tejidos no quemados en las quemaduras del 50% de la SCT. Las soluciones salinas hipertónicas tienen ventajas teóricas en la reanimación de quemaduras. Estas soluciones reducen la captación neta de líquidos, disminuyen el edema y aumentan el flujo linfático, probablemente por transferencia de volumen del espacio intercelular al intersticio. Cuando se emplean estas soluciones hay que evitar la hipernatremia, y se recomienda que las concentraciones séricas de sodio no superen los 160 mEq/dl. Sin embargo, en pacientes con quemaduras superiores al 20% de la SCT distribuidos aleatoriamente para recibir solución salina hipertónica o solución de lactato de Ringer, la reani- mación no tiene diferencias significativas en cuanto a requerimientos de volumen ni variaciones del porcentaje de aumento de peso. Otros investigadores han encontrado un incremento de la insuficiencia renal con soluciones hipertónicas que ha impedido continuar por esa línea de investigación. Algunas unidades de quemados utilizan con éxito una solución hipertónica modificada de una ampolla de bicarbonato sódico (50 mEq) en 1 l de solución de lactato de Ringer. Deberían realizarse más investigaciones con el fin de determinar la fórmula óptima para reducir la formación del edema y mantener una función celular adecuada. La mayor parte de las unidades de quemados utilizan algo similar a la fórmula de Parkland o la de Brooke, que proponen la administración de cantidades variables de cristaloides y coloides en las primeras 24 h. Por lo general, los líquidos varían en las segundas 24 h, con un aumento de los coloides. Estas son directrices destinadas a guiar la reanimación con la cantidad de líquidos necesarios para mantener una perfusión adecuada. De hecho, estudios recientes han demostrado que la fórmula de Parkland suele subestimar el volumen de cristaloide recibido en las primeras 24 h tras una quemadura grave, un fenómeno denominado arrastre de líquidos. No se ha identificado claramente una causa única. Se ha propuesto un uso más amplio de los analgésicos opiáceos y de la ventilación con presión positiva.24 El mayor volumen de líquidos no carece de consecuencias; se ha indicado que el aumento de la presión compartimental de las extremidades, el abdomen y, más recientemente, la órbita25 requieren vigilancia y posiblemente liberación para prevenir un aumento de la morbilidad y la mortalidad. El compartimento abdominal se valora en clínica mediante la sonda de Foley. Cuando la presión se acerca a 30 mmHg o los supera, es obligatoria la escarotomía abdominal completa y se consideran los paralíticos. Si el aumento de la presión abdominal persiste (> 30 mmHg), puede conseguirse un mejor resultado realizando una laparotomía descompresora. Sin embargo, los pacientes que requieren esta intervención tienen una tasa de mortalidad del 60 al 100%, según las series. Por este motivo, vigilar la reanimación es esencial para asegurar una evolución aceptable. Esto se hace fácilmente en pacientes quemados con función renal normal mediante la diuresis, que debería ser de 0,5 ml/kg/h en adultos y 1 ml/kg/h en niños. Las variaciones en la velocidad de perfusión de líquidos intravenosos deben hacerse cada hora, según la respuesta del paciente al volumen de líquido administrado. La tabla 19-2 muestra las fórmulas exactas. 80 kg×40% de SCT/8=400 ml/h TABLA 19-2 Fórmulas para la reanimación* FÓRMULA VOLUMEN CRISTALOIDE VOLUMEN COLOIDE AGUA LIBRE Parkland 4 ml/kg por % de SCT quemada No No Brooke 1,5 ml/kg por % de SCT quemada 0,5 ml/kg por % de SCT quemada 2 l Galveston (niños) 5.000 ml/m2 de área quemada + 1.500 ml/m2 de área total No No SCT, superficie corporal total. *Estas directrices se utilizan para el tratamiento inicial con líquidos tras una quemadura. Hay que vigilar continuamente la respuesta a la reanimación con líquidos, y ajustar la velocidad de administración según la respuesta. Descargado para Anonymous User (n/a) en Universidad Nacional Autonoma de Mexico de ClinicalKey.es porElsevier en septiembre 21, 2017. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2017. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. http://booksmedicos.org http://booksmedicos.org 19 Quemaduras 515 © E lse vi er . F ot oc op ia r s in a ut or iza ci ón e s u n de lit o. Para niños con quemaduras, se modifican las fórmulas habitual- mente usadas para incorporar las variaciones en el cociente entre área y masa. Estas modificaciones son necesarias porque un niño con una quemadura comparable a la de un adulto necesita más líquido de reanimación por kilogramo. La fórmula de Galveston emplea 5.000 ml/SCT quemada (en m2) + 1.500 ml/m2 totales como mante- nimiento en las primeras 24 h. Esta fórmula incorpora las necesidades del mantenimiento y los requerimientos aumentados de líquidos en niños con quemaduras. Todas las fórmulas presentadas en la tabla 19-2 calculan la cantidad de volumen administrado en las primeras 24 h, con la mitad administrada en las primeras 8 h. Recientemente se ha criticado el uso de albúmina durante la reani- mación intravenosa. El grupo Cochrane observó en un metaanálisis de 31 estudios que el riesgo de muerte era mayor en los pacientes con quemaduras a los que se les había administrado que en los que habían recibido cristaloides, con un riesgo relativo de muerte de 2,4 (intervalo de confianza al 95%, 1,11 a 5,19). Otro metaanálisis de todos los pacientes con enfermedades críticas refutó este hallazgo, al no encontrar diferencias en el riesgo relativo entre los grupos tratados con albúmina y con cristaloides. De hecho, a medida que aumentaba la calidad de los estudios, el riesgo relativo disminuía. Otros indicios recientes apuntan a que la administración de albúmina, incluso des- pués de la reanimación, no afecta a la distribución del líquido entre los compartimentos intracelular y extracelular. Lo que podemos con- cluir de estos estudios y metaanálisis es que el uso de albúmina en la reanimación es, en el mejor de los casos, igual a los cristaloides y en el peor, perjudicial para la evolución de los pacientes quemados. Por estas razones, no podemos recomendar la administración de albúmina en la reanimación. Para combatir posibles regurgitaciones con un íleo intestinal, hay que insertar una sonda nasogástrica en todos los pacientes con que- maduras graves con el fin de descomprimir el estómago. Esto resulta especialmente importante en todos pacientes trasladados en avión a gran altitud. Además, hay que dejar a todos los pacientes en dieta absoluta hasta completar el traslado. La descompresión del estómago suele ser necesaria porque el paciente, ansioso, tragará mucho aire que distenderá el estómago. Además, hay que insertar una sonda de Dob- hoff en la primera porción del duodeno para alimentación continua en pacientes con quemaduras muy graves. Las recomendaciones respecto a la profilaxis antitetánica depen- den del estado de la quemadura y los antecedentes de vacunación del paciente. Todos los pacientes con quemaduras superiores al 10% de la SCT deben recibir 0,5 ml de toxoide tetánico. Si no hay vacunación previa o no está clara, o la última dosis de recuerdo fue hace más de 10 años, también se administran 250 unidades de inmunoglobulina antitetánica. Escarotomías Cuando las quemaduras de segundo grado profundas o de tercer grado ocupan toda la circunferencia de una extremidad, puede com- prometerse la circulación periférica de la esta. El desarrollo de edema generalizado por debajo de una escara rígida impide el retorno venoso y con el tiempo afecta al flujo arterial de los lechos distales. Esto puede identificarse por hipoestesia y parestesia en la extremidad y mayor dolor en los dedos. Es posible valorar el flujo arterial mediante la determinación de señales Doppler en las arterias digitales y los arcos palmares y plantares de las extremidades afectadas. También se puede evaluar el relleno capilar. Las extremidades en riesgo se detectan en la exploración clínica o bien con la medición de presiones tisulares superiores a 40 mmHg. Estas extremidades precisan escarotomía, que es una liberación de la escara de la quemadura realizada junto a la cabecera del paciente mediante la incisión de la cara lateral y medial de la extremidad con bisturí o electrocauterización. Hay que realizar una incisión longitudinal en toda la escara constrictora para eliminar por completo el obstáculo al flujo sanguíneo (fig. 19-9). En el caso de la mano, las incisiones deben recorrer la eminencia tenar y la hipotenar y las caras dorsolaterales de los dedos para abrirla por completo. Si está claro que la herida requerirá escisión e injertos por su profundidad, la escarotomía es el método más seguro de restaurar la perfusión a los tejidos subyacentes no quemados hasta la escisión formal. En caso de compromiso vascular prolongado, la reperfusión tras escarotomía puede causar hiperemia reactiva y aumento del edema en el músculo, haciendo que sea necesaria la vigilancia continua de la parte distal de las extremidades. Es posible que el aumento de la presión en los compartimentos musculares obligue a realizar fasciotomías. Las com- plicaciones más frecuentes de estos procedimientos son hemorragia y liberación de metabolitos anaeróbicos, que ocasionan hipotensión transitoria. Si la perfusión distal no mejora con estas medidas, hay que sospechar hipotensión central por hipovolemia, y tratarla como corresponde. Una escara constrictora en el tronco puede causar un fenómeno similar, excepto que su efecto consiste en reducir la ventilación al limitar los movimientos del tórax. Hay que examinar el tórax en todos los empeoramientos de la respiración de pacientes quemados, y realizar las escarotomías necesarias para suprimir la constricción y permitir volúmenes corrientes adecuados. Esta necesidad es patente en pacientes conectados a un respirador con control de volumen en los que aumen- tan las presiones máximas en las vías respiratorias. TRATAMIENTO ESPECÍFICO DE LAS QUEMADURAS Lesión por inhalación Aunque la mortalidad de las quemaduras importantes ha disminuido significativamente en los últimos 20 años, la lesión por inhalación sigue siendo una de las lesiones conjuntas más graves de las quema- duras. Cerca del 80% de las muertes por incendios no se debe a las quemaduras, sino a la inhalación de productos tóxicos de la combus- tión, y la lesión por inhalación sigue estando asociada a una tasa de mortalidad global del 25-50% cuando los pacientes requieren soporte respiratorio más de 1 semana después de la lesión.11,26 Por tanto, el diagnóstico precoz de la lesión broncopulmonar es esencial para la supervivencia y se establece fundamentalmente por la clínica, con los datos de exposición en espacios cerrados, quemaduras faciales y restos carbonizados en boca, faringe o esputo. No obstante, la experiencia basada en la evidencia sobre el diagnóstico de la lesión por inhalación es infrecuente. Las radiografías de tórax suelen ser normales hasta FIGURA 19-9 Escarotomías recomendadas. En aquellas extremidades que precisen escarotomías, las incisiones se realizan en la cara medial y lateral de la extremidad a través de la escara. En la mano, las incisiones se llevan a cabo en la parte medial y lateral de los dedos y en el dorso de la mano. Descargado para Anonymous User (n/a) en Universidad Nacional Autonoma de Mexico de ClinicalKey.es por Elsevier en septiembre 21, 2017. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2017. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. http://booksmedicos.org http://booksmedicos.org III Traumatismos y cuidados críticos516 que aparecen complicaciones tales como infección. Por este motivo, el método diagnóstico de referencia debería ser la broncoscopia de las vías respiratorias superiores en todos los pacientes con quemaduras. Gamelli et al. han establecido un sistema de grados de la lesiónpor inhalación (de 0 a 4) a partir de los hallazgos de la broncoscopia inicial y basado en los criterios de la escala abreviada de lesiones.27 Los criterios broncoscópicos que son compatibles con lesión por inhalación son edema de las vías respiratorias, inflamación, necrosis de la mucosa, presencia de tizne y restos chamuscados en las vías res- piratorias, descamación del tejido y material carbonizado en las vías respiratorias. El tratamiento de la lesión por inhalación debe comenzar inmediatamente con oxígeno al 100% por mascarilla facial o gafas nasales. El mantenimiento de las vías respiratorias es crucial. Como se mencionó, si hay indicios precoces de edema de las vías respiratorias superiores, es precisa la intubación inicial porque el edema de las vías respiratorias superiores suele aumentar en las siguientes 9-12 h. Sin embargo, no hay que realizar intubaciones profilácticas sin buenas indicaciones. Los avances en la tecnología de los respiradores y el tratamiento de la lesión por inhalación han logrado cierta reducción de la morta- lidad. La ventilación mecánica con un volumen corriente inferior al utilizado clásicamente ha resultado en menor mortalidad y aumentado el número de días sin respirador. Además, la ventilación con alta frecuencia redujo la mortalidad del 41 al 29%. El tratamiento de la lesión por inhalación consiste en soporte respiratorio, higiene pulmonar intensiva (tabla 19-3), eliminación de restos mediante broncoscopia y nebulizaciones. El tratamiento con nebulizadores puede hacerse con heparina, α-miméticos o polimixina B, y se aplica entre dos y seis veces al día. La ventilación con control de presiones e hipercapnia permisiva es una estrategia terapéutica útil para estos pacientes, y pueden tolerarse bien Paco2 de hasta 60 mmHg siempre y cuando se alcancen gradualmente. No están indicados los antibióticos profilácticos, pero son obligatorios en caso de infecciones pulmonares identificadas. El diagnóstico clínico de neumonía se establece por dos de los siguientes criterios:18 placa de tórax que muestra infil- trado nuevo y persistente, consolidación o cavitación; septicemia (como se define en la tabla 19-4), o cambios recientes en el esputo o esputo purulento, así como cultivo cuantitativo. El diagnóstico clínico puede modificarse después usando los datos microbiológicos de las tres categorías de acuerdo con la American Burn Association Consensus Conference to Define Sepsis and Infection in Burns.18 Los fármacos empíricos para el tratamiento de la neumonía antes de recibir los resultados del cultivo deberían cubrir Staphylococcus aureus resistente a la meticilina y organismos gramnegativos como Pseudomonas y Klebsiella.28 Cuidados de las heridas Una vez valoradas las vías respiratorias y puesta en marcha la reanima- ción, hay que prestar atención a la herida de la quemadura. El trata- miento depende de las características y la extensión de la quemadura. Todos los tratamientos están dirigidos a una cicatrización rápida e indolora. La atención sanitaria actual específica para las quemaduras puede dividirse en tres fases: valoración, tratamiento y rehabilitación. Una vez valoradas la extensión y la profundidad de las quemaduras y lavadas y desbridadas extensamente las heridas, empieza la fase del tratamiento. Hay que aplicar en cada quemadura la cobertura apro- piada, que debe cumplir varias funciones. En primer lugar, tiene que proteger el epitelio dañado, minimizar la colonización por bacterias y hongos, y proporcionar una función de férula para mantener la posición funcional deseada. En segundo lugar, la cobertura debe ser oclusiva para reducir la pérdida de calor por evaporación y minimizar el estrés debido al frío. Por último, la cobertura debe aliviar el dolor de la quemadura. La elección de la cobertura se basa en las características de la lesión tratada (tabla 19-5). Las quemaduras de primer grado son leves, con una pérdida mínima de la función de barrera. Estas quemaduras no requieren cobertura y se tratan con bálsamos tópicos para reducir el dolor y mantener húmeda la piel. Los fármacos antiinflamatorios no esteroideos sistémicos por vía oral ayudan a controlar el dolor. Las quemaduras de segundo grado pueden tratarse con cambios diarios de los apósitos con antibióticos locales, gasa de algodón y vendas elásticas. Una alternativa son las coberturas temporales biológicas o sintéticas para cerrar la herida. Las quemaduras de segundo grado profundas y de tercer grado requieren escisión e injertos en lesiones de cierto tamaño; la elección de la cobertura inicial debe tener como objetivo controlar la proliferación bacteriana y aportar oclusión hasta que se realice la cirugía. Antimicrobianos El empleo oportuno y eficaz de antimicrobianos ha revolucionado el tratamiento de las quemaduras al reducir las infecciones invasivas en la herida. Las quemaduras sin tratar se colonizan rápidamente por bacterias y hongos debido a la pérdida de los mecanismos de barrera normales de la piel. Como los organismos proliferan en grandes cantidades en la herida (> 105 organismos por gramo de tejido), pueden penetrar en tejido sano. Los organismos penetran a continuación en los vasos sanguíneos, provocando una infección sistémica que a menudo causa el fallecimiento del paciente. Esta complicación se ha vuelto infrecuente en la mayoría de las unidades de quemados por el uso eficaz de antibióticos y técnicas del cuidado de las heridas. Los antimicrobianos empleados se pueden dividir en tópicos y sistémicos. Los antibióticos tópicos existentes se dividen en dos clases, pomadas y líquidos. Las pomadas se aplican por lo general directamente en la quemadura, con apósitos de algodón por encima, y los líquidos se vierten sobre los apósitos de algodón que cubren la herida. Cada uno de estos tipos tiene sus ventajas e inconvenientes. Los bálsamos se pueden aplicar una o dos veces al día, pero es posible que pierdan eficacia entre los cambios de apósitos. Cambiar frecuentemente los apósitos puede provocar laceraciones, con pérdida de injertos o células cicatrizantes subyacentes. Los líquidos siguen siendo eficaces porque es posible añadir la solución antibiótica sin quitar el apósito, pero la piel puede macerarse. Las pomadas con antibióticos tópicos son acetato de mafenida al 11%, sulfadiacina argéntica al 1%, polimixina B, neomicina, bacitracina, mupirocina y el antifúngico nistatina. Ningún fármaco es completamente eficaz, y todos tienen ventajas e inconvenientes. La sulfadiacina argéntica es el más usado debido a su acción de amplio espectro, ya que sus fracciones de plata y sulfamida cubren TABLA 19-3 Tratamientos de inhalación en la lesión por inhalación de humo TRATAMIENTO TIEMPO, DOSIS Y MÉTODO Broncodilatadores (salbutamol) Cada 2 h Heparina nebulizada 5.000-10.000 unidades con 3 ml de solución salina normal/4 h Acetilcisteína nebulizada Al 20%, 3 ml cada 4 h Solución salina hipertónica Induce tos eficaz Adrenalina racémica Reduce el edema de la mucosa TABLA 19-4 Indicaciones clínicas para la intubación CRITERIO VALOR Pao2 < 60 mmHg Paco2 > 50 mmHg (agudo) Cociente Pao2/Fio2 < 200 Insuficiencia respiratoria o ventilatoria Inminente Edema de las vías respiratorias superiores Grave Descargado para Anonymous User (n/a) en Universidad Nacional Autonoma de Mexico de ClinicalKey.es por Elsevier en septiembre 21, 2017. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2017. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. http://booksmedicos.org http://booksmedicos.org 19 Quemaduras 517 © E lse vi er . F ot oc op ia r s in a ut or iza ci ón e s u n de lit o. grampositivos, la mayoría de los gramnegativos y algunos hongos. Ciertas especies de Pseudomonas presentan resistencia mediada por plásmidos. La aplicación de sulfadiacina argéntica es relativamente indolora, resulta muy aceptada por el paciente y es sencilla de utilizar. Algunospacientes refieren una sensación de quemazón una vez aplicada y, en unos pocos casos, aparece una leucopenia transitoria 3-5 días después de su uso continuado. Esta leucopenia suele ser inocua y cede con o sin la suspensión del tratamiento. El acetato de mafenida es otro antibiótico tópico de amplio espectro por su fracción sulfamida. Resulta especialmente útil contra especies resistentes de Pseudomonas y Enterococcus. También es capaz de penetrar en la escara, algo que no hace la sulfadiacina argéntica. Sus inconve- nientes son el dolor al aplicarla sobre la piel, como en las quemaduras de segundo grado. También puede causar una erupción cutánea alérgica y tiene propiedades inhibidoras de la anhidrasa carbónica capaces de ocasionar acidosis metabólica cuando se aplica en grandes superficies. Por estas razones, el sulfato de mafenida se reserva típicamente para lesiones pequeñas de todo el espesor. Las pomadas antimicrobianas de vaselina, con polimixina B, neomicina y bacitracina son transparentes, indoloros y permiten observar fácilmente las heridas. Estos fármacos se usan habitual- mente para el tratamiento de quemaduras faciales, zonas de injertos, áreas donantes de injertos en cicatrización y quemaduras pequeñas de espesor parcial. La mupirocina es una pomada a base de vaselina relativamente nueva que ha mejorado la actividad contra bacterias grampositivas, especialmente S. aureus resistente a la meticilina y algunas bacterias gramnegativas. La nistatina en pomada o en polvo se aplica a heridas para controlar el crecimiento de hongos. Las pomadas con nistatina pueden combinarse con otros antibió- ticos tópicos para reducir la colonización de bacterias y hongos. La excepción es la combinación de nistatina y acetato de mafenida: cada uno inactiva al otro. Las sustancias disponibles para su uso como líquidos son solución de nitrato de plata al 0,5%, hipoclorito sódico al 0,025% (solución de Dakin), ácido acético al 0,25% y acetato de mafenida como solución al 5%. El nitrato de plata tiene las ventajas de su aplicación indolora y completa eficacia antimicrobiana. Los inconvenientes son que tiñe las superficies de color gris oscuro o negro cuando se seca la solución. Esto puede convertirse en un problema a la hora de determinar la pro- fundidad de la herida durante las escisiones de las quemaduras y para mantener al paciente y su entorno limpio de tinte negro. La solución también es hipotónica, y su uso continuado puede causar arrastre de electrólitos; otra complicación infrecuente es la metahemoglobinemia. Actualmente existe en el mercado un nuevo apósito con iones de plata biológicamente potentes que se activan en presencia de humedad. Este apósito parece prometedor en cuanto a que conserva la eficacia del nitrato de plata sin los problemas del líquido. La solución de Dakin (hipoclorito sódico al 0,25%) es eficaz contra la mayoría de los microbios, pero también resulta citotóxica para las células cicatrizantes de las lesiones. El hipoclorito sódico en concen- traciones más bajas (0,025%) tiene menos efectos citotóxicos, man- teniendo la mayor parte de los antimicrobianos. El ion hipoclorito se TABLA 19-5 Apósitos y coberturas para las quemaduras APÓSITOS Y COBERTURAS VENTAJAS E INCONVENIENTES Pomadas antimicrobianas Sulfadiacina argéntica Antimicrobiano de amplio espectro; indolora y fácil de usar; no penetra en la escara; puede dejar tatuajes negros por el ion de plata; inhibición leve de la epitelización Acetato de mafenida Antimicrobiano de amplio espectro; penetra en la escara; puede causar dolor en piel sensible; aplicaciones en áreas amplias pueden ocasionar acidosis metabólica; inhibición leve de la epitelización Bacitracina Aplicación sencilla; indolora; espectro antimicrobiano no tan amplio como los anteriores Neomicina Aplicación sencilla; indolora; espectro antimicrobiano no tan amplio Polimixina B Aplicación sencilla; indolora; espectro antimicrobiano no tan amplio Nistatina Eficaz contra la mayoría de hongos; no se puede usar junto con acetato de mafenida Mupirocina Más efectiva para cubrir estafilococos; no inhibe la epitelización; caro Líquidos antimicrobianos Nitrato de plata al 0,5% Eficaz contra todos los microorganismos; tiñe las áreas en contacto; arrastra sodio de las heridas; puede provocar metahemoglobinemia Acetato de mafenida al 5% Amplio espectro antibacteriano; no cubre hongos; aplicación dolorosa sobre herida sensible; las aplicaciones abundantes se asocian con acidosis metabólica Hipoclorito sódico al 0,025% (solución de Dakin) Eficaz contra casi todos los microbios, especialmente organismos grampositivos; inhibición leve de la epitelización Ácido acético al 0,25% Eficaz contra la mayor parte de los organismos, especialmente gramnegativos; inhibición leve de la epitelización Coberturas sintéticas OpSite Proporciona una barrera húmeda; barata; reduce el dolor de la herida; su uso se ve complicado por el trasudado y el exudado, que precisan ser retirados; carece de propiedades antimicrobianas Biobrane Proporciona una barrera para la herida; se asocia a reducción del dolor; su uso se ve complicado por la acumulación de exudado, con el riesgo de infección de la herida; carece de propiedades antimicrobianas TransCyte Proporciona una barrera para la herida; reduce el dolor; acelera la cicatrización; su uso se ve complicado por la acumulación de exudado; carece de propiedades antimicrobianas Integra Proporciona un cierre completo de la lesión y deja un equivalente dérmico; tasas de prendimiento esporádicas; propiedades antimicrobianas Coberturas biológicas Xenoinjerto (piel de cerdo) Cierra por completo la lesión; aporta beneficios inmunitarios; debe retirarse o permitir que se desprenda Aloinjerto (autoinjerto, piel de cadáver) Proporciona todas las funciones normales de la piel; puede dejar un equivalente dérmico; el epitelio debe retirarse o permitir que se desprenda Descargado para Anonymous User (n/a) en Universidad Nacional Autonoma de Mexico de ClinicalKey.es por Elsevier en septiembre 21, 2017. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2017. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. http://booksmedicos.org http://booksmedicos.org III Traumatismos y cuidados críticos518 inactiva por el contacto con proteínas, de modo que hay que cambiar continuamente la solución. Lo mismo sucede con las soluciones de ácido acético, que quizás sean más eficaces contra Pseudomonas. Los líquidos de acetato de mafenida tienen las mismas características que la pomada, excepto su estado líquido. El empleo de antimicrobianos sistémicos perioperatorios también tiene cabida en la reducción de la septicemia de las quemaduras hasta que se cierra la lesión. Organismos frecuentes que deben ser tenidos en cuenta al elegir un tratamiento perioperatorio son S. aureus y Pseu- domonas, muy prevalentes en las quemaduras. Escisión de lesiones por quemaduras Los métodos para abordar las lesiones por quemaduras han cambiado en las últimas décadas y son similares para adultos y niños. La escisión tangencial precoz del tejido quemado, cada vez más intensa, y el cierre precoz de las heridas, principalmente por injertos de piel, han conducido a mejoras significativas de la tasa de mortalidad y costes sustancialmente menores en esta población específica de pacientes. Además, se ha descubierto que el cierre precoz de las lesiones se asocia con menor gravedad de cicatrices hipertróficas y contracturas y rigidez articulares, y promueve una rehabilitación más rápida. Las técnicas de escisión de las quemaduras han cambiado sustancialmente en la última década. Por lo general, la mayoría de las áreas se somete a escisión mediante bisturí manual de injertos cutáneos o dermátomo eléctrico. La escisión puntual con bisturí o electrocauterización se reserva para áreas de relevancia estética, como manos y cara. En lesiones de espesor parcial, se intenta preservar la dermis viable,
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