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Obesidad mórbida William O. Richards Í N D I C E Obesidad: magnitud del problema Fisiopatología y problemas médicos asociados Tratamientos médico y quirúrgico Mecanismo de acción de la cirugía bariátrica Evaluación y selección preoperatorias Equipamiento especial Procedimientos quirúrgicos Asistencia y seguimiento postoperatorios Resultados Complicaciones Cirugía de reoperación Controversias en cirugía bariátrica Procedimientos bariátricos experimentales Conclusión Por favor, visite ExpertConsult.com para ver los vídeos corres- pondientes a este capítulo. El tratamiento quirúrgico de la obesidad mórbida se conoce como cirugía bariátrica. Tuvo su origen en la década de los cincuenta, cuando se practicaron por primera vez operaciones malabsortivas en síndromes de hiperlipidemia grave. Con posterioridad, comenzó a realizarse en forma esporádica una derivación yeyunoileal en los sesenta y, con mayor frecuencia, en los setenta. Sin embargo, esta operación provo- caba complicaciones metabólicas inaceptables y fue abandonada por completo, mientras se desarrollaron otras operaciones eficaces de baja morbilidad. Este proceso ha señalado con claridad dos aspectos singulares del campo de la cirugía bariátrica. El primero es que esta cirugía implica la alteración de procesos metabólicos a través de cambios fundamentales del apetito, la regulación de energía, la saciedad y el metabolismo, no solo la mera pérdida de peso. El segundo es que es esencial el seguimiento a largo plazo para juzgar, en realidad, el efecto de estas operaciones sobre la salud general del paciente. Estudios a largo plazo confirman que la cirugía bariátrica induce pérdida de peso sostenida, modificación de las consecuencias metabólicas de la obesidad mórbida y una reducción sustancial de la mortalidad global por diabetes, complicaciones cardiovasculares y cáncer.1-4 El American College of Cardiology/American Heart Association Task Force on Practice Guidelines y The Obesity Society presentan y respaldan el valor acumulado de la evidencia en favor de la cirugía bariátrica, que ha determinado la actualización más reciente de las directrices sobre tratamiento de la obesidad. Las directrices para el tratamiento de la obesidad son «recomendar a los adultos con IMC ≥ 40 o IMC ≥ 35 con enfermedades concomitantes relacio- nadas con la obesidad que están motivados para bajar de peso y que no han respondido al tratamiento conductual (con farmacoterapia o sin ella) con el suficiente descenso de peso para alcanzar los objetivos diana de los criterios de valoración de salud que la cirugía bariátrica puede ser una opción apropiada para mejorar la salud, y proponer la derivación a un cirujano bariátrico experimentado para consulta y evaluación».5 OBESIDAD: MAGNITUD DEL PROBLEMA Hasta hace muy poco, la obesidad no se reconocía como una enferme- dad, lo que frustraba la posibilidad de los médicos de ser compensados por el tratamiento prestado y de tratar de manera eficaz el cuadro. La American Medical Association (AMA) reconoció oficialmente la obesidad como una enfermedad en 2013 y, en 2014, votó para aprobar la resolución de «que nuestra AMA, en concordancia con la H-440.842 Reconocimiento de la Obesidad como una Enfermedad, trabaje junto con sociedades médicas especializadas y estatales para propugnar el acceso de los pacientes a todo el continuo asistencial de las modalidades de tratamiento de la obesidad basadas en la evidencia (como conductuales, farmacéuticas, psicosociales, nutricionales e intervenciones quirúrgicas)». Obesidad mórbida se define como un peso 45 kg por encima del peso corporal ideal, el doble del peso corporal ideal o un índice de masa corporal (IMC; medido como peso en kilogramos dividido por la talla en metros al cuadrado) de 40 kg/m2. La última definición es más aceptada en el ámbito internacional y, en esencia, ha reemplazado a las anteriores para todos los objetivos prácticos y científicos. En 1991, una conferencia de consenso de los National Institutes of Health (NIH) sugirió que el término obesidad grave es más adecuado para definir a las personas de este tamaño. En el resto de este capítulo, este término se utiliza como sinónimo de obesidad mórbida. Se estima que más de un tercio de los habitantes adultos de EE. UU. son obesos, y la prevalencia de obesidad en los adolescentes es del 17%.6 En EE. UU., el porcentaje de obesidad (IMC > 30) aumentó 16 puntos porcentuales de 1980 a 2000, y la prevalencia de adultos con obesidad mórbida (IMC > 40) aumentó al 6,3% de la población estadounidense adulta en 2010. Si la tendencia actual de aumentos lineales de la prevalencia de obesidad continúa sin disminuir, el 51% de la población estadounidense será obsesa en 2030. Sin embargo, la mayoría de los estudios recientes muestran que no ha habido ningún cambio significativo de la prevalencia de obesidad en jóvenes ni adultos de EE. UU. desde 2004 hasta la encuesta más reciente de 2012, lo que sugiere un enlentecimiento de la epidemia estadounidense.6 La obesidad mórbida es la segunda causa de muerte prevenible en EE. UU., solo por detrás del tabaquismo en la lista de factores Descargado para Anonymous User (n/a) en Universidad Nacional Autonoma de Mexico de ClinicalKey.es por Elsevier en octubre 05, 2017. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2017. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. http://booksmedicos.org http://booksmedicos.org 47 Obesidad mórbida 1161 © E lse vi er . F ot oc op ia r s in a ut or iza ci ón e s u n de lit o. prevenibles responsables de mayores costes de asistencia sanitaria. Es un pensamiento aleccionador advertir que un hombre de 25 años con obesidad mórbida tiene una reducción del 22% de la expectativa de vida, o 12 años de vida perdidos, en comparación con un hombre de hábito corporal normal. Además, el coste de la atención es asombroso y puede ser hasta del 9% de los gastos médicos anuales o 147.000 millones de dólares por año. Parece haber heterogeneidad poblacional significativa entre IMC y mortalidad, que confiere una ventaja de supervivencia para la obesidad de clase 1 en individuos mayores (> 70 años), pero no en individuos más jóvenes.7 La mortalidad también aumenta de manera considerable en la obesidad de clase 2/3 (IMC > 35/40), especialmente en los individuos que tienen por lo menos un título de grado.7 Por consiguiente, parece que la edad, el sexo, la educación, la raza y el nivel de ingresos desempeñan un papel en el efecto de la obesidad y la mortalidad. FISIOPATOLOGÍA Y PROBLEMAS MÉDICOS ASOCIADOS No se conoce bien la fisiopatología de la obesidad. Continúa el debate acerca de los componentes relativos genéticos frente a ambientales de la enfermedad. Se observa una clara predisposición familiar, y es raro que un único miembro de la familia tenga obesidad grave. Cada vez hay más evidencia de que los genes desempeñan un papel fundamental en la aparición de obesidad en ciertos individuos y poblaciones. La alteración genética de deficiencia de leptina induce obesidad infantil grave en los individuos afectados, pero se puede tratar de manera exitosa con leptina. En forma más reciente, los científicos identifica- ron genes específicos que se asocian con obesidad, como el gen FTO (relacionado con masa adiposa y obesidad), que interviene en el control de la conducta alimentaria y el gasto de energía; el gen de deficiencia de MC4R (receptor de melanocortina 4), que se asocia con obesidad, mayor masa adiposa y resistencia a la insulina, y los genes del receptor β2-adrenérgico relacionados con la obesidad, que desempeñan un papel clave en la regulación de la lipólisis y la termogenia. Pese a esta sólida evidencia de que la genética tiene una partici- pación significativa en la obesidad, el rápido aumento de la obesidad desde 1980 hasta la actualidad destaca el considerable componente ambiental de los alimentos hipercalóricosde alta densidad, económicos, fácilmente asequibles, y del sedentarismo, que también contribuye al problema. Otra teoría sugiere que las bacterias del tubo digestivo, conocidas como microbioma, desempeñan un papel esencial en el metabolismo y el sistema inmunitario. La mera administración de penicilina en baja dosis (PBD) a ratones recién nacidos durante 4 semanas aumenta la obesidad cuando, más tarde, se los alimenta con una dieta hiper- grasa. La predilección por la obesidad se transfiere a otros ratones cuando las bacterias intestinales seleccionadas por PBD se transfieren a huéspedes libres de gérmenes, lo que indica que es la acción de las bacterias intestinales alteradas, no la de los antibióticos, lo que causa la obesidad.8 Es interesante postular que la actual epidemia de obesidad se relaciona con cambios del microbioma inducidos por la administración más frecuente de antibióticos a niños que residen en países desarrollados. Si bien no hay ninguna respuesta definitiva sobre la fisiopatología de la obesidad grave, es evidente que un individuo muy obeso tiene, en general, hambre persistente que no es saciada por la cantidad de comida que satisface a quienes no son obesos. Esta ausencia de saciedad o persistencia del hambre, con los correspondientes aumentos de la ingesta calórica, puede ser el factor aislado más importante del proceso. En apariencia, hay diferencias fundamentales en el control hormonal de la saciedad y el apetito normal que han generado la epidemia actual.9 Se postula que esto sucede cuando el «punto fijo» de energía del cerebro se eleva para aumentar la ingesta calórica, mediante la modulación del apetito del individuo. Se sabe que las hormonas, los péptidos y los aferentes vagales al encéfalo ejercen una influencia importante sobre la saciedad, el apetito y la ingesta calórica. También se sabe que la grelina, la única hormona digestiva orexígena conocida, se denomina también hormona del hambre y es secretada por las células P/D1 del fondo gástrico. La grelina estimula la liberación hipotalámica de diversos neuropéptidos, como el neuropéptido Y y la hormona del crecimiento, lo que genera un estado orexígeno o de mayor apetito.9 Los niveles más altos de grelina inducen mayor ingesta alimentaria, y aparecen mayores concentraciones después de dietas hipocalóricas, lo que sugiere que un posible mecanismo del fracaso de la mayoría de las dietas después de 6 meses es el aumento de la hormona del apetito grelina. La obesidad mórbida es una enfermedad metabólica asociada con numerosos problemas médicos, algunos de los cuales prácticamente se desconocen en ausencia de obesidad. El cuadro 47-1 enumera los más frecuentes. Estos problemas se deben considerar de manera cui- dadosa cuando se considera proponer al paciente una cirugía para la reducción de peso. El problema más frecuente es la combinación de artritis y artrosis, presente en por lo menos el 50% de los pacientes que solicitan cirugía por obesidad grave. La incidencia de apnea del sueño es alta. Más del 25% de los pacientes presenta asma; más del 30%, hipertensión; más del 20%, diabetes, y del 20 al 30%, reflujo gas- troesofágico. La incidencia de estas enfermedades aumenta con la edad y el tiempo de evolución de la obesidad grave. El síndrome metabólico consiste en diabetes mellitus de tipo 2 causada por resistencia a la insulina, dislipidemia e hipertensión. Los pacientes con esta constelación de problemas son obesos, y la obesidad central es la manifestación esencial primaria (circunferencia de cintura > 90 cm, en las mujeres, o > 102 cm, en los hombres). El síndrome se caracteriza por alteración de la captación hepática de insulina, hiperinsulinemia sistémica y resistencia tisular a la insulina. Los pacientes con síndrome metabólico tienen alto riesgo de muerte prematura de origen cardiovascular. El cuadro 47-1 no enumera los problemas de discriminación social asociados que enfrentan los indi- viduos con obesidad grave. Las instalaciones públicas en términos de asientos, entradas y aseos suelen imposibilitar el acceso de la persona con obesidad grave a los eventos llevados a cabo en estos contextos. En ocasiones, el viaje en transporte público es difícil o imposible. Es evidente que existe discriminación laboral para estos individuos. Por último, la combinación de baja autoestima, antecedentes frecuentes de abuso sexual o físico y estas dificultades sociales se unen para causar una incidencia muy alta de depresión en la población de obesos mórbidos. TRATAMIENTOS MÉDICO Y QUIRÚRGICO El tratamiento médico de la obesidad grave tiene éxito limitado a corto plazo y casi inexistente a largo plazo. Una vez alcanzada la obesidad mórbida, la probabilidad de que una persona pierda suficiente peso solo con medios dietéticos y se mantenga con un IMC inferior a 35 kg/m2 es del 3% o menor. La conferencia de consenso de los NIH reconoció que, en esta población de pacientes, el tratamiento médico ha fracasado, en gran medida, para manejar el problema. La revisión de estudios clínicos sobre intervenciones en el estilo de vida para prevenir la obesidad demostraron que la mayoría de ellas fueron completamente ineficaces, y las pocas que mostraron una eficacia marginal tuvieron una repercusión en extremo baja sobre el IMC.2,10 La evidencia más llamativa de eficacia procede de estudios de seguimiento a largo plazo que compararon a diabéticos con obesidad mórbida sometidos a cirugía bariátrica con los que recibieron solo tratamiento médico. El estudio Swedish Obese Subjects (SOS) es el primer estudio prospectivo controlado que aportó datos a largo plazo de los efectos de la cirugía bariátrica sobre la diabetes, los episodios cardiovasculares, el cáncer y la mortalidad global. El estudio incorporó Descargado para Anonymous User (n/a) en Universidad Nacional Autonoma de Mexico de ClinicalKey.es por Elsevier en octubre 05, 2017. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2017. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. http://booksmedicos.org http://booksmedicos.org X Abdomen1162 a 2.010 sujetos sometidos a cirugía bariátrica (derivación gástrica, 13%; banda gástrica, 19%; gastroplastia vertical con banda, 68%) y 2.037 controles comparables que recibieron tratamiento médico convencional, con un período de observación de los sujetos de 10 a 20 años. El estudio SOS pudo efectuar el seguimiento del 98,9% de los sujetos y observó que, a los 15 años después de la iniciación, los pacientes operados habían perdido el 18% de su peso corporal, mientras que el grupo control solo mostraba una pérdida de peso del 1% a los 15 años, como muestra la figura 47-1. La pérdida de peso sostenida a largo plazo y la reducción de las enfermedades concomitantes tras la cirugía bariátrica determinó una reducción del 29% de la mortalidad en los pacientes sometidos a cirugía bariátrica (razón de riesgos ins- tantáneos ajustada: 0,71; intervalo de confianza al 95%: 0,54-0,92; P = 0,01), como muestra la figura 47-2. En el estudio SOS, la causa más frecuente de muerte fue el cáncer (47 en el grupo control y 29 en FIGURA 47-1 Pérdida de peso durante un período de 15 años en el estudio Swedish Obese Sujects. (Tomado de Sjöström L, Narbro K, Sjöström CD, et al: Effects of bariatric surgery on mortality in Swedish obese subjects. N Engl J Med 357:741–752, 2007.) FIGURA 47-2 Mortalidad acumulada en el estudio Swedish Obese Subjects. (Tomado de Sjöström L, Narbro K, Sjöström CD, et al: Effects of bariatric surgery on mortality in Swedish obese subjects. N Engl J Med 357:741–752, 2007.) CUADRO 47-1 Enfermedades médicas asociadas con obesidad grave Cardiovasculares Hipertensión Infarto de miocardio, muerte súbita de origen cardíaco Miocardiopatía Enfermedad por estasis venosa Trombosis venosa profunda Hipertensión pulmonar Insuficiencia cardíaca derecha Pulmonares Apnea obstructiva del sueño Síndrome de hipoventilación dela obesidad Asma Metabólicas Síndrome metabólico (obesidad abdominal, hipertensión, dislipidemia, resistencia a la insulina) Diabetes de tipo 2 Hiperlipidemia Hipercolesterolemia Esteatohepatitis no alcohólica o esteatosis hepática no alcohólica Digestivas Enfermedad por reflujo gastroesofágico Colelitiasis Musculoesqueléticas Artrosis Discopatía lumbar Osteoartritis Hernias ventrales Genitourinarias Incontinencia urinaria de esfuerzo Nefropatía terminal (secundaria a diabetes e hipertensión) Ginecológicas Irregularidades menstruales Piel y sistema tegumentario Infecciones fúngicas Forúnculos, abscesos Oncológicas Cáncer de útero, mama, colon, riñón y próstata Neurológicas y psiquiátricas Seudotumor cerebral Depresión Baja autoestima Accidente cerebrovascular Sociales Antecedentes de maltrato físico Antecedentes de abuso sexual Discriminación laboral Discriminación social Descargado para Anonymous User (n/a) en Universidad Nacional Autonoma de Mexico de ClinicalKey.es por Elsevier en octubre 05, 2017. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2017. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. http://booksmedicos.org http://booksmedicos.org 47 Obesidad mórbida 1163 © E lse vi er . F ot oc op ia r s in a ut or iza ci ón e s u n de lit o. el grupo quirúrgico). La incidencia de infarto de miocardio se redujo de manera significativa en el grupo quirúrgico respecto del grupo control (razón de riesgos instantáneos: 0,56), y el grupo quirúrgico tuvo una menor cantidad de primeros episodios cardiovasculares (razón de riesgos instantáneos: 0,67), en comparación con el grupo control. Lo más sor- prendente fue que el estudio SOS mostró una disminución del 80% de la mortalidad anual de individuos diabéticos en el grupo de pérdida de peso quirúrgica frente a los pacientes control (mortalidad del 9% en el grupo quirúrgico frente a mortalidad del 28% en el grupo control).3,4 El estudio SOS también comunicó tasas más altas de actividad física y mejor calidad de vida en comparación con los sujetos control a los 10 años. Asimismo, cabe destacar que demandó 13 años de estudio identificar una supervivencia estadísticamente mejor en comparación con tratamiento médico en el estudio SOS, lo que señala la necesidad de seguimiento a largo plazo. Si bien el estudio SOS es nuestra mejor evidencia de los profun- dos efectos beneficiosos de la cirugía bariátrica respecto del trata- miento médico, otros excelentes estudios a largo plazo confirman los beneficios de la cirugía bariátrica. Varios estudios compararon a pacientes sometidos a banda gástrica ajustable laparoscópica (BGAL) con grupos control similares de la comunidad, y hallaron de manera uniforme pérdida de peso sostenida y ventaja de supervivencia en los pacientes sometidos a BGAL.2 Adams1 realizó un estudio de cohortes retrospectivo de 7.925 pacientes sometidos a derivación gástrica en Y de Roux (DGYR) y comparó su evolución a largo plazo con una cantidad igual de controles emparejados no sometidos a cirugía. Después de una media de seguimiento de 7,1 años, la mortalidad por cualquier causa ajustada se redujo el 40% en los pacientes sometidos a DGYR. La mortalidad por causas específicas se redujo el 60% para el cáncer, el 56% para la arteriopatía coro- naria y el 92% para la diabetes en el grupo quirúrgico.1 Después de identificar un efecto positivo de este tipo para la DGYR en el estudio retrospectivo, Adams llevó a cabo un estudio prospectivo diferente de DGYR y comparó la evolución tras la DGYR con un grupo control de pacientes obesos que solicitaron cirugía bariátrica, pero no fueron sometidos a ella (grupo control 1), y un grupo con- trol comparable de sujetos obesos que no solicitó cirugía bariátrica (grupo control 2). Después de 6 años, los pacientes sometidos a DGYR tuvieron tasas significativamente más altas de remisión de la diabetes y pérdida de peso, como muestra la tabla 47-1. Los pacientes sometidos a DGYR mostraron mejorías significativas de su estado cardiovascular y metabólico respecto de los dos grupos control, que en general presentaron empeoramiento de todos los parámetros medidos durante el período de 6 años.11 Hay múltiples estudios clínicos prospectivos, aleatorizados, que comparan la cirugía bariátrica con el tratamiento médico, y todos concluyen en que la cirugía bariátrica es un tratamiento significa- tivamente más eficaz que el tratamiento médico para la pérdida de peso, la diabetes y la resolución de las enfermedades concomitan- tes. O’Brien11 aleatorizó a adolescentes obesos a BGAL o a dieta e intervención en el estilo de vida. Los pacientes aleatorizados a BGAL perdieron 34,6 kg en comparación con el grupo de dieta, que solo perdió 3 kg al final del estudio de 2 años. En otro estudio prospectivo aleatorizado de adultos obesos, el grupo quirúrgico de BGAL logró una pérdida del peso corporal inicial del 21,6%, mien- tras que el grupo médico tuvo solo una pérdida del peso corporal inicial del 5,5%.12 Evidencia de nivel 1 acumulada a partir de estudios aleatoriza- dos controlados, presentada en la tabla 47-2, muestra que la cirugía bariátrica (DGYR laparoscópica, BGAL y gastrectomía vertical [en manga] laparoscópica [GVL]) es superior al tratamiento médico para el manejo de la diabetes de tipo 2.13-16 Schauer et al.16 aleatorizaron a 150 pacientes obesos con diabetes de tipo 2 no controlada a una de tres ramas (es decir, tratamiento médico intensivo, GVL o DGYR laparoscópica); el criterio de valoración primario fue la proporción de pacientes que presentaban una concentración de hemoglobina glucosilada (HbA1c) del 6% o más baja 1 año después de la aleato- rización. La cantidad de pacientes que lograron control glucémico fue significativamente mayor en ambos grupos quirúrgicos que en el grupo médico. Además, la pérdida de peso fue mucho mayor en los grupos de cirugía que en el grupo médico a 1 año de la aleatorización. En ambas ramas quirúrgicas, disminuyó de manera significativa el uso de medicaciones para reducir la glucosa, los lípidos y la presión arterial, mientras que este aumentó en los pacientes aleatorizados a tratamiento médico. Si bien cuatro pacientes fueron reoperados, no TABLA 47-1 Resultados del estudio clínico prospectivo de DGYR en comparación con dos grupos control sometidos a tratamiento médico INCIDENCIA (%) DGYR GRUPO DE CONTROL 1 GRUPO DE CONTROL 2 Pérdida de peso inicial –27,7 +0,2 0 Diabetes 2 17 15 Hipertensión 16 31 33 C-HDL bajo 5 32 38 C-LDL alto 4 25 30 Triglicéridos altos 3 25 28 C-HDL, colesterol de lipoproteínas de alta densidad; C-LDL, colesterol de lipoproteínas de baja densidad. Tomado de Adams TD, Davidson LE, Litwin SE, et al: Health benefits of gastric bypass surgery after 6 years. JAMA 308:1122–1131, 2012. TABLA 47-2 Estudios prospectivos aleatorizados de cirugía bariátrica en comparación con tratamiento médico en pacientes diabéticos de tipo 2 con obesidad SCHAUER15 DGYR LAPAROSCÓPICA SCHAUER15 GVL IKRAMUDDIN14 DGYR LAPAROSCÓPICA DIXON13 BGAL Hemoglobina A1c Tratamiento médico 5%* 5%* 9%* 13%† Cirugía 38%* 24%* 44%* 73%† Porcentaje de cambio de peso Tratamiento médico –4,2 –4,2 –7,9 –1,7 Cirugía –24,5 –21,1 –26,1 –20,7 Triglicéridos Tratamiento médico –21,5% –21,5% –27% –1,1% Cirugía –45,9% –31,5% –59,2% –37,7% *Hemoglobina A1c < 6%. †Hemoglobina A1c < 6,2%. Descargado para Anonymous User (n/a) en Universidad Nacional Autonoma de Mexico de ClinicalKey.es por Elsevier en octubre 05, 2017. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2017. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. http://booksmedicos.org http://booksmedicos.org X Abdomen1164 hubo muertes ni complicaciones potencialmente fatales. En la publica- ción más reciente, Schauer15 observó a estos pacientes durante 3 años y comunicó que los efectos beneficiosos de la cirugía se mantenían, como muestra la tabla 47-2. Asimismo,este estudio halló que, a los 3 años de la aleatorización, ambos grupos quirúrgicos (GVL, DGYR laparoscópica) tenían medidas de calidad de vida significativamente mejores que las del grupo de tratamiento médico. En Australia, un estudio aleatorizado que comparó BGAL con tratamiento médico intensivo demostró resultados similares. Dixon aleatorizó a 60 diabéticos con diagnóstico reciente que también eran obesos (IMC 30-40) a cada grupo y observó que la cantidad de pacien- tes que lograron remisión de la diabetes a los 2 años era significativa- mente mayor en el grupo sometido a cirugía de BGAL que en el grupo de tratamiento médico. La remisión de la diabetes se relacionó con la pérdida de peso (R2 = 0,46; P < 0,001).13 Otro estudio multicéntrico multinacional aleatorizó a 120 suje- tos con diabetes de tipo 2 (HbA1c > 8%) a DGYR laparoscópica o tratamiento médico intensivo y modificación del estilo de vida en cuatro hospitales escuela de EE. UU. y Taiwán. Ikrammuddin et al.14 observaron que 1 año después de la inducción del tratamiento, la proporción de pacientes que alcanzaron los criterios de valoración primarios (HbA1c < 7%, colesterol de lipoproteínas de baja densidad < 100 mg/dl y presión arterial sistólica < 130 mmHg) fue significa- tivamente mayor en el grupo de DGYR que en el grupo aleatorizado a tratamiento médico intensivo y modificación del estilo de vida (49 frente a 19%). En los pacientes sometidos a cirugía, disminuyó de manera significativa la cantidad de medicaciones cardiovasculares y antidiabéticas. La conclusión de los autores fue que la cirugía bariá- trica determina una pérdida de peso sostenida y sustancial, y mejorías importantes del control diabético y los lípidos en comparación con el tratamiento médico intensivo. En los tres estudios aleatorizados, los pacientes presentaron una mejoría significativa de las concentraciones de lípidos después de la BGAL,13 la GVL15,16 y la DGYR14-16 en comparación con el tratamiento médico intensivo. Estos estudios y otros han determinado el creciente papel de la cirugía. Además, declaraciones de consenso de organizaciones como la International Diabetes Federation han concluido que la cirugía bariátrica es un tratamiento seguro y eficaz para los diabéticos de tipo 2 que no han alcanzado las dianas terapéuticas recomendadas con tratamiento médico.17 Pese a este limitado éxito del tratamiento médico, en general se coincide en que se debe dar a un paciente con obesidad grave la opor- tunidad de cumplir con una intervención integral personal de alta intensidad de pérdida de peso.5 El objetivo inicial del tratamiento médico es una pérdida de peso mayor del 5% lograda durante un período de meses a un ritmo de 225 a 900 g/semana. El manteni- miento de la pérdida de peso durante 6 meses define el éxito inicial del tratamiento médico, y se recomienda pérdida de peso adicional mediante una reducción de las calorías y un aumento de la actividad física. Tradicionalmente, la cobertura del seguro para la cirugía se ha vinculado con un intento, o en algunas aseguradoras, antecedentes bien documentados de varios intentos de este tipo. Sin embargo, se carece de datos que muestren alguna eficacia de un intento de dieta prolongada para influir de manera positiva en los resultados después de la cirugía bariátrica. Hasta hace poco, el tratamiento farmacológico se ha centrado en dos medicaciones, fentermina y orlistat. La fentermina existe desde 1959 y es el fármaco más económico del mercado para perder peso. Actúa por reducción del apetito y aumento del gasto energético en reposo. El orlistat inhibe la lipasa pancreática y, por consiguiente, reduce la absorción de la grasa ingerida en la dieta hasta en el 30%. Desde 2012, dos nuevas medicaciones, la combinación fentermina-topiramato de liberación prolongada y la lorcaserina, fueron aprobadas por la Food and Drug Administration. La combinación fentermina-topiramato de liberación prolongada puede inducir una pérdida del peso corporal del 5% sostenida a los 2 años en el 80% de los pacientes. La lorcase- rina tiene bajo perfil de efectos colaterales en comparación con otras medicaciones, y se asoció con una pérdida de peso del 5,8% después de 1 año de tratamiento. Se ha observado una pérdida de peso máxima del 10% del peso corporal en individuos no seleccionados medicados con uno u otro o ambos fármacos; sin embargo, el peso se recupera dentro de los 12-18 meses una vez suspendidas las medicaciones. En el individuo con obesidad grave, estos fármacos solos no han probado ser un tratamiento eficaz. MECANISMO DE ACCIÓN DE LA CIRUGÍA BARIÁTRICA Hay múltiples teorías sobre el mecanismo de acción de la cirugía bariátrica. En gran medida, la restricción calórica que induce pérdida de peso sostenida a largo plazo es responsable de gran parte de la mejoría del metabolismo de la glucosa, la dislipidemia, la hiperten- sión y otros efectos metabólicos asociados con la cirugía bariátrica. Nuestro conocimiento de cirugía bariátrica se puede clasificar en operaciones restrictivas (BGAL y GVL) y malabsortivas (DGYR, derivación biliopancreática [DBP] y cruce duodenal [CD]), que ejercen profundos efectos sobre los péptidos y las hormonas gas- trointestinales, y el eje endocrino enteroencefálico. El mecanismo de acción de las operaciones restrictivas, como la GVL, y, en particular, la BGAL, es mediado por la disminución del apetito y la inducción precoz de saciedad a través del centro de saciedad encefálico por aferencias vagales desencadenadas por el aumento de los receptores de distensión del estómago proximal.2,18 La BGAL requiere ajuste del diámetro de la banda para inducir saciedad y pérdida de peso; de lo contrario, los pacientes no obtendrán beneficios del procedimiento. En gran medida, la GVL afecta la pérdida de peso por inducción de saciedad desencadenada por los mismos receptores de distensión del estómago tubular. La DGYR se conoce como un procedimiento malabsortivo muy eficaz para la pérdida de peso sostenida a largo plazo, que causa de inmediato profundos cambios del metabolismo de la glucosa después de la cirugía y antes de la pérdida de peso significativa. La pequeña bolsa gástrica y la saciedad precoz inducida por las fibras de dis- tensión gástrica y la retroalimentación vagal del centro de saciedad desempeñan algún papel en la pérdida de peso tras la DGYR, pero se considera que otros mecanismos tienen una participación mucho más importante en la eficacia de la DGYR para inducir pérdida de peso. La interacción encéfalo-tubo digestivo, conocida como eje endocrino enteroencefálico, se ha reconocido como el control fisio- lógico central de la ingesta, el apetito, la homeostasis energética y el metabolismo. La compleja interacción entre los centros de saciedad/ metabolismo del encéfalo y el tubo digestivo a través de nervios y hormonas es la que controla la fisiología de la ingesta. La secreción de grelina, la única hormona digestiva orexígena conocida, crea un estado orexígeno o de mayor apetito. Por el contrario, cuando las concentraciones de grelina caen después de las comidas, la persona tiene una sensación de saciedad. La mayoría de los estudios sugieren que los pacientes sometidos a DGYR y GVL presentan supresión postoperatoria de las concentraciones de grelina, que se vincula con la disminución del menor apetito y la ingesta calórica después de la cirugía. Mientras que esto explicaría la pérdida de apetito de los pacientes y el éxito persistente de la dieta, hay otros estudios que sugieren ausencia de cambio o aumento de las concentraciones de grelina después de la DGYR.9 Pese a estos estudios contradictorios, es evidente que la DGYR induce una profunda modificación del apetito y reduce la ingesta calórica, en gran medida, por los cambios del eje endocrino enteroencefálico. Se sabe que la DGYR provoca cambios en el péptido similar al glucagón 1 (GLP-1), el péptido YY, el polipéptido inhibidor gástrico, elneuropéptido Y, la leptina y el glucagón, para nombrar solo algunas de las hormonas gastrointes- tinales. La disminución de la ingesta calórica y la intensa pérdida Descargado para Anonymous User (n/a) en Universidad Nacional Autonoma de Mexico de ClinicalKey.es por Elsevier en octubre 05, 2017. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2017. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. http://booksmedicos.org http://booksmedicos.org 47 Obesidad mórbida 1165 © E lse vi er . F ot oc op ia r s in a ut or iza ci ón e s u n de lit o. de peso resultante, en particular de masa adiposa, determinan una duplicación de la sensibilidad a la insulina del músculo y una cua- druplicación de la sensibilidad hepática a la insulina 1 año después de la DGYR, que se han atribuido, en gran medida, a la restricción calórica y la pérdida de peso.19 En tanto que la pérdida de peso después de la cirugía bariátrica tiene beneficios metabólicos sustanciales, la DGYR ejerce un efecto sobre la función de las células β que es independiente de la pérdida de peso. Cohen20 comunicó remisión de la diabetes en el 88% de 66 pacientes con IMC de 30 a 35 tras una mediana de seguimiento de 5 años. Demostró que la pérdida de peso después de la cirugía no se correlacio- naba con mejoría del control glucémico, mientras que la respuesta del péptido C a la glucosa aumentaba de manera sustancial, lo que sugirió que, en gran medida, era la mejoría de la función de las células β lo que mejoraba el control glucémico tras la DGYR en el individuo de peso más bajo. Otro estudio experimental en sujetos humanos mostró que la DGYR altera el manejo de nutrientes y determina mayor disposición de glucosa y aminoácidos que la restricción calórica en sujetos control comparables, lo que sugiere que algunos efectos beneficiosos sobre el metabolismo de la glucosa son independientes de la pérdida de peso y directamente atribuibles a la DGYR.21 Hay varios mecanismos que pueden explicar los efectos inde- pendientes del peso sobre el metabolismo de la glucosa. La mejor explicación es la teoría de la estimulación de incretinas mediante la derivación duodenal. Las incretinas son una familia de péptidos inte- grales para la síntesis y la regulación de insulina, que se producen, en su mayor parte, en el intestino delgado y grueso, y que son secretados en respuesta a diversos nutrientes. La derivación duodenal a través de la DGYR aumenta el contacto de nutrientes con células secretoras de incretinas del intestino delgado y grueso, lo que estimula la hiperplasia de las vellosidades y también aumenta la secreción de GLP-1, con la consiguiente mejoría del metabolismo de la glucosa.9,22,23 La mejoría de la función de las células β y el control glucémico con la DGYR también se podría deber a la modificación de las concentraciones de ácidos biliares.24 Asimismo, las modificaciones del microbioma intestinal inducidas por la derivación del duodeno desempeñan un papel significativo en los cambios metabólicos persistentes tras la cirugía bariátrica, porque se sabe que las diferencias del microbioma intestinal pueden inducir alteraciones fundamentales de la absorción de nutrientes y, por consi- guiente, conferir aumentos duraderos de la pérdida de peso e ingesta calórica.8 Se observó que el número de bacterias metanógenas oxidantes de H2 era mayor en los sujetos obesos que en los sujetos de peso normal o los pacientes pos-DGYR, lo que sugiere que hay una gran cambio de la población bacteriana después de la DGYR que modifica la ingesta alimentaria, la digestión y el metabolismo.25 Se necesitan más inves- tigaciones sobre este interesante tema. La obesidad grave también se relaciona con la aparición de sín- drome metabólico, un trastorno del almacenamiento y la utilización de energía. Desde el punto de vista experimental, múltiples estudios implican a la acumulación de células inflamatorias en el tejido adi- poso (macrófagos, linfocitos T, linfocitos B y neutrófilos), que sirven como impulsoras de la resistencia a la insulina y la inflamación sis- témica. Esto es particularmente válido en el tejido adiposo visceral (TAV), que se ha identificado como un factor de riesgo importante de la aparición de resistencia a la insulina en modelos animales, en los que la resección del TAV mejora la sensibilidad a la insulina. La hipótesis de que la resección de la grasa epiploica mejoraría la sensibilidad a la insulina en sujetos humanos fue investigada en un estudio aleatorizado de cirugía de derivación gástrica, con epi- plectomía o sin ella, que no demostró ningún beneficio agregado en caso de resección del TAV.19 El estudio también mostró que los marcadores de inflamación, como péptido C reactivo, que están elevados antes de la DGYR, disminuyen de manera notoria después de la DGYR, lo que vuelve a demostrar que la acentuada pérdida de masa adiposa ejerce beneficios sustanciales sobre el metabolismo y la inflamación sistémica. EVALUACIÓN Y SELECCIÓN PREOPERATORIAS Elegibilidad La selección de pacientes para cirugía bariátrica se basa en las direc- trices de los NIH y la AHA/ACC/TOS aceptadas en la actualidad.5 Los pacientes deben tener un IMC mayor de 40 kg/m2 sin enfermedades médicas concomitantes asociadas o un IMC mayor de 35 kg/m2 con un problema médico concomitante asociado. Asimismo, en ellos debe haber fracasado la terapia dietética y conductual. También se deben aplicar varios criterios como directrices para las indicaciones quirúr- gicas, como estabilidad psiquiátrica, actitud motivada, y capacidad de comprender el carácter de la operación y los cambios resultantes de la conducta alimentaria y el estilo de vida. El cuadro 47-2 presenta los criterios de elegibilidad para cirugía bariátrica. La imposibilidad de cumplir con estos criterios es una contraindicación de la cirugía bariátrica. Un criterio no enumerado en el cuadro 47-2 que, lamentablemente, suele ser un problema significativo para un paciente con obesidad grave es la cobertura de la operación por el seguro. La Affordable Care Act (ACA) obliga a que los pacientes cubiertos por planes de salud ACA Marketplace reciban detección sistemática y asesoramiento sobre obesidad sin que se les cobre copago o coseguro, aun si el paciente no ha alcanzado la franquicia anual. Cabe destacar que la ACA no obliga a cubrir la cirugía bariátrica, y la mayor parte de la cobertura de seguro Marketplace federal no lo hace, pese a que los redactores de la ACA quisieron evitar el sesgo contra enfermedades preexistentes y la abrumadora evidencia de que la cirugía bariátrica es la única modalidad eficaz de tratamiento a largo plazo en esta población. Entretanto, las sociedades médicas reconocen la necesidad de derivar a los pacientes con obesidad grave a cirujanos bariátricos.5,17 Los Centers for Medicare and Medicaid Services (CMS), el organis- mo federal que establece las directrices de Medicare, establecieron criterios para la cobertura de cirugía bariátrica en 2006. La reglamentación exigía que solo cirujanos de hospitales que son designados Centers of Excellence (COE) practicaran cirugía bariátrica. Los requisitos exclusivos para los beneficiarios de Medicare se debían, en parte, a la preocupación de los encargados de implementar políticas de que la morbimortalidad asociada con cirugía bariátrica fuera alta y que el crecimiento explosivo de la cantidad de hospitales y cirujanos que realizarían las operaciones no estuviera emparejado con la supervisión del hospital de estos procedimientos y las complicaciones resultantes. Flum et al.26 evaluaron la seguridad de la cirugía bariátrica después de la determinación de cobertura nacional (NCD) y observaron una disminución sustancial de la mortalidad (del 15% antes de la NCD al 0,7% después de la NCD), que fue explicada, en gran medida, por un cambio del tipo de procedimiento a operaciones de menor riesgo (p. ej., BGAL) y por un cambiode pacientes de alto riesgo a pacientes de riesgo más bajo. Su conclusión fue que la mayor parte del descenso de la mortalidad no se debió a la NCD. Tras la imposición del mandato de los CMS, DeMaria27 detectó una mortalidad operatoria del 0,09% para los participantes de los CUADRO 47-2 Indicaciones de cirugía bariátrica Los pacientes deben cumplir los siguientes criterios para que se considere cirugía bariátrica: • IMC > 40 kg/m2 o IMC > 35 kg/m2 con una enfermedad médica concomi- tante agravada por la obesidad • Fracaso de la dietoterapia • Estabilidad psiquiátrica sin dependencia de alcohol ni consumo de drogas ilícitas • Conocimiento acerca de la operación y sus secuelas • Individuo motivado • Problemas médicos que no impiden la probabilidad de sobrevivir a la cirugía Descargado para Anonymous User (n/a) en Universidad Nacional Autonoma de Mexico de ClinicalKey.es por Elsevier en octubre 05, 2017. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2017. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. http://booksmedicos.org http://booksmedicos.org X Abdomen1166 COE y sugirió que la imposición de los COE había sido por lo menos en parte responsable de la disminución de la morbimortalidad opera- toria. Pese a todo, los CMS eliminaron los requisitos de certificación de las instituciones y el cirujano para practicar cirugía bariátrica en septiembre de 2013, basándose, en parte, en los mejores resultados de la cirugía bariátrica desde la reglamentación de 2006. Después de que los CMS presentaran las reglas de abstenerse del requisito de practicar la cirugía en un COE certificado, Morton et al.28 publicaron un artículo en el que evaluaron 117.478 altas de pacientes bariátricos de 66 hospitales no acreditados y 79 acreditados, y observaron que la incidencia de complicaciones y la mortalidad eran significativamente más altas en los centros no acreditados. Asimismo, observaron que la acreditación del hospital se asociaba con resultados más seguros, hospitalización más corta y costes totales más bajos después de la cirugía bariátrica.28 La acreditación, la mejoría de la comunicación y los programas de calidad estructurados han sido importantes en la mejoría de la calidad asistencial. Recientemente, la American Society for Metabo- lic and Bariatric Surgery (ASMBS) ha publicado recomendaciones sobre credencialización de cirujanos bariátricos por los hospitales, que incluyen la necesidad de participación activa dentro de un programa estructurado de cirugía bariátrica y un programa de mejoría de la calidad.29 Si bien la coordinación de la asistencia en todo el hospital, la comunicación y los equipos multidisciplinares deben funcionar bien para lograr los mejores resultados en cirugía bariátrica, un estudio reciente mostró que la pericia técnica de cada cirujano guardaba una alta correlación con una cantidad significativamente menor de complicaciones, reingresos, reoperaciones y visitas al departamento de urgencias.30 En resumen, estos estudios muestran que el cirujano no solo debe lograr competencia técnica, sino que también debe comprometer a todo el equipo quirúrgico y hospitalario para lograr excelentes resultados. Las contraindicaciones médicas de la cirugía bariátrica son relativas, y todos los pacientes con enfermedades concomitantes tienen mayor riesgo. El cirujano debe garantizar que todos los pacientes conozcan bien estos riesgos antes de la cirugía bariátrica, en especial los de alto riesgo. Lo ideal es incluir en estas charlas a varios miembros de la familia. Hay ciertos individuos que presentan disfunción orgánica terminal del corazón, los pulmones o ambos. Es improbable que estos pacientes tengan un beneficio de longevidad y mejor salud. La cirugía está contraindicada en pacientes que no pueden deam- bular porque su nivel de debilidad impide la recuperación durante la fase de pérdida de peso rápida después de la cirugía. El síndrome de Prader-Willi es otra contraindicación absoluta, porque ningún tratamiento quirúrgico afecta la necesidad constante de comer de estos pacientes. La Food and Drug Administration de EE. UU. amplió el uso de LAP-BAND para incluir a pacientes con IMC de 30 a 34 kg/m2 que tengan una enfermedad relacionada con su obesidad. Otras contrain- dicaciones de la BGAL son cirrosis; hipertensión portal; trastornos autoinmunitarios del tejido conectivo; enfermedades inflamatorias crónicas, como enfermedad inflamatoria intestinal, y necesidad de administración crónica de esteroides. Los pacientes que pesan más de 227 kg presentan mayor riesgo de mortalidad y tienen más complicaciones. Muchas opciones para prue- bas diagnósticas, como tomografía computarizada (TC), son superadas por este límite de peso. Con este peso, hay dificultades extraordinarias con las mesas de operaciones, el equipo de movilización y elevación, los manguitos de presión arterial, las botas de los dispositivos de com- presión secuencial (DCS) y cualquier clase de procedimiento invasivo en la cabecera del paciente, como la colocación de catéteres venosos centrales. Mi práctica ha consistido en pedir a los pacientes que pesan más de 227 kg que pierdan peso hasta alcanzar ese nivel mediante métodos no quirúrgicos. La edad es una contraindicación controvertida de la cirugía bariátri- ca. En adolescentes, la mayoría de los cirujanos pediátricos y bariátricos recomiendan practicar la operación después del mayor crecimiento puberal (etapa media a tardía de la adolescencia), lo que posibilita mayor madurez por parte del paciente. La Teen-Longitudinal Assess- ment of Bariatric Surgery (Teen-LABS) demostró que los adoles- centes (< 19 años) con obesidad grave tenían múltiples enfermedades concomitantes y podían ser sometidos a alguna de las tres operaciones practicadas con frecuencia (DGYR laparoscópica, GVL y BGAL) sin mortalidad y con un perfil favorable de complicaciones a corto plazo.31 Se necesitará cada vez más experiencia para determinar qué operación es la más eficaz en este grupo etario. Aunque en mi práctica se suelen fijar los 65 años de edad como un valor de corte aproximado para practicar derivación gástrica y 70 años para la BGAL, se ha evaluado de manera individual a los pacientes mayores de 65 años. Estas evaluaciones se centran en la edad fisiológica relativa y la longevidad potencial del paciente, más que en la edad cronológica. La duración y el grado de obesidad son los factores más importantes al evaluar al paciente mayor. Por lo general, la duración y la gravedad de la obesidad, y la cantidad de problemas médicos concomitantes existentes disminuyen la posibilidad de que estos individuos se beneficien con la cirugía. Evaluación y preparación preoperatorias bariátricas generales La valoración preoperatoria de un paciente quirúrgico bariátrico com- prende dos áreas distintas. Una es una valoración preoperatoria especí- fica del candidato a cirugía bariátrica y la evaluación de enfermedades comórbidas. La segunda es una valoración y preparación preoperatoria general como para cualquier cirugía mayor abdominal, que se analiza en el capítulo 10. Se necesita un enfoque de equipo para la atención óptima de un paciente con obesidad mórbida según se muestra en el cuadro 47-3, y el cuadro 47-4 resume los pasos y los estudios que se realizan de manera sistemática para la evaluación preoperatoria de los pacientes bariátricos en las clínicas del autor. La educación preoperatoria apropiada del paciente es esencial, y la asistencia a las sesiones educacionales es obligatoria. Una vez finalizados los estudios preoperatorios, se realiza una sesión de asesoramiento final con el cirujano y una sesión de educación con el educador de enfermería y el nutricionista. Los datos avalan el uso de antibióticos preoperatorios y de profi- laxis de la trombosis venosa profunda (TVP). Antes de la operación, se administra una cefalosporina de primera generación, en una dosis apropiadapara el peso, y se continúa con antibióticos durante menos de 24 h. Los pacientes de cirugía bariátrica tienen un riesgo de moderado a alto de tromboembolia venosa (TEV) y deben recibir profilaxis mecánica, como deambulación temprana y utilización de DCS. La mayoría de los pacientes presentan riesgo de TEV de moderado a alto, y los datos preponderantes sugieren que se indique quimioprofilaxis y medidas mecánicas sobre la base de la evaluación individual del juicio clínico y el riesgo de hemorragia. La Michigan CUADRO 47-3 Equipo multidisciplinar bariátrico Cirujano Cirujano asistente Nutricionista Anestesiólogo Enfermera de quirófano Técnico o enfermero de quirófano instrumentista Coordinador o educador de la atención en enfermería Secretario o administrador Psiquiatra o psicólogo Médico de atención primaria Especialistas médicos para enfermedades cardíacas, pulmonares, digestivas, endocrinas, musculoesqueléticas y neurológicas según esté indicado Descargado para Anonymous User (n/a) en Universidad Nacional Autonoma de Mexico de ClinicalKey.es por Elsevier en octubre 05, 2017. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2017. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. http://booksmedicos.org http://booksmedicos.org 47 Obesidad mórbida 1167 © E lse vi er . F ot oc op ia r s in a ut or iza ci ón e s u n de lit o. Bariatric Surgery Collaborative (MBSC) observó que el uso preo- peratorio y postoperatorio de heparina de bajo peso molecular se asociaba con tasas significativamente más bajas de TEV que la de los pacientes tratados con heparina no fraccionada.32 Se administra heparina de bajo peso molecular dos veces al día durante un curso de 2 semanas completas a los pacientes de alto riesgo (p. ej., los que tienen antecedentes de TVP, úlceras por estasis venosa, diagnós- tico o firme presunción de hipertensión pulmonar, síndrome de hipoventilación de la obesidad o necesidad de reoperación durante la hospitalización inicial). Los datos no son claros respecto del uso de filtros profilácticos en la vena cava, y la ASMBS recomienda emplearlos solo en combinación con profilaxis química y mecánica en individuos con riesgo extremadamente alto, en quienes los ries- gos de TEV son mayores que las complicaciones relacionadas con el filtro. Evaluación de enfermedades comórbidas específicas La evaluación cardiovascular de un paciente bariátrico debe incluir antecedentes de dolor torácico reciente y valoración funcional de la actividad en relación con la función cardíaca. Los pacientes con antecedentes de dolor torácico reciente o un cambio de la tolerancia al ejercicio deben ser sometidos a una valoración cardiológica formal, incluida una prueba de esfuerzo según esté indicado. Casi nunca recurrimos a monitorización central invasiva con un catéter Swan- Ganz, porque la hipertensión venosa central y pulmonar está presente de rutina y no se debe interpretar como sobrecarga de volumen. En ocasiones, resulta útil la ecocardiografía transesofágica en pacientes con miocardiopatía. La evaluación pulmonar incluye una investigación de apnea obs- tructiva del sueño, porque una cantidad significativa de pacientes sometidos a cirugía bariátrica tendrán apnea del sueño no diagnos- ticada.33 Los antecedentes de quedarse dormido al conducir o en el trabajo, o de sentirse cansado tras una noche de sueño, unidos a antecedentes de ronquidos o, incluso, de apnea presenciada sugieren con firmeza el trastorno. Los pacientes con antecedentes sugestivos de apnea del sueño clínicamente significativa deben ser sometidos a un estudio de sueño preoperatorio. Si se observa que el paciente presenta el cuadro, la utilización de un aparato de presión positiva continua o de dos niveles en la vía respiratoria durante el sueño en el postoperatorio puede eliminar los períodos estresantes de hipoxia que, de lo contrario, sobrevendrían. Estos episodios hipóxicos, si bien se toleran en circuns- tancias normales, son más peligrosos en el período postoperatorio inmediato, debido al mayor efecto de los analgésicos narcóticos y los desplazamientos de líquidos postoperatorios que afectan la estabilidad hemodinámica. El asma reactiva es otro problema frecuente de los obesos graves, que es poco reconocido. Requiere menos preparación preoperatoria en términos de estudios que la apnea del sueño y es menos peligrosa. El síndrome de hipoventilación de la obesidad (síndrome de Pick- wick) es un diagnóstico que se debe sospechar en el superobeso (IMC > 60) y por el aspecto clínico del paciente. Los individuos con este diagnóstico tienen facies pletórica, pueden aparecer cianóticos desde el punto de vista clínico y muestran una evidente dificultad en los esfuerzos respiratorios normales basales o ante un esfuerzo leve. El análisis de gases en la sangre arterial revela una Paco2 más alta que la Pao2 y un hematocrito elevado. Se observa un gran aumento de la presión en la arteria pulmonar. Estos pacientes tienen un aumento significativo de la morbimortalidad cardiopulmonar y necesitan una considerable pérdida de peso preoperatoria y la optimización de su fisiología cardiopulmonar antes del procedimiento quirúrgico. Se puede necesitar asistencia respiratoria prolongada, y el manejo de la volemia se basa en el estado basal del paciente. Como en pacientes con enfermedad renal concomitante se observa mayor incidencia de hipertensión o diabetes, el valor de creatinina sérica es una excelente prueba de detección sistemática preoperatoria de función renal basal. Los trastornos musculoesqueléticos, en especial la artritis y la artro- sis, son el grupo más frecuente de enfermedades comórbidas halladas en pacientes con obesidad grave. Más de la mitad de los pacientes tienen alguna forma de estos trastornos, a menudo en grado avanzado. No son infrecuentes la deambulación limitada, el reemplazo articular, la lumbalgia intensa y otras secuelas. Antes de la cirugía, es importante que los pacientes comprendan que cualquier daño estructural pree- xistente no puede ser revertido por la pérdida de peso. Por fortuna, la pérdida de peso considerable suele aliviar o incluso revertir la dis- capacidad o el dolor crónico por estas enfermedades. La pérdida de peso significativa después de la cirugía bariátrica tornará más eficaces y seguros los reemplazos de rodilla y cadera ulteriores. En pacientes con obesidad grave son frecuentes los problemas meta- bólicos, en particular hiperlipidemia, hipercolesterolemia y diabetes mellitus de tipo 2. Todos son detectados con facilidad mediante pruebas en sangre simples. Del 20 al 30% de los pacientes con obesidad grave sometidos a cirugía bariátrica tienen diabetes de tipo 2 clínicamente significativa. La diabetes debe ser controlada antes de la operación para reducir la incidencia de morbilidad perioperatoria. Se debe examinar la piel para detectar micosis y alteraciones por estasis venosa, que se asocian con una incidencia mucho mayor de TVP postoperatoria. Puede haber hernias umbilicales o ventrales. Mi práctica ha consistido en posponer la reparación de la hernia ventral y la even- tración hasta que haya pérdida de peso considerable. La reparación de las hernias en el momento de la abdominoplastia permite que el cirujano bariátrico complete la reconstrucción física de la pared abdominal y coloque malla protésica para reforzarla, algo que a menudo no es posible realizar durante el procedimiento bariátrico inicial. La colelitiasis es la más prevalente de varias enfermedades digestivas y, si hay cálculos biliares, la mayoría de los cirujanos coinciden en CUADRO 47-4 Evaluación preoperatoria y asistencia postoperatoria Antes de la visita clínica Dieta documentada, supervisada médicamente Asesoramiento y derivación del médico de atención primaria Lectura de un folleto escrito completo o asistencia a un seminario respecto de procedimientos quirúrgicos, resultados esperados y posiblescomplicaciones Visita clínica inicial Presentación grupal de la información del folleto Presentación grupal sobre cuestiones nutricionales preoperatorias y postope- ratorias por el nutricionista Valoración individual por el equipo del cirujano Sesión individual de asesoramiento con el cirujano Sesión individual de asesoramiento con el nutricionista Pruebas de detección sistemática en sangre Acontecimientos y evaluaciones ulteriores Valoración y evaluación psicológicas completas según esté indicado Evaluaciones por médicos especialistas según esté indicado Aprobación del seguro para la cobertura del procedimiento Investigación con endoscopia flexible alta según esté indicado Investigación ecográfica de la vesícula biliar (si está presente) Gasometría arterial según esté indicado Visitas clínicas posteriores Sesión de asesoramiento con el cirujano (incluida selección de la fecha de la cirugía) Sesión de educación con el educador de enfermería Evaluación preoperatoria por el anestesiólogo Trámites finales por el centro de preingresos Descargado para Anonymous User (n/a) en Universidad Nacional Autonoma de Mexico de ClinicalKey.es por Elsevier en octubre 05, 2017. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2017. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. http://booksmedicos.org http://booksmedicos.org X Abdomen1168 que se debe practicar colecistectomía simultáneamente con la cirugía bariátrica. La incidencia de formación de cálculos biliares o barro biliar después de la derivación gástrica es de alrededor del 30%. En pacien- tes sometidos a operaciones malabsortivas, la formación de cálculos biliares es tan frecuente que la colecistectomía profiláctica es una parte convencional de estos procedimientos. En cambio, en las operaciones restrictivas, se recomienda detección ecográfica, sobre todo en pacientes sometidos a DGYR, porque la colangiopancreatografía retrógrada endoscópica no es posible. El ácido ursodesoxicólico, 300 mg dos veces al día durante 6 meses de postoperatorio, reduce la incidencia de litiasis biliar al 3% en los pacientes que cumplen este plan de tratamiento. Nuestras recomendaciones actuales en pacientes sometidos a cirugía bariátrica laparoscópica son colecistectomía simultánea si hay litiasis biliar y tratamiento con ursodiol durante 6 meses después de la cirugía si la vesícula biliar es normal. La enfermedad por reflujo gastroesofágico (ERGE) es frecuente en pacientes con obesidad grave, debido a la mayor presión abdominal y el acortamiento del esfínter esofágico inferior. Está indicada la endos- copia alta preoperatoria en todos los pacientes con ERGE para detectar esófago de Barrett y hernias hiatales, y para evaluar la parte inferior del estómago en pacientes sometidos a DGYR. Un paciente con esteatohepatitis no alcohólica (EHNA) plantea un problema potencial. El tamaño del lóbulo izquierdo del hígado a menudo impide que el cirujano complete la operación por vía laparos- cópica. Los pacientes con diagnóstico de hígado graso aumentado de tamaño se pueden beneficiar con la restricción calórica, en especial restricción de hidratos de carbono, durante un período de 5 a 10 días antes de la operación. La cirugía bariátrica es beneficiosa en la EHNA; la pérdida de peso mejora el pronóstico. La EHNA no es una con- traindicación de la cirugía bariátrica si no hay cirrosis ni hipertensión portal o descompensación hepatocelular. Se debe practicar biopsia de hígado en el momento de la cirugía bariátrica en cualquier paciente cuyo hígado aparezca como anormal. EQUIPAMIENTO ESPECIAL Clínica La clínica para evaluar a pacientes bariátricos se debe construir teniendo en cuenta las necesidades del paciente. El área de espera debe contener bancos con respaldo cómodos, no sillas de tamaño estándar. Las entradas deben ser extraanchas para que pasen las sillas de ruedas. Esto también es válido para los baños, que deben estar equipados con inodoros en el piso, no montados en la pared. Se necesita una balanza que pueda pesar hasta 363 kg. Las balanzas que utilizan impedancia para medir la masa adiposa son útiles en la evaluación y el tratamiento continuo de los pacientes bariátricos. Se controla el porcentaje de masa adiposa perdido después de la cirugía usando balanzas de impedancia para garantizar que los pacientes estén perdiendo principalmente masa adiposa y recibiendo suficientes pro- teínas para mantener la masa muscular. Se requieren batas de tamaño grande, camillas de examen anchas y lo bastante estables para pacientes obesos, y manguitos de presión arterial anchos. Es preciso contar con una habitación grande con asientos adecuados para la sesión de educación del grupo de pacientes. Quirófano El quirófano debe contener una mesa de operaciones de mecanismo hidráulico que pueda tolerar hasta 363 kg. Se necesitan accesorios laterales para ensanchar la mesa. El almohadillado de espuma, las medias extragrandes de los DCS, las tiras almohadilladas anchas y seguras para el abdomen y las piernas, y un apoyapiés son esenciales para fijar de manera segura al paciente y colocarlo en una posición de Trendelenburg inversa acentuada durante la cirugía. Se necesita equipo videotelescópico como el utilizado en cualquier procedimiento abdominal laparoscópico. Son esenciales dos monitores, uno cerca de cada hombro, e insufladores de alto flujo que permitan mantener el neumoperitoneo. Para las operaciones laparoscópicas se precisa un telescopio de 45°, grapadoras extralargas, grapadoras atraumáticas, trocares extralargos y bisturí ultrasónico u otro instrumento de fuente de energía. Asimis- mo, es esencial un dispositivo separador fijo asegurado a la mesa de operaciones para pinzar y mantener el separador hepático. Esto puede plantear uno de los desafíos técnicos más difíciles en pacientes con un hígado grande y grueso. En ocasiones, pueden ser necesarios dos separadores para un hígado grande. PROCEDIMIENTOS QUIRÚRGICOS Se prefieren las operaciones bariátricas laparoscópicas primarias a los procedimientos de cirugía abierta, debido a las abrumadoras ventajas del abordaje laparoscópico, como menor mortalidad, infec- ciones de la herida, complicaciones pulmonares, complicaciones tromboembólicas y tasas de eventración, y menor hospitalización.33 El cuadro 47-5 enumera los principales procedimientos que se describirán. Gastroplastia vertical con banda (anillada) Este procedimiento se ha abandonado en favor de otras operaciones, debido a la escasa pérdida de peso a largo plazo, la alta tasa de estenosis tardía del tracto de salida gástrico y una tendencia de los pacientes a adoptar una dieta líquida hipercalórica, lo que lleva a la recuperación del peso. Banda gástrica ajustable laparoscópica El procedimiento de BGAL se puede llevar a cabo con cualquiera de los múltiples tipos de bandas ajustables. Las dos bandas aprobadas por la Food and Drug Administration de EE. UU. son LAP-BAND y la banda Realize. Las técnicas de colocación de las bandas son similares; solo los mecanismos de bloqueo, la forma y configuración de la banda, y los esquemas de ajuste varían algo para los diferentes tipos de bandas. Su ventaja respecto de otros procedimientos bariátricos es la ajus- tabilidad individualizada y una morbimortalidad operatoria inicial mucho más baja. La figura 47-3 muestra la colocación de los trocares para la BGAL. El cirujano se para a la derecha del paciente; el asistente y el operador de la cámara están a la izquierda del paciente. La mayoría de los cirujanos colocan al paciente en posición supina, pero algunos prefieren que las piernas del paciente estén separadas de manera que el cirujano se pueda ubicar entre estas. Se secciona el peritoneo en el ángulo de His para crear una abertura peritoneal entre el ángulo de His y la parte superior del bazo (fig. 47-4A). Para esta parte de la operación, se coloca el telescopio a través del cuadrante superior izquierdo para maximizarla visualización de la región del ángulo de His. CUADRO 47-5 Operaciones bariátricas: mecanismo de acción Restrictivo Gastroplastia vertical con banda (solo propósitos históricos) Banda gástrica ajustable laparoscópica (BGAL) Gastrectomía vertical laparoscópica (GVL) En gran medida restrictivo, moderadamente malabsortivo Derivación gástrica en Y de Roux (DGYR) En gran medida malabsortivo, levemente restrictivo Derivación biliopancreática (DBP) Cruce duodenal (CD) Descargado para Anonymous User (n/a) en Universidad Nacional Autonoma de Mexico de ClinicalKey.es por Elsevier en octubre 05, 2017. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2017. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. http://booksmedicos.org http://booksmedicos.org 47 Obesidad mórbida 1169 © E lse vi er . F ot oc op ia r s in a ut or iza ci ón e s u n de lit o. La técnica de la pars flaccida se ha convertido en el abordaje de elección para colocar la banda ajustable; comienza con la sección del ligamento gastrohepático en su zona delgada inmediatamente por encima del lóbulo caudado del hígado. Se respeta la rama anterior del nervio vago, y se preserva cualquier arteria hepática izquierda aberrante. Se identifica la base del pilar derecho del diafragma. Hay que tener cuidado de identificar con claridad el pilar, porque en ocasiones la vena cava puede transcurrir cerca del lóbulo caudado. El cirujano sigue con suavidad la superficie del pilar derecho por detrás y por abajo del esófago mientras se dirige al ángulo de His (fig. 47-4B). Se aplica una técnica de separación y empuje suave para crear un túnel avascular a lo largo de este plano. Una vez que se observa el extremo del instrumento de tunelización cerca de la parte superior del bazo, se empuja con suavidad a través de cualquier capa peritoneal restante para completar el túnel (fig. 47-4C). La banda ajustable ya se ha introducido en la cavidad peritoneal a través del trocar grande de 15 mm ubicado en el cuadrante superior derecho antes de la disección de la pars flaccida. Se sujeta el extremo angosto de la banda propiamente dicha con el instrumento de tunelización y se lo arrastra a través del túnel del lado mayor al lado menor del estómago (fig. 47-5). Después, se enhebra este extremo a través del mecanismo de bloqueo de la banda. Una vez que la banda se ha bloqueado en el lugar, se ajusta la hebilla para que descanse sobre la curvatura menor del estómago (fig. 47-6). Una pinza de agarre de 5 mm introducida entre la banda y el estómago garantiza que la banda no esté demasiado apretada. Se pliega la pared gástrica anterior sobre la banda con tres o cuatro suturas a puntos separados irreabsorbibles (fig. 47-7). Debe haber solo el estómago suficiente por encima de la altura de la banda para incorporar este tejido en la sutura. La sutura se lleva lo más lejos que sea posible en dirección posterolateral, porque esta región ha sido la zona más frecuente de herniación del fondo a través de la banda. Por consiguiente, lo ideal es asegurar la banda 1 cm por debajo de la unión esofagogástrica con esta técnica. Se tracciona la tubuladura de Silastic unida a la banda a través del trocar de 15 mm ubicado en la región paramediana del cuadrante superior derecho para completar la parte laparoscópica de la opera- ción. Se agranda la incisión en el sitio del trocar para revelar la fascia del recto anterior, que se expone alrededor de 2 a 4 cm por fuera del defecto fascial existente para el trocar, y se conecta el puerto de acceso a la tubuladura de insuflación. Se colocan en la fascia cuatro suturas introducidas a través de los cuatro orificios del puerto de acceso, tras lo cual se anuda el puerto a la fascia (fig. 47-8). La tubuladura redundante se reubica en la cavidad abdominal, con cuidado de evitar acodamientos. Derivación gástrica en Y de Roux La primera derivación gástrica descrita por Mason e Ito en 1969 incorporaba un asa de yeyuno anastomosada a una bolsa gástrica proximal. Esta operación probó ser inaceptable debido al reflujo biliar, y la DGYR, que elimina el reflujo biliar, se ha convertido en una de las operaciones bariátricas realizadas con mayor frecuencia en EE. UU. Aquí se describe una técnica que incorpora muchas de estas modi- ficaciones. Sin duda existen numerosas variaciones de esta técnica, y muchas, si no la mayoría, darán excelentes resultados. En el cua- dro 47-6 se enumeran los principios esenciales de la operación. La región subcostal izquierda, cerca de la línea medioclavicular, es una localización ideal para el primer trocar. Se coloca un trocar con separador o un trocar óptico que dilata un trayecto bajo visión directa. Se colocan los siguientes trocares bajo visión laparoscópica para lograr la configuración mostrada en la figura 47-9. Una vez movilizado el epiplón, se identifica el ligamento de Treitz. Se elige un lugar alrededor de 30 a 40 cm distal al liga- mento para la sección del yeyuno con una grapadora endoscópica (fig. 47-10). Después, se secciona más el mesenterio con grapas o un bisturí armónico. En nuestras prácticas, la longitud de la rama de Roux depende del peso del paciente. En los pacientes con IMC de 40-50, será adecuada una rama de Roux de 80 a 120 cm, mientras que se crea un asa de Roux de alrededor de 150 cm en pacientes con IMC superior a 50. Se deja que el yeyuno proximal se sitúe del lado derecho del paciente, se eleva el asa de Roux en dirección cefálica y se la enrolla en la curva del mesenterio del colon transverso (fig. 47-11). Esta técnica permite alinear el yeyuno proximal directamente a lo largo del punto designado del asa de Roux para la anastomosis distal. Se introduce la grapadora a través del puerto de la mano derecha del cirujano, porque los segmentos intestinales son fáciles de alinear para facilitar la colocación de la grapadora en las enterotomías creadas en cada segmento de intestino en el lugar deseado de la anastomosis (fig. 47-12). Otro disparo de la grapadora, esta vez desde el lado izquierdo del paciente, crea una gran anastomosis laterolateral. Una FIGURA 47-3 Localización de los trocares para la colocación de banda gástrica ajustable. Descargado para Anonymous User (n/a) en Universidad Nacional Autonoma de Mexico de ClinicalKey.es por Elsevier en octubre 05, 2017. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2017. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. http://booksmedicos.org http://booksmedicos.org X Abdomen1170 vez creada la anastomosis, se cierra el defecto de la grapadora con otro disparo de esta. Ahora, se coloca el separador del lóbulo izquierdo del hígado, y se coloca al paciente en posición de Trendelenburg inversa. La exposición del ángulo de His permite la sección del peritoneo entre la parte superior del bazo y la unión esofagogástrica con el bisturí ultrasónico. Se ingresa en la transcavidad de los epiplones a través del ligamento gastrohepático, de 3 a 4 cm por debajo de la unión esofagogástrica. En este momento, se dispara la carga azul de la grapadora lineal para crear un reservorio gástrico proximal de 10 a 15 ml con base en la parte superior de la curvatura menor del es- tómago (fig. 47-13). Una vez creado el reservorio gástrico, se puede pasar el asa de Roux hacia el reservorio gástrico proximal a través de una vía retrocólica o antecólica. Se prefiere el abordaje antecólico, antegástrico, para prevenir el riesgo de una hernia interna a través del mesocolon transverso o una hernia formada por el mesocolon transverso y el mesenterio del asa de Roux en el abordaje retrocólico. FIGURA 47-5 Tracción de LAP-BAND a través del túnel. FIGURA 47-6 Bloqueo de LAP-BAND. FIGURA 47-4 A. Sección del peritoneo en el ángulo de His. B. Técnica de la pars flaccida, en la que se secciona la almohadilla adiposa en la base del pilar derecho. C. Túnel posterior al estómago finalizado. Descargadopara Anonymous User (n/a) en Universidad Nacional Autonoma de Mexico de ClinicalKey.es por Elsevier en octubre 05, 2017. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2017. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. http://booksmedicos.org http://booksmedicos.org 47 Obesidad mórbida 1171 © E lse vi er . F ot oc op ia r s in a ut or iza ci ón e s u n de lit o. La gastroyeyunostomía se puede realizar con una grapadora circular (fig. 47-14) o una técnica de sutura manual. Se irriga toda la anas- tomosis con solución salina, y un miembro del equipo quirúrgico utiliza el endoscopio para controlar la oclusión del asa de Roux con una pinza intestinal atraumática de 10 mm. Esta técnica permite detectar y cerrar incluso las filtraciones de aire más pequeñas. Algunos estudios han mostrado que el empleo de esta técnica puede reducir de manera sustancial la incidencia de filtraciones postoperatorias a muy bajos niveles. El cierre del defecto mesentérico de la yeyunoye- yunostomía con una sutura en bolsa de tabaco de polipropileno 2-0, combinado con el abordaje antecólico del asa de Roux, ha eliminado prácticamente una hernia interna ulterior (fig. 47-15). Derivación biliopancreática La DBP, como la mayoría de las operaciones bariátricas que se habían practicado a través de un abordaje abierto, se puede llevar a cabo a través de un abordaje laparoscópico. La DBP induce pérdida de peso fundamentalmente por malabsorción, pero también tiene, de hecho, un componente restrictivo. La figura 47-16 muestra la configuración anatómica de la DBP. Se reconstruye el tubo digestivo para permitir que solo un canal corto, denominado común, de los 50 cm distales del íleon terminal absorba grasas y proteínas. El tubo digestivo más allá de la parte proximal del estómago se reordena para incluir solo los 200 cm distales del íleon, incluido el conducto común. El extremo proximal de este íleon se anas- tomosa al extremo proximal del estómago después de practicar una hemigastrectomía distal. El íleon proximal hasta el extremo que se anastomosa al estómago se anastomosa, a su vez, al íleon terminal a una distancia de 50-100 cm de la válvula ileocecal, lo que depende de la preferencia del cirujano y del tamaño del paciente. Cruce duodenal La figura 47-17 muestra la configuración del CD. Esta modificación se creó para ayudar a reducir la alta incidencia de úlceras marginales después de la DBP. El mecanismo de la pérdida de peso es similar al de la DBP. La apendicectomía es seguida de la medición del íleon terminal. Curiosamente, en el procedimiento de CD, el conducto común es de 100 cm, y todo el tubo digestivo es de 250 cm. Sin embargo, la principal diferencia entre el CD y la DBP es la gastrectomía y la anatomía proximal. En lugar de una hemigastrectomía distal, se prac- tica una gastrectomía vertical de la curvatura mayor del estómago. Este procedimiento se realiza como la parte inicial de la operación, FIGURA 47-7 Imbricación de la cara anterior del estómago sobre LAP-BAND. FIGURA 47-8 Introducción de la tubuladura de insuflación a través de la pared abdominal suficientemente lejos del puerto para evitar el acodamiento agudo de la tubuladura. CUADRO 47-6 Componentes esenciales de la derivación gástrica en Y de Roux Pequeño reservorio gástrico proximal (15-20 ml) Reservorio gástrico construido a partir del cardias del estómago para prevenir la dilatación y minimizar la producción de ácido Reservorio gástrico seccionado de la parte distal del estómago Asa de la Y de Roux de no menos de 75 cm de longitud Enteroenterostomía creada para evitar la estenosis o la obstrucción Cierre de todos los espacios potenciales para hernias internas con suturas no reabsorbibles Descargado para Anonymous User (n/a) en Universidad Nacional Autonoma de Mexico de ClinicalKey.es por Elsevier en octubre 05, 2017. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2017. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. http://booksmedicos.org http://booksmedicos.org X Abdomen1172 porque, si el paciente presenta cualquier inestabilidad intraoperatoria, la operación se puede suspender después de la gastrectomía vertical. Se ha utilizado un CD en dos tiempos en pacientes que tienen un alto IMC y alto riesgo quirúrgico. Por lo general, la gastrectomía vertical sola induce suficiente pérdida de peso para facilitar desde el punto de vista técnico el segundo tiempo de la operación. Este abordaje reduce la tasa de mortalidad, pese a la necesidad de ser sometido a dos procedimientos quirúrgicos. El primer paso de un CD laparoscópico consiste en practicar una gastrectomía vertical con una técnica de grapado que se inicia en la parte media del antro, y se crea una línea de grapas paralela a la curvatura menor de estómago con un dilatador de Maloney de 40 a 60 Fr colocado a lo largo de la curvatura menor para prevenir la estenosis. La línea de grapas se crea con múltiples disparos de la grapadora hasta alcanzar el ángulo de His. El objetivo es producir una manga gástrica de curvatura menor con un volumen de 150 a 200 ml. Después de la gastrectomía vertical, se secciona el duodeno con la grapadora alrededor de 2 cm más allá del píloro. Las conexiones distales se practican igual que en la DBP. La anastomosis distal se crea en el punto de 100 cm proximal a la válvula ileocecal. La anastomosis proximal se crea entre el extremo proximal de los 250 cm del íleon terminal y la primera porción del duodeno. La duodenoileostomía es una anastomosis terminolateral antecólica. Esta anastomosis es una de las partes más críticas de la operación y se puede realizar con una grapadora circular o con una técnica de sutura manual. Si se utiliza la grapadora EEA, el yunque se introduce directamente a través de la línea de grapas del muñón duodenal por una gastrostomía guiado por sutura o a través de un abordaje oral con una sonda nasogástrica. Gastrectomía vertical laparoscópica En la actualidad, la GVL se reconoce como un procedimiento primario, al que se le se asignó un código de la Current Procedural Terminology en 2010. En 2012 hubo un aumento precipitado de la cantidad de procedimientos de GVL (del 0,9 al 36,3% del número total de proce- dimientos bariátricos) practicados en centros de salud académicos de FIGURA 47-10 Colocación de la grapadora para seccionar el yeyuno a fin de crear el asa de la Y de Roux. FIGURA 47-9 Configuración de los trocares para la derivación gástrica en Y de Roux laparoscópica y para la gastrectomía vertical laparoscópica. Descargado para Anonymous User (n/a) en Universidad Nacional Autonoma de Mexico de ClinicalKey.es por Elsevier en octubre 05, 2017. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2017. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. http://booksmedicos.org http://booksmedicos.org 47 Obesidad mórbida 1173 © E lse vi er . F ot oc op ia r s in a ut or iza ci ón e s u n de lit o. EE. UU. de 2008 a 2012.34 Las ventajas de la GVL son la simplicidad técnica del procedimiento, la conservación del píloro (que evita el dumping), la reducción metabólica de las concentraciones de grelina,9 la falta de necesidad de ajustes seriados (como en la BGAL), la reducción de las hernias internas (observadas después de la DGYR laparoscópica), la reducción de la malabsorción (observada en la DGYR laparoscópica) y la posibilidad de modificar más adelante la manga gástrica a una DGYR laparoscópica o a una configuración de CD en un segundo tiempo de la operación. La colocación de los trocares es idéntica a la DGYR laparoscópica (v. fig. 47-9). Como procedimiento primario, el cirujano esqueletiza toda la curvatura mayor, pero deja intacto el tejido a 3 cm del píloro y hasta el ángulo de His, y expone el pilar izquierdo del diafragma. Después, con el uso de una bujía de 32 a 40 Fr, se secciona el estómago desde el
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