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Historia del estudio de los estereotipos en Psicología social

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Historia del estudio de los estereotipos en Psicología social
Walter Lippman
Walter Lippman, un periodista nacido en Nueva York en 1889, escribió 
en 1922 el libro Opinión Pública. En este libro presentó una concepción 
de los estereotipos como imágenes mentales que median entre noso-
tros y la realidad, influyen en cómo percibimos las cosas y “nos hablan 
del mundo antes de verlo” (p. 81). Pero sus aportaciones no se limitan 
a la definición. También argumentaba que tienen funciones cognitivas 
y motivacionales. 
En cuanto a su función cognitiva, nos hacen la vida más cómoda por-
que simplifican nuestra realidad, facilitan la interacción, y posibilitan 
la convivencia. 
Pero también cumplen una función motivacional, ya que son útiles 
para que ciertos grupos mantengan su poder, dominancia o estatus.
Huici (1999) recoge la alusión que Lippman hace a Aristóteles cuando en La política el 
filósofo recomienda a los griegos que deben tener una visión de los esclavos que garantice 
el mantenimiento de la esclavitud.
La segunda gran contribución vendría de la mano de Katz y Braly en 1933, con su famoso 
estudio realizado en la Universidad de Princenton. Su principal aportación será la de propor-
cionar una metodología para medir los estereotipos (véase el Cuadro 8.3).
Cuadro : La aportación de Katz y Braly (1933) a la medida de los estereotipos.
La primera medida de estereotipos reconocida en la historia fue la de Katz y Braly (1933). Consistía en 
mostrar a un grupo de participantes una lista de 84 adjetivos para que seleccionaran cinco de ellos que, a 
su juicio, estaban asociados a diez grupos étnicos diferentes. Los autores consideraban que “el contenido 
del estereotipo” estaba compuesto “por los adjetivos más utilizados para cada uno de dichos grupos”. 
A pesar de que esta medida tiene mas de 70 años de historia, su utilización sigue siendo muy popular 
(para una revisión, véase Dovidio, Brigham, Johnson y Gaertner, 1996). Sin embargo, parece ser que en 
los últimos años la gente ha vuelto más reacia a participar en investigaciones sobre estereotipia, o se ha 
mostrado menos dispuesta a reconocer sus estereotipos. Esto se ha hecho especialmente saliente cuando 
los sujetos relacionan estas investigaciones con medidas de prejuicio (véase Molero en este manual).
La tercera aportación fue la realizada por Gordon Allport, quien vinculó los estereotipos
directamente con el prejuicio (tanto en el Handbook of Social Psychology de 1935, como en La 
naturaleza del prejuicio, de 1954). Para Allport, que exista un estereotipo negativo sobre un
grupo al que se rechaza no es una explicación del rechazo, sino una manera de justificarlo.
De acuerdo con Allport, la categorización sirve para agrupar la información que nos resulta
útil para guiar nuestra adaptación al mundo. Asimismo, permite identificar rápidamente los
objetos que están relacionados y la propia categoría impregna toda la información incluida en
ella con un mismo sabor emocional e ideacional.
Una cuarta contribución es la de Adorno, Frenkel-Brunswick, Levinson y Sanford sobre la 
Teoría de la personalidad autoritaria (1950) que propone un grupo de rasgos de personalidad.
Consiste en idealizar a los padres y desplazar los impulsos agresivos hacia otros grupos dife-
rentes al nuestro (exogrupos). Según Adorno y cols. (1950), los estereotipos estarían asociados
a procesos de pensamiento que se producen en este tipo de personalidad intolerante 
y autori-taria, y que crean y mantienen categorías rígidas. Autoritarismo y prejuicio son dos 
rasgos que aparecen asociados invariablemente.
La quinta contribución se debe a Campbell (1967). Señalamos a continuación sus 
aporta-ciones más relevantes:
• Los estereotipos estarían formados por factores externos (como la apariencia física), e
internos (como las motivaciones, hábitos, etc.).
• No sólo se refieren a las características del grupo descrito, sino también del que lo describe.
• Cuanto mayor sean las diferencias entre el grupo que estereotipa y el estereotipado, mayor
será la probabilidad de que esas características formen parte del estereotipo.
• Cuanto más contacto exista entre los grupos, mayor será la posibilidad de que parte del
estereotipo esté basado en características reales.
• El contexto de comparación de la relación intergrupal es importante en la elección de las
características que forman parte del estereotipo.
• Los estereotipos pueden incurrir en errores, como asumir que los exogrupos realmente
son como el endogrupo cree que son, o la interpretación oportunista de pensar que son
las características negativas las que producen el rechazo hacia el otro grupo, cuando en
realidad es por otros motivos.
Y la última contribución en el repaso de Huici, pero especialmente importante ya que
fue probablemente el primer paso del predominio de la orientación cognitiva en el estudio 
de los estereotipos, es la de Tajfel (1969). Tajfel partió de un análisis del prejuicio asociado a 
la categorización (que ordena y simplifica la realidad), la asimilación (la tendencia a aplicar 
las categorías “bueno” o “malo” a determinados grupos) y la búsqueda de coherencia (expli-
caciones que buscan las personas a los cambios que se producen). A partir de este momento, 
la influencia de la categorización en el estudio de los estereotipos será fundamental, porque 
al agrupar a las personas en categorías, se percibe que todas las que pertenecen a un grupo 
comparten las características asignadas a ese grupo y se reduce la posibilidad de que existan 
diferencias individuales. Es decir, el estereotipo se convierte en una herramienta útil para sim-
plificar la realidad y organizar la información sobre los grupos con los que interaccionamos.
 Estereotipos, prejuicio y discriminación
Una forma complementaria de saber qué son los estereotipos es diferenciarlos de otros con-
ceptos similares, y con los que se suele confundir: el prejuicio y la discriminación. Cada vez 
es mas difícil encontrar un manual de Psicología social que dedique un capítulo entero a los 
estereotipos. Esto se debe a que la estereotipia está relacionada con tantos procesos que resulta 
complejo aislarlo sin solaparse con el resto de capítulos de un manual. Además, los estereoti-
pos suelen incluirse en un bloque en el que también se describen prejuicio y discriminación. 
A pesar de que el presente manual dispone de dos capítulos centrados en el prejuicio (véase 
Molero), consideramos necesario realizar algunas puntualizaciones.
La forma más habitual de concebir la relación entre estereotipos, prejuicio y discriminación 
es adoptar la concepción tripartita clásica de las actitudes, según la cual constan de tres compo-
nentes: cognitivo, afectivo y conductual (Fiske, 1998; Huici, 1999). En el caso de una actitud de-
terminada, el conjunto de creencias sobre las características que se asignan al grupo sería la parte 
cognitiva o estereotipo, el afecto y/o la evaluación sería el prejuicio, y el comportamiento sería la
discriminación. Ésta es la concepción que se adopta en este capítulo. En cuanto a la relación 
empírica entre ellos, el prejuicio es mejor predictor de la discriminación que los estereotipos 
(Dovidio y cols., 1996, véase la Figura 8.2, ver también Molero en el presente manual).
Figura : Relación entre estereotipos, prejuicio y discriminación. El número entre paréntesis (n) 
indica el número de estudios analizados para establecer cada correlación.
 Orientaciones teóricas en el estudio de los estereotipos
El criterio para organizarlas se ha establecido habitualmente en función de que su nivel de 
análisis sea sociocultural o individual. En el presente capítulo seguiremos a Stroebe e Insko 
(1989), que distinguen entre orientación sociocultural, y dos niveles individuales: las teorías de 
la personalidad y la orientación cognitiva.
Orientación sociocultural
Esta perspectiva considera que los estereotipos son compartidos por los miembros de una
misma cultura. Es como decir que existen “en la mentede la sociedad” (Stangor y Schaller,
1996, p. 10). Esto implica que hay una serie de variables sociales que influyen en la creación,
mantenimiento, utilización, y cambio de los estereotipos, como el lenguaje que utilizamos,
los medios de comunicación, o los roles sociales, entre otros. Las teorías que se apoyan en esta
orientación son la Teoría del conflicto realista, y la Teoría de la identidad social. También se ha
ofrecido una explicación desde la perspectiva del aprendizaje social (Huici, 1999).
La explicación más obvia a por qué se producen los estereotipos es por un conflicto de
intereses. La Teoría del conflicto realista (Sherif, 1966; Sherif, Harvey, White, Hodd y Sherif,
1961, Sherif y Sherif, 1953) trata de explicar los estereotipos, el prejuicio, el racismo y los con-
flictos intergrupales. Sherif y sus colaboradores defienden que los conflictos intergrupales
se deben a una incompatibilidad de metas y recursos, y esto hace que se deteriore la imagen
del grupo con el que se debe competir. Cuando se produce una situación de competición
intergrupal, aumenta la cohesión con los miembros del propio grupo, se establecen lazos de
atracción interpersonal entre ellos, surge el prejuicio y, como consecuencia, se discrimina al
exogrupo. Según esta teoría, las amenazas a cualquiera de las ventajas del endogrupo produ-
cen reacciones intergrupales negativas. Sea cual sea el tipo de amenaza (económica, material,
etc.), se refiere a amenazas reales. Esto se ha mostrado con niños, como es el caso del estudio 
de los Sherif, pero también con adolescentes (Rabbie y Horowitz, 1969) y adultos (Blake y 
Mouton, 1961, 1962), y en situaciones de laboratorio.
En segundo lugar, desde la Teoría de la Identidad Social o TIS, no es necesario que se pro-
duzca un conflicto para que se evalúe de manera diferente al grupo al que pertenecemos y a los 
grupos a los que no. Según Tajfel (1969, 1972), el contenido de los estereotipos sirve para acentuar 
las diferencias entre los grupos, y para mostrar las similaridades dentro del propio grupo. Esto 
es fácilmente comprensible desde la TIS, ya que afirma que los miembros de un grupo están 
motivados para aumentar o mantener una autoestima colectiva, y lo consiguen gracias a un 
proceso de favoritismo endogrupal (Tajfel y Turner, 1979). De hecho, una de las principales 
aseveraciones de la TIS es la tendencia a tener una imagen más positiva del endogrupo y a 
discriminar al exogrupo (véase Brown, 2000, para una revisión).
Además, esta perspectiva explica por qué las personas que pertenecen a un mismo grupo 
mantienen un estereotipo similar sobre los miembros de otros grupos. Según Haslam, Turner, 
Oakes, Reynolds y Doosje (2002) las personas desarrollan los estereotipos para estructurar 
el mundo al que se enfrentan, y para crear o mantener una estructura social que les interese. 
Haslam y cols. (2002) organizan la aportación de la TIS a la investigación sobre los estereotipos 
en tres fases. En una primera fase, Tajfel (1969, 1981) consideraba que estos servían para tres 
funciones sociales:
• Para explicar los eventos sociales a gran escala, como la guerra y la paz, las persecuciones
o la tolerancia, las desventajas o los privilegios.
• Para justificar las actividades de los grupos que las personas relacionan con dichos eventos
(atacar a un enemigo, crear un programa de ayudas, etc.).
• Para contribuir a un proceso de diferenciación intergrupal positiva donde los estereotipos
sirven para representarse al endogrupo como diferente y mejor que los exogrupos.
En la segunda fase, se preocupó de responder a qué lleva a las personas a verse a sí mismas
como un grupo y a adscribir propiedades comunes a su grupo. Son investigaciones que se rea-
lizaron entre los años ochenta y noventa del siglo pasado. Esta segunda fase está más cercana
a la Teoría de la autocategorización (Oakes, Turner y Haslam, 1991; Turner, Hogg, Oakes, Rei-
cher, y Wetherell, 1987). Según esta teoría, el contenido del estereotipo es sensible al contexto
de comparación social, e incrementa las diferencias entre endogrupo y exogrupo. Además,
cómo las personas se ven a sí mismos y cómo ven a los demás dependería de las características
de cada momento. Por ejemplo, la imagen que los norteamericanos, españoles y británicos
teníamos de los musulmanes después de los respectivos atentados cambió totalmente respecto
a la imagen anterior a dichos acontecimientos.
En la tercera fase, se conectan los análisis de la Cognición social con los de la identidad
social, pasando al estudio de la acción colectiva. Uno de los objetivos de esta fase ha sido
desarrollar un análisis teórico de los procesos que llevan a los miembros de los grupos a
adoptar un consenso en los estereotipos del propio grupo y de otros. Según Turner (1991),
cuando los factores contextuales llevan a las personas a definirse a sí mismas en términos de
la pertenencia a un grupo en particular, dicha autocategorización no sólo proporciona una
perspectiva similar entre los miembros del mismo grupo sobre el mundo, sino que además
sirve como base para organizar la información. Las personas esperarían estar de acuerdo con
los miembros de su propio grupo sobre diversas cuestiones. De esta manera, los estereotipos
tienen un sentido colectivo.
Haslam y cols. (2002) sintetizan la perspectiva de la TIS y de la autocategorización sobre
los estereotipos.
Alex Haslam. Universidad de Exeter
Lo hacen a través de lo que denominan cuatro lecciones.
Las lecciones propuestas por Haslam y cols. se presentan en el Cuadro.
Cuadro: Una concepción de los estereotipos desde la TIS y la Teoría de la autocategorización.
• Son logros colectivos. Se forman a través de un proceso de negociación. El consenso en la formación
de los estereotipos es contingente entre los individuos que comparten una identidad social y que
interactúan en función de dicha identidad.
• Son trabajo en progreso. Son sensibles al contexto y son flexibles, no son algo totalmente fijo.
• Están incrustados en un sistema de relaciones intergrupales dinámicas. Cambian especialmente como
consecuencia de las relaciones intergrupales que se producen a lo largo del tiempo.
• Ayudan a mantener y a luchar por una estructura social de poder. El poder es conseguido habitual-
mente de manera directa gracias a acciones colectivas directas. Sin embargo, para mantenerlo, puede
hacerse de manera directa e indirecta. Los estereotipos servirían para esta segunda forma de mantener
el poder. En definitiva, son un sistema de justificación de la realidad.
Y para finalizar, según la Teoría del aprendizaje social, el aprendizaje de las conductas 
se crea y modifica por la interacción social de las personas con su medio ambiente. Según 
esta teoría, los estereotipos serían el reflejo de la percepción de diferencias reales y se pueden 
aprender de los demás. Además, no es necesario que “nos los enseñen”, sino que podemos 
aprenderlos y/o nos pueden influir de manera implícita. Por eso, los niños tienen normal-
mente las mismas actitudes raciales que sus padres y amigos (Epstein y Komorita, 1966). Los 
estereotipos también se pueden aprender por los medios de comunicación, libros, periódicos, 
televisión, radio, películas, etc. Por ejemplo, en el mes de noviembre de 2006, se llegó a llevar 
a los tribunales a un grupo musical en España porque sus letras ensalzaban (según los jueces) 
el terrorismo vasco. Tal es la importancia de esta influencia, que en ocasiones se han llegado a 
tomar decisiones institucionales importantes, como se muestra en el Cuadro 8.5.
Cuadro : La importancia de los estereotipos.
Según noticia aparecida en diversos diarios de la prensa española el 5 de octubre de 2006, La Asamblea 
Parlamentaria del Consejo de Europa llamó a los Gobiernos de sus respectivos países a evitar “toda 
presentación estereotipada de los inmigrantes”. En concreto, hacen hincapié para pedir a los diversos 
medios de prensa que eviten la utilización de los estereotipos. 
Además, solicitaque se adopten códigos deontológicos que rechacen el antisemitismo, el anticristianismo, 
la islamofobia, la fobia contra los gitanos y otras formas de intolerancia. Alguna de las estrategias que 
se deben adoptar es evitar especificar la nacionalidad de los inmigrantes en las noticias, ya que esto 
fomentaría la xenofobia. En el propio Parlamento surgió el debate del importante efecto de las caricaturas 
de Mahoma y las desafortunadas declaraciones del Papa Benedicto XVI sobre el mundo musulmán.

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