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Tendencias hacia la regionalización mundial en el ámbito del siglo xxi: América, África, Asia, Europa, Eurasia y Medio Oriente UNIVERSIDAD POPULAR AUTÓNOMA DEL ESTADO DE PUEBLA José Alfredo Miranda López, Rector Herberto Rodríguez Regordosa, Vicerrector de Investigación y Posgrado Eugenio Urrutia Albisua, Director de Investigación José María Bedolla Cordero, Director Académico de Posgrados de Ciencias Sociales, Ingenierías y Negocios 21 Sur 1103, Barrio de Santiago, C.P. 72410, Puebla, Puebla. México BENEMÉRITA UNIVERSIDAD AUTÓNOMA DE PUEBLA Enrique Agüera Ibáñez, Rector José Ramón Eguíbar Cuenca, Secretario General María Lilia Cedillo Ramírez, Vicerrectora de Extensión y Difusión de la Cultura Carlos Contreras Cruz, Director de Fomento Editorial 2 Norte 1404, Centro Histórico, C.P. 72000, Puebla, México Corrector de Estilo: Jesús Bonilla Diseño editorial: Miguel Ángel Carretero Domínguez TENDENCIAS HACIA LA REGIONALIZACIÓN MUNDIAL EN EL ÁMBITO DEL SIGLO XXI: AMÉRICA, ÁFRICA, ASIA, EUROPA, EURASIA Y MEDIO ORIENTE Pedro Manuel Rodríguez Suárez, coordinador DERECHOS RESERVADOS CONFORME A LA LEY. Prohibida la reproducción parcial o total por cualquier medio. Se autorizan breves citas en artículos y comentarios bibliográficos, periodísticos, y televisivos, dando al autor y a la editorial los créditos correspondientes. ISBN: 000-000-000-000-0 ISBN: 000-000-000-000-0 IMPRESO Y HECHO EN MÉXICO Pedro Manuel Rodríguez Suárez Coordinador Tendencias hacia la regionalización mundial en el ámbito del siglo xxi: América, África, Asia, Europa, Eurasia y Medio Oriente Cada capítulo de este libro fue dictaminado y arbitrado por pares ciegos. Asimismo, la obra es un producto de la programación 2012-2013 del Cuerpo Académico “Política Exterior y Cooperación Internacional”, de la Facultad de Derecho y Ciencias Sociales de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla, México. Índice Presentación 9 Pedro Manuel Rodríguez Suárez PRIMERA PARTE Marco teórico y regionalización mundial durante los siglos XX y XXI 29 Capítulo 1 Fundamentos teóricos de las integraciones regionales 31 Pedro Manuel Rodríguez Suárez Capítulo 2 El fenómeno de la regionalización mundial durante los siglos XX y XXI 57 Pedro Manuel Rodríguez Suárez Juan Pablo Prado Lallande SEGUNDA PARTE Regionalismo y cooperación regional en América: América del Norte 77 Capítulo 3 Institutionalizing nafta: Of Overloads, Opportunity Costs, & Obsolescence 79 Imitiaz Hussain Capítulo 4 Movilidades transfronterizas, problemáticas trasnacionales y cooperación regional en América del Norte 107 Adriana Sletza Ortega Ramírez Capítulo 5 Ciencia, tecnología e innovación después del tlcan: contrastes de la cooperación público-privada en biotecnología 133 Claudia Ocman Azueta TERCERA PARTE Regionalismo y cooperación regional en América: América Latina y el Caribe 159 Capítulo 6 La inversión extranjera directa en el merCosur durante la crisis económica y financiera internacional 2008-2010 161 Paulino Ernesto Arrellanes Jiménez Felipe Ramírez Peña Capítulo 7 Regionalismo en Sudamérica, de la Can a la unasur 181 Alejandro Vega-Muñoz Claudia Martínez-Villanueva Sonia Ruiz-Sosa Matilde Montenegro-Aguilera Carlos Vega-Muñoz Capítulo 8 La alba y la nueva geopolítica de la República Bolivariana de Venezuela 211 Katarzyna Krzywicka Capítulo 9 Cooperación Sur-Sur como promotora de la integración latinoamericana 241 Juan Pablo Prado Lallande Pedro Manuel Rodríguez Suárez CUARTA PARTE Regionalismo y cooperación regional en Europa Occidental 267 Capítulo 10 Unión Europea: un proceso único de integración regional 269 Enriqueta Serrano Caballero Capítulo 11 Los Fondos Estructurales de la Unión Europea: un análisis de la cooperación regional en Europa Occidental (2007-2013) 305 Giuseppe Lo Brutto Beatriz Pico González Capítulo 12 De regreso a Europa: los países de Europa Central y su adhesión en la Unión Europea 331 Alicja Fijalkowska QUINTA PARTE Regionalismo y cooperación regional en Europa Oriental y Eurasia 361 Capítulo 13 Russia and the Commonwealth of Independent States 363 Maciej Raś SEXTA PARTE Regionalismo y cooperación regional en África 385 Capítulo 14 La experiencia de la integración regional en África Subsahariana: los casos de la saCu y la sadC 387 Myrna Rodríguez Añuez Luis Ochoa Bilbao Capítulo 15 Regionalismo y problemas de la cooperación interregional en África 407 Román López Villicaña Luis Fernando Galindo Martínez Capítulo 16 Unión del Magreb Árabe: ¿ante la integración o la fragmentación? 445 Zidane Ziraouie SÉPTIMA PARTE Regionalismo y cooperación regional en Medio Oriente 477 Capítulo 17 Fragilidad en los procesos de integración regional en el Magreb y Oriente Medio 479 Paloma González del Miño OCTAVA PARTE Regionalismo y cooperación regional en Asia 513 Capítulo 18 El regionalismo asiático y sus actores 514 María Elena Romero Consideraciones finales 537 Pedro Manuel Rodríguez Suárez Acerca de los autores 549 9 Presentación En las décadas de los ochenta y noventa del siglo xx convergieron una serie de factores que impactaron directamente en las agendas económicas, políticas y de seguridad de los estados, entre los que resaltan: la tercera ola de las transiciones hacia la democracia, el fin de la Guerra Fría, el acelerado proceso de globalización, el desenlace del Imperium Sovie- tricum, el reconocimiento de los estados en torno a las nuevas amenazas a su seguridad de carácter trasnacional y multidimensional, así como el ascenso de los regionalismos. La disolución del conflicto Este-Oeste transformó radicalmente las relaciones inter- nacionales como nunca antes en la historia de la humanidad. En este orden de ideas, han surgido nuevos marcos teóricos que intentan comprender y definir el nuevo orden hexapolar de post Guerra Fría y la integración de los países, fenómeno que algunos es- tudiosos de las relaciones internacionales denominan “integración” o “regionalización”. En este sentido, ha sido necesario replantear el rol de la cooperación internacional e interregional, la importancia de los países emergentes y la colaboración entre los esta- dos que comparten una determinada área geográfica con la finalidad de incrementar su competitividad, y en aras de mitigar los problemas transfronterizos. En suma, pobreza, inmigración indocumentada, deterioro medioambiental, crimen organizado, corrupción trasnacional, así como el tráfico de armamentos. Sin duda alguna, el regionalismo juega hoy en día un papel sine qua non en las relaciones internacionales. Este fenómeno no es nada nuevo y tiene una fuerte tradición, cuyos orígenes provienen desde antes de la historia del capitalismo. Cabe resaltar que después de la Guerra Fría las integraciones regionales han proliferado por todo el mundo, en gran medida debido al fin del orden internacional que estableció la Conferencia de Yaltay la 10 Tendencias hacia la regionalización mundial en el ámbito del siglo xxi: Conferencia de Postdam de 1945 que fragmentó al mundo en dos partes, así como por los procesos de democratización y reformas estructurales que tuvieron efecto en un gran número de países de África, América, Asia, Europa y Medio Oriente. Otras variables no menos importantes han tenido también un peso significativo en el contexto de las integraciones regionales, tales como los nuevos dilemas de seguridad post Guerra Fría, la nueva interdependencia económica y política, así como los enormes retos que enfrentan los estados inherentes a la globalización mundial. Por otro lado, la reciente propagación de los regionalismos demuestra la convicción em- pírica que tienen los estados en relación con que ninguno de ellos (e inclusive las su- perpotencias) poseen las capacidades in situ para responder a los enormes desafíos que presenta el actual status quo que de alguna manera u otra afectan su seguridad interna, así como la pérdida de su competitividad vis-à-vis otras regiones del mundo. Desde la perspectiva teórica, y según especialistas como Walter Matti, Ramón Tama- mes, León Lindberg y Karl Deutsch los regionalismos connotan la antítesis de la autar- quía y del unilateralismo, debido a que incorporan entre una de sus más altas prioridades la promoción de la cooperación en detrimento de las acciones unilaterales. Sin embargo, en la praxis algunas superpotencias continúan imponiendo su hegemonía hacia sus ve- cinos periféricos, tal y como sucede en América del Norte y en Europa Oriental, con el enorme sobrepeso de los Estados Unidos en la región vis-à-vis Canadá y México, así como en Europa Oriental con el rol hegemónico de Rusia frente a los estados miembros de la Comunidad de Estados Independientes (cei). El regionalismo puede ser definido como una forma de “cooperación internacional inter- media”, que se edifica por medio de la creación de alianzas y de la cooperación interre- gional entre países que por lo general comparten una misma región geográfica, aunque no siempre es así el caso. Asimismo, se le define como una acción del Estado, así como de otros actores de las relaciones internacionales, cuya finalidad es la de promover la cooperación interregional ipso facto. Las variables que generalmente convocan a la edi- ficación de las integraciones regionales o del “minilateralismo” responden generalmente a intereses compartidos, sistemas económicos y políticos similares, afinidad de idiomas, cultura, tradición y religión. 11 América, África, Asia, Europa, Eurasia y Medio Oriente A pesar de lo que considera una gran parte de la opinión pública en relación con que no es posible establecer integraciones regionales cuando existen notorias asimetrías en términos de desarrollo económico y culturales, la integración de Europa Occidental en el contexto de la Unión Europea (ue) ha demostrado que sí es factible y que los resultados pueden ser muy positivos, en particular vis-à-vis los países emergentes o menos desarro- llados, lo que a largo plazo resulta de gran beneficio para todos los países de la región involucrada, e inclusive para los más desarrollados. Sin embargo, para que los resultados de la integración sean positivos es necesario que los países manifiesten una gran voluntad política en aras de profundizar su cooperación interregional, así como en instituciona- lizar dicha cooperación. Tal y como lo sustenta Adrew Moravcsik cuando hace alusión a que las integraciones regionales, difícilmente arrojarán buenos resultados si no poseen las instituciones ad doc que propicien la buena gobernanza y fomenten la normatividad, así como la equidad. En este sentido, esta obra presenta cinco objetivos cardinales. Primero: analiza diferentes conceptos y terminologías en relación con el regionalismo. Asimismo, indaga a diferen- tes escuelas de pensamiento y sus posturas inherentes al fenómeno de los regionalismos. Segundo: evalúa los resultados que han tenido los procesos de integración regional en África, América, Asia, Europa y Medio Oriente, con la finalidad de comparar dichos re- sultados vis-à-vis los de América del Norte, en el contexto del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (tlcan). El tercer objetivo es el de examinar las diferentes proble- máticas que enfrentan las regiones y los continentes que abarca esta obra; y el cuarto, el de identificar las variables que conllevan a que algunos regionalismos sean notoriamente exitosos, otros sean medianamente exitosos y otros más constituyan “un intento fallido”. El quinto objetivo es presentar una contribución científica que contribuya a mejorar la integración regional en América del Norte. Es importante mencionar que dicha propuesta subraya los beneficios que podrían obtener estos tres países de la región si deciden algún día incrementar su nivel de integración. Al respecto, dicha contribución se suma a los planteamientos intelectuales que han surgido en los últimos años en América del Norte en relación con el futuro de la integración de la re- gión con las sugerencias que plantean diferentes intelectuales en Canadá, Estados Unidos y México. Por mencionar sólo algunos de ellos, Robert Pastor, Jorge Castañeda e Isabel Stu- der mantienen la concepción de que América del Norte debería de tener una integración 12 Tendencias hacia la regionalización mundial en el ámbito del siglo xxi: regional que vaya más allá de una simple área de libre comercio, así como incorporar insti- tuciones trilaterales más solidas que promuevan su buena gobernanza. Asimismo, sugieren la idea de que dicha integración incluya fondos regionales que promuevan el crecimiento económico y desarrollo de las regiones menos favorecidas de la región. Sin duda alguna, América del Norte jamás podrá liberar todas sus potencialidades y erra- dicar sus problemáticas históricas, tales como la enorme asimetría que existe en materia de desarrollo entre los tres países de la región, así como su pérdida de competitividad vis-à-vis otros países y regiones del mundo. Al no ser capaz de superar este reto, su competitividad y liderazgo se quedarán rezagados frente a otras regiones del mundo, como Europa Occidental y nuevas potencias emer- gentes: Brasil, China, la India y Rusia. De igual manera, continuar como simple espacio económico y con una cooperación trilateral, cuando en realidad es bilateral (Canadá-Es- tados Unidos y Estados Unidos-México), no fomenta en nada a resolver las problemáti- cas anteriormente mencionadas. Con la finalidad de lograr los objetivos señalados, esta obra está dividida en ocho partes, en 18 capítulos, los cuales están especializados en los procesos de integración en África, América, Asia, Europa y Medio Oriente. En este sentido, la primera parte de este libro, “Marco teórico y regionalización mundial durante los siglos xx y xxi”, analiza en el capítulo elaborado por Pedro Manuel Rodrí- guez Suárez y el siguiente, en colaboración con Juan Pablo Prado Lallande, los diferentes conceptos y marcos teóricos que tratan de definir el fenómeno de la regionalización mundial. En adición, los autores evalúan las variables sine qua non que han jugado un papel fundamental vis-à-vis el surgimiento de las integraciones regionales. Por último, y no menos importante, exponen varias hipótesis que tratan de responder a diferentes cuestionamientos inherentes a las razones que conllevan a que algunos regionalismos sean exitosos, otros relativamente exitosos y el resto a que permanezcan en el olvido o en su plena inoperancia. La segunda parte de esta obra se dedica al “Regionalismo y cooperación regional en América del Norte”. En este sentido, el tercer capítulo (“Institutionalizing nafta: Of 13 América, África, Asia, Europa, Eurasia y Medio Oriente Overloads, Opportunity Costs, & Obsolescence”), presentando por Imitiaz Hussain, éste al iniciar su texto se pregunta por qué los países de América del Norte no están profundizandosu integración en el contexto del tlcan, como lo están haciendo los miembros de la Unión Europea y los miembros del Mercado Común del Sur. En este sentido, el autor subraya la gran ausencia de Fondos Estructurales y Fondos de Cohesión, los cuales en América del Norte no existen y son de vital importancia para reducir la enorme asimetría económica entre los tres países de la región. Asimismo, destaca la falta de voluntad política de los líderes de la región en aras de edificar un mercado común e instituciones fuertes y sólidas que promuevan la buena gobernanza de la integración regional de América del Norte. Por otro lado, Canadá, Estados Unidos y México no presentan un “frente común” en las negociaciones internacionales y mucho menos en los organismos internacionales, tal y como lo ejemplifica la negociación que mantuvieron Estados Unidos y los países de América Central ante la instauración del Tratado de Libre Comercio de Centro América, Estados Unidos y República Dominicana (cafta), que entró en vigor el año 2006, lo cual debilita el poder de convocatoria y negociación de los tres países del tlcan en el ámbito internacional. Al respecto, las negociaciones en torno a un tratado de libre comercio entre Canadá y América Central no concluyeron con un acuerdo final, el Plan Puebla-Panamá se vio reducido a los “buenos deseos” y, aunque Estados Unidos concluyó un tratado de libre comercio con los países de América Central, éste sólo institucionalizó a las economías centroamericanas como “países maquiladores”. En suma, América parece integrarse de diferentes maneras. Con el fracaso del Área de Libre Comercio de las Américas (alca) los países del continente americano han optado por diversos caminos en materia de integración, desde la perspectiva regional y subregio- nal, e inclusive con otros continentes o regiones del mundo, en particular con economías de África, Asia y Europa. En este orden de ideas, Imitiaz Hussain aborda las problemáticas que a su vez explican las variables que tratan de explicar el poco o nulo avance que ha tenido la profundiza- ción de la integración en América del Norte, en particular en materia del incremento 14 Tendencias hacia la regionalización mundial en el ámbito del siglo xxi: de la cooperación regional en las instituciones del tlcan. Al respecto, alude el autor que dicho tratado ha sido “exitoso” si se analizan sus resultados en términos de los propósitos por medio de los cuales fue concebida su creación. Es decir: incrementar las relaciones comerciales entre los miembros. Sin embargo, estos resultados no connotan un mayor desarrollo para los tres países de la región y mucho menos para México. Asimismo, las relaciones económicas entre los miembros del tlcan se traducen en un juego de suma-cero cuya lógica debe entenderse desde la misma esencia neoliberal que dio origen al tratado. Finalmente, Imitiaz Hussain subraya la falta de instituciones que propicien el incremen- to de la cooperación regional y la ausencia de ésta en aras de disminuir la enorme brecha en términos de desarrollo que confluye entre los tres países norteamericanos, lo que sin duda alguna erosiona la competitividad de la región en un mundo plenamente regiona- lizado y globalizado. El capítulo cuarto, en la segunda parte, “Movilidades transfronterizas, problemáticas trasnacionales y regionalismo en América del Norte”, fue escrito por Adriana Sletza Ortega Ramírez. La autora hace alusión a que los gobiernos subnacionales (estados, provincias y municipalidades) en el sistema migratorio de América del Norte están in- crementando su cooperación en términos de políticas, programas y regulaciones migra- torias debido al crecimiento y la diversificación de los flujos migratorios a la luz de la implementación del tlcan, tratado que ha permitido el incremento en la liberalización comercial y de las inversiones en la región. El principal argumento que plantea Ortega Ramírez consiste en que el federalismo mi- gratorio muestra síntomas de crecimiento y que los gobiernos de Canadá, Estados Uni- dos y México deberían incrementar su cooperación interregional en aras de reorganizar las comunidades locales y lidiar con las transformaciones de orden demográfico, so- cioeconómico y étnico, así como la falta de oportunidades en las localidades expulsoras de migrantes, principalmente de México, que causan los flujos migratorios. Asimismo, desde la perspectiva de la autora los tres países mencionados podrían establecer diversas estrategias a fin de facilitar la inserción de los migrantes en las comunidades locales, así como la protección de sus derechos. 15 América, África, Asia, Europa, Eurasia y Medio Oriente Por otro lado, la quasi inexistente cooperación interregional respecto al fenómeno de la emigración indocumentada, principalmente de México hacia Canadá y Estados Unidos, pone en evidencia las grandes limitantes que existen en materia de cooperación trilateral con la finalidad de propiciar las condiciones ad hoc e in situ que contribuyan a disminuir la migración indocumentada de connacionales mexicanos que buscan mejores condicio- nes de vida en Canadá y Estados Unidos Finalmente, la autora subraya la ausencia de Fondos Estructurales y Fondos de Cohesión que propicien el desarrollo de las comunidades expulsoras de migrantes y que podrían reducir las enormes asimetrías que existen en la región en términos económicos y de desarrollo, lo que a corto y largo plazo contribuiría para que los migrantes permanezcan en sus localidades y no busquen una mejor calidad de vida en Canadá y Estados Unidos. La contribución siguiente, el capítulo quinto, es presentada por Claudia Ocman Azueta y tiene como título “Ciencia, tecnología e innovación después del tlcan: contrastes de la cooperación público-privada en biotecnología”. Desde la óptica de la autora, a mediados del siglo pasado se reconoció el impacto del conocimiento y de la innovación científica y tecnológica como pieza fundamental vis-à-vis el desarrollo y la competitividad de las naciones. Este fenómeno ha provocado que se considere a la economía basada en el cono- cimiento o en el know-how como el modelo óptimo a seguir, así como una herramienta crucial frente a la competitividad de las regiones. La creación de sistemas de gobernabili- dad adecuados para facilitar la investigación, desarrollo e innovación (i+d) de tecnologías ha implicado la adopción de políticas que optimicen las actividades de las empresas. Para lograrlo algunas regiones del mundo, como Europa Occidental y América del Norte, han establecido programas que fomenten la cooperación público-privada con la intención de transferir tecnología para crear industrias intensivas en conocimiento. En América del Norte este modelo se ha aplicado en los tres países miembros del tlcan con diferentes resultados. Los contrastes visibles en los indicadores de competitividad global dan muestra del alto grado de competitividad tecnológica impuesta con la sus- cripción del Tratado de Libre Comercio de América del Norte. Sin embargo, en muchas áreas estratégicas se ha dejado de lado la cooperación trilateral y esta problemática ha afectado a la competitividad de la región, en donde ni Canadá ni Estados Unidos ni Mé- xico quedan excluidos. Según el Foro Económico Mundial (fem) y la Organización para 16 Tendencias hacia la regionalización mundial en el ámbito del siglo xxi: la Cooperación y el Desarrollo Económico (ocde), México ha perdido sensiblemente su competitividad vis-à-vis otros países emergentes del mundo. En relación con Estados Unidos, también se visualiza una gran pérdida de competitividad y su sociedad es la más desigual del mundo desarrollado. Adicionalmente, China y la ue representan grandes competidores para la economía estadunidense y en ciertas áreas económicas Estados Unidos ha perdido su hegemonía mundial. Como lo mencionan Joseph M. Parent y Paul K. MacDonald en su artículo intitulado “La sabiduría de la reducción”, publicadoen la revista Foreign Affairs Latinoamerican: “A pesar de que la economía estadunidense es la más grande del mundo su liderazgo está en peligro. Entre 1999 y 2009, la participación en el pib mundial (medido en términos de paridad de poder adquisitivo) cayó del 23 al 20% mientras que la participación de China en el pib mundial superará la de Estados Unidos en 2016. Asimismo, la exigencia de reemplazar al dólar como moneda de reserva internacional con una canasta de divisas que incluiría el euro y el yuan es cada vez más fuerte…” (Parent y MacDonald, Foreign Affairs, 2012, Vol. 12, No. 1: 79-86). En este sentido, ambas autoras plantean que hoy más que nunca América del Norte debe ampliar su cooperación en áreas como innovación científica y tecnológica; de lo contra- rio, otras regiones y continentes del mundo, particularmente Asia y Europa Occidental, tomarán el liderazgo mundial en desarrollo científico y tecnológico. La tercera parte de este libro analiza el “Regionalismo y cooperación regional en América Latina y el Caribe”. En este sentido el capítulo sexto, “La inversión extranjera directa en el mercosur durante la crisis económica y financiera internacional 2008-2010”, es abordado por Paulino Ernesto Arrellanes Jiménez. Desde su perspectiva, en América del Sur la política neoliberal fue creada e impulsada en los países que ahora forman parte del mercosur, principalmente por los otrora líderes políticos Carlos Menem (Argentina), Fernando Collor de Mello (Brasil), Luis Alberto Lacalle (Uruguay), entre otros y durante sus mandatos se creó formalmente. Todos estos líderes políticos fueron fundamentales para transformar la cooperación regional en el Cono Sur, región caracterizada anterior- mente por ser altamente conflictiva y por la histórica rivalidad entre países vecinos como Argentina y Brasil, Argentina y Chile, entre otros. El antiguo paradigma cepalino vigente desde la década de 1970, que promulgaba los preceptos del Consenso de Washington y privilegiaba a los mercados “globales” en detri- 17 América, África, Asia, Europa, Eurasia y Medio Oriente mento de los mercados “regionales”, el manejo de políticas macroeconómicas en lugar de las sectoriales, y la reducción del rol del Estado en una mínima expresión, era considera- do como suficiente para garantizar la libertad de competencia y proteger los derechos de los inversionistas, así como para resolver los enormes problemas sociales y económicos que enfrentaban los países latinoamericanos. Sin embargo, a mediados de la década de los noventa las políticas del Consenso de Was- hington parecieran haberse erosionado, al menos en ciertos aspectos, con la reconfigu- ración del mapa geopolítico y geoeconómico que apareció en la subregión sudamericana a partir de la década de los ochenta y con los nuevos liderazgos políticos en Argentina, Bolivia, Brasil, Chile, Paraguay y Uruguay (aunque algunos de estos países no forman parte del mercosur). Por otro lado, alude Arellanes Jiménez a que los intentos de regionalización en América del Sur deslumbran nuevos horizontes, y prueba de ello es la profundización institucional del mercosur, así como los deseos de incorporar a Venezuela como miembro de pleno derecho, en un aparente intento de constitución de un eje Buenos Aires-Brasilia-Caracas, que se relaciona con otras integraciones regionales de corte político, como la Alianza Bo- livariana de Nuestros Pueblos de América (alba) y, por otro lado, de carácter económi- co-político, como la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (celac), los cuales indudablemente proporcionarán una nueva proyección al mercosur en aspectos como la inversión extranjera directa, así como vis-à-vis la inversión intrarregional. Cabe resaltar que el mercosur es uno de los intentos de integración regional que cada vez más se asemeja al nivel de integración de la ue, desde la perspectiva de las institu- ciones que lo regulan, así como por poseer el Fondo de Convergencia Estructural del mercosur (focem), cuyo objetivo cardinal es el de reducir las brechas estructurales in situ que se observan entre Brasil y Argentina frente a Paraguay y Uruguay. El capítulo séptimo, “Regionalismo en Sudamérica, de la can a la unasur”, es presen- tado por Alejandro Vega-Muñoz y colaboradores. Los autores de este capítulo hacen alusión a que el fenómeno de la globalización entendido como la internacionalización de la economía mundial, iniciado ya desde hace varias décadas, ha obligado a los países a generar diversas estrategias de inserción en el escenario económico internacional, donde 18 Tendencias hacia la regionalización mundial en el ámbito del siglo xxi: el regionalismo es una de ellas. Uno de los objetivos del regionalismo, mencionan los autores, es el de buscar los mecanismos que maximicen la capacidad negociadora de los países. En América Latina, a lo largo de los dos últimos siglos, se han creado diferentes intentos integracionistas. En el Cono Sur en específico, se han edificado diversos regionalismos que intentan ampliar la cooperación interregional, como la Comunidad Andina de Na- ciones (can), el mercosur, la Unión de Naciones Sudamericanas (unasur), la alba, así como la Comunidad de Naciones Sudamericanas (cns). Desde la perspectiva de los autores, todos estos intentos de integración subregional tienen “algo en común” en ma- teria económica. En suma, la apertura comercial, la reducción arancelaria y políticas de complementación económica. Sin embargo, hay aspectos políticos, sociales y culturales que se van involucrando en el mismo proceso. Al respecto, Alejandro Vega-Muñoz y colaboradores sustentan científicamente una ex- plicación en torno a las integraciones subregionales en América del Sur, adoptando un modelo teórico-interpretativo desde la perspectiva del Sistema-Mundo de Immanuel Wallerstein y con el complemento de la geografía política de Taylor. El octavo capítulo es abordado por Katarzyna Krzywicka con el título “La alba y la nueva geopolítica de la República Bolivariana de Venezuela”. Desde la visión de la au- tora, desde finales del siglo xx América Latina ha experimentado transformaciones ra- dicales, en particular en los sistemas políticos y económicos de la región. Estos proce- sos se originaron en gran medida debido a la formación de un nuevo liderazgo político y una reorientación de la política económica y social. Los nuevos condicionamientos tienen influencia sobre el carácter y la especificidad de las relaciones internacionales en toda América. En este marco de ideas, la Sexta Cumbre de las Américas, que tuvo efecto en abril de 2012 en Cartagena de Indias, Colombia, claramente evidenció que la importancia de este foro de diálogo interamericano bajó, en comparación con la Primera Cumbre de las Américas, la cual fue convocada por Canadá y Estados Unidos en 1994. En la década de los noventa las cumbres de los líderes de América constituyeron una herramienta de importancia crucial para la diplomacia y para la creación de la nueva 19 América, África, Asia, Europa, Eurasia y Medio Oriente geopolítica y geoeconomía en el hemisferio occidental de post Guerra Fría. En la década presente, los líderes de la mayoría de los países latinoamericanos (incluido Brasil, país líder de la nueva geopolítica latinoamericana) enfatizan que las Cumbres de las Américas y la Organización de los Estados Americanos (oea) ya no tienen tanta importancia en lo que se refiere a las relaciones políticas y económicas panamericanas. En este sentido, desde la perspectiva de Katarzyna Krzywicka los problemas de los países latinoamericanos son discutidos y solucionados actualmente en otras organizaciones y foros, en los cuales participan todos los países de América Latina y el Caribe, tales como la unasur y la celac. Ante este panorama, alude la autora, una atención particular merece la política exterior de la República Bolivariana de Venezuela. Al respecto, desde el arribo al poder de Hugo Chávez Fríasen 1999, éste inició grandes transformaciones en el sistema político y eco- nómico de este país, y más aún en el ámbito de su política exterior, promoviendo nuevas formas de cooperación e integración regional que diferían sensiblemente del alca, pro- yecto de integración continental impulsado por Washington. El gobierno bolivariano, en el marco de la “nueva diplomacia”, acentúa en primer lugar un modelo político basado sobre la democracia protagónica y participativa; en segundo lugar, subraya un modelo económico basado en el desarrollo endógeno y el estatismo; y en tercer lugar, enfatiza un modelo social en función de la inclusión, solidaridad y justi- cia para los pueblos en vías de desarrollo. Para lograr estos objetivos, fueron formuladas “nuevas reglas” y “nuevas prioridades” en la política exterior de Venezuela y de la alba, las cuales son analizadas en el capítulo mencionado. En el noveno capítulo, “Cooperación Sur-Sur como promotora de la integración latinoa- mericana”, realizado por Juan Pablo Prado Lallande y Pedro Manuel Rodríguez Suárez, desde la visión de los autores América Latina y el Caribe (alc) es una región que, con sus bemoles históricos, ha promovido diversos esquemas de integración, siendo en años recientes la cooperación internacional para el desarrollo (cid) una herramienta que ha contribuido a la promoción de la integración de la región por medio de proyectos de Cooperación Sur-Sur (css). 20 Tendencias hacia la regionalización mundial en el ámbito del siglo xxi: En buena medida, estas iniciativas se han llevado a cabo debido al renovado respaldo político que desde las cancillerías latinoamericanas se le ha conferido a dicha coopera- ción en su dimensión de instrumento activo de política exterior. La css en ámbitos como los técnicos, científicos y culturales, ha abierto espacios para la interacción y el diálogo político, mismos que contribuyen a la generación de un entorno proclive a favor de los procesos de integración del subcontinente latinoamericano. En este sentido, América Latina y el Caribe se enfrentan a escenarios emanados de esta reconfiguración de la Cooperación Internacional para el Desarrollo que le generan im- portantes retos tanto a nivel nacional como colectivo, en donde la actuación más con- sensuada en temas clave de la agenda internacional podría aumentar las posibilidades de conseguir, por un lado, mayor integración entre sí y, por el otro, mayor peso en la zona en pos de una mejor gobernanza global, así como en un sistema internacional más representativo y eficaz. Por otro lado, la cid (principalmente en su dinámica Norte-Sur) se encuentra debilitada por los efectos de la crisis económica en Estados Unidos y en la ue. En contraste con ello, en la mayoría de los países latinoamericanos, la Cooperación Sur-Sur ha registrado un inédito crecimiento cuantitativo y cualitativo, propiciando espacios de acercamiento mul- tinivel (personal, institucional y gubernamental) en aras de la integración latinoamericana. En este orden de ideas, los autores analizan cómo la cid y la Cooperación Sur-Sur han promovido mayores espacios y oportunidades de integración en América Latina y el Caribe, en especial a través de la instrumentación del Programa Iberoamericano de For- talecimiento de la css. Asimismo, efectúan una evaluación en relación con el rol de ésta, y concretamente de su Programa Iberoamericano de Fortalecimiento, como ejercicio promotor del proceso de integración latinoamericana. El tema de la cuarta parte de esta obra se refiere a “Regionalismo y cooperación regional en Europa Occidental”. En este sentido, el capítulo décimo fue escrito por Enriqueta Serrano Caballero y tiene como título “Unión Europea: un proceso único de integración regional”. Según ella, la ue no es una federación como los Estados Unidos, ni tampoco una organización internacional de cooperación entre gobiernos, como la Organización de las Naciones Unidas (onu). En realidad, la ue es única y sui generis. Los 27 estados 21 América, África, Asia, Europa, Eurasia y Medio Oriente que la integran continúan siendo naciones soberanas e independientes, pero comparten su soberanía para ser más fuertes y tener una influencia mundial que ninguno de ellos podría ejercer individualmente, particularmente en aspectos económicos, sociales y cul- turales, y en algunos ámbitos de política exterior, en particular en materia de coopera- ción internacional. En este sentido, este capítulo tiene como objetivo mostrar la evolución de la integración de la ue a través de diferentes tratados, entre ellos el Tratado de Roma (1957), el Tratado de Lisboa (2009), el Tratado de Maastricht (1991), el Tratado de Ámsterdam (1997) y el Tratado de Niza (2001). Para lograr su tarea, Serrano Caballero divide su texto en tres temas diferenciados. En el primero presenta una introducción sobre la evolución que ha ido experimentado la integración europea hasta la actualidad; en el segundo elabora una breve descripción de los tratados, y en el tercero analiza el Tratado de Lisboa. El capítulo undécimo, “Los Fondos Estructurales de la Unión Europea: un análisis de la cooperación regional en Europa Occidental (2007-2013)”, fue escrito por Giuseppe Lo Brutto y Beatriz Pico González. Ellos puntualizan en su texto que, debido a la coope- ración que reciben los países emergentes que se integran en la ue, éstos se transforman radicalmente a corto plazo y que una de las prioridades sine quan non de todos los miem- bros de la ue es la de propiciar la cohesión económica y social, lo que representa una garantía para la seguridad, la paz y la prosperidad de Europa. Al respecto, los Fondos Estructurales y los Fondos de Cohesión, así como el Fondo Social Europeo (entre otros mecanismos de cooperación que posee la ue), representan el principal instrumento para lograr la cohesión económica, social e inclusive política. Por otro lado, los autores mencionan que estos fondos representan una cuota muy sig- nificativa que se destina vis-à-vis las áreas o regiones más atrasadas de los países menos desarrollados de la ue. En adición, los Fondos de Cohesión han jugado un papel funda- mental para la reconstrucción económica de los nuevos estados miembros de Europa del Este que se incorporaron en la ue durante 2007 y 2009. El capítulo duodécimo fue escrito por Alicja Fijalkowska. “De regreso a Europa: los países de Europa Central y su adhesión en la Unión Europea” alude a que la caída del 22 Tendencias hacia la regionalización mundial en el ámbito del siglo xxi: bloque comunista abrió un nuevo capítulo en la historia, no sólo de Europa sino también mundial. Así las cosas, entre 1989 y 1991 apareció en el Viejo Continente una pregunta fundamental en torno al futuro de Europa y los países de la otrora Europa postcomu- nista. Al respecto, su adhesión en la ue y en la Organización del Tratado del Atlántico Norte (otan) constituyó en aquellos años la estrategia más apropiada ante una eventual inestabilidad política y los nuevos dilemas de seguridad in situ que podría enfrentar nue- vamente el continente europeo. Po otro lado, Alicja Fijalkowska sustenta la tesis de que Europa Central y Oriental no participaron en el Plan Marshall después de la Segunda Guerra Mundial y, aunado a me- dio siglo de régimen socialista, “frenaron” considerablemente el desarrollo de esta parte de Europa, particularmente frente a Europa Occidental. En la década de los noventa la brecha entre los países de Europa Occidental y de Europa del Este era muy marcada y en un mundo globalizado las economías postcomunistas no podían competir en el escenario económico internacional. Desde esta óptica, la integración regional connotó para estos países una ventaja competitiva y una garantía de desarrollo y de seguridad después de cuatro décadas de socialismo real y frente a Europa Oriental, que presentaba serios síntomas de inestabilidad política, tal y como lo demostró el conflicto étnico de Yugoslavia, la invasiónde Rusia a Georgia, la desintegración de Checoslovaquia, la nueva rivalidad que nació entre Rusia y Ucrania y la fuerte oposición de ésta ante el ingreso de los países bálticos en la ue y la otan. Ante este escenario la adhesión de la mayoría de los países de Europa Central y Orien- tal (peco) en la ue y en la otan se convirtió en la prioridad número uno de la política exterior de los países exsatélites de la otrora Unión Soviética, objetivo que finalmente fue alcanzado durante 2007 y 2009 con la integración de los países de Europa Central y Oriental en las organizaciones anteriormente mencionadas. En la quinta parte de esta obra se indagan los “Regionalismo y cooperación regional en Europa Oriental y Eurasia”. En este sentido, Maciej Raś presenta el capítulo decimoter- cero, intitulado “Russia and the Commonwealth of Independent States”. El autor señala que los estados miembros de la Comunidad de Estados Independientes (cei) tienen mucho en común, empero, también muchas cosas que los diferencian. En 23 América, África, Asia, Europa, Eurasia y Medio Oriente relación con los elementos que los asemeja, se puede destacar su proximidad geográfica y su pasado histórico, al haber formado parte de la Unión de Repúblicas Socialistas So- viéticas (urss). Después de la desintegración de la urss y tras dos décadas de independencia y soberanía, cada uno de los estados postsoviéticos ha recorrido su propio camino vis-à-vis su trans- formación postcomunista, tanto en el ámbito económico como en el político. En este or- den de ideas, la mayoría de los estados postsoviéticos se han convertido en “democracias hibridas”, y en gobiernos totalitarios con un sistema presidencial que Maciej Raś califica como “súper presidencial”. En algunos casos existen sistemas parlamentarios como el de Moldova, que está abierto al sistema capitalista mundial y al sistema democrático, empero en otros, como es el caso de Bielorrusia, apenas se observan algunas transformaciones. Asimismo, los cambios sociales y culturales también han tenido efectos diferentes en cada uno de estos países. En algunos de ellos las sociedades y los sistemas políticos continúan siendo totalitarios, con poca participación política y con muy poca apertura hacia la participación de la sociedad civil. Otra de las diferencias que marcan a estos países son sus orientaciones internacionales. En algunos casos existen los “prooccidentales”, como Ucrania, que de- cidió formar parte de la “familia europea”, lo que en otras palabras connota su adhesión en la ue y la otan, y en otros casos existen países como Bielorrusia, que son “pro Rusia” y, por lo tanto, favorecen su integración y cooperación regional en el marco de la cei y de la Organización de Cooperación de Shanghai. Entre los estados de Eurasia resaltan: Kazajistán, Kirguistán, Tayikistán y Uzbekistán. Por otro lado, después de la caída del Imperium Sovietricum los estados que renacieron en Europa Oriental y Eurasia se vieron obligados a elegir entre una de las siguientes op- ciones: a) reintegración en la Federación Rusa, b) adhesión en la ue y en la otan, c) in- tegrarse en la Comunidad Económica Eurasiática y en la Organización de Cooperación de Shanghai, y d) aislarse o participar de lleno en la economía mundial. Finalmente, este capítulo tiene como objetivo explicar cuáles fueron las metas políticas y económicas cuando se edificó la cei, así como evaluar los logros y retrocesos que ha experimentado dicho organismo desde sus inicios en 1991 hasta nuestros días. 24 Tendencias hacia la regionalización mundial en el ámbito del siglo xxi: La sexta parte de este libro está especializada en “Regionalización y cooperación regional en África”. En este sentido, el capítulo decimocuarto tiene como título “La experiencia de la integración regional en África Subsahariana: los casos de la sacu y la sadc”. Desde la visión de Myrna Rodríguez Añuez y Luis Ochoa Bilbao, cuando se habla de regionalismo e integración inevitablemente se tienen en mente las experiencias europeas (ue), norteamericana (tlcan) y sudamericana (mercosur), pasando por alto que África, habitualmente marginal en el estudio de las relaciones internacionales, también ha desa- rrollado sus propios procesos de integración regional, incluso desde principios del siglo xx. En África Subsahariana, como en otras regiones del mundo, el deseo por incrementar la coperación y la integración regional no es nada nuevo. Al respecto, aluden ambos autores, este interés fue suscrito por las metrópolis europeas durante su administración y apoyada por los dirigentes del África independiente a partir de los año setenta, con la firma de acuerdos que prosperaron limitadamente hacia la década de los ochenta. Cabe subrayar que los mecanismos regionales de integración en África han sido enten- didos por los estados como una herramienta sine qua non para contrarrestar las crisis económicas, buscar una mejor inserción en la economía mundial y caminar hacia la construcción de un proyecto alternativo de desarrollo. En este contexto, los autores concentran su trabajo en dos experiencias de integración en África: la Unión Aduanera de África Austral (sacu) y la Comunidad de Desarrollo para África Austral (sadc). El objetivo de su trabajo es el de ilustrar los alcances y las limitaciones de ambos mecanismos de integración que, con el tiempo, se han convertido en actores regionales y multilaterales reconocidos a nivel mundial. En segundo lugar, este texto demuestra que ambas organizaciones enfrentan nuevos re- tos y hacen de la experiencia de la integración regional en África un proceso dinámico que debe renovarse y adaptarse para no correr el riesgo de hacerse obsoleto o de perma- nercer como un "intento fallido”. En ese sentido, se analiza cómo la sadc ha comenzado a traslapar sus funciones con respecto a la sacu. En tercer lugar, los autores hacen alusión a que en África también existen actores que lideran la integraciüon regional, que en este caso sería Sudáfrica, la cual se ha convertido en actora central que comienza a ver des- 25 América, África, Asia, Europa, Eurasia y Medio Oriente bordada su capacidad de gestión como líder regional. El capítulo decimoquinto, de Román López Villicaña y Luis Fernando Galindo Mar- tínez, tiene como título “Regionalismo y problemas de la cooperación interregional en África”. Los autores explican que hablar del continente africano es probablemente aludir a problemas tales como pobreza, hambruna, epidemias, así como inestabilidad política. Según la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Desarrollo y el Comercio (unc- tad), África alberga a 33 de los 48 países más pobres del mundo. Por otro lado, desde la perspectiva de ambos autores el continente africano tiene la más baja tasa de crecimiento de todos los continentes del mundo y se ha quedado muy atrás en comparación con otras regiones del mundo emergente, como América Latina, Asia y Europa del Este. Otro elemento importante que subrayan es que algunas partes de este inmenso continente aún se encuentran en constante lucha e inestabilidad política, la cual no ha cesado desde la década de 1960. Por otro lado, según Foreing Policy, en el año 2011 existían catorce estados africanos con el nivel más alto de inestabilidad y pobreza extrema, de los cuales resaltan Chad, Somalia y Sudán, quienes encabezan la lista. En términos de regionalismo y cooperación interregional, los países del continente afri- cano crearon la Organización de la Unidad Africana (oua), cuyos primeros objetivos fueron la defensa de la soberanía y la no alteración de las fronteras heredadas por las colonias. Asimismo, desde su creación en 1965 hasta nuestros días, sus esfuerzos se han centrado en modernizar al continente y propiciar la cohesión económica entre los estados africanos. Sin embargo, las políticas de integración regional entendidas como herramientas para fomentar el desarrollo y el crecimiento económico en África han connotado“intentos fallidos”. Al respecto, en 1979 África contaba con 20 de los 31 países más pobres del mundo. De 1960 a 1980 la tasa de crecimiento conjunta no superó el 4.8%. Asimismo, el comercio interregional no es mayor al 10% y sólo cinco estados de este vasto continen- te participan realmente en el comercio internacional: Costa de Marfil, Ghana, Kenia, Nigeria y Zimbabe. Como se puede apreciar, el regionalismo y la cooperación panafricana no ha auxiliado a me- 26 Tendencias hacia la regionalización mundial en el ámbito del siglo xxi: jorar las condiciones económicas, ni tampoco a incrementar la competitividad del continen- te, y mucho menos a reducir la brecha en términos de desarrollo entre los países africanos. El capítulo decimosexto, “Unión del Magreb Árabe: ¿ante la integración o la fragmenta- ción?”, es presentado por Zidane Ziraoui, para quien la Unión del Magreb Árabe (uma), proyecto de integración regional de los países árabes del norte de África (Marruecos, Argelia, Libia, Mauritania y Túnez) fue un proyecto que nació inmerso en severas problemáticas. Entre éstas resaltan la crisis fundamentalista en Argelia (1993), el embargo contra Libia y en 1994 la crisis entre Argelia y Marruecos. Ante este caótico escenario los intentos integracionistas dejaron de funcionar. Sin embargo, con la “primavera árabe” de 2011, nuevos elementos se han agregado a la situación anterior y es todavía muy temprano para prever el desarrollo político interno de los países, aunque dos naciones han tenido elec- ciones democráticas (Marruecos y Túnez) y Argelia y Libia continúan estancados con presidentes debilitados y un poder militar detrás de la fachada civil. Ante este escenario, el autor menciona que es muy difícil hablar de regionalismos y de cooperación interregional, como ha sucedido en América y en Europa, y lejanamente en Asia. De manera contraria a los continentes y regiones del mundo mencionadas, los paí- ses de la uma se han concentrado en solucionar sus propias problemáticas in situ, dejando de lado el sueño “unionista”. En este sentido, Argelia no ha logrado aún resolver su crisis política interna, con un pre- sidente que se aferra al poder y un ejército que se ha convertido en el árbitro de la vida política. Por otro lado Libia, que durante los últimos años de Gadafi había puesto su mirada hacia el continente africano con la propuesta de la unión africana, hoy día está enfrascada en una casi guerra civil entre los distintos grupos y tribus del país. Asimismo, Marruecos y Túnez se enfocan en la cooperación con la ue y, paradójicamente, Marrue- cos busca ser miembro de la ue y Mauritania ha regresado a su visión tradicional y a su problemática más ligada al África Subsahariana. Finalmente, a partir de la profunda crisis de la década de los años noventa y los violentos cambios de la Primavera Árabe, los países integrantes de la uma han retomado su inte- gración para intentar rescatar el proyecto original con la creación de nuevas institucio- 27 América, África, Asia, Europa, Eurasia y Medio Oriente nes, tales como bancos regionales, así como integrando sus políticas en algunos rubros, por ejemplo, en la lucha contra el terrorismo. La séptima parte de este libro se dedica al “Regionalismo y cooperación regional en Medio Oriente”. En este sentido, el capítulo “Fragilidad en los procesos de integración regional en el Magreb y Oriente Medio”, escrito por Paloma González del Miño, aborda el asunto de que en la región del Magreb y Oriente Medio están planteados, desde hace décadas, los beneficios que podría tener una integración regional entre los países árabes. En este sentido, en ese escenario regional, señalado por la conflictividad, el factor de seguridad entre los socios adquiere una puesta en valor eminente. Sin embargo, a la luz de la situación política y económica que enfrentan estos países, el regionalismo árabe se caracteriza por su debilidad, pues el grado alcanzado no supera el de la década de los setenta, a pesar de la puesta en marcha de varias iniciativas, tales como el Consejo de Cooperación de los Estados Árabes del Golfo (ccg) en 1981, la Unión del Magreb Árabe (uma) en 1989, Greater Arab Free Trade Agreement (gafta) en 1997, el Acuerdo de Agadir (aa) en 2004 y la institución más antigua, es decir, la Liga de Estados Árabe (o simplemente Liga Árabe, la) en 1945. La autora plantea que los diversos procesos de regionalismo en el escenario del Magreb y Oriente Medio no han tenido resultados homogéneos, presentando diferencias en cuan- to a niveles de integración, cooperación e institucionalización. En adición, subraya que la única excepción es el ccg. Este bloque de cooperación muestra una tendencia progresiva que, sin perder el factor securitario, ha ido evolucionando hacia la vertiente comercial, inmerso, por un lado, en un proceso de integración regional a distintos niveles que une uno de los mercados con mayor capacidad adquisitiva del planeta y, por otro, se ha con- vertido en un conjunto regional cada vez más activo como inversor y socio comercial en otros países árabes de Oriente Medio y del norte de África. Este capítulo de libro tiene como objetivo analizar el ccg como el principal grupo de integración regional en la zona del Magreb y Oriente Medio, evaluando las capacidades y los retos que presenta este subconjunto regional. Asimismo, la autora parte de la hipótesis central de que sus miembros poseen algunos rasgos comunes: cultura, religión, sistemas políticos, economía similar y política exterior, aunque no han sido elementos sine qua 28 Tendencias hacia la regionalización mundial en el ámbito del siglo xxi: non para lograr la viabilidad de la integración. En esta lógica, los otros procesos regio- nales que operan en el Magreb y Oriente Medio reflejan, igualmente, que los factores anteriormente señalados constituyen nexos valiosos, pero las asimetrías en distintos órde- nes que se dan entre los actores del área lastran y dificultan las dinámicas integradoras. Finalmente, en la octava parte se analiza el “Regionalismo y la cooperación regional en Asia”. En este sentido, el capítulo decimoctavo, “El regionalismo asiático y sus actores”, es abordado por María Elena Romero, quien expone que las iniciativas de integración regional en Asia han provocado diversas percepciones y lecturas acerca de la concreción de dichos esfuerzos. Desde la visión de la autora, cada una de estas iniciativas encierra “buenos propósitos” por alcanzar la integración regional en aras de un regionalismo abierto, próspero y alen- tador del desarrollo asiático. Sin embargo, la realidad es otra: el término “regionalismo abierto” ha sido acuñado para calificar los esfuerzos de integración económica y comer- cial, dejando abiertas las posibilidades para que cada uno de los actores pueda seguir con su “propia vía” de asociación independiente, velando por sus propios intereses políticos, sociales y culturales. Al respecto, este texto tiene como objetivo presentar una lectura en torno a las percep- ciones acerca del regionalismo en Asia a partir de trabajos relevantes de autores como Amitav Acharya, Peter Katzenstein, Jeesie Poon y Deepak Nair, quienes han analizado los esfuerzos de integración y los mecanismos regionales de cooperación como el Foro de Cooperación Económica Asia-Pacífico (apec) y la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático (asean), sin dejar de lado el análisis de los intereses de los actores más relevantes de la región, tales como China, Japón y Malasia, quienes son los grande promotores de la integración asiática. pedro manuel rodríguez suárez Puebla, México, diciembre de 2012 29 PRIMERA PARTE Marco teórico y regionalización mundial durante los siglos xx y xxi 30 31 CAPíTUlO 1 Fundamentos teóricos de las integraciones regionales Pedro Manuel rodríguez Suárez Introducción Este capítulo hace alusión al fenómeno del surgimiento y la evolución de los regionalis- mos a través de la historia. Asimismo,evalúa diferentes corrientes filosóficas que tratan de entender el fenómeno de los regionalismos. En este sentido, los regionalismos y la cooperación internacional nacen amén de la formación de comunidades que empiezan a interactuar con otras comunidades debido a las necesidades que manifiestan en mate- ria de intercambio de bienes y servicios, así como por la carencia de algunos productos necesarios para satisfacer las necesidades primarias de los seres humanos. Desde esta perspectiva, se analiza la formación de los regionalismos desde la formación de las pri- meras comunidades humanas hasta el nacimiento del estado-nación versión westfaliana a medidos del siglo xvii. Por otro lado, considera a varios filósofos, como Aristóteles y Rousseau, y sus interpre- taciones en relación con el surgimiento de los regionalismos y de la cooperación interna- cional. Ambos filósofos tienen la convicción de que los regionalismos y las integraciones regionales surgen de la necesidad que tienen los seres humanos para cohabitar y cooperar 32 Tendencias hacia la regionalización mundial en el ámbito del siglo xxi: entre sí. Para Rousseau y Aristóteles dichas necesidades son muy amplias, pero las más frecuentes responden a resolver problemáticas comerciales y transfronterizas, así como el incremento de las inversiones y la eliminación de las restricciones al comercio intra- rregional. Otro de los aspectos que indaga este texto es el surgimiento del estado-nación y las res- ponsabilidades de los estados a través de la historia en materia de cooperación interregio- nal. Es importante resaltar que dichas responsabilidades continúan siendo prácticamente las mismas, empero se han incrementado a través de la historia debido a los compromisos supranacionales que adquieren los estados, particularmente cuando se integran en un esquema de regionalización y, por lo tanto, ceden parte de sus decisiones soberanas vis- à-vis tratados internacionales, o bien, instituciones supranacionales. En adición, este capítulo analiza varios conceptos de integración regional que han sido proporcionados por diferentes especialistas, tales como Karl W. Deutsch, Bela Balassa y Ramón Tamames. Finalmente, tiene tres objetivos fundamentales: primero, analizar diferentes marcos teó- ricos que tratan de entender el fenómeno del regionalismo; segundo, explorar varios conceptos que definen las integraciones regionales; tercero, analizar los diferentes niveles de integración que se observan in situ en el actual orden internacional. Corrientes filosóficas y regionalismos La mayoría de las corrientes filosóficas hacen alusión a que además de ser individuos, únicos e indivisibles, los seres humanos son entes sociales que para sobrevivir y desarro- llarse necesitan de la interacción y cooperación con otros diferentes seres humanos y, más aún, con quienes se relacionan y cohabitan, así como con los que se encuentran cercanos geográficamente. Aristóteles sustenta la tesis de que el ser humano es un “ente social” o un “animal social”. En suma, un zoon politikon. Desde su visión, la diferencia del ser humano en relación con los animales es que posee la capacidad natural de relacionarse políticamente, es decir, de 33 América, África, Asia, Europa, Eurasia y Medio Oriente establecer sociedades y organizar su vida en ciudades y en sistemas políticos. Aristóteles define al hombre como zoon politikon cuando hace referencia a sus dimensiones sociales y políticas. El hombre y el animal por naturaleza son sociales, pero sólo el hombre es político. Por tanto, la dimensión social ayuda a constituir la base de la educación y la di- mensión política contribuye a la extensión de esa educación.1 De esta manera, se edifican organizaciones sociales que de alguna forma u otra establecen relaciones de cooperación en el ámbito familiar o en el Estado. Desde la perspectiva de Rousseau, los seres humanos al sentir la necesidad de agruparse y de hacer comunes ciertos intereses, han renunciado a su independencia primitiva y establecen vínculos de cooperación en aras de construir una sociedad entre sí, así como para lograr la paz, estabilidad y prosperidad. Sin embargo, la integración política y de seguridad puede ser utilizada con fines de seguridad y bélicos, como lo ejemplifican el Pacto de Varsovia (pv) y la Organización del Tratado del Atlántico Norte (otan). La cooperación entre individuos y comunidades connota un sistema de actividades cons- cientemente coordinadas que se establece entre dos o más personas; esto es, la actividad lograda a través de una coordinación consciente, deliberada y plena de propósitos. Es importante subrayar que los grupos sociales requieren seguir varias pautas para lograr sus propósitos de cooperación, tales como voluntad política y deseos de cooperación por parte de sus miembros, así como crear instituciones ad hoc que formalicen e institucio- nalicen dicha cooperación. Los lazos que se crearon entre las familias primitivas dieron paso hacia la integración, al regionalismo y en algunos casos a la unión política. Conforme se desarrollaron y evo- lucionaron las organizaciones sociales, se fundaron diferentes comunidades y con ellas surgieron las nacionalidades, con rasgos culturales y lingüísticos similares en algunos casos y en otros no. Una vez que se satisfizo la necesidad de comunicarse y de interactuar las sociedades 1 Florencia D. Adriana, “Zoon politikon: ¿El animal político o el político animal?”, 2009. [Disponible en: http:// www.elclubdelapolitica.com.ar/web/2009/02/zoon-politikon-%c2%bfel-animal-politico-o-el-politico-animal/]. [Consulta: 16/06/2012]. 34 Tendencias hacia la regionalización mundial en el ámbito del siglo xxi: se beneficiaron de sus bondades, permitiendo cada vez más acrecentar la eficiencia del trabajo. Así se llegó a la especialización y posteriormente a la división del trabajo que impulsó el incremento de la productividad, lo que obligó a las agrupaciones sociales a cooperar e intercambiar bienes y servicios con otros pueblos, principalmente los que se encontraban más cercanos geográficamente. Aunque las poblaciones estaban aisladas unas de otras, sabían de la existencia de otros pue- blos, debido a los constantes viajes de exploración en busca de agua, alimento, o bien por la misma curiosidad que posee el ser humano de explorar más allá de sus fronteras territoriales. Muchas fueron las variables que condujeron a las primeras comunidades a llevar a cabo intercambios y negociaciones con otros pueblos. Es posible afirmar que entre los intereses primordiales estaban, sin duda, encontrar ciertos bienes y recursos naturales de los cuales carecían sus espacios geoeconómicos. Así, algunas de las primeras interacciones entre las tribus fueron de carácter forzoso, debido a que en ciertas épocas del año las comunida- des no disponían de determinados productos que constituían la base primordial de su alimentación, de manera que necesitaban obtenerlos mediante lo que podría equipararse hoy en día a la importación. Dichos intercambios comerciales se ejercían por medio del trueque, que significaba cambiar objetos que poseían las tribus por aquellos que desea- ban y necesitaban. En este sentido, se intercambiaban desde materias primas, artículos artesanales o alimentos, y hasta armamento, a cambio de otros productos. Posteriormente, y una vez que las necesidades primordiales de la subsistencia fueron satisfechas, los motivos para integrarse entre los pueblos y celebrar acuerdos fueron trans- formándose debido a fines geoeconómicos y geopolíticos, así como de seguridad. Tal y como lo evidencian innumerables ejemplos, como el Gran Ducado de Lituania (siglos xii y xviii) o la Alianza Evangélica (1846) que fue edificada por Alemania, Bélgica, Francia, Grecia, Italia, Noruega, Siria, Suecia, Suiza y Turquía con la finalidad de defender la libertad cristiana. Por otro lado el Estado, como toda organización social, ha evolucionado y se ha transfor- mado,empero continúa conservando sus funciones sine qua non, tales como la defensa de la soberanía y de la integridad territorial, velar por el interés común, mantener el control del poder político y militar, así como gestionar la política exterior. 35 América, África, Asia, Europa, Eurasia y Medio Oriente Durante el siglo xx surgen nuevas responsabilidades para los estados, debido a la pro- liferación de los organismos internacionales y del renacimiento contemporáneo de la primera ola de regionalismos. A estas “nuevas responsabilidades” se añade la “suprana- cionalidad”, lo que connota la observancia de reglas adoptadas por los Organismos In- ternacionales (oi) como resultado de acuerdos multilaterales o regionales que están por encima de las normas internas del Estado,2 o bien, delegar soberanía a instituciones que tomarán decisiones por parte de los estados, tal y como sucede actualmente en el marco de la Eurozona y los 17 países de la Unión Europea (ue) que la conforman, los cuales delegan sus políticas monetarias al Banco Central Europeo (bce). Regresando a tiempos históricos, durante el siglo xv el escenario económico internacio- nal se transformó radicalmente debido al gran incremento que tuvo el comercio interna- cional, inherente al progreso alcanzado en las vías marítimas y la revolución tecnológica de la época, así como por el “descubrimiento de América” por parte de las otrora poten- cias hegemónicas: España, Francia y Portugal. Concepto de integración Con el objetivo de comprender las integraciones regionales que han surgido en África, América, Asia, Europa y Medio Oriente, este apartado analizará a diferentes autores y sus concepciones inherentes a los conceptos de integración regional. Asimismo, evaluará diferentes marcos teóricos que tratan de explorar y entender el fenómeno del regionalismo. Integración regional según Karl W. Deutsch Desde la perspectiva de Karl W. Deutsch, integración significa constituir un ente polí- tico o económico común, edificado entre diferentes actores. Asimismo, alude el autor, connota integrar unidades previamente separadas en un sistema unificado. Estos com- ponentes previamente separados e independientes, anteriormente separados eran poco 2 Alberto S. Gaite, “Integración, teoría y procesos”, 2011. [Disponible en: http://www.eumed.net/libros/2010e/814/ concepto%20de%20supranacionalidad.htm]. [Consulta: 18/06/2012]. 36 Tendencias hacia la regionalización mundial en el ámbito del siglo xxi: interdependientes o carecían de interdependencia. Al momento de integrarse, según Deutsch, son ahora interdependientes y juntos producen propiedades en un sistema que anteriormente carecía de la producción de dichas propiedades, o éstas eran producidas, pero en cantidades inferiores (Deutsch, 1974). Con fundamento en lo que señala este autor, a continuación se mencionan los elementos que componen la integración regional en un sentido amplio: • Pertenencia a un sistema. • Unirse o adherirse a un sistema. • Unidades que producen resultados distintos a los que se producían previamen- te y de manera separada o individual. En suma, Karl W. Deutsch define a las integraciones regionales como “la unión de entes que buscan establecer condiciones distintas a las que por separado tendrían, creando de esta manera un sistema que de alguna manera u otra genera relaciones de interdependen- cia, ya sea en materia política, económica o de seguridad” (Ibid., p. 67). Integración regional según Walter Mattli Walter Mattli aborda el estudio de la integración regional desde una perspectiva compa- rada. Al respecto, evalúa la experiencia europea con otras regionales del mundo. Tam- bién enfatiza que para que se edifique una integración regional plena, los actores líderes de las regiones deben impulsar dicha integración hacia los estados periféricos. Tanto las instituciones que regularán los regionalismos como los líderes regionales son considera- dos por Mattli como elementos sine qua non para que funcionen los regionalismos. En palabras de Mattli (1999: 132): “[…] uno o dos estados líderes regionales [que] sirven como plataforma para impulsar las integraciones regionales también pueden contribuir a relajar las tensiones en la distribución del poder actuando como un ‘mediador’ regional”. Por otro lado, Mattli subraya que una integración exitosa depende tanto de las demandas de los actores del mercado, como de la oferta de los actores políticos. En el zollverein ale- mán, el cual unificó los aranceles de los territorios que conformaban en 1828 el imperio 37 América, África, Asia, Europa, Eurasia y Medio Oriente pruso, Prusia fue el principal actor en aras de promover la integración aduanera. Por otro lado, en 1945 Alemania y Francia fueron los principales promotores de la integración de Europa Occidental en lo que conocemos actualmente como Unión Europea. Analizando las integraciones regionales y los resultados que han obtenido en diferentes partes del mundo, Mattli tarta de responder dos preguntas hipotéticas: • ¿Por qué tantos intentos de integración regional han fallado, mientras que unos cuantos han tenido éxito? • ¿Por qué algunos estados abandonan algunos regionalismos o a su propio ais- lacionismo para integrarse a un regionalismo determinado? Desde la óptica de este autor, los estados que deciden mantenerse aislados o que perte- necen a otros esquemas de integración se enfrentarán a efectos externos (externalidades) debido a las políticas discriminatorias que establecerán los que forman parte del meca- nismo. En este sentido, los actores que se encuentran fuera de dicho mecanismo pueden enfrentar desviaciones comerciales y de inversión, que generarán la demanda para unirse. La integración de Europa Occidental se constituye en claro ejemplo cuando algunos estados decidieron optar por la Asociación Europea de Libre Comercio (aelc) y otros por la ue. Al final la mayoría de los miembros fundadores de la aelc abandonan dicho mecanismo para integrarse en el ue (Mattli, 1999). Otros autores hacen alusión a que un considerable número de regionalismos fue edifi- cado a la luz de la creación de las entonces Comunidades Económicas Europeas (cee). Por ejemplo, la creación de la Asociación Latinoamericana de Libre Comercio (aladi) en 1960 responde en gran medida a la edificación de la cee en 1958. Asimismo, el Mercado Común del Sur (mercosur) y el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (tl- can) responden en alguna medida al incremento de la integración europea. En este sentido, no sólo en América proliferaron los regionalismos sino también en el resto del mundo, debido al temor que existía en relación con el nacimiento de la “forta- leza de la integración de Europa” y sus consecuencias para los mercados internacionales. Por otro lado, según Mattli la carencia de un actor líder en las integraciones regionales puede 38 Tendencias hacia la regionalización mundial en el ámbito del siglo xxi: ocasionar que éstas se debiliten y que sus exigencias se reduzcan a aparecer sólo en los tra- tados constitutivos, como sucede con el Pacto Andino (pa), o a la falta de voluntad política para reforzar la integración, como en la Asociación Latinoamericana de Libre Comercio. Mattli ha estudiado con gran interés las variables que acuñan el éxito de los regionalis- mos, así como los factores inherentes a su fracaso. Desde la óptica de este especialista, la ue y el tlcan poseen un gran éxito. Los indicadores más bajos de éxito los presenta el Mercado Común Centroamericano (mcca). Los esquemas de integración con un éxito mediano, según la visión de este autor, son el Foro Económico Asia-Pacífico (apec) y el mercosur, y los menos exitosos serían la Comunidad de Estados Independientes (cei), la Asociación de Países del Sudeste Asiático (asean), la Comunidad Económica de Es- tados del Occidente de África (ecowas), la aladi y el Pacto Andino (pa) y el Mercado Común Árabe (mca). Mattli distingue un número de variables decisivaspara el éxito de las integraciones regio- nales, las que clasifica de la siguiente manera: • Fuerte liderazgo de los actores clave de la región. • Voluntad política. • Nivel de institucionalización. • Estabilidad económica y política. • Capacidad para resolver pacífica e institucionalmente las controversias inhe- rentes a la integración económica. Concepto de integración regional según Juan Tugores Ques y Bela Balassa El economista español Juan Tugores Ques alude a que la integración regional es un pro- ceso mediante el cual los países comparten decisiones y políticas soberanas. Es impor- tante mencionar que el nivel de compartir soberanía dependerá del tipo de integración que se ha establecido. Desde el punto de vista económico la integración, para Juan Tugores (1997), “es un proceso a través del cual dos o más mercados nacionales previamente separados e inde- 39 América, África, Asia, Europa, Eurasia y Medio Oriente pendientes, se unen para formar un sólo mercado con dimensiones más competitivas”. En dicha integración el objetivo es la supresión absoluta de las barreras que impiden la libre circulación de bienes y servicios. Bela Balassa define la integración económica regional como una situación de las acti- vidades económicas, apuntando a que las integraciones regionales se encuentran acom- pañadas de medidas dirigidas a abolir la discriminación y las medidas restrictivas entre unidades económicas pertenecientes a diferentes naciones. Teorías de la integración y regionalismos comparados De manera similar a otros autores, Finn Laursen señala que los primeros esfuerzos por estudiar la integración regional se concentraron principalmente en la Comunidad Euro- pea del Carbón y del Acero (ceca) de 1957. En el clásico estudio de Ernest Haas sobre la ceca, The Uniting of Europe, la integración en este sentido fue definida como: “[…] el proceso a través del cual los actores políticos son persuadidos para trasladar sus lealtades, expectativas y actividades por encima de los estados nacionales” (Laursen, 2010). En el estudio de Leon Lindberg sobre la entonces recién creada cee, titulado The Politi- cal Dynamics of European Economic Integration, la integración fue definida como: “[…] el proceso a través del cual las naciones renuncian a la gestión de sus políticas internas y externas más importantes, buscando tomar decisiones conjuntas o delegar el proceso de toma de decisiones a nuevos organismos centrales de carácter supranacional” (Laursen, 2010: 33). La parte central del concepto de Lindberg radica en definir a los regionalismos como “la creación de mecanismos y procesos que tomarán decisiones colectivas por medios dife- rentes a la acción autónoma de los gobiernos nacionales”. Parece acertado señalar que la adopción de algunas decisiones conjuntas o colectivas es un aspecto importante de todos los esfuerzos de integración regional. A final de cuentas, para la teoría de la integración es fundamental que los regionalismos posean una capacidad institucional. En este sentido, cada sistema regional debe cons- 40 Tendencias hacia la regionalización mundial en el ámbito del siglo xxi: truir sus propias instituciones con base en su esencia y naturaleza, así como sus lógicas internas (Laursen, 2010: 54). Sin embargo, las instituciones son fundamentales en aras de la buena gobernanza de los regionalismos. Si comparamos a la ue con otras organizaciones regionales de integración, las diferencias institucionales son muy notorias. Ningún otro regionalismo en el mundo ha incorpo- rado cuerpos supranacionales independientes como la Comisión Europea; ninguno de ellos ha aceptado nada parecido al derecho comunitario ni mucho menos a compartir soberanía. En el caso de la ue ha existido fusión de intereses y la mayoría de los estados miembros han delegado parte de su soberanía. De acuerdo con Andrew Moravcsik, este tipo de acciones las efectúan los estados europeos para asegurar “compromisos creíbles”. Finalmente, la integración no sólo se hace con el deseo de obtener resultados óptimos, sino también con la finalidad de redistribuir las ganancias. Por otro lado, mientras los académicos institucionalistas liberales se han concentrado en la eficiencia, los realistas y neorrealistas han destacado el tema del poder. En este sentido, los regionalismos para los realistas son una herramienta más para consolidar el poder de las grandes potencias, cuyo fin es el dominio absoluto de las relaciones internacionales. Intergubernamentalismo liberal Cuando Andrew Moravcsik creó su teoría en relación con el “intergubernamentalismo liberal”, evaluó a las integraciones regionales en dos etapas. Primero, la formación de la preferencia nacional y, después, la negociación interestatal; posteriormente, incorporó una tercera fase: la elección institucional. Este modelo es simple y puede ser utilizado para analizar la integración regional en otras partes del mundo distintas a Europa. Unas de las cuestiones fundamentales que Moravcsik resalta son los intereses que pre- dominan en el momento de edificar los regionalismos. Es decir, si éstos son de carácter geoeconómico o geopolítico. Otro punto importante es el de la interdependencia. En este sentido, es importante evaluar si la interdependencia es simétrica o asimétrica. Des- de el punto de vista de este teórico de los regionalismos, la interdependencia asimétrica se presenta en todos los esquemas de integración regional, debido a que no todos los actores 41 América, África, Asia, Europa, Eurasia y Medio Oriente que conforman una de ellas poseen los mismos recursos de poder, por lo que se genera una interdependencia asimétrica. Por otro lado, Moravcsik explora las variables que predominan para que los estados com- partan soberanía. En este sentido, alude a tres explicaciones posibles: la visión federalista, la habilidad directiva y los compromisos más creíbles. La respuesta es que los estados delegan y comparten soberanía en aras de obtener compromisos más creíbles. En su obra, The Choice of Europeans, Moravcsik alude a que su estudio tiene implicacio- nes sustanciales para el análisis de las relaciones internacionales y que puede ser utilizado para evaluar las integraciones regionales no sólo en Europa sino en otras partes del mun- do. Desde su perspectiva, la interdependencia comercial regional representa un factor subyacente que explica la demanda de la integración. Al respecto, visualiza a este fenómeno de la siguiente manera: “[…] Evaluando a estos indicadores […] la teoría de la economía política predice presiones muy fuertes para la li- beralización comercial en Europa, una presión aún más moderada en América del Norte, y muy poca en el Este de Asia y en Europa Oriental” (Moravcsik, 1998). Finalmente, este autor concluye su estudio subrayando que “las teorías políticas relacio- nadas al regionalismo merecen un estudio más intensivo, comenzando con el hecho de asumir que Europa y otras regiones del mundo enfrentan retos y oportunidades simi- lares, pero también presentan diferencias sustanciales, tales como la historia, cultura, economía, entre otras…” Marco teórico de las integraciones regionales económicas La teoría de la integración económica estudia las transformaciones que han tenido efecto en el escenario económico internacional y en el regional, inherente a los procesos de integración que han surgido en varios continentes o regiones del mundo. Por tal moti- vo, resulta fundamental evaluar varias teorías referentes a las integraciones económicas regionales, con la finalidad de comprender mejor este fenómeno que, como se ha visto, forma parte esencial de las relaciones internacionales del siglo xxi. 42 Tendencias hacia la regionalización mundial en el ámbito del siglo xxi: Teoría de Bela Balassa Bela Balassa y un gran número de especialistas mencionan que las integraciones regiona- les adoptan los siguientes niveles de integración, como se puede observar en la gráfica 1. Gráfica 1. Etapas
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