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GINECOLOGIA (610)

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589La mujer de edad madura
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Fitoestrógenos. Éstos (isofl avonas) son compuestos derivados 
de plantas que se unen a los receptores estrogénicos y poseen 
propiedades tanto agonistas como antagonistas de los estrógenos. 
Tales compuestos se encuentran en los productos de soya y el clavo 
rojo. En los estudios pequeños en los que se ha valorado su efi cacia 
en el tratamiento de los síntomas vasomotores, se ha hallado que 
son efi caces o bien los resultados son mixtos (Krebs, 2004).
Productos de soya. Las dos principales isofl avonas de la soya son 
genisteína y daidzeína. Los mecanismos de acción de la soya y las 
isofl avonas de la alimentación aún no se conocen en su totalidad, 
pero éstas al parecer se unen a los receptores estrogénicos. Por esta 
razón, no se debe suponer que esos complementos alimentarios 
sean seguros en las mujeres con cáncer dependiente de estrógenos.
Para el tratamiento de los bochornos, la información que apoya 
la efi cacia de la isofl avona es mixta. Albertazzi et al. (1998) pro-
porcionaron un complemento puro de soya que contenía 40 mg 
de proteínas y 76 mg de isofl avonas. En las mujeres que utiliza-
ron estos complementos, se observó una reducción de 45% de los 
síntomas vasomotores en comparación con 30% en aquellas que 
recibieron placebo. Cheng et al. (2007) administraron 60 mg de 
isofl avonas o placebo durante tres meses a mujeres sintomáticas. 
Ellos observaron que el tratamiento con isofl avonas reduce 57% 
los bochornos. A diferencia de ello, Levis et al. (2011), en un estu-
dio clínico doble ciego con mujeres que habían sobrevivido al cán-
cer mamario, detectaron tasas mayores de síntomas vasomotores 
en las mujeres que recibieron comprimidos de soya que contenían 
200 mg de isofl avonas al día, en comparación con las que recibie-
ron placebo.
Los efectos de la proteína de soya encontrada en diversas pre-
paraciones alimenticias no son bioequivalentes. Incluso los alimen-
tos con soya no constituyen fuentes confi ables de isofl avonas con 
actividad biológica. Por ejemplo, la preparación con alcohol que 
a menudo se utiliza en la elaboración del tofu y la leche de soya, 
elimina las formas con actividad biológica, que son las isofl avonas 
aglicónicas. Por tanto, los fabricantes de productos con soya ahora 
anotan en la etiqueta de su producto la cantidad y el tipo de isofl a-
vonas encontradas en el alimento.
Linaza. La linaza o el aceite de linaza (Linum usitatissimum) es 
muy rico en ácido linolénico α, variedad del ácido graso omega-3. 
Se dice que la linaza reduce la infl amación, el recambio óseo, las 
cardiopatías, el cáncer, la diabetes y la concentración de coleste-
rol. Se supone que en la mujer perimenopáusica también protege 
contra el cáncer mamario, los bochornos y la labilidad emocional. 
Sin embargo, la información sobre la efi cacia de la linaza en el 
tratamiento de los bochornos es muy limitada. Lewis et al. (2006) 
llevaron a cabo un estudio clínico comparativo con asignación al 
azar y doble ciego en el cual 87 mujeres se dividieron en tres grupos 
y consumieron diariamente panquecitos con soya, linaza o trigo. 
En su estudio, no se observaron diferencias importantes en cuanto 
a los síntomas vasomotores entre los tres grupos. Por el contrario, 
Lemay et al. (2002) concluyeron que 40 g de linaza son tan efi ca-
ces como 0.625 mg de CEE para el tratamiento de los síntomas 
menopáusicos leves en un estudio cruzado y con asignación al azar 
que comparó ambos tratamientos.
Trébol de los prados. Trifolium pratense (en inglés, red clover) 
pertenece a la familia de las leguminosas. Contiene por lo menos 
cuatro isofl avonas estrogénicas y, por consiguiente, se comercia-
Belergal. Es un sedante combinado que contiene fenobarbital, 
tartrato de ergotamina y alcaloides de belladona (Loprinzi, 2005). 
En diversos estudios con asignación al azar y doble ciego, se ha 
observado que este fármaco mejora o carece de efectos sobre los 
síntomas vasomotores. Además, en estos estudios, más de 30% 
de las pacientes que participaron se retiró por falta de efi cacia o 
por los efectos adversos del tratamiento. Algunos de tales efectos 
fueron xerostomía, mareo, eritema cutáneo y sopor. Además, los 
barbitúricos causan adicción y no se recomiendan para uso prolon-
gado. Por su efi cacia limitada y efectos adversos considerables, no 
se recomienda utilizarlo para esta indicación.
Somníferos. Las pacientes que padecen principalmente diaforesis 
nocturna e interrupción del sueño pueden benefi ciarse de un ciclo 
con somníferos. El antihistamínico clorhidrato de difenhidramina 
es un producto de este tipo barato, que se obtiene sin prescripción. 
También la eszopiclona, fármaco que se obtiene con prescripción, 
mejoró de modo notable el sueño y ejerció una infl uencia positiva 
en el estado de ánimo, la calidad de vida, las funciones del día 
siguiente y los síntomas propios de la menopausia en un estudio 
doble ciego en perimenopáusicas y posmenopáusicas en que los 
testigos recibieron placebo (Soares, 2006). En el cuadro 1-24 (pág. 
29), se incluye una lista de posibles productos que auxilian en la 
conciliación del sueño.
Medicina alternativa y complementaria 
Se calcula que en 2005 el gasto por concepto de tratamientos alter-
nativos fue cercano a 30 000 millones de dólares, cifra superior 
a la de los servicios médicos en ese mismo año (Castelo-Branco, 
2005). En 2002, 49% de las mujeres en Estados Unidos y Canadá 
utilizaba la medicina alternativa y complementaria (CAM, com-
plementary and alternative medicine) y al parecer la tendencia está 
aumentando (Newton, 2002).
Acupuntura. El tratamiento con CAM mencionado ha sido valo-
rado para eliminar los bochornos en estudios multicéntricos, con 
asignación al azar y con testigos, realizados en perimenopáusicas 
y posmenopáusicas (Borud, 2009; Kim, 2010). En dos investiga-
ciones, en los grupos asignados al tratamiento, se realizaron 10 a 
12 sesiones de acupuntura en comparación con un grupo testigo. 
Se observó disminución notable en la frecuencia y la intensidad 
de los bochornos. Sin embargo, ambos estudios incluyeron sólo 
grupos pequeños de personas y mostraron datos únicamente del 
tratamiento y la vigilancia a corto plazo. A pesar de las limitaciones 
mencionadas, esta modalidad es promisoria.
Adiposidad. Hipótesis antagónicas sugieren la forma en que la 
adiposidad puede modifi car los bochornos en la menopausia. Una 
de ellas plantea que la aromatización de andrógenos hasta la forma 
de estrógenos en la grasa corporal debe disminuir la frecuencia de 
los bochornos. Por lo contrario, los modelos termorreguladores 
plantean que la mayor cantidad de grasa corporal debe acompa-
ñarse de un incremento en la frecuencia de bochornos, por sus 
efectos aislantes. Th urston et al. (2008) con un planteamiento 
similar, observaron que la mayor adiposidad abdominal y en par-
ticular la del plano subcutáneo, se acompañaba de mayores pro-
babilidades de que aparecieran bochornos. Los autores anteriores 
sugieren que la pérdida de grasa y los ejercicios aeróbicos pueden 
mejorar la intensidad de los bochornos. Sin embargo, se necesitan 
más estudios al respecto.
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