Descarga la aplicación para disfrutar aún más
Vista previa del material en texto
654 Medicina y cirugía reconstructiva de la pelvis femenina SECCIÓ N 3 FIGURA 24-21. Representación que muestra defectos en la pared vaginal posterior. Pueden ser mediales, laterales, distales o apicales. (Tomada con autorización de Richardson, 1993.) aloinjertos, xenoinjertos o malla sintética junto con la colporrafi a posterior y la reparación del sitio específi co. En general, el injerto se coloca después de completar la colporrafi a o la reparación del sitio específi co. Además, en situaciones en las que no puede identi- fi carse la capa fi bromuscular para realizar el plegamiento medial o la reparación del sitio específi co, el aumento con injerto puede ser la única opción quirúrgica. La malla se fi ja con sutura a los lados con una cantidad mínima de material de sutura. Si es técnicamente posible, el injerto se une con el vértice vaginal y el ligamento uterosacro. En la parte distal, el injerto se une con el cuerpo perineal. Aún no se establece la efi cacia y seguridad del aumento con injerto en la pared vaginal posterior. Paraiso et al. (2006) distri- buyeron al azar a 105 mujeres para realizar colporrafi a posterior, reparación de sitio específi co o reparación de sitio específi co más injerto de submucosa de intestino delgado porcino. Después de un año, aquellas con injerto tenían un índice de falla anatómica mucho más alto (46%) que las que se sometieron sólo a repara- ción del sitio específi co (22%) o colporrafi a posterior (14%). Se requiere más investigación para establecer la seguridad, efi cacia y material óptimo para el reforzamiento de la pared posterior con injerto. Sacrocolpoperineopexia. Esta modifi cación de la sacrocolpo- pexia puede elegirse para corregir el descenso de la pared vaginal posterior cuando se emplea un acceso abdominal en otros procedi- mientos para el prolapso o cuando es necesario el tratamiento del descenso perineal (Cundiff , 1997; Lyons, 1997; Sullivan, 2001; Visco, 2001). Con este procedimiento, la malla de la sacrocolpo- pexia posterior se extiende hacia abajo por la pared vaginal poste- rior hasta el cuerpo perineal. En varias series de casos, los índices de curación anatómica fueron mayores de 75%. Perineo El perineo proporciona soporte distal a la pared vaginal posterior y la pared rectal anterior, y también fi ja estas estructuras al piso pélvico. La pérdida de continuidad del cuerpo perineal posibilita el descenso de la parte distal de la vagina y el recto, y contribuye al ensanchamiento del hiato del elevador. Muchas veces, la perineorrafi a se realiza junto con la colporra- fi a posterior para recrear la anatomía normal (Sección 43-16, pág. 1223). Durante la operación, el perineo se reconstruye mediante el plegamiento medial de los músculos perineales y del tejido con- juntivo. Un dato importante es que el plegamiento demasiado enérgico estrecha el introito, lo que forma una cresta en la pared vaginal posterior y causa dispareunia de entrada. Sin embargo, en una mujer sin actividad sexual, se cree que la perineorrafi a alta con estrechamiento intencional del introito reduce el riesgo de recu- rrencia del prolapso de la pared posterior. Uso de malla y materiales en la cirugía pélvica reconstructiva Indicaciones para la malla. Cerca de 30% de las mujeres que se someten a intervención quirúrgica por prolapso requiere una nueva operación por recurrencia (Olsen, 1997). Por lo tanto, existe un esfuerzo continuo para mejorar los procedimientos y resultados quirúrgicos. La malla sintética para la sacrocolpopexia y los cabestrillos mesouretrales se han estudiado ampliamente y es segura y efectiva. En un pequeño porcentaje de los casos la malla se erosiona, lo que se corrige con estrógenos locales y limitando la escisión de la malla en la pared vaginal. Rara vez es necesario extraer toda la malla. Con la fi nalidad de reducir el índice de erosión, los cirujanos han utilizado injertos biológicos como fascia de cadáver. Sin embargo, este material se acompaña de un índice elevado de recurrencia del prolapso (FitzGerald, 1999, 2004; Gregory, 2005). En consecuen- cia, se recomienda utilizar malla sintética para las sacrocolpopexias y los cabestrillos mesouretrales. El uso de injertos biológicos o mallas sintéticas para otras ciru- gías pélvicas reconstructivas transvaginales se ha expandido con rapidez sin sufi ciente información que confi rme su seguridad y efi - cacia a largo plazo. Algunos cirujanos utilizan en forma sistemática injertos o extensiones con injerto o malla, otros jamás la usan y otros más las emplean por ciertas indicaciones. Su uso selectivo comprende: 1) la necesidad de crear un puente sobre un espacio; 2) la presencia de tejido conjuntivo débil o ausente; 3) conjuntivo- patías: 4) riesgo elevado de recurrencias (obesidad, presión intraab- dominal elevada en forma crónica y juventud), y 5) vagina corta. Pese al empleo frecuente de malla o injertos, en una revisión sistemática sobre su aplicación en la reparación del prolapso trans- vaginal, se observó falta de información científi ca de calidad para apoyar esta técnica (Sung, 2008). Desde esta revisión, en varios estudios prospectivos aleatorizados se ha encontrado que la malla en la colporrafi a anterior frente a la omisión de una malla ofrece un mayor índice a corto plazo de tratamiento exitoso del prolapso. Sin embargo, en estos estudios también se encontraron más com- plicaciones quirúrgicas y acontecimientos adversos posoperatorios con la malla (Altman, 2011). En el año 2011, la U.S. Food and Drug Administration (FDA) publicó las complicaciones potencial- 24_Chapter_24_Hoffman_4R.indd 65424_Chapter_24_Hoffman_4R.indd 654 06/09/13 21:3306/09/13 21:33
Compartir