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La Teoria Sintergica Jacobo Grinberg

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El	 autor	 dedicó	 quince	 años	 a	 la	 creación	 y	 el	 desarrollo	 de	 un	 novedoso
cuerpo	mental	que	denominó	la	 teoría	sintérgica.	(El	 término	sintergia	es	un
neologismo	 derivado	 de	 las	 palabras	 Síntesis	 y	 Energía).	 La	 presente	 obra
intenta	explicar	dicha	teoría.
La	 estructura	 del	 espacio	 aparece	 como	 vacío	 e	 invisible	 para	 nuestra
percepción,	sin	embargo,	cada	punto	del	espacio	contiene	la	información	total
del	 resto	 de	 los	 puntos.	 La	 mecánica	 cuántica	 llama	 a	 este	 fenómeno
«Láttice».	Ésta	contiene	la	información	de	todo	el	universo	en	cada	punto.
La	 estructura	 del	 espacio	 incluye	 muchas	 dimensiones.	 Al	 modificar	 una
porción	del	espacio	esta	modificación	afecta	a	cada	uno	de	los	puntos	y	a	la
totalidad.	 Un	 pensamiento	 u	 emoción	 también	 afecta	 a	 la	 láttice.	 Existen
láttices	homogéneas	y	coherentes	y	otras	distorsionadas.	La	láttice	es	capaz	de
modificarse.	 Cada	 fuerza	 o	 campo	 son	 distorsiones	 de	 la	 láttice:	 la	 fuerza
gravitacional,	 la	 fuerza	 de	 interacción,	 la	 fuerza	 electromagnética.	 A	 estas
fuerzas	 se	 les	 llama	 Bandas	 sintérgicas	 (muy	 importantes	 para	 entender	 la
existencia	de	 los	niveles	de	conciencia,	ya	que	cada	nivel	se	asocia	con	una
banda).
Entre	 la	 realidad	 y	 la	 percepción	 existen	 procesos	 de	 transformación	 que
suceden	 a	 través	 de	 nuestra	 maquinaria	 neuronal,	 esto	 nos	 señala	 que
intervenimos	 en	 la	 creación	 de	 la	 realidad	 perceptual	 activamente	 y	 que	 no
estamos	desligados	ni	de	los	objetos	ni	de	los	seres	vivos.	La	realidad	es	una
pero	 la	 dividimos	 con	 fronteras	 de	 separación	 que	 dependen	 del	 nivel	 de
conciencia	 en	 el	 cual	 funcionamos	 y	 no	 de	 la	 realidad	 en	 sí	 (Ken	Wilber).
Para	acceder	a	la	realidad	como	es,	deberíamos	colocarnos	en	la	conciencia	de
unidad,	 borrar	 nuestros	 filtros,	 nuestra	 historia	 personal	 y	 nuestros
condicionamientos.	Lo	que	percibimos	es	una	creación	humana	limitada.
El	nivel	de	conciencia	de	cada	persona	determina	la	realidad	que	percibimos.
Sólo	cuando	nos	convirtamos	en	la	láttice	misma	percibiremos	la	realidad	tal
como	es,	encaminándonos	hacia	la	conciencia	de	unidad.
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Jacobo	Grinberg-Zylberbaum
La	teoría	sintérgica
ePub	r1.0
XcUiDi	26-04-2021
Página	3
Título	original:	La	teoría	sintérgica
Jacobo	Grinberg-Zylberbaum,	1991
	
Editor	digital:	XcUiDi
ePub	base	r2.1
Página	4
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INTRODUCCIÓN
He	dedicado	15	años	a	la	creación	y	desarrollo	de	un	novedoso	cuerpo	mental
el	que	he	denominado	«LA	TEORÍA	SINTÉRGICA».
En	 este	 libro,	 presento	 las	 bases	 conceptuales	 de	 este	 modelo	 de	 la
Realidad.
Durante	 estos	 años,	 he	 publicado	 una	 serie	 de	 libros	 y	 artículos	 de
investigación	que	originalmente	han	 intentado	compartir	 la	 evolución	de	mi
pensamiento,	 pero	 nunca	 he	 presentado	 la	 Teoría	 Sintérgica	 como	 un
producto	acabado	y	completo.
Este	libro	pretende	satisfacer	este	anhelo	y	propósito	de	sintetizar,	en	un
solo	texto,	toda	una	teoría	que	por	fuerza	ha	de	seguir	perfeccionándose	pero
que	ya	se	vislumbra	como	sólida	y	fundamentada.
El	origen	de	la	Teoría	Sintérgica	fue	la	pregunta	acerca	de	cómo	se	realiza
la	 transformación	 de	 la	 actividad	 cerebral	 en	 experiencia	 sensible.	 La
aparición	de	un	percepto	cualitativamente	diferente	de	la	actividad	neuronal	y
distinto	de	los	campos	energéticos	espaciales,	(la	luz	como	tal	no	se	encuentra
ni	 en	 los	 campos	 electromagnéticos	 en	 el	 espacio	 ni	 en	 la	 actividad	 del
cerebro)	me	intrigó	y	asombró	en	un	nivel	tan	profundo	de	mi	ser,	que	decidí
dedicarme	 íntegramente	 a	 explorar	 la	 posibilidad	de	 explicar	 esta	 aparición,
utilizando	cualquier	herramienta	útil,	desde	la	investigación	Neurofisiológica
pura	hasta	los	estudios	Chamánicos	y	Místicos.
De	 hecho,	 durante	 estos	 15	 años,	 la	 búsqueda	 de	 una	 respuesta	 ante	 la
pregunta	 acerca	 de	 la	 creación	 de	 la	 experiencia	 y	 la	 percepción	 me	 han
obligado	a	revisar,	vivir	y	a	explorar	áreas	del	conocimiento	humano	que	en
apariencia	son	disímiles	e	incluso	contradictorias	entre	sí	pero	que	a	la	luz	de
la	pregunta	que	me	planteé	me	han	parecido	complementarias	y	mutuamente
enriquecedoras.
De	 esta	 manera,	 estudios	 y	 concepciones	 de	 la	 Mecánica	 Cuántica
contemporánea,	 aproximaciones	 Psicofisiológicas,	 elementos	 de	 la	 Mística
Judía	y	Cristiana,	desarrollos	del	Budismo	y	del	Yoga	Hindú	y	las	vivencias
de	los	Chamanes	Mexicanos	han	aportado	las	piezas	de	un	vital	y	fascinante
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«Juego	 de	 Abalorios»	 que	 al	 igual	 que	 en	 la	 magistral	 novela	 de	 Herman
Hesse	 ha	 constituido	 una	 delicia	 lúdica	 que	 ahora,	 con	 esta	 obra	 pretendo
compartir	con	los	lectores	interesados	en	comprender	las	raíces	de	la	creación
de	cualquiera	y	de	todas	las	realidades	posibles	para	la	mente	humana.
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CAPÍTULO	I
LA	ESTRUCTURA	DEL	ESPACIO
Para	 el	 sentido	 común	 y	 la	 percepción	 desnuda	 de	 conceptualizaciones,	 el
Espacio	aparece	como	vacío	y	carente	de	una	estructura	fundamental.
Esta	carencia,	sin	embargo,	es	solamente	aparente,	puesto	que	depende	de
la	 incapacidad	 cerebral	 para	 decodificar	 una	 organización	 energética	 que
sobrepasa	la	complejidad	neuronal.
Esta	incapacidad	se	manifiesta	también	en	el	ámbito	conceptual	cuando	a
una	 mente	 de	 pobre	 desarrollo	 se	 le	 presenta	 alguna	 idea	 abstracta	 que	 la
sobrepasa	 o	 cuando	 la	 vivencia	 del	 «otro»	 no	 posee	 una	 referencia
experiencial	en	uno	mismo.
Algo	similar	acontece	en	relación	con	la	estructura	del	Espacio	la	cual	se
presenta	como	invisible	e	incluso	inexistente	para	la	percepción.
Sin	 embargo,	 el	 hecho	 de	 que,	 a	 partir	 de	 una	 diminuta	 porción	 de
Espacio,	 sea	 posible	 decodificar	 una	 imagen	 visual	 con	 un	 contenido
informacional	 muy	 elevado,	 indica	 que	 existe	 una	 estructura	 del	 Espacio
capaz	 de	 incluir	 esa	 información.	 De	 hecho,	 la	 capacidad	 humana	 de
decodificación	espacial,	sugiere	e	indica	que	el	contenido	informacional	de	la
totalidad	del	Universo	se	representa	y	concentra	en	cada	uno	de	los	puntos	del
Espacio.	 Por	 ejemplo,	 podemos	 percibir	 un	 cielo	 estrellado	 de	 miles	 de
millones	de	kilómetros	de	extensión,	viéndolo	a	través	de	un	pequeño	orificio
hecho	en	una	hoja	de	papel.	Lo	que	percibimos	es	 la	 información	contenida
en	el	espacio	del	orificio.
Se	llega	a	la	misma	conclusión	a	partir	del	uso	de	instrumentos	ópticos	de
amplificación.	 Por	 ejemplo,	 la	 información	 de	 un	 telescopio	 poderoso
enfocado	en	una	Galaxia	distante	se	transforma	a	través	del	sistema	visual	de
un	Astrónomo,	en	una	imagen	con	una	gran	cantidad	de	detalles	acerca	de	las
estrellas.
Lo	 que	 el	 telescopio	 realiza	 es	 amplificar	 la	 información	 que	 interactúa
con	su	espejo	en	el	Espacio	del	Observatorio	por	lo	que	la	información	de	los
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objetos	distantes	se	encuentra	en	cada	zona	de	ese	Espacio.	Desde	el	mismo
punto	se	pueden	enfocar	un	número	infinito	de	objetos	por	lo	que	ese	punto
contiene	la	información	acerca	de	aquéllos.	A	partir	de	estas	observaciones,	se
puede	deducir	que	cada	punto	del	Espacio	contiene	 la	 información	 total	del
resto	 de	 los	 puntos	 y	 que	 debe	 existir	 una	 estructura	 capaz	 de	 contener	 tal
información.
La	 Mecánica	 Cuántica	 ha	 bautizado	 con	 el	 término	 «Lattice»,	 a	 esta
estructura.	 La	 Lattice	 enrejado	 o	 celosía	 debe	 poseer	 una	 capacidad	 de
inclusión	 informacional	colosal	para	permitirle	contener	 toda	 la	 información
del	Universo	en	cada	uno	de	sus	puntos.
Los	Indios	Guaraníes	han	querido	expresar	 la	misma	idea	utilizando	una
escritura	textil.	Ellos	tejen	sus	ideas	expresándolas	a	través	de	telas	bordadas.
La	tela	que	representa	el	Espacio	la	fabrican	haciendo	incidir,	en	cada	punto
de	la	misma,	los	hilos	del	resto.
La	 cantidad	 máxima	 de	 información	 que	 es	 capaz	 de	 contener	 una
estructura	depende	principalmente	de	su	capacidad	vibracional.	Por	ejemplo,
mientras	mayor	sea	la	frecuencia	a	la	que	pueda	vibrar	un	campoenergético,
mayor	será	la	información	que	logre	acarrear	y	contener.	Desde	este	punto	de
vista,	 la	Lattice	del	Espacio	debe	ser	capaz	de	vibrar	a	frecuencias	 infinitas,
en	cada	uno	de	sus	puntos.
Por	otro	lado,	 la	cantidad	de	información	que	una	estructura	es	capaz	de
contener,	depende	de	la	cantidad	de	dimensiones	que	incluya.	Un	plano,	por
ejemplo,	es	capaz	de	contener	menor	cantidad	de	información	que	un	objeto
tridimensional.
Desde	 este	 punto	 de	 vista,	 la	 estructura	 fundamental	 del	 Espacio	 o	 la
Lattice	 del	 mismo	 debe	 estar	 situada	 e	 incluir	 una	 cantidad	 enorme	 de
dimensiones.
Podríamos	 deducir,	 a	 partir	 de	 las	 consideraciones	 anteriores,	 que	 la
estructura	 de	 la	 Lattice	 del	 Espacio	 consiste	 en	 una	 matriz	 de	 capacidad
vibracional	colosal	y	de	múltiples	dimensiones	en	la	cual	la	información	de	su
totalidad	converge	en	cada	uno	de	sus	puntos.
Otra	de	las	características	de	la	estructura	de	la	Lattice,	deducida	a	partir
de	nuestra	percepción,	es	que,	al	modificar	una	porción	de	esta	estructura,	esta
modificación	afecta	 a	 cada	uno	y	a	 la	 totalidad	de	 sus	puntos.	Por	 ejemplo,
podemos	observar	la	explosión	de	una	Super	Nova	desde	cualquier	zona	del
Espacio	 utilizando	 un	 instrumento	 con	 el	 suficiente	 poder.	 De	 la	 misma
forma,	 el	 vuelo	 de	 un	 insecto	 puede	 ser	 visto	 desde	 cualquier	 punto	 de	 un
paraje	por	 lo	que	el	 cambio	ejercido	 sobre	una	zona	de	 la	Lattice	debe,	por
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fuerza,	 afectar	 y	 modificar	 el	 resto	 de	 sus	 porciones.	 Desde	 este	 punto	 de
vista,	la	Lattice	debe	poseer	una	estructura	parecida	a	la	de	un	superconductor
de	 total	 fluidez	 y	 capacidad	 de	 interacción	 entre	 todos	 y	 cada	 uno	 de	 sus
elementos.
Además	de	lo	anterior	y	también	deducido	a	partir	de	nuestra	percepción,
la	estructura	de	la	Lattice	es	no	vacía	en	toda	su	extensión	y	en	cada	uno	de
sus	 puntos.	 Por	 ejemplo,	 movámonos	 en	 cualquier	 dirección	 del	 Espacio	 o
situémonos	 en	 cualquiera	 de	 sus	 localizaciones	 y	 nunca	 nos	 encontraremos
con	una	zona	en	la	cual	desaparezca	la	imagen	resultante	de	la	decodificación
de	 la	 Lattice.	 Por	 lo	 tanto,	 la	 Lattice	 ocupa	 todo	 el	 Espacio	 sin	 zonas	 de
ausencia	de	la	misma.
De	lo	anterior	se	deduce	que	la	estructura	de	la	Lattice	es	la	de	una	matriz
superconductora	de	múltiples	dimensiones,	 sin	zonas	de	discontinuidad,	con
una	 capacidad	 vibracional	 colosal	 y	 una	 organización	 de	 convergencia	 total
en	cualquiera	de	sus	puntos.
Otra	 de	 las	 características	 de	 la	 Lattice,	 también	 deducida	 a	 partir	 de
nuestra	 percepción,	 es	 que	 la	 información	 contenida	 en	 su	 estructura	 puede
ser	 decodificada	 como	 un	 continuo.	 Cuando	 por	 ejemplo,	 nos	movemos	 en
una	 dirección,	 las	 imágenes	 se	 funden	 unas	 con	 las	 otras	 dándonos	 la
sensación	 de	 continuidad	 perceptual.	 Por	 supuesto	 que	 esa	 continuidad
depende	de	las	características	de	nuestro	procesamiento	cerebral	el	cual	actúa
como	una	 especie	 de	 «Pegamento	de	 la	Realidad»	pero	 también	 refleja	 una
continuidad	informacional	básica	contenida	en	la	estructura	fundamental	de	la
misma	Lattice.
Otra	 de	 las	 características	 de	 la	 Lattice	 es	 que	 posee	 la	 capacidad	 de
modificar	su	propia	estructura	en	diferentes	escalas	temporales.	Un	neutrón	es
una	 modificación	 de	 la	 estructura	 básica	 de	 la	 Lattice	 con	 una	 fijeza	 y
permanencia	 mayor	 que	 un	 mesón.	 De	 la	 misma	 forma,	 una	 roca	 es	 una
distorsión	de	la	Lattice	con	mayor	duración	que	la	flama	de	una	vela.
Ya	 veremos	más	 adelante	 que	 un	 pensamiento	 o	 una	 emoción,	 también
afectan	la	estructura	de	la	Lattice	y	son	distorsiones	de	la	misma	estructura	al
igual	 que	 lo	 que	 denominamos	 un	 objeto	 material	 macroscópico	 o	 una
partícula	elemental	microscópica.
La	 permanencia	 temporal	 de	 una	 distorsión	 de	 la	Lattice	 depende,	 entre
otras	cosas,	de	la	recurrencia	de	la	misma	y	de	si	su	estructura	coincide	con
algún	modo	de	organización	natural	de	la	Lattice.
Una	 zona	 de	 la	 Lattice	 en	 la	 cual	 no	 existan	 distorsiones	 debe	 ser
totalmente	homogénea	y	coherente.	Desde	el	punto	de	vista	perceptual,	 este
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polo	de	total	coherencia	aparecería	como	invisible	y	vacío	de	objetos.	En	él,
un	 instrumento	 capaz	 de	 detectar	 algún	 índice	 gravitacional	 mostraría	 una
ausencia	de	esta	fuerza	indicando	una	falta	de	curvaturas	del	Espacio.
En	 cambio,	 en	 una	 zona	 de	 la	 Lattice	 con	 distorsiones	 locales,	 nuestra
percepción	 detecta	 la	 presencia	 de	 objetos	 y	 el	 instrumento	 gravitacional
mostrará	la	presencia	de	gravitación	indicando	la	existencia	de	curvaturas	del
Espacio.	En	este	polo	de	la	Lattice	la	coherencia	es	menor	que	en	la	Lattice	en
su	estado	básico	no	distorsionado.
Un	 ejemplo	 perceptual	 denotando	 las	 diferencias	 de	 coherencia	 de	 la
Lattice	 se	 vislumbra	 en	 el	 llamado	 efecto	 de	 «movimiento	 relativo»	 entre
objetos	 distantes	 y	 cercanos	 a	 un	 Observador.	 Los	 objetos	 lejanos	 con
respecto	a	un	Observador	permanecen	fijos	y	parecen	seguir	 su	movimiento
(obsérvese	la	luna	desde	un	automóvil	en	movimiento).	En	cambio	los	objetos
cercanos	al	punto	de	observación	no	permanecen	fijos	y	cambian	de	posición
relativa	al	movimiento	del	Observador	(la	carretera	o	los	árboles	cercanos	al
automóvil).
Lo	anterior	se	explica	considerando	que	la	información	acerca	de	objetos
lejanos	se	representa	(en	el	Espacio	con	el	cual	interactúa	el	Observador),	en
forma	 más	 coherente	 que	 los	 cercanos	 de	 tal	 forma	 que	 en	 cada	 punto	 de
interacción,	la	información	de	objetos	lejanos	parecería	estar	duplicada	y	por
ello	 su	 percepción	 desde	 cualquier	 punto	 es	 la	 misma.	 En	 cambio,	 la
representación	 informacional	 (en	 la	 zona	 de	 interacción	 con	 la	 Lattice)	 de
objetos	 cercanos	 al	 Observador	 no	 es	 coherente	 y	 por	 lo	 tanto	 cada	 punto
contiene	 diferente	 organización	 informacional	 y	 por	 ello	 la	 apariencia
perceptual	es	de	cambio	relativo	al	movimiento	del	Observador.
Las	 diferencias	 de	 coherencia	 en	 la	 organización	 informacional	 de	 la
Lattice	se	asocian	con	los	niveles	de	convergencia	de	la	información	de	cada
punto.	En	una	zona	hipotética	de	máxima	coherencia	de	la	Lattice,	lejana	de
cualquier	 distorsión,	 cada	 punto	 contiene	 la	 información	 total	 del	 Universo
distribuida	 coherentemente	 porque	 en	 esa	 zona,	 la	 convergencia
informacional	es	máxima.	En	cambio,	en	los	puntos	de	la	Lattice	cercanos	a
distorsiones	 de	 su	 estructura,	 los	 ángulos	 de	 convergencia	 de	 diferentes
distorsiones	 cambian	 dando	 lugar	 a	 una	 disminución	 de	 la	 similitud	 de	 la
organización	 informacional	 de	 esos	 puntos	 y	 por	 lo	 tanto	 una	 menor
coherencia.	 De	 hecho,	 nuestro	 Sistema	 Nervioso	 detecta	 los	 cambios	 de
coherencia	 de	 la	 Lattice	 manifestándolos	 ante	 nuestra	 percepción	 como
sensaciones	de	acercamiento	o	alejamiento	con	respecto	a	objetos	y	como	la
percepción	de	velocidad	y	aceleramiento.
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Las	 zonas	 de	 la	 Lattice	 de	 mayor	 coherencia,	 la	 Teoría	 Sintérgica	 las
denomina	zonas	de	alta	Sintergia,	mientras	que	las	zonas	de	menor	coherencia
las	llama	de	baja	Sintergia.	El	término	Sintergia	es	un	neologismo	derivado	de
las	palabras	Síntesis	y	Energía.
El	polo	de	mayor	Sintergia	de	la	Lattice	posee	una	estructura	de	máxima
coherencia,	 densidad	 informacional,	 convergencia	 y	 homogeneidad	 no
pudiendo	detectarse	en	él	ni	cambios	gravitacionales	ni	objetos	discretos.	Esto
último	es	así	porque	la	gravitación	y	la	materia	se	asocian	con	distorsiones	de
la	organización	básica	(coherencia)	de	la	Lattice.
En	 cambio,	 el	 polo	 de	 baja	 Sintergia	 de	 la	 Lattice	 (lo	 que	 percibimos
como	 materia	 sólida)	 posee	 una	 estructura	 de	 mínima	 coherencia,	 baja
densidad	informacional,	mínima	convergencia	y	homogeneidad	detectándose
en	él	fuerzas	gravitacionales.
La	 Lattice	 en	 su	 estado	 fundamental	 posee	 una	 capacidad	 potencial
asombrosa	de	modificación.Todas	y	cada	una	de	las	partículas	elementales	y
de	los	Campos	y	Fuerzas	descritas	por	la	Física	contemporánea	surgen	a	partir
de	las	posibles	distorsiones	que	la	Lattice	es	capaz	de	asumir.	De	esta	forma,
un	electrón,	un	protón,	un	neutrón	o	cualquier	otra	partícula	elemental	aparece
a	 la	 existencia	 cuando	 la	 misma	 estructura	 básica	 de	 la	 Lattice	 sufre
modificaciones	específicas.	A	esto	se	debe	que	las	partículas	elementales	y	en
general	 toda	 materia	 posean	 una	 naturaleza	 dual	 onda-corpuscular.	 Una
partícula	es	simultáneamente	un	«objeto	independiente»	y	separado	del	resto
de	los	objetos	y	una	porción	modificada	de	la	misma	estructura	fundamental.
En	 el	Budismo,	 esta	 dualidad	 se	 conceptualiza	 bajo	 la	 denominación	 de
«Sunyata»	 o	 «Vacío».	 Este	 concepto	 implica	 la	 consideración	 que	 ningún
objeto	posee	existencia	absoluta	e	independiente	sino	que	forma	parte	de	una
matriz	de	interrelaciones	y	por	lo	tanto	se	«alimenta»	del	resto	con	el	cual	se
interconecta	y	del	cual	depende	su	existencia.
La	 Lattice	 muestra	 las	 mismas	 características.	 Todo	 se	 encuentra
entrelazado	 dentro	 de	 su	 estructura	 y	 todo	 objeto	 y	 materia	 surge	 de
modificaciones	 o	 distorsiones	 específicas	 de	 la	 misma	 manifestando	 una
existencia	 interdependiente	 con	 el	 resto	 de	 los	 objetos.	 Ya	 veremos	 más
adelante	que	ni	la	experiencia	individual,	el	cuerpo	o	el	cerebro	escapan	a	esta
condición	de	Vacío	o	Sunyata.
Por	 lo	 tanto	 la	 Lattice	 posee	 la	 capacidad	 potencial	 de	 manifestarse	 en
múltiples	 condiciones	 e	 infinitas	 formas	 siendo	 esta	 capacidad	 otra	 de	 sus
características	básicas.
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La	 estructura	 capaz	 de	 lo	 anterior	 debe	 consistir	 de	 algún	 «material»
absolutamente	 «plástico»	 en	 el	 sentido	 de	 su	 capacidad	 infinita	 de	 asumir
diferentes	formas.
Ahora	 bien,	 antes	 mencionaba	 que	 una	 de	 las	 características	 de	 la
organización	de	la	estructura	de	la	Lattice	es	su	continuidad.	Esta	continuidad,
sin	 embargo,	 existe	 sólo	 parcialmente	 y	 en	 el	 interior	 de	 lo	 que	 se	 podrían
denominar	 «Bandas	 Discretas	 de	 Organización».	 Existen	 familias	 de
distorsiones	de	la	Lattice	y	estratos	cuánticos	de	su	organización	distribuidos
en	niveles	discretos.	A	estas	Bandas	 la	Física	 las	denomina	«Fuerzas»	y	de
ellas	se	han	descrito	cuatro:
1)	Fuerza	Gravitacional
2)	Fuerza	de	Interacción	Débil
3)	Fuerza	de	Interacción	Fuerte
4)	Fuerza	Electromagnética
Cada	 una	 de	 estas	 Fuerzas	 o	 Campos	 son	 particulares	 familias	 de
distorsiones	fundamentales	de	la	Lattice.
Dentro	de	cada	Banda	hay	continuidad	pero	de	una	a	la	otra	existe	un	paso
abrupto.	En	este	 texto	y	como	parte	de	 la	Teoría	Sintérgica,	a	estas	Bandas,
Fuerzas,	 o	Campos	 los	 denominaré	 «Bandas	 Sintérgicas».	La	 consideración
de	las	Bandas	Sintérgicas	es	esencial	para	entender	la	existencia	de	los	niveles
también	 discretos	 de	 la	 Conciencia,	 porque	 cada	 nivel	 de	 la	 Conciencia	 se
asocia	con	una	Banda	Sintérgica.
El	desconocimiento	de	Sunyata	ha	llevado	a	la	mente	Occidental	a	olvidar
que	entre	la	Realidad	y	su	percepción	existen	variados	y	complejos	procesos
de	 transformación	 por	 parte	 de	 la	 maquinaria	 neuronal.	 De	 esta	 forma
confundimos	 el	 producto	 de	 estas	 transformaciones	 con	 su	 origen.
Consideramos,	 por	 ejemplo,	 que	 existe	 un	 mundo	 exterior	 a	 nosotros	 con
objetos	desligados	de	nuestro	procesamiento	cuando	en	realidad	intervenimos
activamente	en	la	creación	de	la	realidad	perceptual	y	no	estamos	desligados
ni	 de	 los	 objetos	 que	 percibimos	 ni	 de	 los	 seres	 vivos	 con	 los	 cuales
interactuamos.	 La	 Realidad	 es	 Una	 pero	 como	 bien	 lo	 dice	 Ken	Wilber	 la
dividimos	con	fronteras	de	separación	que	dependen	del	nivel	de	Conciencia
en	el	cual	funcionamos	y	no	de	la	Realidad	en	sí.
Nuestro	sistema	cerebral	interactúa	con	una	porción	limitada	de	la	Lattice
a	través	de	sus	órganos	receptivos.	Esta	porción	de	la	Lattice	es	transformada
en	 un	 lenguaje	 neuronal	 y	 después	 de	 varias	 transformaciones	 que	 se
explicarán	más	 adelante,	 se	 crea	una	 imagen	perceptual	que	 siempre	 es	una
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representación	 y	 no	 la	 Realidad	 en	 sí.	 Para	 poder	 acceder	 a	 esta	 Realidad
deberíamos	 primero	 colocarnos	 en	 Conciencia	 de	 Unidad,	 borrar	 todos
nuestros	filtros,	historia	personal	y	condicionamientos.	Cómo	esta	posibilidad
raramente	 se	 actualiza,	 la	 realidad	 que	 percibimos	 la	 confundimos	 con	 la
Realidad.	De	esta	forma,	como	el	Espacio	(para	nuestra	percepción	limitada)
se	 nos	 presenta	 como	 invisible	 y	 los	 objetos	 como	 separados	 y	 autónomos,
consideramos	que	la	Realidad	está	constituida	por	objetos	externos	a	nosotros
y	 con	 existencia	 absoluta	 cuando	 en	verdad	ni	 los	objetos	 son	 autónomos	 e
independientes	ni	 el	Espacio	 es	 inexistente.	Podríamos	 incluso	 solidificar	 el
Espacio	o	desmaterializar	objetos	tal	y	como	lo	hacía	Milarepa,	el	legendario
poeta	 Tibetano	 o	 lo	 realizan	 algunos	 de	 los	 más	 poderosos	 Chamanes-
Nahuales	Mexicanos.
No	sabemos	qué	es	lo	que	se	encuentra	fuera	de	nosotros	mismos	ni	que
es	 lo	que	nos	estimula.	Conocemos	únicamente	el	producto	 final	de	nuestro
procesamiento	 cerebral	 pero	 lo	 confundimos	 con	 la	 Realidad	 en	 sí.	 Basta
recordar	 que	 en	 un	 punto	 del	 Espacio	 se	 concentra	 la	 totalidad	 de	 la
información	del	Universo	y	que	nosotros	decodificamos	en	forma	parcial	esa
información	 y	 a	 partir	 de	 allí	 construimos	 nuestros	 perceptos	 para	 darnos
cuenta	de	que	 lo	que	percibimos	es	una	creación	humana	 limitada	y	que	 las
cualidades	 que	 le	 adjudicamos	 a	 la	 Realidad	 resultan	 de	 una	 interacción
restringida	con	la	Lattice	del	Espacio.	Por	ejemplo,	la	luz	como	tal	no	existe
en	la	Lattice,	ni	tampoco	el	sonido.	El	punto	de	la	Lattice	que	decodificamos,
no	 contiene	 la	 geometría	 de	 la	 imagen	 que	 resulta	 de	 su	 procesamiento
cerebral	tal	y	como	se	nos	presenta	a	la	percepción.	El	punto	de	la	Lattice	que
decodificamos	 es	 un	 conjunto	 colosalmente	 complicado	 de	 morfologías
energéticas	concentradas	en	una	estructura.	Allí	no	hay	colores	ni	formas,	ni
cambios	de	perspectiva	ni	objetos	externos.	Es	la	manera	como	decodificamos
esas	morfologías	y	 las	 transformamos	que	da	como	resultado	 lo	que	vemos.
Desde	luego	que	cualquier	punto	de	la	Lattice	contiene,	en	forma	algorítmica
todos	 los	 elementos	 que	 más	 tarde	 hacen	 aparecer	 una	 imagen.	 Todos	 los
detalles	de	cualquier	percepto,	 todas	las	formas	geométricas,	 los	colores,	 los
cambios	 de	 perspectiva	 y	 las	 texturas	 se	 encuentran	 algorítmicamente
concentradas	en	cada	punto	de	la	Lattice.	Pero	en	su	decodificación	añadimos
nuestra	propia	estructura	y	organización	cerebral	y	de	la	interacción	entre	ésta
y	 las	características	de	 la	Lattice,	 surgen	 las	cualidades	 (luz,	 sonido,	 textura
etc.)	que	nos	son	familiares.
Cada	 punto	 de	 la	 Lattice	 contiene	 en	 su	 estructura	 mucha	 mayor
información	 y	 posibilidades	 de	 decodificación	 que	 las	 que	 nuestro	 Cerebro
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logra	 decodificar.	 Dependerá	 del	 funcionamiento	 neuronal	 la	 capacidad	 de
decodificación	y	este	funcionamiento,	a	su	vez,	está	determinado	y	determina
el	nivel	de	la	Conciencia	en	el	cual	funcionamos.	Por	lo	tanto,	es	el	nivel	de
Conciencia	de	cada	quién	el	que	determina	la	realidad	que	percibimos.
No	es	azarosa	la	forma	en	que	decodificamos	la	Lattice.	Ya	veremos	más
adelante	que	la	propia	organización	del	Cerebro	Humano	es	un	modelo	de	la
Lattice.	 Pero	 este	 modelo	 todavía	 no	 llega	 a	 ser	 idéntico	 al	 territorio	 que
quiere	representar.	Únicamente	cuando	nos	convirtamos	en	la	Lattice	misma,
estaremos	en	posibilidad	de	percibir	la	Realidad	tal	como	existe	y	tal	como	es
en	sí.
Esta	 posibilidad	 no	 es	 imposible	 y	 se	 encuentra	 a	 nuestro	 alcance	 pero
depende	 del	 logro	 de	 un	 desarrollo	 encaminado	 hacia	 la	 Conciencia	 de
Unidad	el	actualizarla.
Este	capítulo,	dedicado	a	desentrañar	la	estructura	delEspacio	y	la	Lattice
no	 debe	 dejar	 en	 la	 mente	 del	 lector,	 la	 impresión	 de	 que	 la	 Lattice	 es	 el
último	nivel	de	la	Realidad,	o	de	que	no	existe	nada	fuera	de	la	Realidad	de	la
Lattice.	 La	 discusión	 de	 la	 posible	 existencia	 de	 «algo»	 no	 restringido	 a	 la
Lattice	 no	 puedo	 encararla	 en	 este	 capítulo	 pero	 sí	 mencionarla	 ahora	 y
analizarla	 más	 adelante.	 Por	 lo	 pronto	 dedicaré	 los	 siguientes	 capítulos	 al
análisis	 de	 las	 transformaciones	 que	 nuestro	 cerebro	 ejerce	 sobre	 la	 Lattice
hasta	 desembocar	 en	 nuestra	 percepción	 e	 imágenes.	 Haré	 énfasis	 en	 la
decodificación	 asociada	 al	 mundo	 visual	 porque	 de	 todos	 los	 niveles
perceptuales	 es	 el	 que	más	 ejemplifica	nuestra	 acción	 sobre	 la	Lattice	y	 las
transformaciones	que	ésta	sufre.
Antes	de	terminar,	quiero	mencionar	que	la	física	contemporánea	está,	al
igual	 que	 la	 Teoría	 Sintérgica,	 interesada	 en	 lograr	 entender	 cuál	 es	 la
estructura	 básica	 del	 Espacio.	 La	 metodología	 de	 la	 física	 es	 sin	 embargo,
diferente	 de	 la	 que	 he	 utilizado.	 Los	 físicos	 utilizan	 una	 herramienta
matemática	 sofisticada	 y	 una	 serie	 de	 experimentos	 propios	 a	 su	 disciplina
para	 arribar	 a	 sus	 conclusiones.	 Las	 mismas	 conclusiones	 se	 pueden
conquistar	 utilizando	 como	 aquí	 lo	 he	 hecho	 un	 análisis	 basado	 en	 la
fenomenología	de	la	percepción	humana	y	de	otros	organismos.
La	teoría	física	más	cercana	a	 la	concepción	de	la	Lattice	es	 la	 teoría	de
las	Super-Cuerdas.	En	ella	 se	postula	que	por	debajo	de	 la	existencia	de	 las
partículas	 elementales	 se	 encuentra	 una	 realidad	 común	 formada	 por
ultramicroscópicas	 «Cuerdas»	 todas	 ellas	 similares	 entre	 sí	 pero	 que
interactúan	en	formas	diferentes	dando	lugar	(según	el	tipo	de	interacción	de
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que	 se	 trate)	 a	 cada	 una	 de	 las	 partículas	 y	 las	 familias	 de	 partículas
elementales.
La	Teoría	Sintérgica	sostiene	que	por	debajo	de	la	realidad	de	las	Super-
Cuerdas	existe	otro	nivel	aún	menos	diferenciado	del	cual	surgen	las	Super-
Cuerdas	y	éste	es	el	de	la	Lattice	con	todas	las	características	que	he	descrito.
Por	último,	estas	características	 forman	 todavía	un	 repertorio	 restringido
que	merece	mayor	indagación	y	análisis.
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CAPÍTULO	II
EL	CAMPO	NEURONAL	Y	SU	ESTRUCTURA
El	Cerebro	humano	actual,	aparece	en	 la	Naturaleza	después	de	millones	de
intentos	evolutivos	por	crear	una	estructura	orgánica	capaz	de	experimentar	y
decodificar	el	mayor	número	posible	de	Bandas	Sintérgicas.
La	 solución	 «ideada»	 para	 lograr	 esta	 portentosa	 hazaña	 implicó	 la
«invención»	 de	 una	 maquinaria	 neuronal	 capaz	 de	 mimetizar	 la	 estructura
fundamental	de	 la	Lattice.	Desde	luego	que	esta	 labor	no	fue	hecha	en	unos
pocos	 días	 sino	 que	 ha	 requerido	 miles	 de	 millones	 de	 años	 de
experimentación.
El	 Cerebro	 surgió	 de	 la	 misma	 Lattice	 como	 si	 ésta	 en	 su	 excelsa	 y
absoluta	 Unidad	 hubiese	 deseado	 crear	 un	 modelo	 de	 sí	 misma	 en	 el	 cual
pudiera	reflejarse	y	así	resolver	su	infinita	«soledad».
En	 la	 Unidad	 no	 existen	 acompañantes	 puesto,	 que	 todo	 está	 incluido
dentro	de	la	mismidad.	Si	un	modelo	orgánico	de	la	Lattice	fue	creado,	éste
debía	satisfacer,	con	plenitud,	el	mimetismo	«latticiano»	necesario,	es	decir,
poseer	 las	 mismas	 características	 que	 su	 origen	 incluida	 su	 capacidad	 para
volverse	Único.
Los	 Indios	Mexicanos,	 en	 su	 envidiable	 sabiduría	 intuyeron	 lo	 anterior,
por	ello,	en	el	idioma	T’zeltal,	la	palabra	Educación	es	P’ij	Wo	Tes	El,	cuya
traducción	literal	es	«hacer	que	otro	se	vuelva	único».
Desde	un	punto	de	vista	Psicofísiológico,	la	creación	del	Cerebro	Humano
como	modelo	de	la	Lattice	procedió	naturalmente	y	por	etapas.	Primero,	tuvo
que	 inventarse	 un	 superconductor	 biológico,	 capaz	 de	 trasmitir	 información
sin	 pérdidas	 y	 con	 una	 capacidad	 formidable	 de	 interconectarse	 con	 y
concentrar	información	de	otros	superconductores.
Estos	«propósitos»	se	cumplieron	con	la	creación	de	la	neurona	y	su	axón.
El	 cuerpo	 neuronal	 es	 capaz	 de	 recibir	 miles	 de	 contactos	 a	 través	 de	 sus
dendritas,	concentrar	esta	información	aferente	y	enviar	un	código	resultante	a
través	de	su	axón	mediante	un	mecanismo	biológico	de	superconducción.	El
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axón	trasmite	el	código	sin	resistencias	(a	través	de	la	conducción	saltatoria	y
del	 recargo	de	 la	Bomba	de	Sodio-Potasio).	Esta	 información	aferente,	 a	 su
vez,	es	enviada	a	otras	neuronas	quienes	la	integran	a	un	nuevo	código	que	es
nuevamente	transmitido	e	interconectado.
Los	primeros	cerebros	estaban	constituidos	por	muy	pocas	neuronas	y	por
lo	tanto	eran	muy	pobres	en	su	capacidad	de	mimetizar	la	Lattice.	Puesto	que
a	 través	de	 la	Evolución,	 la	 única	 estructura	 constante	que	 se	ha	mantenido
incólume	es	la	Lattice	misma,	su	organización	actuó	y	sigue	actuando	como
un	 punto	 de	 referencia	 extraordinario.	 Por	 ello,	 la	 sabiduría	 Tibetana	 ha
concebido	 una	 técnica	 de	 meditación;	 el	 Mahamudra	 cuyo	 objeto	 es	 la
percepción	 directa	 del	 origen	 inmaculado	 y	 autorefulgente	 de	 cualquier
pensamiento	y	experiencia;	es	decir,	el	contacto	con	la	estructura	básica	de	la
Lattice.
Como	resultado	de	una	fuerza	repulsiva	colosal	que	la	Lattice	ejerce	sobre
sus	distorsiones,	intentando	hacerlas	retornar	a	su	origen	y	de	otra	fuerza,	no
menos	poderosa	pero	de	signo	opuesto,	que	impulsa	a	las	mismas	distorsiones
a	 unirse	 entre	 sí	 y	 acrecentar	 su	 complejidad	 y	 a	 partir	 de	 los	 cerebros
primitivos,	 surge	 el	 actual	 Cerebro	 humano	 con	 sus	 doce	 millones	 de
neuronas	 y	 con	 una	 capacidad	 de	 interconexión	 interna	 cuyas	 posibilidades
combinatorias	son	similares	en	número,	al	 total	de	partículas	elementales	de
todo	el	Universo.
Se	resuelve	así	el	misterio	colosal	del	retorno	al	origen	a	través	no	de	la
desintegración	entrópica	sino	de	la	osadía	de	crearse	a	sí	mismo	en	igualdad
de	condiciones	que	el	Creador.
En	 este	 retomo	 se	 gana	 la	 posibilidad	 de	 experimentar	 conscientemente
como	individuos	totales	y	únicos	no	solamente	esas	fuerzas	manifestadas	en
nuestras	emociones,	en	los	misterios	de	la	sexualidad	y	en	la	agonía	del	dolor
sino	en	todos	los	matices	de	nuestro	sensorium	y	nuestra	actividad	mental	y
espiritual.
¡Ay	 de	 aquel	 que	 se	 niegue	 a	 fluir	 en	 la	 experiencia,	 traiciona	 de	 esta
forma	todo	el	inmenso	esfuerzo	depositado	en	su	creación!
El	Cerebro	humano	ha	resuelto	el	reto	de	mimetizar	a	la	Lattice	creando
circuitos	que	interconectan,	entre	sí,	a	todos	sus	superconductores	biológicos.
Estos	circuitos	están,	además,	destinados	a	decodificar	las	Bandas	Sintérgicas
a	 través	 de	 un	 procedimiento	 que	 globalmente	 podría	 denominarse	 de
Neuroalgoritmización[1].
Por	 otro	 lado,	 la	 capacidad	 de	 experiencia	 cualitativa	 se	 ha	 resuelto	 a
través	de	un	mecanismo	cerebral	de	interacción	directa	con	la	Lattice	al	que	la
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Teoría	Sintérgica	denomina	Campo	Neuronal.
La	 decodificación	 Neuroalgorítmica	 nos	 permite	 pensar,	 conceptualizar,
hablar	y	filosofar.	El	Campo	Neuronal	nos	concede	la	gracia	de	experienciar.
El	sistema	Neuroalgorítmico	es	digital,	el	del	Campo	Neuronal	es	analógico.
Empezaré	 analizando	 el	 sistema	 de	 Neuroalgoritmización,	 describiendo
sus	operaciones	y	resultantes	y	después	hablaré	acerca	del	Campo	Neuronal	y
su	estructura.
La	decodificación	Neuroalgorítmica
La	Retina	humana	es	un	mecanismo	de	decodificación	Neuroalgorítmica	de	la
Lattice	y	por	ello	la	utilizaré	como	ejemplo.
Dotada	de	más	de	300	millones	de	receptores	que	transforman	los	campos
electromagnéticos	 de	 los	 fotones,	 en	 potenciales	 eléctricos	 generadores;
constituida	 por	 lo	menos	 de	 tres	 capas	 de	 células	 de	 interconexión	 que	 son
otros	 tantos	 niveles	 de	 Neuroalgoritmización	 y	 de	 un	 millón	 de	 axones	 de
salida,	la	retina	transforma	una	porción	de	la	Lattice	en	un	código	eléctrico	en
por	lo	menos	un	millón	de	canales	de	dosdimensiones	el	cual	penetra	al	resto
de	las	estructuras	visuales	del	cerebro.
Cada	axón	del	nervio	óptico	concentra,	en	un	código	eléctrico	digital,	 la
información	proveniente	de	cientos	de	receptores	retinianos.	Estos	convergen
la	información	originada	en	la	Lattice	hacia	una	capa	de	células	bipolares	la
que	 a	 su	 vez	 converge	 en	 una	 tercera	 capa	 de	 células	 ganglionares.	 Cada
célula	ganglionar	recibe	información	de	varias	células	bipolares	las	que,	a	su
vez,	incorporan	información	de	decenas	de	receptores.
La	 salida	 de	 las	 células	 ganglionares	 (los	 axones	 del	 nervio	 óptico)
concentran	en	un	código	unificado,	la	información	que	originalmente	activó,
en	 forma	 dispersa,	 a	 un	 conjunto	 de	 receptores.	 Cualquier	 código	 que
concentra	 información	 la	 algoritmiza	porque	un	 algoritmo	es	una	 fórmula	o
código	 que	 concentra	 información	 proveniente	 de	 diversas	 fuentes.	 El
mecanismo	retiniano	de	algoritmización	crea	en	los	axones	del	Nervio	Óptico
un	 Neuroalgoritmo	 el	 que	 a	 través	 de	 un	 millón	 de	 canales	 concentra	 la
información	proveniente	de	más	de	300	millones	de	receptores.
Este	 código	 es	 discreto	 porque	 está	 constituido	 de	 pulsos	 eléctricos	 de
milisegundos	de	duración	 formando	patrones	 temporales	complejos.	De	esta
forma,	un	millón	de	patrones	digitales	contienen	la	Neuroalgoritmización	de
la	información	contenida	en	una	porción	diminuta	de	la	Lattice.
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La	 Neuroalgoritmización	 por	 convergencia	 hace	 que	 en	 una	 población
neuronal	 se	concentre	 información	proveniente	de	un	 territorio	celular	vasto
de	 la	misma	 forma	que	un	punto	de	 la	Lattice	 concentra	 la	 información	del
resto	de	la	misma.
La	 información	 Neuroalgoritmizada	 proveniente	 de	 la	 retina	 debe
decodificarse	a	fin	de	que	resulte	en	una	imagen	visual.	Esta	labor	la	realiza
un	núcleo	Talámico	y	después	la	Corteza	Cerebral.
En	 esta	 última,	 los	 procesos	 de	 Neuroalgoritmización	 por	 convergencia
mezclados	 con	 un	 procesamiento	 divergente	 continúan.	 Los	 códigos
Neuroalgorítmicos	 son	 capaces	 de	 concentrar	 en	 una	 población	 neuronal
restringida,	la	información	de	miles	de	millones	de	neuronas	y	de	esta	forma
mimetizan	la	convergencia	informacional	de	la	Lattice.
Los	 códigos	 Neuroalgoritmizados	 del	 Sistema	 Visual	 interactúan	 con
códigos	 del	 Sistema	 Auditivo	 y	 de	 otros	 Sistemas.	 Estas	 interconexiones
activan,	 en	 las	 cortezas	 polisensoriales	 de	 asociación,	 Neuroalgoritmos	 de
segundo	y	tercer	orden	concentrando	aún	más	información.
Un	continuo	Neurosintérgico	del	Cerebro,	 similar	al	 continuo	Sintérgico
de	la	Lattice	puede	ser	abstraído	en	el	cual	el	polo	de	menor	Neurosintergia	se
localiza	 cerca	 de	 la	 superficie	 de	 los	 receptores	 y	 el	 polo	 de	 alta
Neurosintergia	 se	 sitúa	 en	 las	 estructuras	 polisensoriales	 de	 alto	 nivel
Neuroalgorítmico.	Al	 igual	que	en	 la	Lattice,	el	polo	de	baja	Neurosintergia
cerebral	 es	 menos	 coherente	 y	 de	 mínima	 convergencia	 comparado	 con	 el
polo	de	alta	Neurosintergia	del	Cerebro.
En	 el	 polo	 de	 elevada	Neurosintergia	 se	 da	 el	 pensamiento	 abstracto,	 la
conceptualización	y	el	lenguaje	mientras	que	el	polo	de	baja	Neurosintergia	se
asocia	con	procesos	de	mucha	mayor	concretización.
Al	 igual	 que	 en	 la	 Lattice,	 el	 polo	 de	 elevada	 Neurosintergia	 contiene
mayor	densidad	informacional,	vibra	a	mayor	frecuencia,	es	más	coherente	y
de	mayor	convergencia	que	en	su	contraparte	de	Neurosintergia	menor.	De	la
misma	forma,	el	polo	de	mayor	Neurosintergia	contiene	un	mayor	número	de
dimensiones	que	el	polo	de	menor	Neurosintergia	por	el	carácter	polisensorial
del	primero	y	unisensorial	del	segundo.
Un	Neuroalgoritmo	de	alta	Neurosintergia	incorpora	un	mayor	tiempo	de
procesamiento	por	lo	que	las	funciones	asociadas	con	su	activación	implican
una	expansión	en	la	duración	del	presente.
Esta	 expansión	 quiere	 decir	 que	 en	 el	 código	 Neuroalgorítmico	 de	 alta
Neurosintergia	 eventos	 pertenecientes	 a	 diferentes	 órdenes	 temporales	 están
incluidos	y	concentrados.
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La	complejidad	de	una	función	está	directamente	relacionada	con	su	nivel
Neurosintérgico.	 Por	 ello	 los	 procesos	 conceptuales	 y	 de	 alta	 abstracción
están	asociados	con	un	funcionamiento	de	elevada	Neurosintergia,	puesto	que
implican	 una	 alta	 densidad	 informacional	 y	 una	 potente
Neuroalgoritmización.
La	similitud	entre	la	estructura	de	la	Lattice	y	la	organización	del	Cerebro
es	notable	y	se	puede	constatar	para	cada	una	de	las	condiciones	que	analicé
en	el	capítulo	I	a	saber:
1)	En	 la	Lattice	 se	 observa	una	 convergencia	 informacional	 en	 cada
uno	de	sus	puntos.
En	 el	 Cerebro,	 la	 convergencia	 comienza	 a	 partir	 de	 las	 estructuras
receptoras	 y	 se	 hace	 notable	 en	 las	 porciones	 polisensoriales	 de	 elevada
capacidad	Neuroalgorítmica.	En	ellas,	un	código	de	alta	 inclusión	concentra
en	forma	algorítmica	información	proveniente	del	resto	del	Sistema.
2)	 La	 modificación	 de	 cualquier	 porción	 de	 la	 Lattice	 afecta	 y	 se
representa	en	todos	y	cada	uno	de	sus	puntos.
En	 el	 Cerebro,	 Schwartz	 y	 Ramos	 realizaron	 un	 experimento	 en	 gatos
demostrando	 que	 los	 patrones	 de	 respuesta	 unicelulares	 en	 neuronas
registradas	 en	 diferentes	 porciones	 del	 Cerebro	 se	 modificaban
correlativamente	 con	 el	 aprendizaje.	 Este	 experimento	 indica	 que	 la
modificación	 de	 la	 información	 se	 representa	 en	 todas	 las	 unidades	 del
Cerebro.	Los	experimentos	de	E.	Roy	John	también	apoyan	esta	conclusión.
De	esta	forma,	al	igual	que	en	la	Lattice,	en	el	Cerebro	la	modificación	de	una
de	sus	porciones	afecta	a	todas	las	demás.
3)	 La	 relación	 entre	 coherencia	 informacional	 y	 el	 fenómeno	 de
«movimiento	 relativo»	 en	 la	 Lattice	 también	 se	 observa	 en	 el
Cerebro.
Esto	último	está	relacionado	con	los	procesos	de	Neuroalgoritmización	en
los	 diferentes	 niveles	 de	 convergencia	 del	 Cerebro.	 Por	 ejemplo,	 si
modificamos	la	información	de	los	receptores	de	la	retina,	esta	alteración	va	a
provocar	una	variación	mayor	en	los	códigos	Neuroalgorítmicos	de	las	células
bipolares	que	en	las	ganglionares.	A	su	vez,	los	códigos	Neuroalgorítmicos	de
alto	poder	de	inclusión	en	las	estructuras	polisensoriales	van	a	sufrir	mínimos
cambios	 comparativamente	 a	 los	 de	 las	 células	 ganglionares.	De	 hecho,	 los
procesos	de	conceptualización	y	de	abstracción	ligados	a	las	respuestas	de	las
estructuras	de	análisis	polisensorial	mantienen	una	constancia	a	pesar	de	 los
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cambios	 de	 entrada	 informacional.	 Esto	 ha	 sido	 demostrado
experimentalmente	por	Grinberg-Zylberbaum	y	E.	R.	John.	(1981.	Physiology
and	Behavior	27:	749-751).
Se	podría	postular	que	los	niveles	más	poderosos	de	Neuroalgoritmización
en	 el	 Cerebro	 se	 asocian	 con	 funciones	 yoicas	 de	 alta	 constancia	 siendo
similar	esta	constancia	a	 la	de	 la	representación	informacional	homogénea	y
de	alta	coherencia	de	objetos	muy	alejados	de	un	Observador.
4)	En	todo	momento	existe	actividad	neuronal	en	un	cerebro	vivo,	aún
durante	 el	 sueño	 profundo	 o	 en	 el	 silencio	 de	 los	 estados
meditativos.
Por	ello	no	existen	discontinuidades	de	vacío	o	ausencia	de	actividad	en	el
Cerebro	 de	 la	 misma	manera	 que	 en	 la	 Lattice	 no	 existen	 zonas	 vacías	 de
información.
5)	La	Lattice	muestra	una	plasticidad	 colosal	 en	 el	 sentido	de	que	 a
partir	 de	 su	 estructura	 básica	 se	 activan	 distorsiones	 en	 número
infinito.
El	Cerebro	muestra	una	capacidad	similar	de	modificación	y	plasticidad.
Basta	recordar	la	cantidad	de	detalles	de	las	imágenes	oníricas	o	la	posibilidad
creativa	en	el	arte.
Cuando	por	ejemplo,	a	alguien	se	le	pide	recrear	una	imagen	de	un	evento
del	 pasado	 a	 partir	 de	 una	 orden	 verbal,	 se	 puede	 asumir	 la	 ocurrencia	 de
varios	procesos	encadenados	para	darle	lugar.	En	primer	lugar	la	transducción
del	sonido	en	códigos	neuronales.	En	segundo	lugar,	la	Neuroalgoritmización
de	 esos	 códigos.	 En	 tercerlugar,	 la	 activación	 de	 alguna	 estructura
polisensorial	y	por	último	la	síntesis	de	algún	Neuroalgoritmo	polisensorial	de
alto	poder	y	la	activación	de	una	imagen	visual	asociada	con	la	decodificación
divergente	de	este	Neuroalgoritmo[2].	El	hecho	de	que	el	Cerebro	sea	capaz	de
representaciones	 internas	 en	 número	 prácticamente	 infinito	 se	 asemeja	 a	 la
capacidad	también	infinita	de	la	Lattice	de	distorsionarse	en	diversas	formas.
6)	Había	mencionado	que	para	la	Lattice	existen	distorsiones	con	una
duración	 temporal	 variable	 desde	 las	 prácticamente	 instantáneas
como	 sería	 el	 caso	de	 algunas	partículas	 elementales	 con	una	vida
media	infinitesimal	hasta	un	protón	o	un	neutrón	de	una	duración
de	vida	inmensa.
En	 el	 Cerebro	 también	 existen	 patrones	 mnémicos	 de	 vida	 corta
(recuérdese	 aquí	 la	Memoria	 Icónica),	 de	 vida	media	 (la	Memoria	 de	 corto
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plazo)	y	de	una	duración	enorme	(las	Memorias	de	largo	plazo).
Tal	y	como	en	 la	Lattice,	 la	duración	 temporal	cerebral	 se	asocia	con	 la
recurrencia	 de	 sus	 patrones	 y	 con	 la	 naturalidad	 de	 los	 mismos	 y	 su
significado.
7)	Existen	diferentes	niveles	de	coherencia	cerebral	de	la	misma	forma
en	la	que	éstos	existen	en	la	Lattice.
La	coherencia	en	el	Cerebro	es	una	medida	de	la	similitud	de	los	patrones
de	su	actividad	en	 las	diferentes	zonas	de	su	estructura.	Mientras	mayor	sea
esta	similitud,	mayor	será	la	coherencia	cerebral.
Una	medida	 del	 funcionamiento	 unificado	 del	 Cerebro	 es	 la	 coherencia
interhemisférica.	 En	 estudios	 de	 laboratorio	 (Grinberg-Zylberbaum,	 J.,
1981	Phychoenergetics	 4:	 227-256)	 hemos	 constatado	que	 a	medida	que	 se
incrementa	 la	 coherencia	 interhemisférica,	 aumenta	 la	 sensación	 de
unificación	interna	y	se	activan	estados	de	silencio	interno.
Los	 estados	 de	 elevada	 coherencia	 interhemisférica	 son	 condiciones	 de
alta	Neurosintergia	y	parecerían	corresponder	con	los	niveles	de	organización
de	superior	Sintergia	de	la	Lattice	en	los	cuales	no	existen	distorsiones	de	la
misma,	 hay	 ausencia	 de	 objetos	 y	 fuerzas	 gravitacionales:	 es	 decir	 también
silencio.
8)	 Otra	 similitud	 entre	 la	 Lattice	 y	 el	 Cerebro	 es	 la	 ausencia	 de
isomorfismos.
En	 el	 Cerebro	 la	 salida	 del	 Nervio	 Óptico	 activada	 por	 la	 estimulación
retiniana,	 es	 un	 código	 digitalizado	 de	 un	 millón	 de	 canales	 que	 no	 tiene
semejanza	 ni	 con	 la	 imagen	 que	 resulta	 de	 su	 decodificación	 ni	 con	 la
organización	energética	de	la	Lattice	que	lo	estimuló.
De	 la	misma	 forma,	 en	 la	Lattice,	 la	 información	que	 converge	 en	 cada
uno	 de	 sus	 puntos	 no	 posee	 una	 semejanza	 directa	 con	 las	 distorsiones	 que
representa.
9)	Por	último,	al	igual	que	la	organización	de	«Bandas	Sintérgicas»	de
la	Lattice	 las	 cuales	 son	 continuas	 internamente	 pero	 discretas	 de
Banda	 a	 Banda;	 en	 el	 Cerebro	 existen	 «Bandas	 Sensoriales»	 y
«Bandas	 de	 Conciencia»	 las	 que	 son	 continuas	 internamente	 pero
discretas	 de	Banda	 a	Banda.	Cada	 una	 de	 las	modalidades	 sensoriales
(tacto,	audición,	vista,	etc.)	corresponden	a	estas	Bandas	Sensoriales	y
cada	 estado	 de	 Conciencia	 (vigilia,	 sueño,	 sueño	 paradójico,	 etc.)
pertenece	a	una	Banda	de	la	Conciencia.
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Las	 Bandas	 Sensoriales	 y	 las	 de	 la	 Conciencia	 se	 corresponden	 con
diferentes	niveles	de	Neuroalgoritmización,	es	decir	con	diferenciados	grados
Neurosintérgicos.	 Por	 ejemplo,	 la	 Banda	 auditiva	 se	 activa	 después	 de	 un
procesamiento	 cerebral	 de	 30	 milisegundos	 mientras	 que	 la	 Banda	 visual
requiere	 50	 milisegundos	 de	 procesamiento.	 La	 Banda	 conceptual	 necesita
más	de	150	milisegundos	de	procesamiento[3].
Mientras	 mayor	 sea	 la	 duración	 de	 procesamiento,	 mayor	 densidad
informacional	existe	y	por	lo	tanto	una	más	elevada	Neurosintergia.
El	Campo	Neuronal	y	su	estructura
La	estructura	del	Cerebro	en	su	conjunto	es	una	macrodistorsión	compleja	de
la	Lattice	y	su	actividad	distorsiona	a	la	misma	Lattice	que	le	da	origen.
Cada	micropotencial	dendrítico	y	cada	potencial	de	acción	son	y	activan
microdistorsiones	 de	 la	 Lattice.	 La	 interacción	 entre	 todas	 estas
microdistorsiones	 crean	 una	 macrodistorsión	 hipercompleja	 de	 la	 misma
Lattice.	 A	 esta	 macrodistorsión	 hipercompleja	 la	 Teoría	 Sintérgica	 la
denomina	«Campo	Neuronal».
El	 Campo	 Neuronal	 es	 un	 «mecanismo»	 de	 unificación	 de	 la	 actividad
cerebral	pero	de	tipo	analógico	y	no	digital	tal	y	como	lo	es	el	procesamiento
Neuroalgorítmico.	 Este	 último,	 también	 es	 un	 «mecanismo	 de	 unificación»
pero	interno	y	perteneciente	a	la	misma	dimensión	que	la	actividad	discreta	de
todos	los	componentes	celulares	del	Cerebro	vivo.
En	 cambio,	 la	 unificación	 del	 Campo	 Neuronal,	 se	 produce	 en	 la
dimensión	energética	de	la.	Lattice	como	Campo.
Para	visualizar	la	complejidad	del	Campo	Neuronal	basta	considerar	que
cada	 neurona	 es	 una	 estructura	 tridimensional	 capaz	 de	 recibir	 cientos	 de
conexiones.	El	Potencial	 de	Membrana	de	 cada	neurona	oscila	y	 cambia	de
morfología	cada	vez	que	una	de	sus	dendritas	es	activada.	Esas	oscilaciones
tridimensionales	de	 la	actividad	eléctrica	del	 soma	neuronal	son	otras	 tantas
microdistorsiones	 de	 la	 Lattice.	 Ahora	 multipliquemos	 esa	 imagen	 12	000
millones	de	veces	y	sumémosle	 todos	 los	 transportes	 iónicos	a	 través	de	 los
axones,	 junto	 con	 los	 campos	 extracelulares.	 Cada	 microdistorsión	 de	 ese
Cosmos	neuronal	interactúa	con	sus	vecinas	y	éstas	a	su	vez	con	otras.	Junto
con	 todo	 lo	 anterior,	 las	 poblaciones	 de	 neuronas	 de	 alto	 poder
Neuroalgorítmico	 deben	 incorporar	 sus	 códigos	 de	 elevada	 densidad
informacional	al	resto	de	las	microdistorsiones,	etc.,	etc.
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El	cuadro	resultante	es	de	una	complejidad	tal	que	resulta	casi	imposible
de	 visualizar.	 Sin	 embargo,	 varias	 características	 globales	 del	 Campo
Neuronal	 pueden	 ser	 clarificadas	 a	 partir	 de	 nuestro	 conocimiento	 del
Cerebro.
En	 primer	 lugar,	 el	 Campo	 Neuronal	 como	 un	 todo	 puede	 variar	 sus
niveles	 de	 coherencia	modificando	 la	mayor	 o	menor	 similitud	morfológica
entre	todas	sus	porciones.
En	segundo	lugar,	debe	existir	un	continuo	de	frecuencias	posibles	dentro
de	 las	 cuales	 el	 Campo	 Neuronal	 debe	 fluctuar.	 Mientras	 mayor	 sea	 la
densidad	informacional	que	maneje	un	Cerebro	vivo,	más	elevada	debe	ser	la
frecuencia	de	su	Campo	Neuronal	como	un	todo.	Un	Campo	Neuronal	de	alta
coherencia	 y	 elevada	 frecuencia	 posee	 mayor	 Sintergia	 que	 un	 Campo
Neuronal	de	baja	coherencia	y	menor	frecuencia.
La	Lattice	 en	 interacción	 con	un	Campo	Neuronal	 de	 superior	Sintergia
debe	 incrementar	 la	 suya	 propia	 y	 decrementarla	 cuando	 interactúa	 con	 un
Campo	 Neuronal	 de	 baja	 Sintergia.	 A	 su	 vez,	 un	 Campo	 Neuronal	 en
interacción	con	una	Lattice	de	alta	Sintergia	debe	incrementar	la	suya	propia;
en	cambio,	un	Campo	Neuronal	debe	disminuir	su	Sintergia	al	interactuar	con
una	Lattice	de	baja	Sintergia.
Por	otro	lado,	la	geometría	tridimensional	de	los	circuitos	Cerebrales	varía
de	estructura	a	estructura	y	de	núcleo	a	núcleo	del	Cerebro.	Por	 lo	 tanto,	 la
morfología	energética	del	Campo	Neuronal	debe	reflejar	esa	geometría	en	la
Lattice	mimetizándola.	Ya	en	la	dimensión	de	la	Lattice,	el	Campo	Neuronal
se	incorpora	a	la	misma	y	se	somete	a	las	leyes	estructurales	de	la	Lattice.	De
esta	 forma,	 una	 variación	 de	 un	 Campo	 Neuronal	 debe	 afectar	 a	 toda	 la
Lattice	manifestándose	en	cada	uno	de	los	puntos	de	su	estructura.
De	la	misma	forma,	la	recurrencia	sostenida	de	cierto	patrón	morfológico
del	Campo	Neuronal	debe	provocar	alteraciones	más	o	menos	permanentes	en
la	 estructura	 de	 la	 Lattice,	 dependiendo	 de	 que	 tan	 congruente	 sea	 tal
morfología	con	algún	aspecto	natural	de	la	Lattice.
Puesto	 que	 la	 Lattice	 varía	 su	 organización	 Sintérgica	 en	 Bandas
internamente	 continuas	 pero	 globalmente	 discretas	 y	 el	 CampoNeuronal
también,	 deben	 existir	 «zonas»	 o	 bandas	 de	 interacción	 entre	 el	 Campo
Neuronal	 y	 la	 Lattice	 más	 congruentes	 que	 otras.	 En	 estas	 «zonas»,	 la
interacción	entre	 ambos,	 el	Campo	Neuronal	y	 la	Lattice	deben	provocar	 la
aparición	de	un	patrón	de	interferencia	limpia	de	ruido.	En	cambio,	fuera	de
estas	Bandas	 de	 interacción	 congruente,	 los	 patrones	 de	 interferencia	 deben
contener	morfologías	ruidosas	y	en	los	casos	más	dispares	autoanulantes.
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A	 las	 zonas	 de	 la	 interacción	 congruente	 entre	 el	Campo	Neuronal	 y	 la
Lattice,	 la	 Teoría	 Sintérgica	 las	 denomina	 «Orbitales	 de	 la	 Conciencia
permitidos».	 En	 cambio,	 a	 las	 Bandas	 de	 interacción	 no	 congruente	 las
denomina	«Orbitales	de	la	Conciencia	no	permitidos».
Un	 Campo	 Neuronal	 de	 máxima	 Sintergia,	 es	 decir,	 de	 coherencia
absoluta	y	elevada	densidad	informacional	(frecuencia)	es	más	parecido	a	 la
estructura	básica	o	fundamental	de	la	Lattice,	esto	es,	a	la	Lattice	en	su	polo
de	 mayor	 Sintergia.	 En	 cambio,	 un	 Campo	 Neuronal	 de	 baja	 Sintergia	 se
parece	más	a	la	Lattice	en	su	polo	de	baja	Sintergia.
La	 Lattice	 en	 alta	 Sintergia	 está	 libre	 de	 distorsiones,	 curvaturas	 y
Campos	 Gravitacionales.	 La	 Lattice	 en	 baja	 Sintergia	 se	 encuentra	 más
cercana	a	la	materia	tal	y	como	la	percibimos.
Mientras	mayor	sea	 la	Sintergia	de	un	Campo	Neuronal,	más	capaz	será
de	interactuar	en	forma	congruente	con	la	Lattice	en	su	estado	fundamental	y
puro.	En	cambio,	un	Campo	Neuronal	de	baja	Sintergia	sólo	podrá	interactuar
en	forma	congruente	con	el	correspondiente	nivel	estructural	de	la	Lattice.
Siendo	 el	 Campo	 Neuronal	 de	 naturaleza	 similar	 a	 la	 Lattice,
independientemente	de	 su	nivel	de	Sintergia,	diferentes	Campos	Neuronales
deben	interactuar	entre	sí	creando	patrones	de	interferencia	intercerebrales[4].
A	la	estructura	de	la	Lattice	que	incorpora	estos	patrones	la	Teoría	Sintérgica
la	llama	«Hipercampo».	El	Hipercampo	es	la	Lattice	que	incluye	en	su	seno	a
todos	los	Campos	Neuronales	junto	con	sus	patrones	de	interferencia.
Al	 igual	 que	 en	 el	 interior	 de	 un	 Cerebro	 dentro	 del	 cual	 todas	 las
microdistorsiones	neuronales	interactúan	entre	sí,	así	debe	suceder	en	el	seno
de	 la	Lattice	 para	 las	 interacciones	 entre	 todos	 los	Campos	Neuronales.	De
esta	forma,	el	Hipercampo	equivaldría	a	un	Campo	Neuronal	Planetario	cuya
estructura	global	depende	de	la	matriz	de	interacciones	intercerebrales.
Se	 podría	 conjeturar	 que	 la	 división	 Planetaria	 en	 países,	 ciudades,
poblados,	villas,	etc.,	determina	una	organización	Hipercámpica	particular	la
que	se	representa	a	todo	lo	largo	y	ancho	de	la	Lattice	y	en	cada	uno	de	sus
puntos.
El	Hipercampo	 también	 incorpora	 dentro	 de	 su	 estructura	 a	 los	Campos
Neuronales	 provenientes	 de	 cerebros	 no	 humanos.	 A	 este	 Hipercampo	 la
Teoría	Sintérgica	lo	denomina	«Hipercampo	Expandido».
Los	mecanismos	 cerebrales	 de	 decodificación	 de	 la	Lattice	 también	 son
sensibles	al	Hipercampo	humano	y	al	Hipercampo	expandido.	La	posibilidad
de	 decodificar	 la	 Lattice	 y	 ambos	 Hipercampos	 depende	 de	 la	 Capacidad
Neuroalgorítmica	 de	 un	 Cerebro.	 Si	 una	 «organización»	 sobrepasa	 en	 su
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Sintergia	a	la	capacidad	Neuroalgorítmiza	de	un	Cerebro	y	a	la	Sintergia	a	la
cual	 es	 capaz	 de	 funcionar	 su	 Campo	 Neuronal,	 esa	 organización	 no	 será
percibida.
Solamente	se	percibe	aquello	que	no	sobrepasa	la	capacidad	cerebral
de	Neuroalgoritmización	y	la	Sintergia	de	un	Campo	Neuronal.
La	capacidad	de	Neuroalgoritmización	depende	de	 la	 existencia	o	no	de
errores	 de	 codificación.	 Si	 éstos	 existen,	 esta	 capacidad	 estará	 limitada	 por
ellos.	 Un	 Cerebro	 libre	 de	 errores	 de	 codificación	 podrá	 decodificar	 las
Bandas	 Sintérgicas	 que	 otro	 Cerebro	 con	 errores	 de	 Codificación	 no	 será
capaz	de	decodificar.
Todas	las	técnicas	de	desarrollo	de	la	Conciencia	tales	como	la	meditación
y	 las	 prácticas	 psicoterapéuticas,	 tienen	 como	 objetivo	 el	 incrementar	 la
capacidad	 de	 Neuroalgoritmización	 del	 Cerebro,	 elevando	 con	 ello	 la
Sintergia	del	Campo	Neuronal.
Una	elevación	de	la	Sintergia	del	Campo	Neuronal	implica	una	expansión
de	 la	Conciencia	y	una	 incorporación	a	 la	Conciencia	humana	de	un	mayor
número	de	Bandas	Sintérgicas.	Esta	 incorporación	es	un	acercamiento	de	 la
Conciencia	individual	a	la	Conciencia	de	Unidad.
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CAPÍTULO	III
LA	EXPERIENCIA	COMO	RESULTADO	DE	LA
INTERACCIÓN	ENTRE	EL	CAMPO	NEURONAL	Y	LA
LATTICE	DEL	ESPACIO
Paradójicamente,	a	partir	de	que	el	hombre	adjudicó	a	la	materia	el	papel	que
le	 correspondía	 a	 la	 Conciencia	 como	 origen	 de	 todas	 las	 cosas,	 perdió	 la
posibilidad	 de	 explicar	 su	 propia	 experiencia,	 cuando	 su	 motivación	 era
precisamente	el	entenderla.	No	es	posible	comprender	la	experiencia	sensible
adjudicando	 su	 emergencia	 a	 un	 Campo	 energético	 o	 a	 la	 interacción	 de
varios	Campos	inanimados	a	menos	de	que	la	dicotomía	materia-Conciencia
se	unifique	y	se	postule	a	la	Conciencia	y	no	a	la	materia	como	primer	dato	y
punto	de	partida.
Desde	 este	 punto	 de	 vista,	 la	 Conciencia	 es	 un	 atributo	 propio	 de	 la
Lattice	y	por	lo	tanto	de	todas	sus	distorsiones	incluyendo	el	Campo	Neuronal
y	 ambos	Hipercampos.	 También	 a	 partir	 de	 aquí	 se	 puede	 postular	 que	 las
Bandas	Sintérgicas	son	verdaderos	Orbitales	de	la	Conciencia.
La	Conciencia	existe	a	lo	largo	de	todos	los	niveles	Sintérgicos	que	la
Lattice	 es	 capaz	 de	 asumir	 pero	 su	 cualidad	 depende	 de	 la	 complejidad,
coherencia,	densidad	informacional	de	cada	uno.	De	esta	forma,	la	Lattice	en
su	 estado	básico	no	distorsionado	 es	 la	Conciencia	Pura	mientras	 que	 el
Hipercampo	 y	 todas	 sus	 Bandas	 son	 la	 Conciencia	 humana	 y	 todos	 sus
atributos.	 Por	 ejemplo,	 la	 Conciencia	 auditiva	 humana	 surge,	 cuando	 la
Lattice	es	distorsionada	por	un	Campo	Neuronal	que	emergió	de	un	Cerebro
de	 12	000	 millones	 de	 elementos	 con	 una	 densidad	 de	 interacciones	 que
requiere	de	20	a	30	milisegundos	de	procesamiento.
En	cambio,	la	Conciencia	visual	humana	aparece	cuando	el	Cerebro	logra
activar	 un	 Campo	Neuronal	 de	 una	 densidad	 informational	 y	 una	 Sintergia
que	necesitan	un	mínimo	de	50	milisegundos	de	interacciones	neuronales.
No	 sólo	 la	 densidad	 informational	 y	 el	 tiempo	 de	 procesamiento	 hacen
diferente	 una	 cualidad	 sensorial	 de	 otra,	 sino	 también,	 la	 geometría
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tridimensional	 de	 la	 estructura	 cerebral	 activada.	 De	 esta	 forma,	 el	 Campo
Neuronal	 visual	 contiene	 la	 morfología	 tridimensional	 derivada	 de	 la
activación	de	 la	Corteza	Occipital;	mientras	que	el	 auditivo	 incorpora	en	 su
estructura	energética	a	la	geometría	derivada	de	los	circuitos	neuronales	de	la
Corteza	Temporal.
Por	su	morfología,	densidad	 informacional,	coherencia	y	su	Sintergia,	el
Campo	Neuronal	visual	es	capaz	de	establecer	una	interacción	congruente	con
una	 organización	 Sintérgica	 similar	 de	 la	 Lattice,	 contenida	 en	 una	 de	 sus
Bandas.	Al	resultante	patrón	de	interferencia	de	la	Lattice	la	experimentamos
como	el	mundo	visual	cualitativamente	diferente	de	la	realidad	sonora	la	cual
resulta	 de	 la	 activación	 congruente	 de	 un	 patrón	 de	 interferencia	 en	 otra
Banda	Sintérgica.
Las	diferentes	cualidades	de	la	Conciencia	son	conocidas	únicamente	por
experiencia	 directa	 pero	 el	 darse	 cuenta	 de	 su	 existencia	 depende	 de	 su
adecuada	Neuroalgoritmización.	Ni	la	Conciencia	en	sí	puede	ser	definida	ni
sus	cualidades	pueden	ser	reconocidas	a	través	de	una	explicación	teórica	de
sus	 componentes	 energéticos.	 Tal	 intento	 está	 de	 antemano,	 destinado	 al
mismo	fracaso	y	frustración	que	el	que	resulta	de	la	pretensión	de	explicarle	a
un	ciego	lo	que	es	la	luz	o	un	sonido	a	un	sordo	de	nacimiento.
Las	cualidades	de	la	Conciencia	sólo	pueden	ser	conocidas	a	través	de	su
vivencia	 directa	 además	 de	 por	 razones	 obvias,	 porque	 perteneceny	 están
situadas	en	un	eje	de	desarrollo	evolutivo	al	cual	debe	uno	pertenecer	y	en	el
que	 se	 requiere	 estar	 situado	 para	 poder	 tener	 acceso	 a	 la	 vivencia	 de	 la
cualidad	correspondiente	de	la	Conciencia.
Este	 eje	 evolutivo	 posee	 una	 dirección	 la	 cual	 fue	 magistralmente
explicitada	por	Theilhard	de	Chardin	con	los	conceptos	de	«complejificación»
y	 «centralidad».	 Según	 este	 pensador,	 la	 Evolución	 tiene	 un	 sentido
ascendente	 y	 se	 dirige	 hacia	 un	 hipotético	 «Punto	 Omega»	 el	 cual	 actúa
como	un	«Atractor	Extraño	del	futuro	ideal	del	Hipercampo».	Este	mismo
eje	 de	 complejificación	 y	 unificación	 es	 el	 que	 ha	 determinado	 la	 unión	 de
varias	partículas	elementales	dando	lugar	a	un	átomo,	de	varios	átomos	dando
lugar	 a	 una	 molécula,	 de	 varias	 moléculas	 dando	 lugar	 a	 una	 proteína,	 de
varias	 proteínas	 dando	 lugar	 a	 una	 célula	 elemental,	 de	 varias	 células
resultando	en	un	tejido,	un	órgano	y	un	organismo.
El	Cerebro	humano	parecería	el	más	reciente	logro	de	este	proceso.	En	él,
los	 procedimientos	 de	 complejificación	 y	 unificación	 se	 aceleran
vertiginosamente	por	su	capacidad	de	Neuroalgoritmización	y	de	creación	de
Campos	Neuronales	de	elevada	Sintergia.
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A	 partir	 del	 Cerebro,	 la	 Naturaleza	 cuenta	 con	 un	 instrumento	 de
incremento	 de	 complejidad	 y	 centralidad	 dados	 por	 un	 mecanismo	 interno
ahorrándose	 así	 el	 colosal	 trabajo	 y	 el	 tiempo	 requerido	 en	 crear	 nuevas
especies.	El	Punto	Omega	se	sitúa	en	la	Lattice	misma	y	cuando	un	Cerebro
logre	 mimetizarla	 obtendrá	 la	 ganancia	 colosal	 de	 la	 Conciencia	 de	 la
Conciencia	Pura.
Se	 antoja	 pensar	 que	 el	 hombre	 decidió	 voluntariamente	 perder	 el
«Paraíso»	de	la	Unidad	inconsciente	con	la	Lattice	para	ganar	el	Paraíso	de	la
Unidad	 Conciente	 con	 la	 misma	 Lattice.	 En	 esta	 pérdida	 y	 ganancia	 Dios
actúo	 como	 cómplice	 por	 su	 «deseo»	de	 ser	 acompañado	por	 alguien	de	 su
misma	osadía	y	altura.
El	 éxito	 en	 esta	 «aventura	 magistral»	 está	 todavía	 por	 verse.	 Las
cualidades	 de	 y	 los	 niveles	 la	 Conciencia	 están	 situados	 en	 este	mismo	 eje
evolutivo	 en	 el	 cual,	 la	 cualidad	 táctil	 apareció	 antes	 que	 la	 auditiva	 y	 ésta
previamente	 a	 la	 visual.	 Un	 organismo	 poco	 evolucionado	 con	 un	 Cerebro
primitivo	 es	 incapaz	 de	 crear	 un	 Campo	 Neuronal	 con	 suficiente	 Sintergia
como	para	lograr	una	interacción	congruente	con	la	Banda	auditiva	o	visual,
la	Naturaleza	tuvo	que	crear	cerebros	y	organismos	con	un	mayor	número	de
elementos	 para	 lograr	 Campos	 Neuronales	 de	 la	 suficiente	 Sintergia	 como
para	 interactuar	 en	 forma	 congruente	 con	 Orbitales	 de	 la	 Conciencia	 más
complejos	y	así	activar	las	cualidades	sensoriales	correspondientes.
El	hecho	de	que	cada	cualidad	de	la	Conciencia	requiera	de	mayor	tiempo
de	 procesamiento	 dio	 lugar	 al	 incremento	 en	 la	 duración	 del	 presente	 para
cada	 cualidad.	 Una	 imagen	 visual	 con	 un	 tiempo	 de	 procesamiento	 de	 50
milisegundos	posee	una	duración	del	presente	mayor	que	un	sonido	activado
después	de	20	o	30	milisegundos	de	 interacciones	neuronales.	La	expansión
en	 la	 duración	 del	 presente	 correlativa	 con	 el	 incremento	 Sintérgico
desemboca	en	la	capacidad	de	unificar	en	un	presente	atemporal	lo	que	para
una	cualidad	de	la	Conciencia	de	menos	Sintergia	se	localiza	en	un	futuro.	La
unificación	total	implicaría	la	capacidad	de	percibir	en	un	presente	atemporal
el	pasado,	presente	y	futuro	de	una	Conciencia	no	unificada.
Cada	cualidad	de	la	Conciencia	conquistada	por	un	individuo	a	partir	de
un	modo	de	funcionamiento	Sintérgico	novedoso,	es	una	añadidura	y	no	una
exclusión	 de	 las	 cualidades	 previamente	 ganadas.	 De	 esta	 forma,	 a	medida
que	se	avanza,	nuevas	Bandas	Sintérgicas	son	incorporadas	a	una	Conciencia
cada	 vez	más	 expandida	 cumpliéndose	 así	 el	 dictum	 y	 el	 propósito	 Divino
primario	 de	 lo	 que	 podría	 ser	 el	 «Primer	Mandamiento	 de	 la	Nueva	Era»	 a
saber:
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«Experimentarás	y	decodificarás	el	mayor	número	posible	de	Bandas
Sintérgicas».
En	 el	 Chamanismo	 Mexicano	 y	 en	 la	 técnica	 de	 la	 Meditación
Autoalusiva	 este	 «Primer	 Mandamiento»	 se	 logra	 actualizar	 a	 través	 de	 la
observación	simultánea	de	un	cada	vez	mayor	número	de	experiencias	en	las
diferentes	áreas	correspondientes	a	las	variadas	cualidades	de	la	Conciencia.
El	 logro	de	 la	Unidad	se	produce	cuando	el	Observador	 incorpora	en	un
acto	 simultáneo	 de	 observación,	 todos	 los	 contenidos	 de	 la	 experiencia.	 En
esta	 hazaña	 el	Observador	 se	 confunde	 con	 sus	 contenidos	 y	 desaparece	 la
división	entre	ambos,	lográndose	así	el	acceso	a	la	Realidad	del	Yo	Puro.	Ésta
es	la	lógica	en	la	que	se	basa	la	técnica	de	Meditación	Autoalusiva.
Karl	Pribram	decía	en	una	ocasión	que	no	existiendo	 isomorfismo	entre
una	 imagen	 visual	 y	 el	 procesamiento	 cerebral,	 debería	 buscarse	 en	 este
procesamiento	 algún	 nivel	 que	 por	 lo	 menos	 fuera	 capaz	 de	 contener	 los
mismos	 detalles	 de	 la	 imagen	 resultante.	 Él	 consideraba	 que	 el	 nivel	 de
micropotenciales	dendríticos	cumplía	con	este	requisito.
La	Teoría	Sintérgica	 sostiene	que	el	Campo	Neuronal,	 es	el	 antecedente
inmediato	 de	 la	 imagen	 no	 solamente	 porque	 es	 capaz	 de	 contener,	 en	 su
estructura,	todos	los	detalles	del	percepto,	sino	porque	los	unifica	y	una	de	las
cualidades	de	la	percepción	visual	es	la	unificación.	Una	imagen	visual	es	un
producto	 acabado	 y	 unificado	 y	 si	 bien	 es	 cierto	 que	 ni	 la	 codificación	 del
nervio	óptico	es	isomórfica	con	la	imagen	ni	tampoco	la	activación	cortical	lo
es,	 debe	 existir	 un	 antecedente	 inmediato	 de	 cualquier	 imagen	 si	 no
isomórfica	con	la	misma,	sí	con	la	capacidad	de	serlo	en	algún	nivel.	De	otra
forma,	 sería	 imposible	 explicar	 la	 relación	 entre	 actividad	 cerebral	 y
experiencia.
El	Campo	Neuronal	se	vuelve	isomórfico	con	la	imagen	visual	cuando
su	estructura	interactúa	con	la	Banda	Sintérgica	visual.
Ni	 la	 banda	 Sintérgica,	 ni	 el	 Campo	 Neuronal	 son	 idénticos	 en	 forma
(isomórficos)	con	el	percepto	pero	el	patrón	de	interferencia	resultante	de	su
interacción	debe	serlo.
Cuando	 dos	 Campos	 energéticos	 interactúan,	 crean	 una	 estructura
emergente	diferente	a	la	que	posee	cada	uno	por	separado.	Una	imagen	simple
que	ayuda	a	entender	 lo	anterior	es	 la	de	dos	ondas	concéntricas	producidas
en	la	superficie	de	un	estanque.	Cuando	estas	ondas	circulares	interactúan	se
crea	una	geometría	compleja	que	deja	de	ser	circular	para	convertirse	en	otra.
Algo	similar	pero	de	un	orden	de	complejidad	infinitamente	superior	debe
suceder	en	la	interacción	entre	el	Campo	Neuronal	y	la	Lattice.	El	patrón	de
Página	31
interferencia	 resultante,	 además	 de	 ser	 tridimensional	 posee	 características
sintérgicas	 que	 no	 se	 encuentran	 ni	 en	 el	Campo	Neuronal	 aislado	 ni	 en	 la
Lattice	por	sí	misma.
Si	 una	 imagen	 resulta	 de	 este	 patrón,	 debe	 existir	 un	 momento
inmediatamente	 previo	 al	 surgimiento	 de	 la	misma	 en	 el	 cual	 la	 dimensión
energética	 de	 la	 Lattice	 asuma	 la	 misma	 forma	 que	 la	 imagen.	 Este
isomorfismo	indica	que	lo	que	vemos	es	en	realidad	el	patrón	de	interferencia
activado	 por	 nuestro	Campo	Neuronal	 en	 interacción	 con	 la	 Lattice,	 por	 lo
que	 no	 es	metafórico	 afirmar	 que	 vivimos	 en	 el	 interior	 de	 una	 especie	 de
burbuja	de	la	percepción	(recordando	aquí	a	Carlos	Castaneda)	y	que	estamos
inmersos	dentro	de	nuestro	propio	cerebro	observando	la	pared	interna	de	su
movimiento	expansivo.	Uno	se	pregunta	si	es	posible	una	percepción	desde	el
exterior	de	esta	pared	y	cual	podría	ser	la	imagen	resultante	y	la	respuesta	se
halla	en	la	existencia	misma	del	Observador.
Ni	la	Lattice,	ni	el	Campo	Neuronal	como	tampoco	su	interacción	forman
el	 último	 nivel	 de	 la	 Realidad	 o	 representan	 una	 cárcel	 inescapable	 y	 todo
abarcante.
Existe	 algo	 fuera	 de	 la	 existencia	 de	 la	 Latticey	 aún	 de	 los	 dos
Hipercampos	y	este	algo	es	el	Observador.
Página	32
CAPÍTULO	IV
LOS	ORBITALES	DE	LA	CONCIENCIA[5]
La	denominación	«Orbitales	de	la	Conciencia»,	se	refiere	a	la	existencia	de
diferentes	niveles	de	la	Conciencia.
En	la	Realidad,	la	Conciencia	es	Una	y	permea	toda	manifestación,	desde
la	 Lattice	 en	 su	 estado	 básico	 o	 fundamental	 hasta	 cualquiera	 de	 sus
distorsiones	 incluyendo	 el	 Campo	 Neuronal	 y	 ambos	 Hipercampos.	 Sin
embargo,	el	ser	humano	delimita	 la	Conciencia	Única	y	 la	 focaliza	y	de	allí
resulta	 su	 división	 en	 niveles.	 Dependerá	 del	 funcionamiento	 individual,	 el
acceso	 a	 los	 diferentes	 niveles	 de	 la	Conciencia.	Este	 acceso	 es	 en	 realidad
una	 transformación	 perceptual	 dimensional	 por	 lo	 que	 los	 niveles	 de	 la
Conciencia	dependen	de	la	percepción	del	Observador	y	de	su	identificación.
Así	por	ejemplo,	un	Observador	capaz	de	identificar	su	Conciencia	individual
con	la	estructura	básica	de	la	Lattice	alcanzará	la	Conciencia	de	Unidad.	En
cambio,	una	identificación	del	Observador	con	el	cuerpo	orgánico	activará	un
nivel	 de	 Conciencia	 corporal.	 El	 acceso	 dimensional	 del	 Observador	 y	 su
fiscalización	dará	como	resultado	su	funcionamiento	dentro	de	una	matriz	de
relaciones	y	ella	constituirá	su	territorio	perceptual.
Parecería	 que	 el	 Observador	 es	 capaz	 de	 percibir	 e	 identificarse	 con
cualquiera	y	todos	los	estratos	dimensionales	de	la	organización	de	la	Lattice,
significando	con	esto,	que	 se	encuentra	en	 sí	mismo,	en	una	dimensión	que
incluye	a	la	propia	Lattice.	En	otras	palabras,	la	capacidad	del	Observador	de
percibir	todos	los	niveles	de	la	Lattice	incluyendo	a	ésta	en	su	estado	básico,
implica	que	el	Observador	no	pertenece	al	Universo	de	la	Lattice	sino	a	otro
independiente	de	ella.
Existen	diferentes	modelos	que	son	otras	tantas	aproximaciones	al	análisis
y	descripción	de	 los	diversos	Orbitales	de	 la	Conciencia.	Todos	ellos	 tienen
en	común,	la	consideración	de	que	los	niveles	de	la	Conciencia	dependen	de
la	percepción	del	Observador	y	ésta	del	Territorio	con	el	cual	se	identifica.
Página	33
Presentaré	 primero	 el	 modelo	 que	 propone	 el	 Misticismo	 Judío	 (la
Kabbalah),	después	el	modelo	Teosófico,	más	adelante	el	modelo	Chamánico,
después	 el	modelo	Budista,	 el	modelo	de	 la	Psicología	Transpersonal	 y	 por
último,	el	modelo	Sintérgico.
El	modelo	Kabbalístico
De	acuerdo	con	Gershom	G.	Scholem	(On	The	Kabbalah	and	its	Symbolism.
Schocken	 Books.	 New	 York,	 1969-1973)	 en	 ninguno	 de	 sus	 sistemas,	 los
Kabbalistas	dejaron	de	afirmar	la	existencia	de	interrelaciones	entre	todos	los
mundos	y	niveles	del	Ser.	Todo,	según	ellos,	está	conectado	con	el	resto.	De
cualquier	 punto,	 las	 profundidas	 infinitas	 pueden	 ser	 contempladas.	 De
acuerdo	 con	 el	 sistema	 de	Moisés	 Cordovero,	 el	 ascenso	 del	 hombre	 hacia
mundos	superiores	y	a	 la	 frontera	del	«vacío»	no	 involucra	movimiento	por
parte	 suya,	 puesto	 que	 «en	 donde	 tú	 te	 halles,	 allí	 se	 encuentran	 todos	 los
mundos».
De	acuerdo	con	la	Kabbalah,	«lo	que	se	localiza	abajo	se	encuentra	arriba
y	 lo	que	está	en	el	 interior	 se	sitúa	en	el	exterior».	Kabbalah	afirma	que	no
solamente	el	Todo	está	contenido	en	cada	parte	sino	que	también	actúa	sobre
todo	el	resto.	Aunque	después	analizaré	el	modelo	Sintérgico,	no	resisto	aquí
la	tentación	de	hacer	recordar	la	similitud	entre	estas	ideas	y	la	organización
de	la	Lattice	tal	y	como	fue	descrita	en	el	primer	capítulo	de	este	libro.	De	la
misma	 forma,	 la	 consideración	 Kabbalística	 de	 que	 cualquier	 acto	 o
pensamiento	 tiene	 un	 efecto	 sobre	 la	 totalidad,	 tiene	 su	 demostración
experimental	en	los	efectos	que	el	Campo	Neuronal	produce	sobre	la	Lattice,
otros	Campos	Neuronales	y	ambos	Hipercampos	(ver:	Grinberg-Zylberbaum,
J.	 1982.	 Psychoenegetics:	 4:227-256,	 y	 Grinberg-Zylberbaum	 J.	 y	 Ramos
J.	1987.	International	Journal	of	Neuroscience.	36	[1-2]:	41-54).
El	 modelo	 que	 postula	 la	 Kabbalah	 es	 simultáneamente	 longitudinal	 y
concéntrico.	La	 aproximación	 longitudinal	 intenta	 resolver	 el	misterio	 de	 la
creación	desde	un	principio	 transcendente	e	 invisible	hasta	su	manifestación
en	 la	acción.	Este	modelo	 tiene	por	 lo	menos	6	niveles	que	son	otros	 tantos
mundos	 o	 universos.	Cada	Universo	 pertenece	 a	 una	 dimensión	 distinta.	Al
mismo	 tiempo,	cada	Universo	está	asociado	con	un	nivel	del	«Alma»	y	con
una	letra	hebrea.
La	siguiente	tabla	modificada	de	un	estudio	de	Aryeh	Kaplan	(Meditación
and	Kabbalah,	Edit.	Samuel	Weiser,	Maine	1982)	presenta	las	relaciones	que
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la	Kabbalah	propone	entre	los	niveles	del	«Alma»,	los	Universos	y	las	letras
Hebreas:
Niveles	del	«Alma» 	 Universo 	 letra
	 	 Ein	Sof-Sin	Final 	 	
Yejidah-Esencia	Única	 Adam	Kadmon-Hombre	 	
(Singularidad) 	 Arquetípico 	 	
Jai-Esencia	Viva 	 Atzilut	Emanación 	 Yud
Neshamah-Pneuma 	 	 	 	
(Aliento) 	 Beriyah	Creación 	 Hei
Ruaj-Espíritu 	 Yetzirah	Formación 	 Vav
Nefesh-Alma 	 Asiyah	Acción 	 Heí
El	Universo	del	Adam	Kadmon	es	el	del	hombre	primigenio	o	arquetípico.	El
Adam	 Kadmon	 representa	 a	 lo	 humano	 en	 su	 origen	 o	 estrato	 de	 mayor
abstracción.	 No	 es,	 en	 realidad,	 el	 primer	 nivel	 transcendente	 sino	 una
manifestación,	 extraordinariamente	 elevada	 de	 aquél.	 Por	 arriba	 de	 Adam
Kadmon,	 la	 Kabbalah	 sitúa	 al	 Ein	 Sof	 cuya	 traducción	 sería	 el	 Sin	 Final
ligado	íntimamente	con	Dios.
El	 nivel	 del	 «Alma»	 asociado	 con	 el	 Adam	 Kadmon	 es	 Yejidah	 cuya
traducción	literal	es	«Singularidad»	y	que	constituye	la	«Esencia	Única»	y	lo
que	 no	 puede	 dividirse	 y	 es	Uno.	Así	 como	 del	 Ein	 Sof	 proviene	 el	Adam
Kadmon	de	este	último	surge	Atzilut	que	es	lo	de	mayor	Cercanía	al	Hombre
Arquetípico	y	que	se	asocia	con	el	nivel	del	«Alma»	Jai,	la	Esencia	Viva	o	lo
Viviente.
En	el	Judaísmo,	el	nombre	de	Dios	«Yehova»	se	escribe	con	cuatro	letras
la	primera	de	las	cuales	Yud	corresponde	a	la	I	latina	y	pertenece	al	Universo
de	Atzilut	o	Emanación	y	al	nivel	del	«Alma»	Jai	o	lo	Viviente.
De	Atzilut	 surge	 la	Creación	 o	 el	Universo	 de	Beriyah	 asociado	 con	 el
nivel	de	Neshamah	o	Pneuma	y	con	la	siguiente	letra	del	nombre	de	Dios;	Heí
que	 corresponde	 a	 la	 letra	 latina	 H	o	J.	 De	 esta	 forma,	 la	 singularidad	 de
Yejidah	 que	 a	 su	 vez	 se	 transforma	 en	 lo	 Viviente	 o	 Jai	 desemboca	 en
Neshamah	o	Pneuma.
Hasta	 antes	 de	 Neshamah,	 los	 niveles	 del	 «Alma»	 eran	 impersonales.
Neshamah	 asociada	 con	 el	 Universo	 de	 Beriyah	 o	 Creación	 comienza	 a
pertenecer	 a	 un	 individuo	 específico	 y	 es,	 por	 así	 decirlo,	 su	 envoltura	 o
cuerpo	más	 sutil;	 su	 contacto	 entre	 lo	 personal	 y	 lo	 transpersonal;	 entre	 lo
Divino	y	lo	Humano.
Página	35
A	 partir	 de	 Beriyah	 surge	 Yetzirah,	 Formación,	 es	 decir,	 lo	 Creado	 en
Beriyah	 comienza	 a	 adquirir	 forma	 en	 Yetzirah.	 Esta	 Formación	 parecería
corresponder	con	la	primera	activación	de	una	distorsión	del	Espacio	y	la	letra
del	nombre	de	Dios	correspondiente	es	la	Vav	o	V	latina.	El	nivel	del	«Alma»
correspondiente	 es	Ruaj	 o	Espíritu	 y,	 podría	 pensarse	 que	 es	 el	mecanismo
que	al	actuar	distorsiona	el	Espacio.	Antes	de	Ruaj	no	hay	distorsiones.
Por	último,	después	de	 la	Formación	 se	da	 la	Acción	en	el	Universo	de
Asiyah	el	cual	corresponde	con	la	última	letra	del	nombre	de	Dios;	Hei	y	con
el	nivel	Nefesh	o	Alma.
Las	 cuatro	 letras	 del	 nombre	 de	 Dios	 Yud,	 Hei,	 Vav,	 Hei	 forman	 el
Tetragamatón	 y	 son	 un	 verdadero	 sistema	 algorítmico	 que	 contiene	 el
esquema	de	 la	Creación	a	partir	de	 lo	Viviente	hasta	su	manifestación	en	 la
Acción.
Cada	 nivel	 de	 la	 Conciencia	 está	 dado	 por	 la	 identificación	 del
Observador	con	cualquiera	de	 los	cinco	posibles	estratos	del	«Alma»,	desde
Nefesh	o	Alma	individual	hasta	Yejidah	la	Singularidad	primigenia.
Este	 modelo	 Kabbalístico	 es	 longitudinal	 porque	 cada	 nivel	 del	 mismo
proviene	o	nace	de	un	precedente	y	da	lugar	a	un	consecuente	en	una	cadenaque	comienza	en	una	Singularidad	la	que	adquiere	Vida,	Pneuma,	Espíritu	y
por	último	Alma.
El	modelo	concéntrico	de	la	Kabbalah	se	conoce	como	el	esquema	de	la
Sefirot	y	de	ellas	se	han	descrito	10	formando	el	«Árbol	de	la	Vida».
Cada	Sefira	es	un	atributo	o	cualidad	de	 la	Conciencia	y	constituye	una
emanación	a	partir	del	Ein	Sof.	El	modelo	longitudinal	está	imbricado	dentro
del	 concéntrico	 porque	 cada	 Sefira	 se	manifiesta	 a	 través	 de	 un	 proceso	 de
Emanación,	 Creación,	 Formación	 y	 Acción.	 Este	 proceso	 se	 logra
experimentar	utilizando	técnicas	Kabbalísticas	de	meditación.	Por	ejemplo,	el
Rabino	 Joseph	 Tza[6]	 ideó	 una	 meditación	 en	 colores	 en	 la	 cual	 la
concentración	 sostenida	 en	 un	 color	 específico	 (asociado	 con	 una	 chacra)
activa	la	cualidad	de	la	Conciencia	de	esa	Sefira.
Otra	técnica	consiste	en	concentrar	la	atención	en	el	nombre	hebreo	de	la
Sefira	o	en	sus	atributos	hasta	que	éstos	se	comienzan	a	experimentar.
Algunos	Kabbalistas	han	asociado	las	diferentes	Sefirot	con	las	partes	del
cuerpo	humano.
La	 siguiente	 tabla[7]	 contiene	 el	 nombre	 hebreo	 de	 cada	 Sefira,	 su
traducción	y	el	color	asociado.
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Sefira 	 Color
Keter-Corona 	 Blanco
Jojmah-Sabiduría 	 Un	color	que	incluye	a	todos	los	colores.
Binah-Entendimiento	 Amarillo	y	verde
Jesed-Amor 	 Blanco	y	plateado
Gevurah-Fuerza 	 Rojo	y	dorado
Tiferet-Belleza 	 Amarillo	y	púrpura
Netzaj-Victoria 	 Rosa	claro
Hod-Esplendor 	 Rosa	obscuro
Yesod-Fundamento 	 Anaranjado
Maljut-Reino 	 Azul
Los	 extremos	 de	 las	 Sefirot;	 Keter	 y	 Meljut	 se	 refieren	 a	 dos	 niveles
también	 extremos	 de	 la	 Conciencia,	 Keter	 lo	 más	 elevado	 y	 Maljut	 su
manifestación.	El	modelo	de	las	Sefirot	es	concéntrico	porque	cada	Sefira	está
contenida	dentro	de	la	siguiente	como	las	capas	de	una	cebolla.	Sin	embargo,
también	es	longitudinal	en	el	sentido	de	que	existen	conexiones	lineales	entre
cada	 capa.	 Más	 aún,	 cada	 Universo	 desde	 Atzilut	 hasta	 Asiyah	 se	 puede
dividir	en	10	estratos	correspondientes	con	la	Sefirot	de	tal	Universo.
La	Kabbalah	considera	la	existencia	de	un	centro	luminoso	ligado	al	Ein
Sof	 cuya	 «Luz»	 alumbra	 cada	 Sefira	 en	 cada	 Universo.	 Dependerá	 de	 la
limpieza	 interna	 del	 individuo,	 qué	 tanta	 obstrucción	 exista	 entre	 su
conciencia	y	la	«Luz».	Mientras	menos	«suciedad	interna»	exista	mayor	será
la	 luminosidad	 que	 llegue	 y	 viceversa;	 un	 individuo	 con	 una	 problemática
interna	 intensa	 actuará	 como	 poseyendo	 «velos»	 de	 obstrucción	 para	 la
«Luz».	En	esta	concepción,	cada	Sefira	es	una	Emanación	de	la	«Luz»	del	Ein
Sof.
La	mayoría	si	no	es	que	todas	las	técnicas	prácticas	de	la	Kabbalah	tienen
como	 finalidad	 la	purificación	de	 los	«velos»	de	 tal	 forma	que	 la	«Luz»	no
encuentre	obstrucciones.
A	su	vez,	cada	Sefira	actúa	y	es	una	especie	de	«vasija»	o	contenedor	de
un	atributo	de	la	«Luz»	proveniente	del	Ein	Sof.	Cada	una	de	estas	«vasijas»
al	ser	llenada	por	la	«Luz»	activa	un	atributo	o	cualidad	de	la	Conciencia.
Una	similitud	entre	esta	concepción	y	la	Teoría	Sintérgica	es	la	existencia
de	las	Bandas	Sintérgicas	siendo	la	«Luz»	y	los	«velos»	la	necesaria	Sintergia
que	 un	 Campo	 Neuronal	 debe	 poseer	 para	 establecer	 una	 interacción
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congruente	y	limpia	con	alguna	Banda	Sintérgica	y	así	activar	la	experiencia
consciente	asociada	con	los	tributos	de	ésta.
De	acuerdo	con	la	Kabbalah	y	en	concordancia	con	la	Teoría	Sintérgica,
la	«Luz»	 jamás	desaparece	pero	 los	«velos»	de	obstrucción	pueden	 llegar	 a
filtrarla	 tanto	 que	 su	 luminosidad	 podría	 no	 ser	 suficiente	 como	 para	 llenar
alguna	«vasija».
En	 la	Teoría	Sintérgica	 se	considera	que	 las	Bandas	Sintérgicas	 siempre
existen	«esperando»	que	algún	Campo	Neuronal	adquiera	el	Poder	Sintérgico
suficiente	como	para	interactuar	en	forma	congruente	con	ellas.
El	modelo	Teosófico
La	 Teosofía	 tiene	 su	 origen	 contemporáneo	 en	 los	 escritos	 de	 Madame
Blavatsky[8]	 la	que	fundó	esta	corriente	del	pensamiento	que	fue	enriquecida
por	los	estudios	de	Annie	Besant	y	Leadbeater	entre	otros.
Según	 la	 Teosofía	 poseemos	 diferentes	 cuerpos,	 cada	 uno	 de	 los	 cuales
está	 asociado	 con	 un	 nivel	 de	 la	 Conciencia.	 Estos	 cuerpos	 son	 siete	 en
número:	 (1)	 el	 Físico,	 (2)	 el	 Etérico,	 (3)	 el	 Astral,	 (4)	 el	 Mental,	 (5)	 el
Espiritual,	(6)	el	Cósmico,	y	(7)	el	Nirvánico.
De	 acuerdo	 con	 Rajneesh	 (Psicología	 de	 lo	 Esotérico.	 Cuatro	 Vientos,
Editorial	Chile.	1980)	no	solamente	la	Conciencia	es	diferente	en	cada	uno	de
los	cuerpos,	sino	también,	la	cualidad	y	los	contenidos	de	los	sueños.
La	 Conciencia	 variará	 dependiendo	 de	 la	 identificación	 del	 Observador
con	 alguno	 u	 otro	 de	 los	 cuerpos.	 Es	 importante	 mencionar	 que	 la
denominación	cuerpo	se	refiere	a	una	organización	o	estructura	perteneciente
a	 cierta	 dimensión	 del	Espacio.	La	 existencia	 de	 siete	 cuerpos	 implicaría	 la
también	existencia	de	siete	dimensiones.
Un	 procedimiento	 experimental	 que	 ejemplifica	 la	 existencia	 de
estructuras	 pertenecientes	 a	 diferentes	 dimensiones	 es	 la	 Cymática	 (Jenny
H.	1974,	Cymatics,	Basilius	Press.	Basel).
En	ella,	se	crean	patrones	bidimensionales	cuando	un	polvo	fino	colocado
sobre	 una	 placa	 metálica	 es	 puesto	 a	 vibrar	 por	 un	 sonido	 de	 determinada
frecuencia.	 Cuando	 la	 frecuencia	 del	 sonido	 se	 incrementa	 lo	 suficiente,	 el
patrón	 se	 vuelve	 tridimensional.	 Tenemos	 pues	 aquí	 dos	 cuerpos
dimensionales	que	resultan	de	la	interacción	(en	diferentes	frecuencias)	entre
un	 campo	 vibracional	 y	 un	 medio;	 un	 cuerpo	 bidimensional	 y	 el	 otro
tridimensional.
Página	38
Los	 cuerpos	 Teosóficos	 parecerían	 situarse	 en	 esta	misma	 condición	 de
ser	 estructuras	 estables	 localizadas	 en	 diferentes	 dimensiones.	 Ya	 veremos
más	 adelante	 que	 las	 Bandas	 Sintérgicas	 y	 su	 interacción	 congruente	 con
Campos	Neuronales	pueden	ser	concebidos	desde	una	perspectiva	similar.	De
la	 misma	 forma	 podrían	 ser	 entendidas	 las	 Sefirot,	 los	 Universos
Kabbalísticos	y	los	niveles	del	«Alma».
El	 primer	 cuerpo	 es	 el	 Físico	 y	 su	 estructura	 es	 orgánica.	 Su	 órgano	 de
pensamiento	 y	 experiencia	 es	 el	 Cerebro	 tal	 y	 como	 lo	 conocemos.	 Está
limitado	 por	 el	 Tiempo	 y	 el	 Espacio	 y	 es	 una	 distorsión	 hipercompleja	 y
estable	del	Espacio.	Su	nivel	de	Conciencia	es	tridimensional.
El	segundo	cuerpo,	Etérico	es,	según	la	Teosofía	más	sutil	que	el	Físico	y
permanece	 invisible	 para	 éste.	 Es	 capaz	 de	 viajar	 a	 través	 del	 Espacio
saliéndose,	por	así	decirlo,	del	cuerpo	Físico	y	su	percepción	es	más	directa	y
sutil	 que	 la	 de	 este	 puesto	 que	 no	 requiere	 de	 receptores	 orgánicos	 para
decodificar	la	estructura	de	la	Lattice.	La	acción	perceptual	del	cuerpo	Etérico
podría	explicar	la	Visión	Extraocular	en	la	cual	niños	entrenados	son	capaces
de	 percibir	 el	 mundo	 visual	 sin	 el	 uso	 de	 sus	 receptores	 retinianos	 (Ver:
Grinberg-Zylberbaum,	J.,	Psychoenergetics	1983.	5:141-158).
El	 cuerpo	 Etérico	 está	 más	 ligado	 al	 Campo	 Neuronal	 y	 a	 la	 Lattice	 y
posee	una	estructura	propia	más	energética	que	celular.
Los	 sueños	 del	 cuerpo	 Físico	 están	 en	 correspondencia	 causal	 con	 la
actividad	 cerebral	 y	 pueden	 ser	 estimulados	 activando	 los	 mecanismos
receptores	orgánicos.	En	cambio,	los	sueños	del	cuerpo	Etérico	corresponden
a	estímulos	también	Etéricos	localizados	en	la	estructura	del	Espacio.	De	esta
forma	 alguien	 puede	 soñar	 que	 vuela	 y	 en	 realidad	 lo	 hace	 porque	 los
movimientos	del	cuerpo	Etérico	no	se	encuentran	ligados	o	restringidos	por	la
gravitación	espacial.
De	 acuerdo	 con	 Rajneesh	 (Psicología	 de	 lo	 Esotérico.	 Cuatro	 Vientos,
Edit.	 Chile,	 1980)	 las	 así	 llamadas	 visiones	 espirituales	 corresponden	 al
cuerpo	Etérico	y	son	sueños	Etéricos.
El	 cuerpo	 Etérico	 incluye	 al	 Espacio	 dentro	 de	 su	 campo	 de	 acción,	 es
decir,	se	libera	de	la	restricción	espacial	y	el	Espacio

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