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Capitulo_de_libro_Mamiferos

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Mamíferos
Ricardo López-Wilchis1 
Luis Manuel Guevara-Chumacero1 
Teresa Reyna-Trujillo1, 2 
1Departamento de Biología. División de Ciencias Biológicas y de la Salud. 
Universidad Autónoma Metropolitana-lztapalapa.
2Departamento de Geografía Física. Instituto de Geografía. 
Universidad Nacional Autónoma de México.
Mamíferos 59
L
os mamíferos actuales constituyen un grupo importan-
te de vertebrados que, a nivel mundial, alcanza un nú-
mero aproximado de 4 630 especies vivientes (Wilson 
y Reeder. 1993). Dentro de ellos se encuentran organismos 
que pueden correr, saltar, brincar, volar, nadar y cavar. De-
bido a esta versatilidad locomotriz, algunos pasan la mayor 
parte de su vida en los árboles, otros en túneles y madri-
gueras que construyen bajo la superficie del suelo; otros 
habitan en bosques, desiertos, selvas, praderas y montañas: 
otros están asociados a las aguas dulces y los hay 
también estrictamente marinos. Por cuanto a su 
tamaño, existen algunos sumamente pequeños e 
inconspicuos, como el murciélago pigmeo {Cra-
seonycteris thonglongyai) que vive en Tailandia 
y algunas musarañas (Cryptoíis parva) que viven 
en nuestro país y que en ambos casos presentan menos de 
dos gramos de peso; se encuentra también el animal más 
grande que ha existido sobre la faz de la Tierra: la ballena 
azul {Balaenoptera musculus), que pesa 160 toneladas.
Los primeros mamíferos aparecieron en la Tierra hace 
aproximadamente 200 000 000 de años, durante el Triási-
co. Eran del tamaño de un ratón y evolucionaron a partir 
de un antiguo linaje de reptiles, conocidos como reptiles 
mamiferoides. Como grupo, los mamíferos muestran una 
mayor eficiencia funcional que sus ancestros los reptiles y 
a diferencia de las aves, evolucionaron en formas de vida 
muy diferentes. La mayor parte de los mamíferos moder-
nos aparecieron hasta el Paleoceno y el Eoceno, es decir, 
hace 60 o 70 000 000 de años. En aquellos períodos hubo 
una gran diferenciación de mamíferos que desembocaron 
en diversas líneas a partir de un patrón estructural y fun-
cional básico de tipo insectívoro. Estas tendencias evolu-
tivas estuvieron notablemente influidas por adaptaciones 
relacionadas con la alimentación y la ocupación del hábitat 
disponible, algunas líneas invadieron los bosques, otras el 
mar y el aire.
Mientras que las formas terrestres se especializaron en la 
herbivoría y en la depredación; las formas aéreas tendieron 
a ser insectívoras y frugívoras principalmente (Cervantes y 
Martínez, 1987; Vaughan, 1988).
Los mamíferos se distinguen por presentar una serie de 
caracteres que son fácilmente reconocibles y que los separa 
de otras clases de vertebrados, entre los que sobresalen la 
presencia de glándulas mamarias (Figura 28) que son uno 
de los caracteres más notorios y a partir del cual se deriva el 
nombre científico del grupo (del latín mamma = pecho). Es-
tas glándulas se presentan en todos los individuos y constan 
de un complejo sistema de conductos que llegan a la super-
ficie de la piel a través de una prominencia llamada pezón 
o teta, que suele estar en correspondencia con el número 
de crías de cada especie. Se pueden encontrar en número 
variable, de dos hasta 19, y su función primordial es la de 
alimentar a las crías mediante la producción de leche. Su 
ubicación es variada, relacionada con la postura en que la 
madre alimenta a sus crías; en el caso de muchos carnívoros 
(perros, coyotes, etc.) que amamantan a sus crías recostadas, 
las glándulas se encuentran en hileras a los lados del vientre; 
en el caso de artiodáctilos (vacas, cabras, etc.) que permane-
cen de pie, las glándulas se ubican en la región inguinal; en 
otros, como los sirénidos (manatí) y los primates (monos y 
changos) se ubican en la región pectoral.
El pelo es otro carácter exclusivo de los mamíferos, nin-
gún otro grupo animal lo presenta en la actualidad. Se en-
cuentra típicamente cubriendo la mayor parte del cuerpo y 
su función primaria es evitar la insolación mediante la disi-
pación del calor y en el retardo de la absorción del mismo 
actuando como aislante. A pesar de ser un mecanismo tan 
eficiente en la regulación de la temperatura, existen algunos 
mamíferos que carecen de pelo en estado adulto, supliéndolo 
con el desarrollo de una capa de grasa subcutánea como en 
las ballenas y delfines, o que tienen muy poco pelo y reem-
plazan tal ausencia viviendo en áreas templadas (elefantes, 
rinocerontes e hipopótamos).
El pelo está formado por células epidérmicas muertas y 
por proteínas (queratina) que van constituyendo la estruc-
tura característica de este tejido; sin embargo, es producido 
por células vivas y activas localizadas en su raíz. En el pelo de 
los mamíferos se encuentra siempre cierta cantidad de pig-
mentos que son los responsables de darles la coloración que 
los caracteriza. Esta coloración del pelaje se relaciona con 
las adaptaciones de los animales a las características del am-
biente, donde el animal se confunde con mayor facilidad con 
su medio para evadir a los depredadores o enemigos; su fun-
ción protectora también ayuda a resaltar ciertas estructuras 
para disuadir a sus depredadores, como las cornamentas, o 
para esconder partes vulnerables, como los ojos (Figura 29). 
En realidad, el color del pelo en la mayoría de los mamíferos 
terrestres de talla pequeña está estrechamente relacionado 
con el color del suelo en donde viven.
Glándula 
mamaria 
activa
Cisterna
Conductos lácteos
Glándulas sebáceas
Figura 28. Pezón de un primate (izquierda) y teta de un 
artiodáctilo (derecha) (Según Hildebrand, 1974).
60 Vertebrados de México
También existen determinados tipos especiales de pelo, 
pueden citarse como ejemplo las crines y los pelos largos 
de la cola de los caballos, las pestañas, las cejas, las vibrisas 
(bigotes), los pelos de las fosas nasales y otros, con funciones 
importantes en la protección del animal y de sus estructuras. 
Un caso muy peculiar lo constituyen las espi-
nas del puercoespín, que le sirven de 
evidente protección.
El tener un diafragma muscular completo también cons-
tituye un carácter singular en los mamíferos. Este músculo 
participa de manera activa en la conducción de aire a los 
pulmones; de esta manera, la contracción y relajación del 
diafragma actúa en los procesos de inspiración y expiración 
en los mamíferos (Figura 30), además, esta estructura divide 
a la región torácica de la abdominal.
Los caracteres antes mencionados están considerados 
como los distintivos del grupo, pero existen otros que tam-
bién ayudan a diferenciarlos del resto de los animales. En la 
piel de muchos mamíferos es posible encontrar una conside-
rable variedad de glándulas (sudoríferas, sebáceas, odoríferas 
y almizcleras) que tienen un papel importante en las activi-
dades metabólicas, en la regulación de la temperatura cor-
poral o en la comunicación social. Las glándulas sudoríferas 
producen una secreción acuosa que incluye sales, urea, ácidos 
grasos y otros productos de desecho y a través de la evapora-
ción de esta secreción se influye en el control de temperatura 
mediante el enfriamiento corporal del organismo. Las glán-
dulas sebáceas producen una secreción grasosa y aceitosa que 
interviene positivamente en mantener cierta elasticidad en 
la piel, además de la función de lubricar el pelo. Las glándu-
las olorosas y glándulas del almizcle (almizcleras), son glán-
dulas sudoríferas o sebáceas muy modificadas y cumplen con 
diversas funciones, por ejemplo, para marcar territorios, para 
la comunicación social o como protección.
Existen diversas modificaciones que se dan en los mamí-
feros como derivados de la piel, que van desde escamas hasta 
otras especializaciones como garras, uñas, pezuñas, cuernos 
y astas. En la piel de los mamíferos pueden hallarse estruc-
turas de escamas epidérmicas semejantes a las de los reptiles. 
Son característicos los ejemplos del armadillo y del pangolín, 
como mamíferos que tienen el cuerpo cubierto de escamas 
córneas grandese imbricadas, aunque entre las escamas pue-
den distinguirse algunos pelos dispersos. Entre otros grupos 
de mamíferos, fundamentalmente roedores (ratas, ratones), 
se localizan escamas epidérmicas imbricadas en la cola. Las 
uñas, pezuñas y garras cubren la porción final de los dedos 
brindándoles protección y refuerzo.
Los cuernos son característicos de los mamíferos y están 
presentes en algunas especies de artiodáctilos y en los rino-
cerontes. En los cuernos se observa un núcleo central o una 
protuberancia del hueso frontal del cráneo; esta saliente es 
revestida por un cono de queratina de gran dureza, por lo 
cual en este tipo de cuerno nunca se pierde, ni la cubierta, 
ni el hueso central. Las astas son otras prolongaciones del 
hueso frontal características de los ciervos y venados, se ob-
servan sólo en los machos; son hueso macizo y no se le debe 
llamar cuernos, sino astas (Figura 31 A y B) son renovadas 
anualmente, una excepción son las jirafas, cuyas astas están 
permanentemente cubiertas por la piel y nunca se caen.
El sistema circulatorio de los mamíferos, al igual que el 
de las aves, es particularmente diferente por la separación 
A
B
C
Figura 29. Protección que brinda el pelo en las cabezas de 
algunos mamíferos. A. artiodáctilo; B. carnívoro; C. roe-
dor (Según Barabash-Nikiforov y Formozov, 1963).
Técnicamente, el carácter óseo que separa a los mamífe-
ros del resto de los vertebrados es la presencia de tres hue-
secillos en el oído medio y el hecho de que la mandíbula 
está formada por un solo hueso. Los sonidos que provocan 
la vibración de la membrana timpánica se 
transmiten mecánicamente gracias a es-
tos huesecillos auditivos, que son el 
martillo, el yunque y el estribo.
Tráquea
Bronquios
Saco pulmonar
Diafragma
Cavidad pleural
visceral
parietal
Pleura
Pared torácica
Figura 30. Diagrama esquemático donde se muestra el 
diafragma (Según Hermann y Cler, 1972).
Mamíferos 61
completa de sangre oxigenada y sangre venosa mediante la 
adopción de un corazón con cuatro cámaras (dos aurículas 
y dos ventrículos) que funciona como una bomba doble: el 
lado derecho recibe la sangre venosa proveniente de todo el 
cuerpo y la bombea hacia los pulmones; el lado izquierdo 
recibe la sangre oxigenada proveniente de los pulmones y 
la bombea hacia el cuerpo (Figura 32). Til sistema circula-
torio es cerrado (la sangre se transporta a través de arterias 
y venas) y distribuye la sangre a velocidades variadas según 
las necesidades energéticas del individuo. Un carácter dis-
tintivo de los miembros de este grupo (con excepción de los 
camellos) es la presencia de glóbulos rojos (eritrocitos) anu-
cleados, la carencia de núcleo está asociada con una mayor 
capacidad para la obtención y transporte del oxígeno.
Como carácter exclusivo, los testículos en los mamíferos 
están contenidos dentro de un saco externo, el escroto, que 
es en realidad una extensión de la cavidad abdominal. En al-
gunas especies los testículos descienden al escroto cuando el 
animal llega a la madurez reproductiva y permanecen ahí de 
manera definitiva. En otras, descienden sólo en el período 
fértil del macho, para luego regresar a la cavidad abdominal, 
donde permanecen el resto del tiempo.
Las hembras tienen dos ovarios funcionales y la fecunda-
ción se lleva a cabo en los oviductos. La estructura del útero 
puede ser variable y en él se desarrolla el embrión dentro de 
un saco amniótico lleno de líquido; el embrión se nutre de la 
sangre materna por medio de la placenta.
La caja del cráneo de los mamíferos es muy voluminosa, 
además de su función primaria de proteger el encéfalo, re-
presenta una superficie en la que se fijan los músculos tem-
porales que son muy importantes para el procesamiento del 
alimento durante la masticación. El arco cigomático (el pó-
mulo en humanos) suele estar presente como una estructura 
que protege los ojos, sirve de punto de fijación para los mús-
culos maseteros y forma la superficie con la que se articula la 
mandíbula. Tiene un paladar secundario que divide la cavi-
dad oral permitiendo una separación de la respiración con la 
alimentación haciendo más eficientes estas funciones.
Casi todos los mamíferos poseen heterodoncia, es decir, 
tienen dientes con diferentes formas, estructuras y funcio-
nes. Los dientes más anteriores, los incisivos y caninos sirven 
para morder, matar o sujetar presas; los premolares y molares 
sirven para moler o fraccionar el alimento y prepararlo para 
la digestión. Sin embargo, existen mamíferos con dentaduras 
en donde todos los dientes son iguales (homodontos) como 
en las oreas y en los delfines. Durante la vida de los mamí-
feros aparecen dos conjuntos de dientes, la dentadura deci-
dua o de leche, que aparece muy pronto en la vida animal 
formada de incisivos, caninos y premolares y la dentadura 
permanente, que consta de una segunda serie de incisivos, 
caninos, premolares y molares.
Igualmente todos mantienen una temperatura corporal 
elevada y constante dentro de ciertos rangos muy estrechos 
durante toda su vida; al mecanismo que hace que esto sea 
posible se le denomina endotermia y se da gracias al me-
tabolismo y al sistema circulatorio que son altamente efi-
cientes. La endotermia no constituye un carácter exclusivo 
de la clase, ya que las aves, algunos reptiles y otros orga-
nismos también lo presentan; sin embargo, los mamíferos 
invierten mayor cantidad de energía para llevar a cabo este 
mecanismo. La principal ventaja de la endotermia es que 
las temperaturas corporales elevadas permiten mantener una 
capacidad máxima de oxígeno y una rápida tasa de acción 
enzimática. lo cual significa que se incrementa notablemen-
te la capacidad para mantener niveles altos de actividad. A 
ciertos mamíferos se les denomina heterotérmicos, ya que 
ahorran energía manteniendo una temperatura corporal 
constante en determinadas ocasiones y permitiendo en otras 
que su temperatura fluctúe. Por ejemplo, muchos tipos de 
murciélagos de las áreas templadas mantienen una tempera-
tura corporal constante mientras se procuran alimento, pero 
luego permiten que su temperatura se aproxime a la ambien-
tal cuando están en reposo.
BA
Figura 31. Forma de las astas de algunos cérvidos: A. ve-
nado cola blanca (Odocoileus virginianus); B. ciervo híbri-
do (Odocoileus hemionus) (Según Orr, 1978).
Aurícula izquierda
Aurícula derecha
Ventrículo derecho
Ventrículo izquierdo
Figura 32. Esquema del corazón de un mamífero mos-
trando las cuatro cámaras que lo constituyen (Según Ville, 
1974).
62 Vertebrados de México
Todo lo anterior pone de manifiesto que los mamíferos 
están muy bien dotados para sobrevivir en una amplia diver-
sidad de ambientes y que muy probablemente constituyen el 
grupo más versátil y adaptable de vertebrados.
Diversidad en México
La situación geográfica de la República Mexicana, aunada 
a su accidentada topografía, permite que se presenten situa-
ciones climáticas peculiares que generan la conformación de 
varios tipos de vegetación, así como una gran diversidad de 
especies de vertebrados silvestres. Por lo anterior, México 
ocupa un lugar privilegiado dentro de la biodiversidad mun-
dial, ya que tan solo para el caso particular de los mamífe-
ros terrestres se reportan 450 especies (Ramírez-Pulido et 
al., 1996) y 47 especies de mamíferos marinos (Torres el ai, 
1995). Estas cifras representan un número elevado en com-
paración con la riqueza de otros países, colocando a México 
como el país con mayor número de especies de mamíferos en 
el continente americano y el segundo lugar a nivel mundial, 
después de Indonesia (Smith y Smith, 1976; Toledo, 1988; 
Ceballos y Navarro, 1991).
México concentra dentro de su territorio una gran riqueza 
de especies vegetales y animales; junto con Brasil, Colombia, 
Indonesia, Perú y Zaire, comparte el título de países mega-
diversos. Estas naciones son países con influencia tropical 
y su territorio abarca más de un millón de kilómetros cua-
drados de extensión;para el caso particular de México, éste 
ocupa prácticamente una superficie de 2 millones de km2. 
Lo anterior constituye un criterio de comparación cuando se 
requiere evaluar la riqueza de especies en áreas particulares 
(Tabla 5).
Para establecer una comparación válida de riqueza de es-
pecies entre países, se tiene que considerar la posición geo-
gráfica, en especial si el país es tropical o templado, así como 
la extensión territorial. Como se mencionó anteriormente, 
México ocupa el segundo lugar a nivel mundial, después de 
Indonesia, en cuanto a riqueza de especies de mamíferos 
se refiere, aun si lo comparamos con otros países de ma-
yor extensión geográfica. Basta comparar las 450 especies 
de mamíferos terrestres de México con las 100 del este de 
los Estados Unidos, una región de aproximadamente la mis-
ma extensión que nuestro país; o considerar que en una sola 
localidad de la Selva Lacandona de Chiapas se encuentran 
más especies de murciélagos que en todo Estados Unidos y 
Canadá juntos. En este caso, la alta riqueza de mamíferos 
terrestres presentes en nuestro país representa el 11.06% del 
total de especies a nivel mundial (CONAB1O, 1998).
México cuenta con 2 041 especies de vertebrados te-
rrestres, los mamíferos contribuyen con el 18.3%, pero 
su riqueza biológica no sólo radica en su diversidad, sino 
también en el hecho de que aproximadamente el 33% de 
las especies son endémicas, es decir, su distribución se en-
cuentra restringida al territorio nacional; encontrándose 
los mayores números de especies endémicas en las tierras 
áridas de Baja California e islas aledañas y en las montañas 
templadas de todo el país (Ccballos y Navarro, 1991; Íñi-
guez y Santana, 1993).
La multiplicidad de mamíferos se refleja en la variedad 
de ecosistemas de México, ya que dentro del territorio se 
encuentran desde bosques, selvas, matorrales, pastizales y 
cuerpos de agua, hasta terrenos completamente desérticos 
que, en conjunto, constituyen los diferentes hábitats reque-
ridos. Como resultado de las adaptaciones a estos diversos 
ambientes es que hay mamíferos de diferente talla, desde la 
musaraña (Cryptotis parva) que apenas pesa 2 g hasta el tapir 
{Tapirus bairdii) de casi 300 kg. También se propician dife-
rentes formas de vida: voladores (murciélagos), excavadores 
(topos y tuzas), trepadores (algunos roedores y tlacuaches). 
arborícolas (mono araña, saraguato), acuáticos (manatíes) y 
terrestres (coyote, puma y otros).
País Superficie Número de especies 
 geográfica (km2) Terrestres*
Canadá 9 976 139 139
China 9 561 000 410
Brasil 8 511 965 421
Estados Unidos de América 7 827 653 346
Australia 7 700 000 282
Argentina 2 766 900 258
México 1 958 201 450
Indonesia 1 918 494 519
Tabla 5. Comparación del número de especies de mamíferos de México con el de algunos países 
conuna amplia superficie geográfica. *Según Groombridge, 1992.
Mamíferos 63
Dentro de la gran variedad de hábitats existe también 
un amplio rango de hábitos alimenticios en donde muchas 
especies, como las musarañas y los murciélagos, basan su 
alimentación en insectos; otras, como los roedores, se ali-
mentan principalmente de semillas; mientras que algunos 
herbívoros, como el venado cola blanca, se alimentan con 
hojas de las plantas. Hay especies definitivamente carnívo-
ras como el puma, existen omnívoros como los tlacuaches y 
también existen especies que se alimentan exclusivamente 
de sangre (hematófagas) como es el caso de los murciélagos 
vampiros. Es importante señalar que la dieta de la mayoría 
de las especies de murciélagos consiste fundamentalmente 
en insectos y frutas tropicales.
Además de lo anterior, se debe considerar que México 
cuenta con 11 208 km de litorales y que el territorio insular 
está formado por 371 islas, arrecifes y cayos. La superficie 
del mar territorial mexicano adyacente al continente es de 
209 000 km2 (CONABIO, 1998) y, por consiguiente, con 
una amplia diversidad de mamíferos marinos. En el país 
existen aproximadamente 12 familias, 32 géneros y 47 espe-
cies de mamíferos marinos (León-Paniagua, 1989; Aguayo 
et al., 1992; Torres et al., 1995; CONABIO, 1998).
En cuanto a su diversidad, se sabe que la mastofauna de 
México está conformada en su mayoría por roedores y mur-
ciélagos. De los roedores hay un total de 209 especies, rique-
za que representa cerca del 60% de las especies registradas 
para el continente americano, mientras que en el caso de los 
murciélagos, este orden presenta 130 especies, cifra que co-
rresponde al 50% de la región Neotropical y Neártica (Arita 
y León-Paniagua, 1993).
Posteriormente le sigue el orden de los carnívoros (osos, 
jaguar, coyote, etc.), insectívoros (topos), lagomorfos (lie-
bres, conejos), didelfimorfos (tlacuaches) artiodáctilos (jaba-
lí), xenartros (armadillos, oso hormiguero), primates (monos 
aullador y araña) y perisodáctilos (tapir, senso).
Es importante señalar que la composición de la masto-
fauna de México resulta de la combinación de elementos 
neárticos, es decir, mamíferos provenientes de América del 
Norte que se establecieron en el país y de elementos neo-
tropicales, provenientes de América del Sur y de las formas 
endémicas que posiblemente se originaron en lo que ahora 
es el territorio nacional (Arita y León-Paniagua, 1993).
Patrones de distribución y 
abundancia
Existe un considerable cambio en la diversidad de mamíferos 
con respecto a la accidentada geografía del país. Para ilustrar 
este aspecto se evaluó la superficie y el número de especies 
que tiene cada entidad federativa (Tabla 6). Como puede ob-
servarse, no existe una relación directa entre la superficie es-
pecífica de cada estado con el número de especies presentes.
Chihuahua, el estado más grande, tiene un menor núme-
ro de especies (129) que Chiapas (171 especies) que ocupa 
una superficie mucho menor. Lo anterior se observa más 
claramente al graficar el número de especies con las unida-
des estatales que posee cada estado (Figura 33).
Con esto se observa que la riqueza de especies de mamí-
feros no depende de la extensión geográfica, ya que es claro 
que existen estados de la República que poseen una gran 
extensión geográfica (Coahuila, Durango), pero su diversi-
dad de especies no es tan alta como la de otros estados, cuya 
extensión geográfica es mucho menor (Chiapas, Oaxaca, 
Veracruz).
Al hacer una evaluación similar, pero únicamente con-
siderando dos transectos, uno de norte a sur y otro de este 
a oeste del país (Figura 34) de manera general (Tablas 7 y 
8) se concluye que la riqueza, considerada exclusivamente 
Estados Superficie Número de espescies Unidades estatales* 
 geográfica (km2)
Aguascalientes 5 589 50 1.39
Baja California Norte 70 113 113 17.46
Baja California Sur 71 629 96 17.84
Campeche 50 855 76 12.66
Coahuila 151 100 107 37.62
Colima 5 191 97 1.29
Chiapas 74 211 171 18.48
Chihuahua 244 938 129 60.99
Distrito Federal 1 479 63 
Tabla 6. Superficie de los estados de la República Mexicana, número de especies de mamíferos y unidades estatales.
64 Vertebrados de México
como el número de especies presentes, disminuye hacia el 
centro del país y es mayor en los estados sureños en compa-
ración con los del norte (transecto TN-TS).
Igualmente, la riqueza aumenta a medida que nos ale-
jamos del centro hacia las costas del país. En la Tabla 8 se 
observa en el transecto este-oeste la diferencia de riqueza de 
especies entre las entidades localizadas en el centro del país, 
como el Estado de México que tiene 82 especies y el Dis-
trito Federal 63 especies, y las entidades que se encuentran 
localizadas en los extremos, más cerca de la costa, en el oeste: 
Colima, Jalisco y Michoacán (con 97, 177 y 134, respectiva-
mente) y Veracruz (170 especies) en el este.
Tradicionalmente se ha dicho que las zonas tropicales 
mantienen un número mayor de especies de mamíferos; 
sin embargo, se ha demostrado que ese fenómeno se debe 
principalmente a que los murciélagos, que representan en 
México cerca deun tercio de las especies, son claramente 
tropicales y contribuyen desmedidamente al gradiente lati-
tudinal (determinado por las condiciones de temperatura y 
precipitación). De tal manera, como puede notarse en las 
Tablas 7 y 8, los estados con mayor precipitación y tempera-
tura promedio más alta, como Oaxaca, Veracruz y Chiapas, 
tienen más especies de murciélagos que las zonas más secas 
y frías de Sonora, Tlaxcala y Chihuahua.
Estados Superficie Número de espescies Unidades estatales* 
 geográfica (km2)
Durango 12 3181 120 30.67
Estado de México 21 355 82 5.32
Guanajuato 3 0491 55 7.59
Guerrero 63 784 124 15.88
Hidalgo 20 813 97 5.18
Jalisco 80 836 177 20.13
Michoacán 59 928 134 14.92
Morelos 4 913 86 1.22
Nayarit 26 957 115 6.71
Nuevo León 64 181 91 15.98
Oaxaca 93 952 199 23.39
Puebla 33 902 120 8.44
Querétaro 11 449 67 2.85
Quintana Roo 50 843 90 12.66
San Luis Potosí 63 068 140 15.70
Sinaloa 58 092 116 14.47
Sonora 182 052 140 45.33
Tabasco 24 741 88 6.16
Tamaulipas 79 829 144 19.88
Tlaxcala 4 016 28 1.00
Veracruz 71 699 178 17.85
Yucatán 43 379 93 10.80
Zacatecas 73 252 115 18.24
* Unidades estatales. Relación existente entre la superficie de un estado dividida entre la superficie del estado más pequeño 
(Tlaxcala).
Tabla 6. (continuación).
Mamíferos 65
Unidades estatales
0
0
2010
50
100
Tlax
Ags Gto
Qro
DF
Méx
Mor
Col
Tab
Cam
Q Roo
Yuc
Pue Sin
NL
BCN
Gro
BCS
Zac
SLP Tamps
Chis
Ver Jal
Oax
Dgo
Coah
Son
Chih
Hgo
Nay
150
200
250
30 40 50 60 70
Figura 33. Superficie geográfica y número de especies de mamíferos de cada entidad federativa.
Figura 34. Dos líneas trazadas de manera arbitraria a lo largo del país, una diagonal, TN-TS (Tran-
secto norte-sur) y otra a través del Eje Neovolcánico Transversal, TE-TO (Transecto este-oeste).
66 Vertebrados de México
La abundancia de mamíferos mexicanos es clara cuando se 
analiza el área de distribución sobre la cual se presentan (Tabla 
9), de tal manera que representantes del orden más numeroso 
(roedores) se encuentran distribuidos a lo largo del territorio 
nacional, tal es el caso de las ardillas, tuzas, ratas, ratones y 
ratones con abazones. La misma condición se repite para los 
murciélagos vespertiliónidos, molósídos y filostómidos, aun-
que en estos últimos el área de distribución excluya, a algunos 
estados del norte. Uno de los órdenes que no es muy diverso 
en el territorio nacional, es el de los carnívoros, sin embargo, 
éste tiene representantes que se distribuyen en casi todo el 
país: (coyotes, lobos, zorras, cacomistle, mapache, tejón, gri-
són. comadreja, jaguar y ocelote). Las musarañas, liebres, co-
nejos y venados son otro ejemplo de cobertura nacional.
El área de distribución que presentan las especies tiende a 
seguir ciertos patrones que dirigen la riqueza. Tales patrones 
mantienen correspondencia directa con el número de especies 
presentes, es por ello que se les denominan patrones de distri-
bución. Para el caso particular de la mastofauna mexicana se 
ha comprobado que los estados que poseen una precipitación y 
temperatura altas presentan más especies de murciélagos, que 
los estados más secos y fríos del norte, mientras que la riqueza 
de los mamíferos no voladores está más bien determinada por 
la multiplicidad de sitios dentro del estado (Arita, 1993).
Especies endémicas
Las especies endémicas son aquellas que se distribuyen 
sólo en un área en particular, para el caso de México exis-
ten en un alto grado, ya que 144 especies de mamíferos 
terrestres se encuentran distribuidas exclusivamente dentro 
del territorio nacional, sin que éstas se presenten en ningún 
otro país (Figura 35). Resulta sorprendente constatar que, 
a nivel mundial, México ocupa el tercer lugar en número 
de especies endémicas, después de Australia e Indonesia. 
De estas especies, la mayor parte pertenece al orden de los 
roedores (cerca del 75% del total), entre ellas se encuentran 
el perrito mexicano de las praderas (Cynomys mexicanus) 
y varias ratas de campo (Neotoma bryanti, Peromyscus als-
toni, por ejemplo). Aproximadamente el 10% son murcié-
lagos, la mayoría miembros de la familia Vespertilionidae, 
como el murciélago amarillo mayor {Rhogeessa alleni) y 
el murciélago orejudo (Corynorhimis mexicanus). El 7% 
pertenece a los insectívoros, como las musarañas (Crypto-
tis magna, C. mexicana, Sorex milleri) y el topo (Scapanus 
anthonyi). Entre otras especies importantes pertenecien-
tes a otros órdenes se encuentra el zacatuche o conejo 
de los volcanes (Romerolagus diazi), el guaqueque negro 
(Dasyprocta mexicana), el tejón de Cozumel (Nazua nelso-
ni), dos especies de mapaches insulares (Procyon pygmaeus 
y P. insularis) y el zorrillo manchado (Spilogale pygmaea); 
(Ramírez-Puludo y Müdespacher. 1987; Ceballos y Rodrí-
guez, 1993).
La mayor concentración de especies se localiza en las sel-
vas bajas de la costa del Pacífico y en los bosques templados 
del Eje Neovolcánico, en el centro del país, y alcanza un 
máximo de especies entre Colima, Jalisco y Michoacán, y 
entre Veracruz, Puebla y Oaxaca. También existen regiones 
con un alto número de especies endémicas correspondientes 
Estado Superficie Número de especies
 geográfica (km2) Em En Ea Et 
Sonora 182 052 40 88 12 140
Chihuahua 244 938 34 95 0 129
Durango 123 181 39 81 0 120
Zacatecas 73 252 40 75 0 115
San Luis Potosí 63 068 47 93 0 140
Guanajuato 30 491 10 45 0 55
Querétaro 11 449 31 36 0 67
Hidalgo 20 813 38 59 0 97
Puebla 33 902 44 76 0 120
Veracruz 71 699 77 93 8 178
Oaxaca 93 952 83 108 8 199
Chiapas 74 211 81 85 5 171
Tabla 7. Superficie geográfica y número de especies de mamíferos de los estados de la República 
Mexicana incluidos en el transecto norte-sur (TN-TS), (Em = Especies de murciélagos; En = Especies 
no voladoras; Ea = Especies acuáticas; Et = Total de especies).
Mamíferos 67
a zonas aisladas geográficamente y hábitats insulares, es de-
cir, zonas parcial o totalmente aisladas de otros hábitats si-
milares. Sin embargo, es notable la ausencia de endemismos 
en las selvas altas perennifolias, los ecosistemas más diversos 
del país (Ceballos y Rodríguez, 1993: Santos, 1996).
Una característica general de los mamíferos endémicos 
indica que tienden a ser terrestres, con rangos de distribu-
ción limitados, tamaños corporales pequeños y de alimenta-
ción herbívora, características que están asociadas a ciclos de 
vida cortos y capacidades de dispersión limitadas.
La mayoría de las especies de mamíferos endémicas 
(55%) presentan problemas de conservación. Sesenta y cin-
co especies se encuentran catalogadas como fuera de riesgo, 
33 como frágiles, 30 como vulnerables y 13 en peligro de 
extinción, estas últimas incluyen a las especies endémicas de 
mayor tamaño como son algunos conejos (Lepus flavigularis 
Estado Superficie Número de especies
 geográfica (km2) Em En Ea Et 
Colima 5191 46 40 11 97
Jalisco 80 836 70 93 14 177
Michoacán 59 928 55 73 6 134
Estado de México 21 355 27 55 0 82
Distrito Federal 1 479 19 44 0 63
Tlaxcala 4 016 7 21 0 28
Puebla 33 902 44 76 0 120
Veracruz 71 699 77 93 8 178
Tabla 8. Superficie geográfica y número de especies de los estados de la República considerados en 
el transecto este-oeste (TE-TO), (Em = Especies de murciélagos; En = Especies no voladoras; Ea = 
Especies acuáticas; Et = Total de especies).
115˚
30˚
25˚
20˚
15˚
30˚
25˚
20˚
15˚
110˚ 105˚ 100˚ 90˚
95˚100˚ 90˚110˚115˚ 105˚
Estados Unidos de América
95˚
45.3 %
Endemismo
 (%)
20.7 %
19.0 %
15.0 %
Figura 35. Distribución geográfica superpuesta de las 144 especies de los mamíferos terrestres endémi-
cos de México (Fuente: Ramírez-Pulido y Müdespacher, 1987).
68 Vertebrados de México
y Romerolagus diazi), el perrito de las praderas (Cynotnys 
mexicanus) y un mapachc {Procyon insularis). Por lo me-
nos cinco especies endémicas se han extinguido en tiempos 
históricos, principalmente en islas, debido, por un lado, a la 
introducción de especies exóticas,fundamentalmente ratas, 
ratones y gatos y, por otro, a que estos organismos presentan 
reducidos niveles de competencia y depredación (Ceballos y 
Rodríguez, 1993; Primack, 1993; Ceballos, 2000).
A grandes rasgos se consideran dos grandes regiones geo-
gráficas que sobresalen por cuanto a su riqueza de especies 
endémicas: el Eje Neovolcánico y varias islas. La primera 
debe su alta diversidad mastozoológica a la amplia variedad 
de climas y vegetación existentes, lo cual a su vez es debido 
a la gran variación altitudinal, a su historia geológica, a la 
presencia de amplios depósitos lacustres y a su activo vul-
canismo.
Aspectos ecológicos
La gran diversidad que caracteriza a los mamíferos, en cuan-
to a forma y función, les confiere papeles importantes en 
la estructura y funcionamiento de los ecosistemas. Los ma-
míferos son representantes de los consumidores primarios, 
secundarios o terciarios en los niveles tróficos de las redes 
alimenticias. Por otro lado, la forma en que los mamíferos 
buscan y utilizan la energía, así como la manera en que las 
poblaciones afectan y hacen uso de los recursos energéticos 
disponibles, son factores que contribuyen al entendimiento 
de las interacciones de los mamíferos en su ambiente (Cer-
vantes y Martínez, 1987).
Los ambientes de los mamíferos se describen en términos 
de factores físicos o abióticos en general y bióticos. Dentro 
de los primeros se consideran particularmente importantes 
Orden Familia Distribución 
 (nombre común)
 Eretizóntidos Aguascalientes, Campeche Chihuahua, Chiapas, Coahuila, 
 (puercoespines) Guerrero, Nuevo León, Oaxaca, Quintana Roo, San Luis 
 Roedores Potosí, Sinaloa, Sonora, Veracruz, Yucatán
 Dasipróctidos Campeche, Chiapas, Oaxaca, Quintana Roo, Tabasco, 
 (guaqueques) Veracruz
 Agoútidos Campeche, Chiapas, Oaxaca, Quintana Roo, San Luis 
 (tepescuintle) Potosí, Veracruz, Yucatán
 Sciúridos Cobertura Nacional 
 (ardillas, ardillones)
 Geómidos Cobertura nacional 
 (tuzas)
 Heterómidos Cobertura nacional 
 (ratas, ratones con abazones)
 Múridos Cobertura nacional 
 (meteoritos, ratas, ratones)
 Embalonúridos Baja California Sur, Campeche, Colima, Chiapas, 
 (murciélagos Chihuahua, Guerrero, Jalisco, Michoacán, Morelos, 
 embalonúridos) Nayarit, Oaxaca, Puebla, Quintana Roo, San Luis Potosí, 
 Sinaloa, Sonora, Tabasco, Veracruz, Yucatán
 Noctiliónidos Campeche, Chiapas, Guerrero, Jalisco, Nayarit, Oaxaca, 
 Quirópteros (murciélagos pescadores) Sinaloa, Tabasco, Veracruz, Yucatán
 Mormópidos Baja California Sur, Campeche, Chiapas, Chihuahua, 
 (murciélagos filostómidos) Coahuila, Colima, Distrito Federal, Durango, Guanajuato, 
 Guerrero, Hidalgo, Jalisco, México, Michoacán, Morelos, 
 Nayarit, Nuevo León, Oaxaca, Puebla, Querétaro, 
 Quintana Roo, San Luis Potosí, Sinaloa, Sonora, Tabasco, 
 Tamaulipas, Veracruz, Yucatán, Zacatecas
Tabla 9. Distribución de la mastofauna terrestre mexicana.
Mamíferos 69
Orden Familia Distribución 
 (nombre común)
 Filostómidos Cobertura nacional 
 (murciélagos Filostómidos)) 
 Natálidos Baja California Sur, Campeche, Chiapas, Chihuahua, 
 (murciélago natálido) Colima, Distrito Federal, Durango, Guerrero, Hidalgo, 
 Jalisco, México, Morelos, Nayarit, Nuevo León, Oaxaca, 
 Quirópteros Puebla, Querétaro, Quintana Roo, San Luis Potosí, Sinaloa, 
 Sonora, Tabasco, Tamaulipas, Veracruz, Yucatán, Zacatecas
 Tiroptéridos Veracruz, Chiapas 
 (murciélago tiroptérido)
 Vespertiliónidos Cobertura nacional 
 (murciélagos vespertiliónidos)
 Molósidos Cobertura nacional 
 (murciélagos molósidos)
 Tálpidos Baja California Norte, Coahuila, Tamaulipas 
 Insectívoros (topos)
 Sorícidos Cobertura nacional (Aguascalientes, Tabasco, sin registro) 
 (musarañas)
 Úrsidos Coahuila, Chihuahua, Durango, Jalisco, Nuevo León, 
 (osos negro y gris) San Luis Potosí, Sinaloa, Sonora, Tamaulipas
 Cánidos Cobertura nacional (Aguascalientes, Tabasco, sin registro) 
 (coyote, lobo, zorra)
 Carnívoros Prociónidos Cobertura nacional (Aguascalientes, Tlaxcala, sin registro) 
 (cacomistle, mapache, tejón)
 Mustélidos Cobertura nacional, Aguascalientes (sin registro) 
 (comadreja, grisón)
 Félidos Cobertura nacional (Aguascalientes, Querétaro, Tlaxcala, 
 (jaguar, ocelote, puma) sin registro)
 Bóvidos Baja California Norte, Baja California Sur, Chihuahua, 
 (borrego cimarrón, bisonte) Coahuila, Sonora
 Artiodáctilos Antilocápridos Baja California Norte, Baja California Sur, Chihuahua, 
 (berrendo) Coahuila, Durango, Hidalgo, San Luis Potosí, Sonora, 
 Tamaulipas, Zacatecas
 Cérvidos Cobertura nacional (Aguascalientes, Hidalgo, Querétaro, 
 (emazate, venados) Tlaxcala, sin registro)
 Didelfimorfos Didélfidos Cobertura nacional 
 (tlacuaches)
Primates Cébidos Campeche, Chiapas, Jalisco, Oaxaca, Quintana Roo, 
 (monos aullador y araña) San Luis Potosí, Tabasco, Tamaulipas, Veracruz, Yucatán
 Dasipódidos Campeche, Chiapas, Coahuila, Colima, Distrito Federal, 
 Xenartos (armadillos) Durango, Guanajuato, Guerrero, Hidalgo, Jalisco, 
 Michoacán, Morelos, Nayarit, Oaxaca, Quintana Roo, 
 San Luis Potosí, Sinaloa, Sonora, Tabasco, Tamaulipas, 
 Veracruz, Yucatán
Tabla 9. (continuación).
70 Vertebrados de México
la temperatura, patrones climáticos, humedad, precipitación 
pluvial, luz y tipos de suelo; los bióticos contemplan especí-
ficamente las interacciones entre los organismos.
Factores físicos
Temperatura y clima. Si bien los mamíferos son de sangre 
caliente y por lo general controlan su temperatura interna, 
la externa puede afectarles. Debido a que la cubierta gene-
rada tanto por la vegetación como por las rocas lo altera lo-
calmente, el ambiente de cualquier localidad terrestre no es 
uniforme y contiene un complejo mosaico de microambien-
tes. Como regla general, son pocos los mamíferos terrestres 
capaces de soportar las temperaturas u otras condiciones 
extremas del medio ambiente que ocupan, pero todos ellos 
tienen la posibilidad de escoger microambientes en los que 
se moderen o eliminen esos extremos de temperatura o de 
cualquier otro elemento o factor climático.
La temperatura, por ejemplo, impone rígidas limitacio-
nes a la estructura y comportamiento de las ballenas. El 
enorme tamaño corporal que muchas tienen les proporciona 
ventajas y desventajas. Por un lado, su enorme masa les per-
mite conservar su calor de una manera más eficaz que en los 
mamíferos pequeños pero, por otro, la disipación del calor 
es un problema para ellas, por lo cual los cetáceos deben 
tener adaptaciones para contrarrestar esto. Un ejemplo de 
estas adaptaciones es el flujo sanguíneo a través del siste-
ma vascular de las aletas, que permite que dichas estructuras 
funcionen de manera eficaz como disipadores de calor bajo 
condiciones de estrés por alta temperatura. La rata blanca, 
por su parte, puede mantener una temperatura casi constan-
te cuando las exteriores oscilan entre -25 y 40° C; pero si la 
temperatura exterior sobrepasa estos extremos, el animal ya 
no puede regular la suya y muere. De ahí que varios mamífe-
ros lleven a cabo una hibernación, que es un estado de reduc-
ción estacional adaptativa y especializada en el metabolismo, 
tal como en el armadillo (Daxypus novemeinctus), el ratón 
de abazones californiano (Peragnathus californicus), el ratón 
del saguaro (Peromyscus eremicus), el tejón (Taxidea taxus), 
varios murciélagos como el miotis norteamericano (Myotis 
lucifugus) y el miotis mexicano (Myotis velifer) entre mu-
chos, En otros casos, como el murciélago orejudo mexicano 
(Corynorhinus mexicanas), los organismos entran en letargo 
durante el día y su temperatura corporal desciende a 1 o 2o 
C por encima de la temperatura ambiental, que está entre 
8 y 12°C, de tal manera que elevan de forma espontánea su 
tasa metabólica durante la tarde y el anochecer para entrar 
en actividad nuevamente por la noche; ésta, más que una 
hibernación puede considerarse como un torpor diario (Vi-lla-Ramírez, 1977; Cumbre, 1985; Vaughan, 1988; López-
Wilchis, 1989).
Asimismo, existen innumerables variaciones y comple-
jidades locales superpuestas a los patrones globales o re-
gionales del clima. Incluso las peculiaridades topográficas 
menores pueden tener pronunciados efectos locales en las 
comunidades de mamíferos. Por ejemplo, las migraciones de 
ciertos murciélagos tropicales como Myotis velifer coinciden 
con las variaciones estacionales en la abundancia de insectos, 
frutos o flores.
Precipitación pluvial y humedad. El aire tibio acepta más 
humedad que el aire frío, de modo que las regiones ecuato-
riales, en particular las zonas ubicadas cerca de las latitudes 
25° N y 25° S, reciben una precipitación pluvial de relativa 
intensidad. La elevada humedad es importante para los pe-
queños murciélagos debido a que las membranas de sus alas 
se resecan si la humedad baja más allá del 85%. Los topos 
(Scalopus sp., Scaparms sp.) también requieren de aire hú-
medo para poder respirar y sus madrigueras son comúnmen-
te muy húmedas; de tal manera que si un prolongado período 
seco los obliga a salir de ellas, morirían irremisiblemente.
Agua. En los mamíferos, y como sucede en general en 
los seres vivos, el agua forma parte esencial del protoplasma 
y líquidos del cuerpo. De tal forma que es muy importante 
la abundancia de este líquido, porque muchos mamíferos la 
beben en gran cantidad. Como se mencionó en el punto an-
terior, los mamíferos que viven en madrigueras construidas 
bajo el suelo (principalmente las tuzas y los topos) ocupan 
microambicntcs que se caracterizan generalmente por su 
Orden Familia Distribución 
 (nombre común)
 Xenartos Mirmecofágidos Campeche, Chiapas, Guerrero, Hidalgo, Oaxaca, 
 (oso hormiguero) Puebla, Quintana Too, San Luis Potosí, Tabasco, 
 Tamaulipas, Veracruz, Yucatán
 Perisodáctilos Tapíridos Campeche, Chiapas, Oaxaca, Tabasco, Veracruz, Yucatán 
 (tapir, senso)
 Lagomorfos Lepóridos Cobertura nacional 
 (liebres y conejos)
Tabla 9. (continuación).
Mamíferos 71
gran humedad; bajo tales condiciones, la pérdida de agua es 
mínima. Otras especies, como los roedores pertenecientes al 
género Oryzomys presentan altas tasas de fecundidad, dieta 
herbívora-omnívora y ciclos de vida cortos, razones por las 
cuales estas especies dependen fisiológicamente del agua, y 
por tanto, están asociadas a los hábitats húmedos. Sin em-
bargo, algunos mamíferos se contentan con la retenida en su 
alimento vegetal o animal, esto puede observarse en algunas 
liebres o roedores (Cumbre, 1985; Vaughan, 1988; Sánchez-
Cordero, 1989).
Luz. Es otro factor ambiental que afecta a los mamíferos. 
Muchas especies se esconden durante el día para reiniciar su 
actividad sólo a la puesta del sol. Esto sucede con numero-
sos mamíferos pequeños, como murciélagos, tejones, musa-
rañas, ratas, ratones, osos hormigueros y mapaches, sólo por 
mencionar algunos. En cambio, otras especies que incluyen 
topos, monos, ardillas, son sumamente activas durante el día. 
Los felinos, zorros, coyotes y conejos pueden estar activos de 
día y de noche.
Además de la función reguladora en la actividad coti-
diana, la luz controla también el tiempo de apareamiento 
en algunos mamíferos. Por ejemplo, en algunos venados, la 
disminución diaria de la cantidad de la luz solar, en el otoño, 
estimula la actividad reproductora. En cambio, en algunos 
murciélagos vespertiliónidos se presenta una fecundación 
atrasada, mecanismo en que se almacenan espermatozoides 
viables durante todo el invierno; dicho mecanismo puede 
considerarse como la adaptación para una latencia invernal 
periódica o continua por parte de estos organismos.
La luz también puede regir el ciclo de muda. El pelaje o 
pelo de los mamíferos es objeto de mudas periódicas. Al-
gunos mudan en primavera y en otoño; otros, sólo en esta 
última estación. En los mamíferos que se mantienen activos 
en el frío, la longitud del pelaje lanudo interior y del pelaje 
protector externo varían en forma estacional; el pelaje estival 
que se adquiere en la primavera es corto y tiene pocas pro-
piedades aislantes, pero el pelaje invernal es largo y tiene una 
notable capacidad aislante. El antílope americano (Antiloca-
pra americana), por ejemplo, suele buscar su alimento en pla-
nicies azotadas por el viento a temperaturas por debajo de los 
0o C; en este caso, la baja conductancia térmica del pelo tiene 
una especial importancia para enfrentar tales temperaturas.
Sustratos. Muchos mamíferos pequeños buscan refugios 
en agujeros, y otros de diversos tamaños tienen formas espe-
cializadas de locomoción que funcionan de modo eficaz en 
superficies razonablemente lisas. Para estos animales, el tipo 
o textura del suelo o sustrato es una característica ambiental 
determinante. Por ejemplo, algunos roedores heterómidos 
que son excavadores débiles sólo viven donde los suelos son 
arenosos. En cambio, ciertas especies trepadoras sólo habi-
tan donde existen grandes rocas o farallones, y muchos tipos 
de murciélagos dependen de esos lugares para dormir du-
rante el día.
Factores bióticos
Vegetación. Las plantas son sumamente importantes como 
alimento para muchos mamíferos, principalmente para 
aquellos que son estrictamente herbívoros. Además, her-
bazales, malezas, arbustos y copas de árboles proporcionan 
protección, vías de escape y refugios a diferentes especies de 
mamíferos; así mismo, facilitan u obstruyen la locomoción 
rápida, que son aspectos importantes del ambiente de mu-
chos mamíferos terrestres. La vegetación atrae gran cantidad 
de insectos que sirven de alimento a numerosos mamíferos 
pequeños como musarañas y murciélagos, entre otros. Mu-
chas especies son completamente arborícolas, como los mo-
nos y algunas ardillas, y pasan casi toda su vida en el estrato 
arbóreo, dentro del cual satisfacen prácticamente todas sus 
necesidades y raras veces descienden a la tierra.
Alimento. Los mamíferos como grupo utilizan muchos 
tipos de comida, en donde cada especie suele estar restrin-
gida para comer una variedad muy limitada de alimentos, 
mismos que son capaces de utilizar de un modo eficiente 
desde el punto de vista estructural, fisiológico y conduc-
tual. Sin embargo, entre los mamíferos prácticamente no 
se encuentran animales monófagos, esto es, que consuman 
sólo un tipo de alimento. Los alimentos más abundantes y 
presentes para los mamíferos terrestres son las plantas y los 
insectos. No es sorprendente, entonces, que los dos órdenes 
más importantes de mamíferos (roedores y murciélagos), en 
términos del número de especies, dependan más que nada 
de esas dos fuentes de alimento.
Por su parte, los miembros del orden de los insectívoros, 
como su nombre lo indica, se alimentan básicamente de in-
sectos. Es muy probable que los insectos hayan sido fuente 
de alimento para los mamíferos durante más de 180 millo-
nes de años, de modo que han tenido una notable influencia 
en las rutas evolutivas de los mamíferos.
Mientras tanto, algunos miembros de los Didelfimorios, 
Primates y Roedores, junto con Lagomorfos, Sirenios, Peri-
sodáctilos y casi todos los Artiodáctilos, son herbívoros. Aun-
que muchos herbívoros son selectivos en su alimentación, por 
lo general utilizan una variedad muy extensa de alimentos, y 
no son raras las variaciones estacionales en los hábitos ali-
mentarios entre las especies de las zonas templadas.
Muchos mamíferos depredan vertebrados superiores, in-
cluyendo reptiles, aves y otros mamíferos, estos carnívoros 
pertenecen a los Didelfimorfos, Insectívoros, Quirópteros, 
Cetáceos y Carnívoros. Normalmente, el tamaño del depre-
dador determina el tamaño de sus presas. Muchos carnívo-
ros presentan considerables especializaciones estructurales 
que les permiten matar y devorar a sus presas, y casi todos 
tienen especializaciones conductuales que aumentan esa ca-
pacidad de depredación. Sin embargo, las presas tienen que 
ser capturadas sin que se inviertan cantidades excesivas de 
energía y evitando,en lo posible, lesiones.
72 Vertebrados de México
Otros mamíferos son omnívoros y se alimentan de diver-
sas fuentes cuando tienen la oportunidad; dichos mamíferos 
comen una gran variedad de materiales de origen animal y 
vegetal. Hay omnívoros en los Didelfimorfos, Insectívoros, 
Quirópteros, Primates, Roedores, Carnívoros y Artiodácti-
los. Por lo general, los omnívoros tienen una estructura me-
nos especializada que los mamíferos adaptados a dietas más 
limitadas.
No obstante, los mamíferos también consumen toda una 
variedad de alimentos. Los organismos planctónicos son la 
principal fuente alimentaria de las ballenas verdaderas. La 
mayor parte de los cetáceos odontocetos (delfines, orcas, etc.) 
se alimentan de peces, calamares y, con menos frecuencia, de 
una gran variedad de otros invertebrados. Los pinípedos (lo-
bos marinos, focas) se alimentan de peces, calamares y otros 
moluscos; también algunos miembros del orden de los carní-
voros, e incluso varios murciélagos, se nutren de peces. Unos 
cuantos mamíferos son básicamente carroñeros y suelen ali-
mentarse de las sobras de lo que cazan carnívoros superiores. 
El consumo de néctar y polen es común entre los murciélagos 
filostómidos. Algunos murciélagos se alimentan en forma 
exclusiva de sangre -como el murciélago vampiro Desmodus 
rotundus. Algunos carnívoros de los que el coyote constituye 
un buen ejemplo- son muy oportunistas y, bajo la presión 
del hambre, capturan casi cualquier animal vulnerable, verte-
brado o invertebrado, así como algunos materiales de origen 
vegetal (Kowalski, 1981; Cumbre, 1985; Vaughan, 1988).
Vida social
Existe un sinnúmero de relaciones sociales entre los mamí-
feros. Una de las más comunes es la vida en grupos familia-
res, como ejemplo el castor americano (Castor canadensis) 
vive en un grupo constituido por una pareja adulta, la cría 
de ese año y a menudo la del año anterior; cuando las crías 
alcanzan la madurez son alejadas del grupo. Los monos au-
lladores (Allouatta palliata) forman clanes que constan de 
algunos machos adultos, uno de ellos considerado el domi-
nante, dirige los movimientos del grupo, un gran número de 
hembras y una cantidad variable de pequeños. Los monos 
araña (Áteles geoffroyi) establecen unidades en la mayoría 
de los casos entre 17 y 33 animales, que suelen subdividirse 
en varios agrupamientos separados con cualquier combina-
ción de sexo y edad. Algunas especies son sumamente socia-
bles, tal es el caso de los perritos de la praderas (Cynomys 
ludovicianus y C. mexicanus), donde las unidades funciona-
les se denominan “camarillas” y generalmente, constan de un 
macho adulto, varias hembras también adultas y un grupo de 
crías, pero en este caso no existe jerarquía de dominio en las 
“camarillas”. Ciertos artiodáctilos también forman peque-
ños rebaños de individuos emparentados, entre los cuales se 
establecen fuertes lazos; un ejemplo de ellos es el pecarí de 
collar (Tayassu tajacu), cuya unidad social consta de 12 a 15 
miembros, con números iguales de machos y hembras, y en 
donde el grupo se caracteriza por un notable grado de ami-
gabilidad y cooperación entre sus miembros. Otras especies 
como el lobo marino de California (Zalophus californianus) 
o la foca común (Phoca vitulina) viven en manadas la mayor 
parte del año, pero en épocas de reproducción, los machos 
adultos forman harenes con varias hembras; durante esta 
época, los individuos inmaduros y los machos adultos que 
no han podido reunirse con ninguna hembra constituyen un 
grupo separado. En lo referente a los cetáceos (mamíferos 
acuáticos), es preciso mencionar que la información es bas-
tante incompleta, aunque las últimas pruebas indican que 
casi todas las especies son sociables (Bramblett, 1984; Cum-
bre, 1985; Vaughan, 1988; Estrada, 1995).
Algunos mamíferos, empero, no tienen hábitos sociales; 
es decir, son básicamente solitarios y territoriales, entre éstos 
se encuentran ciertos marsupiales, roedores, insectívoros y 
muchos carnívoros. Por ejemplo, el hogar territorial de una 
tuza de abazones (geómido) contiene su sistema de túneles 
que, excepto en la temporada reproductiva, está ocupada por 
un solo animal y es defendido contra cualquier intruso; estos 
animales pueden incluso vivir en colonias, pero jamás son 
sociales. Lo mismo sucede con algunas ardillas, por ejem-
plo, la ardilla terrestre (Spermophilus mexicanus), en donde 
la colonia consta de cierto número de individuos solitarios 
que viven en estrecha proximidad. Ciertos tipos de felinos, 
como el puma (Puma concolor) son territoriales pero no 
verdaderamente solitarios; en este caso los individuos que 
ocupan territorios vecinos se encuentran en ocasiones, se 
familiarizan un tanto uno con otro, y establecen un orden 
social caracterizado por un respeto mutuo hacia los derechos 
territoriales del otro. Sin embargo, todavía se sabe muy poco 
sobre los breves periodos de vida social de muchas especies 
de mamíferos solitarios (Vaughan, 1988).
Aspectos biogeográficos
La biogeografia es la disciplina encargada de analizar e inter-
pretar los patrones de distribución de los seres vivos, por lo 
que está destinada a cumplir un importante papel en la con-
servación de la biodiversidad (Morrone y Espinosa, 1998).
De esta manera, resulta evidente que los mamíferos no 
se distribuyen en la Tierra de modo homogéneo, de ahí que 
ocupen todos los continentes, desde el norte del Círculo Po-
lar Ártico en el Hemisferio Boreal, hasta las áreas más al sur 
de los continentes y las grandes islas del Hemisferio Austral 
(Boitani y Bartoli, 1985; Vaughan, 1988).
Por la distribución de los organismos se ha dividido al 
mundo en grandes zonas que se denominan Regiones Bio-
geográficas, cada una con cierto tipo de animales que no se 
encuentran en otras. Estas regiones son: la Paleártica, Neár-
Mamíferos 73
tica, Etiópica, Oriental, Australiana y Neotropical. En los 
límites de algunas de ellas existen zonas de transición donde 
concurren animales de dos o más regiones. Tal es el caso del 
sur de México en el que se pueden encontrar representantes 
neárticos y neotropicales (Ramírez et a!., 1996), y en los cua-
les se enfatizará particularmente la atención.
Región Neártica. A esta pertenece casi todo el Nuevo 
Mundo al norte de las regiones tropicales de México, y com-
prende ambientes que van desde los bosques semitropicales 
espinosos hasta la tundra ártica. La mastofauna consta de 
34 familias, algunas de las cuales tienen una distribución 
básicamente tropical, por ejemplo, los murciélagos embalo-
núridos y los pecaríes, junto con algunas familias, sobre lodo 
boreales, como los castores y los osos.
Región Neotropical. Esta región exhibe una enorme 
diversidad climática y biótica, y comprende todo el Nuevo 
Mundo a partir de las áreas tropicales de México y hacia el 
sur. Gran parte es tropical o subtropical, y existen grandes 
áreas cubiertas por sorprendentes bosques tropicales lluvio-
sos perennifolios. Esta región sólo es rebasada por la etiópica 
en cuanto a diversidad de especies de mamíferos. Los neo-
trópicos contienen 46 familias de mamíferos y tienen el ma-
yor número de familias endémicas (20). Son particularmente 
característicos de las regiones neotropicales los marsupiales, 
murciélagos (con tres familias endémicas) y roedores histri-
comorfos (con once familias endémicas o casi endémicas); 
(Vaughan, 1988).
En la región Neártica habitan 34 familias de mamíferos, 
una de las cuales es endémica. En el territorio mexicano, 
ocho de las familias están restringidas a la región Neotropi-
cal, seis a la Neártica, y 21 se encuentran en ambas regiones 
(Vaughan. 1988; Guevara-Chumacero, 2000).
México cuenta con 207 especies compartidas con Améri-
ca del Norte y 217 con América del Sur; 64 de estas especies 
son compartidas con ambos sub-continentes. Adicional-
mente, 54 son endémicas de Mesoamérica (Arita y Ceba-
llos, 1997).
Debido a la amplitud de las zonas antes mencionadas, 
pero sobre todo a que dentro de ellasexiste un enorme mo-
saico de regiones con características geográficas y biológi-
cas muy particulares, estas grandes zonas se han dividido 
en lo que actualmente se conoce como Provincias Bióticas. 
En el caso del país, desde hace más de cincuenta años se 
han hecho diversas propuestas (Goldman y Moore, 1946; 
Goldman, 1951; Stuart, 1964; Álvarez y Lachica, 1991; Ra-
mírez-Pulido y Castro-Campillo, 1993; Ramírez-Pulido et 
al., 1994) que establecen diferentes regiones o provincias 
bióticas tomando en cuenta principalmente los patrones de 
distribución y la diversidad de mamíferos que en ellas se 
presenta. Una de las más completas es la regionalización de 
Stuart (1964), modificada por Álvarez y Lachica (1991), 
en donde se proponen 17 provincias bióticas para Méxi-
co (Figura 36); y para el establecimiento de las mismas, 
además de los mamíferos, también se consideraron otros 
115˚
30˚
1
2
3
4
5
6
7
8
9
10
11
13
14
15
1617
12
25˚
20˚
15˚
30˚
25˚
20˚
15˚
110˚ 105˚ 100˚ 90˚
95˚100˚ 90˚110˚115˚ 105˚
Provincias Botánicas
1. Sierra Madre Occidental 10. Nayarit-Guerrero
2. Sierra Madre Oriental 11. Tehuantepec
3. Sierra Madre del Sur 12. Tamaulipeca
4. Chihuahua-Zacatecas 13. Veracruzana
5. Volcánica Transversal 14. Petén
6. Sonorense 15. Yucatán
7. Californiana 16. Altiplano Chiapas-Guatemala
8. San Lucana 17. Pacífico-México-Nicaragua
9. Sinaloense
Estados Unidos de América
95˚
Figura 36. Provincias bióticas de México (Fuente: Stuart, 1964), modificado.
74 Vertebrados de México
grupos zoológicos como aves, reptiles, anfibios, peces e in-
vertebrados. A manera de ejemplo solamente mencionare-
mos que en el caso de los mamíferos, la Provincia Volcánica 
Transversal está caracterizada por la presencia de la mu-
saraña gigante {Notiosorex gigas), el conejo de los volca-
nes (Romerolagus diazi), por algunas tuzas (Cralogeomys 
merriamí, C. gymnurus, Zygogeomys trichopus), el ratón 
de los volcanes (Peromyscus alstoní) y el ratón meteorito 
{Microtus quasiater).
Si bien existe una buena diversidad de mamíferos ma-
rinos, en contraposición con los terrestres, parecen no 
ajustarse a la regionalización propuesta para los mares te-
rritoriales. Esto se debe a que la regionalización marina está 
basada principalmente en características oceanográficas y 
a que la mayoría de las especies de mamíferos marinos re-
gistradas dentro de nuestro mar patrimonial son especies 
de gran tamaño, que a menudo realizan grandes desplaza-
mientos que en muchas ocasiones rebasan con creces nues-
tras fronteras.
Relaciones con el hombre
Aspectos socioeconómicos
El hombre desde sus orígenes ha tenido la capacidad de 
aprovechar los recursos naturales que se encuentran a su al-
rededor. De todos estos recursos, los mamíferos han sido de 
los más usados y apreciados por el ser humano, debido a que 
de ellos se han obtenido muchas utilidades y beneficios.
Cuando se considera la importancia económica de este 
grupo, en lo primero que se piensa es en la domesticación. 
Hay muchos tipos de mamíferos que han sido domestica-
dos, mientras que a otros se les adiestra a trabajar para sus 
propietarios; muchos de estos animales han contribuido 
enormemente en el desarrollo de la civilización. Entre los 
más importante se encuentran la cabra doméstica (Copra 
hircus), la oveja doméstica (Ovies aries), el cerdo doméstico 
(Sus scrofa), el caballo (Equus caballus), entre otros.
Los jardines zoológicos, en los que los mamíferos jue-
gan el papel más importante, no sirven directamente a fines 
económicos importantes, pero deben mencionarse aquí al 
menos por los gastos derivados de su manutención y por 
el volumen comercial de animales que existen en relación 
a ellos.
Otros mamíferos, como los murciélagos y los insectívo-
ros, son sumamente importantes para el hombre, al consti-
tuir la medida más importante para el control de mosquitos 
y de otras plagas importantes de insectos (Booth, 1971).
Por otro lado, muchos mamíferos se han utilizado con 
fines económicos; por ejemplo, el cachalote (Physeter ma-
crocephalus), del cual se utiliza el líquido espermaceti (lo-
calizado en la cabeza y que le sirve para hacer profundas y 
rápidas inmersiones en busca de alimento) como producto 
en perfumería y para elaborar fundamentalmente cremas; 
antiguamente, con él se hacían las velas más cotizadas y cos-
tosas (Cariño, 1992). De los murciélagos se ha utilizado el 
guano como fertilizante; mientras que en algunas regiones 
de África y Oceanía los murciélagos han servido como ali-
mento. En México, no se ha encontrado hasta la fecha a 
nadie que los utilice como alimento, a pesar de que no hay 
una razón para hacerlo, en especial las especies frugívoras 
(Villa-Ramírez, 1977).
Actualmente en nuestro país, existen diversas unidades 
de conservación, manejo y aprovechamiento sustentable 
(UMAS), donde se crían diversas especies de mamíferos 
nativos con fines económicos, entre ellas se encuentran el 
berrendo (Antilocapra americana), el ciervo rojo (Mazama 
americana), el venado bura (Odocoileus hemionus), el vena-
do cola blanca (Odocoileus virginianus) y el pécari de collar 
(Pecari tajacu), entre otros (SEMARNAP, 1997).
Sin embargo, muchas especies de mamíferos pueden en 
ciertas condiciones volverse dañinos o al menos perjudi-
ciales para el hombre. Actualmente, los roedores como el 
ratón casero y las ratas son considerados muy dañinos para 
la economía mundial; hacen mucho daño al comerse las 
provisiones humanas, al dañar instalaciones, conexiones, 
materiales, etc. Las tuzas de abazones, conejos, ratones 
de campo, ardillas terrestres, e incluso los venados, dañan 
los cultivos y bosques; los esfuerzos por evitar esas pérdi-
das suelen ser muy costosos. En tanto que los murciélagos 
vampiros son un problema para la ganadería y no porque 
los animales mordidos puedan desangrarse, sino por la 
posibilidad de contagio de rabia en el ganado, aunque los 
brotes de dicha enfermedad sólo se dan ocasionalmente, 
y podrían evitarse si los ganaderos encorralaran al gana-
do durante la noche en lugares protegidos con mallas de 
alambre.
También varios mamíferos salvajes pueden constituir un 
depósito de enfermedades comunes, tanto al hombre como 
a los animales, o que son transmitidas de los animales silves-
tres a los domésticos. Así, por ejemplo, algunos mamíferos 
de Norteamérica son portadores de la peste, mientras que las 
ratas, entre otros, son los portadores del tifus y de la triqui-
nosis. Actualmente se ha demostrado que existe una relación 
muy estrecha entre algunas enfermedades virales (Hantavi-
rus), que pueden ocasionar la muerte en humanos en muy 
corlo tiempo (menos de una o dos semanas).
No obstante, es difícil determinar la importancia econó-
mica de las diversas especies de mamíferos. Por ejemplo, el 
perrito de las praderas (Cynomys mexicanus) es una especie 
endémica de nuestro país y está siendo protegida; sin em-
bargo, ha sido considerada como plaga y el envenenamiento 
para su control ha sido la principal causa de que sus pobla-
ciones sean reducidas hoy en día (Booth, 1971; Kowalski, 
Mamíferos 75
1981; National Acadcmy oí Sciences, 1985; Álvarez y Gon-
zález, 1987; Urquiza, 1988; Castro y Romo, 1997).
Investigación
No se realizarían progresos en biología, veterinaria, medici-
na y farmacología sin la utilización extensiva de los animales 
de laboratorio. Es comprensible que los mamíferos, animales 
que pertenecen al mismo grupo que el hombre y sus especies 
domésticas principales, sean necesarios para fines experi-
mentales. Los animales básicos para la experimentación son 
los ratones de laboratorio, que pertenecen a la especie del 
ratón casero (Mus muscuius), la rata de laboratorio (Ratius 
rattus), una variedad de la rata común (Rattus norvergicus), 
el cobayo (Cavia porcellus), y el conejo europeo (Oryctola-
gus cuniculus). A menudo, estos animales no sirven estricta-
mente para trabajos de investigación, sino que son utilizados 
como tests biológicos de las medicina, vacunas,fármacos 
para el control del embarazo, etc.
Muchas de las primeras observaciones acerca de la es-
tructura del cuerpo humano se basaron en extrapolaciones 
de las observaciones realizadas en animales. Este proceso 
obedece a que el hombre se ha servido de los mamíferos 
para experimentar con ellos todo lo que no podía aplicar 
directamente en él mismo. Algunos mamíferos han tenido 
otras utilidades, por ejemplo, han sido lanzados al espacio 
antes que el hombre.
Por otro lado, toda especie es el resultado de una lar-
ga evolución que debe haber causado necesariamente una 
adaptación tanto morfológica como fisiológica a un ambien-
te particular; de ahí que cada especie de mamífero debe de 
ser conocida lo mejor posible. No obstante, varios aspectos 
de muchos de los mamíferos existentes son poco conocidos; 
generalmente se extrapolan los conocimientos obtenidos 
de las especies que han sido utilizadas para estudios de la-
boratorio o en el mejor de los casos, a partir de los pocos 
estudios realizados para algunas especies silvestres, se ge-
neralizan hacia el resto de los integrantes del grupo al cual 
pertenecen. Un claro ejemplo se presenta en la mastofauna 
de nuestro país, en donde a lo largo del siglo XX la mayoría 
de los estudios se enfocaron a la distribución y taxonomía de 
las especies de mamíferos (más del 75%), dejando de lado 
muchos otros temas de suma importancia y que, dadas las 
tasa de pérdida de nuestra biodiversidad, deben ser aborda-
dos a la brevedad posible, entre éstos destacan los relativos a 
su ecología, conservación, comportamiento, fisiología, o más 
específicamente por mencionar un ejemplo, a estudios de 
contaminación por metales pesados, ya que concentraciones 
elevadas de ciertos metales han sido asociadas con altera-
ciones reproductivas e incremento en la mortalidad de ma-
míferos marinos (Kowalski, 1981; Boitani y Bartoli, 1985; 
Villa-Ramírez et al., 1993; Gucvara-Chumacero, 2000).
Conservación
México es uno de los países más atrasados en términos de la 
conservación de sus recursos bióticos. Actualmente un 1% 
(2000 000 ha) del territorio nacional está incluido dentro 
de áreas naturales realmente protegidas; sin embargo, todas 
las áreas protegidas presentan problemas de diversa índole, 
incluyendo tenencia de tierra, cacería, tala y otros tipos de 
abusos (Ceballos y Navarro, 1991).
Desde tiempos inmemorables, el ser humano se ha senti-
do interesado en los mamíferos, y desde hace mucho tiempo, 
los explota (Vaughan, 1988). Los mamíferos silvestres si-
guen estando sometidos a la presión que ejercen sobre ellos 
los humanos en casi todas las regiones del mundo. Las cau-
sas principales de esta situación son, en primera instancia, 
la destrucción de los ecosistemas naturales y la sobreexplo-
tación de las especies. Estos factores han incidido diferen-
cialmente en los diversos órdenes de mamíferos, siendo los 
más afectados: primates, con el 59.8% de sus especies ame-
nazadas; carnívoros (34.6%) y artiodáctilos (44%), a estos 
tres órdenes pertenecen más del 50% de todas las especies 
en peligro (Hernández, 1994).
En nuestro país, las especies extintas incluyen a cuatro 
roedores insulares y un pinípedo; de éstas, Peromyscus pem-
bertoni de la isla San Pedro Nolasco, Neotoma anthonyi de 
la isla Todos Santos, Neotoma bunkeri de isla Coronados y 
Oryzomys nelsoni de las Islas Marías, desaparecieron por la 
introducción de gatos, ratas y ratones domésticos. Además 
existe evidencia de que Peromyscus guardia de las islas Án-
gel de la Guarda, Mejías, Granito y Estanque, sobrevive en 
cautiverio, y de que Dipodomys gravipes del Valle de San 
Quintín, en Baja California, se encuentra probablemente 
extinta. Por su parte, la foca monje del Caribe (Monachus 
tropicalis), que habitaba litorales de Cuba, Jamaica y la pe-
nínsula de Yucatán se extinguió cerca de 1952.
Por otro lado, por lo menos cuatro especies han desapa-
recido de México, a pesar de mantener poblaciones en otros 
países. El causante principal ha sido la cacería indiscrimina-
da. La primera especie que desapareció fue, probablemen-
te, la nutria marina (Enhydra lutris) que fue exterminada a 
principios del siglo XIX; la nutria del norte (Lontra cana-
densis) en los ríos Bravo y Colorado y el oso plateado (Ursas 
árelos), a finales de 1950. El lobo mexicano (Canis lupus 
baileyi) sólo sobrevive en cautiverio. El wapiti (Cervus ela-
phus) fue extirpado a principios del siglo XX; sin embargo, 
ha sido reintroducido con éxito en Coahuila y Chihuahua. 
Una población del bisonte (Bison bison), considerado extin-
to, ha sido recientemente descubierta en Chihuahua, por lo 
que se le ha clasificado en peligro de extinción (López-Wil-
chis el al., 1992; Arita y Ceballos, 1997).
Las especies susceptibles a la extinción pueden ordenarse 
en tres grupos, dos de los cuales incluyen especies que son 
inherentemente vulnerables debido a cierta predisposición 
76 Vertebrados de México
biológica; a uno de esos grupos pertenecen las especies que 
se extinguen por causas naturales, es decir que aún cuan-
do aparentemente su hábitat permanece inalterado y no 
resienten presiones fuertes por competencia, depredación 
o cacería, sus poblaciones están desapareciendo, como ha 
ocurrido con otras especies en tiempos geológicos; el otro 
grupo comprende especies bien adaptadas a sus ambientes 
naturales pero que presentan también características que las 
hacen vulnerables a las perturbaciones ambientales, dichas 
características las poseen las especies raras, que ocupan ni-
veles tróficos altos, que tienen periodos de vida largos, tasas 
reproductivas bajas con intervalos interreproductivos am-
plios, y aquéllas que son muy selectivas por algún recurso 
ambiental. El tercer grupo lo forman especies que no tie-
nen ninguna predisposición particular a desaparecer pero 
que por estar sometidas a una sobreexplotación irracional, 
debido a intereses económicos o actitudes negativas, han 
resentido drásticas reducciones en su abundancia, como ha 
ocurrido con el berrendo (Antilocapra americana) en Méxi-
co o el lobo mexicano (Canis lupus), (Hernández, 1994). La 
lista de mamíferos en peligro de extinción para el año 2000 
que da la UICN (Unión Internacional para la Conserva-
ción de la Naturaleza) para nuestro país, es impresionante; 
actualmente, el factor económico influye de una manera im-
portante en el consumo de los mamíferos terrestres, ya que 
el uso de esta fauna en algunas regiones rurales se ha visto 
acrecentada con fines alimenticios y comerciales, existiendo 
una alta explotación de este recurso; sin embargo, no en todo 
el país se ha llegado a tal extremo. Existen regiones donde 
los mamíferos son aprovechados hasta lo máximo, princi-
palmente por pobladores con ingresos muy bajos, que no 
se llega aparentemente a una sobre explotación, ya que sólo 
son consumidos de manera oportunista y todavía no se llega 
al extremo de cazar solamente para alimentarse (Castro y 
Romo, 1997).
La diversidad de hábitats es el factor más importante que 
determina la riqueza de especies de mamíferos terrestres de 
México, lo cual implica que una estrategia de conservación 
de esta diversidad debe hacer énfasis en la protección de una 
gran variedad de hábitats diferentes, en lugar de concentrar-
se en pocos ambientes particulares (Arita, 1993). Además, 
debe tomarse en cuenta que internacionalmente es recono-
cido que México representa una región clave en la estrate-
gia de conservación de la diversidad biológica mundial. Por 
tanto, se debe promover el estudio biológico y la aplicación 
de medidas de protección inmediatas para la conservación 
de los mamíferos del país. Para ello se requiere, de la parti-
cipación de las comunidades locales, además de los sectores 
educativo, oficial y privado; también es necesario difundir 
información, contemplando programas educativos dirigidos 
al conocimiento y protección, y aplicar medidas eficaces y 
que pongan de manifiesto la situación crítica de las pobla-
ciones de estas especies(Cervantes et al., 1995).
Etnobiología
La finalidad de la etnobiología es el conocimiento de los 
métodos de utilización de las plantas y anímales por los gru-
pos étnicos, es decir, cómo diferentes sociedades interactúan 
con el medio natural. Para los grupos humanos las plantas 
y animales de las diversas regiones de la tierra les han sido 
muy útiles, de diferentes maneras (Sánchez, 1983; Soulé y 
Kohm 1989).
Para que el estudio de los animales tenga algún valor et-
nozoológico, debe hacerse en función del grupo humano 
que los utiliza y situarlos en el complejo cultural 
correspondiente. Cualquier investigación etnozoológica 
debe comenzar por la identificación, descripción y clasifi-
cación de los organismos del caso para posteriormente si-
tuar su conocimiento y modo de utilización en el complejo 
cultural al que pertenece. Una de las formas para conocer 
esto, es por medio de la elaboración de estudios en sitios 
arqueológicos, considerando a las culturas prehispánicas 
como parte de un entorno ambiental, utilizando de esta ma-
nera todo tipo de material óseo no humano, principalmen-
te de vertebrados terrestres. De los vertebrados terrestres 
localizados normalmente en contextos arqueológicos, los 
mamíferos son los que se encuentran mejor representados 
debido, en parte, a que son los animales que el hombre ha 
utilizado y domesticado con mayor frecuencia (Álvarcz y 
Ocaña, 1999).
Los mamíferos en el México prehispánico eran utilizados 
primordialmente en la preparación de medicamentos y en 
la alimentación. Importantes también eran en la vestimenta 
y en menor escala para tenerlos en lo que ahora serían los 
parques zoológicos.
Preparación de medicamentos
No fueron usados muy frecuentemente, pero sí se considera-
ron como ingredientes complementarios de las plantas; sin 
embargo, se piensa que también pudieron haber tenido una 
intención mágica. Se empleaban para este fin solamente al-
gunas partes, entre las que sobresalían púas, huesos y pelos, 
entre otros.
Entre los que se emplearon para la preparación de me-
dicamentos estaba principalmente el tlacuache o tlacuatzin 
(Didelphis marsupialis), cuya cola molida y disuelta en agua 
y tomada en ayunas, servía para limpiar el ducto de la ori-
na, producía leche, curaba las fracturas y cólicos, aceleraba el 
parto, atraía las reglas, ablandaba el vientre. La concha del 
ayotochtli o armadillo (Dasyptis novemeinctus), molida y 
tomada servía contra el mal gálico provocando sudor; el pe-
núltimo hueso de la cola de este animal hecha polvo, revuel-
to con aceite rosado curaba el dolor y zumbido de los oídos. 
La piel quemada de puma (Puma concolor) se podía untar 
para aliviar el dolor de pecho, también podían usarse sus 
Mamíferos 77
huesos para punzarlos en las articulaciones adoloridas. La 
cola del quimichpatlan, o sea la ardilla voladora (Glaucomys 
volans), quemada, hecha polvo y tomada, se aprovechaba por 
las parturientas. El dolor de dientes se calmaba limpiándolos 
con la punta de la cola del coyotl o coyote (Canis latrans). 
Los huesos del ozumatli o mono (Alouatta sp. y Ateles sp.), 
calmaban y quitaban los dolores que provenían del contagio 
gálico, provocando sudor, La sangre de conejo y liebre (Le-
pus sp. y Sylvilagus sp.) se untaba en los pies de los pacientes 
que padecían podagra (gota). Para aliviar las hemorroides, 
además de algunos remedios con hierbas, el enfermo debía 
comer una comadreja {Mustela frenata) salada antes de sus 
alimentos (Sánchez, 1983; De la Peña, 1988; Gaona y San-
doval 1994).
Por otra parte, le daban a los animales albinos una gran 
importancia en el aspecto curativo, como son el iztac épatl 
o zorrillo blanco, el iztac ocelotl u ocelote blanco, el iztac 
mazatl o ciervo blanco, entre otros.
Alimentación
Muchos eran los mamíferos de los que se alimentaban los 
antiguos mexicanos. Comían poca carne pero en ocasión de 
algún banquete, y diariamente en las casas de los señores, se 
guisaban varias especies de animales, como el techichi que 
cebaban como se hace con los puercos; también se prepara-
ban el ciervo, el conejo, la liebre, el coyarnetl o pécari, la tuza, 
el armadillo y otras muchas especies de anímales. El hecho 
de utilizar una amplia serie de animales para el consumo y 
el que los tuvieran como fuente principal para la obtención 
de carne, se debió principalmente al desconocimiento de la 
ganadería. Entre otros animales se encontraba el tlacaxólo-
tl o tapir (Tapinus bairdii), el tlacuache (Didelphis marsu-
pialis), la liebre (Lepus sp.) y el conejo (Sylvilagus sp.). En 
el México prehispánico se criaban perros entre los que se 
encontraban el xoloitzcuintli, oxitli y tlalchichi (Canis fami-
liaris). Parece ser que éstos eran los únicos mamíferos que 
se criaban y esta práctica se perdió con la introducción del 
ganado. Respecto a lo que se comía de los animales, general-
mente era sólo la carne, aunque en ocasiones (y únicamente 
de ciertos animales) se comían los huesos y aún las visceras 
y la sangre.
Vestimenta
Se empleaban principalmente las pieles. Se sabe que entre la 
ropa de algodón entretejían pelos de liebre o conejo, sobre 
todo en la época de frío y principalmente en los lienzos que 
se usaban como capa. En general a los animales que cazaban 
les quitaban la piel y la trataban, utilizándola principalmente 
para cubrirse del frío, aunque en ocasiones también se em-
pleaban como elemento decorativo en sus casas. Los sacer-
dotes y reyes empleaban una vestimenta más sofisticada, en 
la cual se encontraban diversas pieles de animales, principal-
mente la del ocelote (Leopardos pardalis), con la que hacían 
unas capas que llamaban ocelotentlapalli e itic ica ocelotl. 
Los animales cuyas pieles eran más preciadas, eran el ocelo-
te, el conejo, la liebre y el venado. En el calzado en ocasiones 
usaban suelas de gamuza o de otras pieles curtidas. Usaban 
bolsas, algunas de cuero, otras de manta, las primeras eran 
muy codiciadas.
Parques zoológicos
Es México el único lugar del cual se tiene conocimiento, que 
existía un parque zoológico en tiempos prchispánicos. Hay 
menciones de que en Europa existían animales en cautive-
rio, pero en ninguno de estos casos se puede hablar de un 
verdadero parque zoológico. Este parque se encontraba en 
Tenochtitlan, en un anexo del Palacio de Tlatoani, en donde 
había edificios especiales para este fin. Se habla de este par-
que con mucha admiración, no sólo por la gran cantidad de 
animales diversos, sino también por el buen trato que se les 
daba, así como por el conocimiento tan amplio que se tenía 
acerca de sus costumbres, hábitat y alimentación.
Entre los mamíferos nativos encontrados en este parque 
se encontraban zorros, lobos y gatos de diversos tipos. Res-
pecto a la finalidad que tenía, poco es lo que se sabe; sin em-
bargo, se menciona que éste era un entretenimiento para el 
emperador Moctezuma, además de que el tener animales en 
cautiverio era considerado como una ofrenda a los dioses.
Existían muchos otros usos que se hacían de los mamífe-
ros, como por ejemplo el valor mítico y social que le atribuía 
al borrego cimarrón (Ovis canadensis), (Valadez, 1988), o 
el aprovechamiento casi total del venado cola blanca (Odo-
coileus virginianus), del cual se utilizaban los huesos para la 
elaboración de herramientas y utensilios domésticos y cere-
moniales, las pieles en la confección de mantas o ropa y la 
carne como alimento. En varias culturas indígenas del país, 
el venado aún representa un animal mágico, místico y sim-
bólico dentro de las ceremonias religiosas y sociales (Serra y 
Valadez, 1989; Álvarez y Ocaña, 1999; González y Briones-
Salas, 2000).
Actualmente existen grupos indígenas que mantienen 
una relación con los mamíferos silvestres de la localidad 
que habitan, entre ellos se encuentran los lacandones de 
l.acanjá-hansayab, Chiapas, que tienen tres formas principa-
les de utilización de los mamíferos por parte de este grupo: 
la cacería, utilización y aprovechamiento, y mitos,

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