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Algas_Breves_antecedentes_etnograficos_y

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Volumen 1- N°2. Julio-Diciembre 2018 
- 2 - 
 
 
DIRECTOR 
RICARDO ÁLVAREZ ABEL 
PROGRAMA ATLAS, UNIVERSIDAD DE LOS LAGOS 
 
EDITOR 
DR. JUAN M. SALDÍVAR 
UNIVERSIDAD DE LOS LAGOS, CHILE 
 
GESTIÓN EDITORIAL 
LIC. TANIA MÁRQUEZ 
MUSEO DE LAS TRADICIONES CHONCHINAS 
 
DIRECTORIO INSTITUCIONAL 
LIC. FERNANDO ÁLVAREZ LANGENBACH – REPRESENTANTE LEGAL DEL CENTRO PARA EL PROGRESO Y DESARROLLO DE CHONCHI 
MG. ÓSCAR GARRIDO ÁLVAREZ – RECTOR UNIVERSIDAD DE LOS LAGOS – CHILE 
DR. JORGE YAITUL –DIRECTOR – DEPARTAMENTO DE CIENCIAS SOCIALES – UNIVERSIDAD DE LOS LAGOS – CHILE 
MG. VÍCTOR HUGO VENEGAS GIACOMOZZI – JEFE EQUIPO CARRERA ANTROPOLOGÍA – UNIVERSIDAD DE LOS LAGOS – CHILE 
 
COMITÉ CIENTÍFICO INTERNACIONAL 
DR. ÁNGEL ESPINA BARRIO – UNIVERSIDAD DE SALAMANCA – ESPAÑA 
DR. DENILSON LIMA SANTOS – UNIVERSIDAD DO ESTADO DO AMAZONAS – BRASIL 
DRA. DIANA ESPIRITO-SANTO – PONTIFICIA UNIVERSIDAD CATÓLICA DE CHILE – CHILE 
DR. FRANCESC TORT CHAVARRÍA – UNIVERSIDAD DE LLEIDA – ESPAÑA 
DR. GERARDO LARA CISNEROS – UNIVERSIDAD NACIONAL AUTÓNOMA DE MÉXICO – MÉXICO 
DR. GIOVANNA BACCHIDDU – PONTIFICIA UNIVERSIDAD CATÓLICA DE CHILE – CHILE 
DRA. GISELA CÁNEPA-KOCH – PONTIFICIA UNIVERSIDAD CATÓLICA DEL PERÚ – PERÚ 
DR. JUAN CARLOS SKEWES – UNIVERSIDAD ALBERTO HURTADO – CHILE 
DRA. LJUBA BORIC BARGETTO – UNIVERSIDAD DE SANTIAGO DE CHILE – CHILE 
DR. LANCELOT COWIE – UNIVERSITY OF THE WEST INDIES – TRINIDAD Y TOBAGO 
DR. LUIS CARLOS CASTRO – UNIVERSIDAD DE LOS ANDES – COLOMBIA 
DR. PAULO AUGUSTO TAMANINI – UNIVERSIDADE FEDERAL DO PARANÁ – BRASIL 
DR. JESÚS RIVERA NAVARRO – UNIVERSIDAD DE SALAMANCA – ESPAÑA 
DRA. MARÍA HERNÁNDEZ – UNIVERSIDAD AUTÓNOMA DE TAMAULIPAS – MÉXICO 
DRA. NATALIA PICARONI – ACADEMIA AUSTRÍACA DE CIENCIAS 
DRA. MÓNICA DEL VALLE – UNIVERSIDAD LA SALLE – COLOMBIA 
PROF. NÉLSON ABOY – ASOCIACIÓN CULTURAL YORUBA DE CUBA – CUBA 
 
COMITÉ CIENTÍFICO REGIONAL 
DRA. ALEJANDRA LAZO CORVALÁN – UNIVERSIDAD DE LOS LAGOS – CHILE 
DR. AMILCAR FORNO SPAROSVICH – UNIVERSIDAD DE LOS LAGOS – CHILE 
DR. FRANCISCO THER RÍOS – UNIVERSIDAD DE LOS LAGOS – CHILE 
DR. FRANCISCO ARAOS LEIVA – UNIVERSIDAD DE LOS LAGOS – CHILE 
DR. HÉCTOR NAHUELPAN – UNIVERSIDAD DE LOS LAGOS – CHILE 
DR. HERNÁN DELGADO – UNIVERSIDAD DE LOS LAGOS – CHILE 
DR. RODRIGO MÁRQUEZ – UNIVERSIDAD DE LOS LAGOS – CHILE 
DR. RAMÓN VIVANCO – UNIVERSIDAD DE LOS LAGOS – CHILE 
MG. VÍCTOR HUGO VENEGAS – UNIVERSIDAD DE LOS LAGOS – CHILE 
MG. SORAYA ESPINOZA – UNIVERSIDAD DE LOS LAGOS – CHILE 
PROF. ARMANDO BAHAMONDE 
PROF. HÉCTOR LEYVA 
 
 
FOGÓN. Revista Internacional de Estudio de las Tradiciones 
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Fotografía de portada: Corral de pesca en isla Tabón, comuna de Calbuco. Fotografía: Ricardo Alvarez 2017. 
 
 
Volumen 1- N°2. Julio-Diciembre 2018 
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Índice 
 
DIMENSIONANDO EL CONSUMO DE AGUA EN LAS ISLAS DEL MAR INTERIOR DE CHILOÉ ................................................... 8 
Francisco Ther R., Ricardo Alvarez A., Francisco Brañas L., Daniela Collao N., Lorenzo Andrade D., Claudia Torrijos K., 
Carlos Hidalgo G., Ericka Osses A., Danny Leviñanco L., Fernando Muñoz B. 
 
EL CORSARIO INGLÉS GEORGE SHELVOCKE EN CHILOÉ, 1719 .......................................................................................... 27 
Urbina, X.. y Channing, C. 
ALGAS: BREVES ANTECEDENTES ETNOGRÁFICOS Y ARQUEOLÓGICOS............................................................................... 40 
Araos, F., Borie, C., Romo, M., Lira, N.
 
y Duarte, A. 
APROXIMACIONES HACIA EL USO CONSUETUDINARIO PARA EL CONTEXTO INSULAR AUSTRAL ........................................ 53 
Alvarez, R., Ther, F., Araos, F. y Hidalgo, C. 
 
LAS EPIDEMIAS DE VIRUELA: UNA RAZON PARA LA EXCLUSION Y LA POBREZA DE CHILOE EN LAS PRIMERAS DECADAS 
DEL SIGLO XX ....................................................................................................................................................... 65 
Mancilla, L. 
 
REDES SOCIALES Y MECANISMOS DE APOYO EN LA MIGRACIÓN INTRAREGIONAL DE ESTUDIANTES CHILOTES EN OSORNO 
2013-2017 .......................................................................................................................................................... 77 
Poblete, M., Valdebenito, V., Maldonado, D. y Saldívar, J. 
 
COLUMNA: LA BUSQUEDA DEL ORO EN EL ARCHIPELAGO DE LOS CHONOS: LAS FAENAS OLVIDADAS ........................... 90 
Huechán, A. 
 
RESEÑA LIBRO: MANCILLA, LUIS. (2016). CUANDO LOS CHILOTES INVADIERON AMÉRICA. LA ODISEA DEL BATALLÓN DE 
LOS CHILOTES (1790-1824). TEMUCO, CHILE: IMPRENTA AUSTRAL, 287 PÁGS .............................................. 93 
 Soto, M., Ahumada, S., Saldívar, J. 
 
 
 
 
 
 
 
 
Volumen 1- N°2. Julio-Diciembre 2018 
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ALGAS: BREVES ANTECEDENTES ETNOGRÁFICOS Y ARQUEOLÓGICOS. 
ALGAE: BRIEF ETHNOGRAPHIC AND ARCHAEOLOGICAL BACKGROUND 
Araos, F.56, Borie, C.57, Romo, M.58, Lira, N.59
 
y Duarte, A.60 
Recibido 16/08/2018 – Aprobado 10/09/2018 
Resumen 
EL ARTÍCULO OFRECE UNA SÍNTESIS DE DATOS ETNOHISTÓRICOS, ETNOGRÁFICOS Y ARQUEOLÓGICOS, REGISTRADOS 
ENTRE LA COSTA NORTE DEL PERÚ Y EXTREMO SUR DE CHILE, REFERIDOS AL APROVECHAMIENTO DE ALGAS MARINAS 
POR DIFERENTES GRUPOS HUMANOS VINCULADOS A LA EXPLOTACIÓN DE RECURSOS DEL MAR. SE ENTREGA UN 
CONJUNTO DE DATOS QUE CONTRIBUYEN PARA UNA COMPRENSIÓN MÁS INTEGRAL DEL USO DE ESE TIPO PARTICULAR 
DE RECURSO RENOVABLE ENTRE LOS GRUPOS COSTEROS PREHISPÁNICOS Y ACTUALES, DEMOSTRANDO LA 
CONTINUIDAD HISTÓRICA DE LOS MODOS DE VIDA ASOCIADOS A LA RECOLECCIÓN DE ALGAS. FINALMENTE, SE 
PRESENTAN ALGUNAS REFLEXIONES EN TORNO AL PAPEL SECUNDARIO Y MARGINAL DE LA RECOLECCIÓN DE ALGAS EN 
LAS INVESTIGACIONES ARQUEOLÓGICAS Y ANTROPOLÓGICAS, SUS POSIBLES MOTIVACIONES E IMPLICANCIAS. 
PALABRAS CLAVES: ALGAS – ETNOGRAFÍA – ARQUEOLOGÍA- MODO DE VIDA 
Abstract 
THE PAPER PROVIDES A SYNTHESIS OF ETHNOHISTORIC, ETHNOGRAPHIC AND ARCHAEOLOGICAL DATA, REGISTERED 
BETWEEN THE NORTH COAST OF PERU AND SOUTHERN CHILE REFERRING TO MULTIPLE USES OF MARINE SEAWEED BY 
HUMAN GROUPS. THIS SET OF DATA CONTRIBUTE TO A MORE COMPREHENSIVE UNDERSTANDING OF THE USE OF THIS 
PARTICULAR TYPE OF RENEWABLE RESOURCE AMONG PRE-HISPANIC AND CONTEMPORARY COASTAL GROUPS AS WELL 
AS DEMONSTRATING THE HISTORICAL CONTINUITY OF THE LIVELIHOODS ASSOCIATED TO THE EXPLOITATION OF ALGAE. 
FINALLY, WE PRESENT SOME REFLECTIONS RELATED TO THE SECONDARY AND MARGINAL ROLE OF ALGAE EXPLOITATION 
IN ARCHAEOLOGICAL AND ANTHROPOLOGICAL RESEARCH, ITS MOTIVATIONS AND IMPLICATIONS. 
KEY WORDS: SEAWEEDS – ETHNOGRAPHY – ARCHAEOLOGY - LIVELIHOOD 
 
 
 
56 Universidad de Los Lagos, Centro de Estudios del Desarrollo Regional y de Políticas Públicas 
57 Programa de Doctorado en Antropología UCN-UTA, Universidad Católica del Norte, Gustavo Le Paige 380, San Pedro de 
Atacama, Chile. CONICYT- PCHA/Doctorado Nacional/2018-21150953. E-mail: cbc032@alumnos.ucn.cl 
58 Escuela de medicina, Universidad de Chile. 
59 Departamento de Antropología, Facultad de Ciencias Sociales, Universidad de Chile. Capitán Ignacio Carrera Pinto 1045, Ñuñoa, 
Santiago. 
60 Elbo consultores. 
 
 
FOGÓN. Revista Internacional de Estudio de las Tradiciones 
41 
INTRODUCCIÓN 
La importancia de los recursos marinos renovables para las poblaciones vinculadas a la costa es un hecho ampliamente 
reconocido en la actualidad, pero esquivo a la hora de rastrear su incidencia en el desarrollo de los grupos humanos que 
dependen de la explotación de los recursos del mar. Las algas marinas constituyen un ejemplo notable de esta situación. 
Desde tiempos coloniales se plantea un desinterés de los cronistas por documentar el extendido uso de este recurso por 
parte de la población indígena y mestiza, a pesar de que la recolección de algas habría sido una actividad común entre 
poblaciones costeras y de grupos adaptados a otros nichos ecológicos, como comunidades serranas, altiplánicas y 
cordilleranas de Perúy Chile, que explotaron las algas de manera estacional, tanto para el consumo directo o el 
intercambio (Masuda 1986). 
Algunos esfuerzos aislados de investigadores interesados en los pueblos de mar han logrado revertir esta situación, 
mediante estudios etnohistóricos y etnográficos (Rostworowski 1981, Bittman 1986, Masuda 1986, Arrízaga 1988, 
Recassens 2003, Montecinos 2005, Araos 2006) que han puesto en evidencia la persistencia histórica de las prácticas 
tradicionales de extracción, procesamiento y consumo de algas marinas entre diversas comunidades de la costa chilena 
y peruana. 
Esta actividad se basa, de manera transversal en la gran mayoría de las comunidades de recolectores de algas, en 
tecnologías de recolección, secado y transporte de las algas relativamente simple, asociada a estrategias de explotación 
del intermareal, a modos de organización de la explotación y a prácticas de manejo basadas en el conocimiento ecológico 
tradicional de las comunidades (Gelcich et al. 2006; Araos 2006, 2015). Referimos, por tanto, a un conjunto de prácticas 
y conocimientos que no se han visto modificados significativamente pese a la inserción de los recolectores de algas en 
la moderna economía de mercado y el consiguiente aumento en la demanda para fines industriales y de exportación 
(Calderón y Morales, 2016). 
En este trabajo planteamos que, a pesar de las transformaciones de los destinatarios finales (exportación) y de los 
actuales usos de las especies de algas marinas explotadas (usos industriales alimenticios y farmacéuticos), el 
conocimiento ecológico tradicional y algunos usos domésticos de las algas se han mantenido vigentes a lo largo del 
tiempo. Esta situación se habría visto promovida por una estrecha relación entre los grupos humanos y las algas, que se 
sustenta en un acabado conocimiento de las condiciones ecológicas que hacen posible el crecimiento de las diversas 
especies y de la interdependencia entre las diferentes formas de vida marina. 
El conjunto de datos expuesto permiten reconocer el papel jugado por la recolección de algas en la ocupación 
prehispánica de una parte importante de la costa sudamericana y en la manutención de un modo de vida profundamente 
arraigado en los pueblos que habitan las zonas costeras de esta parte del mundo. 
Revisaremos sintéticamente los usos y potencialidades de las diferentes especies de algas marinas, documentados a 
través de investigaciones etnohistóricas, etnográficas y arqueológicas dentro de la franja que se extiende entre la costa 
norte del Perú y el sur de Chile, para luego concluir con algunas reflexiones en torno a la importancia de la recolección 
de algas para las poblaciones costeras y a las implicancias para las investigaciones interesadas en el tema (Borie et al. 
2006). 
 
 
 
 
Volumen 1- N°2. Julio-Diciembre 2018 
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Fotografía: Cedesus 
ANTECEDENTES ARQUEOLÓGICOS DEL USO DE ALGAS 
La revisión de bibliografía arqueológica en busca de referencias sobre la presencia e identificación de algas marinas en 
contextos culturales prehispánicos, arroja información fragmentaria de diversa calidad y profundidad. Muchas veces el 
hallazgo de algas en excavaciones controladas sólo es mencionado como parte de una larga lista de recursos marinos 
potencialmente explotados por los antiguos habitantes del sitio arqueológico en estudio, sin hacer mayor mención de las 
condiciones de su hallazgo y situación contextual, ni detallar a qué género o especie particular corresponden. Pese a 
reflejar una amplia gama de usos potenciales, coincidentes en gran medida con aquellos reportados etnográficamente 
para las algas marinas en contextos aborígenes o mestizos, arqueológicamente el rol de este recurso en las economías 
prehispánicas es considerado marginal y pocas veces identificado o postulado con claridad. 
Uno de los usos recurrentes de algas marinas reportados en la literatura arqueológica para la costa peruana y chilena 
corresponde al constructivo. Con fecha de 2000 a.C., se describen en estructuras habitacionales de caleta Huelén y 
Cobija, pisos selladores de argamasa preparada con cenizas de algas, como parte de una tradición arquitectónica cuyos 
antecedentes se remontarían a unos 3.500 años a.C., cubriendo la franja costera que se extiende entre Arica y 
Antofagasta (Núñez et al., 1974, Bittman 1982, Zlatar 1983, Llagostera 1993, 2005). Por su parte Matos (1968) 
menciona para la costa central del Perú, el hallazgo durante la excavación del sitio formativo de Ancón, de un muro de 
estructura habitacional con piedras pequeñas dispuestas sobre algas marinas, fechado por su contexto cerámico 
alrededor del 1.200 a.C., relacionando este hallazgo con otros similares realizados en construcciones Paracas estudiadas 
 
 
FOGÓN. Revista Internacional de Estudio de las Tradiciones 
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en la localidad de Ocucaje (pp. 227). 
El aprovechamiento de las algas marinas como alimento es sugerido por algunos investigadores al detectar su presencia 
en conchales prehispánicos. En la costa central del Perú, Moseley reconoce en el sitio precerámico Camino (2.500 a 
1.000 A.C) una excepcional cantidad de tallos del alga marina quelpo61, hecho que interpreta en base a data etnográfica 
aportada por Rostworowski y Masuda, como expresión temprana de una larga tradición de extracción y procesamiento 
de algas para su consumo en otro lugar (Moseley y Willey 1992: 19). 
En la costa norte de Chile, evidencias que podrían sugerir el consumo humano de algas, han sido rescatadas en la 
localidad de Pisagua, donde se señala el hallazgo de “conglomerados” de hojas secas y fragmentos del alga Macrocystis 
pyrifera (conocida en la costa norte como huiro, algazo o huiro pato) en estratos profundos de los sitios Pisagua B y 
Pisagua N, correspondientes a la fase temprana del Complejo Pica-Tarapacá (1.030 a 1.250 d.C.) (Vidal et al. 2004). 
De la misma forma, conjuntos de restos de algas han sido recuperados por el proyecto FONDECYT 1050991 desde el 
sitio Cobija 1 Norte, en la costa arreica de Antofagasta. Estos fueron registrados en las capas 1B (nivel 30a 40cms) y 
capa 2 de la excavación, que corresponden a contextos del período Intermedio Tardío, Tardío y Republicano, y cuenta 
con dos fechados radocarbónicos de 1420-1500 d.C y 1600-1610 d.C. sin calibrar. Las algas recuperadas se encuentran 
en proceso de identificación (Com. Pers. Victoria Castro 2018). 
Notable es el hallazgo de los restos de cuatro especies de algas marinas y cinco “masticables” de boldo, junco y alga, 
recuperados de pisos habitacionales, estructuras, morteros de madera y filos de instrumental lítico del sitio pleistocénico 
tardío de Monte Verde. Estas algas, correspondientes a los géneros Durvillaea Antarctica (cochayuyo), Porphyra sp. 
(luche), Gracilaria sp. (pelillo) y Sargassum sp.62, debido a la distancia de sus nichos de origen (entre 20 y 50 km. del 
sitio) y su diferente disponibilidad a lo largo del ciclo anual, han llevado a los investigadores de este asentamiento a 
plantear la incorporación de estos recursos como parte de un amplio sistema de recolección geográfico-estacional, dentro 
del cual servirían para “parchar” particulares falencias nutricionales y tal vez ciertas carencias estacionales de alimento 
(Dillehay et al. 1989). Más recientemente se han analizado y estudiado sedimentos excavados de este sitio que habían 
sido almacenados, identificándose cinco nuevas especies de algas marinas: Gigartina sp. (luga roja); Mazzaella sp. (luga 
cuchara); Porphyra columbina; Sarcothalia crispata (luga negra,); y Macrocystis pyrifera (huiro); además de Trentepohlia 
sp., un alga que se encuentra exclusivamente en árboles y rocas del área litoral. Para los autores estas evidencias 
sugieren una fuerte dependecia en los recursos costeros, específicamente las algas, en la alimentación y medicina de 
estos grupos (Dillehay et al. 2008). 
De carácter más marginal son las referencias que postulan el uso de algas como forraje. Análisis de isótoposestables 
en restos esqueletales de camélidos de los sitios Chilca y La Paloma, en la costa central del Perú, sugieren que estos 
animales fueron alimentados con algas marinas. Nuevamente estos datos son interpretados a la luz de antecedentes 
etnográficos recogidos por Masuda, quien describe la bajada estacional de pastores serranos de Ayacucho con sus 
rebaños de llamas a la costa para recolectar el cochayuyo (De Niro 1988). 
Un hallazgo de carácter excepcional es aquel reportado por Ramírez y Quevedo, en su estudio de la Colección Uhle 
 
61
 El término quelpo puede referirse a la palabra en inglés kelp, que abarca a muchas algas pardas del Orden Laminariales: 
Macrocystis pyrifera o integrifolia (huiro), Lessonia nigrescens (chascón) y Lessonia trabeculata (huiro palo) (Héctor Romo. Com 
pers 2006). 
62
 Esta última especie de alga marina es propia de aguas cálidas (Japón, Australia, Nueva Zelanda, Malasia, Hawaii e Isla de Pascua), 
por lo cual su presencia en la costa sur de Chile, donde domina la corriente fría de Humboldt, se plantea problemática (Dillehay et al. 
1989: 912). 
 
 
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depositada en el Museo Nacional de Historia Natural. Las investigadoras encontraron y analizaron cinco atados u ovillos 
pequeños del alga Lessonia nigrescens Bory (comunmente denominada chascon, huiro negro o de Sonia), los que 
formaban parte del ajuar funerario de un enterratorio humano del sitio Cementerio “A” de Punta Pichalo -Pisagua-, 
cementerio tiwanaku-atacameño (1200 a 1.600 d.C.) excavado por Uhle a principios del siglo XX. Ante la falta de 
referentes etnográficos sobre el consumo como alimento de esta especie de alga marina, las autoras postulan su posible 
uso como combustible, medicina o elemento ritual (Ramírez y Quevedo 2000). 
Los antecedentes anteriormente reseñados ponen en evidencia el apoyo de inferencias arqueológicas en antecedentes 
etnohistóricos y observaciones etnográficas para la interpretación del hallazgo de algas marinas en contextos 
prehispánicos. Problemas de conservación de macrorrestos de algas, sumados a la carencia de investigaciones 
especializadas y de estrategias metodológicas enfocadas en la búsqueda de indicadores arqueológicos de su utilización 
por parte de grupos humanos, representan un importante sesgo en el estudio de esta problemática, al cual contribuye 
significativamente la falta de un cuerpo sistematizado y debidamente contextualizado de data histórica y etnográfica 
producida a nivel local. 
 
 
Fotografía: Cedesus 
 
 
 
FOGÓN. Revista Internacional de Estudio de las Tradiciones 
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ANTECEDENTES ETNOHISTÓRICOS Y ETNOGRÁFICOS DEL USO DE ALGAS 
Considerando los antecedentes bibliográficos recopilados, se aprecia que las algas marinas, al igual que en el contexto 
arqueológico, corresponden a un tema marginal dentro de las crónicas hispanas y la literatura etnográfica referida a 
poblaciones costeras de Perú y Chile, pese a ser estos países los únicos dentro del mundo Andino donde las algas son 
aprovechadas hasta el día de hoy como alimento (Masuda 1986). Las algas son generalmente mencionadas dentro del 
amplio espectro de recursos marinos explotados por grupos vinculados al litoral, pero rara vez son tratadas por los 
investigadores como un tema de investigación particular. 
Pese a estas limitantes, es posible identificar algunas referencias históricas clave que nos permiten vislumbrar la 
relevancia de este recurso marino en la sociedad indígena y mestiza de Chile. Cronistas como Alonso de Ovalle (1646), 
Núñez de Pineda y Bascuñan (1673) y Juan Ignacio Molina (1776), rescatan para el territorio mapuche datos sobre la 
extracción, procesamiento y uso diferencial de ciertas especies de algas marinas por parte de la población indígena, 
entre las que destaca el cochayuyo (Durvillaea Antactica) y el luche (Porphyra columbina). Estas algas forman parte –ya 
sea en estado fresco o seco- de diversas manifestaciones de la vida social documentada por los autores: entre las 
preferencias culinarias, dentro del repertorio medicinal, como forraje para animales, como abono para algunos cultivos, 
para la tintura de textiles y como una elemento de uso ceremonial. De la misma forma, se destaca que las algas fueron 
un recurso natural utilizado intensamente tanto por los pueblos indígenas asentados en la costa (como los lafkenches, 
huilliches o los canoeros de la Patagonia), como también por los pueblos del interior, situación que generó intensas 
dinámicas de intercambio e interacción entre costa, valles y cordillera, cuyos rastros se observan aún hoy en la zona sur 
del Chile (Masuda 1986, Mösbach 1999). 
Sobre este punto, se destaca el trabajo de Rostworowski (1981) quien, apoyándose en crónicas de fines del siglo XVIII, 
identifica al cochayuyo63
 
como un importante producto alimenticio en el actual territorio Peruano, utilizado para el 
intercambio entre grupos humanos asentados en diferentes pisos ecológicos. El cochayuyo peruano cumplía el papel de 
“moneda de cambio” - special purpose money - empleado principalmente para la obtención de productos agrícolas 
provenientes de la sierra. Bajo este intenso sistema de movilidad e intercambio vertical, la explotación de cochayuyo 
podía estar en manos de comunidades pescadoras y recolectoras de la costa, o bien de pastores altiplánicos que 
“bajaban” estacionalmente a zonas específicas de la costa apropiadas históricamente por estos grupos (Rostworowski 
1981, Masuda 1986). 
Además de los usos alimenticios del cochayuyo, las algas se utilizaba como medicina para inflamaciones oculares, contra 
la enfermedades como la gota y el bocio, y ocupaban un lugar destacado como ingrediente culinario en las festividades 
religiosas; donde era preparado como “picante” y servido en matrimonios, faenas agrícolas, en los ritos de corte de pelo, 
durante la Cuaresma y el día de Todos los Santos (Masuda 1986, Bittman 1986). 
A la luz de estos antecedentes, no es de extrañarse que viajeros de mediados del siglo XIX observaran un intenso tráfico 
de algas secas entre el puerto de Cobija y el altiplano sur de Bolivia (Forbes 1870: 224-225 citado en Bittman 1986). 
La costa desértica del norte de Chile destaca como un escenario donde aquellos grupos genéricamente denominados 
changos hacían un amplio uso de las algas marinas, aprovechándolas como alimento, en la confección de cubiertas para 
sus chozas de costillas de ballena y como bien de intercambio; junto a pescado seco o salado, mariscos y cueros de lobo 
 
63
 Es importante señalar que la palabra cochayuyo es de origen quechua y significa “yerba acuática” refiriendo a algas de agua 
salada y dulce. En Perú cochayuyo es un nombre genérico para referirse varias especies de algas: en la costa norte y central 
corresponde a la especie Gigartina chamissoi (chicoria de mar en Chile), mientras que en la costa sur a la especie Porphyra columbina 
(luche en Chile) (Montecinos, 2005). 
 
 
Volumen 1- N°2. Julio-Diciembre 2018 
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marino, que servían para obtener productos agrícolas, piezas de alfarería y textiles (Philippi 1859 citado en Latcham 
1910). Además, en épocas recientes era posible apreciar en esta localidad el uso constructivo de un “cemento” 
preparado con cenizas de alga marina, agua y arena, el cual era utilizado para sellar muros y pisos de los refugios 
costeros construidos en piedra por pescadores y pirquineros, técnica que, como ya vimos en los antecedentes 
arqueológicos, tiene antecedentes prehispánicos en la costa norte de Chile (Bittman 1986). 
Entre los investigadores interesados específicamente en la recolección de algas se destaca el trabajo de Shozo Masuda 
quien, desde las décadas de 1970 y 1980, ha sentado precedentes para el estudio de la diversidad de usos y 
significaciones de las algas marinas de distintas poblaciones de Perú y Chile. 
Masuda (1986) entregauna detallada descripción sobre los estilos de vida, las formas de extracción, las rutas 
transhumantes y las maneras de ocupar el espacio de las poblaciones dedicadas a la explotación de algas, poniendo un 
especial énfasis en las dinámicas migratorias tradicionales y la profundidad del cambio cultural que significa el uso de 
nuevas tecnologías y las variaciones climáticas. Advierte así, el dinamismo y las trayectorias divergentes de las 
comunidades dedicadas al trabajo costero, así como la profundidad histórica que alcanza la recolección. En este sentido, 
la revisión que hace de la realidad chilena, y en especial sobre el mundo mapuche nos entrega un importante antecedente 
sobre los múltiples usos del collofe (Durvillea antártica o cochayuyo chileno) y el luche (Porphyra columbina) 
(Masuda,1988). 
El autor también registra la presencia de otras tradiciones de recolectores ligados al mundo rural, quienes llevan una 
vida ambulante en la búsqueda de sectores no explotados. Muchas de estas dinámicas estarían vinculadas al propio 
sistema económico que rige a la actividad, donde las políticas económicas favorecen o entorpecen su desarrollo. 
Muchos de los usos etnográficos de algas marinas señalados, así como las técnicas de extracción (recolección 
intermareal, arpeo y ganchos) y de procesamiento (secado, panes y curanteo), se conservan vigentes hoy en día entre 
comunidades de la costa del Perú y Chile, formando parte de estrategias de subsistencia familiar de carácter fuertemente 
tradicional que coexisten con nuevos grupos humanos atraídos por la explotación comercial de este recurso para fines 
industriales (Masuda 1986, Bittman 1986, Arrizaga 1988, Recassens 2005, Araos 2006, 2015, Morales 2011, Calderón 
y Morales 2016). 
Ahora bien, trabajos como el anterior poco nos dicen sobre la experiencia cotidiana actual de pescadores y recolectores 
y tampoco aclaran el mundo vivencial de los hombres de mar, particularmente en Chile. Sus historias, sus sueños, los 
conocimientos más allá de las herramientas, su memoria, permanecen sueltas bajo el rótulo de ocupación del espacio 
costero. Frente a esta precariedad emergen los trabajos de algunos antropólogos y antropólogas que desde distintos 
intereses convergen en la interpretación cultural de la recolección de algas. 
Especial atención merece la experiencia de trabajo desarrollada por Andrés Recasens (2003, 2005) en varias localidades 
de pescadores artesanales de Chile, particularmente su trabajo en las localidades de Bucalemu y Boyeruca, dos caletas 
localizadas en la zona central de Chile. Este trabajo registra la vida, las historias y los sueños de pescadores, buzos y 
recolectores de algas –conocidos en la zona como mareros-. 
Por su parte, Sonia Montecinos (2005),
 
enfocándose en la antropología culinaria, intenta demostrar la función simbólica 
de las algas en la construcción identitaria y la diferenciación social de la sociedad chilena. Acercándose a los diversos 
significados que se le otorgan a las algas en el sistema culinario del país, la autora destaca la importancia de su consumo 
entre las poblaciones indígenas y su asociación con el mundo popular, situación que colocaría a las algas como 
marcadores simbólicos de lo “sucio” y lo “pobre”. Un interpretación que, en su contenido más profundo, refiere a 
 
 
FOGÓN. Revista Internacional de Estudio de las Tradiciones 
47 
procesos de identificación y diferenciación entre las clases sociales y grupos étnicos del país. 
Finalmente, es importante mencionar el trabajo de Araos sobre los recolectores de algas o mareros de la Región de 
O’Higgins (2006, 2015). A través de una aproximación etnográfica al viaje, ocupación y asentamiento de los recolectores 
de algas, se reconoce la larga tradición cultural de explotación del intermareal realizada por diversos grupos familiares 
de los poblados de Bucalemu, Pichilemu, Topocalma, Puertecillo, Matanzas y La Boca de Rapel, basada en la ocupación 
de asentamientos semipermanentes y permanentes por todo el litoral de esta región de la zona central del país. Uno de 
los elementos centrales en las prácticas de recolección de algas y explotación de otros recursos del intermareal es el 
conocimiento ecológico del entorno y los recursos naturales, asociado en su mayoría a: los movimientos de las mareas, 
los bancos de arenas, la topografía y el fondo marino, la inter-relación entre las especies marina, el secado de las algas, 
la forma de almacenamiento y consumo. El conjunto de datos y observaciones sustentan la afirmación acerca de la 
existencia de un territorio tradicional de ocupación litoral, denominado “la orilla”, un paisaje cultural marcado por 
numerosos hitos, huellas, senderos y “rucos”, construidos en el incesante proceso de habitar de los grupos de 
recolectores de algas. 
 
Fotografía: Cedesus 
 
 
 
Volumen 1- N°2. Julio-Diciembre 2018 
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CONCLUSIONES: LAS ALGAS COMO UN RECURSO “IGNORADO”64 
La escasez de información etnográfica con respecto a las prácticas culturales de utilización del recurso “alga”, se podría 
correlacionar más con una baja valoración de la sociedad sobre este recurso, que con la importancia de su utilización 
prehispánica e histórica en nuestra región. 
Desde un punto de vista social, y de acuerdo a los antecedentes etnohistóricos y etnográficos disponibles, se observa 
que la recolección intermareal de algas incluye la participación activa de mujeres, niños y ancianos, lo que redunda 
muchas veces en una baja valoración de la actividad extractiva y del fruto de ésta. A esto también contribuye el hecho de 
que en escasas ocasiones el alga es considerada un recurso central para las comunidades, más bien se reconoce como 
un producto complementario al ingreso familiar y la dieta, que se torna importante cuando otros recursos más apreciados 
escasean o cuando las condiciones del mar impiden la pesca y el buceo. 
Las poblaciones que se están describiendo en los diferentes documentos y registros etnográficos suelen representar 
comunidades familiares o vecinales asentadas en el espacio costero de manera permanente y semipermanente. Los 
asentamientos costeros de gentes de mar, changos, orilleros, mareros, huireros y pelilleros, vinculan -cotidiana o 
esporádicamente- a todos los miembros de la unidad familiar en la extracción y procesamiento de las algas, involucrando 
labores segregadas por género y edad de acuerdo a su peligro o complejidad, siendo la irrupción de la industria la que 
congrega mayor población, diversifica su origen y estructura, además de acarrear consigo nuevas estrategias de 
explotación (cultivo artificial, buceo y destronque con chuzos, etc). 
Cabe señalar que en la actualidad la utilización industrial de las algas ha incentivado la avanzada de gentes de mar 
empobrecidas, población campesina y urbana vulnerable, que ha visto en la recolección una posibilidad cierta de ingresos 
directos. Estas poblaciones, que presentan una alta e incesante movilidad, están ocupando precarios asentamientos en 
la zona costera, aprovechando pequeños escondrijos y reparos rocosos, que se movilizan por la franja litoral bajo una 
invisibilidad que esconde la precarización y vulnerabilidad de las actividades económicas litorales. 
En suma, los antecedentes históricos y etnográficos nos llevan a plantear que el papel secundario de las algas, como un 
recurso ignorado en las investigaciones antropológicas y etnohistóricas, se debe principalmente a su asociación con 
grupos subordinados de la estructura social de la sociedad: los indígenas, las mujeres, los niños, los pobres, lo popular, 
y a su potencia simbólica como un marcador de diferencia en los procesos de construcción identitaria. Una afirmación 
con implicancias políticas y espistemológicas que afirman las relaciones entre ciencia y política (Latour 2004) y lleva a 
cuestionarse los avances de la producción científica en el tema. 
En arqueología, las algas marinas han constituido y constituyen hoy un tema marginal, condiciónque podría tener sus 
orígenes en la naturaleza misma del objeto de estudio, ya sea por las dificultades que significa su diferenciación dentro 
de un amplio espectro de plantas acuáticas, o por problemas de su conservación en el registro arqueológico debido a la 
falta de estructuras (esto esta implicado en las dificultades para su identificación anteriormente aludidas) resistentes al 
 
64
 El término “ignorado” se inspira en el libro del Prof. Alfredo Olivarez Espinoza “Espinal. El manejo silvopastoril de un recurso 
ignorado” (Editorial Universitaria, 2017), que hace referencia al papel marginal del árbol espino (Acacia caven) en la investigación y 
desarrollo agroforestal del país. La asociación del espino y las algas surgió durante el Workshop de Cooperación Internacional “La 
Regeneración de la Vida en los Bosques de América Latina” realizado en la Universidad Alberto Hurtado entre el 19 y 26 de enero 
de 2018. 
 
 
 
 
FOGÓN. Revista Internacional de Estudio de las Tradiciones 
49 
paso del tiempo. 
Otro antecedente sobre esta situación marginal de las algas en la arqueología podrían hallarse al insertar la recolección 
de algas dentro de la polémica gatillada por las propuestas de Moseley sobre la Fundación Marítima de la Civilización 
Andina (Moseley 1976, Raymond 1981, Quilter 1983), las que generaron un debate cuyo foco se centró en la capacidad 
de carga poblacional y estabilidad proporcionada por recursos marinos de alto valor nutricional, sea por su volumen (p.e. 
mamíferos marinos) o por su abundancia (p.e. grandes “varazones” de anchoveta), para competir así con los defensores 
del maíz como único alimento “pivote”, responsable de mayores niveles de complejidad en la Sociedad Andina. De esta 
manera, recursos que representaban en general bajos niveles de aporte nutricional, entre ellos las algas marinas, fueron 
dejados de lado por los investigadores, coartando el desarrollo de mayores estudios y análisis referidos al tema. 
Su potencial nutritivo, medicinal y constructivo, por mencionar sólo algunos, sumado a su amplia disponibilidad anual y 
fácil obtención en grandes cantidades, posicionan a las algas como un recurso relevante entre poblaciones prehispánicas 
e históricas, cuya visibilidad es opacada por factores de conservación del registro arqueológico y su significación 
oscurecida por sesgos de los cronistas, posteriormente legados a los investigadores. 
Por otra parte, la importancia de las algas marinas para poblaciones agropastoriles de tierras altas se puede haber 
reducido a causa de fenómenos de cambio climático, entre los cuales destaca la desaparición de la vegetación de lomas 
en gran parte de la costa sur del Perú y norte de Chile a mediados del siglo XX, elemento fundamental para la mantención 
de los rebaños movilizados por estos grupos en sus incursiones estacionales a la costa. Una situación que se habría 
visto potenciada por los cambios en el mercado y la modernización del transporte y la vialidad, que restringieron o 
eliminaron estrategias de intercambio basadas en trueque y traslados a larga distancia de productos de pisos ecológicos 
distintos. 
Pese a estas limitantes de la investigación, similitudes observadas en documentos etnohistóricos y etnográficos 
registrados entre grupos de recolectores costeros desde épocas post-contacto hasta la actualidad, dan pie a una serie 
de inferencias que apuntan a una continuidad en la tradición de recolección intermareal, tradición que ha significado el 
desarrollo de conocimientos en la íntima interacción con el mar.
 
La prolongada ocupación del espacio litoral y la extensa utilización de las algas en la cultura cotidiana de las poblaciones 
costeras han hecho que su reconocimiento y comportamiento formen parte del saber local de los habitantes del litoral, 
integrándose en el universo simbólico de los hombres de mar. Sus asociaciones con otros recursos -como nicho de 
determinadas especies marinas-, su vinculación con el comportamiento del mar y sus diversas utilizaciones, forman parte 
de dicho saber, conocimiento construido en la experiencia y traspasado en la convivencia cotidiana de los grupos de 
recolectores de algas. Así queda planteada la larga vigencia y transmisión de un modo de vida particular del recolector 
de algas, el cual estaría fuertemente constreñido por la naturaleza misma de su lógica extractiva y su dependencia frente 
a las cambiantes condiciones productivas del mar. Un modo de vida entramado en el paisaje costero, que supera 
ampliamente las delimitaciones geográfico-culturales y étnicas tradicionales, el cual por medio de un diálogo equilibrado 
y fluido entre etnografía y arqueología, puede ser vislumbrado en toda su profundidad histórica. 
 
AGRADECIMIENTOS 
Queremos agradecer a Héctor Romo Donoso por su asesoría y guía a durante estos primeros y vacilantes pasos en el 
mundo de las algas. A Victoria Castro por brindarnos la posibilidad de ampliar a nuevas latitudes las labores que como 
Programa de Estudios Actualísticos iniciamos en la costa de Pichidangui el año 2003. Francisco Araos agradece al 
Proyecto PAI/CONICYT N. 79170113. Finalmente, agradecemos al Proyecto Fondecyt N. 1050991 “El “Desierto” Costero 
 
 
Volumen 1- N°2. Julio-Diciembre 2018 
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y sus Vinculaciones con las Tierras Altas. De Cobija a Calama” en el cual se enmarcó la ponencia que dio origen al 
presente artículo. 
 
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