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OCTAVIO GETTINO Industria Fonográfica La aparición de la reproducción sonora llegó con el fonógrafo de Edison en 1888. Este permitió no solo la preservación y reproducción de la música sino que también ejerció una incidencia en las industrias culturales y en la economía de las naciones más desarrolladas, dado sus múltiples usos. Debido a la variedad de componentes que tiene la industria fonográfica, se puede ver la importancia que tienen los sectores del diseño y fabricación de equipos y maquinarias, para su desarrollo. La música requiere aparatos de reproducción o de lectura, sin los cuales ella no podría tener otra difusión que la directa. La interrelación entre los equipos de reproducción y la música grabada ha marcado en gran medida las etapas principales de la industria fonográfica. Fue la aparición de la tecnología del MICROSURCO, la que relegó de manera definicitiva al viejo disco de acetato. Al permitir los Long Play la reproducción musical con una duración de 20 a 30 minutos en cada cara, se incentivó la expansión de las ventas y de aparatos reproductores, a la vez que se promovió la transnacionalización de la cultura musical. Hasta la segunda Guerra Mundial, las grandes compañías fabricantes de discos también producían los equipos de reproducción. Desde ese momento ambas actividades se desarrollaron por separado; mientras una se ocupaba de la innovación tecnológica en el campo de los aparatos, la otra lo hizo en el sector del show Business, los espectáculos, la programación radiofónica y televisiva, etc. La reproducción de videogramas empezó a ser cada vez más rentable para las compañías discográficas, dado que los acuerdos con los intérpretes y autores pueden hacerse para la comercialización de obras en distintos medios abaratándose los costos de reproducción y promoción. Esta relación entre la música grabada y la imagen que la promociona viene desde los inicios del mismo cine sonoro. A diferencia de otros medios, la industria fonográfica produce los fonogramas localmente. La presencia de grandes compañías transnacionales en los espacios locales permiten producir discografía de autores e intérpretes del país, junto a la reproducción de los extranjeros, lo cual facilita la rentabilidad del negocio. Con los nuevos usos del fonograma también apareció la Piratería. Por primera vez en la historia fue posible copiar o multicopiar obras musicales para uso personal o para la comercialización ilegal. Además, la multiplicación de los medios difusores, como las emisoras FM locales o truchas, amplían el empleo de la música grabada pero al mismo tiempo dificulta la aplicación de las normas legales vigentes en cuanto a derechos de autor. Los agentes principales de la industria son: El autor: Creador de una partitura o composición musical. El intérprete: es el cantante o el grupo musical contratado por la productora de fonogramas para la grabación o presentación de la obra. La editoral musical: Es la compañía que se dedica a la publicación, distribución, promoción de partituras musicales. La compañía productora de fonogramas: Es equivalente a la editora de libros. Empresa fabricante de música grabada: posee maquinarias que permiten las multicopias de discos, etc. Compañías distribuidoras: Se ocupan de promover y vender la producción fonográfica. Disquerías y comercios: se dedican a la venta de música grabada y de quipos de reproducción. Funcionamiento El funcionamiento de la industria se basa en el empleo de la capacidad creativa, técnica y artística de los autores e intérpretes. El autor ofrece su obra al editor musical y percibe a cambio un porcentaje cuando ésta se vende. Adquiridos los derechos sobre la obra, el productor de fonogramas diseña el producto y la hace duplicar para el tiraje de copias. La labor de promoción y distribución está a cargo de las productoras de fonogramas, lo cual hace que las mismas deban contar con una fuerte presencia en los espacios donde se divulgan y publicitan las obras musicales: la radio, la televisión y los medios impresos. En la medida que representan en exclusividad a diversos intérpretes, participan también en la organización de grandes espectáculos musicales, los que sirven para promover las ventas. En las dos últimas décadas la industria fonográfica argentina ha venido perdiendo importancia productiva y comercial además de cultural. El mercado se deprimió por varias razones. Una de ellas es la aparición de aparatos reproductores-grabadores que permiten al público copiar de la radio, música de su preferencia. Como resultado hubo un incremento en las ediciones piratas y/o falsificadas. Debido a esto se extinguió los discos simples y hubo una creciente reducción del Long Play de del disco compacto. Entre las principales compañías editoras de fonogramas en el país, estaban: Sony, BMG, EMI-odeon, entre otras. El mundo del rock constituyó la principal fuente de reproducción y comercialización de estas compañías, al igual que su mercado mayor lo representan los jóvenes y adolescentes. Debido a la aparición de grandes empresas como MUSIMUNDO, empiezan a desaparecer las tradicionales disquerías de barrio. La ductilidad de las nuevas tecnologías de grabación y reproducción, así como la masividad de su empleo, estimularon la copia de productos para fines comerciales o para uso personal. En 1986 irrumpe el CD en el mercado. Las filiales de compañías extranjeras fueron las más beneficiadas con la irrupción de esta nueva tecnología. Fue en 1992 cuando se inició la duplicación de CD en nuestro país. Tendencias de consumo Entre el 88 y el 91 se obtuvieron datos que mostraron el retroceso del llamado REPERTORIO LOCAL en el mercado de discos y casetes. Esto es importante si se tiene en cuenta la incidencia de la cultura musical y de la actividad de autores, intérpretes músicos y productores locales, en lo referente a la cultura y al desarrollo en general. También prueba la creciente interdependencia entre los medios fonográficos y la radiofusión, dada la incidencia, a veces decisiva, que estos últimos tienen en la promoción de intérpretes y autores. En el período 1992-93 se experimentaron algunos cambios en materia de consumos, estimulados por la promoción de intérpretes y conjuntos extranjeros a través de la tv, el video, la radio, el walkman, etc. La demanda se orientó en éste último período hacia cantantes y conjuntos de origen anglófono. También se afirmaron algunos intérpretes locales como Fito Paez, Charly García, entre otros. Legislación Las industrias del sector musicográfico no cuentan con políticas públicas ni legislación de carácter específico. En el caso de los medios fonográficos, al igual que en el sector video, la copia ilegal de casetes es uno de los asuntos de mayor preocupación para la industria. Se estableció un decreto el cual exige una autorización por escrito del autor musical o de la empresa o sociedad que lo represente para ejecutar públicamente cualquier música nacional o extranjera por cualquier medio, se cobre entrada o no. Entre los factores que obstaculizaban el sector se puede mencionar que la actividad no solo no podía desgravar el IVA sino que además tenía que tributar impuestos. Esto atentaba contra la aparición de nuevos artistas y contra la posibilidad de producciones de grande envergadura, debido a los altos costos de grabación. El resultado es la reedición de viejas grabaciones locales o bien la edición de matrices grabadas en el extranjero, por músicos que no son argentinos. RADIO Desde 1920, año en que se realizó la primera emisión radiofónica en Bs As, la radio fue el medio de comunicación social más empleado en el país; ésta puede alcanzar a todo tipo de público. La aparición de la Frecuencia Modulada (FM) incentivó en los últimos años el interés por este medio, llegando a competir en número de oyentes, e inclusive a superar, a la tradicional Amplitud Moderada (AM). El medio radial ha contribuido más que ningún otro a los procesos de intercomunicación y de integración nacional, uniendo los puntos másdistantes y facilitando el intercambio de informaciones, servicios y culturas. Además sirvió en la labor de refuerzo educativo y de promoción cultura. Tanto la actividad radiofónica como televisiva redundaría en beneficio de la alfabetización de la población. La radio aparee como un medio eficaz para las relaciones del país con los países vecinos y la región en su conjunto. No es simplemente un medio útil en la neutralización de la información, mensajes o intereses de otros países, sino particularmente apto para comunicarse con ellos y promover el intercambio en todos los órdenes, a fin de contribuir a los procesos de cooperación e integración que el país necesita para su desarrollo. Recurso idóneo para incidir en la formación de la infancia y la juventud o la promoción de los sectores sociales relegados, la radio ofrece posibilidades cada vez mayores y más originales, con la aparición de las radios comunitarias y las FM de alcance local. La importancia de la radiofonía en los diversos campos del desarrollo de la comunidad, ha sido reconocida tradicionalmente por el Estado Argentino. Esto estuvo presente en 1946 cuando se produjo la primera reglamentación orgánica del sector, conocida como Manual de Instrucciones para la Estaciones de Radiofdifusión. Sin embargo, las políticas gubernamentales no fueron capaces de adoptar resueltamente el modelo de las naciones europeas con las cuales el país estaba histórica, cultural y económicamente más relacionado. Sujetos habitualmente a las presiones de los sectores privados más poderosos, los gobiernos argentinos nunca se animaron a adoptar el modelo estatista y de servicio público que signó la historia de la comunicación. Se impuso así la consideración de “servicio de interés público”. Por ello se privilegió la lucratividad por encima de su servicio a la comunidad y se concentran los principales sistemas de radiodifusión en los centros urbanos que interesaban a los anunciantes. La última dictadura militar promovió la aparición de emisoras de poca frecuencia en el sur, pero no para promover la intercomunicación en las comunidades patagónicas o la de éstas con las chilenas, sino para manejar militarmente el sistema radiofónico en vistas a una probable confrontación armada. Sin embargo, la mayor parte del territorio estaba desprovista de intercomunicación radial efectiva. Esta situación se compensó en buena medida durante los últimos años por la iniciativa de la población y de pequeños comerciante empresarios. Estos se ocuparon de instalar emisoras de pequeña potencia para atender las necesidades de los espacios hasta entonces marginados comunicacionalmente. Las emisoras del Estado, operaban con máquinas y equipos de hacía varias décadas. Fue precisamente en las pequeñas y medianas emisoras de FM aparecidas en los últimos años, donde se probó un mayor nivel de inversiones en construcción o adaptación de estudios, adquisición de nuevos sistemas de reproducción. La mayor parte de las emisoras que recurrieron a la FM, lo hicieron porque dicha frecuencia comenzó a hacerse rentable en los años 70 y 80 con la aparición en los mercados de millones de receptores de bajo costo, lo que estimuló la creación de millares de ondas libres en varios países. Las FM acentuaron la segmentación del espacio social, e inclusive del propio grupo familiar, pero ellos fueron antes que nada producto de esos procesos y no su factor desencadenante. Con posterioridad esta diferencia entre AM y FM dejó de ser tan neta. A su vez el rol de servicio público quedó circunscripto a las emisoras controladas por el Estado. Los agentes principales en el funcionamiento de la actividad radiofónica son: Estado: por ley es quien da las licencias para el uso de frecuencias. Emisoras privadas: cuentan con la licencia correspondiente para operar en determinadas frecuencias. Empresas productoras Revendedores Anuncaires y agencias de publicidad Empresas representantes Agencias de servicios informativos Empresas medidadoras de audiencia Industrias de quitamiento radiofónico Trabajadores El funcionamiento básico de los medios radiofónicos está regulado por el Estado a través de la Ley 22.285 y los decretos reglamentarios que la acompañan, promulgados bajo el último gobierno de facto. A través del COMFER, el Estado concede licencia de frecuencias a empresas lincenciatarias, las que a su vez son propietarias de emisoras radiofónicas. La mayor parte de las emisoras argentinas se encuentran bajo el régimen de propiedad privada y se rige por las reglas de competencia que fija el mercado; su guía principal es la rentabilidad económica. El principal objetivo de las emisoras es contar con el respaldo de los anunciantes, para lo cual debe producir o hacer aquella programación que cautive al mercado global de radioyentes según las necesidades de las empresas contratantes. La importancia de esa capacidad de captación la establece el rafting a través de las empresas ocupadas de medir la audiencia. Según su target se determina el valor de los espacios. En los precios de estos espacios inciden entonces la cantidad y tipo de audiencia y el horario de emisión. A su vez la ley de radiodifusión prohíbe expresamente la reventa de espacios a terceros. Hasta su privatización en 1991, existió un número reducido de emisoras estatales de carácter comercial que habían pertenecido al sector privado. Del total de las emisoras de baja potencia en los 90, alrededor de 500 eran Radios comunitarias. La principal fuente de financiamiento de los medios radiofónicos es la comercialización de espacios publicitarios realizada directamente por la emisora o a través de revendedores o intermediarios, según la potencia del medio, el volumen de su audiencia y los diversos tipos socieconómicos y sociocuturales que la conforman. Los años 40 y 50 marcaron la época de mayor comercialización publicitaria en los medios radiofónicos, ya que éstos sólo contaban entonces con la competencia de las publicaciones periódicas. Con la aparición del medio televisivo comenzó a reducirse gradualmente la importancia de la publicad radial. Con el apogeo de la política desarrollista a principios de los 60 y a partir de la nueva dinámica impuesta al consumo, muchas emisoras fueron vaciadas al ceder su tiempo de emisión a productores independientes, revendedores o agencias. La radio hasta la aparición del video-clip era el principal recurso promocional y publicitario del fonograma. Junto con la comercialización publicitaria y a la promoción de fonogramas, las emisoras y productoras encuentran también ingresos complementarios con la oferta de diversos productos, como pueden ser organismos de gobierno, instituciones, empresas, etc. Lo que una productora, emisora o agencia ofrece al cliente anunciante es un público cautivo, es decir, audiencia y rating. En consecuencia, la radio, debe expresar y representar de alguna manera las características del público en general o de determinados públicos en particular. Los medios radiofónicos se encuadran legalmente dentro de las mismas normas que rigen para la televisión. Ellas tiene como base la llamada Ley Nacional de Radiodifusión. Esta expresa el propósito ya adelantado por la Junta Militar de privatizar todo el sistema de radio y televisión, destacando el “principio de subsidiariedad” del estado en este campo.
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