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Génesis del alfabeto occidental
Autora: Mg. Alejandra V. Ojeda
CONSTITUCIÓN Y TRANSFORMACIONES DEL ALFABETO OCCIDENTAL
El alfabeto es un producto de la historia que ha recorrido un vasto camino hasta constituirse en un repertorio finito y relativamente
estable.
El lenguaje (tanto el oral como el escrito) se sostiene en las sociedades históricas fundamentalmente sobre el método de la autoridad.
Nuestro alfabeto comparte su raíz con otros repertorios de signos, algunos similares, como el griego, y otros completamente diferentes
(al menos en apariencia) como el hebreo. El desarrollo de la escritura, organizado cronológicamente, se puede clasificar en tres
períodos: a) pre-escritural, b) escritural pre-alfabético y c) alfabético. Dentro del tercer período, a su vez, se pueden diferenciar las
siguientes etapas: c.1) de la conformación del primer alfabeto al alfabeto romano, c.2) desde la institucionalización del alfabeto romano a
la invención de la imprenta y c.3) desde la invención de la imprenta hasta nuestros días.
a. Período pre-escritural
Las primeras expresiones gráficas se remontan al paleolítico, entre 40.000 y 25.000 años antes de Cristo. Si bien las primeras
hipótesis atribuían a estas piezas un valor comunicacional, recientemente se ha coincidido en asignarles más bien una función de tipo
mágica. Las hipótesis acerca de su carácter comunicativo han sido dejadas de lado, entre otras cosas, por algunas evidencias de tipo
empírico que contradicen esta intención, como por ejemplo que no estuvieran a la vista de todos, siendo muy difícil acceder a ellas por
estar ocultas en cuevas a las que se llegaba por largos túneles de escasa altura.
Es poco probable que éstas hayan sido la expresión de la subjetividad de un artista,
Se conoce que las comunidades pre-escriturarias, todavía con costumbres nómades,
poseían actividades rituales tendientes a cohesionar el grupo, estimularlo, darle seguridad,
y ofrecer certezas ante un bajo nivel de conocimiento y dominio instrumental de la
naturaleza. Es posible explicar las pinturas rupestres como parte de estas actividades.
Se podría sostener que el representar a los animales y escenas de cacería era una forma
de poseer lo representado. La pintura rupestre era una forma de hacer presente el objeto
para poder pensarlo; el signo no sustituía al objeto para hacerlo presente en algún
aspecto, sino que ERA el objeto.
b. Etapa escritural pre-alfabética
Entre los años 6000 y 8000 a.C. se lleva a cabo la llamada “revolución de la
agricultura”: del nomadismo al sedentarismo. Por primera vez resultaba necesario registrar
información
Las formas escriturarias propiamente dichas significaron la convencionalización de reglas
de dibujo y más adelante representación de ideas, generalmente sobre los objetos
cerámicos de uso doméstico (vasijas).
Es interesante pensar el momento de la aparición de la escritura, como aquel en el cual la autoridad comenzaba a independizarse del
sujeto que ejercía la fuerza y comenzaba lentamente a convertirse en regla internalizada, que permitiría, en el mediano plazo, niveles de
orden social más complejos.
b.1. Pictogramas
Los primeros ensayos de escritura consistian en dibujos que representaban a determinados objetos, de manera denotativa, sin que
mediaran simbolizaciones, En términos peircianos, nos encontramos en el nivel icónico. Desde Saussure diremos que estos signos eran
altamente motivados y que su grado de convencionalización era muy bajo o inexistente.
Comenzó a desarrollarse en la región mesopotámica derivando en formas más complejas de escritura: la escritura pictográfica y el
ideograma.
b.2. La escritura pictográfica y la aparición de los Ideogramas
4000 A.C., entre los pueblos semitas
por un lado se empiezan a dar relaciones entre los distintos signos (escritura pictografica)
por el otro, algunos signos comienzan a condensar y desplazar sus significados, dándose en ellos un creciente grado de simbolización
(ideogramas)
b.2.1. Escrituras pictográficas
Funcionaban como cuentos sin palabras, donde la narración se iba articulando en función de la combinación de los diferentes
pictogramas e ideogramas.
Dificultades: problemas para identificar cuáles eran las unidades significantes; no siempre era posible identificar qué objeto era el que
estaba dibujado (no representaban un grave problema pues los que leían e interpretaban estos textos solían ser muy pocas personas);
su dependencia contextual, pero no representaba un impedimento para su decodificación pues esta práctica no era ejercida fuera de ese
contexto comunal.
Por otra parte, antropólogos e historiadores coinciden en que la función de estas escrituras era mnemotécnica, una ayuda para relatar
oralmente un texto.
b.2.2. Ideogramas
Si bien aún se pueden identificar los objetos a los que remite la figura dibujada, esta identificación del objeto es sólo el escalón
necesario para acceder al significado connotado, el cual tiene alguna relación con el significado denotado, pero ésta es de tipo simbólico.
Los rasgos han perdido prácticamente su aspecto figurativo, pero luego de conocer su significado, es posible encontrar cierta similitud
estructural.
b.2.3. Comparación entre oriente y occidente
Las comunicaciones oral y escrita empezaron a compartir una historia común desde el surgimiento de las escrituras fonéticas, es decir,
desde el momento en que el signo escrito quedó constituido por un elemento visual asociado a uno sonoro. Pero esta relación no ha
sido unívoca ni ha evolucionado de la misma manera en todas las poblaciones con escritura.
Mientras las escrituras alfabéticas están basadas en una interpretación simbólica, organizada bajo la lógica de la doble articulación entre
monemas y fonemas, la interpretación de la escritura ideográfica conserva su raíz icónica, aún cuando en la actualidad los rasgos
pictóricos hayan borrado prácticamente su carga figurativa.
La forma de aprender los signos era por copia y repetición en el aprendizaje de la escritura se daba algo parecido, pues no se
enseñaba como en occidente el código básico (alfabeto) y sus reglas combinatorias, sino que se ejercitaba la escritura de cada signo,
dando importancia no sólo al concepto, sino también al trazo.
A partir de la revolución cultural, en la década de 1960, China se esfuerza por acotar sus repertorios básicos, para que resulten
accesibles a un mayor número de personas.
¿Podríamos, en nuestra cultura occidental, operar con una escritura de este tipo?
Según McLuhan, el paso de la oralidad a la escritura ha representado una revolución perceptiva, que ha implicado un desplazamiento del
oído como centro del acto de comunicación a la vista.
Vale decir, la escritura no habilita, de por sí y automáticamente, mejores procesos comunicacionales que la oralidad a nivel cognitivo.
Habilitará el desarrollo del pensamiento analítico. Y en este punto, vale arriesgar la hipótesis de que la cultura occidental ha desarrollado
esta forma de razón instrumental, analítica, que se coordina con la escritura alfabética, donde la explicitación del código y sus reglas
combinatorias antecede a la acción, y donde la característica del signo es su linealidad. En China, en cambio, donde prevalece un tipo
de pensamiento dialéctico, la forma de interpretación del signo es sintética, gestáltica, basada en procesos analógicos.
b.3. Escrituras fonéticas
Entre el 4.000 A.C. y 3.500 A.C se producen dos cambios en la escritura que van a resultar imprescindibles para la posterior
conformación del alfabeto. Por un lado se va ganando en regularidad en los significantes visuales (se repiten los mismos para cada
significado y se estandariza su forma1) y por el otro se ajusta la vinculación entre el significante visual y el auditivo, es decir, por primera
vez se establece una relación entre la escritura y la lengua oral.
Dados los cambios mencionados, fue posible dar el siguiente paso: independizar el pictograma de su denotatum original y vincularlo sólo
a su imagen acústica para formar un nuevo signo: el fonograma. Este salto se lograen Egipto hacia el 3500 a.C.2. con los fonogramas
o “signos clave”. El elemento fundamental que posibilitaba la interpretación de estos signos era el sonido. Este sonido asignado a la
figura provenía de la lengua oral, es decir que sólo pudo surgir en poblaciones que ya tuvieran escrituras fonéticas.
2
En México, este mismo tipo de signo aparecerá hacia los siglos XIII/XV
1
Por eso podemos encontrar numerosos registros de tablas de signos a modo de catálogos. “El 15 por ciento de las tablillas contienen
listas de nombres, incluyendo mercadería, animales y oficiales. Esas listas eran compiladas, seguramente, para establecer y enseñar a
los escribas un sistema de escritura reconocible y definitivo.” Proel, ob.cit.
Uniendo los sonidos de ambos pictogramas, y restando algunas letras, obtendremos la nueva palabra. Como se puede ver, al igual que
en la escritura pictográfica, existían problemas para identificar los elementos que componían el dibujo y para interpretarlos. El venado
parece bastante obvio, no así los dientes…pero aún con el venado, es difícil determinar si le corresponde el sonido “ciervo”, “venado”,
“gamo”, “antílope”, etc. Es decir, existían ambigüedades al momento de asignarles tal o cual imagen acústica. Y por si esto fuese poca
dificultad, los significantes del primer nivel no se trasladaban en su totalidad en todos los casos, sino que había un recorte, y no había
reglas estrictas para realizarlo. En el ejemplo mencionado, se eliminan las letras repetidas ( tl) y las dos finales de la segunda palabra
(ti). En el segundo caso, Coatepec, las imágenes acústicas que se unirán serán “coatl” (serpiente) y “tepec” (colina), conformando el
nombre de la ciudad Coatepec. Nuevamente observamos las mismas dificultades que en el ejemplo anterior. En función de las
dificultades mencionadas, no es descabellado afirmar que la única forma de tener chances de decodificar correctamente el signo será
conociendo su posible significado de ante mano.
b.4. Escrituras complejas
Podemos coincidir con Morhoouse en que la historia de la escritura no es una
historia que evolucione de manera lineal y única. Así, hacia el 3000 AC se
desarrolla en el antiguo Egipto, la escritura jeroglífica.
En las escrituras egipcias podemos registrar
distintas etapas, desde una pictográfica inicial
hasta el momento de su máxima perfección, hacia
el 1500 a.C., cuando los signos adquieren, con
las escrituras hierática y demótica (la primera
reservada a las escrituras sagradas y la segunda
a las de difusión, ambas en la ilustración que
acompaña este párrafo) un valor fonético
independiente del significado original de la imagen
pictórica (arbitrario). Pero en esta transición quedaron registros de las etapas intermedias, donde convivían en un mismo texto
pictogramas, ideogramas y las primeras letras. Muchos de estos registros aún hoy
ofrecen dificultades para su decodificación. Por ejemplo, un mismo grafo podía estar
cumpliendo distintas funciones, supongamos que encontramos el dibujo de una boca
(ro), podría estar refiriendo al objeto boca, a la sílaba “ro” o a la letra “r”, y si estuviera cruzada por ejemplo por “nu” (agua) podía
significar “beber”3. Los jeroglíficos, a diferencia de la escritura cuneiforme que veremos a continuación, tenían trazos sumamente
detallados pues al estar realizados sobre papiro y con tinta y pincel, permitían líneas muy delgadas y no ofrecían mayores dificultades
para las formas curvas, por eso mantuvieron su aspecto figurativo aún cuando estuviesen operando como letras. Trabajaban además una
amplia gama de colores cuando escribían en este soporte, no así cuando lo hacían en otros materiales como madera o piedra. Se
hipotetiza que la aparición de la letra estuvo motivada por la necesidad de escribir nombres propios.
Escritura Cuneiforme:
La evolución de las escrituras cuneiformes, cuyos primeros registros provienen del 3.000 a.C., recorre pasos similares a las otras
escrituras: de formas figurativas a formas abstractas y regulares, de descoordinación entre lengua oral y escrita a una correspondencia,
3
Ejemplo extraído de la enciclopedia El Mundo que nos rodea, tomo: “El libro y la escritura”, dirigida por Ivan Illins.
pero es interesante destacar como el tipo de soporte en el que se escribía, aceleró o aplazó la abstracción de la forma. Los primeros
registros, como dijimos y según se ve en la tabla que acompaña este párrafo, consistían en escrituras pictográficas cuyos signos eran
íconos de los objetos representados (realizados inicialmente en piedra o barro). El soporte donde se los trabajaba eran unas tabletas de
arcilla a las cuales se marcaba con cuñas. Esto dificultaba las líneas curvas y extensas, pues por un lado, la presión de la arcilla volvía
a cerrar la línea y por el otro cerraba las líneas curvas. Por otra parte, la forma triangular que adquiría el remate de la cuña hizo que
rápidamente los dibujos se diferenciaran de los objetos inicialmente designados. Por otra parte, antes de que se diera este proceso,
hubo un cambio de dirección en la escritura (se cree que por una cuestión de comodidad, ya que antes se escribía de arriba hacia abajo
y se pasó a escribir de izquierda a derecha) que hizo que la totalidad de los signos modificara 90* la orientación e hiciera que en
algunos casos fuese imposible reconocer el objeto denotado (véase en el ejemplo anterior el pictograma de pájaro, como pierde su
similitud icónica en la segunda columna, al cambiar la dirección). Los pueblos que posteriormente desarrollaron alfabeto no tomarán esta
dirección de escritura hasta los griegos atenienses. Es interesante destacar como la dirección de escritura orienta la percepción en cada
cultura.
Hacia el 1500 A.C. la escritura cuneiforme ya había
adquirido valor fonético y había estandarizado sus
repertorios silábicos, aunque su decodificación seguía
siendo problemática en tanto un mismo signo poseía
varios valores fonéticos, y sólo se podían comprender
de cual se trataba por la intervención de varios
criterios simultáneos.
Entre el 1300/1000 AC, se desarrollan los
primeros alfabetos, el más antiguo es el cananeo, hacia el 1300 a.C., del cual deriva el alfabeto fenicio, uno de los alfabetos más
tempranos (1100/1000), del cual derivará inmediatamente el hebreo (1000 a.C.). Los fenicios eran un pueblo que ejercía el comercio
marítimo, lo cual favorecía el contacto con muchos pueblos que manejaban diferentes lenguas y con
los cuales establecían relaciones comerciales. En este contexto, y en parte estimulado por la
necesidad de establecer un código taxativo para comunicarse, los fenicios desarrollan uno de los
primeros alfabetos de los que se tiene registro. El mismo contaba con 22 letras consonantes,
quedando las vocales sin registro escrito, aunque continuaban presentes en la lectura. Actualmente, el
hebreo conserva esa característica, aunque para facilitar el aprendizaje, al iniciarse en su
lecto-escritura se utiliza una serie de signos formados por puntos para señalar el lugar donde
deberían estar presentes las vocales. Es interesante notar que los niños pequeños reproducen esta
secuencia, no escribiendo las vocales en sus primeras escrituras, aún cuando
las saben dibujar y leer4.
Grecia conoce este alfabeto y lo perfecciona agregándole las
vocales, quedando conformado por veintisiete letras, todas
mayúsculas. De los cuatro alfabetos que coexistieron en el mundo griego, estos son el
antiguo (es el que vemos acompañando este párrafo), el occidental, el oriental y el
clásico, es el "clásico" el que ha llegado difundido hasta nuestros días. El
alfabeto se desarrolló durante la época de esplendor de Atenas, hacia el 400 a.C,
el cual además de poseer vocales había adquirido la dirección de lecto-escritura que actualmente tienen
los pueblos occidentales. ¿Cómo hicieron los griegos, que escribían las vocales, para adaptar un alfabeto consonántico? Lo que hicieron
fue tomar algunas letras que los fenicios utilizaban como consonantes y les asignaron el valor de vocal, tal es el caso de Aleph (cuyo
pictogramaoriginal era la cabeza de un buey) que pasará a ser Alfa. Vamos a ver que en la escritura griega van a predominar las
formas angulares (en este párrafo vemos el alfabeto griego clásico). Esto se debe a que el soporte principal era la piedra. Es notable
como los aspectos de la producción material de los signos han ido favoreciendo unas u otras formas. En el caso de la escritura
cuneiforme prevalecerán formas lineales que rápidamente evolucionaron hacia la no figuración, en los escritos egipcios, gracias al uso
del papiro y el pincel como ya mencionamos, se vieron favorecidas las formas detalladas e icónicas. Desde estas apreciaciones es válido
considerar que la tecnología de producción del signo es una parte fundamental de las condiciones de posibilidad de su forma. Estas
posibilidades de variación morfológica han alcanzado su punto máximo de diversidad en la década de los 80 a partir de la
informatización del diseño de tipos.
Los romanos conquistaron Grecia, y también sus alfabetos, heredándonos la famosa "Romana"
(conocida actualmente como “Romana clásica”) tallada en la columna erigida por Trajano. Prácticamente
no realizan modificaciones al alfabeto griego, limitándose a unas pocas cuestiones de forma, agregándole
mayor armonía y limpieza al trazo.
4
Bauer ha realizado investigaciones con niños, los cuales han podido inventar con rapidez alfabetos consonánticos, muchos de ellos con
una notable similitud con el alfabeto semita (citado en Moorhouse, 1993, p.165 y 166).
Desde las Escrituras conventuales a la actualidad
Paralelamente al formato de letra “romana”, que estaría compuesto, al igual que su antecesor, por veintisiete letras
mayúsculas, se desarrolla el alfabeto rústico, con el mismo repertorio de signos, pero con un formato muy diferente debido al empleo de
la pluma y el trazo manuscrito. Esta tipografía compartirá rasgos similares con otras escrituras manuscritas posteriores, como por ejemplo
la uncial, (siglo IV), o la gótica (siglo VIII) sirviendo de antecedente de las formas minúsculas. Pero será recién durante el imperio de
Carlomagno (siglo IX), que aparecerán las minúsculas. La llamada escritura carolingia o carolina fue diseñada por uno de los pedagogos
del rey, un monje llamado Alcuino, el cual estableció además el uso de los signos de puntuación y la utilización de las mayúsculas al
inicio del párrafo. Paralelamente, entre los siglos IX y XII se consolida la utilización de espacios entre las palabras, lo que va a posibilitar
la lectura silenciosa, dando lugar al pasaje de la lectura colectiva en voz alta a la lectura individual en silencio.5 Un tercer tipo de letra
que aparece en esta época -poco antes, hacia el siglo VIII- es la gótica, que cobraría fama por ser el tipo de carácter seleccionado por
Gutemberg para realizar sus impresos (Parramón, 1987). El aspecto irregular de los bastones en la gótica, (característica que compartirá
con varios otros tipos de letras) se debe al uso del cáñamo y tinta para escribir; el uso de firuletes en la letra realizada a mano, sufrirá
simplificaciones al comenzar a utilizarse en la imprenta.
Los primeros incunables6 fueron impresos en caracteres góticos. Con esta acción, además de difundir esos caracteres por toda
Europa, Gutemberg y sus discípulos lo convirtieron en el más típico de Alemania. Pero ya hacia el 1470, en Italia, se comenzó a utilizar
la romana, diseñada por Nicolás Jenson (basada en el mencionado grabado de la columna de Trajano) para las mayúsculas y el estilo
medieval o humanístico para las minúsculas. Jenson, junto a un grupo de filósofos, pertenecían a la corriente humanista, por lo que
sostenían entre otros principios, la necesidad de valorar lo latino; es en ese contexto en el cual Jenson va a recuperar la romana clásica
y ajustando las medidas armónicamente va a diseñar su alfabeto. El resto del grupo actuará posteriormente de la misma manera.
Entre los impresores que realizaron las modificaciones más significativas de este tipo de letras encontramos a Aldo Manuzio
–en 1501 inventó el estilo itálico o cursivo, según él dice, para economizar espacio-, quien contribuyó de manera determinante a la
difusión de los textos clásicos. Le siguen otras, pero la más famosa en la diseñada por el francés Garamont en 1544. Posteriormente
cabe mencionar al inglés Baskerville (1757), al francés Didot (1775) y al italiano Bodoni (1780).
Hacia el 1800 se comienza a utilizar la escritura inglesa, diseñada por el francés Fermín Didot a pedido del rey Jorge IV para
imitar la escritura del palacio de Buckingham. Como ya habíamos mencionado con Carlomagno en párrafos anteriores, es habitual
encontrar que en los lugares donde hay cristalización de poder, se soliciten alfabetos particulares que sirvan por un lado de marca
original y, por esto mismo, que impidan la falsificación de los documentos oficiales.
Otro estilo que surge hacia el 1815 con el tipo "Época" tiene como características que sus serifas7 ofrecen una forma
rectangular. Pertenecen a esta familia los tipos Egyptienne (egipcios), Clarendon y Volta.
Debieron pasar varios años para que surgiera un nuevo corte de letras: "El nuevo estilo fue el de palo seco (lineal), que en
vez de bastones finos y gruesos mantiene todos los trazos de igual grosor y suprime el serif, por lo cual se denomina sans serif (sin
serifa). Su estructura responde al diseño del alfabeto griego clásico. Nació como alfabeto para anuncios, carteles y rótulos en la época
de auge de las competencias comerciales e industriales. Esta clase de tipos fue considerada durante mucho tiempo como un producto
vulgar, sin ningún valor artístico (por eso se le llama en los países europeos no latinos: grotesca)”. (Brajnovic, 1979)
Este tipo de letra se empleará en la prensa y en las revistas para los grandes titulares, desde los años 30 hasta la actualidad.
¿Por qué sólo para los títulos?, pues porque su diseño viola la regla básica de la legibilidad: el refuerzo de los rasgos diferenciales entre
letras8. Como vemos, no sólo conceptualmente reconocemos los signos por diferencia, tal como nos decía Saussure, sino también en el
aspecto formal. Si los tipos tienen rasgos similares entre si, la lectura resultará monótona, lenta y ofrecerá mucha más dificultad.
8
"Desde la aparición de los periódicos impresos -tanto en caracteres góticos como romanos- la legibilidad de los tipos de letra fue
acentuada más que antes o, por lo menos, fue tratada como un problema especial, unido con el problema de la difusión. Generalmente
los periódicos utilizaban para el texto la romana antigua o la romana moderna en sus diversas variantes. Así por ejemplo, The Times
utilizó casi un decenio el Ancien oeil, de Calson, para pasar luego al uso del Oeil moderne y a finales del siglo XVIII al "viejo estilo
restaurado", es decir, otra vez al Anciene oeil, corregido y mejorado por los diseñadores Miller y Richard. Mientras tanto, en el
continente europeo se emplean los tipos de Elzevir, Garamont, Didot, Grandjean, Ibarra, Bodoni u otros similares producidos con alguna
variante en las fundidoras nacionales o locales. A su vez en los Estados Unidos de América la Compañía Mergenthaler Linotype había
creado una familia de caracteres del mismo estilo, denominado Ionic, ideada y realizada especialmente para periódicos". (Brajnovic,
1979)
7
Se denomina Serifa al remate del bastón que presentan algunas letras. El grupo de tipografías de la familia “sans serif” o “sin serifas”
no poseen estas muescas, por lo que reciben el nombre de tipografías de “palo seco”.
6
Se denominan de esa manera a los libros impresos durante los cincuenta primeros años de la imprenta, donde se buscaba imitar obsesivamente los
rasgos de la escritura manual, incluso se reproducían sus errores, para darle un aspecto artesanal al escrito.
5
Antes de esto, era necesario recurrir a la lectura en voz alta para entender el sentido del texto, pues era un solo párrafo corrido, sin
separación de palabras, que al ser escuchado podía comprenderse.
Hace algunos años, y porel cada vez más sencillo acceso al diseño de páginas y documentos informáticos, se ha difundido el
uso de esta familia tipográfica para los bloques de texto, y se ha reforzado como una moda que nació involuntariamente pero que cada
vez se asienta más. La más representativa de las grotescas es la Futura, diseñada por Paul Renner en 1925. A este modelo le siguen,
entre otros, los tipos Venus, Folio y Univers. También podemos citar el tipo Times (1932) y la antigua Sabon (1967).
A su vez, estos estilos se constituyen en familias tipográficas, donde tenemos numerosos tipos diferentes entre sí en detalles,
pero iguales en los rasgos determinantes9.
Los tres grandes motores que han orientado las búsquedas de cambios y evoluciones tipográficas fueron -y son- la legibilidad
(donde la forma de garantizarla es mediante la acentuación de los rasgos diferenciales y simultáneamente simplificación de la forma), la
necesidad comercial de novedad u originalidad y el requerimiento económico de ahorro de espacio (más tipos por renglón).
El diseño de tipos para imprenta debía tener en cuenta, además de las pautas de diseño mencionadas anteriormente para los
tipos en general, la resistencia de las matrices ante la potente presión ejercida por la máquina de imprimir. También debía contemplar la
perfecta impresión en un papel de calidad inferior (como lo es el del periódico) y, como dijimos antes, ganar espacio. Por responder a
todas estas necesidades, la Times New Roman (creada y utilizada por The Times hacia 1930) desplazó a la Ionic (72 caracteres por
renglón contra 55 de esta última) y ganó afinidad entre las fundidoras y editores.
En la actualidad existen infinidades de variaciones de estas familias y el acceso a ellas es muy fácil. Sin embargo el cambio
reiterado de tipografía en un periódico -sobre todo en lo que hace al cuerpo de texto- no es frecuente.
Retomando y sintetizando los principales ejes evolutivos de la tipografía, podemos observar que los mismos recorren el aspecto
tecnológico, el formal y el comunicacional a lo largo de toda su historia.
En el sentido tecnológico los esfuerzos se centran -una vez inventada la imprenta- en lograr la adecuada resistencia de la
matriz y de los mismos tipos ante las melladuras, curvaturas, etc.; también a lograr una eficaz relación entre matriz, tinta y papel, de
acuerdo con las características de este último, que evoluciona con rapidez desde comienzos del siglo XIX; complementariamente, en
superar las limitaciones del sistema tecnológico en costos, tamaño de pliegos, etc., ahorrando espacio (más tipos por renglón). Tales
esfuerzos se notan a lo largo de la historia en forma correlativa al avance tecnológico general: Se producen exploraciones e
innovaciones en los ochenta años posteriores al invento de Gutenberg que dan los resultados ya reseñados, con gran interés en lograr
ahorro de espacio y resistencia; luego reaparecen novedades en la época de aplicación de la prensa holandesa, en el siglo XVIII,
cuando también se está masificando fuertemente la edición de periódicos y sus tiradas; Finalmente, las indagaciones tecnológicas siguen
el ritmo -con sus aceleraciones en momentos críticos- de las sucesivas revoluciones industriales en el capitalismo, optimizando su rol en
el sistema tecnológico en forma competitiva, no sólo en la búsqueda de resultados económicos sino como signo en sí mismo de tal
competitividad ante el consumidor, tal como sucede con otros elementos de la prensa. Por ello vamos a encontrar en los periódicos
abundantes anuncios publicitando las incorporaciones tecnológicas experimentales.
En el sentido formal, las búsquedas se centraron en legibilidad, y más adelante incorporaron la necesidad de novedad,
originalidad, diferenciación, gratificación extra, etc. que caracteriza la construcción de la mercancía en el capitalismo moderno. Durante el
siglo posterior a Gutenberg la legibilidad no sólo se orientaba a la percepción visual más cómoda, sino a caracteres comunes a los
distintos pueblos europeos que recién comenzaban a comunicarse en forma regular y sistemática. El desarrollo del capitalismo en el siglo
XVIII con su expansión de la prensa y más aún la primera revolución industrial exigieron al máximo estas investigaciones e
incorporaciones. Desde fines del siglo XIX queda ya en primer plano la competencia por diferenciar el material en tanto mercancía, y
por lo tanto las búsquedas en tipografía se orientarán a la persuasión, a reforzar la idea de ser un producto "moderno, al día" y
complementariamente funcional, legible.
Desde el punto de vista comunicacional, la primera etapa se centró en lograr tipos comunes para uso en diversos países, para
organizar mensajes en diversos idiomas, y para demostrar capacidad de ocupar el espacio y reemplazar a los copistas y amanuenses. El
rol de la consideración de la tipografía como elemento a trabajar era organizar mejor códigos legibles y accesibles a diversos pueblos,
culturas e idiomas. La segunda gran etapa se caracteriza por las primeras grandes expansiones de la prensa (siglo XVIII) y sus luchas
por la libertad junto a las revoluciones democráticas burguesas. En esta etapa la tipografía continúa en búsqueda de modelos cada vez
más universales, legibles y económicos, en tanto también colabora con la reafirmación de su identidad: comienza a haber formatos
universales -incluyendo el aspecto tipográfico- para los diarios. La tercer gran etapa se produce con la consolidación de la economía
capitalista industrial y de las revoluciones burguesas, desde mediados del siglo pasado: el nacimiento del diseño como operación
analítica sobre cualquier pieza de uso humano para optimizarla en términos de mercancía, de funcionalidad y de estética, situación en la
cual la tipografía se constituye rápidamente en uno más de los diversos aspectos que la gráfica busca optimizar.
Bibliografía de referencia:
● Bengt, Oldenburg: "John Bell y la tipografía moderna en Inglaterra". En: Revista Tipográfica, n°5. Editorial Jorge Fonata.
Buenos Aires, 1989.
9
Los rasgos variantes e invariantes de un tipo de letra pueden resumirse en: tamaño -puntos-, densidad -bold, normal, laight-, dirección
-derecha o normal e inclinada o cursiva- y saturación -condensada, normal o expandida-.
● Frutiger, Adrián: Signos, símbolos, marcas, señales. Editorial Gustavo Gili. Colección GG Diseño, Barcelona 1985.
● Moorhouse, Alfred Charles: Historia del Alfabeto, Fondo de Cultura Económica, México, 1985. 1º ed. 1961.
● ONG,W.- Oralidad y escritura. México, ed. F.C.E, 1993
● Parramón, José: Así se dibujan letras, rótulos. Editorial Parramón S.A., Barcelona, 1987.
● Perfect, Christopher: Guía completa de la tipografía. Editorial Blume, Barcelona, 1994.

Otros materiales