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802 Oncología ginecológica SECCIÓ N 4 de la incisión. En un estudio prospectivo con distribución al azar hecho por GOG en 114 mujeres, la estrategia mencionada generó resultados mejores que la ablación extendida de ganglios pélvicos, especialmente en casos en que había la sospecha clínica o había ganglios linfáticos ulcerados y fi jos o afectación metastásica de dos o más ganglios inguinales (Homesley, 1986; Kunos, 2009). La adición de antineoplásicos como el cisplatino a la radiotera- pia, ha recibido la poderosa infl uencia de los progresos en el trata- miento del cáncer cervicouterino y del carcinoma epidermoide del conducto anal. Aún más, la extrapolación de la efi cacia registrada en investigaciones en fase II en cánceres vulvares más avanzados localmente sugiere su utilidad en el posoperatorio en mujeres con metástasis de ganglio linfático. Sin embargo, la rareza del cáncer vulvar es un obstáculo que impide completar una investigación más defi nitiva en este terreno. ■ Cáncer vulvar de estadio IVA Los cánceres vulvares avanzados localmente abarcan la zona supe- rior de la uretra, la mucosa de la vejiga o del recto, o los huesos pélvicos, y a veces se acompañan de metástasis en ganglios ingui- nales o de ganglios ulcerados y fi jos. En ocasiones, las mujeres con cánceres vulvares de estadio IVA pueden ser tratadas con cirugía primaria radical. Con frecuencia mucho mayor, el tamaño y el sitio del tumor son los elementos que obligan a practicar alguna forma de exenteración quirúrgica para extraer toda la lesión y aún así quedar con bordes adecuados. Los cánceres vulvares no extirpables, avanzados localmente, pueden ser tratados de manera efi caz con quimiorradiación para llevar drásticamente la ablación al mínimo. Los datos de dos estu- dios de fase II realizados por GOG han demostrado la posibilidad de realizar esta estrategia. En el primer estudio (protocolo #101), fueron tratadas 73 muje- res con cáncer vulvar epidermoide en estadio III-IV no extirpable clínicamente con un ciclo “segmentado” de cisplatino/5-fl uoro- uracilo y recibieron una dosis de radiación planeada de 4 760 cGy (Moore, 1998). En el segundo estudio (protocolo #205) fueron sometidas a valoración 58 pacientes similares, que recibieron sema- nalmente cisplatino y una dosis de radiación total de 5 760 cGy (Moore, 2011); este último estudio produjo una cifra mayor de respuesta (64% en comparación con 48%), que el estudio inicial. Sin embargo, no se ha dilucidado si el benefi cio observado provino en su mayor parte del régimen quimioterápico o del incremento de la dosis de radiación. En la práctica de los autores se plantea la necesidad de quimio- radiación preoperatoria a base de cisplatino si las mujeres tienen: 1) lesiones primarias extensas que obligarían a exenteración pélvica o 2) tumores primarios no operables. En los casos en que la paciente no tiene ganglios inguinales fi jos, por medio de la linfadenectomía inguinocrural previa al tratamiento se puede valorar la necesidad de radiar la ingle. Si persiste enfermedad residual después de la quimiorradiación está indicada la ablación local. Para las pacientes sin enfermedad macroscópica y una respuesta completa a la qui- miorradiación no se ha precisado la necesidad de operar. ■ Cáncer vulvar en estadio IVB Es necesario individualizar el tratamiento de pacientes con metás- tasis a distancia, y para lograr paliación se sigue una estrategia mul- timodal. VIGILANCIA Después de completar el tratamiento primario todas las pacientes son sometidas a una exploración física minuciosa que incluye pal- pación de ganglios inguinales y tacto ginecológico cada 3 meses en los primeros 2 a 3 años. Para esa fecha se programan exploraciones de vigilancia cada 6 meses hasta completar un total de 5 años. Después de ese lapso las mujeres sin enfermedad pueden ser revisa- das cada año. Se practica vulvoscopia y se toma material de biopsia en caso de que surjan áreas “dudosas” durante la anamnesis o la exploración física. También se realizan, según convenga, estudios radiológicos y tomas de material de biopsia para identifi car alguna posible recidiva tumoral. RECIDIVAS En la paciente que acude con una recidiva sospechada habrá que completar una valoración minuciosa para precisar la extensión de la enfermedad. ■ Recidivas vulvares En el caso de las recidivas vulvares locales, que son las más comunes por lo regular, la mejor opción es una nueva ablación operatoria. Si las lesiones son de menor tamaño es apropiada la vulvectomía radi- cal parcial; las recidivas centrales de mayor tamaño que abarcan la uretra, la vagina o el recto, que están en un campo al cual se había aplicado radiación, necesitan de la exenteración pélvica total con apli- cación de colgajo miocutáneo. Para conservar la función sexual se puede completar la reconstrucción vaginal como se describe en la Sección 44-10 (pág. 1292) en el momento de la operación o des- pués de un breve intervalo posoperatorio. En mujeres que no son elegibles para la cirugía, cabe recurrir a la radiación con haz externo en combinación con braquitera- pia intersticial. Sin embargo, al haber aplicado ya radioterapia no siempre surge tal posibilidad, y quizá las medidas más adecuadas son las de sostén. ■ Recidivas a distancia Las recidivas en ganglios inguinales conllevan un mal pronóstico y casi siempre son precursoras de la muerte. Son pocas las mujeres que viven al fi nal del primer año de haber planteado dicho diag- nóstico. Se puede brindar la quimioterapia paliativa a mujeres con metástasis a la pelvis o a distancia. Sin embargo, son escasos los datos que indican que con la quimioterapia se logra una palia- ción efi caz. Solamente la doxorrubicina y la bleomicina al pare- cer muestran actividad “reproducible” como agentes solos. Con la combinación de antineoplásicos a base de platino se ha observado una actividad pequeñísima en los cánceres vulvares recurrentes (Cunningham, 1997; Moore, 1998). TRATAMIENTO DURANTE EL EMBARAZO Rara vez surgen cánceres epidermoides de la vulva que se diagnos- tican y tratan quirúrgicamente durante el embarazo y su incidencia es de 1 caso por 20 000 partos (DiSaia, 1997). A pesar de todo, si surge alguna lesión sospechosa debe ser revisada y de ella se tomará 31_Chapter_31_Hoffman_4R.indd 80231_Chapter_31_Hoffman_4R.indd 802 06/09/13 21:5506/09/13 21:55 GINECOLOGÍA������������������������������������������������� SECCIÓN 4 ONCOLOGÍA GINECOLÓGICA���������������������������������������������������������������������������������������������������������������� 31. CÁNCER INVASOR DE LA VULVA���������������������������������������������������������������������������������������������������������� VIGILANCIA���������������������������������������������� RECIDIVAS������������������������������������������� TRATAMIENTO DURANTE EL EMBARAZO�������������������������������������������������������������������������������������������������������������
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