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GINECOLOGIA (825)

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804 Oncología ginecológica
SECCIÓ
N
 4
pacientes someterse a vulvectomía parcial radical con un borde 
operatorio de 1 a 2 cm (Irvin, 2001). 
Otro elemento importante que anticipa el pronóstico es la pre-
sencia y el número de metástasis ganglionares. La incidencia de 
metástasis ganglionares ocultas en la ingle es menor de 5% en el 
caso de melanomas delgados que miden <1 mm y más de 70% 
para lesiones que tienen >4 mm (Hoskins, 2000). La decisión de 
practicar linfadenectomía inguinocrural o biopsia de un ganglio 
centinela deben “equipararse” con la posible morbilidad de cada 
técnica, contra la escasa utilidad del tratamiento complementa-
rio (quimioterapia después de extirpar quirúrgicamente el tumor 
maligno o tratamiento posquirúrgico) contra las metástasis. Los 
autores tienen por costumbre realizar la linfadenectomía ingui-
nocrural apropiada con base en el espesor de la lesión junto con 
una vulvectomía parcial radical. En algunas pacientes con mela-
noma cutáneo que abarca otras superfi cies corporales, los datos de 
investigaciones han sugerido que la quimioterapia complementa-
ria puede ser benefi ciosa para evitar recidivas. De manera especí-
fi ca, se ha demostrado que las dosis altas de interferón alfa como 
complemento mejoran los índices sin progresión y de superviven-
cia global en mujeres con melanoma cutáneo (Lens, 2002). Sin 
embargo, ante el corto número de personas con melanoma de la 
vulva, ningún estudio hasta la fecha ha cuantifi cado el benefi cio de 
esta medida quimioterápica complementaria en ellas. Aún más, la 
tolerancia al régimen con interferón ha seguido siendo una barrera 
en cuanto a la aceptación por parte de la paciente.
En términos generales, los melanomas de la vulva conllevan un 
mal pronóstico y tienden a aparecer localmente y enviar metástasis 
a distancia por diseminación hematógena. Las personas mueren del 
melanoma vulvar más a menudo como consecuencia de los efectos 
de las metástasis muy difundidas que abarcan preferentemente los 
pulmones, el hígado y el cerebro. En la base de datos del estudio 
llamado Resultados Finales y Epidemiología de Vigilancia (SEER, 
Surveillance Epidemiology and End Results) en 644 personas, los 
índices de supervivencia quinquenales específi cos de personas con 
enfermedad localizada, regional y a distancia fueron de 75, 39 y 
22%, respectivamente (Sugiyama, 2007).
 ■ Carcinoma basocelular
El carcinoma basocelular (BCC, basal cell carcinoma) de la vulva 
abarca menos de 2% de todos los cánceres en dicho órgano y se le 
detecta más a menudo en ancianas (DiSaia, 1997). Por lo regular 
las lesiones surgen en los labios mayores. En la vulva BCC se carac-
teriza por hipopigmentación, prurito y una imagen clínica que 
suele remedar otras dermatosis como eccema, psoriasis o intertrigo. 
Como consecuencia, a veces hay retraso en el diagnóstico preciso y 
por lo regular se hace después de tratar otras supuestas dermatosis 
infl amatorias infecciosas. 
Se piensa que el principal factor de riesgo de que surja BCC 
en zonas expuestas a rayos actínicos es la radiación ultravioleta, 
pero su aparición en áreas protegidas de dichos rayos plantea la 
posibilidad de otros agentes etiológicos no defi nidos aún. Los datos 
publicados sugieren que el traumatismo local y la senectud pueden 
contribuir a la aparición de BCC en dichos sitios (LeSueur, 2003; 
Wermuth, 1970). El carcinoma basocelular debe ser extirpado por 
una ablación local amplia y dejar como mínimo un borde operato-
rio de 1 cm. También hay que obtener bordes profundos de 1 cm. 
Rara vez hay propagación linfática o a distancia. A pesar de ello se 
detectan a veces recidivas locales, particularmente en neoplasias en 
que se dejó un margen de ablación subóptimo.
 ■ Sarcoma vulvar
El sarcoma de la vulva es raro, y algunos de los tipos histológi-
cos más frecuentes son el leiomiosarcoma, el histiocitoma fi broso 
maligno, el sarcoma epitelioide y el tumor rabdoide maligno. En 
forma típica aparecen los tumores en la forma de masas aisladas 
en labios mayores, clítoris o glándulas de Bartholin (fig. 31-11). 
A diferencia del carcinoma epidermoide de la vulva, los límites de 
edad de las mujeres afectadas son mucho más amplios, y también 
varía un tipo histológico de otro. No se han publicado grandes 
series que señalen el tratamiento del sarcoma vulvar. El tratamiento 
recomendado de casi todos los tipos es la cirugía primaria seguida 
de radioterapia, quimioterapia o ambas, como técnicas comple-
mentarias.
 ■ Carcinoma de la glándula de Bartholin
La glándula de Bartholin puede ser el asiento de neoplasias malig-
nas primarias como adenocarcinomas, carcinomas epidermoides 
CUADRO 31-6. Microestadificación de los melanomas 
vulvares 
Niveles de Clark Chung et al. Breslow
I Intraepiteliales Intraepiteliales <0.76 mm
II Penetra la dermis 
papilar
≤1 mm desde la 
capa granulosa
0.76-1.50 
mm
III Llena las papilas 
dérmicas
1.1-2 mm desde la 
capa granulosa
1.51-2.25 
mm
IV Penetra la dermis 
reticular
>2 mm desde la 
capa granulosa
2.26-3.0 
mm
V Penetra la grasa 
subcutánea
Penetra la grasa 
subcutánea
>3 mm
Con autorización de Hacker, 2005.
FIGURA 31-11. Sarcoma epitelioide vulvar.
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