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Filosofía Antigua 2018-19

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ANTIGUA Y MEDIEVAL
HISTORIA DE LA FILOSOFÍA
NEREA PÉREZ
2018/ 2019
 
TÓPICOS EN TORNO AL NACIMIENTO DE LA 
FILOSOFÍA GRIEGA
 Supone el ‘paso del mito al logos’. Se abandona 
definitivamente el pensamiento mítico (irracional, 
infantil, inferior) y se alcanza una razón universal.
 Supone una des-sacralización, el abandono de 
la explicación divina. 
 Se desarrolla en etapas y temas: primera etapa 
‘cosmológica’, centrada en la naturaleza (preso-
cráticos); segunda etapa ‘antropológica’, centrada 
en el hombre (Sócrates).
En el s. XIX, en pleno auge del colonialismo eu-
ropeo, se instaura la idea de que la aparición de 
la filosofía griega equivale al nacimiento de la 
razón: una razón única, común a toda la huma-
nidad. La historia del pensamiento se presenta 
como un proceso unitario y ascendente: todo pa-
sado es inferior al presente y las diferencias cul-
turales se interpretan como grados de desarrollo.
Bajo esta explicación subyace un prejuicio etnocen-
trista: Grecia legitima la superioridad de Occidente. 
¿QUÉ ES CIERTO?
 
• La racionalidad mítico-religiosa es más 
antigua que la filosófico-científica. El mito 
pertenece a la expresión simbólica, el pen-
samiento científico resuelve problemas.
• La filosofía griega se nutre de elementos 
míticos, no existe un corte radical. 
• La comprensión mítico-religiosa no fue 
relegada, permanece en toda la Grecia 
antigua.
• Los primeros filósofos cuestionan la ima-
gen de los dioses olímpicos, pero justifican 
sus explicaciones a partir de principio de 
caracter divino.
• No hay etapas. Los presocráticos se cen-
tran en la naturaleza, pero no son ajenos a 
la realidad política.
LA FILOSOFÍA GRIEGA ES UNA 
DETERMINADA
FORMA DE RACIONALIDAD, 
QUE OBEDECE A UN 
CONTEXTO Y CIVILIZACIÓN 
ESPECÍFICA.
s. XIV - XII a.C.
Esplendor de las monarquías mi-
cénicas. Grecia se divide en reinos 
gobernados por monarcas, con 
una aristocracia guerrera, y funda 
s. XI a.C.
Caída de los 
reinos micéni-
cos. Invasión 
de los pueblos 
dorios.
s. XI - IX a.C.
Siglos oscuros o periodo 
geométrico. Se pierde 
el uso de la escritura, se 
rompen los contactos 
comerciales con Oriente y 
la economía se contrae.
s. VIII - VI a.C.
Época arcaica. Se rompe el aislamiento 
con Oriente, se produce la segunda colo-
nización (Jonia, Mar Negro) y se importa 
el alfabeto fenicio.
FORMACIÓN DE LAS POLIS
• Fragmentación del poder político: de pocos terri-
torios controlados por monarcas a numerosas ciu-
dades autónomas. En cada polis aparece el arcon-
tado (magistrados electos temporales) y crece el 
poder de la asamblea. La ciudad se agrupa en torno 
al ágora, la plaza pública donde se debate. La sobe-
ranía ya no es propiedad de un solo individuo.
•Política agonística: adopta la forma de agón, un 
combate que se desarrolla en el ágora. Se traslada 
el agón guerrero al agón político, los conflictos de 
dirimen mediante acuerdos.
•Espíritu igualitario, primeras constituciones y le-
yes. Aparecen las ideas de isonomía (igualdad ante 
la ley), isomiría (igualdad en el reparto de tierras) e 
isegoría (igualdad en el uso de la palabra).
•Preeminencia de la palabra: discutir, argumentar, 
persuadir. Los arcontes, elegidos por la asamblea, 
explican sus decisiones.
•Aparece lo público: interés común frente al pri-
vado y prácticas políticas abiertas. La escritura se 
generaliza, favoreciendo la discusión cultural y el 
saber.
RELIGIÓN GRIEGA
Es una religión politeísta, los dioses no son omnipo-
tentes (hay una fuerza superior: la moîra, el desti-
no). Carecen de texto sagrado y de una casta sacer-
dotal: no hay dogmas fijos.
En las ciudades-estado aparecen los ‘dioses tutela-
res’, que las protegen. Existen también religiones 
mistéricas (sectas) y tiene gran importancia la adi-
vinación.
NACIMIENTO DE LA FILOSOFÍA
Los regimenes democráticos tienen problemas 
para distribuir el poder, creando una constante 
inestabilidad política. Algunas ciudades recurre a 
un tirano (gobernante que promulga una constitu-
ción y leyes). La legitimidad del poder se expleca 
con tres modelos racionales:
• Modelo religioso: ligado a las religiones tutela-
res, su portavoz es la poesía. Las creencias religio-
sas regulan la vida cívica y la educación.
• Modelo retórico: propone que los conflictos los 
resuelve la discusión y la persuasión. La política 
pasa a ser un pacto entre hombres y cuestiona los 
privilegios de las clases aristocráticas.
• Modelo filosófico-científico: valora la naturaleza. 
Los milesios se preguntaban cuál es la soberanía 
(arché) de la naturaleza (phýsis), buscando una res-
puesta racional, basada en argumentos.
Las principales producciones filosóficas son del 
s. IV a.C. y se sitúan en las colonias griegas de 
Asia Menor, en Jonia. Su aparición no es un fe-
nómeno aislado, se enmarca en una eclosión de 
nuevas formas culturales: poesía lírica, nacimien-
to de la geografía, astronomía, medicina...
Solo se conservan dos grupos de documentos 
literarios más antiguos: los poemas homéricos 
(s.VIII a.C.) y los poemas de Hesíodo (s. VII a.C.).
Todos los fragmentos de los presocráticos nos 
han llegado indirectamente, a través de filósofos 
posteriores que los citan. Estos transmisores or-
ganizan e interpretan el material según su propio 
criterio.
TRADICIONES
1. Primeros filósofos (Jonia, Asia Menor): Milesios (s. VII - VI a.C.; Tales, Anaximandro y Anaxímenes), 
Jenófanes de Colofón (s. VI - V a.C.) y Heráclito de Éfeso (s. VI - V a.C.).
2. Pitágoras de Samos (s. VI a.C.): procede de Jonia pero lleva a cabo su actividad en Crotona (Italia).
3. Parménides (s. VI - V a.C.): se sitúa en Elea (Italia). Zenón de Elea y Meliso de Samos continúan su 
obra.
4. Los pluralistas estudian los problemas planteados por Parménides: Empédocles de Agrigento (s. V 
a.C.), Anaxágoras de Clazomene (s. V a.C.) y Leucipo y Demócrito de Abdera (s. V - IV a.C.).
LOS MILESIOS (s. VII - VI a.C.)
Los tres filósofos más antiguos (Tales, Anaximandro y Anaxímenes) eran de Mileto, una colonia griega en 
la costa de Jonia (Asia Menor), una de las primeras polis con un régimen democrático.
Ven a la naturaleza en constante cambio, por lo que buscan en ella algo inmutable, un principio eterno; 
todas sus reflexiones buscan el principio (arché) de la naturaleza (phýsis). Para los milesios, esta ley que 
rige la naturaleza (arché) tiene caracter divino*; conciben la materia cósmica como un organismo vivo. 
Defienden un único principio de la naturaleza (de la unidad se pasa a la multiplicidad), por lo que son 
llamados monistas. Frente a ellos, la respuesta pluralista defiende la multiplicidad del arché (de la multi-
plicidad a la unidad), representada por Empédocles, Anaxágoras o la Escuela Pitagórica.
*En Grecia ‘lo divino’ no se refiere solo a seres mitológicos, también es lo perfecto y limitado. 
• Arché: significa ‘origen’ y ‘principio’. Es el principio de generación de 
todas las cosas, sostiene la naturaleza y se mantiene inmutable en el 
cambio. Es la ley que gobierna todo.
• Phýsis: se refiere a ‘todo lo que es’, la ‘naturaleza’. Es todo lo que está 
atravesado por el cambio y hace que cada cosa llegue a ser lo que es.
En ambos conceptos se expresa la idea de que la realidad está en cons-
tante cambio, pero este cambio está sometido a una ley y por ellos pue-
de ser comprendido, racionalizado.
Tales de Mileto afirmó que el principio de todas las realidades es el agua, que sostiene la biosfera.
Anaxímenes defiende que el principio era el aire.
Para Anaximandro el arché no es un elemento material, es lo ‘apeirón’ (lo indeterminado, lo indefini-
do). Del apeirón nacen los mundos, en un ciclo eterno de nacimiento y muerte. La ‘sentencia de Anaxi-
mandro’ es el texto filosófico más antiguo conservado. 
JENÓFANES DE COLOFÓN (Jonia, s. VI - V a.C.)
Fue el primero en realizar una ‘crítica de la reli-
gión’, específicamente de su relato mítico. No es 
ateo, no niega las divinidades, pero sí rechaza la 
imagen antropomorfa de los dioses tal y como la 
planteabanHomero y Hesíodo. Intenta depurar 
las religiones de sus aspectos más supersticiosos. 
HERÁCLITO DE ÉFESO (s. VI - V a.C.)
Vive en Éfeso, donde se desarrolla un gobierno 
democrático con el que no está de acuerdo. Per-
tenecía a un linaje de reyes y tuvo la posibilidad de 
reinar pero cedió su puesto a su hermano. 
Escribió aforismos, articulados en tres aspectos:
• Desprecia las convicciones establecidas, por lo 
que es apodado ‘el Oscuro’. Apela a una sabiduría 
oculta para el común de los mortales, que gobier-
na la naturaleza.
• Define el lógos como la ley que rige la realidad 
(arché) y es de carácter divino.
• El lógos gobierna la realidad en una constante 
guerra entre opuestos, cada uno de ellos incon-
cebible sin el otro. Todo se encuentra en constan-
te devenir, en un flujo contínuo sometido a una 
ley que no es fija e incluye el cambio (devenir) y el 
desorden (estabilidad inestable).
TODO FLUYE Y 
NADA
 PERMANECE
PITÁGORAS Y EL PITAGORISMO (s. VI a.C.)
Era natural de Samos, una isla del Egeo, pero se es-
tablece en Crotona (Magna Grecia), donde funda 
una escuela en la que la filosofía se presenta unida 
a elementos religiosos y políticos. Los pitagóricos 
constituyen una secta de carácter religioso y misté-
rico, con gran difusión en el mundo helénico y una 
gran repercusión histórica: Platón retoma sus ideas 
y a través de él, se incorporan al cristianismo.
• Doctrina de los números: los números son 
el arché, los principios matemáticos son los 
principios de todas las cosas. La realidad se 
explica con parejas de contrarios (par/impar). 
Lo ilimitado es lo imperfecto: el mal es irracio-
nal por ser ilimitado, lo perfecto es lo limita-
do, racional y proporcionado.
• Doctrina del alma: introducen en Grecia la 
idea de que el alma es inmortal, que llegó a 
constituir la seña de identidad del cristianis-
mo a través de Platón. Ligado a esto está la 
doctrina de la transmigración: las almas se 
van encarnando en sucesivos cuerpos, puri-
ficándose hasta liberarse de lo terrenal y re-
gresar a una región pura. También instituyen 
la concepción del cuerpo como cárcel, pro-
fesando una separación dualista de cuerpo y 
alma.
PARMÉNIDES (s. VI - V a.C.)
Parménides de Elea puede ser considerado el padre de la onto-
logía, pone sobre la mesa la cuestión del ser; con él la filosofía 
llega a su madurez. 
• Escribe un poema que transmite la verdad revelada por una 
diosa: una verdad sagrada y oculta. A través de un viaje ini-
ciático, la diosa le dice al poeta que debe aprender, tanto la 
verdad como las opiniones de los mortales.
• La diosa le muestra dos caminos de búsqueda: uno transi-
table y otro desconocido e impensable. Los milesios, Herá-
clito y los pitagóricos explicaban la realidad a partir de pares 
opuestos, para Parménides ‘ser’ y ‘no-ser’ son los opuestos 
supremos. Todo lo que pueda pensarse es y lo que no es, no 
puede ser concebido de forma alguna.
• El ser es imperecedero (no ha nacido nunca ni puede morir), 
eterno, inmutable y único, homogéneo y limitado (perfecto).
LOS PLURALISTAS: EMPÉDOCLES, ANAXÁGORAS Y LOS ATOMISTAS 
(SISTEMAS CONCILIADORES POSTPARMÉNIDOS)
Los pluralistas mantienen la concepción parmenídea del ser (el ser es eterno y exento de cambio), pero 
establecen como principio (arché) una entidad múltiple. El ser no es uno, sino plural.
EMPÉDOCLES (s. V a.C.)
Hay una pluralidad de principios eternos: agua, aire, tierra y fuego. Las realidades visibles son producto 
de su mezcla, sobre la que opera una fuerza que une (amistad o amor) y otra que disgrega (odio); en 
virtud de la amistad lo múltiple llega a ser uno y en virtud del odio, lo uno llega a ser múltiple.
Algo mantiene su unidad cuando estas fuerzas están en equilibrio, si se rompe, perece. El Orden de 
la Naturaleza es la alternancia cíclica entre equilibrios y desequilibrios (generaciones y destrucciones), 
siendo el arché de ese orden la interacción de las dos fuerzas.
• En el poema establece una equivalencia entre ser y pensar, pero únicamente allí donde hay verdad 
(donde lo que pensamos se identifica con el ser y ‘lo que es’ equivale a una realidad única y eterna). 
Este será el criterio para distinguir la validez del conocimiento. 
• ¿Qué hay donde lo que pensamos no es lo que es? Las opiniones de los mortales, que no son dignas 
de crédito porque viven ajenos a la verdad.
• Sostiene que ‘ser’ es el arché, ya que el ‘no-ser’ se sitúa en el cambio (devenir).
ANAXÁGORAS (s. V a.C.)
Denomina ‘homeomerías’ a los elementos que componen las 
cosas; cada una de ellas posee una cualidad concreta. Son infi-
nitas en número y diversidad, eternas, indestructibles e infini-
tamente divisibles. En cada realidad hay una pequeña propor-
ción de todas las semillas que existen, lo que hace que algo sea 
lo que es, es el predominio de una de ellas.
Al principio las semillas constituían una masa informe, que fue 
ordenada por una inteligencia (noûs, el arché de la phýsis) de 
carácter divino. Es el primer ejemplo de explicación teológica 
del universo. 
TODO 
ESTÁ EN 
TODO
EL ATOMISMO: LEUCIPO Y DEMÓCRITO (s. V - IV a.C.)
Leucipo ideó las bases y Demócrito desarrolló y difundió la teo-
ría. Los atomistas creen que el nacimiento y la muerte equiva-
les a la agregación y disgregación de unas entidades eternas e 
indestructibles: los átomos (‘indivisibles’).
Estos átomos se mueven en el vacío y de sus choques surgen 
las realidades. Se mueven por sí mismos, de modo espontáneo 
y sin obedecer a ninguna causa de tipo espiritual (explicación 
mecanicista de la naturaleza).
Se le puede atribuir a Demócrito la concepción de la ciencia y 
el conocimiento, se considera ‘el padre de la ciencia moderna’. 
Defiende que todas las cualidades de las cosas que percibimos 
son una apariencia, y que en la verdadera realidad solo hay 
agregaciones y disgregaciones.
LOS SOFISTAS Y SÓCRATES
LA ÉPOCA CLÁSICA
• La época clásica se desarrolla entre el año 500 a.C. y el 323 a.C. (muerte de Alejandro Magno). En 
ella se producen los ‘clásicos’ de la civilización helena (comedia de Aristófanes, historiografía de 
Heródoto…), también los sofistas, Sócrates, Platón y Aristóteles. Hay un gran desarrollo de las ciu-
dades-estado.
• Se caracteriza por el predominio cultural de Atenas; antes, en la Edad Arcaica las principales pro-
ducciones literarias se situaban en las colonias griegas (Jonia y Magna Grecia). En la época de la 
Pentecontecía (479 a.C. – 431 a.C.) Atenas vive una época de extraordinaria bonanza. Aprovecha su 
liderazgo sobre la Liga de Delos (asociación de países para derrotar a los persas) para fraguar un 
imperio, subyugando al resto de las ciudades y obligando al pago de tributos. 
• Su esplendor dura hasta que es derrotada por Esparta en la Guerra del Peloponeso (431 a.C. – 404 
a.C.). El desarrollo sofista y Sócrates se sitúan en el s. V a.C., el momento de máxima efervescencia 
política, económica y cultural de Atenas.
• En la Pentecontecía desarrolla un modelo democrático que será exportado a otras polis, no tiene 
precedentes y es conocido como ‘democracia radical’. Llega a su máxima realización la fragmenta-
ción de la soberanía, la distribución del poder político entre los ciudadanos. Se amplía progresiva-
mente el grupo de ciudadanos que integra la asamblea y pueden ser elegidos, paralelamente a la 
restricción del poder político de los aristócratas.
• ¿Qué criterio articula la vida ciudadana? Se propones tres modelos, aunque ninguno logra destacar 
sobre los demás:
 - Religioso: la cohesión social se basa en las creencias y costumbres tradicionales, que se remi-
ten a los dioses tutelares de la ciudad. El ejemplo a seguir son las clases aristócratas, la virtud 
se posee por nacimiento.
- Retórico: la resolución de conflictos sólo puede lograrse con la discusión y el acuerdo.
- Filosófico: apelan a principios de carácter natural, universales y eternos, independientes de los 
humanos.
LA SOFÍSTICA
• Eran un conjunto de intelectuales que actuaron por toda Grecia, principalmenteen la segunda mitad 
del s. V a.C. La sofística está muy relacionada con las transformaciones provocadas por la democra-
cia radical ateniense, por lo que pasan allí grandes temporadas. Gozaron de gran éxito y difusión 
durante la Pentecontecía, no constituyen un grupo homogéneo pero presentan características co-
munes.
• Tienen una actitud crítica hacia las costumbres tradicionales (moral aristocrático-religiosa), some-
tiéndolas a una justificación racional.
• Su vida viajera les permite comparar los sistemas jurídicos, costumbres y creencias de cada ciu-
dad-estado y descubrir que son relativas, no siguen un patrón único y son fruto de la convención.
• Cuestionan el principio básico de la filosofía anterior: la existencia de una verdad única, universal, 
inmutable y eterna. Defienden que el saber está configurado por planteamientos plurales (‘escep-
ticos’).
• Son profesionales de la enseñanza (‘sofista’ significa sabio), viajan por la Hélade ofreciendo sus lec-
ciones a cambio de dinero. Enseñan a los ciudadanos a comportarse correctamente en la vida polí-
tica de su comunidad, son llamados ‘maestros de la virtud’. Instruyen sobre el arte de la elocuencia: 
la habilidad de discutir (erística) y la de persuadir (retórica). Los sofistas no buscan la verdad, sino lo 
verosímil, lo que resulta creíble en determinado contexto.
• El pensamiento del s. V a.C. gira en torno a los problemas de las polis, son cuestiones de índole prác-
tica. La naturaleza, tema central de los presocráticos, queda relegada. Los sofistas ejercían una de-
fensa de los valores igualitarios, combatieron los privilegios de la nobleza, abogaron por la abolición 
de la esclavitud y reclamaron la igualdad económica y educativa de todos los ciudadanos. 
PROTÁGORAS Y GORGIAS (s. V – IV a.C.)
Protágoras viajó por toda Grecia impartiendo sus 
enseñanzas, con gran éxito en Atenas. Escribió 
‘Las Antilogías’, donde defendía que es posible 
sostener argumentos contradictorios en cualquier 
tema, ya que el saber es plural. Según él, no hay 
posiciones verdaderas o falsas, pero sí mejores o 
peores relativamente siguiendo el criterio de la 
utilidad. Según Platón, Protágoras ‘enseñaba a ha-
cer fuerte el argumento débil’.
Se le atribuye la tesis del ‘homo mensura’ (el ser 
humano es la medida de todas las cosas); la vida 
ciudadana la articulan exclusivamente los hom-
bres y sus acuerdos, no dioses ni leyes universales.
Gorgias era de Sicilia, lugar de desarrollo de la re-
tórica, y también viajó por toda Grecia enseñando 
con gran éxito. Destaca por su desarrollo de la re-
tórica, con investigaciones sobre el poder de la pa-
labra como instrumento persuasivo.
Al contrario que Sócrates, niega la posibilidad de 
un conocimiento de las esencias o del ‘ser’ de las 
cosas, por lo que su posición es calificada de ‘es-
céptica’. Este planteamiento responde a razones 
de carácter político: si los conceptos éticos y po-
líticos cuentan con una ‘esencia’ no existiría el de-
bate político (si todo está predefinido no hay nada 
sobre lo que debatir).
ANTÍTESIS ENTRE PHÝSIS Y NÓMOS
Una de las contribuciones más importantes de 
la sofística a la cultura occidental es la oposición 
entre ‘lo que es por naturaleza (phýsis)’ y ‘lo que 
es por convención humana (nómos)’. En la Grecia 
Arcaica se tenía la creencia de que las leyes civi-
les tenían un origen divino y se encontraban ins-
critas en la naturaleza, por lo que eran estables e 
inamovibles. La experiencia de la democracia y el 
contacto con otros sistemas jurídicos hacen que 
esta concepción cambie en la época clásica, des-
cubriendo que los preceptos jurídicos no tienen 
validez eterna y pueden ser discutidos. Por el con-
trario, lo establecido por la naturaleza queda sepa-
rado del ámbito de la polis y es válido para todos 
los hombres. La phýsis representa lo común a to-
dos, lo universal y eterno; el nómos representa lo 
variable, particular y relativo. Esta contraposición 
transforma el concepto de naturaleza; ya no equi-
vale a ‘todo lo que hay’ (presocráticos) sino que es 
solo una parte de la realidad.
La mayoría de los sofistas eran ‘convencionalistas’ 
(las leyes que guían la vida cívica están vinculadas 
al acuerdo en la asamblea de ciudadanos), con Pro-
tágoras y Gorgias al frente. Pero la sofística no es 
un movimiento homogéneo, existía una corriente 
minoritaria, los ‘naturalistas’, que sostenían que 
las leyes proceden de la naturaleza. Para ellos la 
naturaleza humana implica egoísmo, por lo que la 
política es una lucha por el poder y no una búsque-
da del bien común (algunos autores desprecian la 
democracia y apuestan por un gobierno tiránico).
SÓCRATES (Atenas, 470 – 399 a.C.)
Nació y vivió en Atenas, fue condenado a muerte por impiedad, un delito religioso. Se le acusó de 
no creer en los dioses y de corromper a los jóvenes; la sentencia fue dictada por un tribunal demo-
crático. Sócrates pudo haber evitado la muerte, pero prefirió que se cumpliese su condena, aunque 
la considerase injusta, por respeto a la ley.
Renunció a participar directamente en política, pero estaba muy presenta en la vida pública de Ate-
nas, donde contaba con numerosos seguidores. Se dedicaba a discutir y enseñar en lugares públicos 
y a interrogar a los personajes más relevantes del momento.
Pone en juego ideas revolucionarias, oponiéndose al modelo aristocrático-religioso y al retórico. No 
escribió nada, conocemos su filosofía a través de fuentes indirectas, principalmente Jenofonte y 
Platón, que convierte a Sócrates en el protagonista de sus diálogos.
LA CONCEPCIÓN SOCRÁTICA DEL SABER: 
LA DEFINICIÓN UNIVERSAL
• Al contrario que los sofistas, Sócrates sostiene 
que existen verdades únicas, invariables y univer-
salmente válidas. Recupera la oposición de Par-
ménides entre la verdad y las opiniones comunes, 
que son múltiples y variables.
• El saber se basa en el conocimiento de las de-
finiciones o conceptos universales. La definición 
universal recoge los rasgos comunes en todos los 
individuos de una clase e impide que algo sea iden-
tificado como dos cosas diferentes, aporta un sa-
ber objetivo y realista.
• Según Aristóteles, Sócrates llegaba al conoci-
miento de la definición universal a través de razo-
namientos inductivos, que parten de lo particular 
para extraer lo universal. Con ello se sobrepasa el 
terreno de la experiencia y se da un salto lógico.
• Sostiene que, si sobre un tema hay diferentes 
opiniones y se contradicen, ninguna es verdadera 
en sentido absoluto (´solo sé que no sé nada’). En 
sus diálogos refuta las opiniones de sus interlocu-
tores, obligándoles a reconocer no saber nada so-
bre el tema en el que eran expertos.
• Utiliza una actitud irónica, presentándose como 
alguien que no sabe. Al final de la conversación se 
pone en evidencia que Sócrates es más sabio que 
el experto, ya que sabe que desconoce la verdade-
ra definición.
• A través de la mayéutica (arte de alumbrar la 
verdad) obliga a su interlocutor a reconocer que 
desconoce lo que antes creía saber y que debe 
buscarlo. El papel de Sócrates es ayudar a los de-
más a gestar la verdad, que no se puede transmi-
tir, sino que cada cual debe buscarla por sí mismo.
LA CONCEPCIÓN SOCRÁTICA DE LA MORAL Y LA 
POLÍTICA
En la Grecia clásica, ética y política son insepara-
bles, puesto que el ser humano se define por su 
condición de ciudadano y su pertenencia a una co-
munidad política. Al igual que los sofistas, Sócra-
tes cuestiona las normas. Para él, la conducta co-
rrecta debe proceder de la decisión autónoma de 
cada individuo; el buen comportamiento depende 
del conocimiento racional, del saber. 
Concibe el bien en términos de utilidad: lo bueno 
resulta útil, sirve para algo (concepción utilitarista 
de la moral). Para que algo resulte útil y bueno es 
necesario saber usarlo, de modo que el único bien 
verdadero es el saber. Afirma que nadie se equivo-
ca voluntariamente, sino solo porque no sabe; es 
imposible conocer lo que es bueno y no hacerlo. 
Esta equiparación del comportamientocorrecto 
con el saber hace que la moral socrática sea deno-
minada ‘intelectualismo moral’.
Su ética es ‘eudemonista’, sostiene que el buen 
comportamiento moral conduce por sí solo a la 
felicidad. Por otro lado, rediseña la imagen de la 
virtud (areté). Hasta ese momento la virtud era in-
separable de los logros y la fama, siendo un don de 
los dioses. Para Sócrates la verdadera excelencia 
es ajena a los bienes corporales, solo depende de 
las virtudes internas. La virtud descansa pues en 
el autodominio, en saber gobernar los impulsos e 
instintos corporales.
PLATÓN
Atenas, 427 - 347 a.C.
 No conoció el esplendor ateniense, vivió en un 
sistema político en crisis. Su juventud coincide 
con la Guerra del Peloponeso (431 – 404 a.C.), 
la derrota contra Esparta supone la pérdida del 
poder imperial y el abandono de la democracia 
radical. Reas el gobierno de los Treinta Tiranos, 
impuesto por Esparta, Atenas recupera su siste-
ma democrático, pero con una participación ciu-
dadana muy restringida.
 Hacia el año 388 a.C. funda una escuela de filo-
sofía, la Academia, en la que Aristóteles se formó 
y enseñó. La Academia continúa su actividad has-
ta el s. VI d.C.
 Recibe las tradiciones filosóficas presocráticas 
pero sus principales influencias son:
 - Parménides: recibe la oposición entre verdad y 
opiniones. La auténtica realidad es estable, el 
mundo del movimiento es una apariencia.
 - Sócrates: hereda la imagen socrática del saber. 
Las definiciones universales equivalen a las 
Ideas y considera la discusión el método más 
adecuado para llegar a ellas. También su opo-
sición a la sofística, su interés por los asuntos 
ético-políticos y una ética de carácter ‘intelec-
tualista’.
 - Pitagorismo: la inmortalidad del alma, el dualis-
mo de alma y cuerpo.
 - El movimiento sofista constituye el principal 
antagonista de su propuesta.
 Escribió numerosos diálogos, a menudo el pro-
tagonista es Sócrates. Se dividen en varias eta-
pas: diálogos de juventud, de transición, de ma-
durez y de vejez. Las ‘doctrinas no escritas’ son 
lecciones impartidas en la Academia de forma 
oral.
TEORÍA DE LAS IDEAS
• Descubre la existencia de realidades suprasensi-
bles, que sólo se captan mediante la razón (lógos). 
Son las Ideas, que representan lo que es común a 
una determinada clase de realidades y no se ubi-
can en el intelecto humano (psyché), si no que 
existen de forma independiente y son anteriores.
• La experiencia sensible y las opiniones son múlti-
ples y cambiantes, una mera apariencia, y no pue-
de darse conocimiento de lo que está en constan-
te cambio, por lo que es necesaria la existencia de 
esencias eternas e inmutables.
• El mundo de lo inteligible (superior) y el de lo 
sensible (inferior) tienen características contrarias 
entre sí y están separados. Las Ideas constituyen 
el verdadero ser, son los modelos ideales de cada 
realidad; en las realidades sensibles se mezcla el 
ser y el no-ser, carecen de determinación. 
Ejemplo: ¿por qué nos parece bella una flor, una 
película y una puesta de sol? Porque todas partici-
pan en la Idea de belleza, pero solo la Idea de be-
lleza es real y plenamente bella. Tiene que existir 
antes la Idea de belleza, perfecta y sin defectos.
• Las Ideas se articulan entre sí de forma jerárqui-
ca, en la cúspide está la Idea del Bien, debajo las de 
mayor rango (Idea del triángulo) y en la base las 
inferiores (Idea de caballo). El Bien es el principio 
de todas las Ideas y, a través de ellas, de todas las 
realidades sensibles. 
LA REMINISCENCIA
Platón clasifica el conocimiento en un estrato inferior, la ‘opinión’, y otro superior, el ‘saber’. El saber bus-
ca responder a ¿qué es…? y lo hace a través de un proceso que parte de lo particular y llega a lo universal. 
El método es el diálogo racional: la confrontación de opiniones de donde debe surgir un saber concep-
tual; ¿cómo alcanzan el conocimiento de las Ideas? a través de la reminiscencia.
Según su teoría de la reminiscencia (anamnesis) nuestras almas son eternas y conocen desde siempre 
todas las Ideas, las han contemplado y memorizado. Al ser incorporadas al cuerpo, olvidaron este co-
nocimiento por lo que ahora tienen que recordarlo con el estímulo de la percepción. Puesto que todas 
las Ideas están relacionadas entre sí, basta con evocar una sola y a partir de ella recuperamos el conoci-
miento de las demás. Esta teoría la demuestra en el diálogo Menón, en el que Sócrates guía, mediante 
preguntas, a un esclavo ignorante para resolver un problema matemático.
EL MITO DE LA CAVERNA
Aparece en el libro VII de la ‘República’ y con él pretende explicar de manera alegórica cómo está cons-
tituida la realidad y cómo tiene lugar el conocimiento. Presenta una realidad dividida en dos partes: el 
mundo de la caverna, un mundo de sombras y meras apariencias; y el mundo fuera de ella, el mundo de la 
luz y de la verdadera realidad. El primero representa el ámbito de las sensaciones y opiniones, el segundo 
constituye la sede de las Ideas.
Esta alegoría es un camino de liberación y tiene un significado político: todo aquel que ha logrado salir de 
la caverna y ha contemplado la Idea del Bien debe regresar a su antigua prisión para ayudar a los demás 
a superar su condición de esclavos.
Dos hombres son encadenados de cara a la pared dentro de una cueva, de forma que solo pueden 
observar las sombras que forman modelos, estatuas y objetos que pasan delante de una hoguera 
ubicada tras ellos. Ayudado por un hombre, uno de ellos logra salir y observar el mundo real y el sol, 
siendo consciente del engaño en el que había vivido hasta entonces. Decide regresar e informar a su 
compañero sobre las cosas que había visto, sin embargo, el otro le toma por loco y decide no creerle.
GRADO DE CONOCIMIENTO
Distingue dos grados de conocimiento: la opinión y la ciencia. La opinión se refiere al conocimiento de las 
realidades sensibles, que están sometidas a un continuo devenir (nacen y mueren); la ciencia se refiere 
al conocimiento de las realidades inteligibles y constituye el verdadero saber. Platón introduce un grado 
intermedio de conocimiento: las opiniones pueden ser correctas y por ello poseerán cierta validez.
LA DIALÉCTICA
Es el método que conduce al conocimiento de las 
Ideas y, al mismo tiempo, el grado de conocimien-
to más elevado, ya que exhibe dicho conocimien-
to. La dialéctica, el arte de discutir, se opone a la 
erística (discusión practicada por los sofistas), en 
la que se discute para resolver un asunto llegando 
a una posición victoriosa o a un término medio. La 
dialéctica platónica no pretende derrotar al adver-
sario, sino que aspira a descubrir la verdad única; 
desprovee a la discusión de su significado polémi-
co para convertirla en un método que conduzca al 
verdadero saber. 
LA CRISIS DE LA TEORÍA DE LAS IDEAS
En uno de sus diálogos de vejez, Platón descubre 
dificultades en su propia teoría:
• El problema de la extensión del mundo de las 
Ideas. ¿Existen Ideas de todas las realidades, inclu-
so las más insignificantes? No ofrece una respues-
ta clara.
• El problema de la relación entre el mundo de las 
Ideas y el mundo sensible. Si en cada realidad hay 
una parte de la Idea es que la Idea está dividida; si 
en cada realidad está presente la Idea en su tota-
lidad, es que existen múltiples Ideas. Ambos mun-
dos son independientes, pero tienen que estar co-
nectados de alguna forma. Propone dos vías: la vía 
de la participación (una Idea es un todo y las cosas 
sensibles son sus componentes) y la vía de la imi-
tación (la Idea es un modelo y las cosas sensibles 
copias imperfectas).
• El problema del conocimiento de las Ideas. 
¿Cómo llegamos a conocerlas si están separadas 
de la realidad? 
• ¿Cómo se relacionan unas Ideas con otras? El 
mundo inteligible está ordenado jerárquicamente 
y forma un sistema deductivo (las ideas inferiores 
se deducen de las superiores). 
COSMOLOGÍA
GÉNESIS DEL MUNDO SENSIBLE
Platón explica la generación del mundo sensiblea través de un mito, recogido en el Timeo. Según 
esto, la realidad es obra de un dios artífice (el de-
miurgo), que ha ordenado la materia tomando 
como modelo las Ideas, por lo que el mundo sensi-
ble es una copia imperfecta del ideal. El demiurgo 
realiza su obra a partir de dos realidades previas: 
las Ideas y la materia sensible.
LA TEMPORALIDAD
El mundo de las realidades sensibles se caracteriza 
por su temporalidad, tienen como esencia el no-
ser, pues antes de nacer no eran nada y volverán 
a ser nada. El hombre padece esta condición, pero 
está dotado de inteligencia, con la que accede al 
conocimiento de lo eterno (las Ideas) y se libera 
así de su temporalidad. Esta liberación individual 
tiene una dimensión cósmica: une lo divino que 
hay en uno mismo con lo divino del universo.
ANTROPOLOGÍA Y POLÍTICA
CONSTITUCIÓN DEL SER HUMANO
La separación dualista que propone la teoría de 
las Ideas (mundo sensible e inteligible) se aplica 
también al ser humano, que se compone de alma 
y cuerpo. El alma es la sede de la inteligencia y la 
racionalidad, es la parte más noble y pertenece al 
mundo de las Ideas, lo eterno y perfecto; es tam-
bién inmortal, se va reencarnando en sucesivos 
cuerpos. El cuerpo es una cárcel y como su unión 
con el alma es accidental, esta tiene la necesidad 
de desligarse de él. Platón distingue tres partes en 
el alma humana:
- La parte racional, en la cabeza. Es la superior, 
conoce las Ideas y practica el Bien.
- La parte irascible, en el pecho. Debe obedecer a 
la parte racional y de ella dependen la voluntad, 
la valentía y la fortaleza.
- La parte apetitiva, en el abdomen. Es la sede 
de las pasiones y el deseo, la parte más unida 
al cuerpo. Debe ser guiada por la razón, pero si 
naturaleza rebelde hace difícil la sumisión.
1. Auriga: Alma racional.
2. Caballo bueno, obediente: Alma irascible.
3. Caballo malo, desobediente: Alma apetitiva.
EL ESTADO IDEAL DE LA REPÚBLICA
• La vida de Platón coincide con el declive del imperio ateniense y de la política democrática. Por su ori-
gen aristocrático, se muestra próximo al grupo de los demócratas conservadores, por lo que pone todas 
sus esperanzas en el gobierno de los Treinta Tiranos impuesto por Esparta. Cuando el nuevo gobierno 
instaura un régimen del terror, ve defraudadas sus expectativas. Al restaurarse la democracia, Sócrates 
es condenado a muerte, por lo que su desencanto es máximo. En general, tiene una imagen peyorativa 
de la democracia.
• Las ideas políticas de Platón se plasman en tres obras: la República, el Político y las Leyes.
• La República describe cuál sería el sistema de gobierno de una ciudad-estado ideal (utópica); al con-
siderar irremediables los problemas reales, plantea su investigación en condiciones ideales. En ella, el 
poder estaría en manos de una minoría de sabios, que ostentan el verdadero conocimiento. Se advierten 
sus tendencias anti-democráticas y anti-igualitarias: las decisiones han de tomarse por el criterio del sa-
ber, no el de la mayoría. “El gobierno de los mejores” (literalmente ‘aristocracia’) no es el gobierno de 
una nobleza de sangre, sino el de las personas más capacitadas y sabias.
• Esta ciudad-estado se encontraría jerarquizada, con una estructura similar a la del alma y tres clases 
sociales: los productores (parte racional, sabiduría y prudencia), los guardianes o guerreros (valentía) y 
los filósofos-gobernantes (templanza). Cuando cada clase desempeña la función que le es propia reina la 
paz y la concordia.
• La educación deberá ser dirigida y financiada por el Estado; asigna a cada individuo una clase en función 
de sus habilidades.
ARISTÓTELES
Estagira, 384-322 a.C.
CONTINUIDAD Y DISCONTINUIDAD ENTRE PLATÓN Y ARISTÓTELES
Fue su principal discípulo, pero somete su doctrina a una crítica radical y la transforma. Comparten la pie-
dra angular de su filosofía: la existencia de realidades suprasensibles, necesarias, universales y eternas, 
que definen los objetos (metafísica esencialista). Pero Aristóteles concibe la relación entre las realidades 
sensibles y las inteligibles de un modo diferente; para Platón se encuentran radicalmente separadas, 
Aristóteles defiende que las realidades inteligibles se hallan incorporadas en las realidades sensibles. La 
realidad ya no se concibe como una copia imperfecta.
Por otro lado, Platón suponía que el conocimiento científico era puramente racional, separado de la 
experiencia sensible (las cosas particulares son ‘apariencias’), por eso su modelo del saber es la matemá-
tica; el auténtico saber consiste en conocer las Ideas. Aristóteles piensa que podemos acceder al conoci-
miento científico observando la naturaleza (los individuos son reales) y con la intervención posterior del 
entendimiento para llegar a lo universal; su modelo del saber es la física, que estudia los seres naturales.
Le concede valor a otras formas de conocimiento y distingue tres modos fundamentales del saber:
 - Saber teórico: su objeto son las realidades universales. Física, matemática y metafísica.
 - Saber práctico: su objeto es la acción humana. Ética y política.
 - Saber productivo: su objeto es la fabricación de útiles. Técnicas y artes.
Distingue también dos maneras de razonar: la demostración, propia de la ciencia, y la argumentación, 
propia de la dialéctica.
Conoció la crisis de las polis y el ascenso de Macedonia como potencia imperial, de donde era natural 
(Estagira). Hijo de un médico vinculado a la corte, desde joven se estableció en Atenas, donde formó 
parte de la Academia platónica durante 20 años, como alumno y profesor. Sus relaciones con la corte 
macedonia le procuraron enemistades en Atenas, por lo que se ausentó de la ciudad y ejerció como 
preceptor de Alejandro Magno, heredero del monarca macedonio. Tras esto, regresa a Atenas y fun-
da su propia escuela de filosofía, el Liceo (335 a.C.).
Recopila la sabiduría de la Grecia clásica, intentando conservar una época que está a punto de des-
aparecer, ya que coincide con el desmembramiento de las ciudades-estado y de las democracias. Su 
obra contiene tres clases de escritos: diálogos filosóficos, tratados y colecciones de carácter enciclo-
pédico. Un aspecto novedoso de su filosofía es su carácter sistemático: clasifica rigurosamente las 
disciplinas del saber y su vocabulario. Marca una pauta del saber en toda la cultura occidental (inicia 
la distinción entre teoría y práctica).
El Corpus aristotelicum se divide en cuatro bloques:
 - Tratados de lógica, que estudian el razonamiento.
 - Tratados de física y biología.
 - El tratado sobre metafísica, que estudia el ser.
 - Tratados de ética y política.
LÓGICA
La lógica se ocupa del razonamiento, los elemen-
tos que lo componen y sus diferentes tipos. 
Ejemplo de razonamiento: 
Todos los hombres son mortales – Premisa mayor
Sócrates es hombre – Premisa menor
Luego: Sócrates es mortal – Conclusión
El razonamiento es un encadenamiento de juicios 
que se conectan entre sí de manera que unos si-
guen necesariamente a otros. El más básico es el 
silogismo, donde dos proposiciones actúan como 
premisas y una tercera es su conclusión.
La ciencia de la lógica reposa en una serie de axio-
mas (bases indemostrables): principio de identi-
dad, de no contradicción y de tercero excluído. 
El axioma de identidad dice que algo es lo que es 
porque posee una esencia, el principio de no con-
tradicción indica que la realidad no puede ser con-
tradictoria y el tercero excluido sostiene que un 
juicio es verdadero o falso, quedando descartada 
una tercera opción. 
ELEMENTOS DE LA TEORÍA DEL CONOCIMIENTO: 
ABSTRACCIÓN Y PRIMEROS PRINCIPIOS
Aristóteles coincide con Platón en que el conoci-
miento sólo se logra cuando se captan las esen-
cias, pero a diferencia de él, sostiene que estas 
esencias no están separadas de los entes, sino 
que se encuentran incorporadas en ellos. De esta 
forma, el conocimiento parte de la experiencia 
sensible, de ahí nuestro entendimiento obtiene el 
concepto universal a través de laabstracción. La 
primera operación del conocimiento es la forma-
ción de los conceptos universales, la segunda es el 
juicio y la tercera el razonamiento (encadenamien-
to de juicios).
Se opone también a la teoría de la reminiscencia 
platónica; el conocimiento ya no equivale al re-
cuerdo de una sabiduría innata de nuestras almas, 
sino que radica en la experiencia del mundo que 
nos rodea.
Aristóteles desarrolló una clasificación de las cien-
cias, distinguiendo ‘ciencias teóricas’, que buscan 
el conocimiento, y ‘ciencias productivas’, que des-
embocan en una obra. En las ciencias se utiliza la 
inducción (inferir de lo particular lo universal) y la 
deducción (inferir desde lo universal lo particular), 
cuando ambos procedimientos coinciden logran 
una ciencia completa.
FÍSICA
En su tratado sobre la física aborda el problema 
central de la filosofía griega: ¿en qué consiste el 
movimiento, el cambio, el devenir del propio mun-
do?
La física es una ciencia que estudia el movimien-
to propio de los seres naturales, que tienen en sí 
mismos el principio del cambio; este movimiento 
consiste en el paso de la potencia al acto (ej. una 
semilla es un ciruelo en potencia, cuando crezca 
será un ciruelo en acto). Aristóteles concede total 
primacía al acto sobre la potencia, ya que este re-
presenta la realización plena; la potencia implica 
siempre imperfección. 
Todos los seres estarían compuestos de materia 
y forma, de manera inseparable (‘hilemorfismo’) 
y tenderían a alcanzar su propio fin, marcado por 
su especie (concepción teleológica). El fin último 
de todos los movimientos de la naturaleza es de 
carácter divino.
METAFÍSICA
La metafísica o la filosofía primera se ocupa de las 
realidades principales, está entre la lógica y la fí-
sica, y es un saber teórico que define en la ‘Meta-
física’. Comprende dos aspectos: el significado de 
‘ser’, que responde la ontología; y los principios 
que rigen la realidad, que son los mismos que los 
principios de la lógica.
El primero de ellos que pone de relieve es el princi-
pio de identidad, que implica que todos los entes 
están constituidos por una forma universal que 
los dota de consistencia interna. Esto da pie a una 
biología de corte ‘fijista’: a cada especie le corres-
ponde una esencia (identidad permanente), que al 
reproducirse el individuo transmite a su prole. 
DOCTRINA SOBRE EL ALMA
El tratado ‘Acerca del alma’ pertenece al campo general de la física, ya que realiza su tratamiento desde 
una perspectiva natural (no religiosa). El alma es el principio interno del movimiento de los seres vivos 
y representa una actividad perfecta, ya que constituye un fin en sí mismo. Es inseparable del cuerpo y 
desaparece cuando este se corrompe.
Distingue tres niveles de alma: vegetativa (nutrición y reproducción), sensitiva (capacidades sensitivas, 
apetitivas y motrices) y racional (pensar, decidir y hablar). Estas tres facultades están jerarquizadas, sien-
do la inferior la vegetativa y la superior la racional. 
ÉTICA Y POLÍTICA
La ética y la política se ocupan de estudiar la conducta humana, la vida práctica. Están unidas ya que Aris-
tóteles concibe al ser humano como un animal político que desarrolla sus actividades en una comunidad; 
defiende siempre la primacía de lo comunitario sobre lo individual.
En ‘Ética a Nicómaco’ analiza la acción humana, que es teleológica (obedece a determinados fines). A su 
juicio, el fin supremo de la vida humana es la felicidad y la vía para lograrla es la adquisición de virtudes 
(hábitos que mejoran la vida humana). Estas virtudes son de dos tipos: éticas (el término medio entre 
dos extremos: entre cobardía y temeridad está la valentía) y dianoéticas (participación en otros saberes). 
Aunque la sabiduría no aporta la felicidad completa, ningún ignorante puede aspirar a ser feliz y sólo es 
posible alcanzarla en la ciudad, en la vida social organizada políicamente.
A diferencia de Platón, Aristóteles no exhibe una concepción utópica de lo político, sino que recoge las 
constituciones de las polis que rodean Atenas. El fin de la polis es garantizar la ‘buena vida’ de sus ciuda-
danos y reconoce tres gobiernos orientados al bien común: la monarquía (gobierno del más excelente), 
la aristocracia (gobierno de personas excelentes) y la república (en manos de una base social). Cuando 
el gobierno sirve a intereses particulares, da lugar a regímenes degenerados: la tiranía, la oligarquía y la 
democracia. Aristóteles rechaza la democracia radical y se inclina a una democracia moderada en la que 
predominan las clases medias.
FILOSOFÍA HELENÍSTICA Y
NEOPLATONISMO
FILOSOFÍA HELENÍSTICA
El periodo helenístico se enmarca entre el 323 a.C. (muerte de Alejandro Magno) y el 30 a.C. (Roma con-
quista Egipto y culmina el imperio). Alejandro Magno había conquistado un gran imperio y sus sucesores 
lo dividen en tres grandes reinos (‘monarquías helenísticas’): Macedonia (Antigónidas), Oriente (Seléu-
cidas) y Egipto (Ptolomeos). En el s. II a.C., Grecia se incorpora al Imperio Romano como provincia, sin 
embargo, en el terreno cultural es Roma la que adopta los modelos griegos, mezclándolos con su propia 
tradición.
En esta nueva época, las ciudades-estado desaparecen y el individuo pasa a ser súbdito de un extenso 
reino. Ya no participa directamente en política, está sometido a la autoridad de un monarca, la política se 
profesionaliza y queda en manos de pocos. Desaparece lo público y la comunidad política; el hombre ya 
no es un ‘animal político’ sino un ‘animal social’ y en la filosofía se separa la ética de la política. Se exaltan 
ideales cosmopolitas, el hombre se caracteriza por sus rasgos individuales.
En el terreno económico hay un aumento de las diferencias entre clases sociales; el comercio da lugar a 
una clase social enriquecida y a una clase proletaria muy pobre. La apertura de Grecia hace que los he-
lenos pierdan sus prejuicios acerca de su superioridad cultural frente a los ‘bárbaros’ y se cuestiona por 
primera vez la esclavitud. 
El término ‘helenismo’ significa ‘hablar griego’ y por extensión, adoptar su cultura y forma de vida. En 
la época clásica se hablaban en Grecia diversos dialectos, ahora se forma una lengua griega unificada, la 
koiné, que se convierte en una lingua franca, vehículo del intercambio cultural. La recepción de Roma de 
la cultura griega forma la cultura grecolatina, base del Occidente actual. En esta época varias ciudades 
actúan como centros culturales: Alejandría en Egipto, Antioquía en Siria, Pérgamo en Asia Menor, Rodas 
en el Egeo y Atenas. La más importante para el desarrollo cultural es Alejandría, donde se crean dos ins-
tituciones: la biblioteca, que alberga manuscritos de la época clásica, y el museo.
CARACTERÍSTICAS DE LAS FILOSOFÍAS HELENÍSTICAS
• La cultura intelectual del Helenismo se desarrolla en tres ejes: una ética desligada de la vida social y 
política, la primacía de las ciencias técnicas y el desarrollo de las artes y las letras.
• Son propias de esta época las escuelas de filosofía (epicúreos, estoicos, cínicos…), dedicadas a 
elaborar una doctrina común. Constituyen los modelos de pensamiento vigentes en la tradición occi-
dental.
• La mayoría de los filósofos helenísticos dividen su contenido: lógica, física y ética. 
• La más importante es la ética, que se ocupa de la felicidad, el fin principal de la filosofía es enseñar 
al individuo a ser feliz. Su ideal de la felicidad es apolítico, piensan que un individuo puede vivir al mar-
gen de una colectividad cívica, en una vida retirada y resignado ante un mundo hostil, y ser feliz. La 
filosofía se presenta como una terapia del alma, una guía para el arte de vivir y hay un desinterés hacia 
la política. Se crea una moral basada en el ejemplo: se trata de imitar al sabio.
• Conservamos pocas obras de la filosofía helenística griega. La mayor parte del conocimiento llega 
de forma indirecta (Cicerón, Sexto Empírico o Diógenes Laercio).
EPICUREÍSMO
En el s. IV a.C. Epicuro funda unaescuela de filosofía en una casa 
con jardín a las afueras de Atenas (‘los filósofos del Jardín’). El epi-
cureísmo conjuga cuatro elementos: una física atomista, una teoría 
del conocimiento sensualista, una ética hedonista y una indiferen-
cia religiosa. Niegan la existencia de realidades suprasensibles y el 
dualismo: no hay más realidad que la material, conocida a través 
de los sentidos. Rechazan cualquier forma de trascendencia espi-
ritual, solo disponemos de esta vida terrena y debemos ser felices 
en ella. Esa felicidad descansa en la tranquilidad y el placer, para 
alcanzarla conviene vivir en pequeñas comunidades de amigos. Su 
lema es ‘vive retiradamente’, propugnando un retorno a la natura-
leza y al cuerpo.
LÓGICA
La lógica suministra un criterio 
de verdad, para distinguir lo ver-
dadero de lo falso. Los epicúreos 
afirman que el conocimiento se 
basa en la sensación (teoría sen-
sualista). El criterio de verdad 
más importante es la percepción 
sensible, luego están las antici-
paciones (conceptos mentales a 
partir de la experiencia sensible) 
y las afecciones o sentimientos 
de placer y dolor. Los tres son 
siempre verdaderos, las opinio-
nes y razonamientos pueden ser 
falsos. El criterio viene dado por 
la sensación: son verdaderas las 
opiniones confirmadas por la ex-
periencia sensible.
FÍSICA
La física describe la constitución 
del cosmos para evitar el temor 
a la naturaleza. La física epicúrea 
es materialista, renuncia a ele-
mentos espirituales y adopta la 
teoría atomista (el universo está 
formado por átomos, peque-
ños elementos que se mueven y 
combinan entre sí en el vacío). El 
nacimiento y la muerte equivalen 
a agregaciones y disgregaciones 
de átomos, el universo se man-
tiene siempre inmutable. Niega 
una teleología en la Naturaleza 
(un orden subordinado a unos 
fines fijos) y la existencia de po-
deres divinos sobrenaturales. El 
orden natural es un equilibrio en-
tre necesidad y azar.
ÉTICA
Según los epicúreos, la felicidad 
reside en el placer, definido como 
ausencia de dolor en el cuerpo y 
de perturbación en el alma, se-
renidad, ataraxia. Los placeres 
deben ser elegidos de forma ra-
cional, ya que los que conducen 
a la felicidad son sencillos y al al-
cance de todo el mundo. Para lo-
grar la ataraxia hay que liberarse 
de los temores infundados, tanto 
del temor a la muerte como del 
temor a los dioses, que son indi-
ferentes a los asuntos humanos 
(indiferencia religiosa). El ser hu-
mano es autárquico para procu-
rarse su propia felicidad.
ESTOICISMO
En el s. IV a.C. Zenón de Citio funda en Atenas otra escuela de filosofía, conocido como los ‘filósofos del 
Pórtico’ (‘estoa’ en griego), ya que se reunían en ese lugar. El estoicismo gozó de una enorme difusión y 
fue la corriente más exitosa. Se desarrolla en tres etapas: estoicismo antiguo (s. III a.C.) representado por 
Zenón, Cleantes y Crisipo; estoicismo medio (s. II y I a.C.) con Panecio y Posidonio; y el estoicismo nuevo 
(s. I y II d.C.) con Séneca, Epicteto y Marco Aurelio.
Se declaran contrarios al epicureísmo, pero al igual que ellos afirman que solo existen realidades mate-
riales y que el conocimiento se basa en la sensación. Ponen en el centro de su filosofía a la naturaleza, 
concebida como un todo con acontecimientos predeterminados. Frente al individualismo, sostienen que 
todos los humanos pertenecemos a una comunidad de alcance universal.
LÓGICA
Igual que los epicúreos, conside-
ran que el conocimiento se basa 
en la percepción sensible y sobre 
ella se erigen conceptos abstrac-
tos (signos). A partir de muchas 
sensaciones repetidas, nuestro 
entendimiento elabora represen-
taciones mentales (‘representa-
ción comprensiva’) que pueden 
ser verdaderas o falsas. Para los 
estoicos lo verdaderamente real 
es el individuo, lo universal existe 
solo en la mente.
FÍSICA
Según los estoicos el principio 
(arché) de la Naturaleza está en 
la conjunción del fuego y el Ló-
gos (orden, razón). Conciben el 
universo como un gran organis-
mo autolegislado en el que todo 
está en concordancia. La física 
estoica se caracteriza por enten-
der que la Naturaleza está go-
bernada por un orden fijo, cuyo 
fin es cumplir un ciclo eterno de 
generación y destrucción. El uni-
verso ha nacido y se destruirá, 
tendrá lugar una combustión y 
luego una nueva generación; tras 
esto, volverán a repetirse todos 
los seres y acontecimientos del 
ciclo cósmico anterior, de forma 
idéntica, durante toda la eterni-
dad. Este orden cósmico (Lógos) 
es divino (en el sentido de per-
fecto y completo) y lo atraviesa 
todo (panteísmo), pero pertene-
ce al propio mundo, no es induci-
do desde fuera como en la tesis 
cristiana.
ÉTICA
Para los estoicos la virtud consis-
te en vivir de acuerdo con la na-
turaleza, conformándose con el 
destino. Defienden una ética del 
deber, distinguiendo ‘acciones 
convenientes o deberes’ (con 
una justificación razonable) de 
‘acciones perfectas’ (conducen 
a la felicidad y siguen la Recta 
razón). El hombre es autárqui-
co para lograr su felicidad, bien 
y mal proceden del interior de 
cada cual. 
Su ideal de vida consiste en ate-
nuar al máximo las emociones y 
pasiones, que alteran el alma. El 
sabio estoico debe perseguir el 
autodominio y el control racio-
nal, aceptando el destino porque 
todos los acontecimientos están 
predeterminados por un orden 
natural. Defienden principios 
igualitarios y presentan un com-
bate teórico contra la esclavitud.
ESCEPTICISMO
En él confluyen una tesis filosófica y una actitud vital. La tesis filosófica niega todo conocimiento de la 
verdad, como actitud vital propugna una suspensión generalizada del juicio (epoché), ya que todas las 
opiniones son inciertas y no debemos adherirnos a ninguna. Con esto lograremos un estado de ataraxia 
al que seguirá la felicidad. Se desarrollan tres corrientes:
• La doctrina de Pirrón de Elis (s. IV-III a.C.) considerado el fundador.
• La Academia escéptica (s. III – II a.C.), con Arcesilao y Carnéades.
• El nuevo escepticismo pirrónico, formulado por Enesidemo (s. I a.C. – I d.C.) y Sexto Empírico 
(s. II d.C.).
PIRRÓN DE ELÍS (s. IV – III a.C.)
Contemporáneo de Alejandro Magno, no escribió nada y conocemos su existencia por fuentes indirectas. 
Pirrón niega la existencia de un mundo de esencias, ni los sentidos ni la razón ofrecerían informaciones 
verdaderas o falsas, ya que la realidad es inconsistente. Ante esto, hay que abstenerse de juzgar y adhe-
rirnos a opiniones, permaneciendo indiferentes y evitando pronunciarnos sobre cualquier tema (afasia). 
De esta actitud resulta una perfecta tranquilidad. Para ser feliz es necesario seguir las convicciones pro-
pias de cada comunidad humana en la que nos encontremos.
LA ACADEMIA ESCÉPTICA
Tras la muerte de Platón, la Academia experimenta un declive hasta que en el s. III a.C. Arcesilao empren-
de una nueva fundación. No formula una teoría filosófica, se limita a cuestionar el resto de las escuelas, 
especialmente los estoicos. 
Arcesilao defiende que no existe ningún criterio de verdad que sea infalible porque a toda opinión se le 
puede oponer una contraria. Los estoicos alegaron que en la vida práctica hay que elegir una posición, 
por lo que Arcesilao estableció el criterio de ‘lo razonable’, aquello que es más conveniente en cada caso. 
Más tarde, Carnéades establece otro criterio: el criterio de ‘lo probable’, podemos saber si una opinión 
es más o menos creíble comparándola.
NUEVO ESCEPTICISMO PIRRÓNICO
En el s. I a.C. Enesidemo refunda el escepticismo con la pretensión de radicalizarlo, apoyándose en Pirrón. 
Afirma que no hay opiniones ni más razonables ni más probables que otras, niega totalmente la existen-
cia de una realidad estable.
Tras Enesidemo, Sexto Empírico fusiona el escepticismo con la medicina empírica. Con él el escepticismo 
alcanza sus cotas más altas y se precipita hacia su destrucción.
LA ÉPOCA IMPERIAL: NEOPLATONISMO
AMBIENTE INTELECTUAL EN LOS PRIMEROS SIGLOS DE NUESTRA ERA
Desde comienzos dela época imperial se produce un cambio de pensamiento, por un lado, se recupera 
el mensaje del platonismo, afirmando la separación entre realidad sensible y la inteligible. Por otro el 
pensamiento tiene un carácter ascético y salvífico (soteriológico), tratando de liberar al alma del mundo 
material y prometiendo su salvación. La filosofía comienza a confundirse con la religión, ya que retoman 
la filosofía platónica desde un sesgo religioso. El neoplatonismo pagano conduce a la experiencia místi-
ca en la que el alma se funde con lo divino; en su vertiente filosófica recuperan los dualismos de Platón 
(mundo sensible inferior e inteligible superior, dualismo antropológico de cuerpo y alma, y dualidad en-
tre opinión y saber).
Hay una serie de corrientes que se constituyen como el antecedente común del neoplatonismo y la Pa-
trística cristiana (Primera teología):
• Las religiones mistéricas, proceden de la zona oriental del Imperio Romano. Son secundadas por las 
clases más bajas y prometen la salvación del alma. Ej. culto a Isis.
• El platonismo medio y el neopitagorismo. Recuperan la teoría platónica de las Ideas y la reformulan: 
las Ideas son pensamientos situados en la mente de lo divino.
• El movimiento cultural judeohelenístico, se desarrolla en Alejandría y fusiona elementos de la reli-
gión hebrea con la filosofía platónica.
• Las corrientes gnósticas.
NEOPLATONISMO. PLOTINO (s. III – IV d.C.)
Es el último gran sistema de la tradición griega, en él la filosofía y la reli-
gión están inseparablemente unidas. El neoplatonismo supone la reacción 
de la filosofía pagana frente al cristianismo y sus principales escuelas son: 
escuela de Roma (Plotino, s. III), escuela de Siria (Jámblico, s. IV), escuela 
de Pérgamo (Edesio, s. IV), escuela de Atenas (Proclo, s. V) y Escuela de 
Alejandría (Sinesio, s. IV – VII).
Al igual que Platón, destacan el Bien frente a las demás ideas y lo identifi-
can con lo divino, con el Uno; las Ideas son pensamientos de la inteligencia 
divina.
LAS TRES HIPÓSTASIS Y LA PROCESIÓN O EMANACIÓN
El sistema filosófico de Plotino se forma en el s. III en Alejandría. Viaja a Oriente, donde entra en contacto 
con hindúes y persas, y funda en Roma una escuela. Su filosofía gira en torno a dos problemas: la relación 
entre lo Uno y lo múltiple (entre cada Idea y la realidad) y la forma en la que el ser humano puede desli-
garse de este mundo terrenal para reunirse con lo divino y contemplarlo. 
Todas las realidades proceden del Uno y retornan a él por emanación, por eso todas las cosas están rela-
cionadas. Entre el principio supremo y las realidades sensibles hay realidades intermedias:
El Uno, la Inteligencia y el Alma son las tres ‘hipóstasis’ (realidades verdaderas) y son divinas (politeísmo) 
porque son inmateriales, pero tienen diferencias jerárquicas (el Uno es el único no múltiple). 
PRINCIPIOS QUE RIGEN LA PROCESIÓN Y EL RETORNO
Toda procesión, cuando es perfecta, engendra necesariamente otra realidad diferente: la realidad pro-
genitora no resulta empobrecida ni transformada, la realidad generada es inferior y todo lo generado 
tiene hacia su potencia generadora (retorna). En el proceso de emanación, que no es cronológico, hay 
tres momentos: permanencia (de la realidad generadora), procesión (lo generado es indeterminado) y 
retorno (lo generado adquiere determinación al volverse hacia la potencia generadora y contemplarla).
 Dimensión inteligible 
UNO
INTELIGENCIA (NOÚS)
 Dimensión sensible 
ALMA
REALIDADES SENSIBLES
EL UNO
Es el principio supre-
mo, anterior a todas las 
cosas y su potencia. Se 
produce a sí mismo y el 
único acceso posible a 
él es la unión mística.
LA INTELIGENCIA
El Uno genera algo dife-
rente, en un primer mo-
mento indeterminado, 
que retorna a él, lo con-
templa y se convierte en 
Inteligencia. Cuando se 
vuelve al Uno, la Inteli-
gencia lo ve pluralizado 
en múltiples Ideas. Las 
Ideas son las esencias 
verdaderas, los mode-
los de las realidades 
sensibles. 
EL ALMA
La Inteligencia general 
algo diferente a ella, 
indeterminado, que se 
vuelve a ella y las Ideas 
y al contemplarlas, se 
convierte en Alma. En 
ese mismo acto, el Alma 
genera el mundo sen-
sible. Es su principio de 
generación y habita en-
tre la realidad sensible y 
la inteligible, conectán-
dolas entre sí. Es incor-
poral (suprasensible), 
eterna y divina.
LA MATERIA Y EL SER 
HUMANO
La materia es indetermi-
nada, procede del Alma 
pero no tiene capacidad 
de retorno. El ser huma-
no es su Alma, lo divino 
que hay en él, sin em-
bargo, vive en el mundo 
corporal. 
El fin supremo de la vida 
humana es liberarse de 
lo sensible y elevarse 
hasta el Uno, suprimien-
do la multiplicidad. La 
unión mística con el Uno 
puede ocurrir, momen-
táneamente, durante la 
vida del hombre, pero la 
fusión definitiva se pro-
duce tras la muerte.
CRISTIANISMO Y FILOSOFÍA
AGUSTÍN DE HIPONA
La Edad Media se caracteriza por los intentos de conjugar religión cristiana y filosofía griega, necesaria 
para defender los contenidos de la fe con la razón. Los dos principales autores son San Agustín (s. IV – V) 
y Santo Tomás de Aquino (s. XIII); San Agustín entrelaza filosofía platónica y cristianismo, Santo Tomás 
hace lo mismo con la filosofía aristotélica. A partir del reino de Esencias de los filósofos griegos, ambos 
teólogos afirman la existencia de las Ideas en la mente de Dios; el problema es que si Dios crea el mundo 
siguiendo esos modelos, es más un artesano que un creador omnipotente. Las dificultades para enlazar 
cristianismo y filosofía griega culminan al final de la Edad Media, cuando se trata de sustentar la fe sin 
acudir a la razón.
INNOVACIONES DEL CRISTIANISMO FRENTE A LA 
CULTURA GRECOLATINA
• La verdad es revelada por Dios y, por tanto, ab-
soluta, se sustenta en la fe. En Grecia son cons-
cientes del límite del conocimiento humano.
• La encarnación de Dios es el centro de la histo-
ria. En la cultura grecolatina no existe la idea de 
que lo divino se haga humano.
• Monoteísmo. La divinidad suprema de los filóso-
fos griegos no estaba reñida con la existencia de 
múltiples dioses.
• Creación a partir de la nada por voluntad divina, 
esto no tiene cabida en el pensamiento griego.
• Omnipotencia de Dios. Los dioses griegos no 
son omnipotentes.
• El hombre es creado a imagen y semejanza de 
Dios. En Grecia hay diferencias entre mortales e 
inmortales.
• La virtud es obedecer los mandamientos de 
Dios, el pecado es resultado de la voluntad huma-
na (pecado original de Adán y Eva). En Grecia el 
error es la ignorancia.
• Dios se hace hombre, muere y resucita. En Gre-
cia existe la idea de inmortalidad, pero no resu-
rrección.
• Providencia personalizada de Dios (cuida a cada 
persona individual).
LA GNOSIS
La filosofía cristiana se nutre de las mismas fuentes 
que el neoplatonismo: platonismo medio y neopi-
tagorismo, movimiento cultural judeohelenístico 
(Filón de Alejandría) y las corrientes gnósticas.
Las corrientes gnósticas son movimientos filosó-
ficos-religiosos desarrollados en los s. I, II y III d.C. 
en la zona oriental. En su formación intervienen 
elementos platónicos y elementos de religiones 
orientales mistéricas. Existe un gnosticismo pa-
gano y otro cristiano (declarado herejía en el s. II 
d.C.).
La gnosis son doctrinas secretas, solo para inicia-
dos. El conocimiento divino se logra mediante la 
introspección, el autoconocimiento, y con él se 
logra la salvación. Propugnan un fuerte dualismo, 
separando el espíritu, que es divino, de la materia; 
el espíritu es fuente del bien, la materia del mal. 
Nuestra alma procede de lo divino, está aquí exilia-
da y regresa mediante el conocimiento.
En el gnosticismo cristiano, fuertemente combati-
do por la Iglesia, el bien y el mal son representados 
por dos dioses: el Dios bueno (Nuevo Testamento) 
y el Dios malo (Antiguo Testamento, el demiurgo, 
que es malo porque ha creado el mundo). La certe-
za de que el cuerpo no puede ser divino les lleva a 
dudar de la naturaleza divinade Cristo y defienden 
que el conocimiento siempre es superior a la fe, 
por lo que el hombre es autónomo para salvarse.
MITO DE LA CREACIÓN ‘EX NIHILO’
Las cosmogonías míticas antiguas (Hesíodo) eran relatos del origen del mundo pero no planteaban la 
idea de una creación desde la nada, sino que entienden la eternidad como un ciclo (‘eterno retorno’). 
Las cosmologías filosóficas de la Grecia clásica conservaron esta idea del carácter cíclico del orden ; fue 
un pueblo nómada de pastores, el pueblo hebreo, el que planteó el mito de la creación desde la nada 
por un Dios único (monoteísmo). El cristianismo surgió a partir de la religión judía y para diferenciarse 
introdujo nuevos elementos.
Las tres teologías medievales monoteístas, la cristiana, la judía y la árabe, declaran que todo lo creado 
existe por obra de la creación divina y es innecesario, ya que podría no existir.
PROCESO DE ELABORACIÓN DE UNA FILOSOFÍA CRISTIANA: 
LA PATRÍSTICA HASTA AGUSTÍN DE HIPONA
 • Siglo I: Padres apostólicos (San Clemente de Roma, San Ignacio de Antioquía).
 • Siglo II: Padres apologistas (Justino, Arístides, Taciano, Tertuliano)
 • Siglo III: Escuela catequética de Alejandría (Clemente y Orígenes)
 • Siglo. IV: Edad de oro de la Patrística griega, Padres de la Capadocia (Gregorio de Nisa)
 • Siglos IV y V: San Agustín, culmen de la Patrística latina.
Los primeros difusores del cristianismo (padres apostólicos) reducen su doctrina a temas morales. Tie-
nen cercanía inmediata con los apóstoles y sus escritos son respuestas a comunidades eclesiásticas, car-
tas con contenido moral, sencillas.
El desarrollo teórico se inicia en el s. II (apologistas), que hacen frente a las críticas de los intelectuales 
paganos. Según estos, el cristianismo es una doctrina tosca, basada en una fe ciega y supersticiones, 
dirigido a las clases bajas aprovechándose de su ignorancia. De esta forma, los cristianos elaboraron una 
teoría más consistente, apoyándose en la filosofía griega (platonismo y neoplatonismo). En esta época 
se pierden testimonios directos de la vida de Jesús, solo quedan las Sagradas Escrituras, la Liturgia y la 
Tradición de las iglesias.
La Escuela catequética de Alejandría, especialmente Orígenes, construye por primera vez un sistema 
sólido de filosofía cristiana, buscando una armonización entre fe y razón. Orígenes desarrolla el tema de 
la Trinidad y la creación.
En 313 se decreta el Edicto de Milán, que permite la libertad de credo en todo el Imperio Romano y el 
cristianismo se extiende. El Edicto de Tesalónica (380) establece el cristianismo como la religión oficial.
Entre los Padres de la Capadocia destacan Gregorio de Nisa, Basilio el Grande y Gregorio Nacianceno, que 
formaron los dogmas del cristianismo y la ortodoxia (doctrina correcta). En el s.IV se combaten herejías 
y se unifica la doctrina cristiana, es la época de los concilios. En 325 tiene lugar el Concilio de Nicea, que 
establece el dogma que deben respetar los miembros de la Iglesia.
El empeño medieval consistió en defender racionalmente la fe desde la filosofía griega pero siempre 
priorizando la fe a la razón. Como consecuencia, la teología se desdobló en teología racional (basada en 
argumentos) y teología revelada (sostenida por las Sagradas Escrituras). Durante muchos siglos, se sos-
tuvo que la filosofía sin teología estaba huérfana.
Las relaciones entre fe cristiana y razón filosófica se concretan en tres etapas: primero rechazo y hosti-
lidad mutua; una segunda etapa con intentos de conjunción (San Agustín, Santo Tomás); y una etapa al 
final de la Edad Media en la que se separa razón y fe.
Los autores medievales que no son santos solían sostener tesis filosóficas y teológicas más o menos he-
terodoxas. El pensamiento cristiano ortodoxo continuó las tesis de San Agustín hasta la llegada de Santo 
Tomás de Aquino (s. XIII), que alteró radicalmente el panorama con la recepción de elementos aristotéli-
cos. Existe aquí una lucha entre dos órdenes medievales: los franciscanos (agustinistas) y los dominicos 
(orden de Santo Tomás); dos de los ‘herejes’ del final de la Edad Media, Ockham y Duns Scoto, fueron 
franciscanos y se opusieron al poder de los dominicos.
 AGUSTÍN DE HIPONA (s. IV - V): 
EL CULMEN DE LA PATRÍSTICA LATINA 
Es la principal fuente de la filosofía medieval cristiana hasta el s. XII. Nació y vivió en el norte de África 
y pasó temporadas en Italia; su formación intelectual es a través del latín. Recibió influencias del mani-
queísmo y fue profesor de retórica. Ha legado una extensa producción literaria, destacando Las confesio-
nes, La Trinidad y La ciudad de Dios.
TEMAS CENTRALES DEL PENSAMIENTO AGUSTINIANO
En los primeros siglos del cristianismo la filosofía griega sufrió un rechazo directo para luego comenzar 
a ser asimilada. Este cambio se refleja en la obra de San Agustín, el ‘creo porque es absurdo’ (la fe no le 
debe nada a la razón) se sustituye por un ‘creo para entender’.
Para San Agustín fe y razón son complementarias: la fe orienta a la razón y la razón refuerza la fe; es una 
fe que busca entender. Hace una distinción entre ciencia y sabiduría, la ciencia es el conocimiento racio-
nal del mundo sensible, la sabiduría es el conocimiento intelectual del mundo inteligible. La ciencia está 
subordinada a la sabiduría, cuyo fin es la contemplación de Dios. La filosofía es, también, sabiduría: busca 
la verdad para llegar a Dios.
Su filosofía gira en torno a dos temas, el alma humana y Dios, que son los mismo porque el alma es el 
camino para llegar a Dios. Para encontrar la verdad tenemos que dirigirnos al interior del alma, en un pro-
ceso ascendente; esta concepción encaja con el ideal de vida en el cristianismo medieval: vida monacal, 
retirada en el monasterio; el hombre religioso es el hombre de la interioridad y en su interior reside Dios.
En el alma están las realidades eternas: las Ideas platónicas. Estas Ideas proceden de Dios, son sus pensa-
mientos y están en su mente. El alma llega a conocerlas a través de un proceso de tres pasos: interioriza-
ción, autotrascendimiento e iluminación.
Otro de los temas que trata San Agustín en la conexión entre Dios, el mal y la libertad humana. Según él, 
el mal solo es ‘ausencia de bien’ y no algo que provenga de Dios; su origen es el libre albedrío del hombre 
y surgió cuando el primer hombre desobedeció la ley de Dios. El único camino hacia la salvación sería obe-
decer la ley de Dios (y de la Iglesia) y la felicidad completa tendrá lugar cuando el alma contemple a Dios. 
TEORÍA DE LA ILUMINACIÓN
• Refutación del escepticismo. Trata de demostrar que hay verdades universales y eternas que no son 
falsas, captadas por la razón (pertenecen al mundo inteligible). Las conocemos a través de la iluminación 
en un proceso purificador de elevación hacia Dios. Debemos conocerlas para ser felices.
• Principio de la autoconciencia. Tenemos conciencia de existir y pensar: existo y sé que existo. 
• Esta teoría procede de tres fuentes: 
 - La filosofía platónica, de la que hereda la separación entre realidad sensible e inteligible. 
 - El neoplatonismo, de donde recibe la idea de que las Ideas son pensamientos de Dios. Por otra 
 parte, las tres hipóstasis del neoplatonismo son semejantes a las tres personas de la Santísima 
 Trinidad (Padre, Hijo-Verbo y Espíritu Santo) y el proceso que realizan es similar a la iluminación.
 - De las Sagradas Escrituras, sobre todo el Evangelio de San Juan. 
• La teoría de la iluminación es también una teoría ontológica. La principal innovación del cristianismo es 
la noción de la creación, que procede de la Biblia. El mundo ya no es eterno, sino temporal y en él reina la 
voluntad de Dios. San Agustín distingue tres momentos en la creación, que corresponden a la Trinidad: 
la creación (Padre), donde aparece la materia de la nada; la formación (Verbo), donde Dios crea las cosas 
tomando como modelo las Ideas de su mente; y la ordenación (Espíritu Santo), que dota a cada ser de 
un fin.
• La teoríade la iluminación puede ser interpretada como una teoría noética (del conocimiento). El es-
píritu humano sería la materia iluminada por Dios para acceder a las Ideas y poder comprenderlas. San 
Agustín sustituye así la teoría platónica de la reminiscencia por la de la iluminación divina para conocer 
la verdad.
EL HOMBRE Y LA HISTORIA
El ser humano está hecho a semejanza de Dios y está constituido por inteligencia, memoria y voluntad. 
Se somete a una disyuntiva: vivir según la carne o según el espíritu y elevarse a Dios; este problema se 
presenta en ‘La ciudad de Dios’, donde la historia de la humanidad es una lucha entre la ciudad terrena 
(inferior, de conflicto y tinieblas) y la ciudad de Dios (lugar de la Verdad, el Bien y la Belleza). Ambas ciu-
dades se van aproximando lentamente hasta que se instaura el reino de Dios en la tierra. 
Esta referencia tiene su paralelismo histórico en las relaciones entre la Iglesia y el Estado, en una época 
en la que el Imperio Romano se está desmembrando y muchos paganos culpan de ello a la religión cris-
tiana. Siguiendo su alegoría, la Iglesia (único representante en la ciudad de los hombres de la ciudad de 
Dios) debe estar siempre por encima del Imperio y el Estado. San Agustín fue el primer pensador que ana-
lizó el sentido de la historia universal, concibiendo el tiempo histórico de forma lineal: desde la creación 
hasta el juicio final.
 
LA CONTROVERSIA DE
LOS UNIVERSALES
FORMACIÓN DE LA ESCOLÁSTICA
La Edad Media comienza con la caída del Imperio Romano de Occidente (476) y termina con la toma de 
Constantinopla por los turcos (1453); se desarrolla en tres grandes escenarios: Imperio Bizantino, Europa 
cristiana occidental y el mundo islámico.
La controversia sobre los universales afecta a toda la Edad Media. En el s. XII suceden dos acontecimien-
tos decisivos para la vida cultural europea: el desarrollo de las universidades y la llegada a Europa Occi-
dental de obras de la Antigüedad grecolatina transmitidas por los árabes.
Con las invasiones de los bárbaros se destruyen vías de comunicación y se estancan los intercambios 
comerciales y culturales. Además, destruyen los centros urbanos del Imperio Romano, la población se 
refugia en núcleos rurales y se va formando la estructura de los feudos. En los primeros siglos la vida 
intelectual experimenta un retroceso, se pierde el saber de la Antigüedad grecolatina y no se generan 
nuevos conocimientos.
Un primer renacimiento cultural se produce con el Imperio Carolingio en el s. VIII. Carlomagno, para ad-
ministrar el Sacro Imperio Romano Germánico, necesitó funcionarios preparados intelectualmente, por 
lo que fundó escuelas y promovió el saber y la educación. Fundó una escuela alrededor de su palacio, 
la escuela palatina, donde se recopilaron manuscritos antiguos. Al frente estaba el monje Alcuino, que 
organizó las siete artes liberales: el trívium (gramática, dialéctica y retórica) y el quadrivium (aritmética, 
geometría, astronomía y música). Esta organización se generalizó en escuelas y universidades medieva-
les. 
La ‘escolástica’ es la teología filosófica generada y difundida en los monasterios, abadías, catedrales y 
escuelas palatinas, cuyo objetivo es hacer comprensibles las verdades reveladas de la religión cristiana. 
Está ligada a la enseñanza: se utilizaba para instruir al clero y al pueblo. Los pensadores escolásticos se 
apoyan en la filosofía griega. El problema central que articula la filosofía medieval es el de la relación 
entre fe (dogmas de las Sagradas Escrituras) y razón (basada en argumentos). Las verdades de la fe son 
indiscutibles, por lo que la razón va por detrás de la fe: la filosofía es sierva de la teología. El individuo 
debe respetar a las autoridades: la Biblia, los Padres de la Iglesia y los dogmas de la comunidad eclesiás-
tica. El desarrollo de la escolástica tiene tres etapas: alta escolástica (s. XI – XII), apogeo (s. XIII) y crisis y 
disolución (s. XIV).
Hasta el s. XII los textos que se manejaban eran escasos: Sagradas Escrituras, obras de los Padres de la 
Iglesia, diálogos de Platón y textos de Aristóteles. Toda la filosofía escolástica hasta el s. XII es de cuño 
platónico, recibido a través de San Agustín. Hay tres corrientes en la escolástica: platonismo de raíces 
agustinianas (San Anselmo), platonismo místico de raíces neoplatónicas (Juan Escoto Eriúgena) y aristo-
telismo (Santo Tomás).
PRIMEROS FILÓSOFOS MEDIEVALES (s. IX – XI)
JUAN ESCOTO ERIÚGENA (s. IX)
Fue un monje irlandés y escribió ‘La división de la 
naturaleza’, en la que introduce dentro de la teolo-
gía cristiana elementos neoplatónicos (paganos), 
algo no muy habitual. Concede cierta prioridad a 
la razón sobre la fe, pero sostiene que no puede 
haber discrepancias. Defiende que todas las cosas 
emanan de Dios y retornan a él; el mundo ente-
ro es una manifestación de Dios, que lo impregna 
todo (panteísmo).
Divide la naturaleza en cuatro niveles jerarquiza-
dos, entre los que hay dos movimientos (descen-
dente y ascendente): en la cúspide aparece Dios 
como naturaleza creadora; en el segundo nivel se 
encuentran las Ideas platónicas, creadas (proce-
den de Dios) y creadoras a la vez, los modelos de 
todas las cosas; en el tercer nivel está el mundo 
sensible, que es creado y no creador; por último 
aparece otra vez Dios como fin (todas las realida-
des aspiran a retornar a él).
La obra de Eriúgena fue condenada por el Papa 
Honorio III, ya que no era compatible con el cris-
tianismo. El cristianismo afirma la trascendencia 
de Dios frente a todo lo creado, Eriúgena piensa 
que existe una continuidad entre Dios y lo emana-
do de él.
SAN ANSELMO / ANSELMO DE CANTERBURY 
(s. XI)
Era de origen italiano y se estableció en Canter-
bury, donde llegó a ser arzobispo. Su filosofía es 
de inspiración agustiniana, con una combinación 
entre platonismo y cristianismo.
Defendió la prioridad de la fe sobre la razón: hay 
que creer para entender. Entre ellas hay un acuer-
do porque el entendimiento está iluminado por la 
luz divina. Es célebre elaborar un argumento que 
prueba la existencia de Dios; es el llamado ‘argu-
mento ontológico’ y está destinado a los infieles, 
que niegan la existencia de Dios. Este argumento 
presupone dos cosas: la distinción entre esencia 
(imagen mental de algo) y existencia (si eso existe 
realmente o no) y que la existencia es más perfec-
ta que la esencia. 
Todos tenemos el concepto de Dios, concebimos 
una realidad suprema, mayor que la cual nada 
puede pensarse. Si este concepto existe en nues-
tro pensamiento, debe existir también realmente, 
pues de lo contrario no sería una realidad supre-
ma, la mayor que cabe pensar. Como entidad su-
perior debe contener todas las propiedades en su 
máximo grado y puesto que la existencia es una 
propiedad, si Dios no existiese carecería de ella.
Su principal oponente fue el monje Gaunilo, que 
objetó que se podría probar la existencia de cual-
quier concepto con solo atribuirle la perfección.
EL SIGLO XII
PEDRO ABELARDO
Es el pensador más importante del s. XII y uno de 
los más creativos de la Edad Media. Enseñó en la 
Escuela de Nôtre Dame y vivió en diversos monas-
terios de Francia, donde se refugió tras el escánda-
lo de sus amores con Eloísa y las persecuciones de 
los sectores más conservadores.
Defiende que no existe más que una verdad revela-
da por Dios y concede gran importancia al análisis 
racional para entender las verdades de la fe. No se 
debe creer en algo porque Dios lo haya revelado, 
sino porque la verdad resulta convincente, es razo-
nable. Reivindica el conocimiento racional más que 
sus contemporáneos, que le criticaban por ello.
Somete los textos a un cuestionamiento perma-
nente y mantiene una actitud de duda. Destaca por 
su estudio de la lógica y desarrolla una ética en la 
que lo que importa es la intención del agente y no 
sus consecuencias (ética de la intención).
ESCUELA DE CHARTRES
Fundada por Bernardo de Chartres, sus miembros 
cultivaron el interés hacia el

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