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CERRO CAMPANA DE TRUJILLOCERRO CAMPANA DE TRUJILLO Especial:Especial: ISSN 1991-5837 VOL. 23 N° 2, JULIO - DICIEMBRE 2012 TRUJILLO, PERÚ Revista Oficial de la Universidad Privada Antenor Orrego Universidad Privada Antenor Orrego© Revista indexada en el Latindex. Publicación semestral. AUTORIDADES UNIVERSITARIAS RECTOR Dr. Víctor Raúl Lozano Ibáñez VICERRECTOR ACADÉMICO Dr. Luis Antonio Cerna Bazán VICERRECTOR DE INVESTIGACIÓN Dr. Julio Chang Lam Carátula, contracarátula e ilustraciones separadoras de sección: Eduardo Urquiaga Murillo. La Universidad autoriza la reproducción de los trabajos de este número, siempre que se identifique su procedencia. ISSN 1991-5837 Hecho el Depósito Legal en la Biblioteca Nacional del Perú Nº 99-1509 Volumen 23, N° 2, Julio - Diciembre 2012 Título abreviado: Pueblo cont. Los artículos que aparecen firmados en esta revista expresan las opiniones personales de sus autores. DIRECCIÓN UNIVERSIDAD PRIVADA ANTENOR ORREGO Av. América Sur Nº 3145, Urb. Monserrate, Trujillo, Perú, Teléfono: 51-44-604447, Telefax: 51-44-282900, e-mail: postmaster@upao.edu.pe http://www.upao.edu.pe PRE PRENSA EDICIONES CAROLINA Sylvia Jackeline Ulloa Vásquez GERENTE DIRECTOR Dr. Saniel Lozano Alvarado EDITOR Dr. Fernando Rodríguez Avalos INTEGRANTE Dr. César Adolfo Alva Lescano COORDINADOR DE EDICIÓN Mg. Eduardo Paz Esquerre COMITE EDITORIAL Contenido Editorial 266 267 Evidencia cultural en el cerro Campana: Percy M. Valladares Huamanchumo 272 El Apu Campana, la montaña sagrada moche: Régulo Franco Jordán 292 Aspectos etológicos y ecológicos de Geranoaetus melanoleucus australis (Swann, 1922) “Águila de pecho negro” en el Cerro Campana: Carlos E. Quiróz Moreno, Carlos G. Quiroz Gutierrez 308 Loma el cerro Campana, patrimonio natural y cultural de la Region La Libertad: Eric F. Rodríguez Rodríguez, Luis Pollack Velásquez, Segundo Leiva González, Mario Zapata Cruz, Margarita Mora Costilla, Verónica E. Liza Trujillo, Brenda M. Martínez Torres 330 Estudio fitoquímico y antibacteriano de mezclas de plantas medicinales. En búsqueda de nuevos componentes Phytochemical and antibacterial study of medicinal plant mixtures. In search of new components Fredy Pérez Azahuanche, Fernando Rodríguez Avalos, Guillermo León Aponte, Douglas Sharon, Rainer W. Bussmann, Gail R. Willsky, Gabriel Guerrero, Keith Willner, Inés Castro Dionicio 339 Análisis fitoquímico preliminar de la papa madre (Sinningia warmingii) Preliminary phytochemical analysis of mother potato (Sinningia warmingii) César Francisco Díaz Casana, Patricia Lena Bautista De La Cruz, Karina Liz Bautista De La Cruz, Bertha Jurado Texeira, Maritza Dorila Placencia Medina, Pedro Jorge Chimoy Effio 345 Efecto de la dosis de irradiación UV-C y tiempo de almacenamiento sobre las características fisicoquímicas, microbiológicas, y antioxidantes en rebanadas de carambola (Averrhoa carambola L.), variedad Golden Star mínimamente procesada Effect of the irradiation dose and storage time on physicochemical, microbiological, and antioxidants characteristics in slices of star fruit (Averrhoa carambola L.) Golden Star minimally processed Luis Márquez Villacorta, Carla Pretell Vásquez, Carlos Minchón Medina 353 Efecto de la temperatura y tiempo de almacenamiento en el color de la cáscara, firmeza y contenido de aceite en palta (Persea americana Mill) variedad Hass Effect of temperature and time of storage on skin colour, firmnes, and oil content in avocado (Persea americana Mill) Hass variety Ana Cecilia Ferradas Horna, Fernando Rodríguez Avalos, Raúl Siche Jara 371 Efecto de la concentración de goma de tara y sorbato de potasio en película comestible sobre las características fisicoquímicas, microbiológicas y sensoriales en queso mantecoso Edible film in “mantecoso” cheese: effect of tara gum and potassium sorbate addition on physicochemical, microbiological and sensory properties José Chang Makay, Antonio Rodríguez Zevallos 381 Efecto de la adición de tres porciones de medallones de trucha arco iris (Oncorhynchus mykiss) y tres tiempos de esterilización en la aceptabilidad general de conservas de verduras Effect of the addition of three portions of medallions of rainbow trout (Oncorhynchus mykiss) and three times of sterilization on the general acceptability of canned vegetables Silvana Marivel Villanueva Catalán, Antero Celso Vásquez García, Noemí León Roque, José Rammanni Romero Yep, Tarcila Amelia Cabrera Salazar, Fernando Rodríguez Avalos 391 Producción de microalgas usando subproductos mariculturales Production of microalgae using mariculture by-products Juan Fernando Merino Moya, Eleuterio Lucio Encomendero Yépez 399 El pintor Eduardo Urquiaga Murillo Especial: CERRO CAMPANA DE TRUJILLO FITOQUÍMICA INDUSTRIAS ALIMENTARIAS · · · · · · · · · · · 264 | Pueblo cont. 23(2) 2012 Contenido OBSTETRICIA EDUCACIÓN Y PSICOLOGÍA DERECHO, POLÍTICA Y SOCIEDAD LITERATURA ESTAFETA DE PUBLICACIONES INFORMACIÓN PARA LOS AUTORES · · · · · · · · · · · · Administración de glucosa vía oral vs. vía parenteral en el test no estresante en gestantes del tercer trimestre Oral vs. parenteral glucose administration in nonstress test of pregnants at the third trimester Milagritos Jesús Ferrer Beltrán, Milagros Evelyn Vargas Narro, Edwin Carlos Rodríguez Vada 407 La televisión y los niños en el Asentamiento Humano Nuevo Horizonte de Trujillo Sonia Mary del Aguila 421 Eficiencia del gasto público en logros educativos de la educación básica regular en el Perú Efficiency of public spending in educational achievements of regular basic education in Peru Carlos Minchón Medina, Daphne Timaná Palacios 429 La familia y las redes sociales en los trastornos alimenticios en adolescentes The family and the social networks in the food disorders In teenagers Zelmira Beatriz Lozano Sánchez 439 La constitucionalidad y la democracia Constitutionality and democracy Víctor Julio Ortecho Villena 449 Avatar político de Haya De la Torre Political vicissitude of Haya De la Torre Demetrio Ramos Rau 453 Luis Alberto Sánchez y Jesús Cabel: una propuesta de diálogo 469 Voces “culles” en la poesía de César Vallejo Culles voices in poetry of Vallejo Íbico Rojas 483 Discurso de recepción de Saniel Lozano Alvarado a la Academia Peruana de Literatura Infantil y Juvenil Jesús Cabel Moscoso 493 El último libro de Eduardo Paz Esquerre, ante la crítica literaria Jorge Chávez Peralta, Luis Enrique Tord, Eduardo González Viaña 497 Wilfredo Torres Ortega,poeta lírico en el recuerdo César Adolfo Alva Lescano 503 Creación de egresados UPAO: Wilde Mollan 507 Television and children of New Horizont Human Settlement of Trujillo 513 538 | 265Pueblo cont. 23(2) 2012 Universidad, investigación e inclusión No obstante que en su significado primordial e inmediato el concepto de educación inclusiva se relaciona con la opción de brindar oportunidades de educación a estudiantes con capacidades especiales (o limitadas), de manera que no queden fuera, marginados o excluidos de los sistemas formales, el concepto actual se relaciona con los procesos de mejoramiento, renovación y transformación progresiva del sistema, de manera que se pueda ofrecer oportunidades y formas de educación de calidad a todas las personas sin distinción y adecuada a la realidad y condiciones en que se desarrollan. Conforme a estos nuevos conceptos, la universidad también tiene el reto de ofrecer una educación orienta- da al óptimo desarrollo de los estudiantes, al mismo tiempo que promueve la cohesión e interrelación de los miem- bros de la respectiva institución; es decir: autoridades, profesores, estudiantes, egresados y empleados adminis- trativos, en amplio y fraterno encuentro con los integrantes de otras instituciones, condición y procedencia. En el reconocimiento de esta realidad, la universidad que opta por la educación inclusiva realiza sus acciones conforme a los objetivos trascendentales de ayudar, apoyar, incentivar, promover, participar e impulsar el desarrollo institucional en un amplio espacio de solidaridad e interrelación humana y social, de manera que se pueda intercambiar experiencias, difundir buenas prácticas, ejecutar e impulsar programas, proyectos y políticas educativas innovadoras, con el propósito de incorporar a los involucrados en la moderna sociedad del conocimien- to, el avance e innovación tecnológica, las nuevas expresiones culturales y el acceso al bienestar y el progreso. Entendidas así estas nuevas inquietudes, uno de los aspectos cruciales, estratégicos, primordiales, declarados pero no siempre logrados, ejecutados o practicados en forma continua, característica y distintiva, es la investigación, entendida no solo como actividad metodológica y sistemática, sino como opción real de descubri- miento, difusión y propagación del conocimiento científico y tecnológico, la creación y desarrollo cultural y la producción artística, cuyas expresiones y formas deben ampliar, iluminar y consolidar la actividad predominante- mente lectiva de la universidad convencional. Precisamente, lo que nos proponemos a través de la edición de “PUEBLO CONTINENTE” es incluir los trabajos de investigación y creación de docentes, estudiantes y egresados, tanto de la comunidad orreguiana como de otras universidades de la región, el país y el extranjero. Los resultados no han tardado en manifestarse con diversas voces de reconocimiento, continuas solicitudes y envíos de trabajos de autores de otras instituciones universitarias y centros académicos, actitud que nos reafirma y alienta en la misión encomendada. Por eso, a través de las sucesivas ediciones, las páginas de nuestra revista están permanentemente abiertas, no solo para los miembros de nuestra universidad, sino también para autores de otra pertenencia y procedencia. En esa pers- pectiva, nos reafirmamos en la confianza de una mayor participación en las tareas relacionadas con la investiga- ción, la tecnología y la cultura en general, que, como es obvio, se inscriben en los fines primordiales de la actividad y función universitarias. Por las reflexiones expuestas, renovamos las expresiones de nuestro reconocimiento a los autores que continuamente enriquecen el contenido de los sucesivos números de PUEBLO CONTINENTE, con la entrega de sus artículos de investigación y creación, al mismo tiempo que reiteramos nuestra invitación al conjunto de la comuni- dad universitaria para que se sume a esta alta misión de la universidad, cuya realización debe ser tarea, actividad y participación de todos. Saniel E. Lozano Alvarado / DIRECTOR Editorial 266 | Pueblo cont. 23(2) 2012 E n cada edición de la revista Pueblo Continente privilegiamos –en la carátula y en las páginas separadoras de sección– la presentación de obras de notables pintores nacidos en el departamento de La Libertad. Esta vez el pintor invitado es Eduardo Urquiaga Morillo, cuya temática, en las variables de sus motivaciones de ver más allá de lo evidente, se nutre de ciudades coloniales y republicanas, entre ellas, la de Trujillo, las cuales idealiza en el marco de su estilo personal. Con la torsión de la imagen y su preferencia por determinados colores con contrastes no muy fuer- tes, construye la atmósfera y el estilo a través del cual expresa su percepción de la realidad convertida en vivencia estética, en motivos artísticos que tie- nen su atractivo en la añoranza de viejas calles, igle- sias, casonas, balcones, patios, zaguanes, portadas, faroles, cúpulas, rejas y grandes fachadas, a las cua- les dota de su particular emoción y de sutil misterio. Su primer cuadro, ejecutado hace ya más de cuaren- ta años, fue pintar en lienzo la casa del Mayorazgo de Facalá (la ubicada en la esquina de las calles Piza- rro y Bolognesi en la ciudad de Trujillo). A través de sus pinturas ha hecho, a su modo, el rescate del cen- El pintor EDUARDO URQUIAGA MURILLO | 267Pueblo cont. 23(2) 2012 tro histórico de esta ciudad norteña. Expone desde 1967. Artista disciplinado, ha pintado alrededor de cinco mil cuadros a lo largo de toda su carrera profe- sional como pintor. Para Urquiaga “no existen cuadros que gusten o no gusten, sino existen cuadros con los que la gente se identifica de menor a mayor grado, en relación con la verdad interna que representan y la huella del carácter de quienes los han pintado”. Nacido en 1941, discípulo distinguido del pintor Pedro Azabache, egresó de la Escuela Superior de Bellas Artes “Macedonio de la Torre” en 1970. Allí desarrolló su capacidad creativa a la vez que ejerció docencia enseñando dibujo y pintura desde 1971 hasta hace poco. Ha obtenido premios y distinciones por su parti- cipación en concursos de pintura en 1969, 1970 y 1971. 1974: Homenaje a la Semana Santa de Trujillo, Galería del Club Central de Trujillo. 1975: Óleos y Tintas en la Galería Mutual Perú (Lima). SUS EXPOSICIONES COLECTIVAS E INDIVIDUALES MÁS IMPORTANTES Homenaje al 150° Aniversario de la UNI. Galería ICPNA, Chiclayo. 1977: Exposición en la Galería Petróleos del Perú (Lima). 1979: Exposición en la Galería del Hotel san Agus- tín (Cuzco), auspiciado por la Alianza Fran- cesa. 1985: Exposición en la Galería del Colegio de Arquitectos (Trujillo). 1986: Galería de Arte “Sol” (Lima). 1987 a 1990: Galería de Arte “Tiempo” (Trujillo). Galería de Arte “2VS” (Lima). 2000: Banco Wiesse “Homenaje a la Mujer” (Tru- jillo). 2001: Casa del Lago: México (Embajada del Perú). Banco Continental: “Retrato de Mujer”. 2002: Homenaje al Maestro Pedro Azabache. Municipalidad Distrital Puerto Malabrigo (Trujillo). 2002: Museo de Arte de Orlando. EE.UU. 2003: Pintura Peruana Contemporánea. Burgos, España. 2003: Club Central, “Pintura peruana Contempo- ránea”. 2004: Banco Continental de Trujillo, “Grupo 5”. 2005: Banco Continental de Trujillo, “Pedro Aza- bache y sus discípulos”. 2006: Banco Continental de Trujillo, “El color del Perú”. 2007: Banco Continental de Trujillo, “Trujillo Arte del Siglo XX. El Orden del Camino”. 2008: Galería LE GRIGO, Bélgica, “Pintura indí- gena del Perú”. 2009: BancoContinental: “Pintura Contemporá- nea de la Libertad”. 2009: Club Central, ”Homenaje a Ricardo Rey Ganoza”. 2009: Banco Continental “Homenaje a Víctor Urquiaga Parodi”. 2011: Muestra Colectiva de Galería “SOL”, Hotel Sheraton, Lima. 2011: Muestra antológica “Añoranzas trujillanas”. Centro Cultural de Trujillo, Fundación Cul- tural del Banco de la Nación. Eduardo Urquiaga Murillo 268 | Pueblo cont. 23(2) 2012 Eduardo Urquiaga Murillo. Cerro CAMPANA de TRUJILLO TRUJILLO, PERÚ - 2012- UPAO Riqueza natural y arqueológica Se trata de una elevación natural de gran altura que se divisa desde el valle en que se ubica Trujillo y sus distritos aledaños, así como desde el valle Chicama, en donde puede observarse hasta desde el distrito de Paiján. La montaña es un límite compartido entre la provincia de Trujillo y la provincia de Ascope. Ubicada entre el mar y la carretera Panamericana, se le conoce más como Cerro Campana. Mal llamado así pues el cerro es una elevación natural de menor altura que una montaña. Se considera el cerro una elevación que no supera los 100 o 200 metros de altura y a la montaña una eminencia topográfica superior a los 700 metros respecto a su base. El Campana tiene 996 metros sobre el nivel del mar: es una montaña, no un cerro. Antes que Campana, su nombre primigenio, de origen prehispánico, sería Rupipe, pues así se le menciona, desde el valle Chicama, en 1593, como un punto de referencia, en una escritura de venta de tierras arenosas, cercanas a la mar, a Doña Florencia de Mora y Escobar: “…el cerro nombrado Rupipe que esta cerca de Chiqui- toy y hacia la mar y desde el Camino Real” que va “de este valle de Chicama hacia Truxillo”. (Citado por Jorge Zevallos Quiñones, en “Los cacicazgos de Trujillo”, Truji- llo, 1992, Pág. 59). Por su importancia histórica, natural y arqueológica, existe en el Congreso de la República el proyecto de ley 1567, en manos de la Comisión de Cultura y Patrimo- nio Cultural, que busca se declare de interés nacional y de necesidad pública la pro- tección de la biodiversidad y el patrimonio cultural del Cerro Campana. El marco legal deberá permitir la planificación de tareas de conservación, investigación y pro- moción de un turismo ecológico y científico controlado, teniendo en cuenta que se trata de un ecosistema único, pero frágil. especial La montaña Campana posee una loma costera cuyo ecosistema le permite generar diversas variedades de vegeta- ción que reverdece en el invierno gracias a la garúa. Los botánicos Nicolás Angulo, Arnaldo López y Abundio Sagástegui encontraron en ella cuatro especies nue- vas para la ciencia. Y los zoólogos han iden- tificado la existencia de numerosos espe- cies de vertebrados, mamíferos, aves, reptiles e invertebrados, así como insec- tos polinizadores. Teniendo en cuenta tradiciones andi- no-costeñas y las evidencias arqueológicas encontradas, se puede afirmar que en la época prehispánica fue una montaña tute- lar, una montaña sagrada, un Apu mágico- religioso para los habitantes de los dos valles que forman su entorno (el valle del Chimo –hoy valle de Trujillo– y el valle de Chicama), tanto en el periodo Moche como en el Chimú. Por ejemplo, su vincula- ción con Chan Chan es evidente, por el lado sur; y por el lado norte, informaciones vin- culadas con saberes ancestrales del curan- derismo tradicional, hacen referencias a la “Piedra Parada” (una enorme piedra extra- ñamente parada en un lugar del vértice de una larga loma rocosa que se desprende del Campana hasta terminar cerca de Huaca Colorada, Chiquitoy), convocada antaño por los curanderos como “piedra de poder”, dadora de poder y fuerza al que sabe invocarla con el rito chamánico correspondiente, según registro de estu- dios antropológicos (Rodríguez Suy Suy). En la presente sección especial de “PUEBLO CONTINENTE”, deseosos de contribuir al conocimiento de esta gran montaña, nos complace presentar cua- tro estudios realizados sobre ella: el de Percy M. Valladares Huamanchumo, Pre- sidente de la Asociación de Rescate y Defensa del Apu Campana (historia); el del arqueólogo Régulo Franco Jordán, de la Fundación Wiesse (arqueología); el de los biólogos Carlos E. Quiroz Moreno y Carlos Quiroz Gutiérrez (fauna); y el de los biólogos Mario Zapata Cruz, Eric Rodríguez Rodríguez y otros (flora); a quienes agradecemos su colaboración. Eduardo Paz Esquerre Palabras clave: Cerro Campana, Huanchaco, Huaca La Luna, Huaca El Brujo, Moche, Lomas costeras, Apu. Cuando el hombre empezó a desplazarse por primera vez en este vasto territorio de variados pisos ecológicos, empezó a darle sentido antropomórfico a la naturaleza y a mantener un equilibrio a través de los cambios sucesivos de progreso social, lo cual le permitió edificar en esta tierra andina una de las más importantes culturas americanas. A través de la prehistoria huanchaquense hay toda una estratificación de culturas y naciones, cada una de las cuales posee un florecimiento perió- dico, en el que alcanzaron grandes avances socio- INTRODUCCIÓN culturales influenciados, precisamente, por una probable cultura madre local que brindó conoci- mientos y absorbió, a su vez, los de otras culturas asentadas en este territorio, con lo que se enrique- ció enormemente a estas últimas. Este desarrollo evolutivo les permitió perfeccio- narse rápidamente. Su éxito estuvo basado en la asimilación de las experiencias que les antecedieron y permanecieron acumuladas a través de miles de años. La cerámica con decoración hallada en el Cerro Campana y zonas aledañas nos permitirá analizar fenómenos religiosos y la arquitectura nos permitirá hallar la continuidad ritual entre los sitios tempra- nos, con y sin cerámica. EVIDENCIA CULTURAL EN EL CERRO CAMPANA Percy M. Valladares Huamanchumo Asociación de Rescate y Defensa del Apu Campana 272 | Pueblo cont. 23(2) 2012 “Quien quiere su Historia, quiere a su Patria. Quien quiere a su Patria, velará su patrimonio… Estas Ruinas reclaman de usted su respeto y protección”. Máximo Ricardo Díaz Díaz Fundador y Primer Director del Museo de Arqueología de la Universidad Nacional de Trujillo. Cerro Campana. Foto en Casa de la Cultura y Turismo del distrito de Huanchaco. (2009). Este Apu mágico-religioso ha influenciado gran- demente el desarrollo del hombre costeño asentado en Huanchaco y ha mantenido esta tradición cultu- ral a través de las fiestas populares, danzas, cuentos, leyendas, usos y otros que han permitido que la Cul- tura Viva perdure en este territorio, rico en biodi- versidad y conocimientos, interrelación que hubie- se desaparecido de no haber sido ocultada en los ritos religiosos venidos de España. El presente documento solo trata de dar a cono- cer los inmensos recursos arqueológicos, naturales y turísticos que posee el Cerro Campana, así como dar un punto de vista personal y local de algunos supuestos que merecen ser tomados en considera- ción desde el punto de vista antropológico. Se pre- tende encauzar las ideas que antes fueron dejadas de lado y ahora, las nuevas generaciones de arqueó- logos, recién empiezan a tomar en cuenta. Esta visión es la que guiará los supuestos de este humilde trabajo, que deberá luego ser confirmada o no, por arqueólogos y antropólogos. Al margen de los estudios de los profesionales –en pro o en contra del presente documento– es innegable la importan- cia que ejerció y ejerce el Cerro Campana como Apu principal liberteño. De allí la necesidad pri- mordial de su conservación, protección y preserva- ción para las futuras generaciones. I. UBICACIÓN El Cerro Campana pertenece políticamente al distrito de Huanchaco, Provincia de Trujillo, Región La Libertad. Está ubicado a 16 km. De la ciudad de Trujillo y a 8 km. de la línea de playa. Dista 21 km. de la Huaca El Brujo (provincia de Ascope) y 22km. de la Huaca La Luna (Moche). Tiene una elevación de, aproximadamente, 1002 m.s.n.m., y marca el inicio del Sistema de Lomas Costeras que se extiende hasta Cosquimbo en Chile. Evidencia cultural en el Cerro Campana | 273Pueblo cont. 23(2) 2012 Mapa de ubicación del sitio de Lomas de Cerro Campana. Gori Tumi 2011. II. DESCRIPCIÓN El macizo rocoso que data “de la era Mesozoica, periodo Cretáceo Superior-Terciario inferior (periodo de formación de grandes montañas, hacia aproxima- damente 100 millones de años) es una de las tres ele- Medición con GPS desde la parte más alta del Cerro Campana. Foto: Carlos Gene Quiroz. El Cerro Campana visto desde Huanchaco. Foto: José Pajares (2009). 274 | Pueblo cont. 23(2) 2012 vaciones existentes de una formación rocosa de apro- ximadamente 9.0 kilómetros de longitud y 4.9 kiló- metros de ancho en su parte más amplia” (Carlos 2Gene Quiroz). Abarca, aproximadamente, 36 km que, sumados al sistema lomal, totaliza un aproxima- 2do de 108 km . Es mucho más rico en biodiversidad que las demás lomas costeras peruanas y chilenas. Es poseedor de una riqueza arqueológica aún no estudia- da; significa un enorme potencial turístico que, desa- rrollado, puede convertirse en un verdadero motor del desarrollo local, regional y nacional. “…Ci-Pong lo llamaban los gentiles al Cerro Campana… si, así contaban los antiguos” (Ver- sión oral de Manuel Huamanchumo Cumpa en 1975); esta versión adquiere ahora significado pues Macera anota “Ci-qui” para nombrar al Gran Señor del Chimú, es decir: Ci=Gran; Qui=Señor (Mace- ra, 1978:95) y el Padre De La Calancha manifiesta que “Alec Pong” llamaban los yungas a unas piedras que adoraban, que quiere decir “Deidad en piedra”. En resumen, si unimos las frases, culminaríamos en “Ci-Pong”, es decir, Gran Piedra, Piedra grande o Piedra principal, justamente lo que Huamanchumo manifiesta oralmente en 1975. Walter Díaz Sánchez consigna como “Cerro Azul” el nombre antiguo del Campana. Aurelio García y García, en “Derrotero de la Costa del III. NOMBRE DEL CERRO CAMPANA Perú”, manifiesta que “debe su nombre a la figura que presenta, que es igual a la de una antigua cam- pana colocada en el suelo: termina en unas crestas que imitan las partes de las asas en que se cuelga la campana” (Aurelio García y García, 1863). Duran- te la época colonial, a raíz que los navegantes se guiaban por la forma de Campana del cerro, estos comienzan a llamarlo “El Cerro de la Campana”. Posteriormente surgiría la leyenda de la Campana de oro, alimentada por los religiosos franciscanos; variará un tanto el nombre hasta el que le conoce- mos en la actualidad: Cerro Campana. La Cultura involucra toda creación humana, tanto objetos materiales como aquellas creaciones no materiales. Esta es la manera como el hombre ha logrado adaptarse a los diversos medio ambientes en diversas regiones del globo, del mismo modo como este ha ido variando en el tiempo producto del avan- ce de la tecnología y el conocimiento humano, desde que el hombre se autoformara separándose de los antropoides hace más de dos millones de años (Uceda, 2006). El entorno del Cerro Campana no ha sido ajeno a ello, y prueba de ello es la múltiple diversidad de restos culturales esparcidos por todos los diversos pisos ecológicos que posee, muestra de la cual, ano- tamos a continuación: IV. DESARROLLO CULTURAL Cerro Campana. Foto: Percy Valladares (2009). Percy M. Valladares Huamanchumo LÍTICO (10000–7000 a.C.) Según los conceptos paleolíticos, “climática- mente, la época de hace diez mil años, ofrecía ópti- mas condiciones, y facilitaba a los cazadores de grandes ciervos y tarukas, de llamas, guanacos y vicuñas, aun en las altas regiones de la puna,(…) una vida sin durez (…). En los meses secos, no obs- tante, el cazador perseguía a la presa, que descendía a la zona de ‘vegetación de las lomas’ próxima a la costa” (Horkheimer, 1958, edic. 1973). El mar, los valles y las lomas proporcionaban los principales alimentos. Las viviendas, en un primer momento, eran las cuevas y los abrigos rocosos. PRE-CERÁMICO (7000–2500 a.C.) La primera evidencia de poblaciones humanas en la costa ocurre alrededor 6500 a.C. (Álvaro Higueras); sin embargo, Morales afirma que “es evidente el vacío existente sobre informaciones tem- pranas en la literatura etnohistórica de la costa norte del Perú” (Ricardo Morales, 2004, pp. 111), lo que no implica necesariamente que no existan indi- cios sobre esta época. Hacia el 7 mil a.C. aparecieron arreglos en las cuevas: barreras de troncos y ramas en la entrada, | 275Pueblo cont. 23(2) 2012 Cronología Arqueológica de Huanchaco. Fuente: Casa de la Cultura de Huanchaco (2010). Instrumento lítico hallado en el Lado Sur del Cerro Campana (1977). Foto: Percy Valladares Huamanchumo (2008). Paraviento, lado suroeste del Cerro Campana. Foto: Percy Valladares Huamanchumo (2010). Evidencia cultural en el Cerro Campana 276 | Pueblo cont. 23(2) 2012 muros pequeños de piedra y, al interior, pinturas rupestres y fogones, incluso hornos. En la costa hay campamentos semicirculares al aire libre (paravien- tos), los mismos que también aparecen dispersos en el Cerro Campana. A finales del año 2011, en una visita al Campana realizada por el autor, el periodista Diego Rojas La Torre y el arqueólogo Ronald Tafur, gracias a la agu- deza visual de este último, se halló, dentro de un abrigo rocoso, una pintura rupestre representando la cabeza de un animal, probablemente un cérvido, comiendo hojas. (Ver foto abajo). naturales” (Gálvez, 2004), interesante apreciación sobre el sistema lomal que anteriormente no había sido tomada en cuenta. Los estudios del periodo lítico nos grafican el desplazamiento constante del hombre cazador- recolector “por diferentes rutas hacia el mar, a los contrafuertes andinos o al valle y viceversa, para obtener sus recursos” (Deza, Munenaka, 2004). Esta forma de subsistencia (lomas, litoral, fuentes de agua) “fueron factores determinantes para que en esta época temprana ocurriera una importante ocupación en las zonas actualmente desérticas” (Rosario Becerra-José Carcelén ,2004); dio lugar a “la aparición de la cerámica, junto a la tecnifica- ción de la agricultura”, como elementos referencia- les que marcan el punto de partida del Formativo (Jesús Briceño, 2004). Es decir, que “poco a poco, comenzó a jugar un rol cada vez menos importante la caza, por lo menos en la costa…” (Horkheimer, 1958); se amplía más el repertorio de flora utilizada (de lomas) hasta lle- gar a la agricultura propiamente dicha. El nortea- mericano Herbert J. Spinden, opinaba, en 1928, que “en Sudamérica las civilizaciones agrícolas son más antiguas en las regiones áridas y abiertas del Perú. Quizás tenga razón para el territorio de lomas, el mismo que fue prácticamente abandonado durante muchos años por los profesionales de la arqueología. Cristóbal Campana manifiesta que el sistema de lomas “…explica la presencia extensiva de cazado- res trashumantes (estacionales), en la zona de lomas. Y, estos, por tener en invierno guanacos, venados o roedores que bajarían en el verano por las quebradas, humedecidas por las aguas de lluvia de la sierra (noviembre a marzo), en busca de “caza marina”, recolección de mariscos y también pesca. No debemos olvidar que en esta época, los valles y sus deltas humosas eran unos verdaderos y ricos oasis, en donde completarían una dieta más rica y variada en alimentos proteínicos (Werbebauer 1944; Tosi 1960; Paterson 1968; Ferreyra 1969; entre otros)” (Cristóbal Campana, 2004, pp. 153). “Desde la aparición del hombre en el universo andino, las rocas han conformado parte de su cos- mogonía, estando muy vinculadas e interrelaciona- Pintura Rupestre. Foto: Percy Valladares Huamanchumo (2011). Gracias a los aportes realizadospor Jesús Briceño (1994) en investigaciones aledañas al Cerro Cam- pana, se reconfirma la tesis de Horkheimer en esta zona costera, a la vez que coincido con C. Gálvez, al afirmar que en la zona se desarrolló el Precerámico más temprano en esta parte de la Costa Norte del Perú; se registran sitios paijanenses anteriormente no reportados, y se la entiende como “una cultura de cazadores-recolectores adaptados no solo a la costa, sino también a la parte baja de la sierra” (Cé- sar Gálvez, 2004). César Gálvez nos habla también sobre la posibili- dad de la existencia de varios corredores naturales usados por el paijanense: “El hallazgo de importan- tes evidencias paijanenses en las Lomas del Cerro Campana (Briceño et al. 1994), ubicados en la intercuencas Chicama Moche, (…) nos lleva a incluir este Ecosistema en la ruta de los corredores Percy M. Valladares Huamanchumo das a aspectos elementalmente sacros, razón por lo cual perduró a través de diversas épocas, teniendo un especial significado que le conducía al ancestro, concepción cimentada en lo inmutable de su natu- raleza y vistas como deidades protectoras. Su sim- bología en la superficie pétrea la reviste de mayor misterio; indudablemente que dichas representacio- nes connotan imágenes simbólicas difíciles de desci- frar; sin embargo, cumplieron con una función ele- mental y sagrada en la convivencia del hombre en diversas etapas de su historia” (Tomado de “Arte rupestre en La Libertad” de Daniel Castillo, Agosto 2010). Muy probablemente, en esta época, ya habrían surgido múltiples actividades en el Campana con la finalidad de lograr del cielo suficiente agua para subsistir y aplacar el tórrido calor de las zonas desér- ticas (sacrificios, oraciones, ceremoniales y peregri- naciones a las fuentes acuíferas) con el fin de esti- mular la lluvia y captar su humedad. Quizás de esta forma eran adorados en la época final de esta fase prehispánica todos los elementos naturales que estaban vinculadas con el suelo y el agua, importan- tes para la producción de alimentos y esta significa- ción profunda de los alimentos, nos hablan de un posible culto al agua, presente en toda la cultura andina. Toshihara afirma lo siguiente: “La distribución de los sitios del periodo Formativo en general no excede los 200 m.s.n.m.; la excepción corresponde a dos sitios cerca de la ladera sur del Cerro Campana. Es posible que estos sitios se agrupen en 4 catego- rías: sitios públicos con montículos, sitios habitacio- nales, sitios rituales y cementerios” (Kayoko Tos- hihara, 2004). Sin embargo, hay que precisar la necesidad de ampliar más las investigaciones a más áreas aledañas del Cerro Campana, puesto que no solo el macizo rocoso posee restos arqueológicos esparcidos, sino también el sistema de dunas adya- centes a él. A pesar que la tecnificación de la Agricultura es un referente de este periodo, sin embargo no hay señales que indiquen la existencia de canales de FORMATIVO (2500 a.C. –200 d.C.) riego en la zona, salvo el encauzamiento artificial de un río –hoy seco– en el flanco nororiental del Cerro Campana y algunas marcas dejadas en el lado sur del Valle bajo de Moche (Cerro Campana). No se conoce de acueductos que quizás hayan quedado cubiertos por la tierra y el polvo acumulado por los años, lo que hace necesario una prospección arqueológica del terreno para confirmar o desechar este supuesto. Es muy probable que bajo las dunas adyacentes al Campana puedan existir algunas formas de tec- nología agrícola prehispánica oculta a la mirada actual, lo cual enriquecería en gran medida los estu- dios sobre riego prehispánico hasta ahora realizados en el Valle de Moche. En cambio, para el lado adyacente al promonto- rio rocoso llamado localmente “Cerrito de La Vir- gen” (no olvidemos que este promontorio rocoso forma parte de la cadena de lomas del Cerro Cam- pana) se visualizan vestigios de canales que irriga- ron esta zona desértica en tiempos prehispánicos. Persiste el tema importante de la relación entre el medio ambiente, como es la formación de Lomas y el intercambio entre los pobladores asentados en este sistema ecológico y otras poblaciones cercanas al mar, como lo fue Pampa Gramalote, en donde el joven arqueólogo Gabriel Prieto Burméster, al mando del grupo científico de la Universidad de Yale, en las excavaciones realizadas en Huancha- quito en el 2010, puso al descubierto especies de | 277Pueblo cont. 23(2) 2012 Encauzamiento artificial del río seco, zona de El candelabro. Foto: Gabriel Prieto Burméster (2010). Evidencia cultural en el Cerro Campana 278 | Pueblo cont. 23(2) 2012 lomas (especies vegetales y fauna ) que fueron utili- zadas por los antiguos pobladores de huanchaco en su dieta; se, clarifica una vez más la relación directa del antiguo poblador local con el sistema lomal del Cerro Campana, muchos años antes que surgiera la Cultura Chavín (ya Briceño y Billman habían hecho anteriormente un reporte similar). Asimismo, en el Cerro Campana existen vesti- gios de fauna marina (basurales de conchas mari- nas, restos óseos de ballena) que refuerzan la hipó- tesis de intercambio. Esta relación entre el medio ambiente deberá evaluarse más profundamente, si tenemos en cuen- ta que “en el Valle Chicama las lomas no se desarro- llan bien, excepto en el área del Cerro Campana” (Carranza, 1996). Tanto en el macizo rocoso como en las dunas existentes alrededor del Campana, existen indicios antiguos de ocupación humana que no han sido estudiados (conchales, fragmentos de cerámica, artefactos pétreos, paravientos, estructu- ras, etc.). Koichiro Shibata afirma que “hay una posibili- dad de que para 800–700 a.C. casi todos los tem- plos grandes existentes en la Costa se hayan aban- donado (Onuki, 1993) y este evento se debería, por lo menos en una parte (Burger, 1992), a la posibili- dad de la ocurrencia de El Niño (Elera 1993, 1997; Kato y Seki eds. 1998). Y después de casi 500 años, nuevamente aparecen en la costa norte (…) como germen del estado que va a florecer más adelante (Brenan 1982)”; concepto que merece ser tomado en cuenta con suma seriedad en estudios posterio- res, debido a que en el Campana existen vestigios de probables lugares ceremoniales utilizados consecu- tivamente a través del tiempo por diversas culturas prehispánicas y hasta hispánicas. Quizás esto explique la arquitectura pétrea exis- tente al noroeste del Cerro Campana llamada “Zona del Candelabro” (Quiroz, 2008); generando así “la traslación de las élites y/o sacerdotes con su propio culto y su incorporación” a otros lugares pró- ximos “para sobrevivir” (Shibata, 2004), como las huacas La Luna y El Brujo, centros ceremoniales con los cuales tiene demasiada semejanza para ser casualidad (roca de sacrificios circunscrita al cerro, figuras antropomorfas similares a la iconografía exhibida en murales y ceramios, figuras humanas Restos óseos de ballena. Foto: Gabriel Prieto Burméster (2010). Centro Ceremonial “Zona del Candelabro”. Lado Norte del Cerro Campana. Foto: Carlos Gene Quiroz (2010). Percy M. Valladares Huamanchumo Concha. Nótese el tamaño del choro. Lado Norte del Cerro Campana Foto: Percy Valladares Huamanchumo (2011). dentro de ovoides y figuras geométricas), la posibili- dad que el cerro representado por los Moche en sus ceramios sea precisamente este coloso de piedra; flora y fauna propia del campana representada en cerámica, etc). Sin embargo habría existido una minoría que siguió haciendo uso del lugar esporádi- camente, tal vez para fechas rituales precisas, lo cual también explicaría la diversidad de restos culturales de diferentes épocas halladas en el lugar (Salinar, Cupisnique, Moche, Chimú, Chimú Inca, Lamba- yeque, Inca, Colonial y Republicano). Muy probablemente la zona denominada de “El Candelabro”haya sido un lugar ceremonial tempra- no dedicado a la divinidad del agua, reutilizado luego por otras culturas en diversas épocas y que probable- mente por un efecto Enso haya sido abandonado y trasladado hacia otras zonas con la finalidad de prose- guir con los cultos que eran la base de la administra- ción política de las culturas prehispánicas. Si se confirma esto, estaríamos hablando de la posibilidad de estar ante una cultura madre nacida e irradiada desde este coloso de piedra hacia diversos destinos y una continuidad cultural única que se mantiene presente en pueblos antiguos como Huan- chaco, Moche y Magdalena de Cao (Cultura Viva). “Las equivalencias entre pasado y presente todavía permanecen ocultas a una mirada superficial” (Bri- ceño, 2004); se hace necesaria una investigación profunda al respecto. Según Castañeda y Vega (1993) “El estudio del área de intercuencas de la Costa Norte, ha permiti- do identificar una ocupación intensa en el desierto durante la época Cupisnique (Larco 1941, Wilson 1988, Uceda 1988,1990, Hecker y Hecker 1990)”, por lo que se hace notar la urgencia de rea- lizar más estudios en estas zonas, más aún si tene- mos en cuenta que el antiguo hombre de Paiján pudo haber utilizado el sistema lomal para su super- vivencia. El material estudiado por Kayoko Toshihara en el área del Campana, que reporta evidencias Cupis- nique y Salinar (200 a.C.–200 d.C.), en menor medi- da fragmentos de cerámica Cupisnique, ocupa un área aproximada de una hectárea, caracterizada por la presencia de cerámica con forma de botellas, jarras y ollas sin cuello, decoradas por incisión y aplicación de bivalvos marinos (Protothaca thaca, Donax sp., Brachidontes sp.), caparazones de gasteró- podos (Scutalus sp.). Asimismo, muy dispersos, res- tos óseos humanos y de animales aún por determi- nar; falta confirmar su asociación con esta ocupa- ción, así como expandir la investigación hacia otras áreas del Cerro y su sistema de lomas. Deza declara que el hombre de Cupisnique “Fue un hombre que usó el fuego, las pieles, empleó una gran variedad de armas, fue eminentemente cazador, conoció el arte, vivió en campamentos a CUPISNIQUE (2500–800 a.C.) Y SALINAR (500 a.C.–300 a.C.) | 279Pueblo cont. 23(2) 2012 Fragmentos de cerámica de diversas culturas. Lado Norte del Cerro Campana. Foto: Percy Valladares Huamanchumo (2010). Zona nor oriental del Cerro Campana denominada “El Candelabro”. Foto: Carlos Quiroz (2008). Evidencia cultural en el Cerro Campana 280 | Pueblo cont. 23(2) 2012 base de cortavientos, empleó el hueso en adornos personales, su expresión sonora estuvo dada por palabras simples unidas entre sí (…) Fue un hom- bre feliz, que venció el peligro y fue aprendiendo la sabiduría de la naturaleza al grado que con los siglos sus hijos llegaron a aprovecharla racional- mente (...). Vivió inserto en un gran equilibrio cos- mogónico. De él aún quedan sus restos misteriosos e ignotos sepultados por las milenarias dunas del desierto...” (Jaime Deza Rivasplata, en Suplemento de La Industria de Trujillo, 21 de enero de 1973). La parte donde se desarrolló la cultura Cupisnique ha estado cubierta de arena por siglos, por lo que pro- bablemente debe existir en la zona lomal del Cam- pana infinidad de piezas de gran valor documental. Estas muestras, pedazos de textiles y de alfarería, etc., han de servir como páginas de un libro abierto a los especialistas. Aunque no conozco estudio alguno sobre la Cul- tura Moche en el área del Cerro Campana, sin embargo hay infinidad de restos de cerámica disper- sa, perteneciente a este grupo cultural, diseminada por todo el territorio del macizo rocoso y del sistema lomal. Al lado sur del Campana existe también arqui- tectura de barro aún desconocida para la arqueolo- gía, probablemente Moche (100 a.C.– 900 d.C.) o MOCHE (300 a.C.–500 d.C.) Y CHIMÚ (1200–1532 d.C.) Cerámica Salinar. Foto: Percy Valladares (2011). Artefacto de piedra hallado en el flanco oeste del Campana asociado a fragmentos de cerámica Salinar. Foto: Percy Valladares (2011). Fragmentos de cerámica Moche. Lado Norte del Cerro Campana. Foto: Percy Valladares Huamanchumo (2010). Percy M. Valladares Huamanchumo en su defecto Chimú (1100–1470 d.C.), dudas que deben desentrañar los profesionales. Es muy probable que los fragmentos de cerámica esparcidos por el sistema lomal y en el área del recinto de piedra conocido como “El candelabro”, sean restos de cerámicas rituales dejadas ex profesa- mente por los antiguos pobladores para determina- das acciones religiosas de la época , misterio que falta aún por ser explicado por la arqueología moderna. “Esto significaría que las personas de clase supe- rior en el reino Chimú relacionaban las construccio- nes de la época de Moche, ubicadas al pie de Cerro Blanco, con sus antepasados. De ser así, los cerros y las estrellas tendrían una relación estrecha con la tradición oral y las ruinas” (Sakai 1998: 68). Sakai confirma así la relación de continuidad de los ritos en la época Chimú. Toshihara manifiesta que el “Cerro Campana podría haber sido adorado desde la época prehispánica” (Toshihara 2004:118); con- clusiones que verificarían que la concepción religio- sa del Campana estuvo asociada siempre al poder y a la preservación del hombre y su medio ambiente; conserva así el aire apoteósico de los valles y la fuer- za telúrica del majestuoso macizo rocoso convertido en Apu mágico religioso (Santa Cruz Pachacútec Yanti lo sindica como el Apu mayor en el que se inmola el General Chimú Querutomi). Asimismo, de una visita al Campana realizada por el biólogo Carlos Quiroz (sábado 27 de agosto del 2011), este reporta haber hallado, en la cima, una sepultura prehispánica presuntamente Moche, aún sin profanar, quizá con motivos rituales relacio- nados con algún fenómeno meteorológico o el ya conocido Ritual de la Montaña; lo cual amerita, con urgencia, la intervención del Ministerio de Cultura de La Libertad para la realización de los estudios correspondientes. | 281Pueblo cont. 23(2) 2012 Estructura de barro en lado sur del Cerro Campana. Foto: Percy Valladares Huamanchumo (2009). Chan Chan llegó hasta el Cerro Campana. Probable Tumba Moche en cima del Cerro Campana. Foto: Carlos Quiroz (2011). En el sector nororiental del macizo rocoso, sobre las dunas de arena existen figuras hechas de tierra (personajes, meandros, líneas paralelas, habitácu- los, figuras geométricas) que han sobrevivido al tiempo gracias a las achupallas; es sorprendente el parecido con otras figuras de la iconografía Moche (personajes en actitud de danzantes) halladas justa- mente en las huacas El Brujo (Ascope) y La Luna (Moche), las mismas que, a pesar de existir un infor- me preliminar de la Asociación Peruana de Arte Rupestre (Gori Tumi, 2011) que las considera pro- bablemente de manufactura Chimú, hacen necesa- rio y urgente realizar estudios científicos más pro- fundos al respecto para despejar dudas mediáticas y preocupaciones valederas del sector arqueológico. Existe también una Muralla, de aproximada- mente 8 kms., que recorre, desde la zona escarpada y muy accidentada del Cerro Campana (sureste), Evidencia cultural en el Cerro Campana 282 | Pueblo cont. 23(2) 2012 base del mismo, hasta el flanco este del Cerro Cabras, construida de piedra con mortero de barro. Se observa enlucido, en algunos sectores, por ambos lados, de manufactura Chimú; probablemente fue construido como “contención ante la ocurrencia de fuertes descargas de agua propias de eventos El Niño” (Víctor Piminchumo, 2004, pp.14); sin embargo, parece que también fue utilizada como muralla defensiva contra los ataques incas, según manifiesta el Padre De La Calancha: “...Que el gran general Chimo Querrutumi después de muchas victorias en el Surfue mandado llamar desde el norte para apoiar a las tropas situadas en el palacio Chimo ante el ataque inca...” (Calancha pg. 1261). “...Querrutumi inicia la marcha i pasa por la ciu- dad Chimo con fuerza pero al pie de ese cerro Campa- na, i nada tenía que hacer ante el avance de las tropas incas, Querrutumi i al verse vencido decidió matarse i en el acto, ( ) vertiendo su sangre al pie del Campana (…) i de una gran fuerza escondida i el ejercito Inca gana la lucha...” (Calancha pg. 1262). Santa Cruz Pachacútec Yanti, manifiesta tam- bién lo siguiente en sus escritos: “...Ofuscado por el gran ejercito Inca y al verse rodeado por estos el gran general Querutomi y sus tropas se dirigió a defender la gran fortaleza escudriñada entre dos grandes Apus, i continuo su marcha pero los guerre- ros Incas casi i encima de sus guerreros evitaron la marcha i al pie del cerro mayor decidió suicidarse i verter su sangre en su i apreciado territorio...” (C. V. Arqueólogo Arturo Paredes I. N. C). Los aportes de De la Calancha y Santa Cruz Pachacútec son notables, pues no solo nos ilustran sobre partes desconocidas de la fase chimú al momento de la conquista inca (según Cabello de Balboa, entre 1462 y 1470), sino que también nos dicen de la importancia que tenía el Campana para ellos (Querrutumi se inmola en él y Santa Cruz cata- loga al Campana como “Cerro Mayor” y uno de los “dos grandes Apus”). Figura de tierra representando a un personaje. Lado Nor Oriental del Cerro Campana. Foto: Carlos Gene Quiroz (2008). Por otro lado, una hipótesis señala que esta zona junto a las demás lomas que rodean ahora la ciudad de Trujillo y que en el pasado también rodeaban a la ciudad de Chan Chan, fue utilizada por los antiguos peruanos de las Culturas Mochica, Chimú e Inca como un centro de experimentación y adaptación de especies vegetales provenientes de los valles andi- nos e Interandinos con el fin de adaptarlas a las agre- sivas condiciones de la costa peruana (Borrador de expediente técnico para ACR Lomas del Cerro Campana). Al lado suroeste del Campana existían canales de riego de manufactura Chimú, los mismos que irriga- ban las tierras de El Tablazo y el Cerrito de la Virgen (aquí habría existido un centro administrativo rural); los mismos habrían sido destruidos por granjas avíco- las, empresas dedicadas a la extracción de materiales de construcción y la empresa de agua SEDALIB. Muralla Chimú, lado sureste del Cerro Campana. Foto: Percy Valladares Huamanchumo (2009). Percy M. Valladares Huamanchumo INCA (1450–1532) Un camino antiguo con paredes protectoras de piedra, con habitáculos para proteger al viajero y tramos de piso totalmente empedrados, con un ancho de 29 mts., el mismo que aún falta ser investi- gado por los arqueólogos, probablemente sea ante- rior al periodo Chimú; habría sido luego utilizado por estos para después ser mejorado por los Incas (Kosok 1978: 619) y ser incluido dentro de su siste- ma vial (1450–1533 d.C.); de gran importancia, atravesaba de sur a norte el sistema lomal del Cam- pana, en dirección al Valle Chicama, quizás con un sentido ceremonial como culto al agua (Rodríguez, 1971). Hoy, este sistema vial permanece cubierto por la arena en muchos tramos, desaparece en la parte norte para volver a aparecer rumbo a Huaca Colorada; se le asocia al conjunto de Chiquitoy Viejo. Tanto en el sistema lomal como en el macizo rocoso, existen, dispersos, fragmentos de cerámica de manufactura Inca, restos que tampoco han sido objeto de estudios. Cuentan que en la Época Colonial (1532–1821 d.C.) los esclavos e indios explotados por los espa- ñoles huían a este cerro; vivían muchas semanas allí y obtenían sus alimentos mediante la caza de vizca- chas, venados, aves, etc., disponibles en esa zona (versión oral del Sr. Manuel Huamanchumo Cum- pa, 1975). Así como ellos, también la zona fue usada por bandoleros que aprovechaban el tránsito obligado de viajeros por el Camino Colonial que corre parale- lo al llamado Camino Inca para desvalijarlos y luego ocultarse en el macizo rocoso (versión oral del Sr. Manuel Huamanchumo Cumpa, 1975). COLONIAL (1532–1821 d.C.) | 283Pueblo cont. 23(2) 2012 Surcos en loma, lado noroeste del Campana. Foto: Carlos Gene Quiroz. Foto de “Un camino ceremonial Chimú” de Luis Valle Alvarez. (http://arqueologia.deperu.com/caminos.html) Evidencia cultural en el Cerro Campana 284 | Pueblo cont. 23(2) 2012 En la zona llamada “El Candelabro”, al norte del Campana, se hallaron restos de cerámica colonial en una estructura de piedra prehispánica, lo que confirma la continuidad de visitas y rituales al lugar hasta esta época. Es en este periodo también que surgen un sinnú- mero de historias y leyendas que quedaron reseña- das en la literatura popular presente en la actuali- dad; como ejemplo de ello tenemos la “Leyenda de El Cerro de La Campana”. Estas narraciones que parecen ser simples historias, encierran “misterios” que se hacen complejos en su entendimiento, por- que tratan de conservar la relación entre pasado y presente, con sus cambios y transformaciones correspondientes (Briceño, 2004). Esta Cultura viva, que es parte de nuestra historia, ha sido olvida- da por la arqueología moderna. La zona también fue utilizada por curanderos, brujos y chamanes, quienes, buscando la fuerza telú- rica del Apu mágico religioso, realizaban sus cere- monias y rituales religiosos. Todavía, durante la Colonia, la aristocracia liberteña se dedicaba a la caza de venados, aves y vizcachas en las lomas del Cerro Campana, activi- dad que continuó hasta inicios de la República. Además, el Cerro Campana fue utilizado por los navegantes marinos como faro para poder atracar en el fondeadero de Guanchaco. REPUBLICANO (1821 d.C. a la actualidad) Este Cerro ha sido utilizado y reutilizado conti- nuamente durante siglos, de muchas maneras: ya sea como centros ceremoniales, para subsistencia o para otras labores culturales. Hasta mediados de la República (1821 d.C. a la actualidad), la aristocracia Huanchaquera solía visitar el macizo rocoso con fines de caza, para luego compartir la carne de venado y vizcachas con los pobladores locales (versión oral de los señores Wal- ter Díaz Sánchez, 2011 y Manuel Huamanchumo Cumpa, 1975). Hasta un poco más de mediados del siglo pasa- do, el poblador de Huanchaco visitaba continua- mente este territorio para proveerse de leña (zapo- te, achupalla, shillco, pájaro bobo, chemoy, alga- rrobo, huarango, molle y otros); para adornos navi- deños (achupalla); para recolectar raíces para teñir las redes de algodón (manglío y otros ); para medicina (sábila para desinflamante, flor de overo para el susto, hoja del shillco para la sarna o rasca- rasca) y otras yerbas, así como para ritos chamáni- cos (versión oral del Sr. Manuel Huamanchumo Cumpa). Desgraciadamente, se corta drástica- mente este vínculo cultural en la actualidad, debi- do al asentamiento de granjas avícolas y otros que al colocar cercos físicos a los terrenos, han blo- queado con ello, las vías de acceso más próximas a Huanchaco. Sin embargo, la zona sigue siendo visitada por chamanes para la realización de sus rituales; de estudiosos locales, de Universidades del país, y estudiosos extranjeros, y otros; confirman así, una vez más, el influjo que posee nuestro principal Apu Liberteño. Es en este periodo en que la ciudadanía organi- zada, inicia las acciones para conseguir que las Lomas del Cerro Campana sea declarada por el Servicio Nacional de Áreas Naturales Protegidas por el Estado (SERNANP) Área de Conserva- ción Regional e iniciar las labores orientadas a convertir estos espacios naturales del territorio nacional, que albergan gran biodiversidad, en activos para el desarrollo local e involucrar a la población en su cuidado. Mapa del fondeaderode Guanchaco, Año 17…, en donde se aprecia el Cerro Campana. Archivo fotográfico Casa de la Cultura de Huanchaco. Percy M. Valladares Huamanchumo destrucción y sus poblaciones están disminuyendo por deforestación y pérdida de hábitat. El Proyecto Especial Chavimochic (2011) debe buscar otro trayecto para el canal madre de la III Etapa y debe considerar ampliar el área de amorti- guamiento y delimitarlo físicamente; solo así se crea- rían las condiciones básicas para la investigación científica multidisciplinaria y puesta en valor para su uso turístico y educativo (Corcuera 2011). Hoy en día el Perú es uno de los diez países con mayor biodiversidad del mundo ya que posee 84 de las 104 zonas de vida que hay en el planeta. Por ello, se hace necesario conservar nuestra biodiversidad para generar una adecuada gestión ambiental y difundir la problemática de este sector. Consecuen- temente, el Cerro Campana y su sistema lomal cons- tituyen un lugar histórico-ecológico, que necesita planes de conservación urgente y “que debe ser consi- derado zona intangible y declarado como una Unidad de Conservación” (Borrador de expediente técnico para ACR Lomas del Cerro Campana). | 285Pueblo cont. 23(2) 2012 V. CONCLUSIONES De las variadas civilizaciones, aun quedan múl- tiples restos esparcidos en todo el amplio territorio del Campana, testigos silenciosos de un maravilloso pasado que merece ser preservado ante el avance incontrolado de la modernidad; por ello, es urgente y necesario realizar una investigación etnohistórica o etnográfica con la finalidad de correlacionar los datos obtenidos arqueológicamente sobre las cos- tumbres y rituales en épocas prehispánicas y el área de difusión de los mismos. Al Cerro Campana se le puede considerar como un lugar geográfico con muchas posibilidades eco- nómico-sociales (turismo) para el futuro, represen- tadas en su riqueza arqueológica y cultural, benefi- ciando a las poblaciones aledañas, en especial a la de Huanchaco cuyas posibilidades para el futuro se encuentran en las raíces de su pasado milenario. Se vislumbra, así, la innegabilidad de la importancia que ejerció y ejerce el Cerro Campana como Apu Principal liberteño. De allí la necesidad primordial de su conservación, protección y preservación para las futuras generaciones. Sin embargo, tanto la bio- diversidad como las evidencias arqueológicas están deteriorándose por la actividad antrópica (expan- sión urbana, incendios, leña, canteras, depredación de tillandsiales, proyectos de irrigación, antenas, granjas, etc.). Las especies que sólo son posible encontrarlas de forma natural en ese lugar (endémi- cas también) enfrentan un proceso acelerado de Realización de trabajos científicos en el Cerro Campana. En la vista, el equipo técnico de “Reportaje al Perú” de TNP. Foto: Ketty Salinas (2011). La capacidad de sobrevivencia es asombrosa: Tillandsia sp. Foto: Reyna Ospino (2011). Evidencia cultural en el Cerro Campana REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS Armas Sánchez, Maycol 2011 Chiquitoy Viejo En: Costumbres Perú, Historia viva de nuestros pueblos. Edición digital, pág. 1. Trujillo. Becerra Urteaga, R. y J. Carcelén Silva 2004 El Paijanense en el Intervalle Virú-Moche. En: Desarrollo Arqueológico Costa Norte del Perú Tomo I. L. Valle Álvarez (ed.). pp. 57-64. Ediciones SIAN. Trujillo. 286 | Pueblo cont. 23(2) 2012 García y García, Aurelio 1863 Derrotero de la Costa del Perú. Establecimiento tipográ- fico Aurelio Alfaro. Lima. Perú. 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Franco Jordán, Régulo y Vilela Puelles, Juan 2003 Aproximaciones al Calendario Ceremonial mochica del Complejo El Brujo, Valle Chicama, publicado en “Mo- che hacia el final del Milenio” Tomo I, S. Uceda y E. Mujica Editores, Pontificia Universidad Católica del Perú. Universidad Nacional de Trujillo. Gálvez Mora, César 2004 El Precerámico temprano en la Costa Norte del Perú En: Desarrollo Arqueológico Costa Norte del Perú Tomo I. L. Valle Álvarez (ed.). pp. 17-28. Ediciones SIAN. Trujillo. Percy M. Valladares Huamanchumo Toshihara, K. 2004 El Periodo Formativo en el Valle de Chicama. En: Desa- rrollo Arqueológico Costa Norte del Perú Tomo I. L. Valle Álvarez (ed.). pp. 99-128. EdicionesSIAN. Trujillo. UNINORTE 2007 Rescate Arqueológico de Malambo, Página 1, edición digital. Colombia. Valladares Huamanchumo, Percy 2008 Relatos Huanchaqueros. Edición Casa de la Cultura y Turismo del Distrito de Huanchaco. Trujillo. Valle Álvarez, Luis 2004 Rituales en torno al Camino Ceremonial en Chan Chan. En: Desarrollo Arqueológico Costa Norte del Perú Tomo 2 L. Valle Álvarez (ed.). pp. 49-60 Ediciones SIAN. Trujillo. B. EL ENTIERRO DEL CERRO CAMPANA “En el Cerro Campana queda frente a la cumbre, en el camino a Trujillo, saliendo de Chicama. En tiempos no muy remotos, hubo también un palenque de ladrones, los que detenían a los viajeros y los desvalijaban, guardando en aquel cerro los tesoros que reunían de sus robos”. “Acabó con los ladrones el enérgico General Suárez, cuando fue Prefecto de La Libertad (1860-62). Hasta ahora muchos recuerdan la figura austera y resuelta de quien, como intendente de Lima, también cobró fama o por su afán de meter en regla a toda clase de contraventores. Tiempo hubo en Lima en que las gentes de cierta condición temblaban cuando se oía el grito de “allí viene el intenden- te”. “Fue el General Suárez quien acabó con los ladrones, dando una tremenda batida en los alrededores de Trujillo y Ascope, que por estar rodeado de encañadas y desfiladeros se prestaba para las maniobras y escapatoria de los bandole- ros, pero al extinguir a la banda de ladrones, no pudo aca- bar con la creencia general de que en los cerros existían tesoros dejados por los ladrones”. “Allá, por los años 50 un tal Manuel Mendo, yendo para Huanchaco en compañía de José Nazarero y José Manuel Alcántara, conversó sobre entierros y bandidos con sus compañeros de arrieraje, porque los tres se dedicaban a esa clase de negocio, que hoy ha languidecido por razón del progreso. Nazarero conocía la versión de que existía un gran tesoro en el cerro y propuso a Mendo buscar juntos, pero Mendo no aceptó; Alcántara en tanto se mantuvo silencioso, como quien oye llover, y nada dijo”. “Pasaron los días y el tal Alcántara se hizo acompañar por su sobrino, mozo y resuelto, y buscando, y buscando encontró el entie- rro (por lo menos uno de ellos) y salió de pobre, dejó el arrie- raje, y al poco tiempo después compró el fundo llamado “Alcantarilla” y comenzó a señorear como hombre de posi- ción acomodada. Hasta hoy hay gente que señala ese lugar y afirma que todavía quedan monedas y valijas de oro y plata en el cerro Campana”. “Además de esta versión, tam- bién otro de nuestros literatos contemporáneos, el señor Max Linder, nos ofrece una sugestiva leyenda, sobre la tradición que prevalece en el pueblo de Huanchaco, acerca de la existencia de una campana de oro macizo, que sin duda, perteneció a los Chimús, sepultada en la cavernosi- dad de dicho cerro, que siempre sirvió como guía o punto de orientación a los navegantes”. Fuente: Leyendas Ascopanas (http://www.deperu.com/ascope/ leyendas.htm) | 287Pueblo cont. 23(2) 2012 ANEXOS A. LA LEYENDA DEL CERRO CAMPANA Contaba mi abuelo que unos pescadores hallaron, a la orilla de la playa, una campana de una belleza impresionante, toda de oro, que llevaba una inscripción que rezaba: “Para la Iglesia de Huanchaco”. La llevaron a la Iglesia, desde donde refulgía con el sol y se escuchaba su tañido sin par. La nobleza de Trujillo, envidiosa de que una pobre caleta de pescadores ostentara una campana de tal magnitud, decidieron llevarla con el fin de que resaltara aún más la grandeza de su Cate- dral. Pero, ella volvió al campanario de la Iglesia, supuesta- mente traída por los pescadores huanchaqueros. Iracundos, los trujillanos regresaron hasta la caleta, cargándola con dirección a la ciudad; pero nuevamente regresó sola, a pesar que la custodiaron día y noche. Entre asustados y preocupados volvieron una vez más a la humilde caleta, cargando la campana sobre una pequeña carreta tirada por bueyes y atada con cadenas. Pero, cuál no sería la sorpresa de la terca nobleza: ¡En el camino se había desatado sola y no quería regresar! , sino que siguió en raudo vuelo hasta un cerro cercano que con el tiempo llegaría a conocerse con el nombre de Cerro de la Campana. Según dicen, allí, en la parte más alta del cerro, ascendió, hundiendo una parte de la cumbre en donde quedó enterrada para siempre. Los pobladores del lugar afirman que a esta campana se le oye tocar cada cinco años, para la Festividad Quinquenal de la Virgen del Socorro; y que para Semana Santa se ve refulgir oro y plata en las faldas del mencionado cerro. Fuente: Percy Valladares, 2008, Relatos Huanchaque- ros 1, Casa de la Cultura y Turismo del Distrito de Huanchaco, Trujillo. Evidencia cultural en el Cerro Campana 288 | Pueblo cont. 23(2) 2012 C. EL CERRITO DE LA VIRGEN La antigua historia religiosa de Huanchaco también vive unida al Cerrito que lleva por nombre de “La Virgen”. Dice la tradición que la Virgen del Socorro permaneció algún tiempo recibiendo culto de las pescadores catequizados en la pequeña ermita de la playa construida por los Franciscanos en 1537, pero misteriosamente desaparecía. La buscaban por todos los parajes cercanos, encontrándola en la cueva de la cumbre del Cerrito, situada en lo alto del pueblo; la regresan entre oracio- nes y cánticos; mas en pocos días de olvido, nuevamente corre la noticia de su desaparición. Los antiguos huanchaqueros van presurosos al Cerrito donde contemplan sonriente y tier- na a su Virgen. Con el cariño y amor de hijos, uno de ellos, la toma en sus brazos, encaminándose hasta colocarla en su ermita. Una vez más, desaparece y los antiguos pescadores, apenados pero llenos de esperanza ,se dirigen al Cerrito y cuál no sería su sorpresa al contemplar la bendita imagen rodeada de una luz extraordinaria ; asentada sobre nubes y la cueva, luminosa. Postrados de rodillas rezan, encienden fogatas y luminarias. Los Franciscanos comprenden que la Virgen pedía su Iglesia en la parte alta del Puerto. Como el Cerrito tenía lejanía al mar, los antiguos pescadores derriban el ídolo ¨El Pez de Oro¨ que aún existía en la Huaca ó templete pre- hispánico, cuyo sitio ocupa actualmente la Iglesia Parroquial y en ella acuerdan colocar la imagen. Regresa la multitud jubi- losa; ascienden al Cerrito hasta la Cueva; y allí por primera vez uno de los religiosos franciscanos celebra la Santa Misa, trasladando después la imagen entre místicas oraciones a la Huaca que con el transcurrir de los años se convirtió en monu- mental Iglesia colonial. Los religiosos y los antiguos pescado- res no olvidaron éstas apariciones. Cada año en Romería se llegaba al Cerrito a celebrar la Santa Misa; tradición que el mismo Dean Saavedra la continuó hasta su muerte. La ima- gen de la Virgen del Socorro permanece en la altura de la caleta y su Templo sirve como guía y auxilio de los navegantes y pescadores. Fuente: Rvdo. Rufino Benites Vargas, en Percy Vallada- res, 2008, Relatos Huanchaqueros 1, Casa de la Cultu- ra y Turismo del Distrito de Huanchaco, Trujillo. D. LA CAMPANA DE ORO “Los habitantes del valle de Chicama y del pueblo de Magdalena de Cao narran todavía algunas leyendas, ciertas o no ciertas, sobre la Huaca El Brujo, que al simple hecho de escucharlas, se enciende rápidamente nuestra imaginación y se abre el sentido del misterio. Dicen que del corte de la huaca, denominada por algunas como Partida, salió antiguamente una carreta cargada de oro jalada por bueyes y, por el peso del metal precioso, se dirigió en bajada hacia el mar donde se hundió, y salió después por la Isla Macabí frente al Puerto de Chicama. Otra versión es que del corte salió una campana de oro de dimensiones apreciables, que despertó la codicia de la gente de los pueblos cercanos, entre ellos Magdalena de Cao y Santia- go de Cao; ambos quisieron apropiarse de la campana,y eso culminó en un gran conflicto entre ambos pueblos. Ante estos hechos, la campana alzó vuelo hacia Huaca Prieta; allí nue- vamente la encontraron y empezaron los conflictos; por tal motivo, la campana otra vez tomó vuelo hacia Huanchaco, teniendo como destino final el Cerro Campana, donde final- mente desapareció. De ahí viene el nombre del cerro o monta- ña que se ubica actualmente entre Trujillo y el valle de Chica- ma. Esta montaña, hace muchos siglos, fue el lugar preferido por los mochicas para la realización de sacrificios humanos, que fueron representados en la cerámica de la época. Las montañas fueron sitios sagrados para este pueblo; eran luga- res donde realizaban ceremonias vinculadas con sacrificios humanos en honor a la deidad principal, que según sus creen- cias, vivía dentro de la misma”. Fuente: Régulo Franco Jordán, El Brujo, 5000 años de Historia, págs. 6-7-8. Percy M. Valladares Huamanchumo Leyenda del Cerro de la Campana. Dibujo tomado del libro “Literatura infantil y juvenil de La Libertad” de Saniel Lozano Alvarado. Denota al Cerro Campana con el nombre de Cerro Azul. E. OTROS “El significado del motivo de la escalera y ola está sugerido en los casos donde existe una versión modelada, en donde se combina con un sacrificio humano (Fig. 10.6). Esta escena de sacrificio es idéntica a diversas escenas de sacrificios que tienen lugar en las cumbres de las montañas (De Bock 1988: fig. 95). Encima de la ola una víctima sacrificada está tumba- da con el pelo colgando hacia abajo. En la escena de la monta- ña la víctima está tendida encima de un pico central. Otra correspondencia consiste en la presencia del “dios de la mon- taña” y una iguana antropomórfica a ambos lados. En un ejemplo famoso con cinco picos en fila (Donnan 1978: fig. 225), hay una corriente de sangre fluyendo desde el pelo de la víctima hacia abajo por la ladera de la montaña, al parecer imitando un río. En todos los casos, de la montaña y del moti- vo modelado en escalera y ola, otra víctima desnuda está echada abajo en el plano. Esta analogía nos permite identifi- car el motivo de la escalera y ola como una representación abstracta de una montaña (el triángulo escalonado) y un río (la ola) corriendo por su ladera. Se puede suponer que el Templo de la Escalera y Ola está relacionado con las montañas, no solamente por su forma pero también por la Ceremonia del sacrificio. Para entender mejor esta relación tenemos que determinar la orientación del Templo de la Escalera y Ola. El deseo de determinar la orientación está inspirado por el hecho de que cuatro participantes de la Ceremo- nia del sacrificio miran en una dirección bien marcada. La pregunta es: ¿qué están mirando en la distancia?... se podría suponer que el Templo de la Escalera y Ola está orientado hacia el oeste en imitación de las montañas y los ríos…Allí hay una pequeña roca, aparentemente como una imitación del Cerro Blanco… La observación podría ser una observación astronó- mica para establecer la fecha de la Ceremonia del sacrificio… Para implantar una fecha fija se necesitó una observación astro- nómica que fuera única para todos los valles. Las fechas de los solsticios son fijas, mientras que las fechas para las otras obser- vaciones cambian según los valles. Por eso la hipótesis es que los Moche observaron la puesta del solsticio de diciembre que ocu- rre en el sudoeste, la supuesta dirección de la mirada de los per- sonajes. ¿Cuál podría ser el simbolismo de la puesta del Sol en diciembre para un sacrificio humano en las montañas? Parece que el aspecto principal es el simbolismo de transición. Los ríos de la costa son parte de un sistema hidráulico dentro de un ciclo de dos temporadas, la temporada de la sequía y la de las lluvias. Los ríos se llenan cuando las lluvias caen en las montañas desde noviembre. Estas dos temporadas opuestas eran y son asociadas a las dos posiciones más extremas del Sol: los solsticios de junio y de diciembre. En diciembre el Sol se manifiesta en su límite extremo. El cambio de camino simbolizó el ciclo de la naturaleza. Se trata de un momento de gran importancia porque la asociada llegada del agua en los ríos asegura la vida en los valles desérticos de la costa. El agua no es clara pero turbia por el barro rojo-marrón, llevado de las laderas de las montañas. Al momento del cambio cósmico el sacrificio está traspasando un umbral. Su morir en la cima de una montaña, un sitio en el límite entre dos mundos, es la transición entre la vida y la muerte. Al mismo tiempo, su muerte provoca la regeneración de la naturaleza por su sangre que es una metamorfosis para el agua turbia que fertilizará los valles. De un lado el sacrificio tenía que provocar la llegada de las aguas turbias. Del otro lado, el guerrero principal y rey del valle, mostraba al tomar la sangre del sacrificio que él, al mismo tiempo, podía controlar la abundancia de las aguas. El control por un rey sobre las aguas de lluvia para evitar inundaciones, es un concepto muy andino. Bourget (1997) ha demostrado que los esqueletos encontrados en el sitio de los sacrificios en Huaca de la Luna se relacionan con un evento vinculado a El Niño. Por casualidad los eventos de El Niño siempre empiezan en diciem- bre. Si los sacrificios sirvieron para parar las inundaciones de El Niño como sugiere Bourget, eso debería haberse traducido por tomar la sangre de las víctimas. Quizás el cambio de color del Sol se refiere a esta metamorfosis. El Sol sube brillante detrás de las montañas, sigue el camino del agua hacia el oeste y baja en el mar cambiando en un color rojo como la sangre y el agua turbia. En la costa norte existió, posiblemente durante dos mil años, un tipo de templo según el motivo de la escalera y ola. Su simbolismo expresó el ciclo anual de regeneración en la natu- raleza, documentado por la relación con montañas, ríos, sangre y por último con el solsticio de diciembre. La gran ceremonia pan-Moche, la Ceremonia del sacrifi- cio, que se cumplía en el templo durante la puesta del solsticio de diciembre, tenía por objeto el fomento de la llegada de las aguas turbias y al mismo tiempo el control sobre la abundan- cia de estas aguas tomando la sangre de guerreros vencidos”. Fuente: Edward K. de Bock, 2003, Templo de la Esca- lera y Ola y la hora del sacrificio humano, publicado en “Moche hacia el final del Milenio” Tomo I, S. Uceda y E. Mujica Editores, Pontificia Universidad Católica del Perú. Universidad Nacional de Trujillo. “…tenemos evidencia de que un felino costeño fue usado como modelo del mismo. Este felino tiene el nombre científico de oncifelis colocolo o el nombre común de gato montés (Pe- ters 1991, Sáenz 1998), el cual posee orejas puntiagudas, cuerpo manchado y extremidades rayadas). Esta especie tiene pelo largo que da a su lomo una apariencia dentada u ondula- da. Estas son precisamente las características encontradas en la cerámica moldeada Moche I excavadas en la misma tumba de Dos Cabezas por Donnan en 1998 (Fig. 11.3; ver Donnan en este volumen). El uso del símbolo dentado a lo largo del espinazo del Animal Lunar puede referirse a la espalda de un gato erizado. También, el uso del símbolo dentado en la espal- da, o las proyecciones que se extienden desde la cabeza y cola, continúan durante casi toda la historia del Animal Lunar. El gato montés ha sido encontrado en áreas a lo largo de la costa desde las lomas hasta mil metros sobre el nivel del mar (Kit- chener 1991). Lamentablemente, poco se conoce sobre los hábitos de este evasivo animal, pero, como la mayoría de felinos, caza de noche. Esta actividad nocturna nos permite relacionarlo con la Luna, que a su vez está asociada con la criatura sobrenatural…. Después de la Conquista de la costa | 289Pueblo cont. 23(2) 2012 Evidencia cultural en el Cerro Campana 290
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