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Volumen 23 N 2 Julio - Diciembre 2012

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CERRO CAMPANA DE TRUJILLOCERRO CAMPANA DE TRUJILLO
Especial:Especial:
ISSN 1991-5837
VOL. 23 N° 2, JULIO - DICIEMBRE 2012
TRUJILLO, PERÚ
Revista Oficial de la Universidad Privada Antenor Orrego
 Universidad Privada Antenor Orrego©
Revista indexada en el Latindex.
Publicación semestral.
AUTORIDADES
UNIVERSITARIAS
RECTOR
Dr. Víctor Raúl Lozano Ibáñez
VICERRECTOR ACADÉMICO
Dr. Luis Antonio Cerna Bazán 
VICERRECTOR DE INVESTIGACIÓN
Dr. Julio Chang Lam
Carátula, contracarátula e 
ilustraciones separadoras de sección: 
Eduardo Urquiaga Murillo.
La Universidad autoriza la reproducción
de los trabajos de este número, siempre
que se identifique su procedencia.
ISSN 1991-5837 
Hecho el Depósito Legal en la Biblioteca Nacional del Perú Nº 99-1509
Volumen 23, N° 2, Julio - Diciembre 2012
Título abreviado: Pueblo cont.
Los artículos que aparecen firmados en esta revista expresan
las opiniones personales de sus autores.
DIRECCIÓN
UNIVERSIDAD PRIVADA ANTENOR ORREGO
Av. América Sur Nº 3145, 
Urb. Monserrate, Trujillo, Perú,
Teléfono: 51-44-604447,
Telefax: 51-44-282900,
e-mail: postmaster@upao.edu.pe
http://www.upao.edu.pe
PRE PRENSA
EDICIONES CAROLINA
Sylvia Jackeline Ulloa Vásquez
GERENTE
DIRECTOR
Dr. Saniel Lozano Alvarado
EDITOR
Dr. Fernando Rodríguez Avalos
INTEGRANTE
Dr. César Adolfo Alva Lescano
COORDINADOR DE EDICIÓN
Mg. Eduardo Paz Esquerre
COMITE EDITORIAL
Contenido
Editorial 266
 267
Evidencia cultural en el cerro Campana: Percy M. Valladares Huamanchumo 272
El Apu Campana, la montaña sagrada moche: Régulo Franco Jordán 292
Aspectos etológicos y ecológicos de Geranoaetus melanoleucus australis (Swann, 1922) “Águila
de pecho negro” en el Cerro Campana: Carlos E. Quiróz Moreno, Carlos G. Quiroz Gutierrez 308
Loma el cerro Campana, patrimonio natural y cultural de la Region La Libertad: Eric F. Rodríguez 
Rodríguez, Luis Pollack Velásquez, Segundo Leiva González, Mario Zapata Cruz, Margarita Mora Costilla, 
Verónica E. Liza Trujillo, Brenda M. Martínez Torres 330
Estudio fitoquímico y antibacteriano de mezclas de plantas medicinales. En búsqueda 
de nuevos componentes
Phytochemical and antibacterial study of medicinal plant mixtures. In search of new components
Fredy Pérez Azahuanche, Fernando Rodríguez Avalos, Guillermo León Aponte, Douglas Sharon, 
Rainer W. Bussmann, Gail R. Willsky, Gabriel Guerrero, Keith Willner, Inés Castro Dionicio 339
Análisis fitoquímico preliminar de la papa madre (Sinningia warmingii) 
Preliminary phytochemical analysis of mother potato (Sinningia warmingii)
César Francisco Díaz Casana, Patricia Lena Bautista De La Cruz, Karina Liz Bautista De La Cruz, 
Bertha Jurado Texeira, Maritza Dorila Placencia Medina, Pedro Jorge Chimoy Effio 345
Efecto de la dosis de irradiación UV-C y tiempo de almacenamiento sobre las 
características fisicoquímicas, microbiológicas, y antioxidantes en rebanadas de 
carambola (Averrhoa carambola L.), variedad Golden Star mínimamente procesada
Effect of the irradiation dose and storage time on physicochemical, microbiological, and antioxidants 
characteristics in slices of star fruit (Averrhoa carambola L.) Golden Star minimally processed
Luis Márquez Villacorta, Carla Pretell Vásquez, Carlos Minchón Medina 353
Efecto de la temperatura y tiempo de almacenamiento en el color de la cáscara, firmeza 
y contenido de aceite en palta (Persea americana Mill) variedad Hass
Effect of temperature and time of storage on skin colour, firmnes, and oil content in avocado 
(Persea americana Mill) Hass variety
Ana Cecilia Ferradas Horna, Fernando Rodríguez Avalos, Raúl Siche Jara 371
Efecto de la concentración de goma de tara y sorbato de potasio en película comestible 
sobre las características fisicoquímicas, microbiológicas y sensoriales en queso mantecoso
Edible film in “mantecoso” cheese: effect of tara gum and potassium sorbate addition on 
physicochemical, microbiological and sensory properties
José Chang Makay, Antonio Rodríguez Zevallos 381
Efecto de la adición de tres porciones de medallones de trucha arco iris (Oncorhynchus 
mykiss) y tres tiempos de esterilización en la aceptabilidad general de conservas de verduras
Effect of the addition of three portions of medallions of rainbow trout (Oncorhynchus mykiss) and 
three times of sterilization on the general acceptability of canned vegetables
Silvana Marivel Villanueva Catalán, Antero Celso Vásquez García, Noemí León Roque, 
José Rammanni Romero Yep, Tarcila Amelia Cabrera Salazar, Fernando Rodríguez Avalos 391
Producción de microalgas usando subproductos mariculturales
Production of microalgae using mariculture by-products
Juan Fernando Merino Moya, Eleuterio Lucio Encomendero Yépez 399
El pintor Eduardo Urquiaga Murillo
Especial: CERRO CAMPANA DE TRUJILLO
FITOQUÍMICA
INDUSTRIAS ALIMENTARIAS
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264 | Pueblo cont. 23(2) 2012
Contenido
OBSTETRICIA
EDUCACIÓN Y PSICOLOGÍA
DERECHO, POLÍTICA Y SOCIEDAD
LITERATURA
ESTAFETA DE PUBLICACIONES
INFORMACIÓN PARA LOS AUTORES
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Administración de glucosa vía oral vs. vía parenteral en el test no estresante en 
gestantes del tercer trimestre
Oral vs. parenteral glucose administration in nonstress test of pregnants at the third trimester
Milagritos Jesús Ferrer Beltrán, Milagros Evelyn Vargas Narro, Edwin Carlos Rodríguez Vada 407
La televisión y los niños en el Asentamiento Humano Nuevo Horizonte de Trujillo 
Sonia Mary del Aguila 421
Eficiencia del gasto público en logros educativos de la educación básica regular 
en el Perú
Efficiency of public spending in educational achievements of regular basic education in Peru
Carlos Minchón Medina, Daphne Timaná Palacios 429
La familia y las redes sociales en los trastornos alimenticios en adolescentes
The family and the social networks in the food disorders In teenagers 
Zelmira Beatriz Lozano Sánchez 439
La constitucionalidad y la democracia
Constitutionality and democracy
Víctor Julio Ortecho Villena 449
Avatar político de Haya De la Torre
Political vicissitude of Haya De la Torre
Demetrio Ramos Rau 453
Luis Alberto Sánchez y Jesús Cabel: una propuesta de diálogo 469
Voces “culles” en la poesía de César Vallejo
Culles voices in poetry of Vallejo
Íbico Rojas 483
Discurso de recepción de Saniel Lozano Alvarado a la Academia Peruana de 
Literatura Infantil y Juvenil
Jesús Cabel Moscoso 493
El último libro de Eduardo Paz Esquerre, ante la crítica literaria
Jorge Chávez Peralta, Luis Enrique Tord, Eduardo González Viaña 497
Wilfredo Torres Ortega,poeta lírico en el recuerdo
César Adolfo Alva Lescano 503
Creación de egresados UPAO:
Wilde Mollan 507
Television and children of New Horizont Human Settlement of Trujillo 
513
 538
 
| 265Pueblo cont. 23(2) 2012
Universidad, investigación e inclusión
No obstante que en su significado primordial e inmediato el concepto de educación inclusiva se relaciona 
con la opción de brindar oportunidades de educación a estudiantes con capacidades especiales (o limitadas), de 
manera que no queden fuera, marginados o excluidos de los sistemas formales, el concepto actual se relaciona con 
los procesos de mejoramiento, renovación y transformación progresiva del sistema, de manera que se pueda 
ofrecer oportunidades y formas de educación de calidad a todas las personas sin distinción y adecuada a la 
realidad y condiciones en que se desarrollan.
Conforme a estos nuevos conceptos, la universidad también tiene el reto de ofrecer una educación orienta-
da al óptimo desarrollo de los estudiantes, al mismo tiempo que promueve la cohesión e interrelación de los miem-
bros de la respectiva institución; es decir: autoridades, profesores, estudiantes, egresados y empleados adminis-
trativos, en amplio y fraterno encuentro con los integrantes de otras instituciones, condición y procedencia.
En el reconocimiento de esta realidad, la universidad que opta por la educación inclusiva realiza sus 
acciones conforme a los objetivos trascendentales de ayudar, apoyar, incentivar, promover, participar e impulsar 
el desarrollo institucional en un amplio espacio de solidaridad e interrelación humana y social, de manera que se 
pueda intercambiar experiencias, difundir buenas prácticas, ejecutar e impulsar programas, proyectos y políticas 
educativas innovadoras, con el propósito de incorporar a los involucrados en la moderna sociedad del conocimien-
to, el avance e innovación tecnológica, las nuevas expresiones culturales y el acceso al bienestar y el progreso.
Entendidas así estas nuevas inquietudes, uno de los aspectos cruciales, estratégicos, primordiales, 
declarados pero no siempre logrados, ejecutados o practicados en forma continua, característica y distintiva, es 
la investigación, entendida no solo como actividad metodológica y sistemática, sino como opción real de descubri-
miento, difusión y propagación del conocimiento científico y tecnológico, la creación y desarrollo cultural y la 
producción artística, cuyas expresiones y formas deben ampliar, iluminar y consolidar la actividad predominante-
mente lectiva de la universidad convencional.
Precisamente, lo que nos proponemos a través de la edición de “PUEBLO CONTINENTE” es incluir los 
trabajos de investigación y creación de docentes, estudiantes y egresados, tanto de la comunidad orreguiana 
como de otras universidades de la región, el país y el extranjero. Los resultados no han tardado en manifestarse 
con diversas voces de reconocimiento, continuas solicitudes y envíos de trabajos de autores de otras instituciones 
universitarias y centros académicos, actitud que nos reafirma y alienta en la misión encomendada. Por eso, a 
través de las sucesivas ediciones, las páginas de nuestra revista están permanentemente abiertas, no solo para 
los miembros de nuestra universidad, sino también para autores de otra pertenencia y procedencia. En esa pers-
pectiva, nos reafirmamos en la confianza de una mayor participación en las tareas relacionadas con la investiga-
ción, la tecnología y la cultura en general, que, como es obvio, se inscriben en los fines primordiales de la actividad 
y función universitarias.
Por las reflexiones expuestas, renovamos las expresiones de nuestro reconocimiento a los autores que 
continuamente enriquecen el contenido de los sucesivos números de PUEBLO CONTINENTE, con la entrega de sus 
artículos de investigación y creación, al mismo tiempo que reiteramos nuestra invitación al conjunto de la comuni-
dad universitaria para que se sume a esta alta misión de la universidad, cuya realización debe ser tarea, actividad y 
participación de todos.
Saniel E. Lozano 
Alvarado / DIRECTOR
Editorial
266 | Pueblo cont. 23(2) 2012
E n cada edición de la revista Pueblo Continente privilegiamos –en la carátula y en las páginas 
separadoras de sección– la presentación de obras de 
notables pintores nacidos en el departamento de La 
Libertad. Esta vez el pintor invitado es Eduardo 
Urquiaga Morillo, cuya temática, en las variables de 
sus motivaciones de ver más allá de lo evidente, se 
nutre de ciudades coloniales y republicanas, entre 
ellas, la de Trujillo, las cuales idealiza en el marco de 
su estilo personal.
Con la torsión de la imagen y su preferencia por 
determinados colores con contrastes no muy fuer-
tes, construye la atmósfera y el estilo a través del 
cual expresa su percepción de la realidad convertida 
en vivencia estética, en motivos artísticos que tie-
nen su atractivo en la añoranza de viejas calles, igle-
sias, casonas, balcones, patios, zaguanes, portadas, 
faroles, cúpulas, rejas y grandes fachadas, a las cua-
les dota de su particular emoción y de sutil misterio. 
Su primer cuadro, ejecutado hace ya más de cuaren-
ta años, fue pintar en lienzo la casa del Mayorazgo 
de Facalá (la ubicada en la esquina de las calles Piza-
rro y Bolognesi en la ciudad de Trujillo). A través de 
sus pinturas ha hecho, a su modo, el rescate del cen-
El pintor EDUARDO URQUIAGA MURILLO
| 267Pueblo cont. 23(2) 2012
tro histórico de esta ciudad norteña. Expone desde 
1967. Artista disciplinado, ha pintado alrededor de 
cinco mil cuadros a lo largo de toda su carrera profe-
sional como pintor. 
Para Urquiaga “no existen cuadros que gusten o 
no gusten, sino existen cuadros con los que la gente 
se identifica de menor a mayor grado, en relación 
con la verdad interna que representan y la huella 
del carácter de quienes los han pintado”.
Nacido en 1941, discípulo distinguido del pintor 
Pedro Azabache, egresó de la Escuela Superior de 
Bellas Artes “Macedonio de la Torre” en 1970. Allí 
desarrolló su capacidad creativa a la vez que ejerció 
docencia enseñando dibujo y pintura desde 1971 
hasta hace poco.
Ha obtenido premios y distinciones por su parti-
cipación en concursos de pintura en 1969, 1970 y 
1971. 
1974: Homenaje a la Semana Santa de Trujillo, 
Galería del Club Central de Trujillo.
1975: Óleos y Tintas en la Galería Mutual Perú 
(Lima). 
SUS EXPOSICIONES COLECTIVAS E 
INDIVIDUALES MÁS IMPORTANTES
Homenaje al 150° Aniversario de la UNI. 
Galería ICPNA, Chiclayo.
1977: Exposición en la Galería Petróleos del Perú 
(Lima).
1979: Exposición en la Galería del Hotel san Agus-
tín (Cuzco), auspiciado por la Alianza Fran-
cesa.
1985: Exposición en la Galería del Colegio de 
Arquitectos (Trujillo).
1986: Galería de Arte “Sol” (Lima).
1987 a 1990: Galería de Arte “Tiempo” (Trujillo).
Galería de Arte “2VS” (Lima).
2000: Banco Wiesse “Homenaje a la Mujer” (Tru-
jillo).
2001: Casa del Lago: México (Embajada del Perú).
 Banco Continental: “Retrato de Mujer”.
2002: Homenaje al Maestro Pedro Azabache. 
Municipalidad Distrital Puerto Malabrigo 
(Trujillo).
2002: Museo de Arte de Orlando. EE.UU.
2003: Pintura Peruana Contemporánea. Burgos, 
España.
2003: Club Central, “Pintura peruana Contempo-
ránea”.
2004: Banco Continental de Trujillo, “Grupo 5”.
2005: Banco Continental de Trujillo, “Pedro Aza-
bache y sus discípulos”.
2006: Banco Continental de Trujillo, “El color del 
Perú”.
2007: Banco Continental de Trujillo, “Trujillo 
Arte del Siglo XX. El Orden del Camino”.
2008: Galería LE GRIGO, Bélgica, “Pintura indí-
gena del Perú”.
2009: BancoContinental: “Pintura Contemporá-
nea de la Libertad”.
2009: Club Central, ”Homenaje a Ricardo Rey 
Ganoza”.
2009: Banco Continental “Homenaje a Víctor 
Urquiaga Parodi”.
2011: Muestra Colectiva de Galería “SOL”, Hotel 
Sheraton, Lima.
2011: Muestra antológica “Añoranzas trujillanas”. 
Centro Cultural de Trujillo, Fundación Cul-
tural del Banco de la Nación.
Eduardo Urquiaga Murillo
268 | Pueblo cont. 23(2) 2012
Eduardo Urquiaga Murillo.
Cerro CAMPANA
de TRUJILLO
TRUJILLO, PERÚ - 2012- UPAO
Riqueza natural y arqueológica
Se trata de una elevación natural de gran altura que se divisa desde el valle en 
que se ubica Trujillo y sus distritos aledaños, así como desde el valle Chicama, en 
donde puede observarse hasta desde el distrito de Paiján. La montaña es un límite 
compartido entre la provincia de Trujillo y la provincia de Ascope.
Ubicada entre el mar y la carretera Panamericana, se le conoce más como 
Cerro Campana. Mal llamado así pues el cerro es una elevación natural de menor 
altura que una montaña. Se considera el cerro una elevación que no supera los 100 o 
200 metros de altura y a la montaña una eminencia topográfica superior a los 700 
metros respecto a su base. El Campana tiene 996 metros sobre el nivel del mar: es 
una montaña, no un cerro.
Antes que Campana, su nombre primigenio, de origen prehispánico, sería 
Rupipe, pues así se le menciona, desde el valle Chicama, en 1593, como un punto de 
referencia, en una escritura de venta de tierras arenosas, cercanas a la mar, a Doña 
Florencia de Mora y Escobar: “…el cerro nombrado Rupipe que esta cerca de Chiqui-
toy y hacia la mar y desde el Camino Real” que va “de este valle de Chicama hacia 
Truxillo”. (Citado por Jorge Zevallos Quiñones, en “Los cacicazgos de Trujillo”, Truji-
llo, 1992, Pág. 59).
Por su importancia histórica, natural y arqueológica, existe en el Congreso de 
la República el proyecto de ley 1567, en manos de la Comisión de Cultura y Patrimo-
nio Cultural, que busca se declare de interés nacional y de necesidad pública la pro-
tección de la biodiversidad y el patrimonio cultural del Cerro Campana. El marco 
legal deberá permitir la planificación de tareas de conservación, investigación y pro-
moción de un turismo ecológico y científico controlado, teniendo en cuenta que se 
trata de un ecosistema único, pero frágil.
especial
La montaña Campana posee una 
loma costera cuyo ecosistema le permite 
generar diversas variedades de vegeta-
ción que reverdece en el invierno gracias 
a la garúa. Los botánicos Nicolás Angulo, 
Arnaldo López y Abundio Sagástegui 
encontraron en ella cuatro especies nue-
vas para la ciencia. Y los zoólogos han iden-
tificado la existencia de numerosos espe-
cies de vertebrados, mamíferos, aves, 
reptiles e invertebrados, así como insec-
tos polinizadores.
Teniendo en cuenta tradiciones andi-
no-costeñas y las evidencias arqueológicas 
encontradas, se puede afirmar que en la 
época prehispánica fue una montaña tute-
lar, una montaña sagrada, un Apu mágico-
religioso para los habitantes de los dos 
valles que forman su entorno (el valle del 
Chimo –hoy valle de Trujillo– y el valle de 
Chicama), tanto en el periodo Moche 
como en el Chimú. Por ejemplo, su vincula-
ción con Chan Chan es evidente, por el lado 
sur; y por el lado norte, informaciones vin-
culadas con saberes ancestrales del curan-
derismo tradicional, hacen referencias a la 
“Piedra Parada” (una enorme piedra extra-
ñamente parada en un lugar del vértice de 
una larga loma rocosa que se desprende 
del Campana hasta terminar cerca de 
Huaca Colorada, Chiquitoy), convocada 
antaño por los curanderos como “piedra 
de poder”, dadora de poder y fuerza al que 
sabe invocarla con el rito chamánico 
correspondiente, según registro de estu-
dios antropológicos (Rodríguez Suy Suy).
En la presente sección especial de 
“PUEBLO CONTINENTE”, deseosos de 
contribuir al conocimiento de esta gran 
montaña, nos complace presentar cua-
tro estudios realizados sobre ella: el de 
Percy M. Valladares Huamanchumo, Pre-
sidente de la Asociación de Rescate y 
Defensa del Apu Campana (historia); el 
del arqueólogo Régulo Franco Jordán, de 
la Fundación Wiesse (arqueología); el de 
los biólogos Carlos E. Quiroz Moreno y 
Carlos Quiroz Gutiérrez (fauna); y el de 
los biólogos Mario Zapata Cruz, Eric 
Rodríguez Rodríguez y otros (flora); a 
quienes agradecemos su colaboración. 
Eduardo Paz Esquerre
Palabras clave: Cerro Campana, Huanchaco, Huaca La 
Luna, Huaca El Brujo, Moche, Lomas costeras, Apu.
Cuando el hombre empezó a desplazarse por 
primera vez en este vasto territorio de variados pisos 
ecológicos, empezó a darle sentido antropomórfico 
a la naturaleza y a mantener un equilibrio a través 
de los cambios sucesivos de progreso social, lo cual 
le permitió edificar en esta tierra andina una de las 
más importantes culturas americanas.
A través de la prehistoria huanchaquense hay 
toda una estratificación de culturas y naciones, 
cada una de las cuales posee un florecimiento perió-
dico, en el que alcanzaron grandes avances socio-
INTRODUCCIÓN
culturales influenciados, precisamente, por una 
probable cultura madre local que brindó conoci-
mientos y absorbió, a su vez, los de otras culturas 
asentadas en este territorio, con lo que se enrique-
ció enormemente a estas últimas.
Este desarrollo evolutivo les permitió perfeccio-
narse rápidamente. Su éxito estuvo basado en la 
asimilación de las experiencias que les antecedieron 
y permanecieron acumuladas a través de miles de 
años.
La cerámica con decoración hallada en el Cerro 
Campana y zonas aledañas nos permitirá analizar 
fenómenos religiosos y la arquitectura nos permitirá 
hallar la continuidad ritual entre los sitios tempra-
nos, con y sin cerámica.
EVIDENCIA CULTURAL EN EL CERRO CAMPANA
Percy M. Valladares Huamanchumo
Asociación de Rescate y Defensa del Apu Campana
272 | Pueblo cont. 23(2) 2012
“Quien quiere su Historia, quiere a su Patria. 
Quien quiere a su Patria, velará su patrimonio…
Estas Ruinas reclaman de usted su respeto y protección”.
Máximo Ricardo Díaz Díaz
Fundador y Primer Director del Museo de Arqueología
de la Universidad Nacional de Trujillo.
Cerro Campana. Foto en Casa de la Cultura y Turismo del distrito de Huanchaco.
 (2009).
Este Apu mágico-religioso ha influenciado gran-
demente el desarrollo del hombre costeño asentado 
en Huanchaco y ha mantenido esta tradición cultu-
ral a través de las fiestas populares, danzas, cuentos, 
leyendas, usos y otros que han permitido que la Cul-
tura Viva perdure en este territorio, rico en biodi-
versidad y conocimientos, interrelación que hubie-
se desaparecido de no haber sido ocultada en los 
ritos religiosos venidos de España.
El presente documento solo trata de dar a cono-
cer los inmensos recursos arqueológicos, naturales y 
turísticos que posee el Cerro Campana, así como 
dar un punto de vista personal y local de algunos 
supuestos que merecen ser tomados en considera-
ción desde el punto de vista antropológico. Se pre-
tende encauzar las ideas que antes fueron dejadas 
de lado y ahora, las nuevas generaciones de arqueó-
logos, recién empiezan a tomar en cuenta.
Esta visión es la que guiará los supuestos de este 
humilde trabajo, que deberá luego ser confirmada o 
no, por arqueólogos y antropólogos. Al margen de 
los estudios de los profesionales –en pro o en contra 
del presente documento– es innegable la importan-
cia que ejerció y ejerce el Cerro Campana como 
Apu principal liberteño. De allí la necesidad pri-
mordial de su conservación, protección y preserva-
ción para las futuras generaciones.
I. UBICACIÓN
El Cerro Campana pertenece políticamente al 
distrito de Huanchaco, Provincia de Trujillo, Región 
La Libertad. Está ubicado a 16 km. De la ciudad de 
Trujillo y a 8 km. de la línea de playa. Dista 21 km. de 
la Huaca El Brujo (provincia de Ascope) y 22km. de 
la Huaca La Luna (Moche). Tiene una elevación de, 
aproximadamente, 1002 m.s.n.m., y marca el inicio 
del Sistema de Lomas Costeras que se extiende hasta 
Cosquimbo en Chile.
Evidencia cultural en el Cerro Campana
| 273Pueblo cont. 23(2) 2012
Mapa de ubicación del sitio de Lomas de Cerro Campana.
 Gori Tumi 2011.
II. DESCRIPCIÓN
El macizo rocoso que data “de la era Mesozoica, 
periodo Cretáceo Superior-Terciario inferior (periodo 
de formación de grandes montañas, hacia aproxima-
damente 100 millones de años) es una de las tres ele-
Medición con GPS desde la parte más alta del Cerro Campana.
Foto: Carlos Gene Quiroz.
El Cerro Campana visto desde Huanchaco. 
 Foto: José Pajares (2009).
274 | Pueblo cont. 23(2) 2012
vaciones existentes de una formación rocosa de apro-
ximadamente 9.0 kilómetros de longitud y 4.9 kiló-
metros de ancho en su parte más amplia” (Carlos 
2Gene Quiroz). Abarca, aproximadamente, 36 km 
que, sumados al sistema lomal, totaliza un aproxima-
2do de 108 km . Es mucho más rico en biodiversidad 
que las demás lomas costeras peruanas y chilenas. Es 
poseedor de una riqueza arqueológica aún no estudia-
da; significa un enorme potencial turístico que, desa-
rrollado, puede convertirse en un verdadero motor 
del desarrollo local, regional y nacional. 
“…Ci-Pong lo llamaban los gentiles al Cerro 
Campana… si, así contaban los antiguos” (Ver-
sión oral de Manuel Huamanchumo Cumpa en 
1975); esta versión adquiere ahora significado pues 
Macera anota “Ci-qui” para nombrar al Gran Señor 
del Chimú, es decir: Ci=Gran; Qui=Señor (Mace-
ra, 1978:95) y el Padre De La Calancha manifiesta 
que “Alec Pong” llamaban los yungas a unas piedras 
que adoraban, que quiere decir “Deidad en piedra”. 
En resumen, si unimos las frases, culminaríamos en 
“Ci-Pong”, es decir, Gran Piedra, Piedra grande o 
Piedra principal, justamente lo que Huamanchumo 
manifiesta oralmente en 1975.
Walter Díaz Sánchez consigna como “Cerro 
Azul” el nombre antiguo del Campana. Aurelio 
García y García, en “Derrotero de la Costa del 
III. NOMBRE DEL CERRO CAMPANA
Perú”, manifiesta que “debe su nombre a la figura 
que presenta, que es igual a la de una antigua cam-
pana colocada en el suelo: termina en unas crestas 
que imitan las partes de las asas en que se cuelga la 
campana” (Aurelio García y García, 1863). Duran-
te la época colonial, a raíz que los navegantes se 
guiaban por la forma de Campana del cerro, estos 
comienzan a llamarlo “El Cerro de la Campana”. 
Posteriormente surgiría la leyenda de la Campana 
de oro, alimentada por los religiosos franciscanos; 
variará un tanto el nombre hasta el que le conoce-
mos en la actualidad: Cerro Campana. 
La Cultura involucra toda creación humana, 
tanto objetos materiales como aquellas creaciones 
no materiales. Esta es la manera como el hombre ha 
logrado adaptarse a los diversos medio ambientes en 
diversas regiones del globo, del mismo modo como 
este ha ido variando en el tiempo producto del avan-
ce de la tecnología y el conocimiento humano, 
desde que el hombre se autoformara separándose de 
los antropoides hace más de dos millones de años 
(Uceda, 2006).
El entorno del Cerro Campana no ha sido ajeno 
a ello, y prueba de ello es la múltiple diversidad de 
restos culturales esparcidos por todos los diversos 
pisos ecológicos que posee, muestra de la cual, ano-
tamos a continuación:
IV. DESARROLLO CULTURAL
Cerro Campana. Foto: Percy Valladares (2009).
Percy M. Valladares Huamanchumo
LÍTICO (10000–7000 a.C.)
Según los conceptos paleolíticos, “climática-
mente, la época de hace diez mil años, ofrecía ópti-
mas condiciones, y facilitaba a los cazadores de 
grandes ciervos y tarukas, de llamas, guanacos y 
vicuñas, aun en las altas regiones de la puna,(…) 
una vida sin durez (…). En los meses secos, no obs-
tante, el cazador perseguía a la presa, que descendía 
a la zona de ‘vegetación de las lomas’ próxima a la 
costa” (Horkheimer, 1958, edic. 1973).
El mar, los valles y las lomas proporcionaban los 
principales alimentos. Las viviendas, en un primer 
momento, eran las cuevas y los abrigos rocosos.
PRE-CERÁMICO (7000–2500 a.C.)
La primera evidencia de poblaciones humanas 
en la costa ocurre alrededor 6500 a.C. (Álvaro 
Higueras); sin embargo, Morales afirma que “es 
evidente el vacío existente sobre informaciones tem-
pranas en la literatura etnohistórica de la costa 
norte del Perú” (Ricardo Morales, 2004, pp. 111), lo 
que no implica necesariamente que no existan indi-
cios sobre esta época.
Hacia el 7 mil a.C. aparecieron arreglos en las 
cuevas: barreras de troncos y ramas en la entrada, 
| 275Pueblo cont. 23(2) 2012
Cronología Arqueológica de Huanchaco. Fuente: Casa de la Cultura de Huanchaco (2010).
 Instrumento lítico hallado en el Lado Sur del Cerro Campana (1977).
 Foto: Percy Valladares Huamanchumo (2008).
Paraviento, lado suroeste del Cerro Campana.
 Foto: Percy Valladares Huamanchumo (2010).
Evidencia cultural en el Cerro Campana
276 | Pueblo cont. 23(2) 2012
muros pequeños de piedra y, al interior, pinturas 
rupestres y fogones, incluso hornos. En la costa hay 
campamentos semicirculares al aire libre (paravien-
tos), los mismos que también aparecen dispersos en 
el Cerro Campana.
A finales del año 2011, en una visita al Campana 
realizada por el autor, el periodista Diego Rojas La 
Torre y el arqueólogo Ronald Tafur, gracias a la agu-
deza visual de este último, se halló, dentro de un 
abrigo rocoso, una pintura rupestre representando 
la cabeza de un animal, probablemente un cérvido, 
comiendo hojas. (Ver foto abajo).
naturales” (Gálvez, 2004), interesante apreciación 
sobre el sistema lomal que anteriormente no había 
sido tomada en cuenta.
Los estudios del periodo lítico nos grafican el 
desplazamiento constante del hombre cazador-
recolector “por diferentes rutas hacia el mar, a los 
contrafuertes andinos o al valle y viceversa, para 
obtener sus recursos” (Deza, Munenaka, 2004). 
Esta forma de subsistencia (lomas, litoral, fuentes 
de agua) “fueron factores determinantes para que 
en esta época temprana ocurriera una importante 
ocupación en las zonas actualmente desérticas” 
(Rosario Becerra-José Carcelén ,2004); dio lugar a 
“la aparición de la cerámica, junto a la tecnifica-
ción de la agricultura”, como elementos referencia-
les que marcan el punto de partida del Formativo 
(Jesús Briceño, 2004). 
Es decir, que “poco a poco, comenzó a jugar un 
rol cada vez menos importante la caza, por lo menos 
en la costa…” (Horkheimer, 1958); se amplía más 
el repertorio de flora utilizada (de lomas) hasta lle-
gar a la agricultura propiamente dicha. El nortea-
mericano Herbert J. Spinden, opinaba, en 1928, que 
“en Sudamérica las civilizaciones agrícolas son más 
antiguas en las regiones áridas y abiertas del Perú. 
Quizás tenga razón para el territorio de lomas, el 
mismo que fue prácticamente abandonado durante 
muchos años por los profesionales de la arqueología.
Cristóbal Campana manifiesta que el sistema de 
lomas “…explica la presencia extensiva de cazado-
res trashumantes (estacionales), en la zona de 
lomas. Y, estos, por tener en invierno guanacos, 
venados o roedores que bajarían en el verano por las 
quebradas, humedecidas por las aguas de lluvia de 
la sierra (noviembre a marzo), en busca de “caza 
marina”, recolección de mariscos y también pesca. 
No debemos olvidar que en esta época, los valles y 
sus deltas humosas eran unos verdaderos y ricos 
oasis, en donde completarían una dieta más rica y 
variada en alimentos proteínicos (Werbebauer 
1944; Tosi 1960; Paterson 1968; Ferreyra 1969; 
entre otros)” (Cristóbal Campana, 2004, pp. 153).
“Desde la aparición del hombre en el universo 
andino, las rocas han conformado parte de su cos-
mogonía, estando muy vinculadas e interrelaciona-
Pintura Rupestre.
 Foto: Percy Valladares Huamanchumo (2011).
Gracias a los aportes realizadospor Jesús Briceño 
(1994) en investigaciones aledañas al Cerro Cam-
pana, se reconfirma la tesis de Horkheimer en esta 
zona costera, a la vez que coincido con C. Gálvez, al 
afirmar que en la zona se desarrolló el Precerámico 
más temprano en esta parte de la Costa Norte del 
Perú; se registran sitios paijanenses anteriormente 
no reportados, y se la entiende como “una cultura 
de cazadores-recolectores adaptados no solo a la 
costa, sino también a la parte baja de la sierra” (Cé-
sar Gálvez, 2004).
César Gálvez nos habla también sobre la posibili-
dad de la existencia de varios corredores naturales 
usados por el paijanense: “El hallazgo de importan-
tes evidencias paijanenses en las Lomas del Cerro 
Campana (Briceño et al. 1994), ubicados en la 
intercuencas Chicama Moche, (…) nos lleva a 
incluir este Ecosistema en la ruta de los corredores 
Percy M. Valladares Huamanchumo
das a aspectos elementalmente sacros, razón por lo 
cual perduró a través de diversas épocas, teniendo 
un especial significado que le conducía al ancestro, 
concepción cimentada en lo inmutable de su natu-
raleza y vistas como deidades protectoras. Su sim-
bología en la superficie pétrea la reviste de mayor 
misterio; indudablemente que dichas representacio-
nes connotan imágenes simbólicas difíciles de desci-
frar; sin embargo, cumplieron con una función ele-
mental y sagrada en la convivencia del hombre en 
diversas etapas de su historia” (Tomado de “Arte 
rupestre en La Libertad” de Daniel Castillo, Agosto 
2010).
Muy probablemente, en esta época, ya habrían 
surgido múltiples actividades en el Campana con la 
finalidad de lograr del cielo suficiente agua para 
subsistir y aplacar el tórrido calor de las zonas desér-
ticas (sacrificios, oraciones, ceremoniales y peregri-
naciones a las fuentes acuíferas) con el fin de esti-
mular la lluvia y captar su humedad. Quizás de esta 
forma eran adorados en la época final de esta fase 
prehispánica todos los elementos naturales que 
estaban vinculadas con el suelo y el agua, importan-
tes para la producción de alimentos y esta significa-
ción profunda de los alimentos, nos hablan de un 
posible culto al agua, presente en toda la cultura 
andina.
Toshihara afirma lo siguiente: “La distribución 
de los sitios del periodo Formativo en general no 
excede los 200 m.s.n.m.; la excepción corresponde a 
dos sitios cerca de la ladera sur del Cerro Campana. 
Es posible que estos sitios se agrupen en 4 catego-
rías: sitios públicos con montículos, sitios habitacio-
nales, sitios rituales y cementerios” (Kayoko Tos-
hihara, 2004). Sin embargo, hay que precisar la 
necesidad de ampliar más las investigaciones a más 
áreas aledañas del Cerro Campana, puesto que no 
solo el macizo rocoso posee restos arqueológicos 
esparcidos, sino también el sistema de dunas adya-
centes a él.
A pesar que la tecnificación de la Agricultura es 
un referente de este periodo, sin embargo no hay 
señales que indiquen la existencia de canales de 
FORMATIVO (2500 a.C. –200 d.C.)
riego en la zona, salvo el encauzamiento artificial de 
un río –hoy seco– en el flanco nororiental del Cerro 
Campana y algunas marcas dejadas en el lado sur 
del Valle bajo de Moche (Cerro Campana). No se 
conoce de acueductos que quizás hayan quedado 
cubiertos por la tierra y el polvo acumulado por los 
años, lo que hace necesario una prospección 
arqueológica del terreno para confirmar o desechar 
este supuesto.
Es muy probable que bajo las dunas adyacentes 
al Campana puedan existir algunas formas de tec-
nología agrícola prehispánica oculta a la mirada 
actual, lo cual enriquecería en gran medida los estu-
dios sobre riego prehispánico hasta ahora realizados 
en el Valle de Moche.
En cambio, para el lado adyacente al promonto-
rio rocoso llamado localmente “Cerrito de La Vir-
gen” (no olvidemos que este promontorio rocoso 
forma parte de la cadena de lomas del Cerro Cam-
pana) se visualizan vestigios de canales que irriga-
ron esta zona desértica en tiempos prehispánicos.
Persiste el tema importante de la relación entre 
el medio ambiente, como es la formación de Lomas 
y el intercambio entre los pobladores asentados en 
este sistema ecológico y otras poblaciones cercanas 
al mar, como lo fue Pampa Gramalote, en donde el 
joven arqueólogo Gabriel Prieto Burméster, al 
mando del grupo científico de la Universidad de 
Yale, en las excavaciones realizadas en Huancha-
quito en el 2010, puso al descubierto especies de 
| 277Pueblo cont. 23(2) 2012
Encauzamiento artificial del río seco, zona de El candelabro. 
 Foto: Gabriel Prieto Burméster (2010).
Evidencia cultural en el Cerro Campana
278 | Pueblo cont. 23(2) 2012
lomas (especies vegetales y fauna ) que fueron utili-
zadas por los antiguos pobladores de huanchaco en 
su dieta; se, clarifica una vez más la relación directa 
del antiguo poblador local con el sistema lomal del 
Cerro Campana, muchos años antes que surgiera la 
Cultura Chavín (ya Briceño y Billman habían 
hecho anteriormente un reporte similar).
Asimismo, en el Cerro Campana existen vesti-
gios de fauna marina (basurales de conchas mari-
nas, restos óseos de ballena) que refuerzan la hipó-
tesis de intercambio. 
Esta relación entre el medio ambiente deberá 
evaluarse más profundamente, si tenemos en cuen-
ta que “en el Valle Chicama las lomas no se desarro-
llan bien, excepto en el área del Cerro Campana” 
(Carranza, 1996). Tanto en el macizo rocoso como 
en las dunas existentes alrededor del Campana, 
existen indicios antiguos de ocupación humana que 
no han sido estudiados (conchales, fragmentos de 
cerámica, artefactos pétreos, paravientos, estructu-
ras, etc.).
 Koichiro Shibata afirma que “hay una posibili-
dad de que para 800–700 a.C. casi todos los tem-
plos grandes existentes en la Costa se hayan aban-
donado (Onuki, 1993) y este evento se debería, por 
lo menos en una parte (Burger, 1992), a la posibili-
dad de la ocurrencia de El Niño (Elera 1993, 1997; 
Kato y Seki eds. 1998). Y después de casi 500 años, 
nuevamente aparecen en la costa norte (…) como 
germen del estado que va a florecer más adelante 
(Brenan 1982)”; concepto que merece ser tomado 
en cuenta con suma seriedad en estudios posterio-
res, debido a que en el Campana existen vestigios de 
probables lugares ceremoniales utilizados consecu-
tivamente a través del tiempo por diversas culturas 
prehispánicas y hasta hispánicas.
Quizás esto explique la arquitectura pétrea exis-
tente al noroeste del Cerro Campana llamada 
“Zona del Candelabro” (Quiroz, 2008); generando 
así “la traslación de las élites y/o sacerdotes con su 
propio culto y su incorporación” a otros lugares pró-
ximos “para sobrevivir” (Shibata, 2004), como las 
huacas La Luna y El Brujo, centros ceremoniales 
con los cuales tiene demasiada semejanza para ser 
casualidad (roca de sacrificios circunscrita al cerro, 
figuras antropomorfas similares a la iconografía 
exhibida en murales y ceramios, figuras humanas 
 Restos óseos de ballena. Foto: Gabriel Prieto Burméster (2010).
Centro Ceremonial “Zona del Candelabro”. 
 Lado Norte del Cerro Campana. 
 Foto: Carlos Gene Quiroz (2010).
Percy M. Valladares Huamanchumo
Concha. Nótese el tamaño del choro. Lado Norte del Cerro Campana
Foto: Percy Valladares Huamanchumo (2011).
dentro de ovoides y figuras geométricas), la posibili-
dad que el cerro representado por los Moche en sus 
ceramios sea precisamente este coloso de piedra; 
flora y fauna propia del campana representada en 
cerámica, etc). Sin embargo habría existido una 
minoría que siguió haciendo uso del lugar esporádi-
camente, tal vez para fechas rituales precisas, lo cual 
también explicaría la diversidad de restos culturales 
de diferentes épocas halladas en el lugar (Salinar, 
Cupisnique, Moche, Chimú, Chimú Inca, Lamba-
yeque, Inca, Colonial y Republicano).
Muy probablemente la zona denominada de “El 
Candelabro”haya sido un lugar ceremonial tempra-
no dedicado a la divinidad del agua, reutilizado luego 
por otras culturas en diversas épocas y que probable-
mente por un efecto Enso haya sido abandonado y 
trasladado hacia otras zonas con la finalidad de prose-
guir con los cultos que eran la base de la administra-
ción política de las culturas prehispánicas. 
Si se confirma esto, estaríamos hablando de la 
posibilidad de estar ante una cultura madre nacida e 
irradiada desde este coloso de piedra hacia diversos 
destinos y una continuidad cultural única que se 
mantiene presente en pueblos antiguos como Huan-
chaco, Moche y Magdalena de Cao (Cultura Viva). 
“Las equivalencias entre pasado y presente todavía 
permanecen ocultas a una mirada superficial” (Bri-
ceño, 2004); se hace necesaria una investigación 
profunda al respecto.
Según Castañeda y Vega (1993) “El estudio del 
área de intercuencas de la Costa Norte, ha permiti-
do identificar una ocupación intensa en el desierto 
durante la época Cupisnique (Larco 1941, Wilson 
1988, Uceda 1988,1990, Hecker y Hecker 
1990)”, por lo que se hace notar la urgencia de rea-
lizar más estudios en estas zonas, más aún si tene-
mos en cuenta que el antiguo hombre de Paiján 
pudo haber utilizado el sistema lomal para su super-
vivencia.
El material estudiado por Kayoko Toshihara en 
el área del Campana, que reporta evidencias Cupis-
nique y Salinar (200 a.C.–200 d.C.), en menor medi-
da fragmentos de cerámica Cupisnique, ocupa un 
área aproximada de una hectárea, caracterizada por 
la presencia de cerámica con forma de botellas, 
jarras y ollas sin cuello, decoradas por incisión y 
aplicación de bivalvos marinos (Protothaca thaca, 
Donax sp., Brachidontes sp.), caparazones de gasteró-
podos (Scutalus sp.). Asimismo, muy dispersos, res-
tos óseos humanos y de animales aún por determi-
nar; falta confirmar su asociación con esta ocupa-
ción, así como expandir la investigación hacia otras 
áreas del Cerro y su sistema de lomas.
 Deza declara que el hombre de Cupisnique 
“Fue un hombre que usó el fuego, las pieles, empleó 
una gran variedad de armas, fue eminentemente 
cazador, conoció el arte, vivió en campamentos a 
CUPISNIQUE (2500–800 a.C.) Y 
SALINAR (500 a.C.–300 a.C.)
 
| 279Pueblo cont. 23(2) 2012
Fragmentos de cerámica de diversas culturas. 
 Lado Norte del Cerro Campana. 
 Foto: Percy Valladares Huamanchumo (2010).
Zona nor oriental del Cerro Campana
 denominada “El Candelabro”.
 Foto: Carlos Quiroz (2008).
Evidencia cultural en el Cerro Campana
280 | Pueblo cont. 23(2) 2012
base de cortavientos, empleó el hueso en adornos 
personales, su expresión sonora estuvo dada por 
palabras simples unidas entre sí (…) Fue un hom-
bre feliz, que venció el peligro y fue aprendiendo la 
sabiduría de la naturaleza al grado que con los 
siglos sus hijos llegaron a aprovecharla racional-
mente (...). Vivió inserto en un gran equilibrio cos-
mogónico. De él aún quedan sus restos misteriosos e 
ignotos sepultados por las milenarias dunas del 
desierto...” (Jaime Deza Rivasplata, en Suplemento 
de La Industria de Trujillo, 21 de enero de 1973). La 
parte donde se desarrolló la cultura Cupisnique ha 
estado cubierta de arena por siglos, por lo que pro-
bablemente debe existir en la zona lomal del Cam-
pana infinidad de piezas de gran valor documental. 
Estas muestras, pedazos de textiles y de alfarería, 
etc., han de servir como páginas de un libro abierto 
a los especialistas.
Aunque no conozco estudio alguno sobre la Cul-
tura Moche en el área del Cerro Campana, sin 
embargo hay infinidad de restos de cerámica disper-
sa, perteneciente a este grupo cultural, diseminada 
por todo el territorio del macizo rocoso y del sistema 
lomal.
Al lado sur del Campana existe también arqui-
tectura de barro aún desconocida para la arqueolo-
gía, probablemente Moche (100 a.C.– 900 d.C.) o 
MOCHE (300 a.C.–500 d.C.) Y
CHIMÚ (1200–1532 d.C.) 
 Cerámica Salinar. Foto: Percy Valladares (2011).
Artefacto de piedra hallado en el flanco oeste del Campana
asociado a fragmentos de cerámica Salinar.
Foto: Percy Valladares (2011).
Fragmentos de cerámica Moche. 
Lado Norte del Cerro Campana.
Foto: Percy Valladares Huamanchumo (2010).
Percy M. Valladares Huamanchumo
en su defecto Chimú (1100–1470 d.C.), dudas que 
deben desentrañar los profesionales. 
Es muy probable que los fragmentos de cerámica 
esparcidos por el sistema lomal y en el área del 
recinto de piedra conocido como “El candelabro”, 
sean restos de cerámicas rituales dejadas ex profesa-
mente por los antiguos pobladores para determina-
das acciones religiosas de la época , misterio que 
falta aún por ser explicado por la arqueología 
moderna.
“Esto significaría que las personas de clase supe-
rior en el reino Chimú relacionaban las construccio-
nes de la época de Moche, ubicadas al pie de Cerro 
Blanco, con sus antepasados. De ser así, los cerros y 
las estrellas tendrían una relación estrecha con la 
tradición oral y las ruinas” (Sakai 1998: 68). Sakai 
confirma así la relación de continuidad de los ritos 
en la época Chimú. Toshihara manifiesta que el 
“Cerro Campana podría haber sido adorado desde 
la época prehispánica” (Toshihara 2004:118); con-
clusiones que verificarían que la concepción religio-
sa del Campana estuvo asociada siempre al poder y 
a la preservación del hombre y su medio ambiente; 
conserva así el aire apoteósico de los valles y la fuer-
za telúrica del majestuoso macizo rocoso convertido 
en Apu mágico religioso (Santa Cruz Pachacútec 
Yanti lo sindica como el Apu mayor en el que se 
inmola el General Chimú Querutomi).
Asimismo, de una visita al Campana realizada 
por el biólogo Carlos Quiroz (sábado 27 de agosto 
del 2011), este reporta haber hallado, en la cima, 
una sepultura prehispánica presuntamente Moche, 
aún sin profanar, quizá con motivos rituales relacio-
nados con algún fenómeno meteorológico o el ya 
conocido Ritual de la Montaña; lo cual amerita, con 
urgencia, la intervención del Ministerio de Cultura 
de La Libertad para la realización de los estudios 
correspondientes.
| 281Pueblo cont. 23(2) 2012
Estructura de barro en lado sur del Cerro Campana.
Foto: Percy Valladares Huamanchumo (2009).
Chan Chan llegó hasta el Cerro Campana.
Probable Tumba Moche en cima del Cerro Campana.
Foto: Carlos Quiroz (2011).
En el sector nororiental del macizo rocoso, sobre 
las dunas de arena existen figuras hechas de tierra 
(personajes, meandros, líneas paralelas, habitácu-
los, figuras geométricas) que han sobrevivido al 
tiempo gracias a las achupallas; es sorprendente el 
parecido con otras figuras de la iconografía Moche 
(personajes en actitud de danzantes) halladas justa-
mente en las huacas El Brujo (Ascope) y La Luna 
(Moche), las mismas que, a pesar de existir un infor-
me preliminar de la Asociación Peruana de Arte 
Rupestre (Gori Tumi, 2011) que las considera pro-
bablemente de manufactura Chimú, hacen necesa-
rio y urgente realizar estudios científicos más pro-
fundos al respecto para despejar dudas mediáticas y 
preocupaciones valederas del sector arqueológico.
Existe también una Muralla, de aproximada-
mente 8 kms., que recorre, desde la zona escarpada 
y muy accidentada del Cerro Campana (sureste), 
Evidencia cultural en el Cerro Campana
282 | Pueblo cont. 23(2) 2012
base del mismo, hasta el flanco este del Cerro 
Cabras, construida de piedra con mortero de barro. 
Se observa enlucido, en algunos sectores, por ambos 
lados, de manufactura Chimú; probablemente fue 
construido como “contención ante la ocurrencia de 
fuertes descargas de agua propias de eventos El 
Niño” (Víctor Piminchumo, 2004, pp.14); sin 
embargo, parece que también fue utilizada como 
muralla defensiva contra los ataques incas, según 
manifiesta el Padre De La Calancha: “...Que el gran 
general Chimo Querrutumi después de muchas 
victorias en el Surfue mandado llamar desde el 
norte para apoiar a las tropas situadas en el palacio 
Chimo ante el ataque inca...” (Calancha pg. 
1261).
“...Querrutumi inicia la marcha i pasa por la ciu-
dad Chimo con fuerza pero al pie de ese cerro Campa-
na, i nada tenía que hacer ante el avance de las tropas 
incas, Querrutumi i al verse vencido decidió matarse 
i en el acto, ( ) vertiendo su sangre al pie del Campana 
(…) i de una gran fuerza escondida i el ejercito Inca 
gana la lucha...” (Calancha pg. 1262). 
Santa Cruz Pachacútec Yanti, manifiesta tam-
bién lo siguiente en sus escritos: “...Ofuscado por el 
gran ejercito Inca y al verse rodeado por estos el 
gran general Querutomi y sus tropas se dirigió a 
defender la gran fortaleza escudriñada entre dos 
grandes Apus, i continuo su marcha pero los guerre-
ros Incas casi i encima de sus guerreros evitaron la 
marcha i al pie del cerro mayor decidió suicidarse i 
verter su sangre en su i apreciado territorio...” (C. 
V. Arqueólogo Arturo Paredes I. N. C).
Los aportes de De la Calancha y Santa Cruz 
Pachacútec son notables, pues no solo nos ilustran 
sobre partes desconocidas de la fase chimú al 
momento de la conquista inca (según Cabello de 
Balboa, entre 1462 y 1470), sino que también nos 
dicen de la importancia que tenía el Campana para 
ellos (Querrutumi se inmola en él y Santa Cruz cata-
loga al Campana como “Cerro Mayor” y uno de los 
“dos grandes Apus”).
Figura de tierra representando a un personaje.
Lado Nor Oriental del Cerro Campana. 
Foto: Carlos Gene Quiroz (2008).
Por otro lado, una hipótesis señala que esta zona 
junto a las demás lomas que rodean ahora la ciudad 
de Trujillo y que en el pasado también rodeaban a la 
ciudad de Chan Chan, fue utilizada por los antiguos 
peruanos de las Culturas Mochica, Chimú e Inca 
como un centro de experimentación y adaptación 
de especies vegetales provenientes de los valles andi-
nos e Interandinos con el fin de adaptarlas a las agre-
sivas condiciones de la costa peruana (Borrador de 
expediente técnico para ACR Lomas del Cerro 
Campana).
Al lado suroeste del Campana existían canales de 
riego de manufactura Chimú, los mismos que irriga-
ban las tierras de El Tablazo y el Cerrito de la Virgen 
(aquí habría existido un centro administrativo rural); 
los mismos habrían sido destruidos por granjas avíco-
las, empresas dedicadas a la extracción de materiales 
de construcción y la empresa de agua SEDALIB.
Muralla Chimú, lado sureste del Cerro Campana.
Foto: Percy Valladares Huamanchumo (2009).
Percy M. Valladares Huamanchumo
INCA (1450–1532)
Un camino antiguo con paredes protectoras de 
piedra, con habitáculos para proteger al viajero y 
tramos de piso totalmente empedrados, con un 
ancho de 29 mts., el mismo que aún falta ser investi-
gado por los arqueólogos, probablemente sea ante-
rior al periodo Chimú; habría sido luego utilizado 
por estos para después ser mejorado por los Incas 
(Kosok 1978: 619) y ser incluido dentro de su siste-
ma vial (1450–1533 d.C.); de gran importancia, 
atravesaba de sur a norte el sistema lomal del Cam-
pana, en dirección al Valle Chicama, quizás con un 
sentido ceremonial como culto al agua (Rodríguez, 
1971). Hoy, este sistema vial permanece cubierto 
por la arena en muchos tramos, desaparece en la 
parte norte para volver a aparecer rumbo a Huaca 
Colorada; se le asocia al conjunto de Chiquitoy 
Viejo.
Tanto en el sistema lomal como en el macizo 
rocoso, existen, dispersos, fragmentos de cerámica 
de manufactura Inca, restos que tampoco han sido 
objeto de estudios.
Cuentan que en la Época Colonial (1532–1821 
d.C.) los esclavos e indios explotados por los espa-
ñoles huían a este cerro; vivían muchas semanas allí 
y obtenían sus alimentos mediante la caza de vizca-
chas, venados, aves, etc., disponibles en esa zona 
(versión oral del Sr. Manuel Huamanchumo Cum-
pa, 1975).
Así como ellos, también la zona fue usada por 
bandoleros que aprovechaban el tránsito obligado 
de viajeros por el Camino Colonial que corre parale-
lo al llamado Camino Inca para desvalijarlos y luego 
ocultarse en el macizo rocoso (versión oral del Sr. 
Manuel Huamanchumo Cumpa, 1975).
COLONIAL (1532–1821 d.C.)
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Surcos en loma, lado noroeste del Campana. Foto: Carlos Gene Quiroz.
Foto de “Un camino ceremonial Chimú” de Luis Valle Alvarez.
(http://arqueologia.deperu.com/caminos.html)
Evidencia cultural en el Cerro Campana
284 | Pueblo cont. 23(2) 2012
En la zona llamada “El Candelabro”, al norte del 
Campana, se hallaron restos de cerámica colonial 
en una estructura de piedra prehispánica, lo que 
confirma la continuidad de visitas y rituales al lugar 
hasta esta época.
Es en este periodo también que surgen un sinnú-
mero de historias y leyendas que quedaron reseña-
das en la literatura popular presente en la actuali-
dad; como ejemplo de ello tenemos la “Leyenda de 
El Cerro de La Campana”. Estas narraciones que 
parecen ser simples historias, encierran “misterios” 
que se hacen complejos en su entendimiento, por-
que tratan de conservar la relación entre pasado y 
presente, con sus cambios y transformaciones 
correspondientes (Briceño, 2004). Esta Cultura 
viva, que es parte de nuestra historia, ha sido olvida-
da por la arqueología moderna.
La zona también fue utilizada por curanderos, 
brujos y chamanes, quienes, buscando la fuerza telú-
rica del Apu mágico religioso, realizaban sus cere-
monias y rituales religiosos.
Todavía, durante la Colonia, la aristocracia 
liberteña se dedicaba a la caza de venados, aves y 
vizcachas en las lomas del Cerro Campana, activi-
dad que continuó hasta inicios de la República.
Además, el Cerro Campana fue utilizado por los 
navegantes marinos como faro para poder atracar 
en el fondeadero de Guanchaco.
REPUBLICANO (1821 d.C. a la actualidad)
Este Cerro ha sido utilizado y reutilizado conti-
nuamente durante siglos, de muchas maneras: ya 
sea como centros ceremoniales, para subsistencia o 
para otras labores culturales. 
Hasta mediados de la República (1821 d.C. a la 
actualidad), la aristocracia Huanchaquera solía 
visitar el macizo rocoso con fines de caza, para luego 
compartir la carne de venado y vizcachas con los 
pobladores locales (versión oral de los señores Wal-
ter Díaz Sánchez, 2011 y Manuel Huamanchumo 
Cumpa, 1975).
Hasta un poco más de mediados del siglo pasa-
do, el poblador de Huanchaco visitaba continua-
mente este territorio para proveerse de leña (zapo-
te, achupalla, shillco, pájaro bobo, chemoy, alga-
rrobo, huarango, molle y otros); para adornos navi-
deños (achupalla); para recolectar raíces para 
teñir las redes de algodón (manglío y otros ); para 
medicina (sábila para desinflamante, flor de overo 
para el susto, hoja del shillco para la sarna o rasca-
rasca) y otras yerbas, así como para ritos chamáni-
cos (versión oral del Sr. Manuel Huamanchumo 
Cumpa). Desgraciadamente, se corta drástica-
mente este vínculo cultural en la actualidad, debi-
do al asentamiento de granjas avícolas y otros que 
al colocar cercos físicos a los terrenos, han blo-
queado con ello, las vías de acceso más próximas a 
Huanchaco. 
Sin embargo, la zona sigue siendo visitada por 
chamanes para la realización de sus rituales; de 
estudiosos locales, de Universidades del país, y 
estudiosos extranjeros, y otros; confirman así, una 
vez más, el influjo que posee nuestro principal 
Apu Liberteño.
Es en este periodo en que la ciudadanía organi-
zada, inicia las acciones para conseguir que las 
Lomas del Cerro Campana sea declarada por el 
Servicio Nacional de Áreas Naturales Protegidas 
por el Estado (SERNANP) Área de Conserva-
ción Regional e iniciar las labores orientadas a 
convertir estos espacios naturales del territorio 
nacional, que albergan gran biodiversidad, en 
activos para el desarrollo local e involucrar a la 
población en su cuidado.
Mapa del fondeaderode Guanchaco,
 Año 17…, en donde se aprecia el Cerro Campana.
 Archivo fotográfico Casa de la Cultura de Huanchaco.
Percy M. Valladares Huamanchumo
destrucción y sus poblaciones están disminuyendo 
por deforestación y pérdida de hábitat.
El Proyecto Especial Chavimochic (2011) debe 
buscar otro trayecto para el canal madre de la III 
Etapa y debe considerar ampliar el área de amorti-
guamiento y delimitarlo físicamente; solo así se crea-
rían las condiciones básicas para la investigación 
científica multidisciplinaria y puesta en valor para 
su uso turístico y educativo (Corcuera 2011).
Hoy en día el Perú es uno de los diez países con 
mayor biodiversidad del mundo ya que posee 84 de 
las 104 zonas de vida que hay en el planeta. Por ello, 
se hace necesario conservar nuestra biodiversidad 
para generar una adecuada gestión ambiental y 
difundir la problemática de este sector. Consecuen-
temente, el Cerro Campana y su sistema lomal cons-
tituyen un lugar histórico-ecológico, que necesita 
planes de conservación urgente y “que debe ser consi-
derado zona intangible y declarado como una Unidad 
de Conservación” (Borrador de expediente técnico 
para ACR Lomas del Cerro Campana).
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V. CONCLUSIONES
De las variadas civilizaciones, aun quedan múl-
tiples restos esparcidos en todo el amplio territorio 
del Campana, testigos silenciosos de un maravilloso 
pasado que merece ser preservado ante el avance 
incontrolado de la modernidad; por ello, es urgente 
y necesario realizar una investigación etnohistórica 
o etnográfica con la finalidad de correlacionar los 
datos obtenidos arqueológicamente sobre las cos-
tumbres y rituales en épocas prehispánicas y el área 
de difusión de los mismos.
Al Cerro Campana se le puede considerar como 
un lugar geográfico con muchas posibilidades eco-
nómico-sociales (turismo) para el futuro, represen-
tadas en su riqueza arqueológica y cultural, benefi-
ciando a las poblaciones aledañas, en especial a la 
de Huanchaco cuyas posibilidades para el futuro se 
encuentran en las raíces de su pasado milenario. Se 
vislumbra, así, la innegabilidad de la importancia 
que ejerció y ejerce el Cerro Campana como Apu 
Principal liberteño. De allí la necesidad primordial 
de su conservación, protección y preservación para 
las futuras generaciones. Sin embargo, tanto la bio-
diversidad como las evidencias arqueológicas están 
deteriorándose por la actividad antrópica (expan-
sión urbana, incendios, leña, canteras, depredación 
de tillandsiales, proyectos de irrigación, antenas, 
granjas, etc.). Las especies que sólo son posible 
encontrarlas de forma natural en ese lugar (endémi-
cas también) enfrentan un proceso acelerado de 
Realización de trabajos científicos en el Cerro Campana.
En la vista, el equipo técnico de “Reportaje al Perú” de TNP.
Foto: Ketty Salinas (2011).
La capacidad de sobrevivencia es asombrosa: Tillandsia sp.
Foto: Reyna Ospino (2011).
Evidencia cultural en el Cerro Campana
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B. EL ENTIERRO DEL 
CERRO CAMPANA
“En el Cerro Campana queda frente a la cumbre, en el 
camino a Trujillo, saliendo de Chicama. En tiempos no muy 
remotos, hubo también un palenque de ladrones, los que 
detenían a los viajeros y los desvalijaban, guardando en 
aquel cerro los tesoros que reunían de sus robos”.
“Acabó con los ladrones el enérgico General Suárez, 
cuando fue Prefecto de La Libertad (1860-62). Hasta 
ahora muchos recuerdan la figura austera y resuelta de 
quien, como intendente de Lima, también cobró fama o por 
su afán de meter en regla a toda clase de contraventores. 
Tiempo hubo en Lima en que las gentes de cierta condición 
temblaban cuando se oía el grito de “allí viene el intenden-
te”.
“Fue el General Suárez quien acabó con los ladrones, 
dando una tremenda batida en los alrededores de Trujillo y 
Ascope, que por estar rodeado de encañadas y desfiladeros 
se prestaba para las maniobras y escapatoria de los bandole-
ros, pero al extinguir a la banda de ladrones, no pudo aca-
bar con la creencia general de que en los cerros existían 
tesoros dejados por los ladrones”.
“Allá, por los años 50 un tal Manuel Mendo, yendo 
para Huanchaco en compañía de José Nazarero y José 
Manuel Alcántara, conversó sobre entierros y bandidos con 
sus compañeros de arrieraje, porque los tres se dedicaban a 
esa clase de negocio, que hoy ha languidecido por razón del 
progreso. Nazarero conocía la versión de que existía un 
gran tesoro en el cerro y propuso a Mendo buscar juntos, 
pero Mendo no aceptó; Alcántara en tanto se mantuvo 
silencioso, como quien oye llover, y nada dijo”. “Pasaron los 
días y el tal Alcántara se hizo acompañar por su sobrino, 
mozo y resuelto, y buscando, y buscando encontró el entie-
rro (por lo menos uno de ellos) y salió de pobre, dejó el arrie-
raje, y al poco tiempo después compró el fundo llamado 
“Alcantarilla” y comenzó a señorear como hombre de posi-
ción acomodada. Hasta hoy hay gente que señala ese lugar 
y afirma que todavía quedan monedas y valijas de oro y 
plata en el cerro Campana”. “Además de esta versión, tam-
bién otro de nuestros literatos contemporáneos, el señor 
Max Linder, nos ofrece una sugestiva leyenda, sobre la 
tradición que prevalece en el pueblo de Huanchaco, acerca 
de la existencia de una campana de oro macizo, que sin 
duda, perteneció a los Chimús, sepultada en la cavernosi-
dad de dicho cerro, que siempre sirvió como guía o punto de 
orientación a los navegantes”. 
Fuente: Leyendas Ascopanas 
(http://www.deperu.com/ascope/
leyendas.htm)
 
 
 
| 287Pueblo cont. 23(2) 2012
ANEXOS
A. LA LEYENDA DEL CERRO CAMPANA
Contaba mi abuelo que unos pescadores hallaron, a la 
orilla de la playa, una campana de una belleza impresionante, 
toda de oro, que llevaba una inscripción que rezaba: “Para la 
Iglesia de Huanchaco”. La llevaron a la Iglesia, desde donde 
refulgía con el sol y se escuchaba su tañido sin par. La nobleza 
de Trujillo, envidiosa de que una pobre caleta de pescadores 
ostentara una campana de tal magnitud, decidieron llevarla 
con el fin de que resaltara aún más la grandeza de su Cate-
dral. 
Pero, ella volvió al campanario de la Iglesia, supuesta-
mente traída por los pescadores huanchaqueros. Iracundos, 
los trujillanos regresaron hasta la caleta, cargándola con 
dirección a la ciudad; pero nuevamente regresó sola, a pesar 
que la custodiaron día y noche.
 Entre asustados y preocupados volvieron una vez más a 
la humilde caleta, cargando la campana sobre una pequeña 
carreta tirada por bueyes y atada con cadenas. Pero, cuál no 
sería la sorpresa de la terca nobleza: ¡En el camino se había 
desatado sola y no quería regresar! , sino que siguió en raudo 
vuelo hasta un cerro cercano que con el tiempo llegaría a 
conocerse con el nombre de Cerro de la Campana.
 Según dicen, allí, en la parte más alta del cerro, ascendió, 
hundiendo una parte de la cumbre en donde quedó enterrada 
para siempre. Los pobladores del lugar afirman que a esta 
campana se le oye tocar cada cinco años, para la Festividad 
Quinquenal de la Virgen del Socorro; y que para Semana 
Santa se ve refulgir oro y plata en las faldas del mencionado 
cerro.
Fuente: Percy Valladares, 2008, Relatos Huanchaque-
ros 1, Casa de la Cultura y Turismo del Distrito de 
Huanchaco, Trujillo.
Evidencia cultural en el Cerro Campana
288 | Pueblo cont. 23(2) 2012
C. EL CERRITO DE LA VIRGEN
La antigua historia religiosa de Huanchaco también vive 
unida al Cerrito que lleva por nombre de “La Virgen”. Dice la 
tradición que la Virgen del Socorro permaneció algún tiempo 
recibiendo culto de las pescadores catequizados en la pequeña 
ermita de la playa construida por los Franciscanos en 1537, 
pero misteriosamente desaparecía. La buscaban por todos los 
parajes cercanos, encontrándola en la cueva de la cumbre del 
Cerrito, situada en lo alto del pueblo; la regresan entre oracio-
nes y cánticos; mas en pocos días de olvido, nuevamente corre 
la noticia de su desaparición. Los antiguos huanchaqueros 
van presurosos al Cerrito donde contemplan sonriente y tier-
na a su Virgen. Con el cariño y amor de hijos, uno de ellos, la 
toma en sus brazos, encaminándose hasta colocarla en su 
ermita. Una vez más, desaparece y los antiguos pescadores, 
apenados pero llenos de esperanza ,se dirigen al Cerrito y cuál 
no sería su sorpresa al contemplar la bendita imagen rodeada 
de una luz extraordinaria ; asentada sobre nubes y la cueva, 
luminosa. Postrados de rodillas rezan, encienden fogatas y 
luminarias. Los Franciscanos comprenden que la Virgen 
pedía su Iglesia en la parte alta del Puerto. Como el Cerrito 
tenía lejanía al mar, los antiguos pescadores derriban el ídolo 
¨El Pez de Oro¨ que aún existía en la Huaca ó templete pre-
hispánico, cuyo sitio ocupa actualmente la Iglesia Parroquial y 
en ella acuerdan colocar la imagen. Regresa la multitud jubi-
losa; ascienden al Cerrito hasta la Cueva; y allí por primera 
vez uno de los religiosos franciscanos celebra la Santa Misa, 
trasladando después la imagen entre místicas oraciones a la 
Huaca que con el transcurrir de los años se convirtió en monu-
mental Iglesia colonial. Los religiosos y los antiguos pescado-
res no olvidaron éstas apariciones. Cada año en Romería se 
llegaba al Cerrito a celebrar la Santa Misa; tradición que el 
mismo Dean Saavedra la continuó hasta su muerte. La ima-
gen de la Virgen del Socorro permanece en la altura de la 
caleta y su Templo sirve como guía y auxilio de los navegantes 
y pescadores.
Fuente: Rvdo. Rufino Benites Vargas, en Percy Vallada-
res, 2008, Relatos Huanchaqueros 1, Casa de la Cultu-
ra y Turismo del Distrito de Huanchaco, Trujillo.
D. LA CAMPANA DE ORO
“Los habitantes del valle de Chicama y del pueblo de 
Magdalena de Cao narran todavía algunas leyendas, ciertas 
o no ciertas, sobre la Huaca El Brujo, que al simple hecho de 
escucharlas, se enciende rápidamente nuestra imaginación y 
se abre el sentido del misterio.
Dicen que del corte de la huaca, denominada por algunas 
como Partida, salió antiguamente una carreta cargada de oro 
jalada por bueyes y, por el peso del metal precioso, se dirigió en 
bajada hacia el mar donde se hundió, y salió después por la 
Isla Macabí frente al Puerto de Chicama. 
Otra versión es que del corte salió una campana de oro de 
dimensiones apreciables, que despertó la codicia de la gente de 
los pueblos cercanos, entre ellos Magdalena de Cao y Santia-
go de Cao; ambos quisieron apropiarse de la campana,y eso 
culminó en un gran conflicto entre ambos pueblos. Ante estos 
hechos, la campana alzó vuelo hacia Huaca Prieta; allí nue-
vamente la encontraron y empezaron los conflictos; por tal 
motivo, la campana otra vez tomó vuelo hacia Huanchaco, 
teniendo como destino final el Cerro Campana, donde final-
mente desapareció. De ahí viene el nombre del cerro o monta-
ña que se ubica actualmente entre Trujillo y el valle de Chica-
ma. Esta montaña, hace muchos siglos, fue el lugar preferido 
por los mochicas para la realización de sacrificios humanos, 
que fueron representados en la cerámica de la época. Las 
montañas fueron sitios sagrados para este pueblo; eran luga-
res donde realizaban ceremonias vinculadas con sacrificios 
humanos en honor a la deidad principal, que según sus creen-
cias, vivía dentro de la misma”.
Fuente: Régulo Franco Jordán, El Brujo,
5000 años de Historia, págs. 6-7-8. 
Percy M. Valladares Huamanchumo
Leyenda del Cerro de la Campana. Dibujo tomado del libro “Literatura
 infantil y juvenil de La Libertad” de Saniel Lozano Alvarado.
Denota al Cerro Campana con el nombre de Cerro Azul.
E. OTROS
“El significado del motivo de la escalera y ola está sugerido 
en los casos donde existe una versión modelada, en donde se 
combina con un sacrificio humano (Fig. 10.6). Esta escena de 
sacrificio es idéntica a diversas escenas de sacrificios que 
tienen lugar en las cumbres de las montañas (De Bock 1988: 
fig. 95). Encima de la ola una víctima sacrificada está tumba-
da con el pelo colgando hacia abajo. En la escena de la monta-
ña la víctima está tendida encima de un pico central. Otra 
correspondencia consiste en la presencia del “dios de la mon-
taña” y una iguana antropomórfica a ambos lados. En un 
ejemplo famoso con cinco picos en fila (Donnan 1978: fig. 
225), hay una corriente de sangre fluyendo desde el pelo de la 
víctima hacia abajo por la ladera de la montaña, al parecer 
imitando un río. En todos los casos, de la montaña y del moti-
vo modelado en escalera y ola, otra víctima desnuda está 
echada abajo en el plano. Esta analogía nos permite identifi-
car el motivo de la escalera y ola como una representación 
abstracta de una montaña (el triángulo escalonado) y un río 
(la ola) corriendo por su ladera. 
Se puede suponer que el Templo de la Escalera y Ola está 
relacionado con las montañas, no solamente por su forma pero 
también por la Ceremonia del sacrificio. Para entender mejor 
esta relación tenemos que determinar la orientación del Templo 
de la Escalera y Ola. El deseo de determinar la orientación está 
inspirado por el hecho de que cuatro participantes de la Ceremo-
nia del sacrificio miran en una dirección bien marcada. La 
pregunta es: ¿qué están mirando en la distancia?... se podría 
suponer que el Templo de la Escalera y Ola está orientado hacia 
el oeste en imitación de las montañas y los ríos…Allí hay una 
pequeña roca, aparentemente como una imitación del Cerro 
Blanco… La observación podría ser una observación astronó-
mica para establecer la fecha de la Ceremonia del sacrificio… 
Para implantar una fecha fija se necesitó una observación astro-
nómica que fuera única para todos los valles. Las fechas de los 
solsticios son fijas, mientras que las fechas para las otras obser-
vaciones cambian según los valles. Por eso la hipótesis es que los 
Moche observaron la puesta del solsticio de diciembre que ocu-
rre en el sudoeste, la supuesta dirección de la mirada de los per-
sonajes. ¿Cuál podría ser el simbolismo de la puesta del Sol en 
diciembre para un sacrificio humano en las montañas? Parece 
que el aspecto principal es el simbolismo de transición. Los ríos 
de la costa son parte de un sistema hidráulico dentro de un ciclo 
de dos temporadas, la temporada de la sequía y la de las lluvias. 
Los ríos se llenan cuando las lluvias caen en las montañas desde 
noviembre. Estas dos temporadas opuestas eran y son asociadas 
a las dos posiciones más extremas del Sol: los solsticios de junio y 
de diciembre. 
En diciembre el Sol se manifiesta en su límite extremo. El 
cambio de camino simbolizó el ciclo de la naturaleza. Se trata de 
un momento de gran importancia porque la asociada llegada del 
agua en los ríos asegura la vida en los valles desérticos de la 
costa. El agua no es clara pero turbia por el barro rojo-marrón, 
llevado de las laderas de las montañas. Al momento del cambio 
cósmico el sacrificio está traspasando un umbral. Su morir en la 
cima de una montaña, un sitio en el límite entre dos mundos, es 
la transición entre la vida y la muerte. Al mismo tiempo, su 
muerte provoca la regeneración de la naturaleza por su sangre 
que es una metamorfosis para el agua turbia que fertilizará los 
valles. De un lado el sacrificio tenía que provocar la llegada de 
las aguas turbias. Del otro lado, el guerrero principal y rey del 
valle, mostraba al tomar la sangre del sacrificio que él, al mismo 
tiempo, podía controlar la abundancia de las aguas. El control 
por un rey sobre las aguas de lluvia para evitar inundaciones, es 
un concepto muy andino. Bourget (1997) ha demostrado que 
los esqueletos encontrados en el sitio de los sacrificios en Huaca 
de la Luna se relacionan con un evento vinculado a El Niño. Por 
casualidad los eventos de El Niño siempre empiezan en diciem-
bre. Si los sacrificios sirvieron para parar las inundaciones de El 
Niño como sugiere Bourget, eso debería haberse traducido por 
tomar la sangre de las víctimas. Quizás el cambio de color del 
Sol se refiere a esta metamorfosis. El Sol sube brillante detrás de 
las montañas, sigue el camino del agua hacia el oeste y baja en el 
mar cambiando en un color rojo como la sangre y el agua turbia.
En la costa norte existió, posiblemente durante dos mil 
años, un tipo de templo según el motivo de la escalera y ola. Su 
simbolismo expresó el ciclo anual de regeneración en la natu-
raleza, documentado por la relación con montañas, ríos, 
sangre y por último con el solsticio de diciembre. 
La gran ceremonia pan-Moche, la Ceremonia del sacrifi-
cio, que se cumplía en el templo durante la puesta del solsticio 
de diciembre, tenía por objeto el fomento de la llegada de las 
aguas turbias y al mismo tiempo el control sobre la abundan-
cia de estas aguas tomando la sangre de guerreros vencidos”.
Fuente: Edward K. de Bock, 2003, Templo de la Esca-
lera y Ola y la hora del sacrificio humano, publicado en 
“Moche hacia el final del Milenio” Tomo I, S. Uceda 
y E. Mujica Editores, Pontificia Universidad Católica 
del Perú. Universidad Nacional de Trujillo.
“…tenemos evidencia de que un felino costeño fue usado 
como modelo del mismo. Este felino tiene el nombre científico 
de oncifelis colocolo o el nombre común de gato montés (Pe-
ters 1991, Sáenz 1998), el cual posee orejas puntiagudas, 
cuerpo manchado y extremidades rayadas). Esta especie tiene 
pelo largo que da a su lomo una apariencia dentada u ondula-
da. Estas son precisamente las características encontradas en 
la cerámica moldeada Moche I excavadas en la misma tumba 
de Dos Cabezas por Donnan en 1998 (Fig. 11.3; ver Donnan 
en este volumen). El uso del símbolo dentado a lo largo del 
espinazo del Animal Lunar puede referirse a la espalda de un 
gato erizado. También, el uso del símbolo dentado en la espal-
da, o las proyecciones que se extienden desde la cabeza y cola, 
continúan durante casi toda la historia del Animal Lunar. El 
gato montés ha sido encontrado en áreas a lo largo de la costa 
desde las lomas hasta mil metros sobre el nivel del mar (Kit-
chener 1991). Lamentablemente, poco se conoce sobre los 
hábitos de este evasivo animal, pero, como la mayoría de 
felinos, caza de noche. Esta actividad nocturna nos permite 
relacionarlo con la Luna, que a su vez está asociada con la 
criatura sobrenatural…. Después de la Conquista de la costa 
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Evidencia cultural en el Cerro Campana
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