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La nanotecnología en el plan Argentina Innovadora 2020. Políticas e ideologías
explícitas e implícitas.
Conference Paper · September 2013
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Leandro Andrini
CONICET-CMaLP / Universidad Nacional de La Plata. Fac. de Ciencias Exactas. Buenos Aires. Argentina.
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La nanotecnología en el plan Argentina Innovadora 2020. 
Políticas e ideologías explícitas e implícitas. 
Leandro Andrini 
ReLANS (Red Latinoamericana de Nanotecnología y Sociedad) 
INIFTA, CONICET CCT La Plata. La Plata, Bs. As., Argentina 
 
Ponencia presentada 1er Seminario Internacional Nanotecnología y Trabajo y 2do Seminario Nanotecnología y 
Sociedad en América Latina 
Curitiba – Paraná - Brasil 
6 de septiembre de 2013 
 
Resumen breve. 
En este trabajo propongo una lectura acerca de aspectos políticos e ideológicos relativos al 
campo de la nanotecnología contemplados en el Plan Nacional de Ciencia, Tecnología e 
Innovación “Argentina Innovadora 2020” –lineamientos estratégicos 2012-2015- (PNCTI 
Argentina 2020). 
 
I. Introducción. 
Aspectos institucionales. 
A partir del año 2007 la política científico – tecnológica en conjunción con la innovación 
productiva alcanzó el más alto rango institucional en Argentina, a nivel Estado nacional, 
estableciéndose el Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva mediante la 
modificación de la Ley 26.338 (MINCyT-a). Cap y Liaudat (2012) sostienen que en “el 
gobierno de Cristina Fernández [se] ha re-impulsado la planificación estratégica en el más 
alto nivel del Estado”, sin dejar de considerar que la planificación recuperó un lugar en la 
política pública en tiempos previos a la gestión gubernamental nombrada. En este aspecto es 
de destacar el Plan Estratégico Nacional en Ciencia, Tecnología e Innovación (PENCTI 
2006) (MINCyT-b), presentado en 2006 dentro del esquema “plan Bicentenario 2006 – 
2010”, en cuyo prólogo se sostiene que “uno de los más importantes desafíos que debe 
enfrentar el país en los próximos años es la transformación de su modelo de desarrollo con 
el objetivo de construir una Nación que combine el crecimiento económico sostenido con 
mayores niveles de justicia social”. En este plan se bosquejó el escenario de desarrollo 
deseado y los desafíos para el Sistema Nacional de Innovación y se trazaron los objetivos 
estratégicos, las metas cuantitativas globales hasta 2010 tanto como las metas cualitativas 
(prioridades para el desarrollo científico tecnológico), y es en este mismo plan en el que 
aparecen, en el Área Temática (con énfasis en aspectos productivos y tecnológicos), las 
nanotecnologías. 
Las nanotecnologías, incluidas tal el plan 2006, atraviesan las siguientes componentes de 
las Áreas–Problema–Oportunidad: (i) Competitividad de la Industria y Modernización de 
sus Métodos de Producción; (ii) Competitividad y Diversificación Sustentable de la 
Producción Agropecuaria; (iii) Conocimiento y Uso Sustentable de los Recursos Naturales 
Renovables y Protección del Medio Ambiente; (iv) Infraestructura Energética. Uso Racional 
de la Energía; y (v) Prevención y Atención de la Salud, de acuerdo a lo consignado en el 
cuadro de la página 17 del plan 2006 (MINCyT-b). 
En los Comentarios acerca de las Líneas de Investigación Prioritarias, sobre las 
nanotecnologías se indica “se ha afianzado internacionalmente la idea que ciertos esquemas 
de producción se orientarán hacia el uso masivo de nano y microtecnologías”, que dicho 
agenciamiento tiene asidero sobre lo ocurrido dentro del campo de la microelectrónica y la 
revolución informática, y que la “tendencia actual es extender el concepto de micro 
dispositivos a sistemas electromecánicos (MEM’s), o aun a procesos químicos y de sensado 
de gases”, y que “estos dispositivos se están incorporando rápidamente en la producción y a 
los controles de calidad industrial de muy diversa naturaleza así como en el diseño de nuevas 
terapias médicas y en bienes de consumo durables” (MINCyT-b, 2006). Cabe indicar el sesgo 
disciplinar observado en la redacción de estos párrafos, ampliamente enfocados a los aspectos 
de desarrollo de sensores de gases (narices electrónicas), y las generalidades poco específicas 
sobre otras aplicaciones y/o usos de nanotecnologías. 
Es dentro de este marco institucional, entre otros aspectos del quehacer político, que se 
circunscribe y presenta el Plan Nacional de Ciencia, Tecnología e Innovación “Argentina 
Innovadora 2020” –lineamientos estratégicos 2012-2015- (PNCTI Argentina 2020), que es 
“el instrumento por el cual el Ministerio establece los lineamientos de política científica, 
tecnológica y de innovación en el país para los próximos años” y con “él se aspira a dar 
continuidad al crecimiento y consolidación de estas áreas consideradas puntales estratégicos 
del desarrollo nacional” (MINCyT-c). 
El plan tiene dos objetivos principales: (1) continuar el fortalecimiento del Sistema 
Nacional de Ciencia, Tecnología e Innovación, con el propósito de seguir formando recursos 
humanos de alta calidad, aumentar el acervo de conocimientos disponible y despertar 
vocaciones científicas en los niños y jóvenes a fin de proyectar un futuro en el que el 
conocimiento sea un factor central de la inclusión y el crecimiento económico del país; y (2) 
impulsar el desarrollo de la cultura emprendedora y la innovación, a fin de generar bienes y 
servicios de alto valor agregado, que sirvan para aumentar la competitividad a las empresas 
y dar respuesta a problemáticas sociales. 
Y se indica que “el logro de ambos objetivos contribuirá a un posicionamiento más 
destacado de nuestro país en un escenario mundial que hoy y en el futuro próximo exigirá la 
multiplicación de estas capacidades para atender una demanda creciente y sofisticada en 
bienes y servicios”, los que “incluyen desde la industria alimentaria hasta áreas depunta 
como los desarrollos en biotecnología, nuevos materiales y tecnologías de la información y 
las comunicaciones, para citar algunos ejemplos” (MINCyT-c). 
 
Herramientas de lectura y esquemas de análisis. 
Dado que en este trabajo presento una lectura del PNCTI Argentina 2020, debo aclarar o al 
menos exclamar desde dónde realizo dicha lectura, entendiéndola como práctica que se 
confronta con otras prácticas (de Gainza, 2011), y que permite aludir a las múltiples 
dimensiones de lo ideológico y de lo político contenidas en el plan o “captar el estatus 
paradójico de una realidad que no es ni puramente objetiva ni puramente subjetiva” (de 
Gainza, 2011), sin dejar de sostener la complejidad misma que resulta de esta operación: la 
lectura se realiza también desde las claves de constructos teóricos que conciernen a una 
multiplicidad ideológica y política. 
El problema de lo ideológico remite, por tradición antes que epistemológicamente, a 
aquella cosa fantasmal que sin ser vista se ofrece como velo de la realidad, aquella cosa que 
distorsiona lo objetivo presente en la realidad, o tal el sentido negativo del término a través 
de la clásica expresión “falsa conciencia”. Si bien deudores de la “lectura sintomática” 
althusseriana, nos apartamos de la concepción bivalente “ciencia / ideología” del autor 
francés –en la que para la primera le es reservada la objetividad, y a la segunda la falsa idea 
de la realidad-, para sostener, tal lo hace Emilio de Ípola (2007), a la “ideología como 
elemento ineliminable, actuante y operante en toda formación social”. Dicho de otra manera, 
y más ligado a la etimología del término –sin pretensión de definición o reducción 
conceptual-, una lógica de las ideas que se entrelaza con nuestras prácticas, consciente e 
inconscientemente, a la vez que toda práctica decodifica ideas en tanto las modifica y/o 
genera nuevas ideas. Consecuentemente, es ese “elemento ineliminable” de toda formación 
social: la posibilidad de entrelazar ideas–prácticas como instancias en la 
apropiación/transformación del mundo. 
Cap y Liaudat (2012), en el análisis de los planes estratégicos ministeriales, dan particular 
importancia a la dimensión ideológica, caracterizando la visión de desarrollo social y modelo 
de país que sostienen los planes, y que atiende a la estrategia de desarrollo planteada. 
Sobre estas bases, realizo el proceso de estudio–lectura del plan, articulando con diferentes 
categorías y constructos teóricos, a los fines de comprender los alcances del mismo, tanto 
desde sus potencialidades como de sus debilidades en el campo de las nanotecnologías. 
 
Lectura y análisis del Plan Nacional de Ciencia, Tecnología e Innovación “Argentina 
Innovadora 2020” –lineamientos estratégicos 2012-2015. 
El plan PNCTI Argentina 2020 comienza con fragmentos discursivos que aluden a la ciencia, 
la tecnología y el conocimiento, y que fueron pronunciados por la presidenta Cristina 
Fernández. En dichos fragmentos se rescatan intervenciones tales como “el conocimiento 
ocupa en nuestro gobierno y en nuestro proyecto un lugar fundamental”, planteando “la 
unidad del conocimiento con la economía” que debe ser “el rasgo distintivo que le queremos 
imprimir al crecimiento del Tercer Centenario en la República Argentina”. Para ello 
“tenemos que generar muchos científicos que creen valor agregado para nuestro país y 
ayuden a que los procesos productivos se tornen más competitivos”. 
Protocolarmente le sigue el texto del ministro de Ciencia, Tecnología e Innovación 
Productiva, José L. Barañao, en el que se destaca que “el conocimiento es un factor 
fundamental de los procesos que llevan a la creación de riquezas y a la mejora de la calidad 
de vida de las sociedades”, siendo una “herramienta para la mejora de la productividad y el 
bienestar social”. 
La presentación formal y política del plan está a cargo del texto que lleva la firma de Ruth 
Ladenhein, secretaria de Planeamiento y Políticas en Ciencia, Tecnología e Innovación 
Productiva. Merece destacarse que “la elaboración del presente Plan comparte los esfuerzos 
de formulación de políticas y estrategias realizados por otros Ministerios del Gobierno 
Nacional a través de sus propios Planes elaborados con el mismo horizonte a 2020”. A lo que 
se agrega que “se trata no sólo de recuperar el Estado en todos sus niveles y estamentos sino 
también de incrementar su entramado horizontal”. Se afirma, también, que es “necesario 
forjar una nueva competitividad e inclusión social sustentadas en la innovación y el 
conocimiento”. 
Es de rescatar, a diferencia de los sesgos contenidos en el PENCTI 2006, que se diseñó 
“una metodología específica centrada en Mesas de Implementación donde los funcionarios 
del Ministerio, con el concurso de funcionarios de otras jurisdicciones, actores del sector 
productivo y ONGs, científicos y tecnólogos, participarán de un espacio común donde 
establecer los consensos que permitan alcanzar el escenario deseado”. De esta manera, “los 
cursos de acción quedarán plasmados en Planes Operativos que orientarán la ejecución de 
los fondos y permitirán realizar el seguimiento y la evaluación de las acciones emprendidas”. 
Como otro aspecto positivo cabe enumerarse que el PNCTI Argentina 2020, enmarcado 
dentro de los planes del Bicentenario, es entendido como un plan estratégico de mediano 
plazo, el que se encuentra encuadrado en una nueva institucionalidad otorgada al sector de 
ciencia, tecnología e innovación productiva. Esta institucionalidad deconstruye el laissez 
faire – laissez aller sobre el que los científicos argentinos habían diagramado la política 
científica y tecnológica desligándola de instancias integradoras, incluido el propio Estado 
nacional que las financiaba. 
Retengo las consideraciones de la presidenta: “tenemos que generar muchos científicos 
que creen valor agregado para nuestro país y ayuden a que los procesos productivos se tornen 
más competitivos”. Aquí existe una subversión epistemológica, es decir, los científicos antes 
que conocimiento deben crear valor agregado –y aun cuando creen conocimiento ese 
conocimiento debe condecirse con “valor agregado”- para tornar más competitivos los 
procesos productivos. Este discurso tensa los límites con el antes citado del PENCTI 2006: 
“uno de los más importantes desafíos que debe enfrentar el país en los próximos años es la 
transformación de su modelo de desarrollo con el objetivo de construir una Nación que 
combine el crecimiento económico sostenido con mayores niveles de justicia social”. En este 
último caso, se observa un discurso más usual (dentro del denominado peronismo “clásico”) 
apelando a la justicia social antes que a la competitividad de los procesos productivos, amén 
de que explícitamente se sostiene que el país debe transformar su modelo de desarrollo. Pero, 
por otro lado, los trazos discursivos de la presidenta (recortados en el PNCTI Argentina 2020) 
conllevan a la inmediatez propia de todo lo concerniente a escalas de producción; esta 
inmediatez o celeridad en general atenta contra la disminución de riesgos, contra la 
previsibilidad y factibilidad en cuanto a daños de diferentes órdenes y magnitudes 
Barañao, por su parte, se apega mucho más a una teoría del derrame y, si bien bajo su 
ministerio el mundo académico–científico es ubicado a la vez que dirigido en planes 
estratégicos, entiende al conocimiento –antes que como tal- como factor determinante en la 
producción de riquezas, de acuerdo a las dinámicas establecidas por el desarrollo del 
capitalismo. 
Insisto en que el PNCTI Argentina 2020 tiene como uno de sus dos objetivos “impulsar 
el desarrollo de la cultura emprendedora y la innovación, a fin de generar bienes y servicios 
de alto valor agregado, que sirvan para aumentar la competitividad a las empresas y dar 
respuesta a problemáticas sociales”. Nuevamente nos encontramos con un conocimiento 
generadorde bienes y servicios. Aquí observamos el orden de enunciación: las respuestas a 
las problemáticas sociales siempre aparecen, por último, después de las consideraciones de 
mercado (competitividad, rentabilidad, valor agregado, etc.). Esta secuenciación enunciativa 
no es ni fortuita ni desentendida, respondiendo a una lógica de prioridades, 
presentando/representando una forma de conducir/dirigir las prácticas. O expresado de otra 
manera, todo “lo que se dice y deja de decir –y la forma de decirlo- en un Proyecto Nacional 
es también una cuestión eminentemente ideológica” (Varsavsky, 1974). Hipotéticamente: en 
el sistema de evaluación bajo el cual se identifican tanto labores como status de los científicos 
¿qué será más ponderado? ¿el desarrollo y patentamiento de una tecnología sofisticada que 
da mayor rentabilidad a una empresa determinada? o ¿la resolución de una problemática 
social localizada? Insistimos con ello, porque el orden de enunciación no debe disociarse de 
los órdenes de prioridades, y esos órdenes generan prácticas, con disímiles implicancias tanto 
desde lo socioeconómico como desde lo propio de la comunidad académica–científica. 
En el PNECTI 2006 se sostiene que “todos estos factores [armonía social, gobernabilidad, 
autonomía, etc.] confluyen así en una aceleración del crecimiento económico apoyado en dos 
pilares fundamentales: el aprovechamiento de las ventajas comparativas y competitivas 
industriales, tecnológicas y ambientales, por un lado, y el aumento de la demanda interna 
asociada a la mejora de la situación social y del empleo.” A esto Oscar Varsavsky respondía 
que “el pueblo aparece siempre como comprador directo o indirecto: la mejor caracterización 
de este estilo es la recomendación que hacen los planificadores a los empresarios: redistribuir 
más el ingreso porque así aumenta el mercado” (Varsavsky, 1974). 
También merece analizarse con detenimiento el principio “impulsar el desarrollo de la 
cultura emprendedora y la innovación, a fin de generar bienes y servicios de alto valor 
agregado, que sirvan para aumentar la competitividad a las empresas y dar respuesta a 
problemáticas sociales”.1 En el PNCTI Argentina 2020, se resalta el hecho –entiendo que 
positivo- de “avanzar hacia un sistema más amplio e integral de políticas de CTI”, 
proponiéndose “promover el tránsito hacia una economía basada en el conocimiento con 
vistas a la construcción de una sociedad más justa y equitativa”, e impulsando “un sendero 
de desarrollo sustentable aprovechando las ventajas comparativas y competitivas 
industriales, tecnológicas y ambientales como asimismo el aumento de la demanda interna 
asociado a la mejora de la situación social y del empleo”. Varsavsky notó que esto conlleva 
a contradicción al desarrollismo, contradicción como consecuencia del estilo social 
capitalista–consumista que el desarrollismo soslaya en su intento de implantar un capitalismo 
bueno. 
Según Varsavsky (1974) “los teóricos del desarrollismo favorecen el pleno empleo para 
ampliar la demanda, ya que los desempleados tienen poco poder de compra”, pero –
insistimos- en el esquema de competitividad actual (más acentuado que el descripto por 
Varsavsky) “habiendo tecnologías que permiten ganar más ahorrando mano de obra, es 
imposible pretender que una empresa competitiva se resigne a quedar en desventaja por 
 
1 Es de ambigua interpretación la idea de transferencia de conocimientos al sector privado, dado que se 
promueve la sustitución de importaciones (y eso conlleva a pensar en el desarrollo industrial local antes que en 
interacción plena y directa con multinacionales) pero en ningún momento se aclara a qué se refiere la 
intencionalidad de sustitución de importaciones. Por otro lado, teniendo en cuenta la experiencia de la ex 
empresa argentina en el área de nanotecnología DARMEX fue comprada por una empresa alemana es más que 
evidente que no existe una política proteccionista. 
resolver ese problema social [el del desempleo]”. Esta observación complejiza el optimismo 
instaurado sobre las categorías “valor agregado” e “innovación”. 
En el PNCTI Argentina 2020 se dice que en función de la “identificación de oportunidades 
de intervención en entornos territoriales específicos a partir de la articulación de tecnologías 
de propósito general (TPG) con sectores productivos de bienes y servicios, en lo que se define 
como núcleos socio-productivos estratégicos (NSPE)”, serán incluidas la biotecnología, las 
TICs y la nanotecnología (sin negar la importancia de otras tecnologías que son centrales 
para el desarrollo de las distintas actividades en varias regiones del país). A la vez que los 
sectores seleccionados son agroindustria, ambiente y desarrollo sustentable, desarrollo social, 
energía, industria y salud (ver figura 1). 
Dentro de estas TPG “la nanotecnología es un área considerada como la de mayor 
potencialidad dentro del nuevo paradigma tecnológico, por lo que ofrece una ventana de 
oportunidad para países en vías de desarrollo como la Argentina, en la medida en que los 
cambios en la estructura productiva mundial abren un espacio para los «nuevos jugadores». 
Al respecto, esta tecnología sobresale por el camino relativamente corto entre la innovación 
y la producción y por la posibilidad de patentamiento y disminución de la dependencia 
tecnológica”. 
 
 
 
Figura 1. Cuadro de interrelaciones 
entre Tecnologías de Propósitos 
Generales, sectores y Núcleos Socio 
Productivos Estratégicos. 
Tomado de PNCTI Argentina 2020. 
Observamos que existe un doble optimismo: la potencialidad dentro de un nuevo 
paradigma tecnológico en el cambio de la estructura productiva mundial, por un lado, y por 
otro el camino relativamente corto entre la innovación y la aplicación. En el primer caso se 
pasa por alto las relaciones económicas–financieras determinantes de toda potencialidad, aun 
en el potencial cambio de la estructura productiva mundial. En el segundo, el corto camino 
es eso que impide la previsión de riesgos, y en este sentido es lo que llamo fe tecnologisista,2 
siguiendo las consideraciones de Claudio Martyniuk (2013) quien sostiene que hemos 
llegado a una etapa de desarrollo tal que se prevé que todo daño causado por una tecnología 
x será subsanado por la innovación e intervención de una tecnología y (sin mediar un análisis 
crítico de la posibilidad de prevención antes que las potencialidades de la cura). El caso típico 
es el de la contaminación ambiental: en vez de tomarse fuertes medidas anticontaminación –
con todos los recaudos que ello implica- se desarrollan tecnologías capaces de 
“decontaminar”, pasando por alto el hecho de que toda intervención tecnológica es en sí 
misma una alteración medioambiental y por cuanto una contaminación en sí misma. El 
discurso operante en este campo es, conviene remarcarlo, ambiguo desde la perspectiva que 
estando la contaminación ya realizada las innovaciones tecnológicas para decontaminar 
inducen a la posibilidad de seguir contaminando porque existe la tecnología que 
decontaminará. Y también vale aclarar que esta crítica no es una crítica a los desarrollos 
tecnológicos, sino a la búsqueda de falsas soluciones a problemas que requieren de otras 
intervenciones –o intervenciones más allá de lo tecnológico- para su solución; y para extender 
la aclaración vale la incorporación de un ejemplo: no se está negando la genuina búsqueda 
de nuevas tecnologías que permitan realizar consumos razonables y eficientes de energía (que 
modifiquen los artefactos hasta hoy construidos) promoviendo una sustentabilidad 
equilibrada, ni la incorporación de tecnologías que posibiliten un adecuado desarrollo social 
–inclusive más allá de lo que en el PNCTI Argentina 2020 se entiende por desarrollo social-
. 
La fe tecnologisista echa raíces en aspectos más profundos del quehacer sociocultural,en 
una sociedad tendiente a la mediación tecnológica sin par, cuyo grado de desarrollo tolerado 
está circunscripto al máximo consumo en todos los órdenes (inclusive de los bienes comunes, 
 
2 Debemos precavernos de no pasar del (tan denunciado) cientificismo a un neo-cientificismo, más propiamente 
a un científico tecnologisista (antes que a una genuina hibridación ciencia–tecnología). 
tales como petróleo, agua y minerales). Discutir un estilo tecnológico equivale a poner en 
debate qué tipo de sociedad deseamos construir. 
El modelo neodesarrollista que se plantea desde el PNCTI Argentina 2020 no hace más 
que reafirmar las tecnologías que en algún lugar se ha decidido que son útiles, instaurándose 
una concepción universal de lo tecnológico. Es indiscutible que nadie está en contra de 
disminuir la dependencia tecnológica, ahí la cuestión. En el mismo plan se sostiene 
discursivamente la existencia de tal dependencia, y la disminución de la misma se propone 
mediante lo que se conoce como patentamiento (como única condición de posibilidad para 
tal disminución de dependencia), ahorrándose un análisis en profundidad de lo que constituye 
el patentamiento y cómo se da ello en las condiciones macroeconómicas y las relaciones de 
poder existente. Además, como sostiene Martyniuk, existe una acelerada restricción del 
dominio público de saber, y hoy en día todo el conocimiento relevante es de dominio privado, 
lo que atenta ostensiblemente a cualquier proceso de democratización del conocimiento, por 
cuanto es una falsa defensa la que se realiza en el PNCTI Argentina 2020 de tal perspectiva 
si a la vez sostiene el firme vínculo con el sector privado para que se desarrollen innovaciones 
y los científicos creadores de riqueza y emprendedores oculten todo conocimiento en 
patentes.3 Este es uno de los puntos más controversiales, y que la fe tecnologisista soslaya 
todos estos aspectos. 
Siguiendo a Varsavsky (1974), la idea usual de progreso tecnológico es adquirir a toda 
velocidad los equipos, procesos de producción y experticia (know-how)4 de los países 
dominantes, y cerrar la brecha tecnológica que nos separa de ellos es el único camino de 
desarrollo, y este estilo de desarrollo “no es el único posible ni el más adecuado para construir 
una sociedad nueva y mejor. No puede ser rechazado en bloque pero menos aun aceptado en 
bloque, tanto en sus resultados como en sus métodos y modalidades”. Debido a que, como 
bien lo expresara, Jorge Sabato “la tecnología no es neutra: con ella se transmiten los valores 
y las relaciones de producción imperantes en la sociedad donde se origina”. 
Antes he dicho o considerado al actual proceso como neodesarrollista sin ofrecer prueba 
alguna de la adjetivación. Conviene destacar que nos basamos tanto en los aportes de Mariano 
 
3 Conviene aclarar que el tema de las patentes merece un estudio que excede lo que afirmo en estos párrafos, y 
también debo decir que existen patentes que amparan la apropiación del conocimiento por parte de monopolios 
económicos. 
4 Recordemos que este autor propuso reemplazar el know-how por el know-what. 
Cap y Santiago Liaudat (2012) y en la obra –más propiamente de economía–política- de 
Mariano Féliz y Emiliano López (2012). No obstante es necesario indicar algunos aspectos 
concernientes al desarrollismo en nuestro continente, tales como sus orígenes a instancias de 
la CEPAL a finales de la década del ’50, en donde se promovieron reformas económicas 
orientadas a la industrialización vía la sustitución de importaciones, la idea de que cualquier 
país puede convertirse en desarrollado mediante un único camino, cuyo impacto en el campo 
de las ciencias está dado por la adopción de las agendas de investigación del primer mundo, 
la internalización de estándares internacionales para la medición de la producción de 
conocimientos, y que los avances en ciencia y tecnología son claves y vitales para el 
desarrollo económico del país (Carrera y Graieb, 2013). Sabemos que este modelo dio origen 
a la denominada “teoría de la dependencia” como contraposición teórico-argumental crítica 
que congregó aportes continentales, y dentro del campo específicamente científico y 
tecnológico dio origen a la corriente de pensamiento latinoamericano en ciencia, tecnología 
y desarrollo, y entre sus miembros se encontraban J. Sabato, A. Herrera, O. Varsavsky, J. 
Leite López, D. Ribeiro entre otros. Todos estos pensadores realizaron una fundamentada 
crítica al desarrollismo que mantiene vigencia, en tanto también fue una crítica a la lógica de 
apropiación capitalista. 
Retomando lo concerniente a nanotecnología incluido en el PNCTI Argentina 2020, no 
existen definiciones que extiendan las antes citadas. Nuevamente resaltamos que lo dicho en 
este plan es en extenso mucho más multidisciplinar que en lo sostenido en el PENCTI 2006 
y no acota a pocas posibilidades, sino que se extiende a toda una comunidad que puede 
perfectamente estar involucrada en la temática. Este aspecto se deba quizás a cierta apertura 
tendiente a democratizar las decisiones, como figura en el propio plan PNCTI Argentina 2020 
en el final del mismo dando la nómina de todos los actores intervinientes y su filiación, 
estando ausente sectores vinculados a los trabajadores que no sean los propios científicos. 
En los anexos del PNCTI Argentina 2020, la nanotecnología aparece en el tercero 
concerniente a la “estrategia de desarrollo institucional: programas, actividades y acciones”. 
La articulación en el sector privado derivó, vía fondos de innovación tecnológica sectorial, 
en la conformación de 22 consorcios público-privados para la ejecución de proyectos en 
Nanotecnología, Biotecnología, TICs, Agroindustria, Energía y Salud (página 100). 
En la articulación internacional se destaca como logro, a través de la Dirección Nacional 
de Relaciones Internacionales, el programa de fortalecimiento de la competitividad de 
PYMEs en micro y nanotecnología con cofinanciamiento por parte del ministerio de Ciencia, 
Tecnología e Innovación Productiva y la Unión Europea (página 105). 
En los recursos, mediante la información obtenida de las acciones aplicadas, se indica 
como logro la publicación de boletines estadísticos tecnológicos en Biotecnología, 
Nanotecnología y TICs que cuentan con una breve descripción del sector, el programa 
mundial y nacional y los indicadores de comercio exterior y de financiamiento local (página 
111). Y también se indica como logro la constitución del Programa Nacional de Vigilancia 
Tecnológica e Inteligencia Competitiva, el cual avanza sobre la preparación de vigilancia en 
áreas estratégicas como Nanotecnología, Biotecnologías, TICs y agroindustria (página 111). 
En el Anexo 4, Estrategias de Desarrollo Institucional y Focalización: instrumentos y 
financiamiento, para fondos sectoriales de altas tecnologías consta como objetivo constituir 
una “herramienta para el desarrollo de capacidades de generación y de incorporación de 
innovación tecnológica en sectores estratégicos de la economía y la sociedad argentina, a 
través de proyectos de alto impacto que permitan dar respuesta a problemas relevantes de 
cada sector”, proponiéndose para la nanotecnología “proyectos que contengan por lo menos 
dos grupos de investigación asociados con al menos una empresa potencial usuaria de la 
tecnología y estén destinados, entre otras inversiones, a adquirir grandes equipamientos. El 
costo total del proyecto se estima entre US$ 1.500.00 y US$ 10.000.000, con una 
contrapartida no inferior al 20% del costo. El plazo de ejecución de los proyectos no podrá 
exceder de 4 años”. Se informa que “como resultado de la Convocatoria FS NANO 2010 
fueron aprobados 8 proyectos” (página 130). 
Esto es todo lo contenido en el PNCTI Argentina 2020 concerniente a la nanotecnología,palabra que aparece 16 veces –contra ninguna de nanociencia-, y siete asociadas a riesgo 
(pero en ningún caso se trata del riesgo propio generado por estas tecnologías). 
Quiero sugerir, para reflexionar al respecto (además de defenderme de ser acusado de 
utulizar una lógica –y lógica de la crítica- centrada exclusivamente en la acción de leer) lo 
expresado por P. Bourdieu y L. Boltanski (2009), que nos advierten que “quienes se dedican 
a abstraer la quintaesencia textual a menudo olvidan que la construcción de un corpus resulta 
inseparable de la construcción de las condiciones sociales de producción de las obras que lo 
constituyen y que, en consecuencia, los principios de delimitación y definición del objeto 
sólo se pueden establecer, con todo rigor, una vez que se ha establecido un conocimiento 
riguroso de ese objeto”. 
La tecnología actual es un poderoso instrumento, generador de múltiples subjetividades a 
través de los usos extendidos y generales, y en consecuencia tiene impactos diversos sobre 
la vida de cada uno de nosotros. No debemos dejarnos intimidar por pedir precauciones, por 
hacer valer el derecho a la información y por luchar por una defensa de la democratización 
del conocimiento. 
Toda tecnología es de fuerte impacto en lo social, por lo que también debemos ser nosotros 
todos miembros de una sociedad quienes discutamos los usos e carguemos dinámicas 
plurales, abiertas a la reflexión, predispuestas a lo didáctico-pedagógico a la vez que a 
aprender. La tecnología es algo demasiado peligroso como para que quede en discusión 
exclusiva de los expertos o de la regulación del mercado. 
 
 
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Visión, Bs.As., Argentina. 
Cap, M. y Liaudat, S. (2012). Análisis comparado de los planes estratégicos impulsados 
durante el gobierno de Cristina Fernández de Kirchner. Universidad Nacional de Quilmes, 
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(contribuciones al desarrollo de un pensamiento latinoamericano). Exposición en V 
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Féliz, M y López, E. Proyecto neodesarrollista en la Argentina. ¿Modelo nacional-popular 
o nueva etapa en el desarrollo capitalista?. Editorial El Colectivo y Ediciones Herramienta, 
Bs.As., Argentina. 
Martyniuk, C. (2013). Tres episodios epistemológicos: la literatura testimonial, la 
experimentación en campos de exterminio y la restricción del dominio público de saber, en 
“Alternativas epistemológicas. Axiología, lenguaje y política”, S. Rivera compiladora, 
Prometeo, Bs.As., Argentina. 
MINCyT-a, http://www.mincyt.gob.ar/adjuntos/archivos/000/021/0000021482.pdf 
(consultada 26/08/2013). 
MINCyT-b, http://www.mincyt.gob.ar/publicaciones#anc_8063 (consultada 26/08/2013). 
MINCyT-c, http://www.mincyt.gob.ar/publicaciones#anc_8063 (consultada 26/08/2013). 
Sabato, J. (2011). El pensamiento latinoamericano en la problemática ciencia-tecnología-
desarrollo-dependencia. Jorge A. Sabato compilador, Ediciones de la Biblioteca Nacional, 
Bs.As., Argentina (disponible on-line). 
Varsavsky, O. (1974). Estilos Tecnológicos. Propuestas para la selección de tecnologías 
bajo racionalidad socialista. Ediciones Periferia, Bs.As., Argentina. 
 
 
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