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Lara-Hernandez_2012_TesisLicenciatura

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1 
Universidad del Mar 
Campus Puerto Ángel 
 
 
 
 
Transporte larvario y conectividad potencial de corales pétreos en el 
Pacífico Mexicano: estudio mediante simulaciones numéricas 
 
TESIS 
Que como parte de los requisitos para obtener el título de 
Licenciado en Biología Marina 
 
Presenta: 
Julio Antonio Lara Hernández 
 
Director de tesis: 
Ocean. Miguel Ángel Ahumada Sempoal 
 
Puerto Ángel, Oaxaca, 2012 
3 
Resumen 
Mediante un modelo Lagrangiano acoplado a una simulación hidrodinámica, se 
identificaron las vías potenciales de transporte larvario y se estimó la conectividad 
potencial de corales pétreos en el Pacífico Mexicano. Para generar la simulación 
hidrodinámica se empleó la herramienta numérica ROMS_AGRIF/ROMSTOOLSv2.1, 
configurada con una resolución de 1/12º (~9 km) en la horizontal y 32 niveles en la vertical. 
Los campos de velocidad obtenidos en la simulación hidrodinámica fueron utilizados para 
alimentar al modelo Lagrangiano incluido en el algoritmo ARIANEv2.2.6_04. Los 
resultados indican que un flujo costero permanente que se dirige hacia el ecuador (asociado 
principalmente a la circulación del Tazón de Tehuantepec) favorece el transporte larvario 
de Bahía Banderas (BBA) a Ixtapa (IXT) y de IXT a Huatulco (HUA). Asimismo, la 
porción superficial de la Corriente Mexicana Oeste y la circulación ciclónica (que se 
presentan esencialmente durante verano) en el Golfo de California (GC) favorecen el 
transporte larvario desde BBA e Islas Marías (IMA) hacia el interior del GC, mientras que 
en la zona oceánica entre los 18º y 23º N, remolinos de mesoescala recurrentes y 
circulación asociada a la Corriente de California durante todo el año, favorecen el 
transporte larvario de BBA a IMA y viceversa; de La Paz a Cabo Pulmo (CPU); de IMA a 
CPU y viceversa; de IMA y CPU a Isla Socorro, y de esta última a Isla Clarion. La ausencia 
de transporte de partículas entre las localidades del norte (LPA y CPU) y del sur (IXT y 
HUA) es congruente con la baja conectividad evolutiva reportada en la literatura. 
Finalmente, el análisis de conectividad potencial indica que CPU e IMA pueden 
desempeñar un papel sobresaliente como localidades fuente y sumidero, de ser así, su 
conservación es esencial para contribuir con la resiliencia y persistencia de los ecosistemas 
de arrecifes coralinos en el Pacífico Mexicano. 
Palabras clave: Océano Pacífico Nor-oriental, metapoblación, conectividad poblacional, 
transporte Lagrangiano, arrecifes de coral, Ariane, ROMS. 
 
4 
Dedicatoria 
 
 
 
 
 
A mi mamá (Adriana), a mi papá (Julio) y a mi hermana (Julieta), quienes 
desde el momento de mi nacimiento, me han apoyado incondicionalmente. A 
ustedes se debe mucho de lo que soy, así que mis méritos también son suyos. 
 
 
 
 
 
 
Para ustedes, con cariño. 
5 
Agradecimientos 
Gracias al programa de becas para la Educación Superior 2011 de la SEP, por el apoyo 
financiero que me brindó mediante una beca de titulación. 
El presente trabajo está enmarcado dentro del proyecto 80228 del Consejo Nacional de 
Ciencia y Tecnología, el cual lleva por título “ENTENDIENDO LOS PROCESOS QUE 
GARANTIZAN LA PERPETUIDAD DE LOS SISTEMAS ARRECIFALES. 
REPRODUCCION, RECLUTAMIENTO, SUPERVIVENCIA Y CONECTIVIDAD DE 
CORALES ARRECIFALES EN LA COSTA DE OAXACA”. 
He llegado a pensar que hay tres grandes factores que forman a las personas: su genética, el 
ambiente, y su voluntad. En este orden de ideas agradezco entonces: 
A mis padres por haberme heredado los genes necesarios para formarme un cuerpo 
completo, dotado de fuerza, salud e inteligencia suficientes para poder culminar una carrera 
de licenciatura, realizar esta tesis y más. 
A mi familia por brindarme en el hogar un ambiente de cordialidad, respeto y valores. Aquí 
también agradezco a mi director de tesis Miguel Ángel Ahumada Sempoal por presentarme 
con el modelado numérico, por su dedicación a la docencia e investigación científica de 
excelente calidad, y por sus puntuales observaciones y correcciones que enriquecieron mi 
tesis; es por esta última razón que también doy las gracias a todos mis revisores. A mis 
maestros, amigos, compañeros y conocidos (aunque hayan sido de manera efímera), gracias 
por su enseñanza, su apoyo, y por las buenas experiencias que compartimos. Gracias a la 
naturaleza y a la vida que me rodea por constituir la otra parte de mi ambiente, sin la cual 
en definitiva yo sería nada. 
Finalmente me agradezco por mantener fuerza en la voluntad de querer ser alguien más 
valioso y satisfecho consigo mismo a través de su profesión y persona, respetando mis 
necesidades y convicciones, y ayudando a los demás siempre que me alcancen las fuerzas. 
6 
Índice 
 
1. Introducción ............................................................................................................................ 7 
2. Antecedentes ......................................................................................................................... 12 
3. Justificación ........................................................................................................................... 13 
4. Hipótesis ................................................................................................................................ 14 
5. Objetivos ................................................................................................................................ 15 
5.1. General ............................................................................................................................. 15 
5.2. Específicos ....................................................................................................................... 15 
6. Área de estudio ..................................................................................................................... 15 
6.1. Localización ..................................................................................................................... 15 
6.2. Corales Pétreos ................................................................................................................ 15 
6.3. Clima ............................................................................................................................... 17 
6.4. Circulación superficial ..................................................................................................... 18 
7. Material y método ................................................................................................................. 19 
7.1. Modelo hidrodinámico..................................................................................................... 19 
7.2. Modelo Lagrangiano ........................................................................................................ 21 
7.3. Liberación de partículas ................................................................................................... 25 
7.4. Cuantificación del transporte larvario y la conectividad potencial .................................. 26 
8. Resultados ............................................................................................................................. 28 
8.1. Hidrodinámica ................................................................................................................. 28 
8.2. Partículas por mes de liberación ...................................................................................... 44 
Huatulco .............................................................................................................................. 44 
Ixtapa .................................................................................................................................. 45 
Isla Socorro ......................................................................................................................... 50 
Bahía Banderas ...................................................................................................................50 
Islas Marías ......................................................................................................................... 55 
Cabo Pulmo ......................................................................................................................... 58 
La Paz ................................................................................................................................. 58 
8.3. Partículas liberadas durante mayo-octubre ...................................................................... 63 
Escenario 1: Partículas a la deriva entre los días 11 y 30 después de la liberación ............ 65 
Escenario 2: Partículas a la deriva entre los días 11 y 60 después de la liberación ............ 67 
Escenario 3: Partículas a la deriva entre los días 11 y 90 después de la liberación ............ 70 
Escenario 4: Partículas a la deriva entre los días 11 y 120 después de la liberación .......... 73 
9. Discusión ................................................................................................................................ 76 
9.1. Simulaciones numéricas .................................................................................................. 76 
9.2. Inferencias del transporte larvario y la conectividad potencial ....................................... 79 
10. Conclusiones ........................................................................................................................ 81 
Referencias ................................................................................................................................ 83 
7 
1. Introducción 
Los corales pétreos (Anthozoa: Scleractinia) son los organismos formadores de las 
estructuras arrecifales que conforman a los ecosistemas marinos más diversos y complejos, 
capaces de desempeñar numerosas funciones ecológicas, estéticas, económicas y culturales 
(Crosby et al. 2002). Constituyen un recurso valioso pues contribuyen significativamente al 
bienestar local, nacional y mundial (Arin y Kramer 2002), ofreciendo múltiples beneficios 
al ser áreas de desove, cría, refugio y alimentación de organismos marinos (ICRAN 2010); 
al permitir y fomentar el turismo (Porter y Tougas 2001); al beneficiar actividades 
pesqueras por ser zonas de protección para peces juveniles y proveer especies de 
importancia comercial (Arin y Kramer 2002; Oles 2007); además de contribuir a la 
protección costera y al mantenimiento de miles de islas por la formación de barreras 
(Spurgeon y Aylward 1992; Ahmed et al. 2005). 
Los corales pétreos incluyen en su ciclo de vida (Fig. 1) a una fase adulta y sésil, que libera 
estadios planctónicos de vida temprana (llámense gametos y larvas), los cuales pueden ser 
transportados a través de grandes distancias mediante la hidrodinámica del océano (Cowen 
et al. 2007; Gawarkiewicz et al. 2007; Pineda et al. 2007; Cowen y Sponaugle 2009; Jones 
et al. 2009), para posteriormente reclutarse en un hábitat adecuado (Harrison y Wallace 
1990). 
El reclutamiento es el proceso mediante el cual la larva logra asentarse en un sitio, y 
completar la metamorfosis para convertirse en pólipo primario, el cual tendrá que 
reproducirse en primera instancia asexualmente. La reproducción es el sello del 
reclutamiento; si no hay reproducción entonces no hay reclutamiento. Si la larva se recluta 
en la población natal entonces se habla de auto-reclutamiento, y si se recluta en una 
población diferente, entonces se habla de reclutamiento subsidiario (Harrison y Wallace 
1990; Sale et al. 2010). 
Pero ¿Cuánto tiempo pasan las larvas de corales en la columna de agua, antes de iniciar el 
proceso de reclutamiento? Como mínimo tienen que permanecer a la deriva el tiempo que 
8 
dure su periodo de pre-competencia. Este periodo inicia a partir del momento de desove, 
incluye al periodo de desarrollo embrionario, y al lapso durante el cual la larva plánula aún 
joven, no tiene desarrollada la capacidad para asentarse. En los corales pétreos el periodo 
de pre-competencia puede durar hasta 10 días (Harrison y Wallace 1990). Cuando la larva 
plánula madura, entonces adquiere la capacidad para asentarse, es decir, ya puede iniciar el 
proceso de reclutamiento. Al tiempo durante el cual la larva mantiene esta capacidad se le 
denomina periodo de competencia. Para el caso de los corales pétreos se han reportado 
periodos de competencia máximos que pueden rebasar los 100 días (Richmond 1987; 
Wilson y Harrison 1998). 
 
Figura 1. Ciclo de vida generalizado de los corales pétreos. Imágenes modificadas de 
§
Veron (1993), 
‡
Forsman et al. (2006), 
†
Martín y Koss (2006) y 
ɸ
SECORE (2012). 
Debido a las características anteriormente mencionadas, estos organismos suelen 
distribuirse en metapoblaciones, es decir, en conjuntos de poblaciones geográficamente 
separadas, pero vinculadas por ciertos niveles de conectividad (entendida como el 
9 
intercambio de reclutas y/o genes entre las poblaciones) que le permiten a cada población 
conservar su identidad sin aislarse totalmente de las demás (Hanski 1998; Sale et al. 2006; 
Strasser 2008). 
Es posible discernir dos tipos de conectividad poblacional de acuerdo a su magnitud y a los 
efectos que conlleva: la conectividad evolutiva o genética, y la conectividad demográfica o 
ecológica. Un solo recluta subsidiario es suficiente para generar conectividad genética entre 
poblaciones, implicando consecuencias evolutivas. Por otro lado, para que exista 
conectividad demográfica se ha sugerido que la fracción de reclutamiento subsidiario en 
una población debe ser igual o mayor al 10%, ya que dicha fracción se considera suficiente 
para influenciar significativamente al crecimiento demográfico de una población (criterio 
de independencia demográfica; Hastings 1993; Waples y Gaggiotti 2006). La conectividad 
poblacional aumenta la resiliencia (cantidad de disturbio que un sistema puede absorber, sin 
perder su estado de equilibrio; Holling 1973) de las poblaciones y por lo tanto es 
fundamental para su persistencia. En este sentido, entender a los procesos de conectividad 
poblacional nos ayuda a tomar mejores decisiones para la conservación y el manejo de 
especies, tal como en el diseño de redes de Áreas Marinas Protegidas (Almany et al. 2009; 
McCook et al. 2009; Lowe y Allendorf 2010; Sale et al. 2010). 
Para que exista conectividad entre las poblaciones de corales pétreos es necesario que se 
lleve a cabo el proceso de transporte larvario, el cual es controlado fundamentalmente por 
procesos hidrodinámicos, y se refiere a la trayectoria recorrida por una larva al cambiar de 
posición en la columna de agua (Jenkins et al. 1999; Brown et al. 2005; Pineda et al. 2007; 
Qiu et al. 2010; Coleman et al. 2011). Aunque la conectividad poblacional implica el 
reclutamiento exitoso (que el individuo logre asentarse y reproducirse en la nueva 
población), se ha observado la tendencia de que poblaciones en localidades comunicadas 
por corrientes, presenten altos niveles de conectividad poblacional (Roberts 1997; Coleman 
et al. 2011). Por lo anterior, es posible estimar la conectividad potencial (entendida como la 
posibilidad de que exista conectividad poblacional, debida al movimiento de agua) entre 
poblaciones, a partir de la cuantificación del transporte hidrodinámico de partículas entre 
localidades. 
10 
El estudio de los procesos de transporte larvario y conectividad poblacional es un problema 
complejo debido, entre otros factores, a la dificultad para medirlos, a su naturaleza 
estocástica inherente, a la gran variedad de mecanismos físicos que actúan a múltiples 
escalas, y al pequeño tamaño de las larvas y su diversidad de comportamientos (Kinlan et 
al. 2005; Levin 2006; Pineda et al. 2007; Mitaira et al. 2008; Siegel et al. 2008; Rivera et 
al. 2011). Diversas herramientas (genética, observaciones de comportamiento larvario y 
reclutamiento, marcajelarvario, análisis de química elemental, similitud biológica por 
riqueza específica, rastreo satelital de boyas de deriva, y simulaciones numéricas) han sido 
utilizadas para abordar diversos aspectos sobre los procesos de transporte larvario y 
conectividad poblacional (Lugo-Fernández et al. 2001; Reyes-Bonilla et al. 2005; Levin 
2006; Lugo-Fernández 2006; Chávez-Hidalgo et al. 2008; Jones et al. 2009). No obstante, a 
causa de la complejidad en dichos procesos, los resultados arrojados mediante herramientas 
diferentes parecen ser, con frecuencia, incongruentes entre sí. Lo anterior implica que un 
adecuado entendimiento de dichos procesos demanda estudios multidisciplinarios, en donde 
la integración de diversas herramientas y enfoques permita co-validar resultados y llegar a 
conclusiones más acertadas (Lavín 2006). 
Las simulaciones numéricas son una herramienta particularmente eficiente para identificar 
las vías potenciales de transporte larvario y así estimar la posible conectividad evolutiva y 
ecológica (Xue et al. 2008; Incze et al. 2010; Watson et al. 2010). En los últimos 15 años, 
debido al incremento en la accesibilidad al poder computacional, su uso ha aumentado de 
manera exponencial, generando hallazgos clave que han permitido avanzar en el 
entendimiento del transporte larvario y la conectividad poblacional (Levin 2006). 
Actualmente se sabe que el reclutamiento en una población está constituido por el auto-
reclutamiento (debido a procesos de retención) y por el reclutamiento subsidiario (debido a 
la conectividad poblacional). Las simulaciones numéricas han sugerido que el auto-
reclutamiento ocurre más frecuentemente de lo que originalmente se creía, y que constituye 
la principal forma de reclutamiento poblacional (Ishisaka y Hofmann 1988; Wolanski et al. 
1989; Black et al. 1991, 1993; Cowen et al. 2002; Guizien et al. 2006; Paris et al. 2008). 
11 
También se ha encontrado relación entre el periodo de competencia larvaria y la 
conectividad poblacional. Se ha sugerido que conforme aumenta el periodo de competencia 
larvaria, hay mayor probabilidad de conectividad entre poblaciones cada vez más distantes 
(Shanks et al. 2003; Siegel et al. 2003). Los corales pétreos se encuentran entre los 
invertebrados marinos con los periodos de competencia larvaria más prolongados (>100 
días), lo cual sugiere que estos organismos tienen el potencial de presentar conectividad 
entre poblaciones separadas por grandes distancias. 
Por otro lado, para especies costeras que suelen distribuirse cerca de la superficie, y con 
larvas que tienen una capacidad de nado limitada (como es el caso de las larvas de corales 
pétreos), se ha sugerido que el principal determinante del transporte larvario son los 
patrones de circulación superficial (Fiechter et al. 2008; Rassmussen et al. 2009; Kim y 
Bart 2011). Así, se ha visto que poblaciones comunicadas por corrientes superficiales 
suelen presentar una fuerte conectividad poblacional (Roberts 1997; Jenkins et al. 1999; 
Cowen et al. 2002; Brown et al. 2005; Coleman et al. 2011). 
El uso de simulaciones numéricas también ha permitido identificar los cambios temporales 
en las rutas de transporte larvario y subsecuentes patrones de conectividad poblacional, de 
acuerdo al régimen hidrodinámico imperante. Así, la existencia de estacionalidad en los 
patrones hidrodinámicos se verá reflejada en cambios estacionales de las rutas de transporte 
larvario, favoreciendo ya sea el auto-reclutamiento o la conectividad entre distintas 
poblaciones (Brown et al. 2005; Speirs et al. 2006; Peguero-Icaza et al. 2010; Qiu et al. 
2010; Roughan et al. 2011). 
En varias partes del mundo se han realizado estudios, mediante simulaciones numéricas, 
para abordar cuestiones de transporte larvario y conectividad entre poblaciones marinas 
(Lugo-Fernández et al. 2001; Baums et al. 2006; Galindo et al. 2006 Fiechter et al. 2008; 
Marinone et al. 2008; Paris et al. 2008; Xue et al. 2008; Rassmussen et al. 2009; Incze et 
al. 2010; Peguero-Icaza et al. 2010; Qiu et al. 2010; Kim y Bart 2011; Roughan et al. 
2011). No obstante, para el Pacífico Mexicano (región con importantes ecosistemas de 
arrecifes coralinos) el presente trabajo constituye un primer esfuerzo para identificar las 
12 
vías potenciales de transporte larvario y estimar la posible conectividad ecológica y 
evolutiva entre las poblaciones de arrecifes de coral, haciendo uso de simulaciones 
numéricas. 
2. Antecedentes 
Para las poblaciones de corales pétreos del Pacífico Mexicano, únicamente se cuenta con 
estimaciones de conectividad evolutiva, realizadas mediante técnicas de similitud genética 
y de similitud en composición de especies. Estudios que estimen la conectividad ecológica 
e identifiquen las vías de transporte larvario involucradas aún son ausentes. 
Reyes-Bonilla et al. (2005) basados en la similitud de composición específica de todas las 
comunidades de corales pétreos a lo largo del Pacífico Mexicano, mostraron resultados que 
sugieren diferencias significativas (poca conectividad) entre las poblaciones norteñas 
(ubicadas al norte de ~24° N) y las sureñas (ubicadas al sur de ~18° N), así como una 
mayor conectividad de ambas poblaciones con poblaciones del centro (ubicadas entre ~18°-
24° N). De esta manera, se sugiere que las poblaciones del centro conforman un grupo 
transicional entre las poblaciones del norte y las del sur, y que la conectividad de corales 
pétreos es menor (mayor) entre las poblaciones que se encuentran más alejadas (cercanas) 
entre sí. 
Para el caso de las especies Pocillopora damicornis y Porites panamensis, Chávez-Romo et 
al. (2008) y Paz-García et al. (2008, 2011) encontraron resultados, basados en similitud 
genética, consistentes con lo reportado por Reyes-Bonilla et al. (2005), al mostrar 
diferencias significativas (poca conectividad) entre las poblaciones norteñas y sureñas del 
Pacífico Mexicano, así como un grupo transicional de poblaciones en la región central. 
En contraste, para la especie Pavona gigantea, Saavedra-Sotelo et al. (2011) encontraron 
una fuerte conectividad genética entre la población de La Paz (localidad norteña) y la de 
Huatulco (localidad sureña), mediante un fuerte flujo génico de Huatulco a La Paz. Dichos 
autores también reportan flujo génico bidireccional entre Bahía Banderas y La Paz, así 
13 
como flujo génico de Huatulco a Bahía Banderas. Basados en los esquemas de circulación 
superficial de Kessler (2006), Saavedra-Sotelo et al. (2011) señala que la Corriente 
Mexicana Oeste (CMO) puede constituir una explicación al flujo génico de Huatulco a La 
Paz y a Bahía Banderas. 
En un estudio más reciente, basado en genética de la especie Pocillopora verrucosa, 
Blancas-López (2009) propuso que existe un fuerte flujo génico y conectividad de Bahía 
Banderas hacia La Paz; de Ixtapa hacia Islas Marías, y de Ixtapa hacia Cabo Pulmo. Basada 
en los esquemas de circulación superficial de Kessler (2006), Blancas-López (2009) señala 
que la circulación de la CMO puede constituir una explicación a los patrones de flujo 
génico mencionados. Debido a la falta de información genética, en ese trabajo no probaron 
los niveles de conectividad entre Huatulco y las poblaciones del norte. 
Dado que la mayoría de los estudios encuentran diferencias significativas, en cuanto a la 
genética y composición específica, entre los corales pétreos del norte con respecto a los del 
sur del Pacífico Mexicano (Reyes-Bonilla et al. 2005; Chávez-Romo et al. 2008; Paz-
García et al. 2008, 2011), poca conectividad parece ser lo más común entre las poblaciones 
del norte y del sur. 
3. Justificación 
A pesar de que los arrecifes coralinos brindan múltiples beneficios para la humanidad 
(Spurgeon y Aylward 1992; Porter y Tougas 2001; Arin y Kramer 2002; Crosby et al. 
2002; Ahmed et al. 2005; Oles 2007; ICRAN 2010), éstos han sido afectados por un 
constante estrésde origen antropogénico (Koop et al. 2001, Barker y Roberts 2004, 
Kunzmann 2004) que los convierte en uno de los ecosistemas marinos más impactados 
sobre la Tierra (Halpern et al. 2008). 
La fauna de corales pétreos en el Pacífico Mexicano ha sido catalogada como una de las 
más importantes del Pacífico Oriental (Glynn y Ault 2000), y también es considerada 
especialmente vulnerable al estar en una región con poca superficie de plataforma 
14 
continental, sujeta a huracanes, a eventos El Niño, y a los valores oceánicos de pH más 
bajos a nivel mundial (lo cual reduce las tasas de calcificación) (Kleypas et al. 1999, 
Calderón-Aguilera 2005; Calderón-Aguilera et al. 2009; Hernández-Fonseca 2010). 
Además, los corales pétreos del Pacífico Mexicano son fuertemente afectados por 
perturbaciones inducidas por el hombre tales como pesquerías, turismo, sedimentación y 
contaminación química (Glynn y Ault 2000; Reyes-Bonilla 2003). 
Con el fin de contribuir a la perpetuidad y el aprovechamiento sustentable de los 
ecosistemas de arrecifes coralinos en el Pacífico Mexicano, es importante identificar las 
vías potenciales de transporte larvario y estimar la posible conectividad ecológica y 
evolutiva de los corales pétreos, generando conocimiento que pueda ser considerado para 
una mejor planificación de estrategias de conservación y manejo, tal como el diseño de 
redes de Áreas Marinas Protegidas, que preserven a dichos ecosistemas desde una 
perspectiva metapoblacional. 
4. Hipótesis 
Se espera encontrar: 
 Mayor proporción de auto-reclutamiento que de conectividad potencial entre 
arrecifes coralinos de localidades separadas entre sí. 
 Mayor conectividad potencial, a mayor duración en el periodo de competencia. 
 Mayor conectividad potencial entre poblaciones de localidades comunicadas por 
corrientes superficiales. 
 Mayor conectividad potencial, a menor distancia entre localidades. 
15 
5. Objetivos 
5.1. General 
Identificar las vías potenciales de transporte hidrodinámico de larvas y estimar la 
conectividad potencial de corales pétreos en el Pacífico Mexicano, mediante el uso de 
simulaciones numéricas. 
5.2. Específicos 
 Generar una simulación hidrodinámica del Pacífico Mexicano, mediante la 
herramienta numérica ROMS_AGRIF/ROMSTOOLSv2.1. 
 Simular el transporte de partículas pasivas en el Pacifico Mexicano, mediante el 
acoplamiento de un modelo Lagrangiano a la simulación hidrodinámica. 
 Con base en la cuantificación del intercambio de partículas pasivas entre 
localidades, estimar el transporte larvario y la conectividad potencial de los corales 
pétreos, de acuerdo a distintos periodos de competencia larvaria. 
6. Área de estudio 
6.1. Localización 
El Pacífico Mexicano es entendido como la región del océano Pacífico dentro de la Zona 
Económica Exclusiva (ZEE) de México, la cual se extiende 200 millas náuticas (370.4 km) 
hacia el océano, a partir de la línea de costa oeste del país (teniendo en consideración islas, 
archipiélagos, etc.) (Vargas 1980). 
6.2. Corales Pétreos 
Los registros fósiles más antiguos de los corales pétreos arrecifales en el Pacífico Mexicano 
se remontan al Paleoceno (hace 55-65 millones de años), cuando había sólo seis géneros. 
En el Reciente (hace ~10,000 años) la fauna de los citados organismos queda constituida 
16 
por 44 especies (diferentes a las anteriores) repartidas en 13 géneros, y es la dominante en 
la actualidad (López-Pérez y Reyes-Bonilla 2000; Reyes-Bonilla et al. 2005). 
De acuerdo a Reyes-Bonilla et al. (2005), en la actualidad los corales pétreos del Pacífico 
Mexicano se distribuyen desde Baja California hasta Oaxaca, encontrándose 
aproximadamente el 65% de ellos entre la superficie y los 15 m de profundidad, en 
promedio a los 5 m (Fig. 2). 
 
Figura 2. Distribución de corales pétreos en el Pacífico Mexicano, entre los 0 y 15 m de 
profundidad. Imagen elaborada a partir de la base de datos de Reyes-Bonilla et al. (2005). 
 
Las principales comunidades de arrecifes coralinos han sido detectadas en las localidades 
de Huatulco (15.7° N, 96.1° O), Ixtapa (17.6° N, 101.6° O), Isla Socorro (19.1° N, 110.9° 
O), Bahía Banderas (20.7° N, 105.6° O), Islas Marías (21.5° N, 106.5° O), Cabo Pulmo 
(23.4° N, 109.4° O) y La Paz (24.3° N, 110.3° O) (Reyes-Bonilla 2003; Reyes-Bonilla et 
al. 2005). Por otro lado, en las localidades de Isla Clarion (18.3° N, 114.7° O), Loreto 
(26.1° N, 111.2° O) y Bahía de Los Ángeles (29.0° N, 113.5° O) también se encuentran 
comunidades de arrecifes coralinos, aunque de menor diversidad y extensión, y al parecer 
17 
en estas últimas no hay eventos de desove coralino (Ketchum & Reyes-Bonilla et al. 2001; 
Reyes-Bonilla 2003; Reyes-Bonilla et al. 2007). 
En cuanto a la reproducción de los corales pétreos en el Pacífico Mexicano, los eventos de 
desove parecen presentarse de manera aislada e irregular (Richmond y Hunter 1990), con la 
posibilidad de que ocurran durante todos los meses del año para el caso particular de 
Porites panamensis (F. Benítez-Villalobos, comunicación personal, 2012). No obstante, 
estudios basados en histología sugieren mayor posibilidad de desove durante los meses de 
mayo a octubre, cuando suele haber un incremento en la temperatura de la superficie del 
mar (Chávez-Romo y Reyes-Bonilla 2007, Carpizo-Ituarte et al. 2011; Rodríguez-Troncoso 
et al. 2011). 
Para este estudio, el conocimiento de las principales áreas de distribución y periodos de 
desove, constituye información elemental que, con el fin de realizar estimaciones de 
transporte larvario y conectividad potencial entre diferentes poblaciones de corales pétreos 
en el Pacífico Mexicano, permite establecer en la simulación numérica, los sitios y tiempos 
de liberación de partículas. 
6.3. Clima 
Peel et al. (2007) señala que a lo largo de la vertiente del Pacífico Mexicano (desde el nivel 
del mar hasta ~1000 m de altura) podemos encontrar dos grandes tipos de clima de acuerdo 
a la clasificación de Köppen: uno de tipo BWh hacia la parte norte de ~24º N, y uno de tipo 
Aw hacia la parte sur de dicha latitud. El tipo BWh corresponde a un clima desértico 
semiárido, relativamente más frío y seco que el de tipo Aw, el cual corresponde a un clima 
cálido de sabana. 
Por otro lado, según la climatología del Atlas del Océano Mundial 2005 (WOA05, por sus 
siglas en inglés), al norte de ~20º N la temperatura media anual a los 5 m de profundidad 
oscila entre ~21-26° C, mientras que la salinidad varía entre ~34.5-35.5. Al sur de dicha 
latitud la temperatura oscila entre ~25-30° C, mientras que la salinidad varía entre ~33.5-
34.5. 
18 
De esta manera, es evidente que los corales del norte con respecto a los del sur, se 
desarrollan en hábitats con un clima diferente, el cual conlleva básicamente aguas marinas 
con temperaturas menores y salinidades mayores. Dada la posibilidad de que los corales 
pétreos del norte no toleren las condiciones ambientales de los corales pétreos del sur o 
viceversa, las diferencias en el tipo de hábitat pueden constituir, por sí mismas, una 
explicación de la poca conectividad entre dichas poblaciones. Ya que la conectividad suele 
ser ocasionada por el efecto sinérgico de varios factores tales como la hidrodinámica, el 
tipo de hábitat disponible, la mortalidad larvaria, el reclutamiento exitoso, etc. (Munday et 
al. 2009), es necesario conocer la contribución de cada factor para determinar a los patrones 
de conectividad poblacional. Entender de qué manera influye la hidrodinámica sobre la 
conectividad poblacional es particularmente importante. 
6.4. Circulación superficial 
La presencia del continente, su forma, topografía y el régimen de viento, han sido 
catalogados como los principales factores que determinan la circulación superficial del 
Pacífico Nor-oriental. Entre las principales características de la circulación superficial (Fig. 
3), se ha mencionado la circulación anticiclónicaasociada al Tazón de Tehuantepec (TT), 
giros anticiclónicos generados en el Golfo de Tehuantepec (GT) que se desplazan hacia el 
oeste, la Corriente Costera de Costa Rica (CCCR), la Corriente Mexicana Oeste (CMO), 
circulación ciclónica y anticiclónica (dependiendo de la época del año) en el Golfo de 
California (GC), y la Corriente de California (CC). Una descripción más detallada se puede 
consultar en los trabajos de Roden (1961), Trasviña y Barton (1997, 2008), Zamudio et al. 
(2006, 2008), Barton et al. (2009) para el caso de la circulación en la región del GT; en 
Badan (1997) para el caso de la CCCR; en Lavín et al. (2006, 2009) para la CMO; en Lavín 
et al. (1992, 1997), Beier (1997), Emilsson y Alatorre (1997), Palacios-Hernández et al. 
(2002), Marinone (2003) y Zamudio et al. (2008) para el caso de la circulación en la región 
del GC; descripciones de la CC se encuentran en los trabajos derivados de los programas 
CalCOFI (http://www.calcofi.org/) e IMECOCAL (http://imecocal.cicese.mx), como lo es 
el de Lynn y Simpson (1987). En los trabajos de Wyrtki (1965), Parés et al. (1997), 
19 
Zamudio et al. (2001) y Kessler (2006) se abarcan áreas más extensas que incluyen varias 
de las estructuras hidrodinámicas mencionadas. 
La circulación media y la variabilidad estacional de dichas estructuras hidrodinámicas se 
analiza junto con los resultados de la simulación hidrodinámica en la sección 8.1. 
7. Material y método 
7.1. Modelo hidrodinámico 
Para generar la simulación hidrodinámica del Pacífico Mexicano se empleó la herramienta 
ROMS_AGRIF/ROMSTOOLSv2.1 (Penven et al. 2008), la cual incluye el Sistema de 
Modelado Regional del Océano (ROMS, por sus siglas en inglés). ROMS es un modelo 
numérico de superficie libre que emplea un sistema de coordenadas que siguen la 
topografía del fondo para resolver las ecuaciones de Navier-Stokes, bajo la aproximación 
hidrostática y de Boussinesq (para más detalles, el lector puede consultar los trabajos de 
Shchepetkin y McWilliams 2003, 2005). Cabe señalar que ROMS ha sido utilizado 
exitosamente para diferentes regiones de los océanos del mundo (Penven 2000; 
Marchesiello et al. 2003; Baums et al. 2006; Doglioli et al. 2006; Penven et al. 2006; 
Fiechter et al. 2008; Rasmussen et al. 2009; Springer et al. 2009; Casella et al. 2011; Kim 
et al. 2011). 
El dominio del modelo para el presente estudio corresponde a la parte del Océano Pacífico 
Nor-Oriental comprendida entre los 12º-33° N y 86°-120° O (Fig. 3). El modelo fue 
configurado con una resolución de 1/12º (~9 km) en la horizontal y 32 niveles en la 
vertical, mientras que para la resolución temporal se empleó un paso de tiempo (t) de 200 
s para el modo baroclínico y un t de 8 s para el modo barotrópico. La profundidad mínima 
a lo largo de la costa fue fijada en 10 m. El dominio tuvo tres fronteras laterales abiertas (al 
sur, 12° N; al norte, 33° N; y al oeste, 120° O). Se emplearon forzamientos climatológicos 
(sin considerar la marea ni descargas de ríos) con el fin de generar la hidrodinámica de un 
año climatológico (es decir, un año que representa la circulación media de un periodo de 
20 
varios años), y éste fue repetido diez veces para superar la fase de “spin-up”, la cual se 
define como el tiempo necesario para que un modelo del océano alcance un estado de 
equilibrio físico bajo el forzamiento aplicado (Gabersek et al. 2007). 
La batimetría del área de estudio (Fig. 3) se construyó a partir de ETOPO2, una base de 
datos con 2 minutos de grado de resolución, derivada de sondeos de profundidad y 
observaciones satelitales. Para prevenir errores en los gradientes horizontales de presión, la 
topografía fue suavizada considerando un valor máximo del parámetro de pendiente r = 
0.25 (Penven et al. 2010). 
 
Figura 3. Dominio del modelo hidrodinámico (indicado por el área con topografía de 
fondo) y patrones de circulación media descritos por Kessler (2006). 
→ Corrientes superficiales. - -› Corrientes subsuperficiales. 
TT = Tazón de Tehuantepec. CCCR = Corriente Costera de Costa Rica. 
CMO = Corriente Mexicana Oeste. CC = Corriente de California. 
 
Las condiciones iniciales y el forzamiento en las fronteras laterales abiertas de la 
simulación hidrodinámica, fueron dadas por los datos históricos de temperatura y salinidad 
21 
de WOA05 (una climatología mensual con 1º de resolución horizontal y 33 niveles 
verticales), así como por las velocidades geostróficas calculadas mediante los campos de 
densidad derivados de dichos datos. 
Los datos para el forzamiento superficial fueron obtenidos de la climatología mensual del 
Atlas de Datos de la Superficie Marina con 0.5° de resolución (COADS05), el cual incluye 
observaciones de viento, densidad y temperatura del aire a nivel del mar, humedad relativa 
y específica a nivel del mar, tasas de precipitación, evaporación menos precipitación, 
radiación neta de onda larga y corta, flujo neto de calor, así como salinidad y temperatura 
superficial del mar, para el periodo 1945-1989. 
7.2. Modelo Lagrangiano 
Para simular el transporte de partículas en el Pacífico Mexicano, se empleó el algoritmo 
ARIANE v2.2.6_04, el cual fue diseñado para el rastreo de partículas pasivas 
(conceptualizaciones inertes sin masa ni forma, cuyo movimiento depende exclusivamente 
de los campos de velocidad; Blanke y Raynaud 1997; Blanke y Grima 2008) a través de un 
modelo Lagrangiano. ARIANE calcula analíticamente trayectorias 3D de acuerdo con el 
campo de velocidades provisto por un modelo hidrodinámico (en este caso, ROMS), 
mediante la solución de la ecuación de advección-difusión, igualando el término difusivo a 
cero. Cabe señalar que ARIANE ha sido empleado exitosamente para diferentes regiones 
de los océanos del mundo (e.g. Blanke y Raynaud 1997; Blanke et al. 1999, 2009; Lévy et 
al. 2001; Iudicone et al. 2002; Doglioli et al. 2006; Dutrieux et al. 2008; Bonhommeau et 
al. 2009 a, b; Gorgues et al. 2010; Pous et al. 2010; Melet et al. 2011). 
El movimiento de partículas debido a la advección es descrito por la siguiente ecuación 
diferencial: 
 
 
 
(1) 
22 
en donde v es el vector velocidad de la partícula con componentes (u, v, w) en la dirección 
x, y, z; respectivamente y xp es la coordenada de la partícula en las tres dimensiones. 
El cálculo de trayectorias involucra la interpolación tridimensional de la velocidad en la 
ubicación de una partícula dada, así como la advección de la partícula en la dirección de la 
corriente. 
ARIANE calcula trayectorias para un campo de velocidades estacionario dado, a través del 
cómputo de líneas de flujo tridimensionales. Bajo la suposición de movimiento estacionario 
(es decir un flujo cuyo campo de velocidad no cambia con el tiempo), las líneas de flujo 
representan trayectorias de partículas advectadas por el campo de velocidades dado. Las 
tres componentes de la velocidad se conocen sobre las seis caras de cada celda, y la no 
divergencia del campo de velocidades asegura trayectorias continuas dentro de la celda. 
La divergencia del campo de velocidad tridimensional V = (U, V, W) se expresa como: 
 
(2) 
donde n = i, j, k se refiere al índice de malla para los tres ejes coordenados; n se refiere a la 
diferencia finita correspondiente; e1, e2, y e3 son los factores de escala (en las tres 
direcciones) calculados en cada punto de velocidad en la malla y b es el producto e1·e2·e3 
calculado en el centro de la celda dada. Para cualquier elección de la malla, la no-
divergencia del flujo se escribe como: 
 
(3) 
donde F, G y H designan el transporte en cada una de las tres direcciones, con F = e2 e3 U, 
etc. Adicionalmente se asume que las tres componentes del transporte varían linealmente 
entre las dos caras opuestas de una celda. Esta hipótesis respeta la no-divergencia 
tridimensional local del flujo. Esto significa que,dentro de una celda dada, F depende 
linealmente de i, G depende linealmente de j, y H depende linealmente de k, donde i, j, k 
23 
son considerados como fraccionarios dentro de la celda. En la celda que va desde i = 0 a i = 
1, se puede escribir, por ejemplo para F: 
 
(4) 
donde r є [0,1], F(0) = F0, y ΔF significa F(1) – F(0). La ecuación también puede ser 
escrita vinculando posición y velocidad, esto es, dx/dt = U. Para el transporte 
 
 
 
(5) 
con s = (e1 e2 e3)
-1
 t y x = e1 r. Con algunas condiciones iniciales adecuadas, por ejemplo, r 
= 0 para s = 0, se puede combinar (4) y (5) y encontrar la dependencia de tiempo de r 
dentro de la celda considerada. 
 
 
(6a) 
Si ΔF = 0, sólo el límite de (6a) para ΔF  0 se toma en consideración. 
 
(6b) 
Se obtienen relaciones similares a lo largo de las otras direcciones. Como estas expresiones 
sólo se aplican en una celda individual, también se tiene que determinar el tiempo en el que 
una partícula pasa a otra celda, o de forma equivalente el tiempo tras el cual el valor de r es 
igual a su valor de salida (aquí r = 1). El tiempo de dependencia se obtiene a partir de una 
expresión diferente de (5): 
 
(7) 
 
24 
Usando (4), se obtiene la siguiente expresión para ds: 
 
(8) 
Un tiempo de cruce en la dirección horizontal sólo se puede obtener si F(1) y F(0) tienen el 
mismo signo, y esto implica F ≠ 0 en la celda. Si ésta condición no se cumple para F, la no-
divergencia tridimensional del campo de velocidades asegura que al menos en otra 
dirección si se cumpla. Entonces se puede asumir que ésta condición se cumple en la 
dirección zonal. El seudotiempo s se relaciona con el transporte F por: 
 
 
 
 
(9) 
El tiempo de cruce en ésta dirección corresponde al momento cuando el transporte alcanza 
el valor para la cara de salida, F(1) : 
 
 
 
 
(10a) 
O sí ΔF = 0, su límite cuando ΔF  0: 
 
 
 
 
(10b) 
Al menos uno de los tres tiempos de cruce se define con tal formulación. El más corto 
define el tiempo de viaje en la celda considerada. En consecuencia, si la partícula primero 
alcanza el extremo zonal de la celda, su posición en los ejes meridional y vertical se deduce 
a partir de las ecuaciones de las trayectorias usando s = Δs. Se hacen cálculos para la 
siguiente celda, regularmente actualizada sumando las expresiones (10) obtenidas para Δs. 
Una descripción más detallada del modelo se puede encontrar en Blanke y Raynaud (1997) 
y Blanke y Grima (2008). 
25 
7.3. Liberación de partículas 
En las localidades de Huatulco, Ixtapa, Isla Socorro, Bahía Banderas, Islas Marías, Cabo 
Pulmo y La Paz (Fig. 4), se liberaron seis partículas pasivas, a 5 m de profundidad, cada 
tercer día, durante todo el año, de tal forma que en cada localidad se liberaron 60 partículas 
al mes. Las partículas se liberaron en el centro de cada celda del modelo, considerando las 
seis celdas adyacentes correspondientes a cada localidad de liberación, y se dejaron a la 
deriva durante 120 días (tiempo máximo de competencia considerado para las larvas de 
corales pétreos). Las coordenadas de las posiciones iniciales de los seis puntos de liberación 
de partículas, correspondientes a cada localidad, se presentan en la Tabla I. 
Cada partícula puede ser identificada, en cualquier lugar e instante, dentro del dominio de 
la simulación hidrodinámica, ya que tiene asignado un número, se conoce su localidad, 
celda y mes de liberación, y se lleva el registro de sus latitudes, longitudes y profundidades 
diarias. 
 
Figura 4. Localidades y sectores considerados en el presente estudio. Los puntos azules 
indican las localidades y sectores considerados para la liberación (localidades fuente) y 
conteo de partículas (localidades sumidero), mientras que los puntos rojos indican las 
localidades y sectores considerados para el conteo de partículas únicamente (localidades 
sumidero). 
26 
Tabla I. Coordenadas de las posiciones iniciales de los seis puntos de liberación de 
partículas para cada localidad. 
Posición inicial 
de liberación 
Huatulco Ixtapa Isla Socorro 
Lat (° N) Lon (° O) Lat (° N) Lon (° O) Lat (° N) Lon (° O) 
1 15.60124 96.29167 17.69335 101.69167 18.88047 110.85833 
2 15.60124 96.20833 17.61393 101.69167 18.95932 110.85833 
3 15.68150 96.12500 17.53447 101.69167 19.03813 110.85833 
4 15.72161 96.00000 17.53447 101.60833 19.11691 110.85833 
5 15.76173 95.95833 17.53447 101.52500 19.19564 110.85833 
6 15.80183 95.83333 17.45497 101.44167 19.27434 110.85833 
Posición inicial 
de liberación 
Bahía Banderas Islas Marías Cabo Pulmo 
Lat (° N) Lon (° O) Lat (° N) Lon (° O) Lat (° N) Lon (° O) 
1 20.60637 105.44167 21.74405 106.67000 23.56422 109.41667 
2 20.60637 105.52500 21.63747 106.61570 23.48779 109.41667 
3 20.60637 105.60833 21.51808 106.53950 23.41132 109.41667 
4 20.68437 105.60833 21.43231 106.45070 23.33480 109.41667 
5 20.76233 105.60833 21.33498 106.33930 23.25824 109.41667 
6 20.84026 105.52500 21.21920 106.25077 23.18163 109.41667 
Posición inicial 
de liberación 
La Paz 
 
Lat (° N) Lon (° O) 
 
1 24.15123 110.35833 
 
2 24.22727 110.35833 
 
3 24.30326 110.35833 
 
4 24.37921 110.35833 
 
5 24.22727 110.27500 
 
6 24.30326 110.27500 
 
 
7.4. Cuantificación del transporte larvario y la conectividad potencial 
Mediante el conteo de partículas en sectores correspondientes a cada localidad (ver figura 4 
y tabla II) y considerando únicamente las partículas liberadas durante mayo-octubre (360 
partículas liberadas en cada localidad), época cuando se supone que existe mayor 
posibilidad de desove de corales pétreos en el Pacífico Mexicano (ver página 17), se estimó 
la proporción, expresada en porcentajes, de transporte larvario y conectividad potencial 
entre las localidades de Huatulco, Ixtapa, Isla Socorro, Bahía Banderas, Islas Marías, Cabo 
Pulmo, La Paz, así como Isla Clarión, Bahía de Los Ángeles, y Loreto (ver figura 4). 
27 
La cuantificación de partículas se realizó bajo cuatro escenarios: 1) las partículas 
consideradas en la cuantificación fueron aquellas que se mantuvieron a la deriva entre los 
días 11 y 30 después de su liberación. 2) las partículas consideradas en la cuantificación 
fueron aquellas que se mantuvieron a la deriva entre los días 11 y 60 después de su 
liberación. 3) las partículas consideradas en la cuantificación fueron aquellas que se 
mantuvieron a la deriva entre los días 11 y 90 después de su liberación. 4) las partículas 
consideradas en la cuantificación fueron aquellas que se mantuvieron a la deriva entre los 
días 11 y 120 después de su liberación. 
Tabla II. Fronteras de los sectores correspondientes a cada localidad. 
Localidad Frontera 
Norte (° N) Sur (° N) Este (° O) Oeste (° O) 
Huatulco Línea de costa 14.850 95.300 97.200 
Ixtapa Línea de costa 16.750 101.000 102.900 
Isla Clarion 19.125 17.225 113.825 115.725 
Isla Socorro 19.700 17.800 110.025 111.925 
Bahía Banderas 21.025 19.125 Línea de costa 106.200 
Islas Marías 22.450 20.550 106.200 108.100 
Cabo Pulmo 23.875 21.975 108.125 110.025 
La Paz 25.775 23.875 109.700 Línea de costa 
Loreto 27.675 25.775 110.975 Línea de costa 
Bahía de los Ángeles 29.575 27.675 112.400 Línea de costa 
 
La estimación del transporte larvario potencial se realizó a partir del conteo de las 
partículas provenientes de una localidad de liberación (localidad fuente) que llegaron a una 
localidad destino (localidad sumidero), o a la misma localidad para el caso de auto-
reclutamiento potencial. Cabe destacar que las partículas cuantificadas para el auto-
reclutamiento potencial fueron aquellas que permanecieron dentro del sector de la localidad 
fuente, o que salieron de él pero reingresaron más tarde. 
La estimación de la conectividad potencial se realizó mediante el conteo de partículas 
intercambiadas únicamente entrelocalidades fuente (Fig. 4), considerando que un 
intercambio de 720 partículas entre dos localidades (ya que en seis meses se liberaron 360 
28 
partículas cada localidad fuente) representa el 100% de conectividad potencial entre los dos 
sitios. 
Las partículas fueron contabilizadas en un sector una vez que lo alcanzaron (una partícula 
puede ser contabilizada una sola vez por sector), siempre y cuando se haya superado el 
tiempo de pre-competencia (10 días a partir del momento de liberación), y sin sustraerlas 
del dominio para permitirles ser contabilizadas en otros sectores. Con dicha manera de 
contabilizar, y dado que no se consideraron tasas de asentamiento, tasas de mortalidad, etc., 
las partículas simuladas son visualizadas como pequeñas boyas de deriva, con las cuales se 
pueden inferir las vías potenciales de transporte larvario y el subsecuente potencial de la 
hidrodinámica para favorecer la conectividad entre poblaciones. 
8. Resultados 
8.1. Hidrodinámica 
Las series de tiempo de la energía cinética total y la energía cinética superficial, generadas 
con las salidas del modelo, después de un periodo de aproximadamente 2-3 años, oscilan de 
forma casi periódica alrededor de un valor medio (Fig. 5), lo cual sugiere que la simulación 
del año climatológico superó la fase de “spin-up”, alcanzando un estado de equilibrio físico 
bajo el forzamiento aplicado. 
Considerando que aproximadamente el 90% del transporte de partículas ocurrió entre la 
superficie y 30 m de profundidad y que los patrones hidrodinámicos entre dichas 
profundidades son prácticamente iguales, se analizarán los rasgos más sobresalientes de la 
circulación generada por el modelo hidrodinámico a los 5 m de profundidad. 
En los resultados de la simulación hidrodinámica del presente estudio, la circulación media 
anual (Fig. 6) se refiere al promedio temporal de todos los campos de velocidad generados 
en la simulación. La circulación de invierno (Fig. 7, panel superior) se refiere al promedio 
temporal de los campos de velocidad generados para los meses de enero, febrero y marzo. 
29 
La circulación de primavera (Fig. 7, panel inferior) se refiere al promedio temporal de los 
campos de velocidad generados para los meses de abril, mayo y junio; la circulación de 
verano (Fig. 8, panel superior) se refiere al promedio temporal de los campos de velocidad 
generados para los meses de julio, agosto y septiembre; la circulación de otoño (Fig. 8, 
panel inferior) se refiere al promedio temporal de los campos de velocidad generados para 
los meses de octubre, noviembre y diciembre; y la circulación media mensual se refiere al 
promedio temporal de los campos de velocidad generados para cada mes (Fig. 9-14). 
 
 
Figura 5. Series de tiempo de (a) energía cinética total y (b) energía cinética superficial, 
generadas con las salidas del modelo hidrodinámico. 
30 
Para la región oceánica aledaña al Golfo de Tehuantepec (GT) se ha descrito, como parte de 
la circulación media, al denominado Tazón de Tehuantepec (TT). El TT constituye un giro 
anticiclónico centrado a los 13° N, 105° O (ver Fig. 3) y con velocidades hasta de 15 cm s
-1
. 
Dicho giro limita al norte con ~16° N, al este con ~96° O, al oeste con ~111° O, y tiene una 
profundidad máxima de 100-200 m. Por otro lado, el flanco noreste del TT constituye una 
corriente costera frente a Oaxaca que se dirige hacia el sureste, hasta el GT. La 
intensificación del TT y, en consecuencia, de la corriente costera que genera, ha sido 
reportada durante primavera (abril-junio), mientras que su debilitamiento durante verano 
(julio-septiembre) y otoño (octubre-diciembre) (Kessler 2006). Consistentemente, la 
circulación media generada por el modelo hidrodinámico (Fig. 6) muestra un giro 
anticiclónico centrado a los ~14º N, ~104º O y con velocidades hasta de 20 cm s
-1
. El giro 
limita al norte con ~16° N, al este con ~95° O, al oeste con ~113° O, y tiene una 
profundidad máxima de ~170 m. A su vez, se produce una corriente notable, con dirección 
sureste y velocidades hasta de ~28 cm s
-1
, frente a la costa de Guerrero y Oaxaca, desde 
aproximadamente 18° N, 102° O hasta 15° N, 95° O. Esta circulación se observa más 
intensa durante invierno y primavera (Fig. 7), y más débil durante verano (Fig. 8 panel 
superior). 
Para la región oeste del GT se ha documentado la dominancia de remolinos anticiclónicos 
de mesoescala que se desplazan hacia el suroeste para unirse al TT. Para dichos remolinos 
se han estimado diámetros de 250-300 km, velocidades superficiales de 50 cm s
-1
 y 
velocidades medias de traslación de 3.5 km d
-1
 (Zamudio et al. 2006; Trasviña y Barton 
2008). Esta circulación anticiclónica es típica de invierno (enero-marzo), como respuesta a 
fuertes chorros de viento (denominados Tehuanos o Nortes) característicos de la estación 
(Barton et al. 2009). No obstante, los giros anticiclónicos también han sido detectados 
durante verano (cuando los vientos Tehuanos son menos intensos y se da paso a los pulsos 
de viento generados por huracanes y tormentas tropicales del Pacífico Tropical Oriental), 
aunque en menor número y de menor intensidad (Zamudio et al. 2006; Trasviña y Barton 
2008). En la simulación hidrodinámica se puede observar durante febrero-abril (Fig. 9 y 
10), parte del desarrollo de un remolino anticiclónico en el GT que se desplaza hacia el 
31 
suroeste para posteriormente unirse al TT. En febrero (Fig. 9 panel inferior) hay un 
remolino anticiclónico, centrado en 15° N, 95.3° O, con un diámetro de 120 km y una 
velocidad media de 30 cm s
-1
. Para abril (Fig. 10 panel inferior) el remolino se centra en 
14° N, 95.3° O, lo cual indica una velocidad media de traslación de ~2 km d
-1
, posee un 
diámetro de 260 km y alcanza velocidades de hasta 40 cm s
-1
. Consecuentemente, los 
resultados del modelo hidrodinámico son consistentes con lo reportado por Zamudio et al. 
(2006), Trasviña y Barton (2008) y Barton et al. (2009), entre otros. 
Para la región cercana a la costa del GT, se ha descrito a la Corriente Costera de Costa Rica 
(CCCR) como un flujo de agua que se dirige hacia el noroeste con velocidades medias de 
20 cm s
-1
 y máximas mayores a 26 cm s
-1
. Descripciones iniciales sugerían que durante 
verano y otoño, la CCCR ocupaba la costa de México desde Chiapas hasta Bahía Banderas 
(Wyrtki 1965). No obstante, estudios más recientes han sugerido que dicha corriente sólo se 
presenta estacionalmente durante verano y otoño (julio-diciembre) en el área del GT, hasta 
Huatulco, en donde se desvía alejándose de la costa (Kessler 2006, ver Fig. 3). Por otro 
lado, Trasviña y Barton (2008) han puesto en duda la existencia de la CCCR en la zona, 
argumentando que su conceptualización podría ser el resultado de promediar los datos de 
velocidad disponibles, los cuales son relativamente escasos y dispersos. La simulación 
hidrodinámica en la región del GT muestra un flujo cercano a la costa que se dirige hacia el 
noroeste con una velocidad media de 20 cm s
-1
 y máxima de 28 cm s
-1
, durante los meses 
de julio-agosto (Fig. 12), diciembre (Fig. 14 panel inferior) y enero (Fig. 9 panel superior), 
el cual podría corresponder a la CCCR. Frente a la zona de Huatulco, dicho flujo es forzado 
a desviarse hacia el sur, ya que el TT y su circulación asociada limitan el flujo hacia el 
norte. Sin embargo, el flujo identificado como la CCCR no se muestra claramente como 
una corriente costera, permanente y bien definida, por lo que los resultados del modelo 
hidrodinámico sustentan, al menos en una primera aproximación, que la conceptualización 
de una CCCR con dichas características en esta región, es el resultado de promediar los 
datos de velocidad disponibles. 
En la región central del Pacífico Mexicano se ha descrito a la Corriente Mexicana Oeste 
(CMO) como un flujo costero hacia el polo, inicialmente subsuperficial (nace 
32 
aproximadamentea los 15.5° N, 97° O), y posteriormente superficial (aflora 
aproximadamente a los 17.5° N, 102° O) durante verano-otoño (junio-octubre) cuando, de 
acuerdo con Kessler (2006), la CMO se intensifica hasta alcanzar el Golfo de California 
(GC). Para la CMO se han reportado anchuras entre 60-200 km, profundidades entre 250-
400 m y velocidades entre 8-30 cm s
-1
 (Lavín et al. 2006; Zamudio et al. 2007; Pantoja et 
al. 2012). Se ha dicho que la CMO es una extensión de la CCCR (Wyrtki 1967), sin 
embargo esta conexión no se ha demostrado claramente (Beier et al. 2003; Kessler 2006; 
Zamudio et al. 2007). A su vez, tampoco ha quedado claro si el flujo superficial de verano-
otoño es realmente una continuación del flujo subsuperficial, o si es un flujo que se genera 
de forma independiente (Godínez et al. 2010). La circulación media generada por el 
modelo hidrodinámico, evidencia un flujo costero subsuperficial entre ~90-200 m de 
profundidad (no mostrado), que va desde el GT hasta el GC. A su vez, cerca de ~18º N, 
~102.5º O, dicho flujo sube hasta los 40 m de profundidad aproximadamente, para 
continuar hacia el GC. Es durante los meses de julio-agosto (Fig. 12), cuando se supone una 
intensificación en la CMO, que se observa un flujo superficial a partir de los ~18º N, 104º 
O, hasta la entrada del GC. Este flujo posee una anchura de 90-120 km, una velocidad 
media de 14 cm s
-1
, y velocidades hasta de 18 cm s
-1
. Por otro lado, la circulación numérica 
no muestra una conexión clara de la CCCR y el flujo superficial de la CMO, con el flujo 
subsuperficial de la CMO (no mostrado), por lo que dichos patrones de circulación parecen 
ser independientes. 
La circulación comprendida entre los 18º y 23º N del Pacífico Mexicano, ha sido poco 
estudiada, no obstante, se ha reportado que remolinos de mesoescala y la interacción entre 
la CMO y la Corriente de California (CC), dominan la hidrodinámica de la zona (Kessler 
2006; Lavin et al. 2006). Se ha sugerido que una rama de la CC se desvía hacia la entrada 
del GC. Dicha rama se divide en dos sub-ramas, las cuales son separadas por un remolino 
ciclónico frente a la costa de Cabo Corrientes. Una sub-rama pasa entre la península de 
Baja California (generando remolinos ciclónicos), y la periferia norte del remolino de Cabo 
Corrientes; mientras que la otra sub-rama bordea la periferia sur de este último remolino, 
para posteriormente alimentar a la CMO que se dirige hacia el polo (Godínez et al. 2010). 
33 
Por otro lado, también se han reportado remolinos anticiclónicos al sur de la península de 
Baja California, con un diámetro de 300 km y una profundidad de 200 m (Pantoja et al. 
2012). Aunque la simulación hidrodinámica muestra que, en efecto, agua de la CC puede 
ser transportada hacia la entrada del GC (Fig. 9 y 10), no reproduce un remolino ciclónico 
frente a Cabo Corrientes, y en consecuencia, no es evidente que una sub-rama de la CC 
alimente a la CMO. La interacción entre la CC y la CMO no se aprecia de forma clara. Lo 
que la simulación hidrodinámica muestra como estructuras características de la zona, son 
remolinos anticiclónicos al sur de la Península de Baja California (Fig. 9, 10, 13 y 14), cuya 
presencia se refleja, en la circulación media anual (Fig. 6), como un remolino ciclónico 
centrado en 22° N, 108.5° O. Este remolino presenta un diámetro de 230 km y una 
profundidad de 130 m. Al sur de la península de Baja California también se llega a observar 
una circulación ciclónica (Fig. 12), sin embargo, dado que ésta es menos dominante que la 
anticiclónica, en la circulación media sólo aparece el giro anticiclónico. 
En lo que respecta a la circulación en el GC, se ha señalado que durante verano la 
circulación está dominada por un tren de remolinos ciclónicos (los cuales presentan 
velocidades superficiales de 25-50 cm s
-1
, profundidades hasta de 1000 m y un diámetro de 
130 km), que generan una corriente costera (la cual presenta una anchura de 100 km, una 
velocidad media de 10 cm s
-1
 y velocidades máximas de 70 cm s
-1
) con dirección hacia el 
polo, frente a la costa de Sonora y Sinaloa. Por otro lado, desde finales de otoño hasta 
principios de primavera, aparecen remolinos anticiclónicos (presentando velocidades de 25 
cm s
-1
) y una corriente costera (con una velocidad media de 15 cm s
-1
) que se dirige hacia el 
ecuador, frente a la costa de Sonora y Sinaloa (Beier 1997; Lavín et al. 1997; Palacios-
Hernández et al. 2002; Marinone 2003; Zamudio et al. 2008). De forma consistente, la 
simulación hidrodinámica indica la presencia de un tren de remolinos ciclónicos (con 
velocidades de 20-35 cm s
-1
, profundidades mayores a 500 m y un diámetro medio de 160 
km) durante el verano, los cuales se asocian a un flujo (con una anchura de ~90 km, una 
velocidad media de 10 cm s
-1
 y velocidades máximas de 50 cm s
-1
) contiguo a la costa de 
Sonora y Sinaloa que se dirige hacia el polo (Fig. 8 panel superior), A su vez, durante 
invierno (Fig. 7 panel superior) y otoño (Fig. 8 panel inferior), se aprecian remolinos 
34 
anticiclónicos (con una velocidad media de 28 cm s
-1
) y una corriente costera (con una 
velocidad media de ~20 cm s
-1
) que se dirige hacia el ecuador, frente a la costa de Sinaloa. 
La porción norte del Pacífico Mexicano está dominada por un flujo de agua que se dirige 
hacia el sur, permanente durante todo el año, correspondiente a una porción de la CC. En el 
promedio de largo plazo el flujo de la CC es ancho, lento y difuso. Su frontera oeste está a 
900 km de la costa, presenta meandros y remolinos recurrentes, velocidades típicas de 12-
25 cm s
-1
 y una profundidad aproximada de 150 m. La CC se presenta más intensa durante 
primavera (abril-junio), mientras que durante verano-invierno (julio-marzo) se reajusta 
sobre la plataforma continental y el talud oeste de Baja California Sur, creando una 
corriente (con una anchura típica de 150 km a partir de la costa) que se dirige hacia el polo, 
la cual ha sido denominada Contra Corriente de California, CCC (Lynn y Simpson 1987; 
González-Ruelas 2000; Bograd et al. 2001; Kessler 2006). Consistentemente, la simulación 
hidrodinámica muestra en la circulación media anual (Fig. 6), que en la porción norte del 
Pacífico Mexicano ocurre un flujo ancho y difuso hacia el sur, con velocidades típicas de 8-
20 cm s
-1
 y una profundidad aproximada de 150 m. La CC se observa más intensa de marzo 
a junio (Fig. 10 y 11), mientras que de agosto a octubre se aprecia a la CCC (con una 
anchura de ~150 km a partir de la costa), en la parte sur de Baja California Sur (Fig. 12 y 
13). 
35 
 
Figura 6. Circulación media anual generada con el modelo hidrodinámico a los 5 m de 
profundidad. 
 
36 
 
 
Figura 7. Circulación de invierno (panel superior) y primavera (panel inferior), generada 
por el modelo hidrodinámico a los 5 m de profundidad. 
37 
 
 
Figura 8. Circulación de verano (panel superior) y otoño (panel inferior), generada por el 
modelo hidrodinámico a los 5 m de profundidad. 
38 
 
 
Figura 9. Circulación media de enero (panel superior) y febrero (panel inferior), generada 
por el modelo hidrodinámico a los 5 m de profundidad. 
39 
 
 
Figura 10. Circulación media de marzo (panel superior) y abril (panel inferior), generada 
por el modelo hidrodinámico a los 5 m de profundidad. 
40 
 
 
Figura 11. Circulación media de mayo (panel superior) y junio (panel inferior), generada 
por el modelo hidrodinámico a los 5 m de profundidad. 
41 
 
 
Figura 12. Circulación media de julio (panel superior) y agosto (panel inferior), generada 
por el modelo hidrodinámico a los 5 m de profundidad. 
42 
 
 
Figura 13. Circulación media de septiembre (panel superior) y octubre (panel inferior), 
generada por el modelo hidrodinámico a los 5 m de profundidad. 
43 
 
 
Figura 14. Circulación media de noviembre (panel superior) ydiciembre (panel inferior), 
generada por el modelo hidrodinámico a los 5 m de profundidad. 
44 
8.2. Partículas por mes de liberación 
En las figuras 8 a 19, se presentan las trayectorias seguidas por las partículas liberadas 
durante cada mes y en cada localidad. El color rojo █ corresponde a las trayectorias de las 
partículas a la deriva entre los días uno y 10 después de su liberación; los colores rojo + 
amarillo ██ corresponden a las trayectorias de las partículas a la deriva entre los días uno y 
30 después de su liberación; los colores rojo + amarillo + azul ███ corresponden a las 
trayectorias de las partículas a la deriva entre los días uno y 60 después de su liberación; los 
colores rojo + amarillo + azul + verde ████ corresponden a las trayectorias de las 
partículas a la deriva entre los días uno y 90 después de su liberación; finalmente, los 
colores rojo + amarillo + azul + verde + morado █████ corresponden a las trayectorias de 
las partículas a la deriva entre los días uno y 120 después de su liberación. Nótese que 
conforme las partículas pasan más tiempo a la deriva, su área de distribución se incrementa. 
Esto sugiere que conforme es mayor el periodo de competencia larvaria, aumenta la 
conectividad potencial entre localidades más distantes. 
Huatulco 
La mayoría de las partículas liberadas en esta localidad siguen la periferia sur del TT y los 
giros anticiclónicos que se generan en el GT, para seguir hacia el oeste (Fig. 15 y 16). 
Algunas partículas liberadas durante enero-abril (Fig. 15 d-g) y junio-julio (Fig. 15 b-c) 
fueron transportadas hasta el extremo sureste del área de estudio (frente a las costas de 
Centro América), debido a la intensificación en el flujo costero hacia el ecuador derivado 
del TT, y al debilitamiento de lo que se supone la CCCR. Las partículas liberadas durante 
octubre (Fig. 15 f)-noviembre (Fig. 16 a) hacen evidente la circulación de los remolinos 
anticiclónicos generados en el GT, con desplazamiento hacia el oeste. 
Por otro lado, una pequeña porción de las partículas liberadas durante abril (Fig. 16 f), 
mayo (Fig. 15 a) y agosto (Fig. 15 d) fue transportada hacia el polo, siguiendo la forma de 
la costa hasta los 18º N, debido principalmente al debilitamiento del TT, y en mucho menor 
medida, al efecto de la CMO, la cual no constituyó un medio importante de transporte de 
45 
partículas hacia el polo puesto que ésta se presenta por debajo de 90 m de profundidad, y 
aproximadamente el 90% del transporte de partículas ocurrió entre la superficie y 30 m de 
profundidad. 
Ixtapa 
La mayoría de las partículas liberadas en Ixtapa son transportadas hacia el sureste, debido 
al flujo costero que se dirige hacia el ecuador, asociado principalmente a la circulación en 
la periferia nor-oriental del TT. Posteriormente, las partículas son desviadas hacia el oeste, 
siguiendo la circulación anticiclónica del TT (Fig. 17 y 18). No obstante, algunas partículas 
liberadas durante enero-abril (Fig. 18 c-f) son transportadas hasta el extremo sureste del 
área de estudio (frente a las costas de Centro América), lo cual puede ser explicado por la 
intensificación del flujo hacia el ecuador derivado del TT, y el debilitamiento de la CCCR. 
Por otro lado, algunas partículas liberadas durante julio-septiembre (Fig. 17 c-e) son 
transportadas hacia el oeste, lo cual evidencia un debilitamiento en el flujo hacia el ecuador 
que permite a las partículas seguir otras direcciones. En general, las partículas liberadas en 
esta localidad siguen patrones de transporte similares a los de las partículas liberadas en 
Huatulco. 
46 
 
Figura 15. Rutas resultantes de las partículas liberadas en Huatulco, durante (a) mayo, (b) 
junio, (c) julio, (d) agosto, (e) septiembre y (f) octubre. 
█ Trayectorias entre los días 1 y 10 después de la liberación. 
██ Trayectorias entre los días 1 y 30 después de la liberación. 
███ Trayectorias entre los días 1 y 60 después de la liberación. 
████ Trayectorias entre los días 1 y 90 después de la liberación. 
█████ Trayectorias entre los días 1 y 120 después de la liberación. 
 
47 
 
Figura 16. Rutas resultantes de las partículas liberadas en Huatulco, durante (a) noviembre, 
(b) diciembre, (c) enero, (d) febrero, (e) marzo y (f) abril. 
█ Trayectorias entre los días 1 y 10 después de la liberación. 
██ Trayectorias entre los días 1 y 30 después de la liberación. 
███ Trayectorias entre los días 1 y 60 después de la liberación. 
████ Trayectorias entre los días 1 y 90 después de la liberación. 
█████ Trayectorias entre los días 1 y 120 después de la liberación. 
 
48 
 
Figura 17. Rutas resultantes de las partículas liberadas en Ixtapa, durante (a) mayo, (b) 
junio, (c) julio, (d) agosto, (e) septiembre y (f) octubre. 
█ Trayectorias entre los días 1 y 10 después de la liberación. 
██ Trayectorias entre los días 1 y 30 después de la liberación. 
███ Trayectorias entre los días 1 y 60 después de la liberación. 
████ Trayectorias entre los días 1 y 90 después de la liberación. 
█████ Trayectorias entre los días 1 y 120 después de la liberación. 
49 
 
Figura 18. Rutas resultantes de las partículas liberadas en Ixtapa, durante (a) noviembre, 
(b) diciembre, (c) enero, (d) febrero, (e) marzo y (f) abril. 
█ Trayectorias entre los días 1 y 10 después de la liberación. 
██ Trayectorias entre los días 1 y 30 después de la liberación. 
███ Trayectorias entre los días 1 y 60 después de la liberación. 
████ Trayectorias entre los días 1 y 90 después de la liberación. 
█████ Trayectorias entre los días 1 y 120 después de la liberación. 
 
50 
Isla Socorro 
El transporte de las partículas liberadas en Isla Socorro (Fig. 19 y 20) quedó relativamente 
limitado hacia el norte (las partículas no suelen superar los 22º N) debido al efecto de la 
CC, la cual constituye un flujo hacia el sur que posteriormente se bifurca por un lado hacia 
el este (entre los ~19º y ~22º N) y por otro hacia el oeste (entre los ~18º y ~21º N). De igual 
manera, las partículas no suelen ir al sur de los 14º N porque a dicha latitud el TT las desvía 
hacia el este y las incorpora en su circulación anticiclónica. Así, el transporte de partículas 
hacia el este está determinado principalmente por la circulación anticiclónica del TT y en 
menor medida por la rama de la CC que se desvía hacia dicha dirección, mientras que el 
transporte de partículas hacia el oeste está determinado principalmente por la porción de la 
CC que se desvía hacia el oeste entre los ~16-21° N. Por otro lado, las partículas liberadas 
durante junio evidencian giros de mesoescala característicos de la región (figura 19 b). 
Bahía Banderas 
Algunas partículas liberadas en Bahía Banderas durante los meses de mayo-julio (Fig. 21 a-
c), fueron transportadas al interior del GC, debido a la intensificación de la CMO que 
promueve la entrada de agua al GC, y a la circulación ciclónica en el GC que se presenta 
durante verano. Algunas de las partículas fueron transportadas hacia el Ecuador siguiendo 
la forma del continente (Fig. 21 c-f y 22 d-e) debido, en gran parte, a un flujo costero que 
posteriormente se asocia a la circulación del TT. Por otro lado, algunas partículas fueron 
transportadas, desde el momento de su liberación, hacia el oeste, generalmente hasta los 
111º O (Fig. 21 y 22). Lo anterior se explica por la circulación de los giros de mesoescala 
que dominan la región oceánica entre los 18º y 23º N, los cuales transportan partículas 
hacia el oeste, y que a la vez las retienen. 
51 
 
Figura 19. Rutas resultantes de las partículas liberadas en Isla Socorro, durante (a) mayo, 
(b) junio, (c) julio, (d) agosto, (e) septiembre y (f) octubre. 
█ Trayectorias entre los días 1 y 10 después de la liberación. 
██ Trayectorias entre los días 1 y 30 después de la liberación. 
███ Trayectorias entre los días 1 y 60 después de la liberación. 
████ Trayectorias entre los días 1 y90 después de la liberación. 
█████ Trayectorias entre los días 1 y 120 después de la liberación. 
 
52 
 
Figura 20. Rutas resultantes de las partículas liberadas en Isla Socorro, durante (a) 
noviembre, (b) diciembre, (c) enero, (d) febrero, (e) marzo y (f) abril. 
█ Trayectorias entre los días 1 y 10 después de la liberación. 
██ Trayectorias entre los días 1 y 30 después de la liberación. 
███ Trayectorias entre los días 1 y 60 después de la liberación. 
████ Trayectorias entre los días 1 y 90 después de la liberación. 
█████ Trayectorias entre los días 1 y 120 después de la liberación. 
 
53 
 
Figura 21. Rutas resultantes de las partículas liberadas en Bahía Banderas, durante (a) 
mayo, (b) junio, (c) julio, (d) agosto, (e) septiembre y (f) octubre. 
█ Trayectorias entre los días 1 y 10 después de la liberación. 
██ Trayectorias entre los días 1 y 30 después de la liberación. 
███ Trayectorias entre los días 1 y 60 después de la liberación. 
████ Trayectorias entre los días 1 y 90 después de la liberación. 
█████ Trayectorias entre los días 1 y 120 después de la liberación. 
 
54 
 
Figura 22. Rutas resultantes de las partículas liberadas en Bahía Banderas, durante (a) 
noviembre, (b) diciembre, (c) enero, (d) febrero, (e) marzo y (f) abril. 
█ Trayectorias entre los días 1 y 10 después de la liberación. 
██ Trayectorias entre los días 1 y 30 después de la liberación. 
███ Trayectorias entre los días 1 y 60 después de la liberación. 
████ Trayectorias entre los días 1 y 90 después de la liberación. 
█████ Trayectorias entre los días 1 y 120 después de la liberación. 
 
55 
Islas Marías 
Algunas partículas liberadas durante mayo-julio (Fig. 23 a-c), septiembre (Fig. 23 e) y 
diciembre (Fig. 24 b) fueron transportadas al GC, lo cual resulta consistente con la 
intensificación de la CMO, que promueve la entrada de agua al GC, y con la circulación 
ciclónica (ya que la mayoría de las partículas ingresó al GC por el lado de la costa del 
continente y no de la Península de Baja California) en el GC que se presenta durante 
verano. Algunas de las partículas liberadas durante enero-abril (Fig. 24 c-f) fueron 
transportadas hacia el ecuador siguiendo la forma del continente debido, en gran parte, al 
flujo costero que se asocia a la circulación del TT. Por otro lado, hubo transporte de 
partículas hacia el oeste (Fig. 23 y 24), el cual se debe principalmente a la hidrodinámica de 
los remolinos de mesoescala característicos de la región entre los 18º y 23º N. En general, 
las partículas liberadas en esta localidad siguen patrones de transporte similares a los de las 
partículas liberadas en Bahía Banderas. 
56 
 
Figura 23. Rutas resultantes de las partículas liberadas en Islas Marías, durante (a) mayo, 
(b) junio, (c) julio, (d) agosto, (e) septiembre y (f) octubre. 
█ Trayectorias entre los días 1 y 10 después de la liberación. 
██ Trayectorias entre los días 1 y 30 después de la liberación. 
███ Trayectorias entre los días 1 y 60 después de la liberación. 
████ Trayectorias entre los días 1 y 90 después de la liberación. 
█████ Trayectorias entre los días 1 y 120 después de la liberación. 
 
57 
 
Figura 24. Rutas resultantes de las partículas liberadas en Islas Marías, durante (a) 
noviembre, (b) diciembre, (c) enero, (d) febrero, (e) marzo y (f) abril. 
█ Trayectorias entre los días 1 y 10 después de la liberación. 
██ Trayectorias entre los días 1 y 30 después de la liberación. 
███ Trayectorias entre los días 1 y 60 después de la liberación. 
████ Trayectorias entre los días 1 y 90 después de la liberación. 
█████ Trayectorias entre los días 1 y 120 después de la liberación. 
58 
Cabo Pulmo 
Como se muestra en las figuras 25 y 26, las partículas liberadas en esta localidad tienden a 
ser transportadas fuera del GC a causa de circulación anticiclónica en la entrada del GC, y 
de la CCC. Algunas de las partículas siguen el flujo de la CCC hasta los 26º N (Fig. 25 c-f 
y 26 b), pero la mayoría de ellas es transportada hacia el sur por el efecto de la CC y de los 
remolinos de mesoescala entre los 18º y 23º N. Posteriormente, cerca de los 17º N, las 
partículas tienden a ser desviadas hacia el este debido a la circulación del TT. Por otro lado, 
algunas partículas son distribuidas hacia el interior del GC, típicamente hasta los 26º N 
(Fig. 25 a-c, f y 26 a-b, d-f), mediante la circulación asociada a los remolinos presentes en 
la región. 
La Paz 
Desde el momento de liberación, la gran mayoría de las partículas liberadas en La Paz (Fig. 
27 y 28) son transportadas hacia el sur, siguiendo la costa hasta llegar a Cabo Pulmo. 
Posteriormente las partículas siguen los patrones de transporte descritos para el caso de las 
partículas liberadas en Cabo Pulmo. 
59 
 
Figura 25. Rutas resultantes de las partículas liberadas en Cabo Pulmo, durante (a) mayo, 
(b) junio, (c) julio, (d) agosto, (e) septiembre y (f) octubre. 
█ Trayectorias entre los días 1 y 10 después de la liberación. 
██ Trayectorias entre los días 1 y 30 después de la liberación. 
███ Trayectorias entre los días 1 y 60 después de la liberación. 
████ Trayectorias entre los días 1 y 90 después de la liberación. 
█████ Trayectorias entre los días 1 y 120 después de la liberación. 
 
60 
 
Figura 26. Rutas resultantes de las partículas liberadas en Cabo Pulmo, durante (a) 
noviembre, (b) diciembre, (c) enero, (d) febrero, (e) marzo y (f) abril. 
█ Trayectorias entre los días 1 y 10 después de la liberación. 
██ Trayectorias entre los días 1 y 30 después de la liberación. 
███ Trayectorias entre los días 1 y 60 después de la liberación. 
████ Trayectorias entre los días 1 y 90 después de la liberación. 
█████ Trayectorias entre los días 1 y 120 después de la liberación. 
 
61 
 
Figura 27. Rutas resultantes de las partículas liberadas en La Paz, durante (a) mayo, (b) 
junio, (c) julio, (d) agosto, (e) septiembre y (f) octubre. 
█ Trayectorias entre los días 1 y 10 después de la liberación. 
██ Trayectorias entre los días 1 y 30 después de la liberación. 
███ Trayectorias entre los días 1 y 60 después de la liberación. 
████ Trayectorias entre los días 1 y 90 después de la liberación. 
█████ Trayectorias entre los días 1 y 120 después de la liberación. 
 
62 
 
Figura 28. Rutas resultantes de las partículas liberadas en La Paz, durante (a) noviembre, 
(b) diciembre, (c) enero, (d) febrero, (e) marzo y (f) abril. 
█ Trayectorias entre los días 1 y 10 después de la liberación. 
██ Trayectorias entre los días 1 y 30 después de la liberación. 
███ Trayectorias entre los días 1 y 60 después de la liberación. 
████ Trayectorias entre los días 1 y 90 después de la liberación. 
█████ Trayectorias entre los días 1 y 120 después de la liberación. 
63 
8.3. Partículas liberadas durante mayo-octubre 
En la figura 29 se representan las trayectorias seguidas por todas las partículas liberadas 
durante mayo-octubre (periodo en el cual parece haber mayor probabilidad de desove de 
corales pétreos) para cada localidad. Aquí se puede notar que no hay conectividad potencial 
(por intercambio directo de larvas) entre las poblaciones de corales pétreos del norte (Cabo 
Pulmo y La Paz) y las del sur (Huatulco e Ixtapa), ya que el movimiento de agua, aunado al 
periodo máximo de competencia larvaria, no lo permite. No obstante, es posible que entre 
dichas poblaciones exista conectividad evolutiva mediante el flujo génico a través de 
localidades intermediarias. Por ejemplo, puede haber flujo génico de La Paz (LPA) hacia 
Huatulco (HUA), porque LPA transmite sus genes hacia Islas Marías (IMA); IMA los 
transmite hacia Bahía Banderas (BBA), BBA hacia Ixtapa (IXT), e IXT hacia HUA. Así, 
los resultados muestran que es más probable el flujo génico desde las localidades del norte 
hacia las del sur, y no en sentido contrario. Nótese que las partículas transportadas al 
interior del GC no van más al norte de los

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