Logo Studenta

Manifestaciones_artisticas_de_los_aborig

¡Este material tiene más páginas!

Vista previa del material en texto

Manifestaciones artísticas de los aborígenes taiwaneses frente a las políticas culturales y los procesos interculturales.
Santiago Lima[footnoteRef:1] [1: Estudiante de la Licenciatura en Gestión del Arte y la Cultura en la Universidad Nacional de Tres de Febrero, miembro de equipo de investigación del proyecto UBACYT 2011-2014 “Subjetividad y corporalidad en las prácticas artísticas y en el discurso crítico del teatro contemporáneo”, e integrante fundador y productor ejecutivo de la Cooperativa Teatral “Diez Flores” desde el año 2006.
] 
Introducción
Por su historia y su geografía, Taiwan ofrece un complejo y rico panorama marcado por complejos procesos interculturales que las distintas expresiones artísticas ponen de manifiesto con mucha claridad. Esta cultura se vio influida a lo largo del tiempo por la presencia de los españoles, desplazados luego por los holandeses, quienes, a su vez fueron expulsados por los manchúes. Luego, el desplazamiento de las tribus aborígenes con la llegada de los han, la dominación política japonesa entre 1895 y 1945, la labor religiosa y cultural de sacerdotes jesuitas (españoles, holandeses) a lo largo de todo el siglo XX, termina por completar el cuadro. 
Nuestro objetivo es mostrar cómo las políticas culturales implementadas en la isla en las últimas décadas generaron choques y distorsiones, pero también permitieron recuperaciones substanciales en lo que hace a la identidad de los pueblos originarios. Asimismo, cómo la participación activa de artistas locales lograron una modificación en la auto percepción de esas minorías. 
En primer lugar, trataremos de describir la forma en que la organización socio-cultural de Taiwán logra articularse con el contexto de globalización económica y mundialización de la cultura[footnoteRef:2]. [2: La idea de globalización remite a una dimensión de unicidad. Se habla de mercado global y de tecnología global asumiendo una connotación de que existiría una "única" economía y una "única" tecnología. Difícilmente podríamos calificar al universo de la cultura de esta manera. De esta forma, no podemos hablar estrictamente de una cultura global. La cuestión en esta esfera no es la de la homogeneización sino la de la diversidad; por ejemplo, las lenguas diferentes (pese a la hegemonía del inglés). En este sentido, prefiero utilizar el concepto de mundialización de la cultura aplicado por el sociólogo brasilero Renato Ortíz (1997). El término nos remite a la noción de concepción del mundo, que es diversa y diferenciada en función de los países, los grupos sociales y los intereses.
] 
Luego, describiremos el proceso de recuperación, que se desarrollo en las últimas décadas, de las expresiones de los pueblos originarios. En tal sentido analizamos algunas prácticas artísticas encaradas por algunas de las tribus que habitan las islas, como medio de articular sus tradiciones, en especial los Ami, los atayal y los paiwan. Dentro del concepto de política cultural englobamos tanto el conjunto de intervenciones oficiales (Gobierno Municipal de Taipei, la GIO – Oficina de Información del Gobierno), como las instrumentadas por las instituciones privadas y las asociaciones comunitarias (Museo Shung Ye, productores cinematográficos, editores, grupos artísticos aborígenes). Consecuentemente, evaluamos los grados de responsabilidad a la hora de conservar las culturas aborígenes sus estilos de vida y sus códigos éticos.
Por último, detallaremos las políticas de cooperación e intercambio cultural entabladas con países de Centroamérica, ricas en revaloración de la producción de los pueblos originarios, como complemento, y seguramente refuerzo, de las relaciones comerciales entre las diferentes economías nacionales. 
Políticas Culturales en Taiwán y globalización
En primer lugar, antes de describir el desarrollo cultural en Taiwán en las últimas décadas, a fin aportar claridad conceptual, es necesario concebir como políticas culturales al conjunto de intervenciones realizadas por el Estado, las instituciones privadas y las asociaciones comunitarias[footnoteRef:3] a fin de orientar el desarrollo simbólico, satisfacer las necesidades culturales dentro de un territorio y obtener consenso para un tipo de orden o de transformación social (Fabrizio, 1982; Brunner, 1989; Mattelart, 1991; Canclini, 2003). [3: Las políticas culturales siempre se generaran y partirán de alguno de estos tres sectores: El Estado, a través de políticas públicas directas o indirectas, la sociedad civil (o sector popular), organizada en ONGs, e iniciativas privadas, estableciendo como práctica más común el mecenazgo, tanto por cuestiones filantrópicas, de consolidación de imagen o, simplemente, por desgravación impositiva. 
] 
Los Estados-Nación ya nos son los únicos protagonistas de la política cultural, como lo fueron durante casi todo el siglo XX. Entonces, se consideraba a los Estados responsables de administrar el patrimonio histórico, tanto material como inmaterial, desde los grandes monumentos hasta los aspectos más singulares de la cultura popular. Los estados modernos han tenido, en general, éxito en su objetivo de lograr unificar etnias y regiones diversas en un patrimonio nacional más o menos compartido. En ciertos países, esta cohesión nacional se realiza casi exclusivamente en de la cultura de elites, transmitiéndose a la población a través del sistema escolar. Muchas veces, esta transformación significo aplacamiento, persecución, censura y aniquilamiento de culturas contrarias a la que pretendía conformarse como hegemónica.[footnoteRef:4] En otros casos, como México, Bolivia y Cuba, con diferentes estrategias, se incluyeron es las políticas culturales distintos elementos de la cultura popular (Canclini, 2003). [4: En la mayoría de los países africanos y latinoamericanos, las sucesivas invasiones han logrado que penetre fuertemente el pensamiento de origen europeo. Sin embargo, los países asiáticos, a pesar de haber sufrido de las mismas acciones, han sido menos permeables a la cultura occidental, debido al arraigo de sus culturas milenarias, sumado a una mayor presencia expansiva de Japón y el cierre proveniente del bloque soviético. 
] 
Taiwán es un caso paradigmático y particular de los diferentes procesos de construcción de cultural de una nación. Por un lado, ha sufrido la presencia de diferentes culturas exógenas que produjeron, en el mejor de los casos, el desplazamiento de culturas nativas. Por otra parte, las largas luchas entre etnias, primero, y entre fuerzas políticas, después, con objeto de la construcción de un Estado-Nación, han impedido todo esfuerzo por recuperar el pasado y revalorizar la identidad de los pueblos originales. Pero, a partir de fines del Siglo XX, Taiwán ha encarado la tarea de revertir todo esto, buscando en sus orígenes y abriendo sus puertas al resto del territorio de China y otras culturas. Pero, aún hoy, a pesar de diversas políticas públicas, China sigue siendo un territorial donde conviven diferentes culturas, cantones, en general escasamente interrelacionados. Así es como Taiwán, aunque se considera una de las 23 provincias de la República Popular China, en la práctica es independiente, y se encuentra administrada por el régimen de la República de China (Taiwán)[footnoteRef:5] desde el fin de la Guerra Civil de 1949, quedando aislado de toda construcción cultural en conjunto con el territorio continental. [5: Concebiremos, también, a Taiwán, en algunos casos, a fin de dar cuenta de su autonomía política y magnitud económica, como un país independiente de la República Popular China.] 
En contraposición, la isla parece haber sido uno de los primeros territorios en reconocer que las múltiples etnias no estaban suficientemente representadas en la región y en el patrimonio nacional. El crítico cultural Néstor García Canclini, a fin de identificar las razones de esta falta de representación, explica que “los estados, al organizar y administrar ese patrimonio, reducían en exceso sus particularidadeslocales a abstracciones político-culturales, bajo intereses de control social a legitimar cierto tipo de nacionalismo (2003)”.
Taiwán, entendió que debía difundir de modo más equitativo los bienes y mensajes culturales, y hacer participar a diferentes sectores en su creación y apropiación. Además, aprovechando la importancia productiva y comercial que había logrado dentro de la economía mundial, podría nutrirse del intercambio con otras manifestaciones comerciales, absorbiendo lo necesario para el desarrollo de experiencias locales y ofreciendo su propia producción artística, tan exótica como sensual para los países occidentales. 
Ciertamente, la isla ha logrado adaptarse positivamente a la dinámica de la globalización, abriendo sus fronteras geográficas a fin de importar sus productos, no solo manufacturas básicas, sino también tecnologías de punta. Sin duda, Taiwán se ha convertido en uno de los nuevos países industrializados. El país se adaptó bien a la crisis de 1973, reconvirtiendo sus industrias al sector de las altas tecnologías, siendo hoy uno de los primeros fabricantes mundiales de microprocesadores. De hecho, recientemente ha pasado a convertirse en uno de los mayores inversores en la República Popular de China. Esta apertura económica ha permitido una interesante incorporación de bienes y mensajes culturales de otras naciones, promoviendo, también, un mayor desarrollo y difusión de las propias manifestaciones artísticas dentro y fuera del territorio. 
Pero el aspecto más importante es que ha logrado gozar de los beneficios de la internacionalización de las culturas evitando siempre la invasión homogeneizadora de la mundialización que propone, sobre todo desde los medios de comunicación, una cultura global sobre el sostenimiento de las tradiciones históricas locales (Appadurai, 1990; Arizpe, 1996; Castells, 1995; Hannerz, 1992; Ortíz, 1994). 
Sin duda el gran logro de Taiwan fue generar un desarrollo político y cultural que favoreciera el crecimiento económico y viceversa. Como complemento a las medidas económicas, pero también como fundamento nacional, el estado vio implemento políticas culturales de fortalecimiento de las artes. Lo más sobresaliente fue que la promoción de mercados regionales de bienes culturales no se concentró solamente en la producción, sino que también se intereso por los procesos de circulación y consumo. Sin duda fue una cuestión decisiva para un país que hasta la década del ochenta era considerado un desierto cultural. 
Un caso emblemático es el teatro. Hasta esos años el teatro público contaba con una estructura precaria, los palacios eran el lugar dedicado a las grandes producciones y a los actores profesionales y las compañías extranjeras encontraban un espacio libre de competencia. Pero a partir de 1987, con la inauguración del Teatro Nacional y la Sala de Conciertos de la República de China, instalaciones sumamente modernas, se lograría recuperar una de las más antiguas y ricas tradiciones en las artes de representación del mundo, posibilitando, también, el desarrollo de creaciones nuevas y creativas. A esta infraestructura se le sumarías otras de menor envergadura.
En consonancia, se desarrollaron importantes compañías nacionales como el Teatro Taller Lan Ling y el conjunto de danza Puerta a las Nubes. Al igual que la mayoría de los artistas de la isla, los directores y fundadores de estos grupos se han formado en el extranjero. Para el desarrollo y adiestramiento de los artistas locales en el campo de la danza, el drama y la música, Taiwan ha dependido mucho de Estados Unidos y Europa. Sin embargo esta fenómeno tiende a cambia. Esto se debe, entre otras cosas a que los grupos generalmente no reproducen idénticamente las formas de occidente, sino que recuperan y desarrollan expresiones estéticas y temas más tradicionales. 
De todas formas, el universo de occidente tiene un alto grado de participación y consumo dentro del país. La música pop y el cine encuentran aquí uno de sus mercados más ricos. Por otra parte, el interés por la música, el drama y la danza occidentales supera, muchas veces, el existente por las artes tradicionales chinas.
 Sin embargo, es evidente, por parte del estado, el diseño de políticas culturales dirigidas, sobre todo, a las generaciones más jóvenes, y la promoción de bienes simbólicos tendientes a reforzar las identidades comunitarias. El Instituto Nacional de Artes y el Consejo para el desarrollo y Planificación Cultural ha tenido éxito en generar espacios de adiestramiento artístico, bajo la tutela de grades maestros locales, sin que haga falta la necesidad de estudiar en el exterior y para no darle mayor importancia a las artes occidentales que a las artes indígenas de China.
De hecho, es muy importante para la isla y ha sido objeto de importantes medidas el reconocimiento de las expresiones de los pueblos nativos como forma fortalecimiento y, a la vez, respeto por la diversidad de las culturas y las identidades nacionales.
El presente del arte indígena 
Antes de desarrollar este apartado, creo necesario señalar, sin profundizar demasiado, que Taiwan representa un territorio rico en diversidad de culturas. Este fenómeno se ve reflejado principalmente en el idioma. Si bien el Nin Nan taiwanés (chino tradicional: 臺灣閩南語) es predominante, coexiste con lenguas como el mandarín, el hakka, el malayo, el japonés y el inglés, que goza de oficialidad. Además, son comunes gran cantidad de lenguas siníticas, nativas. Otro ejemplo relevante es la presencia de una gran variedad de religiones y, en consecuencia, de un alto grado de sincretismo. La mayoría de los taiwaneses practica una mezcla de budismo, taoísmo, confucianismo y otras creencias tradicionales y folclóricas.
Creo importante, también, señalar, antes de desarrollar este tema, que utilizaremos indistintamente los términos Indígenas y nativos, en un sentido amplio, aplicado a todo aquello que es relativo a una población originaria del territorio que habita, cuyo establecimiento en el mismo precede al de otros pueblos y/o cuya presencia es lo suficientemente prolongada y estable como para tenerla por oriunda (es decir, originario de un lugar).  
Desplazadas hacia el sudeste de la isla se encuentran los tres pueblos nativos que vamos a presentar: los ami, los atayal y los paiwan. Además de éstos, existen, en la misma dirección, seis pueblos más: los saisiyat, los bunun, los tsou, los puyuma, los rukai y los yami. También existieron otros pueblos[footnoteRef:6] que se desarrollaron en la planicie, los pueblos pingpu, pero dejaron de existir como grupos étnicos aparte debido a la asimilación de la cultura han en los últimos cuatro siglos. Por lo tanto, cuando se habla de pueblos indígenas en la actualidad, se hace referencia a los pueblos que habitan en la montaña. [6: Se considera que hubo diez pueblos originarios, que se ocuparon la planicie por miles de años, pero no se conoce realmente su magnitud y la mayoría de sus lenguas se ha desaparecido. De los pueblos que se tiene mayores datos es de los ketagalanes, de quienes se conservan imágenes de sus construcciones, pueden encontrarse atuendos tradicionales y pueden presenciarse rituales de florecimiento y cultivo. Otro aporte interesante es la aseveración de la real existencia de los legendarios “enanos negros” que se encontraban entre estas tribus, extraído a partir del análisis del rito anual de la tribu Saisiyat destinado a venerar las almas de los “pequeños hombres tribales”.] 
En la actualidad, las riquezas de estas culturas han sido revalorizadas a partir de la creación de organismos públicos de promoción. La Comisión para los Asuntos Aborígenes (CAA) es un importante ejemplo. Esta comisión dirige sus tareas en la búsqueda de raíces ancestrales de los pueblos indígenas en Taiwan y desarrolla un archivo nacional de grupos nativos que antecedieron a todos los grupos étnicos. En este sentido, la CCA considera que los pueblos aborígenes de la isla se originaron en la parte sur de China o de una vasta región denominadaárea del lenguaje austronesio, que abarca desde Madagascar en el occidente, pasando por todo el Océano Indico hasta llegar a la Isla de Pascua en el Oriente, teniendo como frontera norte a Taiwan y a Nueva Zelanda en el sur. La nuevas teorías antropológicas señalan a la isla como el lugar donde se originaron los pueblos que hablan los lenguajes austronesios.
Por otra parte, la Oficina de Información del Gobierno[footnoteRef:7] ha enfocado gran parte de sus tareas en la promoción y difusión de las culturas indígenas: Entre otras cosas, ha realizado un registro de las canciones y las danzas, editando una serie de discos compactos, Sonidos desde el seno de la naturaleza, y un documental, Sonidos de la montaña; danzas del océano, de gran calidad técnica y científica.[footnoteRef:8] Como lanzamiento y reunión promocional de las obras, se organizó una conferencia integrada con representantes de las nueve tribus e investigadores de las culturas nativas. El director de la GIO ha sido muy enfático a la hora de explicar su interés por las culturas indígenas argumentando “que debido a que estos pueblos han sido los primeros habitantes de la isla, el Gobierno tiene la responsabilidad de conservar las culturas aborígenes de Taiwán” (The Free China Journal). Sin dudas, proteger estas culturas es, también, proteger la propia cultura y la identidad nacional. No olvidemos que las sociedades orientales poseen una mayor conciencia que las sociedades occidentales sobre el carácter histórico de la cultura, ya que no pueden concebirla, de igual modo que pasa con la identidad, de otra forma que nos sea como un proceso colectivo; como diría el filósofo argentino Rodolfo Kush, detrás de toda cultura hay un nosotros. [7: En realidad el organismo se llama GIO siglas de su real denominación en inglés.] [8: El documental de 30 minutos editado por la GIO fue producido por el director de cine Lee Dao-ming, quien ha estudiado la cultura aborigen desde 1989. ] 
Lo cierto es que hoy, cada una de las tribus sigue conservando su propia cultura, estilo de vida y código ético. En el trascurso de los siglos, algunas tribus han desarrollado su cultura en la montaña mientras que otras los han hecho en las costas. Y en algunos casos, las tribus han combinado las costumbres de las tierras altas y de las costas.
El grupo aborigen más grande es la tribu ami, que cuenta con una población de 138 mil personas. Al igual que la mayor parte de los grupos étnicos, la cultura ami es muy alegre. Cada verano, la tribu celebra un festival de la cosecha de gran escala para agradecer a los espíritus kawas por un año de abundancia. La canciones y las danzas interpretadas durante el festival son de una unión emotiva entre los miembros jóvenes y viejos de la tribu. 
En general, todos los aspectos de la vida aborigen de Taiwan, desde las tareas más insignificantes hasta los complicados rituales de las villas, están íntimamente relacionados con la música. La propia representación de la fiesta ritual es en sí una de arte total que integra teatro, literatura, artes plásticas, danza y música en un conjunto intenso y dramático que constituye la síntesis suprema de la creación colectiva (Ticio Escobar, 1993). Un dato interesante es que desde 1990 existe, como cuerpo oficial artístico, el Grupo de Canto y Danza Aborígenes de Formosa, único grupo de actuación compuesto exclusivamente por miembros de sangre aborigen. 
La música de indígena de Taiwan llegó a subir al escenario mundial cuando la Canción del saludo, una pieza folclórica ami, fue incorporada al éxito Retorno a la inocencia del popular grupo británico Enigma. La canción fue usada como el himno oficial de los juegos olímpicos de Atlanta, en 1996.
Con una población de 82 mil personas, los atayal representan a la segunda tribu más grande. Si bien tradicionalmente la vida de los atayal depende de la cacería en los bosques y del cultivo del campo del campo en la ladera, existen leyendas que cuentan que, hasta hace algunas generaciones, realizaban expediciones para cazar cabezas en tierras bajas. Esto los ha llevado a ser considerados un pueblo de temperamento marcial y, por el resto de los grupos étnicos, un pueblo bravo. Sin embargo, su música, en contraste con su reputación, es muy romántica; con frecuencia los atayal usan el birimbao como acompañamiento para sus simpáticas baladas folclóricas y canciones de cortejo.
El grupo paiwan, es el tercer grupo principal de los pueblos de habla austronesia. Cuenta con unos 65 mil integrantes. Habitan el sudeste y el sudoeste de Taiwan y se clasifican en dos subgrupos, los raval y los butsui. Un aspecto interesante es su organización social: se dividen en nobles, funcionarios y comunes. Los nobles son la clase privilegiada y controlan todos los recursos de la tierra. Si un integrante de la clase de los comunes posee habilidades especiales o realiza un acto de valentía, los nobles pueden dar autoridad para convertirse en funcionario y disfrutar de ciertos privilegios.
Un aspecto a destacar es que los paiwan son reconocidos por sus logros artísticos; sus tallas, cerámicas, arquitectura y trajes tribales son extraordinarios, tanto por su técnica como por el logro de los pigmentos. Estos logros en el arte están íntimamente relacionados con las creencias religiosas, los mitos y las leyendas de la tribu, dando a la cultura paiwan gran colorido y carácter artístico.
La promoción por parte de estado de un arte indígena promueve una mirada de los pueblos nativos no como un seres marginados y humillados, sino como creadores y productores de forma genuinas. Allí se percibe también un espacio de prácticas sensibles e imaginativas capaces de aportar soluciones y figuras nuevas al patrimonio simbólico nacional. Esta concepción rompe con la costumbre de situar a las culturas aborígenes en un espacio decorativo, de fosilización o marginal. Cierta postura etnocentrista, bastante arraigada en la crítica cultural, suele considerar que solo las formas del arte erudito tienen derecho a renovarse y cambiar, mientras que el arte indígena, como las populares en general, están condenadas a permanecer eternamente vírgenes, idénticas a sí mismas e incontaminadas por la historia (Ticio Escobar, 1993).
Entre las medidas adoptadas por el Gobierno a fin de difundir las culturas nativas, generando espacios de participación de esos mismos actores, se ha creado un canal de televisión exclusivamente con programación indígena. Desde su lanzamiento se han vinculado a todos los representantes aborígenes y a grandes celebridades. Una de las propuestas más audaces es la producción de la serie dramática Ma Bus Viets, que significa “cazador”. En sintonía, el estado promueve las artes aborígenes a través de exposiciones en espacios como el Museo Shung Ye y el Parque de las Culturas Aborígenes. Por último, es notorio el trabajo que se ha llevado a cabo en los últimos años en materia de incorporación de la cultura indígena en los programas de estudio. Todo esto resulta aún más impresionante cuando tenemos en cuenta que los pueblos nativos solo representan el 2 % de la población total de Taiwán
 A estas iniciativas públicas se les suman otras privadas. Por ejemplo, el director Wei Te-sheng ha producido un film histórico llamado Seediq Bale, que dramatiza la lucha de un pueblo nativo para ser reconocidos como “personas genuinas”. 
Vínculos comerciales y culturales con Centroamérica
A lo largo de las últimas cuatro décadas Taiwan ha desarrollado un fuerte vínculo comercial con la mayoría de los países de Centroamérica y particularmente con el gobiernos del Paraguay. El comercio bilateral con Costa Rica, Hondura, El Salvador y Guatemala ha alcanzado, en suma, un total de 360 millones de dólares.
Sin embargo esta relación ha sido por mucho tiempo desigual, y a partir finales de siglo XX el Ministerio de Economía y el Ministerio de Relaciones Exteriores han promovido las exportaciones centroamericanas hacia Taiwan, a fin de equilibrar la balanza comercial. Esta empresa se propone ayudar a los empresarioscentroamericanos a promocionar sus productos, promoviendo también el turismo y otras actividades afines. Esta tarea se encara en conjunto con el estado y los sectores privados de la República China. Entre las acciones más importantes se encuentran las periódicas exhibiciones y ferias de productos de los países del istmo centroamericano. En la actualidad se están desarrollando negociaciones para el establecimiento de un Tratado de libre comercio entre las regiones.
Pero, lo más interesante es que estas medidas económicas se ven acompañadas por políticas culturales e intercambio de experiencia artísticas entre ambos territorios. Esta empresa cultural es doblemente rica: por un lado, su importancia radica en el enriquecimiento cultural a partir de la diversidad, y por el otro lado, por la fuerte presencia de manifestaciones de arte indígena que existen en ambos lugares.
Entre las diferentes gestiones culturales que se desplegaron en el año 2012 podemos señalar, como ejemplo significativo, la exhibición en el Museo de Historia de Taipei de obras de pintores guatemaltecos en el contexto de las jornadas de estudio de la cultura maya (cultura que siempre ha despertado interés en los ciudadanos de la República de China). El interés por la historia y el arte originario también se patentó en la exhibición de máscaras mexicanas, utilizadas para la realización de bailes y diversos ritos, montada en el Museo de Antropología de Shihsanhag. Otro ejemplo es la organización del Festival Mundial de las Artes Escénicas Aborígenes, con gran participación de grupos latinoamericanos como La compañía de Música y Danzas del Milenario Folclores Inka “Mi Perú”, El Ballet Cultural Rapanui Tumu Henua, de Chile, y Danzamérica de Montevideo, de Uruguay.
Finalmente, debemos decir que la República China también promueve y financia los viajes de grupos de danza aborigen a los países de Centroamérica, en reconocimiento de un paralelismo cultural.
Breve conclusión
Taiwán ha comprendido la necesidad de fortalecer su cultura y recuperar las expresiones del pasado como forma de consolidación nacional. Ha entendido que el desafío no se plantea solamente en el campo de desarrollo tecnológico y financiero, sino que, aún con más relevancia, debe involucrarse en de la construcción, o reconstrucción, y desarrollo de bienes simbólicos, dominar el campo de la significación.
Por otra parte, esta reconstrucción del pasado y el presente es posible porque los indígenas no reducidos, aunque sitiados siempre y siempre perseguidos, pudieron mantener ciertos núcleos de producción simbólica que sostuvieron diversos procesos de reajustes, renovaciones, pérdidas y asimilaciones. Muchas comunidades han logrado mantener celosamente núcleos simbólicos impermeables a la presión colonial aunque readaptados a las condiciones nuevas. Los rituales sobrevivientes, simplificados y abreviados, renovados y mestizados, conservan sus razones esenciales. En ciertas circunstancias, se produce el súbito resurgimiento de ceremonias que, aparentemente, estaban totalmente extinguidas hacía varias décadas (Ticio Escobar, 1993).
Esta capacidad de renovación ha permitido que los pueblos nativos hayan podido desarrollar plenamente su cultura y puedan introducirse dentro de un sistema de valores nacionales compartidos. A veces las imágenes crecen con nuevos aportes técnicos y materiales, con nuevos usos y soluciones formales, pero los códigos estilísticos siguen siendo los mismos. De ninguna forma, el acceso a nuevas técnologías ha provocada un traicionamiento de los valores tradicionales o ha generado procesos de aculturación o, peor aún, de asimilación. Por el contrario, observamos ricos procesos de transculturación, una relación transitiva y multifocal de las diferentes culturas que termina por producir nuevos hechos simbólicos. Sin dudas existen vaciamientos, pero también existen renovaciones.
Por otra parte, las culturas no se dirigen hacia una fusión irremediable. En paralelo a los procesos de transculturación se establecen diálogos en las culturas y sus producciones, sin necesidad alguna de suprimir diferencias. Este proceso lo definimos como interculturación, y se nutre del encuentro de manifestaciones diferentes a partir de su contraste y su articulación. 
Por esta razón, consideramos que en Taiwan se ha dado proceso de transculturación e interculturación estética que supuso un fecundo proceso de hibridación que ha enriquecido la identidad y cultura nacional, ha oxigenado a las acosadas culturas étnicas y ha abierto nuevas alternativas de expresión artística.
2012
Fuentes Bibliográficas
Boletín Informativo “Noticias de la República de China en Taiwan”, publicaciones desde 1996 hasta la actualidad.
Escobar, Ticio, “La belleza de los otros”, Centro de documentación e investigaciones de arte popular e indígena del Centro de Artes Visuales – Museo de Barro, Asunción, 1993.
García Canclini, Nestor, “In from the margins”, informe para el consejo de Europa, Estransburgo, 2003 (Inédito).
Reyna, Eduardo P., De un desierto a un milagro cultural en “China Libre Magazine”, 1988.
12

Continuar navegando