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4 1 PATRIMONIO CULTURAL

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PATRIMONIO CULTURAL: UNA NOCION LASTRADA
Se trata de un concepto de gran relevancia actual y se está formando por acumulaciones crecientes de elementos seleccionados y, a su vez, extendiéndose 
en categorías (desde lo histórico-artístico a lo cultural)
Ese aspecto de la cultura tiene un estatus ambiguo (forma de valoración /anomalía) y su reconocimiento va ligado a la percepción de deterioro o perdida, lo 
que le convierte en una noción lastrada por una amplia serie de amenazas (VER LISTADO)
El proceso se ha situado a contracorriente (oponiéndose al progreso tecnológico, limitando el ámbito omniabarcante del mercado. Han sido frecuentes los 
conflictos generados por acciones de protección que ha situado en un polo a los intereses políticos, económicos, laborales o incluso la imagen de 
modernidad, y en el otro el Patrimonio Cultural (Conservacionismo/desarrollismo)
En el plano teórico, los esfuerzos por proteger el Patrimonio Cultural provocan una evidencia de la exigua capacidad creativa de las poblaciones modernas.
Otros aspectos: la propia noción de Patrimonio Cultural es una “contradictio in termini”. Si es cultural no puede ser Patrimonio (no sería susceptible de 
apropiación privada y, sin embargo, es objeto continuo de apropiación)
Es una noción que remite a las generaciones anteriores y conlleva permanencia del pasado en el presente de las sociedades modernas. Estas, celosas en el 
control del tiempo, al colocar elementos como si estuvieran “fuera de tiempo” realizan una excepción destacable.
EL CRECIENTE VOLUMEN DEL PATRIMONIO CULTURAL
Se ha subrayada (Prat: 1991; Vaquero: 1998) una notable extensión del concepto (en normas internacionales y legislaciones nacionales) con dos efectos 
primarios (incremento en volumen de elementos e incremento de su variedad): Con respecto a la primera, en las sociedades modernas se han cultivado el 
coleccionismo, teniendo el museo como práctica predominante (1238 en España, 6000 en Alemania). Los fondos museísticos también se han multixcplicado 
(38.939 por museo de media en España). El Patrimonio cultural está formado por una cantidad enorme de objetos conservados en lugares especiales 
(“contenedores de tiempo” según Foucault).
El término, en castellano, recoge bien en dos sentidos: esquema de sucesión de generaciones y herencia material. Kirshemblatt-Gimblett: la ruina, como el 
fragmento etnográfico esta informado por la práctica del desgajamiento.
Hay otro supuesto que requiere alguna reflexión: las colecciones operan sobre la percepción de que la cultura es susceptible de ser manipulada en 
fragmentos, marcándose la distinción entre elementos en origen no necesariamente proyectados para ser patrimonio y otros concebidos y realizados 
específicamente para serlo. Todos son fragmentos que revelan su condición incompleta. En el museo se les aplica a las piezas selecccionadas una especie de 
indulto. ·El individualismo posesivo (MacPherson) se aplica a individuos y sociedades compitiendo en términos materiales y de estatus por el dominio de la 
cultura fragmentada convertida en objeto.
La principal contradicción de este patrimonio primario de Los Museos es que estos tratan de contener lo incontenible. La noción de Patrimonio tiene un 
valor de englobamiento, aunque también se ha producido una extensión
Con respecto a los elementos inmuebles, el concepto clásico de monumento nos habla de su valor “singular, excepcional”, es difícilmente acumulable, por lo 
que su incremento en cantidad no parece ser un objetivo de las sociedades (878 en las lista de la UNESCO) aunque se dice que hay una tendenciosa 
actuación a favor de las potencias europeas, algo sobre lo que se ha intentado rectificar desde 1994.
En el Patrimonio mueble la tendencia oculta “es de la ser fragmentos extraídos de sus lugares de hallazgo” pero en el Patrimonio inmueble tiene como 
característica obvia su integridad, como totalidad desagregable, quedando como islas de tiempo, sin función aparente pero además aquellos monumentos 
reconstruidos han seleccionado materiales de algún periodo para hacerlos más visibles que el resto, con lo que el Patrimonio inmueble también esta 
irremediablemente constituido por fragmentos. El Patrimonio cultural ha elaborado la “sacralización”
EXTENSION DE CATEGORIAS
Ha seguido diversas líneas. El núcleo primero parecen haberlo llenado dos (Histórico y artístico). En este núcleo está incluido lo arqueológico. Sería una 
apropiación de sentido desde disciplinas académico profesionales consolidadas en el siglo XVIII.
Ese núcleo primario fue progresivamente incorporando otras categorías, como queda reflejado en la L.P.H.E. de 1985. Así el doble efecto del progreso es el 
avance tecnológico y la producción correlativa de Patrimonio. 
Patrimonio Cultural refuerza la función de englobamiento. El concepto antropológico de cultura acoge todos y permite la extensión de categorías, hasta el 
límite de lo ámbitos más o menos diferenciados que se reconocen en ella. Esa cuestión de los ámbitos diferenciados es obvia para las sociedades modernas 
pero no tanto para el resto.
La extensión de categorías es más amplia de lo que permite la LPHE (por ejemplo la categoría “etnográfico” aunque no siempre resulta un manto acogedor).
La patrimonialización cultural es, a la vez, general y sectorial: afecta a todos los ámbitos institucionalizados (protección, política cultural, turismo, intereses 
mercantiles –dinamización del mercado del arte y de los BB.CC.). Ha conseguido poner en marcha movimientos sociales de gran dinamismo, ha sido 
ingrediente esencial de procesos de identidad social de pueblos colonizados, ha proporcionado capital simbólico a sectores antes marginados y esas 
múltiples funciones han llegado a alcanzar gran relevancia en las sociedades modernas.
LA NATURALEZA COMO CULTURA
Una de las extensiones más importantes del concepto de Patrimonio es la de Patrimonio Natural situada en igualdad de relevancia al cultural: Está incluida 
en la Convención UNESCO de 1972.
Se diferencia entre 1. “monumentos naturales”; 2 “formaciones geológicas y fisiográficas y zonas hábitats de especias amenazadas” y 3 “lugares naturales y 
zonas naturales delimitadas.
El cambio es aún más subrayable si se tiene en cuenta la distancia del pensamiento occidental con respecto a la naturaleza, en contraste con la “cultura”.
Un tratamiento cultural de la naturaleza se había producido desde antiguo mediante los naturalia integrados en las colecciones de maravillas y curiosidades 
(s. XVI-XVII). En estas primarias formas de patrimonio la naturaleza tenía dos caracterizaciones: objetos “vivos” y objetos “maravillosos”, encontrándose 
entre ambos diferencias de prevalencia, con una balanza que se desplaza de uno a otro según corrientes artísticas.
Los jardines “históricos” presentan un caso particular de elaboración mixta naturaleza-cultura. De hecho paradisus (paraíso) significa huerto plantado de 
arboles.
El jardín histórico aporta a la comprensión del concepto de “patrimonio” tres caracterizaciones: 
1. El patrimonio como conjunto: elementos interrelacionados cuya supervivencia depende de las interrelaciones entre sus elementos y de la 
integración componiendo un todo (mayor que la suma de las partes)
2. El patrimonio como proceso: la naturaleza como cultura no es estática sino que predomina un componente dinámico que se desglosa en procesos 
evolutivos, secuencias, fases y ciclos.
3. El tiempo retenido y el criterio de antigüedad: la antigüedad depende de y consiste en su renovación (ejemplo del templo de Ise Jingu.
Todos estos aspectos se resaltan en un grado mayor en los Parques, Reservas, Selvas e Islas y en los llamados Santuarios de Fauna y flora.
CULTURA INMATERIAL
La otra transformación del Patrimonio es más (aunque también) que una extensión y fue aflorando en una serie de Declaraciones y Cartas: El contenido del 
concepto de “Patrimonio Cultural Inmaterial” es, sustancialmente, el mismo que se considera propio de la “cultura popular tradicional” (Vercuadro pag. 234)
“Cultura popular tradicional” que era una modernizada denominación de folklore, es sustituida por “Cultura inmaterial” lo que puede deberse a la adopción 
del concepto antropológico de “cultura”, aunque desde este concepto sería necesario presentar como innecesaria la diferencia establecida en el Patrimonio 
cultural entre “material/inmaterial” o tangible/intangible. Esa reducción o descuido debe ser tomado como un síntoma: síntoma de fijación en los objetos y 
desdén por los sujetos.
Las principales implicaciones de que la cultura inmaterial hay sido integrada en el Patrimonio cultural son:
1.- La cultura material lleva necesariamente adherido lo inmaterial.
2.- La cultura inmaterial está integrada además por elementos de entidad intangible y eso ha supuesto una enorme extensión del concepto de Patrimonio 
Cultural (muchos grupos étnicos, movimientos indígenas y pueblos involucrados en procesos de identidad han encontrado en esta definición una identidad 
antes negada o camuflada). 
Esto implica una gran transformación: La cultura inmaterial ha introducido en el concepto de Patrimonio la diversidad cultural.
3.- La cultura inmaterial se sustenta en/sobre su “portadores”, responsables de transmitirlo. Los soportes físicos son solo archivadores, piezas de fijación. 
Esto implica no solo una mera extensión del concepto de Patrimonio sino un cambio de foco hacia los sujetos que importa una transformación de gran 
calado. 
Así la calificación de “tesoros humanos vivientes” ha sido una propuesta de trabajo aceptada por parte de la UNESCO para distinguir y valorar a sujetos 
particularmente dotados o hábiles en saberes y en artes populares o artesanías que puedan recibir protección de los Organismos Internaciones y Estados 
para que mantengan y transmitan sus habilidades.
DOS SISTEMAS DE PROTECCIÓN
Cabría distinguir entre las acciones de “protección” del Patrimonio Cultural dos sistemas diferenciados: uno ordenado hacia los objetos u otro hacia los 
sujetos (ver cuadro pag. 239)
No tendría que destacarse que el primer sistema está casi universalmente implantado y desarrollado, mientras que el segundo lo está muy parcialmente y en 
este contexto debe señalarse como amenaza en relación con los “Tesoros Humanos vivientes” la disminución del número de personas destinadas a estos 
oficios y actividades; el desinterés de los jóvenes por aprenderlas así como la falta de fondos para ayudar a su mantenimiento.

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