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LA ACENTUACIÓN EN EL SIGLO DE ORO: TEORÍA Y PRÁCTICA BRAE TOMO XCI • CUADERNO CCCIV • JULIO-DICIEMBRE DE I. INTRODUCCIÓN NATURALMENTE, todo empezó en Grecia. La reflexión acerca de los acentos,e incluso la forma y denominación de las señales con que se vinierona marcar, nacieron en la Antigua Grecia y han llegado hasta nuestros días a través de la sistematización que llevaron a cabo, en su lengua, los romanos. La προσπδ∞α (de ��òs y π�†) que los latinos tradujeron por accentus (quasi ad cantus) pertenece, en su origen, al canto y, por extensión, a la retóri- ca (mira est enim quaedam natura vocis, cuius quidem e tribus omnino sonis, inflexo acuto gravi, tanta sit et tam suavis varietas perfecta in cantibus, Cicerón, Orator XVII, ); más tarde, a la lectura y finalmente a la escritura. Tres seña- les: una para marcar la sílaba cuyo tono sube (´), otra para marcar la que baja (`), y la tercera (^) para la sílaba que primero sube y luego baja. Acerca del acento en la Antigua Grecia y en la Roma Antigua disponemos de un estudio exhaustivo y magistral del profesor Jesús Luque Moreno; y sobre los vestigios de algún tipo de acentuación en los textos latinos, de una exce- lente tesis doctoral de Maria Chiara Scappaticcio. El origen de los signos de acentuación se puede localizar en la época hele- nística, cuando el griego clásico se fue considerando cada vez más como una lengua extraña, y se fue sintiendo la necesidad de marcar los rasgos prosódicos (tanto de la prosodia de la palabra como de la frase: los acentos y los signos de puntuación) en los textos antiguos, para evitar ambigüedades o lecturas erradas. Se suele señalar a Aristófanes de Bizancio (- a. C.) como el principal introductor de los signos de puntuación. Aparte de algunos testimonios aislados en escritos de los rétores y gramáti- cos antiguos, para encontrar las primeras exposiciones teóricas sistemáticas sobre prosodia se ha de esperar hasta los gramáticos latinos tardíos y los esco- liastas de la ΤΩχνη de Dionisio de Tracia. RASGOS DE BUCOLISMO EN LA POESÍA DE LAS DIANAS Jesús Luque Moreno, Accentus (προσπδ∞α):): el canto del lenguaje, Granada, Universidad, . Maria Chiara Scappaticcio, Mysterium e Ministerium: Accentus e distinctiones nel Corpus papyrorum Vergilianarum, Napoli, Istituto Italiano di Scienze Umane, . Cfr. Luque, op. cit., pág. . Cfr. ibid., pág. . Durante la Edad Media y comienzos de la Moderna, tuvieron mucha influencia algunos gramáticos latinos de los siglos IV a VI, especialmente, Diomedes, Donato o S. Isidoro. Así leían en Diomedes acerca de los acentos y sus marcas: La marca del acento agudo así, /, ascendiendo en oblicuo hacia la parte derecha; la marca del grave así, \, descendiendo desde lo más alto en oblicuo hacia la parte dere- cha. La marca del circunflejo se configura a base del agudo y del grave (�), o de una C mirando hacia abajo ( ). Todavía en Diomedes se distingue entre el fenómeno acústico (prosodia) y la marca (nota) con que se señala. Pero pronto se empezaron a fundir los nom- bres, pasando a designar también como prosodia (accentus en latín), la señal. Estas señales tardaron mucho en incorporarse con un cierto método a la escritura. De hecho, hasta que la imprenta no estuvo muy bien asentada, un siglo después de los primeros incunables, no se empezaría a emplear más o menos sistemáticamente algún tipo de acentuación; eso sí, con las mismas for- mas y los mismos nombres de los acentos (agudos, graves o circunflejos) here- dados de los griegos a través de su traducción al latín. En papiros, pergaminos o inscripciones de la época postclásica romana se ven algunos acentos aquí y allá, para marcar la lectura correcta de una palabra cuyo significado podría cambiar con otra acentuación: La caratteristica propria delle lingue romanze di avere un accento di tipo intensivo sembra avere i suoi germi nel latino dell’età imperiale, se già una serie di iscrizioni pompeiane, datate non oltre il d. C., rivela alcuni cambiamenti ed alterazioni dal punto di vista più strettamente fonetico che altro non sono che il riflesso di una domi- nante natura intensiva all’interno della sillaba accentata. A veces se encuentran acentos escritos con diferentes tintas por distintos lectores. Los acentos, como la puntuación, tuvieron su campo de experimentación en la escuela, donde bien el maestro facilitaba por ese medio la comprensión del texto que iba a presentar, bien el discípulo se preparaba con ello para una lec- tura en voz alta más segura: esta tarea se denominaba praelectio. C fidel sebastián mediavilla BRAE, t. XCI • c. CCCIV • Accentus acuti nota ita / per obliquum ascendens in dexteram partem. gravis nota ita \ a summo in obliquam dexteram partem descendens. circumflexi nota de acuto et gravi figuratur, uel c deorsum spectans � (Heinrich Keil, Grammatici latini ( vols.), Hildesheim, Georg Olms, -, vol. I, pág. , . Scappaticcio, op. cit., págs. -. Cfr. ibid., pág. . Igualmente, en manuscritos medievales pueden encontrarse de tanto en tan- to algunas tildes sueltas que pueden ser de mano de cualquiera menos del autor. En manuscritos del Siglo de Oro español son también muy escasas: no solo no las usan santa Teresa ni Cervantes —que apenas utilizan tampoco signos de puntuación—, sino que no lo hace un fray Luis de León que era, en cambio, muy cuidadoso con la puntuación de sus originales y de sus ediciones impre- sas. El descubrimiento de algún acento en un manuscrito de Pedro Malón de Chaide nos ha sido útil a la hora de interpretar las peripecias de la edición de su Conversión de la Magdalena. Con interpretaciones diversas y distinto grado de constancia, los textos impresos del Siglo de Oro, cuando utilizan los acen- tos, lo hacen en virtud de unos hábitos que, como el resto de rasgos ortográ- ficos, varían de una imprenta a otra, pero que responden a unas líneas maes- tras que están en el fondo de las doctrinas que, asimiladas de la Antigüedad, transmiten los humanistas que se ocuparon de tratar la materia. II. LA ACENTUACIÓN EN LAS ORTOGRAFÍAS DEL SIGLO DE ORO . Juan López de Velasco () La primera ortografía que trata de la acentuación en el siglo XVI es precisa- mente la más completa, la más citada y copiada en ese siglo y el siguiente, y, además, puesta en ejecución fidelísima por su autor en uno de los libros más leídos de su época. Me refiero a la Orthographia y pronunciacion castellana, impresa en Burgos en por Juan López de Velasco, el mismo que en había sacado a la luz el Lazarillo castigado, la edición censurada y preparada por él, con una ortografía muy personal que profesaba y que ofrecería al público nueve años después. Entre las muchas ortografías que se publicaron en el Siglo de Oro, hay una diferencia de profundidad y de calidad muy considerable. La de López de Velasco destaca en una primera magnitud, y queda hasta hoy pendiente de que se le preste el reconocimiento que merece, mediante una edición crítica y un estudio en profundidad. Acerca de su valor per se y por la gran influencia que BRAE, t. XCI • c. CCCIV • la acentuación en el siglo de oro:... Cfr. Fidel Sebastián Mediavilla, «Dos ortografías frente a frente en la obra de Malón de Chaide», en prensa. Me he ocupado más detenidamente de estas obras y he trazado semblanzas biobibliográfi- cas de sus autores en Puntuación, humanismo e imprenta en el Siglo de Oro, Vigo, Academia del Hispanismo, . fidel sebastián mediavilla BRAE, t. XCI • c. CCCIV • López de Velasco en la teoría gramatical del siglo XVI, Murcia, Universidad, . Estudios de teoría ortográfica del español, Murcia, Universidad, . Los otros gramáticos que cita en el prólogo son Nebrija, Mateo Alemán, Gonzalo Correas y Jiménez Patón. Cfr. Ramón Santiago, «Imprenta y ortografía en torno a Guillermo Foquel y Alonso Víctor de Paredes», La memoria de los libros: estudios de historia del escrito y de la lectura en Europay América, dirigido por Pedro Manuel Cátedra y María Luisa López-Vidriero, vol. I, Salamanca, Instituto de Historia del Libro y de la Lectura, , pág. . Juan López de Velasco, Orthographia y pronunciacion castellana, Burgos, , pág. . ejerció en las sucesivas ortografías de la Real Academia Española, han escrito José María Pozuelo Yvancos y Abraham Esteve Serrano. También Ramón Santiago ha destacado la distinción que confirió la Academia a Velasco al incluirlo en la nómina de autores citados en el primer tomo del Diccionario (), y mencionarlo también desde la segunda edición de la Ortografía () entre los autores que habían contribuido eficazmente a «arreglar la escritura de nuestra lengua». Entre las notas que distinguen a la Orthographia de Velasco, se puede conside- rar el tratamiento pormenorizado y autorizado que lleva a cabo de aspectos que, por lo general, se despachaban de cualquier manera en las gramáticas de su tiempo: me refiero a la puntuación y a la acentuación Con respecto a la acentuación, desde el principio va a invocar —acudiendo a la autoridad de los antiguos— un único motivo para señalar una palabra con tilde: la posibilidad de que esta, acentuada de manera diferente, pudiera tener un significado diferente también: La differencia de los accentos, es causa de differente sinificacion, en las palabras, de donde los Griegos vinieron a señalarlos en todas: y aunque a Quintiliano le parece aquello importunidad, toda via fue de parecer, que los accentos en la lengua Latina se señalassen en las dicciones, que con differentes accentos pudiessen tener diuersos sini- ficados, como se ha començado a vsar en la Castellana: y es curiosidad muy puesta en razon: porque con ella se quitan de la escriptura muchas dudas que se offrecen, pues muchas palabras no diffieren en mas que en solo el accento. Y aunque es platica nueua, y no facil de entender para los que no han estudiado Latin: toda via por los exemplos se vendra en conocimiento de algo de lo que se pretende. Este principio, que orientará la acentuación durante el resto del periodo áureo, se interpretará generalmente en adelante con un sentido económico, señalando solo la variante marcada (tomó/tomo). Pero López de Velasco, tanto en la exposición teórica de su Orthographia como en la edición del Lazarillo cas- tigado optó por marcar con acento gráfico las dos o más voces que pudieran ser confundidas de no contar con él; con la peculiaridad de que en las palabras BRAE, t. XCI • c. CCCIV • la acentuación en el siglo de oro:... «Tradicionalmente se consideraba que el parámetro fundamental en la caracterización foné- tica del acento en español era la intensidad o fuerza respiratoria, de ahí que se hablara de acen- to de intensidad. Investigaciones y trabajos experimentales llevados a cabo en los últimos años han demostrado que, siendo el acento en español un fenómeno complejo en el que intervienen dife- rentes parámetros acústicos, el factor más relevante, tanto en su producción como en su percep- ción, especialmente cuando se trata de la acentuación de palabras pronunciadas de forma aisla- da, es una elevación del tono, esto es, de la frecuencia fundamental» (RAE, Ortografía, , págs. -). López de Velasco, Orthographia, pág. . agudas insertaba acento circunflejo, y agudo en las llanas y esdrújulas (cánta- ra/cantára/cantarâ). Los gramáticos del Siglo de Oro participan de la imprecisión con que los antiguos atribuían al acento la misión de marcar sea el tono, sea la intensidad o la cantidad. Velasco, fundado en la doctrina de los antiguos más solventes, se presenta asimismo como un adelantado, anticipando algo que reconocerá tar- díamente la edición de de la Ortografía de la Real Academia; esto es, que la acentuación hace referencia al tono: Accento, quiere dezir tono, y aunque ay tres differencias de accento, comunmente se entiende y dize por la subida de la voz que se haze hablando en vna de las sylabas de qualquiera diccion, que en todas ay vna en que la voz se sube mas en lo alto, que en las otras. Pero, de las tres diferencias de acento, se olvida intencionalmente de una de ellas y queda con dos, el agudo y el circunflejo: y en algunas ay dos, pero para diuersos sinificados, como, amo, que vnas vezes tiene el accento en la ,a. y otras en la ,o. en la ,a. quando se dize, que yo ámo, y en la ,o. quando se dize, que Pedro amô: el primero se señala con vn rasguillo que baxa de la mano derecha para la izquierda que es la señal del accento, que llaman accuto, en esta forma ´ y el segundo, con el mesmo rasguillo: y otro que baxa al contrario que es la señal del accento circunflexo, assi ^, y dizese assi, porque sube y baxa la voz en vna mesma sylaba, como lo tienen en el Castellano casi todas las finales, quando estâ el accento en ellas, como Iesûs, adonde la voz sube y báxa claramente en la sylaba vlti- ma, lo que no haze en el accuto: de la mesma manera sucede en otros muchos verbos, como yo enséño, el otro enseñô. suplíco, y suplicô. óyo, oyô, míro, mirô. tómo, tomô, córto, cortô. tórno, tornô. háblo, hablô. passéo, passeô. pásso, passô. quíto, quitô. lléuo, lleuô. y otros que en estas vozes, y otras deduzidas dellas tienen la mesma neces- sidad como son, pensara, y mirara, que pueden ser primeras, como yo no pénsara tal. y terceras, como el pensarâ, y mirarâ. y en los verbos siguientes: Pensarâs que pensára yo jamas hallar en ti tanta fê? Y assi mesmo las personas primeras de los preteritos de indicatiuo se encuentran con las terceras del presente de imperatiuo, quando acaban en ,e. las vnas y las otras, como tóme, y tomê. éche, y echê. adonde quando tuuieren el accento en la vltima, ha de ser circunflexo, si no se le siguiere articulo, que alli pare- ce que viene mejor el accuto, como tómelo, y tomélo. qíteselo, y quitéselo áteselo, y atéselo, y los semejantes. Respecto a los monosílabos, da normas muy claras que seguirán todos los pocos escritores y los impresores que se esmeren en acentuar: en la particula, que. simple, o compuesta, quando es preguntandole, estâ bien el accen- to circunflexo, como, quê quereys? para quê? y por quê? que realmente hablandola, le tiene: y en las otras partes, no le ha menester, como dize que no quiere, antes que. Assi mesmo en la diccion ,tu. quando es possessiuo, y quiere dezir tuyo, como tu libro, o tu padre. no ha menester accento: pero quando es primitiuo, como tû eres tû mandas, estale muy bien el circunflexo: porque realmente le tiene en la pronunciacion. Y lo mesmo es ,dê, quando es del verbo ,dar, a differencia de ,de. quando es preposicion, como en, dê lo que tiene, que sin accento quiere dezir vna cosa, y con el, otra: pero adonde muy claramente se conoce el circunflexo, y es menester, es en la palabra ,vê, de ver, que algunos la escriuen con dos ,ee. y no es menester mas de vna, con la nota del circunflexo, a differencia de ,vé, acuto de yr: y lo mesmo en ,sê, que por pronun- ciarse circunflexo, parece que tiene dos ,ee. y bastale vna, con la señal de su accento. Assi mesmo ,sed, quando es nombre, y gana de beuer, se pronuncia, y deue estar con accento accuto, como tengo séd, y quando es verbo deduzido de ser, le tiene circun- flexo, y estara bien con el, como sêd vos hombre, con otras muchas palabras y partes, que por ser tantas no se offrecen todas. Y termina recordando la regla de oro, la prueba de conmutación avant la lettre: pero serâ la regla, para el que quisiere vsar desta curiosidad, y entender quales tienen necessidad desto, trocarles el accento en las sylabas: y quando puesto en las otras don- de no le tienen sinificaren algo, señalarsele en la que le huuiere menester, que a poco tiempo que se haga, se adquirira noticia bastante, y habito para hazerlo despues sin pesadumbre ninguna. La fortuna de la Orthographia de López de Velasco se revela en la inmediata recensión que llevó a cabo de ella —con repetidas referencias a la fuente— el impresor Guillermo Foquel, y en la reproducción textualde sus formulacio- fidel sebastián mediavilla BRAE, t. XCI • c. CCCIV • Ibid., pág. . Ibid., pág. . Ibid. Suma de la orthographia castellana, Madrid, por Guillermo Foquel, . nes y ejemplos en populares cartillas para aprender a leer y escribir, o en el elogio que le dedicó Juan de Robles en El culto sevillano. . Guillermo Foquel () La primera ortografía que encontramos después de la de Velasco consiste en un resumen de la misma (una Suma) del impresor Guillermo Foquel, que por dos veces invoca la autoridad del modelo, al final de la tabla de palabras y al final del opúsculo: «Las demas palabras de dudosa orthographia, y la etymolo- gia dellas, y la razon que puede darse de su escriptura se puede ver todo en el libro de la orthographia castellana». «Todo lo qual podra saberse mas de por- posito por el libro de la orthographia Castellana que hizo Iuan Lopez de Velasco». No conocemos hasta qué punto llegaron las relaciones personales entre Foquel y Velasco, pero es precisamente este quien firmó el privilegio de apro- bación de la Suma. Por lo que respecta a la acentuación, Foquel es especialmente escueto... y escéptico. Después de hablar de las diéresis, continúa: Tampoco conoce acentos la escriptura Castellana, y son vnos rasguillos que se ponen sobre las vocales donde la voz mas se leuanta, y con diferentes acentos dizen diferentes cosas, como cantara, que si se pone el acento en la a. primera, quiere dezir cántara, que es medida, y si en la de medio cantára, es auer cantado, y si en la vltima cantará auer de cantar. Y es cosa conueniente poner acentos (quien supiere hacerlo) en las palabras de sig- nificados diferentes, como Réy, reý, léy, le ý, séra, será, éste, esté, pásso, passó, y otros muchos que ay como estos. BRAE, t. XCI • c. CCCIV • la acentuación en el siglo de oro:... Como la del jesuita Francisco Pérez de Náxera (Valladolid, ) o la del judío portugués Abraham de Fonseca (Amsterdam, ), que recogen Víctor Infantes y Ana Martínez Pereira en su obra De las primeras letras. Cartillas españolas para enseñar a leer del siglo XVII y XVIII. Preliminar y edición de obras, volúmenes, Salamanca, Universidad, , vol. I. «En latin han escrito muchos, y en romance no pocos. Madariaga, y Juan López de Velasco, y Guillermo Foquel, y el padre Nájera, y el maestro Patón, y Juan Bautista de Morales, y Lorenzo de Ayala , y últimamente Gonzalo Correa [sic], todos han tratado desto en sus Ortografías» (Primera parte del culto sevillano, , ed. Sevilla, Sociedad de Bibliófilos andaluces, , pág. ). Guillermo Foquel, Suma de la orthographia castellana, pág. . Ibid., pág. . Ibid., pág. . Ibid., pág. . Como se verá más abajo cuando analicemos la puesta en práctica de la acen- tuación en los impresos del Siglo de Oro, en la imprenta salmantina de Guillermo Foquel no se acentuaba: los aislados acentos que muy de tarde en tarde aparecen en sus ediciones cabría atribuirlos a algún cajista «que supiere hacerlo». . Francisco Pérez de Náxera, S. J. () Cronológicamente, el siguiente documento gramatical acerca de los acentos es la cartilla de Pérez de Náxera, que, en su intención divulgadora y siguiendo los métodos didácticos propios de los jesuitas, llena lagunas, como el salto de los anunciados tres acentos a la consideración de solo dos de ellos. Náxera lo explica así, en un texto dialogado de preguntas y respuestas: Accento quiere dezir tono. Y ay tres differencias de accentos, agudo, graue, y cir- cunflexo, el Latino vsa de todos tres, el Español solo vsa de los dos, que son del agu- do y circunflexo, y aun déssos no todas vezes, sino quando conuiene para mayor cla- ridad, y distincion de aquello que se va hablando. E insiste, con parecidas palabras a las empleadas por Velasco, en la novedad de los acentos en castellano y las razones de su conveniencia para evitar dudas o titubeos en el leer: Tambien son necessarios en la lengua Castellana, y se han començado a vsar: y es curiosidad, y cosa muy puesta en razon: porque con esto se quitan de la scriptura muchas dudas que se ofrecen, pues muchas palabras no diffieren en mas que en solo el accento. Por lo demás, repite los ejemplos de palabras que deben llevar acento agu- do o circunflejo, según las reglas de Velasco. . Mateo Alemán () En Mateo Alemán publicó en México una Ortografia castellana que traía elaborada desde España. Por lo que respecta a la acentuación, tan solo le dedicaba unas pocas líneas en las que, invocando el mismo principio de sol- fidel sebastián mediavilla BRAE, t. XCI • c. CCCIV • Pérez de Náxera, Orthographia castellana, pág. . Ibid., pág. . Mateo Alemán, Ortografia castellana, México, en la imprenta de Jerónimo Balli, . ventar mediante el acento cuál de los sentidos posibles tiene una palabra, opta- ba por la economía de señales: Para esto, conviene saber, que tenemos tres maneras de acentos Castellanos, graves, agudos, i circunflejos: Estos, aunque verdaderamente son, los que terminan las dicio- nes i su sentido, es de considerar, que no siempre ni todas las vezes los avemos de poner; porque, donde conocidamente no se puede alterar la voz ni mudarse, no es necesario; como si dijesemos, cavallo, cavallero, almendro, espada, ò estas palabras mis- mas que vamos escriviendo: que si nos anduviesemos à poner capirotes donde no es necesario, ni pidiendolo las diciones, todo se nos iria en capirotadas; asi, no se deven usar, salvo en la necesidad, ofreciendose duda en el sinificado. El sentido de economía invocado por Alemán, y que se impondría en los demás autores de ortografías y, sobre todo, en los hábitos de las imprentas, con- sistía, frente a lo que proponía Velasco, en acentuar solamente la forma gra- maticalmente marcada: así, a propósito de la puntuación, escribía: «I bolvien- do à las diciones, digo que se componen dellas las oraciones, de cualquier calidad ò jenero que sean», donde no acentúa jenero, sustantivo, lo que sí haría si fuera la forma verbal aguda (generó/genero), como hace más adelante con la forma llamará: «Demanera, que no solo se llamará [sic] ortografia, la del bien escrevir, mas aun la de la congrua puntuacion». Como opta por escribir el verbo ‘haber’ sin hache, marca la preposición à con acento para distinguirla de la tercera persona de presente a, y, por conta- gio —innecesariamente—, la conjunción ò. Lo mismo harán muchas impren- tas, aunque no de manera constante, como se podrá apreciar cuando se trate del comportamiento de la acentuación en las primeras ediciones de las obras maestras del Siglo de Oro. . Gonzalo Correas () El reformador Gonzalo Correas recoge en su Ortografia kastellana lo prin- cipal de la doctrina que se va repitiendo en España desde López de Velasco, y, en su afán de simplificación, elimina no solo el acento grave, sino también el circunflejo, que no hace ninguna falta, como se demostrará pasado el tiempo, BRAE, t. XCI • c. CCCIV • la acentuación en el siglo de oro:... Ortografia, fol. . Ibid., fol. . Ibid., fol. v. Gonzalo Correas, Ortografia kastellana, nueva i perfeta, Salamanca, en casa de Jacinto Tabernier, impresor de la Universidad, . cuando las normas o consejos de la Real Academia lleguen a calar en escritores y correctores y demás personal de imprenta. Ya en la primera edición de la Orthographia española, de , se manifiesta que Nosotros, como solo acentuamos la pronunciacion en una sylaba de la palabra, haciendo en ella fuerza con animar algo el pecho, y deteniendo con alguna pausa la voz, solo necesitamos (sin distincion de sylabas breves, ó largas) de una nota de acen- to, con la qual, puesta sobre la vocal, damos à [sic] entender, y conocemos que en ella hemos de acentuar, haciendo tiempo la pronunciacion con una imperceptible pausa: para esto se ha de usar de la virgulilla, que de la izquierda sube á la derecha, por ser la mas fácil de escribir,ó formarse, y de la que se sirven los Latinos para demostrar el acento agudo. Compruébese una vez más como los hábitos contraídos del cajista de turno hacen aparecer de tanto en tanto algún acento grave dentro de un texto en que expresamente se proscribe. En palabras de Correas: Demas de las letras kon ke se eskriven las palavras, ái nezesidad de ponerllas azen- to sobre la vokal, en ke se levanta la boz. Este sera una virgula levantada enzima inkli- nada un poko adelante, el ke komunmente llaman agudo desta manera á. Los otros dos grave i zirkunflexo ke inventaron los Griegos, é imitaron en Latin, no son menes- ter en rromanze, ni aun allá tanpoko. . Juan de Robles () Juan de Robles, en El culto sevillano parece mostrarse partidario, con Velasco —cuya ortografía ha visitado y admirado—, de acentuar las diversas opciones homógrafas: como hermáno, que tiene su acento en la a, y ssí se ha de poner sobre ella una virgu- lita. Desto tratan los escritores que cité poco ha, donde podrá V. m. verlo entera- mente: sólo digo que esta señalita será necesario el ponerse en todos los vocablos cuya significacion pendiere del acento, que son muchos; porque hermáno, si se le pone el acento en la o, significará verbo, con que se dize que álguien hermanó y juntó algunas fidel sebastián mediavilla BRAE, t. XCI • c. CCCIV • Orthographia española, compuesta, y ordenada por la Real Academia Española, Madrid, en la Imprenta de la RAE, , págs. -. Ortografia kastellana, pág. . Veáse nota . cosas. Páramos, con el acento en la a primera significa los desiertos; en la a segunda significará que paramos á descansar. Y a este modo, podrá V. m. ir notando estos nom- bres y esta diferencia. . Nicolás Dávila () Evocaciones parciales y empobrecidas de las doctrinas expuestas a partir de López de Velasco se pueden leer, entre otros, en el Compendio de la ortografia castellana de Nicolás Dávila, que aporta la sugerencia de acentuar la preposi- ción à en determinadas ocasiones: Qvando ponemos una vocal antes de la otra, la primera se nota con la virgula `, como, à animar los soldados à Antonio, i assi no se tendran las dos vocales como de un nombre, como tambien en à la, quando la à es demostrativa, se pone el acento, i se diferencia de ala. A estas alturas se ha operado un cambio importante: Dávila ha sustituido el acento agudo por el grave, como venían haciendo ya los impresores, y esto por influencia de la escritura en latín moderno, según evidencian las palabras que preceden al texto recién citado: Qvando el nombre puede tener equivocacion con otro, ò el verbo en sus personas, como, Amo, puede ser primera persona de presente, ò tercera de preterito perfecto; en el preterito en que la ò es larga, porque està el acento en ella, se pone una virgulilla con que se señala. v. g. amò. I desta manera se distingue, esta, nombre, i està, verbo, &c. Los Latinos la ponen en todos los adverbios que pueden significar dos cosas. Habla de largas y cortas (nociones de otra lengua, el latín) para hablar de la ortografía del castellano, y evidencia una inevitable mirada hacia esa len- gua ya suficientemente prestigiada como referente para llevar a perfección la romance. BRAE, t. XCI • c. CCCIV • la acentuación en el siglo de oro:... Primera parte del culto sevillano, pág. . En la transcripción se pueden apreciar contra- dicciones a lo que expone, debido a que el manuscrito de Robles tardó hasta para verse impreso por primera vez, en Sevilla, gracias a la Sociedad de Bibliófilos Andaluces, por cuya edi- ción cito. Nicolás Dávila, Compendio de la ortografia castellana, Madrid, en la oficina de Francisco Martínez, . Compendio, fol. . Ibid., fol. v. . Francisco Thomás de Cerdaña () El influjo de Velasco se deja entrever también en el Breve tratado de ortho- graphia latina, y castellana de Francisco Thomás de Cerdaña, que testimonia la tendencia a marcar con acento la palabra aguda en el caso de que la corres- pondiente llana o esdrújula tuviera sentido propio (eso sí, ya con acento grave en lugar del agudo): Si el acento està en la ultima silaba de la diccion, se señalarà uno destos dos carac- teres ` ^ para que la voz tenga el sentido determinado: como, hablò, mandò, gozó, visitò, buscò, baxò, confiò, caminò, y otros muchos, sin el qual señal estas vozes, y otras semejantes, tendrian diferente sentido. . José de Casanova () José de Casanova, en la Primera parte del arte de escrivir toda forma de letras, vuelve atrás para proponer, con Velasco, distinto tipo de acento gráfico si se trata de palabra aguda o no; aunque para las agudas reclama el uso del acento grave en lugar del circunflejo: Siempre se pone el agudo en la primera, ò segunda vocal de la diccion, y no en la ulti- ma, como yo ámo, que es presente, y en el por venir, como Pedro amára. El acento gra- ve se pone en fin de palabra, para distinguir lo presente de lo pasado, como Iuan caminò, con acento, que havia caminado, y yo camino, sin acento, que estoy caminando. Al circunflejo no se atreve a darlo por muerto, puesto que, de hecho, se ve estampado de tarde en tarde en los impresos de la época, y lo viene a ligar a la vieja interpretación prosódica que también le atribuía Velasco, quien a su vez, la había recibido, más o menos acríticamente, de los gramáticos antiguos: fidel sebastián mediavilla BRAE, t. XCI • c. CCCIV • Francisco Thomás de Cerdaña, Breve tratado de orthographia latina, y castellana, sacada del estilo de buenos autores latinos, y castellanos, y del uso de buenos tipografos, Valencia, por Vicente Esparza, . Breve tratado, pág. . José de Casanova, Primera parte del arte de escrivir toda forma de letras, Madrid, por Diego Díaz de la Carrera. . Primera parte..., pág. . «porque sube y baxa la voz en vna mesma sylaba» (López de Velasco, Orthographia, pág. ). Por ejemplo, Diomedes: «[Accentus] sunt vero tres, acutus gravis et qui ex duobus cons- tat circumflexus» (Diomedis Ars, Keil, I, pág. , ). O Sergio: «flexa autem prosodia, quod duplex est et ex acuta gravique ficta, notam habet nomini potestatique respondentem: nam a sinistro cum surgens arduo fastigio et sursum molli curvatura dextroversum flexa praecipiti clivo deprimitur et speciem pronae litterae C efficit, priorem acutam et posteriorem gravem sibi «algunos curiosos lo ponen quando ay mas detencion en la razon subiendo, y baxando la voz, como oyôlo, Mauseôlo, estrañôlo, &c.». . Juan Luis de Matienzo () Juan Luis de Matienzo publicó en un Tratado breve, i compendioso, en que se declara la debida, i genuina pronunciacion de las dos lenguas, Latina y Castellana; i las razones que ai, para que muchos vocablos no se pronuncien, como comunmente se pronuncian en España. Traigo aquí este texto en el que se mezclan dos lenguas y dos modos de entender la acentuación porque, como se expondrá en las conclusiones de este estudio, en las cajas y en las mentes de los impresores se llegarían a mezclar tres clases de acentos de los que, para acentuar bien el castellano, no era pre- ciso más que uno. La provisión de tipos de vocales acentuadas para componer tantos o más libros en latín que en castellano explicaría la utilización indebida en nuestro clásicos del Siglo de Oro de dos o tres clases de acentos, excepción hecha de la obra de Juan López de Velasco, que razonó con una propuesta ori- ginal el uso de agudos y circunflejos. Matienzo, refiriéndose a la acentuación que se debería seguir en la impre- sión de libros en latín, dice: Acento se llama aquel, por el qual conocemos la pronunciacion, que se debe dar al vocablo, ò parte polisilaba; esto es, que pase de dos silabas, ù de dos vocales; porque la que no tiene tres, dezimos, que no tiene acento propriamente, sino cantidad. Lo qual supuesto, digo, que el acento, ò nota del, es de tres maneras, grave, agudo, ò circun- flexo: el agudo se nota con semejante virgulilla (á)el grave à la contra, deste modo (à) i juntados estos dos se harà el circunflexo, desta manera (â) el qual por otro nombre se intitula ( v ) de calderilla al rebés. Sin embargo, reconoce que en latín se suele utilizar casi únicamente el acen- to grave, excepto en algunas obras mayores de determinadas imprentas —lo que, seguro, influyó en la decantación por este tipo también en las produccio- nes editoriales en castellano—: BRAE, t. XCI • c. CCCIV • la acentuación en el siglo de oro:... inesse significat (Sergii explanationes in artes Donati, Keil IV, , ). E Isidoro de Sevilla: «Circumflexus, quia de acuto et gravi constat. Incipiens enim ab acuto in gravem desinit, atque ita dum ascendit et descendit, circumflexus efficitur» (Etymologiae I, xviii, ). López de Velasco, Orthographia, pág. . Madrid, por Bernardo de Villa-Diego. Tratado breve, págs. -. Este [el circunflejo], i el agudo sirven, para conocer, como se ha de acentuar, ò pro- nunciar qualquiera polisilabo, i de ellos usa qualquiera imprenta buena, como son la de Colonia Agripina, Antuerpia &c. en Breviarios, Missales, &c. siendo de quatro hojas en pliego, ò medio pliego; porque en los demàs mui pocas silabas se acentùan, i no sé por que no, pues en qualquiera fuera bueno estar acentùado, para no errar; pero las Españolas, Francesas, Venecianas, &c. si los acentùan yerran mas silabas, que aciertan, pues no reparan en equivocarlos, poniendo en penultima, los que avian de estar en antepenultima, & è contra, i muchas vezes en ultima, que es mui absurdo. Y, de hecho, Matienzo testifica el uso ya consolidado de acentuar en caste- llano con grave: mas en Romance se usa dèl [acento grave] par acentùar la silaba, por diferenciar el vocablo de otro, con quien tiene equivoco; como llevè, amè, llevò, amarà: à diferencia de lleve, ame, llevo, amàra, &c. . Alonso Víctor de Paredes (c. ) El último de los autores de ortografías del periodo áureo que he examinado es, de nuevo, un impresor, que compuso una Institucion y origen de la impren- ta y reglas generales para los componedores que constituye el primer tratado cono- cido sobre la historia de la imprenta en España. Se trata de un documento cultural inapreciable para conocer los detalles relativos a la confección del libro en el Siglo de Oro. El único ejemplar que imprimió el autor para su propio uso fue descubierto y editado por Jaime Moll en , por quien citamos. Como no podía ser menos, nos proporciona información muy valiosa para analizar el comportamiento ortográfico de las imprentas de su tiempo con res- pecto a los acentos. En primer lugar, frente a aquellos autores que en el siglo XVI afirmaban que no se acentuaba en castellano, al final del XVII Paredes es testigo de un cambio de hábitos: el acento agudo —que postulaba y utilizaba en llanas y esdrújulas López de Velasco— ha dejado de usarse; y donde Velasco insertaba circunflejo —en las palabras agudas que pudieran confundirse con otras—, ha prevalecido el acento grave: fidel sebastián mediavilla BRAE, t. XCI • c. CCCIV • Ibid., pág. . Ibid., pág. . Alonso Víctor de Paredes, Institucion y origen de la imprenta y reglas generales para los com- ponedores, ed. Jaime Moll, Madrid, El Crotalón, . BRAE, t. XCI • c. CCCIV • la acentuación en el siglo de oro:... Institucion, fols. -v. Ibid., fol. v. Felipe Mey, escribió De orthografhia libellus, vulgari sermone scriptus, ad usum tironum. Instrucción para bien escrevir en lengua Latina, y Española () y perteneció a la ilus- tre saga de impresores de origen flamenco afincada en Valencia en cuyos talleres se imprimeron dos ediciones del Quijote el mismo año de su publicación (). Gonzalo de Ayala fue correc- tor de la imprenta madrileña de Luis Sánchez (Jaime Moll, «Prólogo» a su edición de Víctor de Paredes, Madrid, El Crotalón, pág. xx); se puede encontrar noticia de él también en Pérez Pastor, Bibliografía madrileña de los siglos XVI y XVII, Amsterdam, Gérard Th. Van Heusden, , I, pág. xxix y en Infantes, «La apología de la imprenta de Gonzalo de Ayala: un texto desonoci- do en un pleito de impresores del Siglo de Oro», Cuadernos bibliográficos, XIV, Madrid, C.S.I.C, , págs. -; ambos citan un texto laudatorio de Cristóbal Suárez de Figueroa en su Plaza vniuersal: «Quanto a la Ortografia Castellana, se hallan diferentes opiniones; particularmente sobre las letras vocales y las consonantes: mas comunmente se sigue la de las Imprentas de Madrid; como entre otras la de Luis Sanchez, donde asiste por corrector Gonçalo de Ayala, suje- to no menos culto que ingenioso» (Plaza vniuersal de todas ciencias y artes, Madrid, por Luis Sánchez, , fol. v). Todos cuantos imprimen la lengua Castellana dentro, y fuera de España, vsan de los acentos graves, y agudos, al contrario de lo que deven ser: porque del grave vsan para denotar sílaba de pronunciación larga, como hallò, dexò, caminò, y infinitos otros siendo assi que esse acento grave denota en el Latin silaba breve, como ideò, adeò, &c. y el acento agudo (que de su naturaleza es para silaba larga, como se vè en Domino, viventibus, peccatorum, &c.) dizen que es para sylaba breve, y no vsan dèl en ningun caso, por cuya causa, ni aun se funde. Este ya es un abuso irremediable, y que el que- rer corregirlo es impossible, y assi serà preciso seguir la opinion comun, aunque si me fuera possible lo corrigiera. Obsérvese el dato interesante que aporta el profesional: el acento agudo ha dejado de fundirse. Esto podría justificar el predominio del uso del acento gra- ve durante toda una época, aunque más bien evidencia una consecuencia del ya consolidado abandono del agudo por el grave en las imprentas por influen- cia de los impresos en latín. Paredes, dejándose llevar por espíritu de cuerpo, rinde homenaje al también impresor Guillermo Foquel, de quien se reconoce deudor en la medida que tra- siega las doctrinas del prestigioso López de Velasco. En efecto, titula el tercer capítulo de su obra —el que atañe a la ortografía— remitiéndose a la autori- dad de tres profesionales de la estampación: «Explicación de Ortographia, según la doctrina de Felipe Mey en el Thesaurus verborum, y de Guillelmo Foquel en su Ortographia Castellana, y conforme à la corrección que estilava Gonçalo de Ayala». El escepticismo que Guillermo Foquel exhibía acerca de la necesidad de acentuar (cfr. arriba número ), lo vierte Paredes hacia el empleo de acentos graves o agudos, dispuesto «a seguir la opinion comun, aunque si me fuera pos- sible lo corrigiera». Doblando su distanciamiento hacia este modo de proceder, continúa así: Siguiendola [la opinión común] tambien Guillelmo Foquel en su Orthographia, empieça a tratar de los acentos con casi estas mismas palabras: Sirven los acentos en nuestra lengua Castellana de hazer las silabas largas, ò breves: los agudos de abreviar- las, los graves de alargarlas, advirtiendo, que para hazer la silaba breve, ha de estar el acento agudo al principio; y para hazerla larga el grave al fin, en esta manera (esta) ò (està) con acento agudo significa esta palabra alguna cosa que de presente se enseña; y con el grave, el sitio, y lugar donde està alguna cosa. Pero se posiciona en favor de la economía ortográfica, recomendando que, aunque algunos «ponen acento grave en Marquès, Francès, demàs, y otros à este genero que carecen de equivoco; y aunque es verdad que se pueden poner assi, por ser aquellas silabas largas [...], parecen no necessarios, porque si se dexa abierta la puerta a este modo de acentuar, no ay palabra que llegue à tener tres, ò mas silabas, que no tenga silabas largas que se pudieran acentuar». Otra aportación interesante de Víctor de Paredes es la ampliación de la rela- ción de monosílabos en que se justificaría un acento para evitar equívocos. Aunque ya había recomendado López de Velasco acentuar el quê interrogativo, Víctor de Paredes lo retoma y añade una recomendación generalpara los monosílabos mì, sì personales; màs, adverbio; y las vocales à y ò siempre que vayan sueltas, sea cual sea su valor gramatical (no faltan textos contemporáne- os que acentuaban la à con valor de preposición y/o de verbo), y recomen- dándolo expresamente cuando la ò se emplee como interjección: El acento que ponen en què preguntando, como Què quieres que haga? què reme- dio? es muy bien puesto: y tambien se podrà poner en mì, y en màs, y en sì, porque tienen estas silabas vnas vezes el sonido largo, y otras breve, como se reconoce en estas tres oraciones. No es para mì mi pena llevadera: No quiero yo màs, mas pagale à Pedro: Si tu no quieres mas, yo sì. La à sola con acento bien es ponersele, aunque siempre es breve, mas no por otra razon mas de estar sola. Lo mismo sucede con la ò sola: pero mas requiere el acento quando se pone para admiracion, como en estos casos: ò què portento! ò quan mara- villoso! fidel sebastián mediavilla BRAE, t. XCI • c. CCCIV • Institución, fol. v. Ibid. Ibid. Orthographia, pág. . Institución, fols. v-. En cuanto a los acentos circunflejos, «no se estilan en el Romance, aunque yo (si los tiene la fundicion) vso dellos en veia, oia, creia, y otros». Por la muestra, se ve que en los cajetines que utilizó para componer este tratado no disponía de ellos. Acabada esta primera parte de este trabajo, quedan precisas unas líneas maestras que todos los teorizadores reconocen: . No hay tradición de acentuar en la lengua española, por lo que los impre- sores se resisten a acentuar hasta bien entrada la segunda mitad del siglo XVI. . Si se está dispuesto a utilizar acentos gráficos, es preciso hacerlo en pala- bras que, cambiado el acento de una sílaba a otra, pudieran ofrecer significa- dos diferentes. . En la confusión de propuestas gramaticales y modelos literarios, la elec- ción de los tipos con tildes agudas, graves o circunflejas queda a la elección del personal de cada imprenta. Con estas nociones, nos vamos a acercar a las ediciones más antiguas de algunas de las obras maestras de nuestro Siglo de Oro, para describir el modo de acentuar que utilizaron, intentando descubrir sus móviles y extraer algunas conclusiones. III. LA ACENTUACIÓN EN LAS OBRAS MAESTRAS DEL SIGO DE ORO Los acentos, cuya teoría y cuya presencia en los textos de la Antigüedad griega y latina eran conocidos, estuvieron ausentes en los manuscritos medie- vales y habrá que esperar casi cien años desde el nacimiento de la imprenta para que se puedan ver acentos en los libros que salen de sus talleres en lengua romance. Los editores de los primeros incunables, en su afán de imitar los preciados códices medievales, procuraron imitarlos hasta en los mínimos detalles; por ello, BRAE, t. XCI • c. CCCIV • la acentuación en el siglo de oro:... Ibid., fol. . Para más amplias referencias sobre las ediciones que aquí se analizan, se pueden consultar mis monografías «Las primeras ediciones de La Celestina y su puntuación», Boletín de la Real Academia Española, tomo , cuaderno , , págs. -; «Puntuación (y fliación) del Lazarillo», Bulletin hispanique, vol. , n.º , , págs. -; «Mateo Alemán y la puntuación del Guzmán de Alfarache», Lectura y signo, n.º , , págs. -; La puntuación del Quijote ( y ), Vigo, Academia del Hispanismo, ; Fray Luis y Santa Teresa, imprentas y edi- tores, Vigo, Academia del Hispanismo, ; «Puntuación y stemma de La Celestina», Bulletin his- panique, vol. , n.º , , págs. -; y «Dos ortografías frente a frente en la obra de Malón de Chaide» (en prensa). las primeras letrerías que se fundieron en Europa fueron góticas: con letras góti- cas, con signos de puntuación góticos, y sin signos de acentuación. En España, sin embargo, por influjo de la imprenta italiana, los primerísimos incunables fueron compuestos en letra redonda romana, también sin acentos. Estos tipos de letra, romano y gótico, se extendieron hasta la mitad del siglo XVI, en que fueron desplazados por un nuevo tipo redondo que había introdu- cido y puesto de moda la prestigiosa tipografía veneciana de Aldo Manuzio. Con la letra aldina se introdujeron unos nuevos signos de puntuación (vírgula curva, paréntesis curvo, interrogante vertical, y el novedoso semicolon o punto y coma) y las vocales acentuadas. De las ediciones más antiguas de las obras maestras de nuestra literatura aurisecular, ni las de La Celestina ni las del Lazarillo traen acento alguno. En cuanto a La Celestina, tanto las tres ediciones de la Comedia de dieciséis actos (las que llevan fecha de , y ) como las de la Tragicomedia de veintiuno impresas a partir de y hasta están estampadas en letra gótica y no traen, naturalmente, ningún acento. Por lo que respecta a las cuatro ediciones conocidas del Lazarillo de , ni las tres que están impresas en letra gótica (Burgos, Alcalá y Medina del Campo), ni la que trae letra redonda (Amberes) presentan ninguna tilde, en obediencia al arquetipo que les es común. En cambio, la primera edición que se llevó a cabo después de que el libro hubiera sido condenado por el Catálogo de libros prohibidos de Valdés en ; es decir, el Lazarillo castigado, censurado, corregido, y editado por el humanis- ta Juan López de Velasco, se presentará como un dechado de primorosa acen- tuación, de acuerdo con unas normas precisas que el propio editor daría a la publicidad años más tarde en su Orthographia de . . Lazarillo castigado, Joan López de Velasco llevó a cabo una profunda labor de edición de un Lazarillo libre de los pasajes problemáticos, a partir de uno o varios ejempla- res de la edición de Amberes de . Con gran libertad de espíritu, corrigió lo fidel sebastián mediavilla BRAE, t. XCI • c. CCCIV • Véase el texto y la selección de láminas del volumen de Romero de Lecea et alii, Historia de la imprenta hispana, Madrid, Editora Nacional, . Cathalogus librorum qui prohibentur, Valladolid, en la imprenta de Sebastián Martínez. Lazarillo de Tormes castigado, Madrid, Pierres Cosin, . Cito por el ejemplar de la Bilbioteca Nacional de Madrid R/. Para más amplia noticia de esta edición, véase mi estu- dio «Puntuación (y filiación) del Lazarillo» ya citado. que estimó conveniente, también por lo que respecta a ortografía y puntuación, e incorporó a la obra una acentuación meticulosa de acuerdo con unos crite- rios muy personales que encontramos primero ejecutados y después justificados en la Orthographia y pronunciacion castellana, publicada en Burgos en . La proporción de acentos en el Lazarillo castigado es de uno por cada , palabras; con mucho, la más alta de los impresos que se analizan en este estu- dio. Utiliza acentos agudos y esdrújulos según las siguientes pautas: . Acentúa todas y solo aquellas palabras que pudieran inducir al equívoco. Según sus palabras en la Orthographia: «serâ la regla, para el que quisiere vsar des- ta curiosidad, y entender quales tienen necessidad desto, trocarles el accento en las sylabas: y quando puesto en las otras donde no le tienen sinificaren algo, señalarsele en la que huuiere menester». . Las palabras llanas y esdrújulas que, según este criterio deban ser acen- tuadas, llevarán acento agudo, y las agudas esdrújulo. Así, por ejemplo, lee- mos en el Lazarillo castigado: Pues siendo yo niño de ocho años, achacaron a mi padre ciertas sangrias mal hechas en los costales de los que alli a moler venian. Por lo qual fue preso y confessô, y no nego, y padecio persecucion por justicia. Espéro en Dios, que estâ en la gloria pues el euangelio los lláma bienauenturados. En éste tiempo se hizo cierta armada contra Moros, entre los quales fue mi padre, que a la sazon estaua desterrado por el desastre ya dicho, con cargo de azemilero de vn cauallero que alla fue, y con su señor como leal criado fenecio su vida (:). He escogido un párrafo un poco más largode lo necesario para que se pue- da apreciar el buen sentido gramatical (y la encomiable vigilancia sobre la obra de los impresores) que mantuvo López de Velasco en la edición de sus obras. Efectivamente, de acuerdo con los criterios establecidos, no acentúa ni una más ni una menos de las que corresponde: por cuanto existen las posibilidades ‘espé- ro/esperô, estâ/ésta, lláma/llamâ (imperativo), éste/estê’ las acentúa; en cambio no lo hace con la forma verbal aguda nego, por cuanto no ofrece duda de pro- nunciación: la correspondiente primera persona, en castellano, se pronuncia y se escribe con diptongo (‘niego’). . No acentúa la preposición a, ni la forma verbal ha, que escribe siempre con h: BRAE, t. XCI • c. CCCIV • la acentuación en el siglo de oro:... Véase arriba II. . López de Velasco, Ortografia, pág. . Cfr. ibid., pág. . Los pasajes que sirven de ejemplo se citarán con expresión de página (o folio) y línea de comienzo: : vale pág. , línea . Lazaro mira, mira que persecucion ha venido aquesta noche por nuestro pan. Yo hizeme muy marauillado, preguntandole, que seria, que ha de ser? dixo el, ratones que no dexan cosa a vida, pusimonos a comer, y quiso Dios que aun en esto me fue bien, que me cupo mas pan, que la lazeria que me solia dar, porque rayô con vn cuchillo todo lo que penso ser ratonado, diziendo. Cómete esso qu’el raton cosa limpia es (:). . No acentúa nunca la conjunción o ni la admiración de la misma grafía: Plega a Dios que no me muerda (dezia yo) que harto miedo le tengo, d’esta mane- ra andaua tan eleuado, y leuantado d’el sueño, que mi fe la culebra, o el culebro (por mejor dezir) no osaua roer de noche, ni leuantarse al arca, mas de dia mientra estaua en la yglesia, o por el lugar hazia mis saltos los quales daños viendo el, y el poco reme- dio que les podia poner, andaua de noche (como digo) hecho trasgo (:). Predica muy bien el Presentado, y es hombre que dessea mucho el prouecho de las animas, mas pregunten a su merced si le pesa quando le dizen, o que marauillosamente lo ha hecho vuestra reuerencia (:). Y el respondio riendo, o hideputa ruyn (:). O gran Dios, quien estuuiera aqella hora sepultado, que muerto ya lo estaua (v:). . Tilda con circunflejo los monosílabos dâ, yâ, fê, sê (de ‘saber’), quê inte- rrogante, vê (de ‘ver’), dê (de ‘dar’): Mas dâ el duro qu’el desnudo (:). Yâ quando assienta hombre con vn señor de titulo, todavia pássa su lazeria, pues por ventura, no ay en mi habilidad para seruir y contentar a estos (:). Y ella me encomendo a el, diziendole como era hijo de vn buen hombre: el qual por ensalçar la fê, hauia muerto en la de los Gelues, y que ella confiaua en Dios, no saldria peor hombre que mi padre (:). Yo fuy a ver a mi madre, y ambos llorando, me dio su bendicion, y dixo: hijo ya sê que no te vere mas: procúra de ser bueno, y Dios te guie (:). Y sonriendose dezia. Quê te parece Lazaro, lo que te enfermô, te sana y da salud, y otros donayres, que a mi gusto no lo eran (:). Digote Lazaro, que tienes en comer la mejor gracia que en mi vida vi a hombre, y que nadie te lo vê hazer que no le pongas gana aunque no la tenga (:). Hago la negra y dura cama y tomo el jarro, y doy comigo en el rio, donde en vna huerta vi a mi ámo en gran requesta con dos reboçadas mugeres, al parecer de las que en aquel lugar no hazen fálta, antes muchas tienen por estylo de yrse a las mañanicas del verano a refrescar y almorzar sin lleuar quê, por aquellas frescas riberas, con con- fiança que no ha de faltar quien se lo dê (:). . Distingue tû pronombre personal del posesivo tu: partillo hemos desta manera, tû picarâs vna vez, y yo otra, con tal que me prometas, no tomar cada vez mas de vna vua, yo harê lo mismo hasta que lo acabemos, y desta suerte no aura engáño (v:). fidel sebastián mediavilla BRAE, t. XCI • c. CCCIV • A lo menos Lazaro , eres en mas cárgo al vino, que a tu padre, porqu’el vna vez te engendrô, mas el vino mil te ha dado la vida (:). . De los Nombres de Cristo, Fray Luis de León publicó por primera vez De los Nombres de Cristo el año , en Salamanca, en la imprenta de Juan Fernández. Fray Luis, que era muy cuidadoso en la redacción de sus manuscritos, con- siguió que estos fueran impresos de acuerdo con sus criterios de puntuación, aunque no tuvo más remedio que ceder en otros aspectos de la ortografía de que se ocuparon las diversas imprentas donde se compusieron y estamparon sus obras. Por cuanto se refiere a la acentuación, podemos asegurar que fray Luis no usaba acentos en sus manuscritos, por lo que, si aparece alguno en sus impre- sos, es preciso atribuirlo al personal de la imprenta. En concreto, de la edición príncipe de De los Nombres de Cristo se podría decir que no viene acentuada, a no ser por la presencia ocasional de algunos escasos acentos: uno por cada palabras en nuestra cala de . palabras; en concreto graves y uno circunflejo, por supuesto en palabras y contextos donde muchísimas otras veces la palabra aparece sin acentuar. La relación de palabras acentuadas son las siguientes: . La preposición à, veces. . La interjección ò, vez. . Formas verbales: vez morarà, ordenò, peregrinò, . Una vez, de modo inusitado, el acento circunflejo en la palabra litêra (se supone que para no confundirla con la latina ‘littera’), en el pasaje: Y lo de la litêra que Salomon hizo, y la pintura de sus riquezas, y obra, es imagen de la obra del arca y del sanctuario, que en aquel mismo lugar y camino ordenò para regalo de aquesta su esposa (v:). Con un vecino acento en ordenò. Otros lugares, con algunos de los acentos mencionados, son los que siguen: Y porque las escriuio para este fin, que es vniuersal, tambien es manifiesto que pre- tendio que el vso dellas fuesse comun à todos (v:). BRAE, t. XCI • c. CCCIV • la acentuación en el siglo de oro:... Citaré por el ejemplar de la Biblioteca Menéndez Pelayo, de Santander, signatura . (olim R-VI--). Y si la mi viña, esto es, la mi buena dicha primera no la supe guardar, como sepa yo agora adonde, ò esposo, sesteas, y como tengo noticia y fauor para yr a los lugares bienauenturados adonde esta de tu rebaño su pasto, yo quedare mejorada (:). La proximidad de los escasísimos acentos que aparecen saltándose la pauta ortográfica de la edición, que no los contempla, nos están hablando de la acción de un cajista, o componedor, que actúa por propia iniciativa, dejándo- se llevar por algo que ha leído en una ortografía o ha visto impreso en libros que le merecen consideración. La segunda edición salmantina de la obra, que se llevó a cabo en casa de los herederos de Matías Gast en , elimina los acentos que ocasionalmen- te se encuentran en la princeps, aunque, por copiar de un impreso anterior, no puede evitar que el cajista del momento transmita alguno de aquellos acentos —por otra parte, aceptables según un sentir que se iba generalizando—. Es el caso de una preposición a, junto a otras que elimina en el pasaje siguiente: Y porque las escriuio para este fin, que es vniuersal, tambien es manifiesto que pre- tendio, que el vso dellas fuesse comun a todos, y assi quanto es de su parte lo hizo: porque las compuso con palabras llanissimas, y en lengua que era vulgar a aquellos à quien las dio primero (v:). Donde elimina el acento en tres de las ocasiones en que la princeps lo traía, y recoge un cuarto. Y un morarà en: ansi que lo que toca al verso, que deste psalmo alega el papel, para entender que el monte de quien el verso habla es Iesu Christo, basta ver lo que luego se sigue, que es, Monte en el qual le aplazio a Dios morar en el, y cierto morarà en el eterna- mente (v:). La tercera edición en Salamanca, en el taller de Guillermo Foquel (), compuesta a la vista de la anterior, elimina con ella los acentos extravagantes, aunque arrastra alguno de los que pasaron a la segunda edición,como este de la Dedicatoria: Y porque las escriuio para este fin, que es vniuersal, tambien es manifiesto que pre- tendio, que el vso dellas fuesse comun a todos, y assi quanto es de su parte lo hizo: porque las compuso con palabras llanissimas, y en lengua que era vulgar a aquellos à quien las dio primero (: v:). fidel sebastián mediavilla BRAE, t. XCI • c. CCCIV • Citaré por el ejemplar () (), olim R-IX-- de la Biblioteca Menéndez Pelayo. Citaré por el ejemplar R/() de la Biblioteca Nacional de Madrid. Eliminando acentos de la primera edición y algún otro que se había trans- mitido a la segunda —dejando algún solitario testimonio de tilde—, ninguna de las dos ediciones autorizadas que siguen a la primera añaden por su cuenta ninguna tilde. . Los libros de la Madre Teresa de Jesús, La imprenta de Guillermo Foquel, a quien, según se ha visto más arriba, la acentuación le traía más bien sin cuidado, imprimió la obra de Santa Teresa, preparada por fray Luis de León, sin acentos... hasta cierto punto, puesto que de tanto en tanto se encuentra en el texto la huella de un cajista que por pro- pia iniciativa insertaba una vocal acentuada de acuerdo con prácticas más o menos comunes a esas alturas en otros talleres de estampación. En una cala de . palabras que incluyen páginas aleatorias de las tres obras que contiene el volumen (Vida, Camino de perfección y Moradas), tan solo se encuentra cinco acentos graves, todos ellos sobre la última vocal de la forma verbal està: Consideremos aora que esta agua postrera que hemos dicho, es tan copiosa, que si no es por no lo consentir la tierra, podemos creer que se està con nosotros esta nuue de la gran Magestad aca en esta tierra (Vida, :). Nótese la proximidad de varios demostrativos en la forma esta que despiertan la sensibilidad del cajista que le lleva a distinguir con acento la forma verbal que se podría confundir con ellas. Otras me acordaua de lo que dize sant Pablo que està crucificado al mundo, no digo yo que sea esto ansi, que ya lo veo, mas pareceme que esta ansi el alma, que ni del cielo le viene consuelo, ni està en el, ni de la tierra le quiere, ni està en ella, sino como crucificada entre el cielo y la tierra (Vida, :). Cuatro veces se repite la misma forma verbal, y tres veces la acentúa el cajista, descuidando hacerlo en la cuarta, quizás porque en una lectura de copista (medio distraída) la tomara por demostrativo. El acento localizado en las Moradas puede venir inducido por la proximidad de un demostrativo este: BRAE, t. XCI • c. CCCIV • la acentuación en el siglo de oro:... Los libros de la Madre Teresa de Jesús, fundadora de los monesterios de las monjas y frayles Carmelitas descalços de la primera regla, en Salamanca por Guillermo Foquel, . Citaré por el ejemplar R/ de la Biblioteca Pública de Girona. Y osare affirmar que si verdaderamente es vnion de Dios, que no puede entrar el demonio, ni hazer ningun daño, porque està su Magestad junto y uñido con la essen- cia del alma, que no osara llegar, ni aun deue entender este secreto, si esta claro que no entiende nuestro pensamiento, menos entendera cosa tan secreta (Moradas, :). Aunque deje de acentuar la misma forma verbal que se repite una línea más abajo. Esta irregularidad de unos cuantos acentos en una obra, cuyo diseño orto- gráfico los ignora, proporciona un dato más del desaliño ortográfico de esta famosa edición, y confirma la nula atención que prestó el denominado ‘editor’, fray Luis de León a la ortografía de los libros de Santa Teresa que el capítulo carmelitano le encomendó llevar a la imprenta. . La conversión de la Magdalena, Pedro Malón de Chaide quiso que su obra saliera impresa según su propias ideas ortográficas, en buena medida contrarias a lo que se usaba en las impren- tas. En el Prólogo de La conversión de la Magdalena se queja de que, habien- do él descuidado la supervisión del trabajo editorial, advirtió, cuando ya se había impreso buena parte del libro, que se habían cambiado sus grafías por las acostumbradas. Lo restante del libro se quiso realizar obedeciendo al autor, pero los primeros pliegos de esta última parte salieron impresos con una mezcla de las dos ortografías contradictorias. En las páginas en que el autor trata de los criterios ortográficos que propo- ne y practica, no habla de acentos, pero hace demostración de su criterio con la práctica: El no poderme hallar presente a alguna parte de la impression, i cuando lleguè, ver que ya se avian proseguido muchos pliegos con los caractères, que de ordinario se sue- len escrevir los terminos i palabras castellanas me hizo no poder bolver a emendar lo ya tirado. I tambien, porque como los Impressores tenian largo curso de componer a lo antiguo, i como sea difficultoso dexar una larga costumbre, aunque yo procurava que compusiessen como yo queria i escrevia, no podian estar tan advertidos, que no se bol- fidel sebastián mediavilla BRAE, t. XCI • c. CCCIV • Véanse más pruebas al respecto en Fray Luis y Santa Teresa, imprentas y editores, ya citado. Libro de la conversion de la Madalena en que se esponen los tres estados que tuvo de pecado- ra, i de penitente, i de gracia [...], en Barcelona, en casa de Hubert Gotard, . Citaré por el ejemplar XVI- de la Biblioteca de la Universidad de Barcelona. De todo ello he tratado con extensión en «Dos ortografías frente a frente en la obra de Malón de Chaide» (en prensa). viessen muchas vezes a lo antiguo i acostumbrado. La razon del escrevir assi es; porque confiesso que nuestros Españoles an estado en una inorancia mamada en la leche a cer- ca de las letras con que se à de escrevir, i yo è sido uno de los engañados en esto, has- ta que è visto algunos libros impressos con los caracteres proprios (***:). Los criterios que se siguen en la obra, por lo tanto, son distintos en la par- te compuesta según la voluntad del autor, de una parte; los que siguen el buen entender de la imprenta, en segundo lugar; y un tercer modo de actuar en las primeras formas que se compusieron después del aviso de Malón, en que los cajistas trabajaron a partir de un original de imprenta corregido aprisa y corriendo, y con mezcla de las dos ortografías. Por tanto, vamos a considerarlos por separado. a. Fomas compuestas según la ortografía de la imprenta En las formas compuestas según la ortografía de la imprenta no se halla nin- gún acento. b. Formas compuestas según la ortografía del autor Por el contrario, en las formas en que se aplica la ortografía del autor se encuentran acentos en la proporción de uno por cada , palabras, siguien- do las siguientes pautas: . El tipo que se utiliza es el acento grave, aunque no falta alguna aparición muy ocasional de un acento agudo o circunflejo, sin valor opositivo. La pro- porción de acentos graves es del , %. . Utiliza el acento, como todos los que cuidan este aspecto de la escritura, para distinguir una palabra que podría significar algo distinto con otra acen- tuación. No acentúa las dos (o tres) opciones como solo hizo López de Velasco, sino que, como los demás, acentúa la forma que considera marcada: en los ver- bos, prima la acentuación de los indefinidos en –ò: Y quien sera tan desatinado, que ponga nota en el gran Profeta Geremias el llora- dor de los duelos de Israel, porque hizo endechas i canciones tristes a la muerte del glorioso Rei Iosias, como parece en el cap. . del segundo del Paralipomenon, i mandò que los musicos i cantoras las cantassen en todo el pueblo (*:). Y aun añade la escritura que quedò como lei en Israel el cantar sus lamentables sonetos (*v:). BRAE, t. XCI • c. CCCIV • la acentuación en el siglo de oro:... Cfr. ibid. Sin que falten ocasiones en que considere como forma marcada la contra- ria. Precisamente, la continuación del pasaje anterior comienza con un dèxo por oposición a ‘dexò’: Dèxo las lamentaciones que compuso cuando la destrucionde Ierusalen hecha por Nabucodonosor, i otras muchas cosas quel Espiritu santo ditò en la Escritura en verso (*v:). Acentuación llana en un presente que podría ser, con otro acento, indefinido. El mismo comportamiento observa en el siguiente lugar, con acento en pala- bra llana: Càllo a los claros poetas Cristianos Prudencio, Sedulio, Teodulfo, Fortunato, Paulo diacono Cardenal, i a Elpis muger del martir Severino Boecio (**:). . La ortografía de Malón se distingue y se separa de una cierta tra- dición, acentuando la forma verbal à en lugar de la preposición, que escribe siempre sin tilde, al contrario de lo que se postula en las orto- grafías y se ve en los libros de su época: Que à de hazer la donzellita, que a pena sabe andar, i ya trae una Diana en la fal- driquera? (**v:). . Igualmente, acentúa la primera persona del mismo verbo, que podría confundirse con la conjunción copulativa: È querido demas de la carta que precede, donde digo algo de este mi intento, ante- poner este prologo a la obra (**v:). Excepcionalmente, aparece dos veces la forma verbal é con acento agudo: Digo pues, que para solo desempalagar el gusto cansado de la prossa é encaxado cosillas de verso (*v:). Es pues la orden que se divide en cuatro partes: porque puesto que siguiendo la cuenta del Evangelio bastavan solas tres, conforme a los tres estados que de la Madalena nos pinta, que el primero es de pecadora, el segundo de penitente, el tercero de gracia i amistad de Dios: con todo esso yo é antepuesto otra parte a estas tres, que es el pri- mer estado del alma antes del pecado (**:). No faltan, sin embargo, excepciones que, como no podía ser de otra forma, se escaparan al vigilante más avisado, como en: fidel sebastián mediavilla BRAE, t. XCI • c. CCCIV • Yo señora las e querido traer aqui por responder con ellas a los que les podria pare- cer de mis borrones i niñerias, lo que a aquellos por quien se escusa San Geronimo (*v:), y otros. . De ordinario, escribe la conjunción o sin acento; en algunas ocasiones (acumuladas en pocas líneas) con él: I la razon es, que ò aquella mente es el mismo Dios, ò no? Si lo es? siendo el mis- mo Dios siempre es perfetissima. I es desatino dezir que se perficiona, i que le prece- de la essencia imperfeta ò informe. Si no es el mismo Dios (como no lo es segun ellos) ò es el alma del mundo que ellos llaman, la cual dizen que vivifica toda esta maquina inmensa de los Cielos i elementos, sol, estrellas i lo demas (:). . Escribe siempre vè (de ‘ver’) con una sola e con acento grave. Como confirmación de que el acento corresponde al estilo del autor, pode- mos aducir el testimonio de la breve carta autógrafa que se conserva en el Archivo Municipal de Tudela, donde se lee la forma verbal descontarà acentua- da —con acento grave— para señalar su valor de futuro y evitar confusión con el imperfecto de subjuntivo: Yo acudire al tiempo que no haga falta, aunque para venir sin cuidado (si fuesse possible) aviendo en esa cibdad recado recibiria merced que para la septuagesima vues- tras mercedes mandassen embiarme un criado i una mula, que de la limosna de la cua- resma se descontarà. Valioso testimonio de los rasgos más sobresalientes de la ortografía peculiar de Malón de Chaide, y también de su modo de usar los signos auxiliares: acen- to para aclarar el sentido de una voz o el tiempo de un verbo, punto y coma donde los más ponían dos puntos, y paréntesis donde sería suficiente un par de comas. c. Formas compuestas con mezcla de dos criterios En los pliegos de transición, donde se intentó sobreponer la ortografía exi- gida por el autor enojado a la copia en limpio, la densidad de acentos es mayor, precisamente por mezclarse ambos criterios en la buena pero indocta voluntad BRAE, t. XCI • c. CCCIV • la acentuación en el siglo de oro:... Javier Clemente Hernández la dio a conocer y reprodujo en Vida y obra de Pedro Malón, Tudela, Centro Cultural Castel Ruiz, , págs. -. de agradar de los operarios. Así, por ejemplo, se inserta tilde en la forma ver- bal à, como quería el autor, pero se dejan llevar por la costumbre extendida de acentuar precisamente la à preposición, de manera que en nuestra cala de . palabras, la parte de transición acentúa las veces en que aparece la forma ver- bal à, y, otras la preposición, mientras deja sin acentuarla en otras . Sirva, para muestra, la siguiente, donde se ejemplifican suficientemente la mezcla de criterios y el desconcierto: Ay, que yo me consolare sobre mis enemigos. I declarandose que llama consolarse, añide, yo me uengare dellos. I la razon de llamar consuelo a la vengança es, porque parece que el que se uenga queda contento, y descansado, y tiene à manera de con- suelo aquel dezir, è buelto por mi onrra, è satisfecho mi injuria. Por esto pues la Madalena en uiendo su mal estado se parte para donde esta el Señor. Pero dezime Madalena, no sera bueno que aguardeis a que el Señor salga del combite? que no es buena sazon de derramar lagrimas entre los manjares, ni es bien aguarles el contento con vuestro llanto. Ay de mi dize Maria, que cada momento de tardança me es à mi mil años de infierno. Se que las è con Dios i no con algun ombre. No se me impor- tunara con mi penitencia, el que no se à cansado con mi malicia. Tiene aquel mi ama- do à quien yo uoy otra mas sabrosa comida, que la que le da el Fariseo, que es hazer la voluntad de su padre (:). . Guzmán de Alfarache, No está en lo cierto la Ortografía de la Real Academia, de , cuando afir- ma que «las primeras ediciones de obras como el Guzmán de Alfarache, de Mateo Alemán () [...] no emplean ningún recurso gráfico para señalar el acento». Al contrario, la princeps del Guzmán lo hace de una manera y en una pro- porción parecida a la de la obra de Malón de Chaide en la parte en que este pudo imponer su ortografía particular. En nuestra cala de . palabras en páginas seleccionadas aleatoriamente, la proporción de palabra acentuadas es de una por cada en esa primera edi- ción que se llevó a cabo, bajo la supervisión del autor, en la imprenta madri- leña de Várez de Castro, en . La acentuación de esta edición sigue las pautas siguientes: fidel sebastián mediavilla BRAE, t. XCI • c. CCCIV • Téngase en cuenta el hábito de los cajistas de componer e imprimir tantísimas veces la preposición à en los textos latinos, tal como prescribe el Calepino (Basilea, ): «A autem prae- positio sine aspiratione, & graui accentu scribitur» (s.v. ‘A’). RAE, Ortografía, , pág. . Citaré por el ejemplar R/ de la Biblioteca Nacional. . Utiliza exclusivamente acentos graves. . Señala con tilde la opción que considera como forma marcada, cuando una diferente acentuación daría lugar a significados diferentes. Así, en formas verbales ambiguas (si faltara la acentuación), a veces acentúa la forma llana: que me oluidaua de cerrar vn portillo, por donde me entràra qualquier terminista, acu- sando de mal Latin (:). Porque en lo mas (engañando a la vista por no hazer del natural diferencia) cegà- ra de improuiso qualquiera descuydado entendimiento (v:). Otras veces acentúa la forma aguda, según el sentido crítico le sugiera por dónde podría venir a ser engañado con más facilidad el lector, o para marcar la oposición con la otra forma que se lee muy próxima, como aquí: esta carne como està tan tiessa, y de mal sabor, que no ay quien hinque los dientes en ella? (:). . El sistema ortográfico del Guzmán no contempla acentuar la preposición à, por cuanto no se puede confundir con ningún otro valor: la forma verbal con que se podría confundir la escribe siempre con h: Quien lo ha con vos hermano, ni os pregunta los años que aueys? Ay aranzel en la posada que ponga tassa, de que, y quanto se ha de reyr el huesped que tuuiere gana? o ha de pagar algun derecho, que estè impuesto sobre ello? Dexad a cada vno que llo- re, o ria, y cobrad lo que os deuiere (:).. Tampoco acentúa la conjunción o: Yo asseguro, segun oy ay en el mundo censores, que no les falten coronistas, y no es de marauillar, que aun esta pequeña sombra querras della inferir, que les cortò de tijera, y temerariamente me daras mil atributos: que serà el menor dellos tonto, o necio (v:). Las ediciones correctoras de Madrid y Sevilla conservan los acen- tos de la primera y añaden alguno más en la misma línea que los anteriores. La tercera edición corregida y autorizada por Alemán, la de , aumenta la densidad de acentos a uno por cada palabras. Una curiosidad constituyen tres acentos circunflejos que utiliza la edición de a modo de diéresis para marcar un hiato donde las dos primeras edicio- nes lo habían resuelto con una h: creî, traîan: BRAE, t. XCI • c. CCCIV • la acentuación en el siglo de oro:... Citaré por el ejemplar Y- de la Bibliothèque National de France. Aqui parò con el resuello, y no hizo poco, segun lleuaua el trote, creî teniamos labor cortada para sobre cena, pero acabò con esto, dandonos para postre de la nues- tra, vnas azeytunas gordales, como nuezes (v:). Pero hallaron los mas apercebidos que la noche passada, porque aquesta ya traîan buenas cotas, cascos azerados, y rodelas fuertes (:). Con esto creî que pues era, como dizen el pan de mi compadre y el duelo ageno, que no tenia yo menos colmillos para ganar esta indulgencia (:). Esta solución debía de tener algún fundamento teórico o práctico, pues Alonso Víctor de Paredes afirmaba que, cuando disponía del tipo correspon- diente, acentuaba con circunflejo palabras como veia, oia, creia, y otras (cfr. arriba II, ). En los lugares correspondientes, la primera edición escribía crehi (: y :), y trahia (:). . Primera parte del Quijote, Es sobradamente conocida la imperfección material con que se editó por primera vez El ingenioso hidalgo en la imprenta de Juan de la Cuesta. El mis- mo desaliño que observamos en su día en la puntuación, podemos testimo- niar ahora respecto a la acentuación. Tanto la edición príncipe de la Primera parte como la de la Segunda del Quijote son textos acentuados de acuerdo con las pautas más comunes entre los impresores; eso sí, con incoherencias e inconstancias, con abundantes descuidos y errores. La proporción de acentos del Quijote de no es baja: uno por cada palabras. Las notas características de su acentuación son las siguientes: . El designio del corrector de imprenta para la ortografía del libro es acen- tuar —cuando sea conveniente— con acentos graves, que era lo más común en su momento; aunque, por descuido de cajista, se podrán encontrar entre las páginas del mismo un % de acentos agudos y un % de circunflejos. Véanse, a modo de demostración, estos dos pasajes donde sorprende la diversidad de grafías: Y assi despues de muchos nombres que formò, borrò, y quitô, añadio, deshizo, y tornò a hazer en su memoria, e imaginacion (v:). El se encerrò en vn aposento, y por los agujeros de la cerradura estuuo mirando, y escuchando lo que los dos tratauan, y vio que en mas de media hora Lotario no hablò palabra a Camila, ni se la hablára, si alli estuuiera un siglo (:). fidel sebastián mediavilla BRAE, t. XCI • c. CCCIV • Abundante información sobre ello aporto en La puntuación del Quijote ( y ). Cito por el ejemplar R/ de la Real Academia Española. Todas estas disidencias, es decir, los acentos agudos o circunflejos, fueron enmendadas en la segunda edición del mismo año , dentro de la profun- da corrección del texto que se llevó a cabo no sin la intervención muy com- prometida del propio autor. En concreto, todos los acentos agudos o circunfle- jos fueron sustituidos por los graves que cabía esperar de acuerdo con la ortografía general de la obra. . Se aplica regularmente la tilde para distinguir aquellas palabras en que, cambiado el acento de lugar, tendrían significado distinto: la mayoría, natural- mente, son formas verbales, pero no las únicas: Con estas vozes, y con esta inquietud, caminè lo que quedaua de aquella noche, y di al amanecer en vna entrada destas sierras, por las quales caminè otros tres dias, sin senda ni camino alguno, hasta que vine a parar a vnos prados, que no se a que mano destas montañas caen, y alli preguntè a vnos ganaderos, que hàzia donde era lo mas aspero destas sierras. Dixeronme, que hàzia esta parte (v:). . Escribe con h la forma verbal ha, por lo que no se ve en la necesidad de acentuar la preposición del mismo sonido, a. Lo cual no quiere decir que excepcionalmente un cajista —en una misma forma— se sienta impulsado a marcar una sinalefa (¿o a deshacerla?) mediante un acento en los siguientes pasajes (únicos en nuestra cala, frente a otras cons- trucciones similares sin acento): nunca en aquel instante de acometella se acuerdan de encomendarse a Dios, como cada Christiano està obligado à hazer en peligros semejantes (:). Su hermosura sobrehumana, pues en ella se vienen à hazer verdaderos todos los impossibles (:). Frente a la forma habitual: despues de muchos nombres que formò, borrò, y quitô, añadio, deshizo, y tornò a hazer en su memoria, e imaginacion (v:), y construcciones semejantes, siempre sin acento. Nótese arriba (v:) la distin- ción que se hace entre las formas verbales cuya diferente acentuación produci- ría otras palabras con significado propio (formò, borrò, quitô) de aquella otra, también con la tónica en la última sílaba, con la misma terminación que las anteriores, añadio, que no lleva tilde porque no ofrece más posibilidades signi- ficativas si se le cambiara el acento tónico. . La conjunción copulativa è, alternativa de y cuando antecede a palabra que comienza por vocal i, se acentúa siempre que aparece en este Primera par- te del Quijote: BRAE, t. XCI • c. CCCIV • la acentuación en el siglo de oro:... despues de muchos nombres que formò, borrò, y quitô, añadio, deshizo, y tornò a hazer en su memoria, è imaginacion: al fin le vino a llamar Rozinante (v:). Venida la noche, cenara con el Rey, Reyna, è Infanta, donde nunca quitarà los ojos della, mirandola a furto de los circunstantes, y ella hara lo mesmo, con la mesma saga- cidad, porque como tengo dicho, es muy discreta donzella (v:). Verdaderamente si bien se considera, señores mios, grandes è inauditas cosas ven, los que professan la orden de la andante caualleria (:). y contò punto por punto sus galas, y preseas, y hallò que los vestidos eran tres de dife- rentes colores, con sus ligas y medias, pero el hazia tantos guisados, è inuenciones dellas, que si no se los contaran huuiera quien jurara que auia hecho muestra de mas de diez pares de vestidos, y de mas de veinte plumajes (v:). . La conjunción o no lleva nunca acento: Quieren dezir, que tenia el sobrenombre de Quixada, o Quesada, que en esto ay alguna diferencia en los autores que deste caso escriuen (v:). . Las interjecciones a y o quedan ordinariamente sin ningún rasgo que las distinga de la parecida preposición o conjunción: O quien se atreuiera a salir entonces, diziendo a vozes: A Luscinda, Luscinda, mira lo que hazes, considera lo que me deues, mira que eres mia, y que no puedes ser de otro (:). Esta es, o señores, la amarga historia de mi desgracia (v:). Aunque en otro lugar escribe una interjección ha con hache, y —para dife- renciarla de la forma verbal parecida— con acento: Hà, dixo Anselmo: Lotario, Lotario, y quan mal correspondes a lo que me deues, y a lo mucho que de ti confio (:). . No acentúa otros monosílabos ambiguos que los impresores suelen acen- tuar y los teóricos aconsejar: A lo qual, respondio muestro don Quixote: Señor, una golondrina sola no haze Verano. Quanto mas, que yo se que de secreto estaua esse cauallero muy bien enamo- rado (v:). Yo no podre afirmar, si la dulce mi enemiga, gusta, o no, de que el mundo sepa que yo la siruo, solo se dezir (respondiendo a lo que con
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